Reflexiones Peregrinas

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¡AHÍ VA ESO! Es un tópico (tópico por repetido, repetido por tópico) que Europa (nuestra cultura europea, hoy Occidental) se levanta (1) sobre tres pilares: la fe de Israel (Jerusalén), la filosofía y la ciencia griegas (Atenas) y el derecho romano (Roma). De la mano hemos pateado (2) los tres lugares en orden cronológicamente inverso. En el verano del 71, acompañados de (acompañando a) seis alumnos y dos alumnas de lo más selecto del instituto Marqués de Santillana de Torrelavega, recorrimos la Roma de Fellini: La dolce vita (esa Fontana de Trevi que llama, grita, empuja al remojón), Las noches de Cabiria, Roma ciudad abierta. También la del Ladrón de bicicletas o Milagro en Milán Esa Piazza di Spagna, con su florecida escalinata, peldaño a peldaño (137) asciende y asciende hasta Trinitá dei Monti. La Roma del Vaticano, con su cúpula de Miguel ángel (3), maravilla renacentista que devolvió a la tierra (el barroco lo amarra) la vocación de cielo de las torres góticas y el recogimiento del sobrio (sobre todo el español, el italiano desarrolla proyección renacentista) románico. En el Vaticano perdí la fe que recobré en las catacumbas (4). La Roma de los romanos con su Foro, con su Coliseo, Arco de Constantino, Vía sacra, su Panteón, sus fuentes: LA ROMA ETERNA. ¡Ah! … el dolce far niente (5). En el otoño del 2002 (6) nuestra vocación nos condujo hasta Atenas. Teníamos interés, mucho interés, en encontrarnos con Sócrates y nos dirigimos al ágora. Tropezamos con cierta agitación entre los concurrente y, al fin, nos enteramos de que el día anterior había llegado Protágoras a Atenas. Más tarde supimos que Sócrates madrugó ese día más que de costumbre para encontrarse cara a cara con la fama universal del sofista: Sin duda el más sabio de los hombres de nuestro tiempo. (en boca de Sócrates). Y mereció la pena la mañana. ¡Qué mañana!, ¡qué seguridad en el hablar de Protágoras! … Seguridad que fue perdiendo fuelle a medida que Sócrates insistía e insistía en su ironía (7) hasta el punto de que Me pareció que Protágoras empezaba a ofrecer resistencia, que estaba sufriendo y que todas estas preguntas le eran un suplicio. (Sócrates). Alguien me señaló con el dedo a un muchacho casi imberbe que no quitaba ojo de Sócrates: es Aristocles. … ¿Aristocles? ¿Aquel de ancha espalda?. Sí Platón … ¡Platón! … ¿el de la Academia? Si, ese que proyectaría su fortaleza física por toda la historia de Occidente. Discípulo de Sócrates (8) y maestro de Aristóteles. Pero no paró ahí el día porque, por la tarde, nos acercamos al Areópago. No nos engañemos, por más que Saulo se esfuerza por acercarse a sus interlocutores, epicúreos y estoicos, hablándoles del Dios desconocido a quien tienen dedicado un templo, le despiden sin contemplaciones: Sobre esto ya te oiremos otra vez (Hc. 17, 32).También Delfos: Conócete a ti mismo. 2009, a caballo entre el final del verano y el principio del otoño, nos plantamos en Jerusalén (9) precisamente en unas fechas en que nos permitió, además de pisar por donde, en aquellos tiempos, puso los pies Jesús, coincidir con el final del Ramadán musulmán y con la fiesta de fin de año judío. Pero todo esto lo contaremos más adelante y más despacio. Te alabaré entre los pueblos, Señor, te cantaré entre las naciones, Sal. 57, 10

(1) Se ha extendido por el mundo mundial con el marketing de que rescatábamos a todos los ciudadanos terrestres de sus miserias para la civilización. Del optimismo del siglo XVIII al pesimismo del XX, que se prolonga en el XXI, hay más distancia que entre los hombres de Atapuerca y los renacentistas. Así, a bote pronto, y sin entrar en mayores y más graves consideraciones, dos sugerencias. Los cantos y danzas de primitivos africanos, pegados a la tierra con la que se identifican, son más espontáneos que las sutilezas de los bailes profesionales que aspiran a liberarse de la gravedad. El idioma de los samis (lapones), con la complicación de su estudio, no tiene palabra para designar la guerra: corazón infantil, limpio. Se habla de 400 palabras para referirse a los renos y quizás 100 para la nieve: en la tierra, que cae, acumulación suave, helada, helada en una ventana, … ¡poesía! No podemos negar la aportación de occidente a su progreso pero, para ser justos, debemos limpiar de polvo y paja (mucho polvo) todo aquello que les hemos lanzado (*). Ha dicho (y lo podemos repetir


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cualquiera de nosotros con más razón que un santo) recientemente M. Vargas Llosa: No hay barbarie comparada a la del colonialismo. Y además deja unas secuelas de las que África nunca se ha podido recuperar. No dejó nada positivo. En otras partes se puede decir que algo quedó … Además, ¿No nos pueden ofrecer valores que hemos despreciado? La hospitalidad, por ejemplo. (*) Cuando algunos de nuestros hermanos hispanoamericanos se quejan de lo mal que les trataron los españoles de otros tiempos, si no son indígenas de pura cepa (que quedan pocos), yo me digo para mí: habrán sido tus abuelos que los míos se quedaron aquí. Bromas a parte, me parece que nos recibieron mejor de lo que lo hacemos nosotros ahora con ellos, bueno, la verdad es que ellos vienen desarmados y así … Pero … Pero de Sión se ha de decir: // “Todos han nacido en ella”, (Sal. 87, 5). Diccionario R. A. E. acepción 6. Andar mucho, haciendo diligencias para conseguir algo. Primera Piedad de Miguel Ángel, fruto del entusiasmo juvenil sobre el mármol de Carrara. Estatua de S. Pedro, sedente (toda en bronce), en actitud de bendecir, cuyo pie ha sido aniquilado a besos. Di, Jesucristo, ¿por qué pues tengo los pies gastados, me besan tanto los pies? como ves. Soy San Pedro aquí sentado, Haz un milagro, Señor. en bronce inmovilizado, Déjame bajar al río, no puedo mirar de lado volver a ser pescador, que es lo mío. ni pegar un puntapié, R. Alberti Por decisión de Pío XII los arqueólogos descubrieron la tumba bajo cinco altares, uno debajo de otro, de S. Pedro. Estaba vacía y dice J. Mª Díez-Alegría que cuando le pusieron cinco altares uno encima de otro y una inmensa cúpula, Pedro se sintió incómodo y se marchó. La fantasía inquieta, exuberante, atormentada, de nuestro salmantino Unamuno ya lo sospechaba: ¿Qué vale más, el libro, su lectura, o el árbol, la siesta o su sombra? Primer capicúa del 2000 y, para nosotros, quizás el último. Hoy diríamos “mosca cojonera”. Hay qua actualizar el lenguaje. Plano en mano, dimos vueltas y más vueltas por encontrar la cárcel donde Sócrates estuvo los últimos días de su vida dialogando con sus discípulos y donde, finalmente, bebió la cicuta. Llegamos a la conclusión de que se encontraba en los bajo de un hotel. O sea, que, después de 24 siglos, a lo largo del año, miles y miles de turistas pasean sus precipitaciones y prisas sobre las cabezas de Sócrates y sus discípulos. Sin entrar en precisiones lingüísticas e históricas podemos traducir, sin temor a error, por Ciudad de la Paz. Ironía etimológica, ¿paz? … ¿¡¡¡ …!!! …? … Puede ser la de la Jerusalén Celestial.

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PRESENTACIÓN Todo ahora tiene su antes y su después. Nuestro ahora fue un bonito encuentro. Compartimos Eucaristía, mesa y mantel, donde eran todos los que estaban pero no estaban todos los que eran, aunque todos estaban en nuestra memoria, vivos y presentes, y en nuestra gratitud. Gracias por vuestro acompañamiento. El antes fueron, han sido, 50 años de vida en común. Dolores y alegrías, júbilos y congojas, anhelos, esperanzas, afanes …. Los hijos fueron un regalo del Cielo, cada uno nos sorprendía con futuros más allá de nuestros proyectos y fuimos componiendo una familia que, poco a poco, se encaminaba hacia su plenitud. A impulsos del día a día, conquistaban su autonomía, se multiplicaron por dos y nos presentaron la generosa ofrenda de los nietos: el hogar se redujo a dos, como en sus comienzos, pero dignificado y enriquecido y con las puertas siempre abiertas. Multitud de recuerdos acuden al presente en desordenado atropello. Incontables se han perdido para siempre ¿cuáles sí y cuáles no?, ¿cómo podemos seleccionar y valorar los que se han salvado del naufragio del tiempo? Pero con una fecunda conquista, inseparable de nuestro presente y porvenir compartidos: se ha abierto el abanico y somos diecinueve. De la mano, nos hemos instalado en la esperanza. También el antes tuvo su antes. Noche de S. Juan, noche mágica, noche breve, noche intensa. Juventud, ensoñaciones que palpitan, enamoramientos, luchas que apuestan por el futuro, andanzas a impulsos de vientos difíciles de dominar. Unas han fructificado, las más se han perdido por aquí y por allá, pudieron ser y no fueron. Mirando hacia atrás es inevitable: Una fortuna invisible he dilapidado. Yo sé que nada // me será devuelto (A. Duque Amusco). Mientras, las voluntades maduran y se afirman, sueños que echan raíces. Sin prisas tejemos diferencias en entendimiento y comprensión, con vocación de trenzarlas con otras diferencias, hacia un mañana que se alimenta con frutos de la imaginación: vamos haciendo nuestro camino que guarda celosamente las confidencias de recuerdos compartidos. El después, aquí lo tienes a tu disposición. Eres testigo del último empujón que nos puso en camino de Tierra Santa. Inmaculada y candorosa sonrisa de los nietos materializada en el cartel, síntesis de fantasías vividas en común, elaborado por manos generosas que portan, con proyección de futuros, nuevos y prometedores mañanas. Esa sonrisa, viva en las carnes de un niño, tiene sus raíces: Sí, cuando su madre era una chica joven empapaba su alma en el tierno y callado misterio del amor. Y esa es la dulce y delicada frescura que florece en las carnes del niño (R. T. Tagore). El Templo constaba de tres partes fundamentales. De fuera a dentro, en primer lugar, el Ulán (lo que está delante), el atrio por el que se accedía al Fecal (lugar santo) antesala del Debir (retirado, apartado) nombre del Santo de los Santos (lo más apartado) que contenía el Arca de la Alianza. Santidad es “lo que está separado”, distante. Solamente Dios es el Santo: Santo es Yahvé, nuestro Dios (Sal. 99, 9). Su ser es tan distinto que es, Él y sólo Él, el Santo, el separado. Solamente por su gracia el pueblo, su pueblo, puede ser santo: Ella (la sabiduría) liberó de la nación opresora a un pueblo santo … (Sb. 10, 15) y, puesto que Yahvé es Padre: … así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta …(1 P. 1, 15). La santidad de Yahvé se contagia a lugares, tiempos, objetos y personas. Y en éstas se hacen sensibles por sus ropas: Cuando entren (los sacerdotes levitas) por los pórticos del atrio interior, llevarán hábitos de lino; no irán vestidos de lana cuando oficien en los pórticos del atrio interior, y en el templo. Llevarán en la cabeza turbantes de lino; y fajas de lino a los riñones; no se ceñirán nada que transpire el sudor. Cuando salgan al atrio exterior, … se quitarán las vestiduras con que hayan oficiado, … y se pondrán otras ropas, con el fin de no santificar al pueblo con sus vestiduras (Ez. 44, 17-19) (1). En definitiva, santo (lejano) distinto a próximo (prójimo). El carácter del santo, por separado, se nos presenta con ropaje y aditamentos que nos exteriorizan a los ojos esa santidad, esa distinción o distanciamiento. Por un instante, vamos a desprender a los santos de los atributos que les distinguen, por sus méritos, para tenerlos menos separados, más prójimos y conversar con ellos, en la medida de nuestras fuerzas, de tú a tú: Dios está donde el labrador labra la dura tierra y donde pica la piedra el picapedrero. Está con ellos en los días de sol y en los de lluvia, llenándose de polvo su vestido. ¡Quítate ese manto sagrado y desciende como él al suelo polvoriento! (R. T. Tagore). Después se cubrirán con todo lo que les corresponde para que no perdamos de vista Reflexiones peregrinas

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que son candiles que participan de la Luz (Yo soy la luz del mundo …Jn. 8, 12) para guiar nuestros caminos al Camino: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn. 14, 6). Y aquí paz y después gloria. Como verás, me he lanzado a manosear y emborronar unos DIN A 4 y ahora los contemplo y dudo. Entre guardarlos en lo más profundo de la memoria o compartirlos. Y dudo, en primer lugar porque el P. Eugenio y el P. Aurelio O. P. se intercambian sonrisas de complicidad y, para sus adentros: este Rodrigo, … ¡tiene unas cosas!, ¿quién le manda meterse donde no le llaman?, ¿y … en camisa de once varas? o ¿quién le ha dado vela en este entierro? Pero yo sé, por otra parte, que ellos son indulgentes, comprensivos, benévolos, magnánimos, … generosos y callados. Los demás, me imagino en estos asuntos, más o menos, del mismo pelo que yo. Y aquí me tienes con mis dudas … ¿hasta cuándo? (1) Los “primeros” no se distinguían por su atuendo: Cuando Simón Pedro oyó “es el Señor”, se puso el vestido –pues estaba desnudo- y se lanzó al mar (Jn. 21, 7). Desde que los sacerdotes se han desprendido de la sotana se han reducido las distancias, son más prójimos. Cuando entramos en nuestros templos, los hombres nos destocamos, las mujeres pueden o no, a su voluntad. Hemos conocido tiempos en que ellas se cubrían (tenían que cubrirse) pero no con un trapo cualquiera sino con un bonito (caro) velo. Eran tiempos de misas con el sacerdote de espaldas y en latín (*) e íbamos a oír misa. Oír, lo mismo que se va a oír un concierto o una obra de teatro, es decir, de espectadores. Poco a poco vamos asistiendo a misas como participantes, en mayor o menor medida, según los casos. P. e., no he participado en una misa para niños como un domingo en la parroquia de “La Virgen de Guadalupe” (creo que se llama así) en Madrid. Recuerdo aquel tranvía que nos llevaba a la Facultad. Algunas veces viajábamos con aquellas monjas de la caridad que parecía que llevaban alas en la cabeza, eso sí, inmaculadas. Nos las arreglábamos esquivándonos con movimientos de cabeza, ellas y nosotros. ¿Qué diremos de los velos (hiyab, burka, niqab, shayla, charod) de las musulmanas? Por ahora nos callaremos pero el problema no ha hecho más que empezar. Y en estos tiempos en que nos encontramos (muchos sin comerlo ni beberlo) con una globalización general, en cabeza el dinero detrás todo lo demás, todo nos va llegando a importar, querámoslo o no. (*) No recuerdo el título de la película, ni el argumento, solamente una escena en que un intérprete decía: a mí me gustan las misas en latín, así no se entera uno de nada. Jesús, en la “primera última Cena” no habló en latín, ni en castellano sino en arameo o, dicho de otra manera, en roman paladino … en el qual suele el pueblo fablar a su vecino..

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Impresiones peregrinas Alegre la mañana que nos habla de Ti, alegre la mañana. Bodas de Oro, los nietos portan pancarta: … Vale de regalo, … Tierra Santa, … sus hijos y nietos. Preparemos el viaje y … ¡No!, … no es así, no se trata de ser invitado y ponerse en camino pues no estará de más una reflexión previa: ¿viaje como tantos otros que hemos hecho en plan turístico? Podría ser, pero no es el caso. Tierra Santa es el lugar desde donde arranca nuestra fe y nuestra fe debe tener un soporte porque … si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también nuestra fe (1). Pero ¿son necesarias estas consideraciones para ponerse en camino? Allí: aquí estuvo, aquí sanó, aquí predicó, aquí lloró, aquí … son verbos en pasado (pretérito indefinido) pero, si voy a la Cena de cualquier iglesia por pequeña que sea y por poco digno que sea el sacerdote “aquí” está y Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (2): está, estoy, en presente, aquí y ahora. Y Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre (3). Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad (4). En todo lugar y tiempo podemos encontrarnos con Jesús, entonces el viaje ¿tiene algún sentido? No voy a dar más que mi respuesta (si es que llego a ella) pero no será ocioso decir que durante tiempo pasado se me acentuaban las ganas de llegar hasta allá, pero con ese deseo vago de quien quiere que le toque la lotería y ni siquiera juega. En esas estábamos cuando nos topamos con la pancarta sostenida y presentada por las inocentes manos de nuestros nietos (5): Las glorias de Yahvé y su poder, que lo comunicaran a sus hijos, todas las maravillas que realizó; que la generación siguiente lo supiera, el pacto que estableció en Jacob, los hijos que habían de nacer; la ley que promulgó en Israel. que a su vez lo contaran a sus hijos, Había mandado a nuestros padres Sal. 78, 4-6 Y … ¡ha llegado el momento! Día a día se acercaba el tiempo de partir, el anticipo de la juguetona imaginación no terminaba de disipar las sombras de las dificultades, reales o ficticias, que se me presentaban ante el hecho de que con cada día terminado eran 24 horas menos para ponernos en marcha. No hubo en estos preparativos (6) ninguna voluntad de analizar con sosiego esas dificultades para, una vez examinadas, darles una salida: ¿es, o no es, posible este viaje?. Sencillamente espantaba toda sugerencia de impedimento con la voluntad de … ¡ha llegado el momento! ¿Y? … Dios dirá. Quizás a la vuelta haya despejado la niebla que me impedía la claridad del acto voluntario y encontraré la respuesta que no he sido capaz de elaborar antes de partir. Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca a Lestrigones y a Cíclopes, o al airado Poseidón nunca temas, si alto es tu pensamiento y limpia la emoción de tu espíritu y tu cuerpo. Reflexiones peregrinas

A Lestrigones ni a Cíclopes, ni al fiero Poseidón hallarás nunca, si no los llevas dentro de tu alma, si no es tu alma quien ante ti los pone. C. Kavafis 5


Ya se han cumplido trece años (¡cómo pasa el tiempo!) desde que cruzamos, por primera vez, el charco: para los dos, bautismo aéreo. Barajas, primera ocasión de ver el suelo desde 100, 500, 1.000 m. … 10.000, ¡ya no hay suelo! … sino nubes al alcance de la mano. Aeropuerto de J. F. Kennedy, quizás una hora de autobús y estábamos pisando por primera vez, de nuevo, la Quinta Avenida. Ahora me encuentro, nos encontramos, en Barajas (¡demonio de la Terminal 4!) y ¡acabamos de llegar! Pero … ¿de dónde? … ¡de Tierra Santa! ¿Seguro?, … ¿es verdad que venimos de la Tierra Prometida o lo he soñado? Imágenes se me agolpan sin orden ni concierto. … ¿He estado allí o he fantaseado con estar? … fotografías vistas ¡tantas veces!, echemos la memoria atrás para ver si me aclaro. SAÚL Hoy los niños han dejado sus juegos, se han reunido para contarse de nuevo los rumores que circulan entre ellos y que nadie es capaz de concretar (7). Una cosa tienen claro, será el día de los regalos y Saúl, a pesar de la preparación que ha recibido durante días pasados, ha padecido una noche de inquietud adelantando con una imaginación calenturienta lo que ha de ser el día de la fiesta: su fiesta. Ha participado, con las personas mayores de la familia, en la faena de traer ramas del campo y han construido unas tiendas donde celebrarán la travesía del desierto de sus antepasados. Ya está despierto cuando le llaman para comenzar el día. En los preparativos van llegando familiares que le prestan una atención muy distinta a la de otros tiempos. Sale al campo y contempla el trajín de los mayores que se ofrece como un caos bien organizado donde cada cual está donde debe en cada momento. Llega la hora y su madre le viste con solemnidad como si con cada prenda fuese perdiendo al niño que había criado con esmero durante 13 años. Temprano ha asistido en la sinagoga a la bar miswáh (ceremonia de mayoría de edad): protegido por la Kipá ha leído la Torá arropado por el talit (manto para el rezo) después de haberle sido impuesto el tefilín (filacteria). De vuelta a casa comienza la fiesta familiar. Todo transcurre a su ritmo y ya está encendido el fuego que preparará los animales para el sacrificio, la ofrenda y la comida. A medida que se acerca la hora el tiempo va cobrando una tensión que, actual en todo, en Saúl cobra especial trascendencia. Su padre, desde el primer momento, no dudó en tomar a su cargo la elaboración. No era muy hábil artesano y su oficio ningún parecido con el trabajo de la piel animal pero, tenía claro, desde años atrás, que saldría de sus manos. Ya estaba lista, todos atentos, y en silencio sacro, asisten a la ceremonia en que Saúl recibe de manos de su padre los textos de la Ley contenidos en la filacteria (8) que él mismo le había confeccionado. Un tenso silencio se respiraba en torno y en cada gesto del padre se impregnaba el ambiente de la experiencia del pueblo en la travesía del desierto. Despertó la música, explotaron los corazones en cánticos y los cuerpos bailaron rítmicamente. La alegría estaba allí alimentada por vivencias, recuerdos y proyecciones. Saúl, en un afán por absorber todas las experiencias familiares, estaba y no estaba pues su fantasía le empujaba hacia el futuro. Fue un día inolvidable para el joven Saúl. El cordero del sacrificio comido en común, los regalos que los asistentes le ofrecieron y, sobre todo, la condición de mayor de edad a que había llegado y que le ofrecía fantasear con sus proyectos. Futuro que empezaría con la promesa de su padre de enviarle a Jerusalén a recibir la formación de la tradición de su pueblo. Ya era mayor de dad y fue enviado a Jerusalén a la escuela de Gamaliel (9) donde debía recibir la formación propia de su estirpe. Se trataba de un maestro bien formado en la tradición judía pero libre del fariseísmo que con tanta crudeza fue acusado por Jesús. Bien había entendido él que El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado (10) pues, ante el Sanedrín, del que era miembro y que juzgaba a Pedro y a Juan: Desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si este plan o esta obra es de los hombres, fracasará; pero si es de Dios, no conseguiréis destruirlos. No sea que os encontréis luchando contra Dios (11). A pesar del espíritu liberal de su maestro, la juventud de Saulo se encuentra arrastrada por el fanatismo del rigor farisaico de la Ley y el espíritu intransigente en que se movían los apóstoles después de haber recibido el Espíritu y, entendido el mensaje de Jesús. Obra en consecuencia y pronto tuvo ocasión Saulo de participar activamente en poner en práctica el espíritu del tiempo enfrentado a la novedad de la Buena Nueva.


Jerusalén estaba en ebullición bajo el imperio de Roma que había respetado, dentro de ciertos límites, la autonomía de las funciones del Sanedrín y de los Sumos Sacerdotes. Esta, su clase dominante, se había visto interpelada por la duras acusaciones públicas de Jesús hasta el punto de que se decidieron a entregarlo a la cruz romana para librarse de la influencia sobre el pueblo de su mensaje. Pero algunos pensaron que había sido peor el remedio que la enfermedad cuando sus seguidores, primero temerosos y escondidos, después, por la fuerza del Espíritu, a cara descubierta se presentaron públicamente defendiendo la doctrina del Maestro y ejerciendo una fuerte influencia en el pueblo. De nuevo la alta sociedad de Jerusalén se planteó la necesidad de recurrir a la fuerza y en esta ocasión le correspondió a Esteban ser blanco de las iras de algunos de la sinagoga llamada de los Libertos (12). Era Esteban uno de los siete hombre, de buena fama, llenos de Espíritu y de saber, (13). Denunciado ante el Sanedrín (14). Fue valiente Esteban en defender sus convicciones: ¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre ofrecéis resistencia al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! (15). Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios (16). Fue apedreado y Saulo, rumiando todas estas cosas en su corazón: …aprobaba su muerte (17). Mientras apedreaban a Esteban, hasta darle muerte: Los testigos depusieron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo (18). Esta experiencia le llevó a la convicción de que era el momento de entrar en acción y acabar con estos falsos judíos que pretendían confundir al pueblo con falsas ideas. Había llegado su hora y estaba cumpliendo con su misión. Pero Jerusalén le resultaba pequeña, había que perseguir a los que habían huido. El suceso de Esteban encendió en Saulo el ardor por ser consecuente con su formación judía y defensor a ultranza de la tradición. Los judeocristianos que conoció en Jerusalén, que se habían quedado en la ciudad tolerados por el tribunal fariseo, no representaban peligro inminente. Era necesario perseguir a los que habían huido a Damasco para cortar de raíz el movimiento de los insurrectos. …se presentó al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que, si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar presos a Jerusalén (19). Y pasó lo que pasó: Levántate y vete a Damasco; … (20). El impacto fue terrible, quedó ciego porque debía cerrar los ojos a todo lo que había sido. Ya le han sido impuestas las manos por Ananías, ya ha recobrado la vista, ya ha recibido el bautismo y se le pedía una metánoia (conversión): un cambio radical en su vida. Ni siquiera se le ofrecía el entendimiento con los judeocristianos, aquellos que habían sido aceptados en Jerusalén, a quienes podía acercarse por no ser gente peligrosa, sino aceptar la relación con los partidarios de Esteban cuya muerte él había presenciado y aceptado como punto de partida de su nueva misión. Se le exigía borrón y cuenta nueva. Y la fortaleza de su carácter se puso al servicio de su nueva misión, hacerse fuerte frente a los cristianos que admitían componendas con los fariseos y exigían la circuncisión y abstención de carne ofrecida a los ídolos a los seguidores de Jesús. Aún permanece en él viva la experiencia que recibió cerca de Damasco. Su metánoia exigía un tiempo de sosiego para hacerse cargo de su nueva situación. Se retiró al desierto y no sería descartable el que hubiese tenido contactos con los esenios de Qumrân (probablemente lo mismo le ocurrió a Juan el Bautista). En principio su formación en el A. T. le fue útil como base para su nuevo cambio de rumbo: No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento (21). Y … ¿por la fe privamos a la ley de su valor? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos (22). En Antioquia volvió a tener problemas con los más intransigentes de los judeocristianos y la comunidad le eligió a él y a Bernabé para que viajaran a Jerusalén a resolver el problema con los discípulos. Llegó a Jerusalén e intentaba juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo … (23). Un miedo bien justificado porque, estaba reciente, Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel (24). Fue Bernabé, que tenía reputación en Jerusalén porque el importe de la venta de un campo lo distribuyó entre los hermanos necesitados, el encargado de vencer los recelos. El llamado “concilio de Jerusalén” acuerda liberar a los nuevos cristianos de la circuncisión (igualdad de judíos y cristianos ante el Evangelio) aunque hacen una concesión, por boca de Santiago, a los más recalcitrantes como prohibir comer carne sacrificada a los ídolos. Metánoia no va significar en él la renuncia a sus conocimientos de la tradición sino una nueva luz bajo la que esta tradición se liberará de sus desviaciones para encontrar en Jesús su plenitud. Reflexiones peregrinas

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A Pablo, la visión que tuvo camino de Damasco, le ha dejado en el estado de inquietud y desconcierto por entender todos y cada uno de sus momentos: ¿será exclusivamente suya? Pronto le llegan noticias acerca de ciertas vivencias, no del todo aclaradas, y quiere aprovechar esta estancia en Jerusalén para oír, de los propios labios de los discípulos que fueron testigos, todos los detalles de la experiencia del monte Tabor porque presiente que las revelaciones recibidas le ayudarán a clarificarse su propia visión. Pregunta a Lucas, el médico querido …(25) que le acompaña en sus viajes y es el único que está con él en Roma (26). Y pregunta por Marcos con el que tendrá sus más y sus menos pero pelillos a la mar y será a Marcos a quien llame a su lado en la soledad de la segunda prisión en Roma (27). Por mediación de Bernabé, primo de Marcos y compañero inseparable de Pablo, es como conoció éste a Marcos que, seguramente, es el mismo Marcos el que, como su madre, pertenecía a la primitiva comunidad cristiana que, antes del 44, se reunía en su propia casa donde trató a Pedro (28) que le distinguió muy especialmente: … mi hijo Marcos (29). Y fue precisamente a Pedro a quien oyó Pablo hablar, después de la resurrección de Jesús, de lo ocurrido en el monte. TABOR En la propia casa en que Marcos vivía con su madre, María, se reunían los hermanos a escuchar las palabras de Pedro ávidos todos por conocer, hasta en los mínimos detalles, todos los hechos y dichos de Jesús. Marcos, con los oídos bien abiertos, ¿qué ocurrió en el Tabor? le preguntaban una y otra vez. Pedro no era capaz de aclararse para exponer con un poco de orden y sentido lo vivido en aquellos momentos. Sabe que estaba desconcertado y atemorizado, se siente ofuscado para explicar el porqué de su ofrecimiento a levantar tres tiendas. Quizás fue una forma muy sensible, y poco expresiva, de que deseaba permanecer allí por más tiempo para aclararse qué significaba todo aquello. Hubo un día en que, a solas consigo, se liberó del presente y sus urgencias y se sumergió en su memoria hasta olvidarse del tiempo: las aguas te vieron y temblaron, // también los abismos se agitaron. // La nubes derramaban sus aguas, // descargaban su trueno los nublados, // tus rayos iban y venían (sal. 77, 17-18). Entonces no entendió lo del silencio que debían guardar, no entendió lo de después de la resurrección ni de que Elías ha de venir primero. Algunas cosas se le habían aclarado desde aquel día, con el paso de acontecimientos y la convivencia con el Maestro, pero ¿por qué le preguntó tres veces si le quería? :Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez … Señor, tú lo sabes todo; (30). Marcos vio que se embelesaba, … le dejó hablar y permanecía muy atento. ¿Cuánto había estado arriba?; ¿segundos?, ¿varios días? o … ¿lo había imaginado? ¡No!, …¡eso no! Lo había vivido intensamente. Recuerda que, durante la bajada, su interior le bullía en momentos desconocidos. Las imágenes se le imponían en un orden descontrolado. Su Cafarnaún natal, su mar, su barca, … el Maestro sobre las aguas, la tempestad doblegada. El templo de Jerusalén, … el patio del palacio de Caifás … los ojos se le hacen lágrimas y siente un gran dolor en lo más profundo: ¿Quién subirá al monte de Yahvé? // ¿quién podrá estar en su santo reciento? // El de manos limpias y puro corazón … (Sal. 24, 3-4). Se encontró, por momentos, liberado de su peso y recorriendo espacios desconocidos. La travesía de un mar inmenso con fuertes oleajes y calmas en cada ocultamiento del Sol: … dominará de mar a mar, // desde el Río al confín de la tierra (Sal. 72, 8): La voz de Yahvé sobre las aguas (Sal. 29, 3). Su Galilea más y más lejana. Una gran ciudad con edificaciones nunca vistas, magníficas, grandiosas, templos dedicados a dioses extraños. Gentes de todas las regiones caminan por sus amplias calles: ¡Roma!, la urbe, la ciudad del mundo. Se vio a sí mismo clavado en una cruz, … ¡como Él! Y boca abajo por decisión propia: Jamás vacilaré (Sal. 30, 7). También tuvo Marcos interés por preguntar a Santiago sobre lo ocurrido en el monte, máxime cuando se enteró de que Jesús había vuelto a tener otra experiencia con los mismos tres discípulos en Getsemaní poco después de que él hubiese sido testigo del prendimiento y donde se salvó, pies ¿para qué os quiero?, a costa de quedar desnudo: él mismo nos lo cuenta (31). Incluso volvió al Gólgota, temeroso y discreto, movido por la curiosidad y no sé qué atractivo del crucificado. Ya bajan del Tabor, … les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos (32). Ya a Santiago estas palabras le hicieron presentes aquellas otras enigmáticas: ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber? (33) y también …tome su cruz y sígame (34). ¿De Reflexiones peregrinas

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qué reino estaba hablando? No terminaba de entender cuál era ese Reino en el que él aspiraba, junto con su hermano Juan, a sentarse a su lado en lugar preeminente, pero si Él lo decía: … Possumus. Se sumergió en un mar de dudas y perplejidades. Escuchó voces de peregrinos que recorrían campos para él desconocidos. Hombres y mujeres de todas las edades y condiciones unidos en un afán común: alcanzar el campus stellae. Y lo llaman “ruta jacobea” y sabe que es a él a quien recuerdan y a su encuentro a lo que aspiran tras de muchos kms, pies dañados por la dureza del camino, hambres, calores, fríos … Un común deseo, el de llegar, armoniza a gentes muy diversas y unifica su afán. Y alcanzan el monte … Y los jóvenes de todos los tiempos seguían su ruta y lograban el final satisfechos de haber cumplido sus anhelos. Se le abren los ojos cuando ve muchedumbres que se reúnen para llenar la iglesia acompañados de cánticos de alegría (cánticos con el Maestro en aquella cena). Se sorprende de nuevo al ver el humo que por doquier reparte lo que llaman el botafumeiro con el fin de aliviar el ambiente de deficientes respiraciones cargadas de sudores humanos. Pero … ¿ahora? … ¡guerras!, … ¡sangre!, … ¡muertes! …¡Santiago y cierra, España (o Santiago y cierra España, no lo entiende bien), … ¡Santiago Matamoros! … ¡No!, … eso no. Yo nunca estaré allí. En ningún momento el Maestro nos ha mandado otra cosa que beber su cáliz: Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñan espada, a espada perecerán (35). Y le atormentaba la duda de quién le ha podido convertir en matador de hombres. Él les ha advertido de los peligros por seguir su Camino: … llegará un momento en que os quitarán la vida, convencidos de que con ello rinden culto a Dios (36). En ninguna parte de los Evangelios ha mandado Jesús matar. Y, lo que me faltaba: políticos a mis pies haciendo campaña electoral. Si cuando yo te digo … ¡esperpéntico! Ya no sé si el Botafumeiro era para ellos o para mí. No terminaba de entender Santiago que a él se le hubiesen llevado a las últimas tierras del mundo cuando ni siquiera salió de Jerusalén donde bastante misión tenía. ¿España?, … ¿España? Será ese lugar de que habla el primer libro de Macabeos: … todo cuanto habían hecho (los romanos) en la región de España para hacerse con las minas de plata y oro de allí, … (37). ¿No le habrán confundido con Saulo?: … cuando me dirija a España, espero veros al pasar, … (38). … partiré para España, pasando por vosotros … (39). En caso de que viniese, debió ser en los años 63-65. Pero dejemos las cosas como están que los peregrinos peregrinen y ¿quién sabe si con este desfile interminable a lo largo de los siglos Santiago haya sido atraído por las multitudes y el camino y él mismo, en atuendo de peregrino y como peregrino y no turistas, sin sellados y en espíritu (a caballo y espada en mano … ¡jamás!), acompañe a todos los que se han movilizado y se movilizan y haya decidido instalarse definitivamente en el campus stellae?, de menos nos hizo Dios: Si me remonto con las alas de la aurora, // si me instalo en los confines del mar, // también allí tu mano me conduce, // también allí me alcanza tu diestra (Sal. 139, 9 . 10). ¿Y la Pilarica? No seré yo quien meta los perros en danza a los maños, si te empeñas … ¡allá tú! Del Éxodo hemos aprendido que la vida es peregrinaje y quizás hoy algunos (o muchos) hayan convertido a los peregrinos (profundidad en los pasos por la vida) en turistas (manoseo de todo para no llegar a nada). En este ambiente, y con la experiencia de los viajes con Pablo, se propuso Marcos recoger, para que no se perdiese en el olvido, todo aquello que en la vida de Jesús fuese testimonio de su misión entre los hombres y, por otra parte, la vida de los primeros tiempos de los hermanos. Para Pablo todas las informaciones posibles para conocer, con todos sus detalles, lo ocurrido en el Tabor le parecían pocas. No pudo contactar con Mateo porque no se encontraba en Jerusalén por aquellos tiempos. Corrían, entre los hermanos, noticias poco aclaradas de que, después de evangelizar por tierras de Galilea, se había encaminado hacia Persia y más tarde a Etiopía donde parece ser que fue ejecutado por el rey a quien prohibía casarse con su sobrina porque se había consagrado a Dios. Circulaban, entre los más allegados a Mateo, una serie de escritos en los que estaba recogiendo noticias sobre algunos de los hechos de Jesús y Pablo tuvo ocasión de consultar algunos. El Maestro había formado un grupo que le seguía aunque … el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza (40). Jesús se sienta a su mesa, objeto de escándalo para los escribas y fariseos: …no he venido a llamar a justos, sino a pecadores (41). Formaba parte del grupo de nueve que habían esperado al pie del monte a que bajaran los cuatro. Y regresaron, después de pasada la hora undécima y se acercaba la última del día. La espera los inquieta, ¿por qué no bajaban?, ¿a qué habían subido? Todos se lo preguntaban, lo comentaban y cada uno formulaba sus Reflexiones peregrinas

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propias sugerencias para no terminar de acuerdo. Por fin, los ven descender y las expresiones de los cuatro no ofrecían pistas para interpretar el tiempo de la ausencia. El Maestro llegaba primero con expresión indefinida, de alegría y de preocupación, y con un no sé qué en su conjunto que le hacía más lejano. Pedro aparecía con una manifestación más claramente definida como con un halo de tiempo vivido en plenitud. A Santiago se le veía con un desconcierto y extrañeza como si, de pronto, hubiese descubierto que tenía que reorientar su camino. La presencia de Juan comunicaba aislamiento y lejanía, en su fantasía estaba ido y no acertaba a encontrarse con el momento presente. ¿Qué pasó?, era el interrogante que circulaba entre los nueve y los tres, no atreviéndose nadie a preguntar al Maestro. No había más que una respuesta, ya hablaremos, ahora no es el momento. Pero él estaba muy intrigado con este acontecimiento porque recordaba (tenía siempre presente ante sí) el primer encuentro. Corrían rumores por las tierras bañadas por el mar de Galilea. Él, atento a su función de recaudador, en su afán por ser justo y no cobrar más de lo debido, recibía con un cierto aire de escepticismo tantas noticias de acontecimiento asombrosos: ¡tenemos un nuevo profeta!, se oía en el ambiente con una repetición que mantenía atentos, y despertaba expectación, a todos los habitantes de los alrededores. Y llegó el momento: ¡Sígueme! ( 42) y lo dejó todo y le siguió: Cuenta el número de las estrellas, // llama a cada una por su nombre; (Sal. 147, 4). Juan bajaba cabizbajo y apenas oyó la recomendación de Jesús de que guardaran silencio. En conversaciones posteriores con Pedro y Santiago supo que había hablado de la resurrección, de la venida de Elías. Lo que nos cuentan los otros tres evangelistas de la Transfiguración, lo han hecho de oídas, él era el único testigo directo. ¿por qué se calla?, ¿confía en lo que puedan decir (han escrito ya) los otros tres?, ¿a pesar de los matices?, ¿no tiene nada que aportar de carácter personal? ¿quizás no conocía los sinópticos cuando escribió él el cuarto? Quizás fue una experiencia muy fuerte: Tabor, Getsemaní, Calvario, … ¡¿resurrección?! … y necesitaba tiempo para asumirlo. O, …¿sí llegó a decirlo?. La forma compleja en que fueron recogiéndose, entre la primitiva comunidad, los hechos y dichos de Jesús nos puede hacer suponer que Juan (y los redactores que hayan podido intervenir en la última presentación del cuarto evangelio) conocía ya, si no los sinópticos en su presentación actual, los materiales sobre los cuales se elaboraron. Volvemos: ¿conocía Juan la presentación de la Transfiguración en los sinópticos cuando redactó su evangelio? No se trata de que entremos en el mundo de los especialistas (no es nuestro terreno) sino de despejar, si nos es posible, la pregunta ¿por qué Juan, único evangelista testigo, no cuenta un hecho tan singular del mensaje del Maestro?, o … ¿sí lo ha contado?. Subimos al monte Tabor en un taxi del lugar, cargado de años, ruidos y temores. Trazado serpenteante. Velocidad inadecuada, frenazos inadecuados: en cualquier momento podíamos salir por la tangente. Arriba nadie nos ofreció tres tiendas sino prisas por volver porque el reloj urgía. La bajada, al final, fue mucho más angustiosa y, frente a lo alarmante del viaje y entre brusquedades del volante, podíamos contemplar, como en flahses, una y otra vez, el Esdrelón con nuevas perspectivas. La vista se recrea en la extensión del amplio horizonte y se proyecta más allá de sus límites: desde la altura, nos ofrecía calma, paz, amplitud de miras y comunión con los cuatro (tres más Uno) que, en su día, estuvieron por estos lugares y que hoy nos acompañaban en la bajada. Eran muchas cuestiones que habían surgido en su convivencia con el Maestro después de aquel momento en que, entre su madre, su hermano y él, habían cambiado impresiones sobre sus aspiraciones de ocupar lugares preferentes en el Reino que se anunciaba. Estaban decididos pero ninguno de los dos se atrevía a planteárselo y fue la madre, Salomé (43), quien se hizo cargo y tomó la iniciativa de acercarse a Jesús con las pretensiones de sus hijos. Jesús debió regalarles una mirada entre comprensiva y compasiva: ¿Podéis …? Ellos no fueron conscientes de aquello a lo que se comprometían, pero, si lo decía el Maestro, Possumus. Lo estaba recibiendo como si fuese una experiencia presente e iba tomando conciencia de cómo aquel gesto de aceptación sin reservas se estaba complicando. ¿Comer su carne?, ¿morir?, ¿resucitar? ¿Qué significaba esto en la aceptación del reino? Y ahora, sin tener clara conciencia de lo que estaba viviendo se venía a complicar … Tenía presente, y recordaba vagamente, la subida extrañado de que el Maestro hubiese separado a los tres para emprender este camino y encargado al resto que esperase abajo. Pero no recordaba, tan confuso estaba que no sería capaz de establecer con precisión el tiempo transcurrido. ¿Había permanecido arriba unas Reflexiones peregrinas

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horas? Quizás Pedro había construido las tres tiendas que había ofrecido en cuyo caso podrían ser días, … ¿cuántos? No podía precisarlo. La visión de Moisés: El tercer día, al rayar el alba hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta … Moisés hizo salir al pueblo del campamento, al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte (44) y Elías: … y de pronto un carro de fuego con caballos de fuego los separó al uno del otro. Elías subió al cielo en la tempestad (45) habían roto todo esquema temporal. … y hubo un huracán … pero en el huracán no estaba Yahvé. Después del huracán, un terremoto; pero en el terremoto no estaba Yahvé. Después del terremoto, fuego, pero en el fuego no estaba Yahvé. Después del fuego el susurro de una brisa suave (46). Le cuesta situarlo entre un antes y un después porque todo se le hace un constante presente. Recuerda que ese día había madrugado más que de costumbre hasta ponerse en camino cuando todavía las luciérnagas celestes punteaban la oscuridad de la noche a la vez que despertaban, de nuevo, imaginación y fantasía: prometía un día diferente. ¿Cuánto tiene transcurrido desde aquel otro día? Preparaba las redes con su padre, Zebedeo, con su hermano mayor, Santiago (los pequeños muy atentos), los jornaleros: … y al instante los llamó (47). Recuerda que no volvieron la vista atrás y nunca supieron la reacción de Zebedeo y de los jornaleros. Se terminó la rutina, cada jornada nuevas experiencias: … y cada cosa su tiempo bajo el cielo: (48) y no sabría distinguir cuál más novedoso pero aquella en que se les dio el poder del Maestro y vieron que sanaban a los enfermos, expulsar los espíritus inmundos, anunciar la proximidad del Reino, ni pan, ni plata, ni alforjas, …conviviendo en las casas: la paz sea con vosotros (shalam). Anunciadores de la “Buena Nueva” (49). Pronto el Sol se adueñó del ancho cielo, azul intenso y sin mácula en toda su extensión. En algún punto del horizonte se diluye el arco iris: Mira el arco iris y bendice a su Hacedor, // … Rodea el cielo con un arco de gloria, (50). Con cada paso hacia lo alto exquisitas imágenes, sentimientos y emociones nuevos. Está instalado en un presente que no dura, ni antes ni después, expectante y tranquilo. Y siguen subiendo. Jesús se les adelanta y de pronto, sin saber cómo ni cómo no, el Maestro era el Maestro, pero fue Otro. Su gesto inconfundible de comunicación con el Padre nos anunció a los tres que era el momento del silencio y de la expectación, pero fue distinto a otras ocasiones. Su rostro era nuevo, brillante como el sol y sus vestidos deslumbrantes, resplandecientes, fulgurantes. Ya no conversaba con nosotros, pero seguía hablando … hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. …se formó una nube y los cubrió con su sombra;… Éste es mi Hijo mi Elegido, escuchadle. No podían los tres con tal manifestación del Espíritu y estaban cargados de sueño, … Cuando cesó la voz se encontró Jesús solo (51). Ya no sentía cansancio, ya los pies se olvidaban de la tierra, siempre pisada. Un nuevo valle Esdrelón se le ofrece, de nuevo, por primera vez en toda su inmensidad: La tierra rugió, retembló, // temblaron las bases de los montes (Sal. 18, 8). Te respondí oculto en el trueno (Sal. 81, 8). Ya el viento era portador de cítaras y flautas, tambores y arpas. Ya el aire acariciaba e impregnaba su ser con los suaves olores de las flores que, generosas, regalan y ofrecen colores a los ojos ávidos del entorno. Romero, oloroso, se brinda por aquí y por allá, con el azul de su néctar, a juguetonas mariposas que bailan los colores. La buganvilla, de racimos apretados, rojo y amarillo, en colores que apuntan más allá del finis terrae. El clavel, expresión de alegría y encanto, gozo y amor; imperceptible flor del olivo, prometedora de frutos. Rosas, del amarillo al rojo, del blanco al rosa; lirios azules, violetas, blancas azucenas, misteriosas e imprevisibles orquídeas rompen la monotonía en sus múltiples formas y colores: Los cielos cuentan la gloria de Dios, // el firmamento anuncia la obra de sus manos; // … por toda la tierra resuena su proclama //, por los confines del orbe sus palabras (Sal 19, 2-5). En terreno de estepas y desiertos la vegetación representa la vida que, en los árboles, se proyecta hacia lo alto y ofrece gratuitamente flores, frutos, sombra: potencia vital que apunta a la divinidad y es soporte de hospitalidad. El fruto del “árbol de la ciencia del bien y del mal” para unos será manzana (homonimia: latín malum, mal; malum, -a, acento largo- manzana), para otros naranjo (Bizancio) o higo (tradición griega) o viña (tradición rabínica), juegos de artistas y poetas. Las plantas crecen y miran al cielo, más y más, árboles que se ofrecen como puente entre el pueblo escogido y otros pueblos camino del encuentro con Yahvé generoso con el hombre (Gn. 2, 9; Ez. 47, 12) y busca soporte para su morada (Ez. 31, 3 ss.). a su sombra germina la hospitalidad (Gn. 18, 1; Hb. 13, 2). El horizonte se abre más y más y no encuentra límites.

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Y se extendió por todos los mares donde se desencadenaron tempestades de enormes olas que se ofrecían a tragarse a sí mismas. Su fuerza rompió agrestes costas que humanizó en playas de fina arena. Ajenas a cualquier acontecer, naufragó a hombres movidos por inquietudes de todos los tiempos y, velas al viento, abrió camino a navegantes en busca de nuevas tierras. … tú acallas el estruendo de los mares, // el estruendo de las olas (Sal. 65. 8). Y la calma serenó su superficie en toda su amplitud con el sosiego que movía el perpetuo vaivén de las olas que, inocentes, se entregan generosamente por todos los mares: Juega el mar con los niños y luce pálida la playa sonriente (R. T. Tagore). Ante ellos las tierras, descanso y refugio de vidas que fueron, ofrecen sus entrañas para nuevos frutos. Sobre ellas aves de vuelos armoniosos saludan con infinitos colores a la placidez de todo espectador. Zumbidos de abejas recorren flores olorosas portadoras de rica miel. Los árboles, en toda su abundante variedad, se yerguen firmes, sujetos a la tierra, bebiendo la lluvia, abriéndose al cielo con hermosas flores perfumadas y brindándose al descanso del trino de todos los pájaros y sombra generosa a todo animal itinerante. Sus flores, discretamente, embellecen todos los rincones con más y más colores. El olivo portador de la paz abierto a todo hombre de buena voluntad. Y se asomó a desiertos infinitos de arenas calcinadas y dunas desnudas, inquietas, onduladas por el viento suave o agitadas hasta sus entrañas por huracanes impetuosos. Nubes preñadas de vivificante humedad huyen fugitivas en busca de otras tierras y dejan a éstas, ardiente arena, sedientas y desamparadas. Sus huellas en la arena se borran al pasar. El oasis, descanso del caminante, alivia la sed, ofrece sombra reparadora de la dureza del camino y sus alegres flores multicolores transportan a otros tiempos y lugares. En las nieves de las altas cumbres se acumula toda la pureza inexplorada y desconocida del universo: blancura matizada con multitud de colores en constante evolución y atentos al insistente movimiento del Sol. La Luna, variable en su permanente presencia, en todo se esplendor u oculta en sí misma, es testigo permanente del acontecer sobre aguas y tierras. Y en todo lugar la manifestación de Yahvé en el conjunto de toda su obra. Así dice Yahvé: // Los cielos son mi trono // y la tierra la alfombra de mis pies (Is. 66, 1). Entonces salió otro caballo rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; (52). Caín y Abel es la metáfora que se proyecta a todo lo largo de la historia. Los hombres se matan mutuamente y perfeccionan la eficacia de sus armas: garrotes, arcos y flechas, armas blancas y de fuego … ¡atómicas! (con un pulsador, muertos sin distinciones, en poblaciones enteras), kaláshnikov en manos de inocentes niños (con cada tiro, un ambicioso se crece). Y cada vez se mata más y mejor. Primero entre combatientes (ardor guerrero vibra en nuestras voces …: ¡Viva la muerte!), en el siglo XX van en trágico aumento las muertes de los que no luchan: ancianos, mujeres, niños. Y se incrementa el número de los muertos inocentes … ¡y matan en nombre de la fe! ¡Qué bueno, qué agradable es Que los hermanos vivan juntos! Sal. 133, 1 Cuando abrió el tercer sello, … y había un caballo negro … Un litro de trigo por denario, tres litros de cebada por denario (53). Un hombre, víctima de la desgana, no salió en busca de la comida y tuvo hambre. Y el hambre se extendió, como una sombra perversa, sobre la faz de la Tierra. Cadáveres por doquier se

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unen a las víctimas de las guerras y se confunden cadáveres con cadáveres, olvidados por los opulentos víctimas del sobrepeso: El hombre opulento no entiende, // a las bestias mudas se parece (Sal. 49, 21) Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuatro Viviente que decía: Ven. Miré y entonces había un caballo verdoso; el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía (54). La guerra produce muertes, el hambre produce muertes. Los poderosos de la tierra no sacian su hambre de riquezas (55) y producen muertes y más muertes (Aribert Heim, por el mérito de sus proezas alcanzó el título de doctor muerte). Y la esperanza permanece viva: Miré y había un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; se le dio una corona, y salió como vencedor para seguir venciendo (56). Y la esperanza crecía: ¡Exulta sin freno, Sión, // grita de alegría, Jerusalén! // … será suprimido el arco de guerra, // y él proclamará la paz a las naciones (57): convertirán sus espadas en azadas, // y sus lanzas en podaderas. // No levantará la espada // nación contra nación (Mi. 4, 3). Cantad a Yahvé un nuevo canto, // porque ha obrado maravillas; …Los confines de la tierra han visto // la salvación de nuestro Dios (58). Juan no salía de su asombro, la vida entera condensada en el Tabor y la alarma de una sombra comenzó a teñir su camino. Había oído algo que no terminaba de asimilar. Un próximo destino sería Jerusalén con presagios de enigmas y temores. En su mente se confundían pasado y proyectos y se disipaba la aspiración de los hermanos a un puesto privilegiado junto al Maestro en el Reino y se perfilaba un compromiso, cada vez más maduro, con el mensaje de Jesús: … el Reino de Dios ya está entre vosotros (59). Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva … y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo. … (60). Cantad a Yahvé un nuevo canto, // porque ha obrado maravillas; (61). Los que abajo esperaban los vieron acercarse y en su silencio y en sus gestos supieron enseguida que no era hora de preguntar sino de mirar y seguir al Maestro. Los tres permanecían en silencio… Pedro mordiéndose la lengua, Santiago, confuso con el significado del “nuevo reino”; gesto de perplejidad e indecisión. Juan muy ensimismado, impenetrable, en silencio, atento a todo pero con la mirada perdida en el horizonte sin límites. CENA Hemos subido al cenáculo. No era un lugar muy amplio para albergar trece personas y … las que se terciase, la puerta siempre abierta a cualquier comensal, en especial, esperando de nuevo a Elías. No penséis que yo he venido a anular la ley de Moisés … No he venido a anularlas, sino a darles su verdadero significado (62). Y se dispone a cumplir, junto a sus discípulos, uno de los mandatos establecidos desde el Éxodo para celebrar la salida de Egipto. Y ha elegido la casa de Marcos, lugar frecuentado por los primeros cristianos (Hc. 12, 12). La ocasión no presentaba ninguna apariencia distinta a la que correspondía a tal momento, la fiesta de la Pascua (Ex. 12. 14) tenía un ritual bien establecido. Reunión familiar, primera bendición sobre el vino: Bendito seas, nuestro Dios eterno, que has creado el fruto de la vid, y sobre la fiesta: Bendito seas, nuestro Dios eterno, que santificas a Israel y a la fiesta y se bebía la primera copa. Se distribuía el cordero asado, con ázimos y hierbas amargas, se bebía la segunda copa y se cantaba la primera parte del Hal-lel. Todos en pie: ¡Aleluya! Al salir Israel de Egipto ¡Alabad, siervos de Yahvé, --Alabad el nombre de Yahvé --¡Bendito el nombre de Yahvé, La tierra tiembla en presencia del Dueño, Desde ahora y por siempre! En presencia del Dios de Jacob, Sal. 113 Sal. 114 … canto acompañado por instrumentos. … A todo esto hay que añadir el ritmo corporal: balanceo del cuerpo y palmoteo de manos y pies, todo ello acentuado con clamores y ovaciones (Diccionario). Comido el cordero con los ázimos y las hierbas, se bebía la tercera copa con la bendición sobre el cordero. Con la cuarta copa … mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó …(63). Pan es el símbolo de todo alimento y así se recoge en la oración que enseña a sus discípulos: … danos nuestro pan cotidiano (64). Pero también la proyección hacia la vida eterna: …porque el pan de Dios // es el que baja del cielo // y da la vida al mundo (65). Tomad, comed, este es mi cuerpo (66). Yo soy el pan de vida (67). Pan y vino se Reflexiones peregrinas

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acompañan: Anda, come con alegría tu pan // y bebe de buen grado tu vino (68). y juntos representan el símbolo del Reino (Gn. 14, 18). Es signo de alegría: Alegría del corazón y regocijo del alma // es el vino bebido a tiempo y con medida. (69). … y el vino que recrea el corazón del hombre, (70) y ocasión del primer milagro de Jesús: No tienen vino (Jn. 2, 1 ss). También tiene sus peligros, Noé no lo sabía (Gn. 9, 2021), pero las hijas de Lot sí (Gn. 19, 31-36) y Judit (Jdt. 13, 2) y Absalón (2 S. 13, 28); trastorna al hombre (Os. 4, 11; Is. 5, 11-12-22). En el servicio a Yahvé abstenerse (Lv. 10, 9; Ez. 44, 21). La sangre es en la Biblia el símbolo de la vida. La expresión “la carne y la sangre” basta para designar al hombre, criatura frágil y perecedera (Diccionario): Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados (71). Sin trituración de trigo imposible pensar en pan. Sin trituración de uva inútil pensar en vino. Sin trituración de alma absurdo pensar en hostia. D. Helder Camara Y salen del Cenáculo y cantan camino del “monte de los Olivos”: Casa de Israel, confía en Yahvé, Amo a Yahvé porque escucha Él es su auxilio y su escudo mi voz suplicante; ----Yahvé se acuerda y nos bendice: --Sal 115 Sal. 116 ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Alabad a Yahvé todas las naciones, ¡Dad gracias a Yahvé, porque es bueno, Ensalzadlo pueblos todos! Porque es eterno su amor! Sal 117 Sal 118 VÍA DOLOROSA Hoy vamos a recorrer la Vía Dolorosa. Tomo nota: Quien visita Jerusalén con la ilusión de hallar los mismos parajes de Jesús, quizá al constatarlos sufra una profunda decepción. Pero ¿acaso los recuerdos evangélicos están al servicio de la piedad del creyente? ¡En absoluto! El proceso debe ser inverso … Por el contrario, cuantos lleguen a Jerusalén, impulsados por un sincero deseo de asir en lo posible la verdad, aceptarán gustosos que la “Vía Dolorosa” sea uno de los lugares santos, cuya identificación se presta a más acres debates (72). Por nuestra parte añadimos, mutatis mutandis, que lo dicho podría repetirse en cada paso del peregrinaje. Dicho esto añado, por mi cuenta, que a lo que no se parece esto (Vía Dolorosa) en nada, es a los Vía Crucis que se celebran por nuestras tierras (en el interior de los templos o por nuestras calles). En los templos, todos en sus sitios, música de fondo, cánticos en común y atención a las reflexiones de quien se encarga de dirigir la ceremonia. Calles, trayecto trazado (despejado previamente de todo lo que pueda entorpecer la marcha) y custodiado por la autoridad encargada del orden, guía que, paso a paso, señala a los participantes todas las partes del ritual. Aquí. Calles estrechas, sinuosas, de irregular piso. Estrecheces reducidas por comercios y, sobre la lectura correspondiente a cada “estación”, del guía, la oferta de la mercancía, a voz en grito, de los vendedores con lenguaje monótono e insistente. Aún no te ha dejado un vendedor cuando te toma otro y la chiquillería pidiendo y pidiendo con una monserga repetida hasta el infinito. Si ha de parecerse a algo esta Vía Dolorosa que recorrimos, más cerca ha de estar al hecho histórico que a los “organizados” Vía Crucis de nuestras devociones en nuestras ciudades. Sea el martes, sea el jueves ocurren muchas cosas ente el Cenáculo y el Gólgota. Jesús ante Pilatos que va a ejecutar a un inocente: … no encuentro ningún delito en él …y Ecce Homo (73). No quiere perder su poder, se lava las manos: agua que llega a sus manos limpia y cristalina y sale contaminada y se extiende por el mundo, en lugares, formando arroyuelos, por otros, grandes lagos. En ellas se mojan inocentes y maliciosos, todos quedan contagiados. Los sumos sacerdotes presionan a Pilatos, consecuentes en su obrar: Reflexiones peregrinas

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temen perder su poder y se encargan de deshacerse de las piedras de “su” camino. Los discípulos le han acompañado durante tres años, no han entendido nada (casi nada) de sus enseñanzas y destino: el Reino, comer su carne y beber su sangre, pero le siguen atraídos por su persona y, cuando lo ven todo perdido, le abandonan. Aquí haremos un descanso para detenernos en las figuras de Pedro y Juan. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo (74) (seguramente Juan, conocido del sumo sacerdote) y, gracias a él, pudo Pedro entrar en el sanedrín). Pedro, tan espontáneo, tan irreflexivo, tan absorbido por la figura de Jesús: la palabra le precede a la reflexión: No me lavarás jamás … no sólo los pies sino hasta las manos y la cabeza (75). Aunque tenga que morir contigo yo nunca te negaré (76). ¡Yo no conozco a ese hombre! (77). Y, saliendo fuera, lloró amargamente (78). Pedro le iba siguiendo de lejos …(79), los demás discípulos habían huido. En el Gólgota, mientras Pedro, testigo de los acontecimientos a “prudente” distancia, asombrado y desconcertado, Juan permanecerá al pie de la Cruz y es el único evangelista testigo directo de los últimos momentos del Maestro. Así dará cuenta de las mujeres que le acompañaban: la hermana de su madre, la mujer de Cleofás, María Magdalena y su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo … Ahí tienes a tu madre (80). Y se confirmó lo del discípulo preferido: Juan representa a todos los fieles. Había también unas mujeres … y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén (81). Seguramente a Marcos se lo contó Pedro. CRUCIFIXIÓN Ya en algunos pueblos antiguos (Cartago, los persas) venía siendo práctica común el presentar al pueblo (pena infamante y como acción disuasoria frente a los demás) colgados sobre dos trozos de madera “cruzados” a los ajusticiados (Est. 2, 23; 5, 14; etc.). También entre los hebreos encontramos casos de colgados por sus injusticias, pero después de muertos (Jos. 8, 29; 10, 26; Dt. 21, 22). Entre los romanos estaba más generalizado y era precedida por la flagelación. Se aplicaba por causas graves a la gente de poca importancia, castigo cruel e ignominioso, pero no a los ciudadanos romanos (caso de Pablo y Silas). Los soldados que le llevan a la cruz ven que le flaquean las fuerzas y obligan a Simón de Cirene a ayudarle. Le flaquean las fuerzas físicas pero no el Espíritu, a las mujeres que lloraban ante su presencia: Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad, más bien, por vosotras mismas y por vuestros hijos (82). I.N.R.I.: Este es el rey de los judíos (83). Despacio, sosegadamente miró a su alrededor y vio a toda la humanidad de hoy y de siempre enredada en sus pequeñeces: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (84). ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? (85). … El que lo vio lo atestigua … para que también vosotros creáis (86). … Cristo crucificado: escándalo para los judíos, locura para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios (87). … en tus

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manos abandono mi vida (88). Era ya cerca de la hora sexta cuando se oscureció el sol y toda la tierra quedó en tinieblas … El velo del Santuario se rasgó por medio …(89). Desde aquel momento Juan asumió la responsabilidad de atender a la Madre como hijo y, enterrado el Maestro, atento a los acontecimientos que habían de llegar. Los demás discípulos estaban aturdidos, desconcertados, temerosos. Se reunían en la casa de la madre de Marcos y cerraban las puertas por miedo a los judíos. Todo el empuje, que les había llevado a dejar sus quehaceres y a seguir a Jesús por los caminos de Galilea y de Judea, se apagó como débil luminaria a impulsos del viento y quedaron confundidos como ovejas sin pastor. Se miraban unos a otros en busca de un resquicio de seguridad y de amparo y se encontraban con las mismas dudas, los mismos temores, las mismas turbaciones. Inactivos a la espera de no sabían qué. Solamente Juan había encontrado el camino de su futuro sustentado por dos pilares: la responsabilidad de su nueva situación de hijo, en representación de toda la humanidad, y la huella de la llama que en él había prendido Jesús y que no se extinguía pese a todas las desgracias, difícilmente asimilables por él. En las mujeres el desconcierto se diluyó en una tarea inmediata: …fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo. Luego regresaron y prepararon aromas y mirra (90). RESURRECCIÓN El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado (91). Son los ángeles encargados de anunciar a los discípulos la resurrección. Pero ellos no han sido capaces de entender el mensaje y nada creen: Ella (María Magdalena) fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron (92). … pero tampoco creyeron a éstos (93). Pero a ellos todas aquellas palabras les parecían desatinos y no les creían (94). … estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón …(95). Dirigiéndose a Tomás: Dichosos los que no han visto y han creído (96). Hay una presencia de Jesús después de la resurrección distinta a la transfiguración del Tabor donde Pedro se dirige a Jesús: Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, … (97). Pero, resucitado, no le reconoce ni María Magdalena: ... vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús (98). Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús, Juan es el único que le reconoce y se lo advierte a Pedro: Es el Señor (99). Y al verlo le adoraron; algunos sin embargo dudaron (100). Mención especial merece el camino de Meaux. Su localización no está claramente determinada: A veces ocurre que por calibrar excesivamente estos datos accesorios se escapa la esencia misma del mensaje (101) y, si generalizamos esta observación, deberemos evitar dar al problema de las localizaciones (“aquí”, … “aquí”, … “aquí”) una importancia mucho mayor de la que debe tener. Está claro que si en el Tabor nadie duda que sea Él, en este caso no le reconocen: … el mismo Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado; pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle (102), aunque están muy a gusto con él (Quédate con nosotros …), en todo el camino y solamente, al partir el pan (recuerdo de la escena del Cenáculo) caen en la cuenta: Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su vista (103). ASCENSIÓN Duro y laborioso fue el reconocimiento de la Resurrección por parte de los once pero, al fin, fueron delante de Él a Galilea: Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea: allí me verán (104). Difícil fue reconocerle pues en cada ocasión …, se apareció, bajo otra figura (105). La dureza de sus mentes para comprender el mensaje de toda su vida en común permanecía viva: … ¿es en este momento cuando le vas a restablecer el Reino a Israel? (106). Esta pregunta hubiese desmoralizado al más pintado y, si no estuviese decidida la visita del Espíritu, habría que haberlo hecho ahora. De alguna manera los discípulos están volviendo a la normalidad: Voy a pescar. Le contestan ellos: También nosotros vamos contigo (107). Y vuelven a las aguas del pan cotidiano, de las tormentas y de las calmas, de las apariciones del Maestro y del fracaso del caminar por su superficie. El desconocido que les pregunta si tiene algo que comer … ¡como si no estuviese a la vista lo pescado!

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Lo mismo que en el Tabor la nube (Lc. 9, 34) es la metáfora de la presencia de Dios, su manifestación: … te sirven las nubes de carroza, // te deslizas sobre las alas del viento; // tomas por mensajeros a los vientos, // al fuego llameante por ministro (108) así, en su despedida de los discípulos, se distancia de ellos, se aleja de la kénosis. La misma transfiguración no fue, en realidad, sino un ensayo del triunfo de ahora (109). En el Tabor tuvo lugar el primer paso en ese camino y se les dio a experimentar a los elegidos. Nuevos pasos, muerte y resurrección y, el último, la ascensión: Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos (110). Que un evangelista lo exponga como momentos sucesivos (Jn. 20, 17) y otro lo distancie cuarenta días (Hc. 1, 3), ambos coinciden en no ser un planteamiento cronológico sino kerigmático (si se me permite el adjetivo). Liberado ya de todo condicionamiento de espacio y tiempo, ya Jesús se había aposentado : … y se sentó a la diestra de Dios (111). El misterio de la Encarnación termina en la historia y permanece por siempre más allá y más acá de todo devenir. La nube es la frontera entre dos mundos y queda la puerta abierta a la venida del Espíritu. CENÁCULO Parece ser que el cenáculo, en que tuvieron lugar acontecimientos tan singulares y decisorios para la misión de Jesús, antes y después de su muerte, pertenecía a la casa de María la madre de Juan, llamado Marcos. En esta sala se concentra la síntesis del Mensaje, la culminación y la superación de la kénosis. 1. En este lugar: Él os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; (112), se celebrará la primera “Última Cena”, precedida del lavatorio de los pies (Jn. 13, 5) en la que Jesús se ofrece en todo su ser, pascua de la tradición judía y fundamento de la nueva Ley, a los discípulos y a todos los creyentes de entonces y de siempre: …, hacedlo en memoria mía (113). 2. Después de su muerte los discípulos se refugiaron en este lugar juntamente con María, ya madre de todos los creyentes: … subieron a la estancia superior, donde vivían, (cita a los once). Todos ellos perseveraban en la oración, … en compañía de algunas mujeres, y de María la madre de Jesús, y de sus hermanos (114). Y allí se les aparece para dar testimonio ante los suyos de su resurrección. 3. El Espíritu está presente en toda la historia del pueblo de Israel, de forma efectiva, ya desde el principio: La tierra era el caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas (115) y en el Éxodo: Al soplo de tu ira se aglomeraron las aguas, // se irguieron las olas como un dique, // los abismos se helaron en el fondo del mar. // … Pero soplaste con tu aliento, los cubrió el mar; // se hundieron como plomo en las aguas impetuosas (116) y en el dominio sobre lo creado: El fondo del mar quedó a la vista, // los cimientos del orbe aparecieron, // a causa de tu bramido, Yahvé, // al resollar el aliento de tu nariz (117). Y en el orden de todo: Si envías tu aliento, son creados, // y renuevas la faz de la tierra (118). El Bautista nos ofrece su propia experiencia: Y Juan dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo (119). Y Jesús se lo anticipa a los once en la solemnidad del ofrecimiento de su cuerpo y sangre: Recibid el Espíritu Santo. // A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; // a quienes se los retengáis, / les quedan retenidos (120). Todavía estamos en casa de María, madre de Marcos, ha llegado el momento de dar el primer paso para cumplir el compromiso de anunciar la buena nueva a todo los hombres de buena voluntad: Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos con un mismo objetivo. De repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron una lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse (121). 4. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes … (122). … seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra (123). Hasta la presencia del Espíritu estaban temerosos y se encerraban (… donde vivían …-Hc. 1, 13-) meditando sobre los últimos acontecimientos tan plenos de verdad y de misterio: muerte, resurrección, apariciones y ascensión. Pronto tendremos ocasión de palpar la acción del Espíritu en los discípulos y, en primer lugar, en Pedro (Hc. 2, 8; 1, 15; 2, 14-34; 3, 11-26; 4, 122). Ya era otro Pedro: se habían cumplido en él las esperanzas y proyectos de Jesús. Y apareció la primera comunidad cristiana (iglesia, ekklesia, asamblea; synagogé, reunión): Se mantenían constantes en la Reflexiones peregrinas

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enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones (124). Y aquel día se les unieron más de tres mil personas (125). … ¿Cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa …? (126). Y hubo necesidad de establecer diversidad de funciones y de responsabilidades en la comunidad: … buscad entre vosotros a siete hombres, de buena fama, …(127). 5. Pero las cosas se complican en la ekklesia, la predicación de Pablo provoca recelos en Jerusalén, sobre todo, por sus antecedentes. La cosa empezó en Antioquia cuando: Bajaron algunos de Judea que enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme a la costumbre mosaica, no podéis salvaros (128): Se produjo con esto una agitación y una discusión no pequeña de Pablo y Bernabé contra ellos; (129) … y decidieron que Pablo y Bernabé y algunos más de ellos subieran a Jerusalén, adonde los apóstoles y presbíteros, para tratar esta cuestión (130). Allí Pablo volvió a oír a los que les habían acusado en Antioquia y Después de una larga discusión …(131), habló Pedro. Partió de su posición y autoridad dentro de la ekklesia por decisión de Jesús y … ¿por qué vamos a imponer sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos sobrellevar? (132). Interviene Santiago como obispo (epíscopo o presbítero) y se apoya en la autoridad de Pedro para subrayar su postura templando un poco el ambiente con la petición de que, los nuevos hermanos, se abstengan de comer carne y sangre de lo sacrificado a los ídolos. No acabó aquí la fiesta, Pedro quería andarse con paños calientes y Pablo no estaba por la labor. Había escuchado al cardenal Paul Poupard, que se lo oyó a G. K. Chesterton aquello de la iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza (y si no lo hubiese escuchado hubiese sido igual pues Pablo conservaba mucho del Saúl, y Saulo, que fue). Y … cuando vino Cefas a Antioquia, me enfrenté con él cara a cara porque era censurable (133). Y le cantó las cuarenta: Pero cuando vi que no procedían rectamente, conforme a la verdad del Evangelio, dije a Cefas (no en privado sino …) en presencia de todos: si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar? (134). Y otra cosa no tendría Pedro, pero reconocer su error, arrepentirse y rectificar era su fuerte. Allí estaba, y estaría siempre, para predicar el kerigma al servicio de los hermanos. BELÉN MAGNIFICAT El ángel desaparece y la jovencita queda atónita repasando una y otra vez en su interior lo ocurrido. Mira en su entorno por si queda algún vestigio de lo ocurrido, todo sigue igual y sería incapaz de precisar el tiempo transcurrido ¿un instante? … ¿años?, no sabría decir pero todo sigue igual. Ahora tiene que afrontar el problema de volver a la normalidad, ¿normalidad?, pero ¿qué normalidad? Algo le dice que es imposible volver a la normalidad y se encuentra sumergida en la necesidad de adaptarse a la nueva situación, … ¿situación? La sugerencia del ángel no es una imposición sino una propuesta que ella es consciente, y bien consciente, de haber aceptado: … hágase en mí según tu palabra. (Lc. 1, 38). Libremente ha aceptado, ahora queda hacerse cargo de las consecuencias. Primera urgencia: hay que informar a José, pero no se siente con capacidad para comunicar tanto misterio y … lo deja en manos de su enlace. Otra urgencia representa el dar salida a tantos sentimientos (alegría, desconcierto, temor), hasta hoy desconocidos, que se hacinan en su interior y que urgen su clarificación y discernimiento: experimenta una necesidad juvenil y madura de comunicarse. Pero … ¿con quién? La duda es breve, el mismo ángel le ha ofrecido la respuesta: Mira, también Isabel … ha concebido un hijo en su vejez (135). Poco a poco se va haciendo cargo de las asombrosas maravillas del instante en que puede concentrarse toda una vida. Va a ser madre y su prima, en la vejez, también ¿quién mejor que Isabel estará en disposición de compartir una experiencia tan prodigiosa? Y prepara la marcha a Ein Karen y cualquier instante perdido le parece una eternidad: … y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá …(Lc. 1, 39). La decisión es fácil, la realización no tanto, pero siente en sí una fuerza capaz de vencer todos los obstáculos. ¿Estaba ya José al tanto de lo que pasaba?, en cuya caso María se encontraba muy segura de que él asumiría la situación con todas las consecuencias. ¿Emprendió la marcha una jovencita, acompañada de un simple jumento?, sola?, no es comprensible, ¿La acompañó José? Se quedaría con las ganas pero, si querían comer, no podía abandonar tanto tiempo el trabajo. Quizás hizo el camino (casi idéntico al que nueve meses más tarde haría hacia Belén –J. L. M. Descalzo, obra citada, I, pág. 88-) formando parte de una caravana. Y … encuentro de las Reflexiones peregrinas

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primas. Frente a frente, se miran, María ve su imagen en los ojos de Isabel, Isabel en los de María. Antes que las palabras, miradas que se buscan, que se descubren, que se eternizan en un instante, que atraviesan de parte a parte, la humanidad y la maternidad. Abrazo de personas y sentimientos, explosión de júbilo compartido ¿quién mejor que Isabel para comprender todo lo que estaba viviendo desde la epifanía del ángel más allá, y más acá, de todo tiempo? Y las dos, al unísono, prorrumpen en desahogar sus corazones: Bendita tú entre las mujeres …saltó de gozo el niño en mi seno (Lc. 1, 42-44).Y toda la oración de aquellos cinco días de viaje estalló en un canto (J. L. Martín Descalzo): Mi alma engrandece al Señor … Lc. 1, 46). Con la presencia de Yahvé en el A. T. María, siguiendo con la tradición del pueblo (Cf. María, profetisa hermana de Moisés, Ex. 15, 21; Débora, profetisa, Jc. 5, 1 ss. Ana, madre de Samuel, 1 S 2, 1 ss.) compuso un cántico con proyección evangélica. La humildad es los cimientos de la bienaventuranza, de las maravillas. Rechazo de los soberbios, derribo de las potestades y exaltación de los humildes (En el mundo hay pobres, muchos pobres; en el mundo hay ricos, muchos ricos, y el mundo es de todos. Que levante la mano su autor y, si nadie lo reclama, me lo adjudico). María había asumido el canto de Ana, madre de Samuel (1 S. 2, 110) y anticipó las bienaventuranzas que nacieron en la boca de su Hijo. ¿Qué hay en ti , en tus palabras, en tu voz, // cuando anuncias en el Magnificat // la humillación de los poderosos // y la elevación de los humildes, // la saciedad de los que tienen hambre // y el desmayo de los ricos, // que nadie se atreve a llamarte revolucionaria // ni mirarte con sospecha? // ¡Préstanos tu voz y canta con nosotros! Hélder Câmara. Pero María no sólo es María, María también es Marta. Acude a Isabel para dar salida a la explosión de sentimientos por el cauce más apropiado en las circunstancias, pero hay algo más que hacer. Isabel es anciana, ya lleva el embarazo durante tres meses y cada día le resultan más pesadas las tareas domésticas, necesita de unas manos juveniles que le alivien su quehacer diario y María, Marta, toma conciencia de ello y es otro empuje que la lleva a Ein Karen. A quienes hemos ascendido la dura pendiente desde la fuente donde María debía tomar el agua para subirla hasta la casa de Isabel nos resulta difícil casar tantas imágenes con que los artistas de todos los tiempos han querido representar el misterio de María, tan delicada, tan sutil, tan espiritual, tan misteriosa, con la realidad de cargar todos los días durante seis meses con el recipiente lleno de agua y ascender por la áspera (hoy está suavizada por la obra de acondicionamiento del suelo y la barra con que nos ayudamos los peregrinos en la dura subida) pendiente.

LA PALABRA Quien (Lo que) estaba más allá (y más acá) del espacio y del tiempo se instala en estas coordenadas con todas las consecuencias, kénosis: Asumiendo semejanza humana // y apareciendo en su porte como hombre, // se rebajó a sí mismo. // haciéndose obediente hasta la muerte …(136). Misterios que abren al hombre hacia otras dimensiones, misterios que empujan al hombre a profundizar sobre lo conocido y que es un órdago a cualquier tentación de espiritualismo descarnado. A partir de aquí todo son anécdotas (137). Anécdotas enternecedoras, maravillosas, …,anécdotas sublimes: Dios hecho hombre. Llegamos a Belén (Betn-lehem, casa del pan) un 18 de septiembre. Cuna de David: … era rubio y de bellos ojos y hermosa presencia … Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos. Reflexiones peregrinas

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Y, a partir de entonces, vino sobre David el espíritu de Yahvé (1 S. 16, 12-13). En los 7 km. que separan Jerusalén de Belén, dos aduanas, policías y muros de guerra a ambos lados de la carretera. Teníamos ante nuestros ojos la realidad de la división de un territorio: una muralla de hormigón de 8 m. de altura que divide a los hombres, mientras nosotros nos acercábamos a rendir culto a quien vino a romper barreras. Y … sus consecuencias: muertes y muertes, en su mayoría, inocentes. Llegamos al lugar buceando en la realidad del significado de la Encarnación: Dios hombre entre los hombres, con sus pequeñeces y grandezas. J. L. Martín Descalzo echa un vistazo a su niñez, se refiere a Belén: Se diría que hemos vivido en ella de niños, conocemos sus calles, sus casas. En nuestro corazón hay un Belén nevado, con ríos alegres de papel de plata, con pastores que se calientan en torno a rojas hogueras de celofán. Tal vez por eso se decepcionan todos cuantos llegan, viajeros a la ciudad (138). Y: … hemos convertido la Navidad en una fiesta de confitería (139). Desde entonces han pasado 21 años, ¿y hoy? Cada Navidad se da la mano con la anterior y la posterior. Empieza en junio con el comienzo de la lotería de idem (este año me la han ofrecido en mayo) y, a medida que se aproxima la fecha, crecen en proporción geométrica la ofertas de ventas con palabras: rebajas, descuentos, ofertas, chollos, … oportunidades, … que provocan en los compradores un ansia indefinible e irresistible por comprar, … comprar, … comprar. Es el fenómeno del consumismo. Un ejemplo entre mil, es preciso comprar coches (y los instrumentos oficiales dan facilidades) porque, de lo contrario, se cierran las fábricas y paro, mal social bien claro. Pero los coches contaminan (¡ahí está Copenhague!) y los instrumentos oficiales: que usemos los transportes públicos. Y es bueno que el hombre use de todo lo creado: … llenad la tierra y someterla (140), pero en una medida adecuada y ajustada a la realidad, ni tanto que destruyamos, la realidad inerte y especies vivas (vegetales y animales), ni tan por encima que malgastemos esa realidad (véase los basureros). Todas la cosas al servicio del hombre, pero cada cosa tiene su propia entidad y, como útiles, el hombre está (debe estar) comprometido con el conjunto de todas ellas para usarlas debidamente en toda su entidad de ser útiles. El consumismo nos lleva a amontonarlas y su uso se convierte en un simple “manoseo” para hacernos cargo de las que esperan, y los basureros siguen creciendo, son “necesarios”, pero nadie quiere tenerlos cerca (quizás porque son una especie de “pepito grillo”). Y este “manoseo” es superficialidad tanto para las cosas que usamos como para nosotros mismos que las infrautilizamos: la insoportable levedad del ser. Nos acercamos a la gruta del nacimiento que se encuentra bajo el altar mayor de la basílica de la Natividad. Para iniciar la escalera hacia abajo es preciso cruzar bajo el dintel de una puertecita, de poco más de un metro de altura. Tenemos que agachar la cabeza que tanto hacemos ante otros u obligamos a que lo hagan otros ante nosotros, por una vez, nos agachamos ante la presencia del Niño. Esto nos ayuda a pensar, al margen de anécdotas históricas (141), que para presenciar el nacimiento del Niño necesitamos agachar la cabeza, disminuirnos, aniñarnos, lo que no deja de ser una primera enseñanza y no de poca monta: Así hay que acercarse a esta página evangélica: aniñándose. … (Aniñándose; no abobándose. Porque en la historia de la Iglesia siempre han llamado bobos a los santos y santos a los bobos). Belén es un lugar no apto para mayores, una auténtica fiesta de locos (142). El espacio correspondiente a la estrella de plata (“aquí nació Jesús”) está custodiado por monjes ortodoxos y los católicos no podemos celebrar ahí la misa. La custodia del “altar de los magos” corresponde a los franciscanos y ahí sí que nos ofreció la misa, correspondiente al día, nuestra sonrisa franciscana (¿no te he hablado de él?, luego te contaré). Fue, toda la escena, un impacto en mí (y me atrevo a generalizar, en todos) aquella misa, en aquel lugar, en aquellas circunstancias, que lo tengo vivo y presente, no como recuerdo, en todo momento. Aquí, entre estrecheces, que comenzaron en la plaza que da acceso a la basílica, esperas, dudas (¿por aquí o por allá?), indicaciones de fray sonrisa franciscana no siempre en la misma dirección pues, a la vez que nos orientaba, tenía que resolver con los responsables del lugar la misa donde quería. Carmina a mi lado y los dos, junto con otros hermanos desconocidos (en total en nuestro grupo de peregrinos éramos cuarenta y nueve de diversas partes de España), ante la kénosis (después de los nueve meses más conocidos de la vida de María) que se hace eucaristía, muerte, resurrección, ascensión y presencia del Espíritu, donde espaciotiempo está inmerso en el misterio: esta gruta conserva un misterio y un mensaje tan profundos que los peregrinos de veinte siglos no han sido capaces de agotar,. Cada creyente encuentra “algo” en la gruta de Belén (143). En aquel reducido espacio cabíamos, codo con codo, generaciones de hermanos de veinte siglos materializados en pastores , magos, santos inocentes, … Reflexiones peregrinas

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Llévale este trigo, trigo, a los niños que no tienen pan, a los niños que mueren de hambre sin saber lo que es Navidad … … ECCE HOMO ¿Fueron palabras de Pilatos que no supo el alcance de su afirmación? Una afirmación, aparentemente tan simple, sintetizaba toda la realidad de Dios-hombre, mucho más profunda y auténtica que el I.N.R.I., sarcasmo de venganza, producto de la rabieta de quien se ha visto obligado a aceptar la voluntad de las fuerzas vivas de Israel, con que presentó al crucificado ante todo el pueblo. Ciertamente tan hombre que, en sus designios divinos, decide vivir la mayor parte de su tiempo en la vulgaridad de lo cotidiano. Después se presentará en público para llamar la atención de su pueblo, para preparar al puñado de hombres que va a destinar a ser camino de su expansión por todo el mundo. Durante los treinta años (no vamos a entrar en precisiones cronológicas) de su vida privada solamente nos presentan los evangelistas un flash: … le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, … todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas (144), de lo que es, de paso una advertencia a José y María (Lc. 2, 49), y de una luz hacia el futuro: Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres (145). El resto es silencio: Sólo silencio, un largo mutismo de treinta años (146). Y este silencio contiene la vida de una infancia cargada de la cotidianidad de su entorno hasta el punto de que la reflexión sobre tal cotidianidad le ha empujado a Manuel Fernández Sanz (citado por -(109), I, pág. 187-): Cuando con los otros niños // de Belén, jugabas tú // ¿sabías o no sabías // que eras el Niño Jesús? Pregunta sin respuesta pero sí cargada de puntos de reflexión entonces y ahora. Y, ya que me lo vuelvo a encontrar, no me aguanto de contarlo (aunque desconozca al autor): Siendo Dios era difícil, // casi imposible jugar; // las canicas en la mano // tenían sabor a sal. // Sobre su espalda infantil // cargaba la eternidad; // demasiado peso para // poder reír y cantar. // Por eso a veces sentía, //viendo a los otros jugar, // la nostalgia de no ser / sólo un niño y nada más (147). Ser Dios no le impidió ser hombre, y un hombre excepcional pues su vida fue la presencia, entre narcisismos y miradas miopes, de lucha contra el entorno que presumía de seguir los pasos de la Alianza y Promesa cuando las habían estrechado hasta ajustarlas a sus egoísmos. Una mirada que ponía al descubierto las iniquidades de los hombres y llegaba hasta la profundidad de la vida infantil, tesoro de todo lo mejor del hombre. El uso de las parábolas para dirigirse a sus oyentes indica dos cosas, por una parte, que conocía la vida social de su tiempo (labranza, pastoreo) y, por otra, que busca el lenguaje más inteligible para sus oyentes y, como todo …su expresión era necesariamente poética porque lo requería el misterio que vivía y comunicaba, …(148).

PASTORES No empezamos bien el pastoreo en sus comienzos. Abel, un trashumante, es víctima del primer fratricidio a pesar de que Yahvé miró propicio a Abel y su oblación … (149) o, quizás, fue, por eso, como un anticipo de que los que iban a elegir el buen camino no sería un “camino de rosas”. No conocemos el tiempo transcurrido (aunque los israelitas lo tiene bien contabilizado), pero fue bastante cuando Ezequiel, que vivió el destierro (538-515) nos presenta un panorama de los pastores que había cambiado y Yahvé le ordena: Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza (150) … os habéis tomado la leche, os habéis vestido con la lana, habéis sacrificado las ovejas más pingües, no habéis apacentado el rebaño (151). La advertencia de Ezequiel descubre más y más desviaciones de los pastores con respecto al rebaño: … porque ellos, los pastores, se apacientan a sí mismos … (152). Continúa con todo el capítulo 34 (Cf. Jr. 23, 1 ss), pues las ovejas también serán juzgadas. Ya se anticipa la metáfora del pastor para apuntar a los reyes de Israel que no cumplen con sus obligaciones y adelantar, en la figura de David, la del “buen pastor”. Y para que esta figura cobre su plenitud de significado en su momento, la primera presencia de Jesús será ante estos hombres. Nos lo cuenta Lucas, la escena es de una sencillez (Había en la misma comarca unos

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pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño -Lc. 2, 8-) que desemboca en lo sublime: ¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que gozan de su favor! (153). Puestos aquí, vamos a aclarar algo con el Diccionario de la R.A.E. en la mano: Grey 1. Rebaño de ganado menor. 3 Congregación de fieles cristianos bajo sus legítimos pastores. Gregario (del Lat. Gregarius: del rebaño, vulgar). 3 Dicho de una persona: Que, con otras, sigue ciegamente las ideas o iniciativas ajenas. Rebaño 3 (véase 3 de grey). ¿Tenemos que recordar aquí a Chesterton? No, porque ya lo hemos dicho. Panurgo es un personaje de Gargantúa y Pantagruel de F. Rabelais. Se encuentra viajando por mar con un enemigo suyo que traslada, embarcado, un rebaño de ovejas y Panurgo le compra una. Un amigo le manifiesta su extrañeza por la compra a un enemigo y Panurgo le dice que espere. Toma la oveja comprada y la tira al mar, … detrás va todo el rebaño del enemigo. Bueno, pues eso. Una anécdota personal y familiar. El abuelo González fue toda su vida pastor (de los que el Evangelio llama mercenarios). Con el ganado por Tierra de Campos pasó toda su vida, de Sol a Sol, y durante 364 (si bisiesto 365) días al año. Por S. Pedro y S. Pablo (29 de junio, otra fecha familiar) era fiesta pastoril que se dedicaba a los contratos para el año siguiente. Viudo con 3 hijos pequeños, se llevaba al mayor, Hilario (creo que a partir de los 6 años hasta los 13), con él y sus ovejas y las pequeñas, Marcelina y Elisa, se quedaban al cuidado de las vecinas y es que, en aquellos tiempos y en aquellos pueblos (míseros pueblos), aún estaba vivo el rescoldo de la hospitalidad y solidaridad bíblicas. MAGOS Ni eran tres, ni eran reyes, ni conocemos sus nombres propios. Si tú te empeñas en deshacer las ilusiones de los niños el día de Reyes (154) no cuentes conmigo (155). Partieran de donde partieran son extranjeros, ajenos a la tradición del pueblo judío, que vienen a encontrarse con una expectativa judía, que había llegado hasta sus oídos, guiados por la estrella. Ellos, desde lo alto del zigurat, han contemplado noches asombrosas que buscan desentrañar el misterio del orden y la inmensidad. La estrella se convierte así en el símbolo de anhelos que fertilizan el ansia humana provocada por el asombro ante lo desconocido que se afana por desvelarse. Si en los pastores Jesús se presenta sencillo ante la clase más pobre del pueblo escogido, ahora los destinatarios y receptores de la Epifanía de la Palabra se dirige a los paganos y a los barruntos de toda ciencia del porvenir. Las puertas del futuro están abiertas y ciencia y el Evangelio pueden caminar de la mano. Esperamos un Dios, una presencia … … Hallamos una vida como la nuestra, humana, Luis Cernuda Para ponerse en camino es preciso un corazón limpio y en el encuentro con el poder se convierte en instrumento manipulador … cuando lo encontréis, comunicádmelo, … (Mt. 2, 8). Tanta ingenuidad y buena voluntad necesita una ayuda: … avisados en sueños, … se retiraron a su país por otro camino. (Mt. 2, 12). Y mientras Herodes esperaba, los magos se perdieron por caminos ignotos hacia los corazones del futuro. EXILIADOS Emigrantes, fugitivos: Todo el mundo cree que nos marchamos para disfrutar de una vida más fácil. No saben lo difícil que es abrirse camino en un mundo ajeno (M. Kundera). Lo supo, lo supo tras los primeros sollozos, la visita de los magos sería el preludio de días más tristes. Los tres se encaminarían hacia el destierro, detrás quedaba el déspota burlado y confundido dispuesto a descargar su ira. (los violentos) Siempre cometen, al menos, dos errores: se equivocan de víctima y hieren a un inocente (156). … al niño hay que ocultar. Han comenzado un viaje para encontrar otro hogar, donde haya blancos y negros, Reflexiones peregrinas

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ricos y pobres también donde las gentes sean libres y sepan a Dios guardar. Desde Gaza tenían que atravesar el desierto y, dadas las urgencia de Herodes, no podían esperar a que se juntase un grupo para formar una caravana de mutua ayuda, los tres solos: María y José comenzaron a temer que la sed y el sol lograrían lo que no habían conseguido las espadas de Herodes (157). A la espalda las espadas de Herodes, delante las dificultades de un camino inhóspito: … ¡adelante!. Supo que debían exiliarse de su tierra para ofrecer un gesto de comprensión a tantos millones de desarraigados, de entre todo lo suyo y los suyos, y quedan desnudos a merced de todos los vientos. Son aquellos que hoy huyen de persecuciones injustas o de su propia hambre y que son mal recibidos en los lugares de destino. Pronto se lo tuvo que recordar Yahvé a los suyos: No maltratarás al forastero, ni lo oprimirás, pues forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto (158). Quizás nos sintamos generosos consintiendo la presencia de quienes llegan impulsados por el hambre e ignoramos que esta urgencia puede ocultar inyecciones de nueva vida que pudieran zarandear a una sociedad sumergida en aguas estancadas por la rutina: Porque el más insignificante entre todos vosotros, ese es el más importante (159). Así fueron arrancados, en tiempos pasados, millones de africanos, maltratados y vendidos en calidad de esclavos. Lo acaba de decir George Samuel Antoine, cónsul de Haití en Sao Paulo: Donde hay africanos está todo jodido. Y por si no hubiese sido bien entendido añadió: El africano en sí trae maldición (población de Haití: 95 % negros, 5 % mulatos). Suposición mía: ¿no será este distinguido cónsul descendiente de aquellos que fueron a África a cazar africanos, encadenarlos, encerrarlos en la bodega de los barcos y, los que no morían en el camino, vendidos como esclavos?. Quizás no sea descendiente de ellos, quizás lo sea de los que esperaban la mercancía para comprarla. No, … ¡NO! Todos no son así, leo hoy: Zilda Arns ( hermana del fallecido cardenal Paulo Evaristo Arns, muerta en Puerto Príncipe por el terremoto de Haití) … era la misionera laica más famosa y querida de Brasil, tanto por creyentes como por agnósticos, por su magnífica labor a favor de los niños abandonados (El País, 17-1-10). Tú llevas la cuenta de mi vida errante, // ¡recoge mis lágrimas en tu odre! (160). Camino del exilio una parada urgente. En la Gruta de la leche (“Milk grotto”, “grotte ou lait”) se representa a Jesús, bebé alimentándose, en su insignificante grandeza ya se ha manifestado a los pobres y a los sabios, ahora era el tiempo de hacerse presente a los desarraigados. El camino es duro, el sol golpea fuerte. María se ha bajado del burro para ejercitar un poco las piernas, el animal camina como si conociese su destino, sabía lo que llevaba sobre sus lomos y en un futuro impreciso veía un después, con más carga a sus espaldas envejecidas, entrar por la puerta de Jerusalén. El Niño, ni ayer ni mañana, atento exclusivamente a un ahora que cambia de aspecto a cada paso del animal que monta. José y María siguen su camino porque saben lo que dejan a sus espaldas y temen lo que van a encontrar. Se miran, vuelven la vista atrás y el asno se ha parado sin inquietudes, mientras el Niño busca en el horizonte. La pareja intenta acompañar la mirada del Niño y la misma arena, el mismo cielo, el mismo Sol. El Niño ha fijado su atención allá en el monte Horeb, la montaña de Dios: … hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta. … Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahvé había descendido sobre él en el fuego. Subía el humo como el de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno (161). Yo soy Yahvé, tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, … No tendrás otros dioses … Reflexiones peregrinas

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Honra a tu padre y a tu madre, … No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso … … (162). Ahora contemplan asombrados que el Hijo ha girado la mirada, atenta al horizonte, y ellos siguen viendo arena, cielo y Sol: Eres tú quien desarrolla el embrión en la hembra, ¡Cuán numerosas son tus obras, Yahvé! … Todas las hiciste con sabiduría, Tú abres al instante su boca y les das lo necesario. de tus criaturas se llena la tierra. Himno de Atón Sal. 104, 24 Mientras, el pueblo no supo esperar: Al ver el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió en torno a Aarón y le dijo: “Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, pues no sabemos qué ha sido de ese Moisés, (163). Más allá de la infinidad de los dioses egipcios contempla con extrañeza de futuro al faraón Akenatón, Nefertiti. El matrimonio, ante el dios Atón, ha prescindido de la casta sacerdotal e, iconoclasta, ha rechazado toda representación divina por medio de imágenes humanas o animales y lo ha reducido a la imagen abstracta del “disco solar”. Un solo dios. Muerto Akenatón volvieron a las andadas, buena era la casta sacerdotal para que la despojasen de los poderes consolidados durante siglos. El asno, satisfecho con su dulce carga, sabe que el Niño ya se ha empapado del paisaje y reanuda el camino. De los ojos del Niño surgen lágrimas de dolor porque ve ante sí a Gaza y su futuro. Mientras María y José le siguen desconcertados y cargados con nuevos interrogantes. INOCENTES Todos lo sabemos, todos lo celebramos, es el 28 de diciembre, los inocentes y … ¡las inocentadas!. Y nos las ingeniamos para “engañar” al otro, para reírnos … y todo es fiesta y juerga a causa de las burlas. Pero ¿cómo es posible? ¿o es que queremos ocultar nuestra responsabilidad con los niños detrás de unas risas? … Quizás busquemos, entre bromas y risas, narcotizar nuestras conciencias pues no es un problema del pasado, hoy está vivo y … ¡muy vivo! (Herodes) se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, (164). El asesinato de estos inocentes es lo que recordamos el 28 de diciembre. En Ramá se escuchan ayes, lloro amarguísimo. Raquel que llora por sus hijos, que rehúsa consolarse –por sus hijosporque no existen. Jr. 31, 15. Está vivo y el hecho de que la ONU se viese obligada (165) a crear la UNICEF como uno de sus organismos más importantes en 1946 y a redactar, el 20-XI-1959, la Declaración de los derechos del niño dice, por sí solo, la trascendencia del problema. Cincuenta años después no podemos tocar las campanas … de gloria: 60 millones de niños abortados, 50.000 niños morirán de hambre en un día, 2 millones de niños padecen VIH, 25 millones de niños viven en campos de refugiados, 400 millones de niños esclavos: -“trabajos forzados”: agricultura, minas, canteras, -100 millones de “niños de la calle”, -500.000 “niños soldado”, -2 millones de niños explotados sexualmente, 123 millones de niños sin escolarizar.

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El maremoto de Lisboa (1-XI-1755) ofreció argumentos a los deístas, lo de Haití ¿a quién ofrece argumentos? He contado más de ochenta (congresos, conferencias, etc.) públicos y privados, nacionales e internacionales relacionados con la defensa de los niños. Existe toda una jerga popular relacionada con la explotación del menor. He aquí algunas palabrejas: -Burrerito. En México niños que transportan pequeñas cantidades de droga. -Cocodrilos. Nombre dado por los niños de Bangkok a los pedófilos. -Compañero. Pegamento que los niños de la calle inhalan para calmar el hambre y el frío. -contaminados. Hijos de las víctimas de la represión de la dictadura militar argentina. -Empresarios de la calle. Individuos que alquilan niños a sus padres para “sus negocios”. -Exportación no tradicional. En El Salvador “siguiendo el modelo argentino de la guerra sucia”, se apropian de los hijos pequeños de los insurgentes muertos para hacer de ellos el negocio de la venta a los traficantes de niños. -Ficheras. En Méjico prostitutas de bares y cantinas entre las que se encuentran menores de edad. -Turismo sexual. Organización de viajes turísticos en que se incluye la prostitución, generalmente infantil. …, ellos solos, fueron arrebatados de la tierra antes de que hubieran entrado en la tierra y la tierra en ellos antes de que la tierra les tomase y poseyese. Charles Peguy Hemos elevado a los altares a San Herodes. El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; (166). ÁGAPE Una vez más: ¿De qué me sirve hablar lenguas humanas o angélicas? Si me falta el amor, no soy más que una campana que repica o unos platillos que hacen ruido. ¿De qué me sirve comunicar mensajes de parte de Dios, penetrar todos los secretos y poseer la más profunda ciencia? ¿De qué me vale tener toda la fe que se precisa para mover montañas? Si me falta el amor, no soy nada. ¿De qué me sirve desprenderme de todos mis bienes, e incluso entregar mi cuerpo a las llamas? Si me falta el amor, de nada me aprovecha (167). Un poco largo pero quizás mereciese la pena reflexionar un ratito al alba con Pablo. Todavía dice más, define el amor: es comprensivo y servicial, …nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos. No es grosero, no es egoísta, … no pierde los estribos, no es rencoroso, … encuentra gozo en la verdad, … disculpa, confía, espera, soporta, … sin límites. El amor nunca muere (168). Resulta difícil añadir algo más. Porque tuve hambre, y no me distéis de comer; tuve sed, y no me distéis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. … En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de éstos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo (169) Ya en el A. T. encontramos referencias al amor: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Lv. 19, 18). Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, no holocaustos (Os. 6, 6). Amor que se manifiesta como caridad (caritas), una de las tres virtudes teologales: Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Cor. 13, 13). Como compasión (compassio): Padecimiento común, comunidad de sentimientos, simpatía. Jésed, en el terreno profano viene a designar la amistad, la solidaridad, la lealtad, sobre todo cuando estas virtudes proceden de un pacto … el amor de Dios a su pueblo … (en el hombre) se traduce en una alegre sumisión a la voluntad de Dios y en la caridad con el prójimo (ideal de los “Asideos” en Os. 2,21, nota a pie de página en la Biblia de Jerusalén). Es ágape, término griego para describir un tipo de amor incondicional y reflexivo, en el amante tiene en cuenta sólo el bien del ser amado. Algunos filósofos griego del tiempo de Platón emplearon el término para designar, por contraposición al amor personal, el amor universal, entendido como amor a la verdad o a la humanidad. Los primeros cristianos lo emplearon para referirse al amor especial por Dios, al amor de Dios para con el hombre, e incluso a un amor “autosacrificante” que cada ser humano debía sentir hacia los demás. También significa el amor que devora al amante, por ser éste capaz de entregar todo sin

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esperar recibir nada a cambio. En los primeros tiempos del cristianismo, ágape también significaba una comida en común a la que pronto hubo que poner algún freno (cf. 1 Cor. 11, 21-22; Judas, 12; 2 P. 2, 13). A veces nos complicamos la vida, como el legistas (maestro de leyes) de la parábola (véase Lc. 10, 29 ss), preguntando: ¿quién es mi prójimo?, el sacerdote dio un rodeo (170), el levita dio un rodeo, ¿quién fue el prójimo? El que practicó la misericordia con él. Tal como me lo contaron lo cuento. Un ancianito, ya no cumplirá los 80, está impaciente. Impaciencia que resultó ser la urgencia por llegarse hasta el geriátrico para desayunar con su mujer. ¿Se enfadará si usted llega tarde? Ya hace cinco años que no me reconoce. ¿Entonces? Ella no sabe quién soy, padece alzheimer, pero … ¡aún sé quién es ella! Sin comentarios queda mejor. No, tranquilo, no lo voy a cantar, … si tú te atreves: Con vosotros está y no le conocéis con vosotros está, su nombre es “el Señor”. Su nombre es “el Señor” y pasa hambre, y clama por la boca del hambriento, y muchos que lo ven pasan de largo acaso por llegar temprano al templo. Su nombre es “el Señor” y sed soporta, y está en quien de justicia está sediento, Y muchos que lo ven pasan de largo, a veces ocupados en sus rezos. Su nombre es “el Señor” y está desnudo, la ausencia del amor hiela sus huesos, y muchos que lo ven pasan de largo, Seguros y al calor de su dinero. Su nombre es “el Señor” y enfermo vive, y su agonía es la del enfermo, y muchos que lo saben no hacen caso, “tal vez no frecuentaba mucho el templo”. Su nombre es “el Señor” y está en la cárcel, está en la soledad de cada preso, y nadie le visita y hasta dicen: “tal vez éste no era de los nuestros”. … … Mariano de Blas

CANTAR DE LOS CANTARES … obra única en su género… que … ha asombrado, encantado, entusiasmado a los expertos … y …al mismo tiempo haya desconcertado un poco a los doctos. La Vulgata incluye este libro entre los Sapienciales; Nácar-Colunga en el A. T. (sin clasificar); la edición Ecuménica entre los Libros poéticos y sapienciales; la Biblia traducción interconfesional en el A. T. (sin clasificar); la Biblia de Jerusalén entre los Líricos. Aunque su autoría se atribuye a Salomón, si se escribió en la 1ª mitad del siglo IV a. C., difícilmente pudo ser escrita por este hijo de David (s. X a. C.). Su tema es el amor de los esposos que se despliega en: despertar del deseo, complacencia amorosa y posesión. Nadie duda de que … con sus misterios y enigmas, sus encantos sacados de la magia de las imágenes y las palabras … es el más hermoso cántico de amor que se ha escrito nunca. Pero ¿de qué amor se trata? (171). ¿Amores humanos?, ¿amor de Dios? Del catecismo del P. Astete solamente recuerdo una contestación (ni siquiera a qué pregunta corresponde): Eso no me lo preguntéis a mí que soy ignorante, doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder. Ya antes del Cantar disponemos de textos bíblicos que resaltan las gracias femeninas (172), la prestancia de un bello esposo (173) y las alegrías del amor conyugal (174). … no se descubre Reflexiones peregrinas

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ninguna alusión a la fecundidad … lo que se destaca es el fin inmediato en beneficio de los esposos mismos …No excluye el canto del amor divino que celebra las boda místicas de Dios con el pueblo. En el Nuevo Testamento … la alegoría se convierte en símbolo del matrimonio de Jesús con su Iglesia. ANECDOTARIO Difícil me lo pongo, o quizás demasiado fácil, tanto resulta difícil elegir temario para este apartado como excesivamente fácil. Veamos. GUÍA. Esta consideración más que incluirlo en el anecdotario debiera ser, por tratarse de quien se trata, un tema transversal a toda la reflexión, pero adelante. El P. Eduardo, Fray sonrisa franciscana. Ni escogido nos hubiese salido mejor el guía. Hay sonrisas estereotipadas como las de los vendedores que se la ponen al comenzar su trabajo y no la dejan hasta que lo dan por terminado en que se la quitan. No era ésta la que nos acompañó durante los 8 días que vivimos en “Tierra Santa”. Era una sonrisa franciscana que tiene su nacimiento en el fundador (Francisco de Asís, s. XIII), que se origina por el respecto que profesó y transmitió el santo a toda la creación (ecologismo), en cuanto obra de Dios. El mal uso de estas creaturas por el hombre es uno de los males de nuestro consumismo. ROBO. Me lo habían advertido: cuidado con las compras y … ¡cuidado con los ladrones! Yo lo tomé en cuenta pero, te metes de lleno en tu momento de cada día y se te va “el santo al cielo”. Bajábamos (difícilmente lo de bajar cobre tanto sentido como aquí) del hogar de Zacarías, Ana y Juan y nos habíamos quedado, cosa frecuente, los últimos del grupo. O los penúltimos porque cuando un mozalbete del pueblo nos ofrecía sus postales desde la otra acera un par de señoras nos dieron voces poco respetuosas indicándonos que no nos retrasáramos. No estaba seguro pero por el gesto deduje que eran compañeras del grupo de peregrinos, pero con un gesto poco amable. Abandonamos al vendedor, apresuramos el paso, se nos acercaron las que nos dieron voces y se explicaron: es que estaba tratando de robaros. ¡Gracias! No había transcurrido una hora y, en el mismo Ein Karen, Carmina había comprado en la calle unas cositas, el vendedor pedía 2,50 $, yo le ofrecía 2 (sin tener muy claro lo que hacía) por aquello de que me habían aconsejado que regateara siempre. Se acercan otros dos y me rodean los tres, veo que el “diálogo” (que era cuatrílogo) se iba “por los cerros de Úbeda”, me percato de la intención de los “caballeros” les doy 1,60 $ y … ¡ahí os quedáis!, yo huyendo del peligro, ellos con expresión de fracaso. Todavía un tercer intento. Era la última tarde en Jerusalén, nos acercábamos al autobús para volver al hotel después de una jornada de trajines. Carmina se me había adelantado charlando con la vasca, se me acerca un mozalbete ofreciéndome postales (mi memoria y fantasía volando por “tierras santas”), noto que me mete mano (¡qué raro! …, yo le dejo porque para gustos se hicieron los colores), pero … ¡buscaba mi cartera! (¿cómo sabía que la tenía en el bolso derecho, si yo soy zurdo?) … Manotazo, agacha la cabeza, … y luego incontinente, … miró al soslayo, fuese, y no hubo nada, se aleja de mí con aire de fracaso. SUBIR … SUBIR. Carmina esta asombrada de que todo era subir y subir y se preguntaba ¿pero es que aquí nunca se baja? Y esto se lo planteaba cuando aún no habíamos salido de Jerusalén y no sabía, ni se imaginaba, lo que le esperaba en Ein Karen. Llegó a soñar con subidas interminables que no remataban hasta alcanzar el fin. Ya pasados días, de vuelta en casa, todavía sueña con escaleras: Y tuvo un sueño. Soñó con una escalera apoyada en tierra, cuya cima tocaba los cielos, y vio que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella (175). CÁMARAS. Fotográficas y de video. Tengo la costumbre de, en ocasiones, tomar “distancia” de mí y mi entorno con el afán de alcanzar otra perspectiva y ser más objetivo. Cuando formo parte de un grupo que se mueve al unísono este afán se me acentúa. Miro al grupo como “desde fuera” y “disfruto” con la visión. A veces me parece un rebaño (en el mejor sentido del término) guiado por un pastor que, en vez de cayado, agita una banderita y el todo se agita, va y viene, como las olas de la mar. Veo movimientos automáticos que aprietan pulsadores (cada uno el suyo) de cámaras (fotográficas o de video). Como si tuviesen pegado el dedo al pulsador no paran de mover las cámaras en todas las direcciones no queriéndose perder nada de lo que tienen delante. No se enteran de lo que el guía, con su paciencia, va informando y preguntan y preguntan: ¿qué es esto?, … ¿dónde estamos? Y siguen y siguen con el dedo en el pulsador. Son gentes que se abstraen del presente y se proyectan al futuro, quieren guardan, para “siempre”, lo que no han visto ni vivido. Esclavos de un futuro que aún no es y, cuando se hace presente, pierde toda conexión con su pasado, Reflexiones peregrinas

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luego, en casa, horas y horas tratando de saber pero esto … ¿qué será? Me adelanto a los de las cámaras: y los que no fotografiáis, ni filmáis os enteráis de todo, pero en llegando a casa no recodáis casi nada. ALMUECÍN. Diccionario, almuédano: musulmán que desde el alminar convoca en voz alta al pueblo para que acuda a la oración. En voz alta, o sea en altavoz. La primera noche (y otras tres más) nos instalamos en un hotel de Jerusalén. Desde la ventana veíamos una mezquita con su minarete. Ya estamos en tierra de las tres religiones monoteístas y es una experiencia atractiva y sugerente. A las cinco de la mañana (sí … ¡cinco a. m.!) el almuecín (almuédano) a todo trapo de los altavoces, a todos los vientos, una voz monótona y … ¡potente! Llamaba a sus correligionarios y … ¡a todo bicho viviente! Y a las seis el teléfono nos llamaba al desayuno para empezar la jornada. Hoy recordamos aquel almuecín al que solamente conocimos por la voz (voz distorsionada y potenciada por el “chisme” electro-mecánico) … ¡cómo me hubiese gustado saludarle! … y tomar juntos unas birras (¿las pueden tomar los musulmán? … ¡hombre!, por una vez) mientras charlábamos de cosas intrascendente. ICONOCLASTAS, iconofílicos. En la Gran Manzana vi una sinagoga, intenté entrar por curiosidad: dos mastodontes, con los brazos cruzados: ¿qué desea? (algo así me debieron decir, pero no sé en qué idioma). …¡no, … nada!, me .. he .. equivocado. En una mezquita ni se me ocurre intentarlo. En Maastricht, frente por frente y en una misma calle, dos iglesias, una protestante otra católica, en las dos entramos porque las puertas estaban abiertas para todos. En Grecia entramos en iglesias ortodoxas como Pedro por su casa. No me atrevo a generalizar porque me faltó tiempo para comprobar mi primera impresión: una de las características de su piedad consistía en tocar (piedad táctil) y pasar la mano por las imágenes, muy frecuentemente en gráficas enmarcadas. Sabemos lo que significan las imágenes para los musulmanes (bastante ruido armó el danés –creo que era danés-), para los judíos, por ahí anda la cosa. Los cristianos resolvimos la cuestión condenando a los iconoclastas, pero ¿es esto suficiente?, ¿no merecerá la pena una reflexión por el significado de las imágenes? … ¿Cuántas vírgenes tenemos en España?, p. e. Está bien que nos refiramos a la Madre del género humano con distintos títulos pero ¿no nos pasamos cuando defendemos, con uñas y dientes, a “nuestra” virgen frente a la de otros?, en casos, como hinchas de dos equipos de fútbol enfrentados. Vuestra devoción a la Virgen … tiene mucho de positivo y de alentador, pero se ha acumulado también, como vosotros decís, “polvo del camino”. … en efecto, desligar la manifestación de religiosidad popular de las raíces evangélicas de la fe, reduciéndola a mera expresión folklórica o costumbrista sería traicionar su verdadera esencia (Juan Pablo II en el Rocío, 14-VI-1993). Séptimo concilio ecuménico de Nicea: Los iconos son útiles en muchos aspectos, pero especialmente en este: hacen que la encarnación de la palabra de Dios aparezca como real, y no como meramente imaginaria. A estos (la cruz y los iconos) deben hacérseles un debido saludo y una reverencia honorífica (“proskynesis”), pero de ningún modo darles el auténtico culto de fe (latria) que sólo corresponde a la naturaleza divina. En la nave central de la derecha de la basílica de S. Pedro del Vaticano se levanta una figura, en bronce, de cuerpo entero de S. Pedro, a ojo de buen cubero, de más de 3 m. de altura, y cuyos pies se encuentran a la altura de una persona normal; pues bien, sus pies son besados por los fieles que por allí pasan: ¡ya no le quedan dedos! (piedad táctil labial. Esto lo vi en el año 71, han pasado 39 ¿cómo estará?). En Santiago ya no se puede meter la mano por unas hoyos que se habían formado en la piedra de … ¡tanto tocarla! El debido saludo y la reverencia honorífica corren el riesgo de convertirse en un rito petrificado y deshumanizado. No quisiera trivializar la cuestión que es para un examen más largo. Ahí tenemos a la inmensidad de obras de arte (la Virgen, Jesús en su vida terrena) que han plasmado en color o en espacio innumerables genios (citar algunos es quedarnos pobres: Miguel Ángel, da Vinci, …, Velázquez, el Greco, Murillo … y miles más) para disfrute de todas las generaciones. Pero merecía la pena que reconsiderásemos estas cosas en sus justos términos. La vida humana tiene muchas facetas (más de las que nos imaginamos) válidas, lo que hace falta es no confundir la velocidad con el tocino. El sarcófago de los Reyes Magos en la catedral de Colonia, leche envasada de la Virgen, pañal del Niño Jesús, … la Sábana Santa de Milán, tantos “lignum crucis”, ¿volvemos a Santiago? Vamos a dejar en paz los “caminos de Santiago” ¿Y la Pilarica?, ahí está, si tú quieres … tendrás a los maños de uñas pero es cosa tuya. La rigidez mental fabrica ídolos (incluso las virtudes si se anquilosan, petrifican, originan la “tiranía de la virtud”) y ¡Sean como ellos los que los hacen, // los que en ellos ponen su confianza! Sal. 115, 8).

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MAÑÓ. En el conjunto de peregrinos (en total 49) estaba integrado un grupito de aragoneses. Entre ellos uno que era ingeniero (de esos que dice un personaje de Miura: Mi marido es ingeniero pero si no habla casi no se le nota). En el avión de regreso nos tocó en asientos contiguos, yo me puse a leer unos recortes de periódico que llevaba y me preguntó: ¿Qué lees? Unas narraciones breves que han salido este verano en “El País”… ¡¿El País?! … Mentiroso, manipulador, … ¿lo has leído mucho? … ¿yo? …¡nunca! … ¡ni se me ocurrirá jamás!… Eso se llama pre-juicios. Se quedó pensativo un buen rato y yo, para romper el silencio, seguí: te voy a contar el chiste del baturro que se le aparece Dios camino de Zaragoza (no os lo cuento porque alguno se va a pensar que miro mal a los aragoneses y no es verdad), te lo cuento, le dije, porque me lo ha contado un maño (y de Zaragoza, precisamente) que yo no me atrevería. Se lo conté se echó a reír y … un rato pensativo; al final, muy convencido: ¡es que los maños siempre tenemos razón! … ¡Ahhhhhh! Yo carcajada, intencionadamente ruidosa, me acompañó en las risas, quizás no tan ruidosas y así acabó la anécdota. Mientras, el avión nos acercaba, más y más, a nuestros destinos. QUMRÂN. Precisamente el incidente surgió por la intervención del maño. No directamente sino por la mediación de un vicario (en lo que dura una cena me contó este vicario lo importante que él era como empresario y lo importante que era el ingeniero por lo mucho que sabía), también aragonés. Unos jóvenes del grupo habían convencido a nuestra sonrisa franciscana para que, al día siguiente, visitáramos “la explanada de las mezquitas” con lo que la visita a Qumrân se ponía en peligro. Se presentó el vicario del ingeniero (el ingeniero no podía rebajarse a hacer una gestión que podía su vicario) a nuestro guía al tiempo que éste cenaba con nosotros (Carmina y yo), nos interrumpió la conversación para platearle el problema de que el ingeniero quería ver Qumrân. Se ofreció como intermediario dialogante pero pronto se le vio el plumero: decía el ingeniero que o íbamos a Qumrân, como estaba en el programa, o le denunciaba. Todo en más de media hora (con lo que nos rompió el diálogo de sobremesa) que duró el propuesto “diálogo”. Fuimos a Qumrân. Con su breve existencia de poco más de 60 años y con anecdotario propio Qumrân ya es una cuestión para la historia en general y para la de Israel y el cristianismo en particular ¿Quiénes eran los esenios? No voy a entrar en la historia, entre otras razones, porque tenía que documentarme más de lo que estoy. Simplemente contar que nos dimos un paseo por los restos (los israelitas lo tienen bien montado) de estos eremitas que se adelantaron unos siglos a los correspondientes cristianos o ¿fueron sus antecesores? Otra cuestión es la de ¿qué relación guardan estos esenios con el cristianismo? Se señala, p. e., un paralelismo entre las “bienaventuranzas de Qumrân” y las evangélicas. ¿Por qué no hay ninguna referencia a los esenios en los Evangelios? A estas y otras muchas preguntas se afanan por responder un grupo de especialistas entregados a la labor. P. e. se ha querido ver una estrecha relación entre los esenios y el mensaje de Jesús, pero señalan una diferencia radical. Coincidían en denunciar las desviaciones del espíritu del A. T. pero los esenios, como hiperlegalistas, profundizar en la fidelidad a la Ley (176). Sin embargo para los cristianos el camino, trazado por Jesús, era que la Ley había madurado para ofrecerse al mundo entero. La labor de Saulo fue tan decisiva que entendemos lo del camino de Damasco y sus consecuencias. Una atención especial nos merecerá la “cueva 7”. Por cuanto se han identificado ciertos escritos qumránicos con textos del N. T. José O`Callaghan S. I. ha señalado ciertas identificaciones p. e. : 7Q 5 con Mc. 6, 52-53; 7Q 61, Mc. 4, 28; 7Q 62, Hch. 27, 38; 7Q 7, Mc. 12, 7; 7Q 10, 2 P. 1, 15; 7Q 15, Mc. 6, 48. Están en reflexión y controversia estas consideraciones de O´Callaghan pero ello mismo puede conducir a una datación histórica más precisa de algunos textos del N. T. Por otra parte estas identificaciones se han interpretado como que en la cueva 7 un grupo de cristianos de la región pusieron allí sus mss. a buen recaudo ante la inminente acción romana contra Jericó, por el año 68 d. C. Un dato es incuestionable, este descubrimiento ha provocado estudios y publicaciones. El camino está abierto, por un lado, la posibilidad de nuevos descubrimientos (177), por el otro, el estudio sistemático del material existente. CENÁCULO. Escuchábamos con atención lo que alegría franciscana nos regalaba a los oídos: toda la densidad de vida que se encerraba en un lugar tan sencillo. Miraba en mi derredor para impregnarme de tanto cristianismo como presentaba el espacio proyectado al mundo entero. De pronto lo veo, lo recuerdo y aún no he logrado clarificar qué sentido podía tener aquello. Entra un muchacho negro, joven y alto, en la mano derecha, como enguantado, un muñeco que me pareció en forma de perro. Levanta la mano con el muñeco y con un ritmo marcado lo va proyectando sucesivamente hacia todas las direcciones del recinto a Reflexiones peregrinas

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la vez que emite un sonido (¿ruido?, algo así como un ladrido de perro) que sale del propio muñeco. Y así hasta que gira 3600 e inicia la salida del lugar. No me lo han contado, lo vi yo con mis propios ojos y casi no me lo creo. Moraleja: aquí cavemos todos. MAR DE GALILEA. O de Tiberíades o de Quinéret. Día en que nuestro Sol juega con las nubes y busca no perderse el espectáculo que nos aguarda. Nos embarcamos en Cafarnaún, la barca busca en sus aguas, como todas las jornadas, las huellas de aquellos pescadores de hombres que por estos lugares lanzaban sus redes en busca del pan de cada día para ellos y los suyos. Los responsables de la nave, atentos a sus negocios turísticos, también buscan su pan de cada día, para ellos y los suyos, removiendo sentimientos, sentimentalismos, e izan las banderas israelí y española mientras lanzan al viento nuestro himno. A impulsos de sentimentalismos patrios los peregrinos se sienten empujados a participar del momento y, al ritmo de la música que termina por hacerse dueña del escaso lugar por unos momentos, armonizan el movimiento de sus cuerpos y sonríen en una convivencia que hermana sentimientos. Nuestras sonrisa franciscana está atenta al momento y busca el texto evangélico: -Vamos a la otra orilla (territorio de paganos). … se quedó dormido. De pronto, una tormenta huracanada se desencadenó sobre el lago. … Entonces Jesús, incorporándose, increpó al viento y al oleaje; … -¿Quién es este, que da órdenes a los vientos y al agua y le obedecen? (178). Y la serenidad de las aguas responden a la llamada de las palabras evangélicas y se agitan, las olas mueven con violencia creciente la pequeña embarcación, la lluvia intensifica su presencia acompañando al viento cuya furia crece y crece. Los compañeros buscamos donde resguardarnos de este llover cada vez más intenso. Como los lugares cubiertos son escasos, formamos un grupo en cada instante más apretujado. Carmina y yo veníamos provistos de piezas impermeables y, como nos sobraban, ella ofrecía, a los más desprovistos de ropa ad hoc, y ya solamente me queda el ligero impermeable con el que, a impulsos del fuerte viento racheado, malamente me resguardo. Carmina me sigue mirando en actitud de suplicar nuevas piezas, ya no me quedan, … por un instante temo que me va a pedir los pantalones (está tan solícita), no pasó de ahí. El mar nos ofreció todo el variado espectáculo en el menor tiempo posible. Desembarcamos y comimos sampedros, algo sosos por ser de agua dulce. LA GRUTA Ya hemos hablado del Nacimiento y su lugar. Se trata de un espacio tan pequeño que, se nos advirtió, solamente pueden entrar diez personas. Nosotros (por excepción y suerte) estábamos en tercero o cuarto lugar de manera que formábamos parte de los escogidos; luego, dentro conté catorce mujeres (habían dicho diez personas … no pienses lo que no debes, … las mujeres, a veces, son ángeles). Para respirar teníamos que acompasar los ritmos, sudábamos hasta por los calcetines, imagínate nuestro oficiante con todo su atuendo franciscano bajo la ropa litúrgica (no perdía la sonrisa). Una de las mujeres, ángeles, que estaba a mi izquierda (aunque en este espacio era difícil, muy difícil, distinguir partes) se propuso darle aire con el abanico para aliviarle los sudores. No llegaba y me lo entregó a mí para que lo hiciera. Hice lo que pude pero la mujer (ángel) mudó propósito y con otro abanico tomó sobre sí la responsabilidad de aliviar los sudores de nuestra sonrisa franciscana y, al final, lo consiguió … apagó, una a una y con breves distanciamientos, las seis velas que, juntitas (no hubiesen podido estar de otra manera) allí cumplían con la liturgia. Estoy seguro de que la buena voluntad de todos, en este caso, mantuvo litúrgicamente, el valor de la ofrenda. Tampoco sé si en algún momento nuestra alegría franciscana se sintió aliviada. Tampoco sé si por ser el único hombre del lugar (insisto, los catorce restantes eran ángeles) o porque estaba más cerca (difícilmente en un espacio tan reducido pueden distinguirse distancias) me tocó leer las lecturas y el salmo responsorial (malabarismos para ubicar el librito correspondiente durante su lectura).

PERSONAJES BÍBLICOS GRUPOS Niños. La descendencia, en tiempos bíblicos, era un signo de bendición del Cielo: la herencia de Yahvé son los hijos, // su recompensa el fruto del vientre; (Sal. 127, 3). … tus hijos como brotes de olivo, // en Reflexiones peregrinas

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torno a tu mesa (Sal. 128, 3). La corona de los ancianos son los nietos, // el honor de los hijos son sus padres ( Pr. 17, 6). La esterilidad la maldición de Yahvé: … al verse ella en cinta, miraba a su señora (Saray, única mujer legítima de Abraham) con desprecio (Gn. 16, 4). Estas dos desgracias vendrán sobre ti // en un instante, en el mismo día. // Carencia de hijos y viudez (Is. 47, 9). El jefe de la familia disponía de la propiedad personal de la mujer, los hijos (eran iguales a los esclavos: Mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, -Gal 4, 1-), esclavos y animales domésticos. Los niños era más realidades potenciales que valores por sí mismos y, en tiempos de escasez, eran vendidos para aliviar la situación económica: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas somos muchos y necesitamos grano con que comer y vivir … tenemos que entregar como esclavos a nuestros hijos y a nuestras hijas; … (Ne. 5, 2 ss). Es tan importante la descendencia que se promulga la ley de levirato (yabam, traducida al latín por levar, cuñado) que establece que, cuando un hombre muere sin descendencia, un hermano del difunto debe casarse con la viuda: … y el primogénito que ella dé a luz perpetuará el nombre de su hermano difunto; así su nombre no se borrará de Israel (Dt. 25, 6). Mujeres. La mujer bíblica, como ocurre en el oriente, debe pasar inadvertida, con la cabeza cubierta, y reducidas al espacio de la casa. Filón: A las mujeres les conviene quedarse en casa y vivir retiradas. En todo caso hay que tener en cuenta la distinción de clases porque la mujer de la alta sociedad estaba rodeada de servidumbre mientras que la de clases bajas debía ayudar al marido y así aparece en los puestos de venta, camino de la fuente (cada vez que me imagino a María, jovencita de 14 años, en Ein- Karen subiendo por esa pendiente con el cántaro de agua a casa de Isabel me entran sudores) y en el campo. Hasta los 12 ½ años la hija depende de su padre, incluso si la propone en matrimonio que no puede rechazar. A partir de esa edad dispone de autonomía pero limitada pues, desde los esponsales, pasa del poder del padre al del esposo y, frecuentemente, dentro de la familia de éste. La única diferencia entre esposa y concubina es el contrato matrimonial. Deberes de la esposa en casa: moler, coser, lavar, cocinar, amamantar a los hijos, … elaborar la lana, … prepararle la copa a su marido, de lavarle la cara, las manos y los pies (179). Y, digo yo, ¿qué haría en el tiempo libre? ¿holgazanear? Los Proverbios tiene claro cómo ha de ser la mujer ideal. Es muy extenso, no lo copio pero lee, lee: (Pr. 31, 10-31). Lee y luego me lo cuentas. Pero ¡cuidado con la mujer!: Anillo de oro en hocico de cerdo, // la mujer hermosa pero indiscreta (Pr. 11, 22); Mejor es vivir en el desierto // que con mujer irritable y pendenciera (Pr. 21, 19); Gotera incesante en día de lluvia // y mujer pendenciera son iguales; // contenerla es como retener el viento // y coger aceite con la mano (Pr. 27, 15-16). Para la mujer el ser madre es el regalo más preciado: … concibió su mujer Isabel y estuvo durante cinco meses recluida diciendo: “Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre las mujeres (Lc. 1, 25). Existe una notable diferencia entre los hijos varones y las hembras, aquéllos son el regalo más preciado, éstas una gran desgracia. Consideración aparte, o añadida, merece la escena de la samaritana (Jn. 4, 7 ss). Jesús habla con una mujer, lo que no está muy bien visto, pero, además, es samaritana: (Porque los judíos no se trataban con los samaritanos -Jn. 4, 9-). Y con una adúltera como la que utilizaron los escribas y fariseos para tentarle: Tampoco yo te condeno, vete y no peques más (Jn. 8, 11). Y, tratándose de mujeres, viene aquí como anillo al dedo (o peras en tabaque que diría Sancho) considerar que hemos avanzado pero aún queda mucho camino por recorrer. Dos paradas en el camino. Nuestro querido S. Tomás de Aquino, tan sabio por otra parte, se plantea quiénes no pueden ser testigos en un juicio: Otras veces sin mediar culpa, y esto ya por defecto en el uso de la razón, como acontece en los niños, los dementes y las mujeres; (Suma Teológica, II, q. 70, art. 3) y es que el mejor escribiente echa un borrón, ¡si el santo levantara la cabeza! ¿Te suena eso de que la mujer es el descanso del guerrero? Pues ahí lo tienes: El hombre debe ser educado para la guerra, y la mujer para el solaz del guerrero: todo lo demás es tontería (F. Nietzsche: Así habló Zaratustra). Más recientemente: Junto con la violencia a los niños, de la que se han manchado desgraciadamente no pocos miembros del clero, hay otra igual de grave, la violencia contra la mujer que se desarrolla dentro de los muros domésticos, a escondidas de todos y que muchas veces viene justificada con prejuicios pseudos religiosos y culturales (2-IV-2010, Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia). Oí un día a un gracioso (o que se las quería dar de tal) que el mundo de la Reflexiones peregrinas

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mujer es el hogar y el hogar del hombre es el mundo: ¿machista gracioso?, ¿gracioso machista?, ¿gracioso y machista? ¿machista y gracioso? O … ni graciosos ni machista, simplemente tarambana. Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, he aquí dos mujeres de vidas paralelas, mártires de la barbarie y que no se conocieron. Amenábar ha tenido la virtud de universalizar a Hypatia que permanecía oculta en el recuerdo de unos pocos especialistas. Hypatia (a caballo entre el s. IV y V). Vida ascética. Educó a altos cargos, entre ellos, al obispo Silesio de Cirene. Fue linchada por una turba de cristianos (digo yo, que se decían cristianos) como consecuencia por las luchas políticas en Alejandría entre las distintas facciones de la Iglesia, patriarcado alejandrino y el poder imperial. Sócrates Escolástico afirma que la muerte de Hypatia fue causa de no pocos oprobios para el patriarca Cirilo y la iglesia de Alejandría. Mártir de la ciencia. Juana de Arco (1412-1431) a los 13 años había vivido la presencia de S. Miguel, Stª Catalina y Stª margarita. Se sintió llamada por Dios para dirigir el ejército francés. Por muy insólito que parezca (en el siglo XV y aún hoy), el príncipe Carlos confió a una jovencita el mando de su ejército (después de haber sido examinada por unos teólogos). Sus victorias permitieron la coronación de Carlos VII (17-VII-1429). Juzgada por un tribunal eclesiástico fue condenada a la hoguera y murió el 30-V-1431). Mártir de la barbarie, fue beatificada en 1909 y en 1920 canonizada y nombrada patrona de Francia. Profetas. (prophetes, “el que habla en lugar de otro”). Son los mensajeros de Yahvé. Los pilares sobre los que se asienta la historia del pueblo de Israel no son los reyes ni los sacerdotes sino los profetas. La función de predecir el futuro no es apenas relevante. Tanto si hablan del pasado como si lo hacen del presente o el futuro no lo hacen por sí sino que Ningún profeta habló por su propia cuenta. Al contrario, todos ellos hablaron de parte de Dios y fueron guiados por el Espíritu Santo (2 P. 1, 21). Son conocidos con varios nombres: hombres de Dios, siervos de Jehová, (Señor), mensajeros de Jehová, intérpretes, centinelas, hombres del Espíritu. Dejaremos (no podía ser de otra manera) las cuestiones más técnicas en manos de los que saben más de ello. Poco conocemos de la vida de los profetas, mayores y menores, y lo poco que sabemos nos los presentan como de origen social distinto. Amós es hombre del campo dedicado a las ovejas y al cultivo de higos. Miqueas es agricultor, de lenguaje campesino. Jeremías, a causa de su juventud, se excusa por su falta de elocuencia e imaginación. Él y Ezequiel son cultos sacerdotes. También sacerdotes son Joel y Zacarías. Oseas es aristócrata, su singular desgracia matrimonial, le sirve para comparar a Israel con un esposa infiel, Isaías (el primero) es cortesano y amigo de rey. Habacuc, ligado al servicio del templo por su origen levítico, quizás es cantinero. Todos ellos asumen el destino común de ser rechazados por los poderes públicos. A todos ellos le envuelve el misterio de la llamada de Dios y profundizan en sus vidas hasta la mística que les conduce a ser sus mensajeros. Moisés es el profeta por excelencia pues solamente a él se dirige Yahvé directamente: Dijo Yahvé: “Escuchad mis palabras: // Si hay entre vosotros un profeta, // en visión me revelo a él, // y hablo con él en sueños. // No así con mi siervo Moisés: // él es de toda confianza en mi casa; // boca a boca hablo con él. // abiertamente y no en enigmas, // y contempla la imagen de Yahvé (Num. 12, 6-8). Los verdaderos profetas son arrastrados contra su voluntad: Yo no soy profeta, ni soy hijo de profeta, // yo soy vaquero y picador de sicómoros (Am. 7, 14). Reciben un mandato de Yahvé fuera de costumbres: No tomes mujer ni tengas hijos ni hijas en este lugar (Jr. 16, 2). Hijo de hombre, mira, voy a quitarte de golpe el encanto de tus ojos. Pero tú no te lamentarás, no llorarás , no te saldrá una lágrima. … y por la tarde murió mi mujer; y al día siguiente por la mañana hice como se me había ordenado (Ez. 24, 16-18). Ve, tómate una mujer dada a la prostitución e hijos de la prostitución, porque el país se está prostituyendo completamente, apartándose de Yahvé (Os. 1, 2). Pablo lo entiende como un carisma o don espiritual concedido a un individuo o a un grupo. Y nos dice: Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu. … A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común. …a otro, profecía; … (1 Cor. 12, 4-10). En la época de Samuel aparece una corporación, los llamados “hijos de los profetas”, son hombres que entran en un estado de trance, provocado a menudo por la música y las bebidas fermentadas. Se expresan menos a través de declaraciones que por danzas y cantos. Lanzan gritos, invocaciones … y acaban a menudo cayendo en un estado de postración. Y son un paso hacia los “falsos profetas” que son denunciados: La palabra de Yahvé se dirigió a mí en estos términos: “Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel; profetiza y di a los que profetizan por su propia cuenta: Escuchad la palabra de Yahvé Reflexiones peregrinas

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(Ez. 13, 1-2). Algo pasmoso y horrendo // se ha dado en la tierra: // los profetas profetizan infundios, // mientras los sacerdotes aplaudían. // Pero mi pueblo los prefiere así. // ¿A dónde vais a parar? (Jr. 5, 3031). Porque desde el más chiquito de ellos // hasta el más grande, // todos andan buscando su provecho, // y desde el profeta hasta el sacerdote, // todos practican el fraude (Jr. 6, 13). Pero tenemos criterios para descubrir, y distinguir, a los falsos de los verdaderos profetas: Si un profeta profetiza la paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, se reconocerá que le había enviado Yahvé de verdad (Jr. 28, 9). En caso contrario tendrá consecuencias: pero si el profeta tiene la presunción de decir en mi nombre una palabra que yo no le he mandado decir, o si habla en nombre de otros dioses , ese profeta morirá (Dt. 18, 20). Y, en algún tiempo quedaron sin profetas: No vemos nuestras enseñas, // ya no tenemos profetas, // nadie que sepa hasta cuándo (Sal 74, 9) y el pueblo de Yahvé estaba desconcertado y pensaba que Yahvé se había olvidado de la promesa: Yahvé tu Dios te suscitará, de en medio de ti, de entre tus hermanos, un profeta como yo: a él escucharéis (Dt. 18, 15). El Bautista será el último profeta: La Ley y los profetas llegan hasta Juan; a partir de ahí comienza a anunciarse la Buena Nueva del Reino de Dios, y todos emplean la violencia frente a él (Lc. 16, 16). Y Jesús acusa: ¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; (Lc. 11, 47-48). Todavía hoy nos encontramos con aquellos que hablan en nombre de Dios. Ellos sabrán por qué. Profetisas. Miryam, hermana mayor de Moisés y Aarón, de la tribu de Leví es, según la tradición, quien a instigación de su madre, Yoquébed, salvó a su hermano Moisés de la matanza, decretada por el faraón, con el ardid de “abandonarle” en un cesto en la orilla del Nilo. Vencido el ejército del faraón y emprendido el camino del éxodo, el pueblo entero, y a la cabeza Moisés, entona un cántico triunfal (Ex. 15, 1 ss.) y, junto a todos ellos, María, la profetisa, … tomó en sus manos un tamboril y todas las mujeres la seguían con tamboriles y danzando (Ex. 15, 20). Miqueas (Mi. 6, 4) la distingue, junto a sus hermanos, como la guía del pueblo elegido y liberado de la esclavitud y esta distinción llevó a envalentonarla y a enfrentarse a Moisés porque se siente igual a sus hermanos: ¿Es que Yahvé no ha hablado más que por medio de Moisés? ¿No ha hablado también por medio de nosotros? (Num. 12, 2). Se refería a Aarón. Pero Yahvé pone los puntos sobre las íes : … él (Moisés) es de toda confianza en mi casa; // boca a boca hablo con él, // abiertamente y no en enigmas, (Num. 12, 7-8). El castigo consiste en una lepra: … Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa (Num. 12, 10). Moisés intercede por ella y Yahvé cede: Que quede siete días fuera del campamento y luego sea admitida otra vez (Num. 12, 14). Allí (en Cades) murió María y allí la enterraron (Num. 20, 1). Débora (abeja). Esposa de Lapidot, fue revestida con la autoridad de juez y ejercía la justicia sentada bajo una palmera. Juez, en terminología bíblica, significaba, además de quien ejerce la potestad de juzgar y hacer justicia, la dignidad de jefe de todo, o parte, del pueblo. También ejercía de profetisa y llamó a Barac para comunicarle un mensaje de Yahvé. Tenía que dirigir un ejército pero Barac se asustó de la responsabilidad y Débora le comunicó su fortaleza para impulsarlo a cumplir la voluntad de Yahvé y se pone al frente del ejército (antecedente de Stª Juana de Arco): Iré contigo .. sólo que entonces no será tuya la gloria de la campaña que vas a emprender, porque Yhavé entregará a Sísara en manos de una mujer (Jc. 4, 9). Y entonaron juntos un cántico: A Yahvé voy a cantar. // Tocaré el salterio para Yahvé, Dios de Israel. // ¡Y sean los que te aman como el sol cuando sale en todo su fulgor! // Y el país quedó tranquilo cuarenta años (Jc. 5, 1-31). Juldá. Durante el reinado de Manasés se había extraviado, caído en el olvido o escondido, el rollo de la Doctrina que corresponde a la parte de la sección legislativa de Deuteronomio. En tiempos de Josías (años 18 de su reinado) apareció este documento: He hallado en el templo de Yahvé un “rollo de la Doctrina” (2 R. 22, 8) y el rey ordenó al sacerdote, al escriba y al ministro que consultaran a Yahvé a propósito de ese rollo. Ellos acudieron a la profetisa Juldá, mujer de Salún, que contestó: Así habla Yahvé: Voy a traer el desastre sobre este lugar y sus habitantes, todo lo dicho en el rollo que ha leído el rey de Judá. … Y puesto que te (a Josías) has conmovido, humillado y rasgado tus vestiduras … serás enterrado en paz en tu sepulcro ; tus ojos no verán todo el desastre que yo acarrearé sobre este lugar (2 R. 22, 16-20). Ana. Ana es la última que saluda al Mesías, y es de la tribu de Aser, la última de las doce tribus (Vida de Jesús, José Salguero O. P. EDIBESA, Madrid 2000, pág. 87)) … quedó viuda hasta los ochenta y cuatro Reflexiones peregrinas

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años; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones (Lc. 2, 37). Fue, la suya, una viudedad vivida en plenitud después de haber estado esposada durante siete años. Ese día había acudido al Templo, movido por el Espíritu, Simeón. Debía estar atenta. Y vio entrar a la madre y al Niño y sintió un movimiento interior que la alertó sobre lo que iba a ocurrir. La presentación en el Templo, y purificación, era obligatoria para la madre y el hijo debía ser rescatado: Todo primogénito … que se presente a Yahvé será para ti. Pero harás rescatar al primogénito del hombre … (Num. 18, 15). Y todas las palabras de Simeón no salían de su boca sino de lo más hondo de su ser: … han visto mis ojos tu salvación, // … luz para iluminar a las gentes // y gloria de tu pueblo Israel … Éste está puesto como signo de contradicción ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! (Lc. 2, 34-35). Y Ana … alababa a Dios y hablaba del niño a todos lo que esperaban la redención de Jerusalén (Lc. 2, 38). CLASES Asideos. (Hasidím, “fieles” o “ devotos”). Defensores de los ritos y costumbres en la pureza de la escuela de Esdras a quien se considera como defensor de la Ley dada por Dios a su pueblo, tal como ha sido recopilada, seleccionada, editada y probablemente refinada en su formulación por los sacerdotes y doctores de Israel en el transcurso de los prolongados años del exilio (Diccionario). Dos corrientes de asideos conducirán a la formación de dos sectas rivales: fariseos y esenios. Escribas. Originariamente es quien sabe leer y escribir y hace oficio de secretario. Tras el retorno del exilio se convierten en intérpretes y docentes de la Ley y en guías espirituales. Más adelante se someten a un largo período de estudios y hacia los 40 años se le da el título de rabí (maestro). Están en el Sanedrín con los sumos sacerdotes y los ancianos que forman el Gran Consejo. Junto con los fariseos son los grupos que más duramente reciben las recriminaciones de Jesús, no obstante, algunos le escuchan de buena fe: Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y de Judea, y de Jerusalén (Lc. 5, 17). Esenios. Descendientes de los asideos (los piadosos). … el laxismo de la gran mayoría les repugna y el formalismo del “clero” oficial los aparta de las manifestaciones públicas del culto del templo (Diccionario). Gracias a los descubrimientos de Qumrán sabemos que vivían en el desierto en comunidades de tipo monástico y los rollos encontrados en cuevas vecinas son restos de su biblioteca. En torno a un núcleo fuertemente jerarquizado de sacerdotes y levitas disidentes, de escribas y maestros formados en el estudio y la meditación de las Escrituras se reagruparon fieles ansiosos de pureza y fanáticamente ligados a la Ley. Entre los comentaristas se ha llegado a relacionar a los esenios con Juan Bautista y a Juan, el evangelista, pero las enseñanzas evangélicas poseen una originalidad muy diferente que la que caracteriza la doctrina esenia. Fariseos. (perusim, “separados”; entre ellos, haberim, compañeros). Por los Evangelios sabemos el papel que jugó este grupo en la persecución y proceso de Jesús a la Cruz. Se oponen a los saduceos porque se consideran progresistas. Profesan verdades que no aparecen explícitamente más que en los libros tardíos (Daniel, Sabiduría o Macabeos). Laicos, especialmente versados en el estudio de la Ley. F. Josefo: … transmitieron al pueblo ciertas costumbres que conservaban de la tradición de los Padres pero que no están inscritas en la Ley. Para conspirar contra Jesús se unen a otros grupos (saduceos, herodianos, sumos sacerdotes) a quienes el Maestro dedica los apóstrofes más duros en diversas ocasiones: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! (Mt. 23, 15). Sin embargo no todo es malo en los fariseos. Representan en el judaísmo una corriente pura y ardiente. …El judaísmo contemporáneo procede de lo mejor de su tradición. Recordemos a Nicodemo, Gamaliel, maestro de Pablo, que defiende a Pedro y Juan ante el Sanedrín. El mismo Pablo es fariseo: Hermanos, yo soy fariseo, discípulo de fariseos; (Hc. 23, 6). Herodianos. Judíos partidarios de Herodes el Grande. En tiempos de Jesús este partido acepta la dominación romana y, en su mayor parte, están reclutados entre saduceos y se alían con los fariseos para perder a Jesús: Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra. Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: (Mt. 22, 15-16).

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Levitas. Miembros de la tribu de Leví colocada aparte para el servicio divino según la letra de la Ley: En aquel tiempo Yahvé apartó a la tribu de Leví para llevar el arca de la alianza de Yavhé , y para estar en presencia de Yahvé, para estar a su servicio y para dar la bendición en su nombre hasta el día de hoy (Dt. 10, 8), Mira que he elegido a los levitas de entre los demás israelitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas que abren el seno materno (Num. 3, 12). En la marcha por el desierto están encargados del cuidado del santuario. Posteriormente surgirá una jerarquización que distingue entre sacerdotes y simples levitas quienes no siempre pertenecen por la sangre de la descendencia de Leví. Para su sustento: Manda a los israelitas que cedan a los levitas, de la herencia que les pertenece, ciudades en las que puedan habitar y pastos de alrededor de las ciudades (Num. 35, 2). Si no todos se encontraban capacitados para enseñar magistralmente la Ley sí podían esperar ayudas de la colectividad. En tiempos de Salomón se constituyó y se impuso una aristocracia de sacerdotes-levitas entre los cuales los “descendientes” de Aarón … formaron lo más selecto. Y, con ello, las otras clases levítica fueron reservadas a la conservación de los edificios y los materiales cultuales u otras responsabilidades de mantenimiento. Nazir. (nazar, “separar”). Se entregan por un voto a la consagración a Yahvé por un cierto período. Surge como reacción contra el relajamiento religioso, más tarde será contra la tentación de los cultos paganos. Se comprometían a: 1) no consumir vino ni productos de la vid; 2) no se cortaban los cabellos; 3) no podían aproximarse a un cadáver. La falta contra 3) suponía someterse a un rito de purificación y renovar su voto. Se cuentan entre los nazires a Sansón y Samuel. La fuerza de Sansón: (En adelante guárdate de beber vino ni bebida fermentada y no comas nada impuro. Porque vas a concebir y a dar a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño será nazireo de Dios desde el seno de su madre -Jc. 13, 4-5-) residía en el estado de nazir indicado por su cabellera. La madre de Samuel, estéril como la de Sansón, formuló un voto que consagró a su hijo: ¡Oh Yahvé Sebaot! Si te dignas mirar la aflicción de tu sierva y acordarte de mí, no olvidarte de tu sierva y darle un hijo varón, yo lo entregaré a Yahvé por todos los días de su vida y la navaja no tocará su cabeza (1 S. 1, 11) (180). Cierta analogía con Juan Bautista, su madre, estéril, recibe al ángel. El nazireato desapareció a comienzos de la era cristiana. Publicanos. Cobradores de impuestos y, como tal, detestados por la población porque aplicaban de forma arbitraria las tarifas: Vinieron también publicanos a bautizarse , que le dijeron: “Maestro, ¿qué debemos hacer?” Él les dijo: “No exijáis más de lo que está fijado.” (Lc. 3, 12-13). Para escribas y fariseos es ocasión de escándalo que Jesús se siente a la mesa con ellos: Y sucedió que estando él a la mesa en la casa, vinieron publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: “¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?” (Mt. 9, 10-11). Mateo (Leví) es publicano: Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: “Sígueme”. Él se levantó y le siguió (Mt. 9, 9). También Zaqueo (Lc. 19, 8). Sacerdotes. Su función se adjudicó, por primera vez, a Aarón y a sus hijos y serán los “sacerdotes superiores a sus hermanos”, los “sumos sacerdotes”, los otros, descendientes de la tribu de Leví serán los “sacerdotes en segundo grado”. Realizan los sacrificios … son ungidos con óleo santo y revestidos con vestiduras reales, presentan las ofrendas y los sacrificios: se les “llena las manos” (Ex. 29, 24). El papel del sumo sacerdote será político y religioso y, cuanto más político menos religioso. Jesús para representar la obra de caridad no eligió a un sacerdote: … bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo (Lc. 10, 31); sino un samaritano: Para un judío , la palabra “samaritano” equivalía a ”pagano”, incluso a “poseído por el demonio” o “agente de Satán” y, en la parábola: … un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión. …(Lc. 10, 33 ss.) Saduceos. Feroces conservadores. Niegan la resurrección de los cuerpos, la existencia de los ángeles, la inmortalidad del alma. Zelotas. Celosos de la ley y de las costumbres eran a menudo peligrosos fanáticos y ultranacionalistas. Se alzaron contra la dominación romana y los sospechosos colaboracionistas. Instigadores de la fracasada revuelta judía de 66-73. Quizás Barrabás (Mt. 27, 16), y los ladrones (Mt. 27, 38), fueran sicarios zelotas. SANEDRÍN (synnedrion, Gran Consejo). Asamblea suprema de los judíos en el N. T. encargada de administrar justicia y de dirigir los asuntos religiosos. Estaba formado por 70 miembros de la clase sacerdotal, escribas y ancianos presididos por el sumo sacerdote. No puede aplicar sentencias capitales. Reflexiones peregrinas

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Desaparece en el año 70 d. C. con la destrucción de Jerusalén. Conocemos a tres sanedritas: Gamaliel (Hc. 6, 12-15), Nicodemo (Jn. 3, 21) y José de Arimatea (Jn. 19, 38). Hasta el año 40 ó 37 a. C. el título de “sumo sacerdote” va unido al de rey. Aarón fue el primer “sumo sacerdote”. Su vestimenta es: el efod, el pectoral, el manto del efod y la diadema. Sólo tomará por esposa a una mujer virgen y de su pueblo o de su tribu, garantizando así la “pureza” de su linaje y debía ser necesariamente elegido entre la descendencia de Aarón. Sus funciones las ejercía durante toda su vida. Es intermediario escogido entre Dios y su pueblo, presidía en el Templo las ceremonias de las principales fiestas y le estaba permitido, una vez al año, en el “día de la Expiación” penetrar en el Santo de los Santos. INDIVIDUALIDADES MARÍA. Ya la hemos encontrado en Belén como misterio inabarcable, nos la volvemos a encontrar, al pie de la Cruz, en el cenáculo y, de nuevo, con su prima: una virgen y una vieja estéril embarazadas y sus frutos respectivos se encontrarían con destinos complementarios. El ángel del Señor había dicho a Zacarías: … y convertirá al Señor su Dios a muchos de los hijos de Israel e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías… para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto (Lc. 1, 16-17). Juan (Yehojanán, “Yahvé ha concedido favor”) … se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, … Voz del que clama: En el desierto, // preparad el camino del Señor, // enderezad sus sendas; // todo barranco será rellenado, // todo monte y colina será rebajado, // … (Lc. 3, 3-5). Y se encontraron el último de los profetas del A. T. como precursor de Jesús: Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Jesús le respondió: Deja ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia. … y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y venía sobre él . y una voz que salía de los cielos decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco (Mt. 3, 1417). Y en recompensa por su fidelidad y su fe, allá en el Jordán y entre matorrales, invisibles para los presentes, María y José; Zacarías e Isabel estaban presentes inmersos en el misterio. Un gran signo apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; … (Ap. 12, 1). José. (pater putatibus, padre putativo, P. P., Pepe). Pertenece al linaje de David y por eso Jesús es “Hijo de David”: David engendró a Salomón … y Jacob engendró a José, esposo de María (Mt. 1, 6-16). Disponemos de pocas y escuetas referencias bíblicas sobre José y, para un hombre tan grande, resultan difíciles de asimilar. Por ello ha despertado la imaginación de algunos creyentes que han fantaseado con la vida de José y que Martín Descalzo ha sintetizado: Estamos en el reino de las hadas. No seré yo quien me oponga a la fantasía (facultad integrante del ser de cada cual) mientras no sean sombras que oculten lo que más nos importa. Frente a la fantasía en torno a José Rops (citado por Martín Descalzo): …el evangelio … rodea su figura de sombra, de humildad y de silencio: se le adivina más que se le ve. Quizás a través de ese silencio le veamos mejor en lo que más nos importa. Nos encontramos con un desposorio normal y una espera al matrimonio normal. Pero en esta espera surge el misterio en el silencio de los dos, está embarazada y: Su marido José, que era justo, pero no quería infamarla, resolvió repudiarla en privado (Mt. 1, 19). Ahora interviene el ángel del Señor y misterio sobre misterio: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo … y le pondrás por nombre Jesús (Yehosua, “Yahvé salva”) porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt. 1, 20-21). La virginidad y la maternidad se hacen uno. Dudas de José, … decisión, … aceptación de la voluntar de Dios, el silencio de los dos se sella con un abrazo bañado por dos sonrisas.. Después de estos momentos de intensas vivencias y decisiones, los restantes mandatos de Jahvé le fueron más fáciles de asimilar: ver crecer a Jesús, enseñarle su oficio, vida silenciosa en Nazaret junto a sus vecinos . Fueron acostumbrándole a una vida tan normal que se habían anulado, y ocultado en la memoria, el embarazo de María, su viaje a Ein Karen, el parto, la emigración a Egipto y establecimiento en Nazaret con una vida familiar que en nada se distinguía de los restantes vecinos. La monotonía se rompe con el viaje a Jerusalén a propósito de la fiesta de la Pascua. Jesús se pierde, angustiados los padres, le encuentran entre los doctores, se quejan: Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre? Reflexiones peregrinas

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(Lc. 2, 49). Resurge el misterio, activación de la vivencia de misterios de antaño: un nuevo José sumergido de nuevo en el misterio. En el misterio y en el silencio. En el mismo silencio que otro grande: Juan, hijo de Zacarías e Isabel (Isabel y Zacarías, tanto da). Se nos oculta después de haber abierto la puerta a Jesús en el Jordán. Respetemos ese silencio y meditemos reposadamente en torno a su grandeza. La de Juan y la de su silencio. Manejando la Biblia, en uno u otro sentido, cae uno en la tentación de entrar en la vida de tanto personaje tan notable. Incluso despojándolos de exageraciones propias de orientales queda todavía materia atractiva de personajes singulares, … ¡singularísimos! Pero, digo, es una tentación que hay que controlar porque, aun dentro de los más oscuros, surgen rasgos de su vida de enorme atracción. En principio, me dejaré llevar por la tentación pero con el freno de mano, y el de pie, echado. Veremos. Abrahán. Este gran patriarca inaugura la historia del pueblo de Israel: Mi padre era un arameo errante … (Dt. 26, 5). Abrán (mi padre es alto) habita al otro lado del río Eúfrates y oye la llamada de Yahvé que le lleva a abandonar su país y, nómada, recorre de N. a S. la nueva tierra: A tu descendencia he de dar esta tierra (Gn. 12, 7). Huyendo del hambre llegó hasta alcanzar Egipto de donde fue despedido por el faraón. Volvió, enriquecido y a la cabeza de su gente, por el Negueb hasta establecerse en el encinar de Mambré donde levanta un altar a Jahvé. Al final de una batalla, victorioso, tiene lugar el encuentro con el misterioso Melquisedec y recibe la visión del Altísimo: Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas … Así será tu descendencia (Gn. 15, 5). ... serás padre de una muchedumbre de pueblos. No te llamarás más Abrán, sino que tu nombre será Abrahán (“padre de muchos pueblos”) (Gn. 16, 4-5). Fue enterrado, con Sara, en el llamado panteón de los patriarcas, venerado por judíos, cristianos y musulmanes. Entonces ¿cómo podemos entender tantos enfrentamientos? Solamente se me ocurre que dicen ser judíos, cristianos o musulmanes pero, en realidad no lo son, simplemente todos violentos. En el sacrificio de Isaac debemos considerar un gesto de fidelidad a la promesa no tanto por lo que supone estar dispuesto al sacrificio de su hijo (costumbre extendida en muchos pueblos, entre ellos, los cananeos con los que convive Abrahán) como porque el hecho del mandato choca frontalmente con la razón: ¿cómo va a ser el padre de una muchedumbre de pueblos si acepta la muerte del hijo único? He aquí la fe de Abrahán. Pero Yahvé consigue su objetivo, reprobación de ritos humanos sangrientos, sustituidos por una res (de momento, en el horizonte el sacrificio de Jesús) y poner a prueba la fe de Abrahán que se confirma. David. Samuel, con una estratagema de Yahvé que había rechazado a Saúl, fue a Belén en busca de … Purificó a Jesé (Isai,”hombre de Yahvé”) y a sus hijos … era rubio de bellos ojos y hermosa presencia. … Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos (1 S. 16, 5-13). David (“el amado”), rey sacerdote, rey músico. Rey poeta, rey guerrero. El ungido de Yahvé no titubea a la hora de, en lucha de campeones, enfrentarse al ejército de los filisteos en la figura de Goliat, guerrero corpulento y perfectamente armado: Y venció David al filisteo con la honda y la piedra; hirió al filisteo y lo mató sin tener espada en su mano (1 S. 17, 50). Saúl, después de haber casado a David con su hija Mical, trata de darle muerte porque teme por su reinado. Tras la muerte de Saúl fue reconocido como rey y consagrado en Hebrón: Llegaron los hombres de Judá, y ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá (2 S. 2, 4). Unifica a las enfrentadas tribus y fija la capital de todos en Jerusalén (“la Ciudad de David”), “Ciudad Santa” y allí actúa como sacerdote trasladando “el Arca de la Alianza” a una tienda, antecedente del templo, junto a su residencia y ofreciendo sacrificios: David danzaba girando con todas sus fuerzas delante de Yahvé, ceñido de un efod (vestidura sacerdotal) de lino (2 S. 6, 14). Es humano hasta en el pecado. La pasión por Betsabé le lleva al adulterio y a la muerte de su esposo (181) y lo mismo sabe perdonar: … y han hablado de matarte (a Saúl), pero te he perdonado, pues me he dicho: No alzaré mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Yahvé (1 S. 24, 11) que pedir perdón: “He pecado contra Yahvé”. Respondió Natán a David: “También Yahvé ha perdonado tu pecado; no morirás (2 S. 12, 13). Y Jesús será descendiente de David: ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David (Jn. 7, 42). ¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David! (Mt. 9, 27).

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Yahvé, mi roca y mi baluarte, // mi libertador, mi Dios, // la roca en que me amparo, // mi escudo y fuerza salvadora, // mi ciudadela y mi refugio, // mi salvador que me salva de la violencia (2 S. 22, 2-3; cf. Sal. 18, 2-3). Elías. (Eliyyahu, “Yahvé es mi Dios”). Un hombre con vestido de pieles y faja de piel ceñida a la cintura (2 R. 1, 8). Como un caso extraño no sabemos el nombre de su padre. Atiende a una viuda fenicia: Estoy recogiendo un par de palos, entraré y prepararé el pan para mí y mi hijo, lo comeremos y luego moriremos (1 R. 17, 12). Pero Elías remedió sus carencias: Por mucho tiempo el cántaro de harina no quedó vacío y la aceitera de aceite no se agotó, según la palabra que Yahvé había dicho por boca de Elías (1 R. 17, 16). Y muerto el hijo de la fenicia: “Yahvé, Dios mío, que vuelva la vida de este niño a su cuerpo”. Yahvé escuchó el grito de Elías, y volvió la vida del niño a su cuerpo y revivió (1 R. 17, 21-22) con lo que tenemos la primera resurrección contenida en la Biblia y en el hijo de una extranjera como señal de la universalidad (catolicismo) del Dios de Israel: Muchas viudas había en Israel en tiempos de Elías … y a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón (Lc. 4, 25-26). Desafía a los profetas de Baal: Clamaréis invocando el nombre de vuestro Dios; yo clamaré invocando el nombre de Yahvé. Y el dios que responda por el fuego, ése es el Dios (1 R. 18, 24) con quienes bromea: ¡Gritad con voz más fuerte, porque él es dios, pero tendrá algún negocio … tal vez esté dormido…! (1 R. 18, 27). Y Elías presenta: Cayó el fuego de Yahvé, que devoró el holocausto y la leña, … Todo el pueblo lo vio, cayeron rostro en tierra y exclamaron: ¡Yahvé, él es Dios; Yahvé, él es Dios! (1 R. 18, 38-39). Y Elías habiendo cumplido su misión, en presencia de Eliseo: … y de pronto un carro de fuego con caballos de fuego los separó al uno del otro. Elías subió al cielo en la tempestad (2. R. 2, 11). Y Moisés y Elías en el Tabor son la encarnación de “la Ley y los Profetas” para abrir el camino a la Nueva Alianza. Judas. A ver quién le echa un galgo a este desgraciado (y cuando digo desgraciado yo me miro en el espejo, .. ¿tú? … es cosa tuya). ¿Había algún discípulo que no soñase con un buen puesto en el “nuevo reino”? Es claro en los hijos de Zebedeo (Mt. 20, 21) (Juan, presente en la Cruz, y después del Tabor, pudo haber intuido algo) y la desbandada de todos ellos después del prendimiento parece un dato claro. Es manifiesta la diferente respuesta de Santiago y Juan: ¡Possumus! Aunque fuese una respuesta en la oscuridad de la fe, pero ¿Judas? Tenemos unas rotundas palabras de Juan: pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella (Jn. 12, 6). Ante una afirmación tan grave he consultado los textos de las Biblias de que dispongo por contrastar diferentes traducciones. En ladrón coinciden todas y varían en el verbo: se llevaba, robaba, sustraías, hurtaba; o sea, que me da igual que me da lo mismo. ¿Solamente Juan sabía esta “habilidad” del compañero?, ¿por qué no lo denunció? Tenía afición al dinero, las perspectiva de un puesto en el reino se estaban diluyendo como azúcar en agua, pero … ¿para entregar al mismo Dios? No vayamos tan lejos, ya lo hemos visto, solamente con la llegada del Espíritu a los demás se les cayeron las vendas de los ojos, él, por desgracia, ya no estaba allí. Las expectativas se habían derrumbado, El Maestro a punto de caer en manos de escribas y fariseos (¡ojo!, ya sabemos, no de todos pero, en ocasiones, se impone la voluntad de los violentos. Sobre todo si defienden sus propios privilegios), una ocasión que ni pintada para obtener unas monedas. Pedro y Judas toman conciencia del mal que han cometido y responden de distinta manera: … y, saliendo fuera, lloró amargamente (Mt. 26, 75). Pequé entregando sangre inocente … El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó (Mt. 27, 4-5)… ¿Tuvo presente Judas a Ajitófel (1 S. 17, 23)? ¿Hemos resuelto el problema de Judas? No me hagas reír, Judas es un misterio y, si me apuras, cada hombre es un misterio (distinto para cada uno, claro). Que lejos está este planteamiento de ciertos programas televisivos donde despellejan a cada quisque para aumentar las bolsas de todos, también de cada quisque. Pero sigamos adelante. ¿Bolsa?, … ¿traición?, … ¿Judas? Bueno, dejémoslo aquí, no nos salgamos del tiesto. Lázaro. Betania es para Jesús el lugar de la amistad, sosiego y reposo de su misión de proclamación de la Buena Nueva que se continúa en los apóstoles. Tres hermanos solteros. Ellas, Marta y María, conversan con Jesús y subrayan actitudes distintas, contrapuestas (quizás necesarias y complementarias). Lázaro queda reservado para el misterio. Amistad plasmada en misterio (el misterio de la amistad). Nos lo cuenta Juan porque es el discípulo que mejor ha entendido el amor de Jesús. Junto a la Cruz, junto a su madre, estaba el discípulo a quien amaba (Jn. 19, 26). Reflexiones peregrinas

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Encontramos a Lázaro, junto a sus hermanas, en la mesa con Jesús: … y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa (Jn. 12, 2), después de lo ocurrido: … y fueron, no sólo por ver a Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos (Jn. 12, 9). Y este amigo va a representar el hecho de que la amistad vence a la muerte: ¡Lázaro, sal afuera! (Jn. 11, 43). Lázaro, el hombre que murió dos veces, nos deja en la duda de qué fue de él en esa nueva vida.Mika Waltari nos lo presenta como un zombi y está en su derecho pues habla como autor de una novela (Marco el romano) histórica, pero novela, que, como toda novela, se mueve entre los límites de la imaginación y la decisión de la voluntad del autor. Pero nosotros ¿…? J. L. Martín Descalzo aún se pregunta ¿qué significaron para él esos cuatro días … dónde, dónde? Y sigue preguntándose ¿su “segunda” vida fue, en realidad, una “segunda vida” o una prolongación de la anterior? No podemos ir más allá de la imaginación sino inscribirlo en el misterio escatológico y, también Martín Descalzo: … vivió como los hombres deberían hacerlo si se sintieran resucitar cada mañana (obra citada, III, págs. 72, 73). Añado, por mi cuenta y riesgo, no nos vendría mal una charla, HOY, con Martín Descalzo. Melquisedec. (mi rey es justo, rey de justicia, rey de paz). Se trata de un personaje de fama universal por tratarse del más desconocido de los personajes bíblicos. Abrán regresaba a su campamento después de haber salido victorioso de varios reyes de la comarca y Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino …(Gn. 14, 18). No sabemos de ascendentes ni descendientes como es tan frecuente en los personajes bíblicos y, en lugar de ofrecer a Abrán alguna res, mayor o menor (como era costumbre), bien como presente a un jefe vencedor o bien como una ofrenda sacrificial pues (Melquisedec) … era sacerdote del Dios Altísimo (Gn. 14, 18), le presentó pan y vino. Los hijos de Leví (biznieto de Abrahán) fueron instituidos sacerdotes por Moisés: Hoy habéis recibido la investidura como sacerdotes de Yahvé, … (Ex. 32, 29) y fue el mismo Yahvé quien ordenó a Moisés: … ceñirás a Aarón y a sus hijos las fajas y les pondrás las mitras. A ellos les corresponderá el sacerdocio por decreto perpetuo (Ex. 29, 9. Cf. Ex. 40, 15). Siglos antes el Génesis había proclamado el sacerdocio de Melquisedec y el autor de la Epístola a los hebreos lo presenta como figura de Jesús: … sin padre ni madre, ni genealogía, sin comienzos de días, ni fin de vida, asemejado al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre (Hb. 7, 3). Y lo mismo que Melquisedec … nuestro Señor procede de Judá, una tribu que no menciona Moisés al hablar del sacerdocio (Hb. 7, 14). … ya que la Ley no llevó nada a la perfección, como introducción a una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios (Hb. 7, 19). Tan extraño personaje y tan extraña ofrenda pronto inducen a los cristianos al recuerdo de la Primera última Cena y las palabras del salmista: Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec (Sal. 110, 4) van a ser orientación para todo sacerdote: Mi árbol de familia tiene hondas raíces bíblicas … Mi sacerdocio es tan misterioso como el personaje de Melquisedec (Carlos G. Vallés S. J.). Moisés. Durante siglos los trabajadores extranjeros habían sido bien recibidos en Egipto para la realización de sus obras gigantescas. Una crisis económica llevó a los faraones a buscar su limitación y se concretó en la orden de matar a los recién nacidos de los hebreos: A todo niño recién nacido arrojadlo al Río, pero a las niñas dejadlas con vida (Ex. 1, 22). Yoquébed (hija de Leví y madre de Moisés) ocultó al niño recién nacido mientras le fue posible, finalmente lo abandonó a orillas del Nilo en una cesta. Descubierto y salvado por la hija del Faraón volvió a su madre en calidad de nodriza. Fue formado tanto en la tradición cultural egipcia como en la hebrea. Yahvé oyó las quejas de su pueblo y se acordó de la alianza: Dios escuchó sus gemidos y se acordó de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob (Ex. 2, 24) y se fijó en Moisés: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios (Ex. 3, 6). Se trataba de dirigir al pueblo en su recorrido por el desierto con vistas a la “tierra prometida” después de librarles de la persecución de los egipcios. La travesía es larga, el pueblo es veleidoso e irrita a Yahvé y, aún, se levanta contra Dios y contra Moisés y obliga a Aarón a que les fabrique un becerro de oro: Yahvé dijo a Moisés: “¡Anda, baja! Porque se ha pervertido tu pueblo, el que sacaste de Egipto. Bien pronto se han apartado del camino que yo les había prescrito. Se han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él …” “ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz” (Ex. 32, 7-9). Y Moisés se dirige al pueblo: Por culpa vuestra Yahvé se irritó contra mí … (Dt. 4, 21). “Por no haber confiado en mí y reconocido mi santidad ante los israelitas, os aseguro que no guiaréis a esta asamblea ante la tierra que les he dado” (Num. 20, 12). Será castigado con no ver su obra Reflexiones peregrinas

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consumada aunque sí a contemplar la “tierra prometida”: Esta es la tierra que bajo juramento prometí a Abrahán, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia se la daré. Te dejo verla con tus ojos, pero no pasarás a ella (Dt. 34, 4). Yahvé renueva la promesa en la figura de Moisés que se presenta fuerte frente a las adversidades causadas por traiciones de un pueblo versátil ante el que Moisés se muestra constante. No ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien Yahvé trataba cara a cara; nadie como él en todas las señales y prodigios que Yahvé le envió a realizar … y en la mano tan fuerte y el gran terror que Moisés puso por obra a los ojos de todo Israel (Dt. 34, 10-12). Simón de Cirene. A éste le elijo porque es fácil y no será ocasión de graves errores aunque dejemos un poco, muy poco, correr la imaginación. ¿Se enteró?: Al salir encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz (Mt. 27, 32). Probablemente no porque otros, que estuvieron más cerca y más tiempo, tuvieron que recibir gracias especiales y sin embargo uno más distante se enteró: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso (Lc. 23, 43), ¿quién lo sabe? Mika Waltari (Marco el romano) nos lo presenta como un esclavo, hijo de esclavo y nieto de esclavo, liberto que se enriqueció en Cirene y se trasladó a Jerusalén donde pudo comprar gran cantidad de tierras, viñas y olivares, es un hombre rico. Ya lo sabemos (y así debe ser), a solas con su imaginación (limitada por su poder y la decisión de su voluntad) para ofrecer su fruto a todo el que quiera comulgar con él. Después de llevar la Cruz ¿se sintió deshonrado por la forma en que fue obligado? O quizás atraído por una simple mirada … y ¡qué mirada! Por desgracia ha visto a muchos crucificados pero nunca una mirada como ésta que se me ha clavado en el corazón, estoy desconcertado. Junto a Él convivieron por unas horas otros dos condenados y ¡qué distinta reacción! Marcos conoce a sus dos hijos: … Simón de Cirene que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, …(Mc. 15, 21) quizás porque pertenecían a la primitiva comunidad que se reunía en su casa. Los antecedentes pudieran corresponder a que Simón, el padre, después de aquella mirada no fuese capaz de liberarse de ella y dio los primeros pasos en el Camino que condujo a sus hijos a la casa de Marcos. Job. Dejando entornada la puerta de personas y personajes bíblicos (no puede ser de otra manera pues cerrarla definitivamente es imposible) vamos a echar una ojeada al mundo de Job. Se trata de una narración moralizante (lo que no quiere decir que otros libros no contengan reflexiones y recomendaciones morales). La fantasía oriental nos presenta a nuestro hombre como un ser feliz que vive rodeado de todas los bienes imaginables: Era un hombre íntegro, recto, …Tenía siete hijos y tres hijas … Poseía siete mil ovejas, tres mil camellos y quinientas yuntas de bueyes, quinientas burras y numerosos siervos (que ya es tener. Los siervos ya no se cuentan con la misma minuciosidad). Se juntaban hermanos y hermanas para dar fiestas (cohesión familiar). Una vez acabados estos días de fiesta, Job los llamaba para purificarlos; … pues pensaba que a lo mejor habían pecado maldiciendo a Dios en su interior (Jb. 1, 1-5). Para tentarle, y someter a examen su integridad y rectitud, Yahvé permite a Satán que lo pruebe. Pierde todos sus bienes, mueren sus diez hijos E hirió a Job con úlceras malignas desde la planta del pie hasta la coronilla. Todavía vive la tentación de su mujer: ¿Aún persistes en tu integridad? Maldice a Dios y muérete. …Pero Job es fuerte: Desnudo salí del seno materno // y desnudo volveré a él. // Yahvé me lo ha dado y Yahvé me lo ha quitado. // Bendito sea el nombre de Yahvé. Los amigos son los amigos en cualquier circunstancia: Tres amigos de Job se enteraron de la desgracia … y acudieron desde sus respectivos países … Al verlo de lejos no lo reconocieron. Empezaron entonces a llorar a gritos, rasgaron sus mantos y echaron polvo sobre sus cabezas. Se sentaron en el suelo a su lado durante siete días y siete noches, sin decirle una sola palabra, viendo su terrible dolor. Como se trata de un cuento moralizante yo con Machado Doy consejo, a fuer de viejo: nunca sigas mi consejo. Y, con tu permiso me quedo con los amigos: … acudieron desde sus respectivos países (no importa las distancias -que no se recorrieron en avión-), … se sentaron … siete días y siete noches sin decir una sola palabra (el subrayado es mío) (Job 1, 1 – 2, 13). Y ahora me tomo un tiempo para meditar. Tuvo su recompensa, con creces: Yahvé … duplicó todas sus posesiones… le visitaron hermanos/as y conocidos/as que le hicieron regalos … Yahvé bendijo ahora a Job más que al principio… Tuvo también siete hijos y tres hijas. A la primera le puso el nombre de “Paloma”, a la segunda de “Acacia” y a la tercera “Frasco de perfume”. No había en todo el país muchachas más hermosas que las hijas de Job su Reflexiones peregrinas

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padre las hizo herederas junto con sus hermanos. Job vivió después ciento cuarenta años, y conoció a sus hijos, nietos y bisnietos. Job murió anciano tras una larga vida (Jb. 42, 10-17). Insisto, yo, con Machado …¿tú?, … tú verás pero yo me lo pensaría antes de decidirme por algún aspecto parcial de esta narración. EXCURSUS 1. “Gesto profético”. La palabra escrita sustituye, en lo que puede, al diálogo para poder comunicarnos con quien no está aquí y/o ahora y se pierde, de la presencia física de la palabra viva, la entonación, la expresividad del cuerpo, sobre todo de la cara, que se tensa en busca de la elocuencia. Añadamos a lo dicho que Jesús nos traía un mensaje especial difícil de entender hasta para los más próximos. La “Buena Nueva” exigía un lenguaje singular (ad hoc) por ello su expresión era necesariamente poética porque lo requería el misterio que vivía y comunicaba y que exigía un mensaje especial que debe ser presentado inspiradamente. Se trata de buscar y encontrar los recursos expresivos para comunicar una profunda experiencia … La verdadera poesía surge como connatural expresión de vivencias intensas (La poesía de Jesús, pag. 9-15) Parábola viene a traducir el vocablo hebreo-arameo “mashal” que significa proverbio, refrán, ejemplo, sentencia, máxima, comparación, enigma. En los Evangelio se nos presenta como recurso al alcance de los oyentes para conducirles a la realidad del misterio (antes de los Evangelios encontramos parábolas en los mitos platónicos –s. V-IV, a. C.-). En el N. T. se nos ofrece otro recurso expresivo, el “gesto profético” que añade a la palabra el movimiento, se trata de una representación “teatral” con un mensaje. En Jn. 8, 4 ss. Los escribas y fariseos le llevan (a Jesús) una mujer sorprendida en adulterio con la intención de tentarle. No responde directamente sino con un gesto, “teatral”, se inclina y traza señales en el suelo: Aquel de vosotros que esté sin pecado, que arroje la primera piedra. Y siguió dibujando rayas en el suelo. Mensaje: se os ha visto el plumero, pero no voy a entrar al trapo, vosotros sabéis la respuesta de la Ley ¿por qué me tentáis? En el A. T., Jeremías se sirve con frecuencia del “gesto profético” para comunicar sus mensajes. Nabucodonosor conquista y destruye Jerusalén y se inicia la deportación de los vencidos hacia las tierras del Eúfrates y Tigres. Va a comenzar el “Destierro a Babilonia” (586 a. C.) y: Yo he recibido la palabra del Señor en estos términos… : “Compra mi campo de Anatot, porque tuyo es el derecho de rescatarlo mediante compra (Jr. 32, 6-7). ¿Qué sentido tiene que, en el momento de marchar, se compre un campo? Mensaje: la ciudad es destruida, el pueblo es deportado, pero volverá a poseer la tierra. En el capítulo 13, representación: Yahvé manda a Jeremías que se compre una faja y la esconda en el Eúfrates y, cuando la fue a recoger, se había echado a perder. Mensaje: Del mismo modo echaré a perder la mucha soberbia de Judá y de Jerusalén (Jr. 13, 9). Escena: Hazte unas coyundas y un yugo, póntelo sobre la cerviz…(Jr. 27, 2). Mensaje: Someted vuestras cervices al yugo del rey de Babilonia …(Jr. 27, 12) y aunque Jananías hubo roto el yugo de sobre la cerviz del profeta Jeremías …(Jr. 28, 12), Ve y dices a Jananías: Así dice Yahvé: Yugo de palo has roto, pero tú lo reemplazarás por yugo de hierro … Yugo de hierro he puesto sobre la cerviz de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor… (Jr. 28, 13-14) mensaje: todavía no es tiempo de la liberación. Y lo es con Ciro: Yo soy el que dice a Ciro: “Tú eres mi pastor // y darás cumplimiento a todos mis deseos, // cuando digas de Jerusalén: Que sea reconstruida // y del santuario: ¡Echa los cimientos! (Is. 44, 28). Y Ciro permite el regreso de parte de los deportados a Jerusalén mientras que otros se dispersaron por la “Diáspora”. En cualquier caso, en todo tiempo y lugar, lo importante es que nos hagamos entender y que entendamos porque si al hablar (generalizo: comunicarnos) no pronunciáis palabras inteligibles, ¿cómo se entenderá lo que decís? Es como si hablarais al viento (1 Cor. 14, 9). 2. La cátedra de Pedro. Simón hijo de Jonás, o Juan, formaba parte del grupo de los doce cuya elección no ha sido por propia iniciativa sino por el Padre: Nadie puede venir a mí, // si el Padre que me ha enviado no lo atrae (Jn. 6, 44); Tuyos eran y tú me los has dado (Jn. 17, 6). Yo os he elegido a vosotros (Jn. 15, 16). Y, dentro de los doce, ¿por qué distinguió a Pedro para una misión especial? Desde luego no era al que más amaba: Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, … (Jn. 19, 26. Cf. 20, 2; 13, 23; 21, 7 y 20) y sin embargo fue distinguido, junto con Santiago y Juan, acompañan a Jesús en la resurrección de la hija de Jairo, en el misterio del Tabor y en su agonía de Getsemaní. Por otra parte su espontaneidad pone al descubierto su ingenuidad y los recaudadores vienen a él a reclamar el impuesto y se hace intérprete de sus compañeros: Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, … ( Jn. 6, 68. Cf. Mt. Reflexiones peregrinas

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16, 16). El primer día de la semana van Pedro y Juan a ver el sepulcro vacío, Juan llega primero, pero espera a Pedro para que éste entre delante (Jn. 20, 1 ss.). El nuevo nombre (simón-Kephas-Petra-Petros) de Pedro viene dado en función de su nueva misión (cf. Abrán, Abahán): Fijando Jesús su mirada en él, le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas” que quiere decir, “Piedra” (Jn. 1, 42). … y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (Mt. 16, 18). Ya en el A. T. se usa la roca como fundamento o sustento: Porque voy a aclamar el nombre de Yahvé; //¡ensalzad a nuestro Dios! // Él es la Roca, (Dt. 32, 3-4). Porque olvidaste a tu Dios salvador, y de tu Roca defendida no te acordaste (Is. 17, 10). La entrega de llaves es símbolo de concesión de cierto poder: Pondré la llave de la casa de David // sobre su hombro (Is. 22, 22); A ti (Pedro) te daré las llaves del Reino de los Cielos (Mt. 16, 19) que implica, metafóricamente la potestad de atar y desatar tanto a Pedro: … y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatados en los cielos (Mt. 16, 19), como a los demás apóstoles: … todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo (Mt. 18, 18). En el A. T. se os habla de un pueblo, por mucho tiempo, nómada criador de ganados e identificado con el pastoreo como tarea fundamental (si no única), de aquí, el valor simbólico de la figura del pastor (nosotros, desde una perspectiva de 20 y más siglos nos cuesta valorar esa función). David, antepasado de Jesús, fue escogido por Yahvé, desde pastor de rebaños, a conductor del pueblo elegido. Él mismo se identifica con el pastor que entrega su vida por sus ovejas: Yo soy el buen pastor; // y conozco mis ovejas // … // y doy mi vida por la ovejas (Jn. 10, 14-15). Esquema de los sucesores, por su número, de Pedro y su origen: Galilea Roma Italia Francia Grecia Alemania Siria África España Inglaterra Portugal Holanda 1 107 102 15 11 8 6 4 3 1 1 1 Polonia 1 Son números coritos, expuesto a todos los vientos. Los cubriremos un poco, muy poco, para que puedan aguantar los envites climáticos. Entre Roma e Italia (Italia en conjunto) suman 209, el 80 % del total. Francia reúne el 5, 7 % y, si prestamos un poco de atención, de los 15, 7 corresponden al papado en Avignon (Cisma de occidente: 13091377), los mismos 7 que abarcan ese pontificado, o sea, el 100 % franceses. Lo que nos afirma en la pista que ya habíamos iniciado, que el nacimiento influye en las posibilidades de ocupar la cátedra de Pedro. Seguimos, los 11 de Grecia y los 6 de Siria (poco representativos de lo que es hoy Asia) son anteriores al Cisma de oriente (1054) y los 4 de África a la época de Imperio Romano ( tan poco representativos de la África actual). En síntesis que, incluyendo a los griegos, los europeos representan más del 93 % del total (182). A nuestra Iglesia la definimos, frente a otras cristianas, como universal, ecuménica, católica, … lo será por otras razones, pero no por la procedencia de los Papas. Por algún lugar de los entresijos de este complicado entramado circula la tentación del poder y, sin embargo: Mi Reino no es de de este mundo . // Si mi Reino fuese de este mundo, // mi gente habría combatido // para que no fuese entregado a los judíos (Jn. 18, 36). Ítem más: No impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna (Concilio Vaticano II, proemio, 3) y poco más adelante: La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social (ibídem, parte, I, C. IV, 42) y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra (Benedicto XVI). ¿Cuándo tendremos un Papa americano? Lo conozcamos nosotros o no (algunos lo veo difícil), los habrá y entonces seremos más católicos. 3. Padrenuestro. Exaltado y santificado sea su gran nombre. Amén. Es el comienzo del Kaddish que tomó Jesús como respuesta a los discípulos que le pedían les enseñase a orar. Antes les había dicho: Y, al orar, no charléis mucho, … porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo (Mt. 6, 7-8). La brevedad ya era conocida en el A. T.: … y en las muchas palabras // la voz del necio (Qo. 5, 2) … ni repitas las palabras en tu oración (Si. 7, 14). La paternidad había sido ya ofrecida por Yahvé al pueblo escogido tanto colectivamente: Así dice Yahvé: Mi hijo primogénito es Israel (Ex. 4, 22) o Vosotros sois hijos de Yahvé vuestro Dios (Dt. 14, 1); como individualmente: Señor, Padre y Dios de mi vida (Si. 23, 4), ¿No tenemos todos el mismo Padre? ¿No nos ha creado el mismo Dios? (Ml. 2, 10). Jesús nos ha acercado al Padre: Yo les he dado a conocer tu nombre (Jn. 17, 26). Y Pablo: … habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que Reflexiones peregrinas

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nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! (Rm. 8, 15) y, como hijos: Y, si hijos, también herederos. Herederos de Dios y coherederos de Cristo (Rm. 8, 17). Y Juan identifica paternidad y amor: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre // para llamarnos hijos suyos (1 Jn. 3, 1). Padre nuestro que estás en los cielos (Mt. 6, 9). Yahvé es más allá, y más acá, de todo tiempo y espacio y siempre está presente: Nuestro Dios está en el cielo, // y hace todo cuanto quiere (Sal. 115, 3). Pues mil años a tus ojos // son un ayer que pasó. // una vigilia en la noche (Sal. 90, 4). También el Kaddish incluía una larga glorificación del nombre de Dios: “Gloria y santificación del nombre del Señor … Que el nombre glorioso del Señor sea bendito hoy y siempre jamás …Bendito. Alabado. Glorificado, exaltado, adorado, admirado y venerado sea el nombre del Santo de los santos. Bendito es por encima de todas las bendiciones. Y se completa con cuatro peticiones, hágase tu voluntad: … pero no sea como yo quiero, sino como quieras Tú (Mt. 26, 39). Danos el alimento para el cuerpo: … no me des pobreza ni riqueza, // asígname mi ración de pan (Pr. 30, 8). Perdónanos: Aleja de mí falsedad y mentira; (Pr. 30, 8). No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete (Mt. 18, 22). Sed amables entre vosotros, compasivos, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo (Ef. 4, 32). Líbranos de la tentación: Velad y orad para que no caigáis en la tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil (Mt. 26, 41). 4. Reina de Sabá. Se trata de un signo de la proyección internacional a que había llegado el Reino de Israel con la figura de Salomón. ¿Su nombre era Balkis?, ¿quizás Makedo? La Biblia no nos despeja estas dudas, dejémoslo como está. Se combinan la expansión comercial iniciada por Salomón y favorecida por la situación geográfica del reino con la prosperidad del reino de Sabá enriquecido con el comercio del oro, piedras preciosas y especias para poner en marcha el viaje de una reina camino del país de Salomón: La reina de Sabá oyó la fama de Salomón (hasta allá había llegado) … y vino a ponerlo a prueba con enigmas (1 R. 10, 1). Y Llegó a Jerusalén con una gran fuerza de camellos que portaban perfumes, oro en gran cantidad y piedras preciosas (1 R. 10, 2). Según el Primer libro de los Reyes la innominada reina de Sabá quedó impresionada no solamente con la magnificencia de su palacio, los manjares de su mesa y el porte de sus ministros y sus vestimentas … (1 R. 10, 5), sino también por su sabiduría hasta el punto de que Tu sabiduría y prosperidad superan con mucho las noticias que yo escuché (1 R. 10, 7). Está claro que, ya entonces, las noticias corrían hasta tierras muy lejanas. Bendito sea Yahvé tu Dios, … (1 R. 10, 8). Se intercalaron regalos entre los que la reina de Sabá incluía abundantes cantidades de oro, perfumes, piedras preciosas y maderas que Salomón empleó en la ornamentación del templo, su palacio y la fabricación de instrumentos musicales. El rey Salomón concedió a la reina de Sabá todos los deseos que ella manifestó, aparte lo que ella había traído al rey (2 Cro. 9, 12). Este acontecimiento posee todos los ingredientes de las Mil y una noches y la leyenda lo ha tomado para disparar sobre él toda la imaginación. No podían faltar unos amores en esta historia, y como fruto, Menelic, emperador de Etiopía, “León vencedor, de la tribu de Judá” y con una estrella de seis puntas que evocaba la estrella de David. Pero Salomón ¿necesitaba más mujeres?: … Salomón se unía a ellas por amor; tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas (1 R. 11, 2-3). Hace falta tener amor para dar y tomar. Estos orientales, a la hora de exagerar, no se quedan cortos. 5. Pederastia. Pero al que escandalice a uno de estos pequeños…, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino … (Mt. 18, 6) y Marcelino Champagnat: Escandalizar a un niño es un crimen peor que darle una puñalada en el pecho … Aquello que ocurrió allá y entonces está ocurriendo aquí y ahora y el Evangelio está vivo en los creyentes. La constitución del pueblo de Dios fue comunicada a Abrahán: … acrecentaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa, … (Gn. 22, 17). Unos serán luminarias, otros seremos arenas pero todos constituiremos la misma humanidad y en la Iglesia el granito de arena más insignificante es partícipe en el todo como la luminaria más radiante: A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común (1 Cor. 12, 7). La historia de la Iglesia, constituida por hombres con sus debilidades y limitaciones, ha pasado por tiempos difíciles (183) y sus propios pecados no podemos, ni debemos, ocultarlos (sería añadir pecado sobre pecado): Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse (Mt. 10, 26) y debemos evitar la tentación de la ocultación y de culpar a los enemigos de la Iglesia (184), eso no sería evangélico: ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la Reflexiones peregrinas

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viga que hay en tu ojo? (Mt. 7, 3). Benedicto XVI ha cogido el toro por los cuernos (Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, -Mt. 7, 5-) a toro pasado, pero más vale tarde que nunca porque (aunque sea una perogrullada lo digo, por si acaso) el Evangelio nos obliga a los creyentes, a los demás … ¡¿!?: Aceptemos la realidad aterradora: la persecución no viene de fuera … El sufrimiento de la Iglesia viene de su interior. Se ve que le preocupa pues, en el aire, ha vuelto a insistir (16-IX-10): Tristeza también porque la autoridad de la Iglesia no ha sido lo suficientemente vigilante, ni suficientemente veloz, ni decidida, para tomar las medidas necesarias. Y, en tierra (18-IX-10): ha expresado su profundo dolor y vergüenza por sus sufrimientos (de las víctimas) y de sus familias. Y, prometió, en el futuro seremos más sinceros y transparentes. La ocultación es contraria al Evangelio porque … conoceréis la verdad // y la verdad os hará libres (Jn. 8, 32). Y, añado yo, la mentira, la falsedad, la manipulación, nos hará esclavos. Esclavos ¿de quién? De nosotros mismos que es la peor esclavitud. No debemos perder el estado de alerta. El P. Martín Cottier (Secretario General de la Comisión Teológica Internacional) con ocasión de la publicación de Memoria y reconciliación: la Iglesia y las culpas del pasado (12 – III- 2000) ha escrito: El peligro, en efecto, es que la petición de perdón por las culpas del pasado sirva de coartada para una amnesia de las culpas recientes o para los males de nuestra época. ¿En qué estaría pensando? La paz esté con vosotros (Jn. 20, 19) Desde entonces, mano con mano, recibimos el nuevo día: Alegre la mañana que nos habla de Ti, alegre la mañana. (bis) Dos ancianos saludamos al alba, dos luciérnagas anhelantes de luz. La escena se transforma: Sol radiante, nos acompañan los nietos castúos y pacenses. Se anuncian nuevas inquietudes preñadas de esperanza entre risas diversas, ancianos y niños, en unidad infantil. (1) 1 Cor. 15, 14. (2) Mt. 18, 20. (3) Jn., 4, 21. (4) Jn. 4, 23. (5) El que no recibe el Reino de Dios como niño, no entrará en él (Mc. 10, 15). (6) Aclaremos que, para mejor entendernos, yo no salgo solo sino que, siempre, bien acompañado, por lo que lo primero que tenemos que hacer los dos antes de cerrar la puerta de nuestro domicilio y ponernos en marcha, es casar voluntades cosa que, por otra parte, no se nos da mal. (7) Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. 1 Cor. 13, 11. (8) Ex. 13, 1-10; Ex. 13, 11-16; Dt. 6, 4-9; Dt. 11, 13-21. (9) … instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy. Hc. 22, 3. (10) Mc. 2, 27. (11) Hc. 5, 38-39. (12) Hc. 6, 9. (13). Hc. 6, 3. (14) … vieron su rostro como el rostro de un ángel. (Hc. 6, 15). (15) Hc. 7, 51. (21) Mt. 5, 17. (27) Ibídem. (33) Mt. 20, 22. (16) Hc. 7, 56. (22) Rom. 3, 31. (28) Hc. 12, 12-16. (34) Mt. 16, 24 (17) Hc. 8, 1 (23) Hc. 9, 26. (29 1 P. 5, 13. (35) Mt. 26, 52. (18) Hc. 7, 58. (24) Hc. 8, 3. (30) Jn. 21, 17. (19) Hc. 9, 1-2. (25) Col. 4, 14. (31) Mc. 14, 51-52. (20) Hc. 22, 10. (26) 2 Tm. 4,11. (32) Mc. 9, 9. (36) Jn. 16, 2. Cf. Mt. 5, 10-11; Mt. 5, 39 ss; Mt. 10, 17; Mt. 10, 38; Mt. 23, 34 ss; Mt. 24, 9 ss; Mc. 13, 9-13; Lc. 6, 22;Lc. 6, 29-30; Lc 10, 3; Lc. 21, 12-17; Jn. 15, 18-20. (37) 1 M 8, 3. (39) Rm. 15, 28. (41) Mt. 9, 13. (38) Rm. 15, 24. (40) Mt. 8, 20. (42) Mt. 9, 9. (43) Mt. 20, 20 ss. La derecha (el derecho, lo justo, lo acertado): levantarse con el pie derecho (tener buena suerte). Y la izquierda (lo siniestro, malvado, perverso): levantarse con el pie izquierdo (tener mala suerte). Son lugares destinados a los elegidos y a los réprobos. Así se señala Reflexiones peregrinas

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en varios pasajes bíblicos. Solamente ella no distingue entre las dos manos y pide para sus hijos, indistintamente, uno a su derecha y otro a su izquierda. Desde ahora mismo proclamo a santa Salomé patrona nuestra, de los zurdos. (44) Ex. 19, 16-17. (47) Mc. 1, 20. (50) Si. 43, 11-12. (53) Ap. 6, 5-6. (45) 2 R. 2, 11. (48) Qo. 3, 1. (51) Lc. 9, 28-36. (54) Ap. 6, 7-8. (46) 1 R. 19, 11-12. (49) Lc. 9, 1 ss.. (52) Ap. 6, 4. (55) Crisis, dineros que van y vienen, que pasan de unos bolsillos a otros (economistas, adivinos del pasado) ante la mirada atónita de quienes pierden en todas las crisis sin comerlo ni beberlo. Hemos leído en los mass media que un tal Warren Buffet, por causa de esa “crisis” (ya no sé lo que es), ha perdido 10.000 millones de $ (yo he tenido suerte, no me ha pasado eso). Aún le quedan 40.000 millones, pero … ¡¿y las pérdidas!? (no entiendo mucho de eso, pero debe de ser mucho). Otro nombre, uno que dice llamarse Bernard Madoff ha estafado a medio mundo (al otro medio no pudo por razones obvias): ¡qué habilidad! … para el “guinness worl records”. (56) Ap. 6, 2. (60). Ap. 21, 1-2. (64) Lc. 11, 3. (68) Qo. 9, 7. (57) Za. 9, 9-10. (61) Sal. 98, 1. (65) Jn. 6, 33. (69) Si. 31, 28. (58) Sal. 98, 1-3. (62) Mt. 5, 17. (66) Mt. 26, 26. (70) Sal. 104, 15. (59) Lc. 17, 21. (63) Lc.. 9, 29. (67) Jn. 6, 35. (71) Mt. 26, 28. (72) Guía del país de Jesús. Antonio Salas O.S.A. y Andrés Manrique O.S.A. Ed. “Biblia y Fe”. Escuela Bíblica. Madrid 1979, pág. 36. (73) Jn. 19, 4-5. Es asombroso y nos paralizaría totalmente si no estuviésemos acostumbrados a ciertos asombros. Para algunos, su actitud ante aguas contaminadas depende del color de la contaminación: ¡Ideologías! ¡Qué gran invento para no pensar! (A. Rábago). (74) Jn. 18, 15. (77) Mt. 26, 72. (80) Jn. 19, 26-27. (75) Jn. 13, 8-9. (78) Mt. 26, 75. (81) Mc. 15, 40-41. (76) Mt. 26, 35. (79) Mt. 26, 58. (82) Lc. 23, 28. (83) Lc. 23, 38. Pilatos, cuando ordenó la inscripción para hoy y para siempre, ¿qué pensó?, ¿sacudirse su “pepito grillo”?, ¿pataleo hiriente hacia los que le habían obligado a condenar a un inocente? Algo de todo ello debía de haber cuando los escribas y fariseos se lo tomaron tan a mal y él les salió por los cerros de Úbeda: Lo que he escrito, lo he escrito (Jn. 19, 22). (84) Lc. 23, 34. (91) Lc. 24, 1. (98) Jn. 20, 14. (105) Mc. 16, 12. (85) Sal. 22, 2. (92) Mc. 16, 10-11. (99) Jn. 21, 4 y 7. (106) Hc. 1, 6. (86) Jn. 19, 35. (93) Mc. 16, 13. (100) Mt. 28, 17. (107) Jn. 21, 3. (87) 1 Cor. 1, 23-24. (94) Lc. 24, 11. (101) (72) pág. 123. (108) Sal. 104, 3-4. (88) Sal. 31, 6. (95) Mc. 16, 14. (102) Lc. 24, 15-16. (89) Lc. 23, 44-45. (96) Jn. 20, 29. (103) Lc. 24, 31. (90) Lc. 23, 55-56. (97) Mt. 17, 4. (104) Mt. 28, 10. (109) J. L. Martín Descalzo, Vida y misterio de Jesús de Nazaret. Ed. Sígueme. Salamanca 1988. Tomo III, pág. 433. (110) Hc. 1, 9. (114) Hc. 1, 13-14 (118) Sal. 104, 30. (122) Mt. 28, 19. (111) Mc. 16, 19. (115) Gn. 1, 2. (119) Jn. 1, 32-33. (123) Hc. 1, 8. (112) Mc. 14, 15. (116) Ex. 15, 8 y 10. (120) Jn. 20, 22-23. (113) 1 Cor. 11, 25. (117) Sal. 18, 16. (121) Hc. 2, 1-4. (124) Hc. 2, 42. y continúa Hc. 2, 43-47; Hc. 4, 32-35. (125) Hc. 2, 41. (128) Hc. 15, 1. (131) Hc. 15, 7. (134) Ga. 2, 14. (126) Hc. 2, 8. (129) Hc. 15, 2. (132) Hc. 15, 10. (127) Hc. 6, 3. (130) Hc. 15, 2. (133) Ga. 2, 11. (135) Otras mujeres estériles han sido agraciadas con la maternidad: Sara, madre de Isaac (Gn. 17, 19); Ana, madre de Samuel (1S. 1, 20); Raquel, madre de José (Gn. 30, 22-23); mujer de Manóaj, madre de Sansón (Jc. 13, 3-4). (136) Flp. 2, 7-8.

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(137) Dejemos a los especialistas el plantearse y responder a preguntas como ¿cuándo nació Jesús?, …¿año?, … día?. Dejémosles trabajar con la paciencia y constancia de los investigadores (investigadores inmersos en la fe) y estemos atentos a sus conclusiones. (138) (109), I, pág. 119. (139) (109), I, pág. 113. (140) Gn. 1, 28. (141) En sus orígenes este estrechamiento fue producido para impedir que los musulmanes entrasen allí a caballo como con frecuencia ocurría. (142) (109) I, pág. 114. para acercarse a nosotros, cualquier niño, tiene que mirar hacia arriba; si queremos “dialogar” con él es preciso que nos pongamos , materialmente, a su altura y quien lo ha hecho alguna vez ha experimentado lo fácil que se entrega el niño en estas circunstancia: ¡haz la prueba! (143) (72), pág. 107. (145) Lc. 2, 52. (147) (109) I, pág. 188. (144) Lc. 2, 46-47. (146) (109) I, pág. 173. (148) J.L. Espinel, La poesía de Jesús, Ed. San Esteban, Salamanca 1986, pág. 9. (149) Gn. 4,4. (151) Ez. 34, 3. (153) Lc. 2, 14. (150) Ez. 34, 2. (152) Ez. 34, 8. (154) Otro cantar es que se trate de una ilusión creada por los mayores en que, muchas veces, son caprichos de padres (a) y, cada vez más, un artificio más en el tinglado del consumismo y a los que están enganchados en ese engranaje tanto le da Reyes, Papa Noel, S. Valentín o quien sea. (a) Una viñeta de Mingote. El padre desempaqueta un juguete muy sofisticado y el niño muy atento. Final: el padre se queda enganchado al chisme mientras el niño juega, feliz, con la caja vacía. (155) Yo he entrado en la catedral de Colonia y nos han mostrado el sarcófago donde reposan los tres reyes magos. Ni entro, ni salgo. (156) J. L. Martí Descalzo, o. c.I pág. 165. (157) Ibídem pág. 166. (159) Lc. 9, 48. (161) Ex. 19, 16 ss. (163) Ex. 32, 1. (158) Ex. 22, 20. (160) Sal. 56, 9. (162) Ex. 20, 1 ss. (164) Mt. 2, 16. (165) Todavía no ha sentido la necesidad de proclamar los derechos de los banqueros, o de los magnates del petróleo, o de los políticos de altos vuelos. (166) Lc. 9, 48 (167) 1 Cor. 13, 1 ss. (168)1. Cor. 13, 4-7 (169) Mt. 25, 42-45 (170) No puedo evitarlo, el sacerdote que “mira para otro lado” me recuerda un seminario con Aranguren. Tratábamos de la película, entonces recién estrenada, Calle Mayor. A propósito del sacerdote que se hospeda en la misma pensión que el protagonista y que solamente sale en escena para advertir a los jóvenes: procurad no despertarme cuando lleguéis esta noche. Yo dije que se trataba de un canónigo (arranqué una sonrisa del rostro singular de nuestro profesor). Y eso que no añadí lo que pensaba: el “gremio” de canónigos fue instituido en Getsemaní: Ahora ya podéis dormir y descansar (Mt. 26, 45). (171) Consúltese CANTAR DE LOS CANTARES en Diccionario de la Biblia. A nuestro F. Luis de León le costó cinco años de cárcel de la Santa Inquisición por traducirlo al castellano, no para publicarlo, sino para una monja que se lo había encargado. Aquí la envidia y la mentira // me tuvieron encerrado. (172) El encanto de la mujer complace a su marido, // y la ciencia le reconforta (Si. 26, 13). (173) Ciñe tu espada al costado, valiente, // es tu gloria y tu esplendor; marcha, cabalga, // en pro de la verdad, … (Sal. 45, 4) (174) Sea tu fuente bendita, // disfruta con la esposa de tu juventud, (Pr. 5, 18). (175) Gn. 28, 12. (176) Ellos se decían hijos de Sadoc: Pero los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que cumplieron mi ministerio en el santuario cuando los israelitas se descarriaban lejos de mí, ellos sí se acercarán a mí para servirme, … Ez. 44, 15 ss.

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(177) La arqueología es el intento que hasta ahora mayor éxito ha tenido de conocernos a nosotros mismos, en el bien y en el mal, en lo sencillo y en lo genial. Eric Zehren, Las colinas bíblicas, Ed. Círculo de Lectores, Barcelona 1969. (178) Lc. 8, 22-25. (179) Jeremias, Joachim, Jerusalén en tiempos de Jesús, pág. 380. (180) No dejaré pasar una consideración sobre este texto: 1º) La importancia de la maternidad, incluso para la estéril, 2º) el subrayar la clara distinción de sexos y la petición es un hijo varón y 3º) el voto de la madre por el hijo que determinará toda su vida (por todos los días de su vida), al margen de la voluntad del nuevo ser. (181) Aquí hay “materia” para esos programas de TV en que sus platós han sido invadidos por porteras (con perdón de las susodichas): Nihil novum sub sole. (182) Sobre este particular y el predominio de Roma (sólo Roma acapara más del 40 % de todo el papado) me viene a las mientes la bendición de días señalados (si mal no recuerdo, el Domingo de Resurrección solamente): Urbi et orbi. A la ciudad y al mundo. La conjunción y une pero distingue. Cuando digo Pedro y Juan reúno a dos seres distintos con lo cual, en esta bendición la Ciudad se distingue (toma cierta distancia) del resto del mundo. (183) Solamente el desconocimiento de esa rica historia puede hacer pensar que vivimos los peores tiempos. (184) Siempre los ha habido (nosotros tenemos que distinguir bien entre enemigos y quienes denuncian “malas artes” dentro de la Iglesia) y eso es evangélico: … os entregarán a los tribunales … (Mt. 10, 17). Cf. citas de nota (36). Lo que no es evangélico es que la Iglesia persiga a los no creyentes, p. e. La Santa Inquisición (a parte de toda la historia sobre este asunto puede leerse la novela histórica El hereje de Miguel Delibes). Lo dijo en Madrid Juan Pablo II: Las ideas se proponen, no se imponen. Unos cuantos libros, explorados muy desigualmente y entendidos a mi manera, me han servido para sacudirme el polvo de mi ignorancia en ciertas materias. Adam, Kart, Jesucristo, Ed. Herder, Barcelona 1964. Antón, Ángel S. I., La Iglesia de Cristo, B. A. C. Madrid 1977. Bright, John, La historia de Israel, Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 1970. Espeja Pardo, Jesús O. P. Jesucristo palabra de libertad. Ed. S. Esteban, Salamanca 1979. Espinel, José Luis, La poesía de Jesús, Ed. S. Esteban, Salamanca 1986. G. Vallés, S. J.,Busco tu rostro. Orar los salmos. Ed. Sal Terrae, Cantabria, 1989. García Trapiello, Jesús. Introducción al estudio de los Salmos. Ed. San Esteban, Salamanca 1997. Gerard, André-Marie, Diccionario de la Biblia. Ed. Anaya, Madrid 1995. González-Ruiz, José María, El Evangelio de Pablo. Ed. Marova,Madrid 1977. Jeremias, Joachim, Las parábolas de Jesús, Ed. Verbo divino, Estella (Navarra) 1976. Jeremias; Joachim, Jerusalén en tiempos de Jesús, Ed. Cristiandad, Madrid 1977. Manatí, Marina, Orar con los salmos. Ed. Verbo Divino. Estella (Navarra), 1984. Martín Descalzo, José Luis, Vida y misterio de Jesús de Nazaret (I, II, III), Ed. Sígueme, Salamanca 1988. Mattuck, Israel I. El pensamiento de los profetas, Ed. Fondo de Cultura Económica, México 1962. Mauriac, François, Vida de Jesús, Ed. Plaza y Janés, Barcelona 1963. Salas, Antonio O.S.A. y Manrique, Andrés O.S.A.Guía del pais de Jesús. Ed. Biblia y fe, Madrid 1979. Salguero, José O. P. Vida de Jesús según los Evangelios sinópticos. EDIBESA, Madrid 2000. Sucre Díaz, José Luis. Jesús y la Iglesia (conferencia), Madrid 1983. Zehren, Eric. Las colinas bíblicas, Ed. Círculo de Lectores, Barcelona 1969. Nueva Biblia de Jerusalén. Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 1998. Reflexiones peregrinas

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La Biblia (B.T.I.), Biblia traducción interconfesional, Ed. B.A.C., Madrid 2008. Documentos del Vaticano II, B. A. C. Madrid 1971. Jornadas del perdón. Memoria y reconciliación: La Iglesia y las culpas del pasado, Ed. Palabra S. A. Madrid 1999 Y algún otro que ahora no recuerdo.

Génesis 1, 2 1, 28 2, 9 4, 4 9, 20-21 12, 7 14, 18 15, 5 16, 4 16, 4-5 17, 19 18, 1 19, 31-36 22, 17 28, 12 30, 22-23 Êxodo 1, 22 2, 2 4, 22 11, 16 12,14 13, 1-10 15, 1 15, 8-10 15, 20 15, 21 19, 16 ss. 19, 16-17 22, 20 29, 9 29, 34 32, 1 32, 7-9 32, 29 40, 15 Levítico 10, 9 19, 18 Números Reflexiones peregrinas

TEXTOS BÍBLICOS, s. e. u. o. 3, 12 12, 2 2 Samuel 12, 6-8 2, 4 12, 7-8 6, 14 12, 10 12, 13 12, 14 13, 28 18, 15 22, 2-3 20, 1 20, 12 1 Reyes 35, 2 10, 1 10, 5 10, 7 Deuteronômio 4, 21 10, 8 6, 4-9 11, 2-3 10, 8 17, 12 11, 13-21 17, 16 14, 1 17, 21-22 18, 9 18, 24 18, 15 18, 27 21, 22 19, 11-12 25, 6 26, 5 2 Reyes 32, 3-4 1, 8 34, 4 2, 11 34, 10-12 22, 8 22, 16-20 Josué 8, 29 2 Crónicas 10, 26 9, 12 Jueces 4, 9 5, 1 5, 1-31 13, 3-4

Nehemías 5, 2 ss.

1 Samuel 1, 20 2, 1 2, 1-10 16, 5-13 16, 12-13 17, 23 17, 50

Ester 2, 23 5, 14

Judit 13, 2

1 Macabeos 8, 3 Salmos

18 18, 8 18, 16 19, 2-5 22, 2 24, 3, 4 29, 3 30, 7 31, 6 45, 4 49, 21 56, 9 65, 8 72, 8 74, 9 77, 17-18 78, 4-6 81, 8 90, 4 98, 1 98, 1-3 99, 9 104, 3-4 104, 15 104, 24 104, 30 110, 4 113 114 115 115, 3 116 117 118 127, 3 128, 3 133, 1 139, 9-10 147, 4 Job 1, 1 1, 1-5 2, 13 48


42, 10-17 Proverbios 5, 18 11, 22 17, 6 21, 19 27, 15-1 30, 8 31, 10-31 Esclesiastés 3, 1 5, 2 9, 7 Sabiduría 10, 15 Eclesiático 7, 14 23, 4 26, 13 31, 28 43, 11-12 Isaías 5, 11-12- 22 17, 10 22, 22 44, 28 47, 9 66, 1 Jeremías 5, 30-31 6, 13 13, 9 16, 2 23, 1 ss. 27, 2 27, 12 28, 9 28, 12 28, 13-14 31, 15 32, 6-7 Ezequiel 24, 16-18 31, 3 Reflexiones peregrinas

34, 2 34, 3 34, 8 44, 15 44, 17-19 44, 21 47, 12 Oseas 1, 2 4, 11 6, 6 Amós 7, 14 Miqueas 4, 3 6, 4 Zacarías 9. 9-10 Malaquías 2, 10 Mateo 1, 19 1, 20-21 2, 8 2, 16 3, 14-17 5, 10-11 5, 17 5, 38 5, 39 ss. 6, 7-8 6, 9 7, 3 7, 5 8, 20 9, 9 9, 10-11 9, 13 9, 27 10, 17 10, 26 16, 16 16, 18 16, 19 16, 24

17, 4 18, 6 18, 18 18, 20 18, 22 20, 20 20, 22 ss. 22, 15-16 23, 15 23, 34 ss. 24, 9 ss. 25, 42-45 26, 26 26, 28 26, 35 26, 39 26, 41 26, 52 26, 58 26, 72 26, 75 27, 16 27, 32 27, 38 28, 6-10 28, 17 28, 19 Marcos 1, 20 2, 27 4, 28 6, 48 6, 52-53 9, 9 9, 13 10, 15 12, 7 14, 15 14, 51-52 15, 21 15, 40, 41 16, 10, 11 16, 12 16, 13 16, 14 16, 19 Lucas 1, 16-17 1, 25

1, 42-44 1, 46 2, 14 2, 34-35 2, 37 2, 38 2, 46-47 2, 49 2, 52 3, 3-5 3, 12-13 4, 25-26 5, 17 6, 22 6, 29-30 8, 22-25 9, 1 ss. 9, 29 9, 34 9, 48 10, 3 10, 14-15 10, 29 10, 31 10, 33 11, 3 11, 47-48 17, 21 18, 36 19, 8 21, 12-17 23, 28 23, 34 23, 38 23, 43 23, 44-45 23, 55-56 24, 1 24, 11 24, 15-16 24, 31 Juan 1, 32-33 1, 42 2, 1 3, 21 4, 7 ss. 4, 9 4, 21 4, 23 49


6, 33 21, 4-7 15, 7 4, 14 6, 35 21, 7 y 20 15, 10 6, 44 21, 17 22, 3 2 Timoteo 6, 68 22, 10 4, 11 8, 4 ss. 23, 6 Hechos 8, 11 1, 3 27, 38 Hebreos 8, 12 1, 6 7, 3 8, 32 1, 8 7, 14 Romanos 11, 43 1, 13 3, 31 13, 12 12, 2 1, 13-14 8, 15 12, 6 1, 15 8, 17 1 Pedro 12, 9 2, 1-4 15, 24 1, 15 13, 5 2, 8 15, 28 5, 13 13, 8-9 2, 14-34 13, 23 2, 41 1 Corintios 2 Pedro 14, 6 2, 42 1, 23-24 1, 15 15, 16 2,43-47 11, 25 1, 21 15, 18-20 3, 11-26 14, 9 2, 13 16, 2 4, 1-22 12, 7 13, 2 17, 6 4, 32-35 13, 1 ss. 17, 26 5, 38-39 13, 4-7 1 Juan 18, 15 6, 3 15, 14 3, 1 19, 4-5 6, 9 11, 21-22 19, 26 6, 12-15 12, 4-10 Judas 19, 26-27 6, 15 13, 11 12 19, 35 7, 51 13, 13 19, 38 7, 56 Apocalipsis 20, 1 7, 58 6, 2 Gálatas 20, 2 8, 1 4, 1 6, 4 20, 14 8, 3 6, 5-6 20, 17 9, 1-2 6, 7-8 Filipenses 20, 19 9, 26 2, 7-8 12, 1 20, 22 12, 12 21, 1-2 20, 29 12, 12-16 Colosenses 21, 3 15, 1 2, 11 21, 7 15, 2 2, 14 ¿Recuerdas las dudas que me asaltaban antes de iniciar el camino? Pueden sintetizarse en ¿merece la pena afrontar la marcha? No sé si he dado o no respuesta(s) pero, en cualquier caso, podremos decir con nuestro universal D. Quijote: ¿Por ventura es asumpto vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en vagar por el mundo, …? Y con palabras más frescas de C. Kavafis: … pide que tu camino sea largo, // rico en experiencia, en conocimiento, Y … ¡aquí estamos! … ya de vuelta y cada día más distanciados del punto de partida … o ¿quizás más cerca? P. D. Adivino tu pensamiento: Éste duerme hasta a los niños. Te equivocas, primero, añades una preposición, hasta, donde debiera decir: a, a el… (al) niño …¡allá tú! Por otra parte, el que se duerme es este niño, si tú … ¡allá tú! Todavía veo otra duda en tu semblante: ¿Dónde va éste con tantas citas? Piensa, piensa un poco … ¡que tú puedes! … ¡Exacto! … para que, cuando todo esto se bielde, quede algo que merezca la pena. Y, añado, así no se perderá todo.

Reflexiones peregrinas

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Un añadido más. Quizás te haya llamado la atención que parte de las citas están recogidas al pie del texto y otra, tan numerosa, incrustada en el mismo texto. No tiene otra explicación que la técnica anárquica de la elaboración. Al final me resultaba tan “complicado” continuar con el pie de página que decidí dejarlo donde surgía. No es más que eso. Carmina echa una ojeada a todo esto y … ¿pero dónde vas? … ¡esto no te lo va a leer nadie! Yo me quedo con Machado: … -quien habla solo espera hablar a Dios un día- ; VALE.

Estos son nuestros poderes.

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