Colección Pi
Primera edición: Febrero, 2017 © del texto: Rafa Ordóñez © de las ilustraciones: Rafa Antón © primera edición: La Guarida Ediciones Marcelo Fernández Nieto, 1 37004 Salamanca www.laguaridaediciones.com Maquetación: Egido Pablos. Comunicación Gráfica Impreso en España por Gráficas Lope, S. A. ISBN: 978-84-945204-3-3 DL: S. 13-2017 Reservados todos los derechos
Rafa Ordóñez y Rafa Antón
¿cómo te como?
Un pequeño ratón, con bigotes de ratón, orejas de ratón, cola de ratón y apetito de dragón, busca algo de comida. —¡Ay, qué dura es la vida!
Mira debajo de unas piedras grandes y lisas, pero no tiene prisa. Luego echa un ojo detrás de una valla. —¡Vaya, valla! También se asoma al hueco de un manzano que le pilla muy a mano. Después inspecciona un pueblo, una ciudad, un país y tres continentes, todos ellos diferentes.
Hasta que da la vuelta a la esquina de la casa de una vecina. Su olfato le dice que al fondo del callejón, en aquel papel arrugado, doblado y manoseado está lo que busca, lo que desea… Casi se le cae la
baba.
¿Y qué es eso? Pues un pedazo de queso. No se lo piensa otra vez y allá va con rapidez. Abre el papel y el olor, el aroma, la fragancia del queso inunda sus narices y retuerce sus bigotes. —¡é cosa más deliciosa! El ratón casi se ahoga, se le hace la boca agua. Toma aquella maravilla entre sus manitas y, cuando le va a dar un pequeño bocado, escucha un sonido que le deja medio atontado.
—¡Miau!
Un gato asoma por la esquina. Tiene hambre, busca aunque sea una espina, de pescadilla o sardina. Pero al ver al ratĂłn se alegra un montĂłn. Y se acerca despacio, moviendo la cola y relamiĂŠndose los bigotes, no le importa que el roedor lo note.
El pobre ratรณn no tiene escapatoria, en aquel callejรณn sin salida corre peligro su vida.
El gato se acerca, se relame, se acerca, se relame. Abre mucho la boca y… —¡Un momento! —dice el ratón—. ¿No me comerás así, tan soso? —¿Entonces, cómo te como? —pregunta el gato ignorante al roedor que tiene delante. —Relleno. —¿Relleno? —Pues claro. Si te esperas un poco, me como el queso y podrás comerme relleno. e así estaré más bueno. Como en el mejor restaurante de Egipto. «Mmmm… Ratón relleno de queso», piensa el gato y decide esperar un rato.