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Entrevista con Enrique Cataldo

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Editorial

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LAS HISTORIAS DEL PRIMER ARQUERO DE COLO COLO CONTADAS POR SU NIETO

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Eduardo Cataldo es el primer arquero que tuvo nuestro amado Colo Colo, es el portero fundador del cacique, de quien hablamos en nuestra edición pasada relatándoles que producto de una grave lesión se perdió la Gira Internacional de Colo Colo en 1927. “Sembrando Resistencia” conversó con Enrique Cataldo Trujillo, de 50 años de edad, padre de un niño y de una niña, quien es nieto de Eduardo Cataldo y, como se imaginarán, tiene mil historias que contar sobre su abuelo.

“Mi infancia, gracias a Dios y a mis padres, fue muy linda. No recuerdo una infancia sin mi camiseta de Colo Colo y mi pelota de fútbol. Era un orgullo saber quién era mi abuelito, una persona muy respetuosa y querida, muchas veces llegaban vecinos o amigos y pedían obtener una foto con él y esas cosas, para mí era muy divertido”, parte relatándonos Enrique.

“Él no salió de Magallanes, a él lo fueron a buscar al Parque O’Higgins, ya que ahí se practicaba mucho deporte y uno de los hermanos de David lo recomendó, ya que lo había visto jugar y después de un partido en el que lo vieron hablaron con él y aceptó integrarse al grupo, ya que en ese momento solo eran un grupo y después, en los meses siguientes, se produjo la fundación de la cual él formó parte. Me contaba que David era un líder, le gustaba hacer las cosas bien y era muy tenaz en sus propuestas, y por supuesto que había desacuerdos, como en todo grupo social. Además, me contaba que Guillermo Arellano había sido un gran amigo suyo, que era delantero y muy bueno, y además una persona muy solidaria que ayudaba mucho a sus amigos y de buen corazón. Ellos en general tenían esa visión social y a pesar de esos años querían integración y mayor participación y que fuera con el tiempo algo grande y popular, no querían algo exclusivo o reservado para unos pocos. La popularidad de Colo Colo está en el ADN del club desde su nacimiento. En una entrevista que le hicieron a mi abuelito, él le dice al periodista: ´Colo Colo no tuvo infancia, nació grande´, esto debido a que al primer año de su fundación salió campeón invicto y es así como le decían ´Colo Colo invencible”, nos cuenta Cataldo. Enrique Cataldo prosigue contándonos las historias que le contaba su abuelo respecto a los primeros partidos y primeras campañas de ese Colo Colo invencible, “se tuvieron que enfrentar ese año con Magallanes, si mal no recuerdo fue en junio o julio, y con victoria 2x0 a favor de Colo Colo. Ese partido no estuvo falto de polémica y de juego brusco, el cual se desarrolló en los Campos Sport de Ñuñoa. En ese partido el Togo Bascuñán se hizo respetar, un jugador muy fuerte pero leal, fue un partido muy apretado y de mente fría, el cual prepararon para ganarlo sí o sí, no había otra consigna, había que

ganarlo y lo consiguieron. Hubo un expulsado, pero fue de Magallanes, no recuerdo el nombre ni el motivo. Ese partido, aparte de un empate que tuvieron por ahí, fue en el que convirtieron menos goles, los demás fueron puras goleadas, desde 3x0 hasta la más memorable que fue un 12x2 o 14x2, algo así. Ese primer año disputaron 12 partidos y a mi abuelito, bueno, a Colo Colo sólo le pasaron 5 goles”.

Los primeros años del club y el recuerdo de Rosario Moraga

Respecto a los recuerdos de Eduardo Cataldo en relación a los primeros años del club y a la figura de Doña Rosario Moraga, su nieto Enrique nos cuenta que “ella era muy entusiasta, prestaba la casa para las reuniones, los aconsejaba y guiaba a todos por el buen camino y por el honor del club, me decía que era una mujer sencilla y de muy buen corazón. Ella llevaba el peso del hogar, ya que el padre falleció cuando ellos eran muy niños. Sobre el principio de Colo Colo, me contaba que fue algo maravilloso, pero también con incertidumbre, pues tenían que costear muchas cosas y conseguir ayudas, pero estaban rodeados por gente muy buena y había mucha solidaridad. En lo deportivo se esmeraban mucho por sacar cada partido adelante, eran deportistas de corazón, les corría la sangre por su equipo, no existía el estímulo económico que hoy los mueve, eran garra y corazón”. Sobre la Gira Internacional de 1927, esa a la cual su abuelo no pudo viajar por una lesión que lo mantuvo hospitalizado un año, Enrique Cataldo recuerda el reconocimiento que de igual modo le hicieron sus compañeros a su abuelo al volver al país, nos relata que “de regreso de la gira, ellos lo fueron a ver y le regalaron un banderín que lleva una huincha negra por el luto del equipo ante el fallecimiento de su capitán David Arellano. Había un sentimiento de pesar muy grande por lo sucedido, él era muy querido y respetado, era un líder muy destacado y a su vez reconocido por sus rivales”.

La hora del adiós y los reconocimientos que recibió en vida

Enrique Cataldo nos cuenta que su abuelo Eduardo “vivió con nosotros hasta los 94 años de edad, falleció en nuestra casa, en su cama, gracias a Dios él estuvo lúcido hasta el final, tenía todas sus cosas ordenadas, tal como fue su vida, como nos decía el doctor: se fue apagando lentamente como una velita, no tuvo ningún dolor, se apagó de a poquito, yo ya estaba trabajando, me avisaron por teléfono, fue algo muy triste, pero estábamos tranquilos, él nos dio esa tranquilidad, él fue muy bueno con mi madre, la ayudo hasta el final. Les voy a contar un detalle que él tuvo con ella: siendo mi madre una dueña de casa, él se preocupó de hacerle sus cotizaciones, las cuales al fallecer me dejó el encargo de terminar hasta que mi madre cumpliera su ciclo de cotizaciones, gracias a él y su visión hoy mi madre goza de una pensión, así era mi abuelito. Siempre estuvo alejado de las drogas, el trago y el cigarro, yo creo haber aprendido de él esas características, muy buenas por lo demás, lo cual por cierto agradezco, ya que me ayudó mucho en mis años de deportista, por cierto jugando fútbol, yo fui seleccionado cerca de 10 años

del Banco Santiago, una etapa muy linda para mí y en la cual en un comienzo él me aconsejó mucho sobre cómo hacer mis cosas en el ámbito deportivo y personal, siempre me dio junto a mi padre buenos consejos”.

“En relación a los reconocimientos que recibió del club, puedo decirles que cada 19 de abril lo invitaban a la cena y celebración que se realizaba en la sede de Cienfuegos, a la cual nosotros con mi madre y mi padre asistíamos, eran ceremonias muy bonitas en la cual los fundadores eran muy distinguidos y apreciados por los asistentes, en las oratorias participaban destacadas personalidades como Don Julio Martínez o Vladimiro Mímica. También en el año 1989, para la reinauguración del Estadio Monumental en un partido frente a Peñarol, hubo un gesto muy bonito con los fundadores que aún estaban vivos, como el Togo Bascuñán, mi abuelito y un par más. Desde la entrada al estadio toda esa tarde fue maravillosa, nos preguntaban quiénes éramos, a lo cual al momento de contarles que acompañábamos a mi abuelo, el primer arquero y uno de los fundadores de la institución, fue una entrada apoteósica, la gente se acercaba a saludarlo, lo abrazaban, se sacaban fotos, fue una locura, era un verdadero Rockstar, nos tardamos como media hora en llegar al palco. Y algo que no esperábamos, apenas termina el primer tiempo anuncian por altoparlante que entre los asistentes estaban los fundadores de Colo Colo aún vivos y los hacen bajar a la cancha, lo que recuerdo es el aplauso de pie de todo el estadio, una alegría indescriptible lo sentido esa tarde, además les hicieron entrega de un galvano de plata, el cual aún conservamos”, recuerda con emoción Enrique.

La amargura tras la irrupción de la concesionaria Blanco y Negro S.A.

“Y ya con el paso a la Sociedad Anónima, creo que en gran parte se perdió la mística, la esencia de su origen, aunque Colo Colo es y será por siempre una parte muy linda en mi vida y espero que para el pueblo albo sea lo mismo, y por qué no: recuperar lo que ellos como fundadores quisieron, ser un verdadero club social, humanitario y que además de lo deportivo eduque a las generaciones futuras a llevar una sana calidad de vida y a ser un gran aporte a la sociedad. Y no puedo dejar de mencionar el lamentable episodio que vivimos el día que Colo Colo dejó su sede de Cienfuegos, en la cual la oficina del directorio estaba adornada por cuadros de todos los fundadores con fotos grandes de medio cuerpo, fotos muy lindas de cada uno de ellos. Ese día nos llamó una de las secretarías llorando a más no poder porque estaban sacando todas las cosas, y por supuesto estas fotos y muchos otros recuerdos, no pudimos llegar a tiempo y ya se habían llevado todo. Es una tristeza muy grande que al menos a mí aún me pesa y sobre lo cual nunca nadie dio alguna explicación sobre esos hermosos cuadros... Ojalá si alguien supiera nos diera alguna información”, nos dice Enrique con mucha tristeza, abogando por si alguien supiera el destino de aquellos cuadros que proporcione la información y así poder recuperar esos valiosos recuerdos, un llamado al cual ciertamente nos sumamos.

Los restos mortales de Eduardo Cataldo descansan hoy en día en el Cementerio General de Santiago, pero no en el Mausoleo de los Viejos Crack de Colo Colo, él prefirió descansar eternamente junto a su esposa Rosa.

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