EDITOTIAL 58
PORQUE DEBEMOS LEER ALGUNA OBRA DE WARREN ELLIS ¿Tiene usted un minuto para leer sobre Warren Ellis? Si decidió seguir leyendo significa que si, de lo contrario emigre hacia otro hedonista y banal texto de farándula. Sellando este acuerdo tácito entre usted – querido lector o lectora ¬– y yo, me dispongo a exponer los motivos que me llevan a divulgar el mensaje de este, por si no lo sabia, escritor de novelas y cómics de origen inglés. En primer lugar el señor Ellis posee entre sus dones mas preciados la manipulación meta-semántica del verbo, esto traduce que después de leer cualquiera de sus obras usted ya no será el mismo. En segundo lugar Ellis es una de las mas mordaces plumas con las que cuenta el mundo del cómic actual, que aun no cae en las mieles de una industria sin ética ni moral que hace guiones para fabricar fétidos embutidos de celuloide como otros. En tercer lugar sus premisas narrativas contienen altas dosis de manipulación mediática, globalización, crisis del superhombre, teorías de conspiración y transhumanismo; todo esto potenciado por una electrizante retórica cyberpunk. ¿Aun sigues ahí? ¿estas entretenido? Vale, entonces prosigo. La carrera de Ellis se mueve entre los cómics, novelas, guiones para tv y videojuegos (nunca para). Entre sus títulos mas destacados en los comics – los pocos que he leido, por cierto – se encuentran: Transmetropolitan, Planetary, Hellblazer, The Autorithy, Global Frequency y Supergod; enre otros. Quizas se esten preguntando ¿qué me agrada de este escritor? Bueno, en principio su mirada critca de la sociedad; es de los pocos que ven en la historieta el potencial para narrar la cotidianidad metaforicamente. Considero, por lo poco que he leído, que cada uno de sus diálogos describe nuestra condición material y al mismo tiempo habla fuerte y
claro sobre los dilemas de la comunicación actual. En esta edición el lector o lectora encontrara una aproximación a sus obras mas relevantes y recomendadas, sobre todo Hellblazer, Global Frequiency y Supergod; y también poco conocidas. Sin mas preámbulos, lxs invito a deleitar su mirada con esta aglutinado folletín monocromático producido quirográficamente, reproducido mecánicamente y distribuido de forma repentina mensual. Recuerden, este año habrá mucho cyberpunk en estas paginas, mucha música en la sangre, softwares, islas en la red y neuromantes; no se lo pierdan. Por ahora bienvenidos a la mente de Warren Ellis.
Ficciorama / Febrero 2016
MEDIOS, SOCIEDAD Y PERIODISMO GONZO: TRANSMETROPOLITAN
En 1996 DC Comics queria apostarle a la ciencia ficcion con el sello HELIX – que se iba a llamar matrix para adelantarse a los wachowski – y convoco a las mas renombrados escritores como Garth Ennis, Howard Chaykin y Warren Ellis. Ellis se alio con el dibujante Darick Robertson y juntos crearon la serie de contenido político centrada en un periodista de investigacion en un mundo postcyberpunk, al que llamaron TRANSMETROPOLITAN, titulo que obtuvieron de una canción del disco de The Pogues “Red Roses for Me”. El primer ejemplar se publico en 1997 El argumento de la serie nos lleva a un futuro, no tan lejano,donde la tecnología ha alcanzado nuevos estándares que permiten mejorar la existencia de los ciudadanos, su esperanza de vida es mas alta, ai igual que han desarrollado nuevas variantes de la especie. En ese mismo futuro las tensiones sociales, la pobreza, los conflictos religiosos y la corrupción han aumentado su radio de acción. Nadie se atreve a mencionarlo, nadie excepto el periodista Spider Jerusalem. Tras un exilio de cinco años a las montañas, tiempo que requería para escribir un libro, había publicado uno muy exitoso, cáustico y demoledor, sobre la campaña de un candidato altamente corrupto al que apodan “la Bestia”.
Tras este éxito la editorial le pide dos manuscritos mas, el plazo fueron esos cinco años y la única forma de inspirarse es volver a respirar la miseria y podredumbre que pulula en corrupción. Jerusalem lideraba una columna de opinión en el diario The Word, su regreso se convertirá en defensor de la causa publica en sus artículos nihilistas y con estilo periodismo gonzo – para que el que no sabe es un subgenero del nuevo periodismo en el cual se hace un abordaje directo de la noticia convirtiendo al periodista en parte de la historia creado por Hunter Thompson– para destapar mas ollas sucias y oscuras conspiraciones, secunado por dos asistentes y protegido por su editor Mitchell Royce. El hara todo para culminar su nuevo libro “una nueva elección presidencial”
HELLBLAZER SEGÚN WARREN ELLIS.
SUPERGOD: ¿SE PUEDE
1. Historias autoconclusivas: Por diversos motivos la andadura del guionista en Hellblazer no fue demasiado prolífica, lo que nos ha impedido disfrutar de historias extensas, de esas de números y números en las que el misterio se contrae según los caprichos del escritor. Una situación que no impide, en absoluto, que nos deleitemos con una rica variedad de relatos breves, contenidos y crudos. 2. Terror y crueldad humana: Para Warren Ellis hay monstruos y criaturas infernales, pero los peores, sin lugar a duda, son los propios hombres. Bajo las máscaras de magos y asesinos se esconden los auténticos enemigos de John Constantine. 3. La importancia de las cajas de texto: La voz de nuestro protagonista cobra vida propia gracias a esas profundas reflexiones privadas, monólogos interiores de una potencia narrativa que dan gusto leer, una y otra vez. 4. Londres y el uso de los secundarios: El Londres de John Constantine y Warren Ellis es un Londres misterioso, provocador y terrorífico. La ciudad se mueve como un personaje más, convirtiéndose en el único escenario posible para contar los crímenes y asesinatos que ocurren en Hellblazer. La ciudad inglesa que se nos ofrece nos retrotrae directamente a la época victoriana, una etapa dominada por la sombra de Jack El Destripador, donde todo podía ocurrir. Por otra parte se agradece la participación de Chas, el taxista salvavidas de John, y el personaje de Mapa, un brujo vestido de obrero ferroviario, capaz de doblegar a su voluntad raíles y vagones gigantescos.
Supergod no presenta una narración lineal, estamos ante un largo monólogo que Warren Ellis pone en boca de su único personaje protagonista y que deriva en una sucesión de flashbacks enmarcados en un pasado siglo XX alternativo al nuestro en el cual la Guerra Fría se encuentra determinada por la carrera armamentística y la búsqueda artificial y militar del superhombre por parte de diversas naciones del mundo. Para llevar a cabo su visión postapocalíptica en esta historia Warren Ellis realiza una auténtica reversión del arquetípico heroico; tomando como principal referente el armazón de los sistemas mitológicos antiguos, en los que tiene su cuna el concepto de heroísmo occidental, a saber, un ser suprahumano que busca el beneficio de la comunidad y la destrucción de la barbarie. Warren Ellis devuelve este precepto mitológico básico a la línea de partida para su reinterpretación de la figura superheroica contemporánea. De esta manera, personajes como Morrigan Lugus, una especie de Galactus en versión “alienígena fungoidal”, Krishna, un superhombre hindú diseñado para salvar a la India de la contaminación y superpoblación, el iraní Malak o el ruso Perun, son
CREAR AL SUPERHOMBRE?
seres que han superado su humanidad, así como conceptos tan terrenales como el bien o mal, y se encuentran cercanos a una divinidad que paradójicamente les ha otorgado el hombre. Warren Ellis, con la inestimable ayuda de Garrie Gastonny, dibuja un relato que toma prestadas ideas y elementos de los antiguos cultos celtas, de las mitologías hindú o eslava e incluso algunas propias de la cultura islámica; todo tiene cabida en este cajón de sastre de factura cyberpunk y con algún que otro guiño a la literatura lovecraftniana. No obstante, Supergod pierde fuerza y consistencia por lo esquemático de su puesta en escena en la cual la acción acaba resultando repetitiva y parece haber una disociación entre esta y los conceptos que maneja su autor en el relato; una historia de ciencia ficción con un claro mensaje filosófico y político y una interpretación de lo posthumano que acaba ofreciendo, según su compañero Garth Ennis, una fascinante visión sociopolítica “sobre la seguramente terrorífica realidad de los superhumanos”. Tomado de: http://www.zonanegativa.com/supergod/
“En un futuro cercano, han logrado controlar las emociones en chips sintéticos. En ese entorno Mckenzie, un hacker black hat, crea un programa para permitir sentir cualquier tipo de emoción con total libertad. Dimitri Margolis, dueño de Kanjó enterprises se siente amenazado por Mckenzie y hará lo que esté a su alcance para acabar con el, iniciando una batalla entre dos visiones extremistas sobre la libertad.” De la brillante pluma que creo AnaCrónica, Daniel M. Greiff y el dibujante Roberto Medina llega: Status Quo. Adquierela en Spooky House, Toogeek y Rocket Store
¿HAS SIDO PARTE DE LA FRECUENCIA GLOBAL?
Imaginemos que existe una organización de inteligencia que no es convencional. Sus objetivos, ideales, integrantes y estructura no pueden compararse al M.I.6, la C.I.A o el F.B.I; no es un equipo de superhombres, es mas una red que contacta expertos en diversas áreas para resolver problemas que desafian la lógica misma: hombres convertidos en armas esotérico-biológicas, cyborgs, virus alienígenas, sectas, extraños avistamientos y claro, terroristas. Esta vasta red de agentes, 1001 para ser exactos, que la integran están dirigidos por Miranda Zero y guiados por una joven hacker conocida como Aleph. Esta organización se llama GLOBAL FREQUENCY. Sus agentes son Localizables en todo momento a través de teléfonos móviles conectados a una oculta central de operaciones, el millar de agentes que integran la organización presentan perfiles atípicos, sumamente heterogéneos. Pero tienen en común ostentar un evidente dominio de determinadas habilidades – intelectuales o físicas – que posibilitan que la “frecuencia global” disponga de una amplia variedad de opciones para tratar de resolver los desconcertantes problemas a los que se enfrentan. Trascendida la categoría de leyenda urbana, admirada por el común de los ciudadanos y reconocida tácitamente por instituciones y gobiernos que en ocasiones se ven obligados a recurrir a sus servicios, esta red de agentes está permanentemente en el punto de
mira debido a la valiosa información que maneja, que de ser publicitada, provocaría consecuencias de un alcance incalculable. Ellis desarrollo esta obra para el sello Wildstorm como una serie limitada de 12 entregas, la primera publicada en diciembre de 2002. Si existe algo que no se le puede reprochar al guionista natural de Essex es caer en el convencionalismo, de ahí que pese a la significativa irregularidad apreciable en muchos de sus trabajos, sea frecuente el recurso a argumentos atiborrados de ideas y conceptos sumamente atractivos, pero no siempre abordados con el mismo grado de inspiración.
LAS LEYENDAS NO NACEN, SE HACEN. LA ENTREVISTA PERDIDA DE WARREN ELLIS, por Mikey Sutton
En 1999, el guionista de comic-books Warren Ellis procedió a construirse gradualmente un culto de seguidores, aunque aún no había alcanzado el estrellato de los guionistas. Sus primeras obras para Marvel Comics, especialmente una poética saga de cuatro números para Thor y la oscura belleza de “Ruins” me convencieron de que este era otro inglés iconoclasta disfrazado con el mismo estilo de Alan Moore. Ambos escribían con un filo postpunk, con un estilo literario que revoloteaba por las páginas. Fue en 1999 cuando entrevisté a Ellis, después de haberme intoxicado con el humor mordaz de Transmetropolitan. Eso ocurrió meses antes de que llegasen Planetary y The Authority, series que cambiarían tanto el aspecto como la forma de leer los comic books de superhéroes. Algunas partes de la entrevista fueron publicadas en el periódico de instituto “The Pioneer” ese mismo año; sin embargo, esta es la primera vez que se puede leer completa en la web en su primera y cruda forma. Mikey Sutton: ¿Cuál fue el primer cómic que escribiste? Warren Ellis: Fue para U.K., el serial de Ciencia Ficción “Lazarus Churchyard”, para la revista Blast! Lo primero que hice para Estados Unidos fueron dos números de la serie “Legends of the Dark Knight” de DC.
Ellis: Asombrosamente no demasiados. Creo que la única escena a la que Marvel realmente opuso resistencia fue a la secuencia del “Anciano Violado por el Barón Mordo sobre las Nieves del Tíbet” que al final, de todas formas, no pude encajar en la serie por culpa del espacio. Me refiero a que les hice sentirse mal, pero en ese momento Marvel marchaba un poco a la deriva, y apenas experimenté problemas a la hora de sacar la serie tal cual la escribí. Sutton: Tu breve etapa en Thor fue una de las mejores que han aparecido en el título. ¿Por qué lo abandonaste tan rápido? Ellis: Porque había dicho todo lo que tenía que decir con el personaje. No quería seguir durante más tiempo. Sutton: ¿Qué ocurrió con el proyecto “End Times”? Ellis: Después de pasarme un año desarrollándolo, Marvel, bajo las órdenes de una nueva administración, decidió que no podía publicarlo. Así de simple. Sutton: ¿Es Spider Jerusalem un homenaje a Hunter S. Thompson? Ellis: No, no del todo. Thompson fue una de las muchas influencias a la hora de crear a Spider; una de las mayores en su forma primigenia, eso seguro, pero nunca ha sido un homenaje. Spider es el contenedor de muchas personas.
Sutton: ¿Cuáles son tus influencias literarias? Ellis: Muchas y variadas, pero por citar unas cuántas al azar: Jack Kerouac, Philip K Dick, Umberto Eco, Tom Wolfe, Dennis Potter, Iain Sinclair, J.G. Ballard, Raymond Chandler. Sutton: “Ruins” era un brillante y perturbador vistazo al Universo Marvel. ¿Te topaste con algún problema con los editores de Marvel por culpa de su contenido?
Sutton: ¿Es Transmetropolitan tu predicción decididamente sombría del futuro, o es una visión satírica del mundo actual? Ellis: Es mi mirada al mundo de hoy utilizando el futuro como una herramienta para explorar el presente. Lo cuál es la intención y el objetivo más antiguo y honorable de la ciencia ficción. Tomada de: http://frog2000.blogspot.com.co/2015/03/la-entrevista-perdida-de-warren-ellis.html
ElLocoPensante