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CLICK, CLICK, CLICK. Jesús Cano reflexiona sobre el mundo del arte en plataformas digitales.
CLICK, CLICK, CLICK
POR JESÚS CANO.
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La imagen del smartphone como un oso de peluche se la debemos a Byung-Chul Han (1959). Es filósofo. El pensador alemán más leído. Esto último lo dice El País. Si lo dice esta cabecera, a mí me ahorra confirmarlo. Si nos quitan el juguete, nos da un berrinche. Sea por extravío, robo, ahogamiento…, la escena será la misma: histeria, lloros, cabreo… seguidos de una fuerte dosis de Trankimazin. En él está nuestra vida, nuestros amigos -¿cuánto hace que no llamas a algunos de ellos? ¿Será cierto que las nuevas generaciones no saben conversar por teléfono?-, nuestro universo, aunque sea ficticio y esté construido por likes. Han dice que “esta hípercomunicación no es satisfactoria. Solo nos hace más honda la soledad, porque falta la presencia del otro”. Descubrimos más en su último libro “No-Cosas” (Taurus). Y sí, a este señor hay que escucharle. De origen coreano, llegó a Berlín sin saber una palabra del idioma de Goethe. Se doctoró y desde allí suelta proclamas como “menos darle al like y más coger el azadón”. Durante años ha cultivado un jardín secreto y asegura que esta afición lo aleja de su ego. Esta larga introducción es para invitarles a descubrir lo último del mundillo del arte a través del smartphone, la tablet o el ordenador, aunque lo más sencillo sería invitarles a recorrer las galerías de su ciudad. Son espacios abiertos y gratuitos. Pero, como han comprobado, vivo en una permanente contradicción.
Los galeristas cotizan al alza. Los chicos del Financial Times del Dow Jones saben mucho y los colocan, uno tras otro, en su suplemento de lujo, How to spend it, como estetas. Si no, ¿por qué se les pregunta por sus referentes en estilo o qué tienen en la nevera? Este verano descubrimos a Arthur de Villepin y su galería de tres pisos en Hong Kong, como antes entramos en la intimidad de Almine Rech o de Dominique Lévy. Hace pocas semanas fue el turno de Lucas Zwirner, hijo del galerista y editor David Zwirner -el trigésimo más poderoso de este cotarro según Art Review-. Le invitamos a nuestra página, no por su forma de vestir -pantalón de trabajo azul ( Vetra) y polo en algodón de felpa (Fedeli) en el mismo tono. Es su uniforme-, sino por Platform Art. Fue uno de sus fundadores. La web nos ofrece cada mes unas 100 obras comisariadas de artistas de galerías independientes. En septiembre, la encargada fue nuestra amiga y decoradora Kelly Wearstler. Un click y un dibujo directo al salón.
Lawrence Van Hagen, parisino de 27 años con residencia en el barrio de Chelsea, en Londres, es un personaje habitual de las páginas de estilo. Revolucionó el mercado con sus exposiciones itinerantes, What’s Up. Sin sede fija, cada muestra se realiza en una ciudad diferente. Pero fue Twenty Twenty con la que rompió barreras. Era virtual y los escenarios podrían haber sido proyectados por Luis Barragán, David Chipperfield o Tadao Ando. Y hubieran podido estar en el desierto de Utah, en un palazzo veneciano o en el París haussmaniano. Para hacer click tienes que estar suscrito pero, ¿esto es un impedimento?
No todos los nuevos proyectos que están poniendo patas arriba el sector dependen de un click pero, en caso necesario, ahí está. Dos galerías fundadas por sendos dúos de españoles -en un caso pareja, en el otro, amigos de la infancia- descartan el cubo blanco en una dirección fija para montar su showen localizaciones itinerantes. Son galerías nómadas. Lariot Collective tiene su sede en Londres. Está formada por Carla Lariot y Luca Sandigliano. Ella es una veterana de la escena artística internacional y él es arquitecto. Su apuesta es participar en bastantes ferias para no ser percibidos como una galería on line. En cambio, Marc Bibiloni y Miquel Campins apuestan por muestras pop-up en ubicaciones singulares en ciudades europeas que elige cada artista. Con headquarter en una antigua nave industrial de Palma de Mallorca donde se fabricaban telas tradicionales, La Bibi Gallery se estrenó en Madrid en el Palacio de Santoña a finales del verano. La petición venía del artista Aljoscha, que quería confrontar sus instalaciones biofuturistas con los espacios decimonónicos. La web de la galería está pensada para navegar por los estudios de los artistas y, por qué, no comprar. Click.
La apuesta por... Mario Antón Santanderino del 93, Mario Antón vive y trabaja entre Cantabria y Londres, aunque es en Menorca donde llegan las musas a su encuentro. En la última edición de la feria Urvanity fue premiado por Montresso Art Foundation. Trabaja con Lariot Collective, pero su obra no se puede comprar con click, hay lista de espera.