autora Moira Russo
ilustraciones Florencia Sandoval
Moira Russo
UN DÍA EL GATO SE DESPERTÓ CANSADO DE SER GATO
SALIÓ CON LENTA PARSIMONIA AL JARDÍN Y OYENDO EL CANTO DE LOS BENTEVEOS QUISO SER UN PÁJARO.
SUS FINOS PELOS TRANQUILAMENTE PODÍAN PASAR POR PLUMAS
Y AFINANDO UN POCO, EL MIAU PODÍA LLEGAR A SER UN CANTO
DOS GOLONDRINAS SE ACERCARON DESCONFIADAS,
PERO VIENDO QUE HABLABA EN SERIO, INTENTARON AYUDARLE A VOLAR SOSTENIÉNDOLO CON SUS PICOS DE LAS OREJAS.
EL GATO SE AGUANTÓ EL TIRÓN Y LOGRÓ LEVANTAR VUELO
PERO VOLAR LE PRODUJO UN MAREO TREMENDO.
POR ESO NI BIEN ATERRIZÓ
DECIDIÓ SER PERRO
Y ALLÁ SE FUE AL CERCO, A LADRAR A TODO EL QUE PASABA
PONIENDO ESPECIAL ÉNFASIS EN EL CARTERO, COMO CORRESPONDE A UN BUEN PERRO.
PERO SE CANSÓ DE LADRAR
Y PENSÓ EN SER UN RATÓN,
LO CUAL DESCARTÓ EN SEGUIDA, YA QUE UNO NO PUEDE TRANSFORMARSE EN SU COMIDA PREFERIDA
PORQUE CORRE EL RIESGO DE MORDERSE UNA PATA O LA COLA EN EL MENOR DESCUIDO
ENTONCES PENSÓ...
Y PENSÓ...
EN ALGO QUE LE GUSTARA REALMENTE MUCHO
Y SE ACORDÓ DE LA SIESTA EN EL SILLÓN
Y FUE GATO.