Sensaciones

S E N S A C I O N E S

Mario Flores Octubre 1999 - Enero 2000

Sensaciones

Sensaciones

ES UNA sensación extraña...

El mundo gira en un torbellino arrasando recuerdos de almas caminando a la orilla de un lago, la voz de la nostalgia me lleva a oscuros rincones; de la mano, con el viento, se acerca la mañana, golpea mi memoria y la pierdo cuando evoco la imagen de tu cuerpo.

Es una sensación extraña...

Me cosquillean las yemas de los dedos -hace frío- y los abrigo en la bolsa.

Como dos luceros brillan tus ojos.

Con la noche me pierdo en tu esencia, en tu cara bella recreo mis más profundos sueños, que se agolpan en mi mente advirtiendo el despertar de tu cuerpo.

Es una sensación extraña...

La creencia de tenerte tan cerca, la razón de saberte tan lejos, hace que mi boca se humedezca con los besos que he perdido por no haberlos sembrado a tiempo.

Mil sensaciones escapan por los poros de mi cuerpo, me sonrojan, lo adviertes; la mirada esquivas cuando sientes mi sombra y me marcho con esta sensación extraña.

Sensaciones

ME ESTÁ mirando... la única pupila que tiene se clava como aguijón en mi conciencia vespertina, renace la oscuridad y muero con ella.

Todo parece detenerse en el filo de una boca repleta de muecas desdentadas por el hastío de la ignominia, cansadas por el tiempo hecho arena en las muñecas.

Me está mirando... siento miedo de tanta blancura, de la paciencia que emana sin culpa alguna.

Es entonces cuando me escondo bajo la sombra de una roca que está bajo mis plantas.

Me está mirando... y me consuela de tu ausencia que me asfixia.

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AMANECE, los ojos se abren sin quererlo y la luz, curiosa, penetra en mi mente buscando un rescoldo de esperanza que haya quedado de la noche anterior.

Mi cuerpo, tendido, soporta el peso de la aurora, que ha llegado a interrumpir el sueño injustamente.

Las manos frías buscan calor en la sombra de un raído cobertor.

Es tarde -tarde en la mañana?a través de la rendija de mis ojos miro el baño y la regadera.

Me acarician las gotas de agua, enervando los sentidos que hace poco se negaban.

Me ajusto la máscara del martes y salgo a la calle huyendo del sol.

Nada parece tener sentido, todo es lo mismo.

Yo, sin saberlo, soy igual que ayer.

Parece ser que mis oraciones no fueron escuchadas, no soy el dios que soñé; en lo más remoto me parezco a él.

Sigo incompleto en el absurdo Sensaciones

de mi soledad.

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ACARICIO el destino, presiono mi conciencia, libero los instintos y el humo fluye del cigarrillo.

Hurgo en mi cabeza, en el rincón dormido, en la sutil tristeza y en delgado sitio de la alegría.

Me distraigo fácilmente cuando la tos escapa de mi boca.

Duelen los recuerdos.

Esbozo una sonrisa y continúo lo que estoy haciendo...

-ahora que lo hago ya no sé lo que escribía-

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LA MALA suerte me persigue por todos los caminos, sus brazos me extiende y quedo dormido.

En la noche no escapo a sus mil tentaciones.

Mi pie tropieza con el vac铆o y, por salvar la vida, se escapa el alma de mi mano; con azar perdido vuela.

Delante de mis ojos su canto volc贸 en astillas.

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LA MAGIA de tu piel desborda de alegría tu falda aferrada al trópico de tu cintura callada, indómita; crucial para el vagabundo que en la noche te contempla.

En tus tobillos desnudos imagino el vaivén de notas lánguidas, suaves, en comparsa con las dos manos que bailan a la par de tus senos llenos de vida, tema de ensueños.

Te diluyes, gota a gota, la noche te absorbe.

Desapareces sin dejar más huella que el suave perfume de tus pasos.

En las fijas baldosas de mi calle a oscuras ya no veo la magia ni el aura de tu piel.

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ES EN NOCHES como ésta que me siento solo, lo raro es que no hay nostalgia, ni penas, ni... no es cierto, es mentira!

La nostalgia de ayer muchas veces me arrebata del presente y me lleva por senderos conocidos de tanto andar en ellos, las penas agobian mi garganta; quiero distraerlas con un trago de vino ... no lo consigo.

Es en horas como ésta que no atino a fijar el rumbo para mañana.

Se que haré lo mismo, sólo si amanezco tendido en la cama con el corazón latiendo y los ojos abiertos.

Es en vidas como ésta que me siento solo, sólo me contemplo.

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ANTES de que el atardecer cayera como plomo en mi espalda, te vi tomando una taza de café detrás de la trinchera.

Hablamos de todo, menos de lo nuestro.

Caminamos por la noche sin saber qué destino tomarían nuestros pasos.

Una lejana melodía orillaba a aquél silencio, sellando el loco intento de callar palabras desbordantes en la mirada de los dos.

La ciudad se aprestaba a dormir profundamente, y tuvimos que separarnos sin imaginar que era el epitafio del amor que nunca nos dijimos.

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QUE TRANQUILA se ve la noche...

Los ojos de la aurora quedaron ocultos bajo la almohada y mojan mis sueños, antes secos como hojas olvidadas del verano en el sol de otoño.

La noche sabe a libertad, huele a recuerdos sin nostalgia, ni retratos colgados de alfileres en la memoria del silencio; me trae ilusiones verdes y amarilla y ocres.

Esta noche no tiene luna, existe, cierto, pero aún está escondida esperando a que suba la marea para poder beber el reflejo de mis tristezas.

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POCO a poco, sin quererlo, se agotan las palabras de mi lengua.

Los dientes mutilan el sentimiento y, en la boca, quedan sepultados bajo tierra del olvido.

Tomo las puntas del horizonte, lo distorsiono tirando de ellas.

Es entonces cuando escurre un trozo de simples ideas, al tratar de limpiarlas dejan manchas en mi piel.

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TOMARÉ del ayer cinco besos y dos manos con memoria de gaviotas, cinco sueños para vestirme y la brisa matinal de un par de ojos serenos, callados y radiantes.

Tomaré la noche sin estrellas, la doblaré y guardaré bajo el brazo con el diario que no he escrito; de la tierra un puñado de amor y de un libro poemas de Pablo.

Tomaré de mis amigos las risas y canciones que me han transformado, en la mano diestra unas palabras y en la opuesta mi fiel guitarra ... y saldré a vagar por el mundo.

En una pequeña maleta llevaré dos repuestos de alas, mis esperanzas, cinco cigarros que compré en la tienda del desvelo y alfileres que detengan mi cuerpo.

Ahora estoy listo. Sigo extrañándote, pero no te busco.

Las gaviotas te recuerdan, mis labios crean otros poemas; los alfileres no los necesito.

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ES TARDE, has de estar cansada de tanto ajetreo en este día y, créeme, te comprendo.

No te culpo, me siento igual, fue un día duro.

Caminar, esperar, y volver a caminar lo ya andado, la misma ruta, el mismo cuarto.

Descansa, te necesito para seguir vivo.

Hasta mañana y hasta siempre.

No te preocupes, te seré fiel mientras duermes.

Nadie, sino tú, ocupará un lugar en mi vida y en mi mente.

Descansa, ya es tarde, duerme mi esperanza.

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MIS temblorosas manos recorren palmo a palmo la geografía de tu mundo.

Las dunas de tu frente, cuando ríes, reflejan el icono de tus pensamientos.

En el bosque tropical, que tus cejas forman, se encuentra el paraíso, vecino del infierno de tus pestañas, poco antes del océano de tus ojos.

Se alza un puente, en la cima del horizonte, que conduce al fuego de tus labios y al cimiento de tu barbilla.

Dos lunas menguantes se abren paso en la frescura de tu rostro y son el instrumento ecolálico del catalizador en delta del pensar y el sentimiento.

Mis temblorosas manos resbalan por tus trenzas y llegan a los hombros, se pierden en la cordillera... tu corazón está temblando, me lo ha dicho al oído.

Le prodigo mil doscientos besos y quedo atrapado en la red de tu cintura, tierra firme y exquisita.

La unión de tus mármoles no me importa, por ahora.

Me importan tus vértices -articulación del ruego con el alma-, tu presencia; tus pies descalzos y tus sueños desnudos.

Mis intangibles sueños Sensaciones

vagan por tu mundo, buscรกndome.

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TU ALMA refleja la luz de los dĂ­as nublados, el cielo platica con las nubes y los charcos en la tierra mueren de sed y frĂ­o.

Detienes la cometa con manos de hierro, celebras la ocurrencia de volar sin viento; y libre te vas poco a poco.

Dejas solo al asfalto, y el rio y las rosas.

Todos hablan de ti.

Nadie, ni siquiera el ello, se atreven a decir lo que estĂĄn pensando.

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LA SOLEDAD, amigo mío, tiene sus ventajas.

Te da la libertad de ir a cualquier lado... pero no hay quién te espere.

Puedes hacer de todo, pero a nadie le importa; si quieres te desvelas, pero nadie te despierta.

Es dulce compañera, tan dulce que empalaga, y la quisieras tragar para deshacerte de ella.

Es fiel amante, tierna esposa y buena amiga ... pero te cansa.

La soledad, amigo mío, tiene sus desventajas.

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A VECES los aĂąos dan cierta desventaja cuando se trata de buscar amor.

La experiencia tambiĂŠn estorba en el camino, el aprendizaje destruye la inocencia del ayer.

Parece que nada es posible lograr cuando la mente se impregna de recuerdos y el presente no lo ĂŠs.

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PORQUÉ no te quedas un poco más?

Mira que es tarde, no te desprendas de mis brazos que hace frío siempre afuera.

Mira que estoy dispuesto a entregar mi libertad a cambio de un segundo sintiendo tu presencia y tu cuerpo plegado al mío.

No te vayas todavía, aún queda fuerza en mis manos para protegerte del mundo que acecha detrás de la puerta.

Porqué no te quedas un poco más?

No te apartes de mí, aún no estoy listo para enfrentar la soledad de mi cuarto y a mi destino.

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QUIERO hablar de la vida, pero no me atrevo a encasillarla en palabras; sin embargo, se me ocurre algo: Elige cualquier momento, cualquier cosa, lo que sea; elige una persona, una planta, lo que encuentres.

Ahora colócate a su altura, deben verla tus ojos de manera que no la arranques del lugar en donde está.

Después olvídate de todo, no hagas preguntas, no la valúes; sólo mírala.

Qué sientes? ...

Eso es la vida!

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A VECES me molesta la vida.

Hay un vacío en mis manos y no las puedo cerrar, siempre hay una canción, en monólogo, que me recuerda tantos momentos que no sé cómo ordenarlos; la ecolalia aprisiona mi lengua y no logro hablar o callar cuando me es requerido, nunca encuentro el sentido para este guión ... no se si es el correcto.

A veces me harta la vida.

Trenzo una cuerda con los sueños, afilo la conciencia y quiero olvidarme de todo; pero los sueños se liberan y la conciencia se ablanda absorbiendo mis ansias, me inundan y me absorbo en ellas.

Se pierde la noche y me encuentro con la misma vida. ... a veces me alegra la endina.

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SE DURMIÓ el sol, las ramas del nogal proyectan sombras vagas con trinos ensordecedores.

Se oyen tambores, plegarias y rezos alimentando la fe y espantando al sueño.

Sin saber porqué, tengo miedo.

Miedo de mí, de la vida; qué sensación más extraña.

Nada parece tener libertad, los engranes bien embonan; y, sin embargo, tengo miedo.

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ME OLVIDO del mundo, y por un instante imagino estar volando hacia el lugar en donde hay nada y se recuerda todo.

Cuando estoy entre tus brazos el sol se detiene en el nadir de los recuerdos, s贸lo Centauro cruza la ventana de mis ojos.

Me olvido de todo excepto de ti.

Las g贸ndolas del destino zurcan la guarida del horizonte cristalino de tanto yo ver, mojando los caminos.

Me olvido del mundo por un instante.

Me olvido de todo excepto de ti.

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CUANDO llegas tú todo queda quieto.

Las campanas, el viento; las siluetas y el tiempo.

Todo parece detenerse como un péndulo cansado y viejo.

Sé que siempre estarás conmigo, porque al meter las manos en los bolsillos tu voz se expande en el éter -lo siento, no logré otro ritmode la sabia prodigiosa del destino.

Te siento tan mia, me sientes muy tuyo.

Si quiero escapar obligas a quedarme con tu aliento.

Cuando llegas tú todo queda quieto, tambaleante, en el cuerpo que compartes con mi acento.

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UN TROZO de cielo se desprende mientras duermes mis manos te tocan y se deshace entre suspiros que no paran nunca de brotar entre las hojas de un robusto sauce las estrellas ya no tienen de qué detenerse y caen una a una en el lago de los sueños todo parece esfumarse ya no hay cielo no hay estrellas no hay molinos con qué enfrentarse abres los ojos miro a una paloma que huye del recuerdo de aquella noche miro mis manos ya no estás abro la puerta te dejo escapar ... adiós

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AL SENTIR tu viento, el fuego de la roca crece y se expande.

Por toda la provincia se escucha el carnaval, y tambores locos hacen ritmo de baile para los fantasmas de la costumbre.

Al terminar el campo, se alza alegre en la milpa un arado, esperando la orden de poder trabajar.

Las sombras brillan como ne贸n encerrado en c谩psula de tiempo.

Mi viento vuela, tu viento se apag贸, concluye la fiesta.

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EN SÓLO un breve tiempo caminas mientras dices trozos de viento transparentes como bruma, fuertes como látigo, lánguidos como espuma.

Las montañas lejanas visten todas un azul profundo como el mar, en ciertas playas descansa un cangrejo con tenazas de tul.

Cuando miro al cielo tropiezo con la piedra, si miro al campo tu mirada se esfuma como un jilguero detrás de primaveras.

En sólo un breve tiempo formas parte de mi vida, como el sol en un arco de luz y sombra.

En sólo un breve tiempo haces gala de tu ausencia.

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TIEMBLA toda mi alcoba con el ruido del despertador, el ojo derecho sabe que ha llegado la hora de dejar el vientre de la noche; pero su más fiel compañero aconseja no hacerle caso y dormir unos minutos más.

Este día no quiero despertar al nuevo sol, deseo seguir durmiendo para poder soñar y luego intentar escribir algunas líneas que sirvan de base para la vida; y así poder inventar un día mejor al de ayer.

La luz impaciente toca mi cuerpo, me toma de las manos y obliga la erección de mi conciencia.

Sonámbulo, me aferro a mis tres máscaras; sin pensar a dónde, camino con mi cuerpo a cuestas.

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LA NOCHE huele a ti.

Segundo a segundo aspiro el delicado aroma de tu silueta, impregnando mis bronquios de recuerdos y dulzuras.

El recuerdo de saberte aquĂ­, la dulzura de ser testigo de la rosa en tus labios y el candor de tus palabras, es lo que me hace seguir expirando garabatos en conciencias blancas.

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BUSCO disipar la brisa, del cristal de mis anteojos, con el pétalo suave impregnado de antojos.

El árbol del jardín derrama una caricia sobre el pasto, delicada recoge los humores del invierno alegre.

La voz del recuerdo impregna nuevamente la tarde con sueños perfumados, y su fragancia queda presa en mis manos.

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NO cabe duda... estoy solo.

Escucho el ruido de mis pestañas luchando contra las gotas de lluvia bajo los párpados, la memoria vaga por todos lados hacia no sé dónde, hasta no sé cuándo.

Siento frío en las mejillas y dolor en una ceja -la derecha para ser exactoMis pies están cansados, mis ojos no quieren dormir; los sueños chocan la ventana, haciendo un ruido como el de las mariposas al alejarse del norte en cada invierno.

No cabe duda... estoy solo.

Vuelvo la cabeza y miro a nadie persiguiéndome sin descanso; descalzo cruzo el jardín, las puntas del frío taladran mi piel en un vaivén sin fin.

Cierro los ojos y el sol se apaga, abro los labios y beso al viento Sensaciones

que cruza; en este instante hay nadie.

Extiendo las manos para tomar todo, pero se escapa entre mis dedos.

Del f茅rtil barro s贸lo miro lodo.

No cabe duda... estoy solo.

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TENGO FRÍO en el cuerpo y dos noches sin dormir, el sentimiento rebasa mi paciencia; el sereno rebota como aldaba magnética en el portal de los días por venir.

El eco amenaza mi boca, mi lengua y mi hastío; las estrellas se confunden con las luces vecinas de los autos y ventanas.

Todo está bien... pero yo no.

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ESTA noche solo miraré la luna que escurre en el cristal del ocaso, su luz inunda mi mirada escéptica.

Esta noche no voy a pensarte... ja ja ja... apenas lo menciono y ya lo hago no es gracioso?

Y tú, qué vas a ser esta noche, vigilarás el fuego como Prometeo, o serás ausencia en el vacío?

Yo dormiré tratando de soñar, si me es posible, descansaré.

Hasta mañana.

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LA NOCHE se recarga en mis hombros, es pesada y dulce como la miel, siento frĂ­o... tengo sed.

El aroma de los recuerdos entorpece mi mente, y calla para escuchar el murmullo de las nubes al hablar en mi ventana solitaria.

Tal comparsa me arrulla entre sus brazos de viento y me hace dormir plĂĄcidamente, como el sol lo hace en el invierno o mis manos en la bolsa del saco.

Y, entonces, te recuerdo... a mi mente llega tu esencia y tu piel, tu ternura y tu silencio.

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TENGO un reloj en la mano, en el bolsillo una carta, la esperanza de badajo y un cigarro que se acaba.

Camino hacia donde sé que estás ahora, voy temblando -y no es por fríoentre los árboles.

El viento triste empuja la vela de mi alma ecuestre.

Esperando el momento, me agazapo entre la sombra de un risco suelto.

Te miro, pero no me atrevo a hablarte.

No quiero descargar en ti mi egoísmo con la carta que me causa desvelos, pero lo necesito.

Necesito sentir que llevas algo en tu ser de mí.

Quiero estar seguro de que no me olvides.

Quiero estar seguro de lo que sientes por mí.

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HOY abracé al universo.

Tímido se había quedado dormido, en el mes de enero, por la mutilación del anular y el medio; y, cuando lo abracé, millares de estrellas escaparon de mis manos volando hacia el vacío.

Furioso lo había buscado, incesante por las noches caminaba sin aliento.

Al cerrar los ojos me encontré con su aura tibia y dulce cual piel de manzana.

La conciencia de Adán sugirió apartarme; pero la belleza de Eva venció dificultades imaginarias. Pero tales pronto no importaron y me quedé prendido de su silencio.

Aún la quiero.

Hoy abracé al universo.

Paciente espera que despierte hasta que llegue el mes de enero, con nuevos bríos y mejor suerte.

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DE TANTO SER no sé si soy si tú no eres la rosa de mis vientos, el faro de nuestra isla desierta; en donde pedro busca sus ansiados Páramos -cacofonías, privilegio del ritmo de tus pasosSi tú no eres la puerta abierta al universo, no seré la escoba que barra nebulosas de recuerdos.

Si no eres tú la casa de Keops, no seré yo la Esfinge meditando en la arena de lejanos y duros pensamientos.

Si el cielo de mis ojos no eres, la sombra de mis manos no tendrán más dueño que la fragancia de un cometa condenado por los hombres.

Sé de mí lo que tú no.

Sé de ti lo que miro.

Quizá por eso te amo.

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NO TE VAYAS todavía, aún tu recuerdo rompe la noche en más de tres cientos de suspiros; aún la lluvia sigue impregnada en la roca de mi pensamiento.

Me diste tantos frutos que aún no los digiero: decenas de amaneceres, horas de desvelos; madrugadas frías, noches inquietantes y segundos de cansancio.

Me has dado tanto que aún no salgo del asombro.

En tu tiempo aprendí que la experiencia se experimenta y no se medita, pues ser feliz es lo que cuenta; aún sabiendo que hay momentos para dejar se serlo.

El segundero sigue su marcha, yo sigo esperando con desánimo el momento de tu final gerundiano.

En esta noche por mi mente pasan los sabores del recuerdo.

Al morder esa manzana se derrama en mis dientes la infancia de problemas sin sentido, la juventud ahorca mi sino con la angustia del futuro reptante distinguido.

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No te vayas todavía, quiero compartir mi copa y la casa contigo.

Moldeo el éter tangible entre mis manos y, así, poder acariciar la vida que me has dado ... pero te esfumas a mitad de la noche dejando un halo de esperanza y trozos de misterio.

Descansa en mí, ya puedes irte.

Velaré tu memoria con la luz de un cigarro y tu eco en mi garganta.

Gracias por los amores, por las letras que dejaron sinsabores, por los amigos compañeros de locuras; por tu pasado que se ajusta al mío, por las delicias de saber que he vivido un año más.

Gracias por nada, te recordaré por todo...

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ESTO está convirtiéndose en un calambre continuo.

Necesito estirar las alas para no perder altura, derramar la savia de los huesos por todas las llanuras; desgajar el henequén de locas aventuras.

Por todos lados busco una pizca de sal, un plato, una miga de pan que ponga fin a la bulimia de suspiros retratados.

Carajo...! dejo un vicio para tomar otro, como escudo de titanio, ocultándome del mundo para obtener descanso.

Me he convertido en un hombre civilizado, azul y primitivo como los ojos de tu cielo.

Profiero sonidos guturales, apenas audibles al oído de insectos y de hormigas.

Nadie los escucha.

El eco regresa a mi habitación en ruinas.

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AQUÍ no hay mar, porque no hay costa donde duerman veleros, ni faros, ni sirenas cansadas.

La estrella del norte sirve para nada, porque tengo el atmosférico encallado en el asfalto.

Aquí no hay mar, porque lo venden embotellado, le han quitado todos los cristales de sal y, así, pierde su encanto.

Mis ojos de niño algún día lograron verlo.

Aquí no hay mar, apenas y hay un trozo de cielo.

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NADIE SABRร cuando llegue la hora.

Todos los prรณjimos estarรกn perdidos en la tumba de la otredad, bajo arenas y sin mรกs zapatos que la convenciรณn de la costumbre.

Erguirรกn su frente como avestruces escandalizadas por el neรณn del consumismo y la hipocresรญa.

Los Unos no serรกn como los Otros, como tantas veces fue cierto.

Su mirada se perderรก en medio de la cordillera de automovilistas utรณpicos: buscarรกn el descanso y el consuelo de la luz roja, no tendrรกn derecho a nada mรกs.

Los cuerdos buscarรกn en el altar un refugio que los libere de los sociรณpatas sindicalizados.

Los Demรกs no sabrรกn que hacer, tal vez porque nunca han sabido como concursar en este juego.

La ciudad arderรก en disonancias.

Nadie sabrรก cuando llegue la hora...

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DISCULPA, no te había escuchado.

Tan entretenido estaba, en los botones del ayer, que no había reparado en tu presencia seductora ni en las llamadas del inconsciente.

Estaba mi Yo buscando una impresión tuya.

En el baúl de la memoria encontré cosas sin sentido: besos impregnados en servilletas maltratadas, grifos y pinturas de la época de Edipo; música enredada en un cuaderno, manojos de sueños hechos trizas y novedades destinadas al encierro.

Casi sin querer, tocaste a mi umbral en el momento exacto en que tensaba una cuerda y escribía la nota con mil neuronas.

Llegaste a salvarme.

Liberaste los tres seguros que me habían esclavizado.

Caramba, qué descortesía!

Pasa, no te quedes en el pórtico; ten confianza, el perro que tuve lo corrí por silencioso, nadie hará algo para dañarte.

Ves esas fotos?, yo enfoqué la cámara.

Ahí, en el rincón, descansa un amigo de hace tres años -saluda miserable!, no te das cuenta de que hay visita?sólo que es poco educado.

Aquí es donde guardo las alas de la noche, la gorra del domingo y la sobriedad de la semana -vaya traje insoportableEn éste librero están las memorias ajenas, mis otros Yo que nunca Sensaciones

he sabido comprender; arriba hay objetos inútiles, no he tenido el valor de lanzarlos por la ventana.

De aquél clavo cuelga una vida de músico con regular fortuna.

El cuadro de una rosa, que me regaló no se quién, al lado está del único trofeo que ganó mi sombra; ella duerme medio metro más abajo cuando no estoy.

Con esta tecla guardo mis recuerdos en la cinta.

En el sillón mato al insomnio cuando me asalta en madrugada.

Ahí descansa mi amada, por el momento está sin voz y le entra frío por las costillas... pero ya se repondrá.

Es en este viejo telar, de madera vieja y clavos oxidados, en el que estaba tan ocupado cuando te escuché llegar.

Te presento todo esto porque de hoy en adelante seré como tu esclavo.

Si tienes que irte sólo hazlo, pero firma mi frente con un suave beso.

Si quieres tenerme no lo digas, asfíxiame de ti con un abrazo.

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INTENTO recortar el movimiento de las olas sin la mar, pues la conozco pero no recuerdo cómo es; la conozco sólo por fotos pero, así, su brisa no despeina mis sueños ni baña mis pies.

Intento de nadar, volar, exasperarme de tal modo que no tenga momentos para no pensar.

La suavidad de una mirada, la humedad de unos labios y las sensaciones ajenas: almuerzo esto para vivir.

Intento de intentar más de lo que he intentado.

Entinto mis dedos para hablar en el mundo del silencio, mi eco sé que existe como rama desnuda.

Camino seguro hacia la tumba dejando huellas que nadie advierte.

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EN TI pensaba yo cuando la noche abrazaba la ciudad y las estrellas brotaban del campo como espigas multicolores.

En un espasmo del tiempo el reloj se detuvo, el viento cantaba con los ĂĄrboles y las flores escuchaban atentas la comparsa de mis latidos al evocarte.

En ti pensaba yo cuando la almohada escuchaba mis secretos.

En ti pensaba yo cuando las horas dormĂ­an junto a mi cuerpo.

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NO SE MUCHO de estas cosas que la gente llama versos y, los más espléndidos haciendo gala de amistad, poemas de recuerdos.

Un verso puede ser: el alma mía tiene sed.

Pero un poema no es la concatenación de palabras inútiles rimadas por la obligación de escribir algo sin llegar al límite de la hoja.

Mucho menos soy poeta, Dios no me libre de serlo.

Los poetas son almas errantes en la llanura de sueños propios y ajenos.

Se embadurnan en la piel de todas las personas, aún de aquellas que gritan no leer ridiculeces; pero que han escrito más de una carta de amor.

No se mucho de estas cosas, sólo hago versos, no logro poemas.

Busco encontrar, como el alquimista, la fórmula para hacer de mis letras versos, de su adición pomas, de su conjunto oropel.

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NO SE lo que estĂĄ pasando.

La llanura anhela el regreso de las suaves montaĂąas esparcidas en el tiempo, pero el sol envenena las rocas a su paso, mata a la culebra que habita en el cerrojo de universos extraĂąos.

La coincidencia no comparte espacios con el instante.

El instante solo muere en la ventana del silencio, la duda forma espirales de cenizas y de lodo.

La conciencia estelar abriga la injusticia encerrada en el armario.

El horizonte es opaco.

La silueta del fuego prefiere a la bombilla.

Y toda la esperanza se refugia en el ropero.

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AQUELLA TARDE el sentimiento escapaba de las leyes rígidas de quienes rodeaban, con inigualable asombro y espasmo, la caricia en palabra íntima y ruda del viento.

Los vasos se inclinaban derramando vino y ruido, los minutos pasaban correteando los ayes del cristal estremecido, doloroso y putrefacto.

Todos escuchaban aquél eco que corría por toda la llanura de la distancia, pero sólo tu piel sentía el vibrar de las nubes; sólo tú mirabas la noche temblorosa en mis manos como quien mira pasar gaviotas, o golondrinas, o jilgueros.

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CREO mirar tu alma cuando despierto por las noches y el insomnio me da la bienvenida a una nueva madrugada.

Creo abrazar tus sueños cuando abrazo la almohada.

El murmullo del cielo, en esas horas, revela tu voz austera y plácida como la nieve.

Creo sentir tus ojos detrás de la ventana, cuando la mañana dice: ya es tarde... hora de abandonar el sueño.

Ignoras que dormir aún no puedo?

Imagino estar volando a la orilla de un lago.

Es entonces cuando veo la paz de tu silueta perdida en el oleaje de este tibio espejo.

Creo mirar tu alma cuando creo observar la vida que se escapa por los poros de mi cuerpo.

No hay razón alguna para sucumbir en la nostalgia de diario; pero todo, en absoluto, me recuerda a ti.

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AHORA QUE bien lo pienso -estás seguro de que así es?creo que he exagerado un poco -tal expresión no puede tener jamás términos medios(está bien, está bien...) al querer aprisionar, en letras y versos ciránicos, el viento, las estrellas, el cielo, cometas, las nubes y el tiempo, en un trozo de materia tan insignificantemente pequeña -vuelves a lo mismo?de tan vasto universo -una vez más... ts ts tsSi tomamos como referencia el comercial de coca cola -hombre... qué primitivo eres!nuestra galaxia -nuestra, acaso no somos de ella?es la burbuja débil que se esfuma con el mínimo aliento del que está en otro vaso inmerso hasta el cuello -si... claro, esperando que otra persona sin ocupación se ocupe de algo tan ridículo... ha!Cuando escribo: me siento solo, quiero decir algo que no comprendo cómo logré sentirlo habiendo millares de personas que conmigo comparten ese cubo de hielo -ey!, el comercial, ya olvídalo!No logro entender cómo la esfera -es ovoidea la que llamamos tierra (que mal pudo llamrse Perro) -pudo bien rimar con Lucerolleva siglos gravitando alimentando multitudes -también manadas y costumbresque se ocupan poco de lo poco que se ocupan.

La vida es la única que se indaga a sí misma Sensaciones

-quién más, grandísimo tonto, aunque hay una palabra más exacta, podría hacerlo si no la tiene?(Mira, de tanto escucharte, me he perdido; esto parece un laberinto que no tiene salida) -... puedes salir por donde entrasteAhora que mi cerebro articula palabras que, por arte de magia de un lapicero, puedo escribirlas, creo que no tengo derecho alguno para compararte con el universo -... más o menos, más o menos(ya cállate!)

A él (El Universo) -empezaba a pensar mal(sht!) lo veo tan lejano como el centro de tus ojos, tan sublime su viento como tu bello acento (es difícil metamorfosear si no es El la referencia).

Sus verdes campiñas son tu alegre cuerpo, los mares inmensos -mar ya es decir inmensoel azul de tu alma vista desde el telescopio ubicado en mi galaxia.

Las nubes, intangibles, forman los sueños de esperanzas venideras -por supuesto quedaen donde te adormeces apoyada en el vértigo del tiempo.

Te pareces en mucho al Universo.

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A El puedo aspirarlo, a Ti puedo mirarte.

Y ambos puedo me inundan de una paz interna que me agobia, asfixia y me da vida.

A Él logro pensarlo, a Ti logro soñarte.

Y ambos logros hacen sentirme en una dulce semicarencia de tu presencia...

-Si ya acabaste... duerme.

Quizá mañana se te ocurra algo mejor para decirle que La quieres-

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