Este lote no está en venta, intervención al espacio 101, edificio Calle 20 No 5 – 18, jueves 3 septiembre, Bogotá, Colombia.
Lo que el filósofo italiano Giorgio Agamben llama la nuda vita – los cuerpos absolutamente expuestos a recibir la muerte- ha dejado en Colombia de ser una idea, para tomar cuerpo en esta “muchedumbre desnuda”, en este cuerpo vivo de millones de desterrados, mujeres y hombres, campesinos y trabajadores, que a causa de la violencia han perdido sus tierras y su terruño. La “nuda vita” tiene traducción al “colombiano” como “matable”, expresión que “se ha hecho relativamente frecuente” en el país “para referirse a los marginados extremos, los llamados “desechables”. El desarraigo coloca a las víctimas en condiciones de indefensión física, moral, sicológica y de derechos. La población desplazada sufre las consecuencias del hambre, la falta de techo o el hacinamiento, la carencia de servicios públicos y sociales, como la salud y la educación. La pérdida forzada de sus pequeñas propiedades da lugar a un fenómeno de desterritorialización. Campesinos, indígenas y afrodescendientes son los más afectados por el despojo y el desarraigo. Para la gente del campo, la tierra, el bien perdido, significa mucho más que la fuente que provee los recursos para su subsistencia.Para Arturo Alape, quiendedicosu vida a rescatar
la
memoriahistóricacolombiana,
el desplazamiento
es
comounacondena a laperpetuidad, unahuída en la que “se llevacomopiel el peso de la vida; atrás, a las espaldas, quedansóloimágenes de los sueñosnuncarealizados y el cuerpo de la tierraabandonada”.
Janneth Español Casallas Jurista especialista en Derechos Humanos
En el curso de las últimas décadas la transición a la agroindustria y la
Los desplazados buscan retornar a su tierra, a su terruño, y originan
expoliación de los campesinos de sus tierras a favor de grandes
nuevas zonas que han llamado “zonas humanitarias”. Así se crean las
terratenientes se hizo por medios violentos. Expropiando violentamente
llamadas Comunidades de Paz. Hay alrededor de cincuenta de estas y
millones de campesinos de sus tierras se ha hecho “una reforma agraria al
ocho funcionan en el noroeste colombiano, en el Urabá chocoano y
revés”. Para el 2008 los campesinos ya habían sido despojados de unos
antioqueño. La idea de estas zonas humanitarias surge en la cuenca de
seis millones de hectáreas de tierra. El paramilitarismo, así como ha
Cacarica. Estas comunidades fueron desplazadas en febrero de 1997 –
acentuado aún más la concentración de la propiedad de la tierra, ha sido a
unas 30.000 personas, de ellas 4.000 afrodescendientes – por causa de
la vez consecuencia de esa alta concentración, producto del desarrollo de
los bombardeos por tierra, aire y agua. Al regresar lo que tratan es de
una ganadería extensiva. El gobierno actual, liderado por un terrateniente
crear zonas libres de los actores armados, a pesar de que el ejército
ganadero, es parte fundamental de esta problemática.
estatal intenta imponer que no haya terreno vedado para el. Las zonas
En el Urabá chocoano existe una de las reservas más importantes de biodiversidad del mundo. Empresarios que se ocupan de la explotación de la palma africana han expoliado inmensos recursos afectando gravemente el medio ambiente. Los suelos de la región han quedado desérticos y erosionados,
por
medio
de
un
crimen
ambiental
de
inmensas
proporciones. De la mano va el del desplazamiento forzado de comunidades afro-colombianas enteras. Un ejemplo es cómo un grupo de empresarios, empleando paramilitares para tal fin, han forzado algunas comunidades negras del Chocó al desplazamiento, pasando a ocupar sus tierras. Son más de 26.000 hectáreas, un área equivalente al perímetro urbano de Bogotá, que se está utilizando por agroindustriales de palma africana. En una entrevista realizada a dos líderes comunitarios, Gisela Cañas y Luis Alberto Rentería Mosquera, informan que sólo en dos cuencas del Chocó la expansión de los monocultivos de palma originó 30.000 desplazados y al menos 114 asesinatos.
humanitarias son controladas por la comunidad que busca regular quienes entran o no a su territorio.