Embajador de la Esperanza www.fazenda.org.br
Edición 104. Mayo 2016
El Espíritu Santo es quien inspira los movimientos “Dios nos creó para estar de pie”
Foto: Arquivo da Fazenda da Esperança
Papa Francisco, en su mensaje enviado a los jóvenes de la Fazenda de la Esperanza
L’ Osservatore Romano
El carisma de la Esperanza continúa la misión confiada por la Iglesia de mostrar un nuevo camino para que las personas permanezcan de pie
“Del Hijo de Dios muerto, resucitado y vuelto al Padre brota ahora sobre la humanidad, con inédita energía, el soplo divino, el Espíritu Santo. Y ¿qué produce esta nueva y potente auto-comunicación de Dios? Donde hay laceraciones y divisiones, crea unidad y comprensión”. Estas palabras formaron parte de la homilía del Papa Emérito Benedicto XVI en la solemnidad de Pentecostés, el 23 de mayo de 2010. En esa ocasión cerca de 300 miembros de la Familia de la Esperanza estaban en Roma para la Fiesta del Reconocimiento Pontificio de nuestra Obra. Benedicto XVI se refería a la venida del Espíritu Santo (Cfr. Hech 2), anunciado por Jesús. (Cfr. Juan 14, 16) En la historia de la humanidad, en periodos difíciles nacieron varios movimientos que, incluso hoy en día, llevan consuelo a los sufrimientos de las personas. El Movimiento de los Focolares, por ejemplo, inspira a todos a buscar la unidad para vivir en armonía. Existe también Ayuda a la Iglesia que Sufre, que tiene como misión apoyar proyectos pastorales en donde la Iglesia católica vive dificultades, tales como persecución religiosa por causa de guerras y revoluciones como por la miseria. Un hecho también importante en la historia de la Iglesia, fue el Concilio Vaticano II (1962 a 1965). Todavía hoy sentimos la repercusión de este encuentro, como la más grande apertura de la Iglesia sobre las cuestiones del mundo contemporáneo y su trabajo pastoral. A partir de él, nacieron varias comunidades, muchas de estas reconocidas por la Iglesia, inspiradas por la acción del Espíritu Santo. La Familia de la Esperanza es una de ellas; su carisma específico es llevar la esperanza. Para esto trabajamos con los que se recuperan de las drogas, pero también buscamos dar ayuda a los portadores del virus VIH, niños, enfermos, etc. Todo comenzó a través de pequeños actos concretos que – obviamente – nacieron dentro del corazón de los primeros colaboradores y, después, contagió a los primeros jóvenes. 2 - Boletín del Embajador - Edición 104 - Mayo 2016
Los carismas no sobreviven solos. Uno parece “hermano” del otro, y esto hace con que las comunidades se complementen en la diversidad de cada uno. Abrirse al Espíritu Santo De acuerdo con el Youcat (Catecismo Joven de la Iglesia Católica), “cuanto más nos abrimos, dentro de nosotros, al Espíritu Santo, tanto más Él se vuelve el maestro de nuestra vida, tanto más nos concede sus carismas… De esta forma, crece en nosotros, en lugar de las obras de la carne, los frutos del Espíritu”, como, la caridad, la paz, la paciencia, la sobriedad. Fray Hans recuerda que cuando un joven llega a la Fazenda, es insensible a una vida espiritual, pues la droga, el sexo y las cosas materiales tomaron posesión de él al punto de hacerlo incrédulo a los valores espirituales. “Pero aquí él es bien recibido, encuentra su lugar, su espacio, los otros lo escuchan, él es invitado a trabajar, a producir y hacer algo, a ser familia, a vivir la Palabra todos los días. Sin darse cuenta, entra en una realidad, respira algo nuevo que lo hace, de a poco, comprender lo que ya está dentro de él: el Espíritu Santo, el amor, la vida en Dios… hasta que sucede lo que llamamos de convertirse en un hombre nuevo, una mujer nueva”. Participación Incontables son los que ayudan a estos jóvenes a encontrar una vida nueva, entregándose por completo. Sin embargo, usted, Embajador de la Esperanza, también tiene una misión muy importante, ya que contribuye a sostener la obra. Permanecer de pie A comienzos de abril, los fundadores de la Fazenda – Nelson Giovanelli y Fray Hans Stapel, ofm – tuvieron una audiencia con el Papa Francisco. Inspirado en nuestro “hombre nuevo”, el Santo Padre envió un mensaje especial a los jóvenes, motivándolos a permanecer de pie, a pesar de las dificultades (Lea el mensaje completo en la página de al lado).
¡Queridos jóvenes! Ustedes que están en la Fazenda de la Esperanza, que están haciendo una experiencia de camino. La vida es muy complicada, pero por otro lado es muy fácil. Hay que saber mirarla bien, hay que saber vivirla bien, hay que saber sufrirla bien. Jesús, en el Evangelio, nos da Su Palabra, el camino. Y si nosotros escuchamos la Palabra de Jesús y edificamos nuestra vida sobre Jesús, permanecemos de pie. ¡Porque Dios nos creó para estar de pie! Si nosotros no escuchamos la Palabra de Jesús y la dejamos de lado, caemos. La Palabra de Jesús, la Palabra de Dios ¿Qué me dice Dios? ¿Cómo tengo que andar? Y eso te va hacer a ti más hombre y más mujer, porque la Palabra de Dios es para hacerte más hombre y más mujer, para edificar tu casa sobre la piedra, sobre la roca, sobre la firmeza. ¡Todos somos débiles, todos! ¡Todos somos pecadores, todos! Pero todos tenemos la Palabra de Dios, que no sólo nos dice un mensaje, sino que nos sostiene parados, nos sostiene de pie, Dios te da la mano y te alza. Acuérdense, en el Evangelio, de aquel paralítico. Que Jesús le toma la mano y lo pone de pie. ¡Porque Dios te creó a ti, me creó a mí, para estar de pie! ¡No le tengan miedo a la vida! ¡No le tengan miedo a estar de pie! Y si alguna vez se caen… porque se olvidaron de Dios, o porque… a todos nos pasa… Porque todos somos pecadores y todos hemos caído alguna vez. Dejarse levantar. Tomar de nuevo la mano a ese Jesús que te levanta. Acá en el norte de Italia, los alpinistas, los que escalan las montañas, tienen una canción muy bonita que dice: en el arte de ascender el secreto está no en no caer, sino en no permanecer caídos. Muchachos, chicas, no permanezcan caídos. Todos en la vida hemos caído. ¡No permanezcan caídos! ¡Déjense ayudar! Y ayúdense unos con otros. Y si están dos caídos, pues, entre los dos ayúdense a levantarse. No esperen que venga otro de afuera, entre ustedes, pero siempre de pie. Con la Palabra de Jesús, que nos creó para estar de pie. Muchas gracias, les agradezco la fuerza que tienen para vivir… y la vida es muy linda. Y la vida no termina: continúa, continúa, continúa… Les pido que recen por mí, ¡que Dios los bendiga a todos ustedes! Y que la Virgen Madre los cuide. ¡Gracias!
Destacable Vice presidente visita la Fazenda Virgen de la Merced - Tucumán El viernes, 15 de Abril, la vicepresidente de nuestro país, la Sra. Gabriela Michetti, visitó la Fazenda de la Esperanza Virgen de la Merced Redentora de Cautivos (Tucumán). A su llegada fue recibida con la canción: “Cosa de Dios”. Con mucha alegría, ella saludó a cada uno y desde el comienzo se sintió muy a gusto y cómoda, haciendo chistes y riendo con todos. La invitamos a visitar nuestra capilla, y ella quedó encantada con cada uno de los detalles. Presentamos brevemente la Fazenda, y Hugo, como responsable le dio a conocer el carisma de la Esperanza, sus pilares y su presencia en el mundo. Cada uno de los jóvenes se presentó y Edgar compartió su testimonio, tocando el corazón de cada uno de los que estábamos allí. Entre ellos, nuestro arzobispo Mons. Alfredo Horacio Zecca, y miembros del directorio y algunos jóvenes del barrio El Sifón.
El padre Carlos dirigió unas palabras al igual que el padre Jesús, compartiéndoles la experiencia de esta corona espiritual para la Virgen en este Bicentenario de la Independencia. La Sra. vicepresidente, compartió su testimonio de vida animando a los jóvenes a no dejarse vencer por las dificultades que la vida puede presentarles. Los muchachos, muy contentos y en un verdadero clima de familia, le regalaron una canasta con todos los productos que elaboran y algunos libros de la Fazenda, y un hermoso ramo de flores. Ella pidió cantar la canción “Dulce Doncella”, canción que fue coreada por todos los presentes. Fue un encuentro íntimo y en medio de lágrimas y risas, de compromisos y proyectos a concretar, se despidió entre fotos y besos. Luego, los que quedamos allí, compartimos una exquisita merienda. Mons. Alfredo se quedó y merendó también con los muchachos, cerrando así una tarde distinta con sabor a Esperanza.
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