PORTADA Angela Davis Chimamanda Ngozi Adichie Comandanta Ramona Lynn Margulis María Montessori Marie Curie Máxima Acuña Sandra Santoyo Santos Simone de Beauvoir Totó La Momposina CONTRAPORTADA Berta Cáceres Bety Cariño Clara Campoamor Emma Goldman Federica Montseny Gioconda Belli Nina Simone Nilde Lotti Rosa Luxemburgo Rosalind Franklin Silvia Federici Sirin Adlbi Sibai Vandana Shiva Violeta Parra Wangari Maathai
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Q uiénes somos Desde lo común nos nombramos y nos definimos como un colectivo movilizado desde la indignación y el querer transformar las condiciones existentes de cada uno de nuestros contextos, a partir de elementos compartidos como son la tierra, las semillas y la comunidad. Nuestro quehacer nos ha movilizado desde diferentes escenarios geográficos y es en la agroecología como espacio y escenario de acción social donde nos recogemos, y comenzamos la siembra del sentipensar; convirtiendo las vivencias en palabras y haciendo de las huellas de una vida una gesta en el lenguaje; es este nuestro punto de partida y, al mismo tiempo, un momento más en el camino que hemos emprendido como habitantes de este territorio planetario, en el cual deseamos templar nuestro carácter y forjar nuevos sujetos que sean capaces de crear caminos posibles donde transite la lucha feminista, la dignidad y la esperanza.
Por qué un fanzine Esta propuesta surge de la inquietud por reunir diferentes voces, en torno a problemas, hechos, dolores, sentires; es la necesidad de generar espacios en los que converja el Pensamiento alternativo, ese que se localiza y se sitúa desde lo mestizo, lo híbrido y lo heterogéneo, ese que rompe con el pensamiento hegemónico y se enfrenta a partir de diferentes formas estéticas a un monopolio que se ha concentrado tanto en el pensamiento como en la misma manera de concebir la existencia, el alimento y la vida. El Fanzine emerge como una posibilidad de tejernos desde las diferentes realidades, desde las similitudes y las discrepancias en clave de Agroecología, dando voz a la tierra en diversas latitudes en las que habitamos, a las luchas que se vienen gestando desde nuestros pueblos, desde las desigualdades que franquean la vida en las ciudades. Nuestro objetivo es templar esos hilos que van formando la trama que nos sostiene, y eso sólo es posible a partir del abono que hagamos de ideas, conceptos, saberes y principios comunes que nos evoca. Al igual, para tejer es vital la urdimbre, esos hilos diversos, particulares, heterogéneos, esos que se sostienen en los cimientos fuertes del conocimiento (nuestra trama) y que nos nombran desde la acción de nuestra realidad. Son esas poéticas que alientan maneras disímiles de encarar la vida, portanto queremos tejer todas juntas este nuevo mundo, desde nuestras fuertes similitudes que constituyen lo sólido de nuestro movimiento, y desde nuestra diversidad.
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¿Por qué este fanzine?
Cuando escribimos el fanzine #0, sentimos que una creación colectiva tan bella no podía quedarse sólo en un número. Pensamos crear una herramienta de lucha y reflexión colectiva que nos permitiese expresarnos, mostrar nuestras inquietudes y sentipensares. Una voz al viento que perdurase en el tiempo a pesar de la lejanía física de las personas que lo creamos y que nos mantuviese conectadas. Que sirviera de camino para crear, expresar y sentir. Una puerta abierta para todas aquellas personas que se brindasen a compartir en la línea de la lucha y la agroecología. Una forma de visibilizar nuestras luchas, nuestras experiencias desde cada uno de nuestros territorios. Una forma de crear conciencias. Sin embargo, este fanzine tiene un matiz y un objetivo muy especial. El 8 de febrero de 2017, nuestra amada Sandra nos dejó. Ella misma decidió partir para siempre. Desde el mismo momento en el que fuimos capaces de darnos cuenta de esta dura nueva realidad, la de su ausencia, sentimos la necesidad de hacer algo al respecto. Transitamos por el dolor, la tristeza, el recuerdo de su presencia, la incredulidad, el odio, las ganas de venganza, el vacío, la incomodidad y la angustia, la fuerza de su persona, las ganas de lucha, la desesperanza y abatimiento, su sonrisa y alegría, la impotencia. Pero a pesar de todos esos sentimientos encontrados, sobre el porqué, el qué hacer y el cómo, no encontramos mejor manera que seguir su ejemplo e intentar hacer las cosas como ella lo haría, de forma sutil, desde lo simbólico. Utilizando nuestras herramientas para desahogarnos. Soltar todos esos sentimientos, abrazando y golpeando desde la palabra. Se trata de nuestra manera de recordar, hacer justicia y homenajear colectivamente a Sandra, plasmando nuestros sentipensares. Ha sido una decisión fuerte porque colectiviza sentidos íntimos y lo hemos vivido como una forma reivindicativa y a la vez sanadora para nosotras mismas. Es un fanzine para nombrar, para canalizar lo sentido, y también para denunciar y empoderarnos desde la reflexión. Es un fanzine dedicado a Sandra y a lo que representa su historia particular, para poder hablar de lo general, para poner palabras y dibujos a nuestras emociones y tener un documento para homenajear, reivindicar y hacer justicia.
8 de marzo: día internacional de las mujeres
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El 8 de marzo las mujeres estamos en huelga. Cruzamos los brazos delante de los trabajos que nos pertenecen, dicen, por naturaleza y delante de aquellos por los cuales cobramos menos que nuestros compañeros. Hacemos huelga para recordarnos que no somos minorías y para darnos cuenta de cuán valioso es lo que llevamos a cabo cada día, sea reconocido o no por el mercado. Podemos hacer huelga de muchas formas (no todas estamos amparadas por un sindicado o tenemos al lado un hombre que vista a nuestra hija y la lleve a la escuela),
pero organizarnos en este día nos permite mirarnos a la cara y sentir que no tenemos que ser sumisas. Las violencias que vivimos llegan en parte de la división sexual del trabajo que nos delega lo que es reproductivo, invisibilizándonos doblemente. Estando socialmente ligada a esta esfera no somos reconocidas como trabajadoras productivas, teniendo menos derechos cuando pasamos por el mercado laboral y, a la vez, todo lo que nos permite seguir viviendo, considerado tarea femenina, es menospreciado. Pero, realmente, ¿se puede hablar de esfera productiva y reproductiva como si fueran dos mundos separados? ¿se pueden dividir claramente nuestras vidas entre lo que es emocional y lo que no? ¿Y se puede seguir ignorando que los hombres no se responsabilicen de algo que es suyo también? Nuestra fragilidad como ser humano necesita de cuidado propio y de las demás personas, y, en este día, podemos reivindicarlo. Podemos alzar la voz, ver las contradicciones patriarcales que llevamos e intentar romperlas. Somos reproductoras de sabidurías y productoras de cambios. * Por esto hemos decidido que el fanzine dedicado a Sandra saliera hoy, el 8 de marzo. Porque hoy hace un año y un mes que nuestra querida Sandra se marchó. Hoy no es un día cualquiera, hoy es el día internacional de las mujeres, un día donde se habla de lucha, reivindicación y derechos, y, sobre todo, de la importancia imprescindible del cuidado. En este día, en el que a nivel internacional celebramos los derechos conquistados, es protagonista la sororidad, la fuerza que supone la hermandad, apoyo y unión de las mujeres. También hoy, es un día para mostrar las opresiones visibles o e invisibles que soportamos, y todas las violencias, tanto sistémicas como particulares que vivimos las mujeres del mundo. Por eso, denunciamos las agresiones, feminicidios, humillaciones, presiones y acosos, marginaciones o y exclusiones que vivimos por el simple hecho de ser mujeres, lesbianas, trans*, racializadas, migradas, (Manifiesto 8M). Por esto queremos que la violencia que sufrimos se grite y se escuche. Queremos que la responsabilidad estructural con la cual la sociedad patriarcal atrapa la libertad, las fuerzas y los sentimientos de cada luchadora se muestre lleve en las plazas y en las calles. Este número es un compendio de artículos, dibujos, fotos y poemas que muestran lo profundo que nos llegó Sandra y que muestren aquello que no es normal, que está podrido, que nos infecta y que queremos denunciar para que ninguna Sandrita más vuelva a sufrir por ello. Por esto, que disfrutéis leyendo. ¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS, COMBATIVAS Y REBELDES! Por Sandra, con infinito amor.
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La vida aprieta pero también abraza Me enseñaste que perdemos un montón de tiempo en intentar definir y delimitar aquello que está hecho para correr, para abrigar, para amar, para cuidar: los sentimientos. Cómo puede ser que en el dolor que nos deja tu partida encontremos tanto amor y tantas caricias. Que en tanto dolor se cuela tu amor irreverente, derribando los protocolos de mierda en un santiamén. Así llegas tú a la vida de las personas, intempestiva, rasgando los viejos pudores aún vigentes, que quieren categorizar y contener lo sentido. Esa transparencia tuya nos mira a los ojos, y con el amor de madre que te caracteriza, nos quitas los miedos, nos sacudes las rodillas, nos besas las lágrimas, y nos ofreces aguapanelita. Potencias tanto la vida en cada acto, la codependencia en el compartir. Con cuidados y detalles cotidianos ratificas interminablemente que juntas es mejor. Que la fragilidad de los seres humanos es insospechada, y que sólo el amor multiplica la vida. Eres vida y eres semilla Sandra R. Santoyo Santos, hoy te multiplicas en voces y cuerpos, haciéndote inmensa y eterna.
Hoy aprietas pero también abrazas. Te amo hermanita
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Un mar de fueguitos Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. -El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende”.
Galeano, en otras de sus miles de maravillas.
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Desde las entrañas Recuerdo perfectamente el instante en el que me enteré de la horrible noticia, dónde estaba, lo que estaba haciendo. Me alegró tanto ver que mi móvil sonaba y que sabría buenas nuevas de alguien del máster, me reconfortaba tanto seguir compartiendo a pesar de la distancia...pero nunca me imaginé que al descolgar el teléfono lo que me encontraría sería un golpe tan duro, un despertar tan incómodo, un choque de realidad que te hace envejecer al instante, madurar a base de golpes, hace percatarse de lo injusta y absurda que es la vida y hasta plantearte qué sentido tiene todo. Al principio, me invadió la incredulidad y surgió de mis adentros un fuerte sentimiento de negación. Pensé que tendría que haber un error, que la información desde tan lejos se habría distorsionado...¿SANDRA? No, Sandra no se puede haber ido…No puede ser ella, porque ella aparece en mi vida futura. La he visualizado tantas veces allí. Poco a poco, los sentimientos se iban mezclando con infinidad de preguntas, ¿por qué? ¿ha sido realmente dueña de esa decisión? ¿qué ha pasado? ¿quién ha hecho que esto ocurra? ¿por qué? ¿quién lo sabe? ¿cómo ha sido? ¿por qué? El dolor se iba anudando bien profundo en mis entrañas. Hubo momentos en los que sólo podía llorar, recordar y pensar, y de nuevo volver a llorar. Buscando respuestas, atando cabos, hilando las duras historias que ella misma nos había narrado de su vida en Colombia. Había otros momentos en los que estaba tan agotada de derramar lágrimas que por momentos parecía que mi alma saliese de mi cuerpo y observara desde fuera un cuerpo casi inerte con mirada perdida, incapaz de estar presente.
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La rabia se fue apoderando de mí, el odio llenó todos los poros de mi piel, la impotencia me hacía retorcerme…Maldito sistema patriarcal opresor, malditos machirulos capaces de mellar tanto la vida de una mujer, malditos asquerosos que vendéis humo con vuestras palabras bien sonantes creyéndoos libres de poder y autoridad al mismo tiempo que os agarráis a vuestros privilegios para oprimir a las mujeres que os cuidan y quieren. Malditos seáis todos los que os aprovecháis del amor que se os tiene para humillar y marchitar. Malditos todos los que sois capaces de acabar incluso con la inocencia de una niña. Malditxs todxs lxs que callan y acuchillan con su silencio… aaaaaaarrrrrgggggggggg.
El reencuentro familiar fue imprescindible para calmar un poco tanto desasosiego. Compartir el dolor, abrazarse, sentir en comunidad una pérdida tan salvaje, tan repentina, tan inesperada. Cuánta tristeza, qué enorme vacío, qué duro ver y sentir el dolor de aquellas personas que te quieren. Tu recuerdo me inunda y tu ejemplo me enseña. Cuánto amor nos diste Sandra, tan gratuito y espontáneo. Cuánta energía que iluminaba caminos, cuánta pasión en tus palabras y en cada paso que dabas. Tantas veces repetido en tu nombre pero tan real...eres semilla Sandra. Y estás dentro de cada una de nosotras. ¿Podíamos haber hecho algo para evitarlo? Ojalá no hubiera pasado nunca, pero ¿sabes? No te juzgo. Nunca lo haría. Eres una guerrera, mujer verdadera y valiente, ejemplo de lucha. Desde mi inmenso dolor, respeto tu decisión y te lloro con admiración. El dolor, la rabia, el odio y la impotencia me siguen acompañando cuando pienso en lo que te ha pasado. Se me sigue poniendo un nudo en el estómago que me roba la tranquilidad y las lágrimas siguen corriendo por mis mejillas. ¿Cuántas mujeres más tendrán que pasar por esto? ¿Cuánto tiempo más? ¿Cuántas vidas más se llevará este sistema destructor? Sólo me alivia el pensarte guerrera, a ti y a todas esas mujeres valientes y luchadoras de mi vida, porque sin duda, ¡EL CAMINO ES LA LUCHA! ¡Gracias a todas por acompañarme en el camino!
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A ti (Parte 1) Ni sé el qué por qué,
Hay abrazos que no tienen razones,
siento el pesar en mis músculos, el deber
sino el deseo de donar bellezas.
tal vez este deber, maltrate más mis músculos, tantas veces en meses, tantas, que en sólo pensar la trama, entender la urdimbre... ése, ese músculo central claudica aquel otro. bufff, cómo transmitir, cómo expresar,… temblor recorre mi cuerpo sudor humedece mis manos… frío recorre mi espinazo…. El temblor…. El palpitar resuena en mi caja... su cabalgar me acelera….
sino el placer de donar dulzuras. Hay sonrisas que no tienen motivos, Hay miradas que no tienen intentos, Sino el querer calentar el alma. Hay palabras que despiertan los corazones, Y hay coraje que hace posibles los sueños. Hay manos que amasan la tierra Y gestos que animan a los brotes. Hay pasos que sacuden fronteras Y piernas que hacen bailar los miedos. Hay gritos que no tienen sonidos
No puedo… no puedo……..
sino el temblor de las voces pisadas.
Gota a gota… salado...amargo me salpica…
sino el peso de una cadena de culpa.
No puedo, no puedo…..
sino el silencio de los agresores.
tic, tac, tic, tac…..
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Lo que tienes
Hay heridas que no tienen sangre Hay muertas que no tienen delitos Y hay delitos que no tienen asesinos porque se cometen con el peso de las propias cadenas.
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Pensamientos.
Desolación
Entre golpes y urdimbres, entre pérdidas y cuidados.
Ese sonar de aldabas me levantó del sueño, sobresaltó mi corazón dormido. Cuánto ruido trajiste a esta casa: Qué músicas extrañas, qué silencios no oídos. Todos los corredores se poblaron de ti y olvidaron de golpe su soledad de siglos. Un aroma de mar invadió las alcobas y a un día tembloroso se abrieron sus postigos. Ese sonar de aldabas sobresaltó mi noche, rompió candados y rompió cerrojos. No podía saber que cuando el aire barriera el polvo en todos los rincones y de olor a manzanas se llenara la huerta, te marcharías sin sonar de aldabas, dejando tus silencios y las puertas abiertas. Piedad Bonett
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Hemos tratado de saber más, aun no pudiendo. Hemos querido hilar desde lo que nos contaste… desde lo que (te) sabemos y sentimos. Lo hemos puesto en común, reunidxs al calor de la lumbre en Cazalla, buscando respuestas e intentando nombrar las cosas, en ese querer -sin saber cómo- hacer justicia. Y lloramos. Esto nos ha llegado de golpe. * Pensarte sola, en tu regreso y en lo que hayas podido enfrentarte. Pensarte entre cosas no resueltas y pendientes, entre posibilidades cortadas, o nubes grises que a veces nos envuelven y no nos dejan ver, algún rayito de sol que sea. Pensarte atrapada, entre opresiones, malentendidos o expectativas que no son las tuyas. Imaginarte incomprendida, envuelta en (pre)juicios y moralidades que no respetan como somos, que no dejan espacio para lo que somos. Mierda, me remueve. Putos ‘traficantes de culpa’, ya nos alertaste tú. * Pensar en una trama de urdimbre deshilachada, e imaginarte queriendo hilar/tejer camino de otras formas. Buscarse al fin y al cabo… querer caminar por una misma. Intentarlo, y sostenerse, a cada hilo-paso tejido-caminado. Pensarte en esta búsqueda y reflejarme en tus incertidumbres, tus inseguridades y tus miedos. Porque son mías, y míos, también. * Pensar en la vulnerabilidad de la vida, en lo vulnerables e interdependientes que somos todxs. Inevitable no pensar en los cuidados. Joder, los cuidados. Nos lo hemos dicho, sobre la importancia de sabernos -cómo estamos, cómo nos va,…- de compartir, y también de pasarnos la voz si algo tiembla. Y que no pudiéramos prever esto, prever el peligro, acompañarte quizás en esos momentos o procesos más oscuros, de rupturas y caminares inciertos. De nuevo… nos golpea. Evitar que dieras el salto al vacío. Sostenerte. Abrazarte. * Parar de pensar. Transformar la rabia, el dolor. Sentirte. Sonreír(te) en recuerdos y memorias contigo. Seguir reforzando las redes que nos sostienen, tejer fuerte y bonito. Soñar y construir juntxs, a ser posible. Resistir.
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El tigre Luz Luz Luz en tus ojos de octubre Luz la canción de esta tierra Luz, digna mención de tu nombre Luz sobre tu soledad, sobre la mía Luz se escapa el dorado entre tus dedos Luz soldada a tí Hicimos un pacto: la pulsera, el anillo, la forja, el escudo, la santa inocencia, los amigos Luz, cadencias lejanas ¡Ven a mi pecho! quiero abrazarte y que acabe este cuento.
Hay un tigre en la casa que desgarra por dentro al que lo mira. Y sólo tiene zarpas para el que lo espía, y sólo puede herir por dentro, y es enorme: más largo y más pesado que otros gatos gordos y carniceros pestíferos de su especie, y pierde la cabeza con facilidad, huele la sangre aun a través del vidrio, percibe el miedo desde la cocina y a pesar de las puertas más robustas. Suele crecer de noche: coloca su cabeza de tiranosaurio en una cama y el hocico le cuelga más allá de las colchas. Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo, de muro a muro, y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo, como a través de un túnel de lodo y miel. No miro nunca la colmena solar, los renegridos panales del crimen de sus ojos, los crisoles de saliva emponzoñada de sus fauces. Ni siquiera lo huelo, para que no me mate. Pero sé claramente que hay un inmenso tigre encerrado en todo esto.
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Eduardo Lizalde
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Q ué pensar…. Harto de oír, de ver y sentir la desidia cansado de ver, sentir y oír la malicia dolorido de sentir, oír y ver el sufrimiento
transformar por destruir destruir por mejorar mejorar por hundir
cuánto más crearemos odio, ira cuánto más silenciaremos cuánto más asumiremos que es así
apariencias superfluas corazones soterrados estéticas desangradas
desobediencia al silencio, insumisión a la malicia voces a lxs oprimidxs
razón vulnerable rebaño ignorante que danzan apuñalados
cansancio, indiferencia desilución que se saborea confort que calla
nada es todo lo que importa
la dialéctica pasa la “virtualidad” asume la voz se evapora
la pureza la luz que abriga la lluvia que calma la luna que guía lo que todo importa
28 abril 2017
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Te diré Te diré, que he vuelto las esquinas de todo lo que me rodea para no encontrarme a la vuelta tu presencia, Que he lamido mis lágrimas que me sorprenden en mitad de la calle. Me pregunto cómo deshacer el rastro de una estrella fugaz si su luz envolvió mi pequeño universo, cómo recordar tu mirada cuando ya no encuentro tus ojos. Sólo la poesía me concede el don de pensarte de otra manera, puedo escribir que paseamos entre florecientes matas de rojo amaranto, imaginar que tejemos ovillos infinitos de palabras, que abrazamos la vida con fuerza, y es ahí, en ese instante, cuando tu risa envuelve mi tristeza. Te diré, que he extendido por el aire mi dolor evitando la desazón que me produce pensarte, que sigo librando batallas con preguntas que me tienden oscuras emboscadas. Y aún así, puedo escribir que estás aquí, que no te has ido, palabras y palabras, que nombran de otra manera tu ausencia mitigando este dolor denso, que en silencio hoy me abraza.
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27 febrero 2017
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Trazos Las palabras se conjugan y no sé si están a mi favor o en mi contra, la vida se ha hecho tan corta y a su vez tan largos los días… ahora pienso y sé de la muerte, pero también me aferro a los momentos y a los silencios. Me fue arrebatado el velo de inmortalidad que aún me cubría, disminuyó el agobio del empeño con el que he luchado para llegar a un lugar, en una carrera desenfrenada que parecía sin fin, pero los lugares son utopías, no hay lugares, es mejor permanecer, atesorar. De pronto me encontré revolcando recuerdos en mis memorias, arañando, escarbando, desenterrando el sonido de las palabras, recuperando aromas, abrazos, miradas, en un agónico desespero por asir el instante eterno, ese que ya había sido vivido con inocente descuido, palabras, dónde están las palabras, dónde quedaron, qué dije, no lo dije… un timbre de voz, el sonido de una carcajada que de pronto se escapa, mi mirada clavada en unos ojos inquietos, profundos, humanos, femeninos.
Todo en un parpadeo lento, muchas veces ahogado en una lágrima silente que no se escurre, esa lágrima que a veces es llanto, otras veces camino… un camino que se recorre, se escribe y re-escribe siempre, con palabras nuevas, manos abiertas y extendidas, allí continúa entretejido su nombre, sus besos, sus abrazos, su cuerpo, su sonrisa protectora. Ahora veo esa figura firme que va de camino… caminamos juntas cada quien hacia su destino. Amiga aún no sé si las palabras están a mi favor o en contra.
Los ojos más femeninos en los que me he mirado y que me han mirado… tan brillantes que no se opacarán jamás, me llamaron amiga, me acogieron, una mirada semilla… por eso no quiero pensar en desdicha, aunque esa sea una palabra recurrente. Me hago un ovillo del alma a los pies… dónde está el consuelo, no lo sé… solo sé que no está en la idealización, el consuelo es saber que fue posible vivirlo, fue la imperfección la que nos unió, eso es la vida encontrar belleza en la imperfección.
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ficie del Guadalquivir, donde acudí en busca de alguna de tus huellas. Esa pista dibujó una pequeña sonrisa en mi rostro, porque ante el pánico provocado por tu ausencia volví a sentir que a pesar de estar infinitamente tan lejos seguíamos conectados. Necesitaba más para recobrar la serenidad y en el tránsito inquieto hacia otro lugar volviste a llamarme, esta vez a través de la solemne gaita que un digno mendigo tocaba ante mi paso a cambio de unas míseras monedas. Esas armónicas ondas de sonido se transformaron en el mensaje definitivo que estaba esperando, dándome cuenta en ese preciso instante de que habías retomado de nuevo el camino hacia mi lado. Esas notas tocadas al unísono no perfilaron en este caso una sonrisa, si no unas melancólicas lágrimas que nublaron mi visión, pararon mi marcha y me hicieron comprender que a pesar de tu dificultoso viaje acabarías llegando de nuevo hasta mi en algún momento inesperado similar al de tu partida.
Hola hermosura Hola de nuevo hermosura ¿Que tal cuñis? No te rias, tu fuiste la que por primera vez me llamó cuñis. Sabes que como siempre desde que nuestros caminos se cruzaron, puedes contarme todo lo que quieras, tómate el tiempo que necesites, tenemos toda una eternidad para compartirlo. Si notas un tono frío en mis palabras es debido al susto que me has dado, estoy todavía reponiéndome de ello. Como te me has escabullido de repente sin poder contar siquiera con un simple “hasta luego”. No pasa nada, la comprensión mueve al mundo. Tengo que decirte que al principio me asusté mucho, sentí que te habías ido demasiado lejos, a distancias que nada tienen que ver con los kilómetros de este milimétrico mundo. Qué susto me has dado.
He ido notándote progresivamente más cerca tras seis largos días en los que perdí la esperanza de reencontrarme contigo, pero ya has llegado. Hoy estás aquí. Volvemos a estar la una junto al otro y eso me alivia y alegra enormemente. No hacen falta de momento más palabras ¿verdad? Ojalá no volvamos a jugar así al escondite, aunque como ambos también pensamos, sería totalmente respetable. Qué susto me has dado, de verdad. Ahora sé que aunque pases desapercibida tras las sombras en algunas de tus posibles escapadas, vas a acompañarme siempre en esta etérea aventura del pensamiento. Qué paz siento al sentirte de nuevo… eres y serás siempre mi cuñis favorita. Te lo digo desde el corazón aunque sé que no te hace falta oírlo: nada ni nadie podrá separarnos ahora, gracias por seguir compartiendo conmigo tu sabiduría. Devuelvo el regalo que un día en forma de palabras tú me escribiste: “a veces también se puede abrazar desde la palabra”. Te quiero mucho hermosura. Hasta la victoria siempre.
Ahora puedo compartir contigo las sensaciones de esos infinitos segundos, de aquellas largas horas en las que dejé de sentirte. Entendí el inmenso poder de la palabra “miedo”, me inundó la “ira” que ambos siempre repudiamos en pro del “amor y gratitud” infinitos. Te pido perdón si desde el lugar donde estabas sentiste esa momentánea falta de fe, siempre me quedó algo de esperanza pero tienes que perdonarme porque tu fuerza era demasiado débil como para creer que seguías ahí. En ese estático tiempo en el que comenzaste el viaje sé que me mandaste señales de que tu energía seguía latente, lo percibí por primera vez en los reflejos violetas del atardecer sobre la ondulante super-
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Venimos para comer ese pan Venimos para amasar juntxs el duelo, para ponerlo en el horno de nuestros abrazos, para calentarlo entre nuestras miradas. Venimos para sacudir juntxs las lĂĄgrimas, darle forma y voz, danza, semilla, para comerlas juntxs, sin tenerle ya miedo, y sentir correr en la sangre su sabor. Desde el hondo de las emociones, juntxs digerir el pan de lĂĄgrimas, juntxs nutrir tierras y almas, para que el recuerdo abone tierras y sonrisas, amor y lucha. AsĂ ensalzaremos la memoria, viviĂŠndola, en sus infinitas y hermosas re-existencias (y resistencias).
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A ti (Parte II)
Amor y Ojos
Encontré otras formas, quizás tenerte en paz y decir lo que necesite, ¡a quien lo necesite! Te amaré por siempre, tu esencia me acompaña, noche y día te diré, que continúo aprendiendo de tí y tu último pedido lo llevo presente amaré, amaré y amaré
Quizás el comienzo, este comienzo sea la parte más complicada, porque lo que traes para mí es un gran torrente de sentipensares, un torrente en época lluviosa, un aguacero de Mayo. Así que empiezo sentipensándote. Maíz y café. Y cuando dejo abrir mi alma siento tristeza y nostalgia y rabia y amor y alegría de que existieras y de que mi camino se cruzará con el tuyo. Porque eras una mujer extraordinaria y compartir contigo fue tan real, tan profundo, tan tierra que no sería la misma persona si no hubiéramos convivido como lo hicimos, si no nos hubiéramos mirado a los ojos para compartir un pedazo de nuestras inmensas almas, si no hubiera tenido la oportunidad de ver el mundo a través de tus ojos. Hay un poema que tenías en tu habitación, de Gioconda Belli, que yo he leído muchas veces desde que te fuiste:
amaré todo lo tejido amaré todo lo que luz me dé amaré la vida pues de la muerte amarga e injusta que inundó mi ser se transforman crisálidas en tu honor poco a poco dejamos las mariposas que de tu esencia nacen, VOLAR…..¡volar! …¡a tí poetisa de mis amores
Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor. Gustavo Adolfo Bécquer
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Hay tantas cosas que no escogiste y al mismo tiempo amaste. Cumpliste tu deber de amor y dejaste tu semilla, mucho más lejos de aquellos que te conocimos, porque una vez que ves la realidad no puedes dejarla pasar sin más y yo no puedo negar lo que sentí a través de tu mirada. Ahora, algo de toda esa profundidad se ha quedado encerrada dentro de mis ojos, con los que sigo mirando a aquellos que me rodean. Me regalaste tu experiencia y tus ojos, ahora siguen viajando por este tiempo y este espacio. No sé quién leerá esto, si te conocían o no, ni durante cuánto tiempo permanecerá vivo, pero tengo ganas de lanzar algunas ideas sobre tu historia, simplemente porque a veces pareciera que compartir y amar era sencillo para tí, eras así, ¡cuán equivocados! Porque no es fácil cumplir tu deber de amor, cuando has vivido en tus propias carnes todas tus historias y algunas ajenas. Porque no es fácil confiar, porque no es fácil abandonar los prejuicios, porque no es fácil entregarte una y otra vez cuando te sientes sola, herida y pequeña, muchas veces, mucho tiempo. Eras fuerte y a veces podía parecer que habías tenido una vida fácil, que las cosas no suponían coste emocional, pero ¡qué sola se siente una cuando se siente sola! ¡cómo se esfuma la esperanza cuando no puedes alimentarla! Esperanza que escapa como un susurro en un vendaval.
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El 15 de Marzo de 2017 escribí una nota en mi cuaderno, muy cansada, con el cerebro y el corazón agotados de tanto sentir, de tanto pensar: “El poder es tan destructivo que arrasa la vida, en sentido amplio y profundo, en este mundo no se puede ser buena todo el tiempo porque te destruyes a ti misma”. Cuando te suicidaste sentí mucho miedo, mucho dolor y mucha rabia, sentí que el mundo te había agotado, maldito mundo, que a veces nos exprime hasta dejarnos secas, tú que eras un manantial en el desierto, tú que emanabas a borbotones para todas, tú que amabas sin condiciones, con el pecho y el alma bien abiertos. Sentí miedo, porque este amor que es sincero y engrandece mútuamente cuando es verdadero, encoge y agota cuando no es amor, aunque así lo nombremos. Sentí miedo de que me pasara, sentí miedo de que le pasara a mis mujeres. Sentí dolor, porque quedaba mucho que tejer. Sentí rabia, porque hay quien no se merece nuestro amor, porque tenemos que cuidarnos, además de cuidar, ¿por qué siendo tan poderosa encogiste hasta convertirte en diminuta mariposa? Siempre supiste diferenciar entre amar y dominar, siempre supiste el dolor que genera estar sometida y lo diminutas que nos hace. Nos amaste, nos cuidaste, nos hiciste grandes. Y es esto lo que te hace enorme, mujer poderosa, que ama y cuida.
Esto es lo que más profundamente me dejaste; amor, entrega y ganas de tejer, amor por la tierra, por los campesinos colombianos, amor y valentía. La valentía y el coraje de compartir cada día, de hacer felices a los demás a pesar de todo y las ganas de saborear cada instante. También dejaste ganas de luchar, de luchar contra el poder, el poder abstracto y el concreto, de una institución y de una persona. Atravesaste un océano y estabas muy herida, no sabía que estabas herida de muerte. Llegaste brillante, viva, muy viva, llena de amor. Pero volviste a tu amada Colombia y allí te dejaste desangrar, tu sangre, tu tierra. Amiga, ¡cuánto te echo de menos! ¡cuánto echo de menos ese abrazo reconfortante y ese empatía verdadera! Y a pesar de todo... feliz, porque no sería la misma sin ti. Tienes toda mi empatía y mi amor, estás conmigo, te entiendo, te quiero, tal y como eres cada átomo, sin cambiar lo más mínimo, monstruosamente grande, así te siento. Sé que estabas cansada. Podría seguir escribiendo muchos renglones, podría hablar de contenido y continentes, de poder, de amor, podría seguir escribiendo sobre lo que significa ser una mujer diferente y poderosa en este mundo nuestro, podría… por ahora dejo esta isla en mi mar de sentipensares. Cierro mi corazón y abro mis nuevos ojos, para seguir con esta vida, para seguir caminando, sembrando maíz y café. Sandra, eres gigante, eres tan grande que lo ocupas todo. Sandra, eres anciana, eres tan anciana que viviste cientos de vidas, Sandra eres tan eterna, que sigues a mi lado. Francisco Cruces
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Volver Qué difícil fue volver a casa y no pasar más los días con la gente del máster. Qué difícil fue volver y no poder compartir la vida cara a cara con ellas. Cómo extraño a esas personas para las que toda descripción es insuficiente: cálidas, amorosas, divertidas, atentas, conscientes, críticas, cercanas, diversas, genuinas, fuertes, atrevidas, solidarias, bailadoras, insurgentes, justas, honestas... Saberlas allí, en sus lugares intentando que sus vidas reflejen sus sueños, me reconforta, su energía me reanima. Sin embargo, qué soledad se siente sin ellas. Las noches de baile, las tardes de tapas, las cenas en casa, los cumpleaños, los paseos, los abrazos, el yoga, las tendidas charlas, los abrazos, las miradas cómplices, nombrar la memoria, el dolor y la esperanza, vernos en la diferencia y sentirnos tan conectadas. En la distancia la urdimbre se mantiene y abraza. Estoy bien, hay también aquí personas que valen la pena, con las que puedo construir y construirme, y es el territorio donde quiero vivir y por el que quiero vivir, pero siento una permanente saudade. Y tú, Sandra, qué falta me haces. Después de su energía de vida y del desencanto de la realidad (otra vez y una vez más), me sentí abandonada. Con mi TFM (Trabajo de Fin de Máster) no conseguí encontrar o, más bien, generar la luz que esperaba. Apenas recientemente, a 20 meses de no compartirme con la familia baezana, en círculos de mujeres es que voy encontrando puntos, pistas para seguir tejiéndome. Qué necesario es sanar, conocerse a un@ mism@, acompañar y estar acompañad@, deconstruir, resignificar, soltar, nombrar y recomenzar al volver, al irse, al perderse, al encontrarse, al transformarse, al conservarse, en la ausencia, en la presencia, siempre. Qué ansiedad me provoca la posibilidad de no volver a verlos, qué ilusión me nace con la posibilidad de volverlos a abrazar. Sea cual sea el caso, qué trascendente conocerlos, qué fortuna conocerlos. Son semilla, son parte de mí. Siempre en mi corazón familia.
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Sábanas blancas Sábanas blancas, Todas las mujeres, El rito del día Sábanas blancas aireando El destino y los deseos Estamos juntas en este momento del día Me veo y te veo extendiendo tus brazos En un rotundo sí a esta tierra y a todas sus semillas Me quedo en esa imagen del día No hay nada más, la tarea cumplida Somos las hijas que aún no han llegado, Somos el pilar de los hombres, Con nosotras comienza el día Despliega la sábana al sol Y a tu sabiduría
Roger Ballen
Estamos aquí, siempre hemos estado De pie sobre esta tierra, Y en silencio No necesitamos de pactos, dudas o mentiras Somos lo que somos, Mujeres erguidas delante y dentro De cada mañana, seguras, Sin que nadie nos haya enseñado Cómo despertar al mundo
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En sueño sentí
Decidme
En sueño sentí tus alas ligeras vibrar detrás de mi Sandra siempre juntas volando mariposas de Amor justicia social Recuérdala Y celébrala y honrar su memoria como Titán Musa Heroína esa es Sandra Rocío Santoyo Santos
Para una mujer hermosa Mujer Hija de las estrellas y de los sueños más bellos Que tu tierra de Colombia ahora sea leve para ti ligera como caricia de Amor
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Hay estrellas luminosas ‌hay estrellas luminosas que brillan sobre las miserias humanas el alma de Sandra RocĂo despierta los corazones para amar la Madre Tierra Ăşnica grande tierna caricia para sus hijas y hijos.
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Vola, company Tornaràs a l'Alzina i la foguera, al camí de les preguntes que ens esperen. Tornaràs en el silenci que es fa calma, en les mirades profundes i llargues. Tornaràs cada cop que ens donem les mans per despullar el patiment d'aquest gran mal. Quanta violència en aquest món de guerres, quanta opressió i quant d'ego que hem sembrat.
Sólo el amor Debes amar la arcilla que va en tus manos. Debes amar su arena hasta la locura. Y si no, no la emprendas que será en vano: sólo el amor alumbra lo que perdura, sólo el amor convierte en milagro el barro. Debes amar el tiempo de los intentos. Debes amar la hora que nunca brilla. Y si no, no pretendas tocar lo cierto: sólo el amor engendra la maravilla, sólo el amor consigue encender lo muerto. - José Martí -
Tornaràs cada cop que estimem la vida i lluitem per ser i estar, ajudant-nos a conviure sense presses, senzillament i amb amor entre les mans. Estàs volant entre les canyes, que són temples de l'existència que ens has regalat. Company de l'ànima, hem d'aprendre tantes coses, coses tan bàsiques, l'essència de la humanitat. Ara ja ets lliure, vola ben alt. Ara ja ets lliure, vola company. Gràcies per compartir amb tanta humil sinceritat, haguéssim volgut estar a l'alçada per dir-te adéu i deixar-te marxar. Però hi ha tantes coses que volíem parlar, hi ha tantes ganes que et volguessis quedar. Amic nostre, ens has regalat la vida, que és també la mort, consellera fins a l'últim dia. Tornaràs a l'Alzina i la foguera, en melodies i plantes silvestres. Tot això que ens has deixat per comprendre serà també una eina de resistència. Ara ja ets lliure, vola ben alt. Ara ja ets lliure, vola company. Ens trobarem al cosmos, on tu ens has citat. Tu ji bera min naçî heval. Sehid namirin.
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– Sílvia Tomàs -
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El último abrazo Hace unos meses intenté recordar cuándo fue la última vez que nos vimos y, sobre todo, cuándo fue la última vez que nos abrazamos. Muy temprano en la mañana, salimos Carlos, tú y yo a casa de los abuelos ya que íbamos a aprovechar el viaje de éstos a Sevilla para dejarme en la ciudad. El día anterior habíamos paseado por el bosque, reconociendo encinas y ríos, ya había podido despedirme de la mamá y el papá de Carlos y de todos sus amigos y ahora íbamos todos en el coche calientitos. Yo debía tomar un camión el día siguiente pero ya había decidido que me quedaría unas noches más en Sevilla para lograr hacer una transición más lenta antes de ir a Madrid. El pinche corazón no me dejaba viajar mucho más. Dejamos a los abuelos en una esquina y nos seguimos los tres a tomarnos un café y una tostada. Ahí platicamos unas últimas cosas. Pero después, pff, el vacío. No logro recordar lo último que nos dijimos y la manera en la que nos despedimos. Estuve intentando varios meses recordar y simplemente no lo tenía por ningún lugar. Si hubiera sabido. Carajo. No tiene sentido pensar en esto. Sólo duele, aprieta. Intenté una y otra vez entender qué te había pasado. Darle mil vueltas a lo mismo, compartirlo, preguntarse, llorar, y no entender por qué te habías ido. Si fuiste forzada, si fue tu decisión, y si sí, todas las cosas que te llevaron a eso. La necesidad de hacer justicia, de hacerte justicia. Todas las cosas que no vimos y que estaban ahí. Y duele. Intentar sacar un dolor no es fácil, convertirlo en palabras menos. Hace unas semanas, empecé a leer todos los otros textos, todas las palabras y algo me sorprendió y me tranquilizó. Y es que en esta tristeza compartida hay tantas personas que pueden hablar por mí y conmigo, a tantas personas tocaste y encendiste que sé que las palabras, las miradas y los abrazos de los otros son eso, espejos. Y por eso, este fanzine es una manera de despedirte con un abrazo colectivo, un abrazo que te apriete fuerte para poder dejarte ir, un último abrazo. *** Como dicen por ahí, qué gusto conocerte, qué gusto tenerte dentro de nosotros. La justicia, que no es venganza, llegará, y será colectiva, como de por sí es. Hasta siempre, Sandra. Y como quien dice, tú eres fuego que arde.
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AUTOCUIDADOS Algunas ideas
* Decir las cosas que queman en las tripas, que no en la lengua. * Empezar el día despacio. * Moverme: el corazón latiendo, los músculos tensos, el sudor… Sentirme fuerte. * Estirar, sentir que los músculos agarrotados se relajan y lo agradecen. * Una buena comida. * Reír a carcajadas. * Que el plan sea no tener plan, que los deseos fluyan, sin expectativas ni relojes. * Juntarme con amigxs: las risas, las complicidades, las charlas, el amor. * Nadar, dejarme abrazar por el agua. * Toda la soledad y un libro. Para perderme, para encontrarme… * Alargar el regreso a casa en bici en las noches de verano. * Cogerme las manos cuando estoy muy triste. Sostenerme. * Notar cómo el vapor del agua caliente abre los poros de mi piel. * Hidratarme. Recorrer de punta a punta mi cuerpo. * Sentir que me hundo en sábanas frescas… Arrullarme. * Disfrutar la piel de otrxs. Hablar con el cuerpo, escuchar con el cuerpo. * Bailar… y celebrar, despeinarme, latir con mis pies, manos y caderas. * Jugar: Recuperar esse tiempo en el que nada importa salvo compartir. * A ratos -días- incluso meses, no hacer “nada” y no disculparme por ello. * Dormir. Dormir mucho. * Tomarme tiempo para pensar(me), junto a un té caliente y una hoja en blanco. * Estar sentada a tu lado, en silencio. Escuchar el bosque, sentir respirar. * Vivir donde quiero, cerquita de las amigas a poder ser. * Trabajar en lo que me gusta (esto no sé si es un autocuidado o un milagro). * Abandonarme a los tiempos-sin-tiempo de la infancia. * Poner en la agenda que me cito conmigo misma y no dejarme plantada.
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Cuidados, Revista La Madeja, N.6
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CONSEJOS PARA LA MUJER FUERTE Si eres una mujer fuerte protégete de las alimañas que querrán almorzar tu corazón. Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de Te hurgan el alma; meten el barreno de sus miradas o sus llantos la tierra: se visten como culpas, como oportunidades, como precios que hay que pagar. hasta lo más profundo del magma de tu esencia no para alumbrarse con tu fuego sino para apagar la pasión la erudición de tus fantasías. Si eres una mujer fuerte tienes que saber que el aire que te nutre acarrea también parásitos, moscardones, menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti. No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca a negarte la palabra, a esconder quién eres, lo que te obligue a ablandarte y te prometa un reino terrestre a cambio de la sonrisa complaciente.
Es menester que cultives enormes amistades que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños. Si eres una mujer fuerte protégete con palabras y árboles e invoca la memoria de mujeres antiguas. Haz de saber que eres un campo magnético hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbados y el óxido mortal de todos los naufragios. Ampara, pero ampárate primero Guarda las distancias Constrúyete. Cuidate Atesora tu poder Defiéndelo Hazlo por ti Te lo pido en nombre de todas nosotras. Gioconda Belli
Si eres una mujer fuerte prepárate para la batalla: aprende a estar sola a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta a nadar contra corriente. Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo rodealo de fosos profundos pero hazle anchas puertas y ventanas.
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Homenaje a las hermanas A veces, las mujeres que admiro lloran. Lloran polen, lloran piedra, lloran plumas caídas de estornino débil y aceite quemado sobre la arena gris. Lloran porque no encuentran el hilo del buen amor, lloran porque su voz no es una columna de mármol, lloran por el peso del río. Hay mujeres que admiro y no conozco y a veces lloran. Supongo que también les arden bulbos en las entrañas y tienen en el jardín tumbas de cedro. Otras mujeres llevan el fardo prieto de veinte siglos sobre los hombros. No tienen mucho tiempo para llorar, pero a veces, manantiales y pozos y olas se les caen a las manos. El charco repta lentamente, llega al mar de los charcos de antaño. Se evapora, llueve. Lustrosas espigas se hinchan en un huerto de otra parte.
Laura Casielles
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Mi cuerpo, mi territorio
ticos. Necesitamos mucho amor, cuidados y reciprocidad. Luchas y vidas compartidas para mantener nuestro fuego.
De niñas no se nos advierte que vivir es tan duro, que la sociedad es tan injusta, que por más que nos esforcemos, hay mucho que no podemos lograr. Más aún en nuestra agonizante América Latina, y no es que el resto de territorios estén exentos, pero este es el lugar que nos ha dejado la historia. Aquí, somos ricos en diversidad biocultural y pobres en tecnología y en capital financiero, somos lugares de explotación y experimentación capitalista, especializados en perder. Nuestro patrimonio biocultural es mercantilizado, descontextualizado y vaciado de contenidos. Y en países como los nuestros, donde el crimen organizado tiene el control sobre los gobiernos y sobre los medios de vida, donde el Estado de derecho es fallido y donde decir la verdad y defender la vida es un peligro, lo que queda es construirnos desde el dolor, con los pedazos de nosotras que quedan tras tantos choques de realidad.
Mujer hermosa, mujer fuerte, mujer que es música, que es poesía y baile, que huele a aguapanela, que sabe a arepas y a amaranto. Mujer que desafía al machismo y a la devastación. Tú que tanto viviste, que tanto aprendiste, que tanto soñaste, que todo lo intentabas con ahínco, que te tejiste y renovaste tantas veces. Tú conocías la oscuridad que nos consume y a pesar de ello, eras feliz y sabías ayudarnos a levantarnos y a tejernos de nuevo con tus profundas palabras que llegaban en el momento justo y decían lo preciso. Sembraste incontables semillas de amor, de resistencia y vida, ayudaste a otras tantas a germinar y a reproducirse, protegiste muchas más y nos entregaste un patrimonio que significa una responsabilidad tremenda. Responsabilidad que me hace replantear y resignificar todo y preguntarme cosas como ¿puedo yo aspirar a tener en mi México el efecto que teníastienes en tu Colombia? ¿Cómo consigo que mi vida te haga justicia, que honre tu andar?
En nuestros países, se nos despoja del cuerpo como se despoja de la memoria, de la tierra y del agua. Se intenta obligar a los cuerpos a encajar en el paradigma dominante de belleza y a estar prontas a servir a los lideres y lidercillos del crimen. No es casual el número de cirugías plásticas que se realizan en nuestros lugares, como tampoco lo es el auge de la ropa colombiana que te remarca el trasero o los mensajes de la música que se han colado tan profundo en el imaginario colectivo de la juventud vaciada de sentido. Tú bien lo sabías, por eso me enseñaste que el primer territorio a recuperar, es mi cuerpo. En medio de este denso intento de precarizar la vida y todos sus elementos, se forjan seres que hasta con su despedida, fortalecen. Tú eres de ellos Sandra. Tú siempre nos cuidabas y nos recordabas la importancia de los cuidados y de tejer nuestro entramado con nudos estrechos para que no se rompieran. Ahora nos enfatizas fuertemente que los cuidados que nos damos entre todos y en lo personal, deben ser más concienzudos, frecuentes, asertivos y empá-
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Tu ausencia tiene inevitablemente un sabor amargo, pero puedo sentirte, sentir tu tremenda energía liberadora capaz de encender cientos de hogueras. Tu fuerza alimenta la nuestra, tus sueños son nuestros sueños, tus luchas son nuestras luchas. Eres ahora polvo de estrellas en una nube de formación con la que podemos hacernos camino en la transición agroecológica, identificar algunas pistas para la coevolución Enigmático espíritu el tuyo. En esta vida material que se goza y se sufre, te lloramos y te celebramos. Que suerte conocerte, que suerte quererte, que suerte recordarte. “Aquí no el silencio, aquí el grito, aquí la digna rabia…Nuestra rabia transformada en dignidad se vuelve invencible” Betty Cariño Siempre en mi corazón
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Bombillas y laberintos * ¿Y si… miedo? Sangre acepta razón. Cuerpo no acepta sangre: cansancio, anemia y dolor. Sangre escapa de útero habitado por tela de araña sin araña. Deseo escapa a razón. Cuerpo duele deseo: contractura y duda. Deseo desconoce si puede saltar murallas. República pudiera ser razonable. Cuerpo sin príncipe duda: mundo, parejas, orden. República no encuentra lugar para márgenes y amplitudes. Reconocimiento halla razones. Cuerpo huye de incertidumbre: sonrisa complaciente y silencio. Reconocer qué máscara esconde miedo al rechazo. Extranjera tiene miedo. Cuerpo rechaza a extranjera: exigencia y castigo. Extranjera entre mujeres que sólo hablan de «cosas de mujeres». Costumbre para al miedo. Cuerpo teme inercias: familia, matrimonio, trabajo, hijxs. Costumbre aterroriza. Salirse de lo esperado, también. Libertad aterrorizada por el miedo. Cuerpo grita según las normas: temblor, dolor, insomnio. Libertad no sabe todavía transformar los límites. Dolor ante el conflicto entre lo que se supone que tengo que hacer. Desear y temer por «ser mujer» y lo que quiero. Miedo ante la incertidumbre que eso supone. Ante el dolor: mandíbula apretada, noches en vela, pensamientos recurrentes, ojos lluviosos. Y tirar p'alante… o eso crees. Dolor-sensación, sin palabras que lo expliquen. Dolores acumulativos. Dañada. Empiezas a ver las heridas, corporales también. Comienzan las palabras, la angustia y el desconsuelo. La claridad de las palabras te dispara hacia el oscuro fondo del agujero. Parálisis. No hay más profundidad que ésta. Fin del pozo. En ese tirar p'alante te has ido directa p'abajo.
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Tierra o piedra bajo tus pies. Duelen los pies. Frío y humedad alrededor. Duele la soledad. Luz allá arriba, muy arriba. Duelen los ojos. Desconcierto. ¿Quién soy? ¿Hacia dónde seguir? ¿Cómo hacerlo? Antes el miedo: cierro los ojos y me acurruco. Posición fetal. Invadida por el miedo.
* ¿Y si… el feminismo? Decidir abrir los párpados y mirar con atención lo que ya sabía que estaba. Sumergirme en el feminismo para atender para aprender para respirar. Sumergirme y mirar: ¡con la sensación de ahogo que me produce abrir los ojos bajo el agua! Aprender a respirar por branquias. Encontrarme en los miedos de las demás: Miedo a las calles solitarias y a las concurridas. Miedo en el trabajo, en casa y en bares, teatros y plazas. Miedo al qué dirán, a hablar en público, a viajar sola -sola de verdad, no con amigas-. Miedo a no ser madre, a serlo, a desaparecer en la madre; a que nos digan frígida o puta, joven o vieja, guapa, fea, lista o tonta. Miedo a no tener razón, a tenerla, a defender las opiniones… a no hacerlo. Miedo a acusaciones de injusta, borde o desconsiderada. Miedo a no cumplir con las expectativas de lxs demás, al abandono. Compartir miedos: alivio, sonrisa, sensación de acompañamiento. Sentirme fuerte junto a ellas, amigas y compañeras feministas. Sentir que nos podemos comer el mundo si hace falta, que no hace falta, que seremos capaces de transformarlo en otros mundos más justos sólo por el hecho de ir cambiando nosotras. Nosotras. Compartir miedos: inquietud, tarea descomunal, fatiga, miedo al contagio de los miedos y de las discriminaciones. En ese nosotras, ¿estamos todas? Las migrantes, las refugiadas, las musulmanas, las negras, las chicanas, las blancas europeas, lxs trans, las lesbianas, las hetero, las bi, las putas y las castas, las con trabajo estable, las precarias o las pobres, las del campo y la ciudad, las que crían, las que cuidan a sus mayores, y también o tampoco o viceversa. Nosotras, vosotras, y ellas. Compartir miedos: extrañeza y soledad cuando descubres la mirada interrogante, el no te entiendo, el descoloque tras las contradicciones entre teoría, práctica y evolución de tus compañeras y amigas feministas, de tí misma. Yo.
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¿Quién soy?, de nuevo ¿Hacia dónde seguir? ¿Cómo hacerlo? Ya no me importa ser o no ser mujer. Ya no permitiré que otros definan lo que implica. Ya no hay marcha atrás. Están los feminismos, las feministas, y la mano tendida.
* El laberinto Me detengo un momento y miro alrededor: zarzas y matojos impiden ver con claridad el camino. Cada vez que vislumbro un claro, la tranquilidad me dura hasta que llego y encuentro confusos senderos. Estoy en un laberinto. Miedo de nuevo. Pero diferente. Podrá huir la mano amiga. Podrán desaparecer las feministas. Podrán olvidarse los feminismos. Están: la huella corporal, la bombilla encendida, el interruptor sin función de apagado.
* La bombilla ¿Y si lo que nos hace mujeres son el dolor y el miedo? Nos dijeron que pariríamos con dolor, que era lo nuestro: parir y ser dolientes. Nos advirtieron que tendríamos miedo, que nos acurrucáramos y esperáramos. Nos contaron que vendrían a salvarnos, que trenza necesaria príncipe escala torreón. ¿Y si dejamos el torreón y el pozo, y nos encontramos en el laberinto? Redefinir el dolor, el miedo, el valor y la alegría. Y ¿para qué el dolor? -diréis, algunxs acusatoriamente, como si fuera culpa del feminismo. No. El dolor ya estaba ahí. Dolor ante injusticias propias y ajenas, por eso los feminismos. Y ¿para qué el miedo? Cuando desde arriba, para controlar a quienes abajo. Cuando desde abajo, para advertir el peligro, encender la bombilla sin botón de apagado y mirarnos las unas a las otras, para eso las feministas. Y ¿para qué la alegría? Para aprender a defendernos, para querer defendernos. Por amor propio y reconocimiento de las otras, para eso las amigas feministas. Y ¿cómo aprender a ser valientes? Bucear y respirar entre dolores y miedos. Volar dolores. Rapelar miedos. Abandonar el pozo y el torreón. Encontrarnos en la soledad. Reconocernos en la compañía. Vivir en el laberinto. Y sonreír.
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Ana García Fernández Miedos, Revista La Madeja nº7.
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Rebelde Caronte: yo seré un escándalo en tu barca Mientras las otras sombras recen, giman o lloren, Y bajo sus miradas de siniestro patriarca Las tímidas y tristes, en bajo acento, oren, Yo iré como una alondra cantando por el río Y llevaré a tu barca mi perfume salvaje E irradiaré en las ondas del arroyo sombrío Como una azul linterna que alumbrara en el viaje. Por más que tu no quieras, por más guiños siniestros Que me hagan tus dos ojos, en el terror maestros,
Monogàbia ¿Cómo se debe amar? ¿Cómo se puede amar? Sandra era una mujer que en cada pequeño gesto, en cada pequeño acto, mirada o palabra desprendía un amor abrumador. Si no fuera así, no habría llegado, como lo hizo, a tanta gente. No habría impactado de esa manera en nuestros corazones por más que sólo compartiera una mañana o un fin de semana. Es de esas personas que pasan por tu vida y jamás olvidas la estela que ha dejado. Sandra nació y se crió bajo una sociedad patriarcal y capitalista, como todos nosotros, y eso pesó a la hora de construir su concepto de género, su red relacional y su concepto de pareja. El concepto capitalista y heteronormativo de pareja en el cual nos educan es de una relación posesiva, jerarquizada en torno a la voluntad del hombre, donde la mujer es un instrumento para la reproducción y la transmisión del capital a través de la herencia. Al hombre se le tolera que pueda estar con otras mujeres pero a la mujer se la estigmatiza si teje sus relaciones fuera de la norma monogámica. Este estigma que recae una vez más sobre la mujer, este arma de humillación y culpabilización social, se usa para coartar la libertad personal y dominar.
Me bajarán tus brazos cual conquista de vándalo.
Una fuerza tan inmensa e incontrolable como es el amor, inevitablemente tenía que ser contenida y reprimida en un sistema que nos quiere individualizados y pobres. Hay un amor bueno y un amor malo. Amor romántico industrializado desde Hollywood hasta la cena en familia, encapsulado y dispuesto para ser usado. Si no encajas, es tu problema. Media naranja para exprimirla hasta la última gota. Ese zumo me tiene que dar todo, todo lo que yo necesito. La mejor amante, la mejor compañera, la mejor maestra, la mejor madre, la mejor cuidadora… Firmamos contratos y aceptamos cláusulas que ni siquiera hemos llegado a verbalizar.
Juana de Ibarbourou
La siguiente metáfora sirve para entender cómo creo que la monogamia obligatoria, estructural, condiciona nuestra capacidad de amar. Es el mito del amor finito.
Caronte, yo en tu barca seré como un escándalo. Y extenuada de sombra, de valor y de frío, Cuando quieras dejarme a la orilla del río,
Consideremos nuestros corazones como un recipiente y aquello que llamamos amor o enamorarse, como un líquido. Partimos de la premisa que el amor es limitado, es finito. No se puede amar a más de una persona con la que tenemos una relación sexo-afectiva. Cuando empiezo a conocer a alguien y me empieza a gustar, voy llenando con mi líquido, mi amor, su recipiente. Hasta que un día, vemos que está lleno del todo y ya podemos decir que estamos profundamente enamorados de esa persona. Según este mito, si yo empezara a conocer a una tercera persona y me empezara a gustar, iría rellenando con mi líquido su recipiente. Si en algún momento veo que está lleno, que quiero a esa persona, quiere decir que el primer recipiente, el de la otra relación, automáticamente estará vacío, ya que el líquido es finito.
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Nos hemos culturizado en que uno puede querer igual a dos hermanos, a dos progenitores, a dos amigos. Nadie obliga a una madre a decir qué hijo quiere más, porque puede ser que los
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quiera de igual manera, que sienta un amor desbordante hacia los dos o tres hijos que tenga. Pero cuando llegamos al concepto pareja, a ese amor jerarquizado por encima de los demás, se entiende que sólo se puede querer a una sola persona. No tenemos suficiente líquido para todos los recipientes. Y mi pregunta es, ¿hasta qué punto influye la concepción de las relaciones que tenemos sobre una situación como la descrita en la metáfora? ¿qué pasaría si equiparásemos la capacidad de amar a nuestros amigos y familiares con la capacidad potencial de amar a nuestras relaciones sexo-afectivas? ¿qué posibilidades se abrirían si entendiéramos que la forma que adquiere una relación va mutando en el tiempo y que se pueden mantener relaciones en perpetua transformación, basadas en el amor y el respeto por el otro? La monogamia obligatoria, no escogida de manera consciente, es una estructura relacional preestablecida que limita nuestra capacidad de mantener relaciones sexo-afectivas profundas, sinceras y libres. Esta mono-gàbia (cárcel en catalán) normaliza dinámicas tóxicas y violentas, como el control, la posesividad de los cuerpos, la visión sex-negative (considerar que el sexo es malo, sucio, pecaminoso, en vez de considerarlo bueno, sano y natural) o el estigma social por salirse de la norma. Existen otras maneras de establecer relaciones que pasan por poner las necesidades y el respeto en el centro. Formas no jerarquizadas donde las relaciones de pareja no tienen porqué ser las más importantes, las de mayor valor. Uno decide qué tiempo destina, qué quiere aportar a cada una de sus relaciones, sin que venga determinado por una estructura social que no hemos escogido conscientemente. No es fácil, son procesos de eterno aprendizaje, de autoconocimiento profundo y de empatizar con cada una de tus relaciones. Mantener una relación monogámica es una posibilidad más dentro del abanico de las relaciones libres, siempre que haya sido elegida de forma consciente y consensuada. No hay fórmulas mágicas, pero se puede intentar crear entre todos un amor más libre, más atento, más sincero y humilde. Nadie debería sufrir por querer ser feliz y amar a cuanta gente tenga a su alrededor. Cuidándonos, escuchándonos y trabajando nuestros miedos y privilegios, quizá, la clave de todo. Construyendo un entorno relacional más inclusivo, cálido y basado en el amor puro. Ese que da sin esperar a recibir. Te quiero, libre Una amiga me decía: yo no puedo decirte, te quiero mucho, porque entonces querría decir que a otro lo quiero poco, lo quiero menos… ¿Hay gradaciones en el querer? Quiere sin filtros. Que ninguna familia te impida querer, que ningún rol de género te impida expresar lo que sientes, que ninguna culpa ni ningún pasado limite tu capacidad de amar. Amen, así, sin tilde Te quiero Sandra
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Sobre la estrategia y el fin o el presente y el futuro El ejército Mexicano mata a un niño en Ostula, Michoacán. 27 muertos al explotar un coche bomba ante una mezquita de la capital afgana. Niños de familias desplazadas mueren por hambre y frío en Chiapas. Sobre los 43: Fue el Ejército… iban a recuperar la heroína. Armas españolas para Arabia: el negocio millonario con el gigante del Golfo. Actualmente, tan sólo ocho hombres poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial. La mina Buenavista del Cobre, propiedad de la subsidiaria Southern Copper Corporation de Grupo México, ha derramado más de 540 toneladas de metales venenosos al Río Sonora desde hace tres años. Suman 100 feminicidios en Puebla durante el año; hallan cadáver de mujer en barranca de Chautla. La multinacional estadounidense Monsanto lanzó al mercado colombiano una nueva semilla genéticamente modificada (OGM) o transgénica. El cementerio del Mediterráneo: Más de 3 mil personas han muerto al huir de sus países Pausa. Cierra las ojos. Oscuro total. La niña cierra el periódico cuidadosamente y lo deja caer a su lado. El periódico es de hace unos años o tal vez es el de hoy o el de la semana que viene. No importa ya. Sin levantarse de la silla examina de nuevo la sala que conoce de memoria. Entre la penumbra distingue los vasos secos y polvorientos, los cuadros con figuras oscuras indefinibles, las plantas muertas desde hace varios meses y los libreros, enormes, vacíos. Se levanta y entra a lo que era la cocina. Abre la llave para echar dos escasas gotas a su única flor, morada y resistente. En el reflejo de un vidrio roto, la niña ve su reflejo. Piel blanca, pelo negro y ojos profundos. Mirada triste y cansada. Respira. Intenta. Respira la pequeña cantidad de oxígeno sobrante en la habitación. Sin saber realmente por qué lo hace y por qué antes no lo hizo, toma la flor y la amarra a través de su cabello. Cierra la llave de agua, se pone sus pantalones negros y sus botas –que le regalaron para cuando quisiera realmente ir lejos– y sale a la calle. Sin pensarlo, empieza a caminar entre lo que solían ser banquetas pero que hoy en día son estacionamientos perpetuos de coches destartalados, sin llantas y con alguna que otra sombra al interior. Escucha silbidos que atraviesan el aire. Se dice a sí misma que lo peor no es la llegada, sino la espera. Cuida no pasar por las calles en donde los francotiradores desperdician sus últimas balas sobre su propia gente. El aire es tan denso que el sonido de cada parte del mundo logra atravesar sus oídos. Como si todo estuviera aquí, y no. Las distancias se confunden. Camina. Y nunca se detiene. Verifica a cada paso que la flor siga ahí, diciéndole por dónde ir. Finalmente la niña llega a una montaña a las afueras de la ciudad. Viene un río bajando, con un hilo de agua. Y decide caminarlo de abajo para arriba, como de por sí es, y conforme sube, el flujo de agua empieza a aumentar. La vegetación empieza a desfilar al revés de lo que dictaría el sentido común –aunque la niña recuerda que alguien, alguna vez, le dijo que el sentido común no
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es siempre el buen sentido–. Las hojas de las plantas se van haciendo más grandes y más verdes conforme aumenta la altitud, los pinos y encinos que reemplazaron a los matorrales empiezan a dar lugar a laureles y palmas. Y finalmente, en la parte más alta de la montaña, hay ceibas y nogales. Se detiene. Sobre uno de los costados de la montaña ve a una anciana con uniforme azul con los pantalones remangados hasta la rodilla, descalza y surcando la tierra con un yunta tirada por dos bueyes. La niña se sienta en uno de los surcos, haciéndose pequeñita para no molestar. Falta mucho por arar pero la anciana no parece perder el ritmo ni la energía. Lleva una trenza blanca de canas amarrada con varios listones. En su uniforme tiene símbolos y dibujos que la niña no entiende. Tiene en cada hombro una bandera tejida con franjas horizontales de color rojo, amarillo y morado, en el antebrazo derecho se ve una estrella con cuatro letras rojas desgastadas sobre un fondo negro y en el codo, un parche con una hoz y un martillo. La otra manga está retraída y deja ver su brazo color dorado con los huesos bien marcados. Sentada. Acurrucada. Sin entender por qué, la niña siente una gota correr por su mejilla. Llevaba tantos años sin llorar que la piel no reconocía el llanto. Y rápidamente la gota se convierte en río, retoma viejos surcos discretos hechos en otros tiempos y casi instantáneamente, sus mejillas cambian de color. La tristeza sigue pero diferente: ahora no parece oculta. Con las manos agarradas a las rodillas, empieza a pensar en el porqué, en el porqué de las lágrimas. Parece que todo lo acumulado desde hace años puede ahora correr sin vergüenza y el dolor empieza a sentirse como rabia. Pasa el tiempo. No sabe cuánto. Siente en el hombro la mano rugosa de la mujer que ha dejado de surcar. Un calor la invade y se acurruca en su pecho. Al ver su cara, nota la belleza de cada una de sus arrugas y la limpieza de su mirada gris y hermosa. Sus ojos son jóvenes y viejos. Ojos que han visto mucho pero que nunca han parado de ver. Sin decir palabra, la mujer se levanta, recoge una caja que tenía a su lado y la tiende hacia la niña. Ésta examina la caja colorida con curiosidad. –¿Qué es? – pregunta. –La vida, ten, es tuya– responde la mujer. La niña carga la caja y se sorprende de lo ligera que está. –Pero.. ¿qué tiene? La mujer anciana la ve a los ojos, suspira, y murmura. –Contiene el presente, el pasado y el futuro.
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La niña, escéptica, abre la caja y se sobresalta. Al interior ve un pequeño folleto muy bien doblado pero empolvado por los años; en el fondo, una carabina con culata café y cañón negro y en la esquina, una pequeña bolsa roja de tela con bordados negros, cerrada con un mecate. Decide sacar el folleto primero, le sopla y con letras casi borradas logra leer: “El Mañana según Elías
Contreras, Comisión de Investigación del EZLN”. Lo lee, para ella y para la mujer: <<Llegará ese otro día. Todos, todas, nosotras, nosotros, en montón, ordenados. Vaya usted a saber. De repente, tal vez, todos, todas, bien peinaditos, ropa y mirada limpias. Muchas banderas, música, la bailadera, mucha bulla, pero firmes, alertas pues. Una mujer sin miedo, una niña jugando, una indígena cantando, una estudiante aprendiendo, una maestra enseñando, una profesionista construyendo, una artista creando, una lesbiana amando, una jovena vistiéndose como quiere, porque sí, porque le da la gana, una trabajadora dirigiendo, una señora contando una alegría, una anciana sonriendo, la Magdalena bailando con su pichito, una otra ya no sobreviviendo, viviendo de veras, mirando, aprendiendo. Quién sabe. Pero sabemos. El miedo sí, pero ya no de nuestro lado. Ahora, que sea, ese día, el miedo del lado del de arriba. Y el rico con miedo, con miedo su gobierno, echando su rollo, su palabra que engaña, llamándonos a la reconciliación, pidiéndonos paz, diciendo que todos somos hermanos (y no dice hermanas, sólo para varón es el mundo de arriba, o para hembra que tenga modo de varón). Y los de arriba: “nombre, ya párenle, espérense, así no, busquemos modo para arreglarnos”. Ese día llega y ese día ellos, allá arriba, claman, ruegan, piden clemencia quienes nunca perdonaron la pobreza, la miseria, el abandono que crearon. De rodillas pide tiempo el macho, el rico, el patrón, el latifundista, el casa teniente, el diputado, el senador, el presidente, el juez, el mal extranjero. Y acá abajo los vamos a oír, sí, pero no los vamos a escuchar… Les vamos, sí, a mostrar nuestro calendario, el de abajo, el de la izquierda. Acá el despojo, allá la explotación, más acá la represión, allá y acá el desprecio. Y las fechas de los muertos, de los desaparecidos, de las presas y presos, de los golpeados, de las violadas, de los perseguidos, de los acosados, de los desposeídos, de los feos, de los sucios, de los apestosos, de los maldecidos, de los humillados, de los asesinados, de los otros, las otras. Y ellos, arriba pero ya cayendo, a aprender a hacer cuentas.
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A mitad de camino se encuentra un pequeño potrero inclinado con dos porterías armadas con viejos palos de ceiba. En la parte baja de la cancha, hay una niña color de tierra, pelo negro amarrado hasta la cintura; está de cuclillas consolando un niño que llora silenciosamente. En el fondo de la portería hay un balón medio desinflado. A la mitad de la cancha hay un caballo distraído con varias patas chuecas y un perro, o quizás un gato, husmeando rastros viejos. La niña se levanta y con voz firme, como quien intenta inferir si el o la extraña representa una amenaza o no. Se presenta: –Soy Defensa Zapatista. Y éste es el Pedrito que se enojó porque el balón entró, ora sí que de campanita-cabeza-gol. Y pos se enchiló, como quien dice. ¿Tú quién eres? La niña se queda pensando y se da cuenta que nadie le había preguntado eso nunca jamás. – Soy Santico, Lucía, Aurora, María, Tania, Mariana, Ángela, Cristina o Lucrecia, por ejemplo. Defensa Zapatista se enoja un poco, pero le gusta la mirada de la niña de pelo negro, piel blanca y ojos oscuros; siente, aunque su color sea el del campo, que su mirada es un espejo. Además, ella también quiere una flor morada. –Si pues, pero cómo te dicen. La niña piensa otra vez y responde: –Justicia.
Se cerrará la puerta de la cárcel y condenados serán a escuchar otra historia, la nuestra, la que abajo se miró, se escuchó, se reconoció, se organizó, se levantó. No vamos a olvidar, no vamos a perdonar. Como dicen los ciudadanos: “me cae…” >> Las miradas de las dos mujeres se cruzan. Se reconocen. Las dos lloran y ya las lágrimas se secan. La niña intenta copiar la mirada de la anciana, dura y dulce a la vez. Firme, pues. Ni perdón, ni olvido se dice en voz casi inaudible. El futuro. Saca la carabina de la caja y se la cruza en la espalda con tanta soltura como si lo hubiera hecho siempre. Como si desde que nació hubiera sabido que en ese día a esa hora en ese lugar, debería tomar la herramienta, o el presente, pues. Saca finalmente la bolsita de tela e indaga: –¿Qué tiene la bolsa?–. La mujer sonríe, por primera vez –Lo mismo que toda la caja. Ábrela sólo cuando sepas hacia dónde vas.
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Defensa se sonríe y le pregunta si quiere jugar con ellos. –Mira, el Pedrito es portero, yo soy defensa, el caballo y el gatoperro le hacen como de que son medios y tú puedes ser nuestra delantera. Somos pocos, pero ya vamos siendo más. Aunque te aviso, nosotros debemos meter gol en la portería de allá arriba, es una cosa de vida o muerte. Y nosotros somos la vida. La niña, Justicia, sonríe de vuelta. –Sí, quiero. Pero espera, debo dejar unas cosas antes. –¿La carabina?– pregunta el Pedrito. –No, esa va conmigo. Se esconde detrás de un nogal y guarda cuidadosamente el folleto para no arrugarlo con el partido que se viene. Ve a los dos niños impacientes y decide que ya sabe por qué puede abrir la bolsa. Quita el mecate y caen varias semillitas en su mano. Aprieta la mano. La abre lentamente para no perder nada y descubre una semilla de maíz, otra de frijol y otra de calabaza. Las manos temblando, abre la tela y lee la inscripción bordada:
La niña voltea la bolsa, intentado descifrar las inscripciones que tiene bordadas. Cuando levanta la cabeza la anciana está surcando de nuevo, como si nunca lo hubiera dejado. Quiere decirle algo, pero no puede. Murmura un <<gracias>> pero sabe que puede o debe irse. Al pasar del otro lado de la montaña, la mujer voltea a ver la cima, acaricia a los bueyes y sus ojos parecen brillar.
“Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro”.
Cierra los ojos. Respira. Sonríe. Con su carabina bien sujetada, desfila del otro lado de la montaña corriendo y preguntándose ¿justicia?, ¿dignidad?
Dedicado a Sandra que me enseñó que no hay lucha revolucionaria sin un profundo amor hacia el otro o la otra. Te extraño hermana, como nada en el mundo.
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AGROECOPLANTAS Esta sección se dedica a plantas ligadas a usos tradicionales, cultivos ancestrales y demás cuestiones entre la etnobotánica y la agroecología. En esta ocasión tratamos el amaranto o mejor, los amarantos puesto que existen diferentes especies y variedades. Su elección no es casual, se debe a la especial dedicación que nuestra Sandra tuvo con este cultivo durante su estancia en tierras andaluzas. La mayor parte de información recogida proviene del libro “Cultivos marginados, otra perspectiva de 1492” (FAO), por supuesto también hay reflexiones de “cosecha propia”, influenciadas por las palabras de Pepe Esquinas, con quien coincidimos en la Feria andaluza de la biodiversidad de 2016.
EL AM ARANTO ,
HUAUTLI, CHIÁN, ALEGRÍA, ZOALE, BLEDO, KIWICHA.
(Amaranthus cruentus, A. hypocondriacus, A.caudatus )
Hace más de 6000 años, las gentes del Valle de Tehuacán ya sembraban sus semillas de amaranto en aquellas fértiles tierras. Durante muchos siglos, el huautli (en lengua náhuatl) constituía un alimento fundamental para muchas culturas mesoamericanas, situándose el mayor auge del cultivo en el Valle de Anáhuac, en tiempos de la Civilización Azteca y siendo un elemento frecuente en las chinampas.
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Desde entonces, sus hojas se consumían como verdura y sus semillas eran muy nutritivas, pero se trataba de mucho más que un alimento pues contaba con un gran arraigo cultural. Por ejemplo: daba un nombre a un pájaro, el uauhtotl que aparecía por los cultivos en época de cosecha en busca de sus semillas.
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Sin embargo, posteriormente a la conquista española, la semejanza con el ritual cristiano de la eucaristía, acabó por causar conflicto entre ambas culturas y puesto que los invasores hispanos tenían la fuerza de su lado, impusieron su criterio: las autoridades eclesiásticas asimilaron el cultivo y los rituales indígenas con el diablo y prácticas satánicas, tal y como afirmaba Ruíz de Alarcón (1626) en el Tratado de las supersticiones y Costumbres gentílicas que hoy viven entre los indios naturales desta Nueva España, tras describir una de estas ceremonias: También daba nombre a una bebida, la uauhatolli elaborada con agua y harina de amaranto, y a un plato, el manjar de bledos o huauquiltamalmaliztli, elaborado con masa hecha con su harina y rellena de sus hojas. Sus manejos y tareas agrícolas también recibían nombres especiales como uauhteca (siembra), uauhpuztequemi (cosecha), uauhtlipolocayo (semilla sin descascarillar)…
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Pero sin duda sus usos más alucinantes estaban ligados a la cultura religiosa: con la harina de amaranto y miel de maguey, se elaboraba el izoalli, una masa con la que se modelaban unas figurillas que a modo de ídolos, representaban, según el calendario, diferentes deidades, dioses u otras entidades con importante carga espiritual. Estas figuras, siguiendo diversos rituales terminaban por ser repartidas e ingeridas por las personas participantes en las ceremonias.
“(…) Este hecho prueba muy bien las grandísimas ansias y diligencias del demonio en continuación de aquel su primer pecado, origen de soberbia de querer ser semejante a Dios nuestro señor (…)” Esto provocó que este cultivo y prácticas ancestrales llegaran a prohibirse y transformarse; principalmente el trigo, traído del Viejo Mundo, con el que se elaboran generalmente las hostias representantes del cuerpo de Cristo, fue impuesto por parte de la cultura dominante y desplazó en gran medida a los amarantos.
La imposición de una cultura sobre otra (a la que se considera inferior) es una práctica recurrente en la historia de la humanidad, cabe señalar por ejemplo, los modelos desarrollistas pujantes sobre todo a partir de la segunda guerra mundial y que nos acompañan hasta la actualidad; la sustitución a escala global de las semillas campesinas por semillas “mejoradas” distribuidas por las empresas transnacionales…la situación guarda alguna analogía con el caso azteca, ahora la religión se llama capitalismo y su dios, en lugar de una cruz, se representa con diferentes símbolos: $, €, £ .... Pero volviendo a las plantas…los diferentes amarantos pertenecen a la familia botánica de las Amarantáceas, y se engloban en género botánico Amaranthus. Esta palabra procede del griego y significa “que no se marchita”, aludiendo a las características de sus flores e inflorescencias. Son plantas oriundas de Centro y Suramérica, Asia y África que se encuentran extendidas a nivel global por las regiones cálidas y templadas. Las especies más interesantes desde el punto de vista gastronómico son las que se conocen como “amarantos de grano”: A. cruentus y A. hypocondriacus y A. caudatus. Pese a haber sido un cultivo “marginado”, nunca llegó a perderse, y en la actualidad es un cultivo importante sobre el que se ha investigado mucho. A partir de sus
semillas o su harina se elaboran tortitas, pasteles, galletas, etc. Por citar un caso, partiendo de las semillas reventadas y miel (izoalli), se elabora el dulce o golosina llamado “alegría”, muy popular en ferias y en la venta callejera. Su aceite se utiliza en cosmética. Las hojas se usa en sopas, potajes y como colorante y en uso medicinal de propiedades laxantes. También tiene uso como planta tintórea. Pero su empleo más importante, se debe a sus magníficas propiedades nutricionales, sobre todo sus semillas, que son fuente de aminoácidos como triptófano y lisina.
En la actualidad es un cultivo bastante extendido en numerosos países como México, Guatemala, Perú, Bolivia y muchos otros en América latina. También se cultiva en India, China, Kenia, Japón…
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En cuanto al cultivo, prefiere tierras sueltas, y no va bien en suelos demasiado arcillosos, le va bien el riego aunque no necesita demasiada agua, se puede criar sin riego en zonas con precipitaciones de 500 a 800 mm anuales, si bien es conveniente tener la posibilidad de suministrar algún riego de apoyo, sobre todo si tenemos largos periodos sin lluvia. Se cultivan principalmente las tres especies mencionadas, pero además existen numerosas variedades de amaranto; hay semillas mejoradas, variedades híbridas… y también se cultivan para su uso ornamental, en jardinería. En Andalucía, se trata de un cultivo de los llamados “alternativos” que desde hace unos años se está extendiendo aunque aún a pequeña escala, siendo relativamente frecuente en pequeños huertos sociales, huertos urbanos o huertos familiares ecológicos. En relación a los huertos, otros congéneres del amaranto (Amaranthus retroflexus, A, hybridus), aparecen en los huertos como “malas hierbas” aunque llegan a ser terriblemente odiadas por las personas que cultivan estos huertos, también causan admiración su capacidad de regeneración y su velocidad de crecimiento. Se dice que es muy resistente a herbicidas como el glifosato. Motivo por el cual, personas activistas en la lucha contra
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estos venenos, podrían usarlas mediante la elaboración y dispersión de “bombas de semillas”. Estas “bombas” parece que fueron ideadas por el maestro Fukuoka y consisten en moldear bolas de arcilla mezclada con semillas que se lanzan en el lugar elegido. Es una técnica para cultivar y repoblar zonas degradadas. Su uso para tratar de boicotear cultivos transgénicos y el uso de herbicidas seguramente sea un terrible delito, aunque el desherbado químico que se realiza en zonas agrícolas o en jardines dentro de los núcleos urbanos, está contribuyendo a fomentar graves problemas en la salud como lo señalan numerosos estudios que marcan a los herbicidas como cancerígenos. Lamentablemente, la comodidad para el desherbado y sobre todo, los intereses de las empresas agroquímicas parecen estar por encima de problemas como el cáncer. Los amarantos son magnificas plantas, que además de presentar excelentes características nutricionales tienen una interesante historia relacionada con culturas y ritos ancestrales, el demonio y la magia. Además su uso como “arma” contra transgénicos y herbicidas, contribuye a poder considerarlo como todo un símbolo por la soberanía alimentaria.
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AmarTanto ¡Bueno días! ¿Cómo está mi sol? ¿Cómo amanecieron? ¿Cómo está tu corazón? Un beso a cada uno, un abrazo sincero, poderoso y cobijador. Una mirada penetrante, detectora de dolores. COLOR. Mujer enraizada, luchadora incansable. Estaba atravesada por la tierra, por las semillas, por el dolor y la alegría de la Mamita, y por la de sus hijas e hijos. Cada palabra, cada intervención llevaba la fuerza de los que no son escuchados, la fuerza de las luchas que ha vivido y que le recorrían las venas. Te tuviste que enfrentar a tantas cosas, a tanta violencia estructural, a tantos sinsentidos que nos apagan. Lo tuyo eran los sentires, la memoria que no olvida pero perdona, la poesía latina, el movimiento vibrante y contagioso. Pero no estás sola, nunca lo has estado. Cada momento que nos regalaste es una semilla, un pedazo de tu corazón que VIVE dentro nuestro. Semillas de Amaranto me dejaste, bellas perlas con pétalos cultivadas por cálidas manos. No sé cómo se puede amar tanto.
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Esto no es un homenaje a la m uerte de S andra. Esto es un homenaje a su vida. Para que su recuerdo no sea ni una flor ni una lápida, s ino esas palabras, esas sonrisas y esos abrazos que dio al m undo s in querer tenerlos de vuelta. Para que su coraje anime nuestros sueños de rebeldía y de res istencias, para que su m uerte fortalezca el deseo de justicia en cualquier rincón de la tierra, contra cualquier forma de machismo y de opres ión. Desde las fronteras hasta las semillas, desde las calles hasta las intimidades. Cada espacio en nuestras vidas es el lugar donde empezar la lucha y romper las cadenas que atrapan los caminos hacia una existencia s in dominadores.
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PARA SEGUIR...
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8 de marzo. Mujer campesina: besa la tierra y vuela. (Malu Egiluz)
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Mujeres que hacen historia. (Farianas)
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“Mujeres en ciencia” Carne Cruda. (eldiario.es)
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“Me gritan negra” poema de Victoria Santacruz
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Feminicidio. La violencia es la imposición totalitaria de la desigualdad. (Josebe Egla)
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Personalidades dañinas. Los traficantes de culpa. (Valeria Sabater)
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La mala hija (Beatriz Villanueva Marín en Pikara Magazine)
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O machismo também mora nos detalhes. (Think Olga)
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De afectos, efectos y medusas (Aitza Miroslava Calixto Rojas)
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¿Se puede pensar el amor? (Laura Latorre en Pikara Magazine)
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Tres libros sobre nuevas masculinidades. (eldiario.es)
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El Clítoris. Homenaje al único órgano del cuerpo humano que solo sirve para dar placer. (Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe)
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Recopilación de audios y vídeos del curso “Nos queremos vivas. Violencias machistas, patriarcado y neoliberalismo.”, en Traficantes de Sueños.
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Propuestas ecofeministas para transitar a un mundo justo y sostenible. (Yayo Herrero)
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Diálogos entre el feminismo y la ecología desde una perspectiva centrada en la reproducción de la vida. Entrevista a Silvia Federici.
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Continuing Sources of Marxism. Looking for the Movement as a Whole. (Richard Levins)
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Libro “Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feminista. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas.” (Silvia Federici)
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Feminismos y lucha por el territorio en América Latina. (Alex Guillamón y Clara Ruiz)
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Jineologî: la ciencia de la liberación de las mujeres en el movimiento kurdo. (Rojava Azadî)
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MIAU: Movimiento insurrecto por la autonomía de una misma
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Sangre Fucsia: Fanzine sonoro feminista.
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