De gran talento, pero de carácter frío y exigente, Stanley Kubrick buscó la perfección en la realización de todos sus filmes. El ansiado control total de sus películas y su actitud regia le distanciaron de un medio que, de forma similar a la crítica cinematográfica, le odiaba y le amaba a partes iguales.
Su deseo de evasión y aislamiento y los encriptados «mensajes» que introducía en sus obras le convierten en un tópico común para los amantes de las conspiraciones, que tratan de relacionar su cine y su misteriosa biografía con la llegada a la Luna, o supuestas sociedades secretas. Kubrick y su obra son carne de leyenda urbana.
Entonces, ¿por qué otro maldito libro de Stanley Kubrick? Aunque corta —tan solo tres cortometrajes y trece largometrajes—, su obra es inabarcable y por mucho que escribamos sobre Kubrick hasta el fin de los tiempos, sus películas seguirían dando de qué hablar durante mucho, mucho tiempo.