EL NÁCAR EN PALESTINA
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a más difundida explicación24 del arte de la talla del nácar en Palestina, se remonta al tiempo de la primera Cruzada; ella a
su vez inserta en la costumbre del fervoroso y virtuoso peregrinaje a Tierra Santa25. El desarrollo de la mencionada labor artesanal coincide con la instalación de los cruzados en aquellas tierras, cuando Godofredo de Bouillon acepta el título de protector del Santo Sepulcro página anterior
(1099)26; un año después, su hermano Balduino I de Boulogne, nom-
1. Maqueta del Santo Sepulcro taraceada y revestida de nácar (s. XVII); 45 x 57.5 x 62.5 cm. Studium Biblicum Franciscanum Museum, Jerusalén.
brado rey de Jerusalén, asegura y consolida la dominación militar de los latinos en Palestina, y queda claro que su asentamiento en la «ori-
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ginal colonia» tendrá carácter definitivo27. Por consiguiente, el siglo
2. Foceifizas (s. XII) del clerestorio, basílica de la Natividad (Belén, Palestina). Llaman la atención las numerosas teselas de nácar en los fragmentos conservados.
XII marcará el comienzo del arte del nácar en Palestina, y su principal motivación será religiosa. Los conquistadores occidentales asumen la posición de defensores de los Santos Lugares; el histórico acuerdo entre Felipe II Augusto y Ricardo I Corazón de León, de repartirse el botín de la conquista, se caracterizó –en su etapa inicial– por numerosos incumplimientos; la verdadera negociación entre ellos se firmó el 2 de septiembre de 1192, cuando Saladino I concede, por un trienio, el libre acceso de los peregrinos cristianos al Santo Sepulcro28. Así se pudo mantener en Occidente la tradición, fuertemente arraigada desde la Antigüedad, del «sagrado éxodo» de europeos a Tierra Santa. Recordemos el constante y habitual estímulo de la Iglesia a las «mentalidades colectivas» con el que lograba, cada vez más, empujar masas considerables de personas, en pos de penitencia y de regeneración 24 Menos difundida es la versión que señala como inicio de ese arte ejemplos que se encontrarían en la basílica de la Natividad construida (326-333), sobre la Gruta del Nacimiento, por mandato de la emperatriz-madre Santa Helena, luego de su visita a Palestina (324) y del Concilio de Nicea (325), congreso que decide destinar fondos para edificar la basílica. En ella se habrían elaborado los primeros mosaicos paleocristianos incrustados con nácar o que recreaban perlas. 25 Las peregrinaciones, como solemos denominar a ese especial movimiento migratorio a los Santos Lugares, se remontan a los primeros tiempos de la cristiandad recién legalizada (313); prueba de ello, es la existencia de numerosos monasterios y hospicios localizados desde Constantinopla hasta Palestina. 26 El Patriarcado Latino fue fundado inmediatamente después de la toma de Jerusalén, el 15 de julio de 1099. Sobre el tema ampliar en Pierre Médebielle, La diocesi del Patriarcato Latino di Gerusalemme, Gerusalemme, 1963, pp. 19 y ss. 27 Sobre el tema ampliar en Jacques Verger, La Alta Edad Media, Madrid, 1976, p. 329. Cfr. Jacques Le Goff, La Baja Edad Media, México, 1986, pp. 128-129. 28 Jacques Verger, op. cit., p. 331.
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EVOLUCIÓN DEL TRABAJO ARTÍSTICO DEL NÁCAR La historia de los talleres destaca la asimilación de técnicas italianas a manos de artistas y artesanos betlemitas, quienes empleaban madera de olivo y, en ocasiones, de ciprés incrustadas con nácar, siguiendo los planos de Bernardino Amico. Por ende, se mantuvo la reproducción a escala de las más significativas edificaciones del país: basílica de la Natividad y Gruta del Nacimiento (Belén), basílica de la Agonía (Getsemaní), iglesia del Santo Sepulcro52 y su edículo (Jerusalén). Desde ese momento y hasta finales del siglo XVIII, las maquetas se caracterizarán por la labor de taracea. Sin embargo, el desarrollo sin precedente del arte palestino de la talla del nácar se registra entrado el siglo XIX, cuando cobra sello propio. No perdamos de vista que los primeros desafíos fueron provocados, en la última década del siglo XVI, por los franciscanos, quienes en su calidad de custodios de Tierra Santa acogieron aprendices
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6. Cruz taraceada de nácar (s. XVII). El esquema compositivo central de la base de la cruz se soluciona con el emblema franciscano rodeado por ráfagas. Santuario de San Pedro de Alcántara (Arenas de San Pedro, Ávila). 7. Sacra de nácar, con Vía Crucis inciso (s. XVII). Elaborada en Belén, a la manera franciscana, y atesorada en el Museo delle Grazie (Rímini). En la imagen, una reproducción (40 x 39 cm) del Taller Palestina. 52 La consagración de la iglesia del Santo Sepulcro (336) sirvió de marco para la celebración del trigésimo año del reinado de Constantino.
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betlemitas de rito latino para realizar las maquetas descritas y cruces
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8. Reproducción de una cruz, con adición de abulón; 87 cm. Taller Palestina. En la pieza original se lee: Dedica Fr. Raymundo Gaujachs esta Cruz de Jerusalén al Altar Mayor del Convento de N. P. S. Francisco de Barcelona. Año 1738. Actualmente, se conserva en Milán.
y sagrarios, igualmente, taraceados53. A partir de la segunda mitad del siglo XVII y durante el siglo XVIII, la orden encomienda y favorece el desarrollo de un arte sacro con su impronta: la iconografía de la vida de San Francisco de Asís, ahora grabada sobre el nácar teselado que solía revestir desde cruces y sacras hasta relicarios. Es decir, se llevó al nácar, 250 años más tarde, la imaginería que con Giotto había marcado el cambio del aparente hieratismo bizantino al realismo psicológico prerrenacentista. Aquella abigarrada composición del apostolado del Santo o de la vida de Jesús, servía para catequizar a los fieles y para ornamentar el
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9. Reproducción (22.5 x 15.5 cm), efectuada por el Taller Palestina, de un oratorio portátil (s. XVIII). 10. Detalles de una cruz procesional, de más de dos metros de altura (s. XVII). Técnicas: grabado a buril, talla en bajorrelieve, taracea y trazos entintados de rojo, verde y negro. Su riqueza ornamental se alterna con imágenes de La Piedad, San Pedro de Alcántara, San Bernardino de Siena, pasajes de la vida de Jesús, etc. Santuario de San Pedro de Alcántara (Arenas de San Pedro, Ávila).
53 Las cruces elaboradas durante el período franciscano han sido catalogadas habitualmente como cruces de Jerusalén (la alusión no es a su forma), por llevar grabados símbolos asociados a la Tierra Santa.
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Al retomar el coyuntural siglo XIX, podemos hablar de una secu-
13. Estaciones del Vía Crucis (s. XVII). Técnica: pintura sobre nácar. Santuario de San Pedro de Alcántara (Arenas de San Pedro, Ávila).
larización del arte palestino de la talla del nácar a medida que se independiza del estilo franciscano. En adelante, los regalos ocasionales
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y encargos especiales serán atendidos por el propio artista, quien
14. Cruz de altar, primeros años del s. XVIII. Convento di San Salvatore, Jerusalén.
además puede pertenecer a Iglesias cristianas orientales. Por consiguiente, disminuye el monopolio comercial de la orden, y los temas –aunque continúan siendo en su mayoría religiosos– pierden la imaginería a la manera franciscana hasta ahora grabada, pintada o labrada, para proyectarse en el volumen tallado de nuevas figuras e ilusiones arquitectónicas. El resultado es un arte híbrido y refinado. Las obras adquieren un nuevo tratamiento al inspirarse en el paisaje urbano, y se diseñan cuadros en relieve que involucran la síntesis grecolatina del arte bizantino, las formas europeizantes y la profusión de elementos decorativos del arte islámico; el efecto es de un barroquismo en apariencia. Los temas religiosos se conjugan con los laicos; la arquitectura59 aparece en el arte de estos cuadros para configurar los pequeños espacios; según el encargo, la fe cristiana o musulmana se exalta, al igual que el poder terrenal, de ahí que esta labor llegue a constituirse en un arte áulico sin igual60, gracias al impulso de artistas como Elías S. Dabdoub, Solimán Roc, Bichara y Yusef Zogbi, entre otros. La humanidad le conferirá a las piezas un valor agregado por la mística que envuelve el lugar de su ejecución. En estas creaciones que utilizan la concha iridiscente de la madreperla, se percibe aquel concepto del arte islámico cuya premisa es la búsqueda insistente de la fragilidad del material mediante su juego con la luz, para lograr el goce sensorial. En adición, se da la tendencia a fusionar e interrelacionar formas y planos con base en una
59 En la arquitectura de la región se refleja el arte de la Siria franca [que es] también el arte occidental importado: arco románico y, pronto, ese arco gótico completamente ligado a la cristiandad del noroeste del que derivan tantas construcciones de Tierra Santa. Jacques Le Goff, op. cit., p. 134. 60 A la par de ese arte áulico y del religioso, prosperaron las artesanías elaboradas de nácar en ciudades y aldeas palestinas. Para la época, ya Ein Karem se incluía en esta tradición por haber acogido a una comunidad betlemita con sus artesanos.
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15. Cuadro en relieve de la Cúpula de la Roca. Firmado por Bichara Zogbi e Hijos. Belén, Palestina. ABAJO IZQUIERDA
16. Crucifixión y Última Cena. Obra del taller de los Zogbi. ABAJO DERECHA
17. Cuadro en relieve para el presidente de Turquía, Ismet Inönü. Yusef Zogbi, 1939. Fotografía suministrada por Saleem y Bichara G. Zoughbi.
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20. Miniatura de la zarina Alejandra Feodorovna junto al zarevich Alexis (c 1906). Talla sobre un único pedazo de madreperla, realizada por Bichara Zogbi. La imagen a escala 1:1 (8.8 x 5 cm). CENTRO
21. Cruz de nácar y Cristo de marfil, obra de Yusef Zogbi. Soberbia cinta afiligranada de atauriques. Convento di San Salvatore, Jerusalén. ABAJO
22. Marco rico en diseños geométricos. Edad de oro. Yusef Zogbi, c 1950. Fotografía de Taufik Basil.
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25. Jerusalén; 48 x 67 x 9.5 cm. Cuadro en relieve, 2001. Interpretación del Taller Palestina, con adición de nácar negro, rosa y oro.
26. Madreperla australiana con talla en bajorrelieve y talla afiligranada; 20.3 x 21.5 cm. Belén, primeras décadas del s. XX. Fotografía: Y. Bérard. Cortesía del Museo Oceanográfico, Mónaco.
27. Gran madreperla tallada en medio relieve; 23 x 24 cm. Por la magistral talla y el manejo de los temas, esta obra la incluimos en la edad de oro. Cortesía de la familia Reyes Obregón.
28. Madreperla australiana con talla en bajorrelieve y talla afiligranada; 20.3 x 21.5 cm. Belén, comienzos del s. XX. Fotografía: Y. Bérard. Cortesía del Museo Oceanográfico, Mónaco.
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EL TALLER DE LOS ZOGBI EN BELÉN
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l arte del nácar de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se convertirá en un invaluable documento histórico y socioló-
gico de una época, en que marcados intereses imperiales convergen en esa encrucijada política llamada Palestina. La aceptación de aquella realidad –corroborada hasta en sus creaciones artísticas–, la visión sacralizada del mismo arte y los diversos arraigos culturales precedentes, son la exégesis de una confluencia de estéticas ancladas en el tiempo y celosamente transmitidas de padres a hijos, que modelaron una solución formal para trabajar el nácar: la elaboración de cuadros en relieve. Los Zogbi fueron grandes intérpretes de esa solución.
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59. Una de las primeras fotografías del taller de los Zogbi (1909). Artesanos trabajando a la manera oriental (sentados en el piso, con las piernas cruzadas). ABAJO
60. Taller de los Zogbi, 1914. El nácar requiere del dominio perfecto de los instrumentos de trabajo. Sierras de arco para calar, barrenas, buriles, limas, etc., han sido utilizados por artesanos y artistas del nácar (véase apéndice 4, p. 130).
«En 1876, se funda el taller familiar Zogbi por iniciativa del joven artista Bichara, y su clausura ocurre en 1967, a consecuencia de la tercera guerra árabe-israelí», enfatiza Gregory, último gran heredero. Este taller enalteció el nombre de los hijos de Belén, pues le correspondió elaborar para los gobernantes de reinos, imperios y repúblicas: escenas de coronación, árboles genealógicos y retratos familiares reales, escudos de armas, etc. Para la mencionada comunidad de estructura tribal, tales realizaciones se consideraban un logro colectivo. La caligrafía nasji trazada en las obras se estilaba para destacar eventos conmemorativos o dedicatorias. Estos objetos artísticos acompañarán procedimientos diplomáticos en busca de acercamiento o de cristalizar negociaciones.
61. El sah de Irán, Muhammad Reza Pahlevi, y la emperatriz Soraya. Cuadro en relieve ofrecido en honor a la pareja durante su visita a Belén, el 30 de abril de 1956. Obra de Yusef Zogbi. Fotografía suministrada por Saleem y Bichara G. Zoughbi.
Palestina ha sido, además, centro de peregrinación de la cristiandad oriental, intensificada a partir del siglo XVIII; desde 1757, los otomanos favorecieron, en la nueva repartición de los Santos Lu-
62. Papel membreteado del taller de los Zogbi.
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65. Bichara Zogbi y su hijo Gregory. Reproducción fotográfica de Enrique Yidi. Cortesía de Saleem y Bichara G. Zoughbi. CENTRO
66. Rey Fuad I de Egipto. Marco de Bichara Zogbi y óleo de su hijo Isa. (1926) ABAJO
67. Bichara en el extremo derecho y junto a él su hijo, el joven artista Yubrail, en el taller familiar. (c 1912)
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69. Última Cena, 1908. Regalo de Bichara Zogbi a Su Beatitud Gregorio IV (Gantus Haddad, 1859-1928), patriarca ortodoxo de Antioquía y del resto de Levante. ABAJO IZQUIERDA
70. Árbol genealógico de la dinastía Romanov. Obra de Bichara Zogbi y de su hijo Yubrail para el zar Nicolás II. (1908) ABAJO DERECHA
71. Natividad, 1911. Cuadro en relieve para Francisco José I de Austria. En aquella ocasión el maestro Bichara fue huésped del Emperador austrohúngaro, quien había visitado Belén el 19 de noviembre de 1869.
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72. Regalo de bodas para la princesa María, hija del rey Jorge V de Gran Bretaña. Bichara Zogbi, 1922. Obsequio elaborado por encargo de la Municipalidad de Belén. Al acto de presentación de la obra asistió un representante o, posiblemente, el mujtar de cada clan. De izquierda a derecha: Abdala Bendek, jeque Shehada, Bichara Zogbi (autor de la obra), un delegado de la familia Andonia, Abdala Hazboun, Jalil Basil y Jacobo Morad. PÁGINA SIGUIENTE
73. Maharajá de Cachemira, Hari Singh. Marco de Bichara Zogbi y óleo de su hijo Isa. (1929)
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74. Marco de Bichara Zogbi y óleo de su hijo Isa. Obsequio del Maestro para el emperador Hailé Selassié I de Etiopía, al asistir como invitado a su coronación. (1930) ABAJO
75. Obituario de Bichara Zogbi. La reseña de la prensa de Belén anuncia su desaparición a los 75 años de edad, pero al revisar los archivos parroquiales encontramos que el Maestro nació el 22 de septiembre de 1863 y falleció el 14 de noviembre de 1934, a los 71 años. Cortesía de Saleem y Bichara G. Zoughbi. PÁGINA SIGUIENTE
76. Bichara y algunas de sus condecoraciones. La medalla más externa corresponde a la otorgada por Colombia. Reproducción fotográfica de Enrique Yidi. Cortesía de Saleem y Bichara G. Zoughbi.
Bichara Zogbi fue nombrado primer mujtar79 del clan Farahiye, en 1918. Participa en la fundación de la Sociedad Nacional Ortodoxa de Beneficencia80 (1919) junto a un grupo de entusiastas y fervorosos ciudadanos de Belén. Su servicio a la comunidad y su talento artístico lo hicieron merecedor de la Cruz del Santo Sepulcro, impuesta por el Patriarcado Ortodoxo de Jerusalén, hacia 1920. Sus trabajos serán estimados por diferentes gobiernos; por ello, al Maestro le conceden medallas la Rusia zarista (1909 y 1913), el Imperio austrohúngaro (1911), Grecia (1913), Colombia (1925), Etiopía (1930), etc. A los grandes artistas, como Bichara Zogbi, siempre les debemos reconocer su experiencia concreta, su vida interior, su espiritualidad inimitable, sus reacciones personales [frente al] ambiente histórico en el que vive, sus pensamientos, sus costumbres, sentimientos, ideales, creencias, aspiraciones81; es decir, todo el legado que trasciende en su obra.
79 Individuo que dentro de la comunidad betlemita puede ayudar a dirimir las diferencias entre su clan y las autoridades del municipio; su papel se asemeja al de un juez de paz. 80 Léase Orthodox National Charitable Society. 81 Umberto Eco, La definición del arte, Barcelona, 1987, p. 31.
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Yusef Isa Zogbi (1878-1964): abnegado artífice del nácar 77. Yusef Zogbi, en su taller, de pie y sin fez. ABAJO
78. Escudo de los Estados Unidos de América rodeado por los monumentos más emblemáticos de su capital. Yusef Zogbi, 1928.
Nace en Belén y se educa en la escuela local ortodoxa rusa. Queda huérfano de madre a temprana edad; Bichara asume la educación de su joven hermano e influye en su vocación artística. Aquella desbordante imaginación que demuestra, se traduce en piezas únicas; sus aptitudes para el diseño82 y el dibujo fueron excepcionales. La generosidad de Yusef lo lleva al extremo de no recibir compensación económica por los encargos de patriarcas e instituciones religiosas; a cambio, obtuvo condecoraciones del Imperio ruso y de Grecia e innumerables menciones de honor. Alcanza la misma fama de su hermano mayor y mentor. Se estima que entregó más de 60 obras a las diferentes Iglesias; el resto de su creación se halla exhibida en museos e importantes colecciones. Entre sus trabajos sobresalen las magistrales interpretaciones de la Cúpula de la Roca y de la Última Cena. Muere en la pobreza. 82 Desarrolló una impresionante variedad de cintas de atauriques, apreciables en los marcos (1940-41) que decoran la Gruta de la Leche. Los diseños de Yusef inspiraron a otros artistas, muchos de ellos formados en su taller. Se le reconoce por sus obras de gran formato.
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APÉNDICE 1 Conchas
Madreperla Meleagrina margaritifera o sadaf, del mar Rojo.
Madreperla Meleagrina muricata o bulbus, del mar Rojo.
Madreperla Pinctada maxima de labio dorado, de Filipinas.
Madreperla Pinctada maxima de labio blanco, de Australia.
Haliotis fulgens o abulón verde.
Haliotis sorenseni o abulón blanco.
Haliotis corrugata o abulón rosado.
Haliotis rufescens o abulón rojo.
Haliotis iris o abulón arco iris.
Cypraea moneta o cauri.
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APÉNDICE 3 Bocetos de Hanna Tabash
Cortesía de George B. Lama.
APÉNDICE 4 Instrumentos Tradicionales para Trabajar el Nácar
Cortesía de Yusef E. Giacaman.
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