CORNELIO, EJEMPLO DE SUPERACIÓN EN EL VALLE DE SIBUNDOY Cornelio Andrade integrante de Lasani SA, afirma que los sueños, siempre se cumplen y que nunca es demasiado tarde para aprender. A 85 kilómetros de Mocoa, haciendo un recorrido que puede oscilar entre 5 o 6 horas por una carretera estrecha, llena de magia, por sus impactantes y hermosos paisajes, en donde el verde deja ver su variedad, y las montañas, se transforman hasta desdibujarse con la niebla; se encuentra el municipio de San Francisco. La localidad también denominada Huairasacha - Tierra de viento y árboles-, hace parte de este hermoso paisaje conocido en el mundo como el Valle de Sibundoy. Aquí, en estos 574 Km2 en el que habitan cerca de 5.270 habitantes, nació Cornelio Andrade Yela, un hombre de tez morena, amante de la ganadería, que en sus manos lleva marcado el arraigo labriego. “Desde pequeñito mis padres me enseñaron a trabajar la tierra, pero a mí siempre me gustó la ganadería”, afirma Cornelio, mientras ordeña una de las vacas de su finca, ubicada en la vereda San Isidro, a escasos 2 kilómetros del casco urbano de San Francisco. Sin conocer ninguna técnica específica sobre la forma más pertinente para realizar su oficio, Cornelio, cada vez iba perfeccionando su estrategia, para según él, llenar la cantimplora y poder vender su leche y obtener los $650 pesos por litro promedio que pagan las empresas de intermediación existentes en la región. “Durante varios años permanecimos así, y después de tanto luchar, nos dimos cuenta que era necesario asociarnos y trabajar en equipo para mejorar nuestros ingresos y evitar los intermediarios”, recuerda Cornelio, al tiempo que lleva la leche hasta la planta enfriadora, ubicada en la entrada principal de su finca. Las actividades económicas más importantes del sector agropecuario del municipio de San Francisco, son la explotación ganadera, acompañada de la producción de frijol, maíz y frutales.
Los sueños de superación Las ganas de incrementar sus ingresos y de brindar mejores condiciones de vida a sus familias, llevaron a Cornelio y 75 personas más a buscar apoyo en el SENA, no sólo para mejorar sus buenas prácticas ganaderas, sino también para fortalecerse como asociación y buscar estrategias de comercialización de sus productos. “Tocando muchas puertas llegamos a Colácteos S.A, una empresa reconocida en Nariño, y luego de unos acuerdos con el gerente nos exigieron demostrar la calidad de nuestro producto para la
compra; fue ahí donde recurrimos al SENA, para que nos apoyaron en este nuevo proceso para nosotros”, agregó Norly Iván López, gerente de Lasani S.A. Cornelio y varios de sus amigos, empezaron a revivir aquellas etapas de colegio, al recibir la instrucción del equipo de profesionales del Programa Jóvenes Rurales Emprendedores del SENA Regional Putumayo que han liderado los procesos de formación técnica y organización empresarial. “Teníamos claro que debíamos trabajar en equipo y que nuestra meta era evitar los intermediarios, así que todos empezamos a capacitarnos fuertemente para obtener la calidad que exigía la empresa”; sostiene Cornelio sonriendo, y recordando muchas de las anécdotas que le ocurrieron durante las clases. A medida que avanzaba el proceso de formación, surgió entonces la meta de adelantar el acopio rural de la producción de leche cruda y enfriarla a 4°C con el montaje de dos tanques de enfriamiento con capacidad de 2.400 y 4.200 litros de leche, permitiendo acopiar 1.600 y 2.000 litros diarios respectivamente, además del manejo y control de calidad para entregarla en óptimas condiciones al procesador en la ciudad de Pasto. Así nació Lasani S.A., en el mes de noviembre del 2012; “en la etapa inicial o básica el proyecto tuvo un costo de $80 millones de pesos, representados dos tanques de frio (4.200 y 2.200 litros), adecuación de sedes provisionales de acopio, legalización de organizaciones, sistemas eléctricos, entre otros, de los cuales $56 millones se han conseguido por sistema de créditos con el Banco Agrario de Colombia, $7 millones entregados por el SENA en materiales de formación, y $7 millones de pesos representados en aportes de los productores asociados”; añadió Julio Hernando Maigual presidente de la Asociación Lasani S.A. Luego de este arduo trabajo, Cornelio y las 75 familias que continuaron con el proceso, pudieron ver su sueño materializado; hoy ellos reciben un precio promedio por litro de leche de $840, que realizados los descuentos acordados para el sostenimiento de la empresa equivalentes a $110, el precio final al productor asciende a $730, con una diferencia de $80 por litro en favor del productor. “Para nosotros estas formaciones con el SENA han sido fundamentales, ellos son nuestros aliados y siempre nos han dado la manito; nuestros ingresos como asociación oscilan mensualmente entre los 35 y 40 millones de pesos y no necesitamos intermediarios”, reiteró Cornelio.
Con un completo control sanitario, la leche es recibida en el centro de acopio, por el operador de la unidad productiva.
Aunque la jornada para el acopio de leche termina, Cornelio, continúa en su casa, se dispone a ensayar para la partida de billar que sostendrá el domingo con algunos de los vecinos; su casa además de ser el punto de acopio, también es el punto de encuentro para los jóvenes y adultos y el lugar perfecto para el sano esparcimiento.
LA PERSISTENCIA CONSTRUYE SUEÑOS Pese a ser víctima del conflicto armado que se vive en esta región del país en dos oportunidades, Martha Lucía Pecillo Bravo, afirma que sigue aferrada a sus sueños y contribuir con su trabajo al desarrollo de su región. La historia Ella es estilista de profesión, pero desde pequeña su amor por las labores del campo la han marcado. Nació en un hogar humilde en Puerto Asís, en el departamento del Putumayo, pero en busca de mejores oportunidades, sus padres deciden emprender un nuevo camino en la vereda El Triunfo en el municipio de Orito. En este lugar, Martha realiza sus estudios y conoce a Nelson Ferney Tapia Mora, quien sería el dueño de su corazón y el papá de sus dos hijos. Todo transcurría en perfecta armonía, pero por situaciones del conflicto, ella y su familia tuvieron que salir desplazados hasta el municipio del Valle del Guamez, conocido popularmente como La Hormiga. “Llegamos a este lugar, sin conocer a nadie y a empezar de cero, mi esposo trabajaba en lo que le resultara; yo había hecho unos cursos de peluquería y me dedicaba al corte de pelo, cepillado, planchado, y eso me dejaba algunos pesitos”; afirma, Martha, mientras recuerda con nostalgia, el episodio que hizo que saliera literalmente corriendo, de El Triunfo. Huyendo de la violencia, y cuando todo parecía andar sobre ruedas, por razones que aún se desconocen, dos hombres armados, cegaron la vida de Nelson Ferney, su esposo. Con dolor, pero con la fuerza que la caracteriza, ella decide continuar adelante; sus hijos eran su razón para seguir luchando. “Empecé a buscar otras opciones que me permitieran continuar con mi oficio como estilista y además generar más ingresos para el sustento de mi familia; fue así como con un grupo de conocidos nos organizamos y creamos la Asociación de Prosumidores Agroecológicos, Seccional La Hormiga, el 10 de abril de 2013. Lo primero que hicimos luego de muchas reuniones y depuraciones de personas, fue dedicarnos a la venta de pollos”, dice Martha, mientras Su encuentro con el SENA Luego de golpear muchas puertas sin tener éxito, los 22 integrantes de la Asociación de Prosumidores de la Hormiga, tuvieron su primer acercamiento con el SENA, a través de una convocatoria que se desarrolló con la alcaldía del Valle del Guamez (La Hormiga), en la que se daría formación complementaria en Producción y Comercialización de especies menores y Porcicultura.
Martha, distribuye perfectamente su tiempo entre su oficio como estilista que ejerce ya hace más de diez años, su función como madre cabeza de hogar y la asociación de Prosumidores.
“Inicialmente el SENA apoyó con el Instructor y capital semilla que consistió en el concentrado para los cerdos y la administración entregó las especies, para que ellos iniciaran su proceso de formación”, explicó William James Rodríguez, Líder del programa Jóvenes Rurales Emprendedores. El
curso permitió que los aprendices fortalecieran sus conocimientos en porcicultura y emprendieran un nuevo proyecto productivo. “Lo mejor que nos ha podido pasar no sólo a mí sino a nuestra asociación, ha sido el encuentro con el programa Jóvenes Rurales Emprendedores del SENA; a través del curso logramos consolidarnos más como grupo y tener aspiraciones más grandes”, sostiene Martha. Los primeros porcinos que recibió la Asociación de Prosumidores, se los donó la alcaldía y el alimento se los dio el SENA, por hacer parte del curso de formación complementaria en Producción y comercialización de especies menores y Porcicultura.
El desempeño y rendimiento del grupo, hizo que la instructora, observara en esta asociación, la posibilidad para que ellos siguieran creciendo y les habló sobre la convocatoria del Ministerio de Agricultura de Oportunidades Rurales y Mujer Rural; “los asesoramos para que se presentaran y ellos al igual que otras dos organizaciones más, la Asociación El Día Octavo (Piscicultura) de La Hormiga y la Asociación Comunitaria Nueva Creación (Avicultura) de Mocoa, fueron aprobados”. Con los recursos que recibió la Asociación de Prosumidores Agroecológicos, por parte del Ministerio de Agricultura, se adecuaron las instalaciones de las cocheras para continuar con esta unidad productiva, “ahora solo deseamos continuar con el proceso de formación en el SENA, para ofrecer a nuestros clientes también la transformación de cárnicos”; asegura Martha. Esta es la primera vez que aprendices del Centro Agroforestal y Acuícola Arapaima, se presenta a este tipo de convocatorias y logra acceder a recursos que ascienden a los 357 millones de pesos para inversión en la zona rural del departamento del Putumayo. Meses después y con los logros obtenidos con el Ministerio de Agricultura, la Instructora les habló del Comité Local de Aprobación de Proyectos del Departamento para la Prosperidad Social y a través del programa de Capitalización Micro-empresarial, les aprobaron 15 millones de pesos para el mejoramiento de la unidad productiva. En la actualidad las ventas que genera esta organización superan los 2 millones 400 mil pesos. “Nuestra Regional le apuesta a este tipo de proyectos que benefician a muchas familias ya que se pueden generar Unidades Productivas Rurales Sostenibles”, expresó Milton Hernando Pérez Ordoñez, director regional.
CULTIVANDO CON AMOR Con la asesoría de Instructores del Programa Jóvenes Rurales Emprendedores del SENA, la Unidad de Salud Mental del Hospital Pío XII, se dedica al cultivo y comercialización de especies menores y productos agrícolas. Los pacientes de la Unidad de Salud Mental del Hospital Pío XII del municipio de Colón, en el departamento de Putumayo, logran recuperar parte de sus destrezas y habilidades deterioradas a través de la laborterapia. Tarea que adelantan con el acompañamiento del SENA, a través de la unidad productiva Granja Unidad Mental y de la cual hacen parte la mayoría de los internos. “La Unidad de Salud Mental del Hospital Pío XII tiene como objetivo atender la población del departamento del Putumayo que presente problemas mentales y que requiere hospitalización. Tiene capacidad para 60 pacientes y una proyección para manejar 18 pacientes con problemas de farmacodependencia”, afirmó Maria Amparo Orjuela Ávila, enfermera de la Unidad de Salud Mental.
12 personas son las que hacen parte de esta unidad productiva denominada Granja Unidad Mental, que se dedica al cultivo de productos agropecuariois en el valle de Sibundoy.
Este lugar de reposo para las personas con cuadros clínicos complejos, se encuentra ubicado a un kilómetro del área urbana de la localidad, sobre la vía que comunica con el municipio de Sibundoy; y aunque la extensión total es de dos hectáreas, tan sólo una se encuentra construida, la otra la han adecuado para el funcionamiento de la unidad productiva Granja Unidad Mental, que cuenta con los componentes pecuario, agrícola, forestal y social.
“Quisimos poner en funcionamiento esta unidad productiva con el fin de ofrecer, un espacio de terapia y ocupación para los pacientes mentales y farmacodependientes, en donde ellos durante la mayor parte del día desarrollaran diferentes labores agrícolas y produjeran alimentos para su consumo y para la venta”, explicó Orjuela Ávila. De acuerdo con Ana María Becerra Cabrera, Terapeuta Ocupacional, “mediante el desarrollo de actividades de laborterapia, utilizado como método terapéutico se previene la discapacidad, se recupera habilidades, destrezas deterioradas y a la vez, se contribuye a mejorar la calidad de vida de los pacientes y crear una cultura del buen uso de los recursos naturales”. Las primeras semillas Como resultado del esfuerzo de funcionarios y pacientes de la Unidad de Salud Mental, la unidad productiva Granja Unidad Mental comenzó su funcionamiento con el componente agrícola en el
año 2.008 con el cultivo de cilantro, perejil, coliflor, acelgas, zapallo, lechuga, papa y algunas aromáticas. El trabajo fue dando frutos y se empezaron a ver algunos resultados llamativos en el desarrollo de habilidades, fue así como se continuó con el componente pecuario con la cría de gallinas, cerdos, vacas, pollos de levante y patos.
Durante las horas de la mañana, los integrantes de la unidad productiva Granja Unidad Mental, toman las herramientas pertinentes y empiezan a arar la tierra en la que sembrarán los productos que les permitirán no sólo a autoabastecerse sino también venderlos en el mercado.
“Empezamos a cultivar especies menores y los productos de la huerta, al tiempo que dividíamos algunos para el consumo y la venta en el mercado del municipio de Sibundoy, ubicado a 10 minutos de este lugar”, recuerda Maria Amparo. Organizando la Granja Buscando orientación y asesoría para continuar con el proyecto, llegan al SENA; “el acercamiento lo hicimos atendiendo la solicitud de la coordinadora de la Unidad de Salud Mental, con el fin de impulsar el proyecto productivo y a la vez contribuir con una labor social”, dijo William James Rodríguez, Líder del programa Jóvenes Rurales Emprendedores. “Los integrantes de la unidad productiva recibieron formación complementaria en Manejo y producción de especies menores (cuyes, conejos), se les contribuyó al montaje de la unidad productiva constituida inicialmente por un pie de cría de 30 cuyes hembras, 6 machos y un pie de cría de 16 conejos de los cuales 12 eran hembras y cuatro machos”, indicó Milton Hernando Pérez Ordóñez, director regional. Con el paso de los meses, los pacientes se iban apoderando más del proyecto, y la producción aumentaba considerablemente, ya no sólo se dedicaban al cultivo de especies menores y hortalizas, sino que se empezó a trabajar en el proyecto de lombricultura, para dar un valor agregado a sus productos a través de la producción limpia. “El apoyo del SENA ha sido fundamental para que la unidad productiva se fortalezca y se renueve; a partir de su intervención se han corregido muchos errores que cometíamos durante el cultivo y se ha iniciado un proceso de tecnificación en el cuidado de las especies existentes”, afirmó Orjuela Ávila. Todas estas acciones que adelanta la unidad productiva Granja Unidad Mental liderada por instructores del SENA a través del Programa Jóvenes Rurales Emprendedores, busca la rehabilitación y reinserción a la vida social y laboral de los pacientes, quienes tienen unas ventas mensuales de 1 millón de pesos.
PERSEVERANCIA Y CONOCIMIENTOS SON LA CLAVE DEL ÉXITO: ROSA ELIANA La formación recibida a través del programa Jóvenes Rurales Emprendedores del SENA, le permitió a Rosa Eliana materializar su sueño de tener una empresa propia. Rosa Eliana Ceballos Escobar, nació en Puerto Asís hace 42 años. Es casada y tiene 5 hijos. Desde muy joven, empezó a trabajar para ayudar a su familia. La mayor parte de su vida la vivió en Nariño y hace 5 años decidió regresar al Putumayo y radicarse en el municipio Valle del Guamuez, en donde inicialmente se dedicó durante un tiempo a la venta de productos de revista. Rosa, siempre había soñado con tener su propio negocio, un negocio exitoso, que le ayudara a mejorar las condiciones económicas propias y las de su familia. Le propuso a su esposo iniciar con este sueño aprovechando unas “vaquitas que tenían en la finca” -como dice la señora Rosa- y con ellas empezaron el negocio que consistía en obtener la leche para la elaboración de queso campesino; debido a la poca cantidad de leche, empezaron haciendo 7 quesos que vendían en la vereda Loro 1 de la localidad. A medida que pasaba el tiempo fueron creciendo sus ingresos y su calidad de vida; el sueño de Rosa de tener un negocio productivo, cada vez estaba más cerca; sin embargo, ella se dio cuenta que faltaba Lorena, la hija de doña rosa trabaja en la elaboración de productos de algo para que pudieran crecer aún más; derivados lácteos, que son comercializados en los municipios de Puerto Asís, Orito, Valle del Guamuez y Ecuador. “contábamos con algunos conocimientos empíricos, pero no teníamos técnica, esto fue lo que nos llevó a acercarnos al SENA a través del programa Jóvenes Rurales Emprendedores para empezar la formación de derivados lácteos, ahí aprendimos la parte técnica, mercadeo y comercialización”, sostiene Rosa
Persistencia y motivación para un sueño Con la formación recibida por el SENA, Rosa afirma que logró materializar un sueño aplazado, tener su propia microempresa. Las competencias técnicas le ofrecieron la inclusión de nuevos productos a su negocio y las competencias de mercadeos le permitieron proyectar su empresa y hacer el plan de negocio. “Luego de recibir el apoyo de los profesionales del SENA, logré montar mi unidad productiva Loraine, hicimos la imagen corporativa, el lema, el logo, las tarjetas y generamos 5 empleos directos; todo esto lo estamos haciendo por dos razones; mejorar nuestros ingresos y darles a nuestros hijos una buena educación, porque cuando se educa con ejemplo se generan grandes hombres a la sociedad”, afirma Rosa.
Los quesos de la unidad productiva Loraine, son muy apetecidos por los consumidores.
Innovación y diversidad de productos Rosa inicia la inclusión de nuevos productos a parte del queso campesino como yogurt, queso doble crema, Arequipe y dulce de leche cortada, que le ha permitido satisfacer las necesidades de los consumidores. Hoy Rosa tiene ventas mensuales de 9 millones de pesos, pues ya no vende solamente sus 7 quesos campesinos sino que su producción ha aumentado a 500 quesos diarios y sus clientes potenciales los tiene en los municipios de Puerto Asís, La Hormiga, La Dorada, Orito y en el vecino país de Ecuador. Aún tiene muchos sueños como mejorar las condiciones de instalación de su empresa pues todos estos productos los elabora en un cuarto pequeño al que llama “Planta de Producción”.
DEL CAMPO A LA MESA La harina de plátano y el chocolate de mesa, son los principales productos que procesan los habitantes de la vereda San Andrés en el municipio del Valle del Guamuez. Las utilidades que les deja la comercialización, superan los tres millones de pesos.
La harina de plátano, según Oscar, es empleada para realizar coladas, jugos y aperitivos.
Oscar Alberto Enríquez, es un campesino que desde hace 20 años vive en la vereda San Andrés, en el municipio del Valle del Guamuez con su familia; él afirma que de la madre tierra toman todo lo que necesitan para su sustento, pero en los últimos años se han concentrado en los cultivos de cacao y plátano, productos que sacan al mercado y de los que obtienen el ingreso para sus familias. Al igual que él, 5 familias más viven en situaciones similares, pero en los últimos meses las ventas no eran tan rentables como antes, razón por la que decidieron unirse y conformar empresa. “A través del programa Jóvenes Rurales Emprendedores, recibimos formación en Establecimiento de Cultivos Perennes; logramos fortalecer nuestros cultivos y hacerlos más productivos con un manejo técnico, integral y ecológico”, sostiene Oscar. Luego de la formación, los productores de ASOPROHAYOP, decidieron dejar de vender el cacao como materia prima para la industria del chocolate y el plátano a los intermediarios de las tiendas y plaza de mercado; “le dimos un plus a nuestros productos, iniciamos a trabajar en la transformación de esa materia prima para conquistar nuevos mercados y mejorar nuestros ingresos” afirmó Oscar.
De este trabajo, nace el chocolate en barra Oskar y la harina de plátano Nutriplat, productos que según Oscar, le han permitido tener nuevos clientes y generar más ingresos para sus familias. La unidad productiva ASOPROHAYOP, genera ventas mensuales de tres millones de pesos “Nosotros estamos muy contentos con el SENA, porque nos ha dado la oportunidad de ofrecer variedad en nuestros productos y participar en las ferias regionales, dando a conocer nuestras marcas”. Pese al éxito que han tenido con la comercialización de sus productos, Oscar y los asociados de ASOPROHAYOP, tienen muchos sueños; ahora esperan contar con un local propio, en el que puedan comercializar el chocolate en barra y la harina de plátano, que a diario llevan a las tiendas de las veredas y de la cabecera municipal del Valle del Guamuez.
La presentación del chocolate en barra, ha llamado la atención de los consumidores por su diseño.
ARTESANÍAS CON SELLO PUTUMAYENSE Las ferias artesanales regionales, ha logrado el reconocimiento de la unidad productiva Chaquirarte no sólo en el municipio de San Miguel sino en todo el departamento del Putumayo y algunas localidades de Ecuador.
Ruth Yinibed Chilito Vallejos, es una joven putumayense que a sus 26 años, ha vivido en carne propia el flagelo del desplazamiento. Ella llegó con su hijo hasta la Dorada, -cabecera municipal de San Miguel- en busca de nuevas oportunidades y dejando atrás las secuelas del conflicto. En este lugar conoció el programa Jóvenes Rurales Emprendedores del SENA y realizó el curso complementario de elaboración de productos artesanales en materiales alternativos; “nos enseñaron a elaborar aretes, collares, llaveros, ganchos, balacas, anillos, manillas y una cantidad de accesorios como estrategia para incrementar nuestros ingresos”, afirma Ruth. Así nace la unidad productiva Chaquirarte, integrada por 13 personas en su mayoría desplazadas y madres cabeza de hogar quienes inicialmente comercializaban sus productos puerta a puerta, pero después lograron ganarse un espacio en el parque principal. “La comercialización de estos productos nos ha servido para mejorar nuestra calidad de vida, nos ha permitido tener nuestro propio empleo y mejorar los ingresos económicos de nuestras familias”. Estas mujeres emprendedoras, han logrado marcar la pauta y eliminar el mito de que no es posible constituir empresa; las ventas mensuales de esta unidad productiva son de aproximadamente un millón de pesos y se han ganado el reconocimiento de la comunidad. Según Ruth cuando se realizan ferias artesanales a nivel municipal y regional, su unidad productiva Chaquirarte es invitada para hacer parte de estos eventos; “las ferias nos permiten no sólo comercializar nuestros productos sino también conformar alianzas con las micro empresas y empresas del vecino país ecuatoriano aprovechando la frontera que tiene el municipio de San Miguel”. Actualmente, “Chaquirarte” se encuentra en proceso de legalización de una Sociedad por Las artesanías son elaboradas en su mayoría por mujeres cabeza de Acciones Simplificada -S.A.S.-, pues el sueño de hogar y desplazadas. estas mujeres es ubicar un local comercial en la cabecera del municipio para exhibir sus productos y comercializarlos desde un punto de venta fijo.
‘GANADERO POR TRADICIÓN’ Desde pequeño a Omar Gerardo le inculcaron el amor por el ganado. Hoy junto con 62 personas más hace parte de la Asociación de Productores de Leche del Valle de Sibundoy –Asoprolval-, empresa con la que comercializan 45 millones de pesos mensuales. Omar Gerardo Mora López, es un emprendedor de la vereda San Silvestre, que desde pequeño ha tenido contacto directo con la ganadería, renglón principal de la economía del municipio de Sibundoy; conocedor de la riqueza que en esta área tiene su localidad, decidió liderar el proceso de conformación de una empresa que les permitiera recolectar la leche para empezar a comercializarla sin intermediarios.
La leche es recolectada por los socios y llevada hasta la planta de enfriamiento, donde es recogida por la empresa Alquería, con quien se tiene el convenio de comercialización.
Su sueño, dio frutos muy rápido, debido a que la gran mayoría de habitantes de la vereda querían incrementar sus ingresos para mejorar su calidad de vida; fue así como nació la Asociación de Productores de Leche del Valle de Sibundoy Asoprolval, constituida legalmente hace 3 años y compuesta por 63 socios, de los cuales 43 son hombres y 20 mujeres, entre indígenas y mujeres cabeza de hogar. La experiencia en el sector ganadero, hizo que los integrantes de la asociación depositaran su confianza en Omar Gerardo, para que fuera el representante legal de la empresa. En este proceso de fortalecimiento, Omar Gerardo y sus socios, conocen el programa Jóvenes Rurales Emprendedores y empiezan la formación en Buenas Prácticas ganaderas y de Ordeño –BPG y BPO; “nosotros decidimos formarnos porque consideramos que ésta es la única forma de ser competentes en el sector lechero, obteniendo mejores rendimientos en la producción, con una leche de excelente calidad como lo exige el mercado actual”, afirmó Omar Gerardo. ASOPROLVAL, comercializa leche entera, cruda y con el valor agregado de enfriamiento para conservar su calidad; según Omar, la unidad productiva produce en promedio 2000 litros diarios, con un precio de venta de 750 pesos por litro, lo que representa mensualmente 45 millones de pesos, cifra que anteriormente disminuía a 34 millones 800 mil pesos por tener bajos promedios en producción de leche; además posee una
alianza comercial con Alquería S.A, que diariamente recoge el producto en el sitio donde se encuentra el tanque. “Nosotros como empresa generamos un empleo directo que corresponde al operario que recepciona la leche y 63 indirectos que obedecen a todos los socios, ya que tenemos unos ingresos fijos por la venta de la leche que producimos en nuestras fincas y que Alquería nos paga cada 15 días”, explicó Omar. De acuerdo con Mora López, con el apoyo del SENA, la calidad de vida de los integrantes de ASOPROLVAL ha mejorado al igual que el producto; situación que se ve reflejada en las oportunidades de estudio para los hijos de los asociados, el incremento de algunos productos de la canasta familiar y el poder adquirir algún tipo de automotor para el hogar. El apoyo del SENA también se ha visto reflejado en la postulación y formulación de proyectos o planes de negocios a las diferentes convocatorias de financiación que han logrado participar, como la de Oportunidades Rurales, en donde les aprobaron, 40 millones de pesos para el mejoramiento y fortalecimiento de la unidad productiva.
Todos los integrantes de la asociación, se formaron en el SENA, en Buenas prácticas ganaderas y de ordeño.
COLIBRÍ AMARILLO, ESENCIAS DEL PUTUMAYO PARA EL MUNDO Esta empresa ubicada en el Alto de Sibundoy, se dedica a la extracción y comercialización de aromas de las orquídeas nativas de la zona Andino Amazónica del Putumayo, con fines terapéuticos y al ecoturismo. A 42 kilómetros de Mocoa, en límites con el Ecuador, se encuentra el Valle de Sibundoy, una región inmensamente rica no sólo por su fauna y flora, sino también por el calor de 40 mil personas que habitan en esta región. Estos hermosos paisajes adornados por más de 700 Especies y 113 Géneros diferentes de Orquídeas Silvestres, fueron el motivo que impulsaron a Mario Camilo Barrera Guerrero no sólo a enamorarse de estas flores sino a emprender un camino de investigación; en su aventura, lo acompañaron su esposa, sus dos hijos, un grupo de mujeres sembradoras y amantes de las orquídeas, científicos, campesinos, mayores Yachas, amerindios, mestizos, niños, jóvenes, maestros y naturalistas. “Nosotros plantamos las orquídeas en su ecosistema nativo, tenemos dos reservas naturales, una en el municipio de Colón y otra en el municipio de Santiago; cultivamos 560 especies de orquídeas de esta zona andino amazónica, que hemos rescatado de donde la gente tumba el bosque o las hemos encontrado en las áreas protegidas”, indicó Mario Camilo. Durante 13 años de investigación Mario y su equipo de amigos unidos en la visión de la Escuela Ilustración 1Las esencias, son administradas en gotas y según Mario, PANAMAZONIA, lograron rescatar y tienen poderes curativos; además sirven como alimento para el alma, el cultivar cerca de 8000 plantas espíritu y el corazón. amenazadas por la destrucción de su hábitat; en este proceso, logró obtener esencias de las flores de las orquídeas combinando el conocimiento científico y el aporte tradicional de los taitas indígenas. “Nosotros preparamos las esencias en el bosque con las flores vivas, luego las filtramos, las empacamos dentro de nuestro laboratorio que queda en Colón en la Casa Colibrí y quedan listas para viajar a donde sean necesitadas en todo el mundo, ya que esta es una terapia homeopática para diferentes patologías o enfermedades que presenta la sociedad actual y también sirve como un alimento sutil para el alma, el corazón y la mente”, agregó Barrera Guerrero.
Según Mario Camilo, su empresa Colibrí Amarillo, también trabaja en turismo de naturaleza; “nosotros recibimos turistas receptivos que tienen un interés terapéutico, que quieren salir del estrés de la presión de la ciudad y quieren venir al campo donde todavía hay verde y naturaleza; los atendemos, los llevamos donde los taitas, al bosque, al páramo, a conocer nuestros cultivos y poco a poco a través de ese contacto se va haciendo la terapia, que se cierra con la adquisición de las esencias que al final del recorrido, el turista se la lleva para su casa”. Fondo Emprender, una respuesta a la búsqueda. Mario es feliz haciendo su trabajo, pero su sueño, era tener su propia empresa y generar empleo; en la Unidad de Emprendimiento del SENA regional Putumayo, con el apoyo de Alexander Luna, Gestor de Emprendimiento logró que su proyecto fuera aprobado en la convocatoria No. 16 Sectores Vocacionales en el Fondo Emprender con una asignación de 84 millones 438 mil 300 pesos. “Después de 5 años de estar pendiente de iniciar empresa, el SENA a través de la Unidad e Emprendimiento me aportó mucho para que pudiéramos acceder a estos recursos que hoy me permiten cumplir mi sueño. El proyecto es un modelo para el país en el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad, y nuestro reto es demostrar que sin destruir nuestro patrimonio natural podemos generar ingresos, rentabilidad, empleo y autorrealización personal”. Con su plan de negocios, Mario generará 4 empleos directos y producirá 8 esencias florales para el consumo humano, 1 esencia floral para uso en agricultura y restauración ecológica, 1 CD con el libro de orquídeas del Corredor Andes Amazonia Alto Putumayo, 1 DVD con galería fotográfica de Orquídeas, 5 postales y 4 paquetes de servicios terapéuticos y ecoturísticos en los que se incluyen jornadas recreativas, charlas sobre la historia natural y ecología del paisaje, ciclopaseos, visita al orquideario regional, reiky, termales, masaje relajante, meditación guiada, caminatas ecológicas, visita a reservas naturales, gastronomía saludable, excursiones de alta montaña, visita a artesanos y entrevista con chamanes indígenas del Para la extracción de las esencias, Mario, su esposa y sus dos hijos, no cortan las flores, pues según él, en la cosmovisión nativa, éstas son un regalo que le hizo el Putumayo. sol a la tierra para elevar la vibración del planeta.