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Los hombres y el 8M.
Los números, asépticos a cualquier ideología, están ahí y lo demuestran. No voy a detallarlos, en estos días son muchas las publicaciones que nos hablan largo y tendido sobre ello y de forma exhaustiva para que no haya lugar a dudas.
En todo esto, me gustaría reflexionar sobre el papel de los hombres en las movilizaciones feministas. Destaco tres ideas.
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En primer lugar, los hombres debemos tomar conciencia y visibilizar la importancia de los cuidados, de apoyar los derechos sexuales y reproductivos, favorecer la coeducación y una enseñanza respetuosa con la diversidad, el acceso a la igualdad de oportunidades de las mujeres en el mundo laboral y su independencia económica, y en acabar con las violencias machistas, sexistas y xenófobas, y mostrar siempre un rechazo contundente al silencio de los hombres que nos vuelve cómplices de la desigualdad.
En segundo lugar, los hombres podemos difundir las movilizaciones, hacernos cargo de las tareas necesarias para facilitar la participación de nuestras compañeras. Y si, en el caso de poder participar nosotros mismos, hacerlo desde el respeto, no ponernos delante, no dar órdenes, no liderar. El espacio de las mujeres es su espacio.
Por último, podemos aprovechar eventos como el 8M, y el resto de días del año, para con nuestros amigos, conocidos, compañeros de trabajo, familiares hombres, y hacer visibles las prácticas machistas en las que incurrimos diariamente: reír chistes machistas, compartir fotografías de mujeres desnudas, la falta de corresponsabilidad, mirar con descaro a una mujer que pasa por la calle, acelerar el paso detrás de una chica, etc. Como decía una activista británica a la hora de hablar del rol del hombre en la lucha feminista: