Maria Estallo Lauren Hunyi M贸nica Moya J煤lia Rovira Iris Torell贸 Judith Valls
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ÍNDICE ACRÓSTICOS………………………………………………………………… 3 , 4 , 5 HISTORIAS DE TERROR …………………………… 6 , 7 , 8 , 9 , 10 , 11 , 12 Venganza …………………………………………………………………….… 6 , 7 , 8 Presencia extraña ………………………………………..…………….. 9 , 10 , 11 La desgracia de Anacleta ……………………………………………………… 12 MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA………………………………………… 13 LIBRO DE BUEN AMOR ………………………….…………….14 , 15 , 16 , 17 El bueno y el loco………………………………………………………….……… 14 Una belleza indeseada …………………………..……………………….. 15 ,16 Ramiro y Teresina…………………………………………………………………. 17 TÓPICOS ……………………………………………………………..18 , 19 , 20, 21 Descriptio puellae ……………………………………………………….………..18 Carpe diem ………………………………………………………………….….……. 18 Locus amoenus …………………………………………………………………….. 19 Tempus fugit ……………………..…………………………………………….20 , 21 PASATIEMPOS………………………………………………………………… 20 , 21
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Acrósticos Maria: Mira las aguas claras, Ahora se rizan entre ellas. Rozando la suave arena, Insistentes contra las rocas. Aférrate a la calma del mar.
Lauren: La plateada luna asoma por tu ventana, Ahora se va llenando el manto negro de brillantes manchitas, Usen la imaginación para crear dibujos con las estrellas, Reúnan sus conocimientos para encontrar constelaciones, Entréguense a esta hermosa noche mágica, No vean la tele, váyanse a soñar bajo la luz de la luna.
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Mónica: Muy complicado de encontrar, Óptico es mi problema. Nunca podré llevar lentillas e Imaginarme sin gafas. Complicado es, espero que se cure Algún día.
Júlia: Jamás tuviste que elegir Uno u otro camino, Lo que me lleva a decir Ignoras cuál es tu destino Andando encontrarás su fin.
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Iris: Invento mis argumentos, Raramente me acaban creyendo, Intentan darme consejos pero Siempre hago lo que quiero.
Judith: Juez que has temido Usar tus ventajas Decid lo que realmente piensas Identificando tu persona Tira tĂş del carro Hijo de la gran seĂąora.
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Historias de terror Venganza Recuerdo aquél día de mi adolescencia como si fuera ayer. Salía del instituto cuando me topé con sus cinco miradas asesinas. Formaron un corro a mi alrededor y entonces, los reconocí. Me empujaban de un lado para otro mientras yo contemplaba el odio en sus miradas. Cuando por fin pude detenerme, vi que tenía delante a Xan Ray y sus ojos achinados me culpaban de algo que yo nunca averiguaría. A mi derecha tenía a Dimitriv y su rubia melena en forma de casco que delataba sus ojos de hierro. Su compañero Renzzini me insultó y me giré para escupirle mientras alzaba su mano derecha. Entonces vi como los nueve anillos de oro macizo que la adornaban se acercaban velozmente a mis ojos, dejándome así nueve cicatrices oscuras que aún conservo. El Juanmi rio escandalosamente de forma que sus lorzas rebotaron. Y en ese mismo instante apareció Gafi Rumanóf, apartando su flequillo pelirrojo para así fijar sus ojos verdes en mí. Su rostro aún sigue siendo mi peor pesadilla. Un sonido aparta vagamente mis recuerdos. El aceite empieza a hervir en la cacerola, y otro sonido le contradice. Lentamente se abre la puerta principal, por lo que me escondo corriendo en el lavadero. Dimitriv ha entrado en su cocina. Se acerca a la cazuela extrañado, a sabiendas de que no la dejó ahí. Fugaz y silencioso corro a su espalda y le sujeto la cabeza con una mano en la barbilla y la otra en el cogote. Acerco mis labios a sus orejas y le susurro las últimas palabras que podrá escuchar: -Pagareis por lo que hicisteis… uno por uno! – Y sin tiempo a una respuesta, le sumerjo la cabeza en el aceite hirviendo. Patalea y se retuerce pero mi posición es ventajosa y no conseguirá vivir. De repente, silencio. Le levanto la cabeza y viendo su expresión amarga, lo arrojo al suelo. Miro por última vez su cuerpo sin vida y un cosquilleo de alivio me envuelve cálidamente. Al lado de su desfigurada cara, suelto un sobre sellado con la peculiar imagen de un elefante morado. Dentro del sobre, se encuentra impaciente un dibujo con mi próximo crimen, protagonizado en breve por Xan Ray. Es tarde y vuelvo a casa. Al llegar no me sorprende encontrarme a mi hija Claire trabajando en el comedor. Me enorgullece enormemente que sea policía, aunque eso a menudo nos impide pasar tiempo juntos. -Hola papá. ¿De dónde vienes a estas horas? 6
-Mm… Vengo de ver a tú tía. -Pues resulta que acaba de llamar preguntando por ti. -Esto… voy a… hacer la cena, es tarde. – Y corro hacia la cocina. Al día siguiente, me dispongo a ir a la consulta de Xan Ray. Pero no sin antes coger los sobres que dejaré junto a las víctimas de hoy. -¿Qué llevas en la mano papá? -Nada cariño, voy a tirar unas cartas al buzón.- Cierro la puerta demasiado bruscamente y me voy. Cuando por fin llego a la consulta de Xan Ray, me atiende sin reconocerme. –Pase a la consulta y túmbese en la camilla, por favor.- Dice sin demasiado entusiasmo. Se da media vuelta para elegir las agujas para el tratamiento de acupuntura, y me levanto sin ruido dándole un golpe seco en la nuca. Una vez inconsciente le clavo unas cuantas agujas en los vacíos letales de su cabeza. Para terminar, le pongo el sobre en la frente y lo estaco con la última aguja. Acto seguido desaparezco con sigilo para llegar al restaurante italiano, dónde Renzzini espera la muerte sin saberlo aún. Al entrar, me siento intranquilo y enseguida veo acercarse su inconfundible silueta, seguida del resplandor que sus anillos destellan en su mano. Instintivamente acerco una mano a mi cicatriz. - ¿Qué le piace al bambino per manjare? – Pregunta con indiferencia mal escondida. -Unos espagueti al pesto. – Leo lo primero que veo en la carta. Cuando levanto la mirada, encuentra mi cicatriz, enseguida palidece y corre a la cocina nervioso. Me levanto veloz y le sigo. Cuando me ve acelera, pero se arrincona sin querer y antes de que pueda siquiera jadear, le tapo la nariz y la boca con un pañuelo mojado en ácido. Lentamente sus convulsiones se debilitan hasta que cae sin vida a mis pies. Suelto otro sobre y me voy, sin mirar atrás. Al llegar a casa me siento en el sofá y pasan las horas velozmente. -¡Hola papá! ¿Qué cenamos hoy? – la viva voz de Claire me devuelve a la realidad. -Lo siento cariño… me he vuelto a olvidar de prepararla. -Tranquilo- dice mientras me besa la frente – yo lo haré. Me han dado un caso nuevo en el trabajo.-Grita desde la cocina- Hoy han encontrado el tercer cadáver que reposaba junto a un sobre sellado con un elefante morado. Se ve que el asesino deja dentro una pista, un dibujo que revela el carácter de su próximo crimen.
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-Ah… Bueno hija hoy no voy a cenar contigo. Tengo sueño y me voy a dormir ahora mismo. – Me levanto demasiado rápido y doy un portazo en mi habitación. Cojo los dos últimos sobres, los escondo en mi chaqueta y espero a que amanezca, incapaz de dormir. Muy temprano camino atropelladamente hacia los establos de los animales que saldrán a la plaza. Encaro el toro destinado a El Juanmi a la arena, donde el torero está ensayando, y lo enfurezco de tal modo que al abrir la verja sale disparado y enviste al cuarto asesinado. Mientras los trabajadores recuperan el control del animal, le dejo el sobre encima del silencioso corazón y me voy sin ser visto. En casa leo una nota de mi hija. Dice que no volverá hasta dentro de un par de días, estará investigando mis asesinatos… -Perfecto- murmuro para mi mismo. Enseguida llamo a Gafi Rumanóf y le concertó una cita en mi casa para “hablar de negocios” ya que eso es a lo que se dedica, y me dicen que llegará en dos horas. Así que cuelgo y empiezo a prepararlo todo. Por fin llaman a la puerta y abro con las manos en los bolsillos, sujetando el arma escondida. Cierro la puerta y me giro lentamente, oyendo sin escuchar las palabras de mi víctima. Alzo el arma y sube los brazos sudando y temblando de repente. Sin dar explicaciones disparo a su hombro derecho para que viva, de momento. Jadeando de dolor se tumba en la mesa cuando se lo ordeno y lo ato allí para ir en busca de la sierra. Sin sentir ni padecer, rasgo la carne de sus piernas hasta que las separo de su cuerpo, ensordecido oyendo sus aullidos de dolor. De manera aterradora sonrío para mi en cada lágrima que le veo verter. Corto todo su cuerpo para licuarlo entero y hacerle desaparecer por el desagüe. Cuando solamente conservo su asqueroso corazón lo guardo en un bote para recordarme siempre que ya puedo dormir tranquilo. Dedico el resto del día en deshacerme de las pruebas. Mi hija llega el día siguiente con rostro sombrío. De repente empieza a sollozar desconsoladamente. Me ha descubierto. Varias horas de llantos, gritos y lamentos pasan como una lenta agonía que claramente merezco. Finalmente me dice lo último que oiré de sus labios: - Me voy, papá. No te delataré a la policía, pero tampoco querré volver a verte… Jamás. – Con eso cierra la puerta de un golpe sin que pueda contestar. Mi hija, mi niña… todo lo que tenía se acaba de marchar. Y de repente lo veo claro: Voy a la comisaría a delatarme y a vivir lo que queda de mi patética vida en una celda, esperando morir. Conmigo llevaré un sobre, sellado con un elefante morado con una carta en el interior que explique mis crímenes. Ésta carta.
Júlia y Judith
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PRESENCIA EXTRAÑA En el verano de 1996, no se sabe bien dónde, se despertó una chica de unos veinte años, llamada Linda. Linda era rubia, pero el rubio de su pelo parecía teñido porque era de un color muy fuerte. Tenía unos ojos grandes y azules. Su boca era menuda como un piñón. Era muy callada y casi no decía mucho, pero era lista e ingenua. No era como las demás chicas que solo se preocupaban por su físico. A ella le gustaba estudiar y aprender cosas nuevas, se cree que era así a causa de la muerte de sus padres hacía unos años. Cuando se despertó sintió un grave dolor de cabeza, y al mirar a su alrededor, pudo ver que estaba en una habitación desconocida. Inspeccionó la habitación; era bien grande, con una cama, una ducha, un espejo, e incluso pequeños detalles como; un cepillo y pasta de dientes, un peine, gel y champú de ducha, entre otras cosas... Al inspeccionar esa habitación se fijó en que la puerta no estaba cerrada y rápidamente salió de allí. Al salir de la habitación caminó por un pasillo unos minutos en el cual pudo reconocer puertas de unas siete chicas escritas en unas pizarritas. Los nombres de las pizarritas no los reconoció y al fin vio una salida que la llevó a una sala grande, donde, tres chicas, sentadas en el sofá, estaban mirando alguna serie americana. Como las chicas no la vieron entrar, Linda dijo en voz alta un "hola" muy seco. Las tres chicas se giraron, pero sólo dos se levantaron para presentarse. La otra se quedó sentada en el sofá. Una de las chicas que se presentó se llamaba Isabela, tenía unos veinte años como Linda; era alta y esbelta, con pelo castaño y ojos chicos de color miel. Le encantaba dibujar y escribir poemas, y al acabar de presentarse a Linda se fue a dibujar a su cuaderno. La otra chica que se presentó se llamaba Mar, también tenía veinte años como Linda e Isabela; era más bajita que Isabela y tenía un rostro triste, parecía un fantasma con su mirada penetrante y la cara pálida. Tenía unos ojos como dos naranjas y de color verdes. Siempre que decía algo, al final se ponía a llorar y nadie sabía por qué, pero Isabela parecía ser la única que la animaba de vez en cuando. Linda, Isabela y Mar se pusieron a jugar al parchís y al cabo de una hora de oca en oca y tiro porque me toca, se hartaron de jugar. Mientras ellas jugaban la chica en el sofá no dijo nada ni se movió, eso a Linda le intrigó y quiso saber qué le pasaba a esa chica del sofá que no quiso saludarla ni siquiera mirarla. Le preguntó a Isabela su intriga y ella le dijo que se llamaba Raquel y 9
que tenía poca paciencia y siempre se enfadaba por todo, sobre todo con Mar, porque decía que no soportaba sus llantos a media noche. Isabela y Mar intentaban no acercarse o hablar, incluso no hacer nada con Raquel a causa de su fluidez por hablar que era muy pesado y su enfado en segundos. Raquel también tenía veinte años; era alta igual que Linda, con un cabello pelirrojo color vino, tenía los mofletes llenos de pecas y los ojos deberían ser de castaños tirando a negros. Le encantaba hablar, hablaba siempre, con las chicas, los trabajadores incluso con objetos inanimados, porque la gente no soportaba su cambio de estado bipolar repentino. Con todo lo que había pasado hoy, Linda se olvidó de que estaba en un sitio desconocido por motivos desconocidos y rápidamente se dio cuenta de que tenía que preguntar alo sobre este sitio donde se encontraba. A su derecha había una pequeña oficina que decía secretaría, llamó a la puertecita y salió un hombre de edad media cansado. El hombre no le dijo mucho, solo la información que se le permitía (según él). Entonces Linda fue a la cama y allí estuvo pensando un buen rato sobre lo que aquel hombre le había dicho. A la mañana siguiente al despertar, sintió otra vez ese grave dolor de cabeza y decidió ducharse y prepararse para ir a desayunar y allí su dolor se esfumó. Las chicas desayunaron tranquilamente, unas tostadas con mermelada de marca blanca y un café de quién sabe dónde lo habían sacado o cómo lo habían hecho. Al acabar ese delicioso desayuno se pusieron a ver la televisión. Se tragaron un documental sobre unas plantas que se les hizo eterno y entonces por la puerta de salida entró el médico que las trataba. No iba solo, detrás suyo desfilaban dos trabajadores que podrían ser enfermeros. Todas menos Linda se intentaron esconder al verlo entrar, era como si l les quisiera hacer daño. El médico llamó a Raquel para que fuera con él, le dijo que era una revisión general, pero Raquel echó a correr por el otro lado hasta llegar a la pared final del final, dónde los dos trabajadores la sedaron para evitar daños o gritos. Cuando se fueron, Isabela cogió a Mar y la tranquilizó ya que se echó a llorar de seguida. Durante toda esa semana Linda se despertaba con ese dolor de cabeza al que ya desaparecía y Isabela y Mar no decían nada, parecían mudas. Linda preguntó a trabajadores que habían hecho con Raquel ya que no la volvieron a ver más. El lunes siguiente Linda se despertó otra vez con el dolor de cabeza que ya se había acostumbrado y ya no era grave. Estaba medio dormida porque esa noche 10
Mar se pasó toda la noche llorando y por más que la mandara callar no paró. Al ir a desayunar se dio cuenta de que faltaba Isabela y que se había quedado sola con Mar. Linda no aguantó más y explotó a preguntas contra Mar y ella solo le supo responder con un llanto. Entonces Linda comprendió que si quería averiguar algo a través de Mar tenía que ser cariñosa y amable, y así hizo. Mar le explicó que cuando se llevaban a una chica era para matarla por eso desaparecía para siempre, por el motivo de que habían mucha gente en ese centro y no tenían suficiente dinero para mantenerlos a todos y como no progresaban ni encontraban cura las mataban. A Linda esto le impactó bastante, pero ella sabía que no estaba enferma y que tenía que salir de allí. Entonces desesperadamente planificó un plan con Mar para escapar de aquel sitio. Al despertar, Linda no sintió ningún dolor de cabeza y se vistió para ir a desayunar y desarrollar su plan con Mar, pero al llegar a la mesa y ésta estar vacía... se le heló todo, no pudo salvar a Mar, pero no perdió la esperanza y decidió seguir el plan sola. Caminando hacia el pasillo alguien la agarró y se sintió cansada y con sueño. Se despertó en una sala bien extraña llena de libros y muy anticuada, cuando vio al médico que tanto miedo daba, se asustó y empezó a gritar porque ella no quería morir. Un trabajador se vio obligado a ponerle un paño alrededor de la boca para que el médico le pudiera explicar qué pasaba de verdad. Él le dijo que estaba en un manicomio ya hacía tres años, con una enfermedad mental sin cura ninguna, pero que no habían perdido las esperanzas en ella y que la intentaban ayudar no matar. Las tres chicas que pensó que no conocía, en verdad eran una creación de su retorcida mente psicópata ( ya que la dejaban en la planta sin ninguna compañía para no dañar a nadie), y que sus padres murieron por estrangulamiento, dicha acción producida por Linda con sólo diecisiete años, pero ellos no fueron sus únicas víctimas. Esta Linda no lo pudo soportar y se suicidó.
Lauren
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La desgracia de Anacleta: En la vieja aldea del Ciprés, una noche fría y oscura, se encontraba la luna llena resplandeciendo en el cielo. Con el silencio traidor de la noche, Anacleta, una chica de rostro gentil y sutil, con su mirada apagada intentaba buscar el intenso sueño, pero la dulce luz de la noche travesaba su ventana. El fresco olor de las húmedas y el suave cantar de los pájaros hizo su despertar. Como cada mañana, se levanta y se toma su café con leche. Se viste y lleva sus cabras al monte. Lo que Anacleta no sabe es que la anterior noche tenebrosa, las cabras fueron poseídas. Y lo peor era que las cabras a media mañana, a la luz del sol atacan para comer. De repente todas tenían los ojos rojos y salidos, y empiezan a sacar sangre por la boca. Anacleta asustada y aturdida empieza a correr. Las cabras muertas de hambre van tras ella. Se encerró en su cabaña pensando que estaría protegida y segura, aunque no fue así. Rompieron la puerta y empezaron a destrozar todo tipo de cosas. Arrasaron la cabaña. Anacleta se encontraba desorientada, muy cansada y sin saber qué hacer. Tenía que encontrar un sitio seguro. Para ganar tiempo, pensó en ir hacia el porche para coger la escopeta. Ahogada de tanta presión y las cabras persiguiéndola, empezó a disparar como una descosida. Todos se iban desangrando lentamente, cayendo redondas al suelo, una tras una. Sacando las entrañas de la boca. Solo quedaba una negra, con los ojos desorbitados con el número seis cientos sesenta y seis grabado en él lomo con sangre. Anacleta empezó a correr con todas sus fuerzas hacia el pueblo para poder pedir ayuda. Por mala suerte la cabra la alcanzó y se abalanzó sobre ella. El demonio empezó a arrancarle los sesos. A medida que moría desangrada en la vieja carretera, el demonio volvió a convertirse en cabra, el hechizo había terminado cuando ya estaba su cuerpo desvanecido en el suelo la cabra se largó. Ese fue el terrible fin de Anacleta. En ese viejo pueblo había una maldición. Cada noche de luna llena, en un rebaño de cabras, siempre había una que se convertía en el demonio y las demás quedaban poseídas. Ese hechizo permaneció en esa antigua aldea para siempre.
Maria y Mónica
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Milagros de nuestra señora LA ENVIDIA En una corte lejana y antigua había dos damas tan bellas que todo hombre quería. Una castaña, que gran cerebro poseía, y otra rubia que sin sesos resplandecía. Aunque en belleza sabían que empataban en inteligencia mucho se desigualaban. Sabiendo que las dos por igual deslumbraban, la rubia envidiosa a la otra retaba: -Vamos a comprobar quién de las dos brilla más, mañana ante todos preséntate con galas y te mostraré que luzco como las candelas.La castaña aceptó, la compadecía con ganas. El día siguiente apareció la castaña, sencilla y hermosa lucía con maña. La rubia aparece cargada y extraña en su enorme sombrero una llama engaña, de pronto el fuego crece en su cabeza: -¿No os dije ya que brillo con certeza?La llama se extiende y en su vestido acecha, grita, patalea y a la fuente se echa. Sucia, empapada, quemada y humillada la rubia se rinde y se retira a su morada. Nuestra señora obra milagros de la nada, un milagro de la envidia, que nunca es aliada.
Júlia
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Libro de Buen Amor El bueno y el loco El Buen Amor aconseja a todos que se le acercan con gran soltura les dice que por el Buen Camino aparezcan. Algunos caso le hacen otros de él se escabullen pero siempre tiene consejos para los que lo escuchen. El Buen Amor despeja dudas a quien las tenga pues de eso se trata aunque a veces es un rata. Amor loco acecha desde la puerta observa a todos los pecadores algunos pequeños otros mayores. Amor loco por la noche noche loca de pasión pasión sin freno freno sin rencor. Todos son perdonados de sus pecado graves al cielo acabarán yendo y buenos se volverán. Desde su palacio decidirá su próximo sustituto ya que él está cansado y deja su legado. Judith 14
Una belleza indeseada Yo Jimeno, me disponía a levantarme de la cama y salir a dar una vuelta por el pueblo a conquistar alguna bella mujer ocupada haciendo las pesadas compras para su hogar. Necesitaba un baño, llevaba ya unos cuantos días sin tocar una pizca de agua. No era un hombre con demasiada fortuna, pero si un gran galán. Cogí mi sombrero más preciado y me dirigí hacia la puerta para empezar un nuevo día. Fui a pasear por el mercado, así también aprovechaba i saludaba a mi prima, la pescadera. Mi familia tampoco era de gran fortuna, pero siempre nos hemos podido apañar y encontramos oficio fácilmente. Estuve hablando un rato con mi prima, y sobre cómo le iba el negocio, la verdad es que era muy buena vendedora, tenía varios trucos para vender con más facilidad. De repente como quien no quiere la cosa paso por delante de mí una bella mujer de pueblo. Sostenía en una de sus manos un cesto, mientras con la otra se echaba su precioso pelo suave, fino y sedoso para atrás. Jamás había visto una mujer con tal belleza, resplandecía alegría y seguridad. Le pregunte a mi prima si conocía a esa mujer, pero nadie las conocía, más bien venia poco por aquí a comprar, solamente algún sábado. No podía dejar de observarla, estaba dispuesto a acercarme para hablar con ella, era una gran oportunidad. Le pregunte discretamente como se llamaba, ella tranquilamente con su bella boca, i con esos labios rojos y finos me contesto. Se llamaba Celia. Bonito nombre. Estuvimos un rato hablando, durante unos cinco minutos, hasta que me dijo que debía marcharse. Me despedí y se fue. Pero necesitaba saber una última cosa, la tenía lejos de mi así que grite su nombre, me acerque corriendo i le preguntes donde vivía, y si la volvería a ver. Ella me contesto que casi cada sábado venia por el mercado, y que podíamos vernos a la misma hora en el mismo sitio. Me agrado oír eso, significaba que le gustaría quedar más veces para hablar de nosotros, y así conocernos mejor. Vivía en la calle Ramón. Justamente a dos calles de la mía. Me sorprendió bastante porque nunca la había visto por esa zona. Pero eso era lo de menos, lo importante es que vivía cerca de mí. Dos días después, pensando cada minuto en Celia, fui su casa, pero no me atreví a llamar a la puerta, no sabía que decirle. Necesitaba ayuda. Recurrí a los consejos de mi prima, ella sabría que decirme i como ayudarme. Me conto que si realmente la quería, debía ser respetuoso i hacer las cosas con calma, no precipitarme. Una vez asesorado me vi dispuesto a conquistar a Celia.
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Llame a su puerta haciéndole bajar a la calle para llevarla a cenar a su casa, intentaría conquistarla. Estuvimos hablando toda la noche, y conociéndonos mejor. Hasta que decidido me levante le declare todo mi amor por ella. Se quedó bastante sorprendida, pero de repente ella se puso de pie mirándome fijamente a los ojos, i se declaró ante mí. Ella sentía lo mismo que yo por ella. no me lo podía creer, con lo nervioso que estaba. Dijo que llevaba tiempo observándome y que se moría por mí. La abrace y le dije que me alegraba de lo que había ocurrido. Sobretodo agradecerle a mi prima todo lo que ha hecho por mí, y todos sus consejos. Habían servido de mucho. Estuvimos durante unos meses juntos y muy enamorados, pero después de unos días me entere por gente del pueblo que mi prima estaba molesta i celosa de nuestra felicidad, y que quería acabar con nuestra relación, ella quería una recompensa después de todos los consejos que me dio, pero me negué rotundamente a darle lo merecido. Celia y yo no le quisimos dar importancia, seguimos siendo felices. Unos meses después Celia enfermo, y pasamos un año muy complicado, no se recuperaba, estaba muy enferma. Hice todo lo posible para que estuviera a gusto, solo quería que se recuperara. Por mala suerte falleció a las dos semanas, estaba desesperado, mi vida no tenía sentido sin Celia, solo quería morir para volverla a ver por última vez. Mi prima lo único que le interesaba era mi dinero i la fortuna de Celia que me dejo al morir, era una bruja sin corazón, solo quería mi dinero i nada más. Desesperado, solo podía hacer una última cosa, escondí todo el dinero y las joyas de Celia en el mejor escondite de la casa, y hundido pero a la vez satisfecho por todo lo que hice por Celia cogí el puñal clavándolo en mi pecho ligeramente mientras perdía en conocimiento y me derrumbaba en el suelo perdiendo sangre. Nadie supo la causa de mi muerte, pero era por un buen motivo, para estar con mi amada y no dejarla nunca más. Maria
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RAMIRO Y TERESINA Paseaba Ramiro tranquilamente por un mercado y de repente vio a una mujer tan bella que empezó a notar que toda la gente que había a su alrededor no existía. Llegando a la cueva donde vivía iba pensando en ello, de donde habrá podido salir semejante hermosura y que hace en un mercado como ese. Tenía que hacer algo. Alguna vez le habían hablado de unas señoras viejas que se hacen pasar por vendedoras de algo, pero que en verdad van a convencer a una dama el amor que siente alguien por ella. Justamente, cuando se dirigía a casa de su hermano se encontró con una. Él le contó cómo era la muchacha a Orquídea, la alcahueta. Le dijo que era morena, con los ojos azules, delgada y no muy alta. Tenía una voz dulce. Orquídea al saber las características de su presa, corrió hacia al mercado a ver si aún daba con ella. Y así fue. Se le acercó y le dijo si quería algún perfume, la chica tímida le dijo que no, pero la vieja insistió e insistió y al final le compró uno. Orquídea le comentó que un muchacho le gustaban sus encantos de mujer frágil y delicada. Ella no hizo mucho caso. Ramiro, quedó con Orquídea para preguntar como había ido. Ella le contó que había puesto una poción de enamoramiento en su frasco de colonia. Después de dos días, Teresina le dijo que estaba desesperada porque se le había terminado el perfume y quería más. A la vieja no le salían bien las cuentas, pero pensó que quizás necesitaba más hechizo. Una semana después Orquídea y Teresina se encuentran. Teresina le comenta que esa colonia tiene algo especial que le atrae mucho. La vieja empieza a pensar y se da cuenta que le había dado la poción de seducir, no era la correspondida. Muy apurada se lo fue a contar a Ramiro, él enfadado solo tuvo una opción. Ramiro se plantó delante de Teresina, le empezó a decir todo lo que sentía por ella. Lo que había hecho por tratar de conquistarla. Ella en silencio se le quedó mirando y le dio un gran beso. Teresina y Ramiro vivieron felices, aunque nos podemos dar cuenta de que no siempre funciona la historia de la alcahueta. A veces tienes que arriesgar por tal de intentar conseguir grandes logros.
Mónica
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Tópicos Descriptio puellae Todos dicen belleza tener un prototipo de mujer poseer, rubia, ojos azules, buen cuerpo deja a todos sin aliento. Yo sin embargo veo con otros ojos a aquella mujer perfecta. No es más que una moda pasajera, vale más una buena compañera aunque tan guapa no sea. El otro día vi a una morena su belleza pasa fronteras no necesariamente con un buen físico sino con un buen corazón. Llegara a cada rincón en el que se proponga llegar sin ser esa mujer ideal. Judith
CARPE DIEM: APRECIA LO QUE TIENES Hoy 29 del 3 del 6010, me iré a vivir a Marte, sí suena una locura y una maravilla a la vez, pero es mi decisión de cómo vivir el resto que me queda de vida, es una experiencia que poca gente podrí disfrutad y ya que a mí me han dado la oportunidad no voy a renunciar a ella. Siento la necesidad de explicar por qué he tomado esta decisión tan extremada con tan solo treinta años habiendo tantas cosas mas que hacer en la vida. Pero mi caso es diferente hace seis meses que los médicos me diagnosticaron cáncer, sí cáncer, después de tantos años de investigación para su cura no la han podido encontrar. En ese momento supe que no había valorado bien mi vida y que no la estaba aprovechando tal como me habría gustado. Y me puse a reír como nunca, el doctor me miró con cara de sorprendido, ya que a todos los pacientes que se les daba la noticia no se echaban a reír si no a llorar. El caso es que esta enfermedad me ha hecho abrir los ojos y aprovechar al máximo lo que me queda, estos tres meses he hecho cosas que nunca habría hecho en mi vida, cosas que ves en los anuncios pero nunca piensas en hacerlo por ser muy extremado, y pensar que ahora mismo estoy esperando a que despegue la nave interplanetaria, y que nunca más podré volver a la Tierra, siento mucha pena de haberla abandonado pero mi cabeza solo repite una frase: aprovecha el momento. Lauren 18
Locus amoenus: Aquel valle era precioso, un lugar fresco y verde donde una ligera cascada dejaba caer con suavidad el agua convocando fuertemente contra las rocas. Era el lugar idílico, donde los animales convivían, un lugar bello con flores de colores, elfos trabajando y ninfas tejiendo. Cada mañana una bella muchacha salía a pasear por la linda aldea, donde disfrutaba del calor del sol reflejándose en el agua y de los animales comiendo de su mano. Un día apareció un chico apuesto y esbelto en busca de un lugar para descansar, al ver a esa preciosidad se acercó a ella para conquistarla con entusiasmo. Estaba decidido y dispuesto a intentarlo. La chica sorprendida al verlo cayó rendida a sus pies. A partir de ese día cada mañana se veían en el pequeño banco que había al lado de la cascada. Era el lugar perfecto para vivir en paz i formar una familia. Maria
LOCUS AMOENUS Bienvenidos a Barcelona, un hermoso lugar alejado del estrés i las complicaciones de la vida cuotidiana. Para empezar nos envuelve en un precioso mantel tonalidades grises, marrones y negras que reflejan a la perfección nuestra sensación de alegría contenida. Luego vemos la gran variedad de hermosas criaturas que nos ofrece la ciudad, una fauna muy variada y alegre compuesta mayoritariamente por ratas y palomas, grises también. Sin embargo, el animal más extraño y complejo que habita la ciudad es el hombre. Éste ama tantísimo su hábitat que se empeña en decorarlo sutilmente. En cada muro una preciosa pintada de spray, en cada esquina un adorable montoncito de porquería y hasta entre las sucias rayuelas ponen bonitos ornamentos, cómo chicles masticados cuidadosamente para encajar en el suelo. Barcelona también goza de embriagadores perfumes, dominados principalmente por las suaves fragancias de humo, pis, contaminación y basura. Aún más abundantes que los hombres habitan la ciudad las complejas máquinas, con sus chirriantes silbidos que calman nuestros oídos para hacernos gozar de una música ejemplar. Sean bienvenidos, pues a este precioso lugar ameno, pacífico y tranquilo llamado ciudad.
Júlia 19
TEMPUS FUGIT Todo empezó la tarde de 15 de diciembre de 1960. Ese día, fui a visitar a mi abuela. Tengo doce años, soy tímida pero simpática. Me encantaba ir a casa de mi abuela Débora, para que me contara anécdotas de cuando era pequeña. Me fascinaban las historias que me explicaba sobre su niñez y adolescencia. Para mí fue una de las personas más importantes, siempre estuvo ayudando a mi madre. Mi padre nos abandonó cuando nací, al principio mi madre lo pasó muy mal, pero luego con la ayuda de la abuela se animó y siguió adelante. Llamé a la puerta y me abrió. Nos tomamos un vaso de leche hervida con miel, para coger calor ya que hacía mucho frío. Seguidamente encendí la radio y nos pusimos a hacer jerséis de lana. Empezamos a hablar sobre mi abuelo. La abuela y él siempre se discutían, aunque se querían mucho, pero unos días antes de morir cometió un error y eso hizo que la abuela estuviera resentida. Ella empezó a decir que mi abuelo no la quería, porque siempre le hacía ponerse nerviosa y provocaba que se pelearan. Yo defendía al abuelo, diciendo que en verdad la quería y nunca la dejo de querer. Salieron gritos y discusiones de ahí, hasta que se enfadó de tal manera que me echó de su casa. Volví a casa llorando, se lo expliqué a mamá y me dijo que ya se le pasaría. Yo iba de vez en cuando para ver si me perdonaba pero no fue así. Pasaron días, incluso meses que estuvimos sin saber nada de ella. Finalmente un día mi madre se cansó y decidió tirar la puerta de su casa a bajo. Entramos y estaba echada en la calma sin pulso. Había muerto. En la mesita de noche había una carta y decía: Hola Merche y Paula, Lo siento, Paula. El día que tuvimos esa discusión me enfadé mucho contigo y no lo debería de haber hecho. No me di cuenta de que si tú defendías al abuelo fue porque tenías unas buenas razones, espero saberlas algún día. Por eso creo que no me merecéis ninguna de las dos y que debo de desaparecer de vuestras vidas para siempre. Pensé en pasar por casa a hablarlo, pero no tendríais que escuchar mi perdón. Todo ha acabado. Quiero que sepáis que os quiero mucho, y aunque ahora me tome una pócima venenosa seréis las personas de mi último pensamiento. Adiós. No comprendí porque la abuela hizo eso y rompimos a llorar las dos. Quizá hubiera sido mejor que le hubiéramos contado el secreto del abuelo… Tenía una enfermedad y no quería ver sufrir a la abuela por nada del mundo. Como no quiso contárselo, provocó discusiones y peleas. Prefirió que le cogiera odio 20
pocos días antes de su muerte y así fue. Sólo lo sabíamos mi madre y yo. Ésta es una de esas cosas que te marcan toda la vida. Aún le quedaban muchas cosas por contarme y yo a ella, jamás podre pasar tardes geniales a su lado, no me podía imaginar de ninguna manera lo que había sucedido. Pensar en todos los momentos que había pasado, no los aproveché al máximo. Tendría que haber vivido todos los instantes con ella. Porque abuelas como esa hay pocas… Ella me hacía sonreír, pensar, me aconsejaba, me hacía sentir especial… El día del entierro le leí esto: “Para esos ojitos que ya no ven, pero antes iluminaban un camino. Para esos labios finos y tímidos, que explicaban grandes experiencias. Por esa sonrisa tan bonita, que lo expresaba todo. Porque te queremos, y aunque ya no estés, siempre, en un pequeño trozo de mi corazón te llevaré. Por ser la gran persona que eras, y lo merecías todo. Para mi abuela, que tengas un buen viaje hacia tu destino. De tu nieta Paula. Te quiero. Hasta siempre.” Me sentía impotente sin querer aceptar la situación y caí en una gran melancolía. De la que me quiero reponer porque la vida pasa muy deprisa. Mónica
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SOPA DE LETRAS 4 9
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Encuentra 10 palabras en esta sopa de letras: Crema, playa, toalla, sol, piscina, arena, 3 2 agua, gorra, gafas, sombrilla.
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G A F A P T R S G H
O G R M L O U O G R
R U C T A A N M A T
R A R Y Y L N B F I
A R E N A L G R A H
T S O L G C T L M A S T U H T P E T Y U A T Y Y I U NS I L L A S I P U M N U I
A P I S C I N A R P
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