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Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002 / 1
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Publicación mensual de FLACSO
Publicación mensual de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales/FLACSO-Guatemala. Nueva época, Año II, abril de 2002
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GUATEMALA?
BALANCE POLÍTICO
El destino, Goya, 1821-1823.
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ajo el título anterior (que puede hacernos recordar la atmósfera del reciente descanso de Semana Santa) se incluyen en este diálogo extraordinario tres artículos escritos por sus autores desde perspectivas distintas, pero sobre un tema común: la situación política nacional al inicio del segundo año del Gobierno del FRG.
Se trata de un momento particularmente crítico, caracterizado por la acumulación –y a veces por la exacerbación– de problemas sociales y económicos no resueltos (incremento de las demandas populares; invasiones de tierras; galopante inseguridad ciudadana; impunidad y crisis de la administración de justicia; colapso de servicios públicos básicos; e inciertas expectativas de ingresos fiscales, entre otros), así como de tensiones políticas (denuncias permanentes de corrupción de funcionarios públicos, críticas de empresarios y de los medios de comunicación al equipo de Gobierno; rumores de golpe de Estado; movimientos para la revocatoria del mandato presidencial; etc.), todo lo cual se combina para generar un entorno de estabilidad precaria y de gobernabilidad difícil. A la compleja conjunción de los problemas y tensiones ya señalados, se añade la sensación de que el tiempo para las soluciones se está agotando. Tal sensación se acrecienta en la medida en que la campaña electoral se ha anticipado como nunca antes había ocurrido en estos 16 años de transición política, y que ya en el 2003 terminará por ocupar la
atención de la mayoría de guatemaltecos y guatemaltecas que se aferrarán a una nueva esperanza en las propuestas de los futuros candidatos. ¿Cuál habrá sido entonces el aporte de esta administración al proceso político y cuáles las lecciones aprendidas? El análisis de la coyuntura política es un ejercicio difícil porque debe trascender la mera descripción o radiografía de los hechos, por muy importante que éstos sean. Para lograrlo, es menester hilvanar algunas hipótesis que conectan con el pasado y le dan sentido al presente; sólo así es posible enriquecer el análisis del momento y vislumbrar posibles escenarios futuros. Un trabajo de este tipo se ensayó en febrero de 2001, con ocasión de la circulación del primer ejemplar de diálogo a través de un medio de comunicación social como elPeriódico y que continuó publicándose a lo largo de aquel año y del actual. En esta oportunidad se ensaya por segunda vez a través del mismo medio, pero ahora con un tiraje mayor. En efecto, diálogo, la publicación mensual de FLACSO, se incluirá a partir de hoy a todos los suscriptores de elPeriódico, a quien agradecemos su cobijo y colaboración. De más está indicar que las opiniones expresadas por los articulistas de este número son de su exclusiva responsabilidad y no reflejan necesariamente la posición de FLACSO. No obstante, nos parecen animadas por una preocupación compartida por la defensa de la democracia y de allí su inclusión.
Las opiniones expresadas en este suplemento son de la exclusiva responsabilidad de sus autores.
2 / Publicación mensual de FLACSO
ELEGIR
Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002
LA POLÍTICA: FRAGILIDAD DEL PRESENTE E INCERTIDUMBRE DEL FUTURO GERARDO GUINEA DIEZ*
L
Aquellarre (detalle), Goya, 1794-1795.
es una publicación de FLACSO-Guatemala y de elPeriódico.
Secretario general de FLACSO Wilfredo Lozano San José, Costa Rica
CONSEJO ACADÉMICO DE FLACSO-GUATEMALA Víctor Gálvez Borrell-director Virgilio Álvarez/Walda Barrios-Klée /Silvel Elías/Gisela Gellert/Irene Palma/ Edgar Pape/Jorge Solares/Edelberto Torres-Rivas
CONSEJO HONORARIO
a fragilidad es evidente. Hechos y demasiada retórica contribuyen a la pérdida de la paciencia. Las obsesiones públicas y privadas, hasta donde es posible ver, expresan el tamaño del malestar. El agotamiento del sistema político, luego de tres lustros de transición a la democracia (como se suele llamarla), no basta para explicar la dimensión de la crisis recurrente y cíclica en que vive Guatemala. Es más: ¿qué significado entraña el término agotamiento cuando, sin mayor lógica, en ese lapso ésta habría podido rehacerse? Sí, a la deriva, es cierto, pero con capacidad de reunir en cada crisis lo que se disgrega y se desmorona. Por otra parte, la estridencia no favorece ni arroja mucha luz sobre lo que nos sucede, y la impaciencia colectiva no es tanta como para congregar una especie de aspiración concertada por el cambio.
En ese escenario, el guión y los actores se vuelven ambiguos, lo que resulta en salidas hacia adelante, que propician el encanto por la falsa autenticidad de lo inmediato. Porque, sin posibilidades de arreglo, todo deviene en lecturas apresuradas, chismes y arrebatos conceptuales sobre lo que el país debería de ser. Resulta inevitable y, quizá, extravagante, definir la situación de Guatemala usando el título de aquel texto de juventud de E. M. Ciorán: En las cimas de la desesperación, pero los hechos, la coyuntura y su desarrollo obligan a ello. Al final de cuentas, las preguntas deben ser las que nos diluciden qué país deseamos, cuáles son los temas a abordar, y la agenda a impulsar para transitar, al menos, a la modernidad que nos aleje de las nuevas recetas y los milagros por adelantado. Guatemala puede y debe negar las palabras de Kafka: hay muchas esperanzas, pero ninguna para nosotros.
■ Alain Touraine, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París, Francia. ■ Alejandro Portes, Johns Hopkins University, USA. ■ Volker Lühr, Freie Universitat Lateinamerika-Institut, Berlín, Alemania. ■ Mitchell A. Seligson, University of Pittsburgh, USA. ■ Guy Hermet, Instituto de Ciencias Políticas, París, Francia.
Tels: (502) 362-1431 al 33 Fax: (502) 332-6729 Correo electrónico: flacsoguate@flacso.edu.gt Página web: http://www.geocities.com/athens/rodes/9162 Coordinación de edición: Hugo de León Diseño, edición y diagramación: Magna Terra editores Esta edición es posible gracias al apoyo financiero de la agencia sueca de desarrollo internacional ASDI / SAREC
NEGACIÓN
En 180 años de vida independiente, Guatemala ha sido vulnerable a dictaduras, golpes de Estado, asonadas, asesinatos, represión política, entre algunas “linduras” por el estilo. Sin embargo, no hay que olvidar que la recurrencia del fenómeno de ingobernabilidad tiene sus profundos y enraizados orígenes en el sistema impuesto por la Colonia, y que el nuevo período histórico que abrió la independencia *
30,000 ejemplares
DE LOS ESPEJOS
Escritor y periodista guatemalteco. Publicó a principios de 2002 la novela Calamadres.
Publicación mensual de FLACSO no terminó de resolver. Porque, a pesar de ciertas interpretaciones interesadas en hacernos creer otra cosa, Guatemala se construyó contra los “otros”. Ese hecho marcó para siempre la estructura de poder, las relaciones sociales y los rasgos de identidad. Una pregunta surge cuando se estudia la historia del país: ¿por qué tanta resistencia al cambio, por qué la historia parece casi inmóvil? Respuestas se han dado a lo largo del siglo XX; sin embargo, al menos desde la óptica de Fernand Braudel, se puede responder que la historia es de ritmo lento (historia estructural) en la medida que este país fue fundado desde la lógica de la obediencia, sólo posible por el avallasamiento del “otro” –el indígena. En esta perspectiva, la Revolución de 1944 rompió con esa perversidad social, y el fracaso de la restauración de 1954 explica, al menos, la intensidad del conflicto armado interno hasta 1996.
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HIBRIDACIÓN
DEL DISCURSO POLÍTICO
La negociación de la paz en Guatemala constituyó un esfuerzo sin precedentes. Lenta y compleja (nueve años), la negociación entre las partes más visibles en conflicto, logró arribar a zonas de entendimiento –una geografía de lo posible– que desembocó en lo que hoy conocemos como los Acuerdos de Paz. Sin embargo, se ha olvidado que los orígenes del conflicto están en lo que ahora es posible afirmar como el fin del ciclo histórico de la república criolla. Por ello, las dificultades en el cumplimiento de los Acuerdos, en particular los de carácter sustantivo, tienen su raíz en este hecho. Los Acuerdos en cuestión son el modelo de otra sociedad y de una nueva república, y resulta imposible su aplicación con el viejo ropaje
En el centro de la crisis –agotamiento del sistema político, democracia deficitaria, etcétera– está la hegemonía de la obediencia, concepto crucial que ayuda a responder por qué en este país no hay héroes ni ciudadanos ilustres (y si los hay están tercamente olvidados o eclipsados). Hablar y explicar, no basta, no alcanza para conceptualizaciones hechas desde la tradición “manualera” de izquierdas y derechas. ¿A qué conduce hablar mucho cuando no hay nada nuevo que decir?, se interrogaba Voltaire. Nosotros, al menos, parece que hemos llegado al punto de la estridencia sin retorno, a la negación de los espejos. Huizinga sostenía que la historia es la forma espiritual en que una cultura rinde cuentas del pasado. Algo de lo que la sociedad guatemalteca –sus círculos de poder por supuesto– no ha practicado. Bastaría con resumir la elocuencia de las supersticiones ideológicas lanzadas como piedras contra los Acuerdos de Paz para dimensionar los equívocos. Aquí no se trata de la índole errónea del mundo, como afirmaba Nietzsche, ni de mantener nuestro pasado en el anonimato. Porque ahí justamente, en esas fronteras del olvido, se encuentran algunas de las claves que ayudarían a desentrañar también la fragmentariedad del presente. Tiempo vivido, abismado. Tiempo olvidado, forzosamente olvidado. Historia para no ser contada, dada por la discontinuidad de la ausencia: nada pasó, nada sucederá. Tiempo –como escribió María Zambrano– no como forma de conocimiento, sino lugar en donde lo que es sucede: lugar de todo suceso.
Vanitas, Jacques Linard, 1604.
de un Estado excluyente, con crisis permanente de gobernabilidad y escasa capacidad para promover el cumplimiento de las leyes. Sería necesario un nuevo pacto político para hacer viable a su vez, los cambios que subyacen en los Acuerdos de Paz. En esa dirección, los guatemaltecos experimentan una situación fruto de las transformaciones que la derecha no pudo evitar, pero que la izquierda no logró alcanzar.** Terrible dilema de una ambigüedad que fragmenta todo lo que toca a su paso. En ese entendido la realidad, o al menos, su ** Guinea Diez, Gerardo.Pasión de la memoria, Guatemala ante el fin del siglo, Editorial Praxis, México, 1994.
4 / Publicación mensual de FLACSO interpretación, deviene en un discurso híbrido. Así, pasamos de la no política a la política del no. Efectivamente, hace 20 años nada estaba peor visto que “meterse en política”. Lo decente era ser asalariado, estudiante, ama de casa, profesional. Quienes se salieron de estos parámetros fueron calificados desde la retórica más exhibicionista: agitadores, delincuentes subversivos, comunistas, malos guatemaltecos y demás epítetos pertenecientes al diccionario de las supersticiones ideológicas. El fin del conflicto armado y la apertura política sin precedentes que se inauguró en 1996, dio paso a nuevas construcciones semánticas. De pronto, un nuevo lenguaje –antes prohibido y perseguido– empezó a circular: democracia, pluralismo, proyecto de nación, Estado de derecho, combate a la pobreza, conciencia, lucha contra la dictadura, etc., y ello sin el matiz del origen y sin los antedecentes ideológicos y políticos que los sustentaban. Ese fenómeno allanó el camino para ofrecer una visión donde se pone énfasis en el fracaso del Estado, la preeminencia del mercado, las libertades individuales, la productividad, la eficientación, y demás neologismos que ven al mundo, bajo la nueva moralidad de aceptar sin cuestionamientos la neodependencia de los bienes y servicios. Una suerte de neoanarquismo de derecha que toma prestado la terminología y el discurso de la izquierda con una lectura bastante “manualera” de los teóricos del neoliberalismo. Es decir, una hibridación a la medida. Pero esta batidora de huevos conceptual ha olvidado que la situación de malestar, de ingobernabilidad, tiene sus respuestas en el agotamiento de la república criolla, y lo que es más grave aún: en la inexistencia de un proyecto de institucionalidad republicana incluyente y su construcción discursiva.
UNA
PRECARIEDAD QUE AMENAZA
Sostiene el filósofo español Fernando Savater que la política no siempre es buena, pero su minimización o desprestigio, resulta invariablemente un síntoma mucho peor. Y eso es justamente lo que la hibridación del discurso político está ocasionando. Como nunca, el ejercicio de la política está desprestigiado. Y las primeras víctimas de esa batidora conceptual son las generaciones que en un acto de dignidad cívica se opusieron al autoritarismo. En la actualidad, ese extraordinario capital político está en la basura, y los viejos actores políticos de la república criolla han intentado, sin éxito, apropiarse de ese discurso con el fracaso de todos conocido. Ahora bien, uno de los antecedentes de la hibridación es la ideología colonial anecdótica que atraviesa a la sociedad
Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002 guatemalteca. El nada sirve, nada vale, nadie se salva, están a la orden del día; no hay que confiar en nadie; este país no tiene solución, sirven de pretexto para atacarse entre sí, constituyen la fórmula perfecta para evitar el cambio; mientras el deterioro social empieza a adquirir rasgos apocalípticos, y la clase media se refugia en los centros comerciales y busca consuelos filosóficos para lo que Alain de Botton definió en The Economist como la “angustia del status”. La evidencia dura de la realidad pesa demasiado y los libros de autoayuda alivian al menos, un poco del deterioro obtenible todos los días en las primeras planas de los periódicos. Y los demonios siguen sueltos. En ese enredo de imágenes, opiniones, descalificaciones, la desconfianza va en aumento. Como sostiene Savater: ... no es lo mismo el derecho a la diversidad, base del pluralismo democrático, que la diversidad de derechos, que lo aniquila. Y derechos e intereses particulares erosionan a profundidad las bases de la república. Porque, siguiendo a Savater, si elegir la política es aspirar a ser sujeto de las normas sociales por las que se rige nuestra comunidad, esas normas ya no satisfacen a nadie, y el discurso híbrido no resuelve en absoluto los reclamos de cambio. En esa dinámica se da una amplia cobertura noticiosa a pleitos familiares entre empresarios, asesinatos y secuestros políticos, escándalos financieros en Panamá, rumores cíclicos de golpe de Estado, intervenciones de bancos, amplio despliegue publicitario del “nuevo sillón” del presidente de la Corte de Constitucionalidad, especulaciones sobre descontentos en el Ejército, entre otros, que generan una extraña sensación de soledad y abandono, de caos, de incapacidad para resolver los asuntos de fondo de la sociedad; en suma, de mediocridad. En esencia, algunos de los hechos apuntados son sólo expresión de un agotamiento más profundo, más doloroso, un quedarse atrapado en el dilema imposible de fomentar el pánico o el cinismo. Y en ese discurrir, miles de imágenes sin mediación crítica inundan los ojos y oídos del ciudadano: crímenes que rebasan cualquier racionalidad, conductas sociales anárquicas y paranoides, ausencia de colaboración ciudadana, sospecha y desconfianza con el otro, descalificaciones y ninguneos, incapacidad de asumir responsabilidades, aumento alarmante de las maras, crecientes índices de suicidio, abandono de calles y ciudades, basura, servicios públicos deficientes, y angustia, mucha angustia. Este enorme abanico de problemas nos impide vivir con la otra parte del espejo: la sociedad abierta, (en donde cierta prensa juega un papel decisivo), la apertura política y la libre circulación de ideas; la presencia –aunque fragmentaria– de la sociedad civil; la irrupción de los indígenas en escenarios políticos, económicos, culturales y sociales antes inéditos; la lucha por las ideas de intelectuales y escritores; la búsqueda de un nuevo modelo de sociedad; el reclamo permanente por la legalidad republicana. Es decir, se vive un tiempo precario
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donde la sociedad aún no encuentra el rumbo e intenta, sin éxito, construir otras opciones ante la ruina de la república criolla.
atravesados por la estridencia, la apatía, la política del no, la tentación del reciclaje político.
Pero no todo es, aunque así parezca, absolutamente trágico. En este sentido, George Steiner afirma en su libro Pasión intacta, que lo absolutamente trágico es no sólo insoportable para la sensibilidad humana: es falso con la vida. Pero a esa falsedad sólo es posible derrotarla cuando la sociedad abandone la hibridación política y dejemos de adornar nuestra barbarie. Quizá nuestra urgencia de cambios impida decir como Yeats: en los sueños comienzan las responsabilidades.
Y la globalización no llega o no alcanza para todos, porque la legitimidad social y política pasa por el rumor y la devaluación de los contenidos de fondo. Mientras tanto, el deterioro continúa. Más de 100 municipios están en grave riesgo de hambruna; han vuelto a aparecer los abusos de la Policía Nacional Civil contra ciudadanos por aparentes faltas administrativas, situación que con más frecuencia permite la permanencia de ciudadanos honrados en el preventivo de la zona 18, y los asaltos y asesinatos se dan como en cascada ante la incapacidad del organismo judicial, pese al generoso apoyo de la comunidad internacional para promover su modernización. Un indicador de la fragilidad de las leyes en Guatemala es la fuerte presencia de las organizaciones de derechos humanos. El “encabronamiento” social es creciente, la impaciencia va al alza, y la clase política sigue trasmitiendo en una radio de vulvos.
Y esta construcción pasa por la reformulación de la ciudadanía que, hoy por hoy, resulta inimaginable sin una refundación republicana y un pacto político nacional para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz. Nada más saludable que repetir a Savater: Si hoy debiésemos condensar en una sola palabra el proyecto político más digno de ser atendido, yo elegiría ésta: ciudadanía.
LA
CITA QUE NUNCA LLEGÓ
Voltaire sostenía que la batalla contra la intolerancia es una defensa del sentido común. Durante el siglo XX, evidentemente, Guatemala perdió esa batalla. Los repetidos fracasos en la construcción del Estado y la institucionalidad republicana impidieron nuestro ingreso a la modernidad. Condición que empieza a ser reliquia arquelógica en otros países. Seguimos estando lejos y ajenos al cambio de época. Pero, como siempre, ciertos saldos y las “baratas” de última hora, inundan nuestro medio para gozar, sin rubor, de una posmodernidad de segunda. Antes de la globalización, 10,000 generaciones vivieron y se desarrollaron en miles de estilos de vida. En el umbral del nuevo milenio, la mundialización económica y cultural ha cambiado radicalmente esa condición. El desarrollo está terminado, afirma Iván Illich, y hemos pasado del homo sapiens al homo miserabilis. Los espantosos “nuevos jinetes del Apocalipsis”: clima cambiante, agotamiento genético, contaminación, ruptura de varias inmunidades, niveles crecientes del mar y millones de desplazados, confirman lo que Ilich sostiene: la nueva moralidad basada en la imputación de las necesidades básicas ha sido mucho más exitosa en ganar la lealtad universal que su predecesor histórico, la imputación de una necesidad católica de salvación eterna. A pesar de la gravedad de la situación, Guatemala es ajena a los grandes debates contemporáneos sobre la globalización. Sus beneficios siguen siendo marginales y residuales, pero no sus efectos. Nuestros temas siguen
En ese sentido, si bien Borges sostenía que la perfección en poesía parece inevitable, también es cierto que en política no existe la perfección ni lo inevitable. Pero, en año preelectoral, las ansiedades nos regalan escenas primarias y bastante parroquiales. Otra vez las palabras de que ante la crisis profunda, los nuevos candidatos son la salvación. Otra vez se olvidan de contabilizar los rubros que ocasionan esa crisis. Es decir, la diferencia entre la crisis de modelo de república y aquélla que se recicla y tiene capacidad de renovarse para abrir en poco tiempo un nuevo ciclo de conflicto. Otra vez las salidas en falso. Y empezamos a vivir en un clima de campaña electoral. Las consecuencias de lo que Steiner define como la metódica devaluación del lenguaje en la propaganda política y en el esperanto del mercado de masas, es demasiado poderosa y está demasiado extendida como para ser fácilmente definida, y se refleja en las balbuceantes propuestas electorales de principios de año. Así, invariablemente, estamos entrando nuevamente al ciclo de las ofertas y las promesas, al escenario donde la discursividad se articula en torno a cancioncitas, frases con un enojo comedido, y el mundo se ofrece ya no en abonos sino al contado. Finalmente, si bien es cierto, la transición política está agotada al igual que la clase política que la sostiene, el país reclama un pacto político que articule una refundación de la república. Es evidente que no todo está dicho y escrito. Nuestra democracia necesita luz, pero no aquélla que se asemeja a la del haiku del poeta japonés del siglo XVII, Kiorai: ¡Qué pronto prende y qué pronto se apaga una luciérnaga!
6 / Publicación mensual de FLACSO
EL
Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002
CONFLICTO VISIBLE
Y EL PROBLEMA OCULTO GUSTAVO BERGANZA*
E
n esta sociedad la nota característica es el conflicto. Pero no el conflicto esporádico, luego del cual se sucede un período de apaciguamiento, negociación y diálogo, sino más bien un enfrentamiento permanente. Desde la toma de posesión de Alfonso Portillo han abundado más los momentos de confrontación que los períodos de tranquilidad. Pero el conflicto ha sido particularmente intenso durante los cuatro meses que han transcurrido de este año. La causa visible la ha dado la corrupción. Los medios han sido literalmente inundados de denuncias y documentos que han orientado su atención hacia ese grave problema de la administración pública. La publicidad que se ha dado a estas notorias irregularidades, constitutivas de delito una gran parte de ellas, ha hecho perder de vista, sin embargo, el agravamiento de un problema que decidirá la orientación del Estado de Guatemala en los años venideros: la militarización del Gobierno y el retorno de la Doctrina de Seguridad Nacional como brújula de la gestión pública. Ésta es la hipótesis que exploraré en las presentes páginas: las relaciones conflictivas que se producen a todos los niveles en la sociedad guatemalteca son estimuladas para desviar la atención del creciente proceso de remilitarización que experimenta el Estado de Guatemala.
LAS
MISERIAS DE LA POLÍTICA:
EL ESCENARIO QUE VEMOS
Los grupos más susceptibles de capitalizar votos y apoyo económico son, precisamente, los que azuzan el conflicto y descartan que la remilitarización sea un problema. Para estos grupos, la finalidad primordial consiste en negarle la sal y el agua al Frente Republicano Guatemalteco. En esta construcción política, cualquier partido o comité pro partido que negocie con el FRG está condenado al desprestigio social y al ostracismo mediático.
El coloso, Goya, 1808.
La única opción que se presenta como válida es promover el cerco al Gobierno, aislarlo, privarlo de aliados y propiciar su caída, pero sin meditar demasiado sobre las implicaciones que una salida como ésta puede tener para profundizar la democracia o para limitar su desarrollo. Para impulsar este escenario, la alianza táctica que mantienen los unionistas con el FRG ha sido descalificada en los medios de comunicación. A los grupos económicos opuestos al Gobierno no les conviene que grupo alguno se acerque al FRG y al gobierno portillista,
* Sociólogo y periodista. Actualmente coordina la investigación El impacto de los medios de comunicación en la formación de conductas y actitudes sociales, que realiza la Asociación DOSES.
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porque esto le inyecta una legitimidad que debilita la petición permanecer en una actitud abiertamente hostil hacia el FRG de renuncia que impulsa el Movimiento Cívico por Guate- favorecía las intenciones de los patrocinadores del Movimala –MCG–. Un poco a distancia, tanto del Gobierno como miento Cívico por Guatemala. No es un secreto que el gobierdel movimiento que exige la salida de Alfonso Portillo, Fran- no de Álvaro Arzú mantuvo relaciones sumamente tensas cisco Reyes López y compañeros, se sitúa el Partido de con la supercúpula empresarial. Avanzada Nacional. Si bien el PAN se había comprometido a El resultado de este panorama tan confuso es el de un apoyar algunas leyes necesarias para impulsar el partido político opositor, el PAN, con una visión muy consercumplimiento de los Acuerdos de Paz, la elección del nuevo vadora y afín al Ejército y al sector privado, que espera Tribunal Supremo Electoral –con la que este grupo no estaba capitalizar a su favor los resultados de la inestabilidad que de acuerdo– les hizo desdecirse de su compromiso. Pero al pueda generar el llamado Movimiento Cívico por Guatemala PAN le favorece esta doble exclusión en la que se mantiene para poder presentarse como el relevo ideal del gobierno eferregista. Luego, está el grupo porque, primordialmente, quiede los unionistas, que apuesta a nes cargan con el desgaste que la supervivencia del actual réimplica provocar la inestabilidad gimen, para lograr su inscripción para hacer caer al Gobierno no como partido político y construir son ellos. Son los micropartidos alrededor de su reciente actuasobre los que se funda el Movición en el Congreso la imagen de miento Cívico por Guatemala: la ser una entidad responsable, que Unidad Nacional de la Esperanza diferencia sin problema los intere–UNE–, de Álvaro Colom, y el Parses nacionales estratégicos de tido Patriota –PP–, del ex general los sectaristas coyunturales. Y Otto Pérez Molina. Esto hace finalmente, una izquierda con cripensar que, al final de cuentas, sis de identidad, con un líder, Álvatanto la UNE como el PP son los ro Colom, que abjura de su antedos fusibles que el CACIF y los rior línea política para adoptar grupos empresariales más fuerotra con la que intenta capitalizar tes del país podrían quemar para a su favor el apoyo de la derecha preservar la viabilidad del PAN económica y del Ejército. En este como alternativa al régimen acpanorama, el escenario político tual. Lo interesante del caso es se ve dominado casi exclusivaque el PAN ha recuperado su mente por el tema del acceso al orientación de derecha. En este poder formal y la lucha contra la reposicionamiento se hace visicorrupción administrativa. En ble la preocupación del PAN por modo alguno se discute la crisis otorgar mayor poder al Estado que vive la Policía Nacional Civil para controlar la información, una ni la creciente influencia del Ejérvisión que se refleja en el procito en la seguridad ciudadana. yecto de ley sobre acceso a la información que impulsa en el Congreso. No está de más decir EL SECTOR PRIVADO: que esta iniciativa reproduce LAS DOS CARAS DE muchos principios en los que se funda la Doctrina de Seguridad JANO Nacional. Saturno devorando a un hijo, Goya, 1821-1723 aprox. Entretanto, las escaramuzas siguen. Gustavo Porras, el secretario general de los unionistas, cambió su discurso crítico contra el gobierno eferregista, y su postura de reelegir al Tribunal Supremo Electoral, cuando notó la serie de obstáculos que oponían a la inscripción de su partido en el Registro de Ciudadanos. Y luego, otra circunstancia que pesó en el cambio de rumbo de los unionistas fue también haber caído en la cuenta que
La definición clásica de un movimiento social dice que su función primordial es avanzar un discurso que influya en la toma de decisiones del Estado. Y aunque al final sea derrotado, como dice Manuel Castells, el hecho de lograr que sus reivindicaciones sean consideradas como legítimas, aunque no sean aceptadas por el Estado, basta para asignar valor a su existencia.
8 / Publicación mensual de FLACSO En el caso del sector privado organizado, uno de los principales actores políticos de este país, existe siempre la intención de hacer avanzar su discurso particular, como lo hace cualquier grupo de interés, pero la diferencia estriba en que el CACIF pretende vestirlo de representatividad nacional al aliarse de manera coyuntural con otras entidades de la sociedad civil, mientras engrasa de diversas formas las tuercas de la presión política. A partir del autogolpe de Jorge Serrano, el sector privado aprendió a jugar con dos fichas, la de apadrinar un movimiento social mientras aspira a ejercer el poder político. Como Jano, el dios de la mitología romana representado con dos rostros, uno viendo al pasado y otro al futuro, el CACIF también presenta dos caras: una que sonríe a la sociedad civil y otra que hace guiños a los partidos políticos y al Ejército. A pesar de su proyección política, el sector privado organizado no plantea de manera clara cuál es su visión sobre el papel que debe asumir el Ejército en una sociedad democrática. Y eso, a pesar de las intensas interacciones que se dan entre los jerarcas de los grupos económicos más importantes del país y diversos comandantes militares. En los últimos meses, este jugar con dos manos le ha permitido recuperarse de la derrota que implicó la aprobación de las leyes que endurecen las penas para la evasión fiscal. El sector privado es un actor que le presta su peso al Grupo Barómetro y al Foro Guatemala, y sin el cual la existencia del Movimiento Cívico por Guatemala no sería posible. Gracias a conspicuos y poderosos empresarios, Álvaro Colom tomó un segundo aire como precandidato presidencial y el Partido Patriota logró organizar asambleas con alguna participación ciudadana. Sin embargo, a pesar de afirmar estar comprometido con las iniciativas de diálogo y negociación con el Gobierno que propicia el Foro Guatemala, el sector privado propicia la salida del gobierno eferregista. Este afán particular se ha visto fortalecido con las constantes denuncias de corrupción y de ineptitud para administrar la cosa pública por las cuales ha sido señalado el gobierno del presidente Alfonso Portillo. La visión política del sector empresarial, como la de cualquier grupo constituido para defender intereses específicos inmediatos, no es integral, y por ello no se plantea un escenario pos-FRG. Suponiendo que pueda forzarse la salida del régimen y se logre ejercer una efectiva presión para elegir un presidente de transición, ¿supondría esto un cambio profundo en la tesitura del Estado de Guatemala? Probablemente se ganaría algo en eficiencia administrativa, en propiciar un ambiente más favorable para el desarrollo de la actividad económica privada, y en disminuir, si no en silenciar, los hechos de corrupción. Pero ni el CACIF ni su cara política, el Movimiento Cívico por Guatemala, se plan-
Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002 tean la desmilitarización del Estado ni la eliminación de esa estructura paralela de poder que limita el respeto pleno a los derechos humanos. Luego del frustrado golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez en Venezuela, impulsado precisamente por una alianza entre comandantes militares y el principal colectivo empresarial de aquel país, no sería aventurado especular sobre una intensificación de contactos entre el CACIF y el Ejército guatemalteco, y la reconstitución de una alianza, al estilo de la que surgió en 1954, alrededor del derrocamiento de Jacobo Árbenz Guzmán.
LA
PRENSA Y LA SOCIEDAD CIVIL
En muchos sentidos, la sociedad civil debe buena parte de su relevancia a los medios de comunicación. Aparecer continuamente en los medios, refrendando las agendas editoriales de éstos, ha hecho que muchas de las organizaciones sociales hayan adquirido relevancia en el espacio del discurso político, económico y social. Pero también esta dependencia de los medios ha impedido que varias de dichas organizaciones puedan crecer, al considerar suficiente para justificar su existencia la mera presencia mediática. Por estas razones, muchas entidades que aparecen continuamente en los medios carecen de una base social real y no tienen capacidad para movilizar a segmentos importantes de la población alrededor de sus iniciativas. Y otras, con base social real, simplemente no existen porque los medios no las mencionan. Ambos, medios y organizaciones de la sociedad civil, contribuyen a mantener vivo el clima de conflicto. Algunos medios utilizan a entidades de la sociedad civil para validar sus críticas al gobierno de turno. Muchas de estas críticas son válidas, otras no tanto, pero, en general, ante la omnipresencia de los medios y el gran peso que éstos han adquirido en la vida política, casi nadie se atreve a señalar sus excesos y sus errores. El debate en estos momentos se limita a los temas que marca la agenda de los medios que, en no pocos aspectos, coincide con la del sector privado y omite el creciente grado de militarización que se produce en la sociedad guatemalteca. Los medios han realizado una importante labor señalando los defectos y las contradicciones en la gestión pública. Pero también han tenido un efecto negativo en limitar las opciones para resolver los conflictos. Las iniciativas lanzadas por el Gobierno para abordar el problema de la corrupción fueron objeto de sospecha y, en algunas ocasiones, incluso de mofa. La elección de los magistrados del Tribunal Supremo Electoral fue atacada por editoriales y columnas, que
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la señalaron como sospechosa de fraude. La alianza táctica de los unionistas y el FRG fue calificada como un sucio contubernio. Fruto de estas construcciones mediáticas, con el silencio cómplice de la sociedad civil, es que actualmente cualquier negociación que se emprenda con el Gobierno y el partido oficial será objeto de descalificación y escepticismo. Procesos usuales de la democracia no tienen cabida en el imaginario político que algunos medios proyectan. En ese contexto, la única salida que queda para Guatemala, de acuerdo a los contenidos implícitos en las columnas y editoriales que han sido publicados con relación a la situación venezolana, es una solución como la que intentó deshacerse del coronel Hugo Chávez. Lo interesante del caso es que las organizaciones de derechos humanos no han logrado que los medios asignen al peligro de la militarización del Estado la misma importancia y dediquen el mismo esfuerzo reporteril que se asigna al problema de la corrupción y de la ineficacia administrativa del régimen eferregista. Y tampoco han criticado a los medios por esta falta de preocupación, ya sea por negligencia o por temor a que éstos las condenen a la muerte mediática.
LA
MILITARIZACIÓN TRAS BAMBALINAS El 3 de mayo de 1808: Los fusilamientos (detalle), Goya, 1814.
El apetito por los escándalos que genera la corrupción del gobierno portillista ha hecho perder de vista los avances que ha logrado el Ejército en reorientar el Estado con un criterio de seguridad nacional. No es que el Ejército haya creado el conflicto actual, pero es evidente que la estridencia con la que se presenta cotidianamente favorece a sus planes. Y en esto debe resaltarse el papel fundamental que ha jugado el Frente Republicano Guatemalteco, un partido que aparte de cobijar a ex militares con participación destacada en la contrainsurgencia, ha fungido hasta el momento como un brazo político del Ejército. El reacomodo militar en el Estado comenzó, no obstante, durante la administración de Álvaro Arzú. A pesar de haberse establecido en los Acuerdos de Paz la disolución del Estado Mayor Presidencial –el principal instrumento de control del Ejército sobre el Presidente, el gobierno panista nunca realizó movimiento alguno para desmantelarlo, sino más bien le asignó la responsabilidad de combatir el contrabando e investigar casos de secuestros. Tampoco la administración de Portillo ha mostrado disposición alguna para desintegrarlo, y continúa ejerciendo funciones no sólo de protección del Presidente sino también de apoyo logístico y, lo que es más importante, de recopilación y análisis de información. Bajo el pretexto de una animadversión del FRG hacia el secretario de análisis estratégico, el presupuesto de esta
dependencia fue severamente recortado. La SAE tuvo que cerrar oficinas en el interior del país y reducir su personal. Su capacidad de acopio y análisis de información fue gravemente afectada. Contrario sensu, tanto el Estado Mayor Presidencial como el Ministerio de la Defensa Nacional recibieron en los dos últimos años sustanciales incrementos en el presupuesto aprobado por el Congreso, y además verán aumentada, vía transferencias, su disponibilidad de fondos, con el voto del partido oficial. Sólo durante el año 2001, el presupuesto de Defensa aumentó un 85% con respecto a lo originalmente aprobado por el Congreso, precisamente gracias a las transferencias que recibió de parte del Ministerio de Finanzas.** El aumento presupuestario, tanto del Estado Mayor Presidencial como del Ministerio de la Defensa, se ha materializado en una mayor presencia militar en el interior del país, no tanto en términos de efectivos y de bases, sino en apoyo a iniciativas generadas por sectores afines. Hay poblaciones en donde los comités pro mejoramiento integrados por ex patrulleros de auto defensa civil desplazan exitosamente las iniciativas de organizaciones civiles. Y paralelamente a esto se reconstruye también, de acuerdo a ** MINUGUA. Informe de MINUGUA para el Grupo Consultivo sobre Guatemala, MINUGUA, Guatemala, 2002, p. 19.
10 / Publicación mensual de FLACSO denuncias de activistas de derechos humanos, una amplia red de control social. Estas redes se ponen de manifiesto cuando se efectúa alguna exhumación de víctimas del conflicto armado. Quienes realizan el desenterramiento y los deudos de los asesinados reciben posteriormente advertencias sobre las implicaciones que tienen este tipo de prácticas legales. La utilización de tácticas tan comunes durante la lucha contrainsurgente en la defensa de la seguridad nacional, no se ha constreñido a hostigar a antropólogos forenses, activistas de derechos humanos y deudos de las víctimas del conflicto armado, sino también a organizaciones y personas que abordan el tema desde una perspectiva académica. De esa forma, tenemos las amenazas a la historiadora Matilde González, quien realiza una investigación sobre la forma en que el Ejército, a través de los ex comisionados militares y los ex patrulleros de autodefensa civil –PAC–, mantiene el control sobre la población y el poder en las comunidades de San Bartolomé Jocotenango y San Idelfonso Ixtahuacán. La investigación realizada por González parece ser la causa del allanamiento de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales –AVANCSO–, el pasado 20 de marzo. Varias organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos han sido objeto de robos de computadores y bases de datos, sin que hasta el momento haya sido posible esclarecer la identidad de los responsables, ya no digamos consignarlos a los tribunales. Se nota en estas iniciativas un intento de vedar la acumulación de información que pueda competir con la que manejan instituciones del Estado. La vertiente visible de la remilitarización se da con el nombramiento de militares y ex militares para cargos públicos. Tenemos el caso del ex ministro de la Defensa Eduardo Arévalo Lacs, quien era el director de la Escuela Kaibil cuando sucedió la masacre de Las Dos Erres. Arévalo, reciclado en la cartera de Gobernación, se hizo acompañar de varios oficiales activos y en situación de retiro, a quienes colocó en puestos clave dentro de la estructura de este ministerio. Algunos de ellos fueron obligados a abandonar sus cargos antes de la reunión del Grupo Consultivo; otros, no obstante, continúan como asesores del general Arévalo Lacs. Y luego, el nombramiento del general Luis Felipe Miranda Trejo, diputado del FRG, como director del INGUAT. Miranda Trejo fue comandante de las zonas militares de Jutiapa y de Huehuetenango. Dicho militar fue señalado en varios informes de MINUGUA como violador de los derechos humanos, precisamente en su posición como cabeza de esos cuerpos militares. Sin embargo, la presencia de Arévalo y Miranda Trejo como funcionarios de gobierno adquiere la calidad de anécdota cuando se profundiza en el conocimiento de la
Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002 realidad del régimen. Las autoridades constituidas simplemente no pueden garantizar la seguridad de los guatemaltecos ante los hostigamientos que reciben por parte de entidades militares y paramilitares. El Gobierno, o al menos los funcionarios que estarían dispuestos a impedir la reconstitución de un Estado con mentalidad contrainsurgente, admiten su impotencia ante la escalada de amenazas y hostigamientos. En este contexto, se hace cuesta arriba promover la construcción de un Estado de derecho. El Organismo Judicial, el Ministerio Público y la Policía Nacional Civil, las tres entidades con la mayor carga de responsabilidad en este sentido, son intimidadas o copadas por este poder paralelo. Lo grave del caso es que el nuevo clima prevaleciente internacionalmente, a raíz de los atentados terroristas contra el World Trade Center en Nueva York, privilegia la seguridad del Estado por encima de las libertades de los ciudadanos. La tendencia antiterrorista ha llevado a que, incluso, en un país como el nuestro, sin una amenaza real de esta índole, se haya creado la figura de un Comisionado para la lucha antiterrorista. Para el cargo fue nombrado un militar, en situacion de retiro, es cierto, pero militar al fin y al cabo: el general Miguel Ángel Calderón. Ante Calderón deben reportar todas las entidades de inteligencia del Estado, tanto civiles como militares. El Comisionado tiene, además, potestad sobre las fuerzas policíacas. De esta manera, so pretexto de la lucha antiterrorista, el Ejército está logrando cerrar, sin que exista mayor resistencia por parte de la sociedad civil y la sociedad política, el círculo con el que afianza su control sobre el Estado.
DE
AQUÍ PARA ADELANTE
Lo peor que puede pasarle al país es que el conflicto visible se prolongue sine die y que las limitaciones a las libertades de los guatemaltecos continúen siendo opacadas y silenciadas por la lógica del escándalo que orienta la actividad política y el trabajo de los medios de comunicación social. En mi criterio, forzar la renuncia del actual régimen apenas resuelve una mínima parte de los problemas, y deja intacta la mayoría de circunstancias que impiden la profundización de la democracia, el desarrollo institucional y la instauración de un Estado de derecho que garantice las libertades de quienes habitamos en este país. Para fortuna de Guatemala, ya ha empezado a haber una toma de conciencia por parte de algunos dirigentes de la sociedad civil y política e importantes sectores de la prensa. Muchos de ellos han tomado distancia de la ecuación tan
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Publicación mensual de FLACSO simplista con la que se pretende describir las dimensiones de la crisis, y diseminan, en la medida de sus posibilidades, una interpretación distinta en los limitados espacios mediáticos y públicos en los que se desenvuelven. Pero sólo denunciar la irrealidad de esa visión simplificadora que impulsa la derecha económica no basta para superar el conflicto. Es un buen principio, pero insuficiente a todas luces. Aquí tiene que ponerse a prueba la creatividad de los centros de análisis
PRISIONEROS
político, económico y social y la sociedad política para evitar que la presencia constante del conflicto saque del escrutinio público y de las preocupaciones sociales la reconstitución del Estado alrededor de la Doctrina de Seguridad Nacional. Ojalá ya estén generando las propuestas que el país necesita para afrontar el retroceso que, indudablemente, se ha acentuado desde la entronización del presente régimen.
DE LA COYUNTURA EDELBERTO TORRES-RIVAS*
Dos forasteros, Goya, 1815-1818.
E
l análisis de coyuntura no obliga a referirse al día de hoy. Tal vez la crónica periodística sí puede hacerlo. La coyuntura está marcada por el, o los acontecimientos que irrumpen en la normalidad de la vida política; son como los puntos de inflexión en el devenir de lo cotidiano. Al actual gobierno del FRG/Portillo no hay que juzgarlo por el detalle
* Sociólogo guatemalteco. Estudios de doctorado en Inglaterra. Fue secretario general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO. Actualmente es coordinador del Área de Estudios Políticos y de Seguridad de FLACSO-Guatemala.
diario que la prensa magnifica. Su gestión hay que examinarla en la perspectiva de los últimos cinco años transcurridos desde que se firmó la paz. Y de manera más precisa, su contribución al destino de la construcción democrática en Guatemala. Vivimos una actualidad marcada por dos hechos sobresalientes y contradictorios. Uno, que aún están presentes las fuerzas y los efectos del agudo conflicto armado y de sus salvajes formas de violencia que fueron animadas por un Estado terrorista. Y otro, que ya han transcurrido dieciséis años de
12 / Publicación mensual de FLACSO gobiernos civiles, producto de elecciones libres y abiertas; y que en un ambiente de paz existe la oportunidad de construir en Guatemala una democracia política. Es este escenario histórico el que se vive lleno de tensiones creadas por una fatal encrucijada: o nos quedamos retenidos en el pasado de una sociedad atrasada, injusta, llena de exclusiones y violencias; o aceptamos que el desafío es superar esas crueles herencias, vencer las poderosas fuerzas negativas de la historia reciente, y encarar el compromiso de crear una sociedad democrática, incluyente, más generosa en sus ofertas de justicia y equidad. La coyuntura se analiza considerando las fuerzas sociales que efectivamente están a favor o en contra de ese destino.
UN
BALANCE SUMARIO DEL
FUNCIONAMIENTO INSTITUCIONAL1
El desarrollo democrático de Guatemala empezó mal. Las tres primeras elecciones generales ocurrieron cuando el conflicto no había terminado y el ambiente contrainsurgente no era favorable para el ejercicio democrático; el proceso de renovación política estuvo encabezado por actores vinculados al pasado autoritario, con malas credenciales democráticas. Las fuerzas políticas capaces de renovar la organización del poder fueron debilitadas por más de 30 años de represión. No obstante, el camino recorrido con tropiezos y caídas permite establecer un balance positivo al recordar que han habido cuatro elecciones generales, dos consultas o plebiscitos, y tres procesos menores de ámbito municipal, sin fraude y concurrencia plural, libres y competitivas; un autogolpe que se resuelve pacífica y legalmente, y una serie de conflictos que se han resuelto pacíficamente. Pareciera que los jugadores (los políticos) conocen y respetan las reglas del juego y se mueven bien en la cancha, no obstante algunas tarjetas amarillas o alguna roja. Simbólicamente, no ha ocurrido lo de un reciente partido de fútbol en Angola, que debió suspenderse al terminar el primer tiempo porque cuatro jugadores de un equipo y cinco del otro habían sido expulsados y el árbitro fue brutalmente agredido por uno de los entrenadores, acusándolo de “pitar” cuando faltaba un minuto... El juego electoral; la presencia de instituciones democráticas; el respeto al ejercicio de los derechos civiles, sociales y políticos; la libertad de organización –y de prensa especialmente, están garantizados. No obstante, estas formas democráticas no han modernizado la política en estos 16 años, y ella carece aún de autonomía, coherencia y adaptabilidad. 1 Este tipo de balance no debe hacerse ‘midiendo’ la realidad empírica del país con un modelo ideal o con lo que ocurre en otros países. Esas comparaciones son válidas, pero el primer paso es establecer similitudes y diferencias con el pasado del cual se viene.
Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002 La minoría de edad de nuestra democracia representativa se resiente de deficiencias como las siguientes: La política deben hacerla los partidos políticos y no las organizaciones de la sociedad civil (cámaras gremiales, ONG, de derechos humanos, universidades, medios de comunicación, grupos profesionales, militares, etc.). La incursión de organizaciones no políticas haciendo la oposición en política deslegitima la vida democrática guatemalteca. Los partidos políticos son volátiles, pues aún no logran asegurar la lealtad de los votantes, sobre todo los que han hecho gobierno. Experimentan desintegraciones personalistas, y el pluralismo degenera en fragmentación partidaria; tienen una débil implantación nacional y una gran timidez programática/ideológica. La historia reciente del país reitera la noción de que cuando no hay partidos fuertes y estables la legitimidad del régimen es menor y la ineficacia aumenta. Las relaciones entre los poderes del Estado tienen que ser fluidas, estrechamente colaborativas pero independientes. Tres de los cuatro gobiernos recientes (DCG, PAN y FRG) han gozado de mayoría relativa en el Congreso, lo cual no es intrínsecamente malo. Por el contrario, en cualquier democracia, la mayoría es una garantía de estabilidad aun cuando actúe como “aplanadora”. En Guatemala ello ha sido motivo de queja. ¿Por qué un partido va a renunciar al uso de su legítima mayoría? Lo negativo se produce cuando la ilusión de la mayoría relativa limita el debate parlamentario y reduce el papel de la oposición. Pero desde 1986 las fuerzas de oposición se comportan como un factor de obstrucción, con una actitud negativa, innecesariamente crítica, electorera, sin advertir que también desde la oposición se gobierna. La oposición al FRG en el actual Congreso ha acentuado lo que éste hizo como oposición al Gobierno anterior. Sin embargo, los partidos padecen lo que se llama “el mal de Somalia”, enfermedad propia del atraso político en virtud del cual los intereses sectarios del jefe tribal –en este caso los del grupo político– aparecen como superiores a los intereses de la nación. En Somalia (1990-1993) los señores de la guerra pelearon entre sí, y al hacerlo destrozaron al país. ¿Quién ganó y quién perdió en un conflicto en que los intereses particulares se defienden con más ahínco que los fines superiores del Estado Nacional? Cuando la oposición hoy día se niega a aprobar las leyes de modernización económica y crediticia recomendadas por el Banco Mundial y el BID, dando como razón el sectarismo (por cierto, evidente) del FRG, lo que demuestran es que no son capaces de diferenciar lo particular de lo nacional. La oposición es de la misma calaña que el partido de Gobierno, en la torpe ceguera de ambos de no percibir que por encima de los intereses de cada partido están los del país. La calidad de la democracia también se refleja en la calidad de su parlamento porque expresa de manera directa la consistencia de los partidos políticos, y es en el parlamento
Publicación mensual de FLACSO donde se hace el verdadero ejercicio de la política. Es éste el sitio privilegiado del debate, donde se toman las grandes decisiones que benefician al país y en el que se resuelven conflictos y alianzas. Pero sobre todo porque es aquí donde se hacen las leyes. No es suficientemente democrática una sociedad si los problemas nacionales y el debate decisivo se resuelven o realizan en espacios extraparlamentarios. Los congresos de la transición democrática no han tenido la calidad requerida, reflejando en alguna medida la dura realidad nacional. Por ejemplo, el Congreso que eligió como presidente de la República a Ramiro de León Carpio debió ser depurado por una contagiosa corrupción que le afectó. La legislatura actual, tal vez la menos dotada intelectualmente de las cuatro que se han sucedido, revela una notable incapacidad para legislar con la dignidad que la función exige, ¡son monosilábicos! Realizan una política de baja calidad, han expropiado el debate, sus decisiones son controvertidas, y muchas de sus leyes tienen que ser consultadas a la Corte de Constitucionalidad. El affaire de la ley de impuestos a las bebidas alcohólicas, no reveló sino desprecio a la legalidad por parte de la bancada oficial. Y no es excusa recordar que el PAN hizo lo mismo, pero como en otras tantas acciones, quizá con menos daño a la institucionalidad del país.2 Las relaciones Ejecutivo-Legislativo han sido motivo de crisis en la experiencia reciente de América Latina. Ponen a prueba la calidad democrática institucional y revelan casi siempre el vigor de los actores. En Guatemala ni siquiera han constituido una crisis los desencuentros entre el Presidente Portillo y el Congreso y/o el general Ríos Montt. Revelan algo peor: desorden institucional, pues sus diferencias cruzan la gestión gubernamental y vuelven impredecible la dirección en que la misma se mueve. Por momentos la oposición al Presidente la realiza su propio partido, rebajando su dignidad de Jefe de Estado. El general Ríos Montt se cuida poco de ocultar sus diferencias con el Ejecutivo. ¿Por qué? Esta inédita conducta pública reitera la inseguridad, las vacilaciones y la incertidumbre que califican como un rasgo negativo la actual conducción gubernamental. Pero el verdadero Talón de Aquiles de la construcción democrática se ubica en el poder judicial. Sin duda es aquí donde sobreviven las peores herencias del pasado autoritario: la incapacidad para castigar a ciertos sectores (impunidad militar, fiscal), una judicatura con bolsones de clara incompetencia técnica y jurídica3 y a diversos niveles una repugnante obediencia al poder político. Pero, sobre todo, la afición por el dinero fácil. Se conoce, pero es difícil probarlo, que la corrupción existe en todos los ámbitos y llega 2
Se hace referencia al hecho que no hubo en ese momento publicidad ni denuncia alguna y, en consecuencia, no se puso a prueba la independencia del poder judicial. 3 Por ejemplo, la pobreza argumentativa de la decisión de la Corte de Constitucionalidad en relación con las reformas a la ley electoral.
Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002 / 13 escandalosamente hasta el régimen penitenciario. Existe una red clandestina que se origina en las estructuras de la inteligencia militar y que opera a lo largo del sistema de justicia y de las fuerzas de seguridad para proteger grupos criminales e intimidar a los jueces. Los significativos aportes financieros de la comunidad internacional no han logrado modernizar el sistema, salvo en aspectos muy puntuales. El Ministerio Público es sin duda, el peor ejemplo: la justicia no es ni pronta, ni gratuita, ni imparcial, aspectos que se vuelven más visibles hoy día por el desborde criminal que el gobierno actual no ha podido contener. Todo este déficit es mayor en las zonas rurales y afecta más a la población indígena.
¿QUIÉN ESTÁ EN CRISIS: LA SOCIEDAD O EL GOBIERNO? La respuesta es que sin duda, ambos lo están. La evaluación de la democratización en una sociedad como Guatemala revela la complejidad del problema. No es fácil reformar una cultura legal entera, construir una nueva fuerza política o desarrollar un sistema escolar multilingüe. Hay que reconocer que se han venido dando pasos firmes, pero en este gobierno el esfuerzo ha perdido fuerza y dirección. El reducido gasto en seguridad, educación, salud, golpea más a los extendidos sectores de bajos ingresos mientras aumenta el presupuesto militar. ¿Por qué Portillo procede así cuando la oferta electoral fue otra? ¿Por qué amenaza a los empresarios con la buena razón de los impuestos, por ejemplo, o por su insensibilidad social y ofrece ayudar a los campesinos víctimas de una creciente miseria, pero luego sus decisiones carecen de unidad y vigor? En general, el régimen ha resultado particularmente débil frente a las fuerzas del atraso, que se han reavivado con su retórica confrontativa. Maquiavelo recordaba que los reformadores vacilantes, como Portillo, conjuran contra sí el peor de los mundos: la parcial y desconfiada lealtad de los que se benefician por sus reformas y el odio total de los supuestos damnificados. En Guatemala, los actores autoritarios y los poderosos intereses responsables de la desigualdad económica, de la discriminación y de la exclusión, están vivos y quieren seguir influyendo sobre un Estado débil y desfinanciado. Estas fuerzas no van a cambiar con gestos retóricos; sólo lo harían con medidas técnicamente bien diseñadas y, sobre todo, cuando estén apoyadas por mayorías populares. La historia de Guatemala se llena de ejemplos de estas luchas. La política gubernamental está marcada por contradicciones, irregularidades y una incontrolada corrupción. Ésta aparece en todos los niveles de la administración pública, introduciendo el mayor germen de descomposición política y de desengaño ciudadano. Probablemente reside aquí el mayor
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Nueva época, Año II, extraordinario, abril de 2002 demandas campesinas. En el mundo rural la vida es insoportable porque el pasado está vivo y actuando: no hay tierra, no hay trabajo, no hay servicios sociales, y las fuerzas contrainsurgentes (las PAC, rebautizadas con nombres como Comités Locales de Desarrollo o de Vigilancia) reaparecen amenazantes y aliadas de nuevo con los señores de la tierra. Todo lo anterior se arrastra desde el pasado al que hicimos referencia. Nada es nuevo: ni la corrupción, ni la impunidad, ni el recurso a actores militares ligados a los viejos servicios de inteligencia, ni la debilidad de los actores democráticos y de las organizaciones populares. Experimentamos una crisis en ascenso porque este gobierno ha tenido la perversa habilidad de activar más las fuerzas del pasado y no enfrentar con decisión las responsabilidades derivadas de los Acuerdos de Paz. Porque gobierna con desorden por sus luchas internas (dentro del gabinete y entre el Ejecutivo y el Legislativo), a lo que se suma que ha demostrado una extraña destreza para crearse enemigos por todos lados. La oposición crece al punto de trazar una estrategia de renuncia del Presidente.
Los desastres de la guerra (detalle), Goya, 1808-1814.
agravio que el gobierno del FRG ha hecho al proceso democrático: no contribuir a fortalecer las instituciones democráticas, desmoralizar a la ciudadanía, incrementar la desconfianza que los guatemaltecos tienen por la política, los políticos, y en general por el mundo de lo público. El descontento crece pero tiene distintos orígenes. Los intentos por aumentar la carga tributaria y cumplir con los Acuerdos de Paz, el proyecto de castigar a los evasores y otras denuncias que afectarían al sector privado, han puesto en pie de lucha a grupos empresariales. Más grave aún porque afectan la vida democrática, son los asesinatos y amenazas a activistas de derechos humanos, y el cateo y destrucción que han sufrido por lo menos ocho organizaciones vinculadas al estudio del terrorismo militar o a la defensa de derechos sociales. Amenazar al grupo de antropología forense, catear el centro académico AVANCSO, quemar la casa parroquial en Nebaj, el asesinato de Rosales Zea o Rodas Furlán, son acciones que reproducen la época del terrorismo de Estado. Finalmente, lo peor para la estabilidad democrática ocurre en el campo, donde las demandas de trabajo y tierra son ecos que cobran vida de viejas
Los gobiernos anteriores también experimentaron escándalos de corrupción y de fuerte clientelismo. La diferencia radica, según un análisis reciente, en la diversa modalidad de la denuncia: ahora “los críticos más vociferantes son los representantes del sector privado y de la prensa guatemalteca, que es una aliada cercana de dicho sector”.4 No ocurrió lo mismo con el gobierno de Arzú. También se convive con un mal momento económico internacional, agravado después del 11 de septiembre: el momento político internacional también es negativo y tiene efectos internos en la cooperación financiera y técnica y en la dimensión militar. Nos encontramos presos de la coyuntura, pero somos poco conscientes de ello, en este período en que la construcción democrática está amenazada por las fuerzas del pasado autoritario, en un escenario fortalecido por las incapacidades del FRG y Portillo. La lucha contra la corrupción es importante junto a otros factores de riesgo. Pero es necesario no olvidar que defender el futuro democrático, honrar los objetivos cumplibles de los Acuerdos de Paz, avanzar en la reconciliación nacional, son los objetivos superiores que deberían movilizar a los guatemaltecos y guatemaltecas en este momento. Los valores que esos objetivos representan no pueden quedar atados a la defensa de intereses particulares ni a propósitos electorales como algunos grupos estridentes lo hacen. Se enredan en la coyuntura quienes predican el rompimiento del orden constitucional, aun con argumentos constitucionales. ¿Cuál es la fuerza política que garantizaría un ‘gobierno de unidad nacional’? Aquí, como en Venezuela, sobran los Carmonas, pero a la democracia se le combate y se le construye con métodos democráticos. No tenemos opción. 4 R. Sieder, M. Thomas, G.Vickers y J. Spence, ¿Quien Gobierna? Guatemala cinco años después de los Acuedos de Paz, Hemisphere Iniciatives, Cambridge, Mass., feb. 2002, p. 8.
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FLACSO-GUATEMALA CONSTRUIRÁ EDIFICIO PARA SU SEDE ACADÉMICA
E
n reunión realizada el viernes 19 de abril de 2002 en la sede de FLACSO, se informó que, como parte de las actividades destinadas a conmemorar los 15 años de funcionamiento de la Facultad en Guatemala, ésta iniciaría uno de sus proyectos más ambiciosos: contar con instalaciones propias para realizar en mejor forma sus actividades de investigación, docencia superior y difusión de las ciencias sociales en el país, a través de la construcción de un edificio adecuado a tales necesidades. FLACSO es un organismo internacional, regional y autónomo, establecido en 1957 a iniciativa de UNESCO, en Santiago de Chile, y formado por los Estados latinoamericanos y del De izquierda a derecha, el Director de FLACSO-Guatemala y los miembros de la Comisión Asesora: Arq. Brenda Caribe que se han adherido al Acuerdo de Cons- Bocaletti; Dr. Edelberto Torres-Rivas; Mtra. Evelyn Klüssmann; Lic. Marcel Arévalo; y el Mtro. Pavel Centeno. titución de aquel año. Es el Sistema integrado de promoción de las ciencias sociales más amplio y completo de Latino- emitió el 22 de julio de 1998 el Acuerdo suscrito entre la Secretaría america. Su propósito es impulsar la investigación social, así como la General de FLACSO (con sede en Costa Rica) y esa cartera. El formación y capacitación superior de recursos humanos, y coope- artículo 7º de dicho Acuerdo indica que el Gobierno de Guatemaración con universidades, gobiernos, entidades e instituciones afines, la. “Otorgará un aporte suplementario... para el funcionamiento y la integración entre los Estados y pueblos del hemisferio. de la Sede Académica en Guatemala...”. A partir de 1998 se inició A la fecha, FLACSO funciona en diez países de América Latina, el trámite para obtener la concesión, a título gratuito, de un terreno entre ellos Guatemala. En 1987, por iniciativa de algunos profesores en usufructo para la construcción de las instalaciones de FLACSO. e investigadores de la Universidad de San Carlos y de la Universidad Luego de cinco años, el 19 de febrero de 2002, se emitió el Acuerdo Rafael Landívar, se iniciaron las actividades de la Facultad en el Gubernativo No-56-2002, a través del cual el Gobierno Central país, con carácter preliminar y experimental. En aquel año el Estado honró así el compromiso adquirido por el Estado de Guatemala guatemalteco se adhirió al Acuerdo Constitutivo de 1957 y principió en 1998.
así a funcionar el Proyecto FLACSO-Guatemala, mediante el Decreto 96-87 del Congreso de la República. En 1989, y luego de una evaluación del Proyecto a cargo de la Secretaría General del Sistema FLACSO, que reconoció el trabajo realizado por éste y su aporte al desarrollo de las ciencias sociales en el país, las oficinas se convirtieron en el Programa FLACSO-Guatemala. Más adelante, en 1998, y como consecuencia de una nueva evaluación que también corroboró el desarrollo y los avances alcanzados, FLACSO fue elevada a la categoría de Sede Académica. Éste es el estatus más importante al que una unidad del Sistema FLACSO puede acceder, y se reconoce como tal cuando cuenta también con actividades docentes (diplomados y programas permanentes de posgrado). Implica, además, una mayor responsabilidad de los Estados miembros en el apoyo de las respectivas Sedes. Dentro del contexto arriba indicado, el Gobierno de la República, por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores,
El terreno otorgado en usufructo para la construcción del edificio de FLACSO se encuentra ubicado en las inmediaciones del Museo de Arqueología, Antropología y Etnografía, y del Museo de Arte Contemporáneo, en una zona próxima a la Finca La Aurora, en el que FLACSO espera construir en un plazo cercano su nuevo edificio. Con el fin de alcanzar este propósito, se constituyó una Comisión Asesora para: • Recomendar a la Dirección de FLACSO las acciones a realizar, con el fin de impulsar la búsqueda de financiamiento y la figura legal adecuada para obtenerlo, el procedimiento para el concurso y diseño de un edificio, y las acciones de divulgación que se estimen necesarias. • Dicha Comisión de carácter ad honorem, quedó integrada con las siguientes personas: Mtro. Pavel Centeno, Arq. Brenda Bocaletti, Dr. Edelberto Torres-Rivas, Mtra. Evelyn Klüssmann, y el Lic. Marcel Arévalo.
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NoVEdaDeS ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
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¡Ya a la venta! LOS
DESAFÍOS DE LA DEMOCRACIA EN
CENTROAMÉRICA
RENÉ POITEVIN ALEXANDER SEQUÉN-MÓNCHEZ 164 PÁGS. Q55.00 Este trabajo es el resultado de una preocupación por estudiar la realidad centroamericana como un todo. Desde luego, la tarea no fue fácil a causa de la heterogeneidad que caracteriza a un conjunto de países cuyas dinámicas son complejas, debido a procesos históricos distintos. Precisamente, el examen de las diferencias permitió comprender y, en algunos casos, interpretar, aquellos rasgos y situaciones en las que no existe más distinción que la que establecen las fronteras.
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¡en mayo! GÉNERO
Y BIODIVERSIAD
EN COMUNIDADES INDÍGENAS DE
CENTROAMÉRICA
CLAUDIA DARY (COORDINADORA) 374 PÁGS. La región centroamericana se caracteriza por contener una alta biodiversidad producto de su privilegiada posición como puente biogeográfico entre dos grandes masas continentales que le confieren características propicias para la existencia de una gran variedad de genes, especies y ecosistemas. Eso significa que en un espacio reducido, comparado con otras regiones del mundo, se presenten múltiples condiciones ecológicas que hacen posible que algunas especies hayan adquirido condiciones genéticas para establecerse en diferentes pisos altitudinales o regiones climáticas, como sucede con el maíz o el frijol, por ejemplo. Sin embargo, esa riqueza de biodiversidad no depende sólo de las condiciones que le confieren las características biogeográficas del área. La existencia de muchas especies, cultivadas o no, ha sido posible gracias a la intervención de las comunidades, que han encontrado en ellas motivos suficientes para asegurar su reproducción y mejoramiento.
SER INDÍGENA EN CIUDAD DE GUATEMALA MANUELA CAMUS 396 PÁGS.
Ser indígena en Ciudad de Guatemala es un esfuerzo por reflejar la diversidad de formas en que deriva la identidad étnica en el ámbito capitalino. Su protagonista es la deslegitimada población indígena residente, que ha sido tachada como “contaminada”. Este acercamiento a su vida, sus experiencias y sus palabras, pretende darle el espacio que se ha ganado y se merece con el reconocimiento de la indianización de la ciudad capital y de sus sectores populares.