REPOSOS nº4

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Imagen de cubierta: Dibujo de Jesús García-Villaraco Sánchez (3º de E.S.O.). Versos de Gustavo Adolfo Bécquer.

© Los trabajos pertenecen a sus autores y al Colegio de Fomento El Prado. Queda prohibida su reproducción por cualquier medio sin autorización escrita de los propietarios. Edita: Equipo Técnico de Lengua castellana y Literatura del Colegio El Prado. C/ Costa Brava, 4 28034 Madrid Teléfono 91 735 57 10 Correo electrónico: revistareposos@gmail.com Diseño: 267estudiográfico



Ă?ndice

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Mario Quintana

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Quien escribe un poema, abre una ventana | Alegría

A ti un mundo fantasioso, eterno

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Mariano Navares Fernández-Daza

Una mirada, un pensamiento

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Gonzalo Sanz Villaescusa

Roja sangre se derrama

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Juan Manuel Díaz Conradi

Mancha roja sobre un infinito fondo blanco

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Ignacio Puelles Gómez-Martinho

Mientras Él esté

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Javier Gracia Viñas

Sobrevivir en este lugar

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Gabriel Orduña Méndez

Rosa de valles y charcos

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Pedro Osorio de Rebellón García

¡Oh, Madre mía!

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Román Cantero Gil

Paisaje invernal

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Juan Montabes Sicilia

Goku lee RePosos

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Carlos Sevillano Gómez

¿Qué esperas de la vida?

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Miguel Rodríguez Maisterra

Cerrado al ruido del mundo

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Javier Pérez de Camino Gaisse

De nazareno y oro

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Juan Vicente Elías Doral

¿Cómo no ser apasionado

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José Benito Pascual Ureta

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Francisco Martín de la Hoz

en un trabajo que, a diario, es apasionante? El Rocío

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Homenaje Mario Quintana (Alegrete, 30 de julio de 1906 — Porto Alegre, 5 de mayo de 1994)

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Quien escribe un poema, abre una ventana Quien escribe un poema, abre una ventana. Respira, tú que estás en una celda sofocante, todo el aire que entra… Por eso los poemas tienen ritmo: para que puedas respirar profundamente. Quien escribe un poema, salva a un ahogado

Alegría No es esa alegría fácil de las cabras montesas, ni la de los borrachos dando tumbos, sino una alegría sin cencerros ni panderetas… Ésa quería yo: La inmortal, la serena alegría que brilla en la mirada de los santos ante la luminosa presencia de la muerte.

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Mariano Navares Fernández-Daza (2º de E.S.O.)

A ti un mundo fantasioso, eterno A ti un mundo fantasioso, eterno, tú, creador de infinitas esperanzas, haz que en mi cabeza, del dormir yermo, pueda sentir tu rauda y feliz danza. Juega inocente con mi pensamiento, mándame llamar rápido a tu lado, pues al estar de ti cerca, no miento, más tranquilo y sereno nunca me he encontrado. En ti, para siempre, quiero volar. En tus alas blancas oscuras mis iras poder desconsolar. Pero cuando más me divierto, tú me despides, me abandonas, y en la cama me encuentro despierto.

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Gonzalo Sanz Villaescusa (2º de E.S.O.)

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Una mirada, un pensamiento. Asomé la cabeza por la ventana, y admiré todo un paisaje lleno de pequeñas palmeras; árboles altos y frondosos; flores de variados colores, esparcidas sobre la hierba verde primaveral; gaviotas volando sobre un mar azul, con pequeños barcos a su alrededor… Más tarde, alcé la mirada hacia el cielo. Un arcoíris lo recorría, sorteando aquellas nubes blancas cual algodón blando, por donde se asomaba una pequeña parte del inmenso sol. Bajé la mirada. Al frente, un enorme y grueso palo sujetaba una preciosa bandera bañada de dos colores: abajo y arriba un intenso rojo y en el medio un reluciente amarillo. En esas estaba cuando, de pronto, un pensamiento conquistó mi mente: qué bonito es el país donde un día nací, y algún día moriré.

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Juan Manuel Díaz Conradi (1º de E.S.O.)

Roja sangre se derrama Roja sangre se derrama, Jesús, por tu pobre llaga. Mientras al pie de tu cruz lloro, pensando en mis pecados; en lo tonto que he sido por no haberte ayudado. Desde hoy prometo ser, Jesús, un buen cristiano. Buscando la verdad, a Dios y ayudando a mis hermanos; intentando progresar, rezando todos los días, viviendo para los demás y así encontrar la alegría.

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Ignacio Puelles Gómez-Martinho (3º de E.S.O.)

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Mancha roja sobre un infinito fondo blanco

El invierno, el frío invierno; ese momento en el que el silencio crea una paz tranquila, eterna; que puedes mirar sin cansancio. Solo blanco por todas partes, con huellas de otros que han ido; mas también terreno dormido, que aun nadie a pisado; y espera. Blancos los tejados de las casas, perenne nieve en los jardines. Mas dentro el ardor del fuego. Solo el reconfortante calor, de las brasas y de la familia se encuentra dentro, en el hogar.

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Javier Gracia Viñas (1º de E.S.O.)

Mientras Él esté Feliz soy, feliz seré; mientras Dios esté, yo le querré. Feliz seré cuando Tú estés. Triste estoy, cuando Tú te vas. Triste seré, mientras Tú no estés. Cuando yo te veo, Tú me ves. Aunque yo no quiero, Tú me quieres. Cuando yo peco, triste estás. Y si no lo asumo mal sentirás.

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Gabriel Orduña Méndez (2º E.S.O.)

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Sobrevivir en este lugar Sobrevivir en este lugar, sin lujos, sin respirar, sin la presión de vivir. Con ella, sin prisa, con su dulce sonrisa, con su fragancia de rosa, mirarla, regalarle mi alma.

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Pedro Osorio de Rebellón García (2º de E.S.O.)

Rosa de valles y charcos Rosa de valles y charcos, iluminas senderos y campos, tu luz me atrae a ti con entusiasmo y frenesí. Tú, mi bella y tierna rosa, ¿por qué me quitas las semillas de mi cara, teniendo ellas una sonrisa, e inigualable mirada?

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¡Oh, Madre mía! Román Cantero Gil (2º de E.S.O)

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¡Oh, Madre mía!, la más bella de todas, que llenas con tu alegría, a miles de personas. ¡Oh, Madre mía!, perfecta criatura , me guías noche y día con toda tu ternura. ¡Oh Madre mía!, a todos nos cuidas, de ninguno te olvidas. Quiéreme toda mi vida. ¡Oh Madre mía!, ayuda yo te pido con amor te lo digo y te dedico esta poesía.

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Juan Montabes Sicilia (3º de E.S.O.)

Paisaje invernal El valle se había vestido de blanco aquella noche. El cielo negro se había deshecho de sus estrellas, dejándolas caer en forma de frágiles copos de brillante nieve. Estos surcaban el aire lentamente, esquivando las copas de los altos pinos. Finalmente, casi se podía percibir un susurro cuando terminaban su viaje, depositándose sobre la capa virgen de nieve. Una gran luna iluminaba el bosque, haciendo brillar los destellos de clara nevada. Los enormes árboles se habían vestido de gala para la velada. Todos llevaban elegantes trajes de nieve y hielo, que complementaban con hermosos y frágiles tocados o sombreros. El lago del valle se había helado, y esperaba deslumbrante la llegada de la mañana. No soplaba viento. Nada se movía cuando dejó de nevar. Nada se oía. Parecía como si el mismo valle estuviera esperando. ¿A qué esperaba, pues? De pronto, un zorro se deslizó fuera del interior de un tronco. El paisaje cambiaba, cobraba vida. Aquella magia, aquel descanso del tiempo, se había roto. El animal, sigiloso, escapó rápidamente del lugar, hundiendo sus patas en la nieve, dejando su firma. Pronto, el valle volvió a la normalidad, recuperándose de aquellos momentos de tensión. Los pinos, el lago, la nieve y el hielo esperaron la mañana.

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Carlos Sevillano G贸mez (2潞 de E.S.O.)

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RELATO PREMIADO CON EL PRIMER PREMIO EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN DE RELATO BREVE MONTEALTO

Miguel Rodríguez Maisterra (1º de Bachillerato)

¿Qué esperas de la vida? El muchacho ni se inmutó ante las miradas atónitas de sus compañeros. No entendía realmente a qué se debía tanta perplejidad. Había respondido con respeto y sin la menor intención de vacile u ofensa. Tampoco quería recluirse en el anonimato de la indiferencia. Sencillamente no estaba de acuerdo con la validez de aquella pregunta. - ¿Perdón? -el profesor también parecía asombrado. Sabiéndose temido entre sus alumnos le impactó la osadía del chaval. - Pues eso. Creo que me he expresado con claridad. Me parece una pregunta un tanto absurda. Supongo que si esperas algo de alguien es porque está en deuda contigo. Me temo que la vida no está comprometida con nosotros. La vida es un espacio de tiempo, es la duración de la existencia humana. Tan solo está. Por tanto, lo único que podemos esperar realmente de ella es su transcurso. Vería más lógica y coherente la pregunta “¿qué quieres hacer en la vida?” a la que pienso yo que quería referirse. Pero respondiendo con la negligencia con la que han in-

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tervenido el resto de mis compañeros le diré lo que espero yo de la vida. Espero que me envejezca, porque eso hace con todos y no merezco un mejor trato que el resto. Espero que no se pare repentinamente y que no sea yo quien quiera que se pare, como en aquella canción de Leiva. Espero que sea justa con el empeño y dedicación que haya puesto en mi trabajo. Espero que me dé salud y en caso de enfermedad, fuerzas para superarla. Espero que me deje pintarla de color y alegría como un cuadro de Afrémov. Espero que me dé la oportunidad de conocer y dar a conocer. Espero que trate a todos de forma igualitaria sin preconizar al que no lo merece. Espero que destroce el distorsionado ideal de disfrutar de ella con placeres que nada llenan. Que en su lugar traiga a los corazones el mensaje de verdad que nos regala Machado: “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar…”. Que esto lleve al desengaño y surja la esperanza por esa añorada felicidad a la que por naturaleza el hombre se siente inclinado. Pero si hay algo que de verdad espero, es que acabe, pues siempre lo hace, aunque la sociedad de hoy en día trate de camuflar esta realidad. Y que tenga un final feliz. Que al entrar en la recta final me haya dado la oportunidad de cambiar la vida de muchas personas. Y parafraseando a Antoñito de nuevo: espero que cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar. Como ha podido comprobar, mi respuesta poco tiene que ver con la de mis compañeros. Sé lo que usted estaba esperando, y no. No le iba a soltar una retahíla de fantasías capri-

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chosas o pretensiones de fama, reconocimiento, focos y prensa rosa, que más que ilusiones asequibles, son sueños imposibles e infantiles, que muestran el desafecto y la poca autoestima que posee esta clase. Nadie se acepta como es, con sus limitaciones. Ansiáis ser alguien que jamás podréis ser y más vale que os tengáis más aprecio y os convenzáis de que sois capaces de cosas grandes. No os llamo estúpidos. Tal vez ignorantes, manipulados y controlados por la publicidad y las mentiras de la sociedad de necios en la que vivimos, generalizando, por supuesto. Confío en que siga habiendo unos pocos con espíritu crítico, conscientes de esa intención de encandilar a la gente y hacerla crédula y mezquina, sin argumentos sólidos de autodefensa… Una sociedad sin destino, metas o ilusiones. La absurda filosofía de vivir el momento. Miedo a la muerte. Pero morir no es más que firmar el último capítulo de tu biografía. Eres tú quien decide su contenido.

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Cerrado al ruido del mundo Javier Pérez de Camino Gaisse (Alumni El Prado)

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Cerrado al ruido del mundo, metidos en el silencio del mismo, buscamos siempre respuestas, a preguntas sin sentido. Mas cuando llegan las respuestas, las acogemos como al frío, abrigados, cerrados en nosotros, con miedo a nuevos desafíos. Deshonra para el hombre, dudar de sí mismo y ese dudar sin Temor dudar de Dios es, caer en el abismo. Mas cuando uno ve la luz, todo su ser abre de golpe, a esa Luz ardiente que es la meta del camino... Dios mismo.

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Juan Vicente Elías Doral (Profesor de Educación Primaria)

(Varas) De nazareno y oro

Traje de dolores, zapatillas de escarcha, capotillo honesto, estocada falsa. Como si fuera el último toro del universo, para defender la vida le entregará el alma; teme que el mundo no sepa que no hacen falta palabras; que todo va a ser posible cuando no sirva de nada caer erguido. Aunque ese día, (quizás mañana), augusta angustia devore su anhelo nazareno antes de que Dios lo haga; o que, al tiempo de su acabamiento, Minerva transmigre su alma adonde la poesía mana, bajo el vero albero, donde la guadaña late joven y enamorada de los dioses muertos. Así quizá, (quizás mañana), bailando a la plaza, (ondeando sus alas), amigos y damas de materia oceana presenten urgentes ramos de besos (besos al aurea agua), ya prestos, para que en postura airosa cruce, del coso al corazón, uno que no presentó batalla. Beldades. Cornadas.

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(Banderillas) Joselitos Cuando estaba vivo tenía más que nada, algo del otro mundo, un par de segundos; segundos después: ¡Puerta Grande, Don José!

(Espada) Belmontes Mar de afluentes Esperanza de muerte Suerte Suerte de azahar. Tormento Amor: complemento Miento, Adviento de pasmo y lucientes José, reviento.

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¿Cómo no ser apasionado en un

José Benito Pascual Ureta (Profesor de Educación Primaria)

trabajo que a diario es apasionante? Señor Director, miembros del Comité Directivo, Señor Presidente de la Asociaciónon de Padres, profesores y personal del Colegio, padres y alumnos de la Cuadragésimo Cuarta promoción de El Prado: En nombre de mis compañeros, y en el mío propio, muchas gracias por este reconocimiento a nuestra labor diaria. Llevo veinticinco años trabajando en este, nuestro colegio (y, tal como van las cosas, me tendrán que aguantar casi otros veinticinco; o cómo se decía antiguamente, «me sigue quedando más mili que al palo de la bandera»). Recuerdo perfectamente el día que entré a formar parte de esta gran familia de «El Prado». Estaba nervioso, casi tan nervioso como lo estoy hoy. Creo que es bueno ponerse nervioso. Uno se pone nervioso porque se enfrenta a algo importante; en este caso, a la apasionante tarea de educar. No da igual hacerlo o hacerlo bien, porque no es lo mismo mandar que dirigir; dar de comer, que cocinar; querer, que amar; enseñar, que educar. A lo largo de veinticinco años se mete muchas veces la pata, se hacen muchas josebenitadas (eso lo saben muy bien mis jefes), casi todas ellas motivadas por un exceso de pasión. Pero, ¿cómo no ser apasionado en un trabajo que, a diario, es apasionante?

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Os aseguro que en el Prado ningún día es rutinario. Todos ellos son una aventura en la que, si tienes ganas de trabajar, no tienes tiempo de aburrirte (bueno, ni de aburrirte, ni de corregir, ni de nada). ¿Cómo no ser apasionado, cuando sabes todo lo que te juegas a diario en tu trabajo? Hace unos años, en uno de los múltiples cursos de formación que recibimos, un directivo nos recordaba que a los profesores no se nos juzgará igual que al resto, puesto que hemos tenido el alma de los alumnos muy cerca de nuestras manos. Estas palabras, y posteriormente el hecho de ser padre, renovaron mi pasión por educar. En la Biblia, en el Apocalipsis, se dice: «Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca». En estos tiempos, en lo que lo políticamente correcto parece que tiene que ser lo moderado, yo soy apasionado. Soy frío o caliente, pero no soy, ni quiero ser, tibio. Porque hay que ser apasionado, apasionado en el trabajo, apasionado en la fe, apasionado en el amor. A vosotros, mis niños (lo siento, siempre seréis mis niños), un consejo: ¡Vivid una vida apasionada y apasionante! Y ya metidos en las obras de misericordia, como he tratado de enseñar al que no sabe y he dado consejo al que lo necesitaba, os pido que sufráis con paciencia los defectos del prójimo. En esta ocasión tan especial, los míos. Tened compasión de este que vive con pasión, la apasionante aventura de educar.

Muchas gracias.

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Francisco Martín de la Hoz (Profesor de Educación Primaria)

El Rocío

La luna se reflejaba en el espejo del río. ¡La luna ya me embrujaba caminito del rocío! ¿Dónde están esas carretas? ¿dónde coplas y guitarras? ¿cuándo cantan las saetas al compás de aquellas palmas? ¡Deja que despunte el alba! Y saltarán los almonteños esa reja de su alma que sólo las penas calma. ¡Rosío! ¡Cómo te quiere la gente! Y yo sólo escucho al viento, que repite con sentimiento: ¡vente, Rosío vente!

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