2 la vida en las aulas

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MARIA FERNANDA LOZANO CAMPOS.

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INICIACIÓN AL TRABAJO DOCENTE.

LA VIDA EN LAS AULAS. PHILIP W. JACKSON.

CAPITULO PRIMERO: “LOS AFANES COTIDIANOS”. En nuestra sociedad, el hecho de asistir a la escuela es un acto tan cotidiano que incluso se considera corriente, se vuelve algo cotidiano para maestros, padres de familia y alumnos, lo que provoca que al final del día no se recuerde ni se externe nada importante. Es lo anterior una ironía cuando la mayor parte del tiempo a lo largo de la vida de un estudiante está siendo invertido en una escuela, incluso la noción del maestro se ve muy cercana a la del padre e incluso a la de la madre. El maestro suele invertir tiempo en hacer rituales que podemos llamar “hogareños” como cambiar el ambiente del aula; cambiar las cortinas, el acomodo de las bancas, cambiar anuncios, etc. Sin embargo, aún cuando se cambian de lugar los asientes siempre serán los mismos, las cortinas serán de diferente color, pero ahí estarán, etc. Todo es tan cotidiano, incluso el olor y el lugar dónde se sientan. Con respecto a la calidad ritualista y cíclica de las actividades realizadas en el aula está el horario cotidiano, donde se dividen secciones definidas durante las cuales es preciso estudiar materias especificas o realizar actividades concretas. Además, pese a la diversidad de contenidos de las materias las formas identificables de actividad en clase no son muy numerosas, “trabajo individual”, “debate en grupo”, “explicación del profesor” y “preguntas respuestas”, bastan para clasificar la mayor parte de lo que sucede durante la jornada escolar. Así pues, los alumnos se enfrentan, principalmente, de tres maneras a unos aspectos de la realidad que, al menos durante los años de su niñez, están relativamente limitados a las horas transcurridas en las clases.


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CAPITULO SEGUNDO: “LOS SENTIMIENTOS DE LOS ALUMNOS HACIA LA ESCUELA” Informes negativos de la vida escolar: el primero se refiere a experiencias aterradoras o embarazosas resultantes de las acciones de profesores o compañeros crueles o insensibles; tales informes se caracterizan por castigos muy severos o por ser objeto del ridículo. El segundo alude a los sentimientos de tedio que surgen de la carencia de significado de las tareas asignadas o del atractivo abrumador de la vida fuera de clase. En el primero tipo se señala como público y agudo el dolor del narrador y en el segundo tipo el narrador se retrata generalmente sufriendo en silencio. Proceden dos aspectos relacionados con la opinión del alumno. En primer lugar, se producen en algunos niños la mezcla de fuertes inclinaciones, rechazos y de actitudes contradictorias hacia rasgos específicos de la vida escolar. En segundo lugar, parece desarrollarse en ciertos alumnos una separación entre sus sentimientos y la vida cotidiana en el aula. El hecho de que algunos estudiantes resulten más satisfechos de su actividad escolar que otros en algunas ocasiones, según el criterio del profesor, provoca que éstos tengan mejor aprovechamiento escolar que los demás, es decir, cuando lo que se hace no provoca satisfacción en los estudiantes provoca que estos pierdan atención e interés y así tener un bajo rendimiento escolar, los estudios realizados arrojaron que los alumnos que han tenido mejor rendimiento escolar se muestran más satisfechos. El éxito escolar y las actitudes positivas hacia la escuela van a la par. Las personas se sienten a gusto cuando disfrutan de las cosas agradables de la vida y a disgusto cuando cesa su buena fortuna. Desde luego la conexión entre premios y castigos por un lado y determinados estados de sentimiento por otro resulta evidente. THORNDIKE las llama “gratificantes” y “molestas” para referirse a las condiciones que conducen a un fortalecimiento o debilitamiento de las tendencias de respuesta. Los componentes de la actitud de premios y castigos tienden a desaparecer vinculándose a las situaciones en las que son aplicados.


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Algunos estudiantes se acostumbran a recibir los premios de la clase y otros a merecer castigos. En correspondencia, los estudiantes premiados desarrollan con el tiempo una genuina inclinación por la escuela y el proceso de escolarización. De igual modo, los alumnos que normalmente no son premiados y que incluso pueden ser castigados con frecuencia, se vuelven más o menos insatisfechos con la vida en el aula. De ahí la expectativa general: el éxito escolar se asociará a actitudes positivas hacia la escuela.

CAPITULO TERCERO: “PARTICIPACIÓN Y ABSENTISMO EN LA CLASE” Un aspecto que se suscita diariamente en las aulas es la inasistencia o la asistencia física pero no mental del alumno. El profesor para evitar lo anterior puede remitirse a evaluar la participación de los alumnos, cosa que resulta compleja de realizar ya que se enfrente a la ambigüedad e inestabilidad de la conducta del alumno, además, no es tarea sencilla vigilar e interpretar al mismo tiempo que se enseña. Los signos de atención manifiesta no son siempre indicadores de estado mental del alumno en un momento determinado. También existen grados o tipos de atención. Además, el objetivo de la atención por la atención es algo que resulta antitético. El profesor no es un animador interesado en mantener absorta a su audiencia. Por el contrario, se haya consagrado al objetivo más importante de mejorar el bienestar de los alumnos. Debe buscar su atención con el propósito de lograr este objetivo.

CAPITULO CUARTO: “OPINIONES DE LOS PROFESORES” Los principales puntos que tratar en el conjunto de apartados de este capítulo son los siguientes: ¿Cómo veían la vida en el aula un grupo de ‘buenos profesores’? ¿Cómo saben cuándo están haciendo un buen trabajo en clase?


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La conducta del profesor en el aula no siempre revela lo que queremos saber. Las actitudes profesionales, los sentimientos de satisfacción y de reflexión resultan escasamente perceptibles. Una serie de preguntas personales que se realizó a los profesores proporciona el hecho que aparte del salario, hay algo que propone que estos docentes vuelvan a las aulas año tras año. ¿Cómo puede saber que está haciendo un buen trabajo en el aula con sus alumnos? Se pueden tomar en cuenta 4 aspectos que permiten tener una base para responder esta pregunta: La inmediatez: que se refiere a que los conocimientos en el aula no se pueden olvidar. Desde su punto de vista los resultados de la enseñanza son completamente divisibles. La naturalidad: que es la forma peculiar de cómo se desarrolla el trabajo en el aula. La autonomía: que es semejante a la naturalidad. Maestro – Alumno. Alumno – Maestro. Controles del currículo. Redacción con anticipación. La individualidad: se refiere al interés del profesor por sus alumnos. Alumnos a los que se les abre el mundo. Es una limitante y al mismo tiempo utilidad personal.

Las alegrías de las enseñanzas son numerosas, y al menos para este grupo de profesionales de gran dedicación “integra” es un término más adecuado que “satisfacción”.


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