Reflexiones

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Estimado señor ministro, anda circulando por la red la ponencia que usted hizo para FAES en Navacerrada el pasado 11 de Julio del 2010. Soy un padre que, como participante en las elecciones a gobierno de este país, opino y voto para que mi país pueda considerarse demócrata. Nací en una dictadura (1960) y creo que hemos podido avanzar gracias a la labor de todas las personas que conformamos la España de las autonomías. La participación a las urnas nos la reclaman todos los partidos políticos. Participar es formar parte del juego y eso es lo que queremos la mayoría de los españoles. De su ponencia solo voy a referirme a la parte educativa, ya que como bien dice en ella: “La columna vertebral de los servicios sociales universales, la Sanidad y la Educación son percibidos como los pilares esenciales de la acción social pública y las percepciones sobre ambas son muy similares:..... y..La Educación merece una reflexión aparte.” No son los recursos, que sí ya que sin recursos no sé a dónde vamos, son los valores, es lo que usted dijo. ¿Y cuáles?. Las familias, todo tipo de familias, son la base social que los partidos políticos intentan atraerse y ahora resulta que: “La Comunidad educativa no puede ser una Comunidad democrática, porque el proceso educativo no es democrático.” Empezamos en la escuela y en las familias a formarnos como ciudadanos y si los valores que se transmiten no son democráticos la sociedad no tenderá a la democracia por sí sola. Yo conocí a Manolita, la regla que lanzaba (sí) y nos golpeaba a los niños (clases separadas) un demente que no maestro. Esa era su autoridad porque no supo ganársela con un buen hacer. A pesar de ello, aunque con desgana, seguí en el sistema educativo. Por temas familiares fui a estudiar 4º de Bachillerato, a la edad de 14 años, a los Escolapios (tres misas semanales obligatorias y disciplina de interno fue el remate a mi preadolescencia y a mi fe), y por fin, al volver del internado un maestro me trató como a persona y aprendí a aprender. Esperanzado estoy con los maestros y maestras que abren la escuela a


la sociedad y cerrar las escuelas a la participación es no estar de acuerdo a la transparencia social. Yo quiero participar y pelearé para hacerlo. Espero que no le moleste. Si cierra la puerta a la participación de las familias en los centros educativos puede que lo trabajado durante muchos años acabe mal. La autoridad se basa en el respeto, que es otorgado, por sus méritos a los demás, y entre todas y todos. Si confundimos autoridad con autoritarismo mal vamos. Sin más me despido pensando que, a pesar de todo, siempre habrá maestras y maestros que harán lo que más les gusta: preparar ciudadanos activos, críticos, libres y honestos. Firmado: Salvador Pérez


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