Lo que la tierra se llevó - Altos de la Estancia: sueños de vida digna

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Historias de barrios desaparecidos por riesgo en Bogotá

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© 2014 FOPAE ISBN: 978-958-8168-35-7 Printed in Colombia - Impreso en Colombia Primera edición en Colombia, Mayo de 2014 Impresión: Ediciones Screen Ltda. Este es un documento público cuyo texto se puede consultar en: www.fopae.gov.co ó www.idiger.gov.co Instituto Distrital de Gestión Riesgos y Cambio Climática Director general: Javier Pava Sánchez. Subdirector de participación y gestión local de riesgos: Oscar Goyeneche Durán. Coordinadora de educación y comunicaciones: Nolvira Soto Urrego. Diseño y diagramación: Jorge M. Arroyo Osorio Fundación armando Armero Director de la investigación: Francisco González Cortés. Investigación: Alexandra Avendaño Cifuentes. Jennifer Eileen Suárez Bonilla. Martha Lucía Uribe Ramos. Lorenzo Posada Villegas. Gerente: Mónica Munévar Peña. Corrección de textos: Juan Felipe Reina Munévar.


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Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. Gustavo Francisco Petro Urrego Alcalde Mayor de Bogotá D.C. Susana Muhammad González Secretaría General Hugo Zarrate Secretario Distrital de Gobierno

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Néstor García Buitrago Secretario Distrital de Ambiente

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Aldo Cadena Rojas Secretario Distrital de Salud Oscar Sánchez Jaramillo Secretario Distrital de Educación Jorge Rojas Rodríguez Secretario Distrital de Integración Social Rafael Rodríguez Secretario Distrital de Movilidad Ricardo Bonilla Secretario Distrital de Hacienda Carlos Fidel Simancas Narváez Secretario Distrital de Desarrollo Económico Martha Sánchez Segura Secretaria Distrital de la Mujer Gerardo Ardila Calderón Secretario Distrital de Planeación Clariza Ruiz Correal Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte María Mercedes Maldonado Secretaria Distrital de Hábitat


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Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático IDIGER Javier Pava Sánchez Director General Margarita Córdoba García Subdirectora de Coordinación de Emergencias Oscar Bernardo Goyeneche Durán Subdirector de Participación y Gestión Local de Riesgos Duván Hernán López Meneses Subdirector de Técnica y Gestión Carolina Abusaid Graña Subdirectora de Asuntos Disciplinarios

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Agradecimientos

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in la colaboración de la comunidad de Ciudad Bolívar y del FOPAE este libro no hubiera sido posible. Especiales agradecimientos a Javier Pava, Nolvira Soto, Oscar Goyeneche, Ángela María Camacho, Jaime Suzunaga y Camilo Álvarez del FOPAE. Humberto Oviedo, Guido Bastidas, Carlos Rodríguez, Heriberto Flor, Sandra Sánchez, Gladys Jaímes, Bernardo Palomino, Bertilda Salas, Leonel Valencia, Severo Sogamoso, Ciro Ortega, Uriel Aguilar, José Jaime Gutiérrez, María Inés Melo, Hermes Mejía, Jaime Soto, Eduardo Fontech, Euliver Vanegas, Luz Marina Vargas, Agustín Chacón, Consuelo Gaitán, Margarita Florez, María Bastidas, Calixta Yepes, Wilmar Castro, Jairo Torres, Víctor Neira y Guillermo Ramírez, de Altos de la Estancia, de los barrios Santa Viviana, Tres Reyes I sector, Perdomo Alto, Caracolí, Santo Domingo, Cerros del Diamante, Mirador de la Estancia, Casa Loma, Casa Grande, Las Huertas, El Espino y San Isidro. De estos personajes aprendimos, recibimos acertadas críticas a los procesos de reasentamiento, vimos rostros tristes, alegres, pero sobre todo percibimos en muchos una mueca que nombra, resiste y no pierde su capacidad de resiliencia y de nombrar las cosas por su nombre. De ellos también aprendimos que unidos pueden alcanzar lo que de manera individual no han logrado, y que las Juntas de Acción Comunal, necesitan de personas comprometidas, más que de profesionales. Sus palabras sudan, padecen, no olvidan, no callan, el silencio no toca a su puerta y quizá piensan con Borges que “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Para ellos cariñosamente estos textos que esperan, con la misma ansiedad, que sus títulos de propiedad y una reubicación digna. Respetamos sus palabras, no hubo censura a sus opiniones y se conservaron sus dejos, sus dichos, sus anhelos, sus hasta siempres.

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Polígono Altos de la Estancia

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Una ciudad para la gente

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Javier Pava Sánchez Director General

ealizar ejercicios para recuperar la memoria histórica es un elemento fundamental en todos los procesos de políticas de desarrollo social. El riesgo hace parte del tema de desarrollo y conocer el pasado es evitar repetir los mismos errores, o repetir lo que ha pasado. Si nosotros olvidamos la historia, estaremos condenados a repetirla y en ese sentido el tema de recordar los barrios que han desaparecido en la ciudad por eventos de deslizamiento o por una inundación, es fundamental para saber qué es lo que ha sucedido, cuál es la historia de Bogotá, y así emprender acciones contundentes en caso de que se vuelvan a repetir. Si estamos pensando en el desarrollo sostenible de una ciudad, debemos conocer qué es lo que ha pasado y por qué ha sucedido eso, por qué hemos tenido poblaciones en zonas de riesgo, por qué se dan esas circunstancias. Además de que es importante ir al recuento desde las entidades que se encargan de esa parte, se debe ir a la historia de quiénes lo han vivido, de los que tuvieron que enfrentarse a unos sueños, primero de tener un barrio, de luchar por su legalización hasta después luchar con el proceso de ser reubicados y poder volver a reiniciar otro sueño en otro lado. Conocer esa historia es fundamental porque le va a permitir a las futuras generaciones que van a estar enfrentados a situaciones parecidas saber cómo ha sido eso, que no sea algo nuevo, que ya se ha vivido. La ciudad ha sido construida por la gente. El proceso de construcción y ocupación de la ciudad no ha sido planificado, ha sido un proceso de hecho; los barrios se han construido a través de invasiones, de procesos de urbanización pirata, de ocupaciones informales de toda índole que han venido llevando a que la ciudad se vaya desarrollando y se haya construido. Incluso fue algo que estuvo fuera de la gobernabilidad y del Estado durante mucho tiempo, donde el control de éste apenas alcanzaba a un bajo nivel de cobertura. Hasta que llegó el gobierno de Mockus, con el lema de Todos ponen,

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llegó a un tema fundamental: incluyamos a todos en un proceso de legalización masiva, para que todo el mundo aporte al Estado. Eso fue importante porque se empezó a reconocer que los desarrollos ilegales se incorporaran ante Catastro y se formalizaran ante varias instituciones. Las organizaciones de izquierda durante los años 80 y 90 jugaron un papel importante para este desarrollo. Su visión llevó la idea de legalizar ante esos migrantes que estaban ocupando Ciudad Bolívar para luego ser engañados por urbanizadores piratas. Entonces llegó la idea de tener servicios públicos hasta que la tierra empezó a moverse. El suelo empezó a cobrarles aquella falta de planificación tumbando casas y afectando barrios enteros. La ocupación se dio sobre antiguas canteras, sobre rellenos que se hicieron de quebradas, sobre zonas de chircales y hasta sobre los huecos. Los casos que vamos a ver en Altos de la Estancia fueron muchos auspiciados por los mismos propietarios de los terrenos, que loteaban y vendían por fuera de la ley, donde recibían unos recursos y después en su proceso de legalización del título volvían a cobrar y allí, hoy incluso, están metidos en una serie de incursos legales, porque también detrás de todo esto, de ese tema, está el negocio del suelo, el negocio de la tierra en la ciudad. Nosotros desde Bogotá Humana tenemos un programa que se denomina Gestión de Riesgos. En ese programa tenemos unas metas para generar capacidades sociales institucionales y, dentro de este proyecto, tenemos un tema que es el de garantizar la formación, capacitación y sensibilización de las comunidades. Uno de los temas que consideramos que aportaría muchísimo en todo esto, es el tema de hacer la memoria histórica como un instrumento pedagógico, de enseñanza con las comunidades, incluso esperamos que en esos barrios que hoy en día han desaparecido, en esos sectores, tener unos sitios para hacer, lo que hemos denominado la Escuela Itinerante, de ir allí y hacer un recorrido, para mirar cómo era el barrio antiguamente, por qué desapareció, qué se ha hecho, cómo se recuperó. Estos sitios se van a convertir en estaciones de la Escuela Itinerante, para formación en temas de gestión de riesgo


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y atención al cambio climático. Este libro y toda la serie que viene, de Barrios desaparecidos por riesgo en Bogotá, va a ser parte integral de esa escuela. Vamos a cada barrio, investigamos la historia de vida que se puede compilar en un documento, instalamos algunas vallas referentes de memoria, la información de cómo era el barrio, cómo han pasado las cosas y cómo se evalúan las condiciones y zonas de riesgo. El FOPAE como Coordinador del Sistema Distrital de Prevención y Atención de Emergencias hoy IDIGER y el Sistema Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, tiene la responsabilidad de tener la información de las zonas de riesgo, identificar dónde hay riesgo y qué familias están en riesgo. Pero el problema de la tarea no termina ahí, sino con las familias que están en riesgo, definir un programa para reubicarlas y para la recuperación de las zonas de riesgo. Haciendo ese trabajo, que venimos realizando desde el año 98, hemos venido paulatinamente incluyendo familias en razón de riesgo. Lo que se ha venido haciendo, ha sido la reubicación después de la tragedia, después de que la vivienda ha sido afectada, de sufrir una emergencia, entra en el programa de reasentamiento, ha sido un proceso reactivo. En este plan de desarrollo de la Bogotá Humana tenemos un programa prospectivo, estamos reubicando antes de la tragedia. Ya tenemos identificadas las zonas de riesgo y estamos incluyendo todas las familias en riesgo. Uno de los deslizamientos más grandes es el que se presenta en el sector denominado Altos de la Estancia en Ciudad Bolívar, ocupa 73 hectáreas. Barrios que desaparecieron totalmente y que habían sido legalizados, formalizados, tenían servicios públicos, tenían todo y el deslizamiento fue destruyendo un barrio y luego otro, y luego otro, hasta que se configuró todo un gran deslizamiento y terminamos reubicando todo el sector. Éste se convierte en uno de los temas porque es un sector muy grande, pero igualmente hay otros sectores importantes de reasentamiento como es el caso de la parcelación Triángulo, que allí es donde tenemos el barrio Triángulo

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Bajo, Triángulo Alto, Manantial y Corinto, donde allí el deslizamiento empezó en la parte más alta del cerro. Fueron entonces afectándose hacia abajo todos los demás barrios, asociados a problemas con el agua, asociados a la vía que iba afectando las zonas aledañas. Fuimos reubicando muchísimas familias, ese es otro sector importante de reasentamiento. Pero igualmente tenemos otros en Usme, como el caso de Yopal - Pedregal, La Fiscala, donde hemos reubicado un número importante de familias, o en el mismo Ciudad Bolívar, en la zona alta del barrio Tierra Linda, Cordillera, Villas del Volador, que ha sido una zona también que se ha ampliado en toda la ladera y hemos tenido que ir reubicando esas familias. Otros como el caso de San Cristóbal, el barrio Santa Cecilia Alta y así, tenemos barrios que algunos tienen una afectación mayor, otros menor.

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Esta primera publicación del caso de Altos de la Estancia y de Corinto ilustra el tema de los barrios que desaparecieron por una situación de riesgo. Esas familias que estaban allí y construyeron tuvieron que trasladarse o tuvimos que trasladarlos a otro lugar, a una vivienda de reposición para reiniciar el sueño. Esos terrenos donde desaparecieron se convertirán en Parques por Protección por Riesgo, que son la vocación que tenía ese suelo, esas eran zonas que nunca debieron haber sido construidas sino que el afán del mercado, de ocupación del suelo de la ciudad y por la presión de ocupación y las necesidades de vivienda, terminaron ocupándose. En el Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, lo que estamos buscando es incluso no solamente recuperar las zonas que ya fueron reubicadas por riesgo, sino poder convertir en Parques zonas que no han sido ocupadas, para evitar, protegerlas antes de que sean proyectos de vivienda.

Javier Pava Sánchez Director General del FOPAE


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15 Altos de la estancia, Vida digna. Foto IDIGER


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Indice 1. Títulos falsos, habitantes verdaderos 2. Nacimiento del barrio

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2.1 2.2 2.3 2.3.1 2.3.2 2.3.3 2.3.4

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El crecimiento de Bogotá en el contexto latinoamericano Una mirada teórica al crecimiento de las ciudades en países en desarrollo Origen de los pobladores Las 2 vías de acceso a Altos de la Estancia Violencia Espejismo en la ciudad La crisis económica vs. la ilusión de casa propia

3. Organización comunitaria 3.1 3.2

El aguacero, los comités y las pro Juntas de Acción Comunal Mesa Técnica de Trabajo de Altos de la Estancia

4. Lucha por los servicios públicos 4.1 4.2 4.3 4.4

Acueductos y alumbrados artesanales Conflicto y muerte por el agua Organización por el agua Tutela 041 de 2006

5. Organización comunitaria 5.1 5.2 5.3 5.4

La remoción en masa: el desbarrancadero de los sueños Los procesos de reasentamiento por parte de las instituciones La percepción de los procesos de reasentamiento de la comunidad Organización por la vivienda: Comité Provivienda y Asociación Popular Renacer

6. Parque metropolitano y el polígono hoy 7. El FOPAE responde 8. Glosario 9. Bibliografía


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1. Títulos falsos, habitantes verdaderos D

esde casi cualquier punto alto de la ciudad alcanza a verse en uno de los cerros del sur-occidente, entre el anaranjado espeso de los ladrillos de las urbanizaciones de Ciudad Bolívar, un gran “hueco” verde atravesado por una línea blanca que corre diagonal. Más de cerca alcanza a verse que esta línea es un muro cuya altura de doce metros encierra un letrero: “digna”. Esta palabra que antes estaba acompañada para leerse como “vida digna”, es testigo del fenómeno de remoción en masa más grande de Latinoamérica en zonas urbanas. En Agosto de 1999 el Fondo de Prevención y Atención de Emergencias de Bogotá (FOPAE) identificó un movimiento de tierra en uno de los cerros de Ciudad Bolívar, en el sur de la ciudad, cerca de la línea que divide a Bogotá del vecino municipio de Soacha. En una antigua zona de cantera, que en las décadas de 1980 y 1990 fue ocupada

17 La lucha de una comunidad por la vida Digna. Foto IDIGER


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por miles de familias a quienes se les vendieron lotes en el cerro con títulos de propiedad falsos, y que construyeron sus viviendas sin contar con las especificaciones técnicas para hacerlo y aún sin que el lugar estuviera dotado de la infraestructura mínima para edificar y vivir, se encuentra Altos de la Estancia, donde sucede este fenómeno de remoción en masa (“Perdieron casa pero renacieron,” 2004).

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El deslizamiento de ese año obligó a la reubicación de dos familias del barrio El Espino III sector, y se buscó evitar nuevos movimientos mediante la intervención de la quebrada La Carbonera y ejerciendo control sobre la actividad minera (Rubiano Figueroa, 2010, pp. 4246). Sin embargo el cerro siguió moviéndose y sucedieron, en abril de 2000 y en mayo de 2002, los dos deslizamientos más fuertes que se hayan registrado allí, al punto que del primero de ellos surgió un cerro de 15 metros de elevación, mientras que el segundo formó una grieta de 30 metros de profundidad y 804 casas resultaron averiadas (“La Montaña Viviente,” 2002). Después del movimiento de 2000, en el que 567 viviendas sufrieron daños, el lugar fue declarado “zona de alto riesgo” (“Subsidios para cerrar las grietas del olvido,” 2003) y a partir del año siguiente empezaron a ser reubicadas las familias que vivían allí. Conforme fueron presentándose más deslizamientos fue aumentando el número de familias que debían ser reubicadas. Hoy se ha cumplido lo propuesto con más de 5000 familias en un área de 73 hectáreas, aún faltan 418 por ser trasladadas. En todo este tiempo no se ha presentado alguna víctima fatal. La magnitud del drama que sucedió y que aún permanece para los habitantes de Altos de la Estancia, está a la vista de los bogotanos. Frente a los habitantes de una capital cegada por su historia se movió la tierra pero nada más. Los deslizamientos de 1999 no fueron noticia importante en El Tiempo ni en El Espectador, los dos periódicos de mayor circulación del país. Tampoco en abril de 2000 ni en mayo de 2001, ni tras los posteriores deslizamientos de 2004 y 2008 el país decidió reaccionar. Los artículos sobre Altos de la Estancia que fueron publicados en El Tiempo, que –a diferencia de El Espectador- ha


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mantenido una circulación diaria desde 1999, han sido muy útiles para esta investigación, a pesar de que representen notas muy posteriores y no una noticia “en caliente” sobre los deslizamientos. Este silencio mediático contrasta con las ganas de hablar que encontramos en la mayoría de habitantes del sector a quienes les hemos preguntado su experiencia. El contacto inicial que la Fundación armando Armero tuvo con ellos fue durante el Primer Encuentro de la Red Social de Gestión de Riesgos para la Vida, realizado el 7 de diciembre de 2013 en CORFERIAS con el apoyo del FOPAE. Allí, en parte por casualidad y en parte intencionalmente, uno de los investigadores de la Fundación terminó sentado delante de un grupo de vecinas de Altos de la Estancia a quienes les cuchicheó -entre ponencia y ponencia- el proyecto de memoria histórica en el que nos habíamos embarcado. Las tres señoras anotaron en la libreta de aquél sus teléfonos –fijos y celulares- y sus correos electrónicos, y anotó cada una en su cuaderno el contacto de esa persona que decía estar dispuesta a oír sus historias. Ya de visita en el barrio tuvimos agradables experiencias como que, después de la última asamblea general del año que tuvo la Junta de Acción Comunal del Barrio Tres Reyes I sector, le pedimos a su presidente que nos concediera una entrevista: la hicimos en su casa, a donde llegó con una picada para atendernos. Acabada ésta -y cuando ya nos alistábamos para irnoshizo aparecer un petaco de cerveza. Así pues, nos quedamos toda la tarde escuchando y aprendiendo de su historia. A otro vecino, que asistió desprevenido a una charla sobre gestión de riesgo, le pedimos que nos contara y profundizara sobre su historia de los burros, de la época de las matanzas y de cómo él contribuyó a la instalación de un servicio informal de energía eléctrica. Hubo otro más que después de una corta entrevista nos pidió que lo llamáramos para concretar otra cita en la que nos mostraría fotos y documentos, sobre el barrio, que tenía guardados en una caja. Así, durante los meses de trabajo de campo, pudimos conocer la historia de algunos miembros de la comunidad, a partir de visitas a barrios aledaños al polígono de afectación y también, al interior del mismo. Allí desarrollamos entrevistas para

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conocer las historias de vida, principalmente de los habitantes que arribaron a la zona hace más de diez años. No encontramos en este texto las historias de toda la población de Altos de la Estancia. Pese a esto, nos esforzamos por conocer la visión de varios sectores de la comunidad: habitantes actuales del polígono a la espera de realizar el proceso de reasentamiento, habitantes de los barrios del sector que no fueron afectados por los procesos de remoción, Presidentes de las Juntas de Acción Comunal, personas reasentadas o en proceso de relocalización transitoria, Vigías ambientales, habitantes de la comunidad pertenecientes a la organización Mesa Técnica de Trabajo de Altos de la Estancia y así mismo, tuvimos la oportunidad de acercarnos a personas involucradas con el sector por su labor en el Fondo de Prevención y Atención de Emergencias, de quienes también escuchamos sus percepciones y conocimientos sobre esta zona. En un ejercicicio de memoria, resulta imposible entrevistar a todas las personas que intervienen en los procesos. Sin embargo, esperamos que estas voces puedan reflejar los pensamjentos y sentimientos de aquellos a quienes no pudimos escuchar.Es importante, pues, la recuperación de la memoria de los barrios desaparecidos por riesgo en Altos de la Estancia porque, es necesario que reconozcamos las implicaciones que traen consigo los procesos de ocupación humana en el territorio, especialmente aquellos que se realizan sin tener en cuenta las condiciones del medio, y cuáles deben ser las precauciones y las acciones que se deben llevar a cabo ante situaciones que amenacen la vida o el desarrollo apropiado de la misma. También porque ante lo que no vemos ni nos afecta, no podemos menos que ser indiferentes e indolentes, y con ello desaparece el sentimiento de identificación que genera los lazos mínimos para la articulación de sociedad en una ciudad tan grande como Bogotá. Más aún, es importante porque contar y expresar los sentimientos, lo mismo que acudir a un psicólogo o llorar en el hombro de un amigo, es un ejercicio de sanación. Oír, por otro lado, es hacer justicia con quien ha sido invisibilizado y reprimido.


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Este trabajo es, entonces, un retrato de las personas -con nombre propio- y de las historias (en minúscula) que forjaron estos barrios. Historias que se convierten en Historia (con mayúscula) de Altos de la Estancia, cuando sus trayectorias divergentes encuentran un lugar común en la necesidad de una vivienda, en la lucha por la instalación de servicios públicos, en la organización comunitaria o en el drama compartido del desplazamiento, la ilegalidad, la pobreza, la estafa o de ser afectados por procesos de remoción en masa, enriquecidos por acciones como la minería y la ocupación afanada de una zona que por sus usos anteriores no era apta para la habitación y que devino en reasentamientos, en la reconstrucción de sus sueños en un nuevo lugar. Historias que nos permiten comprender, aprender y poner en consideración cuál es la ciudad que construimos a diario. Este es un trabajo que da voz a los habitantes de Altos de la Estancia para que cuenten a la sociedad los esfuerzos y los sueños que encierra cada una de sus vidas.

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Remoción en masa en Altos de la Estancia. Foto IDIGER


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2. Nacimiento del barrio Ciudad de errantes e invasores

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us habitantes son en su mayoría personas que, en busca de “oportunidades” para mejorar sus condiciones de vida o de supervivencia, abandonan los campos para acudir a la “gran ciudad”. Muchos de los hogares asentados han sufrido pérdidas en su estructura familiar por causa de la violencia y problemas de orden público en distintos escenarios rurales del país. En el afán por salvar sus vidas o conservar a sus seres queridos abandonan todas sus posesiones y se encaminan a la ciudad con mucho esfuerzo y sin más capital que la fuerza de su trabajo (Rubiano Figueroa, 2010, p. 59).

2.1 El crecimiento de Bogotá en el contexto Latinoamericano

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os procesos de ocupación y habitación de Altos de la Estancia se dan a partir de la entrada de sujetos llegados del campo, en algunos casos desplazados por la violencia y en busca de más y mejores oportunidades de vida. Sabemos que así se construyó la Bogotá de finales del siglo XX, en un acelerado y desordenado proceso de urbanización y de crecimiento (por no decir de explosión) demográfico. Mientras que en 1951 la ciudad era habitada por 715.250 personas (Estadísticas, 1997, p. 33), poco más de medio siglo más tarde –en 2005- se contaban 6’779.009 (DANE, p. 33). Este es, hasta cierto punto, un fenómeno común en la mayor parte de América Latina. Durante el siglo XX, y especialmente en su segunda mitad, las ciudades latinoamericanas crecieron a ritmos acelerados y los países comenzaron a urbanizarse. Mientras en el siglo XIX la mayor parte de la población de cada país vivía en el campo, en la segunda mitad del siglo XX lo hacía en zonas urbanas (Kent, 2006,


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pp. 246-247). La tasa de crecimiento de la población de Bogotá fue superior al 5% anual a partir de 1960, pero también crecieron a esa misma tasa la Ciudad de México, Caracas, Santiago de Chile, Buenos Aires, Lima, Sao Paulo y Río de Janeiro. Es decir, todas estas ciudades estuvieron duplicando su población cada quince años (Kent, 2006, p. 248). Así pues, a la luz de la experiencia latinoamericana no es extraño que Bogotá tuviera a comienzos del presente siglo casi diez veces más habitantes que los que tenía cincuenta años atrás. Bogotá no sólo se parece a otras ciudades de Brasil, Venezuela, Chile, México, Argentina y Perú en lo rápido que crecieron, sino en cómo lo hicieron y por qué. Todas se inundaron de urbanizaciones informales y pobres en un fenómeno tan común que cada país nombró de manera particular: favela, colonia, arrabal o tugurio. Películas como La vendedora de rosas, La virgen de los sicarios o Silencio en el Paraíso, que suceden en las comunas de Medellín y en los barrios periféricos del sur de Bogotá, ilustran dramas y realidades de una típica metrópoli latinoamericana. Tropa de élite, que sucede en las favelas de Río de Janeiro, bien podría tratar sobre la operación Orión que hubo en la Comuna 13 de Medellín. La Zona, película mexicana, encuadra perfectamente en el paisaje segregado de Sao Paulo, e incluso con el que se ve en los cerros nororientales de Bogotá, donde lujosos condominios se agolpan en la loma con barrios de invasión (paracaidismo se le llama en México), pero lejos están de compartirla. En Días de Santiago se cuenta el regreso de un soldado peruano a su casa en un barrio pobre de Lima; igual daba que fuera un soldado de Colombia en las barriadas de Cartagena. Y la brasileña Ciudad de Dios de Paulo Lins, tal vez la más famosa de las películas que aquí se nombran, recoge los dramas que todas estas ciudades comparten y tiene la virtud, además, de mostrar la historia de la construcción de esa ciudad latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX.

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24 Panoramica de Bogotรก D.C. Foto IDIGER


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2.2. Una mirada teórica al crecimiento de las ciudades en países en desarrollo

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a explicación de por qué las ciudades crecieron, y por qué lo hicieron de esta forma, también la comparten la mayoría de los países más grandes de la región. El siglo XX fue un periodo de grandes avances tecnológicos. En éste se presentó la invención de vacunas y nuevas medicinas, descubrimientos importantes sobre higiene y salubridad y se desarrollaron programas para que estos avances cubrieran cada vez más sectores de la población. Estas mejoras en la calidad de la salud se dieron sobre todo en las ciudades y tuvieron como consecuencia lógica una disminución de la mortalidad (Kent, 2006, p. 247). Así de sencillo: si por cada bebé que nace en un lugar muriese un anciano, la población sería siempre del mismo tamaño; si nace menos gente de la que muere, la población disminuye; y si nace más gente que la que muere, la población aumenta. Esto último fue lo que pasó en la mayor parte del continente, incluido Colombia. Tomó fuerza el capitalismo industrial: se construyeron carreteras, se tendieron vías férreas, se modernizaron los puertos y vinieron las industrias. Las fábricas sólo pueden ubicarse en un lugar donde haya mano de obra disponible y donde haya fácil acceso para llevar materiales y sacar productos, o sea: en las ciudades. El siglo XX fue el siglo de la industrialización de América Latina y de la profundización del Capitalismo, especialmente después de 1950, cuando la producción se trasladó de los países industrializados de Norteamérica y Europa hacia países en desarrollo en Asia, África y América Latina (Clark, 1998, p. 91). La industrialización y los avances tecnológicos permitieron y estimularon el crecimiento de las ciudades de varias maneras. Lo permitieron porque el campo se hizo más productivo, de modo que los agricultores tenían tanto alimento para consumo como excedentes para poder alimentar a las millones de personas que vivían en las ciudades y no podían producir su propia comida (Childe, 1950) (Harvey, 1973). Lo estimularon, en

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primer lugar, porque la inversión en infraestructura y servicios se concentró en las ciudades, debido a que era allí donde se debía invertir para hacer productiva la economía. En segundo lugar, porque en la ciudad se encontraban trabajos mejor remunerados que en el campo (Berry, 1973). Esto hizo que la ciudad fuera un sitio atractivo para los campesinos (Auty, 1995) y los motivara a migrar hacia ella. Altos de la Estancia es un barrio hecho por aquellos llegados del campo, y las entrevistas que hicimos dan cuenta de la atracción que Bogotá ejerce sobre ellos. Sin embargo hay un factor adicional que explica el crecimiento de Bogotá y que no es necesariamente un elemento que haya forjado a otras ciudades del continente: la violencia. No sólo La Violencia de 1945 a 1965, que efectivamente contribuyó al crecimiento de las ciudades colombianas, sino las demás formas de violencia que han venido después y han azotado principalmente al campo. Dentro de nuestros entrevistados también hay muchos que señalan la violencia como motivo de su migración a Bogotá. Sin embargo la imagen que recrea Liliana Marcela Rubiano Figueroa, y que hemos puesto como introducción de este capítulo, refleja exactamente cómo la migración de campesinos atraídos por la gran ciudad y el desplazamiento forzado contribuyeron al surgimiento de Altos de la Estancia. El éxodo de la gente que en la década de 1990 se asentó en este lugar es más largo y complicado que el que muestra Rubiano, e incluye otros factores de los que no da cuenta. En este capítulo mostraremos cómo la gente, en general, llegó a Bogotá y pobló Altos de la Estancia y cuáles fueron los motivos de su desplazamiento.

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Polígono de afectación de Altos de Foto IDIGER


e la Estancia desde Santo Domingo.

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2.3 Origen de sus pobladores

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ltos de la Estancia es un barrio de migrantes (Morrison, Bryan y Swanson. 2004)1 Hermes Mejía, antiguo peón de fincas en el norte del Valle, de donde es originario, llegó a Cerros del Diamante en 1993, justo cuando el barrio empezó a urbanizarse. Hoy don Hermes es una de las pocas personas que aún habitan dentro del polígono de afectación; las demás han sido reubicadas y sus casas demolidas para dar lugar a lo que será el Parque Especial de Protección por Riesgo de Altos de la Estancia, proyectado dentro de los parques especiales de protección de riesgo: “áreas públicas o privadas, localizadas en suelo de protección por amenaza o riesgo, que se delimitan e intervienen para la reducción del mismo, a través de medidas estructurales y no estructurales para la estabilización, mitigación, restauración ecológica y recuperación ambiental”. (Decreto 463 de 2013). Al recordar a sus vecinos de Cerros del Diamante, este personaje dice que “había gente de Tumaco, de Pasto, del Valle, de Antioquia, bueno, de todos los lugares”. Y ninguno de los entrevistados a los que preguntamos por sus orígenes nos respondió ser de Bogotá. Claro, los hijos de los primeros pobladores han nacido o han sido criados aquí, pero sus padres son, en general, campesinos. Dos respondieron ser huilenses de San Luis (Palermo) y de Colombia; hay dos caldenses: una de Manizales y otra de Florencia (Samaná); dos son nariñenses; hay uno de Cali y otro de Naranjal, norte del Valle; el resto son de Tolima y del sur de Santander: tres del primero y cinco del segundo, respectivamente. Vamos viendo, pues, que el cuadro que representa Rubiano se acerca a la realidad que la Fundación armando Armero encuentra en esta investigación, y que el caso estudiado es uno que evidencia las propuestas de teóricos de la historia y la geografía urbanas. Pero decir 1 “El termino migración, como es usado por los demógrafos, se refiere a la movilidad a través de límites políticos o administrativos relevantes a escala regional, estatal o municipal. Ésta se distingue de las formas locales de movilidad, como la residencial.”

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que la gente llegó a Altos de la Estancia desplazada por la violencia o aceptar la teoría histórica (que aceptamos como válida, por cierto) según la cual la industrialización del continente generó crecimiento en la ciudad y migración del campo a ésta, es insuficiente para explicar el surgimiento de este conjunto de barrios. La teoría es buenísima para hacernos entender el nacimiento de Altos de la Estancia como una manifestación concreta de un fenómeno más amplio y general: la urbanización de América Latina -y del mundo en desarrollo, si se quiere- en la segunda mitad del siglo XX. Pero esta teoría no nos permite ver las particularidades de cada caso. Estas explicaciones no nos ofrecen un análisis de lo que sintieron las personas en el momento de su traslado a Bogotá o los diversos aspectos que los motivaron finalmente para tomar la decisión de migrar.

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2.3.1 Las dos vías de acceso a Altos de la Estancia

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emos encontrado, pues, que son tres las motivaciones básicas que siguieron los campesinos para migrar a Bogotá y establecerse en Altos de la Estancia. Y son dos las trayectorias típicas que siguieron desde su lugar de origen hasta esta loma. El éxodo de los pioneros La primera trayectoria es la de los primeros pobladores que se establecieron en la década de 1990. Aquellos que ocuparon en la montaña un espacio que antes estaba pelado y que conocieron el sector antes de que empezaran los procesos de legalización durante la alcaldía de Enrique Peñalosa en 1998 y 1999 (“Ya hay 260 desarrollos convertidos en barrios,” 1999) antes de que ningún servicio público fuera prestado de manera regular. Estas son personas que no llegaron del campo directamente a instalarse en Altos de la Estancia sino que lo hicieron después de haber vivido en otro sector de la ciudad o de sus municipios vecinos. Humberto Oviedo, uno de los líderes comunitarios que conforman la Mesa


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Técnica de Trabajo de Altos de la Estancia y uno de los primeros pobladores del barrio Santa Viviana, en la parte alta de la loma, cuenta parte de su trayectoria así: Me salió familia para el Llano, entonces fui a parar allá en el año 75 y allá viví como también 20 años y cuando ya se puso también muy tensa la cuestión del orden público y con todo eso me vine a parar a Facatativá. […] Cuando se puso muy pesado el clima entonces vine a dar a Facatativá. Estando en Facatativá trabajé como tres años en flores. Son muchos los casos en los que el primer destino de esta área metropolitana al que llegaron los migrantes no fue Altos de la Estancia. Heriberto Flor, caleño, que ha luchado por la instalación de los servicios públicos desde 1997, cuenta: Yo estuve catorce años en Usme. Allá hicimos un trabajo similar al que hacemos acá: se fundó un movimiento cívico comunitario, tuvo un trabajo importante en la creación de lo que es Alfonso López, La quebrada de Bolonia, Lorenzo Alcantuz, lo que era Usme en ese entonces […] Aquí llevo trece años. Desde el 97… Dieciséis. De esos dieciséis, como quince vinculado aquí a la lucha de Altos de la Estancia. Así mismo la trayectoria de Consuelo Gaitán pasó por Lucero Alto antes de parar en Altos de la Estancia y la de Calixta Yepes fue por Bosa. La primera dice: Y llegamos a Lucero Alto… allá. Mi papá fue uno de los primeros que llegó a Lucero Alto cuando se tocaba luchar pa’ poder tener un lote a punta de machete y estar pendientes de que no fueran a llegar a invadirnos. La segunda cuenta que llegó en el mismo año que su ahora amiga y vecina, pero lo hizo a Bosa:

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Yo soy de La Florida (Nariño), pero yo me crié en el Valle. Yo me vine de Miranda (Cauca) hace… en el 85 […] A Bosa, y en el 99 compré la casa [en Altos de la Estancia, en el barrio San Isidro].

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En una trayectoria similar, en la que se llega a Bogotá en 1975, Margarita Flórez cuenta que vivió en los barrios Pradera y Salazar Gómez y vivía de la venta de comidas en una caseta de Postobón en la avenida de las Américas. En 1998 compró un lote en el barrio Santa Viviana, después de que la Alcaldía retirara su caseta de la avenida, y se trasladó allí a vivir cuando su casa estuvo terminada, en 1999. Y como ella, todos los entrevistados que llegaron a Altos de la Estancia antes de 1999 tuvieron en Bogotá un paradero antes de asentarse allí; ninguno llegó del campo directamente a poblar este sector. Esta información es útil para desmitificar la creencia de que Ciudad Bolívar es de desplazados. Se sorprende Liliana Rubiano que…

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Esa trayectoria se puede describir en un esquema gráfico muy

Según las estadísticas oficiales reportadas por el Proyecto de Intervención para la atención nutricional y la salud mental, en personas en condición de desplazamiento en la localidad de Ciudad Bolívar para el 2003, no se encontraban registros de familias desplazadas en el Barrio Espino (ninguno de sus sectores). Esto debe ser objeto de revisión mediante recopilación de información primaria, dadas las condiciones sociales desarrolladas en los últimos cinco años y considerando que el conflicto armado no ha cesado en el país (2010, p. 64). Esto es producto de una simplificación del fenómeno del desplazamiento que vincula directamente la urbanización del sur de Bogotá con la violencia en el campo. Los datos que menciona Rubiano pueden estar reflejando una realidad en la que los barrios de Altos de la Estancia no son producto del desplazamiento forzado, aún cuando sus pobladores sean desplazados por la violencia.


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sencillo que luego será ampliado cuando hablemos de las motivaciones para migrar.

Campo

Bogotá

Altos de la Estancia

Este esquema reduce el proceso migratorio a tres pasos o paradas, independientemente de cuántas residencias haya tenido en su vida el viajero. Varios de los que residen en Altos de la Estancia vivieron en muchos otros lugares antes de radicarse en Bogotá, como Humberto Oviedo, que nació en el Huila, vivió con su familia en el Caquetá, regresó al Huila, se fue a los Llanos y de allí se fue a Facatativá, hasta que se instaló definitivamente en Altos de la Estancia. En la primera parada, Campo, incluimos todos los parajes rurales y periféricos por los que anduvieron las personas antes de migrar a la ciudad. La segunda parada, Bogotá, es la de llegada a la capital o su área metropolitana. Y la última parada es la de instalación definitiva en Altos de la Estancia. En el caso de Humberto Oviedo en el primer caso estarían reunidos indistintamente San Luis (Huila), el Caquetá y Mesetas (Meta). La segunda parada de la migración de don Humberto es su llegada a Facatativá, lo que implicó una urbanización de su modo de vida y salirse de la economía periférica para insertarse en el corazón económico del Capitalismo colombiano. Con este esquema se pueden describir y simplificar la mayoría de procesos migratorios que formaron Altos de la Estancia. La segunda migración y la red social El segundo tipo de trayectoria es la de aquellos que llegaron para la década del 2000. Para entonces la loma estaba casi completamente urbanizada y ya habían empezado a instalarse los servicios públicos, a pavimentarse las calles y a legalizarse los barrios. Pero sobre todo ya había gente, y eso es fundamental para entender el cambio en el tipo de trayectoria. Mientras que en la década pasada

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los desplazados por la violencia llegaron a Altos de la Estancia sólo después de haber vivido antes en otro sector de la ciudad, en esta década la migración ya empezó a ser directa entre el lugar de origen del migrante y Altos de la Estancia. Luz Marina Vargas, quien llegó de Caldas en 2003 cuenta haber llegado de Manizales desplazada por la violencia porque al esposo mío […] ya lo habían visto... que corría peligro, entonces primero se vino mi hijo mayor para acá y dijo que nos viniéramos para acá y ahí nos vinimos para una piecita, ahí abajo. Y llegó a Altos de la Estancia, precisamente

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Porque ahí ya vivía un cuñado mío, que hacía como tres años a él también le había tocado venirse de Florencia, Caldas, también. Pero él sí llegó directamente acá a Bogotá, porque como acá vive una prima mía desde hace como veinte años. Si ella no llegó directamente a Bogotá, como lo dice en estas líneas, es porque la violencia no la llevó directamente desde Florencia a Bogotá, sino a Manizales, donde vivió cinco años y de donde fue nuevamente desplazada, ahora sí, a la capital del país. Su cuñado, en cambio, sí hizo el trayecto directo entre Florencia (corregimiento de Samaná) y Altos de la Estancia en Bogotá. En ambos casos el paradero en esta ciudad fue Altos de la Estancia porque ya había allí un pariente que los recibiera: el cuñado llegó por la pariente que se había establecido 17 años antes, y la mujer que relata el suceso lo hizo a una pieza cerca de la casa de su cuñado que llegó tres años antes. En este tipo de trayectoria la decisión de desplazarse y el destino escogido para ello está influenciada por la construcción previa de una red social de habitantes. Dice María del Pilar Castillo Valencia, profesora de Economía de la Universidad del Valle, que “El proceso de conversión de una ciudad en la mayor receptora de desplazados es en sus comienzos un proceso aleatorio que emprenden unos cuantos civiles pero que, luego, se convierte en un proceso determinístico seguido por


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una mayoría. Los primeros que se desplazan son imitados por otros desplazados, y estos a su vez, son imitados por los siguientes, generando lo que hoy conocemos como ciudades receptoras de desplazados (2008, p. 34)”.

Viviendas que aún se encuentran en el polígono. Foto IDIGER

La decisión que toman las personas que siguen esta segunda trayectoria de ubicarse en Altos de la Estancia está influenciada, en parte, por la decisión que han tomado anteriormente vecinos y conocidos. Los segundos en migrar se imaginan en su destino una red de apoyo. Bien puede ser una red real dispuesta a apoyarla, como la que menciona esta mujer, que tenía una red social en Altos de la Estancia en donde estaban su primo y su cuñada y que, efectivamente, la recibieron a su llegada. Puede también ser una red más débil: las personas, simplemente al saber que antiguos conocidos se han trasladado a un lugar, eligen ese mismo, no precisamente porque haya alguien que los recibe, sino porque se imaginan que es un destino natural para el desplazamiento y antes de trasladarse allá

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ya tienen ganado algo de la nueva vida. Ésta no empieza desde cero porque ya hay tendidos unos lazos para construir su red social en el nuevo lugar de residencia (Castillo Valencia, 2008, p. 36).

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Que haya un segundo tipo de trayectoria de migración que se presentara cuando el barrio ya estaba urbanizado no quiere decir que el primero desapareciera. La experiencia de los pioneros no sólo siguió presentándose sino que es, de las dos, la predominante. Sobre todo porque la segunda forma se da especialmente ante una situación en la que quedarse en el campo hace peligrar la vida, pero como veremos más adelante, la violencia no es la única causa ni motivación que encuentra el campesino para trasladarse a Bogotá. Uriel Aguilar llegó a Altos de la Estancia en 2006, pero no es desplazado por la violencia; él estaba en Boyacá y explica su venida a Bogotá diciendo simplemente me aburrí por allá y me vine, compré una casa por allá en el Paraíso. Y luego se trasladó a Altos de la Estancia porque Por allá [en el Paraíso] me aburrí y vine y compré la casa, la cambié por una allá en barrio, en el otro costado y de ahí me vine para acá, me salió un negocio y vine y me gustó la visibilidad de acá tan bonita, de eso me enamoré y me compré fue un problema ahí. El de Uriel Aguilar es un caso que muestra cómo la trayectoria migratoria que inauguraron los pioneros sigue operando, pero además nos muestra una segunda causa de migración que todavía no hemos explorado. Motivaciones: violencia e ilusiones de una mejor vida y una casa propia. Son tres los factores que mueven a la gente a migrar, pero las motivaciones se activan en momentos distintos de la trayectoria migratoria. Como hemos visto hay tres paraderos, o sea que dos

Uriel Aguilar Habitante del barrio Santa Viviana.


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veces las personas debieron tomar la decisión de trasladarse de un paradero a otro. La violencia lleva a las personas a migrar del campo a Bogotá, pero no explica su instalación definitiva en Altos de la Estancia. Así pues, las motivaciones por las que las personas llegaron a Bogotá y que los llevaron a este sector de la ciudad son diferentes.

Calixta Yepes Habitante del barrio San Isidro.

Al preguntarle a la gente por qué se vino a Bogotá, en siete ocasiones la respuesta tuvo que ver con la violencia. Humberto Oviedo se vino del Llano porque se puso también muy tensa la cuestión del orden público […] también porque se puso ya pesado el ambiente en Mesetas, por los diferentes grupos, por el mismo orden público, con la fuerza pública. Calixta Yepes responde, después de que le hiciéramos la misma pregunta a otra vecina, que se vino del Cauca Porque por allá en Miranda había mucha guerrilla, se entraba el M-19 cada rato […] Y entonces a mi esposo… acá vivía una prima en Usaquén en […] San Cristóbal. Entonces ellos llegaron y allá a Miranda y le dijeron a mi esposo que si quería que a él lo ayudaban aquí en Bogotá. Entonces él se vino y yo me vine después. Y llegamos acá en esa época. Bernardo Palomino, que lleva en Altos de la Estancia desde 1991 o 1992, responde: Yo me vine desplazado de Vélez [Santander], es que a mí me han correteado harto, cómo podríamos decir, los grupos subversivos diría yo. Lo mismo que Eduardo Fontecha, proveniente del sur de Santander:

Eduardo Fontecha

Antiguo habitante del barrio Santa Viviana, parte baja

Yo me vine, mis papás me los mataron en Santander, mi mamá, mi papá, perseguidos por la violencia, no se pudo hacer nada por el desplazamiento. Fui a donde el gobierno, a las oficinas dizque a radicarse, a dar el testimonio como desplazado y ni siquiera. Y usted viera esa persecución que le hicieron a mi papá, eso era cosa bárbara. Otro vecino, José Jaime Gutiérrez, que llegó en la década pasada, dice

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Nosotros llegamos ahí por el conflicto, nosotros vivíamos en el Tolima, llegamos aquí a Bogotá, no sabíamos a dónde llegar y por ahí un amigo, un conocido, nos lo encontramos y fue el que nos llevó a donde unos amigos y nos pasamos ahí hace cinco años.

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Aunque todas estas respuestas permiten identificar fácilmente a la violencia como causa de la migración, pocos relatos como este último revelan cómo ésta activó la motivación de desplazarse y en qué momento lo hizo. Es decir, el conflicto por sí sólo no explica el desplazamiento. Luz Marina Vargas cuenta que la violencia se convirtió en una motivación para irse de Caldas sólo en el momento en que su esposo fue amenazado directamente. El peligro que corría era real, no era una amenaza vaga y latente. La muestra es que la muerte los persiguió aún después de huirle: […] como nosotros nos vinimos para acá para Bogotá y a los tres años, como el esposo mío era enfermo de una pierna, entonces no conseguía trabajo. Entonces en una cosecha de café, como en Manizales la cosecha siempre es en octubre, más o menos septiembre, octubre, dicen que es la fina, entonces él dijo “no, yo me voy a ir” porque la niña mía cumplía quince años el 12 de noviembre. Entonces él dijo “no, Mary, yo estoy muy mal, usted sola trabajando -porque él no conseguía trabajo- no, yo me voy a ir a trabajar unos días, para celebrarle los quince a la niña”. Y entonces a él le habían dicho, “no vaya, más en cosecha de café pues se dan cuenta que está por ahí”. Y eso, preciso, él se fue y a los quince días le cayeron a la finca, lo sacaron de ahí y lo mataron. Lo mataron, no, él quedó muy mal herido y duró casi cuatro meses hospitalizado en Manizales. Cuando eso, yo tengo cinco hijos, yo me fui a dónde él, porque a mí me llamaron que lo sacaron de la finca de noche y lo dejaron muy mal herido, entonces a él lo hospitalizaron ahí, me tocó irme y dejar unos hijos acá, todos porque yo no me los podía llevar y entonces mi hijo mayor, él se hizo cargo, a él


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le tocó ahí mientras yo... Eso fue en un septiembre y en enero, el 8 de enero murió, en el 2006. Llevábamos tres años. Pero tal vez sea este otro, el de Consuelo Gaitán, una mujer santandereana que llegó a Bogotá en 1985, de apenas siete años, el relato que mejor cuenta cómo la violencia activó el deseo de dejar el campo: Dice mi abuelita, nos contaba cuando estábamos así -como no había luz- entonces hacía el fogón y nos ponían a contar que ellos se vinieron antes porque había mucha… también, lo mismo, la guerrilla: a mi abuelita la violaron, a mis tías. Entonces ellas se vinieron. Entonces cuando no estaban los hombres, llegaba la guerrilla y las cogía, o sea, a quien estuviera ahí… Si estaban los hombres los mataban, y si estaban las mujeres pues las violaban y se llevaban lo que tuvieran: gallinas… lo que hubiera, si había cultivo; se lo levantaban. Entonces en vista de todo eso mi abuelita se aburrió, entonces ya mi abuelito pues decidió traérsela para Bogotá. Entonces se quedó fue mi papá, se quedó pues mi mamá, se quedaron ellos allá. Y ya pues quisieron ellos también venirse para acá. La violencia es, pues, una causa del desplazamiento, pero no la violencia en sí. Es cuando ésta se ejerce sobre uno, o amenaza con ser ejercida sobre uno, que motiva la decisión de migrar. Pero no sólo se le atribuye la decisión de migrar a la violencia, Gaitán varias veces repite que su familia se aburrió de vivir allí y se trasladó a Bogotá: ya nos vinimos para acá porque ya mi mamá no quería estar en el campo sino estar en la ciudad […], mi mamá dijo que no quería más el campo, que se venía para Bogotá. Aunque parezca vaga, encontramos otras respuestas similares. Incluso otra que señala el aburrimiento como motivo para desplazarse. ¿Y cómo es que el aburrimiento conduce a Bogotá?

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2.3.3 Espejismo en la ciudad

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Foto IDIGER

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on un argumento parecido al de Consuelo Gaitán, Uriel Aguilar cuenta que se vino de Boyacá porque [me] aburrí por allá y me vine, lo mismo que Bertilda Salas, originaria de Colombia (Huila) quien después estuvo en el Líbano y dice y allá en el Tolima pues no pegué, no me gustó, entonces me vine para acá para Bogotá. Las razones para migrar a Bogotá se vuelven más desconcertantes al oír la historia de Severo Sogamoso (indio coyaimuno) que se define a él mismo como nómada y que ha vivido de un lado para otro de Colombia e incluso fuera de ella. Sogamoso cuenta que Por cuestiones de la vida pues o por la forma de ser de lo que es la tribu de donde somos nómades [sic.]. Entonces uno allá todo el mundo va llegando a los siete, ocho años y se va de la casa, entonces a mí también me pasó eso. Yo también me fui de la casa a los siete años porque allá una vez nos pusimos… estábamos en una finca y nos agarramos con mis hermanos por allá por pendejadas, entonces mi


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mamá nos dio una garrotera muy verraca y dijo “¡Ojalá estos mugres desaparecieran!” entonces yo me puse a mirar para la carretera y pasó un carro allá y yo dije “bueno”; y una vez dejé que se acostaran yo cogí camino y me largué y al otro día cogí ese camión y me fui. Nos vinimos, vinimos a dar a Ibagué. Vinimos a dar a Ibagué, y de Ibagué me fui para Armenia y de Armenia vine a dar por allá a una parte que se llama Pijao, por allá me entretuve y ya ahí a mí me gustó mucho andar en bus. Entonces comencé a andar; trabajaba un rato por acá y conseguía para el transporte y me iba a otro lado, así, hasta que estuve por allá en el Ecuador, después comencé po’ allá Pasto, Ipiales, eh… Caicedonia… Todos esos pueblitos de por allá; Medellín. Además de todos esos lugares que enumera, Severo Sogamoso también vivió en el monte. Y así las cosas, podría pensarse que Bogotá sería un paradero más en su vida nómada, pero Sogamoso y su familia compraron un lote en Altos de la Estancia en 1992, donde hoy tienen su casa; y antes de vivir residieron en los Laches, en el centro de la ciudad. La respuesta de por qué dejó sus andanzas y se instaló definitivamente en la capital no resuelve del todo la pregunta: […] después de haber recorrido casi todo, todo el país, entonces de un momento para otro por allá pasando por una montaña me encontré con un grupo donde habían [sic.] hartas mujeres, habían hartas muchachas ahí. Y ahí había una que era también de mi pueblo. Y entonces nos hicimos amistades y todo eso y también estuvimos recorriendo el país por un tiempo. Trabajábamos un tiempo en agricultura. Siempre nos gustaban era las fincas, donde hubiera ganadería, donde había caña, donde había café. Entonces allá con ella estuvimos un tiempo allá hasta que una vez llegamos acá a Bogotá y decidimos fue como radicarnos y dijimos “no ya tal vez es… es… ya es mejor estarnos quietos y toda esa cuestión”. Entonces comenzamos a trabajar acá.

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La clave para entender esta enigmática respuesta puede estar en las razones que dieron otros entrevistados para responder la misma pregunta. Agustín Chacón, líder del barrio Caracolí, zona cercana a Altos de la Estancia vino a dar a Fontibón desde Bolívar, Santander. Migró porque pues… a buscar –como dice todo mundo- un mejor vivir, un mejor futuro. Heriberto Flor, quien vivía en Cali y trabajaba para Ferrocarriles Nacionales dice que vino a Bogotá a trabajar. Yo fui trasladado de la misma empresa. Yo pedí traslado. Hermes Mejía ahondó más en la respuesta para contarnos lo siguiente:

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Bueno, la llegada a Bogotá fue por, prácticamente fue buscando una alternativa de vida mejor, porque yo vengo del campo, de una zona cafetera y ganadera, trabajando en el campo. Se presentó un pequeño problema de que uno como pobre es inocente en las cosas y nos metieron a trabajar con algunas personas, que con el tiempo resultaron ser personas con manejos ilícitos de dinero y en eso vimos, vi con algunos de mis hijos en ese entonces, pues me tocaba salir del pueblo, tomamos la iniciativa de venirnos a Bogotá. Esta respuesta no es muy frecuente. La mayoría no considera que este sea un tema que merezca muchas explicaciones. Margarita Flórez respondió, tajantemente, como si fuera obvio: ¿cómo que por qué me vine? pues a buscar vida. Algunas secciones más atrás, cuando expusimos las teorías que explican el crecimiento de las ciudades latinoamericanas en la segunda mitad del siglo XX, vimos que la gran ciudad atrae a los campesinos y a los habitantes de ciudades periféricas porque en ella está concentrada la inversión y porque allí se ofrecen mejores trabajos con mejores sueldos (Auty, 1995). El testimonio de nuestros entrevistados apunta en esa dirección, pues vemos que migran a Bogotá en busca de mejores posibilidades económicas y una mayor calidad de vida. Pero sólo uno nos dio la respuesta que esperaría Richard Auty. Heriberto Flor, quien pidió en su empresa

Margarita Flórez. Habitante del barrio Santa Viviana


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ser trasladado a Bogotá dice Sí. Pero traslado con trabajo, mejora un poco la condición salarial. Ningún otro hace referencia directa al sueldo ni a la idea de un trabajo, simplemente señalan la existencia de una vida mejor en Bogotá. ¿Cuál será el imaginario de ciudad que tienen los campesinos y colombianos de la periferia? ¿Cómo se imaginarán su vida en Bogotá? ¿Qué cambios esperarán que ésta traiga para sus vidas? No nos alcanza con este trabajo para responder a esas preguntas, y sí podemos ver la fuerte atracción que genera la capital y cómo hay un imaginario de que allá se vive mejor, o que es el destino natural para el caminante.

2.3.4 La crisis económica vs. La ilusión de casa propia

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asta aquí hemos explorado las motivaciones para migrar a Bogotá. Recordemos que en nuestro modelo de migración ésta es sólo la segunda de tres paradas, y todavía nos falta explorar qué motivó a las personas a dar el último paso hacia Altos de la Estancia. Aquí la violencia y el espejismo de la gran ciudad dejan de operar como motivación y entra en juego una combinación de dos factores que hicieron de Altos de la Estancia un sitio atractivo para los que allí llegaron. Por un lado, en ese imaginario de vida mejor que se tiene de Bogotá, está la ilusión de una casa propia, que no fue satisfecho en los barrios a los que nuestros viajeros llegaron en su segunda parada. Por otro lado esta loma, en la que los lotes de tierra se vendían baratos, en donde el agua brotaba de la tierra y no había que pagar por ella y en la que había suficiente campo para tener animalitos y hasta una huerta para alimentarse, representaba un alivio económico para quienes no podían pagar una casa en otro sector de la ciudad y para quienes sufrían con los costos de vivir en una gran metrópoli. Así lo cuenta Bernardo Palomino: Entonces yo llegué y tenía una casita de latas. Imagínese, llegué con ese material para hacer la casa. Llegué como a las 3 de la tarde con la familia para venir a hacer la casita y echar

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unas tejas ahí y ahí me quedé esa noche y así seguí porque yo no tenía recursos y por ahí lo que me ganaba en la empresa era para comer. Siempre los hijos le exigen mucha plata a uno, que el estudio, que la comida, bueno, el vestidito y me alcanzaba únicamente para comer.

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Viviendas construidas a partir de láminas de aluminio.Foto IDIGER

Una situación similar vivió Eduardo Fontecha, quien con toda franqueza cuenta: La pobreza. No tenía quién me ayudara, nadie. Yo le hago una pregunta a usted, si usted tuviera tres niñas a su cargo, respondiendo solo, sin tener nada de nadie, qué le toca a uno buscar, la zona más económica que pueda haber. Y a mí me tocaba duro. Conseguir ropa para mis hijas, todo, alimento, eso para mí, toda mi vida ha sido muy dura. Para mí no ha habido nada de consuelo en la vida. Y eso a uno se le parte hasta el corazón, me ha tocado vivir y ver mucha violencia.


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Vivienda de la familia Soto Melo. A la espera del reasentamiento.. Foto IDIGER

Jaime Soto narra algo parecido: Nosotros vivíamos en una familia de seis hijos, mi mamá y mi papá. Mi papá es mecánico automotriz y nosotros vivíamos en el 20 de julio, pero en arriendo. Entonces debido a la cantidad de personas por las que respondía mi papá, que éramos seis hijos, pues se empezó a dificultar las cosas y aquí vivía una prima en la parte de abajo. Y pues yo tenía unos ahorros, iba y le ayudaba a un familiar y él decía “yo le colaboro”, pues para el estudio o algo. Entonces yo tenía una plata ahí y la invertimos como en sociedad para comprar el lote. Pues el lote no valió mayor cosa, valió por ahí unos quinientos mil pesos y llegamos aquí. Historia parecida a la de Carlos Rodríguez, que hoy vive de comprar piezas de hierro y latas de aluminio y zinc para vivir, quien llegó al barrio cuando esto comenzó, pues uno por la necesidad tiene que buscar, alguien me invitó acá y pues me gustó y el mismo día que vine, compré.

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Y también es la situación de Agustín Chacón quien, a diferencia de los demás entrevistados, no compró el lote sino que invadió en Caracolí, en la misma loma en la que está Altos de la Estancia, pero del lado sur oriental del cerro: aquí llegué por cuestiones de que la mujer se me enfermó, entonces me quedé sin plata porque tenía hipotecada la casa que tenía en San Francisco. Ya por cuestiones de economía vine y invadí un lote que tengo ahí. Chacón fue desalojado de un campamento en la plaza de San Victorino en el que dormía, y reconoce que el terreno donde está hoy su casa lo invadió después del desalojo. Es más, él mismo se llama invasor, como muchos otros lo hacen. ¿Qué alternativa tenían?

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La pobreza y la ilusión de casa propia no fueron dos causas distintas para establecerse en Altos de la Estancia. La mayoría de las veces se presentaban ambas. El trabajo de vendedora de comidas en la avenida de las Américas le permitió a Margarita Flórez vivir en los barrios Salazar Gómez y Pradera, hasta que la alcaldía de Peñalosa mandó retirar la caseta en la que trabajaba. No pudo sostenerse económicamente como venía haciéndolo, de modo que en 1998 compró un lote en Santa Viviana y al año siguiente se pasó a vivir allí, donde la vida era más barata que en su antiguo barrio. Humberto Oviedo que trabajaba en Facatativá y buscaba un lote para construir una casa, eligió Altos de la Estancia no tanto porque le gustara el sitio, sino porque lo que le cobraban por el lote se ajustaba a su presupuesto: $50.000 pesos por cada lote de 6 por 12 metros en Santa Viviana, en la parte alta del cerro: El hermano de mi esposa compró un lotecito aquí a la otra cuadrita, entonces cualquier día fue a Faca y me dijo “Humberto, vamos pa’ Bogotá y mira unos lotecitos que están vendiendo, que venden y que son baraticos y es bonito” y eso y sí, me vine con él y vinimos y a mí me gustó. Me gustó no tanto el terreno como tal y el sitio y todo porque era un desierto: hace 18 años esto era un desierto, unos potreros y por ahí una casita aquí, una casita allá y otra por allá, pero entonces

Carlos Rodríguez Habitante del barrio Santa Viviana


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para la necesidad que teníamos del precio de la tierra, pues era lo que se acomodaba, lo que se nos acomodaba pues a la necesidad que teníamos y nos hicimos al lotecito. La historia de Consuelo Gaitán también muestra cómo la combinación de la ilusión de una casa y la necesidad económica la llevaron hasta Altos de la Estancia. A ella, lo mismo que a don Humberto, no le gustaba mucho el terreno, más bien dice que A mí me parecía feo, horrible, no me gustaba. A mí no me gustaba porque cuando yo llegué no había casi casas, era vacío por acá, no habían… o sea eran sólo lotes, todo empastado, y ese día yo me vine con unos taconazos que ¡uy, Dios mío, señor! que yo no podía ni andar. El señor [que mostraba el lote] me mandó por casa… ¿qué?: por Cazucá; nos metió por ese sitio y hay como un abismo y a mí me tocó que me ayudara a encaramarme. No, horrible, horrible, horrible. Mejor dicho no quería venirme pa’ estos lados, o sea yo no pensaba, porque era muy feo, era… la calle no estaba pavimentada, la calle por el salón comunal tampoco estaba pavimentada, o sea, no habían calles pavimentadas, todo era huecos. No había ruta de transporte… no, era terrible. No obstante esa impresión, Consuelo igual compró el terreno en 1999, construyó y vive ahí desde el año 2002. Le preguntamos, pues, por qué se decidió, y respondió pues la necesidad, que no conseguía en otro lado. Ella y su esposo tenían el proyecto de conseguir una vivienda de interés social en La Candelaria, cerca de la Universidad Distrital, pero él sufrió un accidente que hizo que los ahorros que tenían no bastaran para cumplir su sueño y ahora solo les alcanzara para el terreno que les ofrecieron en Altos de la Estancia. Heriberto Flor, con mucha claridad, explica que: […] La gente se trepó rápido a la loma. Factores fundamentales:

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falta de vivienda y aquellos personajes que llaman tierreros o urbanizadores piratas o urbanizadores sociales, cualquier denominación, pues estaban haciendo aquí su trabajo, lotearon desde aquí y daban facilidades para pagar el lote. Usted con cien mil pesos de esa época, ochenta mil, cien mil, usted pagaba su lote.

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Ciertamente los precios bajos de los lotes y las facilidades de pago convencieron a muchos, como vimos que sucedió con don Humberto, o con Severo Sogamoso, que dice que vimos fue la facilidad para poder adquirir uno el terreno, o Hermes Mejía, quien no disimula la urgencia que tenía de vivienda:

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Vinimos, lo que yo tenía era conseguirme una casa, no me importaba dónde fuera sino conseguírmela, me ofrecieron el terreno en el barrio Cerros del Diamante, lo compré pagando de a veinte y treinta mil pesos, me lo fiaron. Armamos un rancho de lata y luego, estoy hablando del año 93, en el año 93 llegamos aquí al barrio Cerros del Diamante. Y no habían sino tres casitas. Pero la situación de pobreza a la que se refieren los habitantes como motivación para habitar la zona, no se ha desvanecido a pesar del tiempo y de los esfuerzos de la comunidad por mejorar sus condiciones, como lo refleja el evento que presenciamos durante la jornada de entrevista a Humberto Oviedo en su tienda. Ante la llegada de una niña pidiendo 200 pesos de salchichón, reflexionó lo siguiente: En cualquier otro barrio de la capital o ciudad de Colombia, lo mínimo que venden de salchichón es mil pesos. Aquí toca así, la gente no tiene plata para más. Un hecho tan sencillo como el precio de una carne embutida refleja la situación socioeconómica de estos pobladores.


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Zonia Rojas Pulido, en su libro Sin memoria muero: memorias de un proceso de resistencia: Altos de la Estancia, Ciudad Bolívar, recoge cuatro testimonios de antiguos habitantes de Cerros del Diamante que apuntan en la misma dirección. El primero compró su lote “por varias razones, la razón principal es que logramos que ahí nos vendieran relativamente con muchas comodidades un terreno” (2004, p. 38). Una mujer dice que “el costo del lote fue de un millón, a cuotas de 10 [mil] de 20 [mil] de lo que podía llevar allá mensualmente, eso fue una ventaja para poder pagarlo” (2004, p. 39). Un tercer testimonio cuenta que “a nosotros el lote nos lo financiaron” (2004, p. 39). Y el último testimonio muestra esa combinación entre las ganas de tener la propia casa, la pobreza y la facilidad para pagar el terreno: “cuando yo compré ese lote lo negocié por un millón trescientos, hice el negocio y no tenía un peso, porque la idea mía era tener una casita, me conseguí la plata y al mes lo compré de contado” (2004, p. 39). Con la anhelada adquisición de una vivienda propia, solo les fueron entregadas promesas de compraventa, y hoy están en un lío legal que no se ha resuelto porque Soledad Cobos Lara reclama ser dueña de los terrenos sobre los que se construyó Altos de la Estancia. La familia Cobos se hizo dueña en 1894 de la Hacienda Santa Rita12, de 750 hectáreas de extensión (Pineda, 2000, p. 52). Esta familia también fue dueña de la Hacienda el Resbalón, que vendió a la familia Prieto y en donde en la década de 1970 se fundó El Cortijo (Pineda, 2000, p. 53). A ella también perteneció, en la década de 1920, la Hacienda Casablanca, donde hoy queda la ladrillera Aholco (Pineda, 2000, pp. 49-50), y la Hacienda la Gran Bretaña, en lo que aún sigue siendo zona rural de la localidad de Ciudad Bolívar (Pineda, 2000, pp. 4142). Los habitantes de los barrios que no fueron declarados como zona de alto riesgo siguen esperando las escrituras de sus casas y que sean reconocidos como dueños del terreno. Por ahora no son 2 Recordemos que en la actualidad corre una quebrada que se llama Santa Rita y que la cantera que funcionaba antiguamente en la base del cerro llevaba el mismo nombre.

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dueños, sino apenas poseedores, una figura que no los proclama dueños de la tierra y que reconoce que son ellos -y nadie másquienes poseen esos terrenos por haber vivido allí más de diez años.

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Foto IDIGER

El modelo completo de migración Ya habiendo visto qué motivó a los migrantes a desplazarse a Bogotá y luego a Altos de la Estancia, podemos completar el modelo de la típica trayectoria de migración que siguieron los habitantes de Altos de la Estancia: Violencia

Campo

Bogotá Búsqueda de mejor vida

Altos de la Estancia

Ilusión de vivienda propia + necesidad económica


Altos de la Estancia: sueños de vida digna

2.4 Remanentes de una vida rural

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eniendo en cuenta la proveniencia de los pobladores de Altos de la Estancia, en las dos etapas migratorias expuestas anteriormente, podemos encontrar que se reprodujeron elementos rurales en los barrios, aunque éstos hayan ido desapareciendo por los procesos de urbanización. Bernardo Palomino, relata: […] a mí me daba miedo cuando esos burros, era tarde en la noche y se ponían a pelear y bajaban. Bajaban peleando ahí, juemadre, por esa calle abajo y mínimo se llevan esas tejas y me matan aquí con mis chinas, vienen aquí y nos matan. Y yo me paraba y me alistaba por ahí con un garrote y pues, aquí será esperar la muerte porque donde se pusieran a pelear y pasaran por aquí y eran como unos quince, veinte en esa época todos peleando.

Los burros llevan la carga en el siglo XXI.. Foto IDIGER

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Sin embargo, la presencia de estos animales que incluso hoy podemos encontrar en algunas calles principalmente para el transporte de ladrillos y material de construcción, se debía a la ayuda que prestaban para subir de agua, desde la parte baja hacia la parte alta de la loma. Hacían parte pues de una solución de la comunidad ante necesidades básicas insatisfechas.

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Continúa Bernardo Palomino:

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[…] me puede hacer el favor y a la noche de prestarme la burra para ir a traer agua que me toca hasta el Perdomo, le echaba cuatro timbos y subía el agüita para dejarle a mis hijas y mi señora para que cocinaran, para que lavaran su ropita ahí, porque a mí no me llegaba en ese tiempo energía. Y me decía el tal Humberto, bueno yo le dejo la burra, pero del último viaje que haga me trae uno para mí y le dije, claro, si me toca echármelo al hombro, no importa, el todo es que me deje para yo cargar el agua y me decía, hombre ahí está, cuando necesita pase y la vaina. Por otra parte, Severo Sogamoso menciona que como al principio había potreros se encontraban incluso cabras y que a partir de esto se vendía leche de cabra y se elaboraban panelitas. Pero que la presencia de ciertos animales fue desapareciendo en la medida en que metieron vías. Guillermo Ramírez, actual habitante de la zona del polígono de afectación, hace referencia a la tenencia de animales que aún hoy es posible encontrar, pues dado el proceso de reubicación y las obras de mitigación correspondientes para la realización del Parque Especial de Protección por Riesgo, este sector se encuentra despejado y Por ejemplo, venía a traer el ganado el […] que está aquí derecho, por allá, viene y deposita acá el ganado, para darle de comer los pastos, ahorita ya no viene por la vaina de tanto


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hueco, que se le descabezan las reses, esta mañana las vi por acá derecho.

Guillermo Ramírez

Habitante del área afectada del barrio Santo Domingo

Sin embargo, en el acercamiento a los habitantes de la zona, en su mayoría provenientes del campo, indistintamente del período de llegada, podemos encontrar que en este territorio muchas de sus prácticas podían perpetuarse. Por ejemplo, una de las mayores incomodidades de muchos habitantes sujetos a los procesos de reubicación reside principalmente en el espacio asignado. Aquí la mayoría de ellos pudo conseguir lotes de 6 por 12 metros, lo que les permitía dejar un espacio para la cría de animales y la siembra de algunas plantas o incluso alimentos. En los términos de María Inés Melo: la verdad uno vive aquí tranquilo, yo por ejemplo vivo tranquila, respira uno aire puro como se dice, porque ya irse uno por allá a un apartamento ya le toca como al que se entra a una alcancía. Para Luz Marina Vargas, refiriéndose a las prácticas que se desarrollaban en el sector de Santa Viviana: El domingo por esos lados se reunía mucha gente, porque supuestamente dicen que es el mejor mirador de Bogotá y ahí se reunían, porque ahí prácticamente ahí vive uno como en el campo, por eso a mí no me afectó mucho la llegada ahí, porque yo toda la vida he sido del campo y en cambio ahí no había peligro ni por los carros, que por los niños, no, era tranquilo porque ellos salían a jugar normal, como si estuvieran libres. Porque uno, pues usted sabe ya que uno estar directamente aquí, pues ellos no van a poder estar ahí […] Y que no, mucha parte que había así como potreros, ellos jugaban. Por ejemplo la familia mía […] ellos son de los que el fin de semana les fascina venirse para la casa, ahí donde yo vivo. Dicen “no, es que aquí es como en el campo, es muy buena la vista, aquí juega uno, aquí no hay peligro de nada”.

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3. Organización comunitaria

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os dogmas del tranquilo pasado son inadecuados para el tranquilo presente. Que el mañana es más importante que el ayer. Que en la vida hay un camino largo que nos queda por andar, que cubierto está de odio, de mentira y de maldad. Pero mira el camino de las hormigas arrieras y te volverás sabio. Porque ¿qué es la vida? como decía un loco por ahí -más loco que nosotrosun frenesí, una ilusión, que toda la vida es sueño, y que los sueños, sueños son. 13

Con la llegada y el asentamiento de los habitantes de Altos de la Estancia y las precarias condiciones que en su cotidianidad debían enfrentar, las comunidades empezaron a buscar procesos que les permitieran lograr el mejoramiento de dichas condiciones: servicio de agua, alumbrado y reconocimiento institucional. Con el transcurso de los años estas luchas se han consolidado y han logrado que las comunidades cuenten con beneficios y puedan ser partícipes en la planeación de un sector mucho más acorde con las expectativas con las que llegaron hace tantos años.

3.1 El aguacero, los comités y las pro-Juntas de Acción Comunal.

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uenta Severo Sogamoso que en el año 96 se presentó un deslizamiento ocasionado por fuertes lluvias y que fue a partir de la solidaridad de la comunidad del barrio Las Huertas, que se comprometió con su familia en el proceso de organización comunitaria. 3 Severo Sogamoso. Diciembre 21 de 2013.


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Después de eso (de la avalancha), quedamos con lo que teníamos puesto, inclusive en la casa estaban las dos chinas mayores y a ellas las sacó el agua y las arrastró para abajo; había un sobrino ahí también, que él quedó afectado de los bronquios porque se llenó de agua sucia, la que bajaba […] y a mi china mayor a ella la lograron sacar más abajo, por allá llegando a ese caño que hay, comenzando abajo. A ella la sacaron en ese caño y entonces por la noche ya la gente se solidarizó, llegaron ayudas ya por parte del movimiento ese de solidaridad. Llegaron ropa, cobijas, estufas, y un vecino dijo “yo tengo una casa para que me la cuiden, váyanse a vivir allá mientras volvemos a trabajar acá lo que era de ustedes. Y entonces eso hubo ayudas por todos los lados. Entonces la gente se comprometió de que los festivos ellos iban a ayudarnos a construir nuevamente la casita que teníamos. […] Ah. Las afectadas en ese tiempo fueron como cinco familias porque el resto como era potrero, entonces sólo los que estábamos construidos ahí fue que bajó una avalancha de agua muy tremenda y se llevó las casas y sacó los hijos también. Las cosas se quedaron ahí, sólo que gracias a la gente se lograron salvar, no hubo […] fallecidos en ese tiempo. Y ya en la noche fue que apareció la solidaridad de la gente, y como le digo, y ahí en el barrio entonces la gente se comprometió a que nos ayudaban a levantar nuevamente la vivienda que teníamos, y así entre sábados y domingos eran 30-40 personas que ayudaban a trabajar ahí. Nosotros nos dimos cuenta de que la gente era muy solidaria entonces nos comprometimos en tratar de orientarlos en lo que es el trabajo social comunitario. Y nos metimos toda la familia, todos los cinco nos metimos a trabajar ahí en el barrio. Conformamos, […] las hijas conformaron un grupo de danzas, de teatro. Y la señora comenzó a liderar lo que es el asunto comunal, ella en ese tiempo entró como coordinadora del comité pro-agua porque no había agua en ese tiempo, oficial ni nada de eso. Y yo me quedé como en el comité de obras. Y así comenzamos a trabajar.

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Las razones por las que las comunidades iniciaron procesos organizativos, específicamente en el caso del barrio Tres Reyes, son expuestas por Guido Bastidas, así:

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¿Por qué nos comenzamos a organizar? Porque como no teníamos agua, no teníamos transporte y hasta ahora tampoco había el agua, hasta el año pasado. No había agua, ni luz, nada, esto era un potrero y pare de contar. Entonces nos comenzamos a organizar para hacer lo que ahora llamamos la acción comunal, por ahí comenzamos. Se conformaron […] Y como no había quién nos guiara ni quién nos hablara, ahí no había ningún instituto de nada, nada de nada. Es que de eso a acá, se ha avanzado mucho en la constitución.

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Para Heriberto Flor, de acuerdo con el relato de Severo Sogamoso, inicialmente se conformaron comités dirigidos a la consecución de objetivos específicos, de manera que cada ámbito que mereciera atención tuviera su propio grupo de trabajo. Y las mismas comunidades instalaban comités. Comité de agua, comité de vías, de la carretera. El comité más activo y de mayor complicación era el comité del agua, porque como habían todas esas mangueras, había que tener un fontanero porque no todo el mundo sabía pegar la manguera de la grande y estaba ahí una persona que tuviera cierta experticia para poder pegar la manguera y también para arreglar un poco la cuestión de las aguas residuales, entonces se construyeron nuevos comités de trabajo, luego aparecieron los comités de pro-juntas de acciones comunales y al año siguiente estaban ya las juntas comunales. Fue un proceso de reconocimiento de las juntas como tal, el reconocimiento de las comunidades. Elemento central, la gente se organiza, la gente acude mucho por la propia necesidad concreta de tener el agua, de tener la energía y lo hace. Entonces la gente rápidamente se organiza, acepta rápidamente constituir los comités, acepta rápidamente

Severo Sogamoso Habitante del barrio Las Huertas.


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construir la projunta, las juntas, porque hay una necesidad palpable, concreta y la gente sabe que para presentarse ante el Estado o cualquier entidad es a través de ese proceso. Entonces se organizó todo y ya para el año 99, 2000, se hicieron las primeras legalizaciones de barrios.

3.2 Mesa Técnica de Trabajo de Altos de la Estancia La Mesa Técnica es una organización comunitaria que en este momento acoge a más de 18 barrios, representados por los Presidentes de las Juntas de Acción Comunal y otros habitantes interesados en la participación y construcción de un mejor territorio. Bertilda Salas, Presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio Casa Grande nos indica:

Bertilda Salas

Líder comunitaria del barrio Casa Grande

[…] la mesa técnica está funcionando como desde el dos mil. […] En este momento la reclamación más fuerte que tenemos en la mesa técnica: lo primero que nos cumplan para arreglar las vías de penetración en todo Altos de la Estancia, para que pueda entrar un carro, pavimentar todas las vías. La otra, la inseguridad, porque se nos están apoderando las mafias de los barrios, donde ponen a estos chicos a vender merca (sic), cocaína, de todo, entonces la necesidad más sentida que tenemos ahora es la inseguridad. Que nos saquen esas mafias que tenemos acá. La policía, cada rato la batida que les pegan pero de ahí no pasa. De acuerdo con Heriberto Flor, Coordinador de la Mesa, ésta tiene ocho ejes fundamentales: Vivienda, Servicios Públicos, Gestión de Riesgo, Movilidad, Seguridad y convivencia, Ambiente, social y Educación y cultura.

Heriberto Flor

Coordinador de la Mesa Técnica de Altos de la Estancia

Bueno, esos son los elementos centrales para el desarrollo de cualquier comunidad como tal. Entonces eso ha sido en

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general el tema de la lucha, como se ha venido desarrollando, no ha sido fácil, sino complicada. En principio todos los habitantes decíamos que éramos estratos 0 y 1, es gente que trabaja en la economía informal, podríamos llamarlo así por ahora porque a mí ese término no me gusta mucho, el de economía informal, o economía popular más bien, que son la gente que hace el rebusque, la gente que vende aquí, que vende en otras partes, en el espacio público, la gente que se rebusca la vida, entonces como hay gente que está con esos problemas colocan su negocito, entonces es gente que no tiene posibilidades de adquirir una formación, una cultura, sino que es gente que trabaja, como decimos nosotros, asando y comiendo ¿no? Trabajando y echando platica y no hay tiempo para nada más, entonces acá el problema del liderazgo, el tema de la organización comunitaria no es fácil de establecer. […] La otra también ha sido el engaño, la falta de atención del Estado, de administraciones y la manipulación y engaño que han tenido las comunidades, porque las comunidades han sido muy permeadas, muy utilizadas por parte de los agentes politiqueros, de los que manejan aquí el establecimiento. Entonces esa situación ha sido bastante complicada para nosotros. […] A parte hay que destacar que hay un grupo muy bueno de trabajo, liderado por mujeres, que han sido un factor fundamental en la pelea, han estado ahí como el motor. Bertilda Salas agrega además que durante el proceso de remoción en masas en el año 2002, la Mesa, que para entonces no llevaba mucho tiempo de constitución y además sus miembros no eran tan numerosos, apoyó el proceso que llevaban los líderes de Cerros del Diamante, como Víctor Neira, para lograr un proceso de reubicación exitoso hacia zonas como Bosa el Recreo o Soacha. Gladys Jaimes, residente y líder comunal del barrio Mirador de la Estancia, nos explica que después de la remoción, la Mesa presentó una tutela en el año 2006 (Acción de Tutela 041) contra el Acueducto y el FOPAE. Esto para lograr la recolección de aguas residuales y de


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agua potable, donde se encontraban los lavaderos comunitarios, pues esta situación generaba mayor humedad en el terreno y la comunidad tenía miedo de una posible avalancha. El fallo de esta tutela permitió que comenzara el proceso de recuperación y dio paso para que se decretara la creación del parque de protección por riesgo. La Mesa Técnica de trabajo de Altos de la Estancia entonces ha permitido, en términos de Heriberto Flor Pegar un grito en la administración, […] hemos logrado que la institucionalidad nos pare bolas, se hagan proyectos de mitigación de riesgo, se hagan políticas de desarrollo barrial, se tengan políticas sociales y toda esa vaina, pero ha sido un golpe duro para los que estamos acá, para los que se van, no ha sido tampoco fácil. No ha sido fácil. Aunque él mismo reconoce que como en toda organización, se han presentado tensiones y conflictos, pero que estos, no han logrado eclipsar la idea de una comunidad unida. El problema del liderazgo, el tema de la organización comunitaria no es fácil de establecer. […] El proceso organizativo, en función comunitaria, no es fácil de resolver. […] Ventajas, bueno podríamos en medio de la contradicción decir que es la persistencia, de un núcleo de líderes y de mujeres que han estado aquí al frente de la lucha. Además de los logros que nos cuentan estas personas, la Mesa Técnica recibió en el año 2012 el reconocimiento al Mejor Ejercicio de Control Social, otorgado por la Veeduría Distrital, Avina, Transparencia por Colombia y la Fundación Corona, por su esfuerzo comunitario y por el trabajo constante en la articulación de las instituciones públicas y privadas en su territorio. También se destacó la participación de la comunidad en planteamiento y decisión de proyectos para el mejoramiento de la zona y de la calidad de vida de sus habitantes. En busca de vida digna.

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4.

Lucha por los servicios públicos

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omo ha sido mencionado, la lucha por los servicios públicos ha sido una de las principales banderas de las diversas organizaciones comunitarias en Altos de la Estancia desde que se inició el proceso de ocupación. Es importante conocer el proceso de los habitantes para garantizar servicios públicos primordiales como el agua y la energía, y las diversas etapas que han debido atravesar desde la creación de acueductos, desagües y alumbrados artesanales hasta la posterior organización y lucha por la obtención legal y continua de dichos servicios, incluso a la obtención de otros más.

4.1 Acueductos y alumbrados artesanales

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eriberto Flor nos relata las primeras acciones que llevaron a cabo las comunidades, principalmente de las zonas altas, para garantizar su acceso al agua: […] lo primero que hizo la gente fue bajar aquí a San Isidro que estaba un tubo grande del acueducto y otro tubo que está por Sierra Morena, entonces de acuerdo a su ubicación, se cuadraron las mangueras de dos, tres pulgadas, la gente de noche iba, perforaba el tubo y le metía la manguera, entonces se pegaba la gente con sus mangueritas de dos, tres pulgadas al tubo. Todo el mundo. […] Pero, afortunadamente funcionaba por la parte aérea, gran parte de ella. Entonces encontraba usted los domingos todo el mundo trabajando, bajando su manguerita de agua y toda la vaina y ya por la parte de la tierra sí algunos tubos de gres, que pudieron jugar el papel de conjunción de las aguas residuales, pero había otras partes donde no había tubo y la gente solo hacía la zanjita y por ahí bajaba todo el agua residual, todo el agua negra, todos los excrementos, todo, hacia una parte que formaba una especie de quebradita y bajaba el agua. Y la misma gente fue empezando

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a abrir los caminos, los mismos tierreros consiguieron unas máquinas, unos buldóceres y abrieron la trocha, las calles y para arriba. Había también, en el primer año, los primeros años, colocaron lavaderos comunitarios porque había un problema, el agua no le llegaba a todos y tampoco todos tenían la posibilidad de pegarse de la manguera, entonces se optó por cuadrar, instalar lavaderos comunitarios.

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Para Humberto Oviedo, la lucha por el agua en el barrio Santa Viviana, es sólo una muestra de la situación que muchas comunidades han tenido que enfrentar históricamente, aquí y en el resto del mundo. Pero en el caso específico de su barrio, dice que:

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Humberto Oviedo Líder y habitante del barrio Santa Viviana.

Fue una lucha muy fuerte porque inicialmente cuando yo llegué, sufrimos los primeros dos, tres meses porque en ese momento habían perforado un tubo matriz del acueducto y la gente se cogía de ahí y entonces eso llegaba con mucha fuerza y con esas instalaciones que hacía uno artesanales, de la manguerita, de todo eso, antes tocaba era estar pendiente porque se estallaban las mangueritas y qué peligro, se inundaba la casita o se iba corriendo el terreno. Según María Inés Melo, en el sector de Santa Viviana, parte baja, sólo con las obras de mitigación que se realizan actualmente se ha logrado la canalización de aguas, pues […] las aguas negras y esto nos tocó a nosotros los habitantes, pero de resto, pues la comunidad trabajamos, nosotros tenemos aquí, aquí tuvimos una manguera comunitaria porque el acueducto nunca vino aquí a decirnos cuántos metros de tubería necesitan, o venir y colocar contador, no. Las aguas negras nosotros las trabajamos poniendo la tubería, entre nosotros, como se dice honestamente: la mano al dril nos tocó, a nosotros nos tocó trabajarla, comprar la tubería, comprar cemento y entre los vecinos trabajamos en comunidad la tubería y las aguas negras.

María Inés Melo de Soto Habitante del barrio Santa Viviana.


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Para la adquisición de energía eléctrica, Bernardo Palomino nos indica que gracias a una remodelación en su lugar de trabajo y a la voluntad de su jefe, fue posible que consiguiera alambre, entre veinte y treinta arrobas. Su propuesta al Presidente de la Junta de ese momento, Joaquín Quintero, fue que la comunidad del Espino, conformada aproximadamente por diez casas, según recuerda, consiguiera los postes o palos, a partir de una colaboración de cien pesos y él donaba el cable, que opina, era lo más complicado y costoso de adquirir. En sus propios términos: Bernardo Palomino

Habitante del barrio El Espino.

[…] Eso fue la gloria, la gloria. Entonces yo ya compré una neverita, compré ya el televisor, ya uno se entretiene, se entretenía mejor, ya no pensaba uno que de pronto bajen los burros y nos maten, ya se entretiene uno mirando televisor, bueno, gracias a Dios. Severo Sogamoso nos indica que la luz del barrio de las Huertas era tomada de Bosa usando alambre de púas. De la misma manera Bertilda Salas recuerda que la luz era adquirida de la parte plana y que duraron con esta situación aproximadamente un año, mientras se reguló el servicio por parte de la entidad correspondiente.

4.2 Conflicto y muerte por el agua La dificultad para acceder a los servicios primordiales y la constante lucha de las comunidades para garantizarse algún tipo de continuidad en la llegada del agua, resultó, en algunas ocasiones, en situaciones de desesperación e inconformidad hacia las instituciones que se negaban a la prestación efectiva del servicio y peor aún, conflictos entre los mismos individuos. Hermes Mejía, habitante del barrio Cerros del Diamante, recuerda que: […] comenzamos a echar el agua desde la parte de arriba y por esta calle que era la carrera 90 con calle 59 a los barrios de

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San Rafael, Rincón del Porvenir, barrio Mirador de la Estancia II. Estamos hablando de que se contaba con un arrume de mangueras, aproximadamente unas setenta mangueras para distribuir las aguas desde arriba del tanque, cada uno comprábamos la manguera, estamos hablando de ocho rollos, ochocientos, novecientos metros cada familia, el caso mío, la compramos aquí entre cinco en la cuadra para mantenernos de agüita, porque esas mangueras no las podíamos tocar, cuando tocábamos esas mangueras y la gente abajo se sentía sin agua, se escuchaba la plomacera, las peinillas y venían revisando dónde era y a ver si nosotros habíamos roto la manguera y a las tres de la mañana, salir enjabonados con un balde de agua, para afuera de la casa para terminarnos de juagar para irme a trabajar. Para Consuelo Gaitán en el barrio San Isidro se encontraba ubicada una pila, por la que constantemente se iniciaban conflictos entre los vecinos, incluso armados con machetes. Para evitarse las filas y las peleas, que le causaban mucha angustia, decidió recurrir a su vecina para que ella le vendiera el agua por canecas. Con respecto al asunto de las filas y de las peleas, Ciro Ortega, habitante del barrio Santo Domingo, nos cuenta: […] Nosotros, sí, estábamos a la intemperie, buscando la solución de los servicios y todo y nada, tocamos y no, nadie. Aquí se cambiaba sangre por agua. En este barrio se cambiaba sangre por agua, si usted llegaba, como la salud que llega usted y lo ponen en una fila y vaya que yo me le pasara adelante acá para quitarle el puesto para reclamar una canecadita de agua de 20 litros, así pasaba. Bertilda Salas, por su parte, nos relata que las personas de su sector acudían a conseguir el agua en Santa Viviana, y que hubo muertos porque el agua se peleaba, pues recuerda una ocasión en que dos personas resultaron muertas a machete. Esta fue la situación que

Consuelo Gaitán Habitante del barrio San Isidro.


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definitivamente motivó a la comunidad a exigir su derecho de acceso al agua: Eso nos desesperó mucho, entonces nosotros, la gente de Altos de la Estancia y de Cazucá nos tomamos la autopista. Hicimos un paro en el noventa y siete, un cacerolazo, no dejábamos pasar un carro y así fue como hicimos sentar la empresa de acueducto y a muchas empresas a negociar con nosotros. Y así fue como tuvimos los servicios acá.

4.3 Organización por el agua Como no teníamos agua, tocaba subir agua de abajo en burro, en pleno siglo XX, en la capital de la República, con presidente a bordo .14 A partir de los relatos de los habitantes resulta primordial el trabajo realizado por la organización de las Juntas de Acción Comunal, apoyadas fuertemente por las comunidades para la consecución permanente del agua. Heriberto Flor nos explica cómo funcionaba la organización, qué actividades realizaron y las respuestas institucionales a algunas de ellas. Entre el 94 y el 97 hubo muchas movilizaciones, hicimos toma del Concejo, hicimos toma del Acueducto, dos o tres tomas. Había una especie como de alcancía, un fondo, talego común, donde se reunían algunos pesitos para costear el transporte y hacer el trabajo de lucha para que la gente adquiriera… Creo que eso fue en el período de Enrique Peñalosa y vino la legalización de los barrios, ese proceso de legalización previamente está incluido dentro de una serie de estudios de 4 Recordemos que en la actualidad corre una quebrada que se llama Santa Rita y que la cantera que funcionaba antiguamente en la base del cerro llevaba el mismo nombre.

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Planeación, del FOPAE, bueno de una serie de instituciones del gobierno distrital. De todas maneras fue una lucha fuerte, no de todos los barrios. Primero un bloque de 7, 8 barrios, después vino un segundo bloque de otros 10 barrios y quedaron por fuera 12, 13 barrios por elementos de alto riesgo, que estaban en estudio, entonces no les dieron la legalización rápidamente sino que quedaron en remojo, unas de las últimas partes que han legalizado en el último año, últimos años en dónde está el compañero (refiriéndose a Humberto Oviedo, del barrio Santa Viviana), que es de lo último que se ha logrado después de tantos años de lucha. Eso ha sido una cuestión paulatina, tampoco hemos sido todos de una sola. Los primeros que legalizaron fueron obviamente los de la parte baja y media, lo que era Mirador de la Estancia, Casa Loma, María Cano, todos estos fueron los primeros por la ubicación en la que estaban y daban para un mejor desarrollo barrial y los últimos que se legalizaron son los de la parte de arriba, Caracolí, Santa Viviana, Santo Domingo, por las condiciones del terreno, de la amenaza de remoción en masa. Para él fue a través de las movilizaciones que las instituciones prestaron atención al problema de legalización y de normalización de los servicios. Y fue a partir de la asesoría del CIDER en el proceso de organización comunitaria, que se pudo establecer la incipiente Mesa Técnica de trabajo de Altos de la Estancia. De acuerdo con el artículo El acueducto de la concertación del 7 de Agosto de 1999, del periódico El Tiempo, la situación de conflicto que se vivía por el agua incentivó a la comunidad para que protestaran, bloqueando la autopista sur, en un paro cívico realizado el día 6 de febrero de 1995 y en el que se reunieron 40 mil personas. Esta acción permitió a la comunidad la negociación de la construcción de la red con el departamento de Gestión Comunitaria de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá. La solución planteada fue la asesoría de dicha institución para que la comunidad pudiera instalar


Altos de la Estancia: sueños de vida digna

sus propias tuberías. El Acueducto ofreció un precio especial por los materiales (2700 metros de tubería de 8 pulgadas, por 24 millones de pesos), la comunidad puso la mano de obra y 20 mil pesos por familia (2.800), con lo que se pagarían los materiales necesarios y al contratista. Inicialmente los barrios Tres Reyes I y II, Mirador de la Estancia I y II, Cerro del Diamante, Porvenir II, Rincón del Porvenir, Rincón de Galicia, Casa Loma, Las Huertas, Casa Grande, Espino III, Porvenir de la Estancia y San Rafael; fueron los beneficiados del agua que adquirían de la red conectada al tubo madre del tanque de Sierra Morena. Para este año, según el mismo artículo, estaban unidos 30 barrios para lograr no sólo la adquisición total del acueducto, sino para luchar por la legalización de sus barrios, reconociendo que su unidad había logrado que para ese año les asignaran 1.000 millones de pesos del presupuesto de la localidad de Ciudad Bolívar. En cuanto a esta etapa de acercamiento y negociación, opina Guido Bastidas: […] A pesar de que nosotros habíamos hecho manifestaciones y peticiones para que nos den agua y no, entonces recurrimos a traerla nosotros mismos y el Acueducto nos la entregó arriba en Sierra Morena, en ese tanque que hay arriba, dijo “ahí les entrego el acueducto, ya verán cómo la llevan ustedes” y contratamos un ingeniero avalado por el Acueducto que nos hizo las instalaciones exteriores y las interiores nosotros, por cuenta de los usuarios, hasta ahí. Guido Bastidas

Presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Tres Reyes

Hasta el año pasado, la tutela 041 de 2006 que fue hecha para el Acueducto y el FOPAE y que en primera instancia nos la negaron. Hasta el año pasado nos pusieron agua potable.

4.4 Tutela 041 de 2006 En el año 2006 fue interpuesta una acción de Tutela, Acción de Tutela 041, promovida inicialmente por la Junta de Acción Comunal del barrio San Rafael y con el apoyo de otras Juntas y de la comunidad

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en general, para exigir al FOPAE y a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá la solución de problemáticas relacionadas con los anteriores procesos de remoción en masa y dificultades con el agua. Esto para poder mitigar y estabilizar el terreno después de lo ocurrido. Gladys Jaime señala que:

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¿Qué se pedía? Principalmente, el primer punto, fue la recolección de las aguas residuales y los regueros que había de agua potable, porque aquí en esta parte donde estamos eran lavaderos, y no eran uno ni dos, eran varios lavaderos comunitarios los que habían. ¿Qué ocasionaba? Ocasionaba mayor humedad en el terreno que era el miedo de que de pronto hubiera una avalancha.

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El fallo de esta acción de Tutela, resolvía en su segundo punto “ORDENAR a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y a la DPAE, para que en forma conjunta, solidaria, e inmediata pongan a disposición de los barrios afectados, material humano – físico – operativo, a fin de erradicar definitivamente el problema de aguas estancadas, filtraciones subterráneas, y deslizamientos de tierra, procediendo a iniciar inmediatamente las labores para estabilizar el terreno (…). Según Audiencia Pública realizada en el barrio Santa Viviana en febrero de 2011, la empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá en cumplimiento de la Tutela presentada, realizó trabajos de construcción de redes de alcantarillado sanitario y pluvial a partir de las recomendaciones propuestas por el FOPAE y posteriores a sus estudios, para evitar así la infiltración en las zonas inestables y un mejor control de las aguas. Las obras de alcantarillado sanitario, alcantarillado pluvial y acueducto se han realizado en los barrios Santa Viviana, Espino I, Santo Domingo, Santa Viviana sector Vista Hermosa, La Carbonera sector II, Espino III, San Rafael, Rincón del Porvenir, Tres Reyes etapa

Gladys Jaime Vigía Ambiental y habitante del barrio Mirador de la Estancia


Altos de la Estancia: sueños de vida digna

I, Mirador de la Estancia, La Carbonera, Cerro el Diamante, Santa Helena y San Antonio del Mirador. Otra acción legal se realizó en el año 2009 por parte de habitantes del barrio Santo Domingo II sector. Esta tutela se realizó en contra de la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, y la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios. La motivación para esta acción residió en que la comunidad declaró no contar con el servicio continuo, ni con acueducto y alcantarillado, pese a recibir puntualmente la facturación de un servicio que consideraban no se estaba prestando de la manera en que lo ordena la ley y que por lo tanto, vulneraba sus derechos fundamentales a la vida y vida digna, a un medio ambiente sano, a la salubridad pública, al mínimo vital, a la salud, a la vivienda digna, a la prestación eficiente y oportuna del servicio de acueducto en condiciones dignas y justas, y a la igualdad. Como respuesta a esta acción, la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios alegó que no era legítima debido a que no es la entidad prestadora del servicio público por el cual la comunidad se consideraba vulnerada y que para lo relacionado con la facturación la comunidad podía hacer uso del recurso de reposición consagrado en el artículo 154 de la Ley 142 de 1994. La Alcaldía Mayor declaró que correspondía a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá pronunciarse sobre la acción, al ser la entidad prestadora del servicio y responsable de lo relacionado con acueductos y alcantarillados en la ciudad. Por último, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado indicó que no estaba violando ningún derecho fundamental, que las obras para proveer al sector de agua y alcantarillado se habían adelantado, pero que estaban pendientes aún de las obras que indicaría en ese entonces el DEPAE, debido a la remoción en masas que se presentaba en la zona. Señaló además la inviabilidad de esta acción, pues ya se había presentado una tutela y acción popular en el año 2006, cuyo fallo había definido ya sus derechos y que además, no es la tutela es el mecanismo para la resolución de problemas colectivos.

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Sin embargo para Agosto de 2013 fueron iniciadas las obras para la construcción de un nuevo sistema de acueducto que se proyecta podrá beneficiar a 30 mil habitantes de Altos de la Estancia, para mejorar las condiciones de continuidad del flujo del líquido. Con estas obras el agua será traída de Chingaza para solucionar la situación de los habitantes de los barrios Santa Viviana, Santa Viviana Sector Vista Hermosa, La Unión - Divino Niño y Santo Domingo y, a la vez, para aportar a la mitigación de riesgos al reemplazar las redes provisionales anteriores.

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Tanque de Santo Domingo, para suplir de agua la parte superior de la loma..Foto IDIGER


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5. Reasentamiento

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l proceso de reasentamiento es para el Fondo de Prevención y Atención de Emergencias, un mecanismo para la gestión del riesgo, en donde se busca el reconocimiento, por parte de la ciudadanía, de las dinámicas físicas y ambientales de los territorios y de la incidencia de las acciones humanas en él. Así, es posible que se realicen acciones que permitan evitar las condiciones de riesgo, como el traslado de habitantes que se encuentran ubicados en zonas de alto riesgo y de riesgo no mitigable. Además, de la protección de la vida de los habitantes y del mejoramiento habitacional que implica el reasentamiento. También busca que las comunidades sean resilientes frente a los cambios ambientales o climáticos y consideren otras formas de ordenamiento, que garanticen su desarrollo social y así mismo, que garanticen la apropiación y el cuidado de territorios, como reservas forestales o cuerpos de agua, que no son apropiados para asentamientos, pero que necesitan de una sociedad mucho más comprometida con su preservación. Para el caso específico de Altos de la Estancia, veremos cuál fue el fenómeno que allí se presentó y algunos de los factores que aportaron a que se diera. Seguido de las acciones institucionales frente a esta situación y la percepción de la comunidad de la zona, afectada y testigo, frente a las labores de reasentamiento. Por último, veremos un caso exitoso de reasentamiento colectivo del barrio Cerros del Diamante.

5.1 La remoción en masa: el desbarrancadero de los sueños

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ristemente el sueño de vivienda propia se desbarrancó. El proceso de remoción en masa, que ha llevado a la reubicación de más de 3000 familias, fue el resultado de la presencia de varios factores que promovieron la inestabilidad del suelo. Históricamente, la localidad de Ciudad Bolívar ha estado ligada a procesos de extracción minera. En


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los años 40 se dio la explotación de materiales para la construcción, alrededor del río Tunjuelo y en los cerros. Para la década siguiente, se inició la explotación de carbón en la Hacienda La Carbonera, donde posteriormente se extrajo caliza. Para la década del 60, se inició un acelerado proceso de urbanización del sur de la capital, por lo que aumentó la demanda de material de construcción que fue adquirido de canteras creadas en la parte baja del cerro. Para la década de los 80, con el acelerado y desordenado proceso de poblamiento de estas zonas, motivados por el accionar de grupos insurgentes o por los tierreros, como los vecinos llaman a los urbanizadores piratas, que en su momento, aseguraron a sus clientes que los lotes los entregarían con escrituras y que les pondrían servicios públicos. Pero ni una cosa, ni la otra. Por esta razón, el acueducto y la red de energía fueron instalados informalmente por los vecinos, que se hicieron a la luz mediante alambres de púas tendidos desde Bosa y consiguieron el agua instalando mangueras en el tanque de Sierra Morena. Los acueductos y alcantarillados artesanales repercutieron en la estabilidad del suelo, pues generaron la filtración tanto de aguas potables como de aguas residuales. De esta manera encontramos que además de la estructura del suelo de la zona, tres factores aportaron a que existieran fenómenos de deslizamientos y de desprendimientos de roca: la extracción minera, la ocupación desordenada, sin planificación y los flujos de agua, producto de la ocupación humana en la zona. Algunos habitantes del sector de Altos de la Estancia, reconocen que algunos aspectos de su ocupación, contribuyeron a los procesos de deslizamiento, que después enfrentaron tanto como afectados directos en el territorio e indirectos por su cercanía a la zona. Humberto Oviedo, habitante del barrio Santa Viviana nos relata las dificultades para proveerse de agua y la incidencia de esta situación, como la de la minería practicada con anterioridad en la zona, en los posteriores procesos de remoción:

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Cuando yo llegué no sufrimos los primeros dos tres meses porque en ese momento habían perforado un tubo matriz del acueducto y la gente se cogía de ahí y entonces eso llegaba con mucha fuerza y con esas instalaciones que hacía uno artesanales de la manguerita, de todo eso, antes tocaba era estar pendiente porque se estallaban las mangueritas y qué peligro, se inundaba la casita o se iba corriendo el terreno. A partir de eso es que se forma pues la remoción en masa después, por el desarrollo de la población, tan subnormal en los casos de los que hacían las casitas con el tubito y de ahí para abajo esa agua ya servida, de la que uno usa para hacer su sancha, entonces eso fue también como la mayor causa de que el terreno se fue cediendo, cediendo. Y también lo que hicieron los antiguos, anteriormente, históricamente había era explotaciones de carbón. Creo que en cualquier ocasión escuché que un abuelito de Bosa contaba que él conoció pues como la infraestructura que tenían para explotar ese carbón y tenían como unas bodegas o los puntos de acopio en Bosa, y de acá sacaban carbón y lo llevaban para Bosa. Porque allá seguramente lo explotaron, dinamita, pólvora, no sé y entonces el terreno cedió cuando ya empezó a llegar el agua. Y empezó a ceder el terreno. En este mismo sentido, Heriberto Flor, habitante del barrio Perdomo Alto, considera que: El fenómeno de remoción de masa se aceleró más que todo, coadyuvado, incentivado por el reguero de agua de las mangueras, el reguero de agua residual, el reguero de agua que venía con el invierno, esto humedeció, penetró la humedad interna y ayudó a que eso acelerara el derrumbe. Los primeros evacuados fueron San Antonio del Mirador, El Rosal, El Rodeo I y II sector, después vino ya la evacuación del barrio El Diamante, Cerros del Diamante y bueno, otros barrios más que se fue entero porque se desmoronó prácticamente todo el terreno, se vino abajo.


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Por su parte, Hermes Mejía, considera que la falla estuvo principalmente en la falta de acueductos y alcantarillados normalizados y hace referencia también a los vestigios de la explotación minera que en su barrio, Cerro del Diamante, se encontraban y a su participación en las explotaciones que aún se mantenían en la zona, según su relato. Qué aceleró esta falla, el descuido del Gobierno ¿Por qué? Porque nosotros teníamos un chorro de agua y no teníamos por dónde evacuarlo, ni teníamos un lugar especial para evacuarlo y como eso es una zona rocosa, protegida por un material que se llama greda y la greda naturalmente tiene una humedad, si la greda se seca, el terreno se desplaza y si se humedece demasiado igual, porque estamos parados pues en unos colchones de piedra, unas lajas de piedra grandes y por dentro ya el estudio había dicho que había unas cavas donde el agua se penetraba a cierta profundidad y había unas estancadas, que ellas humedecían demasiado. […] Ahora este terreno tiene aproximadamente quince túneles que fueron explotados con caolín y en otras partes fueron explotados con carbón, ahí está la muestra, están los túneles sin daños, abajo en el Espino hay uno, acá en la parte de Cerros del Diamante donde quedaba la 57 hay otro, túneles que nosotros no fuimos capaces de caminar, cinco metros y ahí nos cogió un calor y nos ahogaba y nos teníamos que devolver. […] Yo fui uno de los que solicité permiso para explotar piedra, para buscarme trabajo porque uno se gana la plata trabajando y yo alcancé a explotar por ahí unos trescientos kilos, pero posiblemente eso también pudo haber afectado y haber hecho que no alcanzáramos a disfrutar ni el alcantarillado, ni el parque, ni ninguna de las cosas que teníamos porque eso llegó antes. El 16 de Agosto del año 2001, tras un reporte de emergencia, se realizó una visita al barrio Cerro del Diamante en donde fueron encontradas en aproximadamente 28 viviendas grietas y fisuras tanto en el suelo como en los muros, e incluso la inclinación de algunas de éstas (FOPAE, 2001). La comunidad señalaba que estas situaciones se presentaban

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desde hacía un par de meses y responsabilizaban a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, por las obras que había realizado para la excavación de zanjas, aparentemente con explosivos.

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Hermes Mejía, habitante de Cerro del Diamante, comenta sus consideraciones sobre estas obras y su repercusión en el sector:

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[…] Vino la empresa de Acueducto, logramos con el Doctor Enrique Peñalosa que él nos hiciera el acueducto, fue el primer alcantarillado que hubo aquí, perdón, el primer alcantarillado que hubo oficial, fue aquí en el sector de Cerros del Diamante, oficial, tubería de 14, de 22, tubería de 8, tubería de 6. Pero se vieron en la necesidad de hacer explosiones para romper algunas rocas, muchas personas quisieron demandar al Distrito por eso, posiblemente también eso tuvo que ver mucho. Después del primer fenómeno de remoción en masa en 1997 y del descubrimiento de las direcciones de la remoción denominadas El Espino y La Carbonera, los estudios realizados por el FOPAE determinaron tres fases de atención con el fin de establecer las medidas necesarias para la protección de la vida de la población, además de las evaluaciones técnicas de viviendas y de la evolución del mismo fenómeno. Las fases I y II son las que constituyen los suelos de protección por riesgo a partir de la Resolución 436 de 2004, Decreto 078 de 2006 y Resolución 2199 de 2010, emitida por la Secretaría Distrital de Planeación. La fase I corresponde a la zona donde se encontraban ubicados los barrios Cerros del Diamante, Santa Helena, San Antonio del Mirador, Espino, Sector el Rodeo, La Carbonera II y Santa Viviana sector Vista Hermosa. La fase II es la zona donde se encontraba una parte del barrio San Rafael del Alto de la Estancia y los barrios Rincón del Porvenir, Mirador de la Estancia, Tres Reyes, Espino I sector, Santo Domingo, Santa Viviana, Santa Viviana sector Vista Hermosa, Carbonera y Espino III sector. Estas fases fueron consideradas de riesgo no mitigable, es decir que las 3.195 familias que habitaban allí, debían ser reubicadas en su totalidad,


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pues se calculó que el volumen de material desplazado era de por lo menos 2.000.000m3. La fase III compuesta por los barrios Espino I sector, y algunas manzanas de los barrios Santo Domingo y Santa Viviana, fue considerada de tratamiento especial, por no presentarse movimientos. Allí habitaban aproximadamente 2.500 familias.

5.2 Los procesos de reasentamiento por parte de las instituciones

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n el año 1999 después de la emisión de conceptos técnicos de riesgo por parte de la entonces Dirección de Prevención y Atención de Emergencias, fue hallado un deslizamiento activo en el barrio Santa Viviana sector Vista Hermosa acompañado con desprendimientos de rocas en las inmediaciones de la cantera Santa Rita, ubicada en los barrios el Espino III sector y sector El Rodeo. La primera medida llevada a cabo fue el reasentamiento de las familias ubicadas en 323 predios (111 pertenecientes al barrio Santa Viviana sector Vista Hermosa, 44 predios del barrio El espino sector El Rodeo y 168 predios del barrio San Antonio), además de los respectivos monitoreos y de obras de ingeniería que impidieron el avance de dichos deslizamientos. Finalizando el año 2000, se presentó un nuevo deslizamiento en los barrios Santa Helena y San Antonio, por lo que de nuevo, debió realizarse un proceso de reasentamiento de los habitantes afectados, que habitaban un total de 261 predios. Además fue necesario contar con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá para el drenaje de aguas lluvias y negras que aportaban al deslizamiento. Durante el mes de Agosto de 2001 se inició un deslizamiento en el barrio Cerros del Diamante, que afectaron a 85 familias que evacuaron inmediatamente. Para el mes de mayo de 2002, la zona inestable aumentó y afectó a 804 viviendas, por lo cual, a partir de este momento se inicia un proceso masivo de evacuación. Para una tarea de esta magnitud fue necesario contar con el apoyo de profesionales de las ciencias sociales y de áreas técnicas. Los primeros, realizaron la labor de notificación a las

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familias de su proceso de reasentamiento, con acompañamiento social en la primera etapa de “relocalización transitoria”, es decir, de la búsqueda de un lugar de habitación temporal, mientras se desarrollaba el proceso que daría como resultado un hogar definitivo. Los profesionales de las áreas técnicas, por su parte, atendieron las dudas de los habitantes afectados e hicieron un constante monitoreo y revisión de predios, para definir el riesgo, el nivel de afectación y así mismo la prioridad de evacuación y reasentamiento.

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En el año 2004, de acuerdo con el Decreto 332 del mismo año – Sistema para la Prevención y Atención de Emergencias en Bogotá-, se formula el Plan de Acción para la Mitigación de Riesgos y Rehabilitación del sector de Altos de la Estancia. Allí donde se promovía el trabajo conjunto de las instituciones pertenecientes al Sistema, para la reducción de la amenaza (obras para el manejo de aguas por la EAAB y obras de mitigación por la entonces DEPAE). Como medidas para la disminución de la vulnerabilidad (reasentamiento de familias por la Caja de Vivienda Popular, reglamentación urbana por la Secretaría Distrital de Planeación, entre otras). Y medidas para la rehabilitación del sector como la conformación de una franja de borde o recuperación paisajística. A partir de la Acción de Tutela 041 de 2006 presentada por la comunidad y el fallo a su favor, también se ordenó de manera “solidaria e inmediata, erradicar definitivamente el problema de aguas estancadas, filtraciones subterráneas y deslizamientos de tierra, iniciando de inmediato la estabilización del terreno, sin importar la disponibilidad presupuestal, se deben realizar las obras en tiempo prudencial, sin dilaciones injustificadas, SO PENA DE DESACATO. Además si los habitantes adquirieron dichas viviendas”. Así mismo, esta Acción de Tutela ordenó a las comunidades afectadas, junto con sus respectivas Juntas de Acción Comunal la organización de un Comité Interdisciplinario para la vigilancia de adopción de medidas por parte de las instituciones involucradas, para evitar la amenaza de derechos fundamentales ante el peligro inminente de


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nuevas inundaciones y deslizamientos. Este Comité fue integrado por representantes de los barrios Tres Reyes, Espino, Santa Viviana, Mirador, Santo Domingo, Rincón del Porvenir, San Rafael, Porvenir de la Estancia II y Altos de la Estancia. A partir del año 2008 el FOPAE crea el proyecto “Recuperación de la Zona de alto riesgo del sector Altos de la Estancia de la Localidad de Ciudad Bolívar”. Dentro de este proyecto no sólo se encontraban los procesos de realización de obras de mitigación, saneamiento ambiental y la definición del uso de los suelos de protección, sino que también se enfocó a la solución de vivienda para las familias afectadas mediante la recomendación de familias al programa de reasentamiento, otras actividades planteadas fueron la legalización y adquisición de predios, retiro de redes de servicios públicos en las zonas afectadas y control de ocupación. La recomendación de familias al programa de reasentamiento se dio de acuerdo al orden prioritario que se había establecido anteriormente con la estipulación de fases de riesgo. Desde 1997 a 2007 según el FOPAE (Cañón, 2008), se incluyeron al proceso de reasentamiento realizado por parte de la Caja de Vivienda Popular, 3.195 familias que residían en los predios ubicados en la fase I (1576 familias) y fase II (1619 familias). Para el ingeniero del FOPAE, Jairo Torres, involucrado en la identificación de predios afectados en Altos de la Estancia durante los años 2002 y 2004, una de las principales actividades que se desarrollaron durante el inicio de los procesos de reasentamiento: Inicialmente fue la parte técnica, digámoslo así, teniendo en cuenta lo que fue la identificación de los predios que se encontraban en la zona afectada, la identificación de predios. Aún deben de existir las fichas que nosotros hicimos para cada predio, de la ocupación de cada predio. En esa época no teníamos cámara digital entonces nos tocaba con la de

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rollo para hacer la identificación. Básicamente el inicio fue como siempre en todos los procesos de reasentamiento, fue la identificación de los predios en Altos de la Estancia. Desde la parte técnica algo muy importante fue ver el levantamiento que ocurrió ahí, del cerro que se encuentra en la parte norte, un montículo ahí se levantó en seis meses y eso tiene más de 30 metros de alto, un fenómeno a pequeña escala de orogénesis, que para mí fue impresionante. Técnicamente eso. Pues ya el resto se ciñe a la parte social.

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La intervención por parte del Fondo ha tenido como aspecto más importante, e incluso el más complejo, el desarrollo de un programa que ha buscado cubrir a miles de familias y a la vez, llevar a cabo labores de mitigación y de adecuación del territorio. Dada la magnitud del fenómeno presentado en el sector, Torres considera que Ahí lo más relevante como tal es el número de familias que se vieron involucradas en el proceso como tal. Realmente creo que hasta que pasó lo de Bolivia, hace unos poquitos años, el deslizamiento de Altos de la Estancia fue considerado como el más grande a nivel urbano en Sur América, hasta cuando ocurrió lo de Bolivia, creo. Entonces como lo más relevante, la atención a todas esas familias que se atendió desde ese momento, de esa emergencia. Y que se ha venido atendiendo. Como les cuento la intervención con familias a nivel masivo, empezó en el 2002, estamos en el 2014 y es un proceso que no se ha logrado terminar por muchos inconvenientes. Siendo para mí lo más grave o lo más relevante, la falta de esa intervención una vez se haga el proceso. De por sí es muy complejo porque es muy difícil hacer un proceso de este tipo, lo más difícil es hacerlo de forma masiva, por muchas cosas. No es porque no se quiera hacer, sino por muchas cosas que van saliendo en el camino. Lo más difícil es hacer una intervención integral de manera que se saquen un número de familias del sector de riesgo y se haga una intervención integral, una vez se haga la evacuación de las familias.


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Según informe de la Caja de Vivienda Popular, para mediados del año 2010, se habían trasladado 2.497 familias a su nueva alternativa habitacional y se encontraban pendientes 441. Para mediados de 2012 se había logrado la reubicación de 2.940 familias y estaban pendientes 282.

5.3 La percepción de los procesos de reasentamiento de la comunidad

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n torno al proceso de reasentamiento al que se han acogido las comunidades de los barrios afectados por la remoción en masa, se presentan diversas opiniones frente a la efectividad de esta labor, tanto de habitantes incluidos en el proceso, como de los vecinos que han sido testigos de la situación de miembros de su comunidad. La mayoría de las personas afectadas que fueron entrevistadas continúan habitando el territorio y están dentro del proceso de reasentamiento. Para ellos esto ha representado el abandono de un espacio de lucha, de la esperanza de construir una vida mejor. Un momento doloroso del que hay que volver a comenzar. A continuación algunas percepciones de personas de la comunidad de Altos de la Estancia frente a esta circunstancia, tanto de afectados como de integrantes de la comunidad que hacen su reflexión sobre este asunto. Encontramos percepciones de falta de garantías por parte de las instituciones en cuanto al tiempo de habitación en arriendo, al malestar que produce tener que abandonar lo propio para cumplir con pagos en momentos determinados y que por la misma duda de la efectividad en el pago de los dineros por parte de las instituciones, los pondrían en situaciones complejas económicamente, en especial con los arrendadores. Así mismo, las demoras en la solución de vivienda para personas que fueron notificadas para el reasentamiento y que a la fecha no ha sido efectuado, tanto por las exigencias de la Caja de Vivienda Popular como por las dificultades de que acepten sus ofertas de compra cuando el pago proviene de esta institución.

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Entonces, vamos a negociar con FOPAE y nos dicen “sí, les pagamos arriendo”. Nos duran 2, 4 años pagando arriendo, en lugar de pagarnos ese arriendo, pues uno espera…Qué sale uno con los chiros pa’ arriba y pa’ abajo a andar, con niños y ahora si tienen niños ¿qué? Mire, aquí hay familias, pongamos que esas familias son del 2006 - 2007 que quedó reasentada de ese tiempo y no les han arreglado Entonces todas estas cosas son las que uno mira, entonces no, yo salgo de acá con mi ropa es andar para arriba y para abajo, porque lo primero, con la Caja, la gente no quiere nada, ni venderles ni comprarles porque son con solo historias, solo problemas, solo enredo, entonces a uno le da miedo salir a hacer eso. Porque la verdad, si a mí me van a pagar cuatro años de arriendo, con cuatro meses de arriendo de a trescientos mil pesos, cuatro años, cuánto, por qué no le arreglan a uno el billete y listo. Pa’ qué va a coger uno a hacer una vuelta de esas. Es el Estado el que está metido en ese lío, ahora sabemos que son cinco entidades las que están trabajando sobre este reasentamiento, de acuerdo a ellos y manejen el personal, no han podido sacar todo el resto de personal es por eso. Vea, esa casa, es reasentada del 2003, no los pudieron sacar, no pudieron arreglar.

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Estancados en el reasentamiento..Foto IDIGER


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A la gente le da miedo salirse en un arriendo, porque después lo cogen a usted ya después de que tumbe usted, aténgase a las que vienen. Entonces le dicen “no, usted no salió favorecido, este es un estudio social, de vivienda social y usted no salió pa’ esta historia reasentado y a usted no le compensa la vivienda y ya”. Entonces usted queda así, ya tumbó, ya qué. Hubo gente que le tocó volver a edificar después de eso. En este momento pues queremos que nos ayuden es a solucionar. Aquí ya queda poquita gente, tendrá que quedar como quedó allí, despejado todo. Qué más se puede hacer ahí, es un hecho, entonces miramos qué es lo que ha pasado aquí. Hay gente que le toca con los niños, con todo esperar la nueva orden para ver a dónde la echan. Son cosas de 9, 10, 12 años y ellos ahí.

Foto IDIGER

Que nos vayamos en arriendo, ellos quieren sacarnos en arriendo para podernos embolatar, […] supuestamente nos dan un subsidio para comprar, pero eso no se puede negociar con

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esa gente. Lo mandan a uno a buscar, va uno y mira una finca y a los dueños le dice que el pago es con la Caja, la gente no acepta, de una vez le dicen, váyase que así no negociamos. Y eso hemos volteado y no hemos podido comprar en ningún lado por eso.

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Ese poquito de plata no alcanza para nada y ahora que le pagan supuestamente como en cinco pagos una casa, un lote que uno compre, la gente no se aguanta así tampoco, los que van a vender dicen yo le vendo, pero la platica. La otra que le exigen un pilonón de papeles que no se los dan a uno, la gente no confía en uno y tampoco se los consiguen y no puede uno negociar y le exigen un poco de papeles que no. Nos tienen embolatados ahí. En la reunión le dicen que le exigen tres papeles y cuando va al grano le exigen como veinte papeles y más, con el fin de embolatarlo para que uno no pueda comprar. Se formó un problema porque la gente no quería, defendía su casa aunque estuviera ya fracturada la defendía a capa y espada, con penilla “yo de aquí no me voy” hasta que me entreguen mi casa. Y empezaron a hacer un censo de FOPAE, con una administración muy acelerada, prácticamente fue una gestión muy acelerada, pusieron unas trabajadoras sociales que eran las que más casas censaran, sabiendo que el problema no estaba sino en cierta parte y eso fueron sacando cualquier cantidad de gente. Ahora estamos viendo en el lugar donde actualmente vivo yo, yo salí, me hicieron el censo en el año 2002, septiembre, 26 de septiembre de 2002 y desde ese entonces a mí no me metieron en un arriendo porque mi familia era bastante numerosa y no daban sino como 120 mil pesos. Yo ya ahorita cumplo once años de estar en el proceso de reasentamiento y en esos once años hasta noviembre vino un señor y me dijo que si me iba a salir en arriendo y le dije yo de aquí no me muevo, de acá me sacan con mi gente. Quién es la


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gente que está en el barrio Cerro el Diamante, la gente que está en el barrio Cerro el Diamante no son invasores, son personas que compraron en el 96, 97, 98, pero que por su recursos económicos, si pagaban el lote no hacían la casita. Entonces, se quedaron […]. Durante estos once años la única posibilidad fue el dolor y la angustia de ver a mis hijos y mis nietos llorando, porque venían unos señores de amarillo y cuando veían las señoras solas les decían “o desocupa o les mandamos la maquinaría o les traemos al bienestar familiar o ustedes ya no tienen derecho a nada de esto”, durante estos once años, eso fue. Porque ayudas materiales o de pronto ayudas digámoslo espirituales, que alguien venga y le diga algo “mire, tranquilo, no se preocupe que usted va a salir”, nadie. Mal, un problema bastante complicado aquí es la falta de planeación, la falta de políticas y de programas de administración para la gente. Por ejemplo, las viviendas. Ha sido complicado, ha habido familias que hasta tres años deambulando, pagando unos arriendos, arrumados como decimos nosotros, y esperando tres años de que el gobierno distrital les defina una casa, una vivienda, eso es una. Pegado al problema de vivienda es que lo que usted construya es el doble de lo que tenemos aquí, lotes de 6 por 12 metros de fondo y la gente construye sus casas de dos, tres pisos teniendo en cuenta sus familias. Cuántos instala en el segundo piso, cuántas en el primero, mientras las casitas de los que se fueron a Usme, por ejemplo, son casas de 38, 40 m2, donde la gente queda muy estrecha. Uno se encuentra gente allá que dice, […] allá toca salirnos para que el sol entre. Entonces un problema complicado allí ha sido la vivienda, nosotros inclusive tenemos una experiencia, una vaina qué contar. Nosotros con la toma del Concejo, que lo hicimos dos veces, en la administración de Mockus, si no estoy mal una la hicimos finalizando la administración de Peñalosa,

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en los últimos dos, tres meses, pero también cogimos los tres meses iníciales de Mockus, fue para crear el Valor Único de Reconocimiento, porque la administración aquí no tenía ninguna política para atender ese tipo de población. La población a la que se le caía su casa, se le caía su rancho y no sabían qué hacer con ella, cómo hacía para reconocerlo. Entonces había que primero, hacer toda una base de datos y recoger todos los datos, garantizar que usted sí vivía en ese sitio, que usted tenía su vivienda hecha de ladrillo o hecha de tablas, que ese terreno se lo había comprado al tierrero, que el tierrero no le había dado a usted escrituras sino que le había dado una promesa de compraventa, entonces había que primero establecer que efectivamente usted era una familia que estaba en este sitio, segundo, que se había ubicado ahí, no porque quería, sino porque tenía una necesidad concreta, es decir que no tenía vivienda en otra parte, catastralmente había que identificar que no tenía vivienda en Colombia, en Bogotá. Después de aparecer que usted estaba en ese territorio, que no tiene vivienda en otra parte del país, el otro paso que tenía que hacer era con qué plata le compramos el terreno a esas personas, entonces se hizo la pelea por el Valor único de Reconocimiento. En qué consistía el VUR, de que a usted le evaluaban el valor por el que usted compró su lote, un millón, un millón quinientos, fuera de eso le invirtió cuatro, cinco millones de pesos en lo que era construyendo su rancho, entonces sumaban, más el subsidio, porque hasta el momento usted no había tenido, entonces sumaban y con lo que daba vaya y consiga usted una vivienda. Obviamente una persona con 20 millones de pesos no podía conseguir una vivienda, máxime cuando para las instituciones, desde la institucionalidad, debe ser una vivienda que garantice, primero, que efectivamente jurídicamente no tenga ningún lío, que sea efectivamente propiedad del que la vende, que no tiene ningún lío de tradición, ni mucho menos. Y segundo, que guarde las proporciones del tipo de construcción, que sea no antisísmica, pero por lo menos sismo resistente, que llegue a eso. Entonces


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una familia deambulaba dos o tres años consiguiendo casa, a lo último los obligaron a que tenían que abrir una cuentica - gente que se rebusca el pan de todos los días- abrir una cuentica para guardar uno o dos millones de pesos, para que el banco le prestara para llegar a los 25 millones y comprar la casa-lote que usted pueda comprar. Entonces no era sencillo, aún ese es un problema que es bastante complicado, la vivienda. Como un proceso muy largo, poco claro, o sea muy enredado porque uno no sabe a quién creerle, pues muy extendido, si es una situación de riesgo y de emergencia debería ser algo sin tanto trámite y más afectivo. Que ya estuviéramos reasentados. Se me hace muy largo y para nosotros en medio de la ignorancia, poco claro, hay cosas que uno no entiende, digamos para comprar una vivienda se demoran tanto los desembolsos o usted postula una casa y entonces toca esperar que haya un desembolso y los propietarios de las viviendas no están dispuestos.

5.4 Organización para la vivienda: el comité de damnificados de Altos de la Estancia y la Asociación Popular Renacer. En el texto Sin memoria muero. Memorias de un proceso de resistencia. Altos de la Estancia, Ciudad Bolívar, Zonia Rojas Pulido expone aspectos de la acción social llevada a cabo por la comunidad del barrio Cerros del Diamante, después del proceso de remoción en masa. Entre ellas la organización colectiva que le permitiera participar y garantizarse la efectividad del proceso de evacuación y reubicación que promovían las entidades distritales. Un aspecto de esta investigación es la creación del Comité de Damnificados de Altos de la Estancia, cuya primera acción fue realizar una gestión ante el Concejo de Bogotá, dirigiéndose a un concejal

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para exponer la problemática que enfrentaban. Sus peticiones fueron organizadas y presentadas en una ponencia ante el Concejo, en la que la comunidad presentaba cuatro puntos que consideraban de suma importancia dada su situación. El primer punto era que se garantizara su evacuación con dignidad, pues se presentaba un desalojo sin ningún tipo de garantías. El segundo punto contemplaba la reposición total de las viviendas, en vez de una reposición parcial que proponían las entidades debido a la falta de títulos de propiedad. El tercer punto era una solicitud a que se llevara a cabo un tratamiento integral al área que había sido afectada y el cuarto punto se enfocaba hacia la participación popular, principalmente en la elaboración del plan que haría realidad el proceso de reubicación. Este primer proceso de organización no contó con la participación total de las familias que estaban consideradas en el plan de reubicación. Para entablar el diálogo se estableció una mesa accidental, con algunos representantes de la comunidad y del distrito bajo la mediación de miembros del Concejo Distrital de Bogotá. Pese a que los resultados no fueron los esperados, fue un primer escenario de organización y a pesar de las dificultades internas, allí se promovió posteriormente una toma de la Junta Administradora Local y el impulso para la creación de un cabildo abierto, que a su vez permitiera la creación de una mesa de concertación. Ya en esta mesa se generó el planteamiento de realizar una Asociación Popular de Vivienda, como proyecto asociativo para la reposición de las viviendas en Metrovivienda de Ciudadela el Recreo en la localidad de Bosa. La orientación hacia esta institución se presentaba precisamente porque Metrovivienda era empresa del distrito, tenía el terreno para la construcción de viviendas y además la comunidad contaba con el dinero para la adquisición del terreno. La Asociación logró en muy corto tiempo cumplir con todos los requerimientos legales y a pesar de los obstáculos, lograron que Metrovivienda les vendiera el terreno. De esta manera pudieron, en un principio, conseguir 168 viviendas y mantener los vínculos que ya tenían como comunidad. Toda esta propuesta buscaba la manera


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colectiva de solucionar la carencia de vivienda y poder acceder a vivienda nueva, evitando las dificultades que plantea la compra de lotes urbanos, la compra de viviendas usadas e incluso la compra de vivienda nueva realizada por urbanizadoras privadas, por los altos costos y la elevación de estrato a la que debían someterse si aceptaban esa opción. Esta organización entonces ha buscado más que la adquisición de vivienda, la propuesta de una organización que pueda influir en el establecimiento de políticas realmente democráticas y populares de vivienda en la ciudad. En los términos de Víctor Neira, líder del reasentamiento del barrio Cerros del Diamante y gestor del proceso de la Asociación Popular Renacer, la importancia de lograr un reasentamiento colectivo reside en

Víctor Neira.

Antiguo habitante y líder del barrio Cerros del Diamante.

[…] Desde mi punto de vista, como líder social y como ciudadano, el proyecto colectivo es un proyecto mucho más completo, mucho más económico, mucho menos traumático, porque se mantienen algunas redes, se mantienen los conocimientos. Las redes sociales en buena parte se mantienen o se reconstruyen mucho más rápido y la integralidad del proceso se puede gestionar mucho mejor a partir de un proceso colectivo y mucho más económico porque no es lo mismo que uno le compre con cuarenta y algo millones hoy en día, que es el valor de la suma de esos dos valores, del subsidio y del VUR No es lo mismo comprar uno con 43 millones a comprar colectivamente, una cantidad de familias y hacer su propio proyecto, entre otras cosas porque nos ahorraríamos o se ahorrarían estas familias todo el tema de los señores que venden, de publicidad y otros... los rendimientos financieros, etcétera. Es mucho más económico por la vía colectiva y mucho más completo desde el punto de vista de la integralidad, porque no es lo mismo solo, gestionando los cupos educativos, gestionando el tema de la salud, gestionando pues esos temas de apoyo social, a una organización que esté estructurada y

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que tenga una capacidad de negociación mucho más amplia. Entonces indudablemente la negociación colectiva es lo más favorable para la comunidad y para la ciudad misma porque también, en ese mismo sentido se puede trabajar mucho más el tema de la corresponsabilidad social, de que ese grupo salga de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra y se coloque en una situación mucho más favorable para ellos y para su futura familia. […] No es lo mismo estar uno como un náufrago en una isla, remando solo a tener un grupo social que esté presionando las soluciones a las problemáticas, es ahí en donde está la clave de la cuestión.

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Uno de los principales logros tanto del Comité como de la posterior Asociación fue la consecución del Valor único de Reconocimiento (VUR), después del análisis del Departamento Administrativo de Planeación Distrital, la Dirección de Prevención y Atención de Emergencias, actual Fondo de Prevención y Atención de Emergencias, y la Caja de la Vivienda Popular. Según el Decreto 94 de 2003, que lo adopta y reglamenta, el VUR es el instrumento económico que posibilita el reasentamiento de las familias de estratos 1 y 2 que habitan predios ubicados en áreas declaradas como de alto riesgo no mitigable, para garantizar su inclusión en los programas de vivienda del Distrito, en cumplimiento de los objetivos del subprograma de reasentamiento por alto riesgo no mitigable. Dirigido a propietarios o con derechos de posesión de un terreno y cuyos asentamientos hayan estado ubicados en el área, antes de la declaración de zona de amenaza alta y media, y cuyos predios hayan sido avaluados por un valor inferior al costo mínimo de la inclusión en un programa de vivienda, es decir, un valor inferior al equivalente a 24 salarios mínimos legales vigentes, para el 2003. De acuerdo con Jairo Torres, funcionario del Fondo de Prevención y Atención de Emergencias, involucrado dentro del proceso de identificación de predios afectados por el proceso de remoción en masa, entre los años 2002 y 2004, el Valor Único de Reconocimiento es resultado


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De cómo los líderes lograron para el proceso de reubicación el famoso VUR, que se logró con ese proceso. El Valor Único de Reconocimiento se logró fue con ese proceso de Altos de la Estancia, por la pelea que dio la comunidad y que todavía se mantiene. La parte de negociación de reubicación que tiene la comunidad es el VUR, que es valor inicial con el que se negocia con las familias que ingresan al programa de reasentamiento.

Jairo Torres.

Ing. del FOPAE, actor activo durante los inicios del proceso.

Según este mismo funcionario algunos de los retos para la institución durante todo el proceso de reasentamiento corresponden a lograr una intervención integral: Algo que se ha fallado en los procesos de reubicación que es hacerlo de manera integral, o sea, una vez se reubiquen las viviendas o una vez se saquen las personas del sector, hacer de una vez la intervención inmediata de la parte ambiental, integral, lo que se vaya a hacer, sea el parque, la siembra de árboles. En ese sentido hay una falla porque no, los procesos no tienen esa continuidad y eso permite que nuevas familias vuelvan a ocupar esos espacios y se genere como un ciclo, algo complejo, que son nuevas familias que llegan a ocupar zonas de alto riesgo y en la cual, digamos ese tema no ha sido solucionado hasta ahora. Pues esa es la idea, hacer las intervenciones de manera integral, que todo vaya de la mano, es como lo ideal. En eso se ha pensado, pues desde esta administración para hacer la intervención, esperemos ahora a ver cómo sale. Otros logros de la Asociación Popular Renacer, desde su inauguración el 18 de abril de 2004, han sido la entrega de 168 viviendas a familias reubicadas, la obtención del segundo puesto del Premio Cívico “Por una Bogotá Mejor” de la Fundación Corona y la Casa Editorial El Tiempo versión 2004, la instauración del Comedor Comunitario Renacer y su participación en ASORED, fundación que agrupa a 12 organizaciones sociales de base en la localidad de Bosa.

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6. Parque metropolitano y polígono hoy

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finales del año 2012 fue entregado un muro de contención en el sector de El Espino a la comunidad de Altos de la Estancia. Éste hace parte de las obras de mitigación y tuvo un costo aproximado de 12 mil millones de pesos. Según el FOPAE la obra requirió de trabajos hidráulicos que se realizaron por etapas, terraceo, re-encausar las quebradas, la construcción de 20 muros pantalla con anclajes de 40 y 50 toneladas, la adecuación de 210 metros lineales de cuneta de coronación en concreto y la construcción de 54 vigas cabezal en concreto en dos filas ancladas a la viga inferior.

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Proceso de perforación. Caisson. Foto IDIGER

Un segundo muro se encuentra en construcción en el sector La Carbonera desde el año 2013. Wilmar Castro, Ingeniero Civil del proyecto, nos explica en términos coloquiales en qué consiste este proyecto:


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En el Espino, tuve la fortuna de participar también en ese proyecto y esta es como una segunda o tercer fase porque después de que nosotros salimos entonces el Acueducto hace una serie de canales porque el problema, obviamente, a medida de que aumente la presión del suelo con el agua de infiltración pues va a haber más... Eso es una constante. Luego ya por licitación nos ganamos este proyecto que se llama La Carbonera, es un muro de 600 metros de longitud, que viene desde casi el canal Santo Domingo, hasta el canal La Carbonera, junto con el canal que nosotros acabamos de hacer y luego va un muro de cien metros. Consta, como le estoy diciendo, de una viga que para términos del contrato se llama Muro. La viga es de 1.60 de ancho por 0.75 de altura, tiene 600 m, apoyada sobre caisson de un metro, a profundidades variables entre 9 y 18 metros, con aceros de una pulgada. El caisson es una segmentación profunda, el piso está aquí, se hace de arriba hacia abajo, buscando encontrar la roca. Realmente se construye como si fuera un tronco de cilindro, pero cónico y eso lo que hace es evitar que el trabajador que está metido allá, por las presiones que se generan en la tierra vaya a quedar enterrado, entonces ellos van bajando, funden ese anillo en concreto, concreto reforzado, cuando ya lo tienen fundido, van bajando hasta llegar a la profundidad deseada. Esos son los caisson. Todo esto está lleno de caisson, de aquí hasta acá son 145, ya excavamos todos. En este caso, como había limolitas, que son unas rocas muy duras pues tocó hacer una serie de combinaciones de cimentación, entonces en algunos caisson tocó perforar pilotes con esas máquinas que ustedes ven por ahí, perforar pilotes hasta llegar a la profundidad de diseño, dejarlos y luego fundir el caisson. ¿Para qué? porque no podíamos bajar más, no podíamos excavar más porque la roca no nos lo permitió. La finalidad es encontrar la roca. Aquí hay un movimiento, es un plano de falla. Hay tres tipos de planos de falla en el suelo, uno se llama rotacional, aquí hay los dos, pero el que estamos trabajando

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ahorita parece ser un movimiento traslacional. Entonces rotacional como si estuviera girando, traslacional y hay un tipo de movimiento que son los caídos, que son las rocas que caen, básicamente. Lo que queremos es, y la gente cree que uno charla cuando decimos eso, pero lo que estamos haciendo es coser el suelo, eso es lo que estamos haciendo, cosiendo el suelo. Ese es el proyecto inicial, también estaba este canal que ya lo tenemos construido, es un canal que se llama el canal 3, que va a empalmarse con la quebrada La Carbonera. Y en el proyecto no estaba incluido, pero también fue parte de una adición y es continuar este hasta empalmarnos abajo al Perdomo, ese canal está construido también, es un canal en gavión. ¿Qué más les puedo contar del proyecto? Aquí hay un problema y es que hay un movimiento de tierra muy grande, aquí hay una falla, por eso fue que no pudieron hacer esto aquí, entonces sumándole a que no, usted construía y las obras no duraban, entonces optaron por dejar esta parte de 80 metros sin construcción, esos 80 metros lo vamos a hacer nosotros. Nosotros en la empradización, si mal no estoy, creo que estamos contemplando como 10 hectáreas, estamos contemplando más o menos 100.000 m2. Entonces esta parte le vamos a hacer un refuerzo aquí, una viga de amarre junto con una viga que ya también está diseñada como parte de una adición, que se llama la viga Santa Viviana y una viga pequeña que se va a construir acá de 17 m. para controlar el movimiento. Las vigas están, estas vigas que le comento de Santa Viviana, y esta que se va a hacer al lado de la quebrada La Carbonera, van a quedar como amarrando una serie de micropilotes de 12m, que son los pilotes que estamos haciendo en este momento. Adicional a la viga, y a los caisson, entonces para darle un poco de más rigidez, tratar como de aminorar el empuje y darle más resistencia al elemento, se está haciendo una serie de anclajes, son anclajes de 50 toneladas, 5 torones. ¿Qué es un anclaje? Está la viga, el caisson y aparte esto, con un ángulo de 15°. 35 metros a la tierra, empotrado y lo que hay


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básicamente son cinco cables para tensionar 10 toneladas, metidos a 35 metros. Tiene una zona libre y una zona de bulbo que es la parte de atrás, donde se genera como una especie de torta la que impide que se vaya a salir el anclaje, entonces lo que hace es que cuando haya un empuje se sostiene ¿con qué se sostiene? con la parte de atrás, es eso. Eso es lo que estamos haciendo aquí, estamos controlando las aguas y las estamos controlando con una serie de drenes horizontales. Esto es una cimentación profunda. Usted puede reforzar lo que quiera, usted puede hacer lo que quiera en la naturaleza, pero mientras usted siga manteniendo las condiciones de agua, porque eso aumenta la presión de poro, cuando aumenta la presión de poro empieza a haber el empuje. Básicamente así funcionan los deslizamientos y los movimientos de remoción en masa. Lo que hacemos es que eso lo controlamos, con unas tuberías de dos pulgadas y media, metidas 30m. dentro del suelo, a un ángulo de 5° ascendente. Esto son 15° descendentes, cuando hacemos el drene horizontal lo hacemos es ascendente. Eso lo que ayuda es que cuando haya acumulación dentro de los intersticios, dentro del suelo, entonces aumentó la presión, como no hay por dónde salir, entonces vámonos por la tubería. Y ese es nuestro proyecto. Además de las obras de ingeniería para la mitigación, actualmente se siguen desarrollando programas de recuperación ambiental a partir de la siembra de árboles, arbustos, hierbas y pastos de especies nativas, entre las que se pueden encontrar amargoso, ciro, chilco, hayuelo, mortiño, arrayán y gurrubo, que buscan imitar la estructura de los ecosistemas secos de la zona altoandina. Así mismo, continúa la presencia de los Vigías Ambientales para el control de la ocupación ilegal, por convenio entre la Secretaría Distrital de Ambiente y Ecofondo. Para el año 2014 el FOPAE tiene como meta en el caso de la gestión para el reasentamiento, el control de la ocupación y la participación

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social, la implementación de 3 acciones que impidan la reocupación del polígono declarado como suelo de protección por riesgo. En cuanto a las obras y estudios para la recuperación del sector, se plantea la realización de 5 campañas de monitoreo de las zonas aledañas al polígono y la intervención de 25 hectáreas tanto del polígono como de zonas adyacentes, gestionando obras de mitigación y de manejo del riesgo. Por último se propone la gestión para el saneamiento y la adquisición predial de 23 hectáreas del polígono. Sandra Sánchez

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Actual Coordinadora Vigías Ambientales.

98 Obras de mitigación para el control del flujo de aguas.Foto IDIGER


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7. El FOPAE responde

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arlos Andrés Gómez lider de recuperación y quien labora con el FOPAE como profesional especializado, viene trabajando intensamente desde junio de 2012 con la comunidad. Como reto se propuso: construir confianza como funcionario y ser humano. Sólo asi se pueden articular los esfuerzos de una comunidad, se recupera la gobernabilidad y se pueden alcanzar resultados que beneficien a la gente.

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1. ¿Cómo es el proceso de recuperación integral que se viene desarrollando en el polígono? El Fondo para la Prevención y Atención de Emergencias –FOPAE-, busca mediante el proyecto Altos de la Estancia, la garantía de los derechos humanos, la gobernabilidad y la recuperación de un sector degradado del borde urbano de la ciudad, para convertirlo en un espacio de disfrute y uso público por parte de la ciudadanía. En el marco del Plan de Desarrollo Distrital, Bogotá Humana, el proyecto Altos de la Estancia ha enfocado sus esfuerzos en diseñar y desarrollar un conjunto de respuestas sociales, contundentes y definitivas para las familias que habitan dentro del polígono. Entendiendo Altos de la Estancia como un territorio cuya problemática se origina en el deslizamiento, pero cuyas consecuencias afectan un espacio físico, social y económico mucho más amplio. La recuperación integral constituye una ruta de intervención y acompañamiento intersectorial desde el nivel central del Distrito que fue dirigida en un primer momento por el ex Secretario Privado, Doctor Jorge Rojas y el actual Director del FOPAE Ingeniero Javier Pava. En este sentido acorde con las necesidades planteadas por


Altos de la Estancia: sueños de vida digna

los líderes de las comunidades y miembros de la mesa técnica para Altos de la Estancia, quienes habitan los barrios que se encuentran en el área de influencia directa del polígono de afectación. Aquí se identificaron las líneas o ejes de intervención, para el interior y exterior del polígono en la lógica de una intervención integral,

DENTRO DEL POLÍGONO

FUERA DEL POLÍGONO

1. REASENTAMIENTO DE FAMILIAS.

7. OBRAS DE MITIGACIÓN DEL RIESGO FUERA DEL POLIGONO.

2. SANEAMIENTO PREDIAL.

8. MEJORAMIENTO DE VIVIENDA Y DE BARRIOS.

3. REGLAMENTACIÓN DE USOS. 4. SEGURIDAD DEL POLÍGONO GOBERNABILIDAD Y APROPIACIÓN.

9. MOVILIDAD. 10. SEGURIDAD Y CONVIVENCIA.

5. RECIBO, CUSTODIA Y MANEJO AMBIENTAL.

11. SERVICIOS PÚBLICOS.

6. OBRAS DE MITIGACIÓN DEL RIESGO.

12. INCLUSIÓN SOCIAL. 13. PARTICIPACIÓN.

2. ¿Cómo funciona la re-territorialización a través de procesos de gobernanza local? Tradicionalmente se ha presentado un bajo nivel de control en el territorio, no se ha ejercido gobernabilidad plena, no hay uso de la propiedad y dominio total de los predios, lo cual ha conllevado a que la recuperación ambiental definitiva del sector no se haya podido lograr. Si bien han existido lineamientos desde las instituciones distritales para lograr gobernabilidad en la zona de afectación directa, como

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en su área de influencia, los usos populares llevados a cabo por las comunidades del sector no siempre son acordes al uso programado por la administración de la Ciudad. A este respecto es necesario resaltar que la recuperación integral, incluye la participación efectiva de las comunidades puesto que son ellas, quienes en su vivencia cotidiana y de acuerdo con los niveles de pertenencia con que cuenten, quienes doten de sentido y funcionalidad la recuperación general de la zona.

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Es clave mencionar que a lo largo de la historia y evolución de los barrios los procesos de organización social han sido los que han modelado el espacio urbano del sector, en consecuencia es necesario, recuperar no sólo el espacio físico, sino fortalecer la capacidad organizativa de la gente que habita el territorio, para convertir a los actores comunitarios, en agentes que realicen gestión, autónomos y capaces de ejercer control político y social.

3. ¿Cuáles son las labores de recuperación ambiental que se desarrollan actualmente? En cuanto a labores de recuperación ambiental, el Fondo de Prevención y Atención de Emergencias-FOPAE, durante la presente administración, adelanta el Convenio FOPAE – Jardín Botánico de Bogotá, con el fin de aunar esfuerzos para adelantar acciones de renaturalización, arborización y jardinería agroecológica, por medio del cual se realiza la plantación de 2.900 árboles, empleando el modelo de arbolado urbano para Bogotá. Con lo dicho se garantiza, no sólo la recuperación ambiental y paisajística del polígono, sino también el mantenimiento futuro de este arbolado por parte del Jardín Botánico de Bogotá. En el mismo convenio se tiene programado adelantar la implementación de jardines agroecológicos en algunos sectores del


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polígono. Estos jardines combinan las plantas ornamentales con hortalizas, legumbres y otras plantas alimenticias. En otro aspecto de la recuperación ambiental del territorio, se implementan obras de bioingeniería con el fin de mitigar los efectos que la escorrentía y erosión superficial y sub-superficial ocasionan y controlar movimientos de terreno que aún se presentan en algunas de las áreas del polígono. A través de estas obras se contribuye al control de la erosión y a la estabilización de taludes en suelo erosionados. Así como también, drenar el exceso y los cursos de agua, para evitar la saturación del suelo. Esto se evita canalizándola hacia los sectores más bajos y seguros del terreno para así y así disminuir el riesgo de remoción en masa. Al tiempo, el componente vegetal de las obras de bioingeniería asegura la sostenibilidad y funcionalidad de estas intervenciones a través del tiempo, y permite su óptima integración con el entorno natural y urbano circundante, contribuyendo en la construcción de espacios públicos dedicados al bienestar social, esparcimiento y recreación de las comunidades y asegurando la prestación de servicios ambientales en el marco de la configuración del Parque de Suelo de Protección por Riesgo Altos de la Estancia.

4. ¿Qué obras de mitigación se han desarrollado en convenio con otras entidades y la misma comunidad? Se han ejecutado diez obras enfocadas a la corrección, prevención y mitigación del deslizamiento, entre éstas están a- Muro El Espino1 de 200 metros de largo (20 pantallas de 10 metros de Alto) con concreto inyectado a 40 metros de profundidad. b- Viga Cabezal Reforzada y Cimentada sobre Caissons (149 Caissons).

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c- Micro-Pilotes Viga Cabezal Carbonera-Vista Hermosa. d- Micro-Pilotes Viga Cabezal El Espino 1. e- Reconformación Hidráulica de la Quebrada Santa Rita. f- Reconformación Hidráulica de la Quebrada Santo Domingo. g- Reconformación Hidráulica de la Quebrada La Carbonera. h- Canal Perimetral El Espino 1

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i- Canal Perimetral La Carbonera.

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5. ¿Cuáles son los proyectos que se planean ejecutar durante este año en el sector de Altos de la Estancia? El Fondo de Prevención y Atención de Emergencias-FOPAE, en el marco de la presente administración, adelanta el Convenio con la Cátedra UNESCO de sostenibilidad -Tecnológico de Antioquia -Jardín Botánico de Bogotá, bajo el cual se desarrollarán actividades de sistematización, posicionamiento estratégico, articulación y seguimiento del proyecto de recuperación. El núcleo comunitario de éste proceso es la implementación de una estrategia de sensibilización y comunicación para la apropiación ciudadana de las acciones de gestión de riesgo y el espacio público en el polígono de Altos de la Estancia como parque de protección por riesgo. En el mismo sentido se buscará la identificación, promoción y apoyo a las iniciativas comunitarias que favorezcan el desarrollo socioeconómico local, la reducción de la vulnerabilidad, la gestión del riesgo, la seguridad alimentaria y la recuperación del polígono de afectación y su área de influencia.


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Complementariamente, el Fondo de Prevención y Atención de Emergencias-FOPAE, adelanta obras para realizar el cerramiento perimetral del área que conformará el futuro parque como parte de la estrategia de control a la ocupación. El FOPAE, en conjunto con las demás instituciones del Distrito Capital adelantará durante 2014 actividades relacionadas con el reasentamiento de familias, saneamiento predial, mejoramiento ambiental, mejoramiento de servicios públicos, e inclusión social. Incluidos los estudios para una Obra de importantes dimensiones en la base del talud, donde existían las antiguas canteras, en lo que será un proceso de reconformación geomorfológico y recuperación del suelo, la cual pretende una importante vinculación y alianza con las comunidades. Estas actividades son coordinadas por el FOPAE, quien está a cargo de la Secretaría Técnica para el seguimiento y cumplimiento del decreto 489 del 2012, y por lo tanto coordina la articulación de las acciones desarrolladas por las diferentes instituciones en Altos de La Estancia y su área de influencia. Estas acciones han sido establecidas en lo que constituye Plan de Acción para la recuperación integral del Polígono Altos de La Estancia y su Área de Influencia. Dicho Plan fue formulado, empleando la Estrategia de Recuperación diseñada por el Grupo de Recuperación, de la Subdirección de Análisis y Mitigación de Riesgos de FOPAE desarrollada, liderada y consolidada por el Subdirector Duván Hernán López. Estrategia que ha sido discutida, debatida y aprobada por las instituciones públicas distritales y por las comunidades que hacen parte de la Mesa Técnica de Altos de La Estancia, y se ha validado como un conjunto metodológico pertinente y escalable a la recuperación integral de otros polígonos de riesgo en el Distrito Capital.

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METODOLÓGICA PARA LA ARTICULACIÓ EN LAS ETAPAS DE LA RECUPERACIÓ IDENTIFICACIÓN Y POSICIONAMIENTO DEL ESCENARIO DE RECUPERACIÓN

INTERVENC

DISEÑO DE

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FOCALIZACIÓN DE TERRITORIOS

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DIAGNÓSTICOS TÉCNICOS

ESTUDIOS TÉCNICOS / ESTUDIOS REGIONALES

CARACTERIZACIÓN DE LA POBLACIÓN

REQUERIMIENTOS CIUDADANOS

ACERCAMIENT O A A.L. Y J.A.L

AUDIENCIAS CIUDADANAS

ESCALAMIENTO A NIVEL DISTRITAL COMITÉ INTERSECTORIAL

Mesas Te Ciudad

AJUSTES NORMATIVOS Reglamentación de usos, declaratoria de utilidad pública,

DEF PROS DE

FIN

POT, PDD (Otros instrumentos de planificación)

COORDINACIÓN DE ACTORES INSTITUCIONALES, SOCIALES, POLÍTICOS Y COMUNITARIOS MESAS INTERINSTITUCIONALES

Plan de Acciones Inmediatas

RECURSOS DISTRITALES

RECURSOS NACIONALES

EJECUCI

SANEAMIENTO Y ADQUISICIÓN PRED CONVENIOS INTERINSTITUCIONALES

BANCO D COM

SEGUIMIENTO INT

ARTICULACIÓN AL PDD COMITÉ DE SEGUIMIENTO AL PAI

VEEDUR CIUDADA


ÓN INSTITUCIONAL Y COMUNITARIA ÓN INTEGRAL DE TERRITORIOS

CIÓN INTEGRAL

Altos de la Estancia: sueños de vida digna

GOBERNABILIDAD Y APROPIACIÓN

E LA INTERVENCIÓN Matriz de Seguimiento y Evaluación

emáticas danas

FINICIÓN SPECTIVA E USOS

INSTRUMENTACIÓN DEL REASENTAMIENTO

NANCIACIÓN RECURSOS BANCA PRIVADA

RECURSOS ORGANISMOS MULTILATERALES

IÓN DE RECURSOS

DIAL

EJECUCIÓN CONTRACTUAL

DE PROYECTOS MUNITARIOS

PLAN DE MANEJO DE PSPR

COADMINISTRACIÓN

INICIATIVAS PRODUCTIVAS SOSTENIBLES

EQUIPAMENTO FUNCIONAL

NODOS DE DESARROLLO Y SERVICIOS EN EL ENTORNO

ECOBARRIOS

GOBERNANZA LOCAL

ASOCIACIONES PÚBLICO PRIVADAS

O Y EVALUACIÓN DE LA TERVENCIÓN

RIAS ANAS

CONSOLIDACIÓN DE PROCESOS SOCIALES E INSTITUCIONALES

SEGUIMIENTO A PLANES DE INVERSIÓN Y EJECUCIÓN

AUTONOMIA COMUNITARIA

ECONOMÍAS SOLIDARIAS

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6. ¿Qué documentos recientes del Fondo nos permitan ahondar en la información sobre estos procesos? Éstos son el informe de avance del 40% entregado por la investigadora y funcionaria Nancy Alfonso del Proyecto Altos de la Estancia entregado al FOPAE en el año 2011.

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Existen los informes de Gestión llevados a cabo para los años 2012 y 2013, que contienen datos sobre el desarrollo y cumplimiento de las metas referidas al proceso llevado a cabo en Altos de la Estancia.

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Igualmente, está el Plan de Acción para la Recuperación Integral del polígono Altos de la Estancia y su Área de Influencia elaborado para el año 2012-2013, que constituido por una tabla de inversión y un documento que consolida de forma general de los anteriores informes. A esto se suman algunas presentaciones que se elaboraron a manera de borrador adjuntas al Plan de Acción, las cuales contienen fotografías y cartografía del polígono las cuales describen las acciones llevadas allí en el marco de la actual administración que recogen algunos de los avances que desde 2009 ha venido ajustando el Proyecto Altos de la Estancia. 7. ¿Que otro aspecto de su labor o del FOPAE, cree conveniente que deba salir en este libro? Algunos funcionarios del proyecto Altos de la Estancia dedicaron en algún momento tiempo, a la recopilación de borradores relacionados con información histórica y memoria de la zona. A partir de diversas exposiciones desarrolladas por el Director del FOPAE, Javier Pava Sánchez 15, el proyecto Altos de la Estancia pudo concluir la existencia de Unidades de Tiempo que resultan adecuadas para describir el proceso histórico sobre el cual ha marchado el desarrollo de la zona conocida como Altos de la Estancia. 5 El funcionario que conserva en su memoria multiplicidad de aspectos Políticos, Económicos, Sociales, Culturales, Ambientales, Ecológicos e Institucionales es el Ingeniero Javier Pava Sánchez quien firmó casi la totalidad de los conceptos técnicos de los barrios entre 1996 y 2003.


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a- Antes y Durante el desarrollo de las Canteras (Años 80s) Momento histórico de la zona donde se describen las haciendas que existían antes de los procesos de ocupación y cómo se desarrollaron los primeros procesos de explotación minera en la zona, los cuales resultaron décadas después siendo condicionantes centrales del colapso de la ladera y el desarrollo de los dos deslizamientos El Espino 1 y La Carbonera que confluyeron el desarrollo de un Movimiento en Masa de Gran Magnitud. Dentro del polígono funcionarios del FOPAE localizaron pobladores a quienes los operarios de las Canteras pagaron con viviendas que terminaron incluidas dentro del área de riesgo, esto en el barrio Espino 3. b- Auge de los barrios y transformación de las Organizaciones Sociales que originaron los barrios (Años 90s) Momento histórico que describe a ciudadanos integrantes de movimientos sociales tales como el M-19, ELN, EPL entre otros situados en áreas urbanas. Estos constituyeron los primeros barrios mediante procesos de ocupación de hecho. Lo cual explica por ejemplo el nombre del Barrio Santo Domingo. 16 Estos procesos de organización social, que llevaron a la zona las primeras escuelas, los primeros puestos de salud y que se situaron en la divisoria de Aguas de la Ladera muestran que la urbanización de Altos de la Estancia, es decir, de la cima de la UPZ, están fuertemente unidos al crecimiento del sector de Cazuca en el municipio de Soacha, donde Líderes como Jhonny, Álvaro Arroyo entre otros, a finales de los años 90s fueron asesinados . 7

6 El cuál, tiene como origen el municipio de Santo Domingo en el Departamento del Cauca. 7 El señor Arroyo según comentarios de las comunidades, fue ultimado en la Cárcel. Por otra parte Jhonny fue víctima de disparos mientras levantaba una cerca. Las esposas de éstos líderes viven en los barrios.

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Entre otros análisis, en el marco de la recopilación realizada por funcionarios del FOPAE, la expansión del Paramilitarismo posterior a la fundación y consolidación de los barrios conllevó a un cambio substancial en la composición y estructura de las organizaciones sociales que fueron la base de su surgimiento y desarrollo. La venta ilegal de suelos incrementó y se consolidó como el medio clave para la urbanización. Igualmente la población ha señalado, con relación a lo anterior, un cambio trascendental en las condiciones de seguridad de toda la parte alta, el auge de la venta ilegal de sustancias psicoactivas, de las pandillas y la transformación de la economía informal .18

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c- Colapso de las Canteras, Deslizamiento y Proceso de reasentamiento de familias (años 2000) Momento en el cual surgen los movimientos de tierra que afectaron inicialmente a los barrios San Antonio del Mirador y Santa Helena, (los cuáles presentan fuertes procesos de superposición y falsa tradición en la propiedad del suelo), barrios que se encuentran casi en el centro del polígono, en lo que se denomina fase 1 de reasentamiento, incluidos, dos barrios que junto con Cerros del Diamante y Espino Sector el Rodeo no existen hoy. Los demás barrios aunque perdieron manzanas, existen (no desaparecieron), tienen Juntas de Acción Comunal y están legalizados. Del proceso inicial desarrollado entre 1997 y 2001, existen registros dentro del Fondo de Prevención y Atención de Emergencias en cuanto a bases de datos. En 2002 es el momento histórico en que el deslizamiento toma mayor expansión ya que colapsa la Cantera Santa Rita (la cual se puede observar en imágenes Google Earth para el año 2001 entera). Para dicha época el FOPAE recomienda para reasentamiento un total de 3222 familias. Ejercicio, del cual el FOPAE tiene algunos 8 Algunos de estos aspectos se mantienen hoy en lo corrido del año 2013, según datos de la comunidad, dentro del polígono, fueron contados 8 muertos.


Altos de la Estancia: sueños de vida digna

archivos fotográficos a 2007. El tamaño del Polígono en éste sentido responde a la expansión del fenómeno de remoción, para el cual los ingenieros del FOPAE determinaron un Buffer (o área de influencia inmediata) de aproximadamente 200 metros hacia arriba en la ladera, con respecto a la grieta central donde está actualmente el muro El Espino 1. Hacia los lados del deslizamiento, el área de influencia definida, fue mucho menor. Dicho Buffer, responde a la inquietud de los ingenieros del momento, respecto a la posibilidad de que el deslizamiento pudiese crecer mucho más, tanto; que además de lo anterior, definieron un Área de tratamiento especial que NO ha sido reasentada, y que NO será reasentada, dadas las obras de mitigación que se han construido, precisamente con el objetivo de controlar el deslizamiento. Existen bases de datos en la Caja de Vivienda Popular-CVP, que señalan en qué barrios se han instalado durante los años 2004-2012 las familias relocalizadas. En esta amplia etapa de memoria, es donde se sitúan los comités que llevaron a cabo la proposición del V.U.R, y que para 2008 conllevaron a las comunidades a la implementación de una Tutela, que ganaron y que finalmente determinó la creación del Proyecto Altos de la Estancia en el FOPAE, que a su vez conllevó a las consultorías y estudios que actualmente ejecutan las entidades dentro del polígono. En todo esto, no es posible dejar de lado la invasión de cerca de 70 familias realizada en 2010 al barrio Tres Reyes y Espino 1, la reocupación del polígono de esas épocas (protagonizada por el Señor William Peña) y finalmente la intervención concluyente de la actual administración distrital Bogotá Humana, que definió la creación de un Decreto a finales de 2012 (Decreto 489) para resolver de forma definitiva la situación de las familias y del territorio no sólo en referencia al polígono, sino de todos los barrios del área de influencia.

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Lo anterior fue un producto del trabajo del Alcalde Mayor de Bogotá Gustavo Francisco Petro (quien conocía estos barrios muy bien!, al igual que a los líderes que allí estuvieron en el momento histórico de su urbanización inicial), Alcalde quien decidió junto con su ex Secretario Privado Doctor Jorge Rojas y el Director del FOPAE, además de los Secretarios de despacho, solucionar el conjunto de problemáticas y conflictos presentes en la zona a través de un Plan de Acción, con recursos, responsables y acciones específicas.

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8.

Glosario

Acueducto comunitario (o alcantarillado): Acueducto informal construido por la misma comunidad. A cualquier servicio público informal le llaman comunitario. Asando y comiendo: Dicho utilizado por los habitantes para referirse a que los ingresos son gastados inmediatamente. Vivir al día. Cacerolazo: Forma de manifestación en la que se expresa el descontento golpeando cacerolas. Fenómeno(s) de remoción en masa: “movimientos descendentes, a diferentes velocidades, de un volumen de roca y/o suelo sobre una o varias superficies de ruptura, bajo la acción de la gravedad, que pueden ser activados por diferentes situaciones como la acción del agua, por sismos o modificaciones realizadas por el hombre a las condiciones de las laderas” (Martínez Álvarez 2009, 11). Juagar: Enjuagar, acción de retirar el jabón con agua. La mano al dril: Dicho que se refiere a invertir o gastar el dinero en algo.


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Merca: Palabra utilizada para referirse a sustancias psicoactivas. Minga: Apropiación del término indígena, para referirse a una jornada de trabajo colectivo. Paroi: Lona de polipropileno empleada para la construcción y protección de viviendas. Peinilla: Sinónimo de machete. Cuchillo grande que sirve para desmontar, cortar la caña de azúcar y otros usos. Pilonón: Expresión utilizada para indicar una gran cantidad de algo. Plomacera: Balacera. Término con que designan los habitantes el intercambio de disparos, donde por lo general resultan muertos y/o heridos. Polígono de afectación: Área de 73 hectáreas de Altos de la Estancia declarado de alto riesgo no mitigable en la que quedará el parque metropolitano. Resiliencia: Capacidad de los seres humanos de utilizar las adversidades como situaciones positivas y reconocerlas como superables. Resumidero: Pozo de aguas negras que se forma en la superficie del suelo de agua que corre subterránea. Terreros: Tierreros. Nombre popular usado por los vecinos del barrio para nombrar a los urbanizadores piratas. Zonas de alto riesgo no mitigable: “son aquellas donde la realización de obras de control son más costosas y complejas que el reasentamiento de los equipamientos y viviendas afectadas” (Martínez Álvarez 2009, 5).

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