ANDARES DEL ARTE POPULAR
Entre tonas y animales de barro Aldo Luis Luis
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e la imaginación a la creación, el tramo puede ser largo o pequeño, y es bien sabido qué tan diversas son las formas para crear. En el arte popular los caminos pueden ser directos e indirectos, comenzar por la forma para encontrar la esencia o, por el contrario, iniciar con el fondo para encontrar las formas. Son varias las vías que las maestras y maestros artesanos encuentran para moldear sus piezas. La realidad inmediata permite un impulso creativo para pensar, reflexionar e imaginar el trabajo artesanal. Es de admirar cómo se crean piezas a partir de la observación de la cotidianidad. En el barro policromado, por ejemplo, encontramos escenas que nos remontan al mercado de Ocotlán de Morelos, a los paisajes y nubes que pintó Rodolfo Morales hace años; a las fachadas de los monumentos arquitectónicos de Oaxaca o simplemente al trabajo que realizan los agricultores y pastores de las diferentes comunidades de los Valles Centrales. Si nos movemos a las tallas de madera, encontramos piezas zoomorfas, las cuales reivindican el significado que puede tener un animal en una comunidad y, aunque la relatividad del significado impera en todos los contextos sociales, no podemos negar uno de los orígenes de la talla de madera, también llamada por algunas comunidades: “tonas”. Por esta razón es importante preguntarse: ¿Qué es la tona? Bueno, varios espe-
cialistas comentan que, en muchas de las comunidades del sureste del país, esta palabra hace referencia a una especie de animal protector que está ligado a nuestro día de nacimiento. Para saber nuestra tona se hace un especie de ritual en el que se dibuja un círculo de cal y se dice que el primer animalito que deje su huella en aquel círculo será nuestro protector, y que nuestro carácter estará forjado por lo que aquella especie simbolice. Este ritual toma su sentido en regiones de la Mixteca y Sierra oaxaqueña, en zonas de Chiapas, Veracruz y Guerrero. Esta práctica también es resultado de un sincretismo cultural; se comenta de voz en voz que, al momento de reconocer al recién nacido con la comunidad que lo arropará, se le regala una talla de madera para no olvidar su tona, para tenerlo presente. Esa tona es, entonces, el paso previo a la talla de madera decorada, su expresión más primigenia en la cultura y, también, bandera con la que se navega en los talleres para ofrecer al público, una “pieza de copal”.
BOLETÍN DIGITAL DE LA FUNDACIÓN ALFREDO HARP HELÚ OAXACA • NÚMERO 02 • NOVIEMBRE DE 2020 39