EL FARO Aテ前 III Nツコ 31 Julio 2013
CHILE: LOCA GEOGRAFIA
CHILE: CUNA DE POETAS Cada quien piensa que su país es el más hermoso. Indudablemente las bellezas naturales y arquitectónicas no son patrimonio de uno solo, están esparcidas por doquier. Pero en esta edición. queremos mostrarles un poco de esta faja de tierra larga y angosta que cuelga del continente sudamericano y se ubica al fin del mundo . Tierra generosa en minerales, vegetación, ríos, lagos, volcanes y una fauna sorprendente. Con presencia de todos los climas, desde el Desierto de Atacama, el más seco del planeta, hasta el continente blanco, pasando por la zona más lluviosa que da origen a cientos de ríos y lagos de una belleza singular y el temido Estrecho de Magallanes, donde los naufragios solo mermaron con la apertura del Canal de Panamá y el uso de avanzada tecnología. Chile, en conjunto con la República Argentina, comparten una belleza extraordinaria que es reconocida como la Patagonia. Cuna de grandes poetas (Gabriela Mistral, Pablo Neruda, ambos Premio Nobel de literatura, Vicente Huidobro, Pablo de Rocka, Nicanor Parra, entre otros), escritoras
(Marcela Paz, María Luisa Bombal, músicos (Claudio Arrau, Violeta Parra, Victor Jara, Roberto Bravo) y artistas en las más variadas disciplinas (Ramón Vinay, Rebeca Matte, Roberto Matta, Raúl Ruiz, etc.). Por lo reducido del tiempo que nuestros lectores disponen para revisar nuestra Revista, ante la descomunal oferta que hay en la web, hacemos incapié en que nuestras páginas siempre buscan plasmar en alguna medida los hechos trascendentes y como tales, hoy presentamos El testimonio de las mujeres es ver lo de a un fuera escritordesde chileno, en quienSitenemos cifradas esperandentro. hay una caracteríszas que ser leido y reconocidoelpor su relatode que ticallegue que apueda diferenciar discurso tienelacomo telónesdeese fondo el Puerto de Valparaíso y nos mujer, encuadre. llena de imágenes contundentes, dignas de análisis. La gráfica de Martín esta entrega corresponden Carmen Gaite (1925-?) en su totalidad a esteNovelista bello país española y han sido bajadas de la web. Si alguna tuviese copyright, agradecemos desde ya la comprensión de sus autores, toda vez que nuestro medio no persigue fines de lucro. Les invitamos cordialmente a revisar ediciones anteriores en isuu. Hay algunas realmente destacadas. Ariel Figueroa Ortega
RELATO DE UN ENGAÑO Reinaldo Morales Vera I Los amantes, los enamorados, entran, salen, se detienen, cambian de posición y de lugar, mis ojos inmóviles, donde van los siguen y me obligan a recordar aquello: Un suceso mágico, un castigo, una maldición, lo que sea que fue, así lo recuerdo. Hace días que andaba en busca de un lugar agradable y fuera de lo común, donde poder tomar café, beber y conocer gente. Las calles del viejo Valparaíso salieron a mi encuentro y poco a poco, desviaron mis pasos hacia una mujer que llevaba en una de sus manos “Amor prohibido” de Nanato Mitra. Me llamo mucho la atención, por lo que olvidando mis intenciones, la seguí hasta un viejo y es-
condido, pero bien conservado, café bar, al parecer, lugar de encuentro de amores prohibidos, de esos que buscan evitar miradas que los puedan reconocer. De sus murallas colgaban fotos antiguas, contaba con un solo cuadro, que representaba una pareja, ella de pie, con una sonrisa como despidiéndose, el sentado con expresión de “que te vaya bien mi amor”. Bajo la pintura, la mujer que había seguido. Al acercarme, me di cuenta que era la del cuadro, con paso tímido llegue a ella, señale la pintura y torpemente le pregunte: - ¿Eres tú? Sonrió y afirmó con la cabeza. Parecía una mujer de unos treinta y tantos años, no muy alta, de piel color canela, exquisitamente bella para mi gusto. Me senté a su lado sin preguntar si esperaba a alguien y pedí dos cervezas de miel bien heladas. - Veo que gusta de leer a Mitra -agregue con tono canchero.
- Sólo he leído “Amor prohibido” - ¿Le gustó? - Alucinante historia, debió estar drogado cuando la escribió. Reímos, ella parecía tranquila, no daba señales de rechazo. - ¡Salud por Mitra! - ¡Salud por Nanato! Espero no le moleste mi presencia-agregue. - Ni a usted la mía - respondió, sin dejar de mirarme a los ojos. Debo reconocer que su respuesta me sorprendió, esperaba el rechazo, otra cosa, cualquier otra cosa. Me disculpe por mi osadía y me justifique diciéndole que no me comportaba así, que más bien era tímido. Sonriendo, añadió: - Usted me resulta simpático y tiene buen gusto, me encantó la cerveza de miel, jamás la había probado. - ¿Es usted la dueña del local?, lo digo por el cuadro, ¿es su marido? Se sonrió, bajo su mirada y me respondió: - No.
- ¿No es la dueña o no es su marido? Se mantuvo en silencio y evadiendo el tema me preguntó: - ¿Por qué se acercó a mí? Decidí contarle que desde la calle la seguía, tal vez por el libro, se mostraba interesada, eso me animó a contarle de mi vida, que tenía treinta años, que hace diez trabajaba como traductor de libros; que debí casarme y no lo hice, no por falta de oportunidades, pues más de una vez lo intente sin resultados favorables. Todo un monólogo. Al pedirle que me contara sobre ella, diplomáticamente me dijo queme fuera, que ya no podía acompañarme más. - ¿Supongo que la podré ver en otra ocasión? - ¡Tal vez si!, ¡tal vez no! Respondió coqueteando. - ¡Mañana vendré aquí! Agregue enérgicamente. - Eso no puedo prohibírselo, tal vez lo acompañe; pero no crea que es una cita, quizás comparta otra cerveza de miel con usted; ¡pero con una condición!
- Creo saber cual, no se preocupe, seré obediente y respetuoso. Sin oponer resistencia a su deseo de querer deshacerse de mí, pague la cuenta y salí del lugar como adormecido. Me fui pensando en lo extraño de toda la situación y en el encanto que me produjo la mujer, de quien ni siquiera sabía su nombre. II Al día siguiente realicé mis deberes a la rápida, estaba ansioso por verla. Llegue a Le bateleur, me senté bajo la pintura y me dediqué a observar el lugar. Tenía una barra con pisos muy altos, muchas copas colgadas y botellas de diferentes colores exhibidos en una añosa vidriera. Ansioso al ver que el tiempo marchaba con impecable marcialidad y no aparecía, me acerqué a la barra para indagar sobre ella. Le pedí una cerveza al barman e inicié una conversación preguntándole sobre la mujer del cuadro; no tenía idea,
nunca la había visto, lo único que sabía, era que el dueño vivía en el extranjero y un tipo joven administraba el local. Esperanzado en que aun pudiese aparecer, me senté frente a la pintura, la miré por mucho rato, era tan real que parecía más una foto que un cuadro. Tratando de que me revelara algo, comencé a fijarme en los detalles. Ella parecía estar guardando algo de su bolso… o tal vez sacando algo, por momentos daba la sensación de estar llegando y no de estar yéndose. El tipo, vestido con simpleza y elegancia, lucía mucho mayor que ella y parecía estar diciéndole: “Que te vaya bien mi amor”. El lugar donde estaban me fue imposible de reconocer. Las sensaciones que me produjo después de un rato, fueron de molestia, de inquietud, ella parecía mirarme, me invadía y acosaba a la vez. Seguramente a esa hora la cerveza ayudaba a confundir mis sentidos y conclusiones.
Ese día no tuve suerte, ella no apareció.
III Una noche aburrido de estar en casa, decidí ir a Viña del Mar. Sentado en las rocas de la avenida Perú, ensimismado repasando mi vida, la vi pasar, ¡qué casualidad!¡qué extraño! Nuevamente la seguí, su andar era torpe, mantenía una de sus manos sobre su cabeza. Al tomarla por el hombro desde atrás, se volteo y me abrazó, lloraba desconsoladamente. - ¿Qué le pasa? ¿le han hecho algo?- Movió su cabeza negando. Resolví llevarla a uno de los asientos que están en la plaza cercana al casino, ahí sentados dejé que llorara en mi hombro, lentamente su llanto fue cesando. - Gracias por su ayuda- exclamo sollozando. - En nada he ayudado aun, pero cuente conmigo para cual-
quier cosa, ¿qué le ha pasado? - Estoy pasando por un mal momento, me es muy difícil sobreponerme a ciertas situaciones, esta soledad me complica -Hablaba sin especificar su situación. Un montón de preguntas invadían mi cabeza: ¿Qué le habrá pasado? ¿Se deberá esto a un rompimiento? ¿A penas de amor? Luego de un rato, me pidió que la llevara a Valparaíso. En el trayecto siguió llorando; por lo que me mantuve en silencio. Lo bueno del encuentro, fue que me pidió nos viéramos el día siguiente en Le bateleur. Esa noche no pude conciliar el sueño, su exquisito olor me invadía y me hacía recordarla.
De alguna manera estas extrañas situaciones y lo
misterioso de ella, hacían que aflorara en mí, ese joven enamorado lleno de fantasías y de corazón ansioso. Situación que me gustaba de sobre manera. IV Sentada en el mismo lugar, esperaba con dos cervezas, ansioso mi corazón se aceleraba conforme me acercaba. Después de los saludos protocolares ella tomó la iniciativa de la conversación, que comenzó por cosas vanas, que fueron poco a poco encausándose a temas como las predicciones sobre los temblores, el supuesto fin de mundo y lo esotérico. - ¿Es creyente usted? Me preguntó con tono muy serio. - ¿Se refiere a si practico alguna religión? - Si, también.
- Bueno, soy católico por tradición, pero no practicante, mi estado actual es complicado, no creo en la religiosidad, la verdad, me cuestiono la existencia de ese Dios que presentan los diferentes credos. A través de la conversación, me pude dar cuenta que ella estaba en una situación de fe similar a la mía, con la diferencia que creía en lo esotérico, tema que manejaba muy bien y por el cual manifestaba cierta pasión al hablar. Nuevamente y como la primera vez me pidió que me fuera. Quizás esperaba a alguien más, tal vez debía volver a cierta hora. Sin atreverme a pedirle explicaciones y cumpliendo con mi promesa de ser obediente, pague la cuenta y me paré, esta vez me acompañó a la puerta y se despidió con un beso que rozó levemente mis labios. Abandoné el lugar y sin tener conciencia del camino a recorrer, caminé y caminé. Ensimismado pensaba en lo
extraño y drástico de sus despedidas, en por qué debía ser yo quien abandonara el lugar y no ella. Las cervezas comenzaron su efecto, por lo que tuve que buscar con urgencia un lugar donde realizar mis necesidades, mientra estaba en eso, de la nada apareció un anciano, me pidió una moneda y en agradecimiento me dijo: - No se haga problema patroncito, vaya donde la vida lo lleve.
En ese momento el único destino posible era mi casa.
V El nuevo día y las palabras del anciano, despertaron la necesidad de recorrer la ciudad al amanecer, decidido a experimentar, comencé a caminar sin destino ni expectativa alguna.
Bullía de gente el mercado Cardonal: Camiones descargando, puestos abriendo, comerciantes gritando sus mercaderías, la policía correteando ambulantes, mucho ajetreo. La gente y la bulla me alejaron del lugar, caminé hasta el parque Italia, mientras descansaba observé una pelea de película, una adolescente de no más de dieciocho años vestida muy provocadora y totalmente borracha, se trenzaba a golpes con otra de aspecto varonil, se dieron con todo, hasta un cuchillo salió a relucir, la de aspecto varonil, gritaba – yo te amo, deja de putear, maraca- mientras la otra sólo atinaba a lanzarle golpes. Me acerqué con la intención de calmar los ánimos, pero cayó sobre mi una lluvia de insultos, por lo que decidí alejarme del lugar. Caminé hacía el centro por avenida Pedro Montt, en la plaza Victoria, borrachos, putas, travestis en estampida y como vampiros al ver el sol, huían con dificultad alcohólica hacia sus guaridas. Como broche de oro, una mujer con apuros digestivos, se bajó los pantalones y defecó
bajo uno de los leones de la plaza, sin importarle la gente que a esa hora transitaba por el lugar. Cuanta escena inédita puede mostrar la ciudad al comenzar el día, sorprendido y cansado decidí terminar el paseo y retirarme a casa.
VI Llegué a Le bateleur al atardecer, con la esperanza de encontrarla a esa hora y tener más tiempo para estar juntos, la suerte me acompañaba, ella estaba ahí. - ¡Hola! Estaba ansiosa por que llegaras. Sorprendido por tal recibimiento, agregue - ¿Ansiosa? - ¡Mmm! Dijo, sacando algo de su bolso. – te traje un regalo, y colgó de mi cuello una medalla con símbolos extra-
ños – Es para la buena suerte, exclamó coqueteándome. Luego de beber algunas cervezas y comentarle mi paseo matinal, comenzó con los temas esotéricos y un bombardeo de preguntas relacionadas - ¿Crees en el destino? ¿En la magia?... Traté de explicarle lo que creía y suponía de algunas cosas, como que el destino se lo hace uno, bueno o malo, depende de las decisiones que uno tome en la vida, no se por qué terminé parafraseando al anciano: “donde la vida me lleve”. Le pareció genial. - ¡Qué sabiduría! Respondió sorprendida y agregó – Entonces pongamos en práctica lo dicho. ¿te han leído las cartas? ¿Te atreverías a que te las leyeran? - No, nunca- respondí riendo. - Siempre hay una primera vez, te llevaré donde una tarotista muy buena. No muy convencido, me arriesgué. Salimos del lugar hacia avenida Argentina, luego subimos por Uruguay, pasamos la iglesia la Divina Providencia, hasta encontrar-
nos con una puerta, de esas muy altas, de casa antigua, tocó el timbre y alguien desde adentro, tiró un cordel que abrió la puerta, una escalera larga nos condujo a un pasillo estrecho con muchas puertas, la del fondo fue nuestro destino, golpeó fuerte. - ¿Quién es? ¡Ya voy! - Mailen, señora Gabriela.
En esas circunstancias me enteré de su nombre. Abrió la puerta una anciana pequeña y muy flaca.
- ¿Cómo esta Gabriela? - ¡Bien! ¿y usted? Le respondió con tono amable y agregó – No pasan los años por usted, siempre se ve tan joven. - Gracias, le traigo un amigo que quiere consultar. Sin saludarme la vieja me dijo: - Mire mijito le digo al tiro, yo no doy soluciones, no soy infalible y es usted quien debe descifrar lo que le vaya diciendo.
La vieja tenía un tono amable y una mirada dulce, a pesar de ello me sentía incomodo, el lugar estaba mal iluminado, había un piano, una cama y una cómoda que hacia las veces de altar, la adornaban, inciensos, estampitas de la virgen y un buda. Toda la habitación estaba cubierta por un olor mezcla de yerba, incienso y tabaco. - ¿Le han leído las cartas antes? - No, nunca- respondí timidamente. - Esperen, me voy a preparar y traeré el mazo. Se puso una especie de manta celeste que le cubría su cabeza y los hombros, se colgó unos medallones y se puso a rezar: - Anula y desvanece, altísimo por las oraciones de los ángeles y santos caídos que te rodean, todos los sortilegios y ligaduras que se han hecho por seres infames y perversos en contra de tu sierva Gabriela, poderoso haz que desaparezcan y queden desechas todas las cosas
malas dichas y hechas para mi. De una cajita de metal sacó una especie de cigarrillo y aspiro un par de bocanadas, el olor a marihuana invadió todo el lugar, al mirar sorprendido, Mailen me guiño un ojo, se acercó a mi oído y me susurro: -Todo está bien, no te preocupes. Con una vara de avellano, me tocó la cabeza y los hombros, enseguida, comenzó un cántico que me produjo el efecto de una droga, de pronto desaparecieron los olores, Mailen, los muebles, y la realidad adquirió la consistencia de un sueño, Gabriela me pidió revolver el mazo de cartas luego las ordenó y comenzó a hablar lentamente, con tono grave y monótono, como si estuviera replicando un mensaje -Le están por pasar cosas trascendentales, el amor llega a su corazón, se enamorará, tendrá una larga vida,
pero lo veo lejos, muy lejos. Eso fue todo, mucha parafernalia para algo tan general, a pesar de no tener expectativas, salí desilusionado. Rápidamente nos despedimos de Gabriela y caminamos tomados de la mano, hasta llegar a la puerta de mi casa, nos besamos por un largo rato, al abrir la puerta ella me dijo: - Llego hasta aquí, en otra oportunidad puede ser. Me beso y se fue. Al entrar a la casa me sentí muy cansado, molido. Al acostarme me dí cuenta que los toques con la vara me habían dejado sendos moretones, al hacerme conciente de ellos, comenzaron a dolerme. El sueño rápidamente me invadió, así como también las pesadillas. Me soñé en un lugar muy oscuro, observando un ritual, veía siluetas que arrojaban el cuadro donde aparece Mai-
len a un socavón, sentí mucho miedo, el extraño sueño me desveló por un rato, pero dormí durante gran parte del día. VII El lunes, compartí un desayuno de camaradería con mis colegas, algunos aun no terminaban de hacer sus últimas traducciones, por lo que después de la recepción debían seguir trabajando, los demás nos podíamos retirar y dar comienzo a nuestras vacaciones, no sin antes, pasar por la oficina de la jefa. Fui el primero en entrar me recibió con una gran sonrisa, me comentó sobre lo bueno de mi trabajo, pero -y así de inmediato- Que lamentablemente no se me renovaría el contrato -¡Maldita!- Grite en mi mente- Casi al mismo tiempo le pedí que me explicara los motivos - No puedo hacer nada, usted es un buen traductor, pero, hay
otros que por tener color político o ser el pariente de alguien importante tienen preferencias. La sangre llevó un calor a mi cara que la quemaba, rojo de rabia, me contuve de decir algún improperio, no podía entender que siendo bien evaluado, me despidieran para darle el trabajo a cualquiera. Agradecí su sinceridad y me fui a casa a descansar. Casi al anochecer, escuche gritar, me asomé por la ventana, era Mailen. - ¿Qué haces tú aquí? - Te vengo a invitar a una fiesta, a una reunión de amigos, me gustaría ir contigo. Le tire las llaves y entró: - Deja darme una ducha y salimos. - Está bien, apúrate. Después de la ducha, al hacer mi aparición, impaciente me dijo:
- ¿Vamos? - ¿Quieres tomar algo antes de salir? Para animarnos un poco, mira que hoy recibí una mala noticia. - ¿Qué noticia? Preguntó con curiosidad. - Me despidieron. - Upsss que mala, pero seguro recibirás una buena cantidad de plata por los años trabajados. - Si, eso espero, ¿dónde vamos? - Donde un amigo, que vive en la parte alta, cerca de los acantilados. El caminar tomados de la mano por la calle, me hacía pensar que ella no tenía otra relación amorosa, seguro era separada o divorciada, temiendo a que se molestara y de ser inoportuno, no me atreví a preguntarle nada. En ese momento decidí que lo mejor era dejar que me contara lo que quisiera, cuando quisiera, sin apresurar nada. Total, entre estar solo todo el tiempo y hacerme de una compañera joven y hermosa como Mailen, no había donde perderse.
La casa era hermosa, elegante y muy grande. Según Mailen, los invitados eran: actores, cantantes, escritores, todos pertenecientes a la fauna underground de Valparaíso, el anfitrión era un enano afeminado que tocaba la trompeta y usaba una peluca a lo Andy Warhol, al notar nuestra presencia se acercó rápidamente y me saludo diciendo: - Tú eres el invitado especial de esta noche. - Mucho gusto- repliqué, extendiéndole la mano para saludarlo. Sin soltarme, el enano me pregunto: - ¿Crees en el diablo? - Dudo de la existencia de dios con mayor razón no creo en el diablo. Extraña forma de romper el hielo y comenzar una conversación. - No lo asustes- Le dijo Mailen y se fue a buscar unos tra-
gos, el ni siquiera la tomó en cuenta. - ¿Sabias tu, que el mejor negocio del diablo es hacerle creer a la gente que no existe?. - Mas de alguna vez he escuchado ese comentario. - ¿Por qué crees que la gente comete atrocidades?, ¿qué los mueve? - La locura tal vez. - ¡Locos!!! ¡Jajaajaj!!¿Locos? En ese momento se subió a una mesa y se puso a hablar en voz alta…todos callaron y escucharon atentamente sin interrumpirlo: - Por la energía de mi imaginación y lo apasionado de mis acciones, más de una vez me han tildado de loco. ¿No es acaso la locura expresión de inteligencia?...la genialidad y lo asombroso ¿no provienen acaso de estados de ánimo exaltados?... Debo reconocer que hay dos dimensiones en mi persona: una que vive de día con razón lucida y otra que vive de noche con brillante locura, y es eso lo que me
convierte en diablo, no la maldad de mis actos, querido amigo.
Todos aplaudieron, el enano no volvió conmigo. Luego se acercó Mailen con los tragos:
- Hoy haz conocido al diablo en persona, es mejor que dios, te compra el alma que no sirve de nada y te da poder… y agregó: ¡Es muy loco este diablo! !Salud por el diablo! Grito a la audiencia. - ¡Salud! respondimos en coro. Me sentía extraño entre tanta gente rara… ¿Quizás yo era el raro? Por ser tan común. Al recorrer el lugar de tanto en tanto Mailen me presentaba a sus amigos, no entré en dialogo profundo con nadie, sólo lo de costumbre, siutiquerías y cumplidos…
cuando comencé a aburrirme, la deje con uno de ellos y salí al patio, necesitaba aire puro, en el límite de la propiedad casi al borde del precipicio, había una especie de torre de vigía, a la cual me subí, la vista era impresionante, la luna se reflejaba en el mar, los cerros iluminados adornaban la bahía completando un paisaje digno de ser pintado para la eternidad o fotografiado como postal. Sin que me diera cuenta, llegó a mi lado una mujer con atuendos coloridos y un turbante, se presentó como Valeria y me ofreció fumar: - No Gracias, nunca e fumado. - Anda atrévete, nadie se ha muerto por fumarse un pito. Tomó mi cara con sus manos, puso sus labios sobre los míos, se abrió camino con su lengua entregando todo el humo en mi boca, luego me beso. No bastó nada más para convencerme, nos fumamos todo el cigarro de marihuana. Creo que ha sido una de las mejores experiencias,
el fumar me dispuso de manera receptiva a todo lo que iba sucediendo. La exaltación del ánimo, transformó la fiesta en una especie de espectáculo de variedades: Recitaban, bailaban, fumaban tabaco y yerba, aspiraban cocaína y bebían. Me sume a todos los excesos sin resistirme. Mailen siempre a mi lado compartía a la par todos los vicios. Después de un rato apareció el anfitrión disfrazado de diablo gritando: - Necesitamos un voluntario que se ofrezca para actuar como sacrificio… tu!!! Señalándome. - No, yo no sirvo para esas cosas. - El sacrificado siempre niega su destino, por negarte debes ser tú. El estado en el que me encontraba, y la presión de los asistentes me envalentono y decidí cooperar, me sacaron la camisa, me estiraron en una mesa, apagaron las lu-
Lago y Volcรกn Llanquihue
ces, prendieron velas y comenzaron a cantar, una mujer disfrazada con ropas negras y una mascara comenzó a pintar mi torso desnudo, sentía que chorreaban colores por todo mi cuerpo, poco a poco las voces se hicieron lejanas, irreconocibles, hasta enmudecer, la oscuridad y el silencio fueron totales, parecía perderme en una inmensidad que quería devorarme, me sentía caer hacia unas gigantescas fauces… Desperté desnudo en mi cama, confundido, con Mailen a mi lado sentada vistiéndose. - Estuviste a la altura de la jornada, Fue una excelente noche, espero que signifique lo mismo para ti y sea el comienzo de algo grandioso. Aturdido y en estado etílico máximo, solo atine a decir: Si. - Ahora me voy, luego nos veremos, me beso y se fue.
VIII ¿Por qué habrán aparecido estos moretones?... las manchas son señal de algo: si no me he pegado se pueden deber a una reacción alérgica, quizás a la mala circulación de la sangre. Me sentía somnoliento, fatigado y muy adolorido. De rato en rato el dolor de cabeza y de los moretones me despertaban, resistí toda la noche, tal vez mucho de los síntomas eran producto de la resaca, al tercer día decidí ir al doctor, pero apareció Mailen en mi casa, le comenté lo mal que me sentía y le mostré los moretones, estos habían alcanzado gran tamaño, negros en el centro se ensanchaban mostrando una variedad de colores en todos sus tonos: rojo, violeta, verde, etc. Asustado le pedí llamara a algún médico. Comenzó todo un discurso sobre la medicina tradicional y los efectos negativos de los remedios, la verdad no estaba de ánimo para entrar
en discusiones, sólo quería aliviarme lo más rápido posible. - Deja traer algunos remedios naturales, vas a ver que te mejoraras sin sufrir efectos secundarios, te preparé una rica sopa y veras como te repones. Mi estado, su preocupación y buena voluntad lograron que no me opusiera a su idea, salió en busca de la cura, volvió casi a la hora después, trajo varias yerbas envueltas en papel de diario y trozos de carne, al parecer panas de pollo o algo semejante y un frasco de miel. Después de mucho rato apareció con el remedio, me tuve que desnudar por completo, luego me untó con una especie de pasta, mezcla de yerbas y miel, hasta las plantas de los pies me fueron embetunadas, mientras, debí tomarme una especie de infusión muy amarga. Rápidamente al secarse el betún me acosté, Mailen a mi lado me dio la sopa y luego se metió a la cama.
- Qué mala suerte para los dos, embetunado no puedo tocarte, ni tu a mi. - Si, que mala suerte!! Agregue sin poder disimular mi evidente animosidad masculina. - Jajaja!! Rió a carcajadas, y mirando bajo la ropa de cama, agregó: “parece que tu ánimo esta mejorando”. Avergonzado, esbocé una sonrisa y acurrucándome a su lado dormí por un rato, al despertar y para mi sorpresa, Mailen aun permanecía a mi lado. - ¿Cómo te sientes? - Mucho mejor! - Ves que tenía razón. Ahora debo irme, tienes que bañarte y sacarte todo, bebe otra taza de yerbas y duerme. - ¿No me acompañaras? - No, debo irme, mañana llegaré al atardecer para hacerte compañía.
Me beso y se fue. Seguí al pie de la letra sus indica-
ciones y me acosté. Mientras dormía extrañas imágenes se apoderaron de mi subconsciente: Me vi sentado en el escritorio cumpliendo con mis deberes, luego un ruido ensordecedor rompió mi concentración, sentía sacudirse el piso, como si algo quisiera brotar de la tierra, una sombra se apoderó de la habitación hasta quedar totalmente a oscuras, el aire parecía saturado de olores nauseabundos, oleadas de pestilencia lo hacían irrespirable, en seguida percibí una presencia amorfa que reptaba por la habitación, el miedo se apoderó de mi. Sintiéndome totalmente paralizado, trataba de luchar por salir del sueño, de mover mi cuerpo, desperté gritando, completamente sudado. Luego de un rato me tranquilice. Pasaron horas y la sensación de terror no me abandonaba, me sentía enfermo, peor que el día anterior. Mailen llegó por la tarde, al irse el sol, como de costumbre.
- Mailen, me siento peor que ayer, tus remedios me hicieron sentir bien, pero sólo por algunas horas, seguro aliviaron los síntomas, debe ser algo grave. - ¡Hombre tenía que ser!, siempre tan cobardes, son incapaces de soportar un pequeño dolor, por eso somos nosotras las elegidas para parir y no ustedes. Te llevaré donde una amiga para que te vea. Me sirvió sopa y te de yerbas y agregó - Esperaremos un rato y cuando te sientas bien saldremos.
Cerca de la media noche comencé a sentirme bien, una vez recuperado, salimos hacia Le bateleur. - No estoy de ánimo para una noche de fiesta Mailen. - No te preocupes, nos espera una amiga que te sanará.
Me dejé llevar como siempre sin hacer preguntas.
Entramos al local y sin detenernos subimos por una escalera hasta un tercer piso, entramos a una habitación espaciosa tenía un techo muy alto con un traga luz, paredes blancas sin adornos, excepto y extrañamente, por el cuadro en el que salía Mailen, en cada esquina una vela, en el centro una cama. Valeria la mujer que me beso en la fiesta, hervía algo en una cocinilla. - Desvístete y acuéstate. Me dijo Valeria con tono serio. - Esto es muy extraño Mailen, ¿qué se proponen? - Curarte, ¿no es eso lo que quieres?. - Si pero ¿con yerbas y magia? - Si con yerbas y magia, ¿acaso no te aliviaron cuando las tomaste? - Si, respondí no muy convencido. - Toma esta infusión primero y relájate.
A partir de ese momento todo se vuelve confu-
so, comencé a tener alucinaciones, escuchaba cánticos y rezos incomprensibles, la habitación poco a poco se transformó en un lugar oscuro y húmedo, aparecí en una cueva gigantesca, iluminada sólo por el resplandor de antorchas que desfilaban ceremoniosamente hacia un gran agujero que eructaba pestilencia. Seres grotescos arrojaban objetos a la abertura como ofrendas. No podía moverme, el horror de tal escena me entregó lucidez, me hizo consiente de mi rol en ella, era yo el sacrifico, la ofrenda mayor. Desesperado traté de librarme pero fue imposible mover un solo músculo, paralizado no podía más que tratar de despertar de aquella pesadilla. Fui llevado por sombras hacia el agujero, me dispusieron de manera vertical, listo para ser liberado al abismo, de frente a mi, estaba la pintura al parecer era también parte importante del ritual, a esta altura sabía que algo malo me pasaría, turbado pensaba que quizás ya estaba muerto, y todo esto, no era más que el camino al infierno. Logre reconocer al hombre de la pintura como el líder de este horror, Mailen danzaba a su alrededor en señal de
adoraci贸n. De pronto el silencio fue total, en ese momento fui devorado junto al cuadro por el abismo eterno, de alguna manera, y no se en que momento, me transforme en parte de la pintura, ahora soy el que escucha, el que ve y recuerda, el que mora rodeado de gente pero en soledad. FIN
Revista de Difusi贸n Cultural