Mil Palabras #0

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Editorial Quiénes somos Desde lo común nos nombramos y nos definimos como un colectivo joven, movilizado desde la indignación y el querer transformar las condiciones existentes de cada uno de nuestros contextos, a partir de elementos compartidos como son la tierra, las semillas y la comunidad. Nuestro quehacer nos ha movilizado desde diferentes escenarios geográficos y es en la agroecología como espacio y escenario de acción social donde nos recogemos, y comenzamos la siembra del sentipensar; convirtiendo las vivencias en palabras y haciendo de las huellas de una vida una gesta en el lenguaje; es este nuestro punto de partida y, al mismo tiempo, un momento más en el camino que hemos emprendido como habitantes de este territorio planetario, en el cual deseamos templar nuestro carácter y forjar nuevos sujetos que sean capaces de crear caminos posibles donde transite la dignidad, la equidad de género y la esperanza. Por qué un fanzine Esta propuesta surge de la inquietud por reunir diferentes voces, en torno a problemas, hechos, dolores, sentires; es la necesidad de generar espacios en los que converja el Pensamiento alternativo, ese que se localiza y se sitúa desde lo mestizo, lo híbrido y lo heterogéneo, ese que rompe con el pensamiento hegemónico y se enfrenta a partir de diferentes formas estéticas a un monopolio que se ha concentrado tanto en el pensamiento como en la misma manera de concebir la existencia, el alimento y la vida. El Fanzine emerge como una posibilidad de tejernos desde las diferentes realidades, desde las similitudes y las discrepancias en clave de Agroecología, dando voz a la tierra en diversas latitudes en las que habitamos, a las luchas que se vienen gestando desde nuestros pueblos, desde las desigualdades que franquean la vida en las ciudades. Nuestro objetivo es templar esos hilos que van formando la trama que nos sostiene, y eso sólo es posible a partir del abono que hagamos de ideas, conceptos, saberes y principios comunes que nos evoca. Al igual, para tejer es vital la urdimbre, esos hilos diversos, particulares, heterogéneos, esos que se sostienen en los cimientos fuertes del conocimiento (nuestra trama) y que nos nombran desde la acción de nuestra realidad. Son esas poéticas que alientan maneras disímiles de encarar la vida, por tanto queremos tejer todas juntas este nuevo mundo, desde nuestras fuertes similitudes que constituyen lo sólido de nuestro movimiento, y desde nuestra diversidad. A su vez, expresar este conjunto de reflexiones y sentires agroecológicos desde diferentes rincones del mundo tiene un objetivo doble: conectarnos, vernos e internacionalizar este movimiento perpetuo, pero también, escribiendo desde un lenguaje sencillo y que se construya desde el corazón, llegar a la gente de nuestros propios contextos, encontrándonos finalmente como personas simples que quieren un mundo en colectivo y sin elitismos de ningún tipo. Damos paso a un fanzine que evoca y llama una subversión de pensamiento, acción y formas de concebir la existencia teniendo presente tal como lo señala el manifiesto zapatista, en nuestra interpretación: “Para nosotras el dolor y la angustia, para nosotras la alegre rebeldía, para nosotras el futuro negado, para nosotras la dignidad insurrecta. Para nosotras nada. Nuestra lucha es por hacernos escuchar.”


Día internacional de la lucha campesina; la resistencia y rebeldía de los de abajo Este número cero del fanzine se inserta en un contexto general de represión hacia todos los movimientos de resistencia campesinos e indígenas del mundo. No es casual por tanto que se haya elegido el día 17 de abril, día internacional de la lucha campesina y aniversario de la masacre del Dorado Dos Carajás, para su publicación. Como explica La Vía Campesina, nos encontramos actualmente ante un enfrentamiento entre dos proyectos de producción, de sociedad y de forma de convivir con la naturaleza; es decir, dos proyectos para el futuro. De un lado, “el modelo del agronegocio del capital, que subordina todo a su insaciable generación de lucro, que para esto impone el monocultivo, destruye la biodiversidad, intensifica el uso de agrotóxicos, expulsa a los campesinos de sus territorios y domina a gobiernos y estados”. Por otro lado, existe un proyecto, construido por el campesinado a largo de la historia y defendido actualmente por La Vía basado en “ la Soberanía Alimentaria, donde la agricultura busca producir alimentos sanos para todo el pueblo, en equilibrio con la naturaleza, generando mejores condiciones de vida para la población del campo”. Actualmente, el modo capitalista de producción, sostenido por la explotación de la naturaleza y de la mujer, se encuentra en una crisis de acumulación. Esto le obliga a ampliar sus fronteras de desposesión llegando a los últimos territorios ajenos a su práctica a través del acaparamiento, por ejemplo, de grandes extensiones de tierra en África y en Asia o por medio de la apropiación de la biodiversidad silvestre y cultural en América Latina, todo ello en conjunto a la destrucción de los cuerpos y de los cuidados necesarios para la reproducción de la vida. De la misma manera, las soluciones desde el neoliberalismo a esta crisis buscan mantener los márgenes de beneficio mediante, por un lado, ajustes estructurales que delegan los servicios básicos (salud, pensiones, educación) al trabajo doméstico y, por el otro lado, a través de la apertura de fronteras comerciales y la reducción de aranceles en beneficio de las grandes multinacionales. Ejemplo de ello es la negociación de nuevos tratados comerciales como el TTIP entre países del Atlántico Norte o el TPP entre estados del Pacífico. En los territorios en disputa, la contradicción entre los dos modos de entender la vida se gesta por medio de la represión sistemática de activistas sociales y luchadores campesinos. Tan sólo en los últimos meses han habido decenas de asesinatos, encarcelamientos y desapariciones de campesinos, campesinas y activistas como por ejemplo el asesinato de Berta Cáceres en Honduras o la muerte y encarcelamiento de miembros de la FENSUAGRO. Es por ello que deviene esencial, ahora más que nunca, reafirmar y defender un modelo de producción que dé cuenta de la racionalidad campesina y que se base en principios profundos como la equidad social, la equidad de género y la justicia ambiental. Las expresiones de sentires en torno a temas de agroecología, plasmadas en este fanzine son un humilde intento de reafirmar esta visión del mundo, dar a conocer diferentes contextos y contribuir a la llamada por La Vía Campesina de articularnos entre personas que buscamos un mundo en donde quepan muchos mundos.


Nota: Hemos decidido no firmar ninguno de los contenidos de este fanzine como reflejo de su construcciĂłn colectiva y como rechazo al individualismo inculcado en nuestras sociedades. “Ninguna de nosotras es tan buena como todas nosotras juntasâ€? (MST).


Poética agroecológica: la pata que le faltaba al enfoque

Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir dice la canción de Fernando Delgadillo, tantas causas, tantos caminos y reveses… y coincidir, ¿qué significa entonces coincidir en un espacio agroecológico? ¿Significa coincidir en aquello que sabemos, deseamos y hacemos? Yo diría que por encima de todo significa coincidir en el sentir, en el doler, en el esperanzar, en el soñar, en algo más amplío y llano que prácticas ecológicas o dinámicas de justicia social, es una apuesta por un camino que nos atraviesa en las formas de estar en el mundo… En esta pelotera que es el mundo… coincidir aquí significa: confianza en el desandar los pasos de la mal llamada civilización y reencontrarnos con lo urgente: la memoria, nuestra naturaleza, y la de todos los seres que nos habitan y habitamos, y con los cuales co-habitamos; reencontrarnos poniendo en el centro lo importante: la digna vida, la célebre vida, la amorosa vida, la cuidadora vida, la que lucha por existir, por quedarse y por florecer a su paso, la que solo encuentra sentido por y para las otras vidas (en caso de que no quedase suficientemente claro). Significa, además, confianza en este llamado visceral a encontrar un sentido, o bien coincidir en la desconfianza de aquello que nos venden como “marco de sentido vital”, que ha sido justo lo que ha provocado la coincidencia, y por tanto, y una vez más: la confianza. Coincidir en el sentir, pues, no significa superponernos moralmente entre otros seres humanos, no es un elogio, nada tiene que ver con la adulación, tiene que ver con enmarcar un compromiso, con depositar esperanzas y expectativas en nuestro hacer. Nada tiene que ver con una palmadita en la espalda, una palabra de reconocimiento o de ánimo. Venimos todas de realidades diferentes y coincidir en el sentir quiere decir que tu lucha de aquí en adelante no me será ajena, que la compartimos en el pecho, en las palabras y las manos. Significa, también, reconocer que solo en la riqueza de nuestras trayectorias se genera el encuentro, y en esas diversidades un nutrir que (esperamos) no cese. Al final coincidir es una celebración del hecho de coincidir en sí, de la certeza de que nuestros caminos se enriquecen en dicho espacio y es irrevocable. Nos vemos, y nos seguiremos viendo en nuestros sueños…materializados…

Nota: Agradezco a Júlia que me contó la bonita historia entorno a la huella de placenta, tiene forma de árbol y es la figura que aparece de fondo.


AGROECO-PLANTAS “Agroeco-plantas” es una sección que trata de usos, costumbres y saberes populares sobre plantas que han tenido y tienen que ver con los valores agroecológicos. La agricultura tradicional, la etnobotánica y los temas sociales ligados al campo, son los fundamentos de esta sección. En esta primera edición nos ocuparemos del “tabaco verde” o “churrasca”, que aún se cultiva en zonas montañosas de Andalucía y otros territorios.

LA CHURRASCA o TABACO VERDE (Nicotina rustica L.) Tabac pelut, tabac pota. En los tiempos del “estraperlo”, tras la Guerra Civil Española, muchas personas se buscaban la vida con el trueque y el trasiego de mercancías de unos lugares a otros, satisfaciendo necesidades básicas de la gente, que ante la gran escasez de alimentos y de todo tipo de bienes, se veían obligadas a vivir frecuentemente al margen de la legalidad. Las gentes del campo, sobre todo en zonas poco accesibles, montañosas y remotas, cultivaban este tipo de tabaco rústico que les servía para intercambiar por otros productos, así como para satisfacer su propio consumo. Pero el Estado tenía (y tiene) la potestad sobre el cultivo de tabaco y la recaudación de impuestos con su venta, de forma que los campesinos y campesinas que la sembraban eran perseguidas por la Guardia Civil y por el cuerpo de Carabineros, los llamados “blanquillos”, que vigilaban y sancionaban de forma ejemplarizante, obligando además a quemar la producción. En las montañas de las Alpujarras o en las profundidades de las Sierras de Cazorla y Segura, no era raro escuchar silbidos de cuerno que los campesinos usaban para advertir de la presencia de estas “autoridades” que se cebaban especialmente con la gente humilde de la Sierra.

Nicotiana rustica L.

Desde el punto de vista botánico, se trata de una planta de la familia de las solanáceas, parecida a su conocido pariente, el tabaco “fino” (Nicotiana tabacum L.), se diferencia de éste en que tiene las flores amarillas (en lugar de moradas), los frutos o capotas son casi esféricos (sin punta) y las hojas algo más anchas, pelosas y pegajosas. El tabaco llega a España a principios del siglo XVI, en las primeras expediciones españolas por tierras americanas. Al parecer el tabaco que se trajo originalmente fue de esta especie, según nos cuenta el amigo Carlos Gil Palomo (2006). Cultivo. Se siembra a finales de invierno en la “almáciga” o directamente sobre el


terreno una vez entrada la primavera. Se esparcen las semillas sobre la tierra y se remueve para que quede enterrada a poca profundidad. Se riega con cuidado de no arrastrar la semilla. Cuando las plantas tienen un tamaño adecuado (unos 10 cm.), se trasplantan a su lugar definitivo en el huerto. Se suele poner en esquinas y lugares estratégicos para que esté cerca de varios cultivos. Siempre a una distancia conveniente, ya que si está demasiado cerca, compite por los nutrientes del suelo y los perjudica. Control biológico. Además de para su consumo, se siembra en los huertos porque actúa como repelente de insectos dañinos para las hortalizas. Parece atraer al insecto Nesidiocoris tenuis, enemigo natural de la polilla del tomate (Tuta absoluta), según hemos observado personalmente. Labores. No necesita cuidados especiales, ni es atacada por plagas. Se riega cuando el resto del huerto, sin prestarle especial atención. Aguanta relativamente bien la sequía. Recolección. Para el consumo, lo ideal es cortarla cuando se le cae la flor, antes de que el fruto esté maduro. Si se ha sembrado temprana se pueden hacer dos recogidas de hojas. Florece en agosto (clima de Andalucía) y se corta en septiembre. Las plantas cortadas se cuelgan en lugar sombrío y aireado para que se sequen, luego se pican el tronco y las hojas por separado y se criba para quitar impurezas. Material de propagación. Se deja la mata hasta que madura bien el fruto. Las “capotas” se ponen pajizas y se abren. Se cortan y se guardan para sembrar al año siguiente. El resto de la planta se aprovecha. Produce gran cantidad de simiente. Actualmente se sigue cultivando en algunos lugares de las Alpujarras y en otras regiones montañosas como la Sierra de Segura, de Jaén, en aldeas como Casicas del Segura o las Hurdes, en Cáceres. Pio Font Quer, (1961), cita su producción

en Baleares y señala su cultivo fraudulento y dice textualmente: “Es tabaco de pastores y campesinos, despide un aroma sin comparación muy inferior al del tabaco de ley.” Es cierto que se considera un tabaco “basto”, de peor calidad que el tabaco “fino” (Nicotiana tabacum L.), pero los que acostumbran a fumarlo, lo prefieren, sin lugar a dudas. También es cierto que su olor es muy fuerte y desagradable para la mayoría; era frecuente hasta hace unos años, ver en los bares de los pueblos alpujarreños el cartel: “Prohibido fumar churrasca”. Por experiencia propia, de persona no habituada a fumar, su olor es bastante peor que su sabor, que incluso supera a los cigarrillos comerciales que se venden en el estanco. Las personas de edad avanzada, generalmente hombres, son los que suelen fumar churrasca, a menudo en la plaza del pueblo, compartiéndola con otras personas de su entorno, con las que además se comparten opiniones, saberes, inquietudes e ideas. Cada recolector tiene sus propias técnicas para “curar” el tabaco verde y conseguir mejor sabor. Hay quien lo mezcla con tabaco rubio, con habano, incluso con licores, coñac o anís. Parece ser que si se conserva

Churrasca en campo.


adecuadamente, mejora con el tiempo. Se suele ofrecer para que la prueben otras personas fumadoras y hacer gala del buen sabor conseguido, al mismo tiempo que se dialoga sobre otras cuestiones de la vida. Francisco Cortés, de la Alpujarra y su hija Fina, compartieron con nosotros su churrasca; simiente y picadura, un día de invierno de 2007 y desde entonces la conservamos y reproducimos al tiempo que recordamos con gran cariño a aquellas gentes y aquel territorio.

El Nativo de La Torre.

1. ¿Estás de acuerdo en que la Agroecología es una aplicación de técnicas alternativas de cultivo que niega los avances obtenidos por la ciencia moderna? ( ) Sí, la Agroecología provee un conjunto de prácticas de sustitución de insumos y diseño de fincas. Las experiencias en curso están aisladas y reproducen un estilo de vida de las sociedades del pasado, basadas esencialmente en auto-subsistencia. Es decir, vivir en una sociedad con principios agroecológicos representaría un retroceso en la evolución de la humanidad. ( ) No, la Agroecología es un enfoque transdisciplinar, donde el conocimiento, construido de forma participativa a partir del diálogo de saberes entre el conocimiento tradicional y científico-académico, está orientado a lograr una producción de alimentos más digna y comprometida, un sistema agroalimentario que pueda estimular la vida y no el riesgo permanente. 2. Ante las previsiones de que la población mundial llegará alrededor de 9,5 billones de personas a mediados de siglo, ¿concordáis en que el campo necesita perfeccionar sus sistemas productivos para que sean más eficientes? ( ) Sí, con el aumento del número de consumidores en el planeta y con la realidad de personas víctimas de hambruna, es inevitable pensar en la producción de alimentos, principalmente a escala comercial, que sea capaz de producir más por unidad de superficie. ( ) No, la producción actual de alimentos es suficiente para alimentar a todo el mundo, aún con las mismas previsiones. Lo que necesita revisión son los canales de distribución y los hábitos de consumo (que actualmente son desiguales), también el fortalecimiento de la agricultura familiar que


efectivamente trabaja para la producción de alimentos. (diversificación y reforma agraria) 3. ¿Consideras que la agricultura convencional obtiene más éxito productivo en comparación con la agricultura agroecológica? ( ) Sí, la agricultura agroecológica es más laboriosa, más lenta y genera menores rendimientos por unidad de superficie, por eso es más costosa. Con la implementación de tecnologías modernas es posible reducir los riesgos, demanda menor cantidad de mano de obra, lo que reduce los costes y garantiza que la inversión inicial retorne y se obtengan excedentes en el producto final alcanzado. ( ) No, con la mecanización y el excesivo uso de agroquímicos, la agricultura convencional importa una gran cantidad de energía, especialmente derivada de combustibles fósiles, cada vez más caros y escasos, además el riego y la compra de semillas causa una fuerte dependencia del mercado, una dependencia que se vuelve cada vez más fuerte, con el creciente deterioro del suelo y de los cursos de agua. Sin embargo, la agricultura agroecológica promueve el reciclaje de nutrientes y la simbiosis entre los cultivos, aprovechando los servicios ambientales localmente, de manera que se reducen los costes. 4. Teniendo en cuenta la creciente necesidad de lograr el cuidado del medio ambiente, ¿estás de acuerdo con el alejamiento de las áreas naturales restantes con el propósito de protegerlas de la presión causada por la agricultura? ( ) Sí, la acción humana a lo largo de la historia dio como resultado la explotación irracional de sus recursos y para que garanticemos la vida en el futuro se hace necesario reservar espacios intocables y conservarlos inmunes de las acciones humanas. ( ) No, acercar el contacto entre agricultura y naturaleza es posible a medida que hacemos un ordenamiento del territorio y una gestión responsable de los recursos, que la agricultura tradicional desarrollo durante un largo período de tiempo de forma armoniosa, sin embargo la realidad de los impactos demuestra que los daños causados en el medio ambiente son mayoritariamente fruto de la expansión de la agricultura industrial. 5. En el escenario de inestabilidad de los precios de los productos en el mercado, ¿os parece que los agricultores más pequeños deberían buscar maneras para que su producción sea más competitiva, puedan vender sus productos con precios más satisfactorios y consigan superar los períodos desfavorables? ( ) Sí, hoy en día existen alternativas viables que pueden ser adoptadas por los agricultores para destacarse en el mercado, por ejemplo los procesos de transformación industrial de los productos, que les da valor agregado y que incluso les permite acceder a distribuidores más competitivos y a la exportación, eliminando en el proceso la presencia de intermediarios e incluso podrían solicitar ayudas al estado como derecho. ( ) No, la cuestión está centrada en la problemática de la cadena agroalimentaria, donde los precios


de los alimentos en el mercado no reflejan los costes reales de producción. En términos generales, la comercialización de la producción cultivada de forma convencional se encarecería hasta el fracaso, si las subvenciones ofrecidas a los productores convencionales fuesen anuladas y si los efectos negativos, en términos ecológicos y sociales, estuviesen incluidos en los precios de los productos. La solución no debe estar concentrada en el esfuerzo por parte de los agricultores, sino en la adecuación del mercado y en el pago justo por la producción de estos agricultores. 6. ¿Estás de acuerdo en que la certificación es la medida que mejor permite la comercialización de la producción agroecológica? ( ) Sí, la certificación de los productos agroecológicos es positiva tanto para el productor que alcanza un nicho cada vez más valorado de mercado, como para el consumidor que puede tener credibilidad en el producto que está consumiendo, a pesar de que tengan que pagar más por la adquisición del producto. ( ) No, existen otras formas de comercializar la producción agroecológica, basadas en el acercamiento del consumidor con el productor. Además, la certificación oficial está controlada por agencias que subordinan al productor en la lógica mercantil que reproduce las características de la agricultura convencional y en muchos casos representan una imposibilidad de inserción de agricultores más pequeños, además de que los alimentos certificados están accesibles solamente a una pequeña parcela de la sociedad. Las ferias, los CSAs (Agricultura apoyada por la Comunidad), los eco-mercados y los grupos de consumo son ejemplos de vías de comercialización que pueden ser independientes de la certificación. 7. ¿Consideras que las características que confieren resistencia a los efectos ambientales extremos y al ataque de plagas y enfermedades de los cultivos transgénicos aportan a la sostenibilidad de los agroecosistemas? ( ) Sí, esta innovación tecnológica ha permitido que los cultivos agrícolas causen menos daños ambientales, pues permiten la disminución del empleo de productos químicos como los plaguicidas, los fito-sanitarios y los herbicidas, también del riego. Además, estas variedades modernas son más competitivas y productivas. ( ) No, los transgénicos fueron seleccionados por características específicas de interés puramente económico, lo que resulta en la pérdida de otras propiedades, por ejemplo las nutricionales. También creó dependencia de los agricultores a la compra de semillas patentadas, además de que representan una amenaza para la salud de la población, una vez que sus efectos nocivos a la salud no están debidamente estudiados. Las semillas son un patrimonio que no debe ser modificado, las variedades tradicionales preservan características productivas y de resistencia propias para cada región. La sostenibilidad debe ser enfocada desde el punto de vista del manejo del agroecosistema como un todo. Las respuestas fueran construidas con base en distintos discursos presentes dentro del debate acerca de la crisis de la actualidad. La intención del test NO está en definir perfiles, pues desde luego lo que se busca es invitar al lector a reflexionar sobre cómo queremos construir una sociedad distinta. Los que vamos tejiendo en el camino de la agroecología, ruidos de resistencia y semillas de pasión.


Mucho antes de que comenzaran los tiempos de que empezarán a enumerarse los tiempos ya lo teníamos todo todo aquello que ahora parece imposible increíble inimaginable serpenteaba por entre nosotras como sabiduría remota y perdida todos los secretos de tu vientre una caricia desgarrada y mezquina: la noche en la que los Padres se alzaron contra la libertad de nuestra corazonada silvestre la noche oscura de la masacre cuando a las niñas se les sentenció a someterse cuando a las madres se les condenó al dolor del parto cuando la serpiente fue remitida al infierno la maldición bíblica del dolor primigenio toda una cultura silenciando el cuerpo el velo ignorante sobre las generaciones durmientes sobre su propia fuerza la medicina como control del cuerpo la ginecología como autoridad indiscutible en cambio, los ciclo naturales como burdas herejías anticuadas atentando contra los milagros del progreso y es que nada puedes saber tú de ti misma simple y tonta mujer ciega triste remedo del hombre poderoso y sin embargo, nada hemos perdido en lo más profundo y cálido de la memoria de la carne el vientre que aún alberga toda la vida humana la serpiente todavía danza nuestros cuerpos aún nos pertenecen ingobernables y misteriosos podemos hacer de esta vida nuestra fiesta y de nuestros nacimientos todos los orgasmos que nos debemos. NIÑXS PERDIDXS CONTRA LA ADULTOCRACIA

[Manual introductorio a la Ginecología Natural; Pabla Pérez San Martín]


Vivemos a imposição da lógica do capital financeiro no conjunto da economia mundial. Tal lógica estabelece a reordenação da agricultura brasileira sob um modelo agrícola que se denomina Agronegócio. A expressão – agronegócio - não significa uma simples tradução do termo inglês Agrobusiness, mas trata do novo estágio da luta de classes no campo. Expressa uma nova aliança das classes dominantes na agricultura, tendo como partes integrantes os representantes dos interesses das transnacionais, das empresas capitalistas da agropecuária e silvicultura e do setor latifundiário improdutivo. Aliança esta, amparada por algumas das políticas públicas do Governo Federal, como a política cambial, creditícia e de exportação. Destaca-se que a aliança das classes dominantes no campo brasileiro, impõem o seu modelo agrícola, centrado na grande fazenda agroexportadora, baseado no monocultivo, na mecanização pesada e no intenso uso de agroquímicos. Exemplos disso são que o Brasil é o maior consumidor de agrotóxico no mundo, com uma dose anual de 5,2 litros por brasileiro. Ainda, segundo o censo agropecuário de 2006, 80% das propriedades com mais de 100 hectares utilizam agrotóxicos na sua produção em comparação com 27% das pequenas propriedades com até 10 hectares que lançam mão do uso de agrotóxicos. Desta maneira, o Brasil, tornou-se uma grande plataforma exportadora de commodities. É isso que explica a expansão acelerada da soja nas regiões de transição do cerrado e da floresta amazônica. Numa relação de subordinação aos interesses do capital estrangeiro, exporta por exemplo somente para a Espanha, o equivalente a 1.180 milhões de hectares de soja e milho. Ou seja, formas de produção e de consumo insustentáveis onde predomina a destruição ambiental por um lado e a dependência alimentar por outro, produzidas em relações de poder e de predomínio das desigualdades entre os países do norte e do sul. Há, ainda, a expansão da cana de açúcar, deslocando a pecuária leiteira do sudeste para o sul do Brasil, como também é esse fenômeno que explica o uso de terras agrícolas para os maciços florestais para a produção de celulose.


No entanto, com a crise do capital financeiro, a apropriação dos recursos naturais se expandiu no mundo, ampliando os conflitos em diversos países. A insustentabilidade desse modelo societário é tamanho, que além da crise financeira, abre-se na contemporaneidade crises também de natureza ambiental, energética e alimentar. O efeito de todo esse processo e modelo de desenvolvimento tem sido desastroso. A área plantada para produção de alimentos estagnou e em alguns casos reduziu (como foi constatado no caso do feijão, do arroz e do trigo). Os gastos com a importação de alimentos ampliaram-se (o Brasil está importando feijão da

China). A CONAB

Companhia Nacional de Abastecimento perdeu o controle dos estoques dos produtos agrícolas (atualmente ela controla apenas 5% da produção estocada), passando para as mãos das corporações transnacionais (Bunge, Cargill, ADM, Dreyfuss). Ocorreu ainda, a redução da biodiversidade. Salienta-se ainda que este modelo agrícola está bastante associado ao sistema alimentar que as corporações transnacionais introduziram em todo mundo nas últimas duas décadas. A padronização (standartirização) não ocorreu somente na produção agrícola, mas também na produção industrial dos produtos fornecidos aos consumidores. A agroindústria brasileira, além de se desnacionalizar, vivenciou em seus vários ramos, um profundo processo de concentração econômica e ao mesmo tempo tratou de unificar o mercado interno brasileiro, padronizando os hábitos alimentares das regiões, com produtos e subprodutos de baixíssimo valor nutricional. Somado a isso, como o mercado interno brasileiro é dominado pelas corporações agroindustriais, a população passou a ingerir uma ração diária que está longe de ser considerada alimento, gerando profundos problemas de saúde pública com o aparecimento de doenças como obesidade, pressão alta, diabetes e câncer. Além disso está comprovado que a utilização de agrotóxicos na agricultura provoca má formação fetal, já foram encontrados vestígios de substâncias químicas no leite materno no Estado do Mato Grosso em região produtora de soja e ainda, na região produtora de fumo no sul do Brasil. Constatou-se o aumento da depressão e suicídios, vinculados ao efeito dos agrotóxicos no sistema endócrino. Neste contexto, de profundo controle do capital financeiro sobre o modelo agrícola e sobre o sistema alimentar brasileiro, é que se apresenta a agricultura camponesa que, não estando associada ao capital, seja porque não está integrada às grandes agroindústrias e nem vinculada às produções


monocultoras de commodities, ainda tem uma produção diversificada de alimentos, comprovada pelo censo agropecuário de 2006, onde parte da produção destina-se ao autoconsumo da família e parte insere-se no mercado. Frente aos impactos e crise ambiental planetária produzida pelo modo capitalista de produção e consumo, urge ampliar a resistência desde a perspectiva da agricultura camponesa e agroecológica que reorganize o sistema agroalimentar, ou seja, desde a esfera de produção, distribuição e consumo. Sendo assim, falar de agricultura camponesa agroecológica é falar de abastecimento interno, de produção de alimentos saudáveis, preservação ambiental, de novas relações com a terra e o ambiente, de uma articulação social de novo tipo, onde os camponeses e camponesas se articulem, sobretudo, com as camadas populares dos bairros urbanos e o setor organizado da classe trabalhadora para garantir alimentos em suas refeições. Organizar a distribuição priorizando as camadas populares é enfrentar a lógica e estratégia do capitalismo que propaga orgânico para os ricos, transgênicos e agrotóxicos para os pobres. É enfrentar com ações o discurso da Ministra da Agricultura brasileira, Kátia Abreu, que argumenta a necessidade de agroquímicos para sustentar a pobreza. (ver em Tendler, documentário: O veneno está na mesa.). Nesta perspectiva as ações locais fazem a diferença e podem ser forças transformadoras se projetadas e articuladas em dimensões territoriais mais amplas, considerando a diversidade dos territórios e os sujeitos que os compõe. E desde novas relações que produzam resistências às políticas macroeconômicas agroalimentares.


Hace unas semanas estuve buscando una ruta de bicicleta para conocer un poco más del paisaje español con mis niños. Como el más pequeño tiene solo 6 años, buscaba algo no muy difícil pero diferente al olivar que nos rodea aquí en Baeza. Quizás encontráramos algo por la costa… Por casualidad me llamó la atención Almería, por el sureste de Andalucía. El camino parecía bastante bien, pero cuando me puse a buscar imágenes de Almería no me lo pude creer. Miles de hectáreas de invernaderos solo para que nosotros podamos comer pepino, pimiento y jitomate todo el año. ¿Y a qué costo? Tierra muerta, aguas y aire contaminados, agricultores explotados y la muerte de paisajes y especies inocentes. Al investigar más leí que hace poco encontraron una ballena muerta de hambre en la costa sur de España. Pero su panza no estaba vacía, sino llena de plástico de los invernaderos...1 Bueno, pues ¿qué hacemos? Es fácil, hay que… ¡¡¡CONSERVAR LA COMIDA!!! y comer solo lo que es local y de temporada ;-) Esa moda de comer uvas y jitomates todo el año es un lujo ridículo (y cruel) relativamente nuevo y afortunadamente no falta gente que nos puede enseñar cómo enriquecer la vida (y por supuesto internet ofrece recursos sin fin). No te preocupes si no tienes huerta o tu propia fuente de alimentos solo hay que preguntar en el mercado qué está de temporada y aprovechar. No hay excusas. ¿Tal vez tienen sus propias recetas familiares?... A mí me inspiró mi abuelita paterna del campo que hacia un chutney (tipo salsa) de tomates verdes que no iban a madurar a tiempo, mmmm. ¡¡Y sus mermeladas!! Desde entonces me obsesioné un poco con los condimentos sabrosos y siempre he tratado de aprender nuevas técnicas con cada oportunidad, como la antipasta de agricultores Italianos en el desierto de Australia, secando chili para hacer una mezcla de bereberes en Etiopia, chilis en vinagre en México y harina de cassava en Vanuatu y ahora estoy decidida a aprender cómo se preparan las aceitunas antes de que me vaya de Baeza. Tradicionalmente los ingredientes que más se usaban para conservar la comida eran la sal y el azúcar con técnicas como el secado, ahumado, o embotellado en un frasco con sirope o salmuera – hay miles de técnicas sabrosas para todo tipos de alimentos. Ooohh los saboreeesss… Una de las maneras mas fáciles de conservar la comida es secarla al sol. Aquí les voy a contar una 1

http://phys.org/news/2013-03-beached-whale-spain-dies-ingesting.html


técnica muy básica que yo he utilizado con mucho éxito en el pasado. Si tienes un secador solar de alimentos, muy bien pero si no tienes no es necesario – puedes hacer secado al sol si tienes un espacio soleado. Hay unos trucos claves que son útiles saber para que te quede bien la comida y la puedes guardar (y comer) por mucho tiempo. Te cuento… La comida secada al sol. Se puede secar todo tipo de fruta, verdura o carne, el truco es secarla lo más rápido posible. Para hacer eso necesitas mucho sol, aire (para que no se humedezca ni se pudra la comida antes de que tenga tiempo de secarse), y un sitio limpio y muy soleado como el techo o un patio abierto. Materiales para secar al sol  

Una pieza con rejilla de plástico o metal (del tamaño que necesites) 4 tabiques o piezas de madera donde descansar la rejilla para que no toque el suelo y pase el aire por debajo (si hay perros u otros animales a veces es mejor encima de una mesa). A veces pongo la rejilla directamente encima del techo de lamina y me da muy buenos resultados. (Opcional)  Una pieza metálica pintada de negro o plástico negro para poner debajo de la rejilla para coger el calor del sol.  Si hay muchos insectos, un mosquitero fino o algo parecido para tapar la comida Preparar la comida – lava y pela la comida si es necesario y pártela en trozos de 1cm de grosor (no importa lo largo que sean). Cuanto más gruesos, más tiempo necesitarán para secarse.

Preparación de la solución conservante – Se puede secar la comida sin nada, pero es más probable que se eche a perder antes de que esté listo si no hay bastante sol y perderá su color natural. El jugo de limón y la sal son dos ingredientes que se pueden utilizar como conservantes naturales. Escoge la que te sea más disponible y prueba. Para las frutas me ha dado muy buenos resultados el limón – la comida se seca rápido y mantiene su color (y además contiene vitamina C ;-) ), pero para la carne y el pescado y los tomates lo mejor es la sal. En el caso de las frutas como el banano, la piña o el chili no necesitas tratarlos con nada. Si no encuentras una receta específica para algún alimento que tengas, hay que experimentar. Es muy divertido. Bueno. Solución salina 3 cucharadas de sal 2 litros de agua tibia Tazón grande

Solución con limón 2 tazas de jugo de limón 2 tazas de agua Tazón grande


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Técnica Mezcla bien el agua con la sal o con el limón. Echa la comida y déjala remojando 10 minutos. Saca la comida y ponla sobre la rejilla al sol (se puede reutilizar la mismas solución muchas veces). VOLTEA CADA PIEZA AL MENOS 2 VECES AL DÍA Y si la noche es húmeda o hay animales hay que meter la rejilla.

¿¿¿Cómo saber si está lista???   

Cuando aprietes unos trozos y no suelte ningún tipo de líquido. Nada. Puede ser que notes la comida un poco pegajosa pero es normal. Hay que dejar que se enfríe la comida totalmente antes de guardarla en un frasco (o un lugar sin aire). Fíjate bien de que no aparezca humedad dentro del frasco después de echar la comida – eso signifique que falta que se seque más y si no lo pones en el sol de nuevo se va a echar a perder. Qué suerte que podemos cuidar el planeta con sólo comer bien.


Quiero a mi país y creo que puede ser una gran comunidad, que pueden recuperarse sus valores y tomarse otros para estos tiempos nuevos. Creo que el país, mi estado y mi región pueden llegar a ser espacios justos, donde todas las personas tengan acceso a los medios que les permitan generar y empoderarse de sus vidas y proyectos personales, que sean al mismo tiempo parte de los sueños colectivos de bienestar común. Creo que existen muchas personas con las que vale la pena compartir la vida, por las que tiene sentido luchar y están también dispuestas a luchar por ellas mismas y las demás. Creo que aún en nuestros gobiernos corruptos y sin caras, es posible incidir y transitar hacía gobiernos humanos. Creo que hasta el río Santiago puede recuperarse y que lo veré dar señales de vida antes de que termine la mía. Creo que sistemas alimentarios justos, sanos y más cercanos son posibles y, por demás, necesarios. Creo que a pesar de arrastrar percepciones de inferioridad muy en el fondo de nuestros pensamientos y sentimientos, podemos no sólo comprender la gran de la diversidad biológica y cultural que tenemos, sino también respetarla, valorarla y caer en cuenta de que es nuestra, de que somos nosotros. Creo que podemos dejar atrás la ingenuidad del capitalismo con su premura, aplastante ambición insaciable, individualismo y postura de dominación. Creo que podemos aprender a escuchar y tomar las enseñanzas de los viejos, de los diferentes. Creo que podemos hacer las paces entre países, partidos y religiones. Creo que podemos llegar a desarrollar una visión de globalidad, de pertenencia al planeta, de coexistencia con el resto de animales y seres vivos. Creo que la tenencia de la tierra es defendible cuando es legítima, creo que puede redistribuirse para dar cabida a quienes quieren ser sembradores de vida. Creo que algún día, podremos salir a la calle e ir a donde queramos sin tener que hacer la pregunta “¿será seguro?”. Creo que las relaciones y valores familiares pueden tejerse de nuevo, pero con más apertura, con equidad de género, con comunicación, en confianza, con respeto y actuando como núcleos gestantes de otros mundos. Creo que pronto la palabra de las personas será nuevamente de fiar. Creo que el conocimiento puede ponerse a disposición de todos, que puede tenerse la guía adecuada para acceder a él, experimentar con él y crear nuevo conocimiento. Creo que las personas podemos vivir en colectividad y en cooperación. Creo que todos tenemos un lugar y sentido en esta vida. Creo en mi familia, creo en mis amigos, creo en mi pareja, creo en mí. Creo que mi existencia tiene sentido, creo que tengo la capacidad de soñar, de planear, de hacer, de evaluar, de mejorar y de cambiar. Creo que puedo llegar a ser la persona que quiero ser. Y quiero ser una mujer fuerte, con inteligencia, experiencia y sensibilidad para algún día, ser sabia; quiero querer y ser querida, quiero escuchar y ser escuchada, quiero opinar y recibir retroalimentación, quiero ser una viajera que explora y aprende del mundo, de mi tierra, quiero aprender enseñando. Quiero que cuando sea vieja y piense en mí, me sienta orgullosa de mi vida, de mi lucha, de mi andar, sabiendo que si me equivoqué, al menos hice lo que me gusta y seguí mis principios. Quiero que cuando mi familia y amigos piensen en mí, puedan sentirse igualmente satisfechos al saber que vivo en congruencia, en paz con mi espíritu, luchando por mí y por ellos. Quiero ser una hermana, una hija, una amiga, una compañera en la que pueda confiarse y con la que quieran compartir su tiempo. Quiero querer con instinto maternal a mi causa y a las personas combatientes por la justicia. Quiero no olvidar, llevar siempre presentes mis orígenes, a mis aventuras y desventuras. Quiero poder estar en silencio, en soledad y sonreírme a mí misma.


Crecí en un lugar de dualidades, contradicciones y sinsentidos, a unos metros de las tóxicas aguas del río Lerma-Santiago, uno de los más contaminados del mundo, el que alimenta al lago de Chapala, el más grande del país y que provee el 60% del agua consumida por la Zona Metropolitana de Guadalajara, la de mayor concentración poblacional después de la del Valle de México, con una infraestructura tan ineficiente, que de camino, se pierde el 40% del agua extraída y en lugar de reparar los ductos, se inundan comunidades con represas. En un municipio ribereño tanto del río como del lago, con un alto potencial agropecuario, con comunidades indígenas desconocidas por el gobierno como tales. En el estado líder a nivel nacional en materia de violaciones a los derechos humanos. En un país cada vez más inseguro, más ajeno, menos soberano. En un municipio donde democracia se traduce en votaciones y la articulación social es casi nula, reducida a grupos de asistencialismo. Donde el (neo)zapatismo es visto como un grupo de criminales revoltosos globalifóbicos y Estados Unidos como el modelo a seguir. Donde quienes podemos estudiar una licenciatura y, más aún, un posgrado, conformamos la clase con más herramientas para incorporarnos a la modernidad y volver al pueblo únicamente a mostrar nuestro éxito. Nací en una familia de tradición agropecuaria que se propuso financiarme los estudios que me permitieran salir, por lo que no les fue necesario enseñarme de la vida en el campo. Lo que se percibe no es la crisis, la emergencia, los riesgos, las potencialidades sino un área sin valor, sin oportunidades de crecimiento, con riqueza en recursos naturales pero pobreza tecnológica y de capital financiero, destinada al extractivismo, a la intensificación, la especialización y la industrialización. Un área especializada en perder, desmerecedora de esfuerzos sociales. En ese contexto, estudié una ingeniería con la que planeaba dar una solución tecnológica al problema del río. Hasta que conocí a personas de comunidades vecinas que se reconocen a sí mismas como afectadas ambientales y que, en efecto, lo son, noté entonces que yo también lo soy. Esas personas con su -digna rabia-, me permitieron hacerme consciente de otras realidades, unas más -realistas- (valga la redundancia), mucho más dolorosas, mucho más complejas, más demandantes, más pertinentes, cercanas, más constructivas, más resilientes, mucho más esperanzadoras; todas, articuladas en la agroecología. Siendo estudiante tuve la oportunidad de formar parte de múltiples proyectos con campesin@s, artesan@as, profesor@s, estudiantes, colectivos, obreros… Luego, llegó la impotencia, el estar al aire. Pertenezco a una de las generaciones más “preparadas” de nuestra historia, y sin embargo, eso no es ya garantía de emancipación, de poder hacer lo que una quiere, ni siquiera de conseguir un empleo precario; la capacidad de incidencia en lo individual es casi despreciable y la desinformación por saturación es creciente. Me gradué y ninguno de los grupos con los que trabajaba podía costear pagarle a nadie, no había espacios remunerados en los que continuar trabajando en el acompañamiento a comunidades y no podía (no puedo) pasarme la vida siendo voluntaria, de algo tengo que mantenerme, modestamente, pero mantenerme (y la presión social para comenzar a producir, aún en mi condición de mujer en un medio patriarcal, son fuertes). Además ¿por qué no habría de ser remunerada si es un empleo, uno digno, de relevancia social? Sin estar más en la universidad, aquellos espacios propicios para diálogos críticos y aprendizajes colectivos, se cerraron abruptamente y me sentí en un proceso de embrutecimiento. Yo quería volver al pueblo, y volví, pero


habiendo sufrido un primer -fracaso-. Creyendo que podría financiar la militancia con un empleo temporal cualquiera que no violara mis principios en lo que generaba el mío propio o encontraba alguno acorde, entré a uno que consumió mis motivaciones, que no me dejaba ni tiempo ni energía mental para hacer algo más. Se bloqueó mi capacidad de innovación y se desdibujaron las oportunidades de incidencia local, a la par de ser embargada por una sensación de culpabilidad al considerar irme a trabajar fuera, dejando que todo transcurriera igual en el pueblo. Varios lo hacen y lo consiguen, lo admiro, aunque representa un sobreesfuerzo que no debería ocurrir y muchas veces aceptamos vivir de manera marginal, abandonándonos en lo personal para militar, los costes son altos. Tanto por hacer, tanta urgencia, y yo atada, sin ningún marco, ninguna estructura, ninguna organización social de base en que algo se pudiera hacer, al menos, salir de la autocompasión y el rechazo de una misma. La crisis posgraduación, el desencanto de la realidad es tal, que se manifiesta por ejemplo, en la implantación por parte del centro institucional de acompañamiento a jóvenes de mi universidad, de sesiones de apoyo emocional para la transición de los que están por egresar. Los puestos de trabajo existentes son insuficientes y en general no se adaptan más a las realidades complejas que vivimos. En México, hay al menos 8 millones de ninis, jóvenes que ni estudian ni trabajan (y no es que seamos flojos). Aun si no hubiera experimentado un cortocircuito, si creyera ingenuamente que sin movimientos sociales y otras redes, pueden generarse soluciones a los problemas ambientales (que son más bien sociales), difícilmente habría encontrado un empleo en que tuviera tales competencias y, de encontrarlo, no estaría cualificada para hacerlo, pues la formación recibida desde la academia, no se corresponde con la realidad. Se están formando entes enajenados para mundos virtuales, incompetentes en lo cotidiano, acríticos, descontextualizados, amnésicos, fragmentados, excluyentes, condicionados. Es muy fácil inmovilizarnos ante el peso de las realidades, por eso, para que las transiciones permanezcan y se fortalezcan en el tiempo, los planteamientos alternativos precisan de comunalidad, de ocurrir desde la diversidad, desde distintos frentes, con relaciones cercanas que aviven la esperanza, con enfoques complejos, transdisciplinares, participativos y transformadores, como la agroecología. Cuento lo anterior porque es a partir de esas realidades (y muchas otras, las locales y las globales) que hemos de entendernos, desde lo que tenemos que reestructurarnos, redefinirnos, pues estamos inmersos en una crisis civilizatoria, conformada a su vez por múltiples crisis. La transición es innegable e inevitable, hemos cruzado el punto de no retorno. No habrá un cataclismo, la transición es un proceso de cambio en las condiciones que nos permiten habitar la Tierra, de metamorfosis, como propusiera Edgar Morin. Su duración y sus costes dependen de nosotros en alguna medida, enfrentarla de cualquier manera será difícil, pero podemos humanizarla, hacerla menos dolorosa, menos injusta, podemos adaptarnos y reconstruirnos si cooperamos entre todos, si nos corresponsabilizamos, si relocalizamos, reterritorializamos y repolitizamos los medios de vida, porque es la vida misma, los discursos y legitimidades lo que está en disputa. Las crisis pueden devorarnos o pueden servirnos como ruptura, como cortocircuito, como medio de cultivo para gestar nuevos procesos, puntos de encuentro, estrategias de resistencia a ser homogeneizados, absorbidos por el sistema y ofrecer alternativas transformadoras, altamente políticas, con las que podamos prescindir de empleos, hábitos y manejos que mantengan modelos que erosionan la vida, con los que podamos defender y construir territorios de vida frente a territorios de muerte. Son tiempos difíciles, tiempos en que debemos ser capaces de re-articular las estrategias de cooperación social, de formar relaciones de confianza. Debemos ser capaces de generar nuestros propios medios de vida, democratizarlos y recuperar habilidades y conocimientos que nos permitan tejer redes y ser resilientes, recuperar la memoria, autogestionarnos para crear nuevas instituciones, nuevas culturas sociopolíticas incluyentes, diversas, sustentables y equitativas, y vivir vidas que merezcan ser vividas. Dicen los jóvenes de La Vía Campesina de Europa: “…la instalación en el campo es la base de la lucha por la soberanía alimentaria y el cambio de sociedad. Sintiendo esta responsabilidad conjunta, apostamos por


vivir en nuestras granjas, en nuestros entornos, en nuestros pueblos, demostrando que tenemos capacidad para encontrar caminos propios para desarrollar nuestra agricultura campesina”. Comparto, como muchos, afortunadamente (no de mi pueblo que yo sepa y este es un tema a tratar en otra edición, eso de encontrar más afinidad con los de fuera que con los vecinos y cómo lograr trabajar con los cercanos) la apuesta, quiero ser neorrural y poder encontrar caminos compartidos (aquí vale la pena recordar que también los urbanos pueden hacer agroecología). Y en eso estoy, intentando trabajar con personas en las que confío, con las que comparto visiones, formas y principios, para constituirnos como actores políticos con discurso propio, ideología y estructura capaz de dialogar e incidir, diversificando nuestros medios de vida para, como planteará Ángel Calle, fungir como promotores de experiencias que desde su cotidianeidad dibujen otros mundos, que establezcan otras relaciones de poder y de empoderamiento. Experiencias cercanas y alternativas tangibles de gestión comunitaria que buscan crear territorios habitables, que se fortalecen y redefinen a través de la memoria, de los encuentros y desencuentros con los otros. Ya no me siento condenada a trabajar en mi pueblo, ahora es una elección por convicción, pero no es limitante, sé que puedo trabajar también en otras zonas y que de hecho, lo quiero, pues me interesa la construcción de territorios sociales a través del agua y la agroecología, de territorios con conciencia de especie, de personas que se saben tanto miembros de comunidades locales como ciudadanos globales. Agroecología es lo que elijo, es en donde me entiendo, lo que me da sentido, el vínculo entre el pasado, el presente y el futuro, en lo que confluyen las luchas con las que me identifico, en las que construyo y me construyo. Las piernas bien firmes sobre el suelo, la cabeza erguida, digna, la mente fría y el corazón ardiente (Bety Cariño).

CARTA ABERTA DAS MÃES SEM TERRA Todas temos origem humilde. Muitas de nós gostaríamos de ter podido sentar nos bancos de escola e assim entender melhor o mundo em que vivemos. Não nos foi dado esse direito. Em nosso país leis são justiça para os ricos e punição para os pobres. Parecem não ter alma. Parecem não ter carne. Preocupação social. Sabem os senhores, quantas crianças estão em nosso meio? Sabem o que fazíamos antes de conseguirmos abrigo e sonhos aqui embaixo de lonas pretas? Sabem da fome? Sabem do choro de nossas crianças, frente às ameaças de violência? Sabem da dor de ver os nossos filhos pisoteados, feridos à bala, mortos, como as mães de nossos companheiros de Eldorado de Carajás Sabem os senhores o que é dor?


Devem saber. Devem saber do riso e da fartura. Devem saber do dormir sem choro de criança com fome. Com a humildade que temos, mas com a coragem que aprendemos, nós lhe dizemos: não recuaremos um passo da decisão de lutar pela terra. A justiça pra nós é aquela que reparte o pão, que reparte a riqueza, que só pode ser reconhecida como o fruto do trabalho, da vida. Após 500 anos de escravidão e opressão de exclusão e ignorância, de pobreza e miséria, chegou o tempo de repartir, chegou o tempo da nossa justiça, que pra muitos pode não ser legal, mas que não há um jurista no mundo que nos diga que não seja legítima. Não queremos enfrentar armas, animais e homens. Nem homens, animais e armas. Mas nós os enfrentaremos. E voltaremos de novo. E cem vezes. E duzentas vezes. Porque os corpos podem ser destruídos pela violência da polícia. Mas os sonhos nem a mais potente arma poderá destruir. Nós somos aquelas que parimos mais que filhos. Parimos os homens do futuro. Nossos filhos serão educados sobre nossas terras libertas ou aqui, debaixo de nossas lonas pretas. Aprenderão a ler, a escrever, coisa que muitos dos nossos não podem fazer. Viverão para entender das leis. Para mudá-las. Para fazê-las de novo, a partir das necessidades do nosso povo."


(Re)produciendo la destrucción de la vida (I)

Tu historia es nuestra historia o ¡joder!, ¿será que tu historia es también nuestra historia? O más bien, ¡tu historia no es mi maldita historia!, deja ya de obligarnos a ver triángulos verdes2 por ahí...Se nos pueden ocurrir todas estas cosas (o no) cuando por accidente (o no) vemos la última campaña publicitaria de El Corte Inglés. Ya lo sabéis, son esos grandes almacenes demasiado presentes en la Península desde el tardofranquismo. Cuando se me pasaba por la cabeza la idea de que efectivamente su historia es nuestra historia, pensaba ¡claro!, de algo tienen que servir las campañas publicitarias (desde 1999 han gastado más de 1300 millones de euros), tener 100.000 trabajadoras/consumidoras, y formar parte (sus dirigentes) de una clase privilegiada desde la dictadura franquista. Vamos, que mi sospecha es que esta empresa es un dispositivo3 muy potente que reproduce un modelo económico, político, social y cultural (de todo, vaya...) que destruye la vida. Y situémonos, ese modelo es el capitalismo neoliberal. Sin meternos a relatar su historia y sus múltiples interferencias, sí que estaría bien visibilizar algunos “hitos”. Uno de ellos es su relación con lo público, ganando contratos con entidades públicas sin pasar por concurso4, o ejercer como lobby en la nueva

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El logotipo de la empresa es una suerte de triángulo verde tumbado. Por dispositivo entiendo un conjunto de hechos, acciones, actores, etc. que aun estando aislados participan en la reproducción y legitimación de un modelo (por ejemplo, un modelo capitalista o heteropatriarcal). 4 http://www.lamarea.com/2014/01/31/el-corte-ingles-contratado-sin-concurso-para-poner-en-marcha-un-sistema-degrabacion-para-las-salas-judiciales-espanolas/ 3


reforma del código penal (ley mordaza)5. Esta empresa es un caso de libro de monopolio (por si no lo sabéis, tienen prácticamente todo lo que se puede comprar a todas horas –con horarios nocturnos, festivos, etc.) que además se beneficia del hecho de que genera empleo, empleo precario en la mayoría de los casos con una herencia franquista a nivel sindical y pudiendo ejercer mucha presión a la hora de negociar convenios. No olvidemos tampoco que es uno de los mayores anunciantes de España, no es raro que los medios de comunicación apenas hablen de ellos si no es para beneficiarles. Ya

sabemos de quiénes hablamos, ya sabemos cómo se sitúan en el mundo. Ya sabemos que presionan a productores, que deslocalizando explotan y precarizan la vida, que el medio ambiente y su cuidado sólo existen si puede servirles como estrategia de marketing. Voy al grano, todo esto es para reírnos con el anuncio de su 75 aniversario. Otra cosa, el spot es sólo una pizca en todo el despliegue (de intenciones). Como si fuese algo grandioso, como si alguien tuviese que emocionarse con que este modelo perdure en el tiempo. Como si las emociones no fuesen nuestras, como si tuviese que sentir como mía la historia de la falacia

de la clase media-consumidora, como si las trabajadoras tuviesen que agradecer cada día un trabajo de mierda porque tienen un 15% de descuento en sus compras, como si esto no fuera sólo una campaña publicitaria. Y bueno, no pocos publicistas (también consumidoras) lo alaban diciendo que es un buen ejemplo de marketing emocional. Ya sabéis que en esto del marketing todo son logros sin autocrítica, creyendo que sólo reflejan lo que somos. No. Reproducen y crean consumidoras, para eso les pagan, que es por lo que lo hacen. Pues eso, tu historia es nuestra historia. Así empieza, tú y yo estamos en las mismas, habitamos el mismo mundo, somos cercanos, amables, humanos. Suena this is

your song de Elton John, de los 70, un bofetón a nuestra historia emocional, haciendo referencia a algo nuestro. Se me ocurre que no es más que una intrusión en lo que nosotras mismas con nuestras vivencias hemos creado, y esa canción en un puente tendido a todo lo que les apetezca contarnos con esa canción de fondo. El anuncio narra experiencias a lo largo de la vida que consideran importantes por su fuerte carga emocional, y todas ellas relacionadas directamente con el consumo (en sus establecimientos).

Tu primera cita, chica arreglada, estrenando gabardina, sonríe complaciente a quien

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parece que será el hombre de su vida. Imaginemos qué emula esta escena que hace referencia a 5

http://www.lamarea.com/2013/12/28/mercadona-y-el-corte-ingles-detras-de-la-nueva-reforma-del-codigo-penal/

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https://youtu.be/R1xSccLPAbA


una primera cita entre cuerpos normativos en los 70..., imaginemos de qué tipo de amor estamos hablando (por cierto, el último san valentín, el Corte Inglés tuvo que retirar una publicidad por ser ya demasiado machista, da risa, demasiado machista...). Tus primeros

tacones, qué decir sobre este gran hito en la vida de una mujer, normalicemos objetos (de represión y) de consumo. Tu primer tocadiscos, no seamos quisquillosas, que sólo salen chicas majas (y normativas, y a la moda) bailando bajo el sol...(¿por qué no nos sorprenden estas violencias?). El primer guateque....y ¡hop! el primer smartphone. Lo gracioso es que la del guateque de los 70 es la mujer entrada en años que sujeta un smartphone con la mano viendo una ecografía, de una futura nieta, quisiéramos pensar... Un lazo emocional muy potente, de tus primeros besos en los guateques cuando aún eras una adolescente a ver la ecografía de tu futuro nieto. Todo lo que tenías que hacer en la vida resuelto. Además eres de clase media acomodada como poco (por la escena del anuncio), has sido madre y serás abuela; el optimismo tecnológico que nos acerca. Todo va bien. Está todo hecho. Ahora eres una abuela que se pasea por el Corte Inglés consumiendo más de lo normal por aburrimiento (que es broma...).

El primer traje (en los 70). Nos vamos a lo público, a lo productivo, a lo visible. Ese chico ha encontrado el trabajo que el éxodo rural prometió a sus padres. Le colocan el traje, ya es un hombre, la escena gira entorno a la seguridad masculina. Él probablemente besase a la chica del guateque. El primer balón de reglamento, no, sí, sí, es un niño el que juega... (¿será el del traje?), de hecho son varios niños. Y nos vamos a una cafetería de El Corte Inglés en una tarde (de compras) allá por los 70 también. Qué ilusión, las primeras tortitas con nata... con una madre complaciente. Y bueno, no he hablado de catolicismo en todo esto, pero de repente: la primera lista de bodas, la primera comunión y todas esas primeros y necesarios/obvios sacramentos. El Corte Inglés sabe muy bien quién les compra (hablo de la parte más conservadora del catolicismo español como ideología), su estrategia es innovar pero no olvidar (…). Esto es sólo la primera parte, un pequeño acercamiento a los relatos de los dispositivos reproductores de los que hablaba antes. El Corte Inglés es un ejemplo perfecto de una ideología dominante sobre todo a partir de la Transición, tienen poder para ejercer presión política, inundan las calles y las casas con su publicidad. Reproducen/crean conceptos de vida, felicidad, feminidad, masculinidad, desarrollo, tecnología, amor... Reproducen la desconexión con la naturaleza, con nuestra interdependencia como especie, con la importancia de lo común. Son enemigos del cuidado de la vida.


“Todos venimos al mundo desnudos, iguales, en las mismas condiciones. Nadie es más que nadie. Y al final, nada de nada nos llevamos, pues nada es nuestro. Así llegamos y así nos vamos. Nadie, ningún ser humano, puede perder este respeto que la naturaleza nos impone, ni aquí, ni en ningún lugar del universo. Así es para todos los seres. Somos diferentes, pero nada más. Todos llevamos en nosotros de todo y por ello nos necesitamos unos a los otros [...]. Cuando digo que todos nos necesitamos quiero decir que todos podemos ser útiles, que todo puede sernos útil. Solo tenemos que saber y querer servirnos de lo que disponemos, pues es de todos y debería ser para todos.” [Lucio Urtubia;Mi Utopía vivida/2014]

Diálogo de saberes, hablamos de huerta. Una vez con los pies en la tierra, asentando el paso y nutriendo las raíces, surgió la oportunidad de aventurarse como aprendiz de un señor muy conocido: *Lo he decidido, no hago más que darle vueltas y tengo la oportunidad de mi vida para aprovechar sus saberes; querido sabio, quiero ser su aprendiz, aventurarme en la difícil tarea de la cultura de la tierra, reconocer y reencontrar las labores de mis ancestros como forma de vida digna. - Querido mío, la tarea es ardua, el camino difícil y la recompensa económica no muy generosa… pero te digo una cosa, con esfuerzo, sacrificio y responsabilidad, se consigue lo que uno quiere. *¿Y la calidad de vida, la salud de usted a su edad, los hijos que crió con un pedazo de tierra sin propiedad? - Eso no puedo dudarlo, sudor ha costado, esfuerzos de todos y muchos hombros familiares. Pero nunca faltó comida en casa, teníamos de todo menos dinero; el arte de la tierra te da eso, salud a base de ejercicio físico y mental, pues verás, pequeño aprendiz, que no hay nada más pleno que un atardecer o un amanecer en el horizonte contemplando el agua navegar por los surcos, que a cada riego son diferentes, su paisaje de fondo cambia por días, cerrando y abriendo ciclos de nuestra querida tierra; es de eso de lo que tienes que aprender, leer los días desde la hormiga hasta la luna, todo lo que pasa en tu entorno te dará las pistas de lo que es sin duda la señal de plantar, recolectar, saber si llueve o no... paciencia... paciencia, querido muchacho, esto no es cosa de un día, irás viendo cómo funciona el día a día, cómo funcionan los procesos... pero te advierto, si te equivocas una vez... aprendes, pero si te olvidas del error pierdes un año de aprendizaje, sólo tienes una oportunidad al año en muchos cultivos...decían mis antiguos, “para ser un buen hortelano solo necesitas saber 100 cosas, pero cada cosa se aprende en un año”... jajajajjaaajajajaja. *Eso está claro, te he visto y ayudado cuando vivía aquí de chiquillo, algo sé, ahora hay que tomar el frente de batalla, gracias por tantos consejos; consigo recordar algunos aprendizajes de chiquillo, pero tanta lectura y estudio han adormecido mi conexión con la tierra. -Bueno, vete a descansar, que mañana ya sabes lo que te espera. *¿Qué me espera? -Te diré que “no preguntes por saber, que el tiempo te lo dirá, que no hay cosa más bonita que saber sin preguntar”. (Un año después…) -¿Qué haces mañana? *Yo tenía pensado preparar la tierra para probar unas semillas que traje del último viaje antes de volver. -Ya te he dicho mil veces que “la simiente” tiene que ser la que tú conozcas, lo de fuera no conoce esta tierra ni este clima aventurero, años nos llevaba tener la mejor semilla. *La tierra no tiene sangre este año, hay que adelantar los cultivos para una primavera que se viene temprana. Además, tu siempre me dices, “¿dónde vas tardío?; en busca de lo temprano; pues tardío ni en paja ni en grano”.


-Bueno, “ehsperimentemos”, de todas formas tenemos la fortuna del agua de la fuente cada tres días para nuestra huerta, que ya sabes que “el agua del cielo no quita el riego”. *Este invierno-primavera me tiene mareado, no parece que vaya a ser muy bueno de lluvias. -Ya te dije a principios de año que “en año bisiesto la paja cabe en un cesto”, por lo que no esperes mucha agua del cielo, los veneros no han cogido agua y si seguimos así no sé lo que pasará. *Por eso mismo, mañana me pongo con la tierra que “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, y además estaremos tranquilos que ya sabes que “cuanto más gatos más ratones”. -Tú mismo, “la tierra está como un bihcocho, con humedá; y como ha oreao no está cargá”. *Bueno, que me lías con las cosas que hay que hacer, que ya sé que nunca acaban, pero lo que te quería preguntar es cómo vosotros hacíais para rotar los cultivos y sus barbechos. -Claro, antes... sembrábamos todas las labores para las “bestias”, y las ovejas que nos daban la lana para el colchón de casados... jajajaj… éramos diez hermanos y diez ovejas; de cada esquila se hacía un colchón para el hermano que se casaba... sigamos, sigamos… sembrábamos también grano, forraje para darle de comer a la tierra, porque si no lo hacíamos la “esquilmábamos” y las labores eran muy “indebles”, entonces poníamos veza, “jabas”, o “chochos”, se aprovechaba para el “ganao” y dejábamos los rastrojos en pastoreo hasta otoño, que sembrábamos la labor de grano. *Espera, explícamelo ordenado, despacito. -Coge un lápiz, escribe lo que te digo, que esos profesores de la universidad no te enseñan nada, y haz un cuadro de seis parcelas, ¡anda! *Vale, vale. “Nuestras experiencias son indispensables para ir más allá. Si queremos construir otro mundo, tenemos que compartir lo que hemos vivido, sin pretensiones ni imposiciones. Somos diferentes y por ello podemos aportar diferentes respuestas a un mismo problema. ¡Compartámoslas! Aprendamos unos de otros, enriqueciéndonos con nuestras diferencias. El camino será arduo y largo, pero la satisfacción de haberlo caminado será grande. Continuemos con nuestra marcha, no nos detengamos, recordemos siempre que de los zarzales salen las rosas, no olvidemos jamás que el camino se hace al andar […]. Sólo depende de nosotros que nuestra forma de vida sea otra. Nosotros somos quienes tenemos que recuperar nuestra libertad, quienes debemos reapropiarnos de las riquezas para utilizarlas en beneficio de todos. Si queremos avanzar en la creación de un mundo mejor para todos, es indispensable que le perdamos el respeto a las normas e instituciones que no lo merecen.” [Lucio Urtubia; Mi Utopía vivida/2014]

¡Vivamos la Utopía!

A tod@s l@s sabi@s que nos transmiten sus conocimientos, ¡Gratitud!


Cuando uno se plantea este tipo de cuestiones es interesante darles la vuelta. ¿Por qué no hemos tratado este tema? ¿Por qué continuamente se niega, se obvia, se olvida que los animales son seres que sienten y padecen dolor igual que nosotros? Para mí la respuesta está clara. Estamos culturizados en una sociedad antropocéntrica que ha perdido prácticamente toda conexión empática con la naturaleza y que necesita cosificar sistemáticamente todo aquello que va a mercantilizar. ¿Y por qué digo que ha perdido esta conexión? Porque esta capacidad empática es inherente a todo ser humano, nacemos con ella y se anula o se amplía según la educación y cultura que recibamos. Creo que es importante en este punto analizar el concepto de círculo de consideración moral en expansión de Peter Singer. Este autor afirma que el ser humano ha ido ampliando a lo largo de la historia su empatía y consideración moral hacia diferentes grupos. En su momento entendimos que nuestro vecino era muy parecido a nosotros, que el color de piel no implicaba una diferencia cognitiva, que las mujeres merecían el mismo trato que los hombres, que nuestra orientación sexual no daba derecho a ser discriminados. Entendimos que la xenofobia, el racismo, el sexismo y la homofobia tienen en común el creerse superior a otro ser por el mero hecho de formar parte de otro grupo. Principio mafia lo llaman, lo doy todo por el grupo y podría llegar a matar a quien no forma parte de él. Esta empatía creciente se plasma en todas las conquistas de los movimientos sociales de los últimos siglos. ¿Y qué observamos en la actualidad, qué nos puede dar pistas para ver hacia dónde camina nuestra sociedad? ¿Es el especismo el siguiente anillo del círculo? Proliferan asociaciones que luchan por el bienestar y la liberación animal, se crea cierta masa crítica que se traduce en iniciativas legislativas que penalizan cada vez más el maltrato animal. Vemos, por tanto, que hay un creciente número de personas sensibilizadas con los animales. Y ya no sólo con nuestras mascotas: la tauromaquia y los circos con animales están de capa caída o se están prohibiendo, los requisitos para la investigación con animales son cada vez más restrictivos y el aumento de vegetarianos y veganos en nuestros países son claros ejemplos de que existe


esta ampliación del círculo. Se avanza en el debate y el sistema va haciendo pequeñas concesiones para contentar a la sociedad: jaulas un poco más grandes, muertes menos dolorosas, más tiempo al aire libre… Toda una serie de medidas que se topan con el gran muro: la cosificación de los animales. Nuestro sistema económico y productivo necesita tener materia prima animal barata con la que especular e incrementar el capital, necesita que el animal siga siendo una cosa, algo carente de consideración moral. ¿Qué pasaría si la gente empezase a ver la vaca del mismo modo que ve al perro? Hay ciertas líneas rojas, muros, que el sistema no está dispuesto a traspasar. Existen muchos argumentos, material audiovisual, a favor de la consideración moral de los animales no humanos, basándose principalmente en la capacidad de sentir dolor y placer de manera análoga a la nuestra. Pero más allá de toda argumentación a favor o en contra, lo que está claro es que existe una tendencia hacia una mayor empatía hacia los animales. Y entonces me pregunto: ¿la Agroecología, como ciencia, movimiento y nuevo paradigma que se está construyendo, que plantea una nueva relación entre el hombre y su entorno, no debería al menos abordar este debate? Estoy harto de que se releguen ciertos debates en base a lo prioritario; primero el hambre en el mundo, luego la lucha feminista y cuando todo se haya arreglado, ya tendremos tiempo para los animalillos. Existe un concepto poderoso que nos ayuda a desgranar todo esto: la interseccionalidad de las luchas. Las diferentes formas de opresión y discriminación están interrelacionadas, no son excluyentes, sino que se solapan. Muchos estudios analizan la violencia hacia los animales como detector precoz de un futuro maltratador. Feminismo y derechos de los animales no andan tan lejos. Carol J. Adams acuña el concepto de referente ausente: se trata de invisibilizar la violencia inherente de una acción al separar el producto final de su referente ausente. El reclamo sexual se puede comercializar, se puede consumir solo después de cosificar a la mujer, fragmentándola. De manera análoga, la gente puede comer carne sin remordimientos cuando no asocia directamente el producto con el ser sintiente. Estamos delante de una crisis civilizatoria multidimensional. Si algo he aprendido en este máster es que las luchas no se pueden abordar de manera aislada. Hay muchos frentes y aunque no podamos profundizar en todos ellos, sí que hay que tenerlos en cuenta. Trabajar por el respeto hacia los animales, ampliar ese círculo de consideración moral va a resquebrajar los muros a los que se enfrentan otras luchas. Crear otra manera de relacionarnos con los animales puede lograr que conectemos más con la Tierra, que entendamos mejor el mensaje de la ecología profunda. Esta ampliación paulatina del círculo nos lleva a proteger la vida en todas sus formas y su entorno. Sin esta empatía en continua ampliación, muy difícilmente fraguarán los intentos de proteger nuestro planeta. Terminando, me gustaría remarcar que este debate que planteo se tiene que centrar en las necesidades reales de nuestra sociedad, en la capacidad de elegir que tenemos, en nuestras opciones. Como siempre digo, no voy a obligar a un esquimal a que plante zanahorias para que no se coma la foca, sino que delante de la diversidad de opciones que tenemos para producir y consumir, ¿vale la pena condenar a millones de animales a una vida de tortura y sufrimiento por un mero sabor? Creo que tenemos la responsabilidad de hablar por los que no tienen voz: los oprimidos, los indígenas, los animales… Se me hace muy difícil actualmente concebir una agricultura sin energía fósil que no utilice algún animal para cerrar ciclos, pero esto no quiere decir que no se tenga que reformular nuestra relación con los animales. Hemos pasado de coevolucionar con ellos a dominarlos completamente. Para mí, la Agroecología no será realmente transformadora


hasta que no cuestione toda relación que anteponga la utilidad o el valor económico, al valor intrínseco de todo ser sintiente. Esa es la Agroecología que yo quiero, una Agroecología sensible, en armonía con la Tierra, que no herede marcos de opresión ni los reproduzca… Tal vez utópica, quién sabe, pero que me sirve para caminar.

Corre que corre el agua, se desliza entre rocas y sueños, avanza a velocidad sin cesar llamando a los pueblos a nunca olvidar. Las aves conocen el discurso, lo repiten a diario en su canto aprendiéndolo de sus hermanos los lencas que luchan sin descanso. Testigos de la aguerrida organización, los árboles mantienen el plantón, dispuestos, todos juntos, a resistir se entrelazan para la represa impedir. Dignas guardianas del agua zarca, agradecemos cuiden de nuestras entrañas, los bienes comunes para ellos son plata, para nosotros/ustedes, son pieza sagrada. Territorios, por sus moradores, amados, no han de convertirse en calvario. Teniendo un pueblo organizado los ríos siempre seguirán cantando. Nace el sol cada mañana, se escucha la voz de la esperanza, es Berta Cáceres la que habla mostrándonos el camino hacia Jauja.


Quando surgiu a ideia de realizar o fanzine achei interessante e fiquei com vontade de participar. Mas não consegui chegar a uma conclusão de como poderia contribuir. Muitas dúvidas sobre qual assunto abordar e de qual perspectiva. Algo sobre política, meio ambiente, conjuntura, realidade do meu país, agroecologia? Como se soubesse escrever sobre todas essas coisas (risos). Talvez o fato desse processo de intensificação acadêmica, nesse período do mestrado possa ter me deixado com a mente travada. Então me veio a ideia de falar sobre como conheci a agroecologia. Pensei que talvez seja útil para alguém ou não, mas para mim de certa maneira é. De início posso dizer que conheci a agroecologia na universidade. Fico um pouco incomodado com este fato, pois gostaria de ter esta apresentação através dos movimentos sociais, mas isso não vem ao caso agora. Antes disso, me recordo que tive muitas dúvidas sobre o que queria estudar, passando por alguns cursos antes de entrar na Engenharia Florestal. Escolhi esse curso por causa de uma reportagem ilusória sobre as “profissões do futuro” na qual mostrava uma engenharia florestal de empresas com suas “produções sustentáveis”. Como eu já simpatizava a natureza pensei que era a melhor opção. Cursando engenharia florestal nos primeiros meses de aula tive a sorte de conhecer o movimento estudantil. Apresentaram-me algumas verdades sobre a realidade das ciências agrárias, alguns livros sobre questão agrária, os movimentos sociais do campo e daí tive a certeza de qual caminho seguir. Inseri-me em um grupo de estudantes com o propósito de fazer extensão com agricultura familiar e agroecologia. Foi uma experiência interessante porque não tinha professores envolvidos e conseguimos realizar algumas ações que nem todos os estudantes com seus orientadores conseguiam fazer. Ao mesmo tempo as aulas me mostravam outro tipo de agricultura que não conseguia enxergar em meu entorno. Esse foi um detalhe importante, a universidade na qual estudava estava rodeada de agricultura familiar. A agroecologia me proporcionou um aprendizado importante, principalmente a empatia com os camponeses/as. Isso iniciou em 2006 e por enquanto não sei onde vai parar. Esse relato é superficial do que vivi nesse período, mas achei importante por conta de alguns debates que ocorreram nas últimas semanas do curso. O debate sobre a necessidade de uma definição da agroecologia visto que está em caminhos de ser apropriada pelo capital. A relação disso é por causa de uma lembrança que tive. Não me recordo com exatidão, mas penso que foi em 2010 quando iniciou a primeira turma de tecnólogos em agroecologia na universidade em que estudei. Fomos realizar uma recepção para as/os estudantes de agroecologia com objetivo de apresentar o movimento estudantil. Ao fazermos dinâmicas de apresentação foi constatado que a maioria nunca tinha escutado algo sobre


agroecologia. Entraram no curso por diversos motivos como a pouca concorrência, curto período para se formar ou só para entrar na universidade. Claro que elas/eles não tinham a obrigação de saber o que é agroecologia, afinal ainda está em debate/construção. Mas a reflexão que trago é que são pessoas com mentes abertas para aprender coisas novas, mas dentro de uma estrutura tendenciosa que é a universidade. Acredito que é fundamental o envolvimento dos jovens para enfrentarmos essa problemática de como afirmar a agroecologia para os povos. Por fim posso dizer que a agroecologia me proporcionou referências e valores que mostraram uma razão por quais atitudes na vida e profissionais devo seguir. Refletir sobre o papel da universidade, história do mundo e função da agricultura, entre outras questões analisadas de uma maneira crítica, não me deixa pensar como eu seria sem estas reflexões.

Esta historia transcurre en el universo de una partícula de suelo. Allí una señora Nitrógena (N) y sus tres amigas Oxígenas (O3) llevan viviendo mucho, muchísimo tiempo y este es su aspecto, NO3-. La anciana Nitrógena proviene de la hierba de un pasto cercano, una de las Oxígenas de una manzana y las otras dos son amigas desde hace mucho, se conocieron en una semilla de trébol. Estas átomas han vivido muchas vidas desde hace trece mil ochocientos millones de años, se han ido reencarnando en distintos lugares, en distintos momentos, han sido rocas, árboles, aire, la concha de un caracol, una valla, un cesto, magma y han vivido en el mar. Las cuatro átomas, como todas las átomas, no han parado de fluir por el tiempo y el espacio de este planeta, hoy contaremos la historia de la última de sus vidas, desde que son Nitratas. No son unas Nitratas cualquieras, son Nitratas aborígenes y provienen del estiércol. Han pasado juntas primaveras, humedad, sequías, noches heladas y han observado el evolucionar de la sociedad, típico en las átomas de esa edad. Se sienten solas en este nuevo mundo, nadie las comprende, nadie conoce sus costumbres, su infancia no existe ya ni en la memoria del resto de átomas, nadie las respeta, nadie respeta sus ancestros, nadie respeta su tierra.


Empezaremos contando cómo se encontraron y comenzaron su camino juntas. Un amanecer de Abril, doña Carmen, la campesina, llevó a sus ovejitas a pastar al prado, donde comieron hierba, alguna semilla de trébol y los restos de una manzana, que el hijo pequeño de doña Carmen había tirado la tarde anterior al prado. La oveja Lola, que andaba por allí, se comió la hierba donde estaba la señora Nitrógena, la semilla de trébol donde estaban las amigas Oxígenas y la manzana donde estaba otra de las señoras Oxígena. El encuentro fue allí en la digestión de la oveja Lola. Pasadas unas horas tras el copioso y fresco almuerzo, la oveja hizo “caquita”, que doña Carmen almacenó para dar a su vecino, Don Saturnino, que usaba el estiércol para fertilizar su pequeño manzanal. A cambio del preciado estiércol, Don Saturnino regaló a Doña Carmen un cesto grande de manzanas verdes. A priori, el estiércol no es algo que agrade a los humanos, pero ser estiércol, la vida del estiércol, es bastante más agradable y limpia que la de la mayoría de los humanos, está hecho de restos vegetales y la vida en el campo rodeada de otros seres vivos y no vivos, ayudando a las plantitas a crecer, es bastante entretenida y gratificante. Esta molécula de nitrato (NO3-) o familia, como prefieren llamarse ellas, vivió durante su infancia y su juventud en un vergel rodeada de microorganismos, flores, semillas de muchas plantas, hongos, lombrices y un sinfín de cosas más. Se celebraban las fiestas de la cosecha, donde todas estaban invitadas (cómo no iban a estarlo si gracias a ellas, año tras año, había unas cosechas de manzanas verdes estupendas). Estaban rodeadas de otras moléculas como ellas, con las que podían charlar e intercambiar vivencias ancestrales, hasta que los manzanos los absorbieran y pasaran a su nueva vida como leña de manzano, manzana, semilla de manzana, hoja o tallo. En aquella época el manzanal era un lugar cosmopolita, en el que las nitrógenas y las oxígenas provenían de muchos lugares diferentes. Algunas venían de algas marinas que el agricultor añadía al manzanal, otras, como ellas, del estiércol de las ovejitas, otras del aire. Las responsables de organizarlas en estas familias de cuatro átomas (NO3-) y otras familias hermanas (NH4+), eran las bacterias del suelo o unas plantas especiales llamadas Leguminosas, que con la ayuda de otras bacterias, que vivían en sus raíces, organizaban esta sociedad de Nitratas. En fin, un lugar con múltiples culturas y lleno de vida, todas las Nitratas querían vivir allí.


Pero hace eones de todo aquello, toda esa vida, las fiestas de la cosecha, todas esas familias de Nitratas con sus historias diversas, por el campo o el mar, desaparecieron. Todo cambió a raíz de algo que se conoce como revolución verde. Ellas no sabían qué significaba, qué era esa revolución verde, además pensaban que no le pegaba nada ese color, porque desde que apareció la revolución verde el verde había desaparecido, pero parece que ella era la culpable. Se expandió como un fluido oscuro por todos los campos. El dueño del manzanal, Don Saturnino, desatendiendo los consejos de doña Ana, su compañera, decidió cambiar la forma de producir manzanas, dejó de usar estiércol, dejó de usar algas, dejo de usar las elegantes Leguminosas y comenzó a usar herbicidas. Mató a las flores, las semillas, los microorganismos, las lombrices y todo ser viviente que hubiera bajo sus manzanos, su pequeño vergel ahora es un gran desierto. También empezó a añadir algo que se conoce como fertilizantes sintéticos y ahora todas las familias de nitratas o moléculas, como les gusta llamarse a ellas, vienen de ahí, de los fertilizantes nitrogenados. Son todas iguales, tienen exactamente la misma historia y son muy prepotentes, piensan que gracias a ellas, y solo a ellas, pueden crecer los manzanos y dar manzanas verdes estupendas. Al principio, cuando Don Saturnino empezó a usar herbicidas y todo comenzó a morir en el suelo del manzanal, las señoras Nitrógenas y las señoras Oxígenas se pusieron muy muy tristes, pero todas las familias de Nitratas decidieron organizarse. El día que don Saturnino fertilizó por primera vez con el fertilizante sintético, ellas recuperaron la esperanza, pensaron que con ayuda podrían solucionar todo el mal causado, podían conseguir que la vida rebrotará, que toda esa “sangre fresca” les ayudaría en su labor. Pero las nuevas moléculas de nitrato no sabían nada de flores, semillas, algas, estiércol o microorganismos, todas venían del aire y todas tenían la misma historia. Todas las Nitrógenas tenían una gemela y vivían juntas en el aire (N 2), una gran fábrica las tomaban y, aplicando mucha, muchísima energía las separaban y las unían a las Oxígenas, las metían en botes de plástico y las transportaban hasta la tienda de agroquímicos cercana a casa de don Saturnino, todas exactamente la misma vida. A pesar de todos los esfuerzos que la señora Nitrógenas y las señoras Oxígenas hicieron por


explicarles a las nuevas moléculas, qué eran las bacterias, qué eran las flores, lo precioso y lleno de vida que estaba el manzanal, no consiguieron nada, estas nuevas moléculas estaban totalmente desconectadas de la Tierra, no entendían nada. Con el tiempo se dieron cuenta de que, tras todo este proceso industrial, a las nuevas moléculas de nitrato se les había borrado la memoria ancestral, no eran capaces de recordar sus vidas pasadas, ni siquiera de sentirlas sutilmente. Las pocas familias de nitratos aborígenes que quedaban, a pesar de todas las dificultades continuaron luchando pero una desgracia ocurrió en el manzanal. Hace unos años hubo una gran tormenta y el suelo desierto se deslizó por los arroyos que se formaron bajo los manzanos, arrasando con todas ellas, menos con esta última familia, nuestra familia de Nitratas. La erosión acabó con los restos de su cultura. La señora Nitrógena y las señoras Oxígenas pasaron una noche húmeda, fría y solitaria, cuando cesó la lluvia cantaron juntas entre sonrisas y lágrimas en memoria a todas sus amigas que fluyeron con el agua hacia otros lugares. No estaban tristes, porque sabían que les esperaban muchas vidas repletas de emociones, lugares hermosos y contemplación, aunque en las profundidades de las cuatro átomas existía el remoto miedo de que sus compañeras acabaran siendo fábrica. Cantaron hasta que el desconsuelo de separarse de aquellas a las que amaban se calmó un poco. Exhaustas y en silencio fueron durmiéndose, con la mente muy blanca después de contemplar algo que deja al alma tan cansada que no puede sentir más. Fue un otoño difícil y tuvieron que contarse muchos chistes y cantar muchas canciones alegres para que el alma no se oscureciera. Una mañana de enero, con el suelo muy húmedo por el rocío, ocurrió lo inesperado, una gota de agua las atrapó, las llevó hasta una pequeña raíz de uno de los manzanos y un transportador de la membrana de la raíz las hizo pasar al interior del manzano. La señora Nitrógena, solo pensaba por dentro en ser una hoja, para poder tomar el sol por la mañana. Su vida como nitrato se había terminado, ahora son árbol. Las cuatro amigas se separaron en esta vida, una de las Oxígenas es un trasportador de membrana de la raíz, otra es una flor, y pronto se convertirá en manzana


y la otra es un tallo fresco. La señora Nitrógena es hoja, y ahora puede contemplar el manzanal y tomar el sol por la mañana. Desde la altura, la señora Nitrógena, se da cuenta de que algo está cambiando en el manzanal, don Saturnino ya no está en la finca, ni doña Ana, ahora hay unas muchachas jóvenes, han traído gallinas, están plantado flores alrededor de los manzanos y detrás de la casa deben de tener un huerto, porque entran en la cocina con cestos llenos de coles moradas y papas. De repente el olor de las flores la devuelve a su infancia, todo aquello le trae recuerdos gratos, ¡se parece mucho a su infancia! Escucha una furgoneta que se acerca al manzanal, las muchachas se acercan y, con palas, comienzan a descargar estiércol, no puede creerlo. Una lágrima rueda por la cara de la átoma, una lágrima de alegría, una lágrima de satisfacción, no puede creer lo que está viendo.

No nos nombren… Nosotros sabemos narrarnos en el mundo. Las construcciones metafóricas permiten decir lo indecible, hay palabras que se tornan imposibles y experiencias que se tornan innombrables.

La historia es ante todo un hecho tejido con palabras, un puente o quizá una ventana por donde se asoman cientos de acciones, actos, fenómenos, construcciones metafóricas que requieren ser contadas para hacer resistencia frente al olvido, un olvido que se torna implacable cuando son otros quienes pronuncian la historia o peor aun que la escriben sin consulta. Esa es la historia de los pueblos de nuestra América, de la América de la Canela y el Tabaco, del Cacao y el Café, de los colibríes y las orquídeas, una América Mulata, Negra, Mestiza; voluptuosa, candente, una América chispeante, húmeda y efervescente. Una América que arrulla a sus hijos en sus brazos coloridos en sus matices verde-azules y sus cielos con atardeceres paradisíacos, que los sostiene con sus raíces profundas y sus polifónicas voces, emergentes de su tierra. Es una América que ha parido hijos en medio de un colonialismo bárbaro y un desarrollismo implacable todos bajo el mismo esquema… la guerra. Una guerra por la disputa del patrimonio natural y minero energético, por la tierra y el agua, por el poder y el control, por el disciplinamiento de los cuerpos de la gente rebelde que tiene candela por dentro y un


profundo devenir de comprensión con la muerte que ya no es preocupación, pues la muerte está presente en nuestra forma de nombrar el mundo. Un desarrollo que ha buscado en su imposición histórica desde la Segunda Guerra Mundial la transformación radical de todas las culturas y comunidades de tres continentes (América Latina, Asía y África) de acuerdo con los dictados de las del llamado Primer Mundo. La violencia, la pobreza y el deterioro social y ambiental han determinado un camino que ha estado sitiado y viciado de un afán por incorporar al Sur en el gran error de Occidente, la idea del crecimiento económico sin medida alguna, una superproducción en la que la desigualdad de los pueblos, el dominio de los medios de producción y la contradicción de las clases sociales se mantiene y perpetúa a nivel histórico. Sin embargo en la caldera de los pueblos del Sur se ha cocinado la resistencia, nuestra propia civilización mestiza se ha tejido entre la Tulpa, la Chagra, la Minga y el Trueque ha fabricado formas de hacer frente a quienes han querido desdibujar el rostro de nuestras comunidades. El “Despertar con acción” como dirán los compañeros de Guatemala, es la lucha popular en la que se ha comprendido que toda existencia está condicionada por la alteridad y en esta, yo soy otro. Otro que se reivindica con la movilización, con la lucha y los procesos de educación popular que se está gestando desde hace muchos años en nuestros pueblos y ciudades. Esa América está enarbolando la bandera de la resistencia en la que se reivindica el oikos como hogar –tierra sana– y el ágora como lugar público – empoderamiento–, donde la palabra y la acción van acompasadas. De esta manera, el despertar se viene dando desde expresiones como el Movimiento Zapatista en México y su profundo tejido social que superó la trinchera para tejer procesos comunitarios de dignificación; el Congreso de los Pueblos y Marcha Patriótica en Colombia que son la voz de cientos de comunidades campesinas, indígenas y afro que han defendido el territorio como el espacio donde transita la historia y su cultura; el Movimiento Sin Tierra del Brasil que sigue reivindicando la necesidad de luchar, ocupar y transformar la relación con la tierra a partir de elevar el nivel de consciencia de los pueblos y los trabajadores agrarios; el Movimiento Mapuche en Chile, un movimiento raizal que se teje en una creciente resistencia para proteger y conservar a sus comunidades de la abatida mortal que ha desarrollado el Estado contra ellos. Y cientos de expresiones de colectivos, grupos, organizaciones que se configuran para reescribir la realidad y hacerla de una manera


diferente. Expresiones que contribuyen a crear alternativas y cambios de rumbo desde perspectivas distintas. El combatir el desarrollo y sus demonios debe darse desde diferentes frentes, desde procesos de educación desde la base, transformaciones en la forma de producción de nuestros alimentos, en el empoderamiento de los actores sociales frente a la tierra y el patrimonio, desde diseñar nuestras múltiples realidades sin reducirlas a un patrón único ni a un modelo cultural hegemónico como lo enuncia A. Escobar. Los pueblos del Sur nos estamos nombrando desde nuevos imaginarios, desde nuevas rebeldías que nos siguen llamando a conquistar nuestros derechos.




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