Casa Tomada

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Trabajo de grado Por David Cadavid Castañeda Federico Ortiz Velásquez Director Diego López Chalarca Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín Facultad de Arquitectura 2015



Índice

Introducción pág. 8

Una contextualización sobre la investigación

Ambigüedad espacial pág. 36

El fenómeno de vivir y trabajar en un mismo espacio

De arquitectura y ficción pág. 84

Otra perspectiva de la historia de la vivienda

El mueble: cohabitación pág. 112

El mobiliario dentro de la vivienda productiva

Bibliografía pág. 152

Los documentos que estructuraron la monografía

01 02 03 04 05 06 07 08 09

Hábitat vertical La forma de vida contemporánea

pág. 14

Paralelos paradigmáticos Ejercicio de imaginarios sobre viviendas no productivas

pág. 68

La mujer en la vivienda Profundización del usuario principal

pág. 96

Lobotomía Comunicar lo que pasa en el interior

pág. 132

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Introducci贸n

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Actualmente en Medellín encontramos numerosas viviendas que se han transformado en un hibrido programático que involucra el espacio productivo como respuesta de las diferentes necesidades de los usuarios que las habitan, estas dinámicas han generado una adaptación del espacio domestico para el desarrollo comercial utilizando áreas que no se encuentran concebidas para estos modos de vida, careciendo de una estructura espacial adecuada para su correcto funcionamiento. El interés de esta investigación es estudiar este fenómeno que propone, desde las necesidades más personales del hombre, nuevas formas de habitar los espacios de la casa, y sugiere repensar la manera como se ha ido abordando la arquitectura residencial en los últimos años en Medellín, entender las diferentes apropiaciones que los usuarios encuentran en el lugar en el que habitan servirá para analizar la capacidad que presenta cada espacio para ser transformado. Agrupamos en una serie de observaciones en torno a la vivienda productiva, expuestas por medio de ensayos que parten de la teoría arquitectónica y la experiencia de visitar numerosos casos de estudio, presentamos en los diferentes capítulos como objeto de análisis, Ciudadela Nuevo Horizonte en Medellín, allí desde una misma configuración espacial podemos encontrar diferentes actividades comerciales como respuesta las 10


necesidades de financiación y sustento económico. Este es un análisis horizontal de los componentes de la vivienda, no profundizamos hacia ninguno de estos, entendiendo que cada uno daría para desarrollar su propia investigación más compleja, ni buscamos, tampoco, dar respuesta propiamente a cómo se debe hacer la vivienda productiva dentro de la vida colectiva, lo que hacemos es identificar los elementos que hacen parte de esta tipología de vivienda y trabajarlos de manera singular, entendiendo el problema, o mejor dicho, el fenómeno, para que posteriormente puedan ser resueltos de forma arquitectónica por otros arquitectos, o incluso, por nosotros mismos. Cortázar, en su cuento Casa tomada1 relata cómo la ocupación ilegal en Argentina se volvía una constante, las personas se fueron tomando las casas o distintos espacios de estas, como ocurre con la casa donde vive Irene y su hermano, viendo desplazadas sus actividades diarias hacia menos espacios y luego hacia el exterior. Hacemos entonces una analogía del cuento para nombrar esta investigación…esto es lo que ocurre con la productividad dentro de la vivienda contemporánea, se toma las habitaciones, la sala o el comedor, la misma cocina, se toma los espacios domésticos y desplaza las actividades rutinarias, la productividad coloniza la casa y la hace funcionar de la manera para la que no ha sido pensada.

1. Aunque existen tantas interpretaciones como lectores para un texto literario, y sabiendo que Cortázar escribió Casa Tomada a partir de una pesadilla donde algo que no se podía identificar lo desplazaba hasta echarlo de la casa, el cuento podría interpretarse sobre la ocupación ilegal de inmuebles en Argentina o una alegoría antiperonista.

En cuanto a su estructura, esta monografía plantea un recorrido por la vida colectiva de nuestra ciudad: la descomposición de elementos de distintas escalas que construyen un habitar diferente al que concebimos, un habitar espontáneo e interesante. Entramos al edificio por medio de una contextualización e introducción hacia la vida vertical; ingresamos a la célula productiva para entenderla a partir de sus componentes principales: la ambigüedad programática y espacial de su interior, la intervención de sus usuarios, principalmente el núcleo familiar dónde la mujer es gran protagonista, y el mobiliario como elemento estructurador de actividades. 11


Haremos un paréntesis para mirar rápidamente desde la literatura y el cine la vivienda contemporánea desde una perspectiva diferente y sensible. Finalmente saldremos del edificio con algunos conocimientos que nos permitirán entender su composición estética, su exterior, a partir de la desconexión del interior con la envolvente y concluyendo cada aprendizaje recogido al finalizar de cada capítulo. Consideramos estudiar directamente la vivienda productiva formal (la que es hecha por arquitectos, y en teoría, pensada) por la responsabilidad que tenemos como estudiantes y como arquitectos de proponer una vivienda productiva adecuada, en relación a su colectividad y a la ciudad. Diferentes autores apuntan a que hoy son más numerosos los arquitectos vivos que los muertos, el crecimiento de la población ha hecho que la mayoría de los arquitectos que ha existido sean contemporáneos nuestros: esto debería significar una mejor arquitectura tras el paso de los años, que ha aprendido de sus errores pretéritos y propone mejores espacialidades, mejores viviendas y mejores espacios de trabajo. Pretendemos a partir de este trabajo, generar las herramientas para dar a conocer los diferentes cambios que demandan los modelos de vida de la ciudad contemporánea, ejemplificando, con fotografías y gráficos, las viviendas que han transcendido los espacios domésticos típicos y predeterminados y reflejan una exigencia para la elaboración de espacios más apropiados.

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Hรกbitat vertical

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Rem Koolhaas. Delirio de Nueva York. 1978. Editorial Gustavo Gili.

“En la época de las escaleras, todas las plantas por encima de la segunda planta se consideraban inapropiadas para usos comerciales; y por encima de la quinta, inhabitables.” Rem Koolhaas.

La alarmante colonización de las laderas de Medellín por parte de edificios de vivienda, que vienen ocupando el paisaje urbano en las últimas décadas, establece el primer tema de esta investigación. El cambio de una vida horizontal, con sus dinámicas habitacionales productivas volcadas hacia la calle, por una vivienda vertical (y pobremente colectiva) lleva a cuestionar algunas arquitecturas que no responden, en distintas escalas, a las necesidades reales de la población local. El tema a estudiar no es sólo la tipología de vivienda en altura, sino la calidad espacial en su célula habitacional y su relación colectiva con las demás. Para llegar a esta tipología, hace falta remitirse a una contextualización histórica que expone algunos hechos que llevan a pasar de modo de vida, y cómo esta tipología ha cambiado el modo de compartir el espacio doméstico con el espacio productivo.

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La casa campesina ha tenido una relación fuerte y directa con el trabajo. Tomamos como punto de partida la vivienda rural, propiamente desde sus dinámicas domésticas, sus actividades rutinarias y el umbral que existe entre trabajar y vivir en un mismo lugar. Cabe resaltar en esta vivienda, siendo independiente como pieza arquitectónica en su contexto funciona a partir de una estructura nuclear, en relación a un grupo de viviendas de su tipo que tienen el mismo fin: producir. Esto quiere decir que desde la vivienda rural existe una idea de colectividad importante que sustenta sus actividades económicas. La vivienda rural como tipología horizontal permite un crecimiento y flexibilidad aptos para propiciar espacios productivos de distintas escalas y de forma independiente. Permite también una convivencia general más adecuada de los espacios, organizando la vida social, laboral y privada bajo un mismo techo. La relación producción-vida familiar tiene una interacción clara con el entorno, a partir de estructuras formales inmersas en el mismo plano horizontal que facilita la comunicación entre estos dos ámbitos de la vivienda productiva. En el contexto local, el campo ha sufrido distintas oleadas de pobreza y violencia que han cambiado fuertemente las dinámicas económicas, sociales y habitacionales, y ha traído como consecuencias el desplazamiento de gran parte de la población rural hacia las principales ciudades del país. Las migraciones campo-ciudad han movilizado una fuerza productiva importante que, una vez asentada en la ciudad, se desenvuelve de distintas maneras, y siendo una de estas el trabajo informal dentro del espacio doméstico. Estas migraciones tienen gran movimiento entre 1948 y 1957, a partir del período de violencia. El proceso migratorio en Medellín se identifica en la década de los sesentas, cuando se hizo énfasis en el desarrollo comercial e industrial que traería con esto progresos financieros que fueron 17


invertidos en infraestructura. Estos mismos desarrollos industriales llevaron al desarrollo de una fuerza inmobiliaria que buscaba dar lugar a la clase obrera del momento, así, en las décadas de los setentas y ochentas se llevó a cabo la construcción masiva de viviendas (una migración planeada) que tuvo lugar en distintos espacios del Valle de Aburrá. 1. Alexander Silva Carmona. Hábitat, mujer, espacio. Concepción de la razón y la función. 2010. Universidad Nacional de Colombia.

La inversión privada y del Estado permitió el crecimiento de la ciudad con usos del suelo residenciales, pero paradójicamente, como marca Alexander Silva1 en Hábitat, mujer, espacio, estos procesos resultan segregadores de las clases bajas, que no entran a competir en este modelo económico y quedan sujetas a su propia subsistencia.

2. Luis Fernández Galiano. Apolíneas y Dionisiacos. Presente y Futuros (p 110). Ignasi De Solá Morales. Presentes y futuros, la arquitectura en las ciudades. 1996.

“Las migraciones económicas y políticas desarraigan multitudes, y la fractura de los vínculos familiares atomiza las poblaciones, alumbrando sociedades craqueladas: desprendidas de su lienzo geográfico, y quebrantadas por una infinidad de grietas diminutas. El paisaje físico descoyuntado y heterogéneo, que expresa su condición insolidaria a través de su naturaleza discontinua.” 2

3. Mary García Castro, Migración laboral Femenina en Colombia. Migraciones laborales No. 16, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Bogotá, octubre 1976.

Una edición de la revista Migraciones Laborales3 afirma que el campo expulsa más mujeres que hombres. Los hombres tienen más solvencia dentro de las dinámicas económicas y laborales que el campo ofrece, mientras que las mujeres presentan menos oportunidades salariales. Cifras del Dane afirman que existieron migraciones de las mujeres incluso anteriores a los hombres hacia las ciudades de tamaño intermedio, como Bucaramanga, Manizales y Pereira4. El tema de la mujer dentro del espacio doméstico productivo será tratado más adelante con mayor cuidado, pero vale la pena mencionar su importancia dentro de este capítulo, ya que al llegar a la ciudad y no encontrar mayor posibilidad formal de empleo, se ven obligadas a desarrollar trabajos informales dentro de sus espacios residenciales.

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Figura 1

“Tal vez la gente aún no esté madura para ello.” 19


4. Marie Dominique De Suremain, Lucy Cardona, Marisol Delmazzo. Las mujeres y la crisis urbana, o la gestión invisible de la vivienda y los servicios. 1994.

5. Luis Fernando González Escobar. Ciudad vertical (artículow) Revista Universidad de Antioquia.

En Medellín encontramos como introducción del cambio tipológico hacia una arquitectura vertical el Edificio Henry (1929) diseñado y construido por el arquitecto bogotano Guillermo Herrera Carrizosa5. En la década de los años veinte se criticó la subutilización del suelo urbano de lo que ya era para ese entonces el centro económico de la ciudad, porque se acostumbraba construir con la misma tipología de casas de dos plantas, la primera para la renta (casi siempre con usos comerciales) y la superior para los propietarios del inmueble. Las influencias neoyorquinas y de Chicago hacia la arquitectura vertical se comenzaron a evidenciar en Colombia (En Bogotá se había construido el edificio Cubillos en 1927); y es que los avances tecnológicos con los elevadores, la fontanería y el hormigón armado o las estructuras metálicas permitieron esta exploración espacial apuntada hacia el cielo. En la década de los setentas se buscó establecer un nivel de control sobre la forma urbana y los flujos de capital que fueran más adecuados para lograr y mantener condiciones incluyentes de habitabilidad. Así que hacia 1972 se presenta la propuesta del modelo para la producción de vivienda de bajo costo resultante del “Estudio de normas mínimas de urbanización, servicios públicos y comunitarios”. Este modelo definía los estándares mínimos aceptables para el diseño, y planteaba un espacio de 64 metros cuadrados como área mínima para un lote a intervenir.

6. Luis Fernando González Escobar. Ciudad vertical (artículow) Revista Universidad de Antioquia.

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El crecimiento acelerado, las fórmulas de rentabilidad y la misma geografía de Medellín llevaron a las constructoras a ocupar la ladera, un suelo inapropiado para el desarrollo de proyectos en altura por sus cualidades geológicas. Acercando la mirada a un contexto cronológico más cercano, el Plan de Ordenamiento Territorial para Medellín de 1999 planteaba un “crecimiento orientado hacia adentro” con el fin de densificar en altura las partes bajas de la ciudad, cercanas al rio para aprovechar su infraestructura, cosa que afirma Luis Fernando González6 ha ocurrido parcialmente con el recambio de usos industriales y degradados.


Figura 2

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Figura 3

Ciudadela Nuevo Occidente es un caso de estudio fundamental en esta monografía, desde sus interiores productivos hasta su condición urbana y estética.


Para el 2009 se identificó una paridad entre el porcentaje de casas y apartamentos para la ciudad de Medellín. El 52,3% de la población habitaba en casas, mientas el 46,63% en apartamentos. Los estratos socioeconómicos indicaban que la clase alta tendía a vivir más en altura, mientras que la clase baja se mantenía en casas. Esta tendencia, como marca González, puedo verse alterada y acentuada. Alterada en el sentido de que en los últimos años a causa de los proyectos de interés social e interés prioritario que se vienen construyendo en la ciudad. Acentuada porque la tendencia hacia la verticalidad es cada vez más fuerte en el contexto local. Pero, pensando la vivienda a partir de las áreas mencionadas, ¿Cómo cohabitan las actividades domésticas con las actividades productivas en tan poco espacio? ¿Cuán rentable puede ser un espacio productivo inmerso en una planta alta, cuando ya no tiene relación alguna con la calle y con las actividades colectivas de barrio? Estas áreas, entre los 40 y los 50 metros cuadrados disuelven el modo de habitar comúnmente conocido hasta ese entonces y modifican los estilos de vida de sus usuarios. Hemos evidenciado en los casos de estudio visitados (Ciudadela Nuevo Occidente o Pajarito, edificios en Carlos E. Restrepo, Laureles, La Mota) que, al pasar de una vivienda productiva en contexto de barrio, respondiendo a las actividades de la calle, a un edificio de vivienda en altura sin primer piso comercial, que estandariza los distintos modos de vida, se llega a una apropiación espontanea de las módulos de vivienda y las áreas colectivas; Los corredores, fachadas y escaleras son utilizadas como espacios publicitarios para sus negocios. Las actividades dentro de estos pasillos que reparten hacia apartamentos a ambos lados se ven estructuradas por el uso productivo del apartamento, apareciendo dinámicas impensadas por los arquitectos de dichos proyectos: las tiendas de los apartamentos se convierten en puntos de encuentro para los vecinos, loa talleres de telas y peluquerías se convierten en 24


Teorema de 1909. Una estructura metálica que sostiene 84 plantas iguales, una reproducción utópica de ámbitos privados en torno a una casa de campo. “En consecuencia, la “vida” dentro del edificio está fracturada: en el nivel 82, un burro retrocede ante el vacío; y en el 81, una pareja cosmopolita saluda a un avión. Los episodios que ocurren en las plantas son tan radicalmente inconexo que resulta inconcebible que puedan formar parte de un solo escenario.” Rem Koolhaas, Delirious New York. Este dibujo es publicado en la antigua revista Life, y es hecho por un humorista. Figura 4

“Compre una acogedora casa de campo en nuestros lotes de libre elección en estructura metálica, menos de una milla sobre Broadway. Sólo diez minutos en elevador. Todas las comodidades del campo sin sus desventajas.” –Celestial Real Estate Company.

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“Escaleras. No pensemos demasiado en las escaleras. Lo más bonito de las casas antiguas eran las escaleras. Y son lo más feo, lo más frío, lo más hostil, lo más mezquino de los edificios de hoy en día. Deberíamos aprender a vivir mucho más en las escaleras. Pero ¿Cómo?” Georges Perec, Especies de Espacios. 1974.

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Figura 5

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lugares para la vida colectiva de las mujeres, incluso apareciendo usos como billares o cajeros automáticos dentro de los apartamentos, rompiendo con los estándares de privacidad que podían tener estas células habitacionales. Situaciones espontáneas que aluden a posturas arquitectónicas del siglo XX que, sin ser conocidas por sus gestores locales (el tendero, el panadero, el zapatero, etc.) se ven reflejadas en sus espacios colectivos: Las calles en el cielo de los Smithson en Robin Hood Gardens, o la misma calle corredor de la Unité d’habitation de Marseille de Le Corbusier. La tipología urbana de barrio es la principal damnificada en esta transformación espacial. Las frías torres remplazan las esquinas, la relación vecinal se ve olvidada por la indiferencia que muchos habitantes de estos edificios afirman tener hacia sus vecinos.

“El barrio es un pedazo de ciudad vieja, una entidad cada vez más pequeña, menos presencia, más pretérito que presente y casi nada de futuro.” Reinaldo Spitaletta, Barrio que fuiste y serás.

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Figura 6

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7. Gustavo Alejandro Iovino. Telépolis de Javier Echeverría. De la metáfora de la comprensión de la realidad. Razón y palabra, revista electrónica especializada en comunicación. 2011.

“Los referentes milenarios de la casa y la familia se deshacen en la megápolis, erosionados por el doble inflijo del cambio técnico y social. Tecnópolis o Telepolis, la ciudad contemporánea se propone proporcionar confort, moralidad e intimidad a una mirada (automatizada) de individuos; pero tanto las morfologías habitacionales convencionales como las formas de sociabilidad y agrupación se mantienen tercamente resistentes. El hábitat es hábito, costumbre testaruda inercia del vivir. Bajo la diversidad de los idiomas o los climas, sobrevive un núcleo tenaz de intimidad y permanencia, ajeno al ajetreo y la mudanza” Apolineas y Dionisiacos. Luis Fernández Galiano, Presente y Futuros. (p 111)

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Pensando sobre el futuro del habitar en la ciudad, Javier Echeverría, filósofo español, propone una idea de la nueva ciudad contemporánea, una organización espacial y temporal que supera la metrópolis: Telépolis7, una ciudad global. “Sus particularidades se expanden en la vida cotidiana, en la interacción humana, en la producción y el trabajo, en el entretenimiento y en el conocimiento. Representa un nivel de complejidad en el desarrollo de la técnica, nunca antes experimentado por la humanidad. El prefijo tele, a distancia, anticipa a toda actividad contemporánea y a muchos objetos de larga historia (teledinero, teleducación, teletrabajo, etc.). La polis, integrada por ciudadanos, amplía la capacidad de presencia del ágora, en una cobertura geográfica que se extiende por el planeta.” Define el autor. Nada muestra mejor la presencia universal de la nueva ciudad como los cambios que ocurren dentro de la vida doméstica. Y yendo a nuestra escala de interés dentro de la Telepolis, la casa se desarrolla como lugar de trabajo, a partir del teléfono o del ordenador. “Aunque en realidad, el tiempo de ocio se ha convertido para casi todos los telepolitas en el tiempo de auténtico trabajo. No hay que olvidar que la economía de la ciudad se sostiene en función del consumo de teleproductos que los ciudadanos realicen. Siendo el nivel de audiencia y la valoración de los usuarios el principal criterio de valor económico, Telépolis sufriría una gran crisis si hubiera una huelga general de televidentes.”. ¿Qué tan lejos estamos de habitar Telépolis? Esta investigación evidenciará la proximidad contemporánea entre trabajar y vivir en un mismo lugar, al mismo tiempo, y en convivencia con un grupo emocional muy variable.


Figura 7

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Figura 8

Las plantas bajas se transforman, convierten sus espacios domĂŠsticos en espacios productivos hacia la calle. 33


Fata morgana. 8. Luis Fernando González Escobar. Ciudad vertical (artículo) Revista Universidad de Antioquia.

El mercado inmobiliario ha creado un espejismo seductor hacia la creciente demanda de vivienda. Las estrategias publicitarias que evocan anglicismos, pretensiones de ascenso económico y social y la constante referencia a nombres de retoricas ambientalistas y ecologistas8, han llevado el ejercicio arquitectónico de diseño a un nivel mediocre y conformista: la calidad está supeditada por la rentabilidad de un proyecto inmobiliario. La homogeneización del interior doméstico contemporáneo que ofrece el mercado termina lastimado la singularidad programática de los espacios tradicionales e incita a la ambigüedad espacial a partir de la cohabitación productivo-habitacional. Pero esta ambigüedad no es siempre negativa, es rica en singularidades espaciales y plantea una nueva forma de pensar la vivienda. Esta ambigüedad es una crítica hecha por los habitantes de estos espacios a partir de apropiaciones impensadas, son un llamado de atención a quienes diseñan las viviendas.

9. Xavier Monteys, Pere Fuertes. Casa Collage, un ensayo sobre la arquitectura de la casa. 2001. Editorial Gustavo Gili .

La relación colectiva y vecinal, como plantea Xavier Monteys9, se convierte en uno de los retos principales de la vivienda vertical contemporánea. Los intereses especulativos no pueden primar sobre la calidad de los espacios: “…Para proponer otra forma de pensar el bloque de viviendas, se debe partir de la premisa de que la casa no es ya una unidad compacta dentro del edificio: se trata de idear bloques que permitan dispersar la casa por él.”

Según el Diccionario de la lengua española (DRAE). fatamorgana o fata morgana. (De Fata Morgana, personaje de las leyendas artúricas). 1. f. Fenómeno de espejismo que la gente de mar atribuía al hada Morgana. 2. f. ilusión (‖ concepto o imagen sin verdadera realidad).

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Ambig端edad espacial

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Robert Venturi: Complejidad y contradicción en la arquitectura, 1974. Xavier Monteys, Pere Fuertes. Casa Collage, un ensayo sobre la arquitectura de la casa. 2001. Editorial Gustavo Gili .

“La ambigüedad válida fomenta la flexibilidad útil.” Robert Venturi. La casa es el escenario de la vida en el mundo, estructura de la cotidianidad, espacio de los sucesos del hábito, en la casa cohabitan lo imprevisto y la costumbre, la intimidad y el reflejo, la peripecia y la sombra. Cuando se rompe, la vida se astilla como un vidrio azogado.1

1. Luis Fernández Galiano. Apolíneas y Dionisiacos. Presente y Futuros (p 110). Ignasi De Solá Morales. Presentes y futuros, la arquitectura en las ciudades. 1996.

La casa productiva no es una casa estandarizada dentro de la arquitectura local, es un fenómeno informal que aparece en distintos contextos socioeconómicos de la ciudad y desdibuja la estructura convencional de la vivienda: la productividad es lo que estructura las nuevas actividades dentro de la célula habitacional, desde el uso de muebles para este propósito hasta el estilo de vida de una unidad emocional.

2. José Luis Pardo. Las formas de la exterioridad. 1992. Editorial Pre-textos.

El hecho de que estudiemos el espacio como elemento que cobija tanto a un individuo como a un grupo emocional implica que lo concibamos de cualquier forma menos como “vacío”, como lo enuncia el filósofo español José Luis Pardo Pardo2. El espacio productivo tiene su valor conforme a los elementos que lo constitu-

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yen, a los programas o actividades que alberga, a la unidad emocional que lo habita. Y es precisamente por ello, complementando la idea de Pardo, que tal organización o disposición permite la diferenciación entre estos. Si hacemos referencia a espacios que no pueden concebirse como “vacíos”, no pueden ser estudiados como espacios bajo una mirada subjetiva de la existencia de sus habitantes. La contribución de la etología en el siglo XX ha fomentado una noción de territorio, que comprende los límites flexibles constituidos por la conducta de sus habitantes u ocupantes y nos puede aportar a la definición del carácter del hábitat de tipo productivo. Este territorio puede considerarse un espacio que se aleja de cualquier tipo de organización, “un collage intento de planeación de José Luis Sert, colcha de retazos del banco social hipotecario y de las industrias que dieron rienda suelta –gracias a la alcaldía– a la ocupación de sus terrenos colindantes para barriadas obreras.”3. La ciudad se va llenando de espacios no codificados, donde hay un comportamiento poco lógico; espacios residuales que se nutren de planeaciones previas y configuran nuevos órdenes en los bordes de ciudad. La ambigüedad urbana da pie a desarrollar una ambigüedad a menor escala, dentro de la casa.

3. Alexander Silva Carmona. Hábitat, mujer, espacio. Concepción de la razón y la función. 2010. Universidad Nacional de Colombia.

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Figura 9

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4. Xavier Monteys, Pere Fuertes. Casa Collage, un ensayo sobre la arquitectura de la casa. 2001. Editorial Gustavo Gili .

La intimidad es la primera damnificada dentro del espacio productivo contemporáneo. La intimidad no es algo que se pueda poseer, sólo puede experimentarse de forma directa o indirecta, y una vez perdida, difícil de recuperar. Esto no es un enunciado derrotista, pues, dice Pardo, puede ser una manera de alcanzar ciertos logros, que en el caso de la vivienda productiva serían económicos. Intimidad no es lo mismo que privacidad, ya que la privacidad hace referencia, desde un contexto más lejano, a la multitud sin clase social, que después de la disolución de los vínculos occidentales de servidumbre difícilmente accedían a un espacio propio de habitar. Ellos no padecen esta condición por habitar en la calle o en el espacio público, sino por vivir sumergidos en la casa de otro, y, por formar parte de la privacidad (los bienes privativos) de ese otro. La intimidad se relaciona con una vulnerabilidad o desnudez que se hace visible cuando falta privacidad. “Por casa entendemos la suma de los espacios habitados por un grupo de individuos, con vínculos familiares o no. La habitación, como ya hemos visto, puede convertirse en una célula con entidad cuando está dotada de un equipo básico y, de hecho, hablar de casa o habitación se torna ambiguo en algunos casos, especialmente en las propuestas monoambientales.” Xavier Monteys, Pere Fuertes, Casa Collage.4

5. Alexander Silva Carmona. Hábitat, mujer, espacio. Concepción de la razón y la función. 2010. Universidad Nacional de Colombia.

Complementando lo anterior, existe una afinidad de estas ideas con las expuestas por Alexander Silva en Hábitat, mujer, espacio5, “en la construcción de espacio doméstico la privacidad se entiende como secuela del autoritarismo, entonces, en busca de la eficiencia del metro cuadrado, tanto técnica como programáticamente, se desecha la concepción de la fragmentación espacial para no dividir el espacio en lugares de estancia de servicio, privados y públicos; solo los servicios de aseo cuentan con una división física y el resto del espacio se yuxtapone y concluye con un gran vacío que deja al descubierto secretos y tabúes, abole jerarquías y hace de la intimidad un estado común…Esta realidad ubica al sujeto frente a un ciclo de producción y consumo distinto, busca

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Figura 10

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lo barato, lo gratis; se apropia de los residuos, de lo reciclado y lo convierten en un ser oportunista.” El espacio productivo es el detonador de esta exposición de secretos y tabúes, extendiendo la vida de la casa hacia un contexto colectivo que implica una relación más amplia con la sociedad y no sólo con los miembros de esta unidad habitacional. 6 y 7. José Luis Pardo. Nunca fue tan hermosa la basura. Ensayo sobre la falta de vivienda. 2010. Editorial Galaxia Gutemberg

Cuando estudiamos una vivienda que es tomada por una actividad informal, como lo son los trabajos realizados en ellas, tratamos la noción de dignidad, tanto del estilo de vida como de la estructura espacial. La discusión en torno a la dignidad de una vivienda, dice Pardo6, amenaza con convertirse en una de esas discusiones cargadas de presupuestos subjetivos en los cuales resulta imposible ponerse de acuerdo. Y es que la expresión vivienda digna indica una verdadera tautología: “Que la vivienda sea o no digna no es algo que pueda decidirse por la carencia o la presencia de ciertas propiedades en una casa (y, por lo tanto, la dignidad no es algo que pueda añadirse a una vivienda previamente existente o que pueda retirarse de ella)” Es decir, una vivienda digna no es otra cosa que una vivienda que es verdaderamente una vivienda. ¿Son los arquitectos los personajes adecuados para entender qué es una vivienda digna? Pardo pone el ejemplo como alguien hablaba de “entender de flautas”7, cuando enuncia que “hay dos maneras de interpretar este saber, pues tanto el lutier como el flautista entienden de flautas, pero lo que cada uno sabe de ellas es muy distinto.” Complementa diciendo que son los expertos en ética, los maestros en metafísica quienes deberían definir el qué es una vivienda, y qué es una vivienda digna. La flauta no es una flauta por coincidir o parecerse a una idea universal intuitiva de flauta, sino por sonar como suena cuando alguien la toca de manera cómo está concebida para ser tocada. La apropiación de una vivienda y su uso diferente al que fue concebido puede ser interpretada como una crítica hecha por sus ha-

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Figura 11

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bitantes, hacia una arquitectura que no está respondiendo a los modos de vida contemporáneos. Quien sabe usar la casa, quien sabe habitarla, es entonces quien debe definir también qué es una vivienda digna. Siguiendo con las ideas de este texto, existe un criterio para evaluar la dignidad de las viviendas: el propósito real para el cual es construida la vivienda. Cabe pensar que la vivienda es digna a la medida en que es usada, a la medida en que es habitada, poniendo como ejemplo que “si una silla es <lo que sirve para sentarse> y, por lo tanto, sólo es silla cuando es usada para eso y en la medida en que lo es, “¿Cómo podría yo saber si aquello que se expone en el escaparate de la tienda de sillas es o no una silla? Siéntate, y verás. A veces lo ves inmediatamente, porque te caes al suelo en unos segundos. Otras veces se tarda más, hacen falta unos minutos, y hasta unos días, para que empiecen a dolerte las posaderas, los riñones o la cabeza. Y algunas veces se tarda años, cuando el médico te diagnostica una escoliosis irreversible después de haberte estado sentado mal durante la mayor parte de tu vida.” He ahí la necesidad de que existan usuarios expertos <buenos flautistas, por así decirlo> que detecten los problemas, las grietas en la vivienda.” ¿Hace falta volver a la época donde entregábamos a los nuevos usuarios de la casa un folleto de funcionamiento de los elevadores y espacios de servicios, de la cocina desde la entrega de materias primas hasta el servicio en la mesa? Esto se implementó en el bloque Highpoint II de Berthhold Lubetkin en Londres, hacia 1938. Creemos que no es trabajo de un arquitecto propiamente enseñar cómo vivir, pero sí entendemos el estilo de vida productivo antes de sentarnos a proyectar esta tipología, podemos aportar a soluciones espaciales más adecuadas para estos usuarios, promoviendo cierta flexibilidad espacial y programática. Ahora, es importante que los usuarios, a partir de su saber usar no pretendan remplazar a los fabricantes (arquitectos y constructores) en su saber fabricar. La creación de casas, un saber finito y limitado, aunque muy variado, limita aquellas ocurrencias que pueden llevarse a cabo por los usuarios, limita la manera singular 46


“Trabajamos aquí y habitamos allí. No sólo habitamos, esto seria casi inactividad, tenemos una profesión, hacemos negocios, viajamos y estando de camino habitamos, ahora aquí, ahora allíConstruir (bauen) significa originariamente habitar (…). La antigua palabra bauen significa que el hombre es en la medida en lo que habita.” “Cuando se habla de hombre y espacios, oimos esto como si el hombre estuviera en un lado y el espacio en otro” “¿ Que pasa con el habitar en este tiempo que da tanto que pensar? ” Reflexiones de Martin Heidegger – Construir, habitar, pensar.

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que algún usuario pueda tener, y como lo es en nuestro caso de estudio, limita el espacio productivo a desarrollarse en su interior. 8. Esta novela de ficción es una colección de relatos de ciudades fantásticas, contadas por Marco Polo al rey tártaro Kublai Kan, a partir de sus viajes por estas tierras.

Pero ¿cómo no limitar las maneras de vivir por parte de la arquitectura? No todas las maneras de vivir son factibles, o fabricables, y no hay manera (al menos en nuestro contexto local y por razones económicas) de experimentar nuevas tipologías, lejos del mercado inmobiliario. Puede haber tantas ideas como usuarios, podríamos ir muy lejos, podríamos llegar a tantas ideas que rozarían con la ficción, que estarían a la altura para hacer una novela del tamaño de Las Ciudades Invisibles, de Italo Clavino8, pero a escala de la casa, o del edificio de viviendas. Hay que proponer más. La calidad dentro de la casa es otro tema relacionado a la idea de dignidad. Este término se ha construido como elemento de evaluación adoptado desde 1945, lo que se llamaba hasta entonces “estado de bienestar” cuando los derechos a un juicio justo, a una vivienda digna, a una educación integra, o a un empleo decente se remplazan por una justicia de calidad, una vivienda de calidad, una educación de calidad o un empleo de calidad. Para el CNUAH (Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos) “la vivienda debe reflejar y acoger las necesidades cambiantes de las personas en las distintas etapas de la vida, incluye el respeto a la identidad cultural de los distintos grupos sociales, cualquiera que sea su contexto, el derecho a disfrutar con dignidad y permanencia de un espacio vital, para conseguir la realización personal de la intimidad y la seguridad; la vivienda debe ser asequible, accesible y no estar sujeta a la especulación del mercado.” , complemente Silva. La calidad tiende a caer en un simple término dentro de una valla publicitaria, un volante, publicidad inmobiliaria. Y es que la simple retórica alude y da pistas de nuestra mentalidad contemporánea: El derecho a una vivienda digna, o de calidad nos dice que el simple hecho de tener una vivienda es apenas un derecho, y la

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Figura 13

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dignidad es un agregado que no todos pueden tener. Y haciendo comparación con lo que enuncia Pardo, “si del derecho a un empleo digno eliminamos el adjetivo final, sucederá que podremos llamar empleo a cualquier ocupación con cualquier duración y cualquier remuneración”. Pero como se menciona anteriormente, estos adjetivos son una tautología, un sinónimo…y al eliminarlo de la expresión vivienda digna, estaríamos eliminando la vivienda misma. Con todo lo anterior no buscamos estudiar de modo filosófico el habitar ni mucho menos crear teorías con respecto a esto; buscamos identificar qué ocurre con el fenómeno productivo y sus variables dentro de la casa, variables que implican tanto el estilo de vida como la espacialidad de esta.

“Una vivienda –que es, antes que un edificio, un modo de vida– no es digna por nada que lo que en ella se muestra explícitamente, sino por haber sido erigida de acuerdo con una regla invisible –la que dirige secretamente las pautas del modo de vida de sus moradores- que la hace deseable.” José Luis Pardo, Las formas de la exterioridad.

Identificamos la aparición del espacio productivo dentro de la vivienda como una colonización. Monteys manifiesta que la casa se coloniza –más que se ocupa en su sentido tradicional– a través, no de las particiones que delimitan un espacio sino de unidades técnicas nómadas que permiten diversas disposiciones y concentran una determinada actividad a su alrededor. Estas unidades nómadas llegan a partir de recorridos urbanos, recorridos que ha atravesado en este caso el trabajo antes de asentarse en un lugar: la casa. Esta colonización se evidencia en el mundo doméstico por 50


La calidad debe ser algo inherente al espacio, sin importar la cantidad de รกrea presente en este.

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la huella que deja la existencia de este evento fundamentando una condición espacial, pero esto ha ocurrido porque los límites de la casa son vagos y diluidos, y es que la casa ha sido flexible para ello, sus límites son elásticos, no están claramente definidos. 9. Wiltord Rybczynski. La casa, historia de una idea. 1986. Editorial Nerea.

La arquitectura ha tenido momentos nebulosos y ambiguos, momentos estáticos donde simplemente ve pasar la vida humana sin entrar a proponer espacios para estos avances. Es un círculo vicioso...En La casa historia de una idea, evidenciamos como Witold Rybczynski9 hace un recorrido mostrando que en distintos momentos de la historia el interiorismo, la aparición de la tecnología (por medio de elementos que mejoraron la ventilación) y la introducción de los electrodomésticos, los cambios en los usuarios y las transformaciones culturales (como en la modernidad que se proyectaba para una familia típica para los padres y dos hijos) han jalonado los avances espaciales de la casa y no propiamente desde la proposición de los arquitectos. En este orden de ideas, poniendo de ejemplo el mueble, ha ayudado a desarrollar la cohabitación de actividades dentro de la casa de forma tal que se puedan desarrollar paralelamente o de manera sucesiva. En el caso contemporáneo es la economía, desde el capitalismo y la informalidad lo que impulsa nuestras decisiones proyectuales, especialmente desde nuestro caso de investigación siendo la célula productiva el escenario de las nuevas transformaciones de la casa. Este tema de cohabitación se discute constantemente desde las escuelas de arquitectura a la hora de tratar la vivienda, y por supuesto desde la teoría profesional, bajo el título de flexibilidad. Siguiendo con la idea de Venturi que abre el capítulo, quien pensaba que los espacios con usos genéricos y no específicos fomentaban la flexibilidad sensorial dentro de la casa, además del uso de muebles móviles en lugar de tabiques, observamos que el espacio productivo estudiado en los casos visitados no ocupa una única habitación de la casa, por el contrario en la mayoría de los casos la colonización es tal que hace imposible diferenciar el carácter de

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un espacio doméstico, encontrando los muebles que conformarían una habitación arrinconados, la cocina prácticamente adherida al espacio productivo y siendo el baño el único espacio realmente independiente del resto del apartamento. Por lo general, en las viviendas productivas con menor solvencia económica, el espacio de sala-comedor es el principal tomado por la actividad laboral. En la vivienda de mejor nivel socioeconómico suele haber mejor calidad espacial y mayor capital para invertir hacia un espacio productivo adecuado, por lo que las habitaciones suelen disponerse para ser ocupadas como lugares de trabajo. La interacción de los espacios productivos con los domésticos está sujeta al tipo de productividad que haya. La falta de muebles que puedan separar los programas que cohabitan simultánea o sucesivamente abre la brecha hacia una ambigüedad más fuerte. En el caso de una vivienda que tiene como uso productivo una tienda (siendo uno de los casos más comunes) las neveras y las estanterías ocupan gran porcentaje del espacio, no existe un espacio de bodegaje así que las cajas y canastas de mercancía se disponen por toda la casa, ocupando cada metro cuadrado. La vivienda se llena de olores y colores, la publicidad se desborda por las ventanas y las puertas, comunicando su actividad. La vivienda-tienda se convierte en el centro de actividad colectiva del bloque, en un punto de referencia espacial. Los espacios que tienen como programa productivo la modistería tienen un carácter femenino notorio. La mujer toma protagonismo en algunos espacios a partir de su jerarquía en el trabajo, tomando decisiones para la familia y para la productividad, organiza y dispone los espacios según su perspectiva y ejerce un liderazgo en ellos, siendo la vivienda-modistería es un ejemplo de esto. Los sentidos tienen un papel singular dentro de vivienda productiva. Por ejemplo los sonidos o los olores: en algunos casos se cocina por cantidad, se trabaja con materiales industriales que 54


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emiten fuertes olores. Se siente entonces un ambiente distinto, algo que no se trabaja desde la arquitectura propia de estas células (más allá de que sí se piense en la ventilación y en la renovación de aire) como por ejemplo la vivienda-fábrica de zapatos con su olor a pegantes que inunda la casa. Existen otros programas incluso más fuertes en este aspecto: la vivienda-carnicería y la vivienda-panadería. Hay otras tipologías donde los sonidos, el ruido o la música son los protagonistas: la vivienda-estudio de música se caracteriza por tener que aislar estos sonidos, mejorando las cualidades acústicas de lo que trabaje mientras que evita molestar a sus vecinos. Todo esto acentúa la complejidad que abarca la vivienda productiva en el contexto local, a partir de diferentes dinámicas familiares, espacios ambiguamente ocupados a partir de muebles que no están pensados para las actividades que soportan y un bloque de vivienda que tampoco ha sido concebido para tenerlas. Los espacios vistos en la ciudadela Nuevo Occidente permiten cierta ambigüedad espacial a partir de la disposición de los elementos estructurales de los bloques, que no dividen la vivienda en varias habitaciones, sino que crea en la mayoría de los casos un espacio amplio para ubicar el espacio social, un comedor, un espacio de estudio (todos ellos de pequeño tamaño) o como ocurre aquí, con espacios productivos. Estas unidades habitacionales son genéricas para la diversa cantidad de unidades emocionales que viven en este sector de la ciudad, la mayoría de ellos de orígenes geográficos y culturales muy contrastantes, además de que se propone la misma área sin importar la cantidad de miembros que habitarán allí. La flexibilidad no es sólo la cohabitación dentro de una unidad habitacional, también es la propuesta de varias tipologías de unidades habitacionales dentro de una torre o un bloque, dando lugar a distintos grupos familiares. Arquitectos como Zaida Muxí y Josep María Montaner llaman la atención en el aspecto familiar, buscado repensar una nueva vivienda en 58


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base a la familia que ha evolucionado como resultado de variables de tiempo y trabajo. Creemos que pensar la vivienda colectiva, especialmente la de interés social de la forma que viene siendo propuesta y siguiendo con las ideas tratadas por Alexander Silva, sugiere una vivienda que no es ejemplo de estabilidad, soportado por emociones que regularían el conflicto familiar, familias que se multiplican con rapidez buscando irónicamente al mismo tiempo su individualidad. La combinación de las relaciones individuales y familiares es la base de la economía informal. Es un modo de supervivencia implantado por la familia para sobrellevar las necesidades que, a causa del desplazamiento de sus lugares de origen y de la poca propuesta de espacios comerciales ofrecidos desde la urbanización del lugar, se ven obligados a desarrollar. En el caso de Nuevo Occidente fueron planteados decenas de locales comerciales que solventarían la falta de infraestructura para desarrollar actividades comerciales por parte de las habitantes del lugar, pero hasta ahora no se han construido. La distancia de este espacio urbanizado con el resto de la ciudad limita la oferta de trabajo para sus habitantes, puesto que los largos desplazamientos hacia un posible lugar de trabajo formal no son rentables por la cantidad de dinero que deben invertir en transporte. El trabajo dentro de la vivienda se vuelve la principal fuente de ingresos de la unidad emocional, incluyendo a los niños y jóvenes en actividades productivas. Estas actividades no siempre son independientes a un mercado más grande, en algunos casos está articulada a un mercado acorde a la productividad de una vivienda: la mujer que cose vende lo que hace a una empresa de textiles, esta empresa trabaja con importantes marcas de vestuario de la ciudad, y así sucesivamente, haciendo de esta forma parte de una cadena productiva mucho más amplia. Cuando vemos los casos estudiados donde la familia no depende enteramente de su espacio productivo para solventar las necesi62


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dades económicas, este espacio aparece más organizado, mejor equipado a partir de muebles afines al tipo de productividad, opuesto a los casos anteriores donde algunos muebles tienen usos improvisados. Podríamos decir, haciendo un juicio de valor enteramente subjetivo, que el ambiente laboral en estos espacios es más plácido, la iluminación es mejor, la ventilación más adecuada. 10. Alexander Silva Carmona. Hábitat, mujer, espacio. Concepción de la razón y la función. 2010. Universidad Nacional de Colombia. (p 26)

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Cada acto privado está relacionado con la vida colectiva, la flexibilidad se muestra permeable y disgregada con esta privacidad. Walter Benjamin reconoce la ambigüedad y la espontaneidad dentro de la vivienda como algo positivo y propone que estos espacios sean protegidos a cualquier precio. La vivienda productiva es rica en espacialidades y en actividades, merece perdurar, mejorar sus condiciones actuales y explotar sus propiedades singulares que enriquecen la vida colectiva de nuestra ciudad. “Los edificios se utilizan como un escenario popular, están todos divididos en innumerables teatros animados, balcón, patio, ventana, entradas, escalera y tejado son al mismo tiempo escenarios y palcos.”10


“Pequeño pensamiento plácido n1 Cualquier propietario de un gato dirá con razón que los gatos viven en las casas mucho mejor que los hombres. Incluso en los espacios más horriblemente cuadrados, saben encontrar los rincones propicios.”

“Pequeño pensamiento plácido n2 El tiempo que pasa (mi Historia) deposita residuos que van apilándose: fotos, dibujos, carcasas de bolígrafos-rotuladores ya secos desde hace tiempo, carpetas, vasos perdidos y vasos no devueltos, envolturas de puros, cajas, gomas, postales, libros, polvo y chucherías: lo que yo llamo mi fortuna.” Georges Perec, Especies de Espacios. 1974.

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Paralelos paradigmรกticos

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Como ejercicio, nos planteamos intervenir algunos proyectos paradigmáticos de la arquitectura doméstica del siglo XX y XXI y ver, de forma hipotética, qué pasaría si el espacio productivo coloniza el espacio doméstico de dichos proyectos, evidenciando la pérdida de valor de casa como fue concebida. Nos atrevemos a intervenir estos proyectos como enunciado de que sin importar condición económica o contexto urbano (ya que hemos visto que la célula productiva puede aparecer independiente y singular en su condición colectiva), el espacio productivo aparece en la vivienda de la ciudad, ya sea por necesidad puntual o incluso como pasatiempo. Estas viviendas paradigmáticas, pensadas para ser habitadas siguiendo las posturas de cada uno de sus proyectistas, no están concebidas para ser ocupadas, en un buen porcentaje, por un programa productivo que rompa con sus dinámicas interiores e interfiera con su imagen arquitectónica. Con esto no queremos manifestar que hace falta proyectar un espacio productivo para cada vivienda o para cada unidad habitacional en un edificio; Mostramos la productividad doméstica como fenómeno, no como problema, pero que la arquitectura debe entender y proyectar cuando sea necesario.

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Figura 23

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El テ]gelus, de Jean F.Millet, fuera de su contexto original


1. Georges Perec. Especies de Espacios. 1974. Editorial Montesinos.

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“Hace falta sin duda un poquito más de imaginación para representarse en un apartamento cuyo reparto estuviera fundado sobre funciones sensoriales: es fácil concebir lo que podría ser un gustatorio o un auditorio, pero a qué podría parecerse un vistatorio, un fumatorio, o un palpatorio…De un modo apenas más transgresivo se puede pensar en un reparto basado no ya en ritmos circadianos sino en ritmos heptadianos: esto daría apartamentos de siete piezas llamadas respectivamente: el lunetorio, el martetorio, el miercoletorio, el juevetorio, el viernetorio, el sabadotorio y el domingotorio. Estas dos últimas piezas, nótese, ya existen, comercializadas abundantemente bajo el nombre de “segundas residencias” o “casas de fin de semana”. No es más estúpido imaginar una pieza consagrada exclusivamente al lunes que construir chalets que sólo sirven para sesenta días al año. El lunetorio podría ser perfectamente una lavandería (nuestros ancestros rurales hacían su colada el lunes) y el martetorio un salón (nuestros ancestros urbanos recibían normalmente todos los martes).” Georges Perec.1


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Figura 24

Villa Savoye, de Le Corbuiser, multiplicada como un edificio de vivienda en altura

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Villa Savoye, de Le Corbuiser, como vivienda - modisterĂ­a

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Casa Farnsworth, de Mies van der Rohe, utilizando su plataforma como espacio de ventas en el exterior 78


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Casa N, de Sou Fujimoto, como vivienda - productora de alimentos

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UnitÊ d’Habitation de Marsella, de Le Corbusier, con publicidad de lo que ocurre en sus apartamentos

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De arquitectura y ficci贸n

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Pretextos para repensar la arquitectura…La influencia del arte en la arquitectura permite evidenciar dinámicas y apropiaciones que se pueden escapar a la hora de analizar la vivienda (y la arquitectura en general). Como cada escritor o director representa una forma de ver el habitar es válido y aportante a nuestro campo. Las ambientaciones cinematográficas en distintas épocas nos muestran (a veces mejor que cualquier texto de historia de arquitectura) la convivencia de las actividades humanas con los lugares donde ocurren. En nuestro caso de estudio, veremos cómo la casa es fundamental en el cine, y cómo el cine es fundamental en la representación de la vida doméstica. Lo mismo ocurre con la literatura, a partir de recursos literarios que evocan espacialidades ricas en detalles, en representaciones de la vida dentro de la casa en cada momento de la historia, con una sensibilidad especial donde en cada escritor subyace un arquitecto, un creador de espacios. A partir de esta secuencia cronológica de cine y literatura mostramos diferentes modos de representar la casa y la ciudad, de vivirla evidenciando su progresión cultural y tecnológica y cómo estos medios se convierten en herramientas constructoras de interpretaciones que, siendo subjetivas, no se alejan de una visión verosímil de la realidad.

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La caída de la Casa Usher, Edgar Allan Poe, 1839. “De aquel aposento, de aquella mansión huí aterrado. Afuera seguía la tormenta en toda su ira cuando me encontré cruzando la vieja avenida. De pronto surgió en el sendero una luz extraña y me volví para ver de dónde podía salir fulgor tan insólito, pues la vasta casa y sus sombras quedaban solas a mis espaldas. El resplandor venía de la luna llena, roja como la sangre, que brillaba ahora a través de aquella fisura casi imperceptible dibujada en zig-zag desde el tejado del edificio hasta la base. Mientras la contemplaba, la figura se ensanchó rápidamente, pasó un furioso soplo del torbellino, todo el disco del satélite irrumpió de pronto ante mis ojos y mi espíritu vaciló al ver desmoronarse los poderosos muros, y hubo un largo y tumultuoso clamor como la voz de mil torrentes, y a mis pies el profundo y corrompido estanque se cerró sombrío, silencioso, sobre los restos de la Casa Usher.”

Dogville, Lars von Trier. 2003 (Contexto de la década de los 30s) Ciudad sin paredes

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Casa tomada, Julio Cortázar, 1946. “Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad. Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene: -Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo. Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados. -¿Estás seguro? Asentí. -Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.” Mon oncle, Jacques Tati. 1958. Hacia una vida colectiva

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Playtime, Jacques Tati. 1967. La ciudad de la modernidad

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Especies de espacios, Georges Perec, 1974. La habitación “Vivir en una habitación ¿Qué es? Vivir en un sitio ¿Es apropiárselo? ¿Qué es apropiarse de un sitio? ¿A partir de qué momento un sitio es verdaderamente de uno? ¿Cuándo se han puesto en remojo los tres pares de calcetines en un barreño de plástico rosa? ¿Cuándo se han recalentado unos espaguetis en un camping-gas? ¿Cuándo se han utilizado todas las perchas descabaladas del guardarropa? ¿Cuándo se ha clavado en la pared una vieja postal que representa el sueño de Santa Úrsula de Carpaccio? ¿Cuándo se han experimentado allí las ansias de la espera, o las exaltaciones de la pasión, o los tormentos del dolor de muelas? ¿Cuándo se han vestido las ventanas con cortinas al gusto y colocado el papel pintado y acuchillado el parquet?”

El apartamento Según Perec, los apartamentos están construidos por arquitectos con ideas muy precisas sobre qué debe haber en cada espacio, aunque al principio, todas las habitaciones se parecen poco o mucho, todas son unos paralelepípedos rectangulares. “No sé, no quiero saber, dónde comienza y dónde termina lo funcional. Lo que me parece en todo caso es que la división modelo de los apartamentos de hoy, lo funcional funciona según un procedimiento unívoco, secuenciar, y nictemeral: las actividades cotidianas corresponden a fases horarias y a cada fase horario corresponde una de las piezas del apartamento. Véase a continuación un modelo apenas caricaturesco:” 07.00 La madre se levanta y va a preparar el desayuno a la 07.15 El niño se levanta y va al 07.30 El padre se levanta y va al 07.45 El padre y el niño toman el desayuno en la 08.00 El niño coge su abrigo en la y se va a la escuela 08.15 El padre coge su abrigo de la 90 90

COCINA BAÑO BAÑO COCINA ENTRADA ENTRADA


Y se va a la oficina 08.30 La madre se asea en el 08.45 La madre coge el aspirador en el Y realiza la limpieza (pasa por todas las Piezas del apartamento pero renuncio a Enumerarlas) 09.30 La madre coge la cesta de la compra en la Y su abrigo en la Y se va al mercado 10.30 La madre vuelve del mercado y deja su abrigo En la 10.45 La madre prepara la comida en la 12.15 El padre vuelve de la oficina y cuelga Su abrigo en la 12.30 El padre y la madre comen en el (el niño come en la escuela) 13.15 El padre coge su abrigo en la Y vuelve a la oficina 13.30 La madre friega los platos en la 14.00 La madre coge su abrigo en la Y sale de paseo o a hacer compras antes De ir a buscar al niño a la salida De la escuela 16:15 La madre y el niño vuelven y dejan sus Abrigos en la 16.30 El niño toma su merienda en la 16.45 El niño va a hacer sus deberes a su 18.30 La madre prepara la cena en la 18.45 El padre vuelve de la oficina y deja Su abrigo en la 18.50 El padre va a lavarse las manos en el 17.00 Toda la familia cena en el 20.00 El niño va a lavarse los dientes al 20.15 El niño va a acostarse a su 20.30 El padre y la madre van al

BAÑO ESCOBERO

COCINA ENTRADA ENTRADA COCINA ENTRADA COMEDOR ENTRADA COCINA ENTRADA

ENTRADA COCINA HABITACIÓN COCINA ENTRADA BAÑO COMEDOR BAÑO HABITACIÓN SALÓN 91


Ven la televisión, o bien escuchan la radio O juegan a cartas, o el padre lee el Periódico mientras la madre cose, en fin, Se entretienen haciendo algo 21.45 El padre y la madre van a lavarse los dientes al 22.00 El padre y la madre van a acostarse a su

Hustle & Flow, Craig Brewer. 2005. Casa – estudio de música

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BAÑO HABITACIÓN


Breaking Bad, Vince Gilligan. 2008. Pensado para vivir – ocupado para trabajar

Vicky, Cristina Barcelona, Woody Allen. 2008. Casa - estudio de fotografĂ­a

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Medianeras, Gustavo Taretto, 2011.

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“Estoy convencido de que las separaciones y/o divorcios, la violencia familiar, el exceso de canales de cable, la incomunicación, la falta de deseo, la abulia, la depresión, los suicidios, las neurosis, los ataques de pánico, la obesidad, las contracturas, la inseguridad, el hipocondrismo, el estrés y el sedentarismo, son responsabilidad de los arquitectos y empresarios de la construcción. De estos males, salvo el suicidio, padezco todos.” Extracto del guion.

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La mujer en la vivienda

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Wiltord Rybczynski. La casa, historia de una idea. 1986. Editorial Nerea.

“Cabría aducir, sin exagerar demasiado, que la idea de la domesticidad fue principalmente femenina.” Witold Rybczynski, La casa historia de una idea. La feminización de la casa en los países bajos del siglo XVII fue uno de los acontecimientos más importantes en la evolución del interior doméstico. Tuvo varias causas, la principal de las cuales fue el uso limitado que se hacía de los sirvientes, el trabajo doméstico se compartía. Las mujeres de ese entonces, independientemente de que fueran ricas o su posición social, se encargaban de la mayor parte de las tareas domésticas, de todo su cuidado y administración, incluyendo la cocina. La vida burguesa europea incluía a los sirvientes como personajes importantes dentro del funcionamiento de la casa, los cambios espaciales como la disposición de circulaciones (unas más públicas para la familia y la visita, otras exclusivas para el uso de criados), el tamaño de las habitaciones, el tamaño de la cocina y los salones sociales para cenas y eventos de sociedad, estaban condicionados fuertemente por los cambios culturales respecto a estos individuos. La sucesiva salida de los criados dentro de la casa burguesa impulsó la aparición de la mujer como personaje principal de la

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casa, más allá del machismo común de la sociedad, fue ella quien tomó el papel de cabeza y lideró importantes cambios espaciales a lo largo de la historia. Desde 1841 Catherine Beecher1 argumentaba que hacía falta casas más compactas, dado que “a medida que aumente la prosperidad de esta Nación (US), habrá menos criados buenos”. Así que las propuestas de espacios más reducidos para ser trabajados por las amas de casa parten de las necesidades económicas del contexto americano, convirtiendo el servicio doméstico es una de las primeras muestras del trabajo puntual de la mujer dentro de la casa. Catherine y Harriet Beecher como pioneras de la mujer dentro del espacio doméstico incentivaron posturas de independencia y educación dentro del género en tiempos donde los movimientos feministas iban tomando fuerza. Esta educación, argumentaban, ayudaría a mejorar la eficiencia de las tareas y el cumplimiento de nuevos objetivos frente al hogar.

1. Catherine Esther Beecher fue una educadora norteamericana que moldeó y popularizó el papel de la mujer dentro de la casa y el entorno familiar.

Beecher, quien además era maestra y no arquitecta, no se preocupaba por los adornos complicados ni de la moda, sino del espacio adecuado para los armarios y de las cocinas cómodas, no del aspecto de la casa, sino de su funcionamiento. También propuso elementos desde el diseño industrial que fueron útiles, como los cajos para los paños y el polvo de fregar debajo del lavadero; comenzó por la cocina pero no se limitó a ella. Beecher no fue radical ni feminista, y de hecho se oponía al derecho de voto para la mujer, no discutía que el sitio de la mujer estuviera en casa; lo que afirmaba era que la casa no era un sitio bien ideado para quedarse en ella. Rescataba un punto de vista que se había olvidado a la hora de pensar en la casa: el usuario. La idea masculina de la casa era sedentaria: la casa como refugio de preocupaciones del mundo. La idea femenina era una idea dinámica, tenía que ver con la comodidad, pero también con el trabajo. Por ello las propuestas hacia 99


una casa más pequeña y práctica, que necesitara menos desplazamientos para habitarla fue una de las principales propuestas de esta mujer, fundamental en la historia de la domesticidad y del papel del género femenino en la casa.

Equipamiento de la cocina incorrectamente agrupado.

Agrupamiento del equipamiento de la cocina eficiente. Figura 29

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Posteriormente aparece en la historia Margarete Schütte-Lihotzky, quien propone la cocina de Frankfurt, introduciendo en la casa la gestión y la eficiencia, dando por hecho que el trabajo lo haría principalmente una mujer cuya preocupación sería el cuidado de su familia. También aparecen Christine Frederick y Lilian Gilberth a partir de propuestas domésticas. Es posible que la economía doméstica fuera más eficiente, pero las tareas domésticas seguían siendo un trabajo a jornada completa: el lugar de la mujer estaba en la casa. El deseo de las mujeres de trabajar fuera de la casa –y no sólo por razones económicas– ha modificado todo eso. La aparición de la mujer trabajando en el espacio doméstico coincide cronológicamente con los avances tecnológicos como la electricidad y la mecanización, lo que facilitó sus condiciones laborales. Los esfuerzos por racionalizar y organizar las tareas de la casa son un valor son ejemplo de ello. En la historia el trabajo doméstico siempre ha sido considerado como un oficio residual, como un “no trabajo” con relación a algo productivo. Desde el feminismo se ha intentado definir las labores domésticas como trabajo productivo, a partir de teorías marxistas desde la década de los 60’s, cuando los movimientos feministas toman más fuerza en la sociedad occidental. La separación histórica de trabajo-casa crea una división histórica dentro de los oficios correspondientes a cada género. Al hombre le es asignado el espacio productivo, mientras que la mujer se encierra dentro del esquema de lo “reproductivo” acentuando la segregación espacial de género.


Figura 30

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“La arquitectura…ha sido una actividad estrictamente reservada a los hombres. Para quienes apuntan al cielo, lejos de la superficie de la tierra y de lo natural, no ha habido compañía femenina.” Rem Koolhaas, Delirio de Nueva York. En nuestro contexto el espacio productivo habitado y administrado por una mujer suele ser el resultado de un proceso industrial de una escala amplia; como mencionamos anteriormente el desarrollo del proceso industrial empezó a expulsar a las mujeres campesinas de sus espacios productivos en el ámbito rural, desaparecieron las industrias caseras y la participación de la mujer en el proceso industrial perdió fuerza. Posteriormente el desarrollo de servicios que aumentaron la productividad del trabajo doméstico impulsó su incorporación. Sin embargo se mantiene una precariedad hacia la amenaza de posible desempleo, a partir de la informalidad del trabajo poco remunerado, con poca protección social y largos horarios laborales. En el caso de Nuevo Occidente, lugar de estudio fundamental en esta investigación, la mujer tiene un papel dentro de la vida comunitaria muy importante. Son protagonistas en la lucha por la igualdad y la economía doméstica, son dinamizadoras de las actividades y organizaciones comunales en búsqueda de resolución de conflictos colectivos. Gran parte de los apartamentos visitados estaban administrados por mujeres que, además de ocuparse del trabajo productivo de la familia dentro de este espacio, deben preocuparse por el bienestar de sus hijos, su educación y la estabilidad económica de la familia. Los niños comparten sus actividades diarias con el espacio productivo, juegan alrededor de las mesas de costura, estudian en una pequeña mesa al lado de las estanterías de la tienda o almuerzan junto a una pila de zapatos listos para ser comercializados. Las variables de espacio y tiempo son fundamentales cuando pensamos la vivienda productiva a partir de sus habitantes, de la cantidad de tiempo que estarán trabajan104


Figura 32

Nuevo dispositivo de fuerza física para aprovechar la energía de una mujer impetuosa que ha de ganarse la vida cosiendo a máquina para una casa de confecciones.

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do, en la que estarán descansando, en el proceso de crecimiento de un niño cuando juega e incluso cuando crece y hace parte de la fuerza de trabajo de la casa. Las conductas en el interior de un apartamento se verán determinadas en gran parte por la calidad espacial y en el caso de un apartamento que no ha sido pensado para ser productivo podría impulsar conductas de agresión familiar que deben ser vigiladas por la cabeza de la familia en su labor de líder, que como hemos mencionado anteriormente recae en la mujer en gran cantidad de casos.

2. Iñaki Abalos y Juan Herreros, “Toyo Ito: Light Time,” en El Croquis: Toyo Ito, 1986-1995, no. 71, eds. Richard C. Levene y Fernando Márquez Cecilia (Madrid: El Croquis, 1995), pag. 36.

Se piensa la vivienda productiva para una mujer actual, generalmente siendo madre, que ejerce su papel de productora doméstica a partir de la practicidad de los espacios que habita. Llegamos a pensar que la vivienda actual evoluciona a partir del pragmatismo de sus habitantes, de una mujer pragmática, que “no es la chica nómada de Tokio, no es una mujer tradicional ni poseída por el consumismo, sino una mujer liberal y activa; es su mirada y su lucha de más de un siglo la que ha construido esta idea de domesticidad” afirma Iñaqui Avalos2.. Sin embargo encontramos un valor en este proyecto (Pao For The Tokyo Nomad Girl) a partir del significado de la chica nómada para Toyo Ito, una mujer que no necesita un contenedor en donde desplegar su intimidad y almacenar sus bienes superfluos, sino un espacio flexible que borra sus límites y las funciones se reducen, por ello su propuesta textil y amorfa, posada de forma parasitaria en un lugar de la ciudad. El valor está en el simple hecho de pensar un espacio para un personaje singular; la mujer productiva no es una mujer que hace parte de una comunidad consumista como lo es la chica nómada, es lo opuesto: una mujer que produce para el consumismo capitalista contemporáneo, una mujer que ha modificado el espacio residencial contemporáneo a partir de su conocimiento empírico durante décadas. La redundancia en las conclusiones de cada tema que hemos tratado es simplemente un llamado de atención hacia la vivienda pro-

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“Con su permiso, Sr. Smith, me gustaría usar el diámetro de la Sra. Smith como un módulo.”

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3. Alexander Silva Carmona. Hábitat, mujer, espacio. Concepción de la razón y la función. 2010. Universidad Nacional de Colombia.

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ductiva actual, una vivienda que ha ido creciendo y sobreviviendo a partir del pragmatismo de sus habitantes y de sus espacios, de la espontaneidad de cada apartamento en tratar de solventar las necesidades económicas de la familia y la poca oferta de vivienda realmente adecuada (si es que se ha planteado alguna para ser propiamente productiva) en Medellín. Afirma Alexander Silva3 que “las múltiples necesidades de la vida cotidiana y la falta de practicidad de los espacios domésticos que presentan las viviendas de interés social de la actualidad, han generado críticas entre las mujeres quienes las ocupan, pues es usual encontrar la poca consideración que se le da al trabajo doméstico. Las unidades habitacionales de Pajarito hacen un primer intento de desarrollar criterios de diseño que correspondan a los intereses de las familias que los ocupan: la reacomodación de los espacios, mediante la libre subdivisión permitida por la estructura apantallada de los edificios, es una posibilidad con la que cuentan los propietarios, según sus intenciones, para hacer más eficiente el espacio. El lograr el reparto igualitario entre el espacio para el trabajo y el espacio para la familia, en el caso de la vivienda productiva, sería el principal objetivo para el correcto desarrollo y distribución del nuevo espacio doméstico, pues la ruptura de los demonios tradicionales es un factor que debe permitir la forma de organizar y planificar los modos de vida.”


Figura 35

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El mueble: cohabitaci贸n

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Peter Smithson, Allison Smithson,. Cambiando el arte de habitar. 2001. Editorial Gustavo Gili.

“Se podría decir que cuando diseñamos una silla creamos una sociedad y una ciudad en pequeño. Esto nunca había sido tan obvio como en este siglo. Se tiene una noción perfectamente clara del tipo de ciudad y del tipo de sociedad que sueña Mies van der Rohe, a pesar de que él nunca haya hablado mucho sobre el tema. No es una exageración decir que la ciudad miesiana está implícita en la silla Mies.” Peter Smithson, Cambiando el arte de habitar. ¿Qué pasa con los muebles en la vivienda productiva? ¿Cómo responden a las dinámicas espaciales y programáticas en los casos vistos? La productividad, como hemos visto anteriormente, coloniza la domesticidad de la casa, diluye sus espacios propiamente residenciales y propone una vida ambigua. Los muebles son los elementos que mejor ilustran qué actividad tiene lugar en cada espacio y merecen un estudio más detenido. John Arango Flórez1 en su tesis de maestría en arquitectura, identifica en la cohabitación de programas o actividades dentro de la casa dos tipologías diferentes, dos tipologías evidentes en la casa

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productiva: la cohabitación simultánea y la cohabitación sucesiva. La simultaneidad da a entender que hay dos o más actividades sucediendo al mismo tiempo, en el mismo espacio. Los avances técnicos dentro de la arquitectura como la desaparición de muros que cumplían tareas estructurales o avances culturales como la aparición de la mujer como fuerza de trabajo en la casa, permitieron que programas que antes de la modernidad parecían imposibles de estar juntos, estuvieran juntos. La cohabitación simultanea es una constante dentro de la vivienda productiva, cuando se comparte la actividad laboral con las actividades domésticas rutinarias dentro de la casa, como cocinar, comer, actividades de ocio e incluso dormir. La cohabitación simultánea deshace los límites programáticos de la casa, diluye las circulaciones entre espacios y propone una nueva estructura de funcionamiento en torno al espacio de trabajo. Aparecen nuevos muebles en la casa, ocupando el lugar dónde alguna vez fue la sala o el comedor, llenándolos de mesas para desarrollar actividades de costura, o en el caso de las tan comunes tiendas, aparecen grandes neveras, estanterías y paredes llenas de alimentos o artículos básicos para el mercado. La simultaneidad tiene como característica la inflexibilidad de los muebles, es decir, que estos se encuentran casi siempre inamovibles y fijos dentro de la casa, y las actividades domésticas se acomodan alrededor de estos. Esta inflexibilidad ocurre porque esta productividad no suele ser temporal, es decir, está pensada para desarrollarse durante un periodo largo de la vida de estos habitantes en la casa.

1. John Arango Flórez. El mueble, como estructurador del espacio en la vivienda moderna. 2012. Universidad Nacional de Colombia.

Figura 36

La cohabitación sucesiva implica una temporalidad más notoria, a partir de compartir un mismo espacio físico, pero no al mismo tiempo. En la vivienda productiva una mesa que durante el día tiene la función de soportar la actividad de un taller de zapatos, de una costurera o de una tienda, en la noche pasa a ser mesa para comer en familia o para estudiar. Incluso una cama que en el día cumple la tarea de mueble para colocar materiales pasa a ser en 115



Figura 37


la noche una cama como tal. 2. Wiltord Rybczynski. La casa, historia de una idea. 1986. Editorial Nerea

Esta cohabitación hace más énfasis en el significado de mueble como tal: que se puede mover. Y también es afín a la historia de los espacios con distintos usos a lo largo de la historia: En la Edad Media2 los salones tenían usos distintos a partir de la temporalidad de las actividades que se desarrollaban en la casa. Como cuenta Rybczynski, las casas estaban llenas de gente, y la intimidad era algo desconocido (se atribuye la aparición de la privacidad dentro de la casa en el siglo XVII) “al medio día se sacaba el atril y los residentes en la casa se sentaban a la mesa de comer. Al atardecer se desmontaba la mesa y el banco largo se convertía en un diván. Por la noche, lo que ahora funcionaba como cuarto de estar se convertía en dormitorio”. En la famosa ilustración de San Jerónimo en su escritorio realizada por Alberto Durero en 1514, la cual da rienda a Rybczynski para contar cómo funcionaba la casa medieval en torno a la temporalidad de sus actividades, se evidencia el uso de la cama como asiento, lo que significa que este estudio donde se encontraba San Jerónimo podía ser un espacio de descanso en la noche. En la arquitectura oriental es notoria la sucesión de actividades, a partir de compartir actividades sociales en el día, mientras en la noche este mismo espacio era ocupado como espacios de descanso. La practicidad de sus muebles (tatami) y de sus puertas (fusuma) permitió que esto sucediera.

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Figura 38

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Tanto tiempo pasaba en su oficina Hugh Hefner, creador de la revista Playboy, que en 1960 muda su trabajo a su cama. Su metodologĂ­a de trabajo ocupaba casi siempre el suelo, y al pasar a su cama continĂşa con un trabajo que abarca una superficie horizontal.


Figura 39


La diferenciación entre cada tipo de cohabitación presente en la vivienda productiva es relativa, depende del tipo de productividad que se tenga en la casa y la capacidad económica de la familia para invertir en un mobiliario flexible a las actividades que realicen. En los apartamentos visitados en Pajarito es más evidente y constante un mobiliario fijo e incómodo (juicio subjetivo desde la perspectiva de la vida doméstica) que limita las actividades de la casa hacia un uso estrictamente productivo.

Figura 40

“Un sol se levanta, ¡un sol vuelve a levantarse! He aquí las dos líneas de medida que cadencian las actividades de los humanos. Dentro del intervalo de esta medida, un ritmo de tres tiempos: trabajo, esparcimiento, reposo. Tiempos aproximadamente equivalentes entre sí (…). Trabajo, es decir, energía consumida, en un amplio flujo ininterrumpido, en beneficio del mundo exterior. Esparcimientos, es decir, energía consumida según régimen ordinario más débil y regulable a voluntad, en beneficio de la familia, de la amistad, de la sociedad y del civismo, como igualmente en beneficio de uno mismo: cultivo de la actividad física, es decir, recuperación de la energía consumida durante los otros dos tiempos. (…) únicamente el ciclo de veinticuatro horas y la radiación solar pueden enseñarnos como debemos construir.” Le Corbusier y Francois de Pierrefeu, la casa del Hombre. 122


Figura 41

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Figura 42


Las exploraciones espaciales se hacen fundamentales en el campo de la vivienda, en especial en el interiorismo y el mobiliario. La disposición de muebles y espacios moldea el estilo de vida dentro de una célula habitacional. Allan Wexler ha trabajado en el campo de arquitectura y diseño por un largo período de tiempo, explorando la actividad humana y su entorno. Esto lo ha llevado a plantear propuestas espaciales para actividades rutinarias, como Crate House, que comprime una casa entera en un cubo de 8 pies (2.44 m) y cuatro cajas. Cada caja es un diorama en un museo antológico, cada una de las cuatro funciones (cocina, baño, sala y habitación) funciona de manera aislada. De noche la casa entera se convierte en habitación y cuando es ocupante tiene hambre la casa entera se convierte en cocina. Figura 43

Little office building #2, Allan Wexler, 1987. El pequeño edificio se abre para revelar una complejidad de funciones, una silla, una repisa deslizable y unos estantes componen un espacio apto para el trabajo.

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Desde su interés por el confort, o mejor desde la incomodidad, comienza con investigaciones desde su salida de la escuela de arquitectura, planteando estudiar el espacio equipado de la NASA para desarrollar propuestas espaciales, pensando desde la importancia del elemento singular como puede ser una cuchara, un cuchillo, una taza, dentro de una cocina, invitando a mirar de cerca, invitando a mirar con más atención.

“Me gustaría seguir a una persona por un día entero con una cámara de video y limpiar (remover fotográficamente) toda la arquitectura, así podríamos ver solamente los movimientos del cuerpo.” Allan Wexler.


Figura 44

Figura 45

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Cuando la arquitectura se “atasca” y parece no avanzar hacia alguna postura clara, son los elementos que la complementan los que llevan a nuevos avances y soluciones espaciales. Esto ha ocurrido con el interiorismo, la tecnología y el mueble. El principal aporte del siglo XVIII es el mueble y su disposición en el espacio. Estos han evolucionado buscando practicidad y estética. Pero en nuestro caso de interés la estética pasa a un segundo plano, no buscamos indagar sobre esta, buscamos la utilidad del mueble en la casa: a finales del siglo XIX comienzan las propuestas de los muebles que son muros, es decir, los muros que sirven de armarios, en aquel entonces especialmente usados para habitaciones con usuarios ocasionales, tratando de suplir la falta de armarios. Posteriormente, Adolf Loos a partir de una idea de depuración ornamental en la estética de la casa moderna, planteó el mueble que es móvil, cualificar los muros para que estos dieran las pautas de cómo ubicar los objetos en los espacios. En Le Corbusier aparecen los casilleros como los elementos que moldean el espacio, que crean divisiones y sirven para guardar los objetos de la casa. “…Lo que normalmente habría sido un comedor contenía un gran armario sobre ruedas. Por la noche, se ponía ese armario a un lado y la habitación servía de dormitorio. Por la mañana se podría dividir en dos y utilizarlo para estar y para desayunar, mientras que durante el día se utilizaba el armario para crear una pequeña zona de costura y una sala más amplia. Así, <puede hacerse que unas casas pequeñas y económicas la mayor parte de las comodidades y muchos de los refinamientos de las casas grandes y caras>” Witold Rybczynski, La casa, historia de una idea. A partir de estas propuestas de relacionar el muro con el mueble, en la modernidad se pudo avanzar sobre la cohabitación de programas o actividades dentro de la casa. Posteriormente comienzan los acercamientos y las fusiones de los espacios, ya que la cocina y el comedor, por su proximidad obvia, comenzaron a ocupar un mismo espacio. Esto haría más eficiente la circulación 128


Figura 46

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“Lo hogareño no es lo ordenado. Si no, todo el mundo viviría en réplicas del tipo de las casas estériles e impersonales que se ven en las revistas de diseño de interiores y de arquitectura.” Witold Rybczynski, La casa historia de una idea.

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en la casa, y también el trabajo del ama de casa. El movimiento moderno también identificó esta característica del espacio, a partir del cambio de rutinas domésticas que afectaban el uso de los muebles según la hora del día. Según identifica Arango, existieron dispositivos que transformaron los espacios de dos formas: transformaciones por desplazamiento, y por plegamiento (los biombos, las puertas corredizas, etc.) En el contexto local, un apartamento típico es pensado para ser ocupado de la manera como los arquitectos lo proponen, con un estilo único de posición de los muebles que limita las diversas formas de ocuparlo. Y si el solo amoblamiento de este apartamento convencional resulta trabajoso, ahora el amoblamiento para una vivienda productiva merece una atención especial: la célula productiva no funciona como un apartamento corriente, es más dinámica, más viva, más cambiante y relaciona más actividades que deben ser resueltas espacialmente distinto a las otras, y para ello la arquitectura debe ser propositiva, como plantea Peter Smithson al referirse a la silla de Mies van der Rohe, abarcando desde la escala del mueble y su flexibilidad, hasta la relación colectiva de cada vivienda y la ciudad.


“Pequeño problema. Cuando en una habitación dada se cambia de sitio la cama, ¿se puede decir que se cambia la habitación, o qué? (Cf. Topo-análisis)” Georges Perec. Especies de Espacios, 1974.

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LobotomĂ­a

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“Es irrelevante el aspecto de la arquitectura sin gente, lo que importa es el aspecto de la gente en ella.” Bruno Taut, Ein Wohnhaus. 1927.

El hecho de que reflexionemos –acerca de– el espacio presupone que pensamos –dentro de– el espacio. Y según José Luis Pardo, esto se convierte en un problema y hace necesaria la reflexión más amplia, una reflexión hacia su exterior. Koolhaas enuncia en Delirio de Nueva York la discrepancia entre el contenedor y el contenido, cuando los creadores de dicha ciudad realizan un corte que desconecta la arquitectura exterior de la interior equivalente a la lobotomía: el corte quirúrgico de la conexión entre los lóbulos frontales y el resto del cerebro, desconectando las emociones y los procesos de pensamiento. La lobotomía dentro del espacio productivo a veces se evidencia y a veces no. La célula productiva puede pasar irreconocible dentro de la escala urbana, ocultando su verdadero programa de la fachada del edificio de vivienda. En otros casos, el usuario necesita comunicar su actividad por medio de propaganda y publicidad, componiendo el nuevo paisaje de la vida colectiva contemporánea. 134


Figura 47

“¡Oh, Mr. Mies, el inquilino del piso 34 trajo sus propias cortinas de ventana!”

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La influencia de este modo de habitar no se limita a la espacialidad de la célula productiva. La necesidad de comunicación traspasa las barreras espaciales utilizando la tecnología y las redes, como en Telepolis, y por ello la vivienda puede pasar desapercibida como pieza singular del bloque. Pero cuando lo comunica de forma tradicional como ocurre en Pajarito, el bloque adquiere un nuevo aspecto, un aspecto que se escapa a la concepción arquitectónica de fachada corriente. Esta publicidad exhorta la vida colectiva, invita a los vecinos a recorrer el bloque para llegar a cierto servicio, a cierta necesidad de mercado que conforma un microsistema. Las tiendas ocupan no sólo las fachadas de los bloques con publicidad, sino también los corredores y pasillos, los tacos de circulación vertical. El color de la publicidad contrasta con el concreto y el ladrillo, con el vidrio de balcones y ventanas, la espontaneidad de la vida en el apartamento productivo compone el paisaje urbano.

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Figura 49

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Figura 50


“En el exterior, la fachada –aunque la palabra resulte aquí poco exacta– de este nuevo bloque sugiere información y no composición. Desde el exterior, su aspecto debe juzgarse con parámetros similares a como juzgaríamos un acuario o un hormiguero contenido entre los cristales de un laboratorio, pero en ningún caso bajo el prisma de una pintura o una escultura.” Xavier Monteys, Pere Fuertes. Casa Collage.


Figura 51



Figura 52


“Si el modo de habitar influye en la forma de la casa y en la autonomía de sus piezas, ahora es el bloque –que tradicionalmente se ha concebido como agregación de viviendas– el que puede repensarse a partir de la lógica interna de estas, establecida por su circulación con el individuo o con las relaciones entre ellos. Son ellos los que determinan la forma, la extensión y el grado de dispersión de las piezas de la casa. Ellos son la casa.” Xavier Monteys, Pere Fuertes. Casa Collage.


Figura 53



Figura 54


“El lugar donde se vive <la casa> no se puede concebir simplemente como la celda transparente de un panóptico, en el cual la silueta del usuario, simplemente iluminada desde atrás, queda permanentemente visible para el observador en la torre central; y aún menos se convertirá en el tubo de ensayo de vidrio que proporciona las condiciones ideales para la reproducción perfecta de la humanidad, aunque hay un número suficiente de reformadores que solo sueñen con reducir el <proletariado> a conejillos de indias en un laboratorio. Se deberán intentar otros medios, se abordarán una gran diversidad de temas, porque la casa, como se puede imaginar perfectamente, no es reducible a un mecanismo monofuncional y monocultural. A pesar de esto, durante toda la segunda mitad del siglo XIX hasta la época de los eslóganes del llamado <movimiento moderno> de la arquitectura, la tendencia ha sido, precisamente, la de reducir la vivienda a un simple mecanismo.” Georges Teymot. Capítulo Apolineas y Dionisiacos. Luis Fernández Galiano. Presentes y Futuros. p 116.


Figura 55



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Crédito de imágenes. Figuras 1, 33, 47: Alan Dunn, The Architectural Record. Figura 2: Walker Evans. Figuras 3, 5, 6, 8, 8, 10, 13, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 31, 34, 35, 36, 37, 41, 42, 46, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55: Fotografías David Cadavid Castañeda, Federico Ortiz Velásquez. Figura 4: Revista Life. Figura 7: Marte Skolseg Bruvik. Figuras 11 y 12: Esquemas David Cadavid Castañeda, Federico Ortiz Velásquez. Figura 14: Picturenarrative. Figura 15: Project Japan, Rem Koolhaas. Figura 23: Tomasz Berezouski. Figura 24: Kirk. Figura 25: Darren Bradley, edición David Cadavid Castañeda, Federico Ortiz Velásquez. Figura 26: Glenn Switzer, edición David Cadavid Castañeda, Federico Ortiz Velásquez. Figura 27: Architectural Digest, edición David Cadavid Castañeda, Federico Ortiz Velásquez. Figura 29: Christine Frederick. Figura 30: Margarete Schutte-Lihotzky. Figura 32: Inventos del TBO. Figura 38: Alberto Durero. Figura 39: The avery riview. Figura 40: gráfico Le Corbusier, John Arango. Figuras 43, 44, 45: Allan Wexler. 158


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