Boletin del Embajador - Abril de 2016

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Embajador de la Esperanza

Foto: Archivo de la Fazenda de la Esperanza

www.fazenda.org.br

Edición 103. Abril 2016

Ser esperanza en el mundo

“…la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza.” – Rm 5, 3-4


La Fazenda de la Esperanza ayuda a los jóvenes a rescatar los valores que les ayudarán cuando regresen con sus familias y en medio de la sociedad.

M

antener vivas las enseñanzas del Evangelio. Este es el desafío que los ES tienen en el día a día. ES es la abreviatura de “Esperanza” y fue la sigla que los fundadores de la Fazenda de la Esperanza dieron para todos los que terminan su año de recuperación en la comunidad, o lo hacen semanalmente – en el mismo periodo – en los Grupos Esperanza Viva. En estos más de 33 años, miles de personas ya han pasado un año buscando un nuevo estilo de vida. Los que lo encontraron lo llevan a sus casas, trabajo, sociedad… Médicos, empresarios, operadores de máquinas; vendedoras, dueñas de casa, secretarias… son incontables los (las) ES esparcidos por el Brasil y el mundo. Es evidente que, poner en práctica en medio del mundo las enseñanzas que se recibieron dentro de la Fazenda no es fácil; sin embargo, cuando esto se logra, es la confirmación de que hubo un cambio real de vida. El (la) joven llega a la Fazenda de la Esperanza por causa de las frustraciones que vivió y que lo (la) llevaron hasta las adicciones. En la comunidad se llega a comprender que es posible vivir en sobriedad y hacer todas las cosas que le dan alegría sin, necesariamente, usar drogas o bebidas. Cuando termina su año y vuelve a la sociedad necesita mantener la sobriedad y sólo lo va a conseguir, si continúa colocando en práctica los valores aprendidos durante su recuperación. Mantener la esperanza Uno de estos valores es mantener la esperanza de que las cosas pueden ser mejores, incluso en situaciones difíciles. Fue lo que sucedió con Josilano Santos de Oliveira. En el año 2002 él se recuperaba en la Fazenda de la Esperanza San Miguel, en Lagarto. Después de ver a su padre matar a su madre y ser detenido, él fue a vivir con los parientes, pero también se ahogó en los vicios. Pasó un año recuperándose y, después se hizo voluntario recibiendo a los que llegaban enflaquecidos, como un día alguien hizo con él; después volvió a vivir con su padre, que acababa de salir de la prisión.

2 - Boletín del Embajador - Edición 103 - Abril 2016

“Volví a mi casa y sentí el deseo de perdonar a mi padre. Fue un momento muy significativo. Con tres meses que convivíamos él tuvo un derrame cerebral y falleció. A pesar del dolor, permanecí en la fe diciendo: ‘que se haga Tu voluntad’. Pude ver ¡cuánto Dios estaba a mi lado dándome fuerzas para seguir adelante!”, recuerda. En esta vida nueva, Josilano se casó con Solange y tuvieron a su hijo Andrés. Y para aumentar aún más la alegría de la familia, en este mes de abril debe nacer María Victoria. Perseverar Salimos de Lagarto y hacemos un viaje imaginario de más de 3 mil Km. Estamos en Casca, en la Sierra Gaucha. En junio de 2011, Bruno Jacó Neuhaus llegó a la Fazenda de la Esperanza San Rafael, después de pasar cinco años en el mundo de las drogas. En su tercer mes de recuperación quedaba sorprendido consigo mismo, pues hacía cosas buenas que antes no conseguía. Al completar su año hizo Escuela Misionera en Boppard, Alemania. En octubre de 2012 volvió para casa y trató de poner en práctica las cosas que vivió en la Fazenda. Una de las palabras que aprendió en la comunidad fue: “El que persevere hasta el fin se salvará”. (Mt. 23,13) “Pronto llegó el primer desafío: resolver cuestiones de la separación de mis padres y finiquitar a los empleados que querían dejar el trabajo y tener que asumir solo la hacienda de la familia. En aquel momento pensé: Dios no me va a dar una cruz que no pueda cargar. Asumí el desafío con miedo, ya que antes no había trabajado con grandes responsabilidades. En mis manos estaba el sustento de mi familia”. Con mucho empeño, Bruno, trabaja en el ramo de la agricultura hace más de tres años. Hace dos años se casó con Jessica y ya tienen un hijo, Arthur Vinicius.


Un lugar para los ES El GEV (Grupo Esperanza Viva) nació en los primeros días del año 2000, en una residencia de Passo Fundo (Río Grande del Sur), cuando uno de los fundadores de la Fazenda de la Esperanza, Nelson Giovanelli, estudiaba en esa ciudad y, en los fines de semana, visitaba a los ex -recuperados de la región. A su vez, en otros lugares del Brasil grupos de jóvenes que pasaron por la Fazenda, se reunían para vivir, por algunas horas, como si estuviesen dentro de la Fazenda. “Más que un lugar, se trata de un grupo de personas que quieren vivir el carisma de la esperanza en medio del mundo, en medio de las ciudades, en lo cotidiano de la vida, del trabajo, del estudio, de la familia, la Iglesia y por supuesto, en medio de los grandes desafíos de hoy. Es una manera de llevar la esperanza al mayor número posible de jóvenes, como pidió la Iglesia, a través del Papa Benedicto XVI”, escribe el Padre César dos Santos, Responsable del GEV, en su libro “Hijos de la Esperanza”. La experiencia que nació en tierras gauchas se difundió por el Brasil y por otros países. En nuestro site se pueden encontrar los contactos de los responsables de los grupos en el Brasil y en el exterior. Link: http://www.fazenda.org.br/ esperanca_viva Vivir una nueva propuesta Leandro Pires también vivió un año recuperándose en la Fazenda de la Esperanza de Casca. Él resume así el significado de volverse un hombre con actitudes nuevas. “Entendí que las pequeñas cosas del día a día me aproximaban a Dios, como: dar un ‘buen día’ con una sonrisa en el rostro a las 06:00 de la mañana, con sueño; lavar la loza, son algunas de las cosas que se pueden hacer. Esto me fue transformando en un hombre nuevo y las drogas ya no eran más parte de mí”. Apoyo para quien necesita Usted, Embajador de la Esperanza, es la mano amiga que nos ayuda a transformar la vida de miles de jóvenes. Personas que antes se entregaron a las frustraciones causadas por los vicios, encuentran un nuevo camino, y usted también es responsable por las historias bonitas de cambio en la vida de ellos. Asegúrese de pasar este Boletín a sus amigos y familiares, para que más personas conozcan y se unan a nosotros en la misión de difundir la esperanza.

Sucedió conmigo Hasta los 37 años tuve una vida normal. Mi vida era activa en la sociedad, estudié contabilidad, trabajaba como asistente administrativa de una universidad, tenía amigos respetables… Viajé, y tuve el privilegio de participar de fiestas donde no todo el mundo tenía acceso, desde el punto de vista financiero. A un determinado momento sufrí una decepción muy grande y con ella vino la depresión. A partir de ahí decidí buscar consuelo en las drogas y de ellas dependí por dos años. Conocí la Fazenda de la Esperanza a través de mi madrina de bautismo, que me ayudó en ese momento y me ofreció apoyo para que me recuperara. Acepté rápidamente, porque era como la última oportunidad de mi vida, ya que no estaba bien. Una experiencia que marcó mi experiencia en la Fazenda, y llevo conmigo hasta hoy, fue la vivencia de esta palabra: “Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos”. (Mt 7,12) Yo estaba con seis meses y era responsable por una adolescente de 13 años que usaba silla de ruedas, muy rebelde, de temperamento fuerte y, un día en que ella tuvo una crisis, yo quise desistir de tener esta responsabilidad. Cuando me acordé de esa palabra recordé que alguien no desistió de mí, tanto como para mi recuperación, como para continuar viviendo. Y así, continué cuidando de esa joven. Terminé mi año de recuperación el 2010, pero la Fazenda no salió de mí. Hoy trabajo en la oficina de la casa de las fundadoras de la Obra. Participo de las actividades de la Fazenda, ya que vivo bien cerca de ella y trato de estar siempre pronta para poder servir.

Maria Cecília dos Santos Araçatuba/SP


Destacable Retiro de Formación A principios del mes de febrero, los miembros de “vida en común” y sacerdotes de la Familia de la Esperanza dieron inicio a un viaje de formación. Este es el primer retiro que se realiza todos juntos, hombres y mujeres, y fue en Tierra Santa, con el fin de “volver a los orígenes” de los primeros cristianos. Los primeros días de retiro fueron marcados por muchos momentos, como las comuniones entre los participantes y la celebración de las misas en lugares santos. Durante el transcurso del retiro se fueron dando oportunidades para reflexionar sobre los cambios que cada uno podía hacer en su vida y pedir a Dios esta gracia cada día, dejando el hombre viejo y dando fuerza para ser portador de la Esperanza. El recordar cómo fue el llamado para cada uno y donar su vida a Dios, fue la característica del tercer día de retiro. Incluso con fragilidades e incapacidades personales, Dios eligió a cada uno para llevar la Esperanza al mayor número posible de personas. Todos vivieron días especiales, experiencias que después serán transmitidas a los jóvenes recuperandos. El sello de este encuentro fue el sentir el corazón lleno de alegría y la experiencia de vivir

entre todos la comunión, con la presencia de Jesús entre ellos. Padre Luiz Menezes, presidente de la Familia de la Esperanza, nos compartió su experiencia de lo vivido en estos días: ‘La posibilidad de hacer esta experiencia en el Año Santo de la Misericordia ha sido una gracia especial y, aún más, por ser la primera vez que vengo a este lugar, del cual tanto escuché hablar y del que estudié hasta en la Teología. Es como experimentar el “Magnificat” que María cantó junto a su prima Isabel, que reconoció no merecer la visita de la Madre de Jesús; personalmente, reconozco que Dios nos miró con mucho amor. Estos lugares nos hablan de la mirada que Dios tiene hacia la humanidad frágil. Comprendo que Él continúa visitándonos a través de la Iglesia y de los carismas, y nosotros también estamos llamados a hacer visible en el mundo la visita de Dios a través del Evangelio que, cura, liberta, renueva a la humanidad. Todo esto nos ayudó a renovar juntos nuestro sí dejando que Él a través de nosotros y de tantos otros, intervenga en la historia de la humanidad como hizo en nuestra historia personal. Unidos’.”

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OBRA SOCIAL NOSSA SENHORA DA GLÓRIA - FAZENDA DA ESPERANÇA Departamento Retorno à Vida - Caixa Postal 529 - CEP 12511-970 Guaratinguetá-SP Tel.: (12) 3128 8900 E-mail: adm.rv@fazenda.org.br


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