Diéguez Suárez, Mario “Mario Diéguez”

diéguez suárez, marIO

“MARIO DIÉGUEZ”

Matador de toros nacido en Coria del Río (Sevilla), el 14 de julio de 1985. Aunque sin antecedentes taurinos en la familia, su padre, gran aficionado que incluso quiso ser torero aunque no llegara a vestir el terno de luces, le transmitió la afición taurina. Pronto se inscribió como alumno de la Escuela Taurina de Sevilla, en la que debutó en público sin picadores el 24 de agosto de 2005 en Paterna del Campo (Huelva), alternando en la lidia de erales de la ganadería de Hermanos Santa Cruz, con Martínez Enamorado y Manuel Reyes. Siendo novillero sin caballos participó en el Bolsín Taurino de Medina de Río Seco (Valladolid), siendo clasificado en la semifinal, al igual que en el Certamen de Escuelas Taurinas de Andalucía. Tras 39 festejos toreados entre novilladas y festivales, con algunos triunfos importantes, como en Lebrija (Sevilla), donde cortó un rabo, o en Escalona (Toledo), y en Sevilla, donde aún sin cortar trofeos dejó una excelente imagen, cuatro años después debutó con picadores en Saint Sever (Francia), el 23 de agosto de 2009, junto a Alejandro Parralo y Patrick Oliver lidiando novillos de José Escolar Gil. Desde esa fecha hasta su presentación en la plaza de toros de Las Venta el 14 de julio de 2013 apenas toreó con picadores, y eso que prácticamente transcurrieron cuatro años entre una fecha y otra. Mario Diéguez, de blanco y azabache, alternó en dicho día con Tulio Salgueiro y Roberto Blanco en la lidia de 5 novillos de “La Guadamilla” y 1 de Javier Molina, el 6º. Mario fue ovacionado en su primer toro, segundo de la corrida y dio una vuelta al ruedo en el quinto tras escuchar un aviso presidencial. Lógicamente la empresa lo tuvo en cuenta y le dio una segunda oportunidad el domingo, 11 de agosto, con 4 novillos de los Hnos. Mateos Sánchez (1º, 3º, 4º y 5º), y 2 de “El Montecillo” (2º y 6º), propiedad de Francisco Medina, acartelado con Santiago Fausto-Zorrilla y Vázquez Mellado “Santiago Fausto”, que se presentaba en Madrid, y Luis Gerpe, que fue el triunfador de la tarde al cortar una oreja a su segundo novillo, sexto de la corrida. Mario Diéguez, volvió a estar en torero y agradó a la concurrencia, siendo ovacionado en sus dos novillos, 2º y 5º de la tarde. Terminó la temporada con 4 novilladas picadas, en las que consiguió dos trofeos, y de ellas, dos fueron las que toreó en Madrid, labrándose un cartel importante, porque inmediatamente le salieron apoderados, según informó la revista “Aplausos” en su número correspondiente al 19 de julio de 2013, es decir, inmediatamente después de su triunfo en su debut en Madrid. A partir de entonces el francés

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Juan Gilbert y Curro Sierra fueron los encargados de llevar las riendas de la carrera del torero de Coria del Río. Juan Gilbert puntualizó: “Conozco a Mario desde su etapa sin caballos en 2007 pero este acuerdo –alcanzado con el clásico apretón de manos y sin contrato de por medio– es una forma de concretar esta relación junto al sevillano Curro Sierra. Se presentó en Madrid con apenas cinco novilladas con picadores, tenemos mucha fe en él, en su concepto del toreo y en su personalidad. Aunque sabemos que la situación actual está complicada, al menos vamos a intentarlo”. Evidentemente su toreo había calado en Madrid, y en la temporada de 2014 pisó de nuevo el coso venteño en la novillada celebrada el lunes, 12 de mayo, 4ª corrida de la Feria de San Isidro, alternando en la lidia de novillos de “Fuente Ymbro” con Román y José Garrido. Mario Diéguez, que toreó en primer lugar saludó tras estoquear a su primero correspondiendo a los aplausos del respetable, y se silenció la faena de su segundo novillo. Entre las incidencias de la tarde, cabe destacar que el 4º, saltó al callejón hiriendo al mozo de espadas de José Garrido, José Morales Carrasco, y al empleado de la plaza encargado de pintar las rayas concéntricas, Juan Carlos Parras Arce. Posiblemente el hecho de que los toreros no pudieran alanzar un éxito mayor fue por el fuerte viento que hizo durante toda la corrida. En una entrevista concedida a Teresa Carreto el 13 de junio de 2004, es decir, un mes después de su corrida madrileña, el torero manifestó: “Bueno...las sensaciones fueron bonitas al estar anunciado en San Isidro pero todo el que lo vio sabe que no fue una tarde buena para actuar y menos para crear o expresar debido al conjunto de las circunstancias. A pesar de todo, creo que he pasado dignamente y dejé ver algo de lo que siento por esta profesión y con el concepto que lo afronto. La pena es no haber podido llegar a más en Madrid, haber llegado más preparado, y no solo con cuatro festejos el año anterior y tres toros matados en el campo, y aún así romper la temporada en Las Ventas. Pero me siento un privilegiado por ello y ahora con ganas de que llegue Sevilla el domingo”. Se daba el caso curioso que tras presentarse en Madrid sin apenas haber toreado nada, fue desde ese momento uno de los novilleros mas destacados, pues tras la novillada de feria de Madrid, afrontó otro fuerte compromiso, el 15 de junio en el coso de la Real Maestranza de Sevilla. Era el décimo octavo festejo del abono de la temporada taurina, y alternó en la lidia de novillos de Javier Molina, con Tomás Campos, de Llerena, y el mejicano Juan Pablo Llaguno. “Gelan Noticias” publicó la crónica de la corrida en estos términos:”Solo el coriano Mario Diéguez dejó unas buenas

sensaciones. El novillero sevillano estuvo valiente, decidido y ofreció detalles muy toreros. Manejó bien el capote y brilló en algunas verónicas. Además mató rápido y decidido con sendas estocadas. Los novillos del lote no dieron el juego total y deseado por Mario Diéguez a pesar de toda su entrega y su porfía. Pero mató bien a los dos novillos, al primero de media estocada y al segundo de buena estocada, y tuvo el premio de unas merecidas ovaciones al finalizar las faenas ante los dos novillos que le tocó en suerte. Poco hay que narrar más sobre el resto del cartel”. Mario Diéguez se define como un torero a la antigua usanza, y explica su entrenamiento de cada día haciéndolo muy fuerte, pero especifica, “ Mientras unos se preparan en el campo yo preparo la mente. He tenido una preparación muy intensa en Francia, matando alguna novillada. A Francia le debo mucho porque fue la que hizo que yo no fuera otro novillero más, como le pasó a otros compañeros, que aún teniendo muy buenas cualidades, después de las novilladas televisadas por Canal Sur en el proyecto “Fomento de la Cultura Taurina Andaluza” se quedaron parados y se aburrieron. A mi mientras tanto me dieron sitio y lo aproveché. Todo lo que toreé sin caballos fue en Francia hasta que debuté con los del castoreño. Después la cosa se puso mas difícil y solo he podido hacer el paseíllo en esa tierra en dos ocasiones y algún festival. Allí es donde también me han dado la oportunidad de matar algún toro en mi preparación para Madrid. A mí me encanta, suelo sentir sensaciones de libertad en casi todas las ganaderías donde he asistido como invitado para tentar y donde suelo tener más libertad para crear y probar cosas. Quizás sea por la amistad de mi apoderado anterior con algunos ganaderos franceses”. Tras su corrida de Sevilla cambio su apoderamiento. Continuó Jean Gilbert, pero no con Curro Sierra, sino con Antonio Perez. Pero pese a tan buenas expectativas, en 2014 solo toreó Mario Diéguez 5 novilladas en las que no cortó ningún trofeo. En 2015 solo hizo un paseíllo sin trofeos, igual que en la temporada de 2016. En 2017 toreó 1 festejo en Torralba de Calatrava “ y no me han puesto”, pese a haber cortado una oreja. Y en 2018, sin haber toreado ninguna novillada, anunció su alternativa para el 1 de septiembre en Zalamea la Real (Huelva), con toros de “Albarreal”. Ese día, vestido de corinto y plata, recibió el doctorado de manos de Víctor Puerto, que ante Javier Jiménez que figuró de testigo, le cedió el toro “Mangante”, negro bragado, número 18. No tuvo suerte el toricantano, porque en día tan señalado dio una vuelta al ruedo tras la faena al toro de su alternativa, pero escuchó los tres avisos presidenciales en el último de la tarde. Había llegado