¿Tan difícil era hacer una peli decente de unos personajes como los Cuatro Fantásticos, Spider-Man o Iron Man? Pues resulta que sí. Además, todas ellas contaban con un enorme hándicap: los efectos especiales. Para poder narrar una peli en la que la gente tenía poderes, se tenían que tener técnicas —o dinero para pagarlas— para que el público lo creyera, pero resultaba que solo eran tipos musculosos con mallas corriendo delante la cámara. Eso en la televisión de los sesenta se podía perdonar, en el cine de los noventa no. Por suerte, todo cambió en 1998, cuando se adaptó Blade al cine y lo petó, haciendo que de rebote fueran saliendo películas como X-Men, Spider-Man o Hulk, y en apenas cuatro años hubo más de media docena de pelis de Marvel de las que merecía la pena hablar. A continuación os presentamos la selección de lo mejor de esos años en cuanto a superhéroes, ya que «un gran poder conlleva una gran película».