Revista HISTÓRICA
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LA SALA DE NICHOS DEL HOSPITAL SAN ROQUE, CÓRDOBA Por Federico G. Bordese
Primer trabajo de investigación referido al tema
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Copyright © 2015, Revista HISTÓRICA del Archivo Fotográfico de Córdoba.
Imagen: Plano primitivo de la “Sala de Nichos”.
Esta obra está bajo una licencia Creative Commons Atribución – Sin Obra Derivada (bynd) 2.5: Se permite el uso comercial de la obra pero no la generación de las obras derivadas.
Queda hecho el depósito que prevé la ley N° 11.723
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En agradecimiento a la Facultad de Ciencias Médicas por la utilización del logo para este trabajo de investigación
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Nota del editor La revista fue fundada por el Director en el 2011, y se decidió darle un formato sencillo. Recibiendo el nombre HISTÓRICA con su ISSN: 1793-5748 (digital). La publicación se realiza cada mes desde marzo hasta diciembre, aunque en sus comienzos la tirada no siempre fue de ese modo. La autoridad a cargo del Archivo Fotográfico de Córdoba – AFC, es quien está como Editor de la revista hasta que dure su mandato.
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A comienzos del Siglo XIX, el Hospital de San Roque emplazada en la ciudad de Córdoba tenía
problemas como la falta de personal, monetario y de estructuras edilicias que ampliara el hospital y se adaptara a las actuales necesidades de aquellas épocas. En una publicación (19101) del afamado Profesor Dr. José María Penna2, uno de sus compañeros (sin citar) nombraba el pabellón como la “Sala de Nichos”, llamada así por estar empotradas en las paredes unas series de grandes nichos, en donde eran parcialmente introducidos los enfermos para disminuir la propagación de sus males; Por entonces se lo llamaba comúnmente la “Sala Vieja” y –acorde a diversos papeles de Cuentas– como la “Sala San Roque”. Las pocas personas que conocen la existencia sobre el tema, han comentado que fue construida en época colonial. Es nuestra tarea realizar un revisionismo histórico sobre el tema, comenzando con un plano y textos conservados en el Archivo del Arzobispado de Córdoba: “Hospital San Roque y otros”. Tomo III (1816 – 1902). Legajo N° 10 (ver tapa de la revista). Algunas personas como el Dr. Federico Garzón Maceda y el Arq. Mario José Buschiazzo3, expresaron que había sido un “…extraordinario alarde de arquitectura…”; Sin embargo –para una persona con basto conocimiento– comentaría que no fue una obra de gran presunción pero si singular, puesto que hacía décadas que no se construía una obra de envergadura desde los tiempos de la colonia; Y tampoco había sido bautizada como “…de nichos”, por Penna pero sí fue quien la dio a conocer.
El comienzo de una obra… El 15 de marzo de 1822, Fray Francisco María del Carmen (Vice Prefecto del Convento de San Roque y de la Orden de los Hermanos de Belén o Bethlem) solicitaba al Muy Ilustre Cabildo de Córdoba, reconstruir o realizar una nueva obra (pabellón) para Enfermería pues la antigua se hallaba en ruinas: “Fray Francisco Maria del Carmen, Prefecto de este Convento de San Roque, ante V. S. en forma digo: que la enfermeria de mi cargo se halla vencida hace mas de tres años, y actualmente se han roto cuatro llaves con grave riesgo de la vida de los enfermos, por cuya causa los hemos sacado de ella y colocado en nuestras celdas. Estos y otros antecedentes que nos ha dado la significada pieza nos ha persuadido a la comunidad, y a mi, de la necesidad que hay de abandonarla para componerla, o construir otra nueva, Yo habria, cuanto ha, puesto en planta este designio, si los ingresos del Convento me lo facilitasen; pero urgiendo cada días más a ejecucion me veo obligado 1
“La administración sanitaria y asistencia pública de la ciudad de Buenos Aires / Estudio de los servicios de higiene y beneficencia pública desde la época colonial hasta el presente, Tomo II”. Autores: José Penna y Horacio Madero. Editor: Imprenta, Litografía y Encuadernación de G. Kraft. Año: 1910. 2 Algunos afirman que nació en Buenos Aires y otros en Bahía Blanca… 3 El Arquitecto dio su opinión obtenida del libro “Historia de la Medicina de Córdoba, Tomo II”. Autor: Dr. Federico Garzón Maceda Editor: Talleres Gráficos Rodríguez Giles, Buenos Aires. Año: 1917. Leyó el trabajo y básicamente comentó con las mismas palabras redactadas en el libro mencionado. “La administración sanitaria y asistencia pública de la ciudad de Buenos Aires / Estudio de los servicios de higiene y beneficencia pública desde la época colonial hasta el presente, Tomo II”.
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a manifestar a V. S. esta necesidad a fin de que se sirvan en consecuencia de ella concurrir con su licencia para su nueva construcción o redificacion haciendo V. S. algun socorro en parte como Patron de la casa que es de las rentas que maneja, pues cabalmente es la que tiene dedicacion al alivio publico de los enfermos en que debe interesarse todo ciudadano en cuyos terminos. a V. S. SUPLICO que habiendome por presentado, se sirva proveer en todo segun llevo pedido, y para ello etc. Fray FRANCISCO MARIA DEL CARMEN.- Fray Miguel del Rosario, Secretario C.”. A lo redactado, se había presentado un primer plano (cuyo autor desconocemos) con las siguientes referencias: (…) “Explicacion Del plano pra sala De enfermos A. Escalera De altar B. Puerta De la sala C.C. Cuerpo interno De … la sala Los números 1 Lugares Destinados pa. camas De los enfermos N° 2 lugares Comunes que Deben De te=ner De alto Dos y octava vs N° 3 Asientos De los Comunes 4 Puertas por la parte esterior De la sala pa. sacar los basos 5 Puertas De entrada a los comu 6 nes 6 Respixadexos qe por lo interior De la paxa Desde la Altura De 3 V Deben comunicarse a las bocas De los basos por Debajo De la tabla De asiento 7 Marino De pilares qe miran á lo interior De la sala D I Proyecto interior De la sala EE Bentanas Jf Caños de Ventilacion qe. le Deben colocar en lo internos De la Pared con lo Demuestra la figura q H Puertas en los marcos ó pila-res en Donde se Deben colocar las luses en la Concavidad q.e Debe tener como De un … respiradero por lo interno De la pared pa. espalar Humo Y Alasenitas en lo interiox De los axcos p.a poner los basos De los enfermos”. La Sala Capitular atendió este hecho, y se le concedió una licencia que solicitaba un auxilio (subsidio monetario), destinándose cuarenta pesos en cal y ladrillos; Y se anotó para entregársela al Fray, un documento para que quedara constancia escrita en el trámite administrativo. Se decidió que era más barato y mejor construir una nueva obra, comenzando a cimentarla pero semanas luego debieron suspenderse porque habían teniendo un permiso verbal; Por ello debieron esperar para que dicho plano y aprobación, fueran aprobadas formalmente por escrito. Ante esta situación, Del Carmen redacta otra carta al Obispado para comentarle sobre la situación: “Señor Provisor y Gobernador del Obispado. Fray Francisco del Carmen, Prefecto de este Hospital Bethlemitico ante V. S. en forma digo: que en ocasión de haber principado la Obra de la Enfermeria de esta casa de mi cargo, por haberse hallado en completa ruina, la que antes auxiliaba a la humanidad, informada esta superioridad de 7
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lo muy costoso que aparecia, segun lo manifestaban los cimientos en cuyo estado se halla, se digno ordenar se me intimase suspension, hasta otra resolucion, y que para ella presentase el prospecto que la dirigía. En obedecimiento de esta resolución, cese de seguir la obra segun es notorio; y he presentado el dia de ayer el Plano ordenado; a consecuencia de lo que me ha vuelto V- S- a ordenar exprese los fondos con que cuento para su conlusion. Al acto que se notorio esta disposicion, conteste por diligencia segun debe constar en el expediente, que no reconocia otros que los que me habia de facilitar la Divina Providencia, por que conociendo que el Convento no puede proporcionarse ningunos por notoria pobreza, era por demas fundar en ellos mi esperanza. No obstante esta contestacion, y solo con el animo de instruir mas a V. S. digo: que independiente del Tesoro que espero me franquee Dios, tengo en mi poder doce mil adobes; nueve mil ladrillos, con inclusión de tres mil que tiene el Convento, que me han dado de limosna toda la Teja, Tejuela, y enmaderado de la enfermeria vieja, diez carretadas de cal, que asi mismo me han dado de limosna, y piedra la necesaria para los cimientos; habiendome ofrecido algun dinero en limosna para pagos de albañiles y peones. A vista pues de estos antecedentes, la Superioridad dispondra lo que guste, haciendole nuevamente la insinuacion que el otro dia verbalmente lo hice, de que en esta obra no pensaba gravar ni un medio de los fondos del Convento. Por tanto. A V. S. Suplico que habiéndome por satisfecho plenamente su Superior Decreto, se sirva resolver lo que era mas favorable a la salud de los miserables, cuyo único objeto me ha obligado a entrar, en esta obra, previniendo siempre las contradicciones que había de experimentar de los contrarios a la piedad y para ello. Otro si digo: Que aunque a primera vista aparenta el Plan presentado a esa Superioridad de la obra en cuestion gastos crecidos, y nada correspondiente al fondo que se cuenta para aquel, no es asi en realidad como lo he manidestado y se vera en la conlusion de ella. Fray Francisco de Carmen, Prefecto.”. De Carmen había presentado todas las documentaciones necesarias, y comentó que ya tenía los materiales necesarios para seguir con la construcción. El 23 de abril de 1822, se había presentado el plano, en donde fue analizado por el Dr. Pastor y Gómez que “…reconociendo con todo el interés, y cuidado que demanda obra tan importante al público informen lo que estimen por más conducente a su perfección y seguridad con atención a los fondos que se presentan. Y evacuado pase al Médico del Hospital Doctor don José Rodriguez para que en unión del mismo Doctor Pastor expresen su dictamen con relación a la posible comodidad y salud de los enfermos, para en vista de todo proveer lo que más convenga.”. Siendo finalmente aprobada y puesto a disposición de los Dres.4 Pablo Paster, José Rodríguez y Felipe Gómez5 como arquitecto y verdadero inspector de las obras, pues era quien sabía sobre el tema de proyectar, diseñar y dirigir. Gómez había sido comisionado por el Gobierno en 1822 para estudiar los planos de la Sala de los Nichos6, y aconsejar lo pertinente para llevar a cabo su construcción. 4
La inspección fueron adjudicados a ambos doctores, por una cuestión protocolar. Como hecho curioso, Gómez había construido la bóveda de la Iglesia de Santa Catalina, supervisadas por los Padres Bethlemitas. 6 No debemos confundir con la Sala de Bóveda como ya ha pasado, pues fue construida durante la presidencia de la Comisión Administradora del Dr. Ceferino S. Garzón en 1874. En 1873 se habían proyectado varias modificaciones, mejoras y ampliaciones para higienizar y dar mayor capacidad de enfermos al hospital; Por ello, ante una Comisión, se aprobó un plano que permitía las 5
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Del plano original, observamos que el edificio medía 28 varas de largo y 7 varas de ancho con sus nichos para útiles de los enfermos; De muros gruesos, techo de tejas y estaba dividida en 22 compartimientos en donde cada uno tenía cama, ventana y retrete propio; Al fondo del edificio un pequeño altar austero con la imagen del Santo Patrono. No obstante, Pastor y Gómez realizaron relevamiento y estudio del plano en donde surgieron varios inconvenientes, según un breve informe fechado el 9 de mayo de 1922 en donde “… dicho reconocimiento, y que la pare del Norte que está ya fuera de cimientos, y en la parte que más como en la altura de vara, está toda defectuosa por falta de trabazón, escuadra, nivel y plomo, cuyos defectos solo ofrecen la pronta duración del edificio. Así mismo hemos notado que difiere del plano presentado, y que los huecos o falsos en donde deben ser colocadas las camas de los enfermos no presentan comodidad a éstos ni a los médicos y asistentes para su manejo. Que la otra pared antigua de lado del Sud se de voltear por estar toda simbrada y muy perdido el plomo, y que estando este edificio como está en estado de enmendar sus defectos por estar tan en principio, debe hacerse y formarlo bajo de un arreglado plano y a la dirección de un inteligente.”. Aceptadas las observaciones formuladas, la Comisión produjo su nuevo informe en el que se ponían las ideas sobre higienes y profilaxis dominantes de la época y sostenidas y aplicadas por el doctor Pastor: “La obra que el R. P. Prefecto de los P. Bethlemitas ha empezado, a primera vista presenta tener todas aquellas cualidades” que se requieren para una enfermería, pero consideradas con reflexión sus partes, las hallamos que en algunas deben hacerse esencialmente modificaciones, tanto para la mejor salubridad de los enfermos cuanto para la comodidad de ellos y sus asistentes porque si atiende en primer lugar al ancho de los huecos en que se han de colocar aquellos, se verá que con una y media vara que se le ha dado no es ámbito capaz para estar los ayudantes de alguna operación no solo para esta, sino que ni tampoco para hacer las diarias curaciones sino con mucha incomodidad; porque descontándose de dicha anchura una vara que debe tener un catre, no queda de uno y otro lado más que una cuarta, sitio insuficiente para que quepa el sujeto más flaco; por cuya razón deberán tener vara y dos tercios a los menos de ancho.
construcciones para el establecimiento para otros destinos, aclarando la necesidad de construir una sala para hombres y otra para mujeres. Para proceder a la realización oficial para promover una suscripción en la Provincia, único recurso con que podría efectuar las reformas y reparticiones, desde que las rentas del Establecimiento no alcanzaban a cubrir ni los gastos ordinarios y cuyo déficit, que podría calcularse en treinta por ciento, se satisfacía con las cotizaciones de la caridad, como lo dejaban notas las cuentas que anualmente se elevaban al Gobierno. Para construirla con todas sus dependencias, llamóse a licitación en abril de 1874 y en mayo contratóse la obra previa consulta y asentamiento del Departamento Topográfico; Y el 10 de junio del mencionado año la Comisión nombró al doctor Dr. José A. Ortiz Herrera (médico de la sala de mujeres) para que se encargara del tema, destinándole una dotación anual de quinientos pesos bolivianos; Y la asistencia de todos los días sería a las ocho y media en el invierno, y a las siete y media en el verano. Siempre que fuera llamado al Hospital para ver alguna enferma, que hubiese entrado grave o alguna de las existentes que tuviera alguna novedad urgente sería exacto al llamado. Se auxiliaría con el otro médico del Establecimiento siempre que necesitase consultar, o para algún caso de operación. Cuando por enfermedad o por tener que ausentarse de la Capital, no pudiese pasar la visita, dejaría un Profesor que lo supliere dando aviso al Presidente de la Comisión. Siempre que tuviera que exponer quejas de la masa asistencia de los enfermos, etc., podría impedir reunión de la Comisión para hacer su exposición verbal ante ella. Dicha sala de bóveda de cañón corrido, fue destinada a “Clínica Médica”, ubicada formando ángulo Noreste con la sala de los nichos.
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Revista HISTÓRICA “Si bien en segundo lugar se pone atención en los sitios que deben colocarse los servicios, y se considera la infección de los mismas pestiferos que al pasarlos por la sala para irlos a limpiar han de comunicar a la atmosfera de dicha pieza, la que siempre debe propenderse que gose de la mayor pureza, se viene a la vista debe corregirse la colocación de aquellos para evitar dicho daño, poniéndolos a la parte de afuera del muro, construyendo para dicho fin unos huecos como alacenas poniendo sus asientos de madera pintados al olio al lado de adentro de la enfermería en el sitio en que señala la obra, pues con esta modificación se consigue que para su aseo no hay necesidad de pasarlos por la Sala, evitándose la alteración del aire alterado comúnmente de miasmas pútridas el de semejantes habitaciones. Siendo lo principal de que debe cuidarse en las salas de los enfermos de lo que pueda purificarse al aire por la renovación por el atmosférico se nota que no se han construido, o diseñado en el plano ventiladores para dicho fin tan preciso a dichas habitaciones por que aunque el numero de ventanas que se nos ha informado que ha de tener la Sala sea suficiente para conseguirlo, pero como las intemperies ya de frio o calor excesivos, ya porque en tiempos lluviosos, ya también cuando haga mucho viento no puede abrirse aquellas sin dejar de exponer a los enfermos a grave daño; se hace indispensable que a los lados de cada ventana se hagan aquellos de una cuarta en cuadro de diámetro con su puertita al lado de la enfermería pero de modo que el conducto desde el uno sea con dirección oblícua hacia abajo, y el del otro hacia arriba, de Mayor deba hacer abrir las puertas de los que están con dirección de adentro afuera, y de arriba hacia debajo del lado de donde reina el viento, y del lado opuesto los que las tengan de abajo arriba: Con cuyos respiraderos hechos de este modo pueden en toda situación purificarse el aire renovándose por el exterior sin que pueda producir el más leve perjuicio a los enfermos. Una de las cosas que perjudican al pulmón es el inspirar aire cargado del humo de las velas de lámparas que de noche se prenden para alumbrar las piezas de los enfermos, cuyo daño se evitará formándose a regulares distancias unas alacenas con puertas vidrieras, y sin respiradero, o conducto por donde salga el hubo afuera, consiguiéndose así el que no perjudique éste, y que esté alumbrada la enfermería. Con lo expuesto satisfacemos a U. S. el informe que por el decreto de 23 del próximo pasado mes mandó U. S. diésemos sobre la dicha obra en la parte que nos compete. Córdoba, Mayo 13 de 1822. Firmado: Dr. PABLO PASTOR.- JOSÉ RODRÍGUEZ.” Y como respuesta al tema, el 18 de mayo de 1822 el Dr. José Vázquez (ante el Dr. Manuel Bernando Orihuela, Notario Mayor) redactó al Padre Presidente sobre el descontento del plano, por ello ya tenían presente un segundo con las modificaciones necesarias tras un estudio sobre la obra; Faltando sólo la aprobación del documento. Las semanas pasaron debido a las cuestiones burocráticas y al estudio del nuevo plano, por ello el Padre Presidente Fray Francisco del Carmen elevó ante el Provisor General y Gobernador del Obispado, el expediente y plano con la siguiente nota: “Pase al Médico del Hospital doctor don José Rodriguez y al doctor don Pablo Pastor para que teniendo a la vista los informes a los que es referente nuestro Auto de 31 de Mayo de 1822; y 10
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reconociendo la obra construida; nos informe a continuación si está o no arreglada a lo que en el él mandamos; con los demás que estimen conducentes a proporcionar la posible comodidad a los pobres enfermos y reparación de su salud. Firmado: JOSÉ GABRIEL VÁZQUEZ. Ante mí, Pedro Nolasco de Uriarte, Ptro. Notario Mayor Suplemente. En el mismo día entregué este expediente al doctor don Pablo Pastor con el plan que se menciona doy fe.- URIARTE.”. Y para el 31 de mayo de 1822 se aprobaba y ejecutábase “…puntualmente recomendado al P. Presidente del Hospital su entera conformidad y observancia en la construcción de dicha obra sin apartarse un punto del nuevo plan por los graves perjuicios y extorsiones, atrasos y demoras, que de los contrario deben resaltar y tal vez de no fácil reparación como el presente. Entréguesele para su ejecución con este expediente para su arreglo, que concluida la obra se devolverá para que se archive con el plano como es debido previniéndole vea de donde personas inteligentes que esté a la mira de su construcción y sea de su confianza y satisfacción sin confiarla a la impericia de los artesanos albañiles.”. La obra demoró cuatro años, ya que habían avanzado lentamente debido a la falta de más presupuesto, obligando a paralizar las obras por varios meses; Y finalmente el 26 de enero de 1826 se ”…concluyó con la gran fe y confianza que le asistía al Padre Fray Félix en a Divina Providencia sin tocar a los fondos del Hospital.”7. Si bien no hemos hallado el segundo plano, mediante un inventario levantado al recibirse de su cargo (1826) Fray Miguel del Rosario, hemos constatado que las nuevas dimensiones (realizó una observación a ojo) eran de treinta y ocho varas de largo, cinco y media de ancho y siete de alto8, y el número de nichos era de 24 compartimientos9, divididas por una pared de arco de medio punto en donde habían seis subnichos10 (para colocar las velas) en cada lado, es decir un total de 12 pequeños nichos… y más allá estaba la sala del altar. El edificio era de dos pisos, si consideramos la altura en donde se hallaban puertas con seis vidrios que actuaban como ventanas para airear el interior, y no se modificó el gran pozo negro que estaba debajo del edificio. El 28 de febrero del mencionado año, los Dres. Pastor y Rodriguez redactaron “…con toda prolijidad y exactitud la sala para los enfermos, construida en el Hospital de Belén con el plano en mano y según las modificaciones notadas informamos a U. S. que está exactamente construido y con arreglo al plano que se dio notando solamente que faltan para la renovación del aire tan conducente y necesario a dichas piezas los ventiladores que en dicho plano habían entre ventana y ventana, los que según juzgamos pueden suplirse dicho defecto con abrir las necesarias en lo sitios que corresponde poniéndole sus puertitas según tienen los que están a la cabecera de los
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Archivo del Hospital. – San Roque.— Legajo 38. Archivo del Arzobispado de Córdoba: “Hospital San Roque y otros”. Tomo III (1816 – 1902). Legajo n° 10. 9 Nota: Acorde al autor Rodolfo de Ferrari Rueda, en su libro “Córdoba colonial y poética”. Editor: Del Autor. Año: 1945. Página n° 94 comenta que había unos “treinta tarimos” pero esto es erróneo. Anotación: “Buscando la Identidad Cultural Cordobesa – Tomo I”. Editora: Corintios 13 Impresiones. Autora: Liliana de Denaro. Año: 2008. Página n° 184 comenta que “poseían 22 compartimientos” pero es un error. 10 En el proyecto original, en cada arco había subnicho pero en su segundo plano los pequeños nichos se alternaban, es decir un agujero en el arco y el siguiente no. 8
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enfermos; todo lo que ponemos a la alta consideración de U.S . para que determine lo que más convenga con lo que hemos cumplidos con este informe que U. S. nos pide.”. Las obras ya habían finalizado pero prontamente observaron un desperfecto, pues las puertasventanas –en lugar de airear el lugar– dejaban entrar toda suciedad que traía hasta una leve brisa, perjudicando a los pacientes; Por ello se exigió que tuvieran sistemas de ventilación: “Encárguese al R. P. Presidente mande cuanto antes construir los ventiladores cuya falta se nota en el interior informe, exigiéndose en orden al lugar y número y forma de ellas con parecer del doctor don Pablo Pastor a quien el Notario hará presente nuestro Auto, pasándole en seguida al R. P . Presidente.”. La nota habíase fechado el 7 de marzo de 1826, y firmado por José G. Vázquez… Ante el Pedro Nolasco de Iriarte; Y en el mismo día le entregó el expediente al R. P. Presidente, dando fe el Sr. Uriarte. La Orden Betlemítica siguió existiendo hasta quedar sólo uno, quien actuaba como administrador del hospital el Fray Félix del Rosario que había fallecido en 1850; Por ello el gobernador declaró el día 19 de julio de 1850, al establecimiento bajo el cuidado del Canónigo Magistral del a Catedral de Córdoba, José Vicente Ramírez de Arellano como el nuevo Administrador General del Hospital de Pobres, cuya función la desempeño hasta el nuevo decreto fechado el 4 de diciembre de 185511, en donde la regencia pasó a manos de una Comisión de la Sociedad de Beneficencia integrada por nueve miembros pero con la ayuda de las Hermanas de Caridad Hijas de María del Huerto12, aunque recién en 1857 se sentaron las bases del establecimiento13. Con el pasar de las décadas se introdujeron algunas modificaciones en la estructura, como la apertura de un nicho para comunicarla con otra construcción, además de otra salida. La edificación permaneció como tal pero en 188314 se decidió dar otro uso, comenzando a funcionar la Clínica Quirúrgica que duró hasta 1910; Y según lo investigado, se dice que siguió funcionando como “camas hospitalarias” (sin especificar) hasta el cierre del pabellón para su demolición. Así comentaba el Dr. Penna cuando narró en su libro publicado en 1910: 11
Archivo del Arzobispado de Córdoba: “Hospital San Roque y otros”. Tomo III (1816 – 1902). Legajo n° 10. Archivo Historico de la Provincia de Córdoba. Sección Gobierno 1859, T.5 – “Correspondencia de varias solicitudes despachadas y diversos contratos”. 13 Ibidem. 14 Acorde con el Dr. Garzón Maceda, la Clínica funcionó hasta 1913 pero esto es un error; Pues la sala de nichos se demolió en 1910. 12
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Revista HISTÓRICA “El plano da una idea general de los servicios y su distribución y la fotografía y plano de la sala de cirujía, de la sala de los nichos—según la bautizó uno de nosotros, permite apreciar á la vez que lo singular de su estructura, el aislamiento…”15. Y luego prosiguió con una clara descripción de las dimensiones del edificio: -El largo de la sala de nichos es de 30, 50 mts. -Vestíbulo (subsala) del altar es de 7 mts. que estaba conectada con la sala de Clínicas Médicas (sala de bóvedas). -Anchura de nicho a micho es de 7, 42 mts. -Anchura de muro a muro es de 4,85 mts. -Anchura de cada muro es de 1, 12 mts. -Anchura de cada nicho es de 1,45 mts. -Profundidad de cada nicho es de 1,30 mts. -Altura de la sala es de 6, 10 mts. -Altura de cada nicho es de 2,90 mts. -Once ventanas de cada lado, de la cuales muchas estaban tapiadas con ladrillos. -23 nichos, de la cual sólo una se había convertido en una puerta que conectaba a un pasillo que salía a un patio. Cada nicho estaba destinado para retreta individual; con ventilación y salida de los gases estaba asegurada por un tubo cilíndrico que se abría al exterior de la Sala a los costados y próximo al alero del techo, dichos gases era de la combustión producida por la vela o lámpara de aceite ya que la sala no contaba con energía eléctrica para la iluminación nocturna. Cada nicho tenía para guardar otros utensilios de los enfermeros, y existía una pequeña ventanita con su compuerta; por ella podía retirarse la bacinilla suprimiendo el desagradable espectáculo de pasarla por la sala, y además constituía una toma de aire que salía a través de un estrecho tubo (dentro del muro) que subía y salía hacia el exterior; Así mismo comentó “…he hecho sacar desde el techo de un clautro próximo porque las construcciones agregadas a sus costados han desfigurado su anterior condición; al efecto hubo que restablecer los tubos porque estos tanto en su arranque como en su término habían sido cerrados por incauta mano o por orden de quien no alcanzo o menosprecio su destino, sabiamente calculado e ingeniosamente ejecutados.”.
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“La administración sanitaria y asistencia pública de la ciudad de Buenos Aires / Estudio de los servicios de higiene y beneficencia pública desde la época colonial hasta el presente, Tomo II”. Autores: José Penna y Horacio Madero. Editor: Imprenta, Litografía y Encuadernación de G. Kraft. Año: 1910.
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Con motivos de reconstruir y modernizar todo el hospital, se decidió demoler algunas estructuras; Por ello en 1911 se decidió derribar la Sala de nichos para construir otro edificio que fue finalizado en 1912. La Sala de Nichos duró unos ochenta y cinco años (1826 – 1911), siendo conocida como la “sala vieja”, “sala de los nichos”, “sala San Roque” o “Pabellón de los nichos”; Y con el transcurso de los años, las personas ya habían olvidado cual había sido su función original, pues muchos comentaron que había sido construido para ser dormitorio de los Padres Bethlemitas que atendían el Hospital. Sea cual fuere su leyenda, es necesario aclarar que Gómez16 no fue el autor del primer plano y no sabemos si realmente fue del segundo pero es evidente que actuó como alarife que reguló e inspeccionó las obras. Actualmente, la gran obra en donde sus nichos estaban empotrados en sus gruesos muros, no se considera como un “adelanto higiénico indiscutible” como se pensaba en aquellos tiempos; Si fue curioso que cada nicho tuviera su propio inodoro, en una época en donde la mayoría de las casas tenían sus baños lejos de ellas; Eran letrinas portátiles construidas en madera con un foso profundo. Dicho pabellón se consideraría un gasto innecesarios en materiales, quizás sea el motivo por la cual no hemos hallado más documentación o registro sobre el enorme consumo monetario que implico realizar la obra. ***
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El Arq. Mario José Buschiazzo comentó que Gómez había sido el autor de la construcción pero evidentemente esto es un error.
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Año de 1910
Rojo: La iglesia – Amarillo: Sala de nichos – Azul: Sala de bóvedas
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