El Territorio Ayoreo Totobiegosode
Patrimonio Natural y Cultural. Alto Paraguay, Chaco paraguayo.
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El Territorio Ayoreo Totobiegosode Patrimonio Natural y Cultural. Alto Paraguay, Chaco paraguayo.
GAT OPIT GENTE, AMBIENTE Y TERRITORIO
La elaboraci贸n, la edici贸n y la impresi贸n de este material fueron posibles gracias al apoyo de:
Organizaci贸n Payipie Ichadie Totobiegosode
FONDO PARA EL MEDIO AMBIENTE MUNDIAL INVERTIR EN NUESTRO PLANETAA
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El Territorio Ayoreo Totobiegosode
Patrimonio Natural y Cultural. Alto Paraguay, Chaco paraguayo. Fotógrafías Alejandro Bonzi Rosa Palazón Paz Sánchez Santiago Sandoval
Coordinación Rosa Palazón y Vera Regehr Edición y Diseño Fernando Amengual
Fuente: GAT, OPIT (2009) Informe. El Patrimonio Natural y Cultural Ayoreo Totobiegosode. Justificación Técnica Intercultural. Paraguay: Equipo técnico: Burkhard Schwarz, Ana María Castillo Clerici, Félix A. Carvallo Vargas, Isabel Basualdo, Nélida Soria, Nora Norma Neris, Flavio Colmán, Julio César Duarte Romero, Jorge Manuel Acuña Fretes. OPIT. Participantes Totobiegosode: Porai Picanerai, Gabide Etacore, Ducubaide Chiquenoi, Ingoi Chiquenoi, Orojoi Etacore, Oscar Etacore, Chagabi Etacore, Taguide Picanerai, Rosalino Daajidi Picanerai. GAT. Entidad ejecutora: Gladys Casaccia, Jorge Vera. ISBN 978-99967-761-0-6 COPYRIGHT © GAT/OPIT, 2014 Se permite la utilización del contenido de esta obra con fines no comerciales, mencionando la fuente. GAT. Gente, Ambiente y Territorio Tte. Delgado 790 c/ Siria, Asunción, Paraguay. Tel: (595-021) 232-812/3 / Tel/Fax: (595-021) 223-026 E-mail: gat@click.com.py / www.gat.org.py Organización Payipie Ichadie Totobiegosode (OPIT) Personería Jurídica, Decreto No 5416/94. Chaco Boreal 372 c/ Harbiner. Filadelfia. Chaco Paraguayo Paraguay. / Tel-Fax (0491) 432599. E-mail: payipieichadie@gmail.com
FOTOS PORTADA Y PAGINA 3 Las fogatas Ayoreo se avivan en las noches; en torno a ellas las familias conversan y se escuchan narraciones diversas. El líder Porai Picanerai (de pie) habla con su gente. FOTOS: Santiago Sandoval
GAT OPIT GENTE, AMBIENTE Y TERRITORIO
La elaboración, la edición y la impresión de este material fueron posibles gracias al apoyo de:
Organización Payipie Ichadie Totobiegosode
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“Históricamente estas tierras fueron ocupadas, y hasta hoy son ocupadas, por nuestra gente Ayoreo Totobiegosode.” “La triste historia de cacería de nuestra gente es conocida y deseamos poner fin a estos hechos.” “Estas tierras nos permiten la vida y asegurar la vida de nuestros parientes que aún viven en el monte (sin contacto).”
Palabras de líderes Ayoreo Totobiegosode en notas presentadas a organismos públicos al inicio de los trámites para la restitución de una parte de sus tierras ancestrales en el Alto Paraguay, Chaco (Campo Loro, 1993).
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Introducción
Estamos en el territorio-este de los extensos dominios ancestrales del grupo local Totobiegosode del pueblo Ayoreo. En el Alto Paraguay, región del Chaco, los Totobiegosode, la “gente del lugar del pecarí” o “la gente de la zona donde abunda el chancho silvestre, toto (Catagonus wagneri), nos enseña el espacio de vida recuperado, y en trámite de restitución, donde se encuentran sus comunidades Chaidi y Arocojnadi. Nos permite observar sus montes, la rica flora, las huellas antiguas y recientes de animales diversos, el vuelo de coloridas aves y cursos de agua; nos permite compartir sus fogatas; acompañar momentos de las actividades en las huertas, de los juegos de niños y niñas, de las labores artesanales de las mujeres que producen, entre otros, los variados utebeode (bolsos) y de los varones que tallan con maestría los bajodie (platos de palo santo); nos cuenta cómo pueden confeccionarse viviendas tradicionales, de la recolección de determinados frutos, el picante juï (pimienta) y el tierno nujane (cogollo de palmito), de qué manera se encuentra y extrae la sabrosa miel silvestre proporcionada por las numerosas especies de ajidode (abejas y avispas), y algunas de las habilidades del buen cazador. Son muy breves aproximaciones a eãmi (bosque) y a quienes aquí moran, a su eãmone (mundo/bosques), donde las relaciones establecidas entre la gente y la naturaleza generan particulares formas de vida. Nos encontramos en el territorio Ayoreo Totobiegosode, uno de los últimos remanentes de selva chaqueña en el Alto Paraguay, defendido y protegido por sus habitantes originarios, familias contactadas en años recientes (1979, 1986, 1998 y 2004). Estos bosques aún extensos constituyen, a su vez, hábitat y refugio del subgrupo en situación de aislamiento. Son cautelados con mucho celo para que no sea molestada la “gente del monte”, la que permanece rechazando el contacto, ejerciendo su derecho a la autodeterminación en sus posesiones, bajo el liderazgo de Jonoine Etacori, hijo del gran líder Ugaguede; son los Jonoineurasade (familias de Jonoine). Relevantes sitios históricos, recursos para la seguridad alimentaria, seres y lugares sagrados están aquí presentes; allí donde la mirada occidental observa solamente conservación de la biodiversidad y de ecosistemas, o imponentes y bellos paisajes, se dibuja la muy antigua existencia de este pueblo indígena, perteneciente a la familia lingüística Zamuko, cuyas prácticas y complejos conocimientos tradicionales muy poco conocidos (etno-botánicos, etno-zoológicos y etno-paisajísticos) posibilitan actualmente, y desde antaño, el uso y manejo sustentable de sus tierras. Ellos y ellas saben del sequere (tiempo húmedo o de lluvia) y del esoi (tiempo seco) de esta región, los que tradicionalmente indican cuando, y dónde, preparar y habitar el guiday (vivienda de carácter más permanente) y el degüi (campamento de carácter más transitorio), construcciones éstas funcionales a su dinámica de desplazamientos y al uso, diferenciado y selectivo, de los recursos estacionales de su territorio, yocuniĩ, “donde nacieron y murieron nuestros antepasados”.
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Los Ayoreo Totobiegosode de Arocojnadi y Chaidi nos muestran imágenes de su vida cotidiana, en estos lugares que habitan hoy de manera más sedentaria y desde donde establecen sus relaciones con la sociedad envolvente. Sus tierras sufren actualmente nuevas amenazas, de las varias acontecidas a lo largo del tiempo. La actual más visible y directa es el avance acelerado de la deforestación operada por los cojñone (gente que realiza cosas extrañas, gente insensata, no indígena). Este territorio histórico, habitado y resguardado por la gente de Arocojnadi y Chaidi, y por el subgrupo sin contacto, está ubicado en el extremo sur-este de la actual Reserva de Biosfera Chaco Paraguay (UNESCO, 2005), especialmente en la confluencia de los Biomas 4 “Punta Riel” y 5 “Fortín Torres”, como también del Bioma 6 “Alto Paraguay”. La superficie pertenece a la región del Gran Chaco Americano. Se ubica así en la zona de transición entre el Chaco seco, el Chaco húmedo y el Pantanal. Constituye un área representativa de la diversidad de asociaciones florísticas de la zona de transición del Chaco boreal al Pantanal e igualmente cuenta con extraordinaria diversidad de fauna. Presenta básicamente tres tipos de cobertura vegetal: bosque xerofítico, bosque inundable y saladares. Desde el punto de vista ecológico ha sido considerada un área delicada, debido a la presencia de los saladares, indicios de que se deben cuidar mucho las superficies a utilizar por el alto riesgo de salinización que presentan los suelos en áreas determinadas. Por otra parte es una de las superficies limitantes con asociaciones de paleocauces, por lo que se muestra apropiado para las prácticas agrícolas de sus habitantes, si bien pueden presentar riesgo de erosión eólica. Como aspecto hidrológico puede mencionarse el predominio de los riachos, las áreas de inundación periódica y las aguadas. Esta superficie del territorio histórico de este pueblo ha sido registrada, catalogada y declarada Patrimonio Natural y Cultural (Tangible e Intangible) Ayoreo Totobiegosode (2001), e inscrita como tal en el Plan de Ordenamiento Ambiental del Territorio (POAT) del Departamento del Alto Paraguay (2006). Sus habitantes originarios desarrollan esfuerzos por conservarla y protegerla. A pesar de las innumeras dificultades que se presentan en este camino, también se registran logros traducidos en mejores condiciones para el desarrollo de proyectos de vida de la gente Ayoreo Totobiegosode que ha podido retornar a una parte de sus tierras ancestrales desde 1997, mientras gestiona la cautela de los bosques, resguardando también con ello los derechos de sus parientes en el monte, amenazados de contacto forzado.
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El Territorio Ayoreo Totobiegosode Alto Paraguay, Chaco paraguayo.
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PAGINA 5 Entramos al patrimonio ayoreo, a través de uno de los senderos abiertos por la gente. FOTO: Rosa Palazón
IZQUIERDA Euguejã, tajamar (lugar donde siempre hay agua potable).
El Chaco paraguayo es hábitat de 14 pueblos indígenas. Los grupos locales sureños del pueblo Ayoreo, descendiente de los Zamuko, habitaron tradicionalmente el norte del Chaco paraguayo. Entre ellos el grupo local Totobiegosode o la “gente del lugar del pecarí”. Los diferentes grupos locales ayoréode ocupaban todo el interior del Chaco Boreal, un territorio extenso, excluyendo las regiones aledañas a los ríos Paraguay, Parapití y Pilcomayo. Sus vecinos al noroeste fueron los Ducodegosode, al norte los Namacodegosode y al noreste los Garaygosode, entre otros grupos locales ayoréode.
FOTO: Paz Sánchez
DERECHA Las mujeres y los hombres nos acompañan a conocer los bosques cercanos a las comunidades, y al mismo tiempo van de cacería. FOTO: Rosa Palazón
Los Ayoreo Totobiegosode están integrados actualmente por dos sub-grupos, los que permanecen viviendo en la selva en estado de aislamiento o evitando contactos con la sociedad nacional y aquellos que han sido históricamente sacados de su hábitat y que a partir del año 1997 retornaron a sitios históricos de tierras ya restituidas y en proceso de legalización, en el Alto Paraguay.
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Investigaciones específicas indican que el sistema de clasificación etnopaisajístico de los Ayoreo Totobiegosode relaciona criterios biológicos con criterios geohidrológicos, lo que da cuenta del profundo conocimiento cultural sobre las interrelaciones entre los mismos. Entre las unidades paisajísticas que se observan en el territorio están Matorral de Saladar (Echujanoñaguei), Matorral con predominancia de viñedos (Dasubunoñacho), Sabana Palmar (Ijapui) y Bosque (Ungaejai), incluyéndose vegetación de sitios inundados e inundables. En la formación denominada Echujanoñaguei por los Totobiegosode, sobre un suelo con alto tenor de sal, se desarrolla una vegetación de matorral con poblaciones densas de especies de arbusto espinoso (Lophocarpinia aculeatifolia). Las hierbas forman poblaciones casi puras y así tenemos a Sarcocornia perennis, Heliotropium curasavicum, Sesuvium portulacastrum y una Cactaceae típica de la zona, Echinopsis sp. Sobre las especies arbóreas se desarrollan epífitas como Tillandsia duratii.
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Ungãeja pita: monte de altura considerable donde el sustrato no es tan arenoso. FOTO: Alejandro Bonzi DERECHA Ebédua, quebracho colorado (Schinopsisbalansae). FOTO: Santiago Sandoval
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La avifauna del patrimonio indígena es muy variada. Pueden citarse entre estos el ñandú, Rhea americana (oojoi); carau, Aramus guarauna (jato); bandurria boreal, Theristicus caudatus (cocac, cocai); chaja, Chauna torquata (toje); piririta, Guira guira (sididigap); cotorrita, Myiopsitta monachus (quiquiabia, quiquiap); y cardenal, Paroaria coronata (chequegatode).
ARRIBA Añucunoi o Ayucunoe, tujuju (Mycteria americana), en el medio, Jagoeja o Jangoejã, garcita (Nycticorax nycticorax). FOTOS: Alejandro Bonzi
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Tradicionalmente los Ayoreo no consumen carne de aves. Las plumas de determinados tipos son utilizadas para la confección de adornos de gran belleza. Pueden distinguirse por un lado los adornos comunes para niños, mujeres y hombres, que sirven al embellecimiento personal; y por otra parte los adornos que tienen puopie (poder, fuerza) y gaco puye (espíritu), representativos de los dacasutedie (líderes) y de los naijane (chamanes).1
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Quiquiabidie, cotorra (Myiopsitta monachus). FOTO: Rosa Palazón
1 Regehr Verena, Regehr Úrsula. (2011) Simetría/Asimetría. Imaginación y Arte en el Chaco. Edit. Foto Síntesis, Asunción.
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IZQUIERDA Los Totobiegosode acostumbran abrir algunos huecos en los árboles - de los sitios que usualmente frecuentan- de manera a facilitar nichos aprovechables para la formación de nuevas colmenas y atraer así a las abejas y avispas (ajidode), cuya miel es muy apreciada. FOTO: Paz Sánchez
DERECHA Berui Picanerai extrayendo miel. Investigaciones específicas de la cultura ayoreo han indicado que, en general, manejan una tipología del etnogénero ajidode según el grado de su agresividad durante la extracción de miel. En algunos grupos se ha registrado la diferenciación entre pajnotai (tolerantes; no perseguidoras), chuguja oe (agresivas; perseguidoras), y chijai (muy agresivas; picadores) (Szabo/Stierlin: 2005). Citado en GAT, OPIT (2009). Paraguay). FOTO: Paz Sánchez
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IZQUIERDA Yopidi: zona baja donde se acumula el agua naturalmente. FOTO: Rosa Palazón
DERECHA Pacoingai y Gaai Udi: zona donde convergen montes bajos y matorrales, el sustrato es arenoso. Es una buena zona para la chacra. FOTO: Rosa Palazón 2 Citado en GAT, OPIT (2009) Informe. El Patrimonio Natural y Cultural Ayoreo Totobiegosode. Justificación Técnica Intercultural. Paraguay.
De acuerdo a la mitología ayoreo, “...los ríos y arroyos fueron hechos por Diesná, el Grillo,
en sus recorridos. Donde caminaba sobre la superficie de la tierra se producían los ríos y arroyos, donde descansaba, las lagunas y bañados. Cuando Diesná se hundía en la tierra daba origen a las aguas subterráneas. Según otras versiones, los cursos de agua fueron hechos por el Tatú Carreta, quien cavaba la tierra en los alrededores. En cuanto a las cañadas y cañadones se considera que ellos son los ‘caminos viejos’ de Diesná” (Bormida/ Califano 2003)2.
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IZQUIERDA Extracción de miel silvestre de Cuteĩ (Melipona sp.) de un árbol de Dasu, viñal (Prosopis sp.), tarea practicada por las mujeres y los varones. FOTO: Rosa Palazón
DERECHA Chamia Chiqueñoro (derecha) y Edua Etacoro (izquierda), saborean panales de miel. FOTO: Rosa Palazón
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PAGINAS ANTERIORES Fragmento de paleocauce en una parte baja de la zona conocida por los Ayoreo como Tie. Según cuentan los Totobiegosode este cauce corría fluidamente hasta hace unos años atrás, pero ahora se muestra cortado en partes debido la expansión del pastoreo en el área, lo que genera erosión del suelo. FOTO: Rosa Palazón
IZQUIERDA Nido de Quiquiabiao Quiquiap, cotorra (Myiopsitta monachus). FOTO: Santiago Sandoval
DERECHA Sĩsĩĩ, patos silvestres (Dendrocygna sp.) en un charco de agua al costado de un camino. FOTO: Santiago Sandoval
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IZQUIERDA Estamos dentro de un Jõi (Monte de altura considerable donde el sustrato no es tan arenoso). A la derecha se impone un Nayu (Cereus sp.). FOTO: Alejandro Bonzi
DERECHA Gabide Etacori, líder principal de Arocojnadi, limpia implementos de cacería, mientras descansa sentado con un pamoi, faja terapéutica ayoreo, elaborada tradicionalmente por los varones, con hilos de caraguatá que confeccionan las mujeres. FOTO: Alejandro Bonzi
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IZQUIERDA Ahora pasamos a un Dasobunoñacho, viñal. En estas zonas generalmente los ayoreo encuentran la miel de las abejas silvestres y también varios animales para su consumo. FOTO: Alejandro Bonzi
DERECHA Najũ (Cereus sp.). En el fondo se observan nubes cargadas de lluvias de verano. FOTO: Rosa Palazón
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IZQUIERDA Hombres Totobiegosode regresando de la cacería. FOTO: Rosa Palazón
DERECHA Esoi Chiquenoi y Eduejai Etacori tratan de encontrar un yocai, tortuga, después de haber visto sus huellas. FOTO: Rosa Palazón
Las prácticas tradicionales de cacería y recolección, provenientes tanto del régimen cultural de los tabúes, como del social, de redistribución y circulación de bienes, apuntan a limitar y dosificar -en forma precisa y diferenciada- la extracción de los recursos relevantes, y a frenar eficientemente cualquier tendencia de sobreexplotación de los bienes naturales.
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Puede ser encontrada una gran cantidad de especies asociadas a ambientes acuáticos, entre ellos el tuyuyú cuartelero (Mycteria americana) añucunoi, ayuconoe; la garza mora (Ardea cocoi) jaac; la cigüeña americana, (Ciconia maguari) edobi caatac, edobi caatai; y los patillos (Dendrocygna viduata) ninginoomei y (Dendrocygna autumnalis) sĩsĩĩ. Se localizan en el territorio sistemas de lagunas que sirven como paso de aves migratorias del norte. Se destaca la presencia de especies como Quẽjã ao, referente a playerito enano, (Calidris minutilla); playerito blanco, (Calidris alba); y playero rojizo (Calidris canutus). Asimismo, pitotoi grande, (Tringa melanoleuca) tijõẽ; batitu (Bartramia longicauda) pepequec; flaropo pico rojo (Phalaropus fulicarius) ajõe etoque y monjita coronada, (Xolmis coronatus).
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ARRIBA Quiaquia, caracara (Caracara plancus), y a su lado un Caracolero macho (Rostrhamus sociabilis). FOTOS: Alejandro Bonzi
DERECHA Una parvada de Añucunoi o Ayucunoe, tujuju (Mycteria americana) y Cop, garza blanca (Ardea alba) en la punta de un árbol. FOTO: Alejandro Bonzi
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La caza y la recolección de animales, plantas y mieles silvestres son los recursos de alimentación y nutrición de los Ayoreo Totobiegosode que permanecen aislados en el monte, junto con la pesca y la agricultura/horticultura, también relevantes para las comunidades Chadi y Arocojnadi. La carne de los animales constituye la fuente más importante de proteínas. La fauna (cuchisode) es dividida en especies comestibles (dosipeode) y especies no comestibles (cuchapimotamane); además de estas categorías principales se tiene un término genérico para animales perjudiciales (gunone).
ARRIBA Rastros de Aocoja, caimán (Caiman sp.) y a su lado huellas de un cánido, en la tierra seca. FOTOS: Paz Sánchez
DERECHA Eduejai Etacori, hábil cazador, estudia huellas en el suelo. FOTO: Santiago Sandoval
Los Ayoreo Totobiegosode zonifican y clasifican su territorio a través del uso de topónimos relacionados con la probabilidad de presencia de especies faunísticas de interés, tanto en los sectores recorridos en épocas de lluvia, como de los frecuentados en época seca. Esta zonificación guarda relación con la funcionalidad específica de los lugares y áreas para la caza y la pesca; y en el caso de la miel para la recolección. El conocimiento de los Ayoreo es mucho más amplio y diverso que el simple uso selectivo para la dieta alimentaria; cada etnoespecie faunística tiene su antecedente mítico en el mundo originario.
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En el territorio se presentan variedades faunísticas propias del Chaco seco como el pecarí quimilero o taguá, Catagonus wagneri (toto); el conejo de los palos, Dolichotis salinicola (nguioac); el pichiciego mayor, Calyptophractus retusus (ogode); y el cabasú chaqueño, Cabassous chacoensis (ogode). Y del Chaco húmedo como el aguara guazú, Chrysocyon brachyurus (cuchajo) y el ciervo de los pantanos, Blastocerus dichotomus (eamo queneja). La superficie es también hábitat del ciervo de las pampas, Ozotocerus bezoarticus (eamo queneja). Las principales especies consumidas son el jurumí, Myrmecophaga tridactyla (yajogue) y pecaríes, el Tayassu pecari (cuchajũ) y el Pecari tajacu (ñacoẽ). Es también importante como alimento, entre otros, el tatú carreta, Priodontes maximus (jochacai). Entre los felinos existentes en el territorio se encuentran el jaguar, Panthera onca (caatai), de caza ocasional y relevante en la cultura Ayoreo, y el gato onza, Leopardus pardalis (ueyuguebec). Entre las especies de peces pueden mencionarse a los de de la familia Characidae como la piraña, Serrasalmus marginatus (dope); el takypé guasu, Bujurquina vittata (dope), de la familia Cichlidae; y el pira ykua, Hoplosternum littorale (aẽ), de la familia Callichthyidae.
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ARRIBA Huellas recientes de Ajogoĩ, puma (Puma concolor) en la tierra húmeda. FOTO: Alejandro Bonzi
DERECHA Pequeño Nguioac, cuis común (Galea musteloides) en el medio de un camino. FOTO: Alejandro Bonzi
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IZQUIERDA Cociape, Cooyap, rana monito (Phyllomedusa sauvagii). FOTO: Paz Sรกnchez DERECHA Lagarto รกpodo (Ophiodes sp.). FOTO: Paz Sรกnchez
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IZQUIERDA El sol está asomándose en el horizonte. Ñame, con arma en mano y su utebei (bolso característico de los Ayoreo) a cuestas, se dirige a cazar en la zona conocida como Tie. FOTO: Alejandro Bonzi DERECHA Yoca o Yocai, karumbe (Chelonoidis carbonaria) recién capturada por los cazadores. Esta constituye una parte importante de la dieta de los Ayoreo. FOTO: Santiago Sandoval
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IZQUIERDA La vegetación es diversa y presenta una gran gama de colores que varía de acuerdo a las épocas del año. FOTO: Rosa Palazón
DERECHA Esta Cactaceae (Cleistocactus baumannii) es común en esta parte del Chaco paraguayo. FOTO: Alejandro Bonzi
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Ni単os y ni単as ayoreo nos ense単an frutos de una de las chacras. FOTOS: Rosa Palaz坦n
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IZQUIERDA Momentos de la vida comunitaria, una ma帽ana en Arocojnadi. FOTO: Rosa Palaz贸n DERECHA Gabide Etacori compartiendo un terer茅 con su esposa. FOTO: Rosa Palaz贸n
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IZQUIERDA Tallo característico del Ecac, árbol conocido como guaigui pire (Ruprechtia triflora), bastante común en la zona. Es usado generalmente para leña por los Ayoreo. FOTO: Paz Sánchez DERECHA El fruto del Daturirai (Cactaceae) es comestible, para los Ayoreo esto es análogo a un dulce de las sociedades occidentales. FOTO: Paz Sánchez
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Los Ayoreo Totobiegosode de las comunidades Chaidi y Arocojnadi generan ingresos especialmente con la venta de artesanía y miel silvestre de sus bosques. Realizan asimismo trabajos en establecimientos de la zona. Los recursos florísticos silvestres de su territorio, junto con los recursos faunísticos, conforman un componente importante de su dieta. La mayor parte de las frutas comestibles (aadie), maduran en época de lluvias, en tanto las raíces (eode), los cogollos (caodode), y otros de diversas especies silvestres comestibles, mantienen su potencial nutricional generalmente durante la temporada seca. Entre la rica y gran variedad de estas especies culturalmente importantes localizadas en el territorio, se encuentran la carandilla, Trithrinax schizophylla (nujai); mistol, Ziziphus mistol (nujna); caranday, Copernicia alba (ijna); palma, Acrocomia aculeata (picadẽi); algarrobo, Prosopis alba (najuñã); caraguatá, Bromelia serra (doia); chañar, Geoffroea decorticans (co); cactus, Harrisia bonplandii (ajña); sacha pera/saucillo, Acanthosyris falcata (gajã); porotos del monte, Capparis retusa (cuya); tuna, Opuntia elata (dotũai); tasi/doca, Morrenia odorata (pongoẽ, pongora-pitá); y sacha sandía, Capparis salicifolia (nguioatu/ nguoatuja). Los cogollos de caraguatá (doia), las vainas del algorrobo (najuñã) y también componentes de las palmas (picadeode), son transformados en harina y constituyen, por tanto, tradicionalmente reservas vegetales.
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ARRIBA Fuego Familiar y a su lado Jũi, la pimienta del monte, recolectada y procesada para condimentar alimentos. FOTOS: Rosa Palazón y Paz Sánchez DERECHA Fruto del Daturirai (Cactaceae) abierto y listo para consumir. FOTO: Rosa Palazón
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IZQUIERDA Ajameĩ, tatu hú (Dasypus novemcinctus) está siendo cocinado después de ser capturado. Antes de llevar la presa a la comunidad, los Ayoreo realizan una cocción parcial de algunos animales en el sitio de cacería, para la conservación de la carne. FOTO: Paz Sánchez DERECHA Gabide Etacori y Gabidate Chiqueñoro conversan con una niña de la comunidad. FOTO: Rosa Palazón
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ARRIBA Flora del patrimonio ayoreo. FOTOS: Paz Sánchez
PÁGINA ANTERIOR Nguioatuja, sacha membrillo, (Capparicordis tweediana). Puede ser de uso comestible. FOTO: Paz Sánchez
El Chaco paraguayo se configura ecológicamente en ecosistemas sub húmedo megatérmico (Sur del Departamento de Presidente Hayes y en la confluencia de los ríos Paraguay y Pilcomayo); subhúmedo seco megatérmico (Centro y Norte del Departamento de Presidente Hayes y el sector Oriental del Departamento de Alto Paraguay) y semi árido, megatérmico (el Occidente del Departamento de Alto Paraguay y la totalidad del Departamento de Boquerón). La Región Occidental presenta una interesante biodiversidad por la confluencia de las ecorregiones Chaco Seco, Chaco Húmedo y Matogrosense.
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Mujeres ayoreo confeccionado tejidos de caraguatá. Edua Etacoro inicia la preparación de los hilos, haciendo girar las fibras sobre su muslo. Previamente éstas han sido minuciosamente extraídas y posteriormente secadas al sol. FOTOS: Rosa Palazón
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IZQUIERDA Bromeliácea, cuyas fibras se utilizan para los tejidos. “Son las mujeres las que buscan caraguatá en el monte y también son las que trabajan para sacar el agua o el verde que tiene el caraguata; para limpiar y sacar todo esto que estoy diciendo. Y después son las mujeres también las que hacen y preparan el rollo. Después cuando todo ya está seco sacan pedacito por pedacito para afinar un poco, para que luego se prepare lo que es el hilo de caraguatá.” (Ojai Posoajai). FOTO: Paz Sánchez
DERECHA Ebédua, quebracho blanco (Aspidosperma quebrachoblanco). FOTO: Santiago Sandoval
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Los objetos utilitarios son elaborados con recursos del monte. Entre estas piezas se encuentran las confeccionadas con especies de caraguatá como Bromelia hieronymi, (daju) y Deinacanthon urbanianum (cutai). Sus fibras constituyen la materia prima para la fabricación de hilos. Existe una terminología muy diferenciada relativa al procesamiento y uso de la fibra de caraguatá, que refleja claramente la capacidad transformadora de la cultura Ayoreo en relación con los recursos vegetales. Los utebeode (bolsos) son elaborados por las mujeres. Tradicionalmente los hilos se tiñen con colores vegetales. El color rojo se obtiene de la cáscara de un árbol de nombre tojna (Ximenia americana). La cáscara se hierve y luego se coloca al hilo en el líquido, por unos diez minutos. El color negro se obtiene de los frutos negros de caujangue (Caesalpinia paraguariensis); estos se colocan en barro negro junto con el hilo durante dos días, hasta que los hilos toman el color.
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IZQUIERDA En un mortero se muelen caujangane, los frutos negros del árbol caujangue, para después hervir el líquido y meter en él los hilos para su teñido. El color quedará fijo una vez que los hilos hayan sido machacados con barro. FOTO: Rosa Palazón
DERECHA Con los hilos ya coloreados se procede al tejido. FOTO: Rosa Palazón
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IZQUIERDA Sendero en medio de un Ungãejai (zona donde convergen montes altos y matorrales, cuyo sustrato es arenoso. Es una
El bosque xerofítico, conocido por los Ayoreo Totobiegosode como “ungaejai” ocupa un lugar importante en su cultura ya que en él se encuentran numerosas de las especies utilizadas por ellos con diferentes fines; representa un sitio ideal para la práctica de cultivos de chacra, especialmente cuando se desarrolla sobre suelos más sueltos y arenosos.
buena zona para la chacra). FOTO: Rosa Palazón
ARRIBA Opuntia sp., común en el Gran Chaco Americano, y a su lado flores de Quiodie (Ipomoea), las que generalmente crecen en los costados de las chacras. FOTOS: Alejandro Bonzi y Rosa Palazón
Entre las especies de este bosque pueden citarse el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco) ebédua; el palo santo, (Bulnesia sarmientoi) aai; y el palo borracho (Ceiba insignis) cucoi. En los bordes del Matorral xerofítico es común la presencia del palo azul (Cyclolepis genistoides) yajogue acaatui de uso medicinal en la cultura ayoreo; o de canioja (Jatropha grossidentata y Jatropha gossypiifolia), cuyos tallos son de uso ceremonial.
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IZQUIERDA El líder Porai Picanerai (de espaldas) en diálogo con jóvenes en la comunidad Chaidi. FOTO: Rosa Palazón
DERECHA Una niña extrae agua de uno de los aljibes comunitarios. FOTO: Rosa Palazón
En las comunidades Arocojnadi y Chadi habitan familias que retornaron, desde Campo Loro (Boquerón), a algunos sitios de su territorio ya restituidos legalmente, luego del proceso jurídico que iniciaron en el año 1993. Habitan también aquí los Areguede-urasade (familia extensa de Areguede), población Ayoreo Totobiegosode contactada en el año 2004. El acceso al agua, que durante la vida en el monte era proveído por los cursos de agua, manantiales, aguadas, aquí se ha asegurado con la construcción de tajamares y pozos, si bien en época de gran sequía deben ser muchas veces recargados con suministro externo.
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IZQUIERDA Mariposa libando flores. FOTO: Santiago Sandoval DERECHA Árbol de Nujaĩ, palmito (Trithrinax schizophylla) del cual los Ayoreo obtienen el Nujane (cogollo de palmito), un alimento emblemático de su cultura. FOTO: Rosa Palazón
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IZQUIERDA Gabidate Chiqueñoro, de la comunidad Chaidi. FOTO: Alejandro Bonzi
DERECHA La gente Ayoreo a punto de ingresar al monte para cazar. Las mujeres participan en esta actividad. FOTO: Alejandro Bonzi
Para la vida en los bosques chaqueños, los Ayoreo aprovechan tradicionalmente hidroreservorios vegetales. Son aprovechables, entre otras plantas, las hojas de caraguatá, ñojai (Aechmea distichantha), y los huecos de varias especies de árboles, particularmente los del samuhú cucõi (Ceiba insignis). Por otra parte, cuando no hay otras fuentes de agua al alcance, los Totobiegosode extraen agua de la raíz de chicoĩ (Jacaratia corumbensis y Jacaratia hassleriana).
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IZQUIERDA Gran Nasaeja mũi (zona baja donde se acumula el agua) cerca de la comunidad Arocojnadi. FOTO: Alejandro Bonzi
DERECHA Camino que conduce a una de las comunidades Ayoreo Totobiegosode. Los accesos se dificultan con las lluvias. FOTO: Rosa Palazón
Los bosques inundables se localizan en las cercanías de esteros y paleocacuces y los bosques de quebracho colorado se desarrollan sobre el suelo de los paleocacuces. Las formaciones inundadas en forma permanente son conocidas por los Ayoreo Totobiegosode como “Gaiedo”. La dinámica del ecosistema gira en torno a las épocas de lluvia y de sequía. En la primera, las zonas bajas se inundan quedando islas de bosque alto con las especies de fauna terrestre también aisladas. Durante la época de sequía, por el contrario, se unen tierras altas y bajas, registrándose intermitencia de las lagunas, ya que algunas se secan y otras permanecen con agua. Grandes territorios quedan comunicados por lo que forman corredores donde las especies faunísticas se trasladan a otros sitios, cumpliendo así, su ciclo vital de reproducción, alimentación y cobijo.
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IZQUIERDA El Jumi cangaachuigane suelo seco que revela los vestigios de acumulación de agua en el suelo chaqueño. FOTO: Alejandro Bonzi
ARRIBA Diferentes suelos en la zona del patrimonio. FOTOS: Santiago Sandoval y Paz Sánchez
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ARRIBA Móija, la viuda negra (Latrodectus antheratus). Es muy venenosa, a su lado un Saltamontes (Orthoptera). FOTOS: Paz Sánchez
DERECHA Mosca predadora (Asilidae). Para los Totobiegosode es un insecto “buen amigo”, amable, porque al posarse en la gente no molesta. FOTO: Paz Sánchez
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PAGINAS ANTERIOES Sendero en medio de un Ungãejai (zona, buena para la chacra, donde convergen montes altos y matorrales, de sustrato arenoso) en los lugares conocidos como Tie. FOTO: Rosa Palazón
IZQUIERDA y DERECHA Berui Picanerai extrayendo el Nuja, palmito (Trithrinax biflabellata). FOTOS: Rosa Palazón
Ñujamui se denomina en lengua ayoreo a la zona donde abunda el palmito. Tradicionalmente su forma de vida está sustentada fundamentalmente en la caza y la recolección, o más precisamente por la extracción dosificada de recursos faunísticos y florísticos, dependiente de la oferta de alimentos de los ecosistemas existentes en el territorio del respectivo grupo local. Entre la flora del territorio Totobiegosode, para fines medicinales se emplean el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco); pajagua naranja (Capparis speciosa) najnuũ; palo santo, (Bulnesia sarmientoi) aai; guaimi pire (Ruprechtia triflora) ẽecac; y el quebracho colorado (Schinopsis lorentzii) tujni, entre otras plantas.
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La diversa herpetofauna registra especies de anuros como la rana mono encerada, Phyllomedusa sauvagii (Cociape, Cooyap) o el escuerzo, Ceratophrys cranwelli (Chã). Reptiles, como el falso camaleón, de la familia Polychrotidae, Polychrus acutirostris; o el teju pyta, Salvator rufescens (poji nisõno) y el tejú guasu, Salvator merianae (poji utata), de la familia Teiidae. En general la dieta ayoreo no está integrada por estas especies. Un caso particular es la carne de la tortuga, especialmente Chelonoidis carbonaria (yoca), apreciada para el consumo.
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IZQUIERDA Rana (Physalaemus sp.). FOTO: Paz Sánchez DERECHA Ñẽquequep, halcón. FOTO: Alejandro Bonzi
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IZQUIERDA Mic o Coecoec, rana monito (Phyllomedusa azurea). FOTO: Paz Sánchez DERECHA Pequeño Poji nisõne, teju guasu (Salvator merianae) escondido en la hojarasca. FOTO: Alejandro Bonzi
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La vivienda tradicional ayoreo es circular. Erui y Gabide enseñan un modo de unir las maderas, destacando que para construir la estructura de la vivienda, se coloca un pilar central que sostiene otros de menor tamaño. FOTOS: Rosa Palazón
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La habitaciĂłn tradicional, guiguijnai, es un espacio fijo, que generalmente alberga a una familia extensa, jogasĂźi. El espacio circular lleva como cobertura, techo, un entramado de ramas concĂŠntricas entrelazadas unas a otras, que sirven de soporte a las ramas con hojas sobre las que se coloca tierra del entorno para hacerlas resistentes a las fuertes lluvias que caen en verano.
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IZQUIERDA Charla en las cercanías de una habitación tradicional y poste central que sostiene la estructura. FOTOS: Rosa Palazón
DERECHA Erui explica cómo se construye una de las viviendas tradicionales, con recursos del bosque. FOTO: Paz Sánchez
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El conjunto de las informaciones documentadas sobre los sitios históricos, arqueológicos y asimismo la amplitud y el grado de diferenciación y los matices del conocimiento medioambiental de los Ayoreo Totobiegosode muestran claramente que la relación entre este grupo local y el territorio ocupado por el mismo es muy antigua.
ARRIBA Pedazos de cerámica y rastros de la base, perteneciente a piezas usadas antiguamente por los Totobiegosode, identificadas por la gente Ayoreo en uno de los sitios históricos.
Centenares de sitios históricos se localizan aquí, relacionados con la memoria y el uso periódico de sus aldeas (guidaiode) y campamentos (degode), puntos de referencia para la estructuración y organización del recorrido del grupo, y de sus subgrupos, por su territorio. Asimismo, la territorialidad está estructurada y codificada mediante la memoria colectiva de los lugares etnohistóricos o geográficamente relevantes (sitios de encuentros, de enfrentamientos con los cojñone, de nacimiento o fallecimiento, o por otros diversos acontecimientos de la vida sociocultural).
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FOTOS: Paz Sánchez
DERECHA Berui Picanerai contempla el Ungãeja pita (bosque alto, muy parecido a los de la Región Oriental), al lado se observa parte de una casa tradicional Ayoreo. FOTO: Alejandro Bonzi
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“Soy el dacasute Tojidede, estoy muy alegre de tener mucha miel y tener mucha carne de yajogue (oso hormiguero), de aruco ajameone (armadillo) y de totodie (chancho silvestre). Yo y mi maraca queremos expresar nuestra alegría a toda la gente de mi aldea. Yo no quiero nombrar a ustedes, pero quiero hacerles llegar mis agradecimientos y mi alegría. Mis hijos, mi esposa y yo podemos dormir tranquilos, pero también estamos fuertes y valientes para cualquier enfrentamiento con otros grupos enemigos nuestros. Una vez más les hago llegar mis agradecimientos y les pido una vez más que sigamos siendo valientes y que no dejemos que otros grupos nos persigan como inútiles” Canto de Erui Etacori, durante los festejos del primer aniversario de la fundación de la Comunidad Chaidi, Alto Paraguay, 2005.3
3 Citado en Regher Verena, Regher Úrsula. (2011) Simetría /Asimetría. Imaginación y Arte en el Chaco. Edit. Foto Síntesis, Asunción.
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Las topadoras constituyen hoy la principal e inmediata amenaza de los Ayoreo Totobiegosode, tanto para los ya contactados que habitan en las comunidades Arocojnadi y Chaidi, como para el subgrupo que permanece sin contacto en los últimos bosques de su patrimonio. Con las topadoras han venido, y continúan llegando, la muerte de los montes, la apertura de nuevos caminos que introducen a los coñone en su territorio y la pérdida de fuentes de agua.
Amenazas al Territorio Topadora que ingresó a una aldea de familias aisladas. Territorio Ayoreo Totobiegosode, Alto Paraguay, 1994. FOTO: ARCHIVO GAT/OPIT
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Patrimonio Natural y Cultural (Tangible e Intangible) Ayoreo Totobiegosode (PNCAT-2001)
Am茅rica del Sur Colombia Ecuador
Venezuela
Peru
PNCAT
Brasil Bolivia PARAGUAY
Chile
Uruguay Argentina
Chaco, Paraguay (Regi贸n oriental) BOLIVIA
Alto Paraguay Reserva de la Biosfera
Boqueron
BRASIL
PNCAT
Presidente Hayes ARGENTINA
PARAGUAY
Asunci贸n
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Archivo Cartogr谩fico GAT
En los últimos años se asiste en la región a una muy acelerada reducción de la masa boscosa, y excesiva fragmentación de las formaciones vegetales, tanto en el territorio histórico Ayoreo Totobiegosode como en el conjunto de la Reserva de Biósfera Chaco Paraguay.
Un portón en la zona del patrimonio, cerrado con candado y con una clara señal de advertencia. A lo largo de las áreas lindantes con esta parte del territorio Ayoreo Totobiegosode existen fincas privadas. FOTO: Alejandro Bonzi
La masiva conversión de bosques en pasturas, resulta en la paulatina desaparición de las especies de flora y progresiva desaparición de las especies de fauna. La expansión de la zona ganadera ha venido presionando fuertemente en todos los niveles del ambiente y los recursos naturales, a través de una muy dinámica extensión de la frontera, desde los núcleos de las colonias mennonitas y desde el Río Paraguay hacia el interior de las zonas todavía no alteradas. Se asiste progresivamente a la eliminación de estas zonas aún conservadas, lo que provoca generalización del proceso de salinización y semidegradación de los suelos y de los recursos hídricos. La tendencia de desertificación del Departamento de Alto Paraguay y sus grandes costos ambientales es el panorama observado. Los ayoreo de Chaidi y Arocojnadi realizan grandes esfuerzos para la vigilancia de sus posesiones ya legalizadas y persisten en las gestiones para la restitución jurídica y la protección de esta parte de su territorio. Zonas estratégicas e históricas allí se encuentran, como Cugedodie (ubicada entre los actuales inmuebles de C. Casado SA y Yaguareté Pora SA.), de suelos adecuados para las prácticas agrícolas, con formaciones vegetales de bosque alto.
Deforestación en una parte de la zona limítrofe a la comunidad Arocojnadi. FOTO: Alejandro Bonzi
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Deforestaci贸n en el Alto Paraguay, marzo 2014.
Archivo Cartogr谩fico GAT
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Para la población en situación de aislamiento la pérdida de bosques impacta directamente en la disponibilidad y/o acceso a recursos hídricos, vegetales y faunísticos. La deforestación en curso agrava muy adversamente sus posibilidades de vida. El respeto a sus formas de vida, en el marco de los derechos que la normativa vigente garantiza, íntimamente asociado a la protección de sus bosques, de sus bienes naturales, es el desafío, y es la interpelación, que plantea la gente Ayoreo Totobiegosode.
Guieja Etacoro con su niño, en el 2004, año en que los Areguede-urasade (familia extensa de Areguede) se vieron empujados hacia el contacto, por el avance de la deforestación en su territorio. Alto Paraguay, Chaco. FOTO ARCHIVO GAT/OPIT
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FOTOS RETIRACION DE CONTRATAPA Izquierda: Mariposa (Junonia genoveva). FOTO: Paz Sánchez Centro: Rana mono encerada. FOTO: Alejandro Bonzi Derecha: Erui Etacori, de Arocojnadi. FOTO: Paz Sánchez FOTOS DE CONTRATAPA Izquierda: Yoca o Yocai (Chelonoidis carbonaria) tortuga de patas rojas; de zonas arenosas, cuya carne es muy sabrosa para los ayoreo. FOTO: Paz Sánchez Centro: Daju, caraguata (Bromelia hieronymi), planta utilizada por los Ayoreo para la manufactura de sus hilos con los que elaboran diversas piezas artesanales. FOTO: Alejandro Bonzi Derecha: La confección de tejidos se realiza con técnicas distintas y formas variadas. FOTO: Rosa Palazón
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La presente edición presenta un recorrido en imágenes del territorio Ayoreo Totobiegosode, nos enseña el espacio de vida recuperado, y en trámite de restitución, donde se encuentran sus comunidades Chaidi y Arocojnadi, en el Alto Paraguay, Chaco; territorio defendido y protegido por sus habitantes originarios, familias contactadas en años recientes (1979, 1986, 1998 y 2004). Los bosques aún extensos constituyen, a su vez, hábitat y refugio del subgrupo Ayoreo Totobiegosode en situación de aislamiento. Este territorio histórico, de una extraordinaria diversidad de asociaciones florísticas y de fauna, es área representativa de la zona de transición del Chaco boreal al Pantanal. Está ubicado en el extremo sur-este de la actual Reserva de Biosfera Chaco Paraguay (UNESCO, 2005), especialmente en la confluencia de los Biomas 4 “Punta Riel” y 5 “Fortín Torres”, como también del Bioma 6 “Alto Paraguay”.
GAT OPIT GENTE, AMBIENTE Y TERRITORIO
CON EL APOYO DE
Organización Payipie Ichadie Totobiegosode
FONDO PARA EL MEDIO AMBIENTE MUNDIAL INVERTIR EN NUESTRO PLANETA
Al servicio de las personas y las naciones