Domingo 18 de noviembre de 2012
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survenires COREANOS
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competencia internacional El muerto y ser feliz Javier Rebollo, España / Argentina / Francia, 94’ Un juego de dos voces en off describe lo que vemos de manera hipnótica, mientras la road movie con perros y pistolas que abrió el Festival se carga de una ternura inusual, kilómetro a kilómetro. Santos es un español que vivió en Buenos Aires la mitad de su vida y que ahora, consciente de su enfermedad terminal, avanza hacia sus últimos días corroído por el dolor, pero impasible. Lo acompañan Érika, a quien conoció en una estación de servicio, y una heladerita con dosis de morfina que pronto se
terminarán. A pesar de que parece tener en claro cómo será su fin, el entrañable antihéroe encarnado por José Sacristán recorre las rutas (“inmortales”, según él) sin plan de viaje ni mapas, para terminar por descubrir que comparte mucho más de lo que cree con su compañera de ruta, y quizá hasta por reconocerse en ella.
HOY, 9:00, AUD y 22:00, AUD; LU 19, 11:00, AUD; DO 25, 14:00, AUD
Night of Silence Reis Çelik, Turquía, 91’ En un pueblo de la Turquía profunda, un hombre más cerca de los 60 que de los 50
sale de la prisión donde ha pasado casi toda su vida. Una chica de 14 está por entrar a otra cárcel, no por metafórica menos penosa: van a casarla, en matrimonio arreglado, con el ex convicto. Hay una procesión colorida, disparos al aire, consejos susurrados bajo el velo rojo de la niña/novia. Y luego, irremediablemente, la extraña pareja entra a la habitación nupcial. Sin salir, de allí en más, ni una sola vez del cuarto, Çelik construye un juego claustrofóbico de ajedrez mental en el que, de cien maneras, uno intenta avanzar y la otra demorar lo inevitable. En el ida y vuelta entre esas dos perspectivas opuestas, Night of Silence logra retratar, con crudeza pero sin golpes bajos,
competencia latinoamericana 7 cajas Juan Carlos Maneglia / Tana Schémbori, Paraguay, 100’ A sus 14 años, Víctor trabaja como carretillero, llevando de un lado a otro las compras ajenas, en el Mercado Central de Asunción: el Mercado 4, un micromundo hiperquinético donde casi todo –productos y personas– está en venta. Víctor sueña con ser un actor famoso y, por alguna razón, el celular con videocámara que está vendiendo (carísimo para el bolsillo de un simple carretillero) su hermana le parece el primer paso para cumplir ese sueño. Por eso acepta el encargo, a todas luces turbio, de un carnicero/maleante: trasladar las siete cajas del título a través de los pasillos abarrotados
del Mercado, sin detenerse ni hacer preguntas, a cambio de medio billete de cien dólares. Así arranca el adrenalínico thriller de Maneglia/ Schémbori, que tiene sorpresas a la vuelta de cada esquina, una galería de secundarios impagable y mucha, mucha superacción en guaraní.
HOY, 10:45, PAS 1 y 22:15, PAS 1; MA 20, 0:45, PAS 1
El Bella Vista Alicia Cano, Uruguay / Chile, 73’ “Sobre las ruinas del pecado edificaré mi iglesia”, se escucha decir durante la misa que sirve como bautismo para la sede recuperada del Club Atlético Bella Vista, en el departamento uruguayo de Durazno, donde hasta hace poco
funcionaba un prostíbulo rural de travestis. Pero en vez de aceptar ese discurso de los pueblerinos –comandados por Patón, un tipo sencillo pero decidido–, la película de Alicia Cano apunta constantemente a los nudos de una historia que, bajo su mirada directa y estilizada, parece decidida a escapar de todo tipo de simplificaciones. Así, la historia del club se desenfunda en una multiplicidad de narraciones que involucran temáticas de género; que hablan de la memoria y de la búsqueda de la felicidad. En medio de esta pluralidad de voces, El Bella Vista se demuestra como un documental potente y centrado, de esos que se hacen, en el mejor sentido, imposibles de definir.
HOY, 12:45, PAS 1 y 17:15, PAS 1; LU 19, 12:00, PAS 4
algo externo a esas cuatro paredes: el rostro inescrutable de una sociedad.
HOY, 14:00, AUD y 16:30, AUD; LU 19, 13:00, AUD
Sightseers Ben Wheatley, Reino Unido, 88’ Luego de un par de escenas a modo de prólogo en las que la madre de la ya madura protagonista deja en claro que es una vieja británica insoportable, arranca la nueva película de Ben Wheatley. Pedal a fondo, como es costumbre en su cine, lo brillante de Sightseers es, en definitiva, ver cómo uno puede estar de
acuerdo con las decisiones criminales (para nada livianas) que la pareja protagónica de turistas enamorados toma a lo largo de su recorrido por un puñado de sitios históricos desperdigados en la campiña inglesa; en el que cualquier mínimo detalle basta para hacerlos reventar en cólera asesina. Por momentos un film de Svankmajer, por otros uno de John Waters, Sightseers es un disparate tan sangrientamente lógico que asusta y reconforta al mismo tiempo, hasta desembocar en una escena final que posiblemente esté entre las más emotivas y sinceras de todo el Festival.
HOY, 12:00, AUD y 19:00, AUD; MA 20, 13:00, AUD; DO 25, 22:00, AUD
¡Atención a las Actividades Especiales! La grilla de Actividades Especiales para hoy domingo tiene un cambio importante: el Homenaje a Caloi que estaba programado a las 19 h en el Punto Cine se cancela, y deja su lugar a la inauguración –sólo para acreditados– de la muestra de afiches de Alain Tanner. Antes de eso, a las 16 h, en la Sala Nachmann del Teatro Auditorium se proyectará Días de vinilo, con la presencia (y la presentación) de su director, Gabriel Nesci.
Por último, no olviden que a las 21:30 h, en la Sala Melany del Centro Cultural Radio City / Roxy, el Sr. Presidente del Festival José Martínez Suárez estará presentando su película Noches sin lunas ni soles, en el marco de la Jornada 24 Horas de Cine Nacional.
competencia argentina Abril en Nueva York Martín Piroyansky, Argentina, 78’ ¿Habrá separación más dolorosa que aquella que sucede a muchos kilómetros del hogar? Valeria y Pablo se fueron a vivir a Nueva York buscando un camino en la actuación y la música, respectivamente. Juntos construyeron su espacio, sus costumbres, sus guiños y hasta sus canciones improvisadas, y Piroyansky, en su primer largometraje, se toma todo el tiempo necesario para mostrarlos tanto puertas adentro como en su vínculo con la ciudad. Ella, que habla un inglés impecable, trabaja en un restaurant, va a castings y parece hacerse cargo de más de lo que le corresponde. Él, un poco más bohemio,
recorre las calles guitarra al hombro, buscando su rumbo. Cuando las diferencias terminan por quebrar a la pareja, la ciudad se vuelve un poco más oscura, más amarga y pesada para ambos y, entonces, lejos de casa y de ellos mismos, tendrán que enfrentar esa doble soledad.
HOY, 15:30, COL y 22:00, COL; SA 24, 17:30, COL
Calles de la memoria Carmen Guarini, Argentina, 65’ Además de una de las grandes documentalistas argentinas, Carmen Guarini (Tinta roja, Go-
rri) es docente. En ese carácter, y en el marco de un taller de dos meses dictado en el Observatorio de Cine Documental, les propuso a sus alumnos –en su gran mayoría extranjeros– investigar baldosas. No cualquier baldosa, claro, sino ésas que, diseminadas a lo largo y ancho de la geografía porteña por la agrupación Barrios por Memoria y Justicia, recuerdan a los desaparecidos y asesinados por la última dictadura militar. En el curso de la investigación (que abarca no sólo a vecinos y transeúntes, sino también a los propios documentalistas), lo que emerge es una reflexión lúcida y profunda –y a veces profundamente emotiva– sobre las formas de la memoria, su representación y las distancias generacionales en un país mar-
cado por una herida todavía abierta, para la que no hay ni olvido ni perdón.
HOY, 13:00, COL y 17:30, COL; LU 19, 19:30, COL
Samurai Gaspar Scheuer, Argentina, 96’ En el comienzo del nuevo film de Scheuer (El desierto negro) hay una leyenda: la de Saigo Takamori, líder de la rebelión de samurais masacrada por el ejército imperial japonés en 1877. Para muchos, Saigo había sobrevivido a la derrota y, oculto en un país lejano, reagrupaba fuerzas
para volver algún día. Samurai ubica en la Pampa bárbara el escondite probable de Saigo. Al menos eso cree el abuelo del joven Takeo: antes de morir (y contra la opinión del padre, que preferiría olvidar el pasado en Japón y adaptarse a la vida criolla), convence al chico de salir tras las huellas de Saigo. Pero a quien encuentra Takeo, al comienzo de esa búsqueda errática, es a “Poncho Negro”, un misterioso veterano de la Guerra del Paraguay. Siguiendo el camino del samurai y el gaucho, Scheuer teje una épica poderosa en los intersticios entre ficción e historia, mito y realidad, tradición y progreso.
HOY, 10:00, COL y 19:30, COL; LU 19, 15:30, COL
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Introducción al Panorama de Cine Latinoamericano “La cultura sin mi cultura me acultura”. Festival de Cine de Ouidah “Aquella comunidad que por una u otra razón se ve obligada a visualizar permanentemente en las pantallas audiovisuales las imágenes de otras culturas, termina extrañándose a sí misma, dificultándose a la vez la construcción de su propia identidad”. Octavio Getino “Cuando pedimos acceso a las pantallas no estamos exigiendo que el público vea determinadas películas, sino que ejercemos un derecho natural. Es como si uno tuviera que pedir permiso para hablar en su propia casa”. Miguel Littín El cine sigue siendo, como institución social, un vehículo privilegiado para que los pueblos podamos contarnos a nosotros mismos, y les relatemos a otros, quiénes y cómo somos, cómo deseamos ser, qué tenemos de único, qué de múltiple y diverso y qué de universal, etcétera. El gran problema actual es que en nuestro mundo contemporáneo globalizado un solo país concentra las capacidades no solamente de contarnos a todos sus propias historias, sino también la facultad de decirnos a todos en el resto del planeta cómo somos, a partir de sus propios estereotipos de nosotros y de sus visiones etnocéntricas del mundo. En el campo cinematográfico, dominado por las majors estadounidenses, las películas latinoamericanas no nacionales sólo ocupan entre el 1 y el 2 por ciento de la cuota de mercado en las salas de exhibición. Las películas no se difunden de un país a otro, y en sus propios mercados tienen un estrecho margen de permanencia en sala que limita su rentabilidad. La integración regional del subcontinente de cara a los productos audiovisuales se presenta como una condición general indispensable para la supervivencia de una industria audiovisual propia. En términos de taquilla a nivel mundial y considerando toda la historia, parecería que el cine latinoamericano prácticamente no ha existido. Por lo menos a esa conclusión llega un análisis del comercio de servicios latinoamericano publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (Prieto, 2003), donde revisa mecanismos de ayuda al comercio internacional audiovisual de México y Brasil. Ahí, el economista Francisco Prieto remite a la página web “worldwideboxoffice.com”, que contiene una amplia base de datos sobre la taquilla mundial, donde, entre los primeros dos mil films registrados de 1900 a 2003, solamente había dos mexicanos: Como agua para chocolate en el lugar 1.735 (2.975 en 2012), y Amores perros, en el 1.870 (3.158 en 2012). Por su parte, la brasileña Estación central (1998) logró ubicarse en el lugar 2.025 (3.372 en 2012) entre las 2.250 películas más taquilleras en el mismo periodo. Es muy importante destacar la relevancia de las implicaciones políticas e ideo-
lógicas de las estrategias económicas, pues no en vano el cine debe también enmarcarse dentro del contexto social, económico y político general, y debe ser criticado en la medida en que contribuye a mantener y reproducir las estructuras de poder. El estudio del cine desde la perspectiva de la economía política debe incorporar no sólo la descripción del estado de esta industria, sino como explica Vincent Mosco, “una comprensión teórica de estos desarrollos, situándolos en el marco de una totalidad capitalista más amplia en la que se incluyan los conceptos de clase social y otras relaciones sociales, y en la que se ofrezca también una crítica firme desde una posición moral de evaluación”. Una de las distinciones claves entre la economía política y otros modelos de análisis es admitir y criticar el desigual reparto de poder y de riqueza tal como existe en la industria, así como la atención prestada a las cuestiones laborales y a las alternativas al cine comercial, y los intentos por desafiar a la industria y rechazar el status quo. El cine es producido por las mismas compañías que operan en el campo de la comunicación o de los medios, y no es ningún secreto que el número de empresas que controlan estas actividades es cada vez menor. El fenómeno de concentración de la propiedad de los medios de comunicación ha permitido que un cada vez más reducido número de actores controlen un número cada vez más significativo de la producción simbólica. A finales de los años cuarenta nació el concepto fundamental de “industria cultural” que designa la imbricación de la cultura y del mercado, de la cultura y de la lógica económica y técnica. A juicio de Theodor Adorno y de Max Horkheimer, la industria cultural como lugar de la fabricación en serie, de la estandarización y de la división del trabajo acredita de forma ejemplar la quiebra de la cultura, su caída en la mercancía. La transformación del acto cultural en valor destruye su poder crítico y su carácter de experiencia auténtica. El reino de la seudoindividualidad se extiende con arrogancia por la cultura de masas. El individuo es producido en serie. De la estandarización del producto a la de los individuos que lo consumen, este argumento anula cualquier problemática ligada al consumo como práctica. Las industrias culturales no sólo deben contemplarse como un importante sector de la economía globalizada; son también, como las llamó el estudioso alemán Hans Magnus Enzensberger, “industrias de la conciencia”.
La transnacionalización, la concentración de la propiedad y la fusión o integración vertical entre empresas de distinto rubro son los rasgos distintivos de las industrias culturales en la era de la globalización. En América Latina, si examinamos hacia dónde van las ganancias, se comprueba que migran hacia las empresas transnacionales que controlan los derechos de propiedad y la distribución y, por lo tanto, los beneficios. En el área del cine y de la industria audiovisual los desequilibrios entre la producción endógena y foránea son contundentes: el 90% del mercado de distribución de cine, televisión y video está consagrado a la producción norteamericana. La industria de cada país debe sobrevivir con el 10% restante. Sin embargo, el problema más grave que atraviesa este sector en América Latina son los monopolios de la distribución y circulación. Para decirlo con otras palabras: no es el buen cine lo que escasea, sino, más bien, políticas de distribución que permitan la circulación de producciones latinoamericanas. Como consecuencia, se puede ver más cine latinoamericano en San Francisco, Lyon o Barcelona que en Bogotá, Caracas o Santiago. Es cada vez más claro que cualquier cinematografía nacional o regional, que aspire a tener alguna presencia en los mercados internacionales, debe reforzar los mecanismos de distribución frente a la presencia oligopólica de la industria audiovisual estadounidense en casi cualquier lugar de la Tierra. ..... “¿Internet llega para cambiar las cosas o para reforzar el statu quo de la distribución?” Walter Salles “Todo el mundo dice que el digital permite hacer esto o aquello, sin decir lo que efectivamente se hizo. El digital permite ser libre, ¿pero libre para hacer qué? ¿En qué momento? En verdad, pocas cosas cambian”. Jean-Luc Godard La tecnología digital permitirá la transmisión, por cable o satélite, de una película, en diferentes idiomas, desde un centro único a cualquier lugar del mundo. No habrá ni barreras espaciales ni idiomáticas, ni limitaciones de capacidad. La distribución digital puede convertirse, en manos de las grandes multinacionales, en una valiosa herramienta para monopolizar, aún más si cabe, el mercado mundial. Si en estos momentos tienen una situación hegemónica,
con la posibilidad de estrenar o colocar simultáneamente sus productos en un número infinito de salas a un coste casi cero, ¿quién podrá frenar el colonialismo cultural norteamericano? El cine digital servirá de revulsivo a todas las cinematografías que tendrán que tomar posiciones ante la nueva situación. Será la salvación de las producciones independientes de bajo coste y de las cinematográficas de países donde el cine no tiene una estructura industrial sólida o es una actividad periférica, con escasos medios y subyugada a los dictámenes del cine dominante. Puede dar pie a un cine más beligerante y más comprometido socialmente. Las posibilidades que ofrece la tecnología digital para poner al alcance de un mayor número de personas los medios de comunicación se considera un paso decisivo en la democratización de la sociedad. La gran expectativa creada es similar a la que en su momento provocó la aparición del 16mm, el Super 8, el video o la proliferación de canales de televisión. La diversidad y proximidad de los medios iba a permitir, al menos en teoría, escuchar una amplia pluralidad de voces, lo que no dejó de ser otro espejismo cuando todos estos medios acabaron anulados o controlados por las todopoderosas empresas de comunicación que impusieron una voz uniforme y vulgar. La viabilidad del cine digital pasa por disponer de los cauces de distribución y comercialización adecuados para recuperar las inversiones. El mercado, en mayor o menor escala, volverá a imponer su criterio y lo más probable es que el cine digital cambie menos las cosas de lo que esperamos y todo haya sido un nuevo espejismo. La historia nos demuestra que los grandes cambios producidos en el seno del cine, como la incorporación del sonido, la aparición del color o los grandes formatos han sido, siempre, originados por razones económicas, ¿y qué nos hace pensar que no va a ser diferente ahora? La industria misma ha reservado, sin embargo, un lugar para lo que se ha venido a llamar “cine independiente”, dirigido a un público supuestamente más exquisito, que demanda no sólo entretenimiento a los films, sino un cierto nivel artístico. ¿Hasta qué punto es factible desenvolverse en el espacio dominado por la distribución internacional sin ceder a sus condiciones? No ha de olvidarse que la forma artística (en este caso la estructura narrativa y el estilo) es también
ideológica. Asumir las convenciones narrativas impuestas por Hollywood significa, de todos modos, hacer concesiones importantes. Cabe recordar a Jonathan Rosenbaum (2007) cuando sugiere que no es la fuente de financiamiento lo que hace a un cineasta independiente, sino el control final que ejerce sobre su película; argumento que esgrime para negar, por ejemplo, la independencia de Tarantino. Podría emplearse el mismo criterio para indagar sobre la verdadera independencia de los cineastas latinoamericanos respecto de las entidades de apoyo que solventan sus films: ¿Cuántos hacen concesiones en el producto final a las expectativas de aquellos organismos? ¿Cuántos tienen el control sobre el destino de sus films? Las películas pueden considerarse como testimonios estéticos de los discursos, de las corrientes de pensamiento, de las fluctuaciones en el balance de poder entre elites, de los giros de las culturas, de los cambiantes modos de producción, de los procesos de globalización y exclusión, de la desaparición y el alza de actores sociales, de las crisis de identidades y el auge de la multiculturalidad. Cine e historia se encuentran vinculados al problema de las “identidades”. Al pensarlas en plural hacemos hincapié en que los sujetos se definen a sí mismos a través de la superposición de una multiplicidad de construcciones identitarias, entre las que la nacionalidad, etnicidad, género, clase, religión son sólo las más evidentes. La interrelación entre estos tres factores –cine, identidades e historia– se sostiene desde una serie de interrogantes como las siguientes: ¿De qué maneras el cine manifiesta sensibilidades sociales? ¿En qué modos colabora en la construcción de identidades colectivas, o se hace eco de ellas, o tal vez contribuye simbólicamente a su extinción?
Ernesto Flomenbaum & Pastora Campos FUNCIONES DE HOY Uma longa viagem 13:00, AMB 4 Chocó 14:45, AMB 2 El sueño de Lú 15:15, AMB 4 Júbilo inmortal + Chalán 16:30, PAS 4 Evolution of Violence 17:15, AMB 3 Super Nada 22:30, AMB 4
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Las ofrendas de una vida Cineasta de cineastas, defensor de lo verdaderamente amateur y del cine como una actividad personal, Claudio Caldini es para muchos el nombre central en la historia del cine experimental argentino. Como complemento al Panorama Argentino de Super 8 programado por el Festival, Caldini está entre nosotros, a cargo de una Noche Especial en la que él mismo proyectará (¡por momentos con tres proyectores a la vez!) una selección de su enorme obra, con música en vivo de Sergio Bulgakov. En honor a semejante acontecimiento, presentamos un pequeño recorrido por la obra elusiva y mágica de Caldini. La imagen de Claudio Caldini como figura dentro del cine experimental argentino es equiparable a la de un árbol en medio del desierto. Dejando de lado las referencias a sus contemporáneos que rodean a esta idea, la metáfora sirve para entender a Caldini visto desde una perspectiva actual. A lo que Caldini, en tanto cineasta, representa para las generaciones locales posteriores (que no son ni muchas ni abultadas) y para el punto de vista internacional, a menudo ávido de sistematizaciones en su trazado de panoramas. Sí, Caldini es un árbol solitario. Uno fuerte y fértil, se debería agregar, experimentado aunque todavía joven, lo suficientemente frondoso como para amparar todo lo comprendido entre sus ramas superiores y sus raíces. Los motivos por los cuales la imagen mantiene cierta fuerza en una posible interpretación de ese movimiento histórico con mucho de espejismo que fue el cine experimental argentino de los setenta (tranquilamente expansible hacia mediados de los sesenta y de los ochenta, por no decir hasta nuestros días) están hoy más que nunca a la vista, ya que el cine de Caldini sigue creciendo firmemente mientras el entorno se marchita. La flamante edición en blu-ray de sus films realizados entre 1975 y 1982 parece ayudar a ajustar las cuentas con un pasado cada vez más homogeneizado desde el punto de vista académico; mientras que lo que podría considerarse la tercera gran etapa de su obra experimental, dedicada de lleno a la exploración del cine como una actividad expandida y sobre todo operativa (del cine como mecanismo), ha resultado ser la más activa y prolífica de su carrera. No es un hecho para pasar por alto que Caldini haya exhibido su obra con mayor frecuencia en los últimos
diez años que en la época de producción del grueso de su filmografía. (Su presente representa un segundo aire que incluye retrospectivas en Oberhausen y Zagreb, performances en Brasil, primeras proyecciones en Estados Unidos –al menos oficiales y en formato original–, la incorporación al catálogo de distribución de Light Cone, un documental y un libro sobre su figura, entre otras cosas). Lo notable de esta ampliación del campo de batalla cinematográfico de Caldini, a diferencia de la mayoría de sus colegas de la multiproyección, es que sus intereses lo acercan cada vez más a una austeridad visionaria digna del espíritu de los primeros pasos del cine o, más precisamente, de los pasos inmediatamente previos a la invención del mismo. La “simpleza” de sus proyecciones en vivo es consecuencia de un recorrido de más de cuatro décadas de estudios audiovisuales. De una depuración de los elementos, más que lo opuesto. Si en medio de la campaña más arrasadora por la destrucción del soporte cinematográfico analógico, la mayoría de los abordajes al cine expandido terminan dando vueltas en una especie de fetichismo espectacular en donde el cine aparece ya desprovisto de sus posibilidades como medio sutil, sensible, emocionante, para convertirse en un funeral bastante colorido, el talento de Caldini en obras como Generador óptico de señales cromáticas o 4:3 (ambas de 2010) consiste en regresar al inicio, no para llorarlo o celebrarlo, sino para volver a trabajarlo una y otra vez. Para crear algo por fuera de la lógica de la estructura contenida y monocanal de las “películas”. Crear, sí: no se trata de conmemorar. Volviendo a su producción tradicional en cine y
video, la singularidad de la estética de Claudio Caldini se basa en ese mismo principio desértico que lo abstrae de toda idea de comunidad artística. Pero si Caldini es un desertor, lo es únicamente en su interés ingobernable por huir de la comodidad de las formas prestablecidas que han dominado a la escena experimental local hasta el día de hoy –de la psicodelia performática al activismo revolucionario, del ascenso y caída del “video de creación” a la idealización del Super 8– hacia un territorio que pudiese considerar puramente suyo. Su universo cinematográfico despoblado (prácticamente no existe presencia humana en su puesta en escena, y cuando la hay se trata de siluetas vacías… de ideas de personas más que de cuerpos vivos) insiste en volcar hacia afuera lo interno, manipular el paisaje de acuerdo a una sensibilidad visual que ataca a su entorno con la convicción y la calidez de quien tiene una visión para compartir con el mundo. Esas reflexiones, asombrosamente precisas, casi siempre presentadas bajo la apariencia de correspondencias íntimas, componen –tal vez junto a la obra de Jorge Honik, el gran cineasta experimental oculto argentino– el mapa más definido y complejo del cine como experiencia personal jamás producido en este país. Porque el telón autobiográfico que se despliega de Límite (1970) a La escena circular (1982), de Heliografía (1993) a La república (2008), pero también indudablemente presente en obras más herméticas como Ofrenda (1978) y Gamelan (1981), es de una sinceridad antes que nada cinemática. En toda su obra lo técnico, lo estilístico ilumina lo sentimental, lo íntimo; y generalmente esto sucede con semejante dominio de los componentes cinematográficos (la cámara por sobre todo el
resto) que demanda más de una visión para poder abarcar sus películas en toda su dimensión. Los mundos de la razón y la pasión, por trazar un eje de oposiciones recurrente, aparecen en el cine de Caldini unidos desde el momento de su registro, reconciliados bajo una visión que condensa lo sentido y la manera de transmitirlo en un mismo instante de creación. Lo que se presenta como un retrato geográfico fragmentado mediante la técnica de single-framing revela el lugar conflictivo de una persona en medio de un paisaje que se debate entre la vegetación salvaje y la racionalización humana moderna. Las acciones repetidas, circulares, de dos siluetas humanas sobre un fondo natural dejan al descubierto, a través de un refotografiado poroso e impresionista, sentimientos de soledad y exilio. Un plano secuencia estático al ras del suelo, en el cual el silencio de su entorno silvestre es interrumpido por un camión parlante dispuesto a acumular todo tipo de desecho industrial, contrapone el peregrinaje de una persona empujada cada vez más cerca del borde de la civilización. Una cascada de margaritas nos señala un momento de devoción. Curiosamente, pareciera que cuanto más se adentra Caldini en el terreno de la exploración de las posibilidades cinematográficas (un espacio esencialmente abstracto en su caso), más deja al descubierto su propia existencia. Es esa sinceridad paradójica la que sigue golpeando como única en el contexto local y, vale la pena empezar de una buena vez a abordar esto, como del más alto orden en el contexto internacional del cine personal, experimental, de vanguardia. Cuando en este país prácticamente nadie pensaba siquiera en semejantes posibilidades, Claudio Caldini vio al cine como
un arte entero, infinito y aun así expansible. Dentro de los confines de ese territorio (para más tarde sumarle el video y las proyecciones múltiples), su mundo, que creó desde cero, autónomo de referencias culturales, fue el de la “cinematografización” de su vida, de su visión. La puesta en práctica de una estética activa, demandante y al mismo tiempo sensible. Y cuando en el mundo (experimental) el formato fílmico más frágil se convirtió en el soporte de obras principalmente diarísticas, casuales, su cine tomó la dirección opuesta, dejando como resultado algunas de las películas más precisas y exigentes terminadas en Super 8 y Single 8. Todo esto, antes que hablar de la ambición de Caldini como cineasta, evidencia su creencia en los instrumentos de su poética. Una cámara, el montaje y el registro como procesos a perfeccionar, hasta reducirlos a la “sencilla” tarea de traducir ideas y emociones. Bajo esta luz de Caldini como pleno operador su imagen adquiere otro matiz, alejado ya de la metáfora natural –de algo en pie en medio de un paisaje chato– y más próximo a una tremendamente humana. Del único árbol en el desierto, en definitiva, al único hombre en medio del laberinto tecnológico que él mismo diseñó a lo largo de casi medio siglo. El paisaje actual es impactante: en cada una de sus proyecciones expandidas, como la programada por el presente Festival, Caldini se sitúa rodeado de sus máquinas de cine, que suman a veces hasta cinco, estimulándolas, reinventándolas bajo premisas imposibles. Comprendiéndolas. No hace falta nadie más para accionar lo que sin duda es el arte de su vida. Noche Especial: Claudio Caldini HOY, 19:30, AMB 2
Mesa “Superochistas” El lunes 19 a las 10:30 h en la Sala Nachmann del Teatro Auditorium, Cecilia Barrionuevo moderará una conversación con los realizadores Claudio Caldini, Paulo Pécora, Andrés Denegri, Leandro Listorti, Emiliano Cativa, Ernesto Baca, Pablo Mazzolo y Pablo Marín –incluidos en el Panorama Super 8– acerca de las particularidades de este formato único y la decisión de seguir eligiéndolo en la actualidad.
Super encuesta: Claudio Caldini Tres preguntas tres sobre el formato más enormemente pequeño de la historia cinematográfica. Para la inauguración oficial, como no podía ser de otra manera, las reflexiones del maestro Caldini. Pero atención, porque esto es sólo el principio, y la encuesta seguirá apareciendo en estas páginas con las palabras de los y las cineastas que integran el Panorama Argentino de Super 8.
Pensando en las posibilidades, ventajas y hasta limitaciones con las que te hayas encontrado a la hora de hacer una película, ¿cómo definirías al Super 8? El cinematógrafo en Super 8 es una máquina para aprender a pensar. Es un instrumento de precisión en el laboratorio de la conciencia. Revela qué miramos y cómo vemos; es decir, quiénes somos. ¿Cuál (o cuáles) te parece la mejor película que se haya hecho en este país para ilustrar
esa definición y por qué? Todas, porque el Super 8 no permite mentir. Ni cumplir compromisos. Ni mover proyectos. Ni ganar concursos. ¿Qué le dirías acerca de tus películas a alguien que las va a ver por primera vez en el Festival? “Imaginen que para poder verlas han recorrido una caverna subterránea de varios kilómetros. Y que en ese trayecto han recuperado la mirada del hombre primitivo, que nunca fue al cine”.
entrega de PREMIOS “RAYMUNDO GLEYZER” Mañana, lunes 19, a las 14 h, en la Sala Nachmann del Teatro Auditorium se hará entrega de los premios a los proyectos ganadores de la 5ª edición del Concurso Federal de Proyectos de Largometraje - Premio a Desarrollo de Proyectos “Raymundo Gleyzer”, dependiente de la Gerencia de Acción Federal del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
El mismo convoca a realizadores de todo el país; evalúa, capacita, fomenta y premia proyectos en desarrollo de largometrajes de ficción, documental o animación a nivel regional, que son evaluados por un jurado capacitador de once especialistas en tres rubros: guion, dirección y producción.
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CINE GANGNAM STYLE Postales del Sur - Nuevos Directores Coreanos trae las últimas noticias de una de las cinematografías nacionales más sólidas y atractivas del mundo. Y no sólo eso: también trae a los responsables de las ocho óperas primas y segundas películas (todos menos Ruslan Pak, director de Hanaan, y Kim Chang-lae, codirector de Let Me Out) que componen el foco, muestra cabal de la actualidad brillante –y diversa– del cine surcoreano. Pueden ir (re)conociéndolos en estas fotos que les sacamos, recién desembarcados en nuestras playas, mientras esperamos la gran oportunidad de conversar con ellos en la charla que, moderada por el programador Marcelo Alderete, tendrá lugar este martes.
Bleak Night HOY, 14:30, AMB 1; SA 24, 18:00, PAS 1
Let Me Out MA 20, 19:45, PAS 1; MI 21, 16:30, AMB 1
Dangerously Excited SA 24, 16:45, AMB 1
Sleepless Night HOY, 16:30, AMB 1; MI 21, 14:15, PAS 1
Hanaan VI 23, 22:15, PAS 1; SA 24, 16:05, PAS 1
Romance Joe JU 22, 16:30, AMB 1; SA 24, 20:15, PAS 1
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Jang Kun-jae (Sleepless Night), Lee Kwang-kuk (Romance Joe), Koo Ja-hong (Dangerously Excited), Yoon Sung-hyun (Bleak Night), Jae Soh (Let Me Out), Seo Wontae (Tony Rayns, the-NotSo-Distant-Observer) y Back Seung-kee (Super Virgin).
Super Virgin JU 22, 22:15, PAS 1; VI 23, 16:45, AMB 1 Tony Rayns, the-Not-So-Distant-Observer LU 19, 12:45, PAS 1 Postales del Sur, una conversación con nuevos directores coreanos MA 20, 16.30, Centro Cultural Radio City / Roxy / Melany (San Luis 1752)
Bomba sexual El amigo de la casa Diego Trerotola escribió para el suplemento Soy de Página/12 este notón acerca de La entrega, que en el marco de la sección Filmoteca en Vivo presentan los inefables Peña y Manes esta medianoche –por supuesto, en lúbricos 35mm– por única vez. ¡Feliz (y caliente) domingo para todos! Tras el primer éxtasis del cine porno chic en 1972, cuando ya Garganta profunda y Detrás de la puerta verde habían mostrado la veta festiva del sexo explícito en películas para consumo masivo, los cineastas italianos, sin ponerse de acuerdo, crearon un contragénero donde el sexo filmado era una experiencia opuesta, con algo sadomasoquista pero sobre todo con dimensión política del softcore tortuoso. Dentro de esa resistencia, el actor Giuliano Petrelli y la actriz yugoslava Olga Bisera se confabularon en otro ejemplo setentoso de una visión del sexo por fuera de parámetros digeribles para el consumismo idealizado. El resultado fue L’occhio dietro la parete (o La entrega en español), película que actualizó el ataque en 1977, pero que apenas está reconocida como lo que es: una extrema vigilia entre sexo y muerte, con un compromiso inusual de sus intérpretes y particulares apuntes sociológicos. Olga Bisera acepta que La entrega tiene una influencia decisiva de Luis Buñuel, cineasta con quien coprotagonizó un pequeño escándalo en el Festival de San Sebastián por aquellos años, cuando le entregó un premio a su trayectoria con un beso en
la boca. En 1977 Buñuel se despediría del cine con Ese oscuro objeto del deseo, protagonizada por Fernando Rey, último alter ego del director aragonés. Convocar a Rey para protagonizar La entrega fue continuar el espíritu buñueliano, especialmente el de películas de erotismo excéntrico que retrataban la decadencia burguesa como Belle de jour o Ese oscuro objeto del deseo. Ese mismo año, Bisera llegaría al colmo de su fama como chica Bond en La espía que me amó. Sin embargo, a la actriz no le importaba producir y protagonizar una película en las antípodas del glamour del agente 007. Aunque la idea de amar y espiar se mantuvo, en sentido literal, en La entrega: un voyeurismo tecno es la base argumental, a partir de que un escritor en silla de ruedas (Rey) monta un dispositivo de cámaras ocultas para observar secretamente junto a su esposa (Bisera) la vida sexual de su vecino. Para completar el triángulo erotómano, al vecino lo interpretó John Phillip Law, ícono sexual camp gracias a su ángel semidesnudo de Barbarella o al héroe de comic en catsuit de Diabolik. A pesar de ser sex symbol mainstream, Phillip Law entregó toda su piel a Petrelli, ofreciendo un esperado full frontal, aunque poco glam: mientras hace gimnasia, los genitales cuelgan y se mueven con una gracia que hoy dispara risas. Y si Bisera también tiene su correspondiente desnudo frontal, la intimidad sobreexhibida del actor nivela la setentosa mirada machista de erotizar sólo el cuerpo femenino. Y la homofilia implicada en el voyeurismo de Rey
PONÉ PLAY
Los críticos de Inrocks escriben sobre las películas (¡ahora en competencia!) de BSO
Gricel. Un amor en tiempo de tango, de Jorge Leandro Colás por Javier Diz hacia Phillip Law es explícita al explorar la sexualidad gay del vecino. Y aún más, La entrega retrata escenas infrecuentes de yiro gay en un bar y una disco, con striptease camp y relación sexual interracial entre hombres, más gráfica de lo que el cine erótico posterior se atrevió a representar. Eso sí, todo está filtrado por el sexo sucio como un oscuro objeto del deseo suicida, la claustrofobia de una casa rigurosamente vigilada antes de que el reality pusiera su cuota de tecnovoyeur y, sobre todo, la pequeña gran muerte como orgasmo incendiario: otra bomba molotov del cine italiano atrincherado contra la antiséptica corrección burguesa de gozarlo todo como mercancía.
La entrega HOY, 0:00, AMB 2
Utilizando como motor la curiosa propuesta de adaptar un famoso tango a las formas de la ópera, Gricel (la película) sigue los pasos de un personaje/investigador que, para concretar su proeza, se sumerge en una historia de amor increíble: la de la leyenda tanguera José María Contursi y Gricel, una joven cordobesa que flechó al autor –por entonces una figura estelar del tango, casado y con familia– para quedar inmortalizada en algunos de los versos más célebres de la música porteña. “Mi vida toda fue un engaño”, soltaba la pluma
de Contursi, y esa vida pre y post Gricel (o el amor después del amor) es la que despliega la película de Jorge Colás, que consigue llevarnos de las narices para entender de una vez por todas qué es aquello a lo que le llaman pasión. HOY, 19:30, PAS 2; MI 21, 14:30, PAS 2
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INSPIRACIONES
VISTA PANORÁMICA
Breves entrevistas a las directoras y los directores del Panorama Argentino
Mi vida en el Planeta B por el licenciado Frank Booth, padre del Chico de la Motocicleta. Llegó el domingo y con él la diversión, que arranca temprano y promete terminar bien tarde, vecinos. Después de las varias películas en competencia –de las que estos energúmenos no me dejan hablar–, pueden apostar a lo seguro y clavarse un clásico como Faraón, del prestigioso Jerzy Kawalerowicz, o ir en busca del humor con L (no me vengan con el chiste de “Lhumor”, por favor) o El invitado de piedra, que estará esperándolos como a su protagonista, a quien un día se le aparece un tipo en la puerta sin decir palabra ni dejarlo salir, prácticamente. Retorcidillo. El que también los espera es Ralph el demoledor, un flash audiovisual con la impronta de los videojuegos y el ojo puesto en los personajes. Si prefieren alejarse del mainstream y las formas, quizá lo suyo sea la Noche especial: Claudio Caldini, en la que el superochista extraordinaire demostrará qué es eso del cine expandido (¿o lo que se expanda serán los cerebros de los espectadores?). Encrucijada, sin Ralph Macchio: ¿qué ver, Gricel. Un amor en tiempo de tango o Folklore en el Coliseo Podestá? ¿La historia detrás de uno de los mejores tangos de todos los tiempos o una serie de íntimas y deslumbrantes performances folklóricas? Bueno, también pueden optar por la última de Andrés Duque, Ensayo final para utopía, ideal para los
1. El estado de las cosas, de Joaquín Maito y Tatiana Mazú
paladarnegristas (¿o paladarnegreados?). Un buen plan para la noche es ver el estreno mundial de Qué pena tu familia, el final de una descacharrante saga, con Nicolás López, su responsable máximo en la sala. Pero ya hablaremos de este señor... Los que elijan a Michel Gondry con su The We and the I, se perderán la encrucijada pulentosa de la noche, el duelo de grilla para los amantes de los bajos instintos: Demonios (¡demonios, vecinos, Demonios!) con Lamberto Bava sentadito al lado suyo, o 2/11 - Día de los Muertos, con Ezio Massa sentadito al lado suyo. O dos para ver solitos: de este lado del ring, Doomsday Book, con un posible Buda encarnado en un cyborg (!); de este otro lado, John Dies at the End, la película más lisérgica del Festival, dirigida por el fantasma de Don Coscarelli, sí, el de Bubba Ho-Tep. ¡Un domingo de película! Sí, una forma idiota de cerrar una columna. A ver, ahí les pongo un lindo capitel. Ahí está, ¿se ve?
En el barrio de Flores se lleva a cabo un remate. Objetos de lo más diversos encontrados por personajes de lo más extraños. Revendedores, simples compradores y coleccionistas crean una atmósfera muy particular. Joaquín Maito y Tatiana Mazú se dejaron cautivar por ese mundo paralelo, en donde se pone precio a cada parte de la vida de alguien, para realizar El estado de las cosas. Aquí unen sus voces para hablar de la película que presentan en esta edición del Festival. ¿Cómo y cuándo empezó el proyecto? El proyecto comenzó en 2010, cuando empezamos a ir al remate del barrio. Nos llamaron la atención los objetos que allí se vendían, cierto carácter absurdo y aleatorio en los precios, los intereses de los clientes y la forma en que el rematador sostenía durante horas la tensión dramática al vender. Inmediatamente quisimos hacer una película que partiera de esa experiencia y de las ideas que nos generaba en torno a las relaciones emocionales entre las personas y el capital. ¿Cómo fue el rodaje? El rodaje duró alrededor de un año, en parte por el escaso presupuesto que manejábamos. Trabajamos con un equipo reducido, formado íntegramente por amigos y compañeros nuestros del IUNA de Artes Audiovisuales, por lo cual la película se fue construyendo sobre la marcha, a partir de las charlas y, obviamente, en la isla de edición con la montajista, sin más guion que algunas páginas anotadas durante un campamento. ¿Qué les parece que es lo mejor de la película? Quizás lo que más rescatamos de la película es la posibilidad de plantear una crítica clara frente a un estado de las cosas a través del humor, la ironía y la sencillez, así como la posibilidad de bajar ciertas superestructuras marxistas a personajes y experiencias específicas, ligadas a la microhistoria.
¿Cómo fue la experiencia como directores? ¿Qué significa este film en sus carreras? Es nuestro primer largometraje como realizadores, por lo que fue ante todo una suerte de experimento, tanto a nivel artístico como personal. Significó también la conformación de un equipo técnico con el que efectivamente queremos seguir trabajando en un nuevo proyecto documental, Lxs peregrinxs, donde pretendemos abordar las contradicciones entre los orígenes de la fe religiosa y las instituciones que la gestionan. ¿Qué películas recomendarían del Festival? No podemos dejar de recomendar El problema con los muertos es que son impuntuales, de Oscar Mazú, documental de humor negro en el cual también participamos.
HOY, 14:00, PAS 4
2. A La Cantábrica, de Ezequiel Erriquez El director de A La Cantábrica, la historia de cuatro chicos que se enfrentan a la adolescencia y a una fuerte transformación en sus vidas, nos cuenta cómo fue el camino recorrido para llegar a realizar su primer largometraje. ¿Cómo y cuándo empezó el proyecto? ¿Qué te parece que es lo mejor de la película? Es una película muy especial para mí. Tiene que ver con mi infancia, con lo que hacíamos con mis amigos a los 12, allá por el año 1997. Callejeábamos por Haedo y Morón, en la zona de La Cantábrica. Un lugar enorme, deshabitado, caído y abandonado, que había sido una gran industria en la historia de nuestro país. Hablé acerca de la idea del film con Vanina Schwemer (productora, directora de arte) y otros amigos con los que estudiaba, les gustó la historia y emprendimos la tarea sin presupuesto o financiación alguna. ¿Cómo fue el rodaje? Rodamos más que nada en la ciudad de Bragado, entre 2009 y 2010, porque nos
pareció que retrataba mejor el final de los ‘90 en el conurbano bonaerense. A Matías Baez, Valentín Delega y Juan Cruz Lemos (tres de los actores protagonistas), los encontramos vagabundeando por las calles de esa localidad; nunca antes habían actuado. Sentí de inmediato que ellos podían hacer esos personajes. A Camila Zorzoli (la cuarta protagonista), en cambio, la conozco desde que nació. Las historias, recuerdos y personajes se fueron ensamblando de una forma única y natural. Sin embargo, el clima de la película es pesado, denso, áspero y hasta insoportable, porque ese no futuro que se vivía en la Argentina, nos conducía a la pérdida de la esperanza. En medio de toda esa oscuridad, están estos chicos que avanzan y luchan por vivir de otro modo, enfrentando su presente. Luego de frenar la posproducción por falta de presupuesto, ganamos un concurso del INCAA y, además, tuve la suerte de quedar seleccionado en el Talent Campus de Berlín, donde pude repensar la película con la montajista de Lars von Trier, Molly Malene Stensgaard. Fue un gran impulso que terminó con el estreno en Rotterdam. ¿Cómo fue la experiencia como director? ¿Qué significa este film en tu carrera? La película fue un despertar, abrir los ojos a algo que no era consciente. Creer y saber que se puede hacer cine más allá de todo; ese cine que para mí vale la pena, el que te parte la cabeza por algún lado. Que le sirva a la gente, que puedan ver algo nuevo y reflexionar. De otra forma no tiene sentido llevar adelante semejante desafío. A La Cantábrica es la primera gran cosa que hago. Se nota tanto la amistad como la falta de presupuesto en todas sus etapas. Creo que fue una buena combinación pero para hacer una sola vez. Aprendí muchísimo de los pibes, nos dieron clase de la infancia en la actualidad. Mientras hacía la película, me encontré con el budismo de la Soka Gakkai, se abrieron para mí varios caminos además del cinematográfico, incluso el de poder ser feliz. ¿Qué películas del Festival te gustaría ver y por qué? Aún no lo sé pero en esta edición tan especial me gustaría decirle ¡hasta siempre! al más grande del cine argentino: Leonardo Favio. HOY, 21:30, PAS 4; LU 19, 21:30, PAS 4
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PROGRAMACIÓN EN SALAS • DOMINGO 18 9:00 Auditorium El muerto y ser feliz
14:15 Paseo 3 Cortos - Mar del Plata para Chicos
17:15 Ambassador 3 Evolution of Violence
20:00 Ambassador 4 My Life on Planet B
0:00 Ambassador 2 La entrega
10:00 Colón Samurai
14:30 Ambassador 1 Bleak Night
17:15 Paseo 1 El Bella Vista
20:00 Cinema 1 Ensayo final para utopía
0:00 Paseo 4 Demonios
10:45 Paseo 1 7 cajas
14:30 Paseo 2 Cortos - Estados Alterados 1
17:30 Ambassador 4 L
0:15 Ambassador 3 Los ocho sentenciados
14:45 Ambassador 2 Chocó
17:30 Cinema 1 Dioramas
20:30 Cinema 2 Je suis venu vous dire... Gainsbourg par Ginzburg
12:00 Auditorium Sightseers 12:15 Ambassador 2 Con el sudor de tu frente
14:45 Paseo 1 The End of Love
17:30 Colón Calles de la memoria
21:30 Ambassador 2 A la deriva 21:30 Paseo 4 A La Cantábrica
15:00 Ambassador 3 Fallen Angels Paradise
18:00 Cinema 2 La máquina que escupe monstruos y la chica de mis sueños
15:15 Ambassador 4 El sueño de Lú
19:00 Ambassador 1 Ralph el demoledor
21:45 Paseo 3 Invisible
12:30 Paseo 2 Quincas Berro d’Água
15:15 Cinema 1 Escenas en el mar Tectonics
19:00 Auditorium Sightseers
22:00 Ambassador 1 Qué pena tu familia
12:45 Paseo 1 El Bella Vista
15:30 Colón Abril en Nueva York
19:00 Paseo 4 La noche del chihuahua
22:00 Auditorium El muerto y ser feliz
13:00 Ambassador 4 Uma longa viagem
16:30 Ambassador 1 Sleepless Night
19:15 Paseo 3 El invitado de piedra
22:00 Colón Abril en Nueva York
19:30 Ambassador 2 Noche especial: Claudio Caldini
22:00 Paseo 2 Mar del Plata
19:30 Ambassador 3 Clown
22:15 Cinema 1 Psychohydrography
19:30 Colón Samurai
22:15 Paseo 1 7 cajas
12:15 Paseo 3 Girl Walk // All Day 12:30 Ambassador 3 Dicha para todos
13:00 Colón Calles de la memoria
16:30 Auditorium Night of Silence
21:45 Ambassador 3 Ánima Buenos Aires
0:15 Paseo 3 2/11 - Día de los Muertos 0:30 Ambassador 1 Doomsday Book 0:30 Paseo 2 The Tomi Ungerer Story 0:45 Ambassador 4 John Dies at the End 0:45 Paseo 1 Only the Young
Staff Montserrat Callao Escalada Pablo Marín Agustín Masaedo Gustavo Sala Sol Santoro
14:00 Auditorium Night of Silence
16:30 Paseo 4 Júbilo inmortal Chalán
14:00 Cinema 2 Faraón
16:45 Paseo 3 Cortos - Panorama de Cortos Argentinos
19:30 Paseo 2 Gricel. Un amor en tiempo de tango
22:30 Ambassador 4 Super Nada
Diseño Cecilia Loidi Gastón Olmos
14:00 Paseo 4 El estado de las cosas
17:00 Paseo 2 Venimos de muy lejos, la película
19:45 Paseo 1 Folklore en el Coliseo Podestá
23:00 Cinema 2 The We and the I
Fotos Josefina Urondo
Colaboran hoy Pablo Conde Javier Diz Diego Trerotola Departamento de Comunicación INCAA Ignacio Catoggio Programa País Paula Morel