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Prosa y Rima Rocio Sierra Página
Por: Rocio Sierra Fotografía: Oskar Ruizesparza
chilito_84@yahoo.com ¡VIVE LA FRANCE!
No es sorpresa que cuando se anuncia Sebastián Castella en cualquier cartel, de cualquier Plaza de Toros, las entradas sean muy buenas.
Llena de mujeres los tendidos, el es, como buen galo, buen mozo. Llena de niños los tendidos, se ha convertido en su “super héroe”, el que los pequeños aficionados quieren ser al jugar al toro en su patio. Llena de juventud los tendidos, es la figura a la que hay que ver, la leyenda viva actual, como lo fueron “Manolete” o “Paquirri” en sus tiempos... Había que ver para creer.
A Castella hay que verlo para creer y hay que verlo para sentir.
ver para creer que Castella, a su corta edad (Herault, 1983), ha logrado que el misticismo, la plasticidad, el arte, y el orgullo torero sean la esencia que lo envuelven.
El misticismo; hombre de pocas palabras, de gestos casi nulos en el patio de cuadrillas, ritualista al liárse el Capote de Paseo... Solo él sabe que pasa por su cabeza cuando se presenta en una plaza... Todos, desde el niño que se le acerca con la cara iluminada al verlo, hasta el veterano periodista que tendrá que esperar para la entrevista, reflejan esa duda en la cara; es el misticismo lo que nos hace creer en algo, con o sin razón, y nos hace pensar si compartimos el mismo mundo.
Plasticidad natural, que con su figura espigada, perfecta de torero, crea de cada lance algo que pareciera imposible. Acompaña con la cintura como si se le desprendiera del resto del cuerpo, su muñeca mandona, pareciera alargar cada pase, haciéndolo infinito. Imposible negar el escalofrío que se siente cuando cuaja un natural.
Arte creado en cada tarde. Desde que parte plaza, caminando cual príncipe acudiendo al trono de coronación; se abre de capa creando mil pinturas; de muleta con ambas manos, infinitas esculturas, y al final fotografías de su cara, por fin sonriente al pasear las orejas. A demás los diseños de sus ternos y capotes de paseo, son dignos ejemplares de museo. Hasta los más grandes artistas encontrarían inspiración divina al verlo torear.
tarde, que no será (ni es) uno más. Que no importa quién abra plaza por su añada de profesión, ni quien la cierre queriendo “arriar” con su juventud; no importa si son de tal o cual encaste los bureles; ni si la plaza es Ibérica o de América... Siempre sale a por todas, a no dejarse de nadie. A sembrar el misterio en el tendido, guiándolo y encausándolo a la locura y entrega. Siempre, Sebastián, demuestra el porqué de que Castella, es Castella.
¡Vive la France! Que ha dado un monstruo de los ruedos, del arte, de la entrega.
¡Vive la France! Que ha dado un ejemplo y figura a la nueva afición.
¡Vive la France! Que ha traído al mundo la encarnada explicación de por qué los Toros son la interminable e inexplicable pasión.