Índice 1. Prólogo 2. Retrato de Antonio Machado 3. Me gustas cuando callas ( Poema XV ) de Rubén Darío 4.Puedo escribir los versos más tristes esta noche de Pablo Neruda 5. Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique
Prólogo En esta antología poética he pretendido incluir algunas de las piezas que de una forma u otra marcaron mi vida. Mención especial me merece el Retrato de mi paisano Antonio Machado, porque mi infancia también son recuerdos de un patio de Sevilla. En cuanto a Rubén Darío y Neruda, siempre me emocionó la musicalidad de su obra. Y, finalmente, incluyo a Manrique en honor a una profesora de Literatura, Concha, porque supo transmitirnos el amor a la literatura.
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
−quien habla solo espera hablar a Dios un día−;
Y un huerto claro donde madura el limonero;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
Mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
−ya conocéis mi torpe aliño indumentario−,
El traje que me cubre y la mansión que habito,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
El pan que me alimenta y el lecho donde yago.
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Y cuando llegue el día del último viaje,
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
Pero mi manantial brota de manantial sereno;
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
Y; más que un hombre al uso que sabe su doctrina
casi desnudo, como los hijos de la mar.
Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Adoro la hermosura, y en la moderna estética Corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; Mas no amo los afeites de la actual cosmética, Ni soy un ave de esas del nuevo gay−trinar. Desdeño las romanzas de los tenores huecos Y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, Y escucho solamente, entre las voces, una. ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera 4mi verso, como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto oficio del forjador preciada. Converso con el hombre que siempre va conmigo
ANTONIO MACHADO
ME GUSTAS CUANDO CALLAS
. Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía. Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: Déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto
RUBÉN DARÍO
PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS MÁS TRISTES Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos." El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo. PABLO NERUDA
COPLAS POR LA MUERTE DE SU PADRE Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando, cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor. ... Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos, y llegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos. ... Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos; así que cuando morimos descansamos. ... Los placeres y dulzores de esta vida trabajada que tenemos, no son sino corredores, y la muerte, la celada en que caemos. No mirando nuestro daño, corremos a rienda suelta sin parar;
desque vemos el engaño y queremos dar la vuelta, no hay lugar. ... Esos reyes poderosos que vemos por escrituras ya pasadas, por casos tristes, llorosos, fueron sus buenas venturas trastornadas; así que no hay cosa fuerte, que a papas y emperadores y prelados, así los trata la muerte como a los pobres pastores de ganados. ... Aquél de buenos abrigo, amado por virtuoso de la gente, el maestre don Rodrigo Manrique, tanto famoso y tan valiente; sus hechos grandes y claros no cumple que los alabe, pues los vieron, ni los quiero hacer caros pues que el mundo todo sabe cuáles fueron. ... Después de puesta la vida tantas veces por su ley al tablero; después de tan bien servida la corona de su rey verdadero: después de tanta hazaña a que no puede bastar cuenta cierta, en la su villa de Ocaña vino la muerte a llamar a su puerta, diciendo: «Buen caballero, dejad el mundo engañoso y su halago; vuestro corazón de acero, muestre su esfuerzo famoso en este trago;
y pues de vida y salud hicisteis tan poca cuenta por la fama, esfuércese la virtud para sufrir esta afrenta que os llama. ... Así, con tal entender, todos sentidos humanos conservados, cercado de su mujer y de sus hijos y hermanos y criados, dio el alma a quien se la dio (en cual la dio en el cielo en su gloria), que aunque la vida perdió dejónos harto consuelo su memoria. JORGE MANRIQUE
AGRADECIMIENTOS A Concha, por la pasi贸n que puso en sus clases, por su dedicaci贸n y por sus maravillosos lapsus.
FUENTES http://antologiapoeticamultimedia.blogspot.com/ http://bibliocriptana.wordpress.com/2009/05/26/premios-de-poesia-pastora-marcelay-valentin-arteaga-2009/
AUTORA DE LA REVISTA Carmen Espinar