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Carrasco Gonzalez, Francisco “El Rondeño”
from De Ilusión y Oro
by FCTH
perfume, todos aceptan sin discrepancia alguna hallarse ante un torero fuera de lo común, ante un torero realmente excepcional. No puede confundirse la rareza con la personalidad más genuina ni la locura con la genialidad. Ni se le puede exigir regularidad a un torero de cenit y nadir, a un artista reñido con la escala de grises, enemigo del término medio, confinado a transitar por el más luminoso de los soles o por la más tenebrosa de las sombras. Por eso Antonio Caro Gil no es un torero de estadísticas, sino un diestro que viene pidiendo románticos, que se gusta abriéndole caminos al poema con la pureza de un toreo que le brota del alma, que se curva en el abierto compás de su cintura y languidece mecido en sus muñecas como un sueño de arte. Un torero necesario, de lo que hoy no existe, pese a lo que hablen y a torear tan poco, aún no ha dicho su última palabra. Solo le hace falta un taurino de los que ya no quedan, un hombre idealista que se identifique con sus luces y sus sombras, y lo saque a las plazas de toros. Entonces veríamos si yo estoy en lo cierto y Antonio se revela tal y como lo que es: un torero de versos y romance”. Sin embargo, el excelente periodista Santi Ortiz se equivocó, porque Caro Gil si dijo su última palabra poco después de su corrida en Sanlúcar de Barrameda y comunicó su decisión de hacerse banderillero: “Fue por agosto, avanzada la temporada. Llevaba bastante tiempo toreando poco. Mi última actuación, en Sanlúcar el 2 de octubre de 2016, fue una de las mejores que he tenido. Después de triunfos como los de El Puerto y Sanlúcar no vi repercusión. Era mucha entrega, en tiempo y en entrenamiento, para poca recompensa. Me he visto abocado a esa decisión. Con treinta y cinco años, el paso del tiempo te hace ver las cosas de otra manera y de madurar. No se puede decir “de esta agua no beberé”. Este es Antonio Caro Gil, un torero de culto cuyo toreo se caracterizaba por lo sorprendente y lo imprevisible. Un genio del toreo.
cArrAsco gonzAlez, francIscO
Matador de toros del que sabemos muy poco de su trayectoria taurina, porque incluso la magna obra “El Cossío” le dedica cinco líneas y media en una columna. Lo cierto es que Francisco Carrasco nació en Ronda (Málaga), el 2 de septiembre de 1955, de ahí que tomara su gentilicio como nombre artístico cuando decidió ser torero. Parece ser que su debut en los ruedos se produjo en el coso rondeño nada menos, el 8 de septiembre de