editorial +ARTE+DIVERSIDAD +PENSAMIENTO - Microfascismo - PATRIARCADO Nosotr@s Editor Sergio Manela.
Redacción Ezequiel Cafaro
Coordinación Dominique Cortondo
Correción Agustina Zato Maximiliano Riedel www.catedramanela.com
Diseño Florencia Nahir Romero
Periodistas Diego Brodersen, ARTE Y ESPECTÁCULOS Luján Cambariere DISEÑO Y ARQUITECTURA Augusto Munaro, Damián Huergo FILOSOFÍA Y LITERATURA Darío Sztajnszrajber Ezequiel Adamovsky María Moreno POLÍTICA Y SOCIEDAD
sumario de contenidos
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Entrevista
06 El juego de la ficción. A Liliana Heker, por Augusto Munaro
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PENSAMIENTOs
11 Entre el animal y la técnica. Por Darío Sztajnszrajber 13 Microfascismo Por Ezequiel Adamovsky
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No eres como nosotro. De Juan Forn
GALERíA Juan Carlos Distéfano. Vida y Obra - Esculturas.
Instructivo Instrucciones para subir una escalera. De Julio Cortázar
VISUALes
17 Los Post-2001. Por Diana Fernández Irusta
APÉNDICE
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GÉNERO
22 Zama lejana tierra mía. Por Diego Brodersen
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Aprendí a hacer, Por María Moreno
22 Cómo atrapar el universo en una telaraña. de Tomás Saraceno
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Anti-Photoshop.
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Antiprincesas.
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Breve diccionario machista. Por María Moreno
26 Elogio de la basura. Por Luján Cambariere
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Postal
29 Los viernes, Forn. Por Damián Huergo
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RECOMENDADOS
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ENTREVISTA
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EL JUEGO DE LA FICCIÓN
por Augusto Munaro
La novelista, cuentista y ensayista Liliana Heker acaba de publicar La muerte de Dios (Alfaguara). Conjunto de relatos que la sitúan a la par de Luisa Valenzuela y Hebe Uhart; autoras de su misma generación. Pero el estilo de Heker es muy distinto. Maestra en el relato, su prosa cuentística ha posibilitado libros imprescindibles como Los que vieron la zarza (1966), Acuario (1972), Las peras del mal (1982), La crueldad de la vida (2001); articulando una obra narrativa sin fisuras, obsesiva en el detalle donde prevalece su mirada que atraviesa el mundo. Heker trabajó en La muerte de Dios una década. El buen lector podrá apreciar que no fue en vano. Son siete cuentos donde cada vocablo tiene su razón de figurar. Todos son un reflejo de su literatura, de su capacidad introspectiva, y de los temas que recorren su obra: el peso de la vida sobre el individuo, la muerte, la vejez, el transcurso del tiempo. Una soberbia lección del arte de narrar que asombra por tanta riqueza en estrategia creadora y en profundidad significativa.
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-La muerte de Dios es un libro que demoró en su aparición. ¿En qué momento deja de corregir un libro? ¿Hay una instancia final, cuando comienza a agobiarse del texto y sus vericuetos?; ¿es allí entonces cuando decide publicar? -Cuando, como en este caso, lo publicado es un libro de cuentos, no tiene mucho sentido para mí hablar del “momento en que dejé de corregirlo”. Cada cuento, mientras lo escribo, constituye una totalidad, un texto autónomo que necesito trabajar hasta que se acerque tanto como sea posible a eso borroso que vislumbré al principio. Pero ni siquiera es tan sencillo como eso. Ocurre que, durante el proceso de escritura (y cuando hablo de ese proceso me refiero a la construcción de las sucesivas versiones) aparecen situaciones o posibilidades inesperadas y entonces eso borroso que vislumbré en el origen también se modifica, lo que me lleva a más trabajo. En algún momento tengo la impresión de que el cuento está. No es del todo cierto; si vuelvo a leerlo después de dejarlo descansar un tiempo, o cuando ya se publicó, seguro que le encuentro algo que debería ser corregido. Pero, de cualquier modo, hay un momento en que dejo de corregirlo, en que veo (o creo ver) que el cuento está. Que admite ser leído por los otros como un hecho definitivo.. Debo aclarar que para mí eso que, a falta de una palabra más adecuada, llamo “corregir”, es el verdadero trabajo creador, la etapa de la búsqueda y el descubrimiento, el proceso complejo que me permite ir develando todos los matices y toda la música posibles —posibles para mí, claro— de un texto; ir echando luz sobre las emergencias de poesía, de humor o de terror que puede embozar ese texto. En cambio lo que requiere un libro-de-cuentos como totalidad es, sobre todo, un trabajo de selección y de armado. A veces un cuento, por bueno que sea, no cabe en un libro determinado. Otras veces, cuando una está armando un libro, descubre que queda un hueco, un texto que falta, un cuento que pide ser escrito para ese libro. En el armado de La muerte de Dios (el libro) me pasaron las dos cosas. Hay un cuento, Pacto de sangre, que yo escribí (y publiqué en El escarabajo de Oro) cuando tenía veinte años. Nunca me conformó tal como era pero había decidido corregirlo para que integrara este libro. En eso estaba cuando me di cuenta de que, ahí, Pacto de sangre iba a resultar banal. Entonces lo saqué. Pero me quedaba una ausencia, algo que le faltaba a mi libro para que fuera exactamente lo que yo quería. Yo sabía de manera borrosa qué tipo de cuento iba a llenar esa ausencia. Lo busqué y, por fin, creo que lo encontré: es Delicadeza. -El título, más que sugestivo, trae a la memoria los conceptos de Hegel y más tarde de Nietzsche. Sin embargo La muerte de Dios aquí, tiene otro significado. -En efecto. Aun cuando juego con la proposición nietzschiana (del modo, digamos, en que William Saroyan jugaba con la proposición balsaciana cuando tituló a una de sus novelas La comedia humana, o del modo en que yo misma, premeditadamente, hice coincidir el título de mi novela El fin de la historia con el de la teoría de Fukuyama), en mi cuento, la muerte de Dios tiene una significación bien distinta de la que le dan Nietzsche o Hegel. El Dios del que yo hablo es personal y anecdótico, es decir: se le muere a una sola persona. Me importaba contar el vínculo singular que tiene con Dios una chica que carece de educación religiosa y, por lo tanto, no tiene una imagen impuesta de Dios. Su Dios proviene solo de la necesidad visceral de que Dios exista. El título del cuento (que también le da título al libro) tiene que ver con la resolución, que por supuesto no voy a contar acá. >> 7
entrevista
-¿Trabaja a partir de planes previos, va diseñando el esqueleto del conjunto o se abandona a cierta espontaneidad? -Nunca hago eso que estrictamente se llama “un plan”. Pero, a medida que avanzo en la escritura de un cuento o de una novela, voy buscando ferozmente la estructura. Sé que cuando encuentro esa estructura todo eso vago o disperso que quiero decir o que desordenadamente escribo va a caber ahí: sé, en fin, que voy a terminar ese texto. Por supuesto, el trabajo no es el mismo en un cuento que en una novela. En un cuento, en general, sé a dónde voy, sé cuál va a ser el final anecdótico. Yo diría que toda idea de un cuento ya viene con el final incorporado; más precisamente: que esa idea y el final son casi las misma cosa. En general no tengo ni el principio, ni el punto de vista, ni la voz que narra, ni la estructura; todo eso lo voy encontrando, a veces con facilidad y a veces trabajosamente, con mucha prueba y error. Pero el final anecdótico está. Y digo “final anecdótico” porque una cosa es lo que pasa en el final, y otra cosa son las palabras, las pausas, la preparación del final: la forma de ese final, que va a determinar, mucho más que lo anecdótico, la excelencia del cuento. En la novela, en cambio, no tengo muy claro el final. En general tengo un conflicto, y tengo a los personajes centrales, y algunas situaciones. Nada más. Al principio hay un trabajo de acumulación. Escribo párrafos, capítulos, escenas, pero no consigo darles una forma. Tardíamente encuentro la estructura y puedo ir trabajando todo ese vasto material informe. La última etapa de escritura de una novela, para mí, es un trabajo de composición, casi un trabajo de montaje. -¿Existe alguna técnica para el cuento? ¿O es mera intuición? -Yo diría que más bien hay un olfato del cuento, algo muy personal que hace que un determinado cuentista, ante una situación que puede ser mínima, o aun perfectamente opaca para cualquier otra persona, sienta ese clic tan particular que le hace saber: “acá hay un cuento”. Ese olfato persiste mientras uno escribe; hace que uno se valga de ciertas técnicas, deseche párrafos, cambie palabras, de tal modo que eso que originariamente hizo un clic se exprese, se abra ante los otros en su plenitud de significación y de intensidad. No creo que ese olfato sea algo innato, una especie de don. Si hay una predisposición, estoy segura de que se pule y se refina leyendo cuentos notables, aprendiendo lo que ciertos maestros dijeron sobre su oficio, equivocándose, animándose a ser lúcidos, y a veces crueles, con el cuento propio, tachando, podando, agregando. Y no recostándose en la comodidad de lo ya hecho y aceptado. Porque es cierto que, con los años y el ejercicio, se adquiere cierto oficio. Pero con el oficio solo no basta. Tal vez uno, con oficio, pueda escribir un cuento aceptable. Pero, para mí, eso no alcanza. -Por cierto, ¿a través de qué criterio organizó los relatos dentro del libro? -El proyecto de cuento —o mejor: el cuento en proceso de escritura— que me hizo pensar en un libro de cuentos, fue La muerte de Dios. Mientras lo escribía pensaba que iba a ser el texto medular de un libro que se llamaría así y del que, hasta ese momento, tenía solo dos cuentos terminados (El concurso y Con medallas, con goulash, con un atenuado clamor de alas) y algunos esbozos o ideas para otros. Mientras avanzaba escribí, casi de un tirón y por un pedido externo, El visitante y supe que también iba a integrar el libro. Cuando terminé la primera versión potable de La muerte de Dios acudí a los esbozos —un registro mental que llevo de los “cuentos que algún día voy a escribir”— para decidir qué otros textos integrarían el libro, y el que emergió con más fuerza fue De la voluntad y sus tribulaciones. Tenía material disperso para ese texto y un deseo o necesidad fulminante de escribirlo. Nada más. Encontrar la situación central, hacer entrar a presión esa materia dispersa, estructurarla, requirió de mí tanto trabajo y tanta pasión que, mientras estaba en eso, casi me olvidé de La muerte de Dios. Solo cuando terminé De la voluntad… supe cómo iba a ser el libro, y que los textos medulares iban a ser dos. Uno abriría, y el otro cerraría el libro. Mi primera idea fue que el primero fuera De la voluntad… y el último La muerte de Dios. Julia Saltzmann me sugirió el orden inverso. Lo pensé mucho y, al fin, me di cuenta de que para mí era mucho más significativo ese orden. La muerte de Dios de alguna manera cierra el ciclo que abrió Retrato de un genio en mi primer libro. En cambio el final de De la voluntad… se abre hacia algo nuevo, es, en cierto modo, un salto hacia lo desconocido, hacia algo que me da miedo y me tienta a la vez. En cuanto a los otros cuentos: Tarde de circo viene de una idea de cuento que me anda persiguiendo desde hace más de veinte años. Tenía el título y unos primeros apuntes escritos en mi antigua y adorada Remington. Cuando me decidí a escribir el cuento busqué con desesperación esos papeles viejos. Por fin los
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encontré pero, cuando leí lo escrito, no encontré una sola frase que me gustara, así que dejé el título, vagamente la idea, y escribí todo desde cero. Delicadeza, como ya dije, lo inventé y lo escribí para este libro. -En “La muerte de Dios”, la protagonista disfruta de su soledad, además de la lectura de los 10 tomos de Juan Cristóbal. Anécdotas por cierto autobiográficas. ¿La memoria de infancia ha sido siempre una motivación a la hora de escribir ficción? -No, no siempre. Solo en el ciclo en que las protagonistas son Mariana y Lucía (Retrato de un genio, Berkeley o Mariana del Universo, Los primeros principios o arte poética, La crueldad de la vida y La muerte de Dios) la memoria de mi propia infancia se vuelve materia primordial de mi ficción. Y aun en esos casos, yo no hablaría de autobiografía. Una recorta los episodios, los reordena y, si hace falta, los cambia, cuando está escribiendo una ficción. La propia historia no es ni más ni menos relevante que las historias ajenas, la imaginación, la locura, los miedos, o las especulaciones de la inteligencia. Todo entra en juego cuando se trata de escribir ficción y lo único que cuenta es la ficción misma, sea un cuento o una novela. -Pregunta indiscreta en extremo, Liliana, ¿le ha ocurrido alguna vez, enfrentarse con la irresolución de un cuento? -Si por irresolución se entiende “no saber cómo tiene que terminar un cuento”, decididamente no: cuando empiezo un cuento siempre sé, a grandes trazos, cómo va a terminar. Puede ocurrir (me ha sucedido muy esporádicamente pero es posible) que en el camino se me imponga cambiar el final original por otro, pero nunca voy a la deriva rogando que aparezca ese final. En cambio me ha ocurrido, y muchas veces, tener una idea de cuento (final incluido) y no dar con la manera de escribirlo. Escribo comienzos, o aun versiones casi completas, y no me conforman; sé de pies a cabeza que el cuento no está ahí. Para dar un ejemplo muy reconocible: me pasó con La fiesta ajena, sin duda mi cuento más conocido, traducido y antologado. Durante años tuve la idea y muy bien determinado el final, pero escribía parrafadas del cuento y me sonaban aburridísimas. Recién en 1981 aparecieron el mono y el mago y supe cómo se escribía ese cuento. -Hebe Uhart sostiene que escribe para comunicar. ¿Qué cosas busca Liliana Heker cuando escribe? -Creo que la literatura, como cualquier expresión artística, es un modo muy complejo y muy ambiguo de la comunicación, pero cuando estoy escribiendo un cuento o una novela no busco comunicarme ni busco nada, salvo que ese cuento o esa novela sea lo que borrosamente deseo. Por qué lo deseo, y por qué escribo, son preguntas que no me interesa responderme. -¿Nunca ha escrito para guardar en un cajón? No. Mantengo en estado de espera lo transitorio, lo que aún debe ser corregido. En cuanto a aquello que, para mí, ha adquirido su forma definitiva, nunca estoy muy apurada por publicarlo pero siento que todo lo que escribo está destinado a ser leído por los otros.
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v Tren a Bala 2016,Tokio, Japรณn.
PENSAMIENTOS
ENTRE EL ANIMAL Y LA TÉCNICA
^ Tren a Retiro, 1940, Buenos Aires Arg.
Por Darío Sztajnszrajber
Aunque siempre la condición humana se haya ido constituyendo a sí misma en conexión esencial con la técnica, en nuestra cultura se fue generando una separación radical entre ambas dimensiones. Por eso, cuando pensamos a la tecnología, solemos hacerlo como si fuera una instancia exterior al ser humano con quien se puede relacionar tanto de manera positiva como negativa. De hecho, según resume Mercedes Bunz en La utopía de la copia, suele haber dos formas canónicas de explicar la relación entre el hombre y la técnica: una optimista y otra pesimista. La optimista entiende a la tecnología como una proyección de la naturaleza humana que logra por medios artificiales expandir las funciones propias del ser humano. Así, un martillo se vuelve un puño más fuerte, un automóvil es visto como una extensión veloz de nuestras piernas, o una computadora no es más que un cerebro con mayor potencialidad liberado de las limitaciones propias del cuerpo humano. Es que la clave de esta versión optimista se encuentra en cuestionar la degradación a la que conduce la finitud de nuestro aspecto material, para colocar en la tecnología la utopía de una naturaleza humana sin su encorsetamiento corpóreo. La tecnología de este modo mejora y realiza lo que por esencia somos. La versión pesimista entiende al contrario que en algún momento del desarrollo de la técnica, el ser humano fue perdiendo el propósito. La tecnología se emancipó de su motivación original y terminó creando un nuevo mundo artificial que reemplazó uno a uno los rasgos propios de lo humano hasta destruir su naturaleza. Así, nuestras
vocaciones, nuestras necesidades, pero también nuestros vínculos, tomaron nuevas formas más superficiales y más al servicio de las sociedades del hiperconsumo. Ya no bebemos, sino que compramos marcas de gaseosas; ya no caminamos, sino que los medios de transportes nos transportan de acuerdo a sus intereses; ya no nos conectamos con la naturaleza, sino con una red virtual de la cual no nos podemos desconectar. Hay una naturaleza humana que se ha perdido, absolutamente enajenada por una sociedad postindustrial que nos convierte en usurarios. Para esta versión pesimista, la tecnología es la gran responsable de la actual crisis del humanismo. Resulta interesar poder hacer un ejercicio de rompimiento de este pensamiento lineal, repensando la relación entre el ser humano y la tecnología desde otro lugar. ¿Y si no se trata de dos instancias separadas de modo excluyente, sino que ambas se condicionan de manera esencial? ¿Qué significaría esto? Tal vez, la propia idea de una naturaleza humana se encuentra inextricablemente ligada con las transformaciones de la técnica. O como sostiene Roberto Espósito recuperando el pensamiento de Pico della Mirándola: tal vez la naturaleza del hombre no sea más que estar todo el tiempo reinventando su propia naturaleza. Es que el problema tanto de la posición optimista como de la pesimista es acordar en la existencia de una esencia de lo humano en sí misma, inmutable, inmodificable, como una especie de núcleo duro que define lo que somos y que se mantiene incólume a lo largo de la historia. Pero si así fuera, ¿cuál sería esa definición? ¿Por qué >> 11
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valdría la actual, por ejemplo? ¿Valdría más por ser la más reciente? La historia de la cultura fue mostrando transformaciones permanentes en lo que entendemos como ser humano, ¿por qué se detendría justo ahora? ¿No es evidente que dentro de algunos años una vez más todo este dispositivo de saber cambie? Y así como se pone de manifiesto la diversidad de concepciones que han regido a lo largo de los años, se puede también vislumbrar que no hay definiciones de lo humano en la que acuerden todos los humanos. Hay un discurso científico actualmente vigente que intenta definir al ser humano y que puede instalar esta definición en virtud del lugar hegemónico que ocupa hoy la ciencia en Occidente. Pero ha sido sobre todo el darwinismo quien más ha cultivado la idea de que todo es contingente cuando se trata de la vida. Un darwinismo al que se lo suele leer exactamente en sentido inverso. ¿Qué es la contingencia de la vida? Es entender que la evolución de las especies no sigue una línea meritocrática. No sobreviven los que mejor se adaptan a las circunstancias, sino que las mutaciones siempre son azarosas y por ello sobreviven los que ante las nuevas circunstancias (climáticas, por ejemplo) han mutado previamente por azar y así coinciden con el nuevo escenario. Ni el hombre es la mejor especie del universo, ni este ser humano es la última etapa de ningún proceso evolutivo. Somos contingentes, somos por azar, somos tránsito y no hay una meta prefijada. La tecnología, en este sentido, se vuelve indisolublemente nodular en las transformaciones de lo humano. No es un elemento externo, sino parte misma de lo humano. Y así como fuimos amebas o simios, también somos cyborgs, esa figura que nos muestra como una mixtura entre lo natural y lo artificial. Hay un interesante relato que coloca al ser humano entre lo animal y lo técnico, pero sobre todo resulta interesante porque nos coloca en un “entre”, es decir en algo no cerrado ni definitivo, sino en permanente estado de reinvención. Por ejemplo, el lenguaje es una técnica que nos constituye y ya no somos por fuera de la lengua. Y de esta manera la mayoría de las creaciones tecnológicas nos muestran un escenario diferente que puede pensarse por fuera de la dicotomía entre la versión optimista y la pesimista. En ese sentido y según otro ejemplo, la postura optimista valorará la irrupción en nuestra cotidianeidad del celular como una técnica que mejora y potencia notablemente nuestras posibilidades comunicacionales. La posición pesimista por el contrario, nos predicará que el celular decide por nosotros cuando comunicarnos y cuando no. Pero lo que es claro es que desde el apogeo de los celulares, se ha producido una transformación profunda en muchos aspectos de nuestra vincularidad con los otros. Desde la conciencia de estar siempre on-line, hasta la irrupción de nuevos lenguajes como el mensaje de texto o las mismas redes sociales que modifican no solo formas de expresión, sino la naturaleza misma de nuestra
identidad. De hecho, la idea misma de red nos exige cambiar nuestra concepción del lugar del individuo, acostumbrado tradicionalmente a colocarse como centro y ombligo de todos sus contactos, por una idea más cercana al nudo como encuentro casual o entrecruzamiento contingente, rizomas que van creando sujetos aleatorios. Hablar de identidad con las nuevas tecnologías –al igual que hablar de lo real, por ejemplosupone una vez más desmarcarse del pensamiento dicotómico, deconstruirlo. Ni las redes sociales de la virtualidad informática como Facebook o Twitter ayudan a que cada persona se expanda mejor a sí misma, ni tampoco todo lo contrario y las redes sociales han aniquilado completamente al yo. Las nuevas tecnologías de la informática transforman la idea misma de identidad, evidenciando que las personas -como bien se visualiza en el origen del término que asocia “persona” con “máscara”- somos muchas en una; o que para no caer en una militancia esquizofrénica, todos somos otros; o como decía Nietzsche, el yo es un campo de batalla. Y así esta contingencia del yo se plasma en todas sus expresiones, en cada perfil con el que nos narramos a nosotros mismos, todo el tiempo de modo diferente. La tecnología, por último también afecta al arte, pero no se trata de un condicionamiento externo, sino esencial. Ya Benjamin leyendo a Baudelaire, analizó cuidadosamente desde el impacto de la fotografía en la nueva pintura abstracta hasta las potencialidades de la nueva obra de arte reproducida. No se puede simplemente leer a la tecnología en la música como la capacidad desarrollada para producir copias de modo masivo. Una grabación ya hace rato que no se entiende solo como una copia de un original, sino que hay un original que surge de la misma tecnología en su conexión esencial con la música. El cine es tal vez la mejor expresión de un arte surgido desde la tecnología que fue dejando -y muy rápido- su identidad como mera puesta en la pantalla de una obra de teatro, creando un género propio que debe todo al uso creativo y subversivo de la tecnología de imagen. ¿Cómo serán los próximos recorridos? ¿Cuál es el lugar del actor en estos esquemas? Tal vez lo interesante sea poder salirnos del esquema binario que, o bien celebraría a las nuevas tecnologías como accesorios que eficientizan el trabajo actoral, o bien insistirían desde una versión pesimista y tradicional en declarar la muerte del actor. Nuevas transformaciones, nuevos desafíos.
MICROFASCISMO
Por Ezequiel Adamovsky En un pico del desquicio en el debate público, Alfredo Leuco se paró frente a una cámara para declarar que quienes preguntan por el paradero de Santiago Maldonado “nos han declarado la guerra”. La pregunta es porqué amplios sectores se reflejan en el discurso de la amenaza irreal. Ezequiel Adamovsky explica que el liberalismo en la Argentina –la ideología que moldeó el sentido común– ha sido desde siempre propenso a apuntar a supuestos enemigos internos que es preciso erradicar para alcanzar la felicidad. Del microfascismo solo se sale proponiendo un horizonte colectivo que sea mejor. El debate público en Argentina está desmadrado desde hace varios años, pero la desaparición forzada de Santiago Maldonado llevó el deterioro a un nivel superior e inesperado. Para defender al gobierno voces oficiales y oficiosas salieron a demonizar a la víctima y a los mapuches de manera desquiciada. Vocabularios que remiten a otras épocas –“terroristas”, “extremistas”– volvieron a las primeras planas de los diarios. Las acusaciones alcanzaron niveles grotescos. En un solo párrafo el diario Clarín sostuvo que a los mapuches solía apoyarlos el gobierno kirchnerista, que ahora recibían algún sospechoso “financiamiento internacional”, que estuvieron vinculados a las Madres de Plaza de Mayo y a la UBA (?) y que habían recibido entrenamiento de la guerrilla kurda y también de la ETA (otro articulista añadió a la lista a ISIS). Como el dislate parecía insuficiente, otros agregaron que recibían dinero de Inglaterra y un dirigente del PRO sumó entrenamientos con el IRA, las FARC y “el narcotráfico”. El dato de que irlandeses y colombianos hayan abandonado las armas no fue obstáculo para el disparate. En el pico del desquicio, Alfredo Leuco se paró frente a una cámara para anunciar que quienes preguntan por el paradero de Maldonado “nos han declarado la guerra”, por lo que “tenemos que estar preparados para defender la democracia con nuestras mejores armas”. El desquicio de funcionarios y periodistas se explica seguramente por los intereses políticos o pecuniarios en juego. Pero hay también un tufillo más viejo y conocido. El liberalismo argentino –la ideología que moldeó nuestro sentido común– ha sido desde siempre propenso a apuntar a supuestos enemigos internos que es preciso erradicar para alcanzar la felicidad colectiva. La barbarie, el extremismo, la subversión, el populismo: nunca ha faltado un mal adjudicado a una porción de la población ni llamados a suprimirlo. Tampoco, la ^ Luciano Arruga, Foto de búsqueda, Archivo. Policía Federal.
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ansiedad por resguardar la nación de alguna supuesta amenaza indígena o extranjera. Pero lo que resulta más difícil comprender es que todo esto haya generado una proliferación de microagresiones en la población común. En las redes sociales, personas de simpatías oficialistas se dedicaron a atacar a quienes reclamábamos la aparición de Maldonado, bajo la acusación absurda de que habíamos sido indiferentes ante desapariciones ocurridas bajo el kirchnerismo (lo que es falso) y de que utilizábamos el caso políticamente. Gente que nunca se interesó por Julio López de pronto se volvió abogada de su memoria. En el colmo del patetismo, Federico Andahazi nos exigió que pidiéramos por la aparición de Luciano Arruga, ignorando que ya apareció, muerto y enterrado como NN, y que fue gracias a la campaña en su nombre en la que participamos los mismos y las mismas que hoy reclamamos por Santiago. Los y las docentes que trataron de concientizar a sus estudiantes sobre el caso fueron intimidados por padres y madres de estudiantes. Personas pegando carteles en las calles con el rostro del desaparecido fueron agredidas por sus vecinos. Los músicos de la orquesta Fernández Fierro padecieron los insultos de su público en un recital y cerca de 250 personas se retiraron ofuscadas ni bien pidieron por la aparición de Maldonado. Como si los considerasen parte de la guerra que invocaba Leuco. Estas son algunas de las microagresiones que por todas partes afloraron en estos días. Lo llamativo del 14<<
caso es que toda esta agitación sucede sin que haya episodios reales que la justifiquen. Quitando la que ejerce el Estado, Argentina continúa siendo en estos días un país sin incidentes de violencia política dignos de preocupación. En concreto, los sucesos del orden de lo real que acompañaron esta paranoia fueron alguna toma de tierras en la Patagonia (que normalmente no interesan a nadie), alguna que otra molotov sin víctimas y alguna piedra contra la policía en una manifestación (ambas en verdad muy posiblemente arrojadas por agentes encubiertos). Nada que no haya sucedido en cualquiera de los años de las últimas tres décadas. ¿Cómo entender que haya gente común tomada por el estado de ánimo propio de una guerra que sólo existe en la mente de Leuco o en la realidad paralela de los trolls de Twitter? Arriesgo algunas hipótesis para ayudar a la discusión, comenzando por lo obvio: la gente que rechaza el reclamo por Maldonado lo hace porque lo relaciona con una campaña del kirchnerismo. Es nuevamente “la política” la que mete la cola, la que usa el caso para desestabilizar a Macri (todavía percibido como un gobierno de gente que viene de afuera de la política para “limpiarla”). Aquí está clara la efectividad que tiene la grieta y el embrutecimiento al que ha sometido al debate público. Pero en otras intervenciones se notan querellas más profundas. El brutal memeque tuiteó el hijo de Ernestina Herrera de Noble –una trampera con un tetrabrik y un choripán para atraer y “cazar” un Santiago que suponen oculto– indica que se desprecia el caso por asociación con el peronismo y con lo plebeyo. A su vez, un hombre que increpó a un grupo de vecinas mientras pintaban un mural por Maldonado les gritó: “Son unos conchudos que están al pedo y entonces se juntan. Hay que buscarse la pala ¡Laburen!”. Como si el caso, por relación con el kirchnerismo/ peronismo, hubiese activado los tradicionales prejuicios morales contra los pobres. Como si reclamar por Santiago pusiese en cuestión el lugar de superioridad de los decentes, de los que se ganan su propio pan, amenazados por los vagos y malentretenidos de siempre. En segundo lugar, a este aglomerado de sentidos antiperonistas/antiplebeyos se agregó otro que vinculaba el caso al desorden y a la falta de autoridad. En las redes sociales abundaron quienes se sintieron en la necesidad de salir a defender el honor de la Gendarmería de las “acusaciones infundadas” que se le hacían. Uno de los whatsapps más reenviados aseguraba que todo se trataba de un complot para hacer caer a Patricia Bullrich, de modo de frenar la lucha contra el narcotráfico y sus medidas de empoderamiento de las fuerzas de seguridad. Como si estuviese en juego la autoridad del Estado. Y el público que se retiró del recital de la Fernández Fierro les gritaba “ustedes rompieron todo y nosotros tenemos que pagarlo”, en referencia a los incidentes en la marcha por Maldonado. Como si los músicos formasen parte de un “ustedes” que promueve el desorden. La re-
ferencia a Santiago como “hippie roñoso” y drogadicto corre en el mismo sentido. Y finalmente se hizo visible una tercera madeja de sentidos, que asociaba actor de impulso la increíble irresponsabilidad de los políticos, periodistas y personalidades que inocularon su veneno en el debate público. Las tempestades de los vientos que siembran nos afectarán seguramente a todos. ¿Pero por qué encuentran oídos receptivos entre la gente común? La respuesta debe apuntar a un hecho estructural y a otro de la coyuntura. Sobre lo primero, retomo algunas líneas que escribí hace tiempo. Vivimos en un mundo que reproduce y amplía una paradójica tensión. Cada vez estamos más más atomizados y atomizadas, privados de vínculos colectivos fuertes. Al mismo tiempo, nunca en la historia de la humanidad existió una interdependencia tan grande en la producción de lo social. A cada minuto, la continuidad de nuestra vida depende de la labor de millones de personas de todas partes del mundo. La institución que permite un grado de cooperación tan grande –el mercado– es, paradójicamente, la misma que nos convierte en individuos aislados que buscan su propia satisfacción. Como sujetos sumidos en esta tensión, todos experimentamos en mayor o menor medida la angustia por la continuidad del orden social y de nuestras propias vidas, en vista de la vulnerabilidad de ambos. Sabemos que dependemos de que otros individuos se comporten de la manera esperada. Pero no tenemos certeza alguna de que lo hagan: no los conocemos, ni tenemos cómo dirigirnos a ellos. Ni siquiera podemos contar con que no vayan a convertirse en una amenaza para nosotros y nosotras. Es la angustia que el cine y la TV ponen en escena una y otra vez, en las cientos de películas y series en las que un individuo o un grupo amenaza seriamente el mundo o la vida de otras personas, hasta que alguna intervención enérgica –un padre decidido, un superhéroe, la policía, un vengador anónimo– vuelve a poner las cosas en su lugar. El espectador sale del cine con su angustia aplacada, aunque la tranquilidad le dure sólo un momento. Como en el cine, el atractivo de los llamados al orden que lanza la derecha deriva de esa angustia por la posibilidad de la alteración fatal del orden. Desde el punto de vista de un individuo aislado, da lo mismo si quien amenaza la vida social o personal es simplemente otro individuo o un grupo social que lo hace para defender algún derecho. No importa si se trata de un delincuente, un loco, un sindicato en huelga, terroristas o un movimiento social que realiza una acción directa: cuando cunde la angustia por el orden, prosperan los reclamos de restaurar su solidez. Y la derecha está siempre allí para acudir al llamado. Hace cuarenta años Gilles Deleuzellamó la atención sobre la emergencia de un “neofascismo” que ya no es un movimiento ni una ideología de guerra (como el viejo fascismo), sino “una alianza mundial para la seguridad, para la administración de una paz no menos terrible, con una organización coordina-
da de todos los pequeños miedos, de todas las pequeñas angustias que hacen de nosotros unos microfascistas encargados de sofocar el menor gesto, la menor cosa o la menor palabra discordante en nuestras calles, en nuestros barrios y hasta en nuestros cines”. Lo importante a retener, junto con la idea de un “microfascismo”, es la palabra nosotros. Porque está claro que desde el poder se agita el miedo al otro para mantenernos a todas y todos bajo control. Pero ya no son otros los microfascistas, sino nosotros y nosotras mismas tomados por la angustia del desorden, crispados por las voces de quienes gerencian nuestros miedos. Que el impulso al microfascismo se haya activado precisamente ahora tiene que ver con el momento político en el que estamos. La hostilidad de parte de la población frente a “la política”, frente al desorden, frente al grupo subalterno que reclama más derechos o a la minoría cuya mera presencia cuestiona la pretendida homogeneidad nacional, emerge por el agotamiento del horizonte que propuso el gobierno anterior. Porque el kirchnerismo volvió a dotar de intensidad a la política, propuso nociones fuertes de lo colectivo, prometió más derechos para minorías y para clases subalternas apelando a una retórica de confrontación con las corporaciones. En tanto ese horizonte resultó convincente, en tanto la sociedad creyó que marchábamos a un futuro mejor, los diversos “desórdenes” que se apilaron resultaron tolerables. La retórica de lo colectivo, de la lucha reivindicativa, de los derechos (incluidos los humanos), se sostuvo en una ilusión a futuro ahora agotada. Sobre esa desilusión colectiva hizo pie el macrismo, cuando invitó a confiar en una imagen alternativa de futuro. Tras años de retóricas encendidas, “el cambio” que propuso el PRO vuelve a situar el modesto horizonte individual en el centro de la escena, invita a cada cual a ocuparse de sus asuntos privados, a trabajar sin culpar a nadie por los problemas personales y a eliminar toda interferencia indebida de “la política”. Es ese horizonte –“agarrar la pala” y dejarse de joder con los cartelitos, las movilizaciones y las consignas– el que mucha gente sintió amenazado por el reclamo por Santiago Maldonado Posiblemente no haya peor postura frente al microfascismo que demonizar a quien lo ejerce. No me refiero a los figurones de la política y la TV, a quienes hay que exigir que rindan cuentas por la barbarie que incuban en sus mentiras. Me refiero a la gente común. Si tantos encontraron solaz en los discursos individualizantes del PRO, no es por algún vicio innato e inerradicable, sino por la falta de persuasión de las visiones de progreso colectivo que, como sociedad, hemos sido capaces de generar. Dicho de otro modo, del camino antisocial que propone el PRO, del microfascismo que promueve y requiere, solo saldremos proponiendo un horizonte colectivo que sea mejor. A diferencia de la derecha, no podemos plantear que el remedio al canibalismo es comerse al caníbal. Esa es nuestra desventaja y, a la vez, nuestra fortaleza. >> 15
VISUALES
^ Villa 31, Capital Federal, Argentina
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LOS POST 2001
Lo más nuevo del cine nacional: films que no se llaman a sí mismos "políticos", pero donde la desigualdad, la militancia y la pregunta por el lazo social son los grandes temas Por Diana Fernández Irusta
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VISUALES - CINE
^ Palmas del Pilar, Pilar, Buenos Aures, Argentina
"La generación biológica más o menos politizada, la nuestra, es la primera que no es perseguida por nadie", escribieron Martín Rodríguez y Tomás Borovinsky hace unos meses, en un artículo donde reflexionaban sobre el sentido actual de la militancia, las herencias políticas, el Estado, la barbarie social e institucional y, en última instancia, qué hacer y dónde poner el cuerpo frente a todo eso. El texto, subido a la publicación virtual Panamá Revista y con amplia circulación en las redes sociales, no estaba motivado ni por una marcha ni por un congreso partidario ni por declaraciones de tal o cual dirigente. El disparador era una película, La patota, dirigida por Santiago Mitre y estrenada por esos días. En el film, una joven abogada tiene un gesto militante (más allá de que nunca se especifiquen sus pertenencias o simpatías partidarias): pone en suspenso una carrera promisoria, se incorpora a un programa social y marcha a dar clases sobre derechos sociales a una escuela rural de Misiones. Allí, la joven perteneciente a la primera generación "más o menos politizada que no es perseguida por nadie" es violada por un grupo de esos mismos alumnos a los que ella quería incluir. x "Nuevo Nuevo Cine Argentino" cartografía del malestar de una época. Algo similar ocurre con un film anterior de Santiago Mitre, El estudiante, que aborda la militancia universitaria. O en Escuela Normal, documental de Celina Murga sobre el centro de estudiantes de la Escuela Normal 5 de Paraná. O en Réimon, film de Rodrigo Moreno que, en 18<<
clave de falso documental, muestra un día en la vida de una empleada doméstica. La lista podría continuar (la ira como lazo social y emocional en El incendio, la nueva inmigración en La Salada, el conflicto de clase en Los dueños). En todos los casos, se trata de películas recientes, en su mayoría realizadas con presupuestos modestos e instaladas por fuera tanto del circuito del público masivo como de las realizaciones impulsadas por el Estado. El denominador común es el modo en que a veces frontalmente, otras de manera oblicua los relatos cinematográficos asumen una mirada política. Como si lo más joven del cine nacional se hubiera volcado sin manifiestos, programas o llamados a la intervención a trazar una suerte de cartografía del malestar de una época, esta que atravesamos, crecida a la sombra del terremoto social de 2001.
Desigualdades En muchas de estas películas habría "una asunción política que no osa decir su nombre", indica Eduardo Russo, director del doctorado en Artes de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP. Asimismo, señala un eje recurrente en estos filmes: "Cierto estado de orfandad como punto de partida. Orfandad, o reconocimiento de una intemperie, una falta a reparar en el inicio, arraigada en un estado de cosas dañado. Y desde allí, la pregunta sobre qué hacer, como vivir con otros".
trabaja por horas en distintas viviendas. "Réimon" es el apodo con que la llaman dos de sus empleadores: una pareja afable podrían ser estudiantes de Sociología que lee y discute El Capital de Karl Marx mientras Ramona limpia la casa. Como en las otras películas, la posibilidad de encuentro entre uno y otro mundo está ausente. La cámara, incluso, parece asumir cierta distancia de clase: observa a Ramona con la prudencia del registro documental, sabiendo de ella poco más que los amables lectores de Marx.
"Nuevo Nuevo Cine Argentino" cartografía del malestar de una época.
Si el gran interrogante político es cómo construir el lazo social con el otro, la cuestión se torna especialmente problemática cuando ante ese otro se interponen, como un abismo, las diferencias de clase. Algo que aborda Una semana solos, película de Celina Murga que a simple vista podría parecer un relato intimista. Pero que, en su acercamiento al micromundo de los barrios privados (y, una vez allí, al micromundo de la infancia) revela los pliegues de un particular conflicto político. En la película hay cinco chicos, primos entre sí, que viven en un country, cuyos padres salieron de viaje. Protegidos por los férreos límites del barrio privado, van solos a la escuela, a la pileta, se encuentran con amigos. Los únicos adultos con los que se cruzan son los encargados de la vigilancia, los guardavidas del natatorio, algún que otro empleado; hay una enorme soledad en sus rutinas. Y algo ocurre cuando ingresa en escena otro chico, hermano menor de una empleada doméstica. Alguien que también es niño, pero viste y habla distinto, se comporta diferente: es, de manera radical, otro; y los primos no saben cómo vincularse con él.El abismo social, que en La patota tomaba la forma del ataque sexual, en la película de Murga se encarna en una presencia habitual en cualquier casa de clase media: la empleada doméstica. Operación que, con mayor intensidad, también se realiza en Réimon. Aquí la cámara sigue el derrotero que, todos los días, realiza Ramona desde su hogar en los suburbios bonaerenses hasta la capital, donde
El tono no es ni de denuncia ni de invitación a alguna acción que transforme cierto estado de cosas; simplemente, se exhibe, en toda su crudeza, el hiato. "El caso de Réimon me parece muy sugestivo apunta Russo. Da cuenta de un registro político que conscientemente se abre en estas películas hasta consolidarse como tematizable, pero trabajosamente admitido, como encontrando un lugar no exento de fricciones." Por su parte, el crítico Roger Koza destaca lo que, desde su punto de vista, constituye un gesto político del film: "Se buscó el modo de filmarla sin caer en los lugares comunes del retrato de la empleada doméstica", afirma. Instalado en la ciudad de Córdoba, Koza recuerda que en esa provincia se realizaron, en este último tiempo, varios films que también se concentran en retratar lo inconmensurable del otro social: "En clave de ficción, están De caravana, de Rosendo Ruiz, y Atlántida, de Inés María Barrionuevo enumera. Y en documental, Criada, donde el director Matías Herrera Córdoba filma a la criada de su familia, una mapuche". La desigualdad es obsesión: en Tucumán, los realizadores Ezequiel Radusky y Agustín Toscano filmaron Los dueños, estrenada el año pasado y cuyo tema es el conflictivo vínculo entre peones y propietarios de una finca. "No menos políticas son las ficciones de un [José] Campusano o las producciones recientes de [Raúl] Perrone, donde no hay militantes ni políticos, sino skaters, motoqueros, transas, policías o chicos perdidos en selvas artificiales alerta Russo. Hay allí una problematización de lo político en dos sentidos: en la forma en que cobran espesor y complejidad ciertos mundos por lo común invisibilizados o sometidos al más irrisorio estereotipo en el imaginario mediático. Y a la vez, por demostrar que el cine puede adoptar formas inesperadas, renovadoras de la percepción del mundo social y los conflictos políticos, sin reducirse a ser una máquina identificatoria, un espejo para reconocerse y regodearse incluso en el presunto desborde catártico, como en Relatos salvajes". >> 19
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Ausente/presente "Nuevo Nuevo Cine Argentino" llaman algunos críticos a muchos de estos directores, en relación con el Nuevo Cine Argentino surgido en los años 90, que se destacó por la renovación estilística y generacional, el circuito independiente y algo que lo distancia de lo que ocurre actualmente: cierta anestesia frente a lo político. Quizá no casualmente, dos de las películas que más se abrían a la interrogación política y que se podrían considerar antecedentes de lo que vino después fueron realizadas al filo del cambio de siglo: Mundo grúa, de Pablo Trapero, y La ciénaga, de Lucrecia Martel. El tembladeral post 2001 acompañó los acercamientos entre cine y política. Ahora bien, salvo dos películas que marcan un antes y un después en el cine ligado con los estragos del terrorismo de Estado (Los rubios, de Albertina Carri, y M, de Nicolás Prividera), la mayor parte de las películas con tono político realizadas en los últimos 15 años anclan en el presente. Pero lo hacen de un modo paradójico: salvo excepciones, no ponen en escena ninguna marca claramente distintiva de este momento histórico. Más concretamente: el kirchnerismo no se nombra. "Es increíble que no aparezca la discusión entre la Argentina K y la Argentina anti-K se sorprende Roger Koza. El kirchnerismo es un término que durante la última década ha atravesado todo: la vida pública, la intimidad, el orden doméstico. Sin embargo, no se articula en el cine." Nicolás Prividera, que también filmó la película Tierra de los padres y escribió El país del cine (Los Ríos Editorial), es conocido tanto por la calidad de su obra cinematográfica como por la severidad de sus ensayos críticos. Algo que se trasunta en su explicación sobre la notable omisión del gran hecho político de la década: "Algunos ven en esa prescindencia un efecto de la época, en cuanto a que nadie querría hacerse cargo de la dicotomía kirchnerismo-antikirchnerismo que marca los últimos años, como si los cineastas no quisieran definirse por miedo a quedar encasillados y enfrentados. Yo creo que, si bien puede haber algo de eso, en el fondo no deja de ser algo consecuente con algo que el Nuevo Cine Argentino arrastra desde sus orígenes, y que es la negación de toda definición «fuerte» sobre cualquier cosa, con la excusa del fracaso de la primacía de la política en los años 70, que a estas alturas sólo termina siendo una comodidad posmoderna". Gonzalo Aguilar, investigador del Conicet y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, aborda de otro modo la cuestión. En su libro Más allá del pueblo. Imágenes, indicios y políticas del cine, considera que vivimos en una época "post-épica", marcada por narraciones que entienden a la épica como una plenitud que ya no puede encarnarse en la historia, pero que funciona como promesa o estímulo. Porque, en última instancia, la épica no sería sólo una cues-
tión pasional: para que exista tiene que haber un entorno de cambios históricos profundos; un espacio de rebeliones, revoluciones, guerras. De acciones heroicas que poco tienen que ver con el manso escenario de la vida institucional reglamentada y las decisiones consensuadas propias de la democracia. Entonces, dice Aguilar en un diálogo vía mail: "Lo que sucedió con el kirchnerismo fue que a medida que los antagonismos se fueron profundizando se recurrió cada vez más a la épica y sus opciones extremas. Eso en el plano del relato, porque en la práctica ningún proceso adquirió dimensiones épicas. En el caso de La patota o Réimon, son películas que están fuera de esa órbita, pertenecen todavía al régimen del Nuevo Cine Argentino, que mantuvo siempre cierta distancia con las narraciones épicas, identitarias o de bajada de línea", como se decía hace unos años. Tal vez lo nuevo que traigan estas películas es que focalizan en un aspecto que justamente la «épica» kirchnerista no pudo resolver y que es la desigualdad. Más allá de las críticas, creo que su honestidad (y esto también lo veo en contraste con el relato que se hace desde el Estado) consiste
No se trata de crear ficciones de igualdad o de proponer una igualdad que hoy por hoy es una ficción, sino de poner de relieve las distancias, las diferencias, las injusticias Un caso donde esa "politización de la vida cotidiana" se conjuga con un testimonio político más amplio es Cola de ratón. Película documental que, además, es de las pocas donde el kirchnerismo aparece como tema. La filmó Ivo Aichenbaum, joven cineasta que vive en Río Gallegos: a partir del suicidio de un amigo, el autor va enlazando reflexiones, recuerdos personales, material de
archivo y registros del actual perfil político de la provincia de Santa Cruz. "El sentido de la vida es muy frágil en este desierto de economía extractiva, cemento y clima riguroso comenta el autor. Las preguntas que pretende instalar la película tienen que ver con tratar de entender cuál es el horizonte y la dirección del supuesto crecimiento de los últimos diez años, y proyectar una mirada personal sobre el origen de un mito político en el momento exacto de su construcción. Establecer vinculaciones simbólicas entre lo micro y lo macropolítico, elaborando así una deconstrucción de la mitología patagónica y la figura de Néstor Kirchner." Aichembaum está convencido de que lo mejor del cine político está por venir, que es una "necesidad generacional" que lo haga, y que el futuro está en un cine-ensayo "motorizado por gente no formada en escuelas de cine, sino en ciencias sociales y arte contemporáneo, con un acceso inusitado a cámaras de bajo costo y alta calidad". "Me consta que estas películas están en camino", insiste. En función de lo que ya se está haciendo, sólo es cuestión de creerle.
^ POTRERO Villa 31, Capital Federal, Argentina
en que no asumen una posición populista sino que admiten su mirada de clase media o burguesa. No es una honestidad moral sino estética y de la mirada: no se trata de crear ficciones de igualdad o de proponer una igualdad que hoy por hoy es una ficción, sino de poner de relieve las distancias, las diferencias, las injusticias. No hay una intervención política de estas películas sino que, a partir de ellas, se intenta politizar zonas de la vida cotidiana".
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VISUALES- CINE
ZAMA LEJANA TIERRA MÍA
Después de casi 10 años de pantalla vacía, Lucrecia Martel vuelve con su cuarto largometraje que tras su resonante paso por los festivales de Toronto y Venecia llegará a los cines. Por Diego Brodersen
ARTE CÓMO ATRAPAR EL UNIVERSO EN UNA TELARAÑA
Se trata de Zama, su versión de la novela de Antonio Di Benedetto, texto de culto que recrea un virreinato de espejismos y ensueños y que crece desde una espera estancada en el tiempo hacia la aventura, la violencia y la disolución. La película insumió unas diez semanas de rodaje que quedaron registradas en Años luz, el documental de Manuel Abramovich y el libro. El mono en el remolino de Selva Almada. En esta entrevista, Lucrecia Martel habla sobre el doble desafío de Zama: cómo lidiar con su primera adaptación de una obra preexistente y su primer film “de época”. Escena uno. Exterior. Día. Don Diego de Zama está parado sobre la orilla del río, una de las manos apoyada ligeramente sobre su sable oficial. Mira hacia lo lejos, luego a las quietas y amarronadas aguas, nuevamente al horizonte, finalmente gira la cabeza y sigue sin demasiado interés a un grupo de niños aborígenes que juegan sobre la angosta playa. Camina un poco, se detiene y vuelve a otear la lejanía, como si esperara algo. O a alguien. Un barco, quizás, que lo saque finalmente del sitio en el que se encuentra, que se le antoja parecido al purgatorio. Diego de Zama espera y seguirá esperando: es parte de su esencia, su destino incluso. Es así en la célebre novela Zama de Antonio di Benedetto y así es también en la versión cinematográfica imaginada por Lucrecia Martel, el esperado cuarto largometraje de la realizadora salteña luego de casi una década de pantalla en blanco (y un proyecto de envergadura abortado: la adaptación de la historieta El eternauta). Zama espera, pero la espera por Zama finalmente terminó: luego de su paso por los festivales de Venecia y Toronto, Martel está de estreno con una película que -por diversas razones, externas e internas- contiene en su
Con la curaduría de Victoria Noorthoorn y el equipo del MAMBA, la exposición presenta dos grandes instalaciones producto de una década de investigación artística. En ambas obras, el visitante podrá vivir la experiencia del universo entendido como una red de interconexiones donde cada elemento se des-
Tomás Saraceno:
pliega y transforma, reconfigurando sus límites materiales y sociales. El proyecto, que combina el interés de Saraceno por la aracnología y la astrofísica con el sonido y las artes visuales, invita al espectador a un “concierto cósmico” colectivo que abarca los dos espacios destinados a la exposición. En la instalación The Cosmic Dust Spider Web Orchestra [Orquesta Aracnocósmica], ubicada en el segundo subsuelo, a través de un registro tridimensional de video en vivo, las partículas
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de polvo flotantes se transforman en sonidos, notas musicales, influenciadas por su posición y velocidad en el espacio. Su sonido es amplificado y espacializado por una serie de más de 25 altavoces distribuidos en la sala. A medida que el público transita por la muestra, sus propias acciones se vuelven audibles a través del movimiento del polvo que flota en el plano cósmico. La interacción entre los sonidos producidos por el polvo cósmico que flota en la sala, el movimiento de los visitantes, el ritmo de araña (Nephila clavipes) punteando a su tela, y el aire producido por los parlantes crean una composición colectiva de baja frecuencia –un jam session de agentes humanos y no humanos. Por su parte, el segundo piso del Museo, presenta la instalación Instrumento Musical Cuasi-Social IC 342 construido
ADN la semilla de la leyenda. Pero Zama se hizo esperar: fueron varios años de preproducción, consecuencia en gran medida de los problemas de financiación, seguidos por el retrasado lanzamiento comercial luego de la inesperada ausencia en el Festival de Cannes, el pasado mes de mayo. “Fue muy estresante el proceso previo al rodaje, pero una vez que se largó fue todo muy divertido. Hermoso. Fueron casi diez semanas de rodaje, apenas un poco más de lo planificado”, detalla Lucrecia Martel, en un pequeño hueco entre dos viajes al exterior para presentar su nueva obra, frente a un café con leche y una porción de torta que hacen las veces de desayuno tardío o almuerzo frugal. “Fue tan difícil hacer esta película en términos financieros. Pero ahora tengo tanta felicidad. Además, eso de romper el hechizo de que no se podía filmar.
En un momento pensé que era verdad, que la película no se podía hacer. Lo de Cannes fue sorpresivo: pensábamos que podía interesarle a ese festival, en cualquiera de sus secciones; por supuesto, no la Competencia oficial, ya que Pedro Almodovar, uno de los productores, formaba parte del jurado. Es todo tan frágil: no te invitan a un festival y tenés que mover toda la estructura, la fecha de estreno”. Don Diego de Zama -el actor hispano-mexicano Daniel Giménez Cacho en uno de los roles más regios de su extensa y prestigiosa carreraobserva a un grupo de mujeres desnudas en plena faena: un baño de barro que es, al mismo tiempo, la ocasión ideal para la conversación, en estricto guaraní. “Mirón”, le gritan cambiando de idioma al descubrir al calenturiento voyeur, ocul-
por 7000 Parawixia bistriata – seis meses,
debajo de ellos y, de cualquier modo,
hasta 15 metros de largo– e integra una
arañas se impulsen hacia arriba. Esta
la telaraña tridimensional más grande
casi siempre trabaja de noche. (…)
de las aproximadamente veintitrés espe-
estructura con su silueta recortada en el
construida y exhibida hasta el momento.
El aire es altamente viscoso a es-
cies que muestran un comportamiento
espacio de la exposición, nos confronta
Aquí, navegando entre filamentos de
cala de una araña; una situación aná-
social y cooperativo, dentro de las
con fenómenos que están más allá de
telarañas resplandecientes, surgen ni-
loga para un ser humano sería cons-
más de 40 mil especies de arañas co-
la escala humana: 140 millones de años
dos de nebulosas y clústers de galaxias
truir una tela de sogas elásticas bajo el
nocidas en el mundo.
de presencia arácnida en la Tierra. Esta
como ecos de un micro y macrocosmos
agua. En cambio, debemos depender
El equipo del Museo adaptó y apren-
exposición nace a partir de su investi-
de cooperación. Alrededor del visitan-
de los caprichos del viento; tendremos
dió de la temporalidad de la Parawixia,
gación de larga data sobre las telarañas
te se forman filamentos interconecta-
que lanzar nuevas líneas, permitiendo
desde su forma de hilar hasta su modo
expresando la idea del artista sobre el
dos de miles de arañas casi sociales de
que las puntas floten en corrientes de
de agruparse y desarrollarse; las arañas
universo como un dominio expandido
la especie argentina Parawixia bistriata.
aire irregulares”.
tejieron largas y sedosas telas combi-
de interconexiones. Reconsidera la afini-
Los dibujos en el aire, realizados por
Durante seis meses, el Museo ha alo-
nándose con y anclándose en la arqui-
dad más allá de lo humano, como flujos
unos 40 millones de hilos, son la trayec-
jado especímenes de la especie Parawixia
tectura de la sala. Las arañas esperan
dibujados en el viento atmosférico y tra-
toria de partículas de polvo cósmico.
bistriata y ha observado el proceso que
pacientemente una brisa de aire para
yectos en la “red cósmica”, una analogía
Como si ejecutara una de las ins-
experimentan las arañas al habitar un
impulsarse en el vacío del cielo.
comúnmente usada por los astrofísicos
trucciones de Julio Cortázar, Saraceno
espacio. Esta especie, proveniente del Par-
El ballooning, un método a través
para describir el universo como un con-
cita a William Eberhard:“Para empezar,
que Nacional Copo, ubicado al noroeste
del cual las arañas usan el aire como
junto de galaxias discretas unidas por
uno primero debe volverse ciego: la ara-
de la provincia de Santiago del Estero, y
medio de traslación, ha inspirado por
gravedad. Surgen múltiples formas,
ña tiene muy mala visión; sus ojos están
también de la Provincia de Buenos Aires,
mucho tiempo al artista, que se fas-
como secuencias de rastros, sendas y
en el lado incorrecto de su cuerpo para
se caracteriza por construir las telas de
cina con el entrelazamiento colectivo
constelaciones que revelan lo microscó-
ver los hilos de la telaraña cuando está
mayor longitud en comparación a otras –
de miles de hilos que permiten que las
pico, lo global y lo cósmico.
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VISUALIDAD - CINE
to tras unos yuyos. Zama, empleado de la corona española destinado a ocupar un cargo burocrático en el Virreinato del Río de la Plata, en algún año de Dios del siglo XVIII, resuelve asuntos territoriales de poca a moderada monta, practica las artes de la visita social, ratifica algún acuerdo comercial. Obligaciones laborales y formas de matar el tiempo. “Zama, el Corregidor de espíritu justiciero”, afirma un niño ceceoso en el espíritu satírico de un Cervantes, mientras la pista de sonido deja oír un sonido extraño, extemporáneo, anacrónico. A pesar de estar recubierta por una superficie que remite al drama histórico tradicional, en Zama todo es enrarecido, febril, como si la densa espera de su protagonista tomara la forma de un velo engañosamente traslúcido. Uno de los muchos logros de la directora de La ciénaga, La niña santa y La mujer sin cabeza es haber construido un universo que podrá cotejarse y afiliarse con el de otros realizadores (algunos críticos internacionales dispararon nombres tan dispares como los de Werner Herzog, Claire Denis o Terrence Malick) pero que, en última instancia, es tanto o más idiosincrático que su obra previa, a pesar de las evidentes diferencias.
Zama marca, al menos, un par de primeras veces: se trata de la primera adaptación de una obra preexistente y es, asimismo, su primer film “de época”. “Tuve un entrenamiento en eso de meterme en el mundo de otro con el año y medio de trabajo alrededor de El eternauta”, continúa Martel. “Pero cuando leí Zama, me di cuenta de que los procedimientos de di Benedetto son tan creativos que se trata de algo más que meterse en un ^ Campos Río Platences, 1850, Buenos Aires Arg. Fuente, BN.
Investigación
Biografía
época post-combustibles fósiles en
importante instalación en la 52ª Bienal
un paisaje hecho de esferas interco-
de Venecia como parte de la exhibición
Durante la última década, Saraceno y
La práctica artística de Tomás Sara-
nectadas de prácticas y plataformas
colectiva Fari Mondi // Making Worlds,
su equipo fueron pioneros en el estu-
ceno (nacido en 1973 en Tucumán,
participativas abiertas de producción
curada por Daniel Birnbaum. Saraceno
dio de las telarañas de los arácnidos,
Argentina, vive y trabaja en Berlín) se
y distribución del conocimiento.
dicta conferencias en instituciones de
para lo cual desarrollaron métodos in-
nutre del mundo del arte, la arquitec-
Saraceno estudió arquitectura en
todo el mundo y ha dirigido el Institute
novadores que amplían los horizontes
tura, las ciencias naturales y las cien-
la Universidad Nacional de Buenos
of Architecture-related Art (IAK) en la
de la investigación científica, por ejem-
cias sociales. Sus esculturas flotantes
Aires en la Argentina (1992-1999) y
Braunschweig University of Technolo-
plo, a través de un sistema de láser ca-
e instalaciones interactivas promueven
cursó estudios de posgrado en Arte y
gy, Alemania (2014–2016). Participó en
paz de reconstruir digitalmente redes
las conexiones entre la ecología social,
Arquitectura de la Escuela Superior de
programas de residencia en el Centre
tridimensionales complejas. Varias
mental y medioambiental. A lo largo de
Bellas Artes de la Nación “Ernesto de
National d’Études Spatiales (2014–
instituciones de investigación, como el
la última década, ha explorado la posi-
la Cárcova”, Buenos Aires (2000), y en
2015), el MIT Center for Art, Science &
Massachusetts Institute of Technology
bilidad de una futura existencia aérea
la Staatliche Hochschule für Bildende
Technology (2012–hasta ahora) y el Ate-
y el Departamento de Comportamien-
como parte de su proyecto permanen-
Künste – Städelschule, Frankfurt am
lier Calder (2010), entre otros.
to Colectiva del Max Planck Institute,
te Cloud Cities. ElAerocene de Sarace-
Main (2003). Más tarde, participó en la
han trabajado con el artista para pro-
no, basado en los impulsos utópicos de
Universidad IUAV de Venecia. En 2009,
fundizar su investigación y desarrollo,
R. Buckminster Fuller, las exploraciones
participó en el Programa Internacio-
lo que representa una contribución
estructurales de artistas como Gyula
nal de Estudios Espaciales del Center
tanto para las ciencias como para las
Kosice y los universos ficcionales de
Ames de la NASA en Silicon Valley, CA,
artes y establece un cruce novedoso
Italo Calvino, es una invitación a dar-
y recibió el prestigioso Premio Calder.
entre ambos campos.
le forma a un período de tiempo, una
Ese mismo año también presentó una
24<<
universo ajeno. Leí la novela en tres días y el procedimiento de lectura te sumerge en algo muy particular, que va más allá de la historia, el relato, y es que la forma de la escritura es fascinante. A partir de ahí, desear hacer algo era inevitable. Y eso es lo que, a mi entender, hace que sea una obra maestra: Zama te impulsa a crear”.
El que espera, desea “La gente dice ‘adaptación’ de manera ligera, pero ¿qué es eso?”, se pregunta Lucrecia Martel. ¿Cómo hacer para ‘adaptar’ un texto –literario, teatral o poético, da lo mismo– a la hora de pensarlo en términos fílmicos? Traducción quizás sea un término más preciso, como si tratara del siempre engañoso paso de un idioma a otro. “Uno entra en estado de fascinación con ese mundo, ese sistema, y frente al deseo de hacer una película inventa procedimientos. Lo primero en lo que pensé fue en el hecho de que Zama es un soliloquio. ¿Cómo transformarlo en una serie de eventos que, si bien están delineados en la novela, en última instancia no son tan importantes en sí mismos como la manera en la cual él los percibe? Esa dificultad era el mayor desafío. Tomé la decisión, incluso antes de comenzar a escribir el guion, de convertir muchos de los diálogos en voces en off virtuales: el espectador ve la cara de Zama pero constantemente escucha las voces de otra gente. Eso les dio un carácter muy subjetivo a las escenas. Es un procedimiento muy simple, pero me permitió acercarme a lo que en el texto es el estilo indirecto. El otro elemento está ligado a la forma de remolino de la novela, que
la escena del principio con el mono (que decidí no filmar y dejar que otra persona más atrevida lo intente) anticipa como estructura de la narración. La historia va y viene alrededor de los pensamientos, se contradice, parece que va para un lado determinado, pero luego no. Eso genera una distorsión de la línea de tiempo, de la continuidad dura. Para acercarme a esa percepción que produce la novela pensé en no hacer ningún esfuerzo por situar al espectador temporalmente. Obviamente, ves el traje con el que está vestido Zama y sabés que es una película de época. Pero las elipsis, las pequeñas y las grandes, no son evidentes. Finalmente, hubo cuestiones ligadas al diseño de arte. Nos parecía importante crear un universo del pasado donde convivieran nuestros inevitables prejuicios y sostener algunas violencias sobre esos mismos prejuicios, algunas muy arbitrarias. Di Benedetto comete errores históricos, pero no tienen la menor importancia. Nadie tiene dudas de que la Historia la escriben los que ganan, pero ¿cuánto de eso preforma nuestra vida cotidiana? Lo más terrorífico de quien escribe esa Historia es que intentó generar una imagen absoluta de los indígenas, por ejemplo: el indio infantilizado, el negro boludo, “mi amito”. Y lo interesante es que es imposible someter a una persona; sólo el que ganó puede describir esa idea de sumisión completa. Decidimos incluir constantes gestos de irreverencia como forma de ir en contra de esa idea tan conservadora de la Historia. Y borrar a la Iglesia Católica, una decisión absolutamente arbitraria que implicó quitar todas las cruces de muebles y demás elementos de época, y centrarnos en un discurso completamente comercial. Tenemos metida en la cabeza esta idea de una colonia híper católica y las co-
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VISUALIDAD - CINE
sas eran un poco más complejas. Esas decisiones fueron tomadas para que, en la ausencia de esos elementos –que obviamente existieron– nos obliguen a pensar un poco más. Al fin y al cabo, ¿qué importancia tiene ser falaz si la falacia permite reflexionar un poco, ir al pasado con otra cabeza?” “Ya falta poco, está subiendo un barco. Trae correo real” sueña despierto Zama, mientras tres mujeres lo bañan amorosamente. El gobernador lo recibe, pero nuevamente esa misiva destinada a pedir su traslado a Buenos Aires no llegará a redactarse. Hay noticias del bandido Vicuña Porto, enemigo declarado del estatus quo, historias de saqueos, violaciones y violencias
varias. Y una particular raza de cocos llenos de joyas que ha adoptado la forma del mito. Pero nada de eso importa: todo se dilata, como el mismo tiempo. “¿Qué es la espera? No es más que la proyección del deseo de alguien. Alguien desea algo que no está en sus manos y hay un tiempo en el que se espera que eso suceda. El temor es algo muy parecido, con la diferencia de que no se proyecta hacia adelante, como el deseo, sino que puede venir desde donde menos se lo espera. Pero hay algo parecido entre el deseo y el temor. Si uno no es nadie, si uno cree que no es nadie, nada de eso –ni el deseo ni el temor- te pueden afectar. Ni esperás ni temés. Todo eso sucede cuando se tiene una identidad muy definida. El aspecto que más me interesaba de la novela era el concepto de la disolución de la identidad; liberarse de la esperanza, liberarse de uno mismo. Para mí ese era el punto, no tanto la espera en sí: la trampa de la identidad y cómo eso determina casi todo”. La barba crecida indica el paso del tiempo y, como en la novela, Zama se embarca en la aventura, en un viaje a campo traviesa, en una excursión a los indios, a esa disolución de la identidad mencionada por la realizadora. Quizás a la locura. El último tercio de Zama, prologado nuevamente por una de las melodías ensoñadoras del dúo brasileño Los Indios Tabajaras que acompaña a las imágenes de manera intermitente, abandona finalmente la asfixia de esa espera –al mismo tiempo concreta e indefinida– para abrirse a otros espacios y experiencias. ¿Quién es Zama ahora? ¿Quién será Zama en el futuro, sobre el final de la fábula?
^ Lucrecia Martel, en el rodaje de ZAMA. Fotografía Pero Zar.
DISEÑO
“La basura es la nueva naturaleza”,
mos de aclarar y documentar cómo
advertía hace poco un slogan en el
en Latinoamérica somos pioneros en
ELOGIO DE LA BASURA
marco de la semana del diseño en
el recurseo con ejemplos por demás
Nueva York. Los alemanes hoy toman la
virtuosos, al igual que celebramos
posta e inauguran la exposición Pure Gold,
que la temática sea tenida en cuenta
Upgraded Upcycled que están desarro-
en el resto del mundo.
Luján Cambariere
26<<
^ D. Schneemann, 2011. Reciclado de ojotas.
llando hace más de un año a través de
Al menos a los ojos de muchos
curadores de todo el mundo para pre-
diseñadores que exploran el tema de
sentar en el MKG-Museum für Kunst
la basura y presentan enfoques para
und Gewerbe de Hamburgo del 15 de
su uso para crear productos valiosos
septiembre al 21 de enero, con la idea
desde hace tiempo. La industrializa-
de seguir revalorizándola como mate-
ción mundial y los niveles cada vez
rial del futuro. Basura, descarte, resi-
mayores de consumo hacen que es-
duos… la materia prima que quieren
tas mecánicas del reuso y reciclaje sea
sobre todo enaltecer a través de todos
algo urgente por eso el IFA (Institut
los ‘re’ posibles -reúso, reciclaje, re-sig-
für Auslandsbeziehungen) organiza
nificación- mediante distintos expo-
esta exhibición y plataforma de wor-
nentes del mundo que lo usan como
kshops y conferencias”, adelantan
recurso. Vale aclarar que es un tópico
desde la organización.
y mecánica que a nosotros al Sur no
“Los pilares de este proyecto son
nos sorprende. De hecho nos cansa-
la ética, la responsabilidad, la interna-
Un baño de inmersión
Desde la primera escena de su ópera prima, La ciénaga, con sus ruidos a sillas arrastradas sobre un piso hecho de piedras y los hielitos tintineando en un vaso lleno de vino, el estío pegando fuerte sobre la ligera borrachera de la tarde salteña, el sonido ha jugado un rol sustancial en el cine según Martel. Zama no es la excepción, desde luego, pero las reglas del juego sonoro llegan aún más lejos. “Es un criterio que mantuvimos con Guido Berenblum en todas las películas: componer un sonido expresionista junto a un tipo de imágenes, si se quiere, naturalistas. Zama tuvo un giro importante en la mezcla de sonido, pero lo que decidimos desde un principio fue el uso de sonidos naturales con una cualidad un poco electrónica. Guido armó una biblioteca de sonidos sospechosos, que estuvieran entre el dispositivo tecnológico y lo biológico, sobre todo de animales. Un ejemplo es el pájaro campana: uno lo escucha y no puede creer que un ave haga ese sonido; o el urutaú, que parece algo humano; algunas chicharras. Y así como en la imagen eliminamos cualquier aparición de fuegos o velas– porque es otro típico mojón para señalar que se trata de una película de época–, en el trabajo con el sonido evitamos el sonido de carruajes. Y los pregones son inventados, no hay mazamorra caliente. La idea era tratar de no reproducir aquello que se espera por la fuerza de la costumbre. Luego estuvo
la decisión un poco escandalosa, juvenil incluso, de incluir ese sonido de caída permanente que parece tomado de una película de ciencia ficción. Finalmente, la música, que nunca había usado antes en mis películas. Los Indios Tabajaras tienen algo graciosito, aunque no sé si ellos querían ser graciosos. Es una música muy pretenciosa y, a pesar de que son brasileños, creo que eso es algo muy argentino, entre una cosa solemne y pasada de rosca. Además, son temas de la época en que se escribió la novela y me gustaba imaginar qué podía estar escuchando di Benedetto en ese momento.
Zama no es la excepción, desde luego, pero las reglas del juego sonoro llegan aún más lejos. Muchas cosas las pensamos desde los años 50, incluso algunos detalles de la fotografía. Cuando llegamos a la mezcla de sonido, tomamos la decisión de que no fuera medida sino disruptiva, que los volúmenes se escapen un poco. Una mezcla no elegante. Creo que fue un acierto enorme, a pesar de que, en un primer momento, teníamos nuestras dudas”. En cuanto al trabajo de montaje, Martel detalla que el material en bruto ordenado cronológicamente duraba apenas tres horas y el primer corte unas dos, algunos minutos más que la versión final. “Cada uno tiene su teoría, pero no soy larguera. No me interesa hacer películas largas. Zama podría haber sido un pelotazo de tres o cuatro horas, pero para mí es como un baño de inmersión: si te quedás mucho rato en el agua se te empieza a arrugar la piel”.
cionalización y la co-creación. La expo-
bus, profesor de la universidad Karls-
Londres, Divia Patel por Asia, Bahia
sición Pure Gold consta de dos partes
ruhe de Artes y Diseño y responsable
Shehab por Egipto, Eggarat Wong-
complementarias: la exposición física
de la iniciativa. Albus convocó a siete
charit por Tailandia y Zhang Jie por
y material y la plataforma virtual como
curadores de Europa, América Latina,
China. ¿Algunas piezas participantes?
espacio de diálogo, discusión y almace-
Africa del Norte y el Cercano Oriente,
Del estudio asiático 56th Studio sus
namiento de conocimiento.
Asia del Este, África subsahariana, Asia
famosos bancos Cheap Ass Elites rea-
Los materiales utilizados en los ejem-
meridional y Asia sudoriental, reunien-
lizados con cajas plásticas. De Europa,
plos presentados están fácilmente
do 76 exposiciones y un total de 53 di-
la Raymond Table del diseñador David
disponibles en cualquier lugar de for-
señadores para la exposición. Además
Amar en madera reciclada. De Africa
ma libre –y sin embargo, a menudo se
habrá talleres en los diversos lugares
los bancos realizados reusando tam-
ven como basura con poco valor–. Lo
donde viaje la muestra.
bores de lavarropas de Junk Munkez y
mismo que muchas de las técnicas uti-
La querida Adelia Borges por Lati-
lizadas para su reelaboración, el saber
noamérica, quien presentó el trabajo
hacer artesanal que en muchos casos
del colectivo convocado en el 2016
Mientras que de Asia, entre otros,
se basa en métodos tradicionales”, co-
por la escuela Atico de Diseño junto al
dan el presente las banquetas reu-
mentan. “El objetivo de nuestra exposi-
Mercado Don Toto para la realización
tilizando caño de la construcción de
ción es desarmar todos los malos nom-
de luminarias de reuso presentadas
Cheng Biliang. Y de mecánica similar,
bres que tiene la reutilización y lograr
en el Museo Malba y los brasileños
ya que también reusa caño pero esta
una nueva noción de materias primas
Brunno Jahara y Domingos Tótora,
vez recubierto de bellos textiles reci-
y, por lo tanto, una nueva apreciación
que trabajan con descartes. Tapiwa
clados de la industria de la indumen-
de estos productos”, agrega Volker Al-
Matsinde por Africa subsahariana y
taria, los sillones de Sahil & Sarthak.
los racks reciclando bidones de agua de Piratas do Pau.
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28<<
^ Paisajes, Villa Gesell, Adrian Lestido
postal
LOS VIERNES, EN VILLA GESELL
Juan Forn fue uno de los primeros en introducir herramientas del marketing en la literatura y darle una vuelta de tuerca al mercado del libro, además de autor de cuentos célebres como “Nadar de noche”, la ambiciosa novela María Domeneq y las clásicas contratapas de Página/12 o sus textos en Radar, el suplemento de cultura creado por él. Perfil del hombre que pasó de ser “el rockerito” desfachatado de la literatura porteña, al escritor calmo que da charlas en una biblioteca popular de Villa Gesell. Por Damián Huergo
Juan Forn flota en el medio de una pileta, acostado sobre una cámara inflable de tractor. Viste un traje blanco, de gala, desteñido por el agua que lo salpica. Los rulos negros que rodean su cabeza parecen encendidos, eléctricos, iluminados por la luz artificial del flash fotográfico que lo retrata. La imagen fue tomada a principios de la década del noventa. Y salió publicada en una doble página en la revista Gente. Son contados los escritores argentinos que levitaron por el firmamento de la farándula y el espectáculo; los que posaron junto a vedettes y deportistas; los que le pusieron una cara a la figura de escritor por afuera de los círculos de auto-consagración del campo literario. Manuel Mujica Lainez fue uno de ellos, por no decir el primero. En una carta fechada en noviembre de 1973, recuerda Martín Kohan en la conferencia inaugural del FILBA 2015, Manucho le cuenta entusiasmado a un amigo que lo invitaron a participar de la foto de personalidades del año de la revista Gente. Como dice Kohan, en su disertación, un escritor no es un astro de la industria mediática ni una personalidad socialmente destacada; sin embargo, la revista de interés general de mayor tirada del país supo reservar en su álbum anual de vanidades, un cupo para representar a una celebrity de las letras. >> 29
postal 30<<
En 1992, en plena fiesta del Plan de Convertibilidad en marcha; con la pizza, el champagne y la cocaína materializando la teoría del derrame en las mesas de los nuevos ricos; y con la dupla Menem-Cavallo dirigiendo la nave espacial que nos llevaría a la estratosfera, ese lugar, el cupo reservado para los escritores, para la síntesis que cada época hace de ellos, lo ocupó Juan Forn. En el ensayo Literatura de izquierda, Damián Tabarovsky hace una clasificación, binaria y sesgada, de los escritores argentinos que protagonizaron la década del noventa. Y divide el período entre los “jóvenes mediáticos” y los “jóvenes serios”. Los primeros, según la categorización, son “la cara visible del nuevo mercado literario”. Tomaron elementos de la cultura rockera tanto en el lenguaje como en los modos de vida. Los segundos, los jóvenes serios, “proponen el regreso de los muertos vivos, la desdicha de la sobriedad, el grisado de la sensatez.” Juan Forn, claro, junto a Rodrigo Fresán, Marcelo Figueras y Cristina Civale, entre otros, fue una de las caras más visibles de los “rockeritos”, como también se los llamó despectivamente a los jóvenes mediáticos que ganaban protagonismo en suplementos culturales y en la industria editorial. La producción de la foto, cuenta Forn en un entrevista que le hace el periodista Nando Varela, fue idea suya. “Nosotros teníamos un montón de tabúes con el tema de la seriedad. Teníamos que ser serios y para aflojar con la seriedad tuvimos que hacer de bufones. Hablo de nosotros porque todos los de mi generación fuimos bufones en algún momento e hicimos algunas payasadas”. Juan Forn publicó su primer libro, Corazones cautivos, a los 28 años. Luego le siguieron las novelas Frivolidad (1995), Puras mentiras (2001) y el libro de crónicas -de reciente reedición- La tierra elegida (2005). Sin embargo, su nombre empezó a sonar con el libro de cuentos Nadar de noche (1991), que fue leído con fiebre masiva por jóvenes manijas que se identificaban con las historias de droga y alcohol, por parejitas sensibles que habían sobrevivido a los años ochenta, y por lectores que encontraban la imagen del autor dentro de revisteros en peluquerías y salas de espera. Un cuarto de siglo después de aquella imagen pomposa, Juan Forn tuerce su habitual caminata por la playa de Villa Gesell, la ciudad donde eligió vivir luego de la denominada crisis del 2001, para entrar al bosque por una calle de arena. Camina en silencio, con la cabeza levantada, mirando al frente por encima de una mehari rojo y de una montaña de troncos de pino recién cortados. En la mira tiene una casa: la que pretende comprar y vivir en los años por venir. Los herederos dudan en venderla. No consideran entregársela a ninguno de los paracaidistas que caen a la ciudad en plena temporada. Menos a las dos o tres firmas constructoras de la zona, que no se apiadan ni de la playa si pueden sacarle dos metros de ventaja. Temen que luego de escriturar, derriben las paredes donde pasaron su infancia y edifiquen en el terreno un complejo de cabañas o dúplex. Esa
casa tiene una historia, vinculada a los coletazos tardíos de la Segunda Guerra en nuestro continente. Y los herederos, como si buscaran asegurarle un hogar eterno a los fantasmas que la habitan, quieren conservarla de pie. La casa queda ubicada en el norte, a pocas cuadras de donde Carlos Idaho Gesell levantó el primer cimiento: la semilla transgénica desde la cual se desarrolló el resto de la ciudad costera. Desde que Juan Forn empezó las negociaciones para comprarla, pasa todos los días por el frente. Es el único desvío que se permite de su caminata por la playa. Las persianas de madera están bajas. Forn las mira desde la vereda de yuyo y arena. No transpira, a pesar del sol rabioso de los últimos días del verano. En una mano lleva un par de ojotas. La otra la apoya sobre la cima del portón de entrada, como si estuviera por abrirlo. —El primer dueño combatió para Alemania — dice Forn mientras mira al pequeño jardín que rodea la casa, sembrado con tilos, acacias y pinos. —¿Era alemán? —¿Hijo de alemanes. Pero peleó toda la segunda guerra con un pasaporte argentino en el bolsillo. —Parece una de tus historias. —Parece pero no lo va a ser —dice—. No me interesa escribirla. En una charla radial con Mario Wainfeld la escritora y actual subeditora del suplemento Radar, Mariana Enriquez, dice: “Las contratapas de Juan en Página/12 no son columnas de opinión. Su intervención es de escritor, de narrador, no de opinólogo. Esa es la particularidad de sus textos, la sensación como de oasis que deja en el diario. Además, en las historias que elige contar, él no se aleja de sus obsesiones. Casi todos sus textos son sobre vidas de escritores rusos, chinos, italianos, argentinos, centroeuropeos. O sobre su vida en Villa Gesell. Eso le copa mucho, escribir sobre sus lecturas y las experiencias que lo tocan. Y la verdad, lo hace muy bien”. Mientras espera la concreción de la venta, Juan Forn vive en un complejo de departamentos frente al mar. Se puede llegar caminando por la playa o por la rambla peatonal de madera que bordea médanos y balnearios. El sitio se llama Las Dachas, como el nombre que llevan en Rusia las casas que se utilizan sólo para vacacionar. Un cartel tallado en madera, en la entrada, avisa al turista lo que encontrará en cada vivienda: Servicio de mucama y ropa blanca, TV cable, calefacción y cocheras fijas. Abajo, tapado por un manojo de margaritas silvestres, dice: Abierto todo el año. De los quince dúplex de ladrillo y cemento, desparramados a los costados de un camino de laja, sólo dos son ocupados en los meses que siguen al verano. Uno de ellos, el último si se ingresa por la playa, es el que alquila Forn. Para llegar debe atravesarse el camino entero, incluso un sector de parrillas que aún contiene cenizas de los fuegos prendidos durante la temporada que agoniza. Forn camina adelante, sin apuro pero tampoco arrastrando los pies. Como un baqueano anticipa curvas, escalones,
subidas y bajadas. Usa un short de baño gastado, ojotas negras y una musculosa que deja ver los hombros anchos curtidos por el sol y el agua de mar. No parece que en unos meses vaya a cumplir 58 años. Detrás del look de veterano-surfista, está el escritor que creó Radar: el suplemento que -dice mientras arma un cigarrillo- “revolucionó los modos de hacer revistas culturales en Sudamérica”. —¿Querés té o mate? —pregunta Forn luego de encender la hornalla. Al igual que el Presidente de Argentina Mauricio Macri, y las primeras líneas de su gobierno, Forn es ex alumno del colegio de élite Cardenal Newman, ubicado en San Isidro. En un texto que publicó en el diario Página/12 en el 2010, titulado “La balada de Mauri y los Newman Boys”, Forn los describe como “una entidad famosamente endogámica, incluso dentro de su clase: no sólo se sorprenden de que el resto del mundo no sea como ellos sino que creen que es imposible ser como ellos viniendo ‘de afuera del colegio’. Tan endogámicos son que ignoran que en su propio medio social son considerados sinónimo de cabezas huecas: el Newman Boy es el equivalente masculino de lo que representan las modelos en el género femenino; el Newman Boy es el epítome del rugbier después del rugby”. A pesar de su escolarización formal, Juan Forn nunca se sintió un Newman Boy. Cuando sus compañeros de curso jugaban al rugby, él corría detrás de una pelota de fútbol. Cuando sus amigos lo invitaban a vacacionar en Punta del Este, él se iba a la casa de su abuelo en las sierras cordobesas. Cuando los púberes se enganchaban con la música disco, él conocía el rock. —Muuuy lentamente entendí que no era de ahí —dice mientras espera que hierva el agua para el té; aún de pie, caminando varias veces, ida y vuelta, los dos metros que separan la mesa de madera del living de las hornallas —. En el Newman era todo muy blandito. No había espacio para ser otra cosa que un empresario exitoso. Yo veía el mundo diferente, no quería eso para mí. Me quería alejar, y terminé alejándome. Cuando Forn terminó la escuela secundaria no se anotó en la universidad como esperaba su padre ingeniero: hizo un viaje beatnik—iniciático por Europa, aspirando a ser una versión criolla de André Breton o algún otro de la bandita surrealista que imitaba en poemas que nunca publicó. Al regreso, en 1981, previo a la guerra de Malvinas, empezó a trabajar en la editorial Emecé. Desde entonces anduvo por todas las etapas de la movilidad ascendente de la industria del libro. Fue cadete, telefonista, corrector de pruebas, traductor y asesor literario. Luego, en 1990, pasó a Planeta y creó las colecciones Espejo de la Argentina y Biblioteca del sur, donde publicó a Tomás Eloy Martínez, Fogwill, Charlie Feiling, Rodolfo Rabanal, Alberto Laiseca y un largo etcétera de escritores argentinos de fin de siglo. Su última estocada en el mundo editorial fue la creación del suplemento Radar del diario Página/12, en 1996, una especie de Guía T de la cultura porteña
que dirigió hasta el 2002, y que luego pilotearon Juan Boido y Claudio Zeiger, sucesivamente. —Por los ambientes en que me movía, llevé mi origen como una mochila. Era muy raro. En los ochenta lo sentía como un déficit, me sentía un nabo porque era un nene bien. Y de pronto en los noventa pasé a ser el yuppie, el golden boy de Planeta —dice y mira el fondo de la taza como si buscara la borra del café que no existe. Durante los dos períodos presidenciales de Carlos Menem, que abarcaron la década (1989/1999), el diario Página/12 fue uno de los medios periodísticos más críticos con el poder político, económico y judicial de la Argentina. Por su redacción, escribiendo en computadoras sin conexión a internet y sobre escritorios ensimismados, Julio Nudler, Horacio Verbitsky, Miguel Bonasso y Osvaldo Soriano, entre otras firmas ligadas a la izquierda tradicional o a su versión filoperonista. Forn empezó a habitar ese mundo desde 1989. Sus primeras notas fueron sobre la revolución televisiva de Gasalla, el affaire de Salman Rushdie y la Fatwa, y una crónica del viaje de Enrique Vila Matas por Buenos Aires. Sin embargo, recién empezó a sentirse parte de la tribu que admiraba, cuando le pidieron unas líneas de opinión por los indultos de Menem a los militares, en una recordada edición tapa blanca que salió de Página/12. Ese día, en sus palabras, “el diario me tomó más en serio de lo que me tomaba yo a mí mismo hasta entonces”. En el departamento, a simple vista, no se observa un televisor ni se percibe la mano de una empleada doméstica; menos, juegos de ropa blanca sobre las camas de las dos habitaciones. Tampoco, a decir de Matilda, la hija que Forn tuvo con Flora, su ex mujer, la calefacción es el fuerte de la dacha donde vive su padre. —Los inviernos en lo de papá son terribles —dice ella, que está en el último año del colegio secundario—. Por el viento que sale del mar y por la playa vacía que lo deja correr. Estamos a fines de marzo. Y si bien “winter is coming”, como dicen en Games of Thrones, la serie que Matilda ve junto a su papá y a su novio Pancho, aún no hay que preocuparse tanto. El departamento es chico. El comedor, que hace de living, cocina y estudio, tiene una mesa con cuatro sillas, un sillón doble y un escritorio donde se apilan ediciones y reediciones de los libros que Forn escribió. En una de las paredes hay una biblioteca hecha con tablones de madera. En la otra, una foto enmarcada de Salinger, con el puño cerrado, intentando esconderse de la cámara de un paparazzi que violenta su ostracismo. Como editor, Forn fue uno de los primeros en introducir herramientas del marketing en la literatura; de darle una vuelta de tuerca al mercado del libro; de asociar texto con imagen. En Planeta creó el departamento de prensa; le pagó el sueldo a un tipo para que se encargara de la difusión de la obra y, sobre todo, se ocupó en armar entrevistas para que la voz de los escritores recuperara protagonismo. También, bajo su curaduría, se empezó a trabajar la parte estética de >> 31
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las tapas y -en disidencia con Abelardo Castillo, Belgrano Rawson o Héctor Tizón, “por nombrar algunos maestros”- a agregar la foto de los escritores en las solapas. Siguiendo un consejo que escuchó de Ricardo Piglia, Forn se propuso ser el aglutinador de una generación que circulaba con fuerza pero con pocos lectores. Con ese objetivo, apuntó sus ganas y el presupuesto a mano en la difusión y creación de figuras de autor. A los escritores publicados por Forn en la colección Biblioteca del sur se los conoció como “planetarios”. Además de compartir editorial, a trazo grueso, muy grueso, se les adjudicaba el uso de una narración clásica, pegada a temas de la realidad social, por afuera de los gestos eruditos, y con una fuerte vinculación al periodismo. En este sentido, en palabras de la crítica Verónica Tobeña, “cuando se configura un nosotros detrás de un órgano, hay un ‘otro’ que funciona como alteridad”. Y ese otro, durante los noventa, fueron los escritores reunidos en torno a la revista Babel, que se caracterizaban por un trabajo experimental con el lenguaje y un coqueteo con las teorías literarias que se dictaban en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que los respaldaba. De un lado, resonaban los nombres de Guillermo Saccomanno, Rodrigo Fresán, Tomas Eloy Martínez, Antonio Dal Masetto, Osvaldo Soriano; del otro los de Alan Pauls, Martín Caparrós, Sergio Chejfec, Luis Chitarroni y Charlie Feiling. Sin embargo, planetarios versus babélicos fue una contienda de cartón que, a la larga, con la tinta derramada en los años que siguieron, diluyó las formas caricaturescas que las etiquetas buscaban solidificar. —Yo tenía amigos en los dos lados —dice Forn, subestimando el asunto–. Por ejemplo edité a Guebel, que era un referente de la contra, y nadie dejó de hablarme por eso. En realidad, creo, nunca hubo dos lados. En todo caso, había mil lados distintos. Es viernes. Sobre la mesa hay un ejemplar del diario Página/12, planchado, como si recién hubiese salido de una rotativa. El titular de la contratapa dice “Kalulu y los afronautas” y lleva su firma. Antes de los encuentros en Villa Gesell, Forn había mandado un archivo con ese texto. “Para que te vayas poniendo a tono”, decía en el asunto. En el mail, abajo de todo, figuraban tres reenvíos a Ernesto Tiffenberg, el director del diario. Los tres con la misma fecha. Lo único que variaba era el asunto de cada uno. El primero decía: “contratapa para el viernes, amigos. me confirman que llegó ok? abrazos”. El segundo decía: “perdón, ésta es la versión que vale de la contratapa”. El tercero decía: “no me maten, juro que es la última (le mejoré el título)”. En una entrevista que la escritora María Moreno le hizo para Radar, en el 2001, hablando Forn decía: “Me han dicho que eso es un defecto, que sobrecorrijo. Y, de hecho, en un momento empecé a corregir para ensuciar, para hacer pelocontrapelo. Para que el texto no fuera como un palo enjabonado, que hace que te resbales por las frases y no tengas de dónde agarrarte.” La escritura de Forn no deja hilos sueltos. La espontaneidad de su prosa está hecha de horas
de trabajo, sea frente a la computadora, nadando o caminando por la playa. En su concepción la corrección tiene el mismo peso que la escritura. Y cuando corrige, siempre lo hace desde el lugar de lector. Las famosas contratapas que escribe en Página/12 desde el 2008, marcaron un quiebre en su literatura, son una síntesis estética de su búsqueda como lector y escritor, y empezaron a gestarse como historias orales en la Biblioteca Popular de Villa Gesell. Sucedió después de su segunda pancreatitis, al poco tiempo de instalarse en la ciudad costera junto a Flora y Matilda, que tenía dos años. Pero antes de entrar en esa historia hay que contar otra; la que lo alejó de la porteñidad, la que lo llevó a purgar la mala sangre familiar, la que casi parte su cuerpo en dos. Si esto fuese una contratapa sobre Forn escrita por Forn, tendría entonces una impronta literaria -como decía Enríquez- más que de opinión. Y empezaría contando la noche que Forn se despertó hecho un ovillo en el baño de su casa en Buenos Aires. “Era medianoche cuando salí del diario. Horas más tarde caí desplomado en la cama, como sospecho que habrán hecho los demás que trasnocharon conmigo. Sé positivamente que en esa trasnochada, como en todas las que participé en mi vida, hubo gente que bebió y se metió más basura en el cuerpo que yo en el mío. Para mis parámetros, y los de aquellos compañeros de juerga, yo era un moderado. Sin embargo, el que al día siguiente tuvo una pancreatitis fulminante que lo mandó en coma al hospital no fue ninguno de esos sátrapas hermosamente autodestructivos, sino yo”, escribe Forn en su última novela, María Domecq, publicada en 2007. Empezó a escribirla tres años después de instalarse en Villa Gesell, en el 2002. La distancia no era suficiente para ver qué había hecho con su vida hasta entonces, también necesitaba tiempo. Y el modo de ver y pensar sobre su vida, sobre esa vida que estaba mutando en recuerdo, siempre había sido a través de la literatura. Sucedió de ese modo con su primera novela Corazones cautivos, donde retrata a la alta burguesía que lo amasó en su infancia y adolescencia; o en el cuento hit “Nadar de noche”, una “obra maestra” según Luis Chitarroni, donde un joven cierra cuentas con su padre muerto. En María Domecq aparecen varios de los fantasmas alimentados de la sangre de Forn. En la novela revuelve el caserón de Palermo chico donde se crío junto a sus primos, propiedad del Almirante Domecq García, su bisabuelo, protagonista insólito de la guerra Rusa-Japonesa y de la Semana Trágica de 1919. También cuenta la historia de la hermosa María Domecq, que continuó el linaje de los desclasados de su familia patricia. Y, sobre todo, narra la proximidad de la muerte. La novela iba a tener setecientas páginas, calculaba Forn. Pero cada vez que se sentaba a escribir, en particular las partes de su enfermedad, le daba un puntada terrible en la panza y debía parar. Esa medianoche fatal y milagrosa, escenificada en el baño de su casa, cambió su vida. El cuerpo
y los médicos le dijeron basta. La enfermedad, semejante a un espejo retrovisor, le mostró el camino que venía andando a mil kilómetros por hora. En el diario como en la editorial, Forn era como un pulpo con poder: decía qué y a quién se publicaba; atendía a un colaborador mientras hablaba por teléfono con otro; se ocupaba de las imágenes y el diseño de las galeras; corregía con obsesión, hasta el agotamiento, los textos que recibía. Elvio Gandolfo solía aconsejar que si le llevaban un manuscrito, primero le pregunten si estaba escribiendo algo. “Sino se pone a romper las bolas como si la novela fuese suya y te devuelve llena de marcas insólitas”. Luego de la pancreatitis, Forn no podía mantener los niveles de adrenalina propios de una redacción, con los cierres, las notas que no llegan, las imágenes que no alcanzan y, sobre todo, con los egos masculinos que confunden caracteres con el tamaño del pene. Si quería seguir, como en su adolescencia, debía alejarse. Con Matilde recién nacida, junto a Flora, buscaron casas en zonas rurales. Las alternativas eran Córdoba, San Pedro o Villa Gesell. Pero la cercanía al mar, al murmullo del mar, terminó disipando la duda. —Una vez instalado acá no quise volver más – dice–. Sentía que Buenos Aires ya no tenía nada para darme ni yo nada que hacer ahí. Sobre todo después de María Domecq. Era el tema de mi vida y no había pasado nada. Todo seguía igual. Estaba triste, deprimido, ni siquiera le encontraba sentido a escribir otra novela. Y justo en ese momento, me llaman para avisarme que había ganado el Premio Konex. Estaba tan enojado con la ciudad que no quería pisar Buenos Aires ni para recibirlo. —¿Mandaste a alguien? —Ni loco. Fui yo a buscarlo. Estamos en el 2008. Es invierno. Forn estaciona su auto frente a la Biblioteca Popular Rafael Obligado. Golpea la puerta vidriada, aguarda unos segundos y pega su cara al vidrio frío para ver si se acerca una figura conocida. Del otro lado, nada. Mete la mano en el bolsillo del jean y saca el juego de llaves que le dieron para esas ocasiones. Abre la puerta y camina por el pasillo oscuro hasta dar con el aula que le asignaron. Prende dos pares de tubos de luz: chispean antes de encenderse. Sin sacarse la campera de cuero negro, tantea con las manos la temperatura de la estufa. Cuando entra en calor, empieza a mover sillas hasta armar una ronda para veinte personas. Luego se sienta a esperar, sentado sobre el escritorio que usará de tarima o escenario para dar sus charlas. —Yo nunca había leído sus libros —dice Tony, uno de los integrantes de “La pandilla de Mar de las Pampas”, una especie de cofradía que fue hermanando a cincuentones de Caseros, Escobar, Olivos y otros puntos del inmenso mapa de la Provincia de Buenos Aires—. Pero acá en invierno el tiempo sobra. Íbamos con mi mujer y las nenas chiquitas. Estaba bárbaro. Juan arrancaba con la historia de un músico, un escritor, una fotógrafa. Metía la cuchara en un hecho clave de sus vidas y te paseaba por Rusia, Japón, las guerras mundiales.
Las charlas en la biblioteca eran a la gorra. La plata recaudada iba a parar a una cooperadora que tenía el proyecto de crear una escuela Waldorf. Cada integrante ayudaba con lo que podía: Haciendo muebles, elaborando el programa pedagógico, tramitando permisos municipales o haciendo trabajos de pintura. Forn contaba historias. Durante el fin de semana, Forn leía como un adicto todo lo traído de las librerías de Buenos Aires o lo que conseguía en la baulera de Alfonsina, la librería clavada al principio de la Avenida Tres que atraviesa Villa Gesell. Al lunes siguiente, en la biblioteca, como si replicara un rito ancestral, les contaba sus lecturas, los mundos donde había andado, a profesores, jubilados; lectores furtivos. Lo que escuchaban en esa cueva metida adentro de la biblioteca, lo leerían el viernes siguiente los lectores de las contratapas de Página/12. Tony, como Forn, llegó a la costa, en su caso a Mar Azul, una localidad pegada a Villa Gesell, escapándose de algo. En 1996, Mar Azul se parecía bastante a los orígenes de Villa Gesell. La mayoría de los terrenos no contaban con red de agua ni tendido eléctrico. En su Caseros natal, Provincia de Buenos Aires, Tony veía mes a mes que la fábrica textil de su familia se venía a pique. La apertura de las importaciones habilitadas por el gobierno de Menem los asfixiaba: una precuela de lo que iba a suceder en Argentina en el 2001. Con los pesos convertibles que les quedaban, decidió -junto a Karina, su mujer- comprar dos lotes en Mar Azul. En ese terreno levantaron un complejo de cabañas en el medio del bosque. Lo trabajan en la temporada y en los meses más fríos lo cierran. En total tienen ocho cabañas. Una de esas ocho cobijó a Forn apenas se separó de Flora, la madre de su hija. —Esos meses cambiaron la relación –dice Tony, sentado en una silla al borde de la pileta del complejo Chaparral–, Juan pasó a ser uno de nosotros. El nosotros que nombra Tony incluye a su mujer y a sus dos hijas. Morena, la más chica, tiene síndrome de down. Cuando Forn estuvo viviendo en el El Chaparral, ocupó la cabaña que Morena –fuera de temporada– convierte en escenario para sus shows musicales. De esos días, a Forn y Morena les quedó una palabra especial: “Magoya”. Es su clave, su secreto, el guiño que los conecta. Magoya también es el nombre que eligió Forn para la colección que va a sacar este año Tusquets bajo su curaduría. Sin embargo, desde España le dijeron que no entendían el sentido de la palabra. Y tras varios idas y vueltas, acordaron llamarla “Rara avis”. Las tablas de madera de la rambla crujen cuando las atraviesa una bicicleta mountain bike. Es el único momento que Forn desvía la vista del mar mientras camina. El sol brilla en lo alto, con fuerza. En los balnearios se ven las carpas desarmadas: sólo queda el esqueleto de madera expuesto al viento. En la playa un grupo de jubilados sentados en reposeras, y algunas parejas jóvenes tomando mate sobre la arena. —Todos geselinos—dice Forn sin detener el paso —. Acá durante el verano no ves a nadie. Están labu>> 33
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rando los siete días de la semana, las veinticuatro horas. Esta semana terminó la temporada y salen de abajo de las piedras. El costo de vida en Villa Gesell es menor que el de una ciudad como Buenos Aires o Bogotá. Los alquileres son más baratos, se puede prescindir de un automóvil, y el festival del consumo queda en ridículo frente a la inmensidad del mar. Es una vida más chica en posibilidades, pero también en gastos. En los años siguientes a la separación con Flora, Forn empezó a notar que los pagos se multiplicaban y los ingresos se diluían en el alquiler, las expensas y en los gastos de una hija adolescente. Pensó en postularse para el Premio Nacional de Literatura, que en Argentina entrega una jubilación honrosa a los ganadores, pero cuando quiso anotarse notó que Los viernes -los tres tomos que agrupan las contratapas que escribió durante ocho años en el diario Página/12no entraba en ninguna de las categorías: ni en ensayo, cuento, poesía o novela. —Estuve tirando con los “frilos” y con los talleres en Buenos Aires –dice Forn parado en uno de los puentes de la rambla de madera–. Por suerte me avivó Guille. Guille es Guillermo Saccomanno. No es la primera vez que a lo largo de los encuentros aparece su nombre. Fue parte del paisaje cuando Forn habló de la decisión de irse a vivir a Villa Gesell; cuando lo desenredó del nudo de la escritura de María Domecq (“contamela en doscientas líneas”, le dijo); cuando nombra los “talleres desquiciados” que dieron juntos en un departamento lleno de humo en la Avenida Santa Fe; cuando lo acompañó a las visitas médicas luego de la pancreatitis. —Guille es familia –dice–. Siempre estuvo ahí, cerca, a pesar de las calenturas que nos agarramos. Las primeras broncas, recuerda Saccomanno en la cabaña minúscula que alquila en la zona norte de Villa Gesell, fueron por El buen dolor, la novela sobre su padre. Cuenta que Forn, como editor de Planeta, le dijo que le faltaba, que todavía no estaba terminada. Saccomanno cargaba con el manuscrito desde hacía varios años y tenía ganas de largarlo, de despegarse de esa historia. Cuando Forn le dio su parecer se pusieron a discutir fuerte. Después, le terminó dando la razón. Corrigió el manuscrito, lo redujo e hilvanó escenas que figuraban sueltas. El buen dolor se publicó en 1999, y al año siguiente obtuvo el Premio Nacional de Literatura en el género novela. —Hace más de treinta años que nos conocemos –dice Saccomanno, mientras espanta las moscas que lo provocan desde el borde de las tazas de té–. Por lo que más discutimos es por literatura, pero nunca nos peleamos por eso. Cuando nos alejamos fue por otros asuntos que no vienen al caso. Ahora estamos en una buena racha. Mejor así. Los dos estamos cansados de las pérdidas. La librería Alfonsina parece una caja de zapatos: es larga y angosta. En el medio hay tres mesas rectangulares, llenas de libros de oferta y agendas, que achican aún más los pasillos por donde intentan transitar los clientes. Entre algunos veraneantes se volvió una librería de culto, donde hay
novelas inhallables de Steven Millhauser o cuentos de M. John Harrison. En la mesa más próxima a la puerta, casi pegada a la vereda, se encuentran los libros de Ediciones Alfonsina, enfocada en biografías y relatos sobre la historia de Villa Gesell. —El que más se llevan es El viejo Gesell de Guille, de Saccomanno –dice Matilda, que trabaja en el turno tarde durante la temporada, con la idea fija de juntar plata para viajar por latinoamérica junto a su novio–. Literatura es lo que más hay en la librería, pero lo que menos se vende. La mayoría de los turistas piden libros de autoayuda y ese tipo de cosas livianas para leer en la playa. —¿Compran libros de tu papá? —De vez en cuando preguntan por las contratapas –dice rascándose la nariz, como si le molestara el piercing que le cuelga entre los dos orificios–. Y hace poco una señora me pidió un ejemplar de María Domecq. Fue rarísimo. Cuando le pasé el libro me preguntó si Forn vivía por acá. Me quedé dura. Sin pensarlo le dije “Vive conmigo, es mi papá” –Matilda se ríe y se tapa la cara con el mate que tiene en la mano–. La señora me miró de arriba abajo. —Se habrá pensado que la estabas cargando. —Puede ser. Pero no paró ahí. Después en la caja la siguió. Mientras firmaba la tarjeta, me dijo “¿Entonces María Domecq es tu abuela?”. Yo le dije que no, que nada que ver, que el libro era ficción, una novela. En la mesa ratona, una pila de libros, uno encima del otro, forman una estrella con puntas dispares. Vista desde arriba, en la superficie, sobresalen títulos de Carlos Monsiváis, Svetlana Alexiévic, Mercedes Güiraldes, Édouard Levé. Incluso figura un libro artesanal, hecho por un imprenta local, sobre las memorias de Federico Budde, el primer dueño de la casa que Forn está por comprar. —Ese es mi mundo —dice Forn señalando la estrella—. Ese es el Gesell que tengo en mi cabeza. El departamento está en silencio. Pese a la cercanía con el mar no se escucha el ir y venir del oleaje. Tampoco el ruido de los vecinos ni las ruedas de una camioneta o un cuatriciclo en las calles laterales. —Me gusta así —dice Forn—, la casa muda, como si no hubiese nadie o estuviese llena de fantasmas. Cómo no me la voy a pasar leyendo. Hay veces que pienso que me vine acá sólo para leer. Ya ni música escucho. La puerta del frente está abierta. El sol alto de marzo baja en vertical. Forn amaga a salir del departamento, pero se queda en el umbral, ocultándose de la luz clara. Luego, usando la mano de visera, mira el cielo sin nubes. Y, como el protagonista de “Nadar de noche”, al final del cuento, respira hondo, larga el aire, y entra en el sosiego definitivo de los últimos brillos del día.
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^ Fogรณn, Villa Gensell, Adriana Lestido
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GALERÍA
JUAN CARLOS DISTÃ&#x2030;FANO
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VIDA Y OBRA Nace en Villa Celina, Provincia de Buenos Aires, el 29 de agosto de 1933. Cursa estudios en la Escuela Nacional de Artes Gráficas N° 9, donde adquiere una importante formación como diseñador gráfico y en 1951 se desempeña como asesor gráfico en la Compañía General Fabril Financiera. Asiste a la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, donde se recibe de profesor de dibujo. Poco después, a los 22 años, viaja a Italia donde estudia a los artistas del trecento y del quattrocento. De regreso a Buenos Aires trabaja como diseñador gráfico en varias agencias y por cuenta propia. A partir de 1960, luego de haber ganado un concurso de afiches organizado por la empresa Siam Di Tella, es convocado para organizar y dirigir el Departamento de Diseño Gráfico del recién creado Instituto Di Tella, labor que se extiende hasta 1970. Los diseños allí producidos surgieron de una variada gama de motivaciones –el Instituto se ocupaba de promover actividades artísticas (teatro, música y artes visuales), pero también científicas– y alcanzaron un alto grado de excelencia y sus trabajos forman parte de las principales colecciones de diseño gráfico del mundo, como la del Museo de Arte Moderno de Nueva York. En 1964 realiza su primera exposición individual que compone con pinturas cercanas al expresionismo neofigurativo. Al año siguiente ensaya con diferentes soportes en los que combina yeso, alambre, papel maché y lana de vidrio. Despliega una importante actividad participando en numerosas exposiciones. A pesar de su estrecha vinculación con el Di Tella, recién en 1967 va a ser incluido por única vez en una muestra allí organizada: El surrealismo en la Argentina. Se vincula con el poeta y crítico Aldo Pellegrini y descubre la pintura inglesa contemporánea, recibiendo la influencia particularmente de Alan Davie. Ese mismo año, conforma la representación nacional en la Bienal de San Pablo. Allí se pretende censurar su obra Tres versiones que sin embargo permanece en exhibición, gracias al apoyo de Renart y Julio Le Parc, invitado especial en esa ocasión. En diciembre obtiene el Primer Premio del Concurso de afiches convocado por la compañía Cinzano. En 1968 hace los primeros volúmenes exentos –Puño y Cabeza– que realiza en resina poliéster, coloreándolos con pintura acrílica. En 1969 gana la Beca Francesco Romero con la que permanece ocho meses en Roma, donde retoma el estudio de las obras de Masaccio, pero esta vez no se limita a las de Italia. Con el Citroën, que había llevado en barco desde Argentina, recorre Francia, España y Holanda. De regreso al país, tras el cierre del Instituto Di Tella en 1970, se disuelve el Departamento de Diseño Gráfico y junto a Rubén Fontana, abre el Estudio de Comunicación Visual Distéfano + Fontana, que funciona hasta 1976, año en que abandona esta actividad para dedicarse exclusivamente al arte. En 1975, realiza El baño, pieza en la que recrea, en clave irónica, la obra de Prilidiano Pueyrredón. En esta escultura por primera vez materia y color son uno. Abandonando el policromado posterior y haciendo uso de las cualidades traslúcidas de la resina Los temas tratados durante esta década se relacionan tanto con situaciones existenciales como con el clima político de la época, la violencia y la tortura. Bajo este signo produce obras como El mudo II ₍1973₎, Procedimiento ₍1972₎ y Telaraña II ₍1975₎, entre otras. En 1976 expone una serie de grandes esculturas en poliéster, entre las que se encuentra Procedimiento, que ante el enrarecido clima político del país, es exhibida con el neutro título de Figura acostada. En abril de 1977, ante las circunstancias de la Argentina, con su pareja y sus hijos se radican en Barcelona. En esa ciudad Distéfano dibuja figuras de prisioneros “trasladados” que aparecen en la costa del río, arrojados desde aviones; sus obras reiteran el tema de la caída (Ícaro, Salto). Hacia 1979 decide retornar a Buenos Aires. Al año siguiente se instala en el taller de Don Bosco, donde su familia se le une poco después. En 1982, recibe el Premio Konex de Platino a la Escultura Figurativa, y 10 años después, en 1992 obtiene el premio Konex de Brillante a las Artes Visuales. En éstos años también participa de numerosas muestras internacionales.Y se organiza una gran retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes con más de 150 piezas –entre cuadernos de apuntes, bocetos, dibujos, pinturas, relieves y esculturas– que cubren el período 1955-1998. Después de varios años de exposición importantes alrededor del mundo, en 2015 participa de la 56 Bienal de Venecia con conjunto de 16 obras de arte titulado “La rebeldía de las formas”. Las mismas ocuparon los 500 metros cuadrados del pabellón argentino en los Arsenales de Venecia. Su obra integra los patrimonios del Museo Nacional de Bellas Artes, del Malba, de The Museum of Fine Arts of Houston y de importantes colecciones privadas.
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1. Flotante I, 1988, boceto para
9. Procedimiento, 1972, poliéster reforzado
"Flotante 2", cera perdida y bronce,
y esmalte epóxico, 36,5 x 26,5 x 80 cm. Col.
39 x 21 x 13 cm, Centro Cultural de la
privada .
Memoria Haroldo Conti. 10. VISTAS, Telaraña 1974-75, escultura 2. Flotante II, 1988, poliéster reforza-
modelado vaciado, 75 x 80 x 102 cm, CC de la
do , 124 x 72 x 41 cm.
Memoria Haroldo Conti.
3. Flotante, 1988, dibujo grafito
11. Vertigo 2003-06, poliéster reforzado , 124
sobre papel, 29,9 x 26,9 cm, Col.
x 72 x 41 cm Centro Cultural de la Memoria
privada.
Haroldo Conti.
4. Pieza de la serie Kinderspelen,
12. Laberinto 2003-06, poliéster reforzado , 124
2003-06, poliéster reforzado , 124 x 72
x 72 x 41 cm. Col. privada.
x 41 cm Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.
13. Acción directa III, 1998, Escultura, poliéster reforzado, resina epoxi y otros materiales, 325
5. Procedimiento, 1972, dibujo grafito
x 300 x 300 cm.
sobre papel, 29,9 x 26,9 cm, Col. privada. 1960 - 1980: La nueva imagen del Hombre 6. El mudo (frente), dibujo grafito sobre papel, 29,9 x 26,9 cm., Museo
14. Todos los días, 1965, una de tres versiones,-
Nacional de Bellas Artes - AAMNBA.
pintura, óleo temple en lana de vidrio sobre poliéster, ambas de 198 x 70 x 8,2 cm. Col.
7. El mudo, 1973, escultura modelado
privada
vaciado, 75 x 80 x 102 cm, Museo Nacional de Bellas Artes - AAMNBA,
15. Escaleras, 1967, pintura, óleo temple en
Sala 38 - Arte argentino 1960 - 1980:
lana de vidrio sobre poliéster, ambas de 198 x
La nueva imagen del Hombre
70 x 8,2 cm. Col. privada.
8. Procedimiento, (lado) dibujo grafito sobre papel, 29,9 x 26,9 cm., Museo Nacional de Bellas Artes - AAMNBA.
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INSTRUCCIONES PARA SUBIR UNA ESCALERA
Julio Cortázar Preparación La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente.
Paso 1 Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables.
casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón.
Paso 2 Puesta en el primer peldaño dicha
Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. Los primeros peldaños son siempre
Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie.
los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación.
Paso 3
PRECAUCIÓN Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas.
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
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v Marcha de las Putas, 2003, Ciudad Autรณnoma de Buenos Aires.
Gร NERO
APRENDÍ A HACER
Era abril del '98, una crisis demoledora ya daba sus zarpazos en el país pero Página 12 empezaba a salir los lunes –antes los hacía de martes a domingo– una novedad: este suplemento. Su primera portada llevaba la firma de la exquisita María Moreno, como este texto, que la revisita. Por María Moreno
Ni “Vosotras” (un título que parece elegido por Isabel Perón), ni “Para ti” (suena a tuteo de bolero), ni “Mujer” (perogruyesco), el suplemento Las12 permitió desde su salida que se lo asociara con apóstoles apóstatas o mafia por docena y, a pesar del impuesto epígrafe “mirada de mujeres”, luego justamente expurgado, nació político. Que la tapa fuera la fotografía de una travesti era una declaración de principios: el género no es anatómico y contra las revistas femeninas, Las12 no mostraba el hogar sino la calle. Puedo jactarme de que su primera nota de tapa, titulada muy al pan, pan y al vino, vino: “Piedra libre al cliente” la hice yo. Eran los tiempos del debate en torno al Código de Convivencia Urbana, de los vecinos de Palermo pretendiendo mantener el “trabajo sexual” -todavía podía usarse ese término operativamente, sin interpelarlo- lejos de los hogares y las iglesias. El copete gritaba: ”La gran ausencia en el debate sobre el Código de Convivencia Urbana es la de un personaje que cae de su peso pero que nadie mencionó: el cliente. ¿Es que la oferta erótica de Palermo carece de su partenaire natural? ¿Flores alivia los escozores sexuales de gente que no vive allí? ¿Los vecinos de Constitución contratan los servicios de los trabajadores del sexo pero lejos? Las12 se propuso indagar las motivaciones, los argumentos y creencias de los clientes de la
prostitución” 1998: No era el tiempo de las @ o las x para reemplazar el totalitarismo del masculino y de las aes bien puestas pero, cuando me releo, veo con vergüenza que, a pesar de, por lo menos haber aprobado el jardín de infantes en la pedagogía de Lohana Berkins, escribí aquí y allá “el travesti”. Madre Travestiarca ¡perdóname donde quiera que estés! Recuerdo jornadas inolvidables acompañando a repartir panfletos antipoliciales, por la calle Godoy Cruz, a una Marlene Wayar chiquita (no en tamaño, sus piernas podían plantarse de vereda a vereda) cuando aún no era la activista capaz de hacer llorar a una audiencia con el relato de niñas vendiendo su cuerpo y rodando de pronto a jugar en el barro de alguna esquina de Constitución porque eran precisamente eso: niñas. Lohana Berkins ya se destacaba en la arenga callejera, la hermana Manuela Rodríguez de la fundación Puerta Abierta , con las feministas Josefina Fernández y Silvia Catalá conformábamos una banda rarísima y “los clientes” espiaban por las ventanillas de sus autos con ojos interrogantes . “Somos la oferta de la semana”, dije una vez en chiste. Las12 era (es) política y no era (es) un ghetto sino un territorio. ntrevisté clientes conocidos y desconocidos, con alias o el nombre propio. Lamento que el escritor Carlos Correas se sintiera herido al leer la nota donde dio su testimonio y agradezco que no me lo haya hecho saber: no era un hombre de desdecirse de sus compromisos y sus consecuencias. Aunque mi intención estaba lejos de provocar respuestas sensacionalistas no debí ignorar que para un sartreano crítico, que se suicidaría dos años después, mi interpelación a su status de cliente constituiría un desafío ineludible para su coraje intelectual y lamento que luego no se reconociera en sus lúcidas, cínicas y algo misóginas respuestas. Y agradezco su decisión ética al no intentar matizarlas o ponerlas en cuestión a través de una carta de protesta. Han pasado veinte años y la mayoría de “mis clientes” están muertos. Muchos eran ya mayores y habían dejado de ser vírgenes en los prostíbulos. Que me hayan entregado sus fantasmas no exime a la nota de un aire cultivado y progresista donde la violencia aparece soterrada en la teoría y la referencia literaria. Rescato sí, la puesta en escena de la existencia de los habitualmente ausentes en los debates sobre la prostitución. En lo personal, esa primera nota de Las12 cambió mi estilo y me separó de mis lastres periodísticos de la transición democrática: la etnografía de escritorio y la improvisación literaria. Y me temo que tenga que estar agradecida hasta a esos yuppies reunidos ante una mesa de Puerto Madero -creo que nunca dejaron de sospechar que mi reportaje era una manera eufemística de oferta sexual- que rebuscaron en su sinceridad para no mostrarse renuentes a definir una práctica de la que no solían jactarse y que convivía con sus carísimas alianzas en el dedo anular. No puedo evitar el chiste: con Las12 aprendí a hacer la calle. >> 51
género
LEY ANTI PHOTOSHOP
La modelo alta, flaca, esbelta y con un vestido negro que le encorseta el cuerpo muestra un celular. Es un cartel enorme en la autopista. Otra, de espaldas, muestra un piloto de lluvia para promocionar la nueva temporada de una marca de ropa. Debajo de las imágenes la “letra chica” advierte: “La imagen de la figura humana ha sido retocada y/o modificada digitalmente”. En la Ciudad de Buenos Aires, desde 2011, rige una norma que obliga a las marcas que difundan publicidad estática en vía pública en la que aparezca una figura humana alterada a través de técnicas digitales a escribir esa leyenda. Hace dos años diputada del Frente para la Victoria (FpV), Lucía Portos presentó un proyecto que reclamaba el mismo mensaje para las publicidades que circulen en la provincia de Buenos Aires. Hoy esa iniciativa se convirtió en ley.
La propuesta es conocida popularmente como “Ley Anti Photoshop”, por el programa de imágenes que permite borrar las imperfecciones, adelgazar, achicar, agrandar, entre otras cuestiones, a cualquier figura fotografiada. La idea tenía media sanción en Diputados y hoy consiguió su aprobación en el Senado. Plantea un enfoque novedoso: la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires será la autoridad de aplicación. En sus argumentos justifica la necesidad de esta ley con una clara perspectiva de género y contra la discriminación. “¿Cuáles son los parámetros de belleza que se nos imponen, cuando los cuerpos usados para las publicidades están retocados digitalmente y son imposibles de lograr en la realidad?”. Esa fue la pregunta que guió la elaboración del proyecto. Portos busca “una ley que promueva la honestidad con respecto a los modelos utilizados para las publicidades” El texto menciona enfermedades y /o patologías como bulimia, anorexia y obesidad. Y las vincula directamente con “la sobreexplotación de modelos antinaturales por parte del mercado”. Las promociones donde aparecen personas retocadas digitalmente “niegan el paso del tiempo y de los procesos naturales de la vida humana, generando un impacto sensiblemente negativo en amplios sectores de la población”. Según se desprende del texto propuesto la norma alcanzará a las marcas fabricantes que publiciten en vía pública en el territorio provincial y los medios gráficos bonaerenses que difundan imágenes modificadas digitalmente. La Secretaría de Derechos Humanos provincial controlará, establecerá las sanciones y cobrará multas a quienes incumplan con la ley. Las sanciones y multas serán dispuestas de acuerdo a los esca-
BREVE DICCIONARIO MACHISTA
corazón, que terminó por endurecérseles hasta tal punto que ellas mataban a sus hijos varones o les torcían la muñeca para poder utilizarlos luego como esclavos. No tenían marido. Tomaban un amante, cualquiera que fuera, en la estación propicia, con el solo fin de procrear. Si nacía una niña la incorporaban a la comunidad y le
La editorial 17 grises reeditó
enseñaban la caza y la pesca. Ellas
"A tontas y a locas", una colección de greguerías, postales ensayísticas y cró-
se negaban a producir hijos para los
Vivían en comunidades sospechosa-
hombres, a darles una genealogía y a
mente sexistas a orillas del mar Cas-
obedecer sus leyes. Con argumentos
pio, en Libia, o en Escitia. Se amputa-
falaces, explicaban sus crímenes como
ban un seno para señalar en su cuerpo
aprendidos del sexo masculino y sus
su odio a la maternidad y para andar
encuentros anuales mediante razo-
Puebla.
más cómodas con el arco y las flechas
nes estrictamente amorosas y en con-
ya que se habían obligado a sí mismas
tra de toda alianza útil. Una de ellas,
Parte del libro:
a procurarse solas el alimento. El seno
Thalestris, reina demente, provocó la
mutilado les dejaba al descubierto el
decadencia del heroico Alejandro con
diccionario machista (Para enderezar el Diccionario Feminista de Victoria Sau)", es apenas una muestra del bazar barroco por el que transita el feminismo de la Moreno. Prologó Paula
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fueron las sediciosas del patriarcado: Amazonas: feministas arcaicas.
nicas de María Moreno. Este "Breve
lafones y montos previstos en las Leyes Nacionales N° 22.802, de Lealtad Comercial, y N° 24.240, de Defensa del Consumidor. El antecedente más inmediato que tiene esta propuesta es la Ley N° 3960, que rige en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que luego fue modificada por la 4.827, que regula la exhibición y publicidad de precios en terreno porteño. Esta ley que, a diferencia de la de Portos, tiene como autoridad de aplicación a la máxima autoridad en materia de defensa de los consumidores y usuarios.En su artículo 29 señala: “Toda publicidad estática difundida en vía pública, en la cual intervenga una figura humana utilizada como soporte o formando parte del contexto o paisaje que haya sido retocada y/o modificada digitalmente mediante programas informáticos, debe exhibir con tipografía y en lugar suficientemente destacado la siguiente leyenda: La imagen de la figura humana ha sido retocada y/o modificada digitalmente”.
Los cuerpos retocados digitalmente niegan el paso del tiempo y los procesos naturales de la vida humana. También, existió un proyecto presentado en 2009 por el Senador bonaerense del Frente para la Victoria José Manuel Molina. Ese expediente perdió estado parlamentario en 2011, por eso, en septiembre de 2013 Portos hizo una nueva presentación. Después de girar por distintas comisiones, el texto se discutió en el recinto de Diputados el último 17 de diciembre y consiguió la media sanción. Desde un primer momento tuvo el apoyo de los legisladores José María Ottavis, María Fernanda Raverta, Miguel Angel Funes y Alberto Mariano España.
V Desdibujando-la-belleza-portada, Vermibus
sólo mirarlo a los ojos mientras éste
Conversación: charla estéril entre
facilitar la producción, se prohibió tra-
descansaba junto al río Don.Se las
mujeres. Ya las antiguas trinidades
bajar a las mujeres casadas y a las que
combatió cazándolas para matarlas
femeninas,
hilande-
tenían novio. Una organización seme-
como Aquiles a Pentesilea y Hércules
ras, se dedicaban a la conversación,
jante fue exitosa durante el franquis-
a Hipólita o casándose con ellas y so-
que acompañaban con la música de
mo, pero allí las mujeres obtuvieron
metiéndolas a la ley viril como Teseo.
sus instrumentos. Estas costumbres
a cambio una buena dote si contraían
Dios nos ha librado de ellas.
tenían poder hipnótico sobre los hé-
matrimonio. El trabajo realizado bajo
roes y estuvieron a punto de perder
esta consigna, llamado doméstico, es
a Ulises. En los mitos puede verse
remunerado indirectamente a través
claramente cómo la conversación es
de la remuneración obtenida por los
opuesta a la epopeya y, por ende, a la
miembros de la familia a los que este
evolución del mundo y a la historia.
trabajo alimenta, a fin de que ellos tra-
generalmente
bajen fuera del hogar. Divorciado: viudo de una viva. Kinder, Kirche, Küchen: consigna de Feminista: clasista sexual.
Loca: mujer.
trabajo femenino. Quiere decir en alemán: niños, iglesia, cocina. Se aplicó con eficacia durante el gobierno de
Bruja: mujer
Histérica: mujer.
Hitler. Durante éste, y para alentar y
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GÉNERO
ANTI PATRIARCADO DESDE LA INFANCIA
No hay madrastras malas, ni zapatitos perdidos. Tampoco sapos que besar en nombre del amor romántico. En la colección de libros infantiles de Antiprincesas las protagonistas son mujeres libres, autónomas, luchadoras y protagonistas de sus propias historias. La mexicana Frida Kahlo y la chilena Violeta Parra fueron las encargadas de abrir la colección. La siguieron Juana Azurduy, la escritora brasileña Clarice Lispector; la poeta y periodista argentina, Alfonsina Storni y la cantante de cumbia Gilda, la antiprincesa de la alegría. Los cuentos fuerone su propia liga de la justicia en clave feminista: La Liga de Antiprincesas, una iniciativa de la editorial argentina Chirimbote pero pasaron las fronteras nacionales: ya circulan en Colombia, Uruguay, Costa Rica, Chile, Bolivia y Perú. Una apuesta a romper el patriarcado y los estereotipos de género desde la infancia. Nadia Fink escribe y Pitu Sáa dibuja. Cada una de las mujeres les permite abrir puertas a distintos temas “Clarice Lispector nos permitió hablar de desprincesamiento”, dice Fink a LatFem. Y explica: “Porque ella se casó con un diplomático y se fue a vivir a Europa. Tuvo una vida de ‘princesa’. Después volvió a su país. Ella escribía con sus hi-
Llanto: prisión ideológica que las mujeres de todos los tiempos han ejercido sobre el viajero, el héroe, el cazador, el emperador, el padre, el confesor, el general, el esclavo, el hijo, el amo y el santo.
Mantis religiosa: metáfora de mujer. La
Matriz: alojamiento primero del hombre.
mantis es un ortóptero cuya hembra
Algunos científicos han relacionado
asesina al macho en el momento de la
este órgano con la melancolía, la locu-
cópula. Los científicos han contempla-
ra, la furia y la histeria. Amputarlo fue
do horrorizados cómo esta suerte de
durante mucho tiempo la forma más
langosta de manos pinzadas que gira
segura de control de la natalidad, con la
humanamentela cabeza y parece con-
ventaja indiscutible de que la histerec-
servar, en el período en que no se le ha
tomía no es prohibida por la Iglesia. Se
despertado el apetito sexual, una actitud
llama ninfomanía a la enfermedad de
implorante, va desgarrando con sus pin-
ciertas mujeres con infinita ambición
zas al macho que está acoplado en ella
orgásmica y cuya excesiva actividad y el
y, de pronto, le arranca la cabeza y se la
acaparamiento que suelen hacer de los
devora con gesto inexpresivo mientras el
hombres es contrario a las necesidades
otro animal continúa su doble suplicio. La actriz María Casares, imbuida de ab-
menina dice que los varones siempre
ria, creada por Alejandro Dumas, que
conservan la fantasía de regresar al
que la actitud de la mantis macho en
fue castigada con la muerte pero que
útero materno. Pero eso no es cierto:
esas circunstancias es sospechosamente
en vida pudo haber contagiado su mal
regresar allí, cuando se es un hombre
pasiva, como si estuviera en su naturale-
a un caballero.
maduro, implicaría destrozarlo y nin-
surdas convicciones religiosas, ha dicho
za ese destino cruel que evoca al de los grandes místicos cristianos.
54<<
de la era industrial. La seudociencia feMargarita Gautier: prostituta litera-
guna fantasía hay mayor en el hombre María: primera intermediaria.
que conservar ese lugar intacto.
jos sobre la falda. Mostramos cómo trabajamos las mujeres. Alfonsina Storni, poeta y feminista, madre soltera en una época donde no era bien visto. A ella se la recuerda como la mujer que fue caminando hacia el mar, lo cual no fue verdad. Ella decidió morir antes de que la encontrara la muerte porque tenía una enfermedad terminal”. Cada uno de los libros se transformó en una herramienta para quienes hacen trabajo social en los barrios y hasta en las cárceles. La autora tiene múltiples anécdotas sobre lo que genera en las nenas más chicas: una que pidió hacer su cumpleaños con la temática de Frida Kahlo, otra que se armó un disfraz de Juana Azurduy. Los varones también encontraron lugar en la Colección. Los escritores Julio Cortázar y Eduardo Galeano tiene sus propios cuentos. También Ernesto “Che” Guevara. -¿Qué es la Liga de Antiprincesas? Es un relato de ficción donde hay una chamana que a través de una pócima convoca a Juana Azurduy, ya retirada de las batallas. Y luego va reclutando a las mujeres que han luchado por la Independencia. Están Bartolina Sisa, Micaela Bastidas, Martina Chapanay, Victoria Romero, y María Remedios del Valle. Ellas van a luchar contra algo, que todavía no se sabe que es. En el primer número está planteado el conflicto, en junio sale la segunda parte donde nos vamos a enterar. Fue una idea para pensar en las luchas colectivas de las mujeres. Un ejército de mujeres que está peleando con armas. -¿Cómo surge la idea de Antiprincesas? Queríamos contar historias de mujeres latinoamericanas. Empezamos por Frida y Violeta porque ya las había investigado. Para mí son dos
referencias en lo personal y en lo histórico. Con Juana el trabajo fue más difícil porque tuve que ponerme a investigar. En el camino salió, casi como un chiste, esto de ponerle “antiprincesas” porque nos dimos cuenta de que nos estábamos oponiendo a las princesas tradicionales. -¿Cómo es la selección de cada una de ellas? No son mujeres correctas. Por ejemplo, Gilda, es la antiprincesa de la alegría. Nos preguntaban qué aporte hizo en el mundo. Y para nosotros es una de las más populares, muestra el sentir popular. Y nos permitió hablar de la cumbia, que es una música que se escucha en todo Latinoamérica pero que es muy denigrada. Además nos permite hablar de santas populares. -¿Por qué no heroínas? Los cuentos de princesas tienen un modelo de mujer estereotipada y pasivo. Además muestran una cultura europea que no tiene nada que ver con la de nuestro continente. Esos cuentos de hadas de la mujer sumisa son los que queremos desarmar. En oposición a esas mujeres que encuentran la felicidad intrafamiliar casándose con un príncipe o con la continuación de un legado familiar, pensamos mujeres que construyen colectivamente. Son mujeres que reflejan un continente y un país. No es nada más que una historia personal. Frida y Violeta se dedicaban al arte popular. Juana luchó por la liberación del Virreinato del Río de la Plata. Clarice y Alfonsina nos permiten hablar del oficio de escribir. Sus historias están hermanadas como latinoamericanas.No queremos desterrar a ninguna princesa. Queremos mostrar otros modelos, otro espejo donde puedan reflejarse los niños y las niñas.
pensación en ordenar y socializar ese vínculo hasta convertirlo en el primer modelo vincular evolucionado. Es el padre el que protege a los hijos, los alimenta, educa y casa.
Sentir: en las mujeres, pensar. Varón: honor. Violador: débil de carácter.
Yegua: metáfora de mujer. Abunda en la literatura argentina y en las obras de escritores como Miguel Briante, David Viñas, Rodolfo Rabanal y Jorge Asís. Estos
Patria potestad: Indemnización his-
autores, para definir la belleza de ciertos
tórica. Debido a que durante mucho
personajes femeninos, aluden a “cascos”,
tiempo el hombre sólo pudo recono-
“caderas”, “belfos”, “lomos” y “crines”. La
cer su paternidad sobre la base de
literatura oral utiliza esta expresión tanto
las sospechosas declaraciones de una
de manera admirativa como peyorativa.
mujer y que sus hijos parecían tener
Diversos eruditos aseguran que el caba-
con ella un vínculo de carácter primiti-
llo de madera a causa del cual se perdió
vo y por eso simbiótico, halló su com-
Troya era en realidad una yegua.
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56<<
RECOMENDADO
JUANA MOLINA
KATY PERRY
Halo
Witness
Halo es un álbum totalmente cohesivo. El tejido conectivo que
La cantante navega en un universo pop menos ostentoso en
articula semejante heterogeneidad puede haber sido produc-
Witness Después de llegar nueve veces seguidas al Número
to de la grabación en el estudio texano Sonic Ranch, a donde
Uno desde el 2008, la potente cantante de himnos musica-
Molina y compañía acudieron por los problemas técnicos
les, Katy Perry, está tropezándose en la niebla y las luces
de su hogar. Esto significó una instrumentación mucho más
de un universo pop menos ostentoso. Su cuarto álbum,Wit-
abundante, que pulió y le dio un lustre especial a todas las
ness, navega sobre vibraciones más suaves de música
composiciones. Es que de eso se trata lo que hace Juana Mo-
house y baladas que se quiebran en una sopa de arte-pop.
lina: de desmantelar las formas y estructuras convencionales
Entra perfectamente en un Hot 100 dominado por el EDM
para situarse en la intersección entre lo accesible y lo lunático
suave y matizado de artistas como Halsey, Camila Cabello y
Dado que su música elude toda categorización bajo ró-
Troye Sivan. Pero algo suave y matizado nunca fue la tarjeta
tulos rígidos, Juana Molina ha sido frecuentemente compa-
de presentación de la cantante detrás de canciones como I
rada con Björk. Es una comparación caprichosa, y una que
Kissed a Girl. Perry ha remplazado el ojo del tigre, por el co-
dudo que a Juana le resulte particularmente simpática: en
razón de un búho nocturno y moderno, haciendo un disco
los veinte años que pasaron desde su debut, Rara (1996),
de música principalmente temperamental, soñadora y re-
ha desarrollado una voz creativa demasiado única como
servada, con un track que tiene un doble sentido y sirve de
para que se la defina en función de alguien más, indepen-
preparación para una pelea de comida como Bon Appetit.
dientemente del genio que aquella persona maneje. Para
Es un ícono pop mezclándose con el resto de lo que suena
alguien que constantemente ha reiterado su primacía de lo
en radio. Trabajando con el súper productor Max Martin y
melódico sobre lo lírico, Juana Molina es una letrista mara-
una lista de niños modernos y cools (Duke Dumont, Jack Ga-
villosa. Desde “En los Días de Humedad” hasta “Las Edades”,
rrat o Corin Roddik de la banda de synth-pop Purity Ring),
las observaciones presentes en su poesía tienen la extraña
Witness es una mezcla de electrónica con inclinaciones pop:
habilidad de encontrar la belleza en lo mundano. A pesar
el renacimiento de moda que está viviendo el 2-step garage
de esto, lo cotidiano ya no es más el objeto de su atención.
británico (Witness), la unión entre dancehall y disco (Chai-
Temáticamente,Halo es un disco decididamente nocturno,
ned to the Rythm), un Sam Smith falso (Save as Draft) y un
repleto de misterios y letras que abordan el ocultismo. “Pa-
vistazo hacia la música house de principios de los 90 (Swish)
raguaya”, la encargada de abrir el LP, establece con eficacia
que se roba el mismo sample de Roland Clark que hizo Fat-
el tono esotérico que barnizará el resto de la escucha.
boy Slim en el 2000. En todo el álbum, Perry se aleja de la
En este track, que recientemente recibió un tratamiento
inusual Cindy Lauper de Teenage Dreams cubierta de dulce,
audiovisual con la presencia de Chunchuna Villafañe, Juana
y parece más una cantante anónima de disco, una modera-
instruye sobre la preparación de una poción a medida que
dora que nos lleva a través de canciones apasionadas pero
samplea cuerdas de épocas pasadas. Este opener está en-
apagadas sobre la nostalgia y el empoderamiento.
tre lo mejor que hizo, y suena como el soundtrack de una
Lo que una vez fue una potente voz que mantenía largas
película de Darío Argento o Nicolas Roeg que nunca fue.
notas y cantaba líneas como “I am a champions” [Soy una
Precisamente, Halo está colmado de referencias a la noche
campeona], ha sido devorada por efectos y reverbación,
y a los sueños, como también de anhelos a la luz, quizás
llegando muy pocas veces a la emocionante alegría de
entendida como metáfora de claridad ante estados emocio-
poperos-electrónios más punks como Robyn, Charli XCX e
nales. Ejemplos de esto son la pareja que se adentra en el
incluso los sencillos más recientes de Lorde. Las excepciones
bosque de “Cálculos y Oráculos”; o los amantes esperando
son Roulette, una actualización explosiva Eurythmics en EDM
el alba de la laberíntica “Los Pies Helados”, que comienza
(producida por Martin y Shellback), y Pendulum, que cuenta
con un arpegio que recuerda a Son (2006), pero pronto de-
con la colaboración de un coro góspel, lleva la antigua voz
viene en algo completamente propio. Terminada la noche y
de Perry a un delicado momento a finales de los 80 y fue
pasada la tormenta, se asoma el esperado sol en “Al Oeste”,
producida por Jeff Bhasker, el productor de Kanye West. Pero
un cierre más apropiadamente acústico, optimista y jugue-
el consejo en esa canción es una crítica doble: “Don’t try and
tón, que reafirma el interés en el punto cardinal que Juana
reinvent your wheel/ ‘Cause you’re too original” [No intentes
ya había expresado en “Sin Guía No”.
reinventar tu rueda/ Porque eres muy original]
>> 57
discos
BOOM BOOM KID
que nos encierra en un encuadre blasfemo. Como también están aquellas canciones que también nos tiene acostumbrados, porque de algo que nos acostumbramos es a la variedad y a sorprendernos. Ha comprobado que se puede salir con algo nuevo, donde pueden convivir una balada melancólica, con ritmos que van desde el punk, hardcore, rock y hasta por momentos rozar lo experimental, hasta llegar a un sonido ya encontrado hace años que lo hacen particular y desafiante, donde lo poético y lo trash pueden perfectamente amoldarse. Todo con una bronca acumulada durante un verano que se puede plasmar hasta en algo de quince segundos, como una cuestión que se resuelve con sólo hacerse la pregunta. Las anotaciones en las hojas en blanco del libro absurdo,
El disco de otoño El disco de otoño es la primera de las cuatro estaciones de Boom Boom Kid de las que sólo habíamos oído a las rosas rotas mientras las aplastaban las hojas secas de los árboles que caían al suelo. Un grito de bronca que genera la tristeza de algo tan antiguo como contemporáneo, gritado por una garganta poderosa: los nombres de algunas que son los nombres de todas. Nekro siempre fue consciente que el otoño no es para tirarse a dormir al lado de un calefactor, sino para salir a ver y encontrarse con el mundo y así con uno mismo, a su manera. Un mundo donde se ven injusticias todos los días cada uno también lo resuelve a su manera. Nekro, a lo largo de su carrera, lo hizo en más de cuatrocientas canciones distribuidas en los más variados discos, producidos en diferentes países de la escena underground y ahora, de nuevo, el otoño llegó y el frío con quince canciones nuevas que continúan con la firmeza y prepotencia que ya Boom Boom Kid nos tiene acostumbrados, como gritar algo que nos desagrada, como gritan los niños. Toda esa pureza que decimos que es de niños y a veces no escuchamos, Boom Boom Kid nos ayuda a recuperarla y volvemos a ser caprichosos, atrevidos, insolentes contra todo lo que toda niño sensible sabrá de lo que estamos hablando,
58<<
aquel precedente que fue llenado con bocetos de varios singles. El otoño es nostálgico, por eso un saludo a un personaje de Zárate, porque fueron aquellos recorridos por todos los rincones buscando los detalles de las cosas pequeñas lo que hicieron que la búsqueda de Boom Boom Kid sea inalcanzable por mera elección de estar siempre buscando y nunca conformarse. Como un coleccionista empedernido que no para de vagar como un perro, Nekro nos lleva y nos trae en sus canciones que no tapan a las otras canciones, ni las deja atrás, sino que el otoño se esparce sin acumularse.Las pilas de hojas las hacen los demás con sus rastrillos. Lo versátil es algo que caracteriza toda su trayectoria y en este nuevo proyecto no se quita tal peculiaridad, porque el éxito de Boom Boom Kid es sacar una canción nueva para poder gritarla, bailarla y plasmar cualquier emoción, sea denuncia o afección en una pieza. Canciones como “Carta a mí” invitan a la reflexión que lleva a esos momentos tan deseados y difíciles de encontrar hoy en día, en los que uno pueda encontrarse consigo mismo: la autocuestión, la filosofía de algo que se encuentra en las pequeñas cosas que pueden estar detrás de un placard o en lo que no nos fijamos por culpa de un falso otoño, lleno de mentiras, de individualidad, de egoísmo, que nos tapa la realidad y no nos deja disfrutar el ir caminando por la calle escuchando la armonía de la estación.
recomendado- libros
KOBO ABE
No es errado ubicar al escritor japonés Kobo Abe a la par
El perro es otro relato que se destaca, donde el narrador
de figuras literarias como Yukio Mishima y Kenzaburo Oé
cuenta como los perros reflejan lo que es el amo en tanto
Cuentos Siniestros
(Mishima y Oé infinitamente más reconocidos y “conse-
vulgar y denigrante. Se pierde en devaneos sobre las cos-
guibles” en nuestras tierras que Kobo Abe) Y este terceto
tumbres que se tienen con las mascotas y los actos asque-
no es caprichoso, sino que encierra a tres de los grandes
rosos que estas llevan adelante sin molestarse en quién
autores japoneses del siglo XX (faltaría sumar a Junichiro
está mirando o no… todo esto para concluir la historia con
Tanizaki y Yasunari Kawabata), quienes se enfocaron en
que el narrador es devorado… ¡por su propia mascota!
Eterna Cadencia 2011
renovar su literatura nacional.
Al borde del abismo es un cuento sobre un boxeador
En el caso de Kobo Abe, este cambio se vio fuertemente
venido a menos, que obviamente, como todo buen cuen-
marcado por el entorno que creó en sus relatos, un tanto
to de boxeadores, terminará siendo derrotado. No parece
oníricos, un tanto absurdos (mucho se ha dicho y se seguirá
exagerado encontrar algunos vínculos entre este cuento y
diciendo de la marca de Kafka en su literatura) y a la vez
los cuentos de boxeadores que escribió Julio Cortázar. En
siniestros, tal como lo deja en claro el título que eligió la
El huevo de plomo, alguien que estaba durmiendo duran-
editorial Eterna Cadencia para la colección de relatos de la
te siglos despierta para encontrarse con que el mundo y la
cual trata esta nota: Cuentos siniestros. Entre los cuentos
humanidad no avanzó, sino que retrocedió. Contar el final
encontraremos para todos los gustos: por ejemplo, en uno
sería arruinar el cuento. Los otros relatos que completan
de los cuentos más impactantes, El Grupo de Petición Anti-
el libro son: El pánico (una fantasía desesperante, entre el
canibalista (tal vez “anticaníbal” fuera una traducción más
absurdo y la paranoia), La casa y La muerte ajena. Difícil de
acertada), un representante de un pueblo ficcional se entre-
conseguir, los libros de Kobo Abe son siempre dignos de
vista con tres correctos señores de “la casta comedora” para
ser buscados. Así sucede con El rostro ajeno, La mujer de la
solicitarles, rogarles, que por favor depongan su inclinación
arena… y ahora con sus Cuentos Siniestros, bien a mano, sin
a comer seres humanos.
descatalogar, y listos para ser agotados.
STEPHEN KING
A primera vista, la nueva novela de Stephen King parece ser
alista al reticente Jake para salvar a John F. Kennedy, de
sobre un hombre que puede viajar en el tiempo para dete-
ahí el título del libro, 11/22/63 (fecha en que lo asesinaron)
11/ 22/ 63
ner al asesinato de John F. Kennedy, y es desde ese punto
King hace que la historia se más plausible de ser tomada en
que los lectores deben suspender la incredulidad y comprar
serio al tener personajes de ficción y personas reales que
el concepto de “viaje en el tiempo”. Algunos podrían tener
interactúan en Dallas. Y retrata con precisión los detalles
que suspender la incredulidad sólo para comprar un libro de
retro de los años 50 y principios de los 60, otro aspector
849 páginas, pero es recomendable en este caso. Esta última
encantador del libro, aún para quienes no habíamos naci-
épica de King es tan fascinante como promete. Jake Epping,
do para ese entonces, y ni siquiera somos parte de ese país.
un profesor de 35 años de edad de la escuela secundaria en
Pero la maestría de King nos transporta, una vez más, a ese
Lisbon Falls, Maine, se entera por su amigo Al Templeton,
mundo tan irreal como cierto que es Estados Unidos.
Plaza y Janes, 2012
propietario de Fatburgers de Al, que la despensa del empal-
Es un momento histórico en que un galón de gasolina
me de la hamburguesa es un portal de viajes en el tiempo
cuesta 19 centavos, Jake compra un Ford '54 Sunliner converti-
(cualquier semejanza con El Aleph de Borges, bueno, que Ma-
ble, sintoniza los Everly Brothers, y se dirige hacia Dallas. Pero
ría Kodama le haga juicio a King). El profesor pasa a través de
el final lo dejamos para quienes lean estas maravillosas 900
ella y es transportado al instante al 9 de septiembre de 1958.
páginas. Los lectores se acordarán de la tensión, del sus-
Al había estado utilizando el portal para comprar carne
penso, del terror de King. Pero 11/22/63 no es una de esas
molida de res a precios de 1958, antes de decidir que debía
pesadillas. No es un libro típico de Stephen King. Es, tal vez,
darle un uso más noble, como el de cambiar la historia para
el King que se viene, quien está cada vez más cerca de esa
mejor. Sin embargo, Al tiene cáncer. Sabiendo que va a morir,
utopía que es escribir la “gran novela norteamericana”.
>> 59
J.G.BALLARD
Son cuatro entrevistas, extensas, de diferentes épocas (la pri-
realidad: vivió la mayor parte de su vida en Shepperton, un
mera,por ejemplo, de 1982, cuando Ballard no era tan masi-
barrio de los suburbios, criando a sus tres hijos, huérfanos
Para una autopsia de la vida cotidiana
vamente reconocido como sí lo fue luego) que juntas pueden
de madre a causa de su temprana muerte. El mundo de
resultar un buen diccionario ballardiano de las obsesiones y
Ballard, alucinante, grotesco, repleto de psicópatas, de rea-
componentes de su obra literaria. Por ejemplo, se revela algo
lidades futuristas que nos esperan a la vuelta de la esquina,
que resulta obvio luego de ser leído: Ballard encontraba ele-
es concebido en una casa de familia, con un ritmo de traba-
mentos de inspiración leyendo revistas médicas. También da
jo para nada frenético, sin drogas, sin descontrol. Eso es lo
cuenta de su admiración por el movimiento surrealista (Dalí,
más asombroso.
Caja Negra, 2013
Ernst), por otros autores (Borroughs, Joyce), su interés por el
Ballard es un médium entre el presente y el futuro,
movimiento punk, el interés casi erótico que le despertaban
un visionario que profetiza un futuro para nada acogedor.
los choques de auto, y que luego plasmó en La exhibición de
Por los motivos antes mencionados, se puede aseverar
atrocidades y más puntualmente en Crash.
que para una autopsia de la vida cotidiana es un libro ideal
El libro ofrece un panorama tan fascinante como in-
tanto para quien ya conoce la obra de Ballard como para
esperado, porque quien lee los libros de Ballard sin te-
quien no la leyó nunca. Una guía con guiños y llamadas al
ner referencia de su vida, bien puede creer que el autor
pie para unos, y una puerta de acceso a mundos ya no tan
está encerrado en un psiquiátrico. Nada más alejado de la
futuristas para otros.
SANCIA KAWAMICHI
El género policial se impuso en los últimos años en Argenti-
las páginas de Hotaru. Por un lado, la ascendencia japonesa
na (y parece que en gran parte del mundo) de la misma ma-
de parte de su familia paterna: (Su abuelo era un japonés tin-
Hotaru
nera en que hace unos años se habían impuesto los vam-
torero que también se dedicaba a participar en peleas calle-
piros (feos, lindos, jóvenes, que salían al sol, que vivían de
jeras en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires) Ese abuelo
noche, que eran mezcla de hombres lobos, que intimaban
tan particular se refleja en la ficción de Hotaru. También hay
con licántropos, etc, etc) ¿Es una moda? Hay que descreer
geishas, luciérnagas y cierta fatalidad japonesa que le dan un
de ciertas "modas", ya que el policial es un género que des-
toque extravagante a la novela.
Del Nuevo Extremo, 2014
NOVELA ROJA
Autora: Florencia del Campo Acuático, 2013
60<<
de Edgar Poe hasta hoy, cosechó más de un clásico litera-
Por otro lado, también existen elementos vernáculos
rio, dio autores inolvidables y también olvidables, y es un
que aportan a hacer de Hotaru un policial fuera de lo co-
género que nunca desapareció y siempre tuvo sus lectores
mún: viejas que añoran el regreso de Peron, montoneros,
fieles. El hecho de que ahora sea más respaldado edito-
clandestinidad y violencia. Un secuestrador que es uno
rialmente, no quiere decir ni que el policial hubiera estado
de los personajes más perdurables de la novela, por una
muerto ni que este fenómeno editorial sea simplemente una
característica: tiene miedo de exigir el rescate. En qué medi-
moda impuesta. De todo esto da constancia el BAN! (Buenos
da Hotaru tiene destino de clásico del género o no, es algo
Aires Negro), un ciclo anual con sede en el Teatro San Martín
que solamente el tiempo dirá. De a momentos es abruma-
que, con varios días de duración, sirve de muestrario de lo
dora la cantidad de cosas que ocurre, y quizá el lector tenga
más destacable de la literatura policial y negra que se está
demasiado para asimilar. No es recomendable para almas
escribiendo y publicando en Buenos Aires y otras partes del
sensibles y estómagos flojos, lo cual, tratandose de un poli-
mundo. La Editorial Del Nuevo Extremo organiza un concur-
cial negro, es todo un elogio.
so dentro del marco del BAN!, y el ganador de este año ha
En definitiva, Hotaru es un policial clásico y a la vez
sido Sancia Kawamichi con su hiperviolenta y delirante nove-
no, cargado de humor negro y coloreado de sangre. ¿Qué
la Hotaru. Algo de la biografía del propio autor se cuela en
más se puede pedir?
La autora de Novela roja entabla un pacto con el lector des-
de las sesiones de Frida, donde cuenta situaciones con las
de sus primeras páginas: la trama será honesta, lineal, sin
cuales puede identificarse cualquier mujer (y los hombres
trucos. Y no aburrirá. Y si bien todo eso va en gustos y opi-
podemos espiar, a quién no le da curiosidad- y perplejidad-
niones, se puede afirmar que Florencia del Campo cumple
saber cómo piensa y qué quiere una mujer), hay otras cues-
con su promesa. Novela roja es la historia de Frida, una
tiones, más sórdidas, más complicadas: la fantasía incestuo-
joven con problemas, en esencia relacionados con el amor,
sa de Frida, una relación un tanto equívoca con una tía, que
que acude al psicoanálisis como posible forma de “cura”.
nunca llega a aclararse del todo, su eterna insatisfacción con
Asistimos, como lectores, a sus sesiones de análisis, comen-
los hombres...
tadas por la misma protagonista y escritas en diálogo. Ese
Hacia el final de la novela llegan las despedidas, un
riesgo que asume la autora ayuda a que la novela se lea
tono de nostalgia empaña todo, y como lector también nos
con facilidad, que sea ágil y a que el lector se identifique (o
despedimos, en cierta forma, de ese personaje del cual su-
deteste, que llegado el caso sería lo mismo) a Frida.
pimos todo y a la vez nada. Y, a riesgo de arruinar una sor-
Los nombres de los diferentes hombres en la vida de Fri-
presa, me tomo la libertad de comentar que hay una última
da se entremezclan en sus sesiones; está su pareja oficial, su
vuelta de tuerca en las páginas finales, que hace repensar
amante, su nuevo amante, recuerdos y fantasías. Contar las
toda la novela desde otro punto de vista. Como si la historia
diferentes historias tras cada relación, sería contar el libro,
de Frida, su vida y sus problemas no fuera más que una
que básicamente está conformado por ellas. En épocas de
pieza de un rompecabezas gigante que es la realidad. Que
literatura para chicas (o “chick lit”), Novela roja en apariencia
si nos ponemos a pensar, es lo que sucede con la vida de los
entra en ese rango, pero solo en apariencia. Porque debajo
demás, y con la nuestra.
recomendado-cine TIERRA DE DIOS
•••••
Johnny Saxby trabaja sin descanso en la remota granja de ovejas de su familia, en el Norte de Inglaterra. Las borracheras y el sexo casual son lo único que le distraen de una vida de soledad y frustración. Cuando un atractivo inmigrante rumano llega a la granja buscando un trabajo temporal, Johnny empezará de repente a lidiar con sensaciones que nunca había experimentado. Ambos pasan tiempo trabajando codo con codo, empieza a brotar una intensa relación, algo que podría cambiar la vida de Johnny para siempre. Cautivadora e irresistiblemente bella, Tierra De Dios es el galardonado debut del director Francis Lee. Una sincera y visceral historia de amor ambientada en el corazón de la Yorkshire rural. Aguda, conmovedora y con unas interpretaciones memorables.
Título Original: God’s Own Country Género: Drama Nacionalidad: Gran Bretaña Director y guión: Francis Lee Protagónicos: Josh O'Connor, Alec Secareanu, Gemma Jones.
+ GENERO LA CARTELERA
•••••
•••••
•••••
LOS NADIE
EL RASTRO
EL AUTOR
La película "Los nadie", dirigida por
Cuenta la historia de una amante
Álvaro quiere ser escritor, pero todo
el joven colombiano Juan Sebastián
de los perros en un rincón remoto
lo que escribe es falso, pretencioso,
Mesa, consiguió el Gran Premio del
de la campiña polaca. Duszejko, una
insípido. Trabaja como escribiente en
festival Cinélatino. La ópera prima
excéntrica ex ingeniera, astróloga y
una notaría de Sevilla y su vida es gris,
del realizador colombiano, de 27 años,
vegetariana, vive en un pequeño pue-
coloreada sólo por sus sueños. Su
retrata en blanco y negro la juventud
blo de montaña en la frontera che-
mujer, Amanda, siempre ha tenido los
de su Medellín natal a través de las
co-polaca. Un día, sus queridos perros
pies en la tierra y nunca ha soñado
vidas de cinco malabaristas callejeros
desaparecen. Unos meses después
con ser escritora. Sin embargo, es ella
que ansían viajar por América Latina
descubre el cadáver de su vecino, un
la que se pone a escribir y le sale un
para salir de una rutina opresiva. Ro-
cazador furtivo. La única pista sobre
best-seller. Ironías de la vida. La se-
dada, como dice Mesa, "en diez días y
su muerte es un rastro de huellas
paración es inevitable. Álvaro decide
una noche", el filme contó con actores
de corzo alrededor de su casa… Con
afrontar su sueño: escribir una gran
no profesionales, sacados en muchos
el paso del tiempo, aparecen más
novela. Indaga en los fundamentos
casos de las calles de Medellín, para
muertes espeluznantes. Las víctimas,
de la novela, hasta que descubre que
desarrollar de forma fresca y muy viva
todos cazadores, pertenecen a la élite
la ficción se escribe con la realidad.
la historia de cinco amigos, Camilo,
del pueblo. La investigación policial
Álvaro comienza a manipular a sus
Mechas, Manu, Ana y Pipa, por las
es bastante inútil y Duszejko tiene su
vecinos y amistades para crear una
calles de los barrios periféricos de
propia teoría: los asesinatos los han
historia, una historia real que supera
Medellín.
cometido animales salvajes
a la ficción.
- El autor
Título Original: Los Nadie
Título Original: Pokot
Título Original: El autor
- Hacia la luz • • •
Género: Drama
Género: Drama
Género: Comedia
Nacionalidad: Colombia
Nacionalidad: Polonia
Nacionalidad: España
Director:
Director:
Director:
DEL 3 AL 9.
Juan Sebastián Mesa
Agnieszka Holland, Kasia Adamik
Manuel Martín Cuenca
Guión:
Guión:
Guión:
Juan Sebastián Mesa
Agnieszka Holland, Olga Tokarczuk
Alejandro Hernández
Protagónicos:
Protagónicos:
Protagónicos:
Esteban Alcaraz, Maria Camila Castri-
Agnieszka Mandat-Grabka, Wiktor
Antonio de la Torre, Javier Gutiérrez,
llón, Maria Angélica Puerta, Alejandro
Zborowski, Jakub Gierszal, Patrycja
María León, Tenoch Huerta, Adriana
Pérez Ceferino, Luis Felipe Álzate
Volny, Miroslav Krobot.
Paz, Carmelo Muñoz Adame.
- El sistema solar •
••
- Enganchados a la Muerte - La crucifixión •
••
- La Gran Enfermedad del Amor • - Los Nadie •
•••
- The Frankenstein Complex
•
DEL 10 AL 16
- La Batalla de los Sexos • - La librería •
•• •• - Musa • • - El restro • • • • • - La Plaza
- Yo-Kai Watch. La película
DEL 17 AL 23 - Con los brazos abiertos
•••••
- El joven Karl Marx •
•
- Medidas extremas •
•
- Una razón para vivir •
••••
••
•
DEL 24 AL 30 - 6 días •
- Asesinato en el Orient Express • - El Fiel • • •
•
- En realidad, nunca estuviste aquí - Tierra de Dios •
•••• - Tierra firme • • • •
•
>> 61
>>17
-expo Exhibe Tomás Saraceno:
Cómo atrapar el universo en una telaraña, su primera exposición individual en Argentina.
USINA DEL ARTE
Biblioteca Ricardo Güiraldes
Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
Museo Del Humor
LA BOCA
RETIRO
SAN TELMO
PUERTO MADERO
BJÖRK DIGITAL
100 AÑOS DE REVOLUCIÓN RUSA
SERGIO AVELLO
HERMENEGILDO SÁBAT
Expo inmersiva de realidad virtual
Ecos sociales, culturales y literarios
Joven profesional multipropósito
Una retrospectiva
Llega a la Usina la exposición inmer-
En el año del centenario de la
El Moderno recorre la amplia pro-
Con más de 100 obras que recorren
siva de realidad virtual que incluye
Revolución Rusa, las Bibliotecas de
ducción artística de Sergio Avello con
su obra, el Museo del Humor agasaja
obras digitales y de video producidas
la Ciudad realizan una completa
una selección de pinturas, obras
al gran ilustrador. La muestra inclu-
por la icónica artista islandesa. Del 20
muestra sobre los impactos cultu-
lumínicas, música, documentos de
ye 100 obras que recorren su acti-
de septiembre al 30 de diciembre vas
rales, sociales y literarios que este
época y registros audiovisuales. La
vidad plástica, sus más de 20 libros
a poder sumergirte, explorar y formar
acontecimiento produjo en Buenos
primera exposición panorámica de
ilustrados y 50 años de periodismo
parte del universo Björk. Algo muy
Aires. Los miércoles de octubre y
la obra de Sergio Avello en un mu-
gráfico, abarcando las tres áreas
cercano a experimentar el mundo tal
noviembre, con un ciclo de charlas
seo. La exposición Joven profesional
plásticas donde Sábat desarrolló su
y como la cantante lo percibe. A lo
en donde referentes de diferentes
multipropósito recorre su amplia pro-
sólida carrera en los cincuenta años
largo de su trayectoria de 40 años
disciplinas -música, literatura, histo-
ducción artística, desarrollada entre
que lleva en Buenos Aires, desde que
Björk se ha reinventado adaptando
ria, estudios de género- conversarán
los años 1984 y 2010, momento de
arribó en el Vapor de la Carrera de su
distintos géneros a su potente rango
sobre las distintas formas en las que
su temprano fallecimiento. Con una
Montevideo natal hasta la actualidad.
vocal y ampliando los límites de lo
la revolución impregnó las artes y la
relevante selección de pinturas, obras
El primero de los espacios contiene
posible en música, arte y tecnología.
vida social; el rol de los intelectuales
lumínicas, objetos, música, documentos
óleos, monocopias y técnicas mixtas,
Una exposición inmersiva de realidad
y su vínculo con la revolución de
de época y registros audiovisuales,
con vertientes expresionistas, surrea-
virtual que incluye obras digitales y
octubre; las expresiones y represen-
la exposición curada por Sofía Dourron
listas y de abstracción. El segundo
de video producidas por la icónica
taciones de la música, la literatura y
–coordinadora de Curaduría del Moder-
incluye algunos de sus trabajos de
artista islandesa. Se realizó en cola-
la poesía durante el período, entre
no– comprende el recorrido de Avello
ilustración sobre textos propios o
boración con algunos de los mejores
otros temas. Crónicas porteñas,
como artista, y también da cuenta
de grandes escritores como Julio
programadores y artistas visuales,
con selección de textos y edición
de un universo mayor del que formó
Cortázar. Aquí también podremos
y combina interpretación, instala-
de Horacio Tarcus. La exposición
parte: la música, la noche y los amigos
apreciar grafitos y acuarelas ligadas
ción de video panorámico, 3D, y
comprende una detallada cronología
que dinamizaron su práctica artística
a sus grandes pasiones musicales: el
una variedad de piezas audiovisuales
que relata los hechos y sucesos más
desplegada en fiestas, muestras y reci-
tango y el jazz. Por último se exponen
producidas mediante tecnología de
relevantes entre 1917 y 1930. Incluye
tales. Sergio en los ochenta, la práctica
los trabajos de periodismo gráfico, con
realidad virtual. Un proyecto creativo
una selección de fotos, afiches, publi-
de Avello se distinguía de los otros ar-
obras que realizó primeramente para
y estéticamente ambicioso que llega
caciones, diarios, libros y revistas de
tistas del under, sus gestos mínimos y
el periódico La Opinión y desde 1973
a Buenos Aires después de haber
la época que revelan los efectos de
despojados buscaron evocar una idea
para Clarín, que son una crónica de los
estado en grandes ciudades como
este hecho histórico en la producción
de belleza fundada en una percepción
avatares políticos y sociales del país y del
Tokio, Montreal, Reikiavik y México.
cultural y literaria porteña.
despreocupada de la realidad.
mundo del último medio siglo.
Hasta el 30 de diciembre
Hasta el 21 de noviembre.
Hasta el 21 de noviembre.
Hasta el 19 de noviembre
Martes a Jueves de 14 a 19 h
Lunes a viernes de 12 a 20h.
De martes a viernes de 11 a 19h.
Lunes a viernes de 11 a 18h
Fin de semana y feriados de 11 a 20h.
Fin de semana de 10 a 20h.
Viernes de 12 a 21 h Fin de semana y feriados de 10 a 21 h.
Feriados de 12 a 20hs.
Usina del Arte
Biblioteca Ricardo Güiraldes
Museo de Arte Moderno
Museo del Humor
Agustín Caffarena 1
Talcahuano 1261
de Buenos Aires
Av. de los Italianos 851, Cost. Sur
Av. San Juan 350 Entrada libre y gratuita
Entrada libre y gratuita.
Entrada general:
Entrada general: $10
Prohibido para menores
todos los dias ábiles del
$30 todos los dias.
Lunes, martes y miércoles gratis.
de 13 años.
mes. Cerrado días
Cerrado los días Lunes.
Menores de 12 años, jubilados y
Cerrado los días Lunes.
Sábado y Domingo.
Martes: gratis.
estudiantes, gratis todos los días.
62<<
recomendado-teatro
BIENAL en ESCENA ARTE JOVEN Los estrenos de teatro, danza, interdisciplina y teatro musical de la Bienal continúan su temporada en el marco del ciclo Bienal en Escena.
EL REGRESO
ARDE BRILLANTE
DE BRIAN FRIEL
EN LOS BOSQUES DE LA NOCHE
CC25 DE MAYO
TEATRO SARMIENTO
OBRAS
Villa Urquiza
Palermo
Los imitadores, de Macarena Orueta
El Regreso, una obra de Brian Friel,
Se enfoca en el centenario de la
adaptación de Living Quarters, con
Revolución rusa y algunas de sus
dirección de Agustín Alezzo, es una
resonancias artísticas y políticas en
El canto invisible, de Juan Cruz Forgnone
historia que transcurre en un peque-
el mundo contemporáneo.
Hasta el 23 de noviembre
ño pueblo irlandés que describe de
Toma como fuente de inspiración
Jueves 9, 16 y 23, 20.30 h y 22.30 h en TIMBRe4 (México
forma magistral cómo los integrantes
la figura de Alexandra Kollontai,
3554)
de una familia tratan, a través de un
revolucionaria y feminista soviética,
juego de recuerdos que les propone
sus conceptos sobre la libertad,
Ninfa, de Bianca Lerner
un “personaje-director”, de recons-
el cuerpo, la sexualidad y cómo el
Hasta el 7 de diciembre.
truir un suceso ocurrido años atrás,
capitalismo construye una identidad
Jueves 21h en ElKafka Espacio Teatral (Lambaré 866)
a partir del cual la felicidad que man-
femenina específica. Cuenta las his-
tenían se vio rozada por un hecho
torias de tres mujeres actuales cu-
Ruido Blanco, de Franco Calluso
trágico y repentino.
yas experiencias están atravesadas
Hasta el 8 de diciembre.
Al traer al presente aquel aconteci-
por la Revolución rusa de maneras
Viernes 21h en Beckett Teatro (Guardia vieja 3556)
miento, estos singulares personajes
muy diferentes. Está narrada a tra-
se verán obligados a encontrar la cla-
vés de tres formatos distintos para
Jet Lag, de Ezequiel Salinas e Ignacio Tamagno
ve para poder comprender finalmen-
cada una de sus partes (marionetas,
Hasta el 3 de noviembre.
te aquello que les pasó, en un mundo
teatro y cine), poniendo en cuestión
Viernes 20.30h y 22.30h en ElKafka Espacio Teatral
en el que inevitablemente el humor
el cuerpo y sus representaciones y
(Lamaré 866)
y el dolor se verán intensamente
la dicotomía entre ser espectador
mezclados al tener que aceptar la
o participante de la Historia. Como
Anomalía, de Valeria Polonera
responsabilidad que les corresponde
una gran muñeca rusa, hecha de
Hasta el 10 de noviembre.
sobre las decisiones tomadas en
ficciones dentro de ficciones que se
Viernes 23h en El extranjero
aquel entonces.
modifican unas a otras.
Hasta el 27 de noviembre.
Hasta el 27 de noviembre.
Funciones:
Funciones:
Martes 21h
De jueves a domingo a las 20:30 h.
De jueves a sábados, 20.30 h
Sábado 25, 18h en el Teatro La Comedia
Domingos, 20 h
(Rodríguez Peña 1062)
Hasta el 10 de diciembre. Domingos 20h en Abasto Social Club (Yatay 666)
Mamá está más chiquita, de Ignacio Olivera y Juan Pablo Schapira Hasta el 28 de noviembre.
Centro Cultural 25 de Mayo
Teatro Sarmiento
(Av. Triunvirato 4444).
(Av. Sarmiento 2715)
Entradas:
Entradas:
Hasta el 6 de diciembre.
Pullman $200 , Platea $250
Platea: $140.
Miércoles 21h en el Teatro Picadero (Pasaje Santos Dis-
Jueves 25% de descuento.
Jueves $70.
cépolo 1857) |
Las localidades se pueden adquirir en
Las localidades se pueden adquirir en
Entrada general: $180. 2x1 para sub 32 y para quienes
la boletería del teatro (todos los días
la boletería del teatro (todos los días
tengan una entrada de otra obra de Bienal en escena.
de 11 a 21 h) o en la página www.
de 11 a 21 h) o en la página www.
www.bienal.buenosaires.gob.ar
teatro25demayo.org.
complejoteatral.gob.ar
No me digas, que ya sé, de Matías Prieto Peccia, Mariel Veliz y Vanesa Butero
>> 63
-recitales
INTERNCACIONAL 02 Washed Out Studio Crobar 05 Heffron Drive Niceto Club 09 JEAN-MICHEL JARRE G.E.B.A
Bruno Mars
Teatro Flores 11 Y 12 Personal Fest 2017 Culb Ciudad de Buenos Aires
28
DÍA 1
Apocalyptica en Rosario Teatro El Circulo
Diego Marchionatti
sin precedentes, en lo que será un
Rockout Argentina
Luna Park
Cafe Vinilo
ambiental, realizará un show en vivo
07
Tarja Turunen
Andres Marino y Lucia Boffo
electrónica, electro-rock y música
Uniclub
25
02
padrino y pionero de la música
FESTIVALES
Estadio Unico de La Plata
NACIONAL
El compositor e intérprete francés,
ASES MUERTOS
11 23
La Tangente 04 CUARTETO RICACOSA Centro Cultural Caras y Caretas
Es una banda que defiende la transmisión del arte, que cree que en la música hay una idea que atraviesa décadas y décadas y su trabajo es compartirla con cada ser que pueda llegar a oirla. Busca transmitir conceptos sobre el ser, sobre como es estar parado en este mundo, atravesando cada sensación. 17 Volumen 4 Centro Cultural No Me olvides 18
auténtico viaje musical. Jarre inter-
Paola Gamberale
pretará nuevas obras de su LP doble,
Centro Cultural Sur
Electrónica, junto con los clásicos de álbumes que han sido hits, como
Sol y Los Terrestres
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Dante Bar
través de topshow.com.ar y en sus 24
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Presenta por primera vez en Buenos
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Aires su disco GURI. Referentes de
Niceto Club
recrear el universo del tango. Tango
Dua Lipa
que va hacia la milonga y vuelve por
Teatro Vorterix
el candombe, entrecruzándose una y las guitarras de RICACOSA. Guitarras,
Coldplay
voces y melodías que albergan la
Estadio Unico de La Plata
tradición y se afirman en lenguaje de hoy confirmando su vigencia.
La Trastienda Club 17 Teatro Coliseo
/ Poncho / Rayos Láser / Los Mentidores / Diosque / Walter Domínguez / Viva Elástico / Boomerang / Superclásicos / Tirman Kid / Porotta / Peces Raros / Ok Pirámides / El General Paz y La Triple Frontera / Joystick / Místicos / Anetol Delmonte / La Línea Azul. DÍA 2 Phoenix / Fatboy Slim / Los Fabulosos Cadillacs / Pj Harvey / Seu Jorge / The Black Angels / Daughter / Whitney / Neon Indian / Homeshake / Callate Mark / Banda de Turistas / Bandalos Chinos / Francisca y Los Exploradores / Chucky de Ipola / Altocamet / Orion XL / Weste / Cítrico.
Conciertos & DJs Sigur Rós / Trentemøller / Pantha Du Prince / Gilles Peterson / Tokimonsta / Nosaj Thing / Festeja sus cinco años de existencia
04
primera vez, dos de los tríos más
Bajo Belgrano
potentes de la nueva escena nacional
BeatFlow
se juntarán en el escenario principal para cerrar el año.
Kenny Garrett
/ Klub. / Benjamín Amadeo
Tecnópolis
con un mano a mano inédito. Por
Homeshake
IKV /Turf / Little Jesus / Estelares
Sónar Buenos Aires 2017
otra vez por el toque privilegiado de 14
/Mala Rodríguez / Mexrrisey /
26
un modo actual uruguayo de sentir y 13
Jack Johnson / Paramore / SOJA
10 Alelí Cheval
28
20
+ Mauro Valenti
La Que Faltaba, La Chilinga
David Garrett
+ Mario Nieva
y La Machacha
Luna Park
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Ciudad Cultural Konex
C. Tangana / Alejandro Paz / Diegors / Daniel Melero / Emisor / Vilna / Ibiza Pareo / Carisma / Sidirum / King Coya & Queen Cholas / La Femme D’Argent / AWWZ / Oval / GREENER: Franco Cinelli + Andres /Zacco / White Sample / Catnapp / Ducasse + Borini / Marcelo Ezquiaga.