ESTADIO DE BEISBOL ALFREDO HARP HELÚ
El guardián de la catedral Xavier M. Rodarte
T
odo templo cuenta con elementos arquitectónicos propios que hacen de estas edificaciones espacios fácilmente reconocibles. La presencia del mundo místico-animal resulta una práctica común en la historia de las ornamentaciones arquitectónicas registradas desde el desarrollo de las primeras civilizaciones, hasta en la concepción de espacios públicos contemporáneos; contar con una figura mágica que simbolice y proyecte propiedades alusivas a la criatura representada en las fachadas, dota de simbolismo e identidad tanto a la construcción, como a quienes comparten y circulan por sus espacios.
Al interior del perímetro que circunscribe a las seis pirámides prehispánicas que forman el cuerpo de la edificación, y poco antes del diamante de pasto y arcilla donde los gladiadores dejan la vida, se encuentra una figura de tez metálica y silueta estilizada que se encarga de dar la bienvenida a todo aquel que se adentre al templo. El Cácher, como lo tituló su creador, Sergio Hernández, se alza como el custodio de estos muros que albergan no solo la pasión y los sueños de los aficionados, sino también las piezas de arte que ilustran y enaltecen la historia de un equipo predestinado a la gloria. Si bien la concepción de esta figura
BOLETÍN DIGITAL DE LA FUNDACIÓN ALFREDO HARP HELÚ OAXACA • NÚMERO 02 • NOVIEMBRE DE 2020 45