The Black Agave. Imágenes y letras que devorarán tu cerebro.

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PERI´óDICO CULTURAL BIMESTRAL

año 0 | número 0 | octubre 2021 | oaxaca, M´éxico

Este papel y tinta que usted tiene en sus manos y está leyendo, será una plataforma libre de opiniones y gráfica que dignificarán a los obreros, cocineras tradicionales, curanderos, chamanes, parteras, maestros mezcaleros y demás artesanos oaxaqueños que hacen de nuestra tierra un lugar único.

Maestro Raúl Gaspar de Yogana, Ejutla.

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Yogana… resuena en mi cabeza el nombre de la comunidad dentro del distrito de Ejutla que afirma ser cuna de excelentes mezcales, de los mejores que he probado del Estado de Oaxaca.

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Un jardín del edén en las costas oaxaqueñas Una experiencia única, en este lugar tus vacaciones serán memorables y seguramente querrás volver en más de una ocasión. Romantizar es fácil, pero si queremos hablar de responsabilidad social, hay que empezar por los temas incómodos y yo diría hasta peligrosos.

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Su generosidad lo llevó a quedarse conversando conmigo casi tres horas, a explicarme sus idas y venidas entre el cuadro y el cartel y la revista, su amor al lápiz como herramienta para cambiar el mundo como me dijo aquella tarde.

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Cada curandera, tiene su forma muy particular de curar, pero todas coinciden en algo, que es el punto en el que me voy a centrar en esta ocasión: El mezcal, como bebida espirituosa y ritual en la medicina tradicional Oaxaqueña.

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The Black Agave es un periódico cultural bimestral de arte y cultura. Número de reserva ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor en proceso. El contenido de los artículos no refleja necesariamente la opinión del editor. Los artículos contenidos en esta publicación sólo podrán ser reproducidas con previa autorización. www.theblackagave.com.mx | theblackagave.com.mx


De la responsabilidad social en la gastronomía oaxaqueña

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an pasado 2 años de mi última publicación impresa y el paso del tiempo no es más que enseñanza y agradecimiento por lo aprendido, han venido tiempos difíciles y hemos logrado avanzar en comunidad, dando paso a la creatividad y realización de proyectos culturales con un fin social; The Black Agave es una publicación gratuita para nuestros lectores, su principal objetivo es dar a conocer a estos transeúntes de la lectura a través de imágenes y crónicas, la riqueza cultural Oaxaqueña, reflejada en nuestro mezcal, su gastronomía y sus tradiciones que hacen de nuestro estado un lugar único y digno de ser representado en un Fanzine impreso en papel educación y formato tabloide denominado The Black Agave. Este papel y tinta que usted tiene en sus manos y está leyendo, será una plataforma libre de opiniones y gráfica que dignificarán a los obreros, cocineras tradicionales, curanderos, chamanes, parteras, maestros mezcaleros y demás artesanos oaxaqueños que hacen de nuestra tierra un lugar único, es por ello que ahora, es momento clave y decisivo para persistir y creer aún más en que trabajando en comunidad lograremos nuestros objetivos, así damos inicio a este fanzine número 0. Fernando Arce Sánchez.

Directorio The Black Agave Director Editorial : Fernando Arce. @ferarcefotografo Editor de estilo: Antonio Escobedo. @Zentromx | Traducción : Gaetano Donizetti / Tabatha A. Mata | Director Editorial y Fotografía : Fernando Arce Sánchez www.theblackagave.com.mx Informes: Fer.arce.fotografo@hotmail.com 9511560321. Colaboradores: Sacaremos provecho de nuestros grafitos y redactaremos nuestras columnas :“Crónicas de Mezcal” una columna a cargo de León Lory Langlé, (La voz bluesera de Mono Cilíndrero 1996) oaxaqueño por convicción y amante de esta bebida espirituosa llamada mezcal @leonmezcal Viajaremos a través de nuestro estado para recomendar lugares únicos creados por el hombre y vivir una experiencia extraordinaria a través de nuestra Columna “Trashumante” a cargo de Andrea Gandarce, quien nos enaltece cada uno de los rincones de estos bellos espacios para hospedarnos en nuestra costa Oaxaqueña @andrea_gandarce

Al hablar de las “Plantas Poderosas” viene siempre a mi mente la friega que me daba mi abuela con hierbas aromáticas para curarme ese espanto que traía dentro. La antropóloga Gemila nos contará su propia experiencia de lo vivido al crecer con curanderas tradicionales en la Sierra Juárez Oaxaqueña. @yerbabrujamx Una vez en mesa es difícil poder hablar con la boca llena, en oaxaca es muy común que la gente de la comunidad a donde vayas te reciba con un plato de comida, la forma común de dar una bienvenida. “Cocina Nómada” viaja con cocineras tradicionales y chefs a distintas partes de oaxaca para preservar esas recetas que se han perdido en generaciones. @nomad.cook “Miscelánea” : Obra o escrito en que se tratan materias inconexas y mezcladas, una variedad de textos recabados por el curador de arte Fernando Gálvez. @fernandogalvez9

*Romantizar es fácil, pero si queremos hablar de responsabilidad social, hay que empezar por los temas incómodos y yo diría hasta peligrosos. Por Luis Hernández (Nomad Cook)

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axaca es considerado un destino turístico gastronómico. Sus tlayudas, moles, chapulines, empanadas, memelas y tejate son los más famosos, sin embargo, la mayoría de estos platillos son solamente de los valles centrales, el resto del Estado apenas se asoma discretamente a la escena culinaria oaxaqueña. El caldo de piedra del Papaloapan, las tetelas de la Mixteca, las garnachitas Istmeñas, apenas se asoman por ahí. El pozole Mixteco, el mää’tsy ayuujk, el tutuñí, las chinches de la Sierra Sur, los tamales de pescado y el mole de camarón del pueblo Ikoots son raros de encontrar o simplemente no figuran; pero ¿a qué se deberá?, mi teoría es porque no es rentable. La marca “Oaxaca” tiene una inversión multimillonaria y como todo proyecto económico es importante recuperar lo invertido, además, generar ganancias. La derrama económica en hotelería tan solo en 2019, en la capital oaxaqueña, fue de más de 6 mil millones de pesos. Pero, ¿cuál es el costo para lograr estas ganancias?... Oaxaca es uno de los lugares con mayor diversidad étnica y lingüística, y gracias a esto, uno de los lugares donde la diversidad gastronómica es más amplia. Pero también

es el segundo estado más pobre, después de Chiapas. Si nos ponemos el sombrero de inversionista, nuestra prioridad será generar la mayor cantidad de ganancias con la menor inversión posible. Al día de hoy, los platillos que son punta de lanza para atraer a quien nos visita son suficientes, introducir más implicaría invertir en construir infraestructura hacia los pueblos donde se preparan. El negocio del turismo es manejado a gran escala por el gobierno del Estado, y otra cara que no se muestra hacia afuera son los conflictos territoriales causados por ese mismo “administrador de la casa” -que no el dueño- y no es muy buena idea mandar a las visitas al patio donde tienes tu cochinero. El sur es rico en recursos: agua, metales, aire, tierra fértil para sembrar y esos también son negocios muy rentables; la piedra en el zapato de las administraciones ha sido resistencia de esos pueblos que además de poseer el conocimiento de la cocina tradicional intentan sobrevivir a los embates de corporaciones mineras o eléctricas; personas defensoras del territorio contra estos proyectos siguen siendo asesinadas mes a mes.


¿Qué tiene que ver todo esto con la gastronomía? Para mi es muy importante no desconectar las cosas: la comida es uno de los reflejos de la sociedad donde se genera, comer es político y va de la mano con la gente y los problemas que enfrentan. Si descontextualizamos y ponemos los platillos o ingredientes en un restaurante o libro sin hablar de todo su entorno solo estamos mostrando una cara del dado. No estoy diciendo que se tiene que hablar religiosamente de estos temas cada vez que probemos la comida, pero si vamos a extraer ese conocimiento y lucrar con esa gastronomía como agentes externos, es nuestra responsabilidad ayudar a visibilizar no solo la parte bonita, sino también los problemas que son silenciados cuando eliminan a quienes los enuncian. Esas

comunidades que llamamos indígenas, quienes han creado esa comida emblemática, han sufrido de discriminación y violencia sistemática a los largo del tiempo. También hay que ensuciarse las manos; estos temas necesitan ser platicados y señalados. Cuando sirven una tetela en un restaurante gourmet, me pregunto si les preocupará la ocupación Triqui en Copala; o si es un chintestle, si estarán al día con el problema del arrebato del agua en Ayutla, ¿empanadas de amarillo? habría que hablar de la minera en Ocotlán. Romantizar es fácil sí, pero queremos hablar de responsabilidad social, hay que empezar por los temas incómodos y peligrosos.


Crónica de Yogana Yogana… resuena en mi cabeza el nombre de la comunidad dentro del distrito de Ejutla que afirma ser cuna de excelentes mezcales, de los mejores que he probado del Estado de Oaxaca. León Lory Langle

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os dirigimos entre música, vegetación y humor exaltado al que se convertiría el primero de numerosos viajes donde intercambiamos ideas y discutimos, sin saberlo en ese momento, la fusión de proyectos que une un elixir envuelto en historias, mitos, tradición y cultura. Al irnos adentrando a la comunidad recuerdo haber leído una publicación de Guillermo Rangel Rojas donde cita del libro “Historia de Oaxaca” donde el padre José Antonio Gay menciona: “El valle de Etla, Ejutla, Ocotlán y Zimatlán fue un gran lago, que desapareció con el desagüe que los aborígenes hicieron en Yogana donde aun existen los tajos…” “El terreno del valle demuestra, en efecto, haber sido éste el asiento de un antiguo lago y hasta el día de hoy (1881) existen en los bajos del valle, pequeñas lagunas y pantanos, restos del antiguo lago…” también hace mención a Fray Francisco de Burgoa en su libro “Geográfica Descripción” quien ubica el desagüe a 22 kilómetros al sur. La cita es con “todo un personaje” comenta Fernando Arce mi compañero en esta aventura; el maestro mezcalero Raúl Gaspar quien desde la edad de 15 años hace mezcal. Lleva 65 años trabajando en ésta comunidad, su tierra, donde cada ciclo, año con año, siembra maíz, frijol y calabaza en los surcos previamente delimitados en algunas de las plantaciones que tiene de agave para poder tener alimento para sus animalitos y un dinerito seguro aparte de lo que obtiene de la venta de su apreciado mezcal. Tío Raúl, a quien de ésta manera me dirijo con respeto, nos recibe con una peculiar sonrisa jovial, honesta y rápida como su mente lúcida y llena de recuerdos e historias que impetuosamente y sin recelo, comparte con nosotros; tengo 80 años nos menciona, ¡pero me siento como si la juventud no me abandonara! junto a

esa afirmación brilla su sonrisa y voltea vigorosamente buscando los cómplices ojos de su mujer, quien de manera cariñosa y juguetona, con un discreto movimiento de cabeza, corrobora el entusiasmo y afirmación de su compañero. Nos cuenta como ha notado el cambio de los ciclos de lluvia, ya no llueve como antes, asevera, las lluvias comenzaban en abril, mayo… y de acuerdo a su temprana o tardía llegada se podía establecer el momento de la siembra; ahora, ya no es nada constante o seguro, puede uno ir y sembrar pensando que será un buen año y solo caerán algunas lluviecillas que apenas y alimentan el cultivo, también el agave escasea, dice… vienen los carros que dizque son de Jalisco y se llevan todo, toditito el agave, no perdonan grande o chico y aquí pues hay necesidad… en esta última frase la sonrisa se desvanece y la voz se quiebra en un tono bajo y penoso mientras voltea los ojos al piso, observando sus huaraches; ¡pero a mi me encanta hacer mezcalito! El júbilo le regresa al cuerpo y de un vigoroso brinco se levanta de su silla y nos invita a pasar al cuarto donde tiene guardado lo que le queda de su mezcal. Tengo tobalá, cuixhe, san martinero y espadín; asegura mientras abre la puerta y mueve algunos galones que están al paso y revuelve una infinidad de bolsas de maíz y frijol que tiene en una mesa cercana; su mujer llega rápidamente a apoyar a su compañero a quien le busca un lado, el izquierdo, para hablarle un poco alto y nos explica que ha ido perdiendo el oído y que hay que hablarle duro. Tío Raúl, sin preguntas, acerca una jícara y venencia su mezcal y nos explica que a él le gusta fuerte, y orgulloso nos muestra el perlado “mire.. el cordón bien, bien cerrado” y nos invita de inmediato su mezcal mientras sus ojos nos siguen a cada sorbo buscando las expresiones de sorpresa y aprobación que bien sabe tendremos… qué tal ¿les gusto el espadín?, pregunta sin mirarnos,

pues ya está sirviendo el tobalá… éste ya es del año pasado nos explica mientras repite el ritual del venenciado mostrándonos el cordón, y usted ¿nos acompaña con un mezcal maestro?, se me escapa decir y me voltea a ver quitándose el sombrero de palma mostrando su cabello canoso mientras ríe nerviosamente y su mujer en tono de regaño nos explica que ya no puede pero que de repente se hecha sus copitas y que lo ha cachado…todos mostramos complicidad y bromeamos sobre el tema, mientras atentos vemos como recibe la jícara de mi mano y lentamente la acerca a su nariz y con una intensa inhalación exclama al soltar el aroma que guardó con placer: ¡Ahhhh que rico que me quedó éste tobalá! ¿verdad? Y lentamente sabedor que su mujer no le quita los ojos de encima, me regresa la jícara para que lo disfrutemos y terminemos. Sus mezcales son característicos y llenos de fuerza, nos comparte la sabiduría del proceso y nos da una detallada explicación acompañada de su camino con la bebida que se destila una sola vez en su alambique con refrescadera mientras añade que el cuixhe, que está venenciando, escasea mucho y que en Yogana, el tiene sus plantitas… esto me toma por sorpresa pues ese agave abunda en la región, y al ver mi cara de asombro comparte que ya los jóvenes no quieren trabajar el mezcal, pues requiere de mucho trabajo y que prefieren migrar y traer sus dólares para construir sus casas. El cuixhe es increíblemente exquisito y mientras vibro en un éxtasis de embriaguez aparece su mujer con una jícara de plástico que puedo asegurarles... jurarles contenía las pepitas más gloriosas del mundo.


Un jardín del edén en las costas oaxaqueñas

Amablemente, después de comprarle su mezcal, disfrutamos de una acalorada y enmezcalada platica en su patio, un sinnúmero de anécdotas que haré a bien después compartir con ustedes. La alegría, el cariño y hospitalidad con que nos permite convivir Don Raúl Gaspar en su casa, se siente cariñosamente similar al calor que me acompaña sorbo a sorbo su exquisito mezcal, mezcal de Yogana.

¡Salud!

Por Andrea Gandarce

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nclavado en el km 156 de Costa Cumaná a solo 30 min de Puerto Escondido se encuentra Samora Luxury Resort, un hotel boutique que despierta todos los sentidos e impresiona a la vista con sus maravillosos jardines; donde el lujo, el confort y la naturaleza se conjugan en una ubicación estratégica frente al mar. La piscina coquetea a primera vista con los visitantes creando la ilusión de fundirse con el mar, donde el atardecer hace que el sol desaparezca en sus aguas, brindándote una experiencia de relajación que invita a darte un refrescante chapuzón. Todo inicia con un cóctel de bienvenida hecho con mezcal, esa bebida espirituosa que embriaga el alma, el recibimiento a este paraíso está a cargo de un peculiar anfitrión, la mascota, un perro cobrador llamado Dream que desde el primer momento te saluda con mucha alegría. Este bello oasis rodeado de cactus, palmeras, agaves y plantas exóticas, en donde puedes elegir hospedarte en alguna de sus 8 suites bungalow con terraza privada y vista al mar, cada una de ellas decoradas con cariño y buen gusto, que crean un ambiente elegante pero al mismo tiempo acogedor con aire romántico. Estar aquí es tener la oportunidad de recordar día a día que vivimos en un mundo lleno de encanto y que siempre hay personas como Sammy Gafari que enamorado de esta costa se dedicó a crear cada detalle de este edén, donde el hotel y su entorno se convierten en el escenario perfecto para vivir experiencias inigualables, donde todas las preocupaciones desaparecen para dar la bienvenida a un estado de paz y tranquilidad que te envuelven. Otro atractivo que les conquistará es su gran palapa-comedor, donde desayunar con una magnífica vista hará que el empezar su día sea algo inexplicable, esta es un área común en donde puedes desde comer un snack, beber un trago en la piscina o simplemente recostarte en sus cómodos sofás a leer un libro. Una experiencia única, en este lugar tus vacaciones serán memorables y seguramente querrás volver en más de una ocasión.


Las curanderas y el mezcal: una tradición ancestral Por Gemila La Bruja

Qué tan mágico y poderoso es el mezcal, que no solamente se le considera una bebida alcohólica en sí, sino una bebida ritual, presente en los sucesos políticos y sociales de una comunidad

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n Oaxaca, el mezcal es parte fundamental de la cosmovisión de los pueblos originarios, si bien, está presente en las celebraciones y mayordomías, también es parte medular en los rituales que acompañan la vida cotidiana, como las limpias y curaciones de “espanto”, tristeza, pedidas de mano, nacimientos y funerales.

Cada curandera, tiene su forma muy particular de curar, pero todas coinciden en algo, que es el punto en el que me voy a centrar en esta ocasión: El mezcal, como bebida espirituosa y ritual en la medicina tradicional Oaxaqueña. Las curanderas, recurren a esta bebida para sanar el mal de ojo, espantar “el aire malo” pero también para ofrendar a las deidades cuando se trata de construir una nueva casa, pedir permiso al “chaneque”, “dueño del lugar” o Bëni Guíaa y presentar sus respetos. Según la maestra curandera Ángela Méndez (+) en su libro, Herbolaria Oaxaqueña para la salud, “El susto o espanto es provocado por fuertes impresiones a causa de eventos o caídas, accidentes, sismos, entre otros, así como por emociones desatadas por conflictos de pareja, depresión, separaciones, desamores, duelo o soledad. Hay una pérdida del alma.” En la Sierra Norte, al igual que en los Valles Centrales y otras regiones de Oaxaca y México, se suele curar este mal con las tradicionales “limpias” con yerbas y huevo de gallina o guajolota, así como otros elementos como el cigarro, el copal, y por supuesto el mezcal, ya sea solo o macerado con algunas plantas, maderas y resinas. De acuerdo a la tradición, las yerbas quitan el mal aire y limpian la energía, el mezcal en combinación con el humo de copal, equilibra las emociones y permite el regreso del espíritu al cuerpo. Durante una curación de susto o mal de ojo, el mezcal no solamente se consume, sino también se utiliza vía tópica en friegas o frotaciones y las llamadas “sopladas”, proceso que consiste en tomar un sorbo de mezcal y rociarlo o escupirlo de manera rápida en la espalda, pecho y cara del enfermo, con esto, dicen las curanderas, se sale el susto y el alma puede encontrar el camino al cuerpo. En el caso específico de los mezcales macerados, la chamana se ayuda de algunas plantas como la bugambilia morada (bougainvillea spectabilis), la ruda (ruta graveolens), el romero

(salvia rosmarinus), la albahaca (ocimum basilicum) y el ocote (pinus spp), el proceso dura aproximadamente 40 días y se hacen en un bote de vidrio o cerámica. Al término de este periodo, el mezcal obtenido se utiliza para frotaciones o “dar friegas” en la frente, sienes, nuca, pecho y antebrazos, antes de comenzar la limpia, también en casos de resfriado o fiebre, debido al efecto febrífugo (que reduce la fiebre) del mezcal, la canela y la bugambilia cuando se aplican en la piel. Por sus efectos digestivos, también es posible encontrar algunos macerados a base de pericón (tagetes lucida), cedrón (Aloysia citrodora) y poleo (mentha pulegium), que son consumidos como aperitivos, antes de una comida pesada o como remedio en caso de indigestión, diarrea, náuseas o empacho. “Mi bisabuela, curandera zapoteca, decía que el mezcal untado en la planta de los pies, ayudaba a que la fiebre cediera más rápido, ya que promovía la sudoración” Un chorrito de mezcal con yerbas en el agua para bañarse, despeja la cabeza y limpia de malas energías. Cuando hacía un pedimento en el bosque o antes de comenzar la siembra, le pedía permiso al “chaneque” con una ofrenda. Hacía un “pocito” en la tierra y en el depositaba flores, cigarros, una cruz de ocote, un puñito de sal, una vela, un plato de buena comida y un tecomate con mezcal, como quien atiende a un invitado importante, agasajándolo con la mejor comida y la mejor bebida. Es costumbre también, entre las personas de mi pueblo, regar unas gotas de mezcal en el suelo, antes de dar el primer trago como una muestra de respeto a la madre que nos alimenta, la tierra. Mágico y poderoso, el mezcal es digno de ser ofrendado a las deidades para conseguir su favor, agradecer la abundancia de la cosecha, celebrar la llegada del temporal de lluvias, el cambio de las autoridades o la elección del mayordomo para la próxima fiesta patronal. La elaboración del mezcal, por sí misma, desde la siembra y recolección de los agaves, la tapada y destapada de horno, la molienda, la fermentación y destilación, es todo un ritual, cargado de un concepto ancestral y una enorme historia llena de leyendas y misticismo. No en vano es llamado, “la bebida de los dioses” y es por eso que se debe tomar con mucho respeto, despacio y a besos. Para mi gente, y para mí, como médica tradicional, descendiente de una curandera serrana, el mezcal representa protección, celebración y cura. A la memoria de mi bisabuela, Elvira Solano Díaz, mi amiga Ángela Méndez Hernández y para todas las mujeres que practicamos este noble oficio de curar con plantas poderosas.


VICENTE ROJO IN MEMORIAM Fernando Gálvez de Aguinaga

C

omo en una tienda de pueblo, esta columna tendrá de todo, de ahí que se titule miscelánea. Acomodaremos entre nuestros estantes, muchos frascos de pintura llenos de historias de los artistas, así como libros antiguos o recién impresos, habremos de hablar de objetos históricos y los pondremos en las vitrinas como novedad, pues acaso se habrán olvidado y al describirlos brillarán otra vez y tendrán actitud de nuevos. Pero este espacio no será ni meramente estético ni solamente histórico, porque por obvias razones, tenemos un amplio surtido de licores, mezcales, tambos de pulques y vinos, así como otras substancias que bien digeridas se transfiguraron en mito, rito, poesía, película, grabado o canción. Sin embargo, para arrancar hoy, vamos a hablar del más sobrio de los artistas, un creador que modeló la mirada de varias generaciones de mexicanos, puesto que fue gran diseñador editorial, gráfico, además de pintor, escultor y grabador, y podemos decir que casi todos los nacidos en México después de los años 50 hemos tenido alguno de sus diseños o de sus obras enfrente. Me refiero al recién fallecido Vicente Rojo, quien por ejemplo desarrolló el diseño del diario La Jornada, y así llega a través de ese diario todos los días a nuestras manos, pues aunque la formación del tabloide ha variado desde sus inicios, el cabezal con el nombre del periódico y el logotipo siguen teniendo el estilo claro, estético y funcional del maestro, quien nació en España pero que llegó a ser mexicano justo un año antes de la mayoría de edad, a los diecisiete, para encontrarse con su padre, refugiado español y hermano del jefe militar de los republicanos españoles, de quién recibió el nombre ya que

su tío fue el general Vicente Rojo Luch. Si su tío fue un héroe de la resistencia contra el franquismo, nuestro Vicente Rojo fue un héroe de la mirada, la gente a veces no cae en cuenta del importancia de los diseñadores gráficos, pero si les decimos que la primer edición de Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez se publicó con una portada del maestro Rojo, entonces uno empieza a querer saber más de cómo es que un diseñador dio forma a tantos libros queridos, cómo se forjó un estilo revolucionario que combinaba no sólo una destreza única, sino a un personaje que además tenía un sentido de la estética plenamente vanguardista pues era pintor abstracto, formaba parte de la generación de la ruptura y su desarrollo en el ámbito editorial se había fraguado en el periodismo, acompañando muchas de las propuestas de suplementos culturales que impulsó el gran Fernando Benítez. En esos espacios del periodismo, se integró a círculos intelectuales de historiadores, escritores y periodistas, por lo que muchas de sus propuestas para las tapas de un libro, mezclan su oficio, su sabiduría visual, su lucidez intelectual para transfigurar en imagen la lectura de un libro, con su complicidad creativa con el escritor. Ejemplo de que lo suyo no era una chamba sino todo un proceso intelectual y creativo, fueron un par de libros, casi objetos que diseñó a partir de textos de Octavio Paz: Discos, un poema interactivo y visual, y Duchamp o el Castillo de la Pureza, ambos desarrollados entre 1967 y 1968, convirtiéndose en libros objeto que despliegan una serie de estrategias plenamente artísticas, por lo que saltarían de ser meras ediciones a

convertirse en verdaderos libros de artista, género del cual el maestro Rojo nos regalaría también varias joyas en su trayectoria personal de creador. Así pues, los vasos comunicantes entre el diseñador, el artista y el hombre son muchos, su creación a lado de Neus Espresate de la maravillosa Ediciones Era, donde publicó muchos de los libros de su amigos Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska, Octavio Paz, Carlos Fuentes, convirtiendo esa casa editorial en una verdadera tertulia, donde las charlas se hacían libros, no sólo de los asistentes sino de los nombres y títulos internacionales y nacionales que les interesaban, que se compartían en las reuniones y fiestas como me lo compartió ampliamente desde la primer entrevista que le hice en 1993. Recuerdo mis nervios como reportero de 22 años de edad, llegando a conversar con uno de los intelectuales que más admiraba, casi lo puedo ver en la puerta de su estudio en Coyoacán parado, esperándome como un trazo con suéter de rombos dentro de aquella fachada que parecía un cuadro más de su serie México Bajo la Lluvia pero pintada con ladrillos en mitad de una calle. Su generosidad lo llevó a quedarse conversando conmigo casi tres horas, a explicarme sus idas y venidas entre el cuadro y el cartel y la revista, su amor al lápiz como herramienta para cambiar el mundo como me dijo aquella tarde. Luego, muchos años después en el año 2005, siendo director del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca le organicé una exposición a la que no pude asistir porque la inauguración de su muestra coincidió con el nacimiento de mi hijo. Cuando me avisaron que mi ex mujer estaba ya en trabajo de parto, recuerdo que el maestro Toledo me dijo: “Córrale, eso no pasa diario.” Y así, corriendo salí de la casona del Siglo XVII que aloja el IAGO, y a media carrera me encontré con el maestro Rojo y al explicarle que no podría estar en su exposición al día siguiente por motivo del nacimiento de mi primer bebé, me dijo:

“Vaya, no se detenga, yo acá me arreglo con Toledo, no hay mejor inauguración que la que usted va a tener, a ver cómo le salió el diseño.” Soltamos la carcajada y eché de nuevo a correr, más adelante, una bicicleta se derrapó frente a mi interrumpiendo otra vez mi carrera, un joven se bajó presuroso y me dijo: “Maestro, iba a verlo a su oficina, le traigo esta botella porque me permitió trabajar en la biblioteca del IAGO una noche para mi examen profesional con unos libros que necesitaba y ahora que Vicente Rojo va a exponer ahí, quien era uno de los que estudié como diseñador esa noche, no quise dejar de agradecerle.” Extendió una botella con un grabado de Joel Rendón a modo de etiqueta en el que se veía una mujer con un bebé en brazos, la arrebaté de su mano casi sin detenerme y entendí que la magia del artista Vicente Rojo traspasaba los objetos editoriales y artísticos para hechizar la vida. Hoy que el hombre ha partido, sigue el hechizo de su amplio corpus de obra cambiando nuestras existencias, ahí está su latido, su mente, su arte.


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