La Brancaleone nro. 2

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Año 2 | n° 2 | Octubre 2014 Buenos Aires, Argentina

Un casi médico sin fronteras... Damián Markov

La caja negra Ignacio Bocles

El cuerpo avisa Victoria Wolf

¿Qué les queda a los jóvenes? Nota colectiva

Coplas a la muerte de nuestro centro Nota colectiva

Bendito celuloide Delfina Recart


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LA ARMADA BRANCALEONE Ana Saidón Dante Scalona Delfina Recart Emanuel Bellantonio Federico Rolón Florencia Macri Ignacio Bocles Jesica Gomez Acevedo Julieta Vela María Victoria Wolf Nicolás Piatigorsky Grinberg Sonia Rojas Escritores invitados Damián Markov Dibujantes Franco Lavorano Santiago Recart COntribuyentes Edith Schrott Guillermo Saidón DISEÑO Julieta Vela Florencia Macri Sofía Menegolla

Aprendé con los socorristas que cubren todos los eventos de la ciudad de Buenos Aires Cursos de primeros auxilios y RCP Cursos de primeros auxilios pediátricos Socorrismo en eventos masivos Botiquines personales y corporativos

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ín d i c e

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Editorial

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UN CASI MÉDICO SIN FRONTERAS

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LA CAJA NEGRA

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EL CUERPO AVISA

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¿QUÉ LES QUEDA A LOS JÓVENES?

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COPLAS A LA MUERTE DE NUESTRO CENTRO

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ilustración: franco lavorano

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BENDITO CELULOIDE

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CONTRAEDITORIAL

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ILUSTRACIÓN: SANTIAGO RECART

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EDITORIAL la brancaleone

A ti, lector desprevenido, a quien advertimos en la edición pasada que en tus manos tenías una apuesta y no una mera revista. A ti, ya un consumado brancaleónido, que aceptaste formar parte de esta experiencia colectiva.

A ti, seas quien seas,

que al formar parte de este espacio nos permitiste demostrar que los intereses del estudiante de medicina superan la díada Casa-facultad. A ti, a nosotros, está dirigida esta editorial. Nuestra apuesta, te contamos, consistía en crear ámbitos en donde los estudiantes podamos ser parte activa en nuestra profesión. Dentro de ese programa, la revista no fue más que un escalón para lograrlo. ¡Cuidado! Creemos que fue el primer escalón. Necesario para llegar arriba, pero que podía haberse detenido allí. Sólo en el inicio. Pero consideramos que hemos ido más allá. El festival “La cultura también es salud” con sus posibilidades de encuentro, disfrute y reflexión; sumado a las pintorescas reuniones en Sociales nos permiten llegar más lejos. ¿Cuán lejos? Imposible de medir. No podemos, aunque queramos, saber de qué forma llegamos y a dónde. Ya que la principal característica de nuestra apuesta es que una vez lanzada pierda absolutamente todo sentido de pertenencia. Ya no es de quienes escribimos. La apuesta es de todos los estudiantes. Curiosamente, también se ha hecho carne en docentes, graduados e incluso en muchos espíritus ávidos de formar parte de esta experiencia de pensamiento a pesar de permanecer ajenos a la formación médica. Tampoco sabemos bien a dónde llegamos (¿Acaso no es eso La Brancaleone?) ya que nos es imposible predecir lo que sucede una vez abierto el juego a la libertad de reflexión. Quienes lo experimentamos sabemos que las consecuencias emergentes son difíciles de dilucidar en un primer momento. Se dio un salto cualitativo. Reiteramos, ¿a dónde? No lo sabemos. Podemos conjeturar, pero no lo sabemos con certeza. Sin embargo estamos ciertamente convencidos de algo: siempre es mejor pegar el salto que quedarse eternamente al pie de la escalera. Como te avisamos en el primer número (te recuerdo, ¡fuiste advertido!) es la incertidumbre el principal motor de este espacio. Las salidas que le encontramos son nuestras estaciones. Así, este número es una parada más

en el camino al que apostamos. Capturamos un momento que revela cómo seguimos moviéndonos. Y es en este momento en el que luego de apostar, proponemos. El segundo número de La Brancaleone es una propuesta. Queremos mostrar salidas posibles para seguir construyendo este ámbito. E invitamos a que se propongan más. Sin embargo hay algo que nos inquieta profundamente. Nuestra inquietud está ligada a nuestra incertidumbre. No lo tenemos por cierto. ¿Qué? Que al estudiante de medicina le resultan indiferentes las cuestiones relativas a su formación. Que somos apáticos y desinteresados; que sólo tenemos tiempo para la carrera y de nada más hablamos que de los ítems contenidos en los programas de nuestras asignaturas. Fue arduo el trabajo que tuvimos que hacer desterrando esta idea. Estaba enquistada en nuestro inconsciente. Así como la teoría geocéntrica del movimiento de los astros estuvo en el paradigma de la astronomía durante gran parte de los dos primeros milenios después de Cristo, la teoría de la apatía estudiantil estructura el paradigma de las dos últimas décadas en la universidad.

Pero siempre aparece un Copérnico para toda teoría fuera de tiempo. En algún momento alguien hace una pregunta y en ese entonces el caos se desata. La duda se transforma en la única certeza. Finalmente nos cuestionamos que sea simplemente del modo en que nos lo hicieron creer. Comenzamos a esbozar otra idea: las cosas son así porque se las busca deliberadamente. Los acontecimientos recientes en la Facultad de Medicina bastarían por sí solos para ilustrar el opuesto al estudiante desinteresado. Cada vez la realidad da más cuenta de que el estudiantado no resiste impávido los embates de quienes atentan contra nuestra formación. Cual modernas Hipatías, se revelan ante la sin razón; se muestran disconformes con la utilización de los espacios de la facultad; organizan cursadas de alto valor pedagógico; se erigen en contemporáneos Rembrandt y redefinen la cultura que nos representa. En fin, demuestran que el paradigma del estudiante de medicina es otro. Pero,


¿por qué subsiste la idea que asocia la indiferencia con la calidad de estudiante? Porque todo conspira para llegar a ella. Porque conviene. La facultad (vivo reflejo de un oscuro proceso histórico) se erige para negar el compromiso del estudiante con su formación. Y la manera más perversa de lograr este objetivo es apuntando al individualismo. Separando. Negando el encuentro. Cuando en el número anterior hacíamos hincapié en los espacios que transitamos y que nos cobijan (nos expulsan), nos adelantábamos a la siguiente conclusión: el espacio está diseñado para evitar el encuentro. Las multitudinarias clases magistrales y el abarrotamiento de estudiantes por docente están diseñados para evitar el encuentro. En palabras de Noam Chomsky (2013): “ Otra forma de adoctrinamiento es cortar el contacto de los estudiantes con el personal docente: clases grandes, profesores temporales que, sobrecargados de tareas, apenas pueden vivir con un salario de ayudantes1. Evitando el encuentro (ya sea estudiante-estudiante o docente-estudiante) se logra un fin bien estudiado: la disciplina. El adoctrinamiento necesario para controlar. ¿Por qué somos tan categóricos? Ya que quienes disciplinan lo son. ¿Acaso el estado de sitio no es en esencia la prohibición del encuentro? Hay formas más sutiles y políticamente correctas de conseguir el mismo objetivo. Se deduce entonces que el encuentro es subversivo. Subvierte.

Ésta es nuestra primera propuesta, la propuesta madre: estimular el encuentro. Como estudiantes ya lo estamos haciendo. Continuemos. Abramos lugar a permitir que estos espacios proliferen. Abramos la facultad, que sea un resonador de nuestros encuentros y un punto de partida nuestras acciones. De esta forma nadie dudará de que la facultad, y por extensión la universidad, está pensada por y para ti, lector desprevenido.

¡Branca, branca, branca!

Saca a la luz aquello que no se ve, lo que está debajo, lo que subyace. Por medio del encuentro nos enteramos de lo que al otro le pasa (subrayamos el paralelismo con el encuentro entre el médico y el paciente, fundamental para toda terapéutica). Por medio de él discutimos, debatimos, reflexionamos, nos comprometemos, proponemos y finalmente hacemos. Se sigue, por lo tanto, que el estudiante de medicina practica la indiferencia al estar aislado. Aislamiento que no necesariamente hace alusión a un bajo número de alumnos, ya que de hecho la masificación -ser un número más de la libreta- nos aísla, nos enajena. El diálogo se practica cuando podemos expresarnos, y es más fácil hacerlo en pequeños grupos que en las masivas clases de la facultad.

1. Chomsky, N. (2013). Occupy: Reflections on Class War, Rebellion and Solidarity. USA: Zuccoti Park Press.

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U N CAS I MÉD I C O

S I N FR O NTE RAS Por Damián Markov

Créanme, no fue nada fácil. Nunca concebí como posibilidad recibirme y arrancar el Internado y seguidamente la residencia. No podía. Me parecía demasiado tiempo dentro de un sistema que no me gusta. La máquina productora de profesionales deshumaniza. La carrera me agotó y precisaba un quiebre. Encontré, después de los huevazos el momento ideal para irme. Viajar. Probar suerte. Capacitarme. Divertirme. Relajarme. Conocer. Se necesitó coraje, planeamiento, ayuda y mucha paciencia. Pero mientras cursaba las últimas materias de la facultad y la idea iba tomando color, el entusiasmo y la ansiedad fueron el motor que me empujó a hacerlo. El destino no me importaba tanto... Había pensado en Sudamérica en un primer momento pero me salió un trabajo en Israel y la decisión fue sencilla. - “Arranco por ahí y después veo” fue lo que pensé. - “Tengo familia y amigos allá y algo de plata ahorrada para los primeros meses, seguro me consigo un laburo mientras estudio y sigo viaje”, fue la forma con la que quise convencer a mi familia. Ellos, aunque apoyándome en el emprendimiento, tuvieron una mirada mucho más lógica y trataron de bajarme a tierra. Por suerte, no lo lograron. Y así fue, como un jueves de fines de Julio rendí y aprobé Pediatría, final pesado si los hay y después de un fin de semana a puro festejo, preparativos y despedidas, el lunes a la mañana

me subí al avión y arranqué un viaje sin fecha ni pasaje de vueltA.

Hablando con conocidos de conocidos llegué a que me aceptaran en el Hospital Hadassah, en Ein Kerem Jerusalén, para hacer parte del Internado Anual Rotatorio. Los mails de la coordinadora de estudiantes de intercambio de la Facultad de Medicina de Jerusalén me pintaban un panorama espectacular. Alejarse del frío invernal y aterrizar en el calor del medio oriente es una de las sensaciones más energizantes que conozco. Después de 2 semanas de trabajo con un grupo de personas increíble, reencontrarme con familiares y tomar un


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UN CASI MÉDICO SIN FRONTERAS

color veraniego, me fui a presentar al Hospital que me recibió con, nada más y nada menos, el Premio Nobel de Albert Einstein en el hall de entrada. Fue un mensaje bien claro: - “Date cuenta dónde estás... Esto no es joda”. Me mandaron al Departamento de Clínica Alef (A), donde tanto el jefe del servicio como los médicos de planta y los residentes me recibieron con absoluta indiferencia. Ese panorama espectacular que me habían dibujado en los mails, se fue borrando al darme cuenta la gran barrera idiomática que me separaba. Aclaro, para no pecar de ingenuo, que me habían confirmado y re-confirmado que la rotación iba a ser en inglés. Yo tenía nociones básicas de hebreo suficientes para moverme en la calle pero no tanto como para mantener una conversación y mucho menos para entrevistar pacientes o entender el lenguaje técnico. Luego de una semana de fútiles intentos tratando de integrarme y de formar parte de los pases de sala y las anamnesis, me enteré por un residente egipcio que en el Departamento de Clínica Bet (B) había un residente venezolano. Entusiasmado, me encontré con un médico joven, muy inteligente y predispuesto a ayudarme al que seguí cual sombra los dos meses de mi rotación. El servicio también resultó ser mucho más abierto. Desde las enfermeras hasta el jefe del servicio al escuchar mi procedencia, se acercaban a decirme las pocas palabras en español que sabían (mayormente de las telenovelas), lo que creó un vínculo casi instantáneo. El Hospital es un complejo de 15 edificios interconectados física y virtualmente. Es estatal, pero se subvenciona principalmente por donaciones de todo el mundo, por lo que todas las paredes, salas, pasillos y ascensores están tapizados por placas conmemorativas. Los quirófanos a prueba de bombas, incontables espacios verdes, sinagogas con vitrales de Marc Chagall, el shopping y una vista impresionante a los montes que rodean Jerusalén son algunas de las cosas que caracterizan al complejo. Está todo informatizado y

casi se siente como un desperdicio la cantidad de recursos que hay. Los insumos literalmente rebalsan de sus cajones y caen al piso. Los 30 tomógrafos, 15 resonadores y 2 PET (para dar algunos ejemplos) permiten que el paciente sea estudiado en el día sin demoras en el diagnóstico. Se manejan con la Historia Clínica Orientada al Problema (esa que aprendemos en Medicina Familiar y en raros casos volvemos a ver), lo que ahorra tiempo y evita errores y cada médico tiene un teléfono del hospital y la base de datos de profesionales permite hacer interconsultas al instante. Me di cuenta que la barrera idiomática no solo me afectaba a mí, pero la multiculturalidad que se vive en el Hospital es una muestra de la población de Jerusalén y de

30 TOMÓGRAFOS 15 RESONADORES 2 P.E.T. Israel toda. En un simple consultorio estuve presente en una consulta de un nene etíope HIV+ con su padre y traductora, atendidos por una infectologa rusa, acompañada por un residente inglés, una estudiante Israelí y el sudaca que les escribe. Tal como lo había planificado y para sorpresa de todos, al mes de estar en el país y con muy poco idioma me conseguí un trabajo de mozo con dos objetivos bien claros: Mejorar mi hebreo y juntar plata para seguir viaje. Y así, casi sin darme cuenta, estaba viviendo como un local, en la ciudad culturalmente más heterogénea que conocí. Algunos amigos y familiares me incluyeron en sus salidas y, perdiéndome por los callejones de piedra de la Ciudad Vieja, entre el Santo Sepulcro, la Mezquita Dorada y el Muro de los Lamentos descubrí en cada rincón un poco de historia. El híbrido que es esta ciudad se presta a roces y conflictos políticos y sociales de toda índole. Es así como presencié lo que es tener que salir corriendo a un refugio al escuchar la sirena que avisa el acaecimiento de un misil o enterarme que había explotado un colectivo a una hora de distancia mientras yo viajaba en otro. Respiraba tradiciones, cotidianidad pero también nerviosismo y tensión. Mucha tensión. Mi rotación siguiente fue en Atención Primaria de la Salud, donde estuve un mes recorriendo diferentes centros periféricos con médicos de familia que resultaron ser excelentes profesores y personas. Entre diagnósticos diferenciales y posibles tratamientos, compartíamos historias de vida y debates políticos. Me acercó a la comunidad y me dio la posibilidad de activar, dejando de lado por un tiempo el aprendizaje pasivo que es seguir a los médicos en un pase. Mi siguiente rotación me devolvió al Hospital, donde me encontré en un monstruoso edificio dedicado exclusivamente al cuidado del niño y la madre. Paradójicamente, en el subsuelo y junto a los cimientos se encontraban las salas de maternidad y neonatología y al ir subiendo los ascensores y escaleras diseñados cual Neverland, iba encontrándome con salas de internación clínica, quirúrgica, psiquiátrica, onco-hematológica, etc. Pasillos, habitaciones y salas de espera pensadas para que el niño y sus familias se sientan cómodos.


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Mi experiencia en Israel fue notoriamente positiva, profesional y personalmente y me dio una buena imagen de lo que es vivir en el primer mundo. Pero como contó mi experiencia mi gran profesor, tutor y mentor, el Dr. Mario Ripoli (QEPD): Había barajado diferentes destinos para seguir mi viaje, entre ellos Sri Lanka, India y Nepal, pero por varias razones el camino me llevó hacia el sudeste asiático. Después de una semana en la hospitalaria Jordania y una fugaz escala en Bahréin (“El futuro Dubai”) llegué a Tailandia y me encontré con una cultura completamente diferente a lo que venía acostumbrado. Caí en la zona de backpackers y quién vió “Qué pasó ayer 2” entiende lo que puede ser una noche en Khao San Road en Bangkok. En fin, arranqué esta segunda etapa pasando un mes de fiesta en fiesta en las paradisíacas playas del sur. Compartí un programado asado de fin de año con un imprevisto grupo, tan diverso como nuestros pasados y una fiesta en la playa con cerca de cien mil personas tan disímiles como mis posibilidades a futuro. Equilibraba días rodeado de turistas con otros en los que alquilaba una moto y me alejaba de todos y me acercaba a mí. Todavía en Argentina me habían puesto en contacto con una médica yanqui que respalda y finanza desde EEUU una salita médica en un pueblito a las afueras de Phnom Penh, capital de Camboya y hacia allí me dirigí. Me pasó a buscar por la puerta de un shopping Pov, un chico de casi 30 años, con el que viví y compartí el mes y medio que estuve allí. Siendo el único local que hablaba inglés fue mi compañía constante. Yendo a la villa ese primer día paramos a almorzar con Arun, fundador y director de la salita y el centro de huérfanos y único sobreviviente de 35 familiares asesinados en los años setenta por el Khmer Rouge, dictadura que torturó y mató a 2 millones de camboyanos. Le aclaré mi predisposición total a hacer lo que se necesite y nos pusimos de acuerdo en mis tareas. Ese primer día, después de 1 hora de moto hasta el Río Mekong, 30 minutos para cruzarlo en ferry y otra hora de moto entre infinitos campos de arroz, llegamos al pueblito de mil habitantes que se extiende a ambos lados de una rama del Río. Lo primero que hice cuando llegué fue ir con Pov y sus amigos al bosque a cazar ardillas con gomera, las cuales después de una cálida bienvenida cocinamos y cenamos con arroz y cerveza. Pasaba mis mañanas atendiendo pacientes en la salita y mis tardes dando clases de inglés en el centro de huér-

2° 3°

“...Hartado de tanta tecnología y medicina de primer nivel, decidió meterse en una villa camboyana a atender pibes malnutridos...”


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UN CASI MÉDICO SIN FRONTERAS

fanos donde vivía y por más rutinario que lo haga sonar, créanme, cada día fue una anécdota diferente. La salita está manejada por una docena de enfermeros, sólo un par matriculados y otro tanto con mucha más voluntad que conocimiento, y me sumé yo, que era el único médico (o lo más cercano por lo menos). En mi segundo día de trabajo escuché gritos afuera del improvisado consultorio y encontré al enfermero en jefe sacudiendo desesperadamente de las piernas y boca abajo a un nene de 18 meses que se había caído en el tanque de agua de la casa. Me hice paso entre los curiosos y aparté a este enfermero, le hice RCP básico y cuando sentí el pulso fue como que mi corazón también hubiera vuelto a latir. La auscultación confirmaba el jadeo que tenía por lo que me subí a una moto manejada por un tío y nos fuimos para la ciudad. En el camino perdió el control de los esfínteres y empezó a convulsionar y la ambulancia que nos esperaba al otro lado del Río era lo mismo que una camioneta. Ni oxígeno tenía. A los pocos días volvió indemne al pueblo y la familia lo festejó con un almuerzo a todo trapo al que fui invitado. Al principio me asusté. - “Si así arranqué, qué me espera...” me preguntaba. Al final, no fue tan grave. Me encontré con un gobierno muy corrupto y una idiosincrasia totalmente diferente a la que me costó acostumbrarme.

La historia clínica no existe, los pacientes reciben pastillas en una bolsita de plástico, sin saber qué toman ni por qué. Las opciones de tratamientos son pocas y este se da por 3 días, sin importar el diagnóstico ni el fármaco. Los montones de cosas que me llevé del Hospital de Jerusalén vislumbrando un panorama como el que me encontré no hicieron a la diferencia.

La mayoría que llegaba a la salita era porque el Chamán del pueblo no pudo ayudarlos. Así fue como vi a un nene de 7 años con el brazo inmovilizado con yuyos embebidos en vino de arroz y cubierto con una botella de plástico atada con cuerdas, un tipo con una mordedura de serpiente de una semana de evolución shockado, mujeres con tumoraciones de años de evolu-

ción y muchos etcéteras más. Los fines de semana los disfrutaba descansando y jugando con los chicos de alrededor. Fui a cazar, a plantar arroz, a nadar al Río, a jugar al fútbol en la Pagoda. Pesqué con las manos en el barro, asistí a casamientos y festividades. Me sumé a sus tareas diarias para entender sus costumbres y tradiciones y me puse al hombro la remodelación del patio de atrás del centro de huérfanos. De un baldío lleno de malezas y troncos, después de muchas semanas de ser devorado por hormigas rojas bajo el calcinante sol de marzo, cortando plantas, hachando troncos y quemando yuyos quedó un modesto patio para hacer una canchita de vóley, deporte popular allá. Me despedí con una sensación ambigua: La alegría imborrable de conocer gente de esa calidad humana y con la profunda tristeza de no saber cuándo va a ser el próximo encuentro. Ya de vuelta en la civilización, recorrí toda Camboya, donde me interioricé aún más en la historia y los hábitos locales y me despedí del país viviendo momentos increíbles junto a nuevos compañeros de viaje. Los siguientes 3 meses fueron tan fuertes emocionalmente que me cuesta describirlos. Los lugares, la gente, las comidas fueron las cosas a destacar. Hacer 400 km en moto en un día por una montaña lluviosa y cargada de niebla en Vietnam; hacer dedo por todo Laos, parando a dormir donde pinte y ser recibido con la mayor hospitalidad; irme a vivir dos semanas con un monje budista que me enseñó a meditar en los bosques de Tailandia y bueno, la lista sigue. El viaje llegó a su fin cuando mis ahorros también lo hicieron. Y como ven, no hace falta plan. No hace falta plata. Sólo se necesitan ganas y actitud. Y jugársela.

Los lugares son como son gracias a la gente. Las claves son mantener la mente y el corazón abiertos y dar lo mejor para recibir lo mejor. Y créanme, no fue nada fácil, pero valió mucho la pena.

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El caso Glaxo en 2007-2008

por Ignacio Bocles

Carrillo, Ramón “Plan Analítico de Salud Pública” Secretaría de Salud Pública de la Nación Buenos Aires - 1947

“Los problemas de la Medicina como rama del Estado, no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría”

New England Journal of Medicine - 1934

“Alemania es, quizás, la nación más progresiva en restringir la fecundidad entre los no aptos… En América es probable que el sentimiento de las personas no esté listo para adoptar el plan alemán, y se inclinen a restringir la esterilización obligatoria solo a un pequeño grupo de las personas que podrían ser correctamente consideradas como sujetos adecuados para este tratamiento”


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LA CAJA NEGRA

Sin ir más lejos, en la Argentina reciente podemos destacar dos hechos relevantes a los fines de este artículo:

Hoy día, aquel Fukuyama que pretendió sentenciar el fin de la historia y de las ideologías nos resulta irrisorio. Tan solo un recorrido superficial por la historia de la humanidad y su producción científico-teórica sería suficiente para dar cuenta de su error. Más aún, aquellas ideas que en un contexto de victoria de los intereses más concentrados del capital pudieran haber confundido a muchos pensadores e intelectuales hace 20 años, hoy adquieren otra perspectiva en un terreno de aparente aceleración histórica. Aún así seguimos encontrando definiciones asépticas de la construcción humana. Sin ir más lejos, abundan las visiones que consideran a la ciencia tan solo como un constructo artificial de ideas caracterizado como conocimiento racional y sistemático, exacto y verificable. Pareciera que olvidamos sistemáticamente nuestra incidencia en la construcción de este conocimiento y la importancia del contexto (social, económico, cultural, etc.) en nuestra propia constitución como sujetos. Evidentemente, la historia reciente caló hondo: donde hace cincuenta años maduraba una epistemología que reconocía los sistemas complejos, bajo una óptica crítica y propositiva de la práctica científica, hoy se retoma y refuerza un enfoque teórico obsoleto que maquilla la linealidad y oculta la complejidad. Como si esto fuera poco, no solo hay un marcado interés práctico en producir “conocimiento” para justificar y profundizar el sistema (y sus no tan múltiples industrias asociadas) sino que también existe un esfuerzo en acallar la producción que pretende disputarla y que se propone capaz de transformar la realidad. Quizás sea cierto que los ámbitos de producción científica, como la universidad, se desarrollan en un mundo de tensiones1. Son múltiples los ejemplos históricos para dar cuenta de algo que, evidentemente, no es ninguna novedad: la actividad científica, como toda actividad humana, se desarrolla en un universo de contradicciones propio del tiempo y lugar que se analice. De esta actividad en sus diferentes formas depende, en gran medida, la justificación del sistema en el que vivimos. Pero desde hace no tanto tiempo, de ella también supieron surgir herramientas para cuestionarlo, disputarlo y aún marcar ciertas pautas para generar otros.

El caso Glaxo en 2007-2008, con condena firme para la farmacéutica y los médicos tratantes en 2012, trata un ensayo clínico en donde se probó la vacuna Synflorix (diseñada para prevenir neumonía por neumococo) en pacientes de las provincias de Santiago del Estero, San Juan y Mendoza, con incumplimiento de los requisitos legales básicos para la prueba. En la sentencia se señala la ausencia de seguimiento de historias clínicas, incumplimiento de controles de seguridad y graves irregularidades en la obtención de los respectivos consentimientos informados. El laboratorio, por su parte, intentó apelar el fallo al considerar que las pruebas se rigieron por “los más altos estándares éticos y científicos internacionales” y teniendo en cuenta “las leyes y costumbres del país”2. Las declaraciones de la farmacéutica contrastan con el hecho de que los consentimientos informados fueron obtenidos en ocasiones por padres menores de edad, abuelos no autorizados, familiares analfabetos o familiares padecientes de patologías psiquiátricas, o con que en ocasiones no se hicieron los análisis de las historias clínicas de los niños a quienes le administraban la vacuna. El caso se hizo visible cuando se constató que al menos 14 niños que participaron del estudio, murieron. Por su parte, los médicos tratantes, Héctor Abate y Miguel Tregnaghi, apelaron la condena buscando la nulidad de la legislación que habilita a la ANMAT a supervisar los ensayos clínicos. Si bien el caso llegó a la justicia y a una condena firme, según Jorge Yabcowski, presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la Argentina (FESPROSA), “Argentina sigue sin Ley nacional de investigación biomédica. No hay figura del código penal que castigue a los investigadores inmorales, o a sus financiadores y protectores políticos. Glaxo ganará con la vacuna el valor de cien mil multas. Y los culpables de usar a nuestros niños pobres como conejitos de indias ni siquiera pasarán por un juzgado”. En las antípodas de los médicos Abate y Tregnaghi, el Dr. Verzeñassi de la Universidad Nacional de Rosario, responsable de las prácticas finales de Medicina, describe los resultados de los campamentos sanitarios que los estudiantes del último año de la carrera realizan en el marco de dichas prácticas: “Cuando recorremos los pueblos nos encontramos con problemas de salud realmente serios. Advertimos una epidemia de hipotiroidismo que no está declarada como tal. Estamos viendo cómo empiezan a aparecer muchos casos de trastornos neurológicos y cómo en la línea de tiempo de la evaluación se incrementan los abortos espontáneos


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en el sur de Santa Fe, así como las malformaciones congénitas. Nadie puede decir: los agrotóxicos no tiene nada que ver”3. En el transcurso de este trabajo, que implicó visitar sistemáticamente poblaciones de menos de 10.000 habitantes afectadas por la fumigación con agrotóxicos en campos cercanos y construir perfiles de morbilidad y mortalidad, asociaron nuevamente la práctica cotidiana de la Universidad con los intereses de sectores populares: en febrero de 2012, el Consejo directivo de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR se transformó en uno de los primeros en solidarizarse con las comunidades afectadas por modelos de producción extractivistas que comprometen la salud de los ecosistemas y, por lo tanto, de los seres humanos; en apoyar los reclamos de los ciudadanos en lucha por la defensa de la vida digna en un ambiente saludable; en solicitar al gobierno nacional que asuma la responsabilidad de garantizar para todos los ciudadanos que habitan nuestro suelo la plena vigencia de sus derechos humanos, frenando las acciones represivas sobre los movimientos sociales; en convocar a todos sus equipos docentes y de investigadores a ponerse a disposición de las comunidades afectadas por los modelos de producción contaminantes4.

El 18 brumario de Luis Bonaparte. Carlos Marx.

“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”. Bertolt Brech.

“La crisis se produce cuando lo viejo no termina de morir cuando lo nuevo no termina de nacer”

La actividad científica solo adquiere sentido en el análisis puntual de los hechos concretos en los que se ve involucrada. El elemento previo y condicionante de la construcción científica se juega en los posicionamientos ideológicos del investigador, del divulgador, del pedagogo, del estudiante y del lector. En los próximos números daremos lugar al análisis en profundidad de ciertos hechos científicos que consideramos representativos de la influencia de nuestro posicionamiento ideológico al momento de encarar la construcción de conocimiento.

1_Frondizi, R. (1971) “La Universidad en un mundo de tensiones” Buenos Aires: Paidos. 2_Rebossio, A. (2012) “Argentina multa a Glaxo por falsear los permisos para ensayos con niños”. El País. 3_Lovato, A. (2012) “Agrotóxicos: apreciaciones tras fallo histórico en Arequito” “I+D - Investigación más Divulgación” Universidad Nacional de Rosario. 4 _Proyecto de resolución aprobado por el Consejo Directivo de la Facultad de Cs. Médicas de la Universidad Nacional de Rosario el 16/02/2012.

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EL CUERPO AVISA

EL CUERPO AVISA por Victoria Wolf

3° INDICIO

“Un cuerpo no está vacío. Está lleno de otros cuerpos, pedazos, órganos, piezas, tejidos, rótulas, anillos, tubos, palancas y fuelles. También está lleno de sí mismo: es todo lo que es”.

9° INDICIO

“El cuerpo es visible, el alma no lo es. Se ve que un paralítico no puede mover su pierna correctamente. No se ve que un mal hombre no puede mover su alma correctamente: pero se debe pensar que es el efecto de una parálisis del alma. Y es preciso luchar contra ella y hacerla obedecer.”

23° INDICIO

“La cabeza se desprende del cuerpo sin que sea necesario decapitarlo. La cabeza está desprendida de ella misma, cercenada. El cuerpo es un conjunto, se articula y se compone, se organiza. La cabeza no está hecha más que de agujeros cuyo centro vacío representa muy bien el espíritu, el punto, la infinita concentración en sí. Pupilas, fosas nasales, boca, orejas, son agujeros, evasiones cavadas fuera del cuerpo. Puestos a un lado los otros agujeros, los de abajo, esta concentración de orificios está unida al cuerpo por un delgado y frágil canal, el cuello atravesado por la médula y algunos vasos dispuestos a hincharse o a romperse. Un delgado ligamento que comunica doblegando el cuerpo complejo a la cabeza simple. Ningún músculo en ella, sólo tendones y huesos con sustancia blanda y gris, circuitos, sinapsis.” La Medicina conquistó el cuerpo desde todo ángulo posible: su anatomía, su fisiología, su histología, su patología. Lo conocemos “macro” y “micro”. El conocimiento del material genético que nos compone es considerado “la medicina del futuro”, el anticipo de toda enfermedad. A su vez analizamos las respuestas de los cuerpos en un nivel poblacional, y basamos las terapéuticas según resultados de metaanálisis y sus evidencias. Cada año que pasa, un enigma viejo se resuelve y quedan todavía más esclarecidos los mecanismos fisiopatológicos moleculares de las patologías más prevalentes de nuestro medio. Hoy se trata la insuficiencia cardiaca desde donde más le duele: el remodelado cardiaco producido por los sistemas neurohumorales. Y en cirugía leemos y presenciamos este tipo de manipulación de la anatomía: “El esófago puede ser extirpado en su totalidad a través de una toracotomía (esofagectomía transtorácica) o por vía transhiatal (esofagectomía sin toracotomía). En ambas técnicas el tránsito se restablece a nivel del cuello mediante una anastomosis del estómago movilizado con el cabo proximal del esófago o con la hipofaringe, por el mediastino posterior o anterior”1.

Jean-Luc Nancy 58 indicios sobre el cuerpo


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Pareciera que conocemos el cuerpo por todos los costados. Lo vemos abierto, vivo y muerto. Conocemos sus susceptibilidades genéticas, las interacciones con el ambiente, y las consecuencias que eso trae. Lo modificamos con fármacos, con intervenciones quirúrgicas. Lo vemos deteriorado y lo vemos curarse. Lo atravesamos con rayos X, y vemos a través de la ropa, de la piel, de los músculos, de la vergüenza. Sabemos todo de un cuerpo: el largo de sus huesos y cuánta glucosa marcada capta su cerebro. ¿Pe ro conoce mos e l n u estro? Claro que estudiamos qué hay adentro. Estamos al tanto de su composición entera: conocemos las células de todos los tejidos, hasta nos sabemos compartimientos de soluciones comunicados entre sí por membranas semipermeables. Nuestro 60% es agua. Somos Masa Magra y Masa Grasa. Estudiamos todas las vías sensitivas concientes y no concientes, y sabemos que dolor y temperatura van por la misma vía en el haz espinotalámico lateral. ¿Pero cómo sentimos la temperatura y el dolor? Y cuando los sentimos, ¿los escuchamos?. “Me duele el cuello”, dice un cuerpo. Y gira un poco la cabeza a ver si alivia la tensión, y toma un analgésico a ver si se le pasa. Pero si percibiera la curvatura de su espalda: parece un signo de interrogación. El abdomen sin tono, la columna vencida hacia la tierra, los hombros cerrados hacia delante, la boca abierta, la lengua afuera y la cabeza haciendo fuerza por espiar el mundo con toda la responsabilidad delegada al cuello. “No doy más de la acidez”, dice otro cuerpo, mientras toma un mate medio frío, leyendo, distraído.

“Me duele el cuello” dice un cuerpo.

“No doy más de la acidez” dice otro cuerpo.

No hay nada más concreto que el propio cuerpo. Lo tengo, lo veo, lo percibo, y decodifico el mundo a su través. Sin cuerpo no existo en este mundo como tal, sin voz no hablo, sin ojos no veo, sin piel no toco, ni acaricio, ni me arrugo. Sin pulmones no respiro. Sin boca no comparto un mate con mis amigos, no beso, no hablo. Sin VIII par2 no escucho. Sin brazos no abrazo, sin manos no escribo, sin pies no camino, sin corazón no vivo, sin riñones no filtro, sin hígado no metabolizo. Sin cerebro, bueno… Volver nuestro cuerpo a la conciencia es una manera de explorar el mundo que está al alcance de todos, en la palma de la mano, literalmente. No todas las respuestas están en los libros, no todas las soluciones vienen en blisters de 10. Si logramos percibir nuestro propio cuerpo, vamos a poder comprender mucho mejor el de los demás.

EL CUERPO AVISA... ¿LO ESCUCHÁS? 1_ Ferraina, P. – Oría, A. (2008). Cirugía de Michans 5ta ed. Buenos Aires: El Ateneo. 2_ Nervio auditivo

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¿QUÉ LES QUEDA A LOS JÓVENES?

¿Qué les queda a los jóvenes?

¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo? ¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas? también les queda discutir con dios tanto si existe como si no existe tender manos que ayudan / abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno / sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente. (”¿Qué les queda a los jóvenes?” Mario Benedetti)

El viernes 8 de noviembre del 2013 no fue un viernes cualquiera; la plaza Houssay se llenó de vida, música y color: era el Festival “La cultura también es salud”. Un espacio que fue en sí mismo una puesta en práctica. Una puesta en práctica de una forma de pensar: queremos proponer, crecer, construir, crear. Y así vivimos diariamente, desde ese lugar. El festival es una muestra más de esa construcción. Quienes pensamos este proyecto entendemos que surge de una necesidad, la de generar un espacio donde entablar vínculos, compartir, debatir, cuestionar, comprometernos y dejar de ser indiferentes. Surge de la inquietud, de la unión, de la diversión, del diálogo, de la propuesta, de transpirar la camiseta, de enterrar huevos para que no llueva y de poner el cuerpo. Con todo esto teníamos que hacer algo, contagiar a todos, y así fue como empezamos a trabajar con un gran número de personas con un objetivo en común: llegar a todos los sentidos de quienes fueran participes de esto. La cita fue a las 17hs. A pesar del tiempo, que amenazaba con una lluvia torrencial, las ganas de festejar y alguna que otra cruz de sal hicieron que en pocas horas las nubes dieran paso a un sol radiante. El día estaba listo para que la plaza Houssay fuera nuestra. Con el correr de las horas vimos personas reunidas, contagiando, construyendo una salud que va más allá de lo estrictamente médico, lejos de los libros. Cada rincón del festival nos contaba una historia, ya sea a través del arte, de la música, de la lucha, una historia de la cual formamos parte. Ese día no había estudiantes sentados en grandes auditorios, ni profesores dando clases magistrales: ese día, estábamos juntos, entendiendo que esa es la manera de construir la salud que el mundo necesita.

¡Hasta la próxima! Queremos agradecer a todos los que hicieron posible que la cultura sea salud, a los Profesores Politi, Otegui y Geffner, por su voluntad de encarar los grandes debates que nos atraviesan a la luz del día y con toda la comunidad educativa; a la Dra. Silvia De Francesco y la Asociación de Profesionales del Hospital Gutierrez, por acercarse a compartir con nosotros su testimonio acerca de la realidad que atraviesa la salud pública; a “Curar Haciendo Arte con Pequeños” (CHAP); a los integrantes del Pan del Borda; a los compañeros de la radio La Colectiva, por entusiasmarse con nosotros en esta aventura que es el pensamiento crítico; a los compañeros del Centro Cultural La Garita, que le pusieron el cuerpo al desafío; a todos los integrantes de Piripiti Flautico y sus colaboradores, cuya solidaridad y buena onda fueron indispensable para que el festival pudiera realizarse. A los integrantes de Mano Cruel, del septeto de tango innominado, a los chicos y las chicas de Clave Mandarina, (nuevamente) a los muchachos de Piripiti Flautico,

a Dante Ibarra y a todos los integrantes de La Chilinga. Particularmente queremos agradecer a los integrantes de La Funky Gomez, quienes no solamente se subieron a este proyecto con todo el entusiasmo sino que supieron comprender las circunstancias que nos llevaron a tener que concluir el evento antes de que pudieran terminar su repertorio. Queremos agradecer también a cada compañero y compañera de la facultad con los que trabajamos estos meses para organizar el festival, así como a los compañeros de Salud y Comunas y del Movimiento Emancipador, con quienes también planificamos y llevamos adelante este hermoso proyecto. Finalmente, agradecemos especialmente a todos aquellos que se acercaron para formar parte de esta apuesta, a defender la salud y la educación de una manera distinta, a todos los amigos, amigas y vecinos.


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Leo Caceres “Interesantísima propuesta combinando música, comidas, y por sobre todo conciencia universitaria. Ojalá hayan muchos más y con más opiniones”.

“Estudiamos, cursamos, trabajamos y nuestro tiempo transcurre en relación con la salud y la medicina, su análisis y aplicación. Entonces, nuestro (siempre “poco”) tiempo nos encuentra inmersos en nuestras actividades de manera, a veces, demasiado monótona… y así, podemos llegar a tener la sensación –aparente y engañosa- de que las decisiones sobre el rumbo de la sociedad que formamos, nos son completamente ajenas. No son ajenas… mientras y porque las consideramos ajenas. Pero fundamentalmente, cada tanto algún evento relevante (una farsa de concurso docente, el incendio de un aula o laboratorio de la facultad, el cierre de salas de algún hospital, el robo de recursos públicos universitarios por las mafias que dirigen la universidad, etc) hecha luz sobre esa parte desatendida de nuestra “actividad diaria”: la necesidad de reflexión y autocrítica (individual y colectiva) sobre lo que hacemos, como lo hacemos y para qué lo hacemos. Así hace su aparición el Festival “La cultura también es salud”: una reunión para compartir nuestras actividades y problemáticas cotidianas y –acá está lo novedosoreflexionar y examinarlas individual y colectivamente (con buena música, arte y comida para coronar la gesta). Y el Festival fue eso: un espacio para reflexionar y decidir que podemos hacer en las condiciones en que trabajamos o estudiamos, para superar las problemáticas existentes”

Vere Franco Riveros “Un festival distinto que creo un espacio no antes visto para el debate de problemáticas universitarias con invitados de lujo. Nos rodeaban colores, arte y propuestas gastronómicas mientras repensábamos la mejor manera de que todos los estudiantes nos diéramos cuenta que somos el motor y el inicio del cambio en Fmed”.

“Cuando fuimos invitados a participar del Festival “La cultura también es salud” pensamos que no podía haber lugar de mayor concordancia con nuestra misión: Facilitar el poder curativo del arte. CHAP trabaja hace ocho años en hospitales pediátricos, tenemos acá otra similitud con el festival, somos una propuesta que nace de la acción. Encontramos el lugar donde por primera vez las obras de los chicos vieron la luz fuera del ambiente hospitalario, por lo que tuvo mucha significancia para nosotros. Saber que estudiantes de medicina, futuros participes de dichas instituciones, tengan inquietudes por la expresión como camino a la salud, nos llena de satisfacción y alegría”

Pedro Ortiz – CHAP

Tomen conciencia de que son la columna vertebral, los brazos, los pies, la cabeza de esta facultad

Juan Pablo Zeidán “Recuerdo que me sentí contenta, como compartiendo algo, no muy segura de que. La medicina nos conecto pero esto lo sentí un poco mas allá, ideas, pensamientos, diversión, plasmados por ahí no en algo concreto sino en el estar ahí, el reunirse para probar, compartir algo nuevo”.

Debora Fainstein

Gustavo Otegui “Estoy absolutamente convencido, que todas las veces que los estudiantes tuvieron participación, realmente las cosas cambiaron”. “En un modelo de cátedra abierta, en la que participen libremente los estudiantes y puedan exponer las ideas, surge el pensamiento crítico y surgen las confrontaciones. Nosotros ya lo probamos diez años en una escuela de ayudantes que demostró que realmente se podía cambiar el sistema”.


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¿QUÉ LES QUEDA A LOS JÓVENES? “Una de las dificultades que enfrentamos, es el progresivo deterioro o desvalorización de la curricula de grado. El traspaso progresivo de contenidos docentes que corresponderían a la etapa formativa de grado a pregrados que van a ser arancelados. Estamos en una facultad que sigue estados que tienen que ver con el consenso de Washington, que tienen que ver con la CONEAU como brazo ejecutor en el país, y que lo que generan es, en vez de profesionales con la capacidad de análisis critico utilizando el método científico, gerentes de medio pelo capaces de implementar en el día a día políticas fijadas por otros”.

Pedro Politi

“El festival, en mi opinión, fue una excelente confluencia práctica de varios grupos que están pensando la salud pública de forma integral. Un gran número de personas (sin conocerse) empezaron a trabajar juntos con un objetivo común. En este caso, era llevar las problemáticas de la facultad y del hospital público, a los ojos y oídos de los estudiantes y de los trabajadores de la salud. Con una igualdad, que se sustentaba en el trabajo y la participación. Esperemos que esto no sea solo un festival y podamos confluir y seguir abriendo puentes para poder defender todos a la salud pública”.

Estudiamos, cursamos, trabajamos y nuestro tiempo transcurre en relación con la salud y la medicina, su análisis y aplicación. Jorge Geffner

”Tomen conciencia de que son la columna vertebral, los brazos, los pies, la cabeza de esta facultad, el objeto de la facultad es el movimiento estudiantil”. “Yo no creo que de manera casual, la modalidad de enseñanza sea de naturaleza más bien pasiva. La facultad tendría que ser un ámbito donde se viene, no a que expliquemos lo que está en cualquier parte de la literatura, sino a discutir. Un ámbito formativo de confrontación de ideas, de confrontación de posiciones, de confrontación incluso, de los errores que pueda tener cada uno de nosotros. Entonces si la educación se transforma en confrontar ideas y posiciones, creo que nos alejamos un poquito de la posibilidad de contribuir a lo largo de los larguísimos años de la carrera a formar un futuro profesional que va a estar entrenado básicamente en un comportamiento pasivo”. “Yo creo que el régimen de concursos de la facultad es un régimen que esta absolutamente prostituido, desde arriba hacia abajo. El gobierno de la facultad esta determinado en grandísima medida por un grupo muy pequeño de profesores, si ese cuerpo de profesores no representa genuinamente lo que mejor queremos de la facultad, estamos liquidados. Estamos liquidados en los dos sentidos, en lo que construimos académicamente y en lo que decidimos como gobierno de la facultad”.

Hugo Ruda

“Siempre fue la cultura, cada una, la que proveyó de ritos, danzas, ritmos a los que se les atribuyó carácter curativo. Al llegar a la vieja Plaza Houssay y presenciar el Festival, lleno de ritmos, música, discursos-plegarias, descubrimos que aquellas prácticas ancestrales todavía latían en esos futuros médicos que, quizás sin saberlo, están habitados por la pregunta acerca de qué tipo de ayuda necesita el que acude indefenso a la consulta. Había allí un más allá de fríos datos de laboratorio, de complejas fórmulas farmacológicas, o de cualquier objetividad distante e inhumana. Vi médicos formándose como tales, más allá de lo académico, en las inmediaciones de la Facultad, al costado. Mostrando que ese festival tiene que ver con como ellos van entendiendo el proceso del padecimiento y la cura. Con todos los recursos posibles. Desde el más sofisticado medicamento hasta la música, la charla, en fin la presencia insustituible del humano, hermanado en el común desamparo”.


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“Recuerde el alma dormida, abive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; quán presto se va el plazer, cómo después de acordado da dolor, cómo, a nuestro paresçer, qualquiera tiempo pasado fue mejor.”

“Coplas sobre la muerte de su padre” Jorge Manrique

Recordar no es simplemente rememorar. Como Manrique, queremos darle el significado de volver sobre algo que se encontraba latente en nuestra conciencia, de despertarlo. En nuestro caso, frente a la confusión que nos generaba la historia reciente de nuestro centro de estudiantes, nos propusimos interpretarla a la luz del rol del movimiento estudiantil en el seno de la comunidad universitaria desde una perspectiva histórica. Vale la pena correr el riesgo de exaltar aquello que se quiere criticar si en el proceso se logra comprenderlo. En ese sentido, uno de los hitos en la historia de la Universidad de Buenos Aires ha sido el rectorado de Risieri Frondizi (1957–1962); a pesar de las reservas que podamos tener, consideramos que las bases del estatuto que se reformó en ese período son un buen punto de partida para el análisis.

“I.- La Universidad de Buenos Aires es una entidad de derecho público que tiene como fines la promoción, la difusión y la preservación de la cultura. Cumple este propósito en contacto directo permanente con el pensamiento universal y presta particular atención a los problemas argentinos. (…) III.- La Universidad es una comunidad de profesores, alumnos y graduados, Procura la formación integral y armónica de sus componentes e infunde en ellos el espíritu de rectitud moral y de responsabilidad cívica. Forma investigadores originales, profesionales idóneos y profesores de carrera, socialmente eficaces y dispuestos a servir al país. Encauza a los graduados en la enseñanza y en las tareas de investigación, y a través de ellos estrecha su relación con la sociedad. IV.- La Universidad es prescindente en materia ideológica, política y religiosa, asegura dentro de su recinto la más amplia libertad de investigación y de expresión, pero no se desentiende de los problemas sociales, políticos e ideológicos, sino que los estudia científicamente.”


COPLAS A LA MUERTE DE NUESTRO CENTRO

Que el estatuto comience definiendo qué tipo de entidad es la universidad y haga hincapié en sus fines específicos no es un dato menor. Expresa la historia de una necesidad, de una búsqueda, el parto de un significado.

¿CUÁL ES EL ROL D E LA UN IVERS I DAD?

¿Fue siempre el mismo? ¿Qué motivó su fundación? No es casual que en el mismo párrafo en el que la define como una entidad “de derecho público” haga referencia al “pensamiento universal”: responde a la intensa lucha de ideas que fue configurando la fisonomía de nuestra universidad. La Reforma Universitaria de 1918 irrumpió en aquellos claustros –dominados éstos por un profesorado profundamente conservador en función de la élite que aún entonces hegemonizaba los ámbitos académicos (con el doble peso de lo político y lo religioso en el caso de Córdoba)-como una bocanada de rebeldía. Lejos de conformarse con un conjunto de reclamos aislados, los reformistas del ´18 tenían una visión integral acerca del rol que la sociedad debía asignarle a la universidad: ellos la planteaban como una verdadera caja de resonancia en la cual pudieran reverberar las problemáticas sociales y políticas de la época. Fenómenos como la independencia cubana (1898), la revolución mexicana (desde 1910 hasta al menos 1917), la primera guerra mundial (19141918) y la revolución rusa (1917) no les resultaban indiferentes. Tales eran los gritos lejanos que resonaban con la creciente inmigración hacia la Argentina, las migraciones internas hacia las grandes ciudades, la organización y movilización de vastos sectores de esas masas obreras en función de un novedoso ideario anarquista y socialista y, en última instancia, la consecuente presión por una democratización política que devino en la Ley Sáenz Peña y la elección de Yrigoyen. Estos es lo que deberíamos priorizar al observar la génesis de un movimiento estudiantil tan vital y combativo como el de aquel momento antes que una mera extracción de clase o el ejercicio de una profesión liberal; es éste el caldo de cultivo en el que se gestó la Reforma del ´18. Seguramente aquel programa antiimperialista y profundamente latinoamericanista que inspiró Deodoro Roca, Ismael Bordabehere y sus compañeros no se vio totalmente reflejado en lo que efectivamente fue la Reforma, pero con la misma seguridad

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podemos afirmar que esas victorias –incompletas como fueron- avanzaron mucho más allá de lo que los hacendados de la época y sus académicos estaban predispuestos a ceder. Fue en el marco de esa disputa en donde la universidad adquirió el carácter contradictorio que hubo de acompañarla durante décadas: por un lado, las vagas referencias a una esquiva cultura universal condensada en la sacrosanta Enciclopedia, y por el otro una pujante como ambigua visión integral de sí misma, motorizada por un concepto de “misión social” que –aunque influenciada por el mismo- no se planteaba como horizonte político la solidaridad con aquel incipiente movimiento obrero. Es de este modo que queda configurada una cultura de lo académico -simultáneamente ruptura y continuación de la cultura universitaria previa a la Reforma- en contraposición a una cultura de “lo público” como concepto abarcador y pretendidamente superador de la pugna entre intereses sociales contrapuestos. Así, las referencias ulteriores del rol social de la universidad tenderán a ser en función de “los problemas argentinos” o del servicio “al país” antes que a actores sociales específicos (el movimiento obrero, el empresariado nacional, las empresas extranjeras, etc.), planteándose ésta como equidistante de todos ellos debido a su carácter estatal. El movimiento estudiantil comenzará entonces a ser un actor social con peso propio en el marco de esta lógica doblemente contradictoria, representando las necesidades subyacentes a una nueva correlación de fuerzas entre clases sociales y apuntalado por los estratos medios urbanos más acomodados que comenzaban a acceder a la educación superior, entre otras instancias de la vida pública. Tuvieron que pasar cuarenta años para que los hijos de aquella reforma pudieran engendrar una universidad a su imagen y semejanza. La generación a la que perteneció Risieri Frondizi (1910 – 1985)-formada en la reforma, forjada durante la infame década del ´30 y superviviente a las tribulaciones de la hegemonía peronista- fue la que se encontró en condiciones de materializar aquel programa desarrollado en el ´18. Aquellos principios conquistados que no habían podido efectivizarse plenamente (ya sea por la inmadurez


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de las condiciones sociopolíticas, por el primerísimo golpe de Estado en 1930, por la vuelta al programa político de la generación del ´80 durante la siguiente década o por la intervención sistemática de las universidades y la discrecionalidad en los nombramientos docentes durante el peronismo) fueron retomados por el sector de viejos reformistas ahora devenidos en autoridades universitarias: la autonomía, el cogobierno, el laicismo y PUNTO DE QUIEBRE la extensión fueron las victorias del movimiento estudiantil que le permitieron su propio resurgimiento cuarenta años después. El punto de quiebre fue la reglamentación del artículo 28 del decreto-ley 6403 por parte del presidente Arturo Frondizi hacia fines de 1958. Emitido por la dictadura autodenominada “Libertadora” en 1955, dicho decreto habilitaba la iniciativa privada en la educación superior. Irónicamente, quienes justificaban esta liberalización con la excusa de la “libertad” y se autodenominaban a sí mismos libertadores eran los mismos que pintaban cruces en las bombas que habrían de dejar caer sobre la plaza, o sobre el pueblo, que eran lo mismo. Cual Pontífice medieval, la Iglesia predicó la cruzada (no es casual: la mayor parte de los proyectos de universidades privadas eran católicos.) Este retorno de la dictadura fusiladora vino a poner en evidencia que en realidad nunca se había ido. A pesar de que la vuelta de la democracia posibilitó al movimiento estudiantil organizarse a la luz del día nuevamente, la persistente influencia de los “libertadores” y la decisión de un presidente democráticamente electo de retomar una política de tan profundo valor simbólico para el sector militar-clerical desconcertó y terminó por alienar a los distintos sectores que –aun disgregados- constituían al movimiento estudiantil. Fue al calor de la lucha encabezada por la resistencia peronista que comenzaron a confluir los distintos sectores existentes en el movimiento estudiantil. Fue al fragor de las movilizaciones por “la laica” que se terminó de forjar la unidad entre las tendencias socialistas de cuño liberal y comunistas “anti reforma” –por un ladocon los jóvenes pertenecientes a aquella generación que accedió masivamente a la educación primaria y secundaria durante los dos primeros gobiernos de Perón. Fue bajo el signo de la lucha anticlerical y contra una ley de una dictadura profundamente antiobrera -con el agregado del fuerte impacto sobre la juventud de la revolución cubana (1959) y las guerras de liberación argelina (1954-1962), y de Indochina (Vietnam; 1945-1954)- que se gestó el ideal que impulsaría al movimiento estudiantil a partir de entonces: el de la solidaridad obrero-estudiantil. De esta forma se comenzó a desandar el camino de derroteros políticos que permitió a Perón imponer desde el aparato estatal una doctrina nacional que dividiría las aguas por décadas. A partir de entonces los ritmos políticos se aceleraron estrepitosamente. El movimiento estudiantil y los sectores jóvenes del movimiento obrero vivenciaron una verdadera ruptura generacional con sus predecesores, confirmando así que el todo nunca es la mera suma de sus partes. Producto de este proceso comenzaron a florecer instancias políticas novedosas y superadoras que supieron rescatar lo mejor de sus raíces: desde el reflotamiento de la acción directa de los anarquistas hasta la astuta capacidad reformista de los socialistas; desde el principio internacionalista del comunismo de la primera etapa soviética hasta la brillante lectura de la realidad nacional de la clase obrera que realizara Perón, sin dejar de lado una emergente sensibilidad noIDEAL DEL MOVIsolamente por las problemáticas propias del desarrollo del capitalismo en LatinoaméricaMIENTO ESTUDIANTIL sino del imperativo de integrar en esa visión a sus pobladores originarios. De cierto modo, aquellas largas mesas familiares rebosantes de enérgicos debates políticos desde

“Fue al fragor de la lucha contra “la laica” que se gestó el ideal de la solidaridad obrero -estudiantil”


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COPLAS A LA MUERTE DE NUESTRO CENTRO ideologías diversas fueron la contracara del proceso de búsqueda que llevó a que durante la década del sesenta florecieran innumerables organizaciones políticas. Diversas como fueron, todas ellas compartían ese profundo enraizamiento en la realidad nacional e internacional que las llevó a converger en torno a una praxis común atravesada por ciertas ideas-fuerza en torno a la democracia sindical, el socialismo, la emancipación política y económica de latinoamérica de las grandes metrópolis, las libertades democráticas (de reunión, de asociación, de expresión, de protesta, etc.), la planificación de la economía y el rol de la educación y de la ciencia en el desarrollo del país. Fue a lo largo de ese decenio que esas organizaciones – denominadas por algunos como “nueva izquierda”- fueron haciéndose camino al andar por el barro de la arena política argentina, armada cada una de ellas con su conjunto de nociones y herramientas teórico-prácticas en la búsqueda de claridad en torno aquellos ejes que las interpelaban a todas con igual urgencia. Y fue en ese caminar que comenzó a cerrarse el círculo abierto por la reforma, escindiéndose aquellas formulaciones contradictorias que caracterizaron a la generación del ´18 al calor de la crisis de hegemonía que el país comenzó a atravesar. Con inusitado ímpetu, esta juventud constituyó el ariete a través del cual la historia comenzó a golpear contra el estado de cosas que regía en Argentina. Aquellas ambiguas alusiones a lo público y su asociación implícita con lo estatal se estrellaron contra una sociedad polarizada en torno a actores sociales concretos: “los problemas argentinos” se transformaron en las necesidades de la clase obrera o en los intereses gananciales de la burguesía; “el país”, en el campo de batalla entre ambos. La ideología dejó entonces de ser un mero decorado prescindible en la medida en que quedaba en evidencia que la comprensión de la realidad está indisolublemente ligada a su transformación en uno u otro sentido. La noche de los bastones largos fue quizás el canto de cisne de la universidad de la reforma y el preludio de una nueva etapa en la historia del movimiento estudiantil en Argentina. En un vano intento de cortar las a las a la creciente unidad obrero-estudiantil, la dictadura de Onganía creyó poder enterrar la fuerza de la historia bajo la anulación de la autonomía y el cogobierno universitarios. Pero el único logro de esa barbarie fue poner en evidencia que a lo largo de la última década habían acontecido cambios sutiles pero profundos en el movimiento estudiantil. La mutilación de las libertades individuales a fuerza del estado de excepción de los derechos constitucionales y la militarización del territorio nacional no eran algo novedoso: ya Frondizi había respondido a la protesta social de idéntica manera, no solamente a las manifestaciones a favor de la educación laica sino también a las luchas obreras contra las privatizaciones y los acuerdos con organismos de crédito internacionales. Fueron esos intensos años de encuentro en las calles los que construyeron un “sentido común” que, desafiante, brotaba desde fábricas y universidades; así como fue durante esa década que el aspecto estratégico de éstas últimas se desplegó en torno al debate acerca de su rol en el desarrollo del país: ¿serían meras reproductoras de dogmas y escribas del poder o genuinos faros de pensamiento crítico? Mientras más pujaba aquella juventud de los ´60 por un progreso que tomara a los individuos como fines y no como medios, mientras más estudiantes de familias obreras lograban acceder a la educación superior, más se alejaba la universidad de aquella institución cuasi monástica de los años pre-reforma. En la medida en que esa solidaridad que se convirtió en regla se iba templando en forma de sólida unidad, más se acercaba al ideal de un ámbito de transformación radical de la sociedad. Ese fue el pecado mortal que los bastones se propusieron expiar. Así, conmovida por sucesos como la revolución cubana (1959), la gesta internacionalista de Ernesto “Che” Guevara y su muerte (1967), la guerra de Vietnam (1959-1975) y el mayo francés (1968) –entre tantos otros-, esa

La ideología dejó entonces de ser un mero decorado

PRELUDIO DE UNA NUEVA ETAPA

ALIANZA DE JÓVENES OBREROS Y ESTUDIANTES

OLVIDO COLECTIVO


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generación de jóvenes obreros y estudiantes selló su alianza aquel 29 de mayo de 1969, fecha que pasaría a la historia como el Cordobazo. Nada fue igual a partir de entonces: el movimiento estudiantil experimentó una verdadera revolución copernicana. Cada término, cada categoría, cada concepto tuvo que adaptarse a esa nueva realidad que irrumpía en cada aspecto de la vida. Todos y cada uno de los actores de la escena política se vieron forzados a dar cuenta de esa nueva etapa que se abría en la historia argentina. Si la última dictadura militar se propuso algo, ciertamente fue el cercenar esos vínculos que anunciaban profundos cambios. Sembrando el terror, los genocidas pretendieron cosechar amnesia. No una amnesia individual, episódica, sino una mucho más profunda: la del olvido colectivo. Cubriendo el encuentro y la solidaridad bajo un verdadero manto de sangre, los sospechosos de siempre vieron en el individualismo la estrategia que perpetuaría su poder. De esa manera, para nuestra generación crecer fue, en más de un sentido, ir recuperando paulatinamente memorias que no sabíamos que teníamos, memorias ajenas pero que nos pertenecen. Con la bisagra que significaron las trágicas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 y los meses que les sucedieron como punto de apoyo, quienes recorrimos nuestra adolescencia en los años siguientes nos apoyamos en ese hito reciente para rescatar otros más lejanos. Poco a poco fuimos descubriendo a aquellos que nos precedieron, sucumbiendo no en pocas ocasiones a la tentación de repetir mecánicamente sus experiencias: a medida que recordábamos esas enseñanzas que otros pretendieron negarnos, hubo ocasiones en que olvidamos nuestras necesidades presentes para dejarnos enamorar por las formas de organización que surgieron de las necesidades de tiempos pasados. De esta manera, ese rememorar se constituyó en nuestra mayor fortaleza y nuestro mayor riesgo: podemos, como Manrique, obnubilarnos por un pasado imponente, dejándonos capturar por la tentación de escribirle eternas coplas; podemos intentar reproducir aquel rollo de película una y otra vez, repitiendo cada cuadro como si estuviera escrito por un trágico demiurgo. O podemos levantar el guante que esa generación nos legó: así como nuestros predecesores no calcaron ni copiaron a la generación del 18, así como no se conformaron simplemente con recorrer los conservadores canales de lo previamente conocido, podemos inspirarnos en ellos para ser sus fieles continuadores. Podemos interpretar esa historia para reconstruir nuestro centro, para volver a ponernos en pie como parte de un movimiento estudiantil que se trasciende a sí mismo y se presenta de cara a la sociedad como un actor con peso propio, orgulloso de tomar partido frente a la realidad que integra. Podemos continuar escribiendo esa gloriosa página de nuestra historia en lugar de intentar reiterar lo que hacían o decían nuestros hermanos mayores.

Podemos, en definitiva, decidir nuestro propio destino: ser aplastados por gigantes o pararnos en sus hombros.

Nuestra es la iniciativa.


ilustraciรณn: franco lavorano

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BENDITO CELULOIDE por Delfina Recart

ATENCIÓN:

SE REVELAN DETALLES DEL DESENLACE! En principio iba a ser un texto sobre los hermanos Coen, dos directores a cuya filmografía tengo un profundo cariño pero al comenzar a escribir fue imposible obviar el hecho que la mayoría de los párrafos estaban dirigidos hacia una sola película. Con eso en mente decidí aceptar mi verdadera convicción y dedicar completamente esta página a una gran película, El Gran Lebowski. La introducción del personaje principal, autodenominado T h e D u de , está en manos de un habitante salido de un western. El narrador explica cómo, a veces, existe un hombre justo para su tiempo y lugar y como T h e D u de es exactamente eso, el hombre correcto que encaja perfecto en el avenir de los acontecimientos futuros. Mientas se escucha su presentación lo vemos a él interpretado por Jeff Bridges comprando una leche de 0.69 centavos con un cheque y vestido con la antítesis de la elegancia (dato IMDB: casi todo el vestuario le pertenece al mismo Bridges). El desencadenante de la historia ocurre a minutos de comenzada la película. Unos rufianes al estilo de los malosos de la secundaria de los Power Rangers van a buscar a T h e D u de o mejor dicho al supuesto Mr. Lebowski para intimarlo a que pague su deuda con un magnate del cine porno. Se confundieron de persona, él no es Mr Lebowski él es T h e D u de aunque en el documento tenga el mismo nombre, no le debe plata a nadie y encima le mean la alfombra. Los eventos insólitos van marcando el entramado de la historia, van uniendo el ritmo narrativo. Una característica que se presenta transversalmente a lo largo de la filmografía de los Coen, lo poco usual no llegando a ser llanamente absurdo determina nuevos escenarios y el desarrollo de los personajes. Lo inusual no es inusual porque sí, es un complemento preciso a la historia (distinto a las películas de Wes Anderson en donde lo extraño es puramente ornamental o mejor dicho, todo es puramente ornamental). Luego de ocurrida la primera confusión, se van pre-


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BENDITO CELULOIDE

SPOILER ALERT

sentando el resto de los personajes. T h e D u de comenta la situación de la alfombra a su Sancho Panza/Niño Fisión, en este caso llamado Walter. Walter opina y se hace escuchar, o por las buenas o con un arma en mano (buen meme de hace unos años). T h e D u de lo escucha considera y actúa. Los diálogos entre los dos personajes son en su mayor parte análisis de los sucesos ocurridos y en función de sus debates toman decisiones que mantienen en marcha la historia, son los responsables de la continuidad del conflicto. El guión, como en todas las películas de los Coen, es central, construye y define a los personajes. Finalmente, el tercer eslabón es un personaje débil, no podría ser de otro modo ya que otra figura fuerte generaría un desequilibrio dentro de la tríada. Donny, sumiso y de más por momentos acompaña el avance de la película ajeno a la construcción de los eventos y paga esa posición de una forma muy ‘Coeniana’, con la muerte. El hecho que minutos antes de su muerte no haya hecho chuza, como sí había ocurrido en todos los partidos anteriores, profetiza el desafortunado suceso.

La tranquilidad del personaje principal es un elemento troncal de la película, se subraya el modo de sobrellevar situaciones exasperantes y directamente mortales con una calma envidiable. Sí, lo confieso, me gustaría (y a quien no) tomarme las cosas más como T h e D u de y creo que es por eso que me gusta tanto esta película. Todas esas búsquedas espirituales un tanto berretas que están tan en boga ahora para llegar a un estado más ‘zen’ en la vida o mismo todas las terapias psicoanalíticas, conductistas y demás en realidad tienen como fin que, al igual que T h e D u de , nos chupe más un huevo todo. ¿Será acaso un avanzado en nuestra sociedad moderna? Bueno freno un poco, el fanatismo nubla el juicio. Pero retomando el comienzo de la película es muy probable que el personaje principal sea justamente eso, un hombre justo para su tiempo y lugar, justo para nuestro tiempo y lugar. Siguiendo con esta línea la película cierra con una reflexión del narrador, el cowboy de voz profunda. “...I don’t know about you but I take comfort in that. It’s good knowin’ he’s out there. T h e D u de . Takin’ it easy for all us sinners”1. Sí, es un alivio que esté allá afuera materializado por lo menos en nitrato de celulosa, relajándose con su trago en mano y teniendo una actitud que nos sería muy útil durante las noches custodiadas por el insomnio y los días acompañados de ansiedad.

1. “...No se de ustedes, pero a mi eso me reconforta. Es bueno saber que está allá afuera”. T h e D u de .


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CON TRA EDITORIAL

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¿ Ha s ta c u á n do la s a u toridade s s e g u i r á n ab u s a n do de n u e s tra p a c ie n c ia ?


CONTRAEDITORIAL / ilustraciรณn: Santiago Recart

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“¿Hasta cuándo, Catilina, seguirás abusando de nuestra paciencia? ¿Cuánto tiempo seremos todavía el juguete de tu locura?, ¿a qué fin nos lanza tu audacia sin freno?” 1 De esta manera comienzan una serie de discursos pronunciados ante el pueblo y el senado por Marco Tulio Cicerón, conocidos como “Catilinarias”. En ellas, el famoso cónsul hace gala de todos sus recursos en el arte de la oratoria, con el fin de desbaratar una conjuración liderada por Lucio Sergio Catilina que atentaba contra su propia vida y “contra la República misma” (la modestia no es la mejor virtud cuando nuestra vida peligra). Si bien todos los acontecimientos que dan pie a estas alocuciones se enmarcan dentro del inestable clima político de los últimos años de la Roma republicana (el gobierno absoluto del patriciado, la lucha entre el partido aristocrático y el demócrata, el empobrecimiento del campesinado) lejos está nuestra intención de reseñar esta obra. En cambio, invocamos su atemporal indignación frente a la corrupción, la desidia, la negligencia; invocamos a sí mismo su capacidad para expresar el hartazgo que nos generan estas situaciones.

“¿Hasta cuándo las autoridades seguirán abusando de nuestra paciencia? ¿Cuánto tiempo seremos burlados por su negligencia?, ¿a que fin nos lanza su avaricia sin límites?”. Éstas podrían ser perfectamente las palabras de cualquier estudiante de medicina -o de cualquier estudiante de la UBA, siendo estrictos-. Aunque no serían los únicos destinatarios de las palabras proferidas por un estudiantado en el contexto de una universidad dirigida por los representantes de una minoría más preocupada por el tamaño de sus bolsillos que por la pulcritud de sus guardapolvos. En efecto el “¿Hasta cuándo?” se oye como un leitmotiv en las aulas, pasillos y recovecos tanto de la facultad como también de aquellos hospitales en los cuales el alumnado es dispersado en la mitad de su carrera. Cual modernos Cicerones se quejan -nos quejamos- de la indiferencia con que se los –nos- trata, la poca preparación con la que se los –nos- educa y la escasa participación que se les -nosconfiere. Sin embargo hay momentos en los cuales los acontecimientos descuellan. Momentos en los que la “conjuración de Catilina” es revelada al pueblo. Entonces, se desencadenan los sucesos. ¿Cómo se llegan a estos momentos? ¿Será tal vez a raíz de la reubicación del doctor Sanjuan2, en favor de los intereses económicos de un laboratorio sustentado por fondos de origen privado; será, en cambio, por el destierro al que se quiso enviar al profesor Otegui3,

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CONTRAEDITORIAL

sufriendo las consecuencias de pensar distinto (distinto al poder, aclaramos); o será frente a la esperanzadora victoria obtenida en la justicia por el profesor doctor Politi4 que evidencia la existencia de persecución política en los concursos docentes? Podemos explicarlo en base a la obscena proliferación de cargos para los adictos al régimen, o a la creación de “nuevos espacios” mientras se desatienden otros vitales espacios ya existentes. Ninguno por si sólo explica lo acaecido. Individualmente cada hecho mencionado es un actor más; pero juntos representan una obra. ¿Cuál? Una pantomima. La puesta en escena del ocaso de los ideales que sustentan a la universidad, construida desde los tiempos de la Reforma.

“¡Oh tiempos, oh costumbres!”

entona Cicerón en el trayecto de su discurso. Sin querer apelar al conservadurismo, la historia muerta; invocamos a la historia viva de nuestra universidad. A lo largo y ancho de este segundo número de “La Brancaleone” nos hemos referido a diversos fenómenos históricos relacionados a nuestra alta (diecisiete pisos) casa de estudios, ya que vemos en aquellos las vidas de quienes pusieron todo su espíritu para defender ideales. Ideales que fueron puestos en acción y que transformaron la forma de vivir de la denominada enseñanza superior. Curiosamente, en el transcurso de las historias que componen la Historia se aprecian momentos que funcionan como puntos de inflexión. La sucesión de eventos antes mencionados no hicieron más que despertar a los estudiantes de un indiferente letargo y un ficticio individualismo. Aquí se pone en juego la hipótesis formulada en nuestro editorial y aquí se confirma. El encuentro permitió el salto a la acción, el compromiso. Ya no es teoría, es praxis. El movimiento estudiantil, como sucede con toda la actividad universitaria, despertó en marzo. Se ha vuelto a poner en marcha un marzo de 2014. Sus banderas son claras: estabilidad en los cargos docentes, defensa de la educación pública, laica y gratuita frente a las influencias privatistas, libertad de cátedra, transparencia administrativa. En suma, la transformación de una pasiva democracia representativa en una activa democracia participativa. Los estudiantes (con el apoyo de algunos profesores e investigadores, vale la aclaración) cruzaron el Rubicón. Ya no los detiene el miedo ni los engañan las máscaras. Ya la suerte fue echada. Desde “La Brancaleone” no nos sentimos representados por ellos, sino que somos parte de ellos. Seguiremos recorriendo un camino apenas esbozado pero que han transitado tantos otros hace tiempo. Como ellos (como Deodoro, como Risieri, como los apaleados por los larguísimos bastones) tenemos finalmente una respuesta para el cicerónico .

“¿Hasta cuándo?”: Hasta hoy. 1_Cicerón, M. T. (1981). Discursos, Catilinarias, Pro Roscio Amerino. España: Bruguera. 2_ A fines de 2013 el decano saliente Torino firmó una arbitraria resolución que expulsaba al Dr. Sanjuan –conocido y querido profesor de nuestra facultad, caracterizado por su pensamiento crítico e independiente de todo tipo de interés espurio- de su laboratorio para utilizar ese espacio físico como un depósito. A principios del ciclo lectivo 2014 el actual decano, Dr. Provenzano (perteneciente al mismo espacio político que el Dr. Torino), se vio forzado a dar marcha atrás en el marco de una importante movilización estudiantil en defensa del Dr. Sanjuan y contra lo que colectivamente se interpretó como una persecución ideológica. 3_ El profesor Otegui –otro profesor sin lazos con la actual gestión de la universidad, impulsor de metodologías innovadoras en docencia y de espacios de aprendizaje verdaderamente participativos- padeció todos los vicios de quienes detentan el poder en la UBA al ser sometido a un concurso plagado de irregularidades en el cual el mismísimo decano electo Provenzano ofició como jurado, poniéndose a la cabeza de una verdadera caza de brujas en la que se mintió alevosamente acerca de los antecedentes del Profesor, a quien ya habían perjudicado en concursos anteriores. Nuevamente, fue la movilización estudiantil la que –muy poco después que la victoria en defensa de Sanjuan- logró algo inédito: que la gestión de la facultad se viera forzada a crear un cargo para el Dr. Otegui (en gran medida como una manera de mantener la vigencia del concurso ilegítimo sin tener que sufrir plenamente sus consecuencias políticas.)

4_En el año 2005 el Prof. Politi sufrió las consecuencias de la estrechez mental de los sospechosos de siempre al ser discriminado por su manera de pensar (entre otras posturas, el Doctor es conocido por ser su defensa de la producción pública de medicamentos). Recientemente, luego de años de apelaciones por parte de la UBA frente a la denuncia legal del Profesor, la corte suprema de justicia de la nación refrendó lo actuado por instancias previas, estableciendo que dicho concurso es nulo por discriminación ideológica. Al día de hoy la UBA sigue escudándose en esa autonomía universitaria que tan fácilmente viola cuando le conviene a quienes la administran para no remover al usurpador de la titularidad de la primera cátedra de farmacología ni llamar a un nuevo concurso con jurados imparciales.


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