Vencimos al virus

Había una vez, un niño que se sentía triste y confundido por la noticias que últimamente escuchaba en distintos medios de comunicación; la información que se brindaba era acerca del llamado Covid-19. Un virus que llegó a todo el mundo convirtiéndose en pandemia y que obligó a todas las personas a permanecer en sus casas por un tiempo indefinido, sin poder saber cuándo regresarían a las actividades cotidianas.

Hola me llamo Felipe, vivo en la Ciudad de México y actualmente estoy viviendo junto con mi familia una mezcla de emociones, se percibe tristeza, miedo e ira, es muy difícil de explicar. Por medio de las autoridades y de las noticias que veíamos a diario en la , televisión se nos pidió quedarnos en casa, sin poder asistir a la escuela, y a mis padres sin trabajo, dejándonos sin tener contacto con ninguna persona, pues el virus se transmite por tener contacto con personas contagiadas a través de ojos, nariz y boca; y los más fáciles de contagiar son las personas mayores lo que me pone aún más triste pues no puedo visitar a mis abuelitos ni jugar con mis amigos.

Lo que me alegra es poder ver por mi balcón los animales que pasan por las calles siendo libres, pues creía que sólo se encontraban en la jaulas dentros de los zoológicos; recuerdo la vez que los vi por primera vez en una excursión, que nos llevaron por parte de la escuela, los animales parecían tristes por no poder salir, y ahora que todo el tiempo estoy en mi casa me siento como ellos y puedo entenderlos.

Pasaron días o quizás semanas, y después de estar tanto tiempo en casa nos empezamos a quedar sin alimentos y mi familia tuvo que tomar una decisión muy importante, en ese momento mi opinión no contaba mucho, pero siempre los escuchaba. Se recomendaba que solo un integrante de la familia saliera de casa, y mi papá decidió ser el héroe que salvará nuestras vidas. Al día siguiente mi papá salió de casa, se puso cubrebocas, guantes y un arma poderosa llamada gel antibacterial y me gustaba imaginar que atacaba al virus dándole golpes, era muy divertido pensar en eso.

Aparentemente todo pintaba bien pero ni por nuestra cabeza nos pasaba lo que ocurriría después de que mi papá llegara a casa, nos contó los hechos más locos que se puedan pensar; desde personas que se peleaban por el papel de baño hasta los que ignoraban por completo las medidas sanitarias y se enfrentaban al mundo sin ningún tipo de protección.

Después de algunos días de que papá salió de casa, empezó a sentirse un poco mal, por la noche tuvo fiebre, por lo que mi mamá optó por encerrarlo en un cuarto pues ese era uno de los primeros síntomas del virus y decidió llamar a emergencias sin pensarlo dos veces. Las personas que atendieron su llamada le recomendaron que lo dejara solo en un cuarto y comenzará a desinfectar toda la casa, por el momento nadie podría ver a papá y se tenían que estar registrando todos los síntomas que presentaba.

Al otro día papá se puso peor y mamá realizó otra llamada al hospital por lo que después de algunas horas llegaron a la casa unos hombres con trajes graciosos, parecía que irían a la luna, ellos entraron al cuarto donde estaba papá, yo estaba muy asustado pero mamá nos explicó que le realizarían una prueba para saber si se había contagiado del famoso Covid-19. Luego de algunos minutos los hombres salieron del cuarto y rápidamente se retiraron de casa, dando instrucciones de que esperáramos alguna llamada donde recibiríamos los resultados.

Yo extrañaba mucho a mi papá pues no podía verlo ni hablar con él y todo se puso peor cuando recibimos la llamada de confirmación, mi mamá contestó el teléfono, y hubo un silencio muy largo, luego de unos minutos nos confirmó eso a lo que le temíamos tanto, papá estaba enfermo. Debía quedarse encerrado en su cuarto por mucho más tiempo, aumentaron las medidas de higiene en casa, mi mamá era muy cuidadosa y limpiaba cada rincón de la casa por miedo a que todos nos contagiaramos, era todo tan distinto, mamá solo era la que mantenía comunicación con él, nosotros le mandábamos cartas deseandole que se mejorara, pero el nunca nos contestaba, pues todo o la mayoría de las cosas que entraban a el cuarto de papa no podían salir.

Pasando quince días más, no lo digo porque los haya contado pues aún no sabía contar muy bien, pero recuerdo ese número porque escuché que mamá lo dijo, recibimos otra llamada de esas misteriosas pero esta vez el rostro de mamá reflejaba tranquilidad. Le comunicaron que irían a casa en un par de horas para hacerle nuevamente la prueba a papá, fueron horas de mucha angustia, pero al salir esos

hombres raros de la habitación de papá nos dieron la mejor noticia que podíamos haber recibido, primero se lo dijeron a mamá y ella nos dió la noticia con lágrimas en los ojos, papá estaba curado, y aunque aún teníamos que tener precaución pero ya podíamos verlo y abrazarlo. Fue un momento muy conmovedor para todos, comenzamos a recibir mensajes por parte de toda nuestra familia como apoyo.

Esta es mi historia, contándoles mi experiencia con este temible virus, nosotros corrimos con mucha suerte, pero hay personas que no pudieron curarse, algo que papá no nos había contado es que ayudó a una mujer con sus bolsas para subirlas a su coche y no supo cómo pero su cubrebocas se le cayó, y la mujer lo tomó con las manos y después se lo entregó, se agradecieron mutuamente por las acciones de los dos, pero lo que papá no sabía era que ella tenía el virus, pero vaya noticia al enterarnos que ella no sabía que tenía el virus, pues era asintomática; lo que quiere decir que no presentaba síntomas alguno de la virus. Tenemos que tomar todos nuestras debidas precauciones para poder evitar la propagación del virus y más cosas malas que nos puedan pasar, nosotros que ya vivimos la experiencia estamos tomando aún más medidas sanitarias, y sólo les puedo decir que no dejen que les pasen las cosas para que tengan que empezar a cuidarse.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN