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Diego Orlando Ortiz Orpinel Editor

Apreciable lect or, quiero dart e la bienvenida vista, y así com a esta nueva partir contigo renuestra emoc material que ión por presen estamos segu tar un ros vas a disf milia y amigos rutar con toda . Esto que ahor la faa tienes en tu fuerzo que ha s manos es un ce la PASTOR esAL VOCACION estar en mej AL “HINNENI” or comunicac para ión contigo, of mación positi reciéndote in va y de calidad for, para que sea única que te ay un a herramienta ude a ser crít ico de los tem para que tam as de actualid bién tomes pa ad, rtida emprendi te hagan expe endo acciones rimentar el bi que enestar de po na. Por esto no ner un grano puedes dudar de areque esta publ mente innova icación sea to dora, ya que no talhay ningún ot dad que te br ro medio en tú inde este mat erial, y no solo ciuse compromet eso, sino que a contigo. Nos también otros decimos acompañarte sí al comprom en esta aventu iso para ra. Nada menos es por eso que en esta primera ed do sacar provec ición hemos de ho de esa expr cidiesión (que quiz oído): ¡Sé un á muchas vece héroe! Y esto s has y seguro que las presentes después de vi páginas, esta ajar por rás convencido no es una pret que ser un hé ensión utópic roe a o infantil. Así justificar nues pues, querem tra expresión os “E n busca de hé necesario que roes”, ya que en tiempos di es fíciles, para to estas valientes do, se den resp ; ¡y tú puedes user uno de ello s! No me queda más que agra decerte la opor nos das para tunidad que entrar en tu ho gar mediante ta. Y recuerda esta revis¡H61 es para todos!

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Jóvenes con vocación: Vocación al Heroísmo

Tiempo de Héroes San Pedro

de Jesús Maldonado

Tierra de héroes Madurez afectivo-sexual: llamados a la santidad

Platicando con el Presbítero

Ildelfonso Payán

Tú también puedes ser un superhéroe

Sorpresa en el puerto de Marseille

Ir a misa, ¿Para qué? El tesoro

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Director Pbro. Lic. Daniel Portillo Editor Diego Orlando Ortiz Orpinel Logística Lic. Laura Torres Colaboradores Luis Ramón Mendoza José Carlos Chávez Arias Román Alonso Arellanes Cornejo Jaime Fernando Zapata Ortega María del Cármen PérezMéndez Diseño Ldg Rubén Fonay Fong Batista Publicación a cargo de Editorial Hinneni. E. Talavera y Allende #1201 Col. Linss, Chihuahua, Chih, México. e-mail: h61magazine@gmail.com


>> Diego Orlando Ortiz Orpinel

Lejos de un concepto soñador, “Héroes” encierra en sí mismo una actitud de vida, que combinada con “Jóvenes” hacen una fusión perfectamente compatible.

Jóvenes con vocación: Vocación al Heroísmo

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oy por hoy tenemos una invitación que nace de los más profundos y sinceros deseos por parte de los adultos: ¡Jóvenes piensen! Sí, es una invitación seria para hacer uso de nuestra capacidad intelectual. «No importa en que pensemos, lo importante es pensar». En todos los tiempos y en todas las circunstancias la necesidad de pensar es cuestión exigida por nuestra propia naturaleza; es por ese pensar como la humanidad sobrevive y se desarrolla, es de donde parte la virtud prudente para lograr grandes propósitos. Así pues, también es la balsa que nos salva de los peores climas sociales. Ni tú, ni yo, ni nadie ignoramos la problemática social que acontece a nuestra generación, y que lamentablemente día a día vamos empeorando. ¡Tenemos que pensar en soluciones y actuar! Quizá te preguntes (como yo lo hice en algún momento), ¿por qué tengo que dar la cara ante esta situación que nos viene por herencia de la generación pasada, es decir, la de nuestros padres? Y sí, es una problemática que hemos recibido de los mayores. Son ellos los que se están peleando en las cámaras de Diputados y Senadores, anteponiendo sus intereses personales antes que los intereses en común, sólo por dar un ejemplo. Además, hacen gala de su incapacidad para ponerse de acuerdo y dar soluciones reales a los problemas. No digo que siempre sea esa la intención, es decir, la de destruir en vez de construir, pero seamos honestos: no lo están haciendo bien. No se entienda aquí que todos los adultos son malos, por supuesto que hay muchos más que se esfuerzan diariamente por mejorar nuestra sociedad. Nuestros mayores son los autores principales dentro de esta dinámica social, ya que ellos están ejerciendo el poder público y están tomando las decisiones. Dentro de poco, nuestra generación pasará a ser depositaria de ese poder y de esa responsabilidad para darle rumbo a nuestra sociedad. Pero por mientras, ¿qué roles debemos tomar?

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Estamos en la edad propia de los grandes sueños e ilusiones, y lo más importante, tenemos toda la energía y capacidad para llevarlos a cabo. Nuestro despertar a la actividad de pensar debe ser CREATIVA, característica no ajena a nosotros y que nos acompaña en esta etapa humana. Muy probablemente, inconsciente o conscientemente, estás inmerso en esta horrible cultura de muerte, y tengas convicciones tales como “ya no vale la pena esforzarme” o “¡Todo está perdido!”. Permíteme sacarte de tu error, porque todo está dispuesto para ser purificado: ¡Joven llegó el momento de ser Héroes! Debemos difundir estilos de vidas creativos y solidarios, capaces de hacer más felices a los seres humanos. ¿Cómo? Pues primeramente teniendo el valor para descubrir mi propia vocación ya que, en el cumplimiento de la propia vocación es como podemos dar respuesta a los males que nos afectan; en otras palabras, si yo hago lo que me hace sentir pleno, nada me va a detener. Entonces, encontrar la

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propia vocación nos llenará de auténtica felicidad. ¿Estás preparado para ser feliz sirviendo a los demás? Aquí caen muy bien unas palabras de Jaime Nubiola (Invitación a pensar, 2009): “Las comunidades humanas sólo funcionan bien, sólo logran su fin, cuando cada uno, comenzando por los que están más arriba, pone lo propio, lo personal, al servicio de la comunidad, al servicio de quienes de él dependen o de quienes simplemente están a su lado”. Hoy se precisa renunciar a ser la generación suicida, y debemos aprender a desdramatizar las situaciones en vez de echar más leña al fuego. No se trata de negar la realidad, sino de poner cada cosa en su sitio. Y parafraseando a William James, puede afirmarse que no sonreímos porque estemos alegres sino que, más bien, nos convertimos en personas alegres cuando nos empeñamos en sonreír. Toda esta invitación requiere de personas heroicas que, como dice San Pablo, saben vencer el mal a fuerza del bien, y yo le agregaría: los antivalores a fuerza de los valores, la inmoralidad a fuerza de la educada conciencia. Este es la nueva actitud, si la haces propia, entonces grita: ¡Yo tengo vocación: Vocación al Heroísmo!


Tiempo de Héroes En los tiempos de dolor y sufrimiento el ser humano se decide entre el bien y el mal.

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>> Luis Ramón Mendoza

nosotros nos ha tocado vivir en la hora del descalabro hemos llegado a vivir en momentos difíciles de nuestra tierra, pero al mundo no lo podemos parar para bajarnos. No, los héroes se forjan en el fuego de los tiempos fútiles. Si alguien no vive los sinsabores de la vida, por lo menos debería de empezar a acompañar a los que si los viven, pues quien realiza dicha tarea es digno del apelativo héroe. El héroe nace en virtud del amor y a favor de la necesidad de su entorno. En virtud del amor porque solo el que ama se da por completo por una causa de necesidad incluso hasta entregar la propia vida, entonces solo el sacrificio es fruto del amor. Decimos que a favor de su entorno por las circunstancias vividas durante su desarrollo social. Todos podemos resistir a muchas cosas en nuestra vida, pero nadie puede apartar su vista y resistir al sufrimiento ajeno, ya sea por morbo o por sensibilidad. Si tornamos nuestros ojos a grandes personalidades tanto de aspecto positivo como negativo encontraremos un trasfondo de lucha con situaciones dolorosas. Pues, a partir de tales experiencias se endúrese o se ablanda el corazón, no podemos

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olvidar en su ejemplo a Gandhi cuya vida fue una total dedicación a favor de la paz, partiendo de la necesidad de un pueblo oprimido por los ingleses. O quién no recuerda a Hitler, quien deseoso de imperar en la tierra, provoco grandes sufrimientos en especial a nuestros hermanos judíos. Gracias a estas desgracias, paradójico, pero cierto, surgieron grandes personas portadores de bien como, en su ejemplo, Víctor Frankl, gran iniciador de la psicología existencial fruto de tres años de su vivencia en un campo de concentración nazi, tiempo durante el cual elaboro dicha psicología. La mayoría de su inspiración brotó de la pérdida de su esposa y familia por las mismas causas tan atroces. Karol wojtyla, quien pasará su juventud trabajando y estudiando entre la esclavitud de su pueblo a causa de los alemanes, posteriormente fue elegido Papa, dando veinticinco años de servicio en el pontificado romano. Un ejemplo más es Agnes Gonxhe, o mejor conocida como la Madre Teresa, quien abandonando su hogar y al encontrarse con una situación de hambre extrema en Calcuta, dedica su vida a vivir para “los más pobres de los pobres” logrando reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos el premio Novel de la paz

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en 1979. Bien pudiéramos mencionar a muchos otros que entregaron su vida a favor de quienes pasaban desavenencias, pero estos ejemplos, creo, bastan. Pues bien nosotros tenemos campo abierto a la oportunidad, no por la gloria inmediata y efímera del heroísmo, sino por la gloria forjada a través de entregas que implican renuncias, pues cuando se ama es de tiempo completo; entonces el héroe no se limita a los horarios, lo lleva en la sangre y como el palpitar de su corazón, dispuesto a ejecutar el acto heroico que es la ejecución de un amor sin límites. En cualquier momento cualquier situación y lugar. El motivo de nuestro heroísmo está en nuestros días: días de descalabros. Ahí en nuestro entorno hay ocasiones y situaciones que exclaman la ayuda de personas sensibilizadas ante estas situaciones que tú y yo vivimos actualmente.


San Pedro de Jesús Maldonado

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>> Fernando Zapata

ás que una investigación quisiera aprovechar este espacio para recordar una anécdota de un tío muy querido por toda mi familia. Mi tío era sacerdote de la diócesis de Chihuahua. Le tocó desempeñar su ministerio en tiempos de la persecución religiosa. Fue un tiempo muy difícil. Yo le considero un héroe y les diré porqué: Una ocasión, tío Pedrito (así le decimos de cariño), fue detenido por las autoridades y desapareció. Su hermana, María de la Luz, que era quien lo asistía en la casa parroquial, se había quedado preocupada, buscándolo por cerca de mes y medio. Preguntando aquí y allá, hasta el punto en que lo daban por muerto. Un día se presentó tío Pedrito andrajoso, barbudo, sucio, flaco, un tanto demacrado… pero, extrañamente, feliz (la expresión original del relato es: “con una sonrisa de oreja a oreja”) desbordado en una gran alegría. -“¡Pedro! ¿Dónde has estado? ¡Mira nomás como vienes!- exclamó su hermana, con toda aquella emoción agolpada en su pecho. -¡Ven, siéntate¡ déjame contarte: ¡me hicieron beato antes de morir!- comentó mi tío. Mi tío fue detenido por las autoridades y lo llevaron al desierto, rumbo a Juárez. En un determinado momento, lo bajaron del carro y le dijeron que sería fusilado; se formó el pelotón y le dijeron: PrimeraEdición

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-“¡Pedro! ¿Dónde has estado? ¡Mira nomás como vienes!- exclamó su hermana, con toda aquella emoción agolpada en su pecho. 08

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¡reniega de tu fe, di que viva el gobierno! ¡Di que viva Calles! Y salvarás tu vida. Pero él abriendo sus brazos en forma de cruz, gritó: ¡viva Cristo Rey! Ellos insistían: ¡Di que viva el gobierno!, pero él más fuerte gritaba ¡viva Cristo Rey! Entonces el jefe quedó admirado y dijo: vete, no puedo matar a un hombre tan cabal y valiente. ¡Vete, cura beato! Así que inmediatamente emprendió el camino de regreso, con una alegría que no cabía en su pecho. No importó cuanto tiempo duró

sin comer, sin dormir, sin ver a la familia…Sólo importaba ser fiel a su vocación. Había sentido en lo profundo de su corazón que Dios le estaba llamando a no abandonar a sus feligreses en aquel tiempo tan duro, tan peligroso. Yo pienso que en su interior sentía un fuego como el que ardió en el profeta Jeremías (Jer 20, 9); ese fuego de la vocación que arde incesante, implacable y que nos impulsa a convertirnos en testigos de nuestra fe, cueste lo que cueste:

incluso el dar la vida, como mi tío, en el martirio. Mi tío siguió desempeñando su ministerio en Santa Isabel, hasta que un 10 de febrero, miércoles de ceniza, fue martirizado… al fin llevó hasta las últimas consecuencias su seguimiento radical de Cristo: firme en su vocación. Hoy a mi tío Pedrito, le conocemos como San Pedro de Jesús Maldonado. Es por esto, y otras cuantas “anécdotas”, por lo que yo lo considero un héroe verdadero.

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Tierra de héroes

Chihuahua, a lo largo y ancho, es tierra de héroes.

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>> José Carlos Chávez Arias ace poco recordaba aquella serie televisiva “la liga de la justicia” donde un grupo de héroes hacían frente a los villanos que pretendían imponerse sobre los ciudadanos inocentes, e imaginaba qué ocurriría si estos superhéroes hicieran frente a los problemas actuales de nuestro Chihuahua, ya conocidos por ustedes: secuestros, asesinatos, violencia, narcotráfico, terrorismo y… para que les cuento; mejor es acabar aquí la lista y no recordar de nuevo esta realidad tan deprimente. ¡Que lastima que la liga de la justicia se encuentra únicamente en el mundo de los dibujos animados! Pero, si existen en todo nuestro estado cientos de villanos de carne y hueso ¿Por qué no han de existir héroes también de carne y hueso? ¿Acaso estamos condenados a vivir por siempre en la injusticia? Claro que no, por eso es que como todo buen mexicano esperamos ansiosos la llegada de un superhéroe, de un gran político o presidente reformador que en un abrir y cerrar de ojos acabe con toda la problemática, o tal vez nuestro superhéroe esperado sea al estilo de Bruce Willis, imposible de matar por los sicarios. Si esperamos de este modo la solución a los problemas sociales de nuestro estado, es mejor que nos quedemos esperando a la liga de la justicia, tal vez llegue más rápido. Y ahora: ¡Quién podrá salvarnos! Mejor no te quedes esperando y saca al héroe que llevas dentro, porque no esperamos superhéroes estilo comic, o película de acción, sino héroes reales entre nosotros, héroes en nuestra parroquia, familia, escuela, trabajo, héroes en nuestro grupo de amigos. Pero; ¡mucho ojo!, no te creas el protagonista de la película y quieras arreglar el mundo tu sólo. Los héroes que necesitamos son en comunión, en correspondencia, en conjunto unos con otros, pues así como en la liga de la justicia se trabaja en equipo, de igual manera nosotros hoy tenemos que actuar así, pues “El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos” (2Cor, 12, 14) nos dice san Pablo. Es por esto que el verdadero superhéroe es la Cabeza del cuerpo que nosotros formamos: Jesucristo.

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Hoy necesitamos héroes en nuestra tierra chihuahuense y los necesitamos a todos, pues Dios ha infundido en cada uno de sus hijos un don; ese don es único porque tú eres único, y si lo dejas dormido nadie más hará por ti lo que dejes de hacer. Por eso es importante que explotes ese don, esa vocación dormida; para formar todos juntos la imagen de Cristo en la Iglesia. Independientemente de tu edad, trabajo, sexo, condición social, o cualquier otra circunstancia, Dios te está llamando a realizar ese don en la Iglesia: vocación. Aquí en estos lugares necesitamos héroes que renuncien a sí mismos para servir a los demás, como lo hacen los superhéroes; ¿cuántas veces Peter Parker, tuvo que renunciar a sus citas con Mary Jean para hacer frente a las amenazas? Necesitamos héroes que tomen el camino arduo del servicio al otro, y hagan de por vida un compromiso de fidelidad para con el prójimo. Necesitamos héroes que entreguen su vida. Solicitamos constructores de una nueva sociedad y requerimos instauradores del Reino de Dios aquí en la tierra. Nos urge que te unas a la liga de héroes: ¡Dios te ha dado una vocación al heroísmo! Desde tu vocación recibida actúa como un héroe respondiendo con las actitudes de Jesús; pero recuerda que un héroe no busca su propia felicidad sino la de los demás, y está dispuesto a renunciar a sus derechos para realizar sus deberes. Ser héroe en medio de nuestra sociedad es difícil, hoy son pocos los que dan mucho para recibir poco, ahora más bien se piensa en hacer lo mínimo para obtener demasiado, pero claro está que ese no es el caso del héroe. Pues un héroe nada contracorriente: si nuestra sociedad se encamina hacia el aborto, la eutanasia, la pornografía, la violencia, el dinero, hacia el placer; el héroe va en contra, por eso su camino es épico porque actúa como pocos lo harían dando ejemplo de que es posible vencer a estos villanos, disfrazados de ángeles buenos. No sé cual sea tu don, eso te toca descubrirlo, pero de dos cosas estoy bien seguro: de que ahí está ese don otorgado por Dios, y de que nuestra tierra chihuahuense necesita héroes. Actúa valientemente viviendo tu don al servicio de los demás, así no tendremos que llamar a la liga de la justicia, y dejaremos que ellos sigan haciendo su papel en la TV. PrimeraEdición

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Es hora de que en nuestra tierra chihuahuense se cultiven los héroes, nos urgen, héroes de todo tipo: ciudadanos responsables, políticos transparentes, abogados honrados, médicos con ética, madres con amor a sus hijos, matrimonios unidos, sacerdotes entregados, y miles de santos.

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Actuando tu, hoy y aquí como héroe, ¿el día de mañana se podrá arreglar todo y viviremos en un mundo feliz?, ni lo sueñes. Pero lo que si cambiaras es tu pequeño entorno: tu familia, tus amigos, tus actitudes, tu persona, tus hábitos, tu manera de pensar, de vivir… Y ¿Qué pasaría si todos los cristianos actuáramos como héroes siendo fieles al don que Dios nos ha dado, siguiendo nuestra vocación? Descubrámoslo…


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Madurez afectivo-sexual:

llamados a la santidad Afectividad y sexualida >> Alfredo Gómez

Es muy común encontrar en documentos de la Iglesia la invitación y motivación a ser santos; finalmente esa es la misión: santificar, con la acción gratuita y libre del Espíritu Santo. En lo personal, esto me lleva a pensar que la santidad es algo extremadamente difícil y aunque tuviera la firme decisión de buscarla, no sabría por donde comenzar. Sean perfectos así como el Padre lo es, son palabras de Jesús, pero ¿cómo puedo en mi humanidad el siquiera pensar que llegaré a tal tipo de perfección? Que se amen unos a otros como el mismo Cristo nos amó. Sabemos que el amor de Cristo es tan grande, que entregó su vida por nosotros. Pero ¿cómo hacemos para poder llegar a amar como Cristo?

Estos cuestionamientos, en lo personal, eran muy confusos y eso los hacía inalcanzables. Pero hasta que encontré una manera diferente de explicar todo esto pude entender; es por ello que comparto en este escrito lo que me dio mayor claridad y luz en mi pensamiento con respecto a la santidad, lo cual presento a continuación: “La santidad es aquel comportamiento perfectamente humano que es divino; es la plenitud de la vida, de gozo y de amor que se sitúa en Dios ¡estamos llamados a vivirla! ¡Es la cotidianidad!...en efecto, vivir la santidad es

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construir la propia madurez humana como Dios la sueña contemplando a su Hijo”.

Aquí, podemos encontrar la belleza de la santidad y el verdadero sentido de la misma; ahora bien también podemos resaltar los puntos siguientes y que han sido, en lo personal, una fuerte motivación en el camino hacia la santidad. • Vivir la santidad es construir la propia madurez humana Hay ciertas condiciones que deben cumplirse para encaminar nuestra vida hacia la madurez, lo primero es que se desarrolle la afectividad como capacidad de amar con todo el corazón. Esto significa que la persona adquiere la capacidad de vivir, por lo cual no solo conoce y se decide frente a la realidad, sino que es capaz de gestar relaciones personales, cálidas y profundas, llenas al mismo tiempo de sentimientos nobles. El hombre actual tiende a substituir su capacidad de vivencia por sensaciones; más que experimentar y acoger con el corazón, lo hace con los instintos. Está bombardeado por estímulos basados en sus instintos y que le quitan la interioridad personal: la intimidad afectiva del corazón. Por eso no sabe ser fiel, no sabe relacionarse profundamente con las personas y con todo lo que le rodea. Le cuesta descubrir lo profundo y sublime que hay en los seres para quedarse con lo que le produce placer. Por eso creo que es esencial que logremos ordenar nuestro mundo afectivo. Nuestros vínculos afectivos, requieren de un corazón libre de esclavizaciones, de apegos desordenados y de inestabilidad emocional. Lo normal en el hombre actual es que su afecto pasa de un objeto a otro, de una persona a otra, cree amar y va de flor


ad

en flor en amores, o mejor dicho amoríos sin profundidad ni estabilidad; y esto desemboca en un no saber respetar a los demás. Pero todo esto deberá ordenarse y sobretodo integrarse en un proceso auténtico de purificación. Es impresionante ver como hace falta esta integración de la razón y el corazón. Por lo regular los sentimientos siguen su propio rumbo ajeno al razonamiento, no se integran como un todo, humanizando y profundizando todas las relaciones que la persona quiere establecer. Así pues, la inteligencia, la voluntad, el afecto y la sexualidad deben desarrollarse e integrarse hasta que exista esta personalidad optima (por así decirlo). • Como Dios la sueña (a la santidad) contemplando a su Hijo Nuestra madurez debe alcanzarse como el Padre sueña contemplando a su Hijo y ¿Quién es el Hijo? Por sus propias palabras sabemos que dice: Yo soy la verdad, el camino y la vida. Así que esto querrá decir que nuestra madurez humana, afectiva y sexual, deberá ser vista siempre a través de la Verdad. Esto nos llevará

a un profundo análisis de nuestra conducta, vista reflejada en la cruz de Jesús. Es decir nos llevará al autoconocimiento, encaminando nuestro vivir a través de esta Verdad, Entonces el creyente será fiel a la propia identidad, en la medida en que no sólo se adhiera a la verdad que es Cristo, sino que reconozca en ella misma su verdad, lo que él es y lo que está llamado a ser. Tan solo en este punto el creyente en Cristo llega a ser autentico cristiano, y consecuentemente santo. Pero este autoconocimiento, al sentir que estamos lejos de alcanzar la Verdad será un proceso doloroso, no por el hecho de darnos cuenta de nuestras debilidades, sino al percibir la distancia que existe entre la perfección del ideal y lo que somos actualmente. Tal es el caso de Pedro, cuando al negar a Jesús y sentirse pecador e incluso traidor, al llevar a cabo ese autoconocimiento, lloró amargamente. Pero alcanza a percibir la gravedad de su acción al sentir la mirada de Jesús, expresándole todo su amor, “si no se sintiera amado, no se daría cuenta de la gravedad de su comportamiento ni experimentaría dolor alguno a causa del mismo… Se produce únicamente si la experiencia es total, tan solo si las dos sensaciones, la del amor y la del dolor, se hallan al grado máximo”. Finalmente, con todo lo anterior los invito a hacer un “stop para reflexionar”: ¿Cómo son mis relaciones interpersonales y afectivas actualmente? ¿Me están llevando a cumplir la voluntad de Dios, quien quiere que me santifique? Las conclusiones son tuyas. PrimeraEdición

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Héroes entre nosotros

PLATICANDO CON EL PRESBÍTERO

ILDELFONSO PAYÁN “Ellos (los formadores del seminario) no necesitaban predicar, el solo verlos y algunas veces oírlos, eran para nosotros un imán que nos atraía al sacerdocio”. >> Román Alonso Arellanes Cornejo y Jaime Fernando Zapata Ortega PV (pastoral vocacional): Buenas tardes Padre, antes que nada queremos agradecerle su amable disposición, la generosidad de su valioso tiempo y la hospitalidad al recibirnos en su casa y concedernos esta entrevista.

P.V.: Padre, hace 50 años ¿cuál fue el motivo principal que lo llevó a usted a tomar esa iniciativa, esa novedad en la vida de la Iglesia de Chihuahua? ¿Qué se vivía en ese tiempo que lo hizo tomar esa decisión?

miento de promotor de vocaciones brotó de la urgencia de seleccionar mejor a los candidatos que aspiraban al Seminario; el año en que me nombraron promotor de vocaciones habían entrado 105 muchachos al Seminario, pero hubo el problema de que, ¡te lo voy a decir en broma eh! los padres superiores del Seminario no educaban, sino que estaban ocupados en vigilar de que no hubiera muertos y heridos (risas), entonces los padres del Seminario dijeron: ¡esto no debe ser así, se nos vienen turbas de gente que ni siquiera saben que motivación traen al venir al Seminario y gastamos demasiadas energías en tener dos salones con cincuenta y tantos muchachos y demasiadas energías en estar queriendo educar y lo único que estamos haciendo es que no haya muertos y heridos.

P. Payán: Mira, me nombraron promotor de vocaciones y el nombra-

Entonces, se les ocurrió la idea de tener un promotor de vocaciones

Padre, en este 2010 estamos celebrando el año jubilar de los Preseminarios, pues fue en el año de 1960 que, bajo su dirección, el ánimo y entusiasmo característico en su persona dio inicio esta experiencia fuerte de discernimiento vocacional para bien de toda nuestra Iglesia particular de Chihuahua.

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que estudiara a los muchachos durante un tiempo antes de que fueran al Seminario propiamente como seminaristas; ¡voy a hacer un paréntesis: a mí me habían corrido del Seminario porque había sido Prefecto y Vicerrector!, y todas nuestras energías las gastábamos para tratar de que los muchachos tomaran un poquito de conciencia en lo que era el Seminario y la disciplina en el Seminario, gastábamos muchas energías con toda la turba de muchachos que llegaban y que no llevaban la más mínima preparación para iniciar algo tan serio como era su formación de seminaristas. Excuso decirte que a mí me corrieron del Seminario porque era Vicerrector y había sido Prefecto y mis ideas eran de que no era posible recibir esas tribus… entonces me corrieron y el Señor dispuso que fuera a Catedral nueve meses. Mientras estuve fuera empezaron a pensar que urgía un promotor de vocaciones que estudiara las vocaciones antes de que llegaran las tribus, y dijeron ¿quién?... ¡Pues al que corrimos! (risas) porque quería educarlos. Recuerdo una frase que se la escuché a mi Obispo cuando me dijeron ¡vete del Seminario!... “Si no te tengo ahí para que los cooorras, sino para que los eduques” (risas),


me fui con la cola entre las patas… me mandaron a Catedral, y allá a los ocho meses me dijeron: ¡Tú vas a ser el Promotor de vocaciones de la Diócesis de Chihuahua, tu trabajo principal es que sepan los muchachos que vienen al Seminario a qué vienen!... ¡Así nació la promoción de vocaciones! No porque faltaran muchachos que quisieran ser sacerdotes, sino porque venían tantos que no sabían “la o” por lo redondo y se gastaban demasiadas energías en la disciplina, en mantener a cien muchachos, ¡te imaginas!; de los cuales muchos no llevaban el más mínimo conocimiento intelectual y vocacional. PV: Padre, entonces fue a raíz de la necesidad que vio en la estructura del Seminario que se empezó a hacer una especie de cedazo, por así llamarlo… Padre Payán: ¡Cierto! PV: Hace cincuenta años Padre, ¿cuál era el ambiente que se vivía en la sociedad? ¿Era favorecedor para que el muchacho se sintiera atraído por la vida del Seminario, aún y cuando no supiera realmente qué era o en qué consistía el camino de formación… cómo era el ambiente en las familias? o ¿A qué era a lo que se enfrentaba el muchacho de aquel

tiempo para entrar al Seminario? ¿Cuáles adversidades enfrentaban los muchachos en aquel tiempo? P. Payán: Mira, había mucha ignorancia de lo que formalmente se desea en el Seminario cuando llega un muchacho al Seminario, había habido mucha propaganda de que se viniera al Seminario el muchacho que terminaba el 6º año de primaria, porque habíamos hecho –un servidor también había sido elemento del equipo- una campaña en todo el Estado de Chihuahua, pero faltaba lo más esencial: estudiar un poquito las vocaciones, a los muchachos que vinieran al Seminario y que trajeran una idea más o menos inicial de que se venía al Seminario para sujetarse a un proceso de formación. PV: Principalmente pues, esa era la ignorancia existente… Y usted, Padre, al momento de ir estructurando la idea del Preseminario ¿cuál era su principal motivación? ¿Qué veía usted ya en esa idea, en ese anhelo? ¿Soñaba ya con el fruto de ese trabajo? P. Payán: Para mí lo más esencial eran dos cosas: el aspecto intelectual y el aspecto de ideas más o menos claras sobre la vocación; al Seminario se viene porque “siento deseo de ser sacerdote”, pero ese

deseo debe de estar respaldado por un esfuerzo de conducta y también por una información más clara de lo que es propiamente el Seminario. Entonces había que, a través de un Preseminario de cuatro semanas, atacar los dos frentes: el intelectual y el vocacional; humanamente hablando darles una visión de lo que era la vocación al sacerdocio o al Seminario, y ahí también hacer un cedazo para decirle a los muchachitos que no estaban preparados intelectualmente “que se esperaran un tiempecito”, para que, si veíamos que había una especie de superación, entonces se le admitiera al muchacho en el doble aspecto: disciplina y vocación. PV: En aquel ambiente que existía, pues en el año de 1960 Padre, con la gente que le rodeaba en el Seminario, en el clero ¿recibió apoyo de sus hermanos sacerdotes ante esa novedosa y difícil empresa? ¿Todos veían con entusiasmo la existencia de los Preseminarios? P. Payán: Todos los que habían sido Superiores en el Seminario veían la necesidad urgente de que hubiera una preparación antes de venirse, que hubiera una preselección, sobre todo, estructuramos el preseminario de tal modo que, abarcábamos vari-

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os aspectos: el intelectual, el moral, la educación y la “iluminación” para la vocación. El preseminario nació porque me encontré a una comunidad religiosa que vibraba con las ideas que teníamos o con los proyectos e intenciones que teníamos, y esa comunidad religiosa ofreció sus mejores elementos para que vinieran a dar algunas clasecitas, tales como aritmética y español, pero para “tener ojo” y observar a los muchachitos a ver cuáles ya podían venirse al Seminario o tenían que esperarse algún tiempo más… no era para decirle a los muchachos: “¡tú ya no!”, sino: “¡todavía no es momento, te vamos a seguir acompañando por un tiempo para que, si Dios te llama por aquí, pues vengas!”.

“ Al seminario se viene porque se siente el deseo de ser sacerdote, pero ese deseo debe de estar respaldado por un esfuerzo de conducta” PV: Padre estamos hablando, que en el año de 1960 ¿quién era el Obispo? ¿Quiénes eran los sacerdotes que le rodeaban?

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P. Payán: Fue Don Antonio Guizar Valencia, pues cuando se presentó la idea le gustó mucho… Después, cuando vieron los frutos, entonces me apoyaron en todo. Pero al principio, era una idea que no “cuajaba”…me prestaban el Seminario eh, para el primer preseminario me lo prestaron, pero me dijeron: “Cuidadito si vienen y rompen todos los vidrios”, porque pues era fácil que hicieran destrozos los chavalos. Después del primer preseminario y después de que vieron que los niños venían más seleccionaditos, entonces la idea la adoptaron como propia del Seminario. Para el primer preseminario me ayudaron dos exseminaristas y tres religiosas, pues no entraba la idea al principio, pero cuando vieron el resultado, inmediatamente el Seminario me dijo: “todos los gastos de la comida van a correr por nuestra cuenta y te vamos a prestar algunos seminaristas para que te ayuden”. PV: Entonces, es hasta el segundo preseminario cuando se empezaron a incorporar los seminaristas al servicio del preseminario… P. Payán: Sí, en el primer preseminario, tuve que conseguirme a unos “cuates” que eran ex-seminaristas, porque la idea no entraba…

PV: En este caminar de nuestra Iglesia, sabemos que la respuesta al llamado de Dios no deja de ser una muestra de heroísmo por parte del hombre, sabemos que siempre hay católicos convencidos que responden al llamado de Dios con toda generosidad, aún y cuando sean tiempos adversos, tiempos de conflictos bélicos o de una sociedad que está en revolución, la prueba está en nuestros santos mártires que han sabido responder, aún en ese tipo de condiciones… y esta es una realidad que estamos viviendo hoy, a cincuenta años del primer preseminario: nuestra sociedad está envuelta en un ambiente de violencia, de ausencia de Dios. Padre, después de cincuenta años, después de lo que usted vivió con aquellos muchachos entusiastas que tenían muchas ganas de asistir al Seminario… ¿Qué le diría a los muchachos de hoy que están inmersos en este ambiente de violencia, en este ambiente en que parece que estamos dejando a Dios fuera de nuestras vidas… qué les diría usted a estos jóvenes? ¿Que reciban el llamado o que estén abiertos al llamado de Dios? P. Payán: Bueno, desde luego, que estoy convencido de que las vocaciones deben de prepararse afuera


del Seminario para que, cuando vayan al Seminario ya lleven una idea de lo que va a ser su formación en el Seminario. Yo a los jóvenes modernos, evidentemente les diría, que se acercaran a los grupos juveniles; y a los padres, que estuvieran al pendiente de ir invitando personalmente y acompañando a cada uno de aquellos muchachos y en los que alcancen a ver algunos signos vocacionales… que se les acompañara con el dialogo personal para que fueran preparando su corazón para ir a una experiencia tan hermosa como lo es el preseminario. Actualmente creo que se ha reducido a una semana ¿no? PV: Sí Padre, actualmente es menos (una semana para el primer ciclo y dos semanas para el segundo ciclo) que cuando se vivió bajo su dirección, pues usted nos decía que eran cuatro semanas lo que duraba el preseminario. Entonces, la invitación es a que los muchachos se acerquen a tener un contacto más vivo con la Iglesia, con la vida de Iglesia… P. Payán: Y sobre todo que, el promover las vocaciones es una obra no solamente del promotor de vo-

caciones, sino que es una obra en la que todos los sacerdotes tenemos que participar muy especialmente… en aquel entonces encontré religiosas de las escuelas católicas que recibían con mucho entusiasmo la idea y el servicio que se les presentaba para ir estudiando lo mejor posible las vocaciones de los muchachos que estaban en 6º año. En general, los niños que aspiraban al Seminario venían después de que terminaban el sexto año…

ahí son para bien de toda la Iglesia de la cual todos formamos parte. Entonces, aunque sabemos que ahorita el hombre tiene miedo a tomar el compromiso, pues tiende a llevar una vida “light”, ¿qué nos diría Padre, a los que formamos parte de la Iglesia, y que estamos tentados a dejar el compromiso a un lado?

En la actualidad, el equipo de la Pastoral Vocacional Hinnení 2010-2011, tenemos la intención de comenzar una campaña de concientización para toda la Iglesia, puesto que es un compromiso eclesial, en el cual desde la trinchera de la familia principalmente, se vaya también comprometiendo con responsabilidad en la promoción vocacional.

P. Payán: Desde luego que, si estamos agradecidos con el Señor porque nos llamó por este camino, debemos difundir la idea de que el Señor sigue invitando a mucha gente, a muchos muchachos, a muchos jóvenes para que asuman esta hermosa vocación que Él da y que entre sus aspiraciones busquen también el poder ser sacerdotes, y desde luego que, todos estamos obligados a promover las vocaciones, y los sacerdotes especialmente, que entre los muchachos que hay allí de acólitos, entre los muchachos que están en el grupo juvenil, vayamos poniendo nuestros ojos y observando a aquellos que podrían llegar a tomar conciencia de que el Señor también los llama o los puede llamar.

Padre, un mensaje que quiera darnos con referencia a la toma del compromiso, como algo que nos favorece, porque aparte de que nos compete, los frutos que salgan de

PV: Padre, hablábamos también de que, por gracia de Dios, usted tiene ahorita 56 años de ministerio, y que los que tenemos la dicha y el privilegio de conocerle, sabemos que irra-

PV: Ahorita nos habla usted de que el compromiso de la promoción vocacional es verdaderamente un compromiso eclesial en el cual entramos todos y de manera principal los sacerdotes como pastores.

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dia esa felicidad que le acompañó en el momento de su ordenación sacerdotal y que le sigue acompañando hasta hoy. Dentro del ejercicio de su ministerio, aunque sabemos que son muchas experiencias gratificantes, alguna (de las muchas) que nos quiera compartir… P. Payán: Uno va pasando por etapas. en los primeros años de mi vida sacerdotal, siempre la idea de vocaciones en el Seminario me ocupó mucho mi mente y mi corazón, ya después los grupos juveniles siempre ocuparon mi mente, y claro, en la medida en que fui entrando en años, pues me daba cuenta de que, ya no vibraba como ellos, que ya había pasado mi tiempo; pero, siempre conservé la intención de impulsar, promover y ayudar a los jóvenes… me dio muchísimas satisfacciones el estar con esa idea fija de que alguien quiere y puede aspirar por el sacerdocio. Ya en la actualidad veo las cosas con un poquito más de tranquilidad… antes fue pasión, ahora es cierta convicción… PV: Sabemos que usted se siente, como lo dice en una de sus frases (que nos inyecta mucho ánimo) con las que nos responde cuando se le pregunta de que cómo está o que cómo amaneció… ¡Felííííz!

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P. Payán: Sí. PV: Creo que es una palabra que nos remite a su persona, sin la intención de minimizar la grandeza de su persona, es una palabra que nos permite a todos los seminaristas (que tenemos la dicha de tenerlo todos los lunes en la mañana como confesor) relacionarlo con la felicidad. Como todo ser humano, hemos pasado por momentos adversos, pero creo que la felicidad usted la ha encontrado plenamente en su sacerdocio; dentro de esa felicidad que nos comparte diariamente… algún mensaje que nos quiera dirigir a todos con relación al Seminario, que no nos sintamos ajenos a él, que la gente no lo vea como ajeno, sino que logre verlo como el corazón de nuestra Iglesia particular de Chihuahua… para hacerle ver a la gente que todos formamos parte de él, que con lo que se congratula el Seminario en los tiempos de alegría es también motivo para que se alegre toda la Iglesia y viceversa… una exhortación para que se sientan comprometidos y preocupados por las vocaciones, por los frutos que se incorporan a la vida ministerial. P. Payán: Mira, a mí me encanta la oración que decimos, y siempre me preocupo por que la gente la diga

“saboreando” lo que está diciendo: “Danos vocaciones apostólicas, danos sacerdotes santos”; de modo que, para mí es un gozo estar con la comunidad y, animarlos para que sigan pidiendo por las vocaciones sacerdotales… Estoy plenamente convencido de que el Señor es el que llama, y que a nosotros nos toca velar porque esa llamita no se extinga, sino que al contrario, llegue a realizar en una vocación para el Seminario y después en un sacerdote para la Iglesia. PV: Algún comentario, Padre que desee agregar, sobre todo en lo referente al ambiente de violencia en el que estamos inmersos; porque parece que nos doblamos ante la adversidad, porque parece que ahorita no es tiempo para que el joven valiente responda… usted, con toda la riqueza de su vida ministerial, con esa convicción de que es el Señor el que llama… ¿qué le dice concretamente a los jóvenes de hoy? ¿Qué se den tiempo para escuchar? ¿No tengan miedo? P. Payán: Mi recomendación sería especialmente para los sacerdotes, que tomáramos conciencia de que la Iglesia necesita sacerdotes y que el sacerdote es, pudiéramos decir, es el canal normal y natural para que muchos muchachos quieran seguir


el camino del sacerdocio, y por consiguiente… ¿qué es lo que quiere un padre de familia? Pues tener un hijo ¿no? ¿Qué sería lo natural en un sacerdote? Pues que engendrara una vocación… ¿cómo la ven? PV: Tiene toda la razón padre… Pues de nuestra parte, con un corazón agradecido por ese gran ejemplo que durante 56 años le ha regalado a nuestra Iglesia particular de Chihuahua, a nombre de todos los que hoy en día nos estamos preparando con la convicción puesta en la voluntad de nuestro Dios, que si algún día nos quiere consagrar en el sacerdocio ministerial, le agradecemos el que nos haya compartido parte de lo mucho que hay en su corazón… Le agradecemos a Dios providente y misericordioso todo lo que ha hecho y lo que sigue haciendo; y especialmente que, a través de usted como instrumento dócil del Señor, se haya introducido la gratificante experiencia de los Preseminarios… y, agradecidos con Dios y con usted por estos 50 años de gracias abundantes para gloria de Dios y para bien de nuestra querida Iglesia particular de Chihuahua.

fesor extraordinario sentí mucha alegría y dije: esta es la manera como yo puedo agradecerle al Seminario lo que ha hecho por mí… ¿qué te parece? PV: Bueno padre, puede tener la certeza de que lo está haciendo con creces. Nosotros ahorita estamos recibiendo toda su gratitud, todo su cariño, su alegría, su inyección de ánimo que cada semana nos lleva… Entonces no nos queda más que agradecerle y rogándole a nuestro Dios que le siga llenando de bendiciones como lo ha hecho hasta hoy, y que nos siga dando ese gran ejemplo a los que venimos atrás en este camino de formación. Muy agradecidos padre por la apertura de ese gran corazón… porque

un servidor recuerda que, cuando me acerqué con usted para solicitarle esta pequeña plática, usted me decía: ¡Pero!, ¿qué te voy a decir hijo? Y que yo solamente le dije, pues hable con el corazón, como siempre lo ha hecho… y la prueba está en que, hoy nos ha permitido entrar hasta un lugar muy especial. P. Payán: Yo les agradezco a ustedes el que me ayuden a recordar las vivencias hermosas que tuve en el Seminario con mis Superiores, de los cuales guardo una gratitud inmensa porque me tocaron unos superiores maravillosos… ¡y hasta santos! “Ellos no necesitaban predicar, el solo verlos y algunas veces oírlos, eran para nosotros un imán que nos atraía al sacerdocio”.

P. Payán: Yo me siento muy agradecido con el Seminario… por eso cuando me pidieron que fuera con-

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¡TU TAMBIÉN PUEDES SER UN SUPERHEROE! Ante el avasallante torbellino del hedonismo en donde los jóvenes se encuentran actualmente atrapados y la seductora encrucijada en su búsqueda insaciable del placer y fugaz felicidad, transitan vertiginosamente por esa espiral descendente hacia un profundo vacío existencial que los lleva al macabro encuentro con su soledad interior y afectiva en donde se cuestiona el sentido de la existencia. >> Lic. Ma. del Cármen Pérez Méndez

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in embargo antes de tocar fondo es posible contemplar remansos de esperanza y transformación que abren nuevas opciones en el anhelo de realización, trascendencia y plenitud que demandan verdaderos actos heroicos dignos de marcar diferencias y ser reconocidos y asumidos por la misma sociedad sedienta de sentido, equilibrio y plenitud. El cambio tan anhelado no está en el exterior, sino en tu interior, ahí es en donde el héroe encarna las virtudes, siendo siempre una propuesta, una materialización de ideales, la condición de héroe proviene entonces de sus acciones, sus ideales y las metas hacia las cuales se dirige, de tal manera que orientan su comportamiento para llevar a cabo hazañas extraordinarias hacia la realización de sí mismo y la transformación de su entorno.

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Tú como joven, estás llamado al cambio, a marcar la diferencia, tu vocación demanda luchar por lo que crees y te apasiona, no lo que demanda la sociedad, la comodidad o el placer. Implica luchar contra corriente dejando atrás la mediocridad y el vivir por vivir, para trascender al ser y el hacer, es buscar los caminos que te lleven a tu sueño, a lo que verdaderamente anhelas para ti. Un acto heroico implica el empezar por ti mismo generando cambios que desafíen las propias resistencias. Inicia en el momento en que aceptas que tienes cosas que cambiar dentro de ti mismo (a) que limitan el desarrollo de tu potencial. Un acto heroico se potencializa y toma dimensiones exponenciales cuando haces uso de la más sencilla y privilegiada facultad que como ser humano posees y es la libertad de elección que, seguida de la libertad de voluntad para elegir y decidir, explica el privilegio de escoger tu propio destino y no convertirte en una marioneta a merced del mismo o del inconsciente colectivo. Al elegir eres más tú y menos los demás, siendo esta una tarea permanente, capaz de impactar en el contexto en donde te desenvuelves cotidianamente, con acciones concretas que marcarán diferencias en ti y en quienes te rodean. Pero, ¿cómo y cuándo empezar? El cuando es a partir de hoy, de ¡Ya! Es en el momento en que haces un alto en tu camino para permitirte discernir las verdaderas emociones y motivaciones que,


intrincadas en tu cerebro, te permiten soñar y visualizar tu verdadera vocación que más allá de un “llamado”, es una invitación, un desafío, una tentación de logro, un anhelo de realización, un gozar la felicidad. La vocación es entonces aquello que te seduce, te apasiona, te proyecta hacia el futuro, te permite visualizarte más allá de lo que quieres ser u obtener materialmente hablando, como sería un título y el bienestar económico, te proyecta a lo que verdaderamente quieres hacer durante toda tu vida y que te permite crecer, sentirte satisfecho y continuamente motivado. Independientemente de la profesión hacia la cual te inclines, o el estado de vida que elijas, está tu vocación de ser persona, libre y con una extraordinaria capacidad de amar. Es en ella en donde el heroísmo de construirte te lleva a realizar acciones honestas, justas y responsables que estarán presentes en tus decisiones diarias. Un héroe trasciende por la congruencia entre sus acciones y sus ideales y tú estás llamado para trascender y ser un semillero del cambio y si además perteneces a esa minoría que se apasiona por ser regalo para Dios y sus semejantes, la respuesta a esa fuerza se verá coronada en una unción sacerdotal que demanda heroísmo y se alimenta de plenitud. El “cómo” hace énfasis en las facultades de las que puedes hacer uso en cualquier momento de tu vida: Libertad para elegir, voluntad o querer realmente hacer un cambio, marcar tu diferencia ante el mundo, responsabilidad para asumir tu propio compromiso y poder llevar a la acción el alcance de tus sueños, respeto hacia tu propia dignidad y amor para que tu motivación sea permanente. “En la arquitectura profunda de la psiquis humana, se encuentra una espiritualidad inconsciente que pretende siempre la trascendencia” Víctor Frank PrimeraEdición

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Ganador del Concurso para jóvenes: ¿Cómo has descubierto a Dios?

SORPRESA EN EL PUERTO DE MARSEILLE >> Diana Milena Patiño Niño

Yo en el 2005: 22 años de edad; estudiante de filosofía de séptimo semestre en la Universidad Nacional de Colombia; atea por opción y convicción desde hacía varios años; muy liberal; con una relación amorosa muy complicada; depresiva. Mi panorama para abril de ese año pintaba gris y triste. Luchaba por terminar mi carrera y por encontrar alguna razón para vivir. Impulsada por la urgente necesidad de escapar de todo lo que me rodeaba, de mis amigos, de mi familia, de mi entorno y lo que era más importante; de mí misma, busqué la

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forma de salir del país. Fue así como en agosto de ese año llegué a tierras francesas como “fille-au pair”. Los primeros días que estuve en París, la pasé de maravilla, sin embargo, en cuanto llegué a Marseille -ciudad en la que estudiaría y trabajaría- mi corazón se ensombreció nuevamente. Los días pasaban entre el estudio, el trabajo y mi tiempo de descanso. Comenzaba a extrañar a mi familia, mis amigos, mis comodidades y en general, mi tierra colombiana. La soledad poco a poco fue dev-

astándome y sumergiéndome de nuevo en depresiones que trataba de compensar con la comida y otros entretenimientos. Un día, mientras caminaba hacia el puerto para matar un poco mi tiempo libre, pasé junto a una Iglesia Católica; me asomé, y al ver gente dentro, decidí entrar para sentirme acompañada. Desde ese día comencé a frecuentar esa Iglesia; entraba, me sentaba, miraba a las personas y me sentía bien en compañía de ellos. Pasaron varios días en esa dinámica y yo hubiera seguido con esa rutina de no ser por un evento inesperado.


Entré en la Iglesia por una puerta lateral, cuando sentí una mirada sobre mí desde el Altar.

Una tarde, como de costumbre, entré en la Iglesia por una puerta lateral. Estaba cruzando por la nave principal hacia la otra nave cuando sentí una mirada sobre mí desde el Altar. Inmediatamente dirigí mi mirada hacia mi observador y he ahí mi gran sorpresa; no había persona física observándome, sino sólo un círculo blanco (en ese entonces para mí La Sagrada Hostia era sólo eso), posado en una estructura dorada. La sensación de sentirme observada no se iba, traté de moverme por la Iglesia y me puse detrás de una columna para evadir esa incomoda mi-

rada, y esa sensación no se iba. Finalmente, decidí enfrentar a mi observador y darle la cara. Fue en ese preciso momento cuando, sin darme cuenta, quedé postrada de rodillas. Obtuve la certeza no sólo de la existencia de Dios, sino de que Él mismo residía allí, en ese pequeño trozo de pan. Lloré como una niña que acaba de encontrar a su madre después de haberse perdido por largo tiempo. No podía contener mis lágrimas y no comprendía lo que me sucedía. Estuve mucho tiempo allí de rodillas y llorando, no sé cuánto. Ese fue el comienzo de mi camino de

regreso a casa, a la casa del Padre. Sin embargo, a pesar de haber obtenido esa Gracia excepcional, mi conversión no fue inmediata. Mi racionalismo trataba de impedir por todos los medios que se asentara la creencia, pero Dios ganó la guerra venciendo en cada batalla durante varios años. La fe católica ha sido una aventura en mi vida, una difícil y arriesgada aventura en estos tiempos, que le ha dado sentido a mi existencia. Me ha permitido conocerme más y conocer lo que es la felicidad. Fuente: catholic.net

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IR A MISA, ¿PARA QUÉ?

>> Alejandra María Sosa Elizaga Recopilación: Martha Pineda Prieto.

[ Primera parte ]

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‘Ir a Misa, ¿para qué?’ es una obra que se destaca no sólo porque trata temas profundos con notable claridad y sencillez, sino por su novedosa propuesta, al relacionar con tu vida cotidiana cada parte de la Misa e invitarte a recorrerla paso a paso, no como turista sino como peregrino, con el alma dispuesta a descubrir sus tesoros y a disfrutarlos como nunca. Te invitamos a que en cada número de tu revista H61 descubras un fragmento de esta pequeña guía que te hará entender y disfrutar del banquete más preciado para los católicos: La Misa.

NO NECESITO IR A MISA “No necesito participar en un rito que no entiendo; ni necesito que me sermoneen; no necesito que me apretujen; no necesito perder una hora de mi preciado descanso dominical… ¡Uf! Luego de leer esta furiosa respuesta, no puede uno más que estar ¡de acuerdo!, ¡tampoco necesita todo eso! Ahora bien, cabe hacer notar que enumeras lo que no necesitas, pero no lo que necesitas, y si tuvieras que decir que te resulta indispensable para vivir, seguramente mencionarías el amor. Saber que te aman y a la vez amar te da razones para vivir. Y si el amor es algo que verdaderamente necesitas, entonces no puedes decir que no necesitas ir a misa porque en la misa se trata –de principio a fin- de recibir a manos llenas el amor de Aquel que por amarte te creó y por amor te sostiene en la palma de Su mano (ver Is. 49, 16). Dice San Agustín que Dios nos creó para Él y que nuestro corazón no descansará hasta que no descanse en Él. Nunca dejarás de necesitar que te ame tu Creador, nunca serás demasiado adulto, inteligente, culto, intelectual, superado, autosuficiente, como para decir que puedes prescindir del amor, porque el verdadero amor viene de Él y es lo que le da sentido a la existencia. No necesitas “sermones”, hay que aclarar que la homilía no está diseñada para “regañar” a los asistentes, sino para aclarar el sentido de la Palabra de Dios que ha sido proclamada. No generalices una mala experiencia con un padre “sermoneador” y busca uno que te ayude a entender y aplicar la Palabra en tu vida. No quieres apretujones, ve a Misa a una hora más despejada. Y con relación a “perder una hora de tu descanso”, considera que si aprendes a comprender y disfrutar la Misa, obtendrás un verdadero descanso; el que da paz al alma, que es el mejor de todos. PrimeraEdición

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EL TESORO

[ PARTE 1 de 6 ]

>>> Miguel A. Burrola Fierro Eran las tres de la madrugada y Miguel, un hombre de unos 25 años a lo mucho, esbelto y de cabellera negra muy cuidada al igual que su barba, se encontraba en su estudio aún despierto. Simplemente no lo podía creer. En sus manos sostenía un gran secreto, un antiguo pergamino que había conseguido gracias a una de sus amistades, Enrique era su nombre, había estado trabajando unos meses en el pueblo de Vivar -que se encontraba a unas dos horas de viaje al norte- y había mandado un libro a su querido amigo Miguel. El Cid, nacido en Vivar, había sido acusado y desterrado una vez por robar al rey Alfonso VI un tesoro árabe invaluable que a éste le correspondía; esto fue desmentido y Don Rodrigo, El Cid, volvió a pelear a lado de Alfonso VI, su rey, o así lo dicen los cantares del Mio Cid. Desde ese entonces hubo personas que durante

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más de 300 años creyeron que “El Cid” había sido un ladrón. El pensamiento de Enrique y Miguel correspondía al de ese grupo de personas. Estos dos habían conseguido cientos de pistas que comprometían a Don Rodrigo, sólo que nunca habían encontrado algo parecido a esto que Miguel ahora tenía en sus manos. Miguel se encontraba aún en su estancia releyendo el pergamino que decía:

“En mis últimos minutos quiero revelar, Las farsas que en mi nombre hubo que realizar, El tesoro de Alfonso VI en un lugar seguro está, A 10 000 leguas a occidente la vida eterna encontrarás.” Mio Cid


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