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Las esenciales

El taladro eléctrico, un gran esenciaes aliado

Por Marcos Salvador

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Un taladro (del latín tarātrum) es una herramienta con una sonda giratoria llamada broca, que se utiliza para perforar agujeros en diversos materiales. Un mandril (abrazadera especializada) en un extremo del taladro sujeta la broca, que se presiona contra el material objetivo. La punta de la broca corta el material objetivo, ya sea cortando virutas finas (en el caso de brocas helicoidales o brocas de barrena), moliendo partículas pequeñas (en la perforación petrolera) o triturando.

Los taladros se usan comúnmente en proyectos de carpintería, metalurgia, construcción y bricolaje.

Los taladros pueden ser lo suficientemente pequeños para hacer agujeros casi microscópicos o lo suficientemente grandes como para cavar un túnel bajo el mar.

Existen taladros que se accionan manualmente, otros utilizan electricidad o aire comprimido como fuerza motriz, y una minoría son impulsados por un motor de combustión interna (por ejemplo, las barrenas de perforación de tierra).

Breve historia del taladro eléctrico

Los historiadores estiman que los humanos descubrieron cómo rotar una piedra puntiaguda contra otro objeto para hacer un agujero hace miles de años y hace poco más de 200 años empezaron a trabajar con taladros manuales.

Fueron los autralianos Arthur James Arnot y William Blanch Brain quienes inventaron el primer taladro eléctrico en 1889. Este primer taladro eléctrico era demasiado grande para moverlo de un lugar a otro. Solo se usaba para trabajos estacionarios o en sitios de trabajo que tenían suficiente poder para trabajar.

El primer taladro de mano portátil surgió en 1895 de las mentes de Wilhelm y Carl Fein, oriundos de Stuttgart, Alemania.

En 1917, la firma Black & Decker patentó lo que podríamos llamar el taladro moderno con empuñadura de pistola y gatillo. De hecho, se dice que su diseño se basó en el revólver Colt Peacemaker.

Esta innovación permitió que los taladros fueran más versátiles y utilizables para diversas aplicaciones. A medida que crecían las capacidades de los taladros con estos nuevos avances y descubrimientos, también lo hacía su demanda.

El primer taladro de mano portátil surgió en 1895 de las mentes de Wilhelm y Carl Fein, oriundos de Stuttgart, Alemania

Taladros inalámbricos

El primer taladro inalámbrico apareció en 1961 y en él Black & Decker utilizó una batería de níquel-cadmio para alimentarlo.

Las herramientas con baterías extraíbles llegarían varios años después, en 1978, cuando Makita lanzó su modelo 6010D, un taladro inalámbrico alimentado por un paquete de baterías extraíbles de NiCd de 7.2 V.

A lo largo de los años, los voltajes de las baterías disponibles han aumentado. Si bien las de 18 a 24 V podrían ser las más comunes, ya las hay de hasta 54 V.

Muchos fabricantes de taladros ahora usan baterías de iones de litio. Las principales ventajas son un tiempo de carga muy corto, una vida más larga y un peso de batería más ligero. En lugar de cargar una herramienta durante una hora para obtener 20 minutos de uso, 20 minutos de carga pueden hacer funcionar la herramienta durante una hora. Este tipo de baterías retienen la carga durante mucho más tiempo que las baterías de níquel-cadmio, aproximadamente dos años si no se usan, frente a uno a cuatro meses para una batería de níquel-cadmio.

Para uso continuo, un trabajador tendrá uno o más paquetes de baterías de repuesto cargándose mientras taladra, para que pueda cambiarlos rápidamente, en lugar de esperar una hora o más para recargarlos. Aunque ahora hay baterías de carga baja que pueden cargarse en 10-15 minutos.

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Illinois, publicado por la Asociación de Psicología de Estados Unidos, el desempeño de un grupo de tres, cuatro o hasta cinco personas ha demostrado ser superior para resolver problemas frente a hacerlo en solitario.

Con esto en mente, Alejandro Zubiria, representante regional de la firma Fidemont, propone varias características esenciales que debe tener un equipo para ser considerado ganador. He aquí siete de ellas.

Objetivos por encima de diferencias

En un proyecto es esencial forjar acuerdos y establecer metas comunes, así como respetar las decisiones que se tomen en consenso. Esto se conoce como disagree and commit (no estar de acuerdo, pero comprometerse a trabajar juntos).

“Es importante saber gestionar las diferencias y poner por encima el rendimiento del equipo por sobre los beneficios individuales, fomentando sobre todas las cosas la buena comunicación”, indica el especialista.

Todos son importantes

Dentro de un equipo ganador, todos se sienten parte importante del grupo, con una cultura, idea y fines definidos. Independientemente de su posición, cada uno da lo mejor de sí para el desarrollo de su función y se priorizan las buenas sinergias.

El líder está consciente de que cada uno de los miembros de su equipo cuenta con fortalezas y áreas de oportunidad particulares, por ello busca sacar la mejor versión de cada uno a través de referentes, visión e ideas claras.

Gestión del fracaso

Un equipo altamente efectivo sabe que en algún momento cometerá un error, pero que ello no significa una derrota, sino que es una excelente oportunidad de aprendizaje.

“Los equipos ganadores tienen claro que cada fracaso es un paso más y una oportunidad de mejorar. Aprenden de sus propios errores, saben realizar los cambios necesarios a tiempo, y se apoyan mutuamente para desarrollar una capacidad de resiliencia colectiva”, indica el experto.

Concentración

Los miembros del equipo tienen una visión clara de a dónde quieren llegar, evitan distracciones, trazan una hoja de ruta y la siguen sin desgastar innecesariamente sus recursos.

Planificación

Los equipos efectivos definen metas y saben que los resultados son consecuencia de una adecuada definición de pasos para alcanzarlos, que implica tiempo, trabajo y sacrificio.

Disfrute y motivación

Un último punto crucial es que los equipos de alto rendimiento están formados por gente que siente una conexión personal con su rol y buscan rodearse de personas con la misma actitud para sumar esfuerzos. “Los equipos ganadores disfrutan de los procesos y buscan integrar grupos que se apasionen por lo que hacen. Tienen claro que eso fomenta la creatividad y que las personas alcanzan su mejor potencial cuando sus actividades se encuentran en gran parte alineadas a sus gustos y capacidades”, concluye Zubiria.

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