Abril-Mayo 2020
ediciรณn confinada
Tiraje ilimitado Bajo Cemento se escribe gracias a la implacable tipografía Jauría en todas sus variables (Regular, Bold y Cursiva)
Bogotá (Colombia) - La Paz (Bolivia) - La Calera - Quillota - Viña del Mar Limache - Santiago -Villa Alemana - Valparaíso Archivo confinado desde bajo el Mayaca, Quillota. Abril - Mayo 2020 Última edición MARTES 26 DE MAYO
EDITORIAL
Parto esta editorial contándote que la escribo desde una cuarentena voluntaria de hace más de un mes, dada la posibilidad que da mi trabajo como diseñador gráfico. En este sentido hablo desde una posición de privilegio, así quiero partir este texto desde un lugar honesto y que a lo largo de estas palabras pueda hacer un relato lo más objetivo y así puedas hacer tu propio juicio. Desde que comencé esta cuarentena, también casi por añadidura surgió el profundo deseo de publicar, como si fuera una necesidad visceral. Quizás la mente se anticipa a hechos que podrían negar la posibilidad de poder conversar al lado tuyo o estar distribuyendo fanzines en la calle como estuvimos por varios meses. Entonces los textos e imágenes que ahora verás tienen el desgaste o la madurez del tiempo. Es probable que los criterios que tenemos hoy, estén en otro punto de la crítica. No como al inicio de la pandemia, donde en materia de cifras (al menos de fallecidXs) parecía haber una cierta “estabilidad”. Estabilidad que quisieron hacer parecer mediáticamente al país desde el Gobierno. Una estabilidad que se basaba en grandilocuencias, la negación de vínculos hacia las alcaldías e irresponsabilidades de conceptos como “nueva normalidad”. Como dice una columna en este fanzine, nos convertimos en el “país de los eufemismos”. Hoy ya pasamos a otro concepto, mucho más complejo que el de hace un mes atrás. Hoy la capital vive una cuarentena total, medida que se solicitaba desde las primeras semanas por la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches. En vista que la curva aún no se aplana, el pick aún no llega, las medidas siguen en riego.
La cadena nacional de Piñera el domingo 17 fue la última performance donde el Gobierno buscó aplanar la curva de descontento social. Para esto ofreció 2,5 millones de cajas de alimentos para el 70% de la población. La calma le duró los dos minutos que habló el Presidente de política pública se fue a la basura y después la rabia con ellos creció aún más. Vi por las redes sociales, en El Bosque (la comuna, no la calle cuica) como se protestaba, también en La Pintana y Cerrillos, arriesgando posibilidades de contagio. También vi un dirigente contra alcalde Sady Melo (socialista). Con ese pequeño hecho viral, se visibiliza el problema de clase con todo el espectro político, de izquierda a derecha. Es la clase política transversalmente la que está desgastada, desprestigiada y la existencia de una “oposición” en el poder está en un silencio cómplice, como el de la iglesia que desde hace bastante tiempo, está sin creedibilidad alguna. Posterior a estas protestas, podemos decir que el riesgo de contagio es alto, pero sería injusto, soberbio y tremendamente egoísta no considerar que esas protestas están en una posición siempre de perder. No por la misma represión de la policía o incluso la posibilidad de enfermarse. Sino que en esta pasada sigue ganando la derecha más dura, que con comentarios de Jacqueline van Rysselberghe diciendo: “No puede ser que un grupo chico de personas ponga en riesgo el esfuerzo de todos”, pidiendo querellas y ser firmes contra estos grupos que protestan; mientras su propio hijo Tomás Pavez es sorprendido rompiendo la cuarentena el pasado 7 de abril, sin contar con el permiso correspondiente.
Hace unos días la periodista premio nacional, Mónica González en el programa Mesa Central comenta sobre la soberbia del Gobierno de no escuchar al Colegio Médico en declarar cuarentena total, soberbia del senador Quinteros (PS) que le echa la culpa a una enfermera por su contagio o como la diputada Hoffman (UDI) negándose a subir el subsidio de emergencia diciendo “no queremos que estas personas dependan del Estado”. Nada más acertado como diagnóstico de como la clase política aún están defendiendo una esfera de privilegio que no se compara al mío con mi humilde teletrabajo, clase media. En la noche pude ver la palabra “HAMBRE” proyectado en el edificio de la Telefónica, meses atrás proyectaron “DIGNIDAD”. Acto seguido el joven diputado Diego Schalper, pide a la fiscalía investigar por “instrumentalizar una legítima angustia” a quienes proyectaron en el edificio, lo cual nos demuestra que para algunos parlamentarios y casta política las prioridades son siempre las mismas. Nada ha cambiado.
BAJO CEMENTO
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BAJO CEMENTO - en cuarentena
pensamientos
cosas
Pensamientos de cuarentena. El cuico que pasea por la playa La mujer encerrada con miedo a ser maltratada Piñera tiene tourette Hay más casos, lo sé Por favor, que no se corte el internet Ya no me queda café Deja de fumar, te va a matar Esto no es pandemia mundial Fueron los chinos Fueron los gringos Extraño a mi mejor amigo Mi mama tiene EPOC, hay que cuidarla Esta muy cara la palta Esto es pandemia mundial ¿Cuántos casos hay acá? ¿Me picó una hormiga o una araña? ¡Ya para con tus mañas! Tengo que meditar A veces siento que no puedo respirar.
Gato durmiendo sobre mi cama Miedo y confusión en mi interior Gato se movió Total desconfianza en los que gobiernan Gato parece muerto Crece el odio hacia el capitalismo descarnado Gato se bajó de la cama Tengo tos y me da miedo Gato se lame, me mira No tengo fiebre, baja el miedo Gato comió y tomó agua Debería ir a comprar más comida Gato mira por la ventana Me siento junto a él Miramos el silencio de la calle Hay vacios en el alma Gato vuelve a la cama.
de cuarentena
que hace un gato
Por Carolina Vildosola
poe
el amor en los tiempos del corona virus <Se veía venir la desgracia/ en tiempos de pandemia y tragedia/ Justo cuando triunfó el amor y era todo miel sobre hojuelas... “La Muda” salió a comprar Harina a calle Chacabuco, por que en Viña ese sábado estaba cerrado “El Molino” y se contagió de covid19 pero él, “El Feo”, no. Tendrá que confiar en la veracidad del examen realizado en el pésimo Hospital Público Gustavo Fricke. Mientras que “La Muda” espera pronta recuperación ya que es boxeadora amateur y nadadora casi profesional buen estado físico... Y hoy ahí vá el hueón perdón quice decir ‘El Feo”; con la mejor cara a dejarle un ramito de flores a la portería del Hospital Naval aunque odie a los marinos y a los militares. Un par de semanas más tendrá que esperar para poder ver a “La Muda”. > Por Carlos Altamirano
el
encierro
“Y los días se transforman inertes estáticos cuerpos encendidos aullan con el fuego interno perdidos erráticos. Se componen/ Se visualizan /Se viralizan. Escama seca, descompuesta. Miseria de país donde ha venido a nacer y aprender del mundo. La copia infeliz del Edén el desdén de la penuria la gula y la lujuria. Me escabullo como pájaro sin alas. Quieto, seco de pasiones. Abro la boca y no salen ya palabras. Sólo fonemas/ Dislexias/ Incongruencias. Ya no tengo a quién regalarle poemas” Por María Nadie
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Pandemia
La enfermedad vino de otros continentes Viajó en primera clase y gozó de exclusivos privilegios Olorosos cuerpos la acogieron en sus recipientes dorados Asistió a pomposas celebraciones Besó a hombres y mujeres de finas vestiduras Supo de manjares, paladares de reluciente carne donde migran los deseos más refinados ensalivó labios, narices, brazos vacíos de afecto. La enfermedad emprendió rumbo hacia otras ciudades viajó en micro, hizo colas en los hospitales se sentó en los bancos de las plazas para dar de comer a las palomas pagó contando las monedas en la caja de un supermercado vulneró la seguridad de los ministerios y se sentó a comer con desposeídos, ancianos y paramédicos.
La enfermedad se confinó en nuestras casas Se aisló de nuestras reuniones sociales Abandonó las calles Fue despedida de nuestros trabajos Vivió la cesantía Postergó la protesta Se alejó de los juegos en los patios de las escuelas Cerró las ferias de Wuhan Amenazó a imperios y potencias Hizo rica a las farmacéuticas Desnudó nuestra inequidad Llenó nuestros pulmones con el vacío pestilente de la muerte Y nos abandonó en la más profunda fragilidad De lo que simplemente somos Polvo, aire y un hálito de vida que Desfallece a cada segundo.
Por Joel González
Otro día de cuarentena. La errerre eseeses vomitan 10 millones de memes, noticas y estadísticas por minuto, abarcando todo tipo de aspectos de la “degeneración psiquiátrica” que el estrés de estar en casa por mucho tiempo provoca o podría provocar por el confinamiento gracias a don Covid19. Es cierto, es un número real: aumento de la violencia física y emocional, abuso de bebidas alcohólicas, estupefacientes menores y ansiolíticos; conductas de repulsión y atracción animal entre los hacinados (no apelo a lo sexual en el caso de atracción, sino al poder que ofrece), desvaríos chistosos, sexis mujeres con mascarillas medio porno (quizás éste sea el real comienzo del post-porno) de unos ojos que lo tragan a uno, señoras que plácidamente esconden sus arrugas o bigotes con ellas y otros que escondemos la cara de risa lo que nos provoca saber qué sienten ahora ahí en la calle: ¿Miedo, muerte, un shock, Dios, Allende, Mañalich?
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Sí. Bueno a Allende le deben extrañar por haber nacionalizado este paisaje culiao, que tiene a todos medios salvados de no estar bajo el puente… pero el miedo, el shock y a Diosito, lo sienten, latamente... Y no es una risa de maldad ni de un culiao mala onda o de creerse la gran huevá la mía; es una risa empática: he estado ahí, con crisis en medio de la multitud frenética y compulsiva; he vivido el asco del infierno de supermercados y megaferreterías o incluso en el carrito de completos o de jugos (esos que oportunamente nos otorgaron nuestros hermanos migrantes), la náusea, la repulsión, el vértigo al saber que nada de ello tiene sentido. He sentido y lamido el pánico en baños públicos (que son tan pocos, por la rechucha) que sienten ahora todos y todas por miedo, por inducción, miedo por creación, por construcción y especulación (que es lo más que les conviene y atrae a nuestros dueños). ¿Qué se siente ahora pagar con una billetera gorda sin un lugar donde gastar? ¿Qué siente uno ahora, que una re contra yuta luca no se puede llevar a la boca como un completo, papa o sopaipapleto? Siente miedo: nos inculcaron que la plata es todo, ¿pero ahora, conchetumare? No sé, por la cresta,y me gustaría saber qué chucha
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pasa con esto, con este nuevo simulacro en el que caímos. Mira, cientos, miles, millones de personas sin darse cuenta de la hecatombe que crean y por la que transitan, flirtean y exhiben y presumen sus culos y títulos universitarios… ahora lo están viendo, sintiendo y siendo en carne y mente: el enemigo invisible. ¿Y cuándo ha sido distinto? Siempre está ahí. Ahora lo ven. Y lo sienten, por supuesto: tiene tu cara o la mía, la del chofer de la 6, o la de la hermosura que atiende en la panadería; todos y todas posibles y latentes enemigos. Más allá de la imposición de un estúpido toque de queda, la gente realmente le temió a la calle y por sobre todo, a la misma gente, más que antes… y quizás esa hueá trajo respeto por el otro en el sentido de que ya no le vemos tan pasivo –en el amplio sentido del término- e inocuo para nosotros mismos; ya no es tan fácil pasarse por la raja a todo el mundo. Al menos eso creo yo… obviamente ha surgido a partir de este miedo cierto grado de unión y –como dijerespeto, caballerosidad dirían los taitas de los taitas entre nosotros mismos… no sé,
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quizás nos pusimos realmente buena gente con la gente y ahora estamos haciendo las cosas bien. No sé. Es pura especulación. Me limito a abordar temas de psico-malestar: para mí esto de la cuarentena no es otra cosa que vivir otro día; siempre sentí la opresión, la ficción… la onerosa fábula de este cuento charcha… estoy entre creerme un individuo decente y prudente y un loco culiao que usa mascarilla y creerse un mono del Mortal Kombat. Puta, quiero ser positivo. Quiero creer que todos y todas saben que esto es una maldita farsa, una resignificación de lo que una enfermedad es… quiero creer que se sabe la mentira que nios hacen habitar.
¿Para ti qué chucha es cuarentena sino otro día en esta gran ficción? Por Felipe Nadie
testimonio desde el
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Por Lalokura
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La pandemia mundial del coronavirus
“Hay alguien más oprimido que el obrero, y esa es la mujer del obrero” Flora Tristan
parece ser un viento fuerte que viene a botar el telón donde teníamos escondida las desigualdades, que ya venían visualizándose desde el estallido social en Chile. Y en un mundo de mascarillas y alcohol gel, las interrogantes se van haciendo camino: ¿Quiénes son los que pueden hacer la cuarentena? ¿Está preparada nuestra sociedad para que los niños y niñas puedan quedarse en las casas? ¿Es nuestro hogar, y el de los vecinos un lugar realmente seguro? ¿Quién cuida a los hijos de las nanas? ¿Qué pasa con las presas y sus
hijos? ¿Qué pasará con los niños y niñas del Sename mientras no pueden recibir visitas? Dentro de la explosión que fue el 8m en nuestro país, con millones de mujeres tomándonos la calle, pasamos en un par de días a la cuarentena y la obligación de quedarnos recluidas en nuestras casas, con los niños y niñas. Es fundamental visualizar las problemáticas sociales con perspectiva de género, lo venimos
pidiendo a gritos, los porcentajes nos siguen mostrando que la pobreza golpea con más fuerza a las mujeres jefas de hogar, generalmente con trabajos informales para poder cumplir con los horarios de cuidado, todas esas familias encuentran destino incierto frente a esta crisis, porque el trabajo doméstico no es remunerado, donde el perfil abnegado de la madre y las abuelas junto al amor romántico han sido la base donde el sistema neoliberal funciona. Ni hablar de la sobrecarga que nos ha traído el famoso “teletrabajo”, lo que nos depara una brecha aún más desigual donde la pobreza sin lugar a duda tendrá rostro de mujer. Como si la crisis económica no fuera lo suficientemente poderosa para hacer tambalear a cualquiera, hablemos de la salud. Frente a una pandemia donde los recursos se agotan rápidamente, existirá un menor acceso a la salud sexual y reproductiva, advertidas por ONU mujeres, proyectando más cantidad de embarazos no deseados, incluido el embarazo adolescente, sin una ley de aborto que alivie a las familias más vulnerables de este país. En un país sin educación sexual y sin aborto legal. Y no podemos olvidar la violencia doméstica, donde el stress, el hacinamiento, la depresión, la ansiedad aumenta las posibilidades de violencia. Ya se ha alertado un aumento de llamadas denunciando violencia intrafamiliar, y recordemos que
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el 50% de los femicidios del año pasado tenían ordenes cautelares vigentes en contra del agresor, es decir el sistema no está dando respuesta a las problemáticas. Desde China, organizaciones feministas ya nos vienen advirtiendo del peligro que se corre en casa y confinamiento donde la violencia cruzada dentro del hogares podría llegar a crear escenarios tan lamentables como el coronavirus, sin olvidar que el 87% de las agresiones sexuales ocurren dentro del hogar, niños y niñas estarán expuestas a un doble riesgo. La alerta debe ser social, debemos seguir generando el debate, seguir organizadas en la lucha feminista, porque el covid 19 y el machismo matan.
Por Vale Barrera (Colectiva de feminismo y disidencia Quillota)
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A la Chela no la veía hace años, cinco o diez, considerando que a ella me conoce
crónica para esquivar el virus
de guagua. Es mi amiga. La conocí cabrochico, en el patio de la Ferro. Es hermana de Reinaldo, que lo conocí también de cabrochico, aunque un poco más grande. Los hermanos viven en la casa que les dejó su papá, que ya falleció en la población Manuel Rodríguez de Calera, para muchos con orgullo oculto o vergüenza descarada, la entienden como Pueblo sin Ley. Ahí viven los hermanos Iturrieta y cada mañana muy temprano Reinaldo, despertando al amanecer, tocándole la espalda, sale de su casa en uno de los varios pasajes de la población, esquivando papelillos, piedras y restos de pólvora de algún ajuste que hacen llover sangre o polvo mojado. Reinaldo también esquiva la basura que los perros mastican buscando un resto de carne
descompuesta, o papel usado por los vecinos. Esquiva, pero sabe que en algún momento la tomará con sus manos directo al tarro con ruedas que pasea por las calles de Calera, como paseando un coche de alguna guagua nieta. Reinaldo es trabajador del aseo hace más de 20 años, ya tiene en su haber un accidente desde el camión de la basura. Cayó al suelo, quebrándose caderas y rodillas, pasando una larga estadía en recuperación. Por ese accidente, hoy Reinaldo sigue trabajando en el aseo, cumpliendo otra labor, maratoneando el asfalto de Aldunate, los comercios de Joaquín Pérez y los límites acuíferos de Aconcagua junto a su escoba. Reinaldo comenzó su vínculo con el aseo en la desaparecida empresa Santa Teresita, que con su indumentaria color mierda se paseó impune por los pasajes más largos de las comunas de la provincia. Ahí cayó quebrándose, ahí un excompañero murió fumándose un cigarro, casi como el último deseo del fusilado, aplastado por uno de esos mismos camiones. Ahí se llevaron por error un muerto de la morgue. Hoy trabaja en una nueva empresa. Está caminando, quebrado, sorteando la posibilidad de contagiarse.
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C a d a día recoge mascarillas y guantes, todas iguales, desechables y seriadas, que encuentra en sus recorridos por cada basurero, todas usadas. Tomando y barriendo y, las mira aún más, encuentra formas ilógicas, como buscando un destino incierto en el suelo. Teme por tomarlas, tiene miedo, sugiere botarlas en bolsas plásticas, alivianaría la incertidumbre de lo desconocido. Ya su nariz tiene integrado el olor nauseabundo de la mugre y la muerte del producto, que viene abrazado como bufanda invernal de cada mañana. Ese olfato siente el deseo por su almuerzo frio que debe improvisar en cualquier árbol que cortaron bajo el sol o un paradero público esperando los recorridos, mezclándose con pasajeros y mascarillas. No puede lavarse las manos por un minuto cantando un coro de su canción favorita, las refriega con alcohol gel, pensando en el comedor fresco de su casa y una mesa con mantel de hule. Reinaldo se para, mira el cielo y respira profundo el aire gris lleno de material de la Cemento, igual de invisible que el virus, igual de nocivo. Viene contra la ruta y cierra el recorrido. Cuando va atardeciendo y el comercio comienza la migración
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de restos de quioscos, locales, paños y calles que se cierran como la mirada de cuerpos que aún buscan un artículo, ojos que caen siempre ahí, simplemente están ahí, porque son de ahí, se cierran como un inmenso parpadeo. Sigue batiendo la escoba, borrando un pasado que deja atrás como la calle limpia. Los boletos y viajes sin destinos, la miga de paloma del centro o la colilla de apostador de los casinos de pueblos, que fueron a perder la dignidad con miseria, también caen dentro de la pala. El camino se hace grande y largo para Reinaldo para volver a su cuerpo y hogar. Todo el patrimonio de la junta directiva del Open Calera se burla de la dignidad del trabajo. La misma pintura falsificada colgada en su pared, donde los focos dan sombra al rostro del aseador y hacen pesar más bolsillos vacíos.
Reinaldo voltea la monotonía de los brillos del Mall a la sorpresa de La Melonina. Cada color distinto que regala a sus caminantes es el mejor recuerdo que se llevarán al final de la jornada. El silencio de aves cierra el día en la cima de Calera y soplan la calma de la noche. Una madre con cuerpo de cerro abraza al aseador. Hoy oscurece más temprano, el frío llega anticipado a los sillones y Reinaldo cae de negro al Pueblo, bordea y mira a los ojos al macizo y da la espalda a la concesionaria. Reinaldo conoce la estrechez de los pasajes. Esquiva fuego y esquinas llenas de filo. Esquiva la jornada y el olor a comercio. Esquiva un día menos sin cuarentena. Esquiva el pasado y la muerte. Abre la puerta de la casa que terminó de clavar el alma de su padre. Puede sentarse en una silla con una mesa limpia. Su hermana hoy está con problemas respiratorios, no saben bien que puede ser. Esta vez, no esquiva. por Alfonso Díaz
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Al fin les llegó a los poetas su momento
de salvar al mundo haciendo lo que mejor saben hacer: Nada. En eso hay experiencia. Algunos perfeccionaron el difícil ejercicio de escribir la vida antes que experimentarla, y otros la bebieron mientras la escribían. Recuerdo al querido Mauricio Barrientos en su departamento de Recoleta, frente al Mapocho. Lo veo tumbado en su cama, mirando a través del reflejo de la
ventana durante la madrugada, cuando el río es plateado y no marrón, y uno adivina entre la penumbra de los árboles el museo de Bellas Artes, silencioso y vacío, pero repleto de significados, aunque es fácil confundirlo con un Banco, si no prestamos la debida atención. Porque, en situaciones de confinamiento a causa de plagas como el COVID-19 o la poesía, todo lo que hacemos se vuelve inútil, aunque bursátil, si prestamos la debida atención.
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El encierro es costumbre en la mayoría de los poetas y escritores. Yo mismo siento que estoy en mi elemento. Disfruto la cuarentena como un misántropo, sobre todo cuando olvido mis deudas. A su vez, he optado por la contemplación. Veo videos en vivo, de todo tipo; Salt Bae y sus asados, el chino que cocina mariscos vivos, los 13 secretos de cualquier famoso, conspiraciones reptilianas, tailandeses sacando peces del barro con cocacola como carnada. Incluso hay poetas leyendo sus poemas, contribuyendo a que nos quedemos en casa. Soy de los que dicen que la poesía está en todo, como el Tao, como la Fuerza, como el Chi. Para mí la Poesía es superior al lenguaje, y me hago cargo de lo que afirmo. Por la tarde navego un rato en redes sociales. Hay contactos que describen sus actividades en cuarentena. Así me entero de que, en un par de días, varios han sumado gruesos volúmenes a sus obras completas, además de terminar traducciones, cosechar hortalizas de sus huertos, fabricar muebles, pasear perros, hornear pan, dar clases vía zoom, inventar memes sobre la contingencia, regalar PDF de sus libros, y un largo etcétera. Es que somos humanos
como todos, necesitamos el vínculo, la validación, y también el aplauso, para no sentirnos totalmente inútiles frente a lo que estamos experimentando como especie. En mi caso, por pudor –tengo hipertrofiado el sentido del ridículo, pero soy terco– obvié subir un estado diciendo que terminé una novela, corregí otra y comencé una nueva, traduje a Kobayashi, coseché uvas, lavé la loza, limpié el wáter. ¿A quién le sirve sino a mí? Pero igual lo escribo ahora, necesito decirme que no estoy rascándome las bolas mientras la humanidad ingresa a una etapa superior del capitalismo, porque no creo en el optimismo de Zizek. Lo correcto sería detener el mundo, bajar las cortinas durante unas semanas. Tratar de sentir la vida que fluye en todas las cosas, y hacia todas direcciones. Percibir el silencio interno. Callar, estarse quieto, esperando nada, como en el juego del “congelao”. Es decir, sabiendo que en algún momento regresaremos al vértigo siendo otros, los encargados de frenar la maquinaria ultraliberal. Sería lindo, pero la otra mitad del planeta sigue a toda marcha, sosteniendo
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con sus propias vidas la economía global, esa boludez que justifica la “esclavitud asalariada”, eufemismo que a su vez oculta la verdad de la esclavitud a secas. Quietud y movimiento; el ying y el yang en su máxima expresión.
gobierno que fracasó, porque la clase política fracasó, porque la constitución actual es un fraude. A diario constatar dónde está puesto el objetivo del ejecutivo –así, que al menos suene bien–, y lidiar con la desesperanza como si fuera una vieja amiga, donosiana, tremendamente actual. Quedarte en casa porque no tienes empleo –como miles de compatriotas–, porque los artistas en Chile cobran tarde mal y nunca, y casi siempre cuando trabajan en algo que no es lo suyo. Pero qué importa, estamos vivos, viendo desplomarse las reservas morales del planeta a causa de decisiones erráticas y discursos para la derecha más recalcitrante, que prefiere salvar a empresas de la quiebra, mientras miles de ciudadanos mueren porque los centros de salud carecen de insumos.
Parece una broma. Salvar al mundo quedándome replegado en casa, viendo el desplazamiento de una mosca en el techo. Revisando los bolsillos pelados. Y comprobando una vez más la idiotez exponencial de un
Ayudar al mundo quedándome inmóvil en el patio, sentado en una banca. Maravillándome con el crecimiento del membrillo en un rincón. Acariciando a la gata, esa bola de pelos que se lame el culo con el pie estirado como si estuviese haciendo yoga. Y escuchar mi voz interior, lejana, susurrante, pero aún activa, boicoteando la iluminación; la hormiga que sujeta el racimo de uvas para detener el otoño. Esa voz repite que no puedo quedarme aquí si hay gente muriendo allá afuera. Unirnos en la desgracia es lo normal en este país de catástrofes. Eso lo saben los aficionados a las colectas y los banqueros. Pero ahora no es solo una calamidad externa, sino además, y sobre todo, interna, ya que el COVID-19 nos obliga al menos a replantearnos la escala de prioridades, y en última instancia la propia existencia. En eso del “equilibrio
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entre el ser y el estar en el aquí y ahora” somos principiantes, Asia nos lleva la delantera. Por eso, ahora más que nunca necesitamos hundirnos en nosotros mismos, bucear en los sesos y dar con la clave; el tono con que deberemos enfrentar la postpandemia. Fluyen como el coronavirus imágenes del retorno a un 18 de octubre 2.0, y tal vez sea un presagio, aunque muchos digan que no es la forma. Estar quieto no es lo mismo que no hacer nada, como le dice Jackie Chan al hijo de Will Smith en una película. Por esa razón escribí esto. Sigo el ejemplo de los poetas, que, con el rótulo de inadaptados o inútiles, desde tiempos inmemoriales han sabido poner en evidencia la derrota de cualquier sistema de control social. Los imperios y las pandemias pasan, la poesía queda. Seamos poesía.
Por Osvaldo Ángel Godoi
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testimonio #0
Soy una mujer de 20 años que vive en
La Calera. Antes estaba en estudiando en Santiago. Tenía todo mi año planeado. Pero tuve que postergar las cosas por el coronavirus. Mi madre quería que fuera a su casa a pasar la cuarentena, probablemente preocupada por mi condición. Puesto que tengo autismo. Soy del nivel 1, según yo algo no muy grave. Pero ella igual lo ve como una incapacidad. Odio estar en mi casa. Me siento muy aislada. Hace un tiempo mi padrastro me dijo algo muy desagradable cuando estaba en los efectos del alcohol. Dijo tener deseos sexuales hacia mi persona. Cuando yo era más niña, derrepente escuchaba cosas de parte de él, bajo el efecto del alcohol. Cosas como: que olía como mi madre, pero que yo no lo trataba tan mal. Había veces que él por “accidente” tocaba rápidamente una parte intima mia. Yo le pegaba y él se disculpaba.
Desde esos momentos, me fui encerrando más en mi pieza. Hasta que un dia mi madre me dijo que se casaría con él. Yo le conté sobre las cosas que me hizo cuando estaba borracho, y me prometieron que no volverían a tomar. Su promesa no la cumplieron, toman casi dia por medio. Eso me hace sentir que no me quieren tanto, como le dicen al resto. Hace poco les dije cuales eran mis malestares y lo mucho que me dolía esta situación. Pero mi madre me dejó en claro que no lo dejarían. No me siento cómoda en la casa. No se que hacer. A veces salgo a pasear un rato, porque odio sentirme así. Odio que haya gente prepotente diciendo que debemos quedarnos en casa, por una sociedad que nunca demostró ser muy unida. Mi familia muchas veces me ha dicho que no salga. Pero llega gente a la casa a tomar con ellos como si nada pasara.
En Chile esta mierda no es una cuarentena, hay gente que tiene que seguir trabajando. Y el gobierno no pone medidas tales como regalar máscarillas, desinfectar calles o pagarle a los más necesitados los cuidados básicos. Piensan que todos tienen por lo menos un sueldo mínimo, cuando no es así. Tampoco voy a andar contagiando a gente a proposito, pero vayan se a la mierda. Tanta romantización hay a cuidar a los familiares y a la vida en sí. Pero no se dan cuenta de que todo acaba en algún momento.
Cuando aún no se ponía el límite de compras en los supermercados la grnte se conportaba violenta solo para quitarme un par de fideos, se me colaba en la fila y tenían el descaro de gritarme por estar en la calle sin máscarilla.
No me importa que se me pegue el No me suicidaré, esperaré a que maldito coronavirus. No me importa toque mi partida. ¿Por qué la muerte morir. Total ya me he topado mucha la ven de forma tan mala? individualidad.
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El
pensamiento y los valores hegemónicos en este terrirorio de administración del Estado de Chile, llevaba tiempo siendo pionero y adelantado en la práctica de decir las cosas como si fuesen inevitables, como si esas cosas fuesen reales y nunca llamándolas como se dice coloquialmente “por su nombre”. Luego de 6 meses de iniciada la revuelta popular y casi 2 que llegó el Covid-19, nos hemos tranformado en el país de los eufemismos, en los campeones (en masculino porque es mayoría de la élite política y empresarial dominada por hombres) en hablar de forma imprecisa y poco clara. Esa estrategia y habilidad ha permitido que veamos las leyes más insólitas contra la libertad de las personas (la libertad de circulación, el derecho a la seguridad de la vida de las personas, la libertad de expresión, a
la seguridad de nuestras vidas en nuestros hogares, la libertad de pensamiento, la libertad de creación, la libertad de elegir nuestra organizacion y gobierno, la libertad de retirar nuestra confianza y mandato de representación a los electos, leyes contra pegar stickers, etc, etc, etc). En el país de los eufemismos nos dicen que la libertad que se resguarda en la democracia es la libertad de elegir, como si se tratara de elegir un pan en el supermercado. La libertad política poco tiene que ver con eso, sino más bien con que no haya un otro que se adjudique desde el estado la arbitrariedad de restringir las libertades del parentesis de más arriba, como lo hacían los sistemas no democráticos (tiranos, monarquías, imperios, etc) donde hay elegidos por la divinidad para mandar y no por las y los ciudadanos. Siguiendo la escalada de perfección del eufemismo, y sin ninguna atención a nuestra seguridad personal, que deben resguardar todos los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial), queda en evidencia que no tenemos una politica sanitaria a la altura de las circunstancias de una crisis,
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porque la seguridad y la vida de las personas no es prioridad. Al contrario, el eufemismo ha sido el de la guerra, y el de declarar zonas de catástrofe con militares y toques de queda. El toque de queda no parece del todo claro por qué se ha aplicado, si no es bajo el eufemismo de la guerra y el enemigo. Ahora, tampoco hay definicion de quién es el enemigo, puesto que es imposible atacar a un virus con armas y horarios diferidos. Quizás el eufemismo del enemigo poderoso e implacable, más bien hace referencia a la ciudadania emancipada que podria expresarse en zonas sin cuarentenas dinámicas después del trabajo. No parece importar en absoluto la salud de las personas y el abordaje sanitario de su seguridad, porque se habla del problema de la “recuperación de la economía”, que me hace pensar que la que ha enfermado es la economía por culpa de un virus. Todxs sabemos que la economía no está viva y menos puede ser atacada y enfermada por un virus. Pero estos eufemismos terminan siendo muy iluminadores. En Chile no tenemos cuarentena total, sino cuarentenas dinámicas... Si le sumamos
los muertos
se cuentan como recuperados
el eufemismo de la ley de proteccion del empleo, que creó la figura de la suspensión de la relación laboral, es decir en palabras normales: para proteger el empleo se ha creado una ley que incentiva el despido sin derechos para lxs trabajadrxs. En estos momentos el empleador puede no pagar tu sueldo, desentenderse de sus obligaciones y despedirte sin que tengas derecho a nada, porque nadie dice como se resuelve esto de la suspensión de la relación laboral tras superada la crisis. Además, quien no trabaja no come, por lo que puede pedir un permiso como trabajador aun cuando esté en zona de cuarentena dinámica. Otro eufemismo, cuarentena dinámica significa que no hay cuarentena, y como todas sabemos la cuarentena es voluntaria para quien puede. En el país de los eufemismos, donde los muertos se cuentan como recuperados, deberíamos promover la ley del “amigo fiel”, basado en el cuento de Oscar Wilde, para legalizar las exigencias que el pensamiento dominanante nos ha
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querido inculcar sobre el esfuerzo y la solidaridad que las clases medias y bajas necesariamente debemos tener con el sistema: levántese más temprano, pague su sueldo de sus ahorros, no puede pedir su dinero a la afp si tiene una enfermedad terminal porque sería mal ejemplo, no puede pedir que congelen precios de productos básicos ante una crisis, esfuercese un poco más porque hay que pensar en el crecimiento y la economía, y en proteger a las empresas que dan trabajo (como si hiciesen un favor, y no fuese una necesidad de la empresa tener trabajadores, otro eufemismo), consuma y vaya a mall pero no puede usted manifestarse ni pegar un sticker contra nosotros, que somos tus mejores amigos y que tanto te hemos ayudado a salir adelante con todas estas leyes.
por Mónica Salinero
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pro
DOCTRINAde la Encuarentenada
estoy, hace un mes, tengo el privilegio de hacerlo, además con internet, por lo que la hace relativamente pasable, y me encuentro con esta historia de Instagram: “ si no sales de esta cuarentena con un libro leído, una habilidad nueva, un negocio nuevo o más conocimiento que antes, nunca te faltó tiempo, sólo disciplina” … que dolor es ver a esta moral dando vueltas de la gente, el gusto idiota que tiene de meterse en nuestras vidas en nuestras decisiones … el maltrato está en tantos niveles, que me duele. O sea, si no soy creativa es mi culpa, ¿en serio? ¿Really hermana?
ductividad
Si no tenemos autodisciplina es porque nos coartan constantemente nuestra creatividad desde siempre, y aunque pueda sonar exagerado, si, desde siempre, desde el día uno la creatividad está aburriendo a los padres cansados, que le están exigiendo exactamente lo mismo que a 30 años me van a exigir a mí, aun siendo bebé me exigen … no somos capaces de crear o de decidir crear, porque ¿cómo lo hacemos? si me retaron cada vez que pinté la pared, si dejé la cagá en la cocina, se rieron de mi cuerpo, mis personajes, mi maquillaje, de mi ropa, de mi risa chillona, de mi modo de ser… nos impusieron y nos rodearon constantemente que hacer, como en un cuadradillo, para poder encajar ordenado, y si no lo hacía, las burlas se transformaron en una voz que retumbaba en mi cabeza de que no era suficiente, de que “era penca” … nos quitaron toda capacidad creativa, y también reflexiva. Y quizás ahora sea el tiempo de retomar el tiempo perdido ahogados en ser adultos de mediana edad, la forma de ser adultos exitosos llenos de trabajo y ser exitosos bajo una mirada de conseguir cosas, en lugar de conseguir nuestra propia individualidad.
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Hoy ¿a cuántos nos cuesta tanto estar en cuarentena, encerrados sin poder comunicarnos, sin poder mantener una estabilidad emocional solas con nosotras mismas? La disciplina autoritaria de las instituciones han hecho esto con nosotros, la obediencia era el único camino, porque o sino eras pobre, flojo, querías todo gratis, y ese miedo absurdo a la pobreza, ese miedo a que no se note la pobreza, ese miedo a morir si no teníamos cosas; y fue así como fuimos perdiendo el autoconocimiento, el auto control, y la auto reflexión, nos entregamos a eso que el resto quiere y espera de nosotros. Es que acaso sabes con claridad ¿qué es lo que realmente quieres en este momento? ¡No, no me digas dinero para comprar todo, y si así fuera, ya tienes todo lo que el dinero puede comprar! Si, hasta un dinosaurio, ¿qué es lo que quieres en este momento? ¿Lo sabes? ¿Te conoces realmente para poder responder esa pregunta de manera rápida y con certeza? Exacto, ¿ves lo que te han quitado? Estamos encerradas con nosotras mismas, y somos desconocidas, ya no te das amor, obedeces, cumples, produces. Que la clase de yoga por Instagram a las 7 am, porque te tienes que levantar temprano, porque debes seguir produciendo, que obvio no vayas a salir gorda de este encierro, perfecta, hermosa, gloriosa, oye ¿y tu ansiedad? ¿La ves? Está ahí en frente de ti, esa pelotilla de masa pesada que suele estar sobre tus hombros susurrándote un montón de miedos nuevos queriendo
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arrancarte los pelos, acompañada de un nudo en la guata, porque no sabes si trabajarás mañana, porque no sabes si tendrás sueldo, porque tenís a tu vieja con cáncer, al otro lado de la ciudad, tienes a tu viejo levantándose temprano a vender, solo lo ves para pasarle los insumos necesarios,
no te lo puedes llevar a tu casa, pero por todo eso te cuidas, te cuidas y no sales, pero lo haces por ellos más que por ti, porque tú le pasas a dejar comida, porque tus hermanos son medios machirulos y no se preocupan de estas cosas, eres una bolita de emociones.
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Y te olvidaste de leer el libro, de hacer ese negocio nuevo, porque aun estando en casa estás cansada, no tienes fuerzas, te levantas y estás a dos horas en una reunión que pudo ser un mail, o peor un WhatsApp, pero ¡oye! Debes estar produciendo para poder mantener este país ¿cómo se te ocurre enfermarte? ¿Cómo se te ocurre sentir? Nos coartan constantemente con el fin de ir produciendo lo que sea, con tal de hacerlo, no importa mucho el rubro que una tenga, simplemente hacerlo, porque o sino te mueres derechamente, estamos abandonados ante un estado que no le preocupan las vidas humanas sino la producción del modelo económico. El día de ayer salió una rutina humorística de un programa alemán donde se burlan; si, se burlan del sistema económico en Chile, porque hablar de salud mental, de salud propiamente tal, de trabajo y todas las cosas sociales, es imposible no considerar a la política en esto. El cuerpo es político. Entonces habitamos un cuerpo esclavizado constantemente por este estado que nos maltrata sistemáticamente y estructuralmente desde distintas formas y claro, los estragos en la construcción de nuestro ser pueden ser grotescos, todos en torno al dinero por cierto, en el consumo de las diferentes instituciones. Hoy la salud mental está más abandonada que antes, y creo que el 18 de octubre marcó un antes y un después de todo esto, es una revolución al amor a nosotros mismos, el amor en resistencia a nuestra historia, reencontrándonos con nosotras mismas en un amor propio y ahora nos transformamos en un país autosugestionado, que busca aislarse en medida de lo posible pues si no lo hacemos, exponemos a aquellos que no
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pueden quedarse en casa, aquellos que no tienen ninguna posibilidad de vivir a que puedan salir tranquilamente. Porque allá afuera, fuera de mi privilegio de cuarentena, hay familias completas que deben salir a ganarse el pan, si es cliché en muchas medidas, pero no puedo ser ciega para no observar como es el Estado que está incumpliendo la misión de cuidar a los ciudadanos en su bienestar físico y mental, nos estan matando de
O sea, si no soy creativa es mi culpa
a poco y puede que mis palabras sean escandalosas, o como algo retórico, metafórico, pero no. Cada uno desde su lugar se está organizando, aun desde la inocencia de sus hogares, de su propia comunidad pequeña y familiar, pero estamos viviendo la comunidad en estos momento. En relación a la salud mental en el encierro es algo que puede abarcar muchos aspectos, además de la queja política-social, es más dentro de nosotros, y que si bien va de la mano de cómo nos ha formado todo este sistema, nos arrincona a los espacios más oscuros de nuestra cotidianidad.
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¿Puedes estar sola contigo? Estar contigo en silencio en una habitación puede ser un ejercicio complejo, un ejercicio que me obligaron según sus normas, eso de que como se debía vivir, y además de eso me obligaron a esconder en el cuerpo cada dolor que iba a apareciendo, una idea de felicidad y disfrute constante, que no se note, y si te nota, tomate un batío, haz esto o lo otro, compra esto u lo otro, una felicidad consumista , una felicidad instagramera, que a pesar de los contextos de hoy, debes seguir siendo bonita, consumible, feliz, exitosa, diversa, perfecta, y bueno, ¿cómo curo el alma? Porque mucha fracesita de instagram “piénsate” ; “suéltalo” ; “conéctate” ;”déjalo ir” , como si fuera fácil encontrarse de frente con aquello que estuve guardando bajo la alfombra por tanto tiempo, porque claro, tenia que seguir trabajando, y en la pega anda a desbordarte por sentir ¡No pos niña! ¡Cómo se te ocurre! Esto de andar sintiendo y esto de andar haciendo show de mostrar tus emociones. Así que con las pocas herramientas que has aprendido y que te han obligado a aprender, te guardas todo esperando que pasen los días; y entonces llega esta pandemia entre dolor y salvavidas, haces que te mires al espejo, que puedas de una u otra formas mirarte, mirar esa imagen que tanto quisiste ocultar entre tanto que hacer. Te levantabas a las seis contra toda tu voluntad, y pucha, esto de que tienes que esforzarte siempre para que todo lo que consigas tenga sentido, “sin dolor no te haces feliz”, y después salir en una nota mierdera de matinal haciendo llorar a los chicos con todo el esfuerzo que hiciste para sobrevivir con tus pocos recursos toda esta pandemia. En casa de 30 mt2 y son 3 con tu viejo que es un machista que abre la boca y te da escalofríos, o incluso si estas con tu maltratador; que los niños,
el teletrabajo, y bueno, además de todo eso ¡SI NO LEES UN LIBRO ERES FLOJA! Eso es lo que nos ha hecho el capitalismo, este es un síntoma más de una enfermedad llamada patriarcado, con una presión absurda de ser productivos, porque o si no eres: comunista, flojo, zurdo, come guaguas… no y ¡para! Todo, todo, TODO lo debes estar mostrando constantemente, mostrándote en redes sociales, porque como te cuesta vivir solo contigo mismo, necesitas que el ego se mantenga de alguna forma o tu seguridad que tanto tenías se va al carajo. Vivir en comunidad es algo que tememos y no nos habíamos dado cuenta, pero como dije, todo
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El neoliberalismo nos ha hecho que como sociedad nos vayamos homologando con el mercado, permitiendo esta unión-relación entre el sujeto y su colectividad, es decir entre el consumidor y la empresa. Si yo pertenezco a alguna colectividad o algún grupo, consumo lo que me haga ser partícipe de ese grupo, dejando mi propia identidad de lado buscando espacios para poder encajar y vivir en una comunidad establecida y que sea cómoda para el mismo sistema. El reflexionar sobre qué tipo de personas queremos ser y es válido ser socialmente; pero siempre y cuando no entorpezcamos el modelo social y económico que nos impide individualizarnos. Sin embargo, en búsqueda de esta liberación vendida, es que el individuo en su cuerpo está
te guardas todo esperando que pasen los días fue bombardeado para que fuésemos así, armaditos, contenidos, sin formas de ser propias e individuales, y donde además la libertad personal no reconoce los límites de la libertad de todos los seres vivos, la naturaleza y la madre tierra, lo que implica que nos adaptamos ciegamente a reglas coercitivas en pos de un ejercicio de supuesta libertad, que como sabemos, en el fondo no es más que un discurso re lindo, y si fuera de otra manera la colectividad se hundiría en un caos y la violencia, según lo que ellos nos dijeron, por lo que no es el sujeto que ha de ser dirigido, sino que es la sociedad que debe civilizarse, en este caso a punta de fusil, o a punta de a falta de insumos médicos para poder protegerte de la negligencia gubernamental (Touraine 1992:254. En Paul Walder el cuerpo Fragmentado).
aislado y limitando, enfrentando una soledad como única entidad colectiva, y que como reflexionamos anteriormente, el mercado se opone a una vulnerabilidad emocional, y mucho más a una desnudez de conciencia.
La persona y la humanidad ha sido reemplazada con el cuerpo, ya no hay un sujeto social, sino que solo hay una identificación de algún organismo global que nos conduce a una emancipación individual, si claro ... esto nadie lo veía venir (¡qué frase más manoseada por poliquerías de segunda! aún en tiempos de cuarentena, porque obvio, “estamos preparados para lo que sea”; “tenemos el mejor sistema de salud del sistema solar”). Y aun con todo esto, aun no existen instituciones que se hagan cargo de
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carencias sociales y emocionales de las personas, por lo que no es novedad entender que, en una sociedad de consumo masivo, el humano pierde su aparente libertad, solo hay espacios a cuerpos estandarizados y simbólicos, trajes biológicos a la medida del consumo, o bueno, modulares también, nos fragmentan y nos venden por parte según lo que va naciendo en eso que llaman moda. La idea por lo tanto es que el sujeto, para ser la figura del espejo, debe ser un reflejo que soporta maquillajes, accesorios, pero que también padece el dolor de extensas jornadas laborales, estrés, Burnout y de otras drogas, neurosis. Nos han quitado el cuerpo, nos dicen que es biología, que es natural y que no, se han apropiado de los sentidos y los placeres, de las pulsaciones y deseos. Tenemos el cuerpo quebrado, ya no reconocemos este cuerpo, ya no podemos ni mirar, es una máquina de producción, es un comercial es algo que representa. La idea de cuidar la propiedad privada no solo la mía si no también la del otro y ese otro que está en una posición asimétrica, y no hay nada mas penalizado que traspasar aquel perímetro, que ingresar con el cuerpo propio en el territorio del cuerpo ajeno, no sé ustedes, pero yo aun no me entero que estén utilizando el Espacio Riesco para mantener a las personas de Puente Alto Contagiadas, o que un avión de la FACH esté trasladando enfermos desde la Araucanía hacia allá; por lo que sólo reafirma lo que ya sabemos, que ese tipo de cosas es castigada más para un lado que para otro. Los espacios privados se protegen, y en este caso, incluso las personas en relación asimétrica a nosotros se protegen más que otros, la biología del otro es el peligro y eventual crimen, el contagio, la suciedad, es el miedo.
“tenemos el mejor sistema de salud del sistema solar”
Es de conocimiento común de que Chile tiene una de las más altas tasas de suicidio y de violencia intrafamiliar, entendiéndose que también dentro de ese maltrato existe el maltrato psicológico, aun así preferentemente el físico recae en mujeres y niños, castigo que se extrapola y amplifica en las minorías, tanto en la esfera privada como pública, el más fuerte reprime, controla y castiga a los que desde una mirada paternalista y asistencialistas son mas “frágiles” que él y bajo este contexto es que siguen viendo al “pobre” que es pobre porque quiere. Esta fue la estrategia social y política en la dictadura. EL MIEDO, la amenaza permanente, estaba orientada hacia los cuerpos, el maltrato en privado paso a instaurarse como el mas fuerte: reprime, tortura, controla. La política de estado de tortura, destierro, la muerte y desapariciones de los cuerpos llevaron que los habitáramos de manera diferente desde ese momento en adelante, porque no solo eliminan nuestro cuerpo en tanto físico , sino que elimina al sujeto , identidad y biografía y hoy nos encontramos de cara de nuevo con los mismo “abuelitos” torturadores que quieren salir de Punta Peuco para estar con sus familias, nos encontramos de cara con aquellos que nos mandaron a matar dirigiendo al país, nos encontramos de cara con los mismos miedos de nuestros ancestros. La modernidad y el neoliberalismo han hecho de nuestras cuerpas como maquinas eficientes. Moldeado, arrasando con todo aquello que les incomoda, saca del mercado a los competidores, desde los pequeños empresarios hasta incluso la gestión pública en la producción o servicios, educa y va cebando a los usuarios y futuros consumidores, un tétrico plan elaborado desde la economía que se expresa en las entidades públicas a las que como psicólogos nos vemos expuestos.
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¿Cómo re carajos voy a cuidarme? Si nada ni nadie a mi alrededor me ha permitido pensarme como alguien importante, como alguien que suma, nadie me enseñó a frenar porque debía funcionar todo, debíamos avanzar aun cuando yo no quería, nadie paró el mundo cuando me quise bajar. No sabía que debía mirar lo que pasaba y mirarme a mi misma, pero mirarse en serio, mirarse y poder distinguir que era lo que veía en frente, mirar que fue lo que nos sacudió el cuerpo, frenar para ver, para entender, para saber que puedo desarmar, que quiero desarmar y por último, que quiero construir, re construir, deconstruir, ya aprendimos que esa pelotudez del “el que no se anima no es valiente”, “querer es poder” ; “solo depende de ti” ; agitando una libertad que en realidad no existe para todos de la misma manera, porque no sé tú , pero yo no tengo los medios para irme un año a Tailandia para tener un despertar espiritual; una libertad que se supone que hay que poner en marcha “mañana puede ser muy tarde”; “porque hay que vivir el momento”; o porque “YOLO” como una condicionalidad de disfruta y se feliz que mañana puede ser muy tarde. Permitamos vivir el duelo, permitamos vivir el duelo a los otros. Respeto, que se ha olvidado entre los seres humanos y animales, escuchémonos, abracémonos y entreguémonos ese amor que ayer se nos fue negado de tantas formas y de tantos escenarios, dejemos de mentirnos, todos sabemos que a veces no se puede seguir. No se puede. Toda esta gente haciendo catarsis, esta sanando, se está enfrentando a sus fantasmas, y los de antes, a los de su infancia, los de su adolescencia, y los que serán, cada uno de nosotras tiene tormentas personales, pensamientos que no sabe como procesarlos, sentimientos que no sabe como vivirlos, ya sea por tema personal o por las historia de sufrimiento que viste en tu familia o personas significativas. Para poder bailar
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y luchar, hay que saber curarse. No apuren a la gente, no se apuren a ustedes mismos ¡dejen que se curen! Y despues quizás con menos dolor pero entendiéndose mejor la herida ya no esté tan abierta, el cuerpo estará mas liviano, y que pongan las patas donde quieran, en una playa en Pichilemu, en el rio o la acequia, hacerse cargo de la cuenta pendiente por hacer, que llamen a quien tengas que llamar , que busquen los. Brazos que tengan que buscar para sanar, y si se les canta el culo agradezcan a cualquier dios o universo... Nuestros cuerpos, nuestros gestos devienen hoy en figuras gestadas desde la economía neoliberal a la que nos ha costado tanto salir, pero no imposible, desde allí nuestras figuras son catalogada no mas como un producto final, donde su expresión más gruesa está en el terreno de lo simbólico.
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por María Francisca Soto Luna
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Del texto “Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir” Para leer el texto completo, haz click
por María Galindo, anarquista-feminista boliviana, Radio Deseo
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Carolina Urueta - Colombia Full Oro - La Calera
Notas a propรณsito de la percepciรณn de trabajadores y trabajadoras en contextos de encierro.
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“La dialéctica del amo y el esclavo no conduce finalmente a aquella sociedad en la que todo aquel que sea apto para el ocio es un ser libre, sino más bien a una sociedad de trabajo, en la que el amo mismo se ha convertido en esclavo del trabajo. En esta sociedad de obligación, cada cual lleva consigo su campo de trabajos forzados.” Byung-Chul Han (2010) La Sociedad del Cansancio.
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“Te mandan aquí toda la vida y es exactamente lo que te quitan. La parte que cuenta, al menos” Sueños de Fuga (1994)
“Muchas piedras en el camino pero igual se avanza El éxito significa pasar de un fracaso en otro Sin rendirse, sin perder la confianza” Arte Elegante (2015)
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La Pandemia se podría definir, mínimamente en cuanto a sus consecuencias; a) como incertidumbre e inseguridad por lo que pudiese ocurrir b) como temor, de perder el control o al menos no ser capaz de disminuir los riesgos sanitarios. c) y ello a propósito de los y las trabajadores de contextos privativos -que es el objeto de nuestras notas-, desesperanza o incapacidad de una institucionalidad capaz de gestionar de manera efectiva, soluciones satisfactorias.
El Trabajo se encuentra en tensión, sobre todo cuando
vivimos la pandemia más grande del último siglo. La relación trabajo-salud posee una historicidad, en cuanto las enfermedades-laborales parecen ser resultado de un proceso de deterioro corporal, emocional y psíquico y no un elemento estático o una fotografía. Esta <historicidad> se expresa con gradualidad y sigue diversos ritmos que tienen relación directa con el complejo entramado de las relaciones de producción. El caso particular del Covid -19 nos presenta un escenario que, implica tensionar aún más este complejo entramado de las relaciones de producción. El impacto en la salud de los y las trabajadores, ahora se ve cubierto por las consecuencias de la enfermedad.
Ahora bien, describiremos como se desempeñan los profesionales de contexto privativos y para ello nos referiremos; en general, al modelo de administración directa del Servicio Nacional de Menores. Para ello nos basamos en, literatura escrita sobre el tema, las constantes declaraciones públicas que sus profesionales organizados emiten en diferentes medios y otras entrevistas que pudimos concretar. Por tanto, nos encontramos ante un texto que desarrolla una opinión descriptiva-explicativa, que busca mostrar una interpretación transitoria acerca de, como se han desarrollado las relaciones laborales en este periodo de confinamiento, en medio de la pandemia. Los centros de administración directa del Servicio Nacional de Menores, se encargan de administrar dictámenes en el marco de las disposiciones establecidas en el marco de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, vale decir administran la ejecución de procesos de investigación y de condenas en regímenes cerrados de los y las jóvenes y adolescentes infractores de ley.
Las estructuras de estos centros congregan a una cantidad importantes de profesionales de diferentes ámbitos: psicológicos, sociales, ocupacionales, educativos o de la salud. Ello configura un modelo de trabajo que articula a instituciones públicas como otras colaboradoras privadas, que buscan propiciar bienestar a los jóvenes, resguardar sus derechos y encaminarlos a procesos prosociales. La Pandemia viene a extremar una el confinamiento que ellos viven a diario. Desempeñan funciones profesionales, con jóvenes trasgresores de norma. (Se habla institucionalmente de infractores de ley, sin embargo, nos quedamos con el termino más amplio de “trasgresor de norma”, pues ellos -los jóvenes- no adhieren a los conductos sociales regulares para satisfacer sus necesidades, transgrediendo normas desde lo más básicas). Ello en relación con instituciones privativas de libertad, las cuales corresponderían sociológicamente a la denominación de;” instituciones totales”.
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Una institución total, siguiendo la conceptualización del sociólogo Goffman (1961), sería un lugar de confinamiento, residencia o laboral donde individuos se encuentran periodos apreciables de tiempo, aislados de la sociedad y compartiendo una rutina diaria administrada por una institución. Esto permite que todas las actividades y sujetos que conviven allí, desarrollan actividades en un mismo lugar, incorporando a un número importante de sujetos en el desarrollo de ellas, estando programadas, siendo en muchos casos obligatorias. Todo esto, debido a los objetivos trazados por la institución. En concreto, esta conceptualización sociológica, sigue en vigencia al observar las estructurales laborales y de desarrollo de vida de los sujetos, sean estos profesionales o personas que conviven en estos espacios. Por lo mismo, todas las comunidades de sujetos que se encuentran sometidas a estas instituciones totales están propensas a normalizar ciertas características propias de su contexto, el proceso
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mismo de adaptación a la institución total y la socialización en los marcos de una subcultura, en este contexto; juvenil (en cuanto a lo etario), marginal o periférico (en cuanto a la procedencia de los sujetos que presentan una cultura con mayor despliegue) y carcelaria (en cuanto a los rasgos identitarios de los sujetos que se encuentran en el lugar) propiciaría un síndrome de Prisionización. El síndrome de Prisionización consecutivo de la interacción en los espacios privativos de libertad, refiere a una consecuencia de la exposición en estos centros tanto apara internos, (jóvenes) como para profesionales que desarrollan sus labores en estos espacios. En este contexto las psicólogas Moreno y Bueno-Guerra (2018) desarrollan las consecuencias de este síndrome, identificando rasgos principales en el largo plazo que pueden llegar a sentir los sujetos que conviven en estos espacios, dado los procesos de adaptación que afectan la conducta y la salud psicológica de ellos. Algunos descritos por ellas y que serán útiles para hacernos una idea son; “disminución del autoestima y autoconcepto, ansiedad generalizada, somatización, insomnio, ausencia de expectativas, doble presencia o absentismo -laboral-, pérdida de control (reacciones desproporcionadas) , dificultades en la vinculación con otros sujetos; familia o amigos, pérdida de intimidad, baja socialización, síndrome amotivacional, disfunción sexual, psicosis, depresión, revivir traumas, embotamiento emocional, despersonalización, transformación de la personalidad, comportamiento atípico y daños neuropsicológicos”. Ello no quiere decir que todos estén presentes en los jóvenes y profesionales que conviven
en estos centros cerrados, las sintomatologías enunciadas son una síntesis de la literatura revisada por Moreno y BuenoGuerra (2018) sin embargo, las posibilidades de desarrollo de estas sintomatologías aumentan significativamente tras la convivencia por periodos extensos, en estos espacios. Este contexto basal es parte de la realidad “normal”, en la cual se convive en estos espacios de “prisión-confinamiento o profesionales-laborales”, donde la conceptualización del Antropólogo, Marc Augé (1993) sobre los lugares y no lugares, tendría un sentido inverso, en cuanto a la institución privativa de libertad, como espacio de socialización, es un lugar que personaliza y estaría desarrollando una identidad en los sujetos, a pesar de su transitoriedad, cuestión que para otros solo tendría este último carácter (no lugar). En esta misma línea, sobre la exposición de sintomatologías carecemos de estudios cuantitativos, que den cuenta del impacto en la salud de los y las trabajadores en el contexto, sin embargo, evitar las consecuencias de estas sintomatologías es un enfoque de trabajo que, se desarrolla con los y las jóvenes (internos/as) y también con los profesionales del SENAME y con otros colaboradores del servicio de diferentes ámbitos, acá la importancia de la estructura técnica, de las áreas de Cuidados de Equipo. A pesar de lo anterior (la carencia de estudios cuantitativos que den cuenta de la salud laboral en el contexto), existe un trabajo, que da cuenta de los años 2015 y 2018, de la académica de la Universidad Alberto Hurtado, María Angélica
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Bilbao, titulado; “Bienestar subjetivo en el trabajo y desgaste laboral: una mirada social y ecológica en programas psicosociales de infancia”, si bien este recoge datos cuantitativos de programas de intervención psicosociales en medio libre, nos proporciona una imagen sobre los y las trabajadores en programas de este tipo, pero en medio libre. En este se refiere a precariedades estructurales del sistema laboral, específicamente sobre las licitaciones de programas por parte de entidades colaboradoras del servicio, estas ONG´s, donde estas últimas ejecutan propuestas licitadas por tiempos definidos, donde los y las trabajadoras pueden llegar a tener “contratos indefinidos”, durante el tiempo que duran estas licitaciones, este formato en el mejor de los casos. Pues también se permite la contratación vía honorarios dado el pago por sobrecupos, dados por el artículo 80 bis; Este permite las sobre-atenciones. Un ejemplo de ello es; un programa diseñado para la atención de X cantidad de usuarios/ plazas, las cuales pueden incrementar con aumento de la subvención vía el articulo 80 bis, esta “sobre atención” tiene impacto en la subvención que
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recauda la institución que ejecuta el programa, también la sobrecarga en la intervención diseñada por el programa, cuestión que impacta en la calidad de atención de los y las jóvenes. Estas situaciones fueron ampliamente criticadas por los trabajadores organizados de SENAME, quienes además criticaron la tercerización de funciones y la precarización de la función del Servicio. Otra crítica que vale la pena mencionar, es la que se desprende de la investigación sobre Sename, ejecutada por el actual Diputado Independiente, René Saffirio (2016); categorizado como un vicio del sistema, quién acuso como priman detrás de estas políticas, intereses políticos y económicos. Finalmente, la Doctora en Psicología Bilbao (2018), desarrolla en su investigación, un análisis cualitativo sobre esta precarización, evidenciando la existencia de la excesiva rotación de profesionales, tras la precarización en las relaciones laborales y el modelo de licitaciones en los programas. Concluyendo que más de un, 30% de los trabajadores sufren de desgaste laboral y burnout comparando estas cifras con otras áreas de trabajo donde ello no supera el 20%, atribuyendo la responsabilidad de esta situación (desgate laboral y burnout); a la incapacidad de una gestión adecuada de los riesgos psicosociales que devienen del trabajo, por parte del SENAME e instituciones colaboradoras, lo que se ve reflejado en el alto porcentaje de las licencias médicas, ausentismo laboral, rotación laboral y el padecimiento de otras sintomatologías. Ahora bien, con este panorama sobre los y las trabajadores en este contexto, nos encontramos en una situación bastante compleja a la hora de enfrentar una pandemia. Primero, la
estructura privativa de libertad propia del contexto se ve agudizada con el confinamiento, tras la Pandemia Covid -19. Las relaciones se han vuelto mas estrechas, con menos tránsito de personas; limitación de visitas para los jóvenes y turnos éticos de profesionales, alternando las intervenciones directas con el teletrabajo, dadas las cuarentenas implementadas por la autoridad sanitaria. Segundo, la incertidumbre sobre la posibilidad de un brote de la enfermedad en estos los centros, cuestión que puso en tela de juicio los protocolos e insumos de higienización con los que se cuenta, esto ha sido mencionado en una serie de declaraciones durante el mes de abril presente, por parte de las asociaciones gremiales en sus redes sociales, principalmente la Asociación Nacional de Funcionarios ANFUR. Particularmente respecto a las entrevistas que desarrollamos con profesionales de diferentes ámbitos; educación, psicosociales, de intervención directa y de salud. Pudimos observar en líneas generales, su preocupación por conocer los protocolos que existen, a la hora de afrontar esta emergencia sanitaria y la inquietud por el cumplimiento de estos, dejando ver recelo con las instituciones, de acuerdo a los criterios que utilizaran con profesionales y jóvenes a la hora de enfrentar esta contingencia. Otro elemento que dejan ver los profesionales, es que creen en la necesidad de trabajar de diferentes formas, destacando la necesidad que tienen los y las jóvenes de recibir intervenciones, en los diferentes ámbitos en que se despliegan, las rutinas son importantes para la salud y el
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bienestar de los y las jóvenes. Sin embargo, coinciden en la incertidumbre que genera la precarización laboral en el contexto y en el caso de quienes no dependen directamente del Estado, crea incertidumbre la posibilidad de que, las diferentes instancias u organizaciones privadas se pudieran acoger al seguro de protección del empleo u otra instancia legal que permita ver mermadas remuneraciones o cargos debido que hay trabajadores que se desempeñan vía contrato por honorarios. Considerando que la organización de los trabajadores sindical es mínima en los proyectos colaboradores del servicio. Finalmente los profesionales entrevistados concuerdan en la importancia y necesidad a mediano plazo, de actualizar los protocolos existentes, definiendo así los marcos de acción para situaciones de crisis como la que vivimos en la actualidad. De esta manera la articulación entre; Trabajo, Confinamiento y Pandemia, se desarrolla entre temores e incertidumbres tanto de los diferentes profesionales, como en los y las jóvenes de contextos privativos de libertad. Testigos fuimos los últimos días, como se viralizaba por redes sociales un video en el cual, una decena de jóvenes que señalaban ser imputados del Centro de Internación Provisoria de San Joaquín en la Región Metropolitana, en medio de su confinamiento, entre mascarillas y desesperanza, solicitaban cambios en sus medidas cautelares, para esperar sus procesos judiciales en medio libre <En la Calle> . También medios de comunicación como UCV Radio informaba hace un par de
días como iniciaban cuarentena tres profesionales y jóvenes del Centro de Internación Provisoria y Régimen Cerrado de Limache, en la Región de Valparaíso por posibilidad de contagios en el centro. Por otro lado, un vistazo a esta realidad particular nos evidencia la precarización de las relaciones de producción y como ellas van desarrollando enfermedades laborales, que se agudizan en el contexto social actual. Por otro lado, podemos ver como los jóvenes más vulnerables de nuestra sociedad sufren del doble impacto de privación de libertad- confinamiento-políticas sanitarias, por lo cual, las rutinas desarrolladas por Profesionales y otros interventores, “La Primera Línea de Sename” contribuyen a desarrollar de mejor forma y bienestar de los y las jóvenes. Quedan abiertos problemas a modo estructural; uno, como se idean políticas que propicien bienestar para los y las jóvenes más vulnerables de país. Otro, como pensamos las relaciones laborales en contextos complejos, considerando la salud-laboral y la gestión de los riesgos psicosociales por parte de las diferentes instituciones que lideran estos ámbitos laborales. Finalmente, el desafío colectivo que tenemos y heredamos del 18 de Octubre, es mantener la articulación social en miras de un Chile mejor.
por Pedro Núñez Cisterna, profesor de Sename Limache, Ex Lihuén
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BAJO CEMENTO - en cuarentena
Quizás este espacio que se nos ha brindado como una
atemporalidad ante el ritmo y funcionamiento de la lógica mercantil y burocrática del tiempo, de los afectos, de los cuerpos y de los encuentros nos permita fijar una línea imaginaria que nos permita abordar la contingencia desde una desesperación que no sea triste. Vislumbrar el escenario como una plataforma fluctuante que nos permita desplazarnos en sincronía con el ocio, la potencia creativa y una visión ecosistémica de saber y del conocimiento. La contingencia se nos presenta expuesta y a partir de su rostro herido logramos visibilizar (esta vez nosotros) las cicatrices. Una amplitud en el campo de visión nos permite establecer las estrategias y las condiciones propicias desde el cuerpo, hacia el territorio y el saber, como rizoma interconectado pequeños núcleos de vidas, oficios y resistencias. -Los pobres no tienen arquitecturaRompe una pared, camina sobre ellas
por Las Pedagogías Nómadas
Bajo Cemento es un medio de comunicación libre y crítico del territorio del Aconcagua. Escuchémonos en todos estos medios:
Ilustración por Elef Vehederios