Diógenes 2. Fin. De cómo escupir a una psiquiatra con su propia saliva
María Pina
2021
Finalmente doy punto y aparte a esta pequeña pieza, la segunda parte de Diógenes. Una recolección que demoró un año. Otro de espera hasta sentir que era momento de acabarla. O de pensar que había que acabarla, mientras limpiaba el polvo. Pensar en colgarla surgió instintivamente. Colgarla fue procedimental, pero resultó que ocurrió en el tiempo justo. Dos años trabajando dentro de un sistema, el de la enfermedad mental, permite entender el delirio de la idea, la pestilencia que supone el encierro de trozos en contentores de vidrio, en forma de pequeñas residencias donde acumulamos personas, diferentes pero obligadas a vivir juntas, amontonadas. Y más ahora, con el encierro covid. Un sistema psiquiátrico, puesto en marcha por las piezas que son sus psiquiatrillas, que decide cuándo y cómo se trata a los pacientes. Un sistema complejo con tantas piezas, también desmontadas pero articuladas y organizadas -como en las cuerdas-, que asusta ver cómo lucra tanto y de manera tan pervertida. Pero resiste. Y quema. La pieza espera verse viva algún día, quizás dentro de años, cuando los frascos se partan y, los fragmentos de objetos tomen caminos elegidos pero con el apoyo que siempre requerirá una persona con problemas de salud mental.