El ámbito académico es el lugar ideal para replantear cuestiones
establecidas en la práctica profesional. La inestabilidad que
caracteriza el ámbito reflexivo permite rever o consolidar, en su
desprejuicio propositivo de “no-construir”, parámetros del hacer
profesional.
El proyecto como investigación, define en su propia experiencia
y no en los resultados del simulacro del conflicto profesional, un
pensamiento estratégico que anticipe, participe o modifique los
procesos de decisión asociados al proyecto.
Esta posibilidad de interferir en el pensamiento disciplinar, es uno
de los valores del trabajo universitario, ya que es en la sumatoria
y superposición de sus resultados desde donde se consolida la
evolución del conocimiento.
Muchos de los trabajos desarrollados, buscan construir estos
procesos reflexivos, arriesgando en sus resultados -no previstos-,
paradigmas establecidos en la enseñanza universitaria.