QUERERSE ES PÚBLICO.

QUERERSE ES PÚBLICO. Desde la liberación sexual de la segunda ola del feminismo hasta el amor virtual.

Susana Pérez Gibert.

ÍNDICE.

Introducción ……………………………………………………………… 3 Libro 1 “Sobre sexualidad”…………………………………………. 4 Libro 2 “(h)amor¹”……………………………………………………… 10 Contraste ………………………………………………………………….. 13 Conclusiones …………………………………………………………….. 14 Bibliografía ………………………………………………………………… 20

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INTRODUCCIÓN.

Las ideas que se desarrollan a continuación parten de contrastar y sacar relaciones entre dos texto específicos: Sobre sexualidad, una publicación escrita por el Colectivo Federal de Mujeres del Movimiento Comunista, en Mayo de 1982; y (h)amor¹, un conjunto de ensayos de 2015 que aborda desde una posición feminista la situación y los problemas que existen en torno a los afectos y la consideración pública de entornos personales. De este modo se pretende apreciar su desarrollo y la forma que han tomado tales preocupaciones ante los cambios en la sociedad española, tomada como contexto en el que ubicar los problemas a tratar y desde una perspectiva que aboga por el feminismo y es simpatizante queer. Dado que pese a los notables avances ante los problemas relativos al tema de género, las ideas pronunciadas hace poco más de tres décadas siguen hoy en día siendo material de interés para la investigación y búsqueda de soluciones.

De modo que si el fin de este texto es plantear el desarrollo de los afectos y su evolución dentro de los planteamientos del feminismo de la segunda ola hasta la actualidad, son la identidad, la politización del sexo y las formas de querer y organizarse en el ámbito personal, los puntos sobre los cuales fijar atención en adelante.

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LIBRO 1: SOBRE SEXUALIDAD.

En torno a la sexualidad se contraponen diversos aspectos de la sociedad en los que ésta influye y bajo los que se conforma, los terrenos que abarca. La libertad sexual se cultiva tanto en el ámbito político como en la consecuente cultura y economía, con ello merece ser nombrado también el condicionamiento de género, los roles impuestos y cómo así se ve influida hasta la actitud de las relaciones sociales ante la homosexualidad masculina y la homosexualidad femenina, siendo tremendamente diferentes. La justicia o la medicina también son aspectos a los que se asocia la sexualidad, como por ejemplo en el último caso los métodos anticonceptivos o los fármacos para el éxito en la actividad física sexual, con los que para los unos se aumenta el factor positivo de la virilidad y para las otras se pretende eliminar el factor negativo de la frigidez.

Sin embargo, para el análisis y la comparación entre los dos libros, reduciré la lista a los temas relativos al desarrollo de los afectos y su posicionamiento en la sociedad. Política, biología, género, maternidad, mitos, amor, pareja, educación.

Una de las premisas que conforman el eje central de los problemas que se analizan es la negación o anulación de la sexualidad para las mujeres. Han sido muchos los ámbitos desde los que se ha sometido a la mujer a tomar una posición concreta en la sociedad: la ciencia, la cultura, la política, la economía. Hasta el punto de no tener un conocimiento y tradición propia sobre nuestra sexualidad y deseos independientes a la tradición impuesta.

Así como afirman A.Schwarzer, P.Bruckner, A.Finkielkraut y Anaïs Nin, la libertad de la sexualidad femenina está sometida a la falta de conocimiento sobre ésta, lo cual, a su vez, viene de la mano de intereses opresores sociales y políticos.

“La sexualidad es al mismo tiempo espejo e instrumento de la opresión que sufren las mujeres en todas las esferas de la vida. Aquí está echada su suerte. Aquí encontramos la base de su sometimiento, la conciencia de culpa y la fijación en los hombres que padecen las mujeres. Aquí están las raíces del poder masculino y la impotencia femenina. Aquí la esfera supuestamente “privada” se sustrae a cualquier posible reflexión social. Aquí se acalla la verdad secreta con la verdad pública.“ A.Schwarzer

“Es necesario hacer ver a las mujeres que sus problemas supuestamente personales son en gran parte el inevitable resultado de su opresión en una sociedad de hombres. Y combatir que la anatomía del hombre es el destino sexual de la mujer”.

P.Bruckner y A.Finkielkraut

“[…] no sólo tenemos que conocer las cosas que nos mueven nos estimulan o nos excitan, sino que tenemos que saber cómo alcanzarlas” Anaïs Nin.

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Esta secuencia de afirmaciones además de explicar la magnitud del problema presenta la necesidad de enseñar a conocer nuestra propia sexualidad. De modo que el problema de la subordinación de la sexualidad femenina nace de la ignorancia por anulación de su libertad sexual como placer y continúa con el destino de la maternidad.

“El placer fundamental al que hemos sido destinadas las mujeres ha sido el de la maternidad, nos guste o no nos guste.” Rosa Olivares.

La losa de la biología en este caso confunde la sexualidad con la reproducción.

Entendiéndonos seres humanos con la capacidad de tener relaciones físicas afectivas por placer, habría que separar las capacidades del aparato reproductor de la libertad del placer sexual que debería tener cada persona. Tomar la reproducción como una posibilidad y no como el destino. Pero separar la reproducción de la sexualidad llevaría consigo una definición de placer, o una redefinición de placer, lo cual, volviendo al primer escalón del problema, no se enseña cómo reconocerlo ni mucho menos cómo alcanzarlo. Además, cuando la expresión de la sexualidad de las mujeres no correspondía los deseos impuestos por la sí reconocida sexualidad masculina, se las llamaba frígidas y evidentemente no disfrutaban de dichos “placeres”, pues evidentemente eran respuestas a la insatisfacción.

Y aquí una duda personal cambiando el sujeto de atención. En tales circunstancias, entendiendo el placer sexual como un acto que se comparte cuando se realiza en compañía, ¿es realmente placer lo que experimentaban aquellos sujetos masculinos?, ¿es realmente placer lo que ofrece el modelo de pareja tradicional que oprime los deseos presentes en una estructura planificada del futuro, para ambos componentes de la alianza? Con suerte, preguntarse hoy qué es placer, tiene para muchas personas, hombres y mujeres, una definición liberada de roles, se comparte y es una sensación y expresión positiva, libre y en la que intervienen factores tanto físicos como psíquicos. Tal y como deseaban por entonces, alcanzar con independencia el placer por igual. Porque el sexo no es sólo reproducción.

Otro de los ejes que construyen el problema de la libertad sexual es la autonomía del cuerpo, la supresión de las normas que obligan a un individuo depender de otro. Sufrir la dominación, la represión, los tabúes, la falta de libertad conllevan de manera directamente proporcional a sufrir pasivamente el sexo y no gozar activamente del sexo.

“Siempre que se prohíbe algo es porque supone un riesgo para el poder establecido y cuando estas prohibiciones se insertan en nuestro cuerpo, abandonamos de inmediato nuestra condición de ser libres”. Montaigne

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En deriva A. Schwarzer defendía que la lucha por la libertad sexual no se trataba ni podía tratarse de formular nuevas normas, sino que todas las personas habrían de tener la posibilidad de cuestionar lo que hasta el momento se había dado por “evidente”. Y así conseguir una opinión propia y crítica de la sexualidad, partiendo de la libertad y el respeto.

Para lograrlo era necesario abandonar la consideración del sexo como algo sucio y propio de las más abyectas pasiones. Hablar sin miedo, hacer sin culpa, conocer los sentimientos propios, respetar la libertad de los demás, cuestionar y luchar contra las normas y prejuicios.

Son estos, los prejuicios, una de las armas más afiladas y sutiles que hieren la libertad en la sociedad. Prejuicios promovidos y consolidados desde cuentos, mitos y costumbres que asientan la educación y la cultura y que por tanto guían el resto de intereses sociales desde el amor hasta la economía.

Especialmente la religión judeo-cristiana, fundamental en la educación impartida dentro del contexto que se analiza, hace de la familia aquello que santifica y legitimiza la sexualidad. E impide consecuentemente la libertad de las decisiones y deseos particulares.

Ante este desconocimiento casi obligado I.Pons alzaba su voz declarando: “¡Moralistas, paramoralistas, profetas, técnicos, dejad nuestro sexo en paz, que poco a poco, y a tientas, ya nos inventaremos el sexo!”

Es especialmente elocuente la alusión a la mirada, la vista, la imagen, con la expresión “a tientas”, pues la imagen es una herramienta muy fuerte para el aprendizaje y la creación de modelos de conducta.

Las raíces que hacen de la sexualidad una esfera supuestamente privada, es también donde se expresan las relaciones de dominación y opresión de otras esferas de la vida. Están relacionadas porque la sexualidad se enmarca en las relaciones sociales, que desgraciadamente se rigen por una dominación determinada y sus formas de expresión existen en función de su mantenimiento. Tales relaciones de dominación son producto del sistema capitalista, de la burguesía sobre las clases trabajadoras, de los hombres sobre las mujeres, y de cualquiera de los binomios no equilibrados de la sociedad. La marginación que sufre la mujer en la sociedad es un hecho general. Los miedos obedecen a presiones reales de dependencia no sólo psíquica sino social y económica.

Decían que el sexo era un tabú pero que ahora está de moda.

Mientras leía esa afirmación me plantee cómo es ese nuevo ahora que es hoy, cómo se conoce el sexo hoy. Y al pasar la página encontré de inmediato una respuesta a otra pregunta que tristemente también respondía a mía: “En nuestra sociedad de consumo el sexo ha entrado a formar parte de los canales de comercialización y es un producto más que se vende y se explota. […] el tratamiento de mujer objeto, presente en todas las imágenes de mujeres desnudas que hoy se venden, la pervivencia de la doble moral, el castigo y la represión de la homosexualidad y el lesbianismo, sea legal o socialmente…ahí sigue estando” 6

Quizá en el nuevo hoy el sexo no es tan tabú ni se puede considerar de moda, pero es aún más un producto de consumo y mantiene un imaginario reducido y arcaico.

Estas son las primeras imágenes que salen en internet al buscar mujer:

Éstas las que salen buscando hombre:

Muy elocuente. La mayoría de hombres y mujeres no nos reconocemos en esas imágenes y sin embargo parecen ser nuestros modelos.

Decían: “esta sociedad no está hecha para que la gente se libere. Al contrario, está construida para meternos en un puño, para unos menos apretado y para otros más.

Depende de la situación social que tenga. Depende también del sexo que tenga.”

La distinción entre los problemas privados y los colectivos conforma un instrumento de defensa del sistema social. La vida cotidiana, privada y colectiva es aquella en la que el capitalismo ejerce con más fuerza su poder y es uno de los elementos más eficaces de quienes oprimen para impedir la solidaridad entre oprimidos y en esa medida el desarrollo de una conciencia política. De modo que es necesario romper esa privatización del sexo y transformarlo en un problema colectivo y político en el que se comprenda que el comportamiento sexual individual se rige por un modelo de sexualidad en el que participan intereses económicos y políticos de la clase dominante.

“La liberación sexual no será posible sin ese poder político que habrá de apoyar esa lucha por la liberación.”

En nuestra sociedad, siendo ésta tan represiva en todos los órdenes de la vida, la sexualidad está eliminada como medio de comunicación interpersonal e incluso como necesidad. Las personas tenemos derecho (más o menos) a comunicarnos por medio de la palabra, pero tenemos prohibido comunicarnos libremente, unas con otras, por medio del sexo.

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“[…] los tabúes ancestrales siguen marcando estos terrenos de manera absoluta incluso en las sociedades más progresistas y llamadas socialistas.”

La sexualidad como medio de comunicación está aún muy poco desarrollada. Se entendía de una manera limitada, unilateral, temporal (capacidad reproductora caduca) y machista. La sexualidad individual sería una de las integrantes de la Ideología de la privacidad, en la que también existe una naturaleza intrínseca y que por razones sociales no alcanza a manifestarse. Pues aunque exista un factor biológico en la sexualidad, en torno a su consideración en la sociedad ha de tenerse en cuenta que estamos determinados históricamente y percibimos, sentimos y actuamos de acuerdo a un desarrollo histórico asimilado en nuestra conciencia. La naturaleza humana en un problema histórico. Porque la sexualidad existe en el marco de unas relaciones sociales de dominación determinadas.

De acuerdo a este planteamiento, en el texto aparece un análisis de las conductas femeninas generales de entonces: - Confusión en la niñez por la imposición del rol femenino: en el colegio las niñas se sientan a un lado y los niños a otro. Las normas de buen comportamiento y hasta los juegos eran distintos para cada uno.

- Resignación al comienzo de la adolescencia y a partir de ese momento una suerte de travestismo del rol femenino: la escisión entre hombre y mujeres sólo podía salvarse mediante el amor romántico.

- Solidaridad entre adolescentes del mismo sexo: en la edad adulta suponía una rivalidad. Además, las relaciones homosexuales eran anuladas por la imposición de la tradición heterosexual quedaban reducidas a algo que no es amor y sólo es producto de la curiosidad porque sólo el amor maduro se da entre un hombre y una mujer.

- Soledad e inseguridad en la etapa de transición hacia la edad adulta: sentirse fea y tonta y tener la certeza de que sólo un hombre podrá transformarlas en algo bueno. Por sí mismas no eran nada, sin otra alternativa.

- Desaparición de las otras amigas: todas eran absorbidas por sus relaciones amorosas tradicionales.

- Primer coito como ejercicio obligatorio en el desarrollo femenino: el placer desaparece y resultaba una experiencia traumática e irreversible.

- Contacto sexual como prostitución: sexo como contribución a la masturbación masculina.

- Sentirse usada y reaccionar con frigidez: dependencia de la relación e ignorancia acerca de sus propias necesidades físicas y psíquicas.

- El matrimonio combatía la soledad.

- Terror a no cumplir adecuadamente la norma.

- Seres relativos: existencia dependiente del marido.

- Paralización por los permanentes complejos de inferioridad y sentimiento de culpa.

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La identidad sexual, feminidad o masculinidad, no es una identidad biológica sino psíquica, asociada a las premisas culturales. No se nace ni hombre ni mujer, te hacen hombre o mujer dependiendo del factor biológico. La tragedia del conflicto entre identidad femenina y masculina también incluye los caminos intermedios. No parece ser suficiente ser simplemente un ser humano. El sexo biológico condiciona desde el primer día como pretexto para en condicionamiento y el entrenamiento de la feminidad o la virilidad de los roles sociales. Se trataría entonces de que los seres humanos fueran ante todo seres humanos y sólo en segundo lugar biológicamente femeninos o masculinos. El sexo ya no sería el destino, no se impondrían unas conductas preestablecidas ni a los hombres ni a las mujeres. El delirio de masculinidad sería tan superfluo como el complejo de feminidad, se aboliría la división del trabajo, la explotación según el sexo. Sólo la maternidad sería femenina en el aspecto biológico, pero en el aspecto social, cuidado y educación, hombres y mujeres estarían comprometidos. Porque además muchos hombres también quieren ser padres activos. La vida de los seres humanos no se construiría de acuerdo a los roles implantados, sino regida por las necesidades e intereses independientes. Podrían comunicarse sin límites de edad, sexo, raza o clase.

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LIBRO 2: (H)AMOR¹

Correspondiendo a los temas tratados anteriormente, en los que se presenta la sexualidad como un problema político, se habla de maternidad, de amor romántico, del condicionamiento biológico en el reconocimiento de género y de los roles para cada uno de los géneros impuestos por modelos de conducta. Esta vez se analizan desde la época presente, que en ocasiones poco ha cambiado y se encuentran coincidentas pero también diferencias.

Si bien antes había que plantearse la definición de placer, en este caso el análisis se dirige hacia la noción de amor.

El amor romántico se reconoce hoy como una utopía emocional colectiva. Encontrar la correspondencia total hasta el punto de la fusión con la que se transforman aquellas sensaciones negativas de las que se hablaba en el análisis de las conductas femeninas ante la pareja, se pronuncia como falso. El romanticismo establece una especie de rituales y mitos genéricos que en muchos casos no se adaptan a las experiencias y deseos particulares de las personas. En el texto anterior se tomaba por necesidad que la lucha por la libertad sexual fuera tratada como un problema político, pero la sexualidad en sí ha de ser una necesidad particular. Del mismo modo, el amor es un “proceso revolucionario personal”.

Sin embargo, los cuentos siguen endulzando el presente haciendo que el amor nos cambie la vida entera hasta la felicidad eterna. La sexualidad asociada a la reproducción estaba condicionada por un tiempo de validez, pero el amor verdadero es para siempre. El amor se presenta como una promesa de felicidad, perfección y pureza, pero también es una cuestión de recursos y poder. Contaminando el amor, esto último quizá sea lo único cierto que cuentan las historias románticas tradicionales de héroes y princesas desvalidas, como uno de los tantos ejemplos que asientan nuestra educación y anulan la autonomía de las personas.

“Al capitalismo posmoderno no le viene nada bien que la gente se junte para propiciar un cambio político, social y económico que mejore las vidas de todos, por eso la industria del romanticismo nos vende estos paraísos hechos a medida: así permanecemos entretenidas buscando a la media naranja en lugar de juntarnos con los demás para luchar por nuestros derechos y libertades.”C.Herrera

De esta manera el amor se descubre como un mecanismo de control social y político que desemboca en un estilo de vida desequilibrado y basado en la producción y el consumo.

Pero si antes era la sexualidad, la vía revolucionaria con la que podemos transformar la realidad que vivimos de forma colectiva, ahora adopta el término de amor.

De la revolución sexual vayamos a la revolución del amor.

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Lo romántico es político porque el amor es un fenómeno general en épocas y culturas, cada una con sus mitos y normas, pero todas ellas se construyen en base a una ideología que también sostiene un sistema de organización política y económica.

Los mandatos del romanticismo tradicional conllevan en primer lugar un contrato envenenado que nos hace dueñas y dueños mutuamente, aunque no siempre equitativamente. El dominio mutuo aúna dos conceptos que en teoría son contrarios, “amor” y violencia. En el nombre del romanticismo se abusa y explotan personas tal como en las guerras los recursos. Las luchas de poder entre nosotros desencadenan complejas contradicciones y estímulos negativos como por ejemplo los celos. Habría aquí que ampliar las consecuencias que acarrean tales impulsos a costa de la desconfianza, además de la perspectiva bajo la que se justifican muchas veces los actos violentos en los que desemboca la ceguera del celo.

“Hay mucho romanticismo en nuestra cultura, pero muy poco amor.” C. Herrera

Pero al menos, cada vez hay más conciencia acerca de este problema y se aboga por otras formas de querer. Dado que el amor es una construcción cultural, social y política, puede transformarse y adaptarse a las verdaderas necesidades y deseos de los individuos que conforman tal sociedad.

“Para acabar con este mundo basado en la explotación […] necesitamos un cambio radical profundo en nuestras formas de relacionarnos […] y trabajar colectivamente para mejorar las vidas de todas y todos.” C. Herrera

Hemos podido ver que una de las principales causas de este mal es la desigualdad de género, por lo que es necesario abolirla para poder construir relaciones basadas en la libertad y el respeto y no en el interés egoísta de cada sexo. Antes era necesario aprender a conocer nuestra sexualidad, pero un paso más adelante debemos desaprender lo que nos han dicho que significa ser hombre o ser mujer. De esta manera podremos ser como queramos sin someternos a las normas de género que hacen de un factor biológico una condición cultural.

En relación, hay que liberar al amor de las estructuras del romanticismo tradicional, cargado de tabúes, complejos, miedos, mitos y una doble moral ante la sexualidad que repercute en múltiples aspectos de la sociedad.

Una de las alternativas más nuevas pero también más coherentes en este sentido es la Anarquía Relacional. Esta posición enuncia en un manifiesto la posibilidad de amar sin carácter de exclusividad, pero haciendo de cada relación algo único e independiente; aboga por el amor, el respeto y la espontaneidad en vez del establecimiento acotado de derechos 11

y obligaciones; conlleva una puesta en común de los valores y necesidades personales, por medio de la comunicación; trabaja la confianza, en uno mismo primero para reforzarla después con los demás; y así diseñar compromisos a medida y a gusto de cada uno, incluyendo tanto lo que en apariencia sería una pareja tradicional, como si no responde a ningún modelo tradicional.

Cuanto más dura es la vida más acudimos a la evasión y en el texto anterior se describen verdaderos casos de sufrimiento personal y colectivo. Además, el ritmo al que nos sometemos en la sociedad actual, éste nos empuja a prestar atención a muchos sitios a la vez. Las redes sociales configuran así una nueva postura en el espacio-tiempo de las relaciones. Nos comunicamos y desarrollamos afectos en un historial virtual personal en ocasiones más real que la propia vida material, pero que permite el desarrollo de deseos y afectos que han sido y siguen siendo marginados, desde diversas parafilias hasta la asexualidad.

En este caso hay que matizar que lo que ahora reconocemos como asexualidad, hace no muchos años, en el caso de algunas mujeres era señalado como frigidez, y de este suceso ya hemos visto cuales eran las consecuencias. Lo que es una decisión personal era tratado como enfermedad mental o acusado como falta de cumplimiento de las normas del matrimonio y hasta en muchos casos motivo de castigo. Sin embargo, la asexualidad, sin acudir a la definición que la R.A.E. presenta como aversión al sexo en términos biológicos, se define más bien por la falta de orientación y deseos sexuales. De este modo las personas que se consideran asexuales pueden no compartir su sexualidad, pero sus relaciones a nivel emocional bien pueden ser románticas o arrománticas en base a su necesidad de relaciones amorosas, y a su vez, establecer dichas relaciones de manera hetero, homo o birromántica.

Por todo esto podemos tomar como conclusión que el ideal de amor hasta ahora mantenido ya no se ajusta a las preferencias particulares de cada indivíduo. Y en vez de existir un modelo predefinido y cerrado, habríamos de encontrar un planteamiento abierto a las circunstancias y deseos de cada persona.

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CONTRASTE.

Conceptos planteados: -

Libertad sexual Placer Identidad ligada al género Amor

Entre estos conceptos clave se deslizan las ideas defendidas por ambos textos, introduciendo conceptos complementarios como la maternidad, la pareja o lo romántico.

Además, los problemas que surgen en torno a ellos son analizados desde diferentes perspectivas con un posicionamiento ante el sistema político, la organización social, la cultura, la medicina, la religión y la educación.

Si bien en ambos casos las personas que escribieron estos textos eran conscientes del cambio positivo que sus ideas habían tenido respecto a unos años atrás hasta su momento presente, se puede apreciar un cambio muy significativo en el tono a la hora de enunciar los planteamientos. Pues en el segundo texto, la ironía y la fuerza con la que aportan sus opiniones son más notorias y también aportan un carácter más positivo. Por lo que puede suponerse un logro para la lucha de la que se habla desde el principio, y una razón por la que tomar ejemplo y fuerza para alcanzar los objetivos planteados.

Remitiendo a las palabras escritas en el primer libro sobre la felicidad de la lucha: “Es necesario aprender que la libertad llegará tan lejos como llegue la fuerza para conseguir la liberación” E.Pineda.

Otra de las diferencias que se pueden encontrar entre los dos libros es la enfatización que se hace entre “hombre” y ”mujer”. Si bien es comprensible que las circunstancias de hace unos años llevaran a marcar la diferencia para que las mujeres obtuvieran una consideración equilibrada a los hombre, hoy en día se pretende que esa escisión desaparezca para ser considerados sólo como personas. Que se respete la vida, la existencia y las necesidades y deseos de todxs.

Así, la sexualidad y el amor de la humanidad deberían estar regidos por la libertad, el respeto, el conocimiento y el deseo.

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CONCLUSIONES.

En relación a las ideas planteadas anteriormente cabría ampliar los modos y herramientas utilizadas hoy en día para relacionarse y desarrollar los afectos relativos a la sexualidad y el amor, así como la construcción de la identidad que en ellos tiene lugar. Las cualidades, posibilidades y consecuencias que derivan de nuestra participación en los sistemas virtuales.

Poseedora de anonimato, gran parte de la sociedad se sumerge en modelos de identificación necesarios para la comunicación. Redes sociales en las que la identidad, el retrato, impulsan a construir de manera superficial y para los demás una imagen que pudiera significar tanto un método de liberación de los deseos sobre uno mismo, como un detrimento de la autoformación y la autorrealización. Esto hace que, bajo la estructura de dichos mecanismo de interrelación social, gran parte del interés de los integrantes se centre sin embargo en el aspecto que ellos muestran y la identidad bajo la que quieren reconocerse. Así, en las redes sociales el anonimato y la intimidad se ven afectadas sin evitar, pese a ello, el aislamiento o la individualización de los participantes que, dando cuenta de su imagen y expuestos a la sobreinformación de otros perfiles e identidades, el mismo acto de comunicación se satura.

Uno de los participantes de dicha individualización en las relaciones sociales, además de la ausencia del contacto directo, es entonces la demanda de una atención a la imagen propia que presentar a los demás mediante mecanismos de observación, como la cámara frontal de los teléfonos móviles, la exigencia de un perfil descriptivo en las redes sociales, o incluso las aplicaciones que se basan en la muestra de imágenes personales con un potencial efímero. Al margen de que dicha información y la exigencia en muchos casos de que los datos personales esté ligada al interés de aquellos que controlan los sistemas, desde el punto de vista del usuario y entendiendo que las redes sociales satisfacen la necesidad de un espacio en el que poder desembocar nuestra imagen y pensamiento para mostrarlo a los demás, conocer y comunicarse, cuál es el verdadero sentido del éxito si una de las consecuencias ha sido la saturación del acto de comunicación. Cómo son los afectos virtuales.

La red permite un cambio de identidad del operador desde una posición relativamente segura. Pero aun siendo resultado de un juego de inocencia, inventar un perfil nuevo de nosotros mismos dentro de los entornos virtuales conlleva a una exploración del sí mismo, de la maleabilidad y experimentación que el yo puede adoptar en una identidad que en el entorno material sería difícil o imposible de llevar a cabo. Y es que cuestionarse las normas sociales y culturales en muchas ocasiones alcanza la sentencia de patología. Histeria, personalidad múltiple, disforia de género, frigidez, depresión, estrés y hasta trastornos psicóticos. Sin pretender restar importancia a los diagnósticos certeros, son muchas las veces que éstos se utilizan para invalidar a una persona que simplemente no está conforme a la situación en la que se encuentra.

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La histeria y la frigidez son patologías conocidas especialmente por su alusión a las mujeres y es en este punto en el que relacionar las causas y consecuencias que giran en torno al problema del conflicto de género y la libertad sexual.

El estrés y las diferentes variantes de la depresión son algo muy común hoy en día. Se asocian al trabajo, a la situación económica y con ello entonces parece que depende todo lo demás. La cultura, la educación, las condiciones de vida, las relaciones.

La patología de la personalidad múltiple o disociación de la personalidad, se describe como la existencia de dos o más identidades en un individuo, cada una con sus capacidades particulares. Para reconocerse como patología, al menos dos de ellas han de tomar control de manera habitual además de estar asociadas a la pérdida de memoria ante el cambio entre ellas. En 1816 se tomaba principalmente por afectadas también a las mujeres, ansiosodepresivas, por lo que se evidencia que tal patología tiene una base de conciencia machista ligada a prejuicios. De modo que si en la actualidad observáramos con dichos prejuicios los patrones que una persona es capaz de adoptar en los entornos virtuales, pudieran quizá denominarse personalidades múltiples a gran cantidad de usuarios. Y es ejemplo de evidencia el caso de los videojuegos de simulación y de comunidad, en los que la identidad del personaje recreado está ligada a la personalidad del jugador sin tener que corresponderse con la que muestra en el entorno de la realidad física. Vidas paralelas en entornos entre los que apreciamos la diferencia, conciencia entre las personalidades que sin embargo, forman en conjunto parte de la misma realidad al igual que el entorno virtual y el material. Por lo que más que identificar una patología como ocurre con aquello que se sale de la norma establecida y frente a la negación que aparece ante cualquier cambio, habría que analizar estos mecanismos como nuevas vías de desarrollo de la identidad y las relaciones, como una transformación que propicia parte del éxito de las redes sociales. Pero también, e incluyendo las anteriores patologías citadas, una reacción a las normas impuestas. Se puede estar enfadadx y nerviosx ante una injusticia sin estar histéricx; se puede crear un alter ego en una realidad supuestamente paralela en la que expresar los deseos reprimidos sin tener una personalidad múltiple; se puede tener dudas sobre el propio posicionamiento entre géneros más allá de las exigencias culturales sin padecer disforia de género; se puede, hablando de pareja tradicional y puntualizando en el ámbito sexual, no corresponder el deseo sin tener que ser señaladx por frigidez.

Y es que son demasiadas las veces las que se reduce un problema a algo supuestamente objetivo como serían los diagnósticos médicos, en vez de entender y plantear soluciones ante dichos problemas que más bien atañen a situaciones tremendamente subjetivas y sujetas a la complejidad de las dinámicas sociales y con ello políticas, culturales, educativas y por supuesto, económicas.

Ante las dificultades afectivas, individuos que comparten el mismo medio de relación de las redes sociales no lo hacen con el espacio y quizá tampoco con el tiempo, las relaciones se forjan así por intereses y no por proximidad física, transformando el vínculo personal y la atracción fisiológica en un proceso virtual que permite lidiar prejuicios e imposiciones 15

sociales. Internet es un medio expansivo en múltiples direcciones que posibilita el equilibrio de las conexiones, instantáneas e inmediatas, directas, participativas y a tiempo real, pero también atemporales, permanentes e indirectas. Esta expansión permite que la capacidad de relacionarse adquiera facilidades, además de evidenciar la búsqueda y necesidad constante de contacto y aparición, insaciable, del inconformismo. Sin embargo, pese a la supuesta democracia de la red, ésta se organiza en una fragmentación, dispersión, ocultación o pérdida, sistematización y aleatoriedad de la información y los accesos. El conocimiento pasa a ser un cúmulo de datos, información de cambio, que en exceso dificulta las funciones básicas de la memoria, la comunicación y los procesos cognitivos, originando un crecimiento desequilibrado. Y la variedad de intereses y subjetividades entonces se arriesga a la precariedad. Afectando irremediablemente a las propias relaciones.

La posibilidad de superar el espacio y el tiempo en el entorno virtual suponen una barrera en el momento que las afecciones pasan al entorno material, dado que en última instancia, los afectos se consuman de manera física.

“El vidrio que nos permite ver pero no tocar, es el perfecto símbolo de la frustración”, E. Dichter.

La comunicación afectiva se sustituye por símbolos de eficacia predeterminada y se pierde el olfato, y se pierde el tacto, sentidos decisivos para la atracción y el desarrollo de dichos afectos, enfatizando así la importancia que de la imagen y el sonido se toma en estos sistemas. Aunque podría decirse que el poder pertenece casi exclusivamente a la imagen, pues el sonido aún no alcanza la relevancia que lo visual posee en los mecanismos de comunicación y relación actuales.

Imaginamos de lo deseado aquello que aún no conocemos, predisponiéndonos a una decepción por parte de la realidad y es la pantalla el elemento capaz de amoldar dicha decepción desde la apariencia física. Entre las relaciones afectivas, el amante virtual recreado en una relación en la red alimenta así más ensueños al incapacitar los mecanismos de comunicación directa. Pero esto conlleva sin embargo a la amputación de los campos sensoriales. Internet permite así la confesión y el desarrollo de los deseos que se encontraban al margen de la tradición impuesta, pero al tiempo transforma el modo de relación en una devaluación del cuerpo desde el biosedentarismo.

Aceptando el entorno virtual como parte de la misma realidad que la del entorno material y entendiendo la pantalla no sólo como un elemento de visualización o un intermediario de los dos entornos, sino también como un elemento directamente interactuable, forma parte de un sistema de comunicación ante el que nos presentamos y ante el cual también se han transformado las actitudes y comportamientos.

La pantalla se ha convertido en un objeto prolongación del cuerpo, un rectángulo negro brillante que llega a ser ventana o puerta de doble entrada, de la que recibimos y aportamos toda clase de información a cualquier lugar en cualquier momento.

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Desde el móvil, al monitor de las computadoras, tablets o demás dispositivos de dichas características, se tiene contacto directo con el entorno virtual, contacto que en sí mismo ha evolucionado hasta la conversión de las pantallas en táctiles, dando lugar a una relación de los movimientos directos con los efectos producidos en la pantalla siendo cada vez más intuitivos y cercanos al contacto con el entorno material.

De modo que la pantalla, a través de sus posibilidades de comunicación, a la portabilidad y a la evolución de su uso y características como la capacidad táctil, ha dado lugar a una mayor dependencia ante el dispositivo en sí y con ello al entorno al que nos da acceso. Es un objeto en el que volcamos gran parte de nuestra intimidad, en forma de claves, de fotografías personales, de conversaciones y búsquedas en la web quizá vergonzosas. Y al mismo tiempo es aquel que permite ver que todo ello se puede publicar.

Cierto es también que la perennidad de la importancia que toma la información que se publica se ha vuelto volátil, y el exhibicionismo se oculta en la multiplicidad. Pero la adicción, la inseguridad cuando no identificamos en el bolsillo la forma rectangular del teléfono móvil, el miedo a que se desvele lo que le confiamos, es en sí un afecto directo al dispositivo.

Por otra parte, estos dispositivos también dan lugar a una transformación en la actitud que tenemos entre las personas en el entorno material, pues como ejemplo, las conversaciones que se tienen por teléfono móvil asiduamente se priorizan o incluyen en la situación del entorno material de modo que la atención al entorno virtual se vuelve constante y de importancia paralela. Se atribuyen así nuevamente características a la pantalla, como ventana a todo el sistema, similares a las que se le dan a otra persona. Es un elemento que nos aporta fácilmente aquello que necesitemos a cambio de nuestra dependencia. Pero este cambio de actitud en la relación y comunicación entre las personas y frente a los dispositivos, siendo conscientes de los aspectos negativos y positivos que ello alimenta, requiere de una revisión a nuestra percepción ante la intimidad, la veracidad, la confianza y el control.

En torno a los afectos pero esta vez entre los individuos y más concretamente ante las prácticas sexuales dentro del ámbito virtual, en el cibersexo, las personas que lo practican producen autorretratos sexualizados a través de mecanismos de captación de imágenes digitales como la webcam. Lo llamativo de este acto y la capacidad bidimensional de la pantalla es que el usuario encuadra la imagen hacia lo que desean mostrar, impidiendo un acceso más allá de los márgenes y con ello una sensación de control e independencia sobre lo que queremos.

Además del poder ante la partición y deformación de la realidad que los medios audiovisuales ofrecen, la erotización del fragmento, con el control que poseemos sobre él, es un elemento importante en la sexualidad virtual. Junto con el saberse al otro lado del dispositivo y la certeza de una reciprocidad comunicativa en la interlocución de los 17

encuentros virtuales, tiene lugar no sólo un espacio personal para los individuos que deseen participar, sino también una postura frente a la industria pornográfica tradicional, plagada de estereotipos fijados por la visión impositiva del patriarcado como mecanismo educativo, religioso e incluso jurídico o médico, siendo éstos mecanismos necesarios para la sociedad.

Frente a este problema una de las principales ideas presentes en la producción de las prácticas post-pornográficas es la afirmación de que toda clase presupone desigualdad, por lo que las actividades de carácter transfeminista abogan por la liberación de los cuerpos con una representación directa del sexo, por la visibilidad de las sexualidades. De modo que no sólo como una transgresión, la forma de dichas prácticas también se sustenta en cuestionamientos que ya enunciaba R.Barthes bajo el concepto de Punctum, que en este caso, intentando eliminar las connotaciones, no existiría. Y usando los medios tecnológicos, el soporte audiovisual y las redes sociales, medios actualizados a la demanda, intentan liberarse de las presiones sociales con una mirada “objetiva” ante los cuerpos. Así, el cuerpo desnudo se convierte en un elemento para la mirada crítica ante la pérdida de sensibilidad propiciada por el bombardeo mediático y conservadurismo social.

Con los años se ha dado una progresiva enfatización y politización del sexo dentro del marco de la cultura y la sociedad, y como así lo mantuvo Foucault, la sexualidad se entiende en relación a los dispositivos históricos y culturales que la organizan. De modo que si el poder se desplaza bajo un modo de acción entre sujetos activos y libres, son los actos de género los que provocarían género. Existen entonces posibilidades de transformación de género, como la teoría Queer y alternativas al orden social existente que afectan a las estéticas de representación sexual contemporánea en la búsqueda de un equilibrio. Pero también tiene lugar una nueva percepción y desarrollo de la sexualidad en torno a los dispositivos digitales y a las transformaciones en las relaciones y actitudes ya señaladas.

Como movimiento artístico que propone el disfrute de nuevas representaciones alternativas del cuerpo, la postpornografía elabora un imaginario sexual en el que tienen cabida las sexualidades marginadas. De modo que no sólo se reivindica la visión desde el punto de vista de la mujer sino de otras múltiples miradas marginadas. Y es en este punto en el que poder enfatizar el tema central de la libertad de los afectos en una cesión a los beneficios que los sistemas virtuales ofrecen. Pues las propias prácticas sexuales o elementos de atracción se han visto transformados ante la inclusión de estos elementos. En el caso de las redes de contacto, dirigidas a facilitar la comunicación entre personas inmersas en el veloz estilo de vida actual, personas curiosas de conocer el funcionamiento o personas que aprovechan este entorno cerrado para desinhibirse, tienen lugar encuentros tan inestables como intensos. El perfil que se adopta, la elección de lo que se quiere mostrar bajo la intención sincera de reconocerse en la descripción es ya un reto de autoevaluación personal, aunque también ofrece la posibilidad de inventar y reconstruirse con imaginación dejando aflorar deseos o curiosidades. Sin embargo, esto sólo es una herramienta que aporta beneficiosas posibilidades, pero sólo será con una ideología, cultura y educación 18

realmente concienciadas con el problema y que defiendan el respeto hacia las decisiones afectivas de cada individuo, como se lograrĂĄ una sociedad respetuosa y equilibrada. En la que no sea necesario presentarse como hombre o como mujer, como cis o transexual, como hetero, homo o bisexual, en la que simplemente quererse y construir nuestra propia dinĂĄmica en la vida privada no sea una vida paralela en lo pĂşblico.

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