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Campillo Robles, Mario “Mario Campillo”
from De Ilusión y Oro
by FCTH
va camino de ser figura. Es un torero muy importante, la prueba está en la temporada tan buena que ha hecho. Es un sueño el haber tomado la alternativa y sería solo para ese día. Yo tengo muy claro cuál es mi camino. Decidí hacerme banderillero. Asumí el reto, hacer feliz a mi gente, cumplir mi sueño y pasar a engrosar, otra vez, las filas de banderilleros.Creo que todos los que un día soñamos con ser toreros siempre tenemos como una de nuestras principales metas la alternativa; algunos novilleros por distintas circunstancias nos quedamos parados y no todos llegamos a alcanzarlo. La falta de oportunidades me llevó a tomar la decisión de hacerme banderillero, porque quería mantenerme en contacto con el toro, que siempre ha sido mi pasión. Ahora, no sé si alguien le dijo al empresario Antonio Soler que andaba bien con la muleta, porque en los tentaderos que puedo todavía la cojo para matar el gusanillo, y me ofreció tomar la alternativa en mi pueblo. Aunque no dudé en aceptarlo, ahora estoy sin dormir, pensando en la responsabilidad que tengo, porque no puedo pegar un petardo delante de mi gente, pero al mismo tiempo estoy muy ilusionado en poder cumplir con ese sueño. (...) Tengo asumido que seguiré como banderillero. Esto es algo puntual, un reto personal y un bonito día que guardaré para siempre por ser un sueño cumplido. Una meta en mi carrera y en mi vida, pero cuando en su momento tomé la decisión de hacerme banderillero, lo hice con todas las consecuencias y con plena responsabilidad. Intentar hacer carrera de nuevo como matador sería una locura, por como están las cosas en la actualidad y no puedo perder la cabeza. Estoy muy contento con la decisión que he tomado, que creo que es la más razonable y acertada. (...) Voy con Antonio Puerta, aunque este año también toreé con Javier Cortés en Tafalla, pero también he estado con toreros como Alfonso Romero y Francisco Montiel, así como con casi toros los novilleros de la región de Murcia. Sé que con esfuerzo y un poco de suerte, iré escalando en la profesión”. En sus inicios como novillero se anunciaba como “El Cama”.
cAmpillo robles, marIO
Matador de toros y banderillero nacido en Valladolid, el 1 de agosto de 1983 que debutó con picadores en Becerril de los Campos (Palencia), el 12 de mayo de 2001, alternando con Leopoldo Casasola y Paquito en la lidia de novillos de Domingo López-Chaves. Le fueron bien las cosas y cortó una oreja. Tras dos años toreando novilladas picadas, se presentó en Madrid,
de Nazareno y oro, el 14 de septiembre de 2003 con novillos de Alejandro Vázquez acartelado con Sánchez Mora y David Mora, que también debutaba en Madrid y resultó herido muy grave, por lo que solamente pudo matar un novillo, quedando el festejo reducido a un mano a mano. Por tal motivo Mario Campillo tuvo que matar tres toros, con el balance de silencio, división de opiniones y silencio. El primer novillo de la tarde, su primero, fue “Polvorillo”, negro listón, número 11, y 534 kilos de peso. El año siguiente, 2004, tomó la alternativa, de blanco y oro, en Valladolid, el 6 de septiembre, con toros de los Herederos de Atanasio Fernández, muy desiguales de presencia, mansurrones y de juego también variado. En cuarto lugar se lidió uno de Criado Holgado, para rejones, con muchos pies con el que Sergio Vegas no estuvo lucido y fue pitado. En lidia ordinaria, alternaron Juan José Padilla y Javier Valverde como compañeros de cartel que oficiaron respectivamente de padrino y testigo de la ceremonia. Padilla le cedió el toro “Comadroso”, negro, de 490 kilos y herrado con el número 53, con el que fue aplaudido y correspondió saludando desde el tercio, y en el que cerró plaza cortó dos orejas, erigiéndose en el triunfador absoluto del festejo saliendo por la puerta grande del coso. “Valverde, que nada pudo hacer con el aborregado e imposible tercero, sin embargo firmó lo más importante de la tarde en el quinto. Un toro que protestó mucho, pero que terminaría entregado a la firmeza del torero. Siempre encima, sin dejarse tropezar la muleta, pudo más el arma del temple. Así doblegó al animal, que acabó entregándose. Faena basada exclusivamente en la mano derecha, aunque de mucho mérito. Oreja, por tanto, de gran valor. Y Mario Campillo, que tomó la alternativa, tampoco se quedó atrás. Poco o nada que destacar en el toro de la ceremonia, manso y berreón, blando hasta decir basta. En el sexto, un toraco de 630 kilos, que puso en apuros a los banderilleros, el toricantano se sobrepuso “metiéndose” mucho con el toro por bajo, para terminar afianzándose en el toreo fundamental. Pases y series cada vez con más asiento, ganando en seguridad conforme transcurría la faena. La gente, es verdad, estuvo con él, mas no hubo ningún tipo de concesión fácil. Los últimos naturales, definitivos para catalogar la faena de importante. Y por si faltaba, la estocada, entrando como una vela y muy despacio. No se puede pedir más a quien acaba de ingresar en el escalafón de matadores. Y, ojo, con un toro de una vez. Le dieron las dos orejas, con las que abrió la Puerta Grande: el sueño más real que posiblemente nunca imaginó”. Pese a tan importante éxito, en 2005 toreó 2 corridas y en 2006, solamente 1, y de nuevo 2 en la de 2007. Ante tales expectativas, determinó