Cuando se celebraron los cien años de independencia política entre los países latinoamericanos y el imperio español, las sociedades latinoamericanas se encontraban conmovidas por guerras civiles en las que se ponían en juego diversas visiones sobre la nación y sus poblaciones, al tiempo que se dirimía la posibilidad de consolidar Estados centrales y sistemas de partidos que sustituyeran al caudillismo y al poder “gamonal”. Efectivamente, la historiografía de varios países latinoamericanos ha identificado cómo la participación de grupos populares en las milicias durante estas guerras civiles –que se desplegaron por el continente entre finales del siglo XIX y principios del XX– modificó la capacidad de las clases subalternas de negociar temas sustanciales; a saber: su emancipación laboral, integración a la comunidad política y redistribución de tierras.