revoluc cultural envenena familia chilena

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La Revoluci贸n Cultural: Un smog que envenena a la Familia chilena

Tolerancia No discriminaci贸n Derechos humanos

Acci贸n Familia Por un Chile aut茅ntico, cristiano y fuerte


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© Acción Familia, Diciembre de 2001 Comisión de Estudios de Acción Familia Luis Montes Bezanilla - Juan Antonio Montes Varas Agradecemos especialmente la colaboración para la ejecución de este estudio a los señores: Alfredo Mac Hale Espinosa y José Antonio Ureta Zañartu. Casilla de Correos 198 Correo 35 - Santiago Tel./Fax: 206 9639 E-mail: accionfamilia@entelchile.net Registro de Propiedad Intelectual N° 124361 I.S.B.N. 956-292-272-8


Prólogo

¿Sabía Ud. que Chile está sufriendo una profunda revolución cultural que tiene por fin demoler la principal de nuestras instituciones, la familia cristiana, y que esto tendrá como corolario un grave deterioro del tejido social, con efectos nefastos para el futuro del País? Sí, una revolución que penetra como un smog en todos los ambientes, contaminando gradualmente leyes y costumbres, corroyendo los principios, eliminando las nociones de bien y mal e implantando una nueva moral atea y relativista; y que además prepara el clima jurídico y publicitario para que se persiga a quienes le opongan alguna resistencia. Esta revolución cultural se hace en nombre de los nuevos “dogmas” laicos que están siendo promulgados -la tolerancia y la no-discriminación no-discriminación- los cuales, pese a su contenido difuso, o más bien por causa de éste, sirven para abrirle camino en forma subrepticia. Su familia, el colegio donde estudian sus hijos, la empresa donde Ud. trabaja y su misma forma de ser, incluso sus hábitos, ideas y


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mentalidad, en síntesis su vida misma en el día a día, deberán conformarse a estos nuevos postulados. “Seguir corriendo la cerca”: acabar con las nociones de verdad y error

El gobierno de la Concertación marca el rumbo de esta revolución y da muchos de sus pasos concretos. Ya en el Programa de Ricardo Lagos se decía que “una de las prioridades del gobierno (...) será promover el respeto a los derechos de todos los chilenos y chilenas y de todas las familias, cualquiera sea su estructura”. (1) Con eso ya era claro que la familia basada en el matrimonio monogámico, indisoluble y fecundo no pasaría de ser, para el régimen que se estaba gestando, una entre las muchas formas toleradas, en el mejor de los casos en igualdad de condiciones con otros tipos de “familia” y aún con las peores perversiones. En efecto, los adeptos de la degradación moral tienden a exigir una libertad absoluta y consideran una amenaza que algunos la rechacen. Así, las costumbres licenciosas conducen a que se atente contra las libertades para la práctica del bien y de las virtudes. El mismo Presidente Lagos explicitó en parte este sentido de la tolerancia al decir: “la exclusión, y más sutilmente la discriminación, son los grandes enemigos del pluralismo, como lo es también ese mal hábito intelectual que consiste en creer que sólo algunos viven en la verdad y el resto lo hacen en el error y en la oscuridad (...) Por eso nuestro gobierno ha planteado la necesidad de remover limitaciones que tenemos a la democracia y limitaciones que tenemos a la libre expresión de la soberanía popular (...) Por eso queremos promover la inclusión de todos y perseguir cualquier forma de discriminación”. (2)


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Ahora bien, si el mero hecho de que alguien crea que tiene la razón y que considere que quienes piensan de otro modo están equivocados, configura un mal hábito discriminador que debe ser perseguido, es forzoso concluir que el único modo de evitar esto será que todos adopten el principio del “prohibido prohibir”, que es la síntesis del permisivismo moral. Tal permisivismo viene de lejos. Ya en 1992, a propósito de un documento emitido por el Ministerio de Educación, cuyo titular era Ricardo Lagos, el Cardenal Jorge Medina -entonces Obispo de Rancagua- manifestó que: “Sería para nosotros algo extremamente doloroso, que el peso enorme del aparato estatal aplastara en definitiva, aún sin quererlo, a la familia y a cada comunidad escolar”. La respuesta del Ministro Lagos fue que el documento reflejaba una sociedad plural: “Lo otro [aceptar las recomendaciones de Monseñor Medina] sería un integrismo (…)” (3). Meses después, en un encuentro con representantes de la cultura, el actual Presidente ya definía su táctica de que en el ámbito cultural hay que seguir: “corriendo la cerca” y que “Éste es un país demasiado asfixiado por la censura, no sólo escrita sino tácita, porque también hay áreas donde los políticos tratamos de entrar y parecen terrenos minados”. (4) Cuatro años después, el Proyecto Socialista proclamó: “... el terreno del enfrentamiento es político y simbólico, sobre todo cultural (...) desaparecen viejas cuestiones y entran otras que dicen relación con la vida de la gente, con sus estructuras éticas y normativas...” (5).. Y la Carta de la Ciudadanía Cultural, promovida por el Cabildo Nacional de Cultura, declaró: “La Constitución debe garantizar el respeto a la diversidad cultural del país, sin discriminación de ninguna índole (pueblos originarios, etnias, géneros, ideologías, religiones y opciones sexuales), propiciando su conocimiento, preservación, valoración, difusión y desarrollo”.(6)


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Si cabía alguna duda de los fines de la política en gestación, el uso de los términos opciones sexuales y equidad de géneros la disipa totalmente: se pretende dar derechos a homosexuales y lesbianas a no ser discriminados por sus conductas, o sea, que sus relaciones antinaturales tengan los atributos del matrimonio legítimo. Tales conductas serían meras opciones, que todos podrían elegir sin restricciones, y a nadie, bajo ninguna razón, les está permitido rechazarlas. ¡Más aún, se trata de garantizar a los adeptos a esas conductas que éstas sean preservadas, valoradas, difundidas y desarrolladas! Gradualidad

Cuando el Presidente Lagos creó el Consejo Nacional de Cultura, declaró: “con el anuncio de una política cultural, dimos un significativo paso adelante. Y ahora (...) damos cumplimiento a una antigua aspiración y también a un compromiso plasmado en esa política: contar con una institucionalidad cultural moderna, eficiente, abierta, participativa y plural. (...) Así es la democracia: avanza siempre gradualmente, paso a paso, sin grandes saltos, pero también sin innecesarios sobresaltos ni traumas”. (7) O sea, con tal de que sea un proceso gradual, y por esto vaya siendo asimilado por la opinión pública, cualquier cosa sería aceptable, sin que importen los juicios morales, siendo sólo censurable que el País se detenga en esta evolución. La designación como representante cultural de Chile en Italia de la actriz Patricia Rivadeneira fue sintomática en este sentido, pues ella se había destacado por interpretar desnuda actos de protesta contra la censura, apareciendo envuelta en la bandera nacional, y con un crucifijo en las manos, lo que constituye una grave profanación. Que fuese elegida para ese cargo alguien con tales an-


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tecedentes, denota que el Gobierno va corriendo la cerca hacia un régimen abiertamente permisivo. Todo esto muestra cómo el Gobierno entiende la tolerancia: cada uno puede tener una moral subjetiva, y todas las variantes son aceptadas, siempre que sean relativistas y mutuamente tolerantes. Aquella que se afirme como la única verdadera será considerada “integrista”, y por eso mismo, reprimida. En consecuencia, se iniciará un régimen de persecución para quienes defiendan la Moral inmutable, impresa por Dios en la naturaleza humana, sintetizada en el Decálogo y enseñada permanente e infaliblemente por la Santa Iglesia. Promoción legal del amor libre "desde la más temprana edad"

En esta campaña para correr las cercas, el Presidente Lagos no está solo; lo secundan todos los partidos de la Concertación, y en especial el eje PS-PPD. Un proyecto presentado por parlamentarios de estos partidos, con el nombre de Ley de derechos sexuales y reproductivos, es característico en este sentido, pues establece que todas las personas tienen derecho “de ejercer la sexualidad independiente de la reproducción y la libertad para elegir con quién vivir la sexualidad”, y que se penará “toda forma de discriminación en el ejercicio de estos derechos, sea que provenga del Estado o de los particulares”. ¡O sea, el proyecto confiere derecho a todos para proceder a su antojo en materia sexual, reservando penalidades a quienes intenten poner alguna restricción! Más aún, el texto afirma: “para efectos de esta ley, se entenderá por discriminación cualquier exclusión, menoscabo, restricción o diferenciación arbitraria basada en (...) la edad”, lo que abre las puertas


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a la iniciación sexual precoz, por iniciativa tanto estatal cuanto particular, con todas las facilidades que esto dará para pervertir a los niños. Además, dicho proyecto también introduce subrepticiamente el aborto, así como la impunidad de las conductas homosexuales, pues postula los llamados derechos a la integridad física y psíquica y a la autonomía y control corporal, los cuales tienen ese sentido, de acuerdo al dogma laico y amoral del permisivismo. ONGs ayudan al Gobierno, incluso a implantar el aborto

En este proceso el Gobierno es apoyado por numerosas ONGs, no sólo para impulsar políticas e iniciativas anti-familia, sino también para dar la impresión al País de que gran parte de éste las aprueba y desea que siga adelante con ellas. Un ejemplo de esto lo dio Josefina Hurtado, coordinadora del Foro de Derechos Sexuales y Reproductivos -que trabajó en el Proyecto de derechos sexuales- al afirmar: “los más conservadores quieren limitar los derechos reproductivos de los jóvenes a la tradición y a la cultura de los países y al respeto de los padres, (...) pero (...) por buscar el consentimiento de los padres, los jóvenes no pueden llegar a los consultorios a recibir anticoncepción con confidencialidad. Hay que desmitificar el concepto de familia. El ideal no existe, sino que No se les puede dar (a (las familias) son complejas y diversas”. (...) “No los padr es) toda la rresponsabilidad esponsabilidad por la infor mación y la for padres) información for-mación sexual de los jóvenes. Es una fantasía fantasía”. (8) Obviamente, quienes tienen esta opinión quieren confiar a funcionarios estatales o a activistas de este tipo de ONGs la tarea de orientar a los jóvenes en dichas materias. Por otra parte, no puede caber dudas de cuáles serán los consejos que éstos recibirán, cuan-


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do no sean directamente presionados en un sentido amoral y relativista. A su vez, la Dra. Isabel Matamala, también activa promotora del aborto, que colaboró en la preparación del mismo proyecto de Para mí, todo aborto es teraDerechos Sexuales, llegó a afirmar: “Para péutico (...) yo preferiría que en adelante pudiésemos hablar del aborto reglamentado, que es despenalizarlo cuando está en peligro la vida o la salud de la madre”. (9 ). Estas declaraciones muestran que quienes quieren la legalización del aborto, argumentan en favor del llamado aborto terapéutico solamente como un primer paso en tal sentido, quedando al arbitrio de cualquier médico decidir cuándo estaría en peligro la salud de las mujeres que desean abortar. Al ser consultada Adriana Delpiano, Ministra del Sernam, sobre los acuerdos internacionales y las recomendaciones dadas a Chile por la Convención para la Eliminación de todas las Discriminaciones a la Mujer (CEDAW) de que se legalice el aborto, respondió: “Yo creo que en la medida en que somos sólo 5 los países en el mundo que no tenemos aborto terapéutico, será inevitable la presión internacional internacional, independiente de lo que Chile resuelva”. Acto seguido, afirmó: “El tema de cuáles métodos anticonceptivos va a usar Chile lo va a definir el Ministerio de Salud, pero en lo que claramente nos hemos comprometido es que deben estar al alcance de todos. Va a haber dos temas interesantes a debatir, uno la esterilización (...), y dos, esta especie de bomba anticonceptiva, la píldora del día siguiente. Si es abortiva o no, yo no lo sé y el Ministerio tendrá que fijar la gama de posibilidades”. (10) O sea, ya anunciaba que esos métodos serán impuestos y que tendrán aplicación masiva. Seis meses después, ambos programas fueron puestos en ejecución por medio de una resolución exenta, sin atender a las graves objeciones enunciadas por miembros de la so-


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ciedad civil. ¡Es decir, se siguió la política, nada democrática, de los hechos consumados! Más aún, cuando la Corte Suprema sentenció que la píldora en cuestión, por ser abortiva, no puede ser autorizada, el Gobierno inició manejos políticos para burlar la decisión judicial del alto Tribunal. El Programa de Tolerancia estimula las conductas inmorales

Implementando la ideología permisivista, el Ejecutivo lanzó también un Programa de Tolerancia, en cuya introducción afirma que se debe renunciar a “esquemas instintivos rígidos que determinan un mundo paralizado en percepciones (buenas o no), un estado mental que impide el fluir de los pensamientos” (11) Tal política trata de reciclar las mentalidades, a través, “de programas que muestren realidades de la vida y la intimidad de las diversas personas o grupos (mujeres, gitanos, homosexuales o pascuenses) que puedan hablar de su mundo; lo que permite a la población adquirir una percepción diferente porque accede a su cotidianidad y ve que esas personas diferentes también sufren, se enamoran, etc.” (12) Es obvio que, en esa enumeración, las mujeres, los gitanos y los pascuenses figuran de modo accidental, pues en cuanto tales no son discriminados; lo que se busca con ese Programa es abrir camino a homosexuales, prostitutas, lesbianas y adeptos de otras formas de depravación, para que hagan propaganda de sus aberraciones, gocen en esto de impunidad y vayan derribando todas las barreras, para impregnar la sociedad de su amoralidad. Para impulsar ese fluir de los pensamientos, el Gobierno auspició hace un año el desfile del orgullo homosexual, realizado por


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los activistas de la degradación para imponer su permisivismo. Como declaró en la ocasión un periódico, “más allá de la polémica, septiembre del 2000 será recordado como el mes en que gran número de organizaciones de gays, lesbianas, travestis (...) junto a la Corporación Nacional del Sida (...) dieron a conocer públicamente su identidad y levantar la bandera multicolor sobre las calles de Santiago, para exigir su propio espacio”. (13) Además, en enero de 2001, el Ministerio de Planificación comenzó a distribuir gratuitamente preservativos a los jóvenes, a través del Instituto Nacional de la Juventud, impulsando la degradación de las costumbres. Según informó el ex-director de esta entidad gubernamental, Francisco López, ella dispondría de voluntarios que “en los principales lugares de diversión nocturna, como por ejemplo el paseo San Damián, Av. Suecia y el barrio Bellavista (...) para repartir preservativos”. (14) Además, ese programa empezó a aplicarse durante ese verano también en las playas de la V Región. Como si todo lo anterior no bastase para favorecer la degradación de las costumbres, recientemente sus portavoces mostraron hacia dónde conduce su alegada “tolerancia”. Cuando el Cardenal Jorge Medina, de paso por Chile, en agosto último, tuvo a bien expresar, como por lo demás es elemental deber de los Pastores, la oposición de la Santa Iglesia a varios de los proyectos amorales que están siendo promovidos, se desató sobre él una tormenta de airadas imprecaciones socialistas, incluso del Jefe del Estado, que mostraron un verdadero fanatismo oficial contra la Moral católica y contra los Prelados que la defienden. Es el caso, pues, de preguntar: si tal es la prepotencia irreverente de los funcionarios oficiales contra un Príncipe de la Iglesia cuando defiende principios básicos de la Moral, ¿hasta dónde llegará la furia de esos socialistas contra aquellos que, como simples particulares, contraríen sus designios, sin tener las garantías de que


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naturalmente gozan los altos dignatarios eclesiásticos? ¿No se está gestando, pues, una verdadera persecución psicológica de fondo religioso? Más aún, inmediatamente después de esas manifestaciones laicistas y anticlericales en pro de la amoralidad, quedó claro que la respuesta del Gobierno a las objeciones de miembros de la Sagrada Jerarquía a tales iniciativas era de radicalizarlas, dando nuevo impulso a la arremetida divorcista, insistiendo en la promoción de la “píldora del día después” y haciendo de esas actitudes una verdadera bandera electoral, olvidando los gestos de fingida moderación manifestada durante la campaña presidencial. *** ¿Cómo se engendró esta ideología que propicia un libertinaje agresivo y corrosivo? Como veremos, el proceso se inició poco después del fracaso del gobierno marxista de la Unidad Popular, por una revisión de las estrategias hecha por los teóricos del socialismo renovado cuando tomaron contacto con los líderes socialistas europeos. Su aplicación comenzó en 1990, cuando esa corriente, con el auxilio democratacristiano, tomó el Poder. Se trata de un nuevo programa de “desconstrucción” de los restos de la sociedad de inspiración cristiana, para imponer un modelo relativista en lo ideológico y amoral en las conductas. Su fundamento doctrinario se encuentra en una peculiar interpretación – por lo demás, nítidamente relativista– de los derechos humanos, haciendo total abstracción de la enseñanza de la Iglesia y de la índole cristiana de nuestro pueblo. Al servicio de esta revolución cultural están los partidos de la Concertación, a veces con el apoyo de algunos parlamentarios de la oposición. Las consignas de la tolerancia y de la no-discriminación


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son ampliamente difundidas por la prensa y utilizadas en debates y foros, sin que el público note su verdadero alcance. En los pasillos y salas de debates del Congreso, bajo el impulso de esta mentalidad anti-familia, se lleva a cabo una auténtica revolución legislativa. Áreas tan sensibles como la educación, el orden público e incluso la soberanía nacional están siendo profundamente alteradas, sin que la mayor parte del País, absorta por los quehaceres cotidianos, se percate de este proceso corrosivo que está atacando a Chile. Y, lo que es más grave, no hay un grito de alarma ni una oposición proporcionada de los sectores católicos más observantes, paralizados por el temor de parecer, a los ojos del público, como intolerantes y discriminadores, por lo cual prefieren el cómodo expediente de dejar hacer y dejar pasar. Como dijimos, este proceso culminará con una verdadera guerra anti-religiosa. Sí, una guerra a la Religión católica, como la principal inspiradora de nuestra cultura, a la cual los socialistas, renovados o no, culpan de traumas morales que atribuyen a las supuestas discriminaciones e intolerancias. Junto con Ella, estarán en el banquillo de los acusados los chilenos que tomen con seriedad los postulados de la Fe. Para alertar sobre esta revolución que se está gestando y convocar a nuestros compatriotas a una Cruzada en defensa de la familia y de la Moral cristiana, Acción Familia presenta este nuevo estudio al público chileno y especialmente a los líderes religiosos, políticos y sociales que están llamados a construir el futuro de la Nación. Sabemos perfectamente que el tema de la tolerancia y la nodiscriminación es altamente polémico, y que nuestra posición se


encuentra en las antípodas de lo que hoy es tenido como políticamente correcto en la materia. Sin embargo, continuando la defensa en Chile de los ideales de la tradición, de la familia y de la propiedad, como pilares de la civilización cristiana, Acción Familia no tiene recelo de enfrentar el debate, ya que nada deben temer quienes siguen las enseñanzas del Magisterio tradicional de la Iglesia y los divinos preceptos de Sea pues vuestro lenNuestro Señor Jesucristo, que nos mandó: “Sea guaje: sí, sí; no, no no” (Mt. 5, 37).

1

“Programa de Gobierno para Crecer con Igualdad”, Ricardo Lagos Escobar, Octubre 1999. 2

“El Mercurio”, 19 de Noviembre de 2000

3

“El Mercurio”, 7 de Abril de 1992

4

“El Mercurio”, 28 de Septiembre de 1999

5

Proyecto Socialista, (Documento de Discusión), Santiago, Febrero, 1992. 6

Carta de la Ciudadanía Cultural, Cabildo Nacional de Cultura Chile 2000, punto primero. 7 Ricardo Lagos, Discurso, Santiago, 19 de Octubre de 2000. (www.culturachile.cl/documentos/palabras_pdte.php) 8

El Mercurio, 27 de Junio de 1999

9

“El Mercurio”, 21 de Noviembre de 1999, Cuerpo D, pág. 22, “Dos médicos, dos visiones en colisión” 10

“El Mercurio”, 4 de Junio de 2000, “La Ministra se defiende”.

11

“Programa Tolerancia y no Discriminación”, División de Organizaciones Sociales (DOS), Ministerio Secretaría General de Gobierno.

12

Ibídem.

13

Revista “Rocinante”, Octubre 2000, año III, N° 4, pág. 7

14

"La Tercera”, 30 de Noviembre de 2000.


Capítulo I

Un sugestivo show para inducir a la tolerancia

Para demoler los hábitos y principios morales que aún rigen la sociedad chilena hay una vasta red de organizaciones, gubernamentales o no, que tratan de erosionar los restos de la civilización cristiana. Estas organizaciones partiendo de postulados relativistas en el plano moral, se coordinan entre sí para impulsar la modificación de hábitos sociales y leyes. Una de ellas es la Fundación Ideas, dirigida por el socialista Francisco Estévez, ex presidente del Instituto Nacional de la Juventud en el gobierno de Aylwin, quien se mantiene estrechamente vinculado a los centros del Poder, pese a dirigir una entidad que se declara “no gubernamental”. Según informa la propia Fundación Ideas, ella, en un primer período (1986-1990), se ocupó de “potenciar acciones de movilización y formación política” en un trabajo “cívico-electoral” con vistas al plebiscito de 1989. La ascensión de Aylwin marcó el inicio del segundo período (1990-1994), durante el cual se sumó a una ofensiva publicitaria de denuncia de violaciones a los derechos humacer período comenzó al ser nos durante el gobierno militar. Su ter tercer elegido Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, procurando desde en-


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tonces ayudar a desmantelar gradual pero sistemáticamente la mentalidad y las estructuras sociales tradicionales, a través de una revolución cultural, definida como una “profundización de la democracia cultural”. ofundización de la democracia cultural busca “transTal pr profundización formar las modalidades de convivencia, desde su contexto actual, considerado excluyente y autoritario, al ejercicio pleno de las libertades y responsabilidades ciudadanas”, utilizando los “sectores tradicionalmente excluidos o subordinados como son las mujeres, los jóvenes, los pueblos originarios y las minorías sexuales”, potenciando sus exigencias, para eliminar el “autoritarismo en sus formas de relacionamiento social”. (1) ¿De qué manera se pretende profundizar la democracia? –Veamos un caso. Un show para derribar principios

Lo que sigue no es el guión de una película lúbrica ni un coloquio libidinoso de un talk show. Es el relato del Segundo For Foroo de la Ciudadanía por la T olerancia y la No Discriminación Tolerancia Discriminación, realizado por la Fundación Ideas en el Teatro de Concepción, en abril de 1998. Auspiciado por la UNESCO, la Universidad y la Municipalidad penquistas, el evento contó con la presencia de 1.300 personas y trató del tema “Sexualidad, diversidad y SIDA”. Como veremos, su efecto sería sacudir y contribuir a derribar los principios morales de los asistentes, abatiendo sus barreras psicológicas de rechazo a las graves aberraciones que se trata de introducir en nuestra Patria. De este modo el Foro pretendía transformar a sus asistentes en promotores de esa verdadera revolución en curso.


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La moderadora, Patricia Politzer –muy próxima a la Presidencia y actual Presidente del Consejo Nacional de Televisión– comenzó pidiendo a los presentes que se pusiesen “en un espíritu acogedor, para que sepamos respetar las diferencias de los que participen y que todos podamos hablar con franqueza y sentir(nos) cálidamente Es importante que abramos el corazón con amor y acogidos”: “Es comprensión” (...) “especialmente hacia aquellos que nos parecen tan distintos, tan diferentes a nosotros y que nos cuesta de repente comprender” comprender”.. ¿De quiénes estaría hablando? Pronto quedaría claro... La duda empezó a disiparse con la intervención de Lautaro López, responsable de un programa de la Iglesia Luterana, quien introdujo en el escenario a cuatro miembros del grupo Positivamente Positivo, formado por contaminados con Sida, quienes no dieron sus nombres y pidieron que no se les fotografiase, para no sufrir represalias en sus trabajos. Un profundo silencio invadió la sala. Muchos se preguntaban qué dirían a los presentes. El primer expositor comenzó con timidez: “La sexualidad la podemos comparar, en cuanto a sus prácticas concretas, a un abanico que va desde la heterosexualidad exclusiva a una homosexualidad exclusiva. Entre ambas orientaciones polares existen diversas tonalidades. No es fácil llegar a esta conclusión general, por cuanto ha sido considerada la homosexualidad como una aberración o anormalidad, y la comunidad la percibe como una desviación o una perversión”. Y concluyó, tratando de parecer inofensivo: “nuestra orientación [homosexual] es una expresión normal de las múltiples formas de vivir la sexualidad humana”. El segundo en hablar fue más lejos: “La situación de discriminación que vivimos los homosexuales diariamente, nos lleva a tener muchas veces una doble vida (…),[ pero], cuando uno asume su orientación sexual, uno se siente bien y tiene la posibilidad de tener una


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Por qué tenemos que ser un pareja estable, donde exista el amor. ¿Por gr upo que vive mar ginado en una sociedad que dice rrespetar espetar los grupo marginado derechos humanos La igualdad entre las personas está humanos? (...) “La íntimamente ligada al respeto por la diversidad cultural, sexual, religiosa y política política”. El tercer anónimo pasó a la ofensiva: “El ser homosexual nos enfrenta directamente a un conjunto de creencias y mitos, históricamente legitimados por quienes detentan el poder económico y político. (…) Se nos niega la posibilidad de ejercer nuestra sexualidad”. Para estimular la compasión de los presentes, el cuarto homosexual con SIDA, planteó sus problemas: “¿Qué pasará con mi vida, que pasará con mi trabajo? ¿Cómo le comunico a mi familia? ¿Cómo enfrento los gastos médicos? ¿Será mi “pareja” también VIH positiva? ¿Cuánto tiempo aún me queda [vivo]?” Concluyó diciendo que, pasado el primer momento, “de a poco se va buscando al otro, de ayudar a otros, uno va creciendo y ya no se considera una calamidad, lo último del mundo” y comienza a exigir “un rol claro y solidario del Estado”. Propaganda de las conductas homosexuales

Estas declaraciones fueron recibidas sin rechazo por los asistentes. Luego subió al escenario Mikki San Martín, sin miedo de dar su nombre, como había sucedido con los cuatro enfermos de Sida. No obstante, aún parecía haber algunas reticencias. Estaba nerviosa y, “para relajarse un poquito”, empezó leyendo un oscuro poema sobre “sus fantasmas sexuales”, con el obvio fin de derribar las resistencias que aún hubiese entre los presentes, a pesar de no haber ningún “moralista” entre ellos... Alentada por la acogida a sus versos, se declaró lesbiana: “En nuestra cultura cristiana patriarcal, la homosexualidad es vista


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como subversiva, porque contraviene muchos estereotipos genéticos, sexuales sexuales; esto es, lo que se cree que deben ser las relaciones y comportamientos entre hombres y mujeres. El ser homosexual, desde la perspectiva discriminatoria, es degeneración, enfermedad, desviación, en el mejor de los casos. Esta perspectiva es la general en la sociedad y la oficial para la región [religión] y para la ley. La desvalorización alimentada por la ignorancia genera la intolerancia y la discriminación”. La sala fue recorrida por una extraña electricidad, mezcla de una especie de sentimiento de culpa artificialmente inducido por la expositora y de cierta fascinación producida por el desplante amoral que ésta había realizado. Obviamente, en breve iría más lejos. Después de decir que forma parte del ´colectivo´ “Lesbianas en Acción”, que procura “elaborar y desarrollar estrategias de inserción en el medio, que rompan con el mito lésbico”, la activista concluyó: “Queremos desmitificar el estigma de las lesbianas asociadas a degeneradas. (…) Rechazamos la postura de enfermedad, de desviación, pues estos conceptos se aplican en base al parámetro de normalidad que corresponde a lo que la mayoría [piensa] y depende de la configuración ideológica de una sociedad. (…) Queremos decir que ser lesbiana es una forma de amor diferente, válida y sana como cualquier otra”. Después, Cristián Rodríguez, Director de la ONG “Centro de Educación y Prevención de Salud Social y Sida” (CEPSS), comparó la actitud del público ante esta enfermedad con los temores de la población europea ante las diversas pestes que asolaron Europa, a fines de la Edad Media, sin mencionar la diferencia entre los modos de contagio. Al fin, como si desease competir en desparpajo con la expositora anterior, atacó, mostrando que las exigencias de los amorales cons-


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tituyen la meta de esta revolución: “Al replantearnos el tema de las libertades sexuales de los años 60, vuelve una máquina y, cada día lo vemos más, completamente conservadora. El debate del divorcio, el debate del aborto, el debate de las relaciones prematrimoniales, el debate de las orientaciones sexuales en este país, está completamente silenciado y cuando es público, aparece bajo una lectura policial”. “Últimamente –dijo– ha habido una noticia (...) de represión a los cuerpos de desnudo, de streap tease de los estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso. ¿Qué pasa? ¿No tienen derecho? Y, saben, el obispo Medina ha pedido una investigación sumaria para expulsar a los que estaban haciendo una fiesta de recepción mechona de streap tease.(...) Quiero manifestar que la pornografía no está en el objeto, sino en quien lee, en esa cochinada morbosa de la concepción de la cultura, o sea, lo que está sucio es el ojo del que lee. Por lo tanto, quien lo devela, quien lo articula, quien lo censura, quien se siente tocado, es su ojo y no el mío, porque lo que para ti es pornográfico, no necesariamente para mí es pornográfico”. Así, según los permisivistas, la Iglesia Católica, por enseñar las normas de la Moral y reprimir los escándalos, favorecería una cultura morbosa que deformaría la vista, o sea, la psicología de los fieles; y concluyen que es preciso neutralizarla, para lo cual impulsan aberrantes iniciativas contra la familia, como si nada tuviesen de inmoral ni perverso. “[Hay] ur gencia –dijo– de salir a gritar mar urgencia gritar,, a educar educar,, a for formar y a irse necesariamente contra esta concepción arcaica que aún seguimos teniendo” (...) es necesario reflexionar “si es posible hacer cosas colectivas, en conjunto, para transgredir estas normas establecidas”. Con ese llamado a derribar las normas morales, terminó la primera ronda de intervenciones.


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Luego, un defensor de los derechos humanos de Coronel subió al escenario para declararse homosexual y anunciar una ofensiva para conquistar terreno: “El movimiento de derechos humanos no termina solamente con las víctimas de la dictadura militar o las torturas -dijo- el movimiento de los derechos humanos tiene que ver con la ecología, con la sexualidad y con las opciones de todos” todos”.. Algunos presentes, para suscitar indulgencia ante las conductas contra natura, se vanagloriaron de practicarlo. Cristián Rodríguez volvió a hablar, para exaltar el amor libre: “(...) lo que andamos buscando es el desarrollo de una concepción en una sexualidad muy sana, muy amplia, muy libre, que respete a cada uno de los individuos. Hay orientaciones, hay opciones, cada uno buscará en el espacio, en el contexto que su sexualidad le determine” determine”.. Por fin, su indulgencia se volvió hacia la prostitución: “También estoy contra el comercio sexual y en ese sentido yo tenía un saludo del Sindicato de Trabajadoras Ángela Lima, de trabajadoras sexuales de esta región. (…) Aquí hay muchas mujeres trabajadoras sexuales que están también esperando que cambie esta lógica de represión, esta lógica de exclusión que estamos viviendo”. do”.(2) *** Si tratamos de esta sesión escabrosa, no fue por sensacionalismo, sino por ser un lance típico de la ofensiva contra la Moral. Los tres Foros sobre el tema, en Santiago, Concepción y Viña del Mar, fueron seguidos por un “Ciclo de Jornadas” –en Antofagasta, Puerto Montt, Rancagua, Temuco y Valdivia– también organizado por la Secretaría General de Gobierno, las universidades locales y la Fundación Ideas, con auspicio de la UNESCO. Es decir, se trata de una gran ofensiva con importantes patrocinadores.


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Es preciso destacar que quienes organizan y financian estos “debates” no son simples morbosos sexuales, sino los responsables oficiales de la Cultura en el País y que para esto emplean recursos públicos. En un Seminario realizado en Santiago en agosto de 1998, en la Universidad de Chile, con la presencia del Secretario General de Gobierno Jorge Arrate, participaron 180 personas, declarando que para “alimentar el debate en torno al asunto (...) tienen también un rol fundamental que jugar los organismos de la administración pública”. Así, el Gobierno usa los medios del Estado para promover esta “democratización cultural”: usa los Ministerios, las universidades, los recursos financieros, las ONGs ligadas al Poder Público y a todos los que se dejan atraer por esta nueva “cultura”. Y ya están preparando las sanciones penales contra los recalcitrantes que insistan en defender la Moral. Los blancos que se desea abatir son la familia natural y la Religión Católica que la sostiene y promueve. Delante de esa nueva concepción de sexualidad libre, donde cada uno debe simplemente buscar su opción, sin límites de ningún tipo, porque cualquier restricción sería represiva y discriminatoria, cabe preguntarse, ¿en nombre de qué norma se podrán cohibir en el futuro los desvíos sexuales aún más aberrantes, como la pedofilia, la necrofilia o la bestialidad, cuyos adeptos también comienzan a promoverlos? ¿Estas taras sexuales serán también incluidas entre los “derechos humanos”? Encuesta falaz para abrir camino a la revolución cultural

Esos foros y jornadas fueron el fundamento “científico” para la presentación de un Proyecto de ley presentado por el diputado Gutenberg Martínez, con el objetivo de penalizar toda forma de “intolerancia” y “discriminación”.. Cuando el proyecto en cuestión fue


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discutido en la Cámara, el diputado Gabriel Ascencio (DC) reconoció que su elaboración “comenzó hace tiempo, a raíz de unos seminarios que se realizaron acerca de la intolerancia y la discriminación en Chile. Luego se efectuó una encuesta, muy reveladora, sobre lo que sucede en Chile en relación con este tema”. (3) ¿Qué encuesta era ésta? Para impulsar el proyecto de ley, era necesario que el mundo político juzgase urgente legislar por causa de los “índices altísimos de intolerancia y discriminación”. Por este motivo, el Departamento de Sociología de la Universidad de Chile –dirigido por Manuel Canales y con financiamiento de las entidades IIZ/DVV de Alemania y NOVIB de Holanda– preparó la “Encuesta de Intolerancia y Discriminación”, que recogió las opiniones de 1.394 entrevistados. Como se sabe, a menudo las encuestas no son neutras, pues tienen una “clave de lectura o punto de vista”, según la ideología de quien las realiza. En este caso, el resultado dependía del concepto de “tolerancia” y de “discriminación” de sus promotores. En la opinión de ellos, “la intolerancia se mueve más allá del 50%”, ya sea “por temor directo: se acepta la necesidad y hasta la conveniencia de la censura” o por “temor indirecto: se rechaza (…) a los eventos del consumo de drogas y a las alternativas no clásicas en identidades sexuales”(4). O sea, según estos tolerantes, ¡rechazar el consumo de drogas sería un indicio grave de intolerancia! Viendo el subjetivismo de la encuesta, Estévez reconoció: “una revisión atenta de los ítems puede llevar a algunas personas a relativizar el perfil discriminatorio o intolerante de respuestas, que sí lo serían desde nuestro punto de vista”; y agregó: “seguramente en la propia selección y redacción de los ítems, junto al aspecto teórico, existe un punto de vista ético, susceptible de operar como un prejuicio positivo que le da a la encuesta una intencionalidad”.


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Francisco Estévez, uno de los promotores de la encuesta, declaró que ella se basaba en prejuicios positivos. Estévez se quejó de que “hay temas donde la intolerancia y la discriminación es gravísima, como son los casos de las drogas, la censura, la pena de muerte, el aborto y la homosexualidad”. (5) Así, para que Chile deje de ser intolerante y discriminador, habría que despenalizar las drogas, aprobar el aborto y aceptar la escalada homosexual, metas que ningún católico coherente con su Fe puede aceptar… aunque con esto pase por “intolerante”. Por lo demás, la misma encuesta fue cuestionada por una de las supuestas “víctimas de la discriminación”. De acuerdo a los resultados de la encuesta, el 20% de los chilenos piensa que “no se les debe dar trabajo de responsabilidad a los judíos y, más aún, los considera poco confiables”. Sin embargo, el Director de la Fundación Sionista de Chile, Roberto Muñoz Permut, dijo: “es una exageración (...) Personalmente nunca he sentido ningún tipo de discriminación ni cuando era estudiante o luego como profesional”; “realmente no creo que exista algún tipo de antisemitismo declarado en Chile, mucho menos que no se le dé trabajo a alguien por ser judío”. (6) No obstante, pese a no tener rigor técnico, como lo reconocieron sus autores, la encuesta sirvió de “fundamento científico” a exposiciones en foros y jornadas sobre el tema; y los diputados de la Concertación la elogiaron en los debates de la Cámara, como “muy seria” y “muy reveladora”, basando en ella su proyecto de ley antidiscriminatoria. Intolerancia de los tolerantes

De este modo, la índole cordial del pueblo chileno fue ignorada con el propósito de crear un clima emocional a favor de una cirugía social de gran envergadura e imponiendo tipos de conducta,


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formas de convivencia y normas legales contrarias al Decálogo y al orden natural de las cosas. Nadie es más intolerante que un relativista, cuando llega al poder. Al liberalismo poco le importa la libertad para la práctica de la virtud, sólo le interesa la libertad para todos los vicios y, cuando puede, fácilmente cohibe al bien su libertad en toda la medida posible. Como muestra el Prof. Plínio Corrêa de Oliveira en su ensayo “Revolución y Contra-Revolución” Contra-Revolución”, la esencia del liberalismo es atribuirse “el derecho a pensar, a sentir y a hacer todo lo que las pasiones desenfrenadas exigen”(7), y éstas no se inhiben cuando se les permite dictar las reglas del juego. Por ello, para cerrar el paso a la dictadura de los que se proclaman tolerantes, es necesario analizar qué son realmente los derechos humanos, qué entienden sus promotores por “intolerancia” y por “discriminación” y si éstas son legítimas en ciertas situaciones, cuando no violan la Ley de Dios. Es lo que estudiaremos en los próximos capítulos.

1 Citas extraídas de la sección “Historia” del sitio web de la Fundación Ideas. www.ideas.cl. 2

Segundo Foro de la Ciudadanía por la Tolerancia y la No Discriminación, Fundación Ideas, Marzo 1997, págs. 149 a 170 3 Leg. Extr. nº 341 - 1999 / 2000, Sesión 51, jueves 11 de mayo de 2000, Debate. (Boletín N° 2142-17) 4

“Primera Encuesta Intolerancia y Discriminación — Informe y Análisis”, Fundación Ideas y Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, pág. 13. 5 Francisco Estévez, director de la Fundación Ideas, “Para leer la Encuesta de Intolerancia y Discriminación”. 6

“La Tercera”, 13 de Noviembre de 1997, “Encuesta revela


26 intolerancias de chilenos”. 7 Plinio Corrêa de Oliveira, en “Revolución y Contra-Revolución”, Cap. VII, pág. 76 - Santiago, 1992


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La Revolución Cultural: gradual en la estrategia y radical en las metas Los promotores de la “democratización cultural” en curso, saben que las metas que se proponen -en materia de homosexualidad, aborto, concubinato, liberalización de la droga, eutanasia y otras aberraciones- encuentran muchas y fuertes resistencias en la mentalidad católica y comedida de la mayoría de los chilenos. Para sortearlas, usan una doble estrategia: por un lado, avanzan de modo gradual en esas materias, para no suscitar demasiadas reacciones; y por otro, ocultan al conjunto del País sus últimos propósitos, intentando obtener la simpatía, o al menos la apatía, de una buena parte de la sociedad. Obviamente; quieren evitar reveses parecidos al que sufrieron en 1973... La estrategia de desmontaje gradual de la mentalidad conservadora

Un documento de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), uno de los reductos del socialismo renovado, decía en 1991 que había que avanzar lentamente, para no provocar reacciones: “Una tal política de desmontaje de aquellos mecanis-


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mos [institucionales y legales que impiden la eclosión de discursos éticos alternativos] es quizás el verdadero destape que define a la transición cultural en el caso chileno” (...) “Delicado proceso de frágiles equilibrios, en el cual el deseo de cambio no puede generar nuevamente sentimientos de amenaza catastrófica en ningún estrato de la sociedad”. (1) Esa misma estrategia gradual también la planteó Soledad Larraín, Sub-Directora del Sernam (1991-1992): “Caminando a tientas las mujeres hemos ido internándonos en los prohibidos pasillos y recovecos del poder. Con pudor primero, con temor después y luego con voluntad, avanzamos lentamente, con el peso de una historia que es más presencia que pasado, desafiando el discurso moralista y conservador que siempre está presto a expresarse en las bocas de aquellos que perciben su ‘orden’ cuestionado. (...) Debemos romper el círculo y para eso es necesario partir por el primer peldaño”. (2) Algo semejante dijo Josefina Bilbao, entonces Secretaria Nacional de la Mujer, al presentar en la ONU el Informe sobre el cumplimiento en Chile de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres: “Para desarrollar su agenda legislativa el Sernam debió considerar la tendencia conservadora de algunos sectores de la sociedad y la conformación del Senado, donde el gobierno no cuenta con mayoría. (…) Esta realidad ha determinado el cronograma de las leyes que se han aprobado”. (3) A los revolucionarios les pesa que la sociedad chilena sea conservadora

Este lado conservador del país en materia de costumbres, quedó en evidencia en la última elección presidencial, cuyo embate terminó centrándose en las cuestiones morales. El candidato de la Concertación, adalid de la “liberación”, perdió simpatías del públi-


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co mientras mantuvo esa posición, en cuanto que su opositor, que no ocultaba su condición de católico, obtenía un apoyo creciente. Así, Ricardo Lagos tuvo que cambiar su discurso entre ambas votaciones, retrocediendo en su apoyo al aborto y rogando a sus aliados que no tocasen ese tema en la campaña, pues corría el peligro de no ser elegido. Analizando esta elección, el conocido sociólogo socialista francés Alain Touraine, declaró que los chilenos “al mismo tiempo han rechazado el riesgo de grandes conflictos sociales y han defendido la posición de la Iglesia sobre la familia”. (4) Al respecto de la índole conservadora de la opinión pública chilena, es ilustrativa la reciente encuesta mundial realizada por la International Social Service Program, (ISSP) en 32 países del mundo. En ella se afirma que “Respecto a temas como el aborto, la homosexualidad, la infidelidad y las relaciones prematrimoniales, la ponderación de las respuestas clasifica a los chilenos como los segundos conservadores, precedidos por los filipinos “ (5)Las fuerzas contrarias a la familia saben, pues, que el terreno está minado y que la única posibilidad que tienen es avanzar paso a paso y cautelosamente, evitando que una aceleración excesiva desencadene una reacción. Para que esta revolución cultural sea digerida por todos los chilenos, debe ser cocinada a “fuego lento”. Tal estrategia fue asumida incluso por movimientos radicales como “La Morada”, que promueve claramente el lesbianismo. La dirigente Francisca Pérez, declaró en uno de los foros sobre tolerancia: “a veces, no es prudente poner todos los temas sobre la mesa, a veces es preferible replegarse y esperar, para entender la complejidad de los problemas y las trampas que éstos te ponen”. (6) No se crea sin embargo que tal moderación en los medios disminuye la radicalidad del objetivo último de esta revolución cultural ral. Al contrario, justamente porque quiere llegar hasta sus más


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osados extremos, es cautelosa en los medios que utiliza y en los ritmos que sigue. En tal sentido son expresivas las declaraciones sobre esta revolución cultural del dirigente del MIR Andrés Pascal Allende: “Estamos hablando no sólo de un cambio político, es también un cambio de forma de vida, es un cambio civilizatorio (...) Ése es un cambio más radical y más profundo que el que nunca nosotros nos planteamos antes”. (7) Pascal Allende no sólo se muestra eufórico con esta neo-revolución, sino que, como revolucionario militante, se pone a su servicio: “Y en ese contexto soy una bisagra entre esa lucha pasada (la ilegal y violenta del MIR) y esta realidad presente, que surge como demanda de los propios jóvenes que se quieren unir a la memoria del País, retomar esa memoria histórica y reconstruir una síntesis”. Las declaraciones del ex líder del Mir confirman la continuidad ideológica de la nueva revolución cultural con la vieja revolución marxista. (8) Antecedentes de la revolución cultural

Marx concibió su revolución como un enfrentamiento, por todos los medios, de los proletarios contra los propietarios, los obreros contra los burgueses, los pobres contra los ricos, lucha que, atrayendo a los pueblos, llevaría a la construcción de paraísos socialistas, en los cuales habría abundancia de bienes, además de igualdad y libertad absolutas. Sin embargo, con el transcurso de las décadas, se hacía cada vez más evidente su fracaso, tanto para lograr el apoyo de las multitudes como para llegar a la implantación de las quimeras anarco-colectivistas. Inspirados en ese mito marxista, hubo muchos movimientos que alcanzaron cierto arraigo popular y apoyos en otros ambientes – eclesiásticos, burgueses, empresariales, etc.– con los cuales en no


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pocos casos llegaron al Poder, pero, en poco tiempo, esos progresos se transformaron –como sucedió en nuestra Patria– en reveses enormes. Sea por esos fracasos, por el incumplimiento de sus promesas, por la pérdida de sus aliados o por la apatía de los obreros ante la repetición simplista de sus slogans, el movimiento comunista se fue estancando. Nunca alcanzaron la abundancia económica que prometían, sino una brutal miseria; nunca consiguieron el bienestar de las clases más modestas, sino la instauración de tiranías que se mantuvieron sobre la base de la mera represión. El estancamiento mundial de la revolución marxista

Así describió esa situación en 1966 el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en su obra “Trasbordo ideológico inadvertido y Diálogo”: “Hace cien años –en números redondos– que el comunismo viene predicando a las masas obreras del mundo entero la revolución social, la matanza y el pillaje. Para esa prédica dispuso casi continuamente, a lo largo de ese siglo, de entera libertad de pensamiento y de acción en casi todos los países. Tampoco le faltaron recursos financieros inmensos, ni especialistas y técnicos de los mejores en materia de propaganda. A despecho de todo eso, las multitudes se han manifestado, en su gran mayoría, poco sensibles a las invitaciones –que tan fácilmente podrían fascinarlas– de la demagogia marxista. (...) La causa de la insoluble imposibilidad de la victoria comunista a través de las urnas está también, en alguna medida, en la resistencia que opone al marxismo el fondo de sentido común de la humanidad. Ese sentido común choca con el carácter esencialmente antinatural que se muestra en todos los aspectos del comunismo. En los pueblos de civilización cristiana, se suma a ese factor la incompatibilidad del espíritu, de la doctrina y de los métodos marxistas con el espíritu, la doctrina y los métodos de la Iglesia.” (9)


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A lo largo de ese proceso, surgieron diversas quimeras que trataban de auxiliar al comunismo –la revolución castrista, la democracia cristiana, la “la vía democrática hacia el socialismo” de Allende, el “compromiso histórico” en Italia, el socialismo autogestionario francés, el sandinismo en Nicaragua, etc.– todas estas fórmulas también fracasaron cuando los pueblos notaron su verdadera índole y por eso se apartaron de ellas. Así, cayeron en el descrédito: casi todas las guerrillas acabaron, la democracia cristiana se desprestigió totalmente y los líderes del socialismo autogestionario creyeron más hábil postergar su implantación y aplicar en parte la economía liberal, para conservar el Poder. Al mismo tiempo, Occidente reasumió a comienzos de los años 80 una posición anti-comunista y anti-socialista vigorosa, disminuyendo las concesiones al régimen soviético –por lo demás totalmente fracasado, por causa de su estatismo– con lo cual la propia subsistencia de éste se volvía incierta, hasta que, a fines de esa década, optó por autodemolerse, tan inviable le parecía a largo plazo su victoria. A medida que el mundo avanzó en ese itinerario, los promotores de la Revolución mundial intentaron salir del impasse en que se encontraban, a través de varias estrategias y procesos, en general de una enorme radicalidad, como si los guiase la esperanza de que éstos destruyesen toda resistencia y los ayudasen decisivamente a llegar a la victoria. La Revolución Cultural china

Uno de esos procesos fue la Revolución Cultural china, en los años 60, lanzada por el comunismo dominante para salir del estancamiento, eliminando los restos aún existentes de las tradiciones milenarias de ese pueblo, que habían sobrevivido tenazmente a más


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de una década de tiranía colectivista y sanguinaria. Se quiso transformar integralmente las mentalidades, extirpando de las conciencias, tanto de comunistas como de no comunistas, todo eco del pasado feudal o capitalista, para modificar por entero ese país, instaurando, cualquiera que fuese el perjuicio, las comunas autogestionarias. La Revolución Cultural china fue una revolución no sólo económico-social, sino integral, que afectó a la vez tendencias, ideas y hechos, leyes y costumbres, transformando todos los aspectos de la vida individual y colectiva. Tal Revolución constituyó una operación de una violencia moral y material inaudita, que superó en radicalidad todos los crímenes anteriores de la secta roja. Según el sociólogo francés Jacques Ellul, “No se podía obtener el trabajador y el comunista ideales sino con mutaciones psico-morales y culturales. (...) Hubo que producir inevitablemente una ruptura cultural, un desarraigo. Y ése fue uno de los aspectos de la enorme ‘Revolución Cultural’, aplastamiento de los viejos que representaban el pasado, aplastamiento de aquellos que tenían alguna superioridad social (profesores, cuadros directivos, incluso los del partido, ingenieros, etc.), eliminación y destrucción de los vestigios del pasado: libros, monumentos, obras de arte... todo debía ser arrasado” (10) Para el alemán Gunter Bartsch, esa Revolución Cultural fue, “por una parte, una revolución de base anarco-comunal para destruir e intimidar; por otra, era una revolución de cúpula, estatal-comunista, para disolver una casta de funcionarios, garantizando, simultáneamente, un mínimo de orden”. (11) De cualquier manera, a despecho de los crímenes cometidos, de la zozobra producida y de los retrocesos tácticos que los revolucionarios chinos después tuvieron que efectuar, lo entonces sucedido se convirtió, para los adictos del colectivismo y de la autogestión,


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en un modelo de lo que querrían hacer por doquier, o sea, una transformación violenta y total para extirpar sin más todo lo pre-existente. La revolución de la Sorbonne

A fines de los años 60, muchas corrientes socialistas comenzaron a mostrar, con matices diversos, una radicalidad nueva en su odio a la familia, inspirada en las doctrinas, entre otros, de Sigmund Freud, Wilhelm Reich y Herbert Marcuse, pues notaban que, si la familia subsistía, los avances revolucionarios podrían resultar efímeros. De la confluencia de esas ideas se formaría un nuevo modelo revolucionario que tendría efectos funestos en todo del mundo. Freud había fundado el psicoanálisis para diagnosticar y tratar ciertos casos de neurosis, con base en la preponderancia del inconsciente y en el determinismo de los actos humanos, atribuyendo al instinto sexual una influencia primordial. Wilhelm Reich, discípulo suyo y adepto del comunismo, inició el freudo-marxismo y fue uno de los más conocidos divulgadores de la liberación sexual, así como del movimiento contra la autoridad y la familia, por considerar que ésta es “una fábrica de ideologías autoritarias y de estructuras mentales conservadoras”, que debe ser desmantelada. Marcuse, de la escuela marxista de Francfort, adoptó esa tesis de Reich e inspiró doctrinariamente la rebelión anarquista de la Sorbonne de 1968. Marcuse impulsaba los “cambios orgánicos de instinto y biológicos, al mismo tiempo que los cambios políticos y sociales (...) incluyendo la moral de la sociedad existente”, diciendo: “se acabaron la idea tradicional de revolución y la estrategia tradicional de revolución (...) Lo que debemos emprender es una especie de difusa y dispersa desintegración del sistema”. (12)


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La revolución de la Sorbonne, siguiendo el lema prohibido prohibir, que reproducía el espíritu anárquico, o sea, contrario a todas las autoridades y a todas las leyes, quería que esa revolución transformase todas las facetas del alma humana. El impulso fuertemente contestatario de sus adeptos buscaba sustituir la convicción supuestamente revolucionaria de las masas, para que la generalidad de las autoridades capitulase ante sus exigencias. El freudo-marxista francés Pierre Fougeyrollas concibió la “revolución cultural” como “una revolución de las formas de sentir, de actuar y de pensar, una revolución de las formas de vida colectiva e individual, en suma una revolución de la civilización”. ¿Cómo? Con “la revolución sexual, o sea la abolición de las relaciones actuales entre los sexos, acompañada de una transformación radical de las relaciones entre hijos y padres, jóvenes y adultos, (que) debe acompañar el curso de la revolución económica, social y política”.(13) De hecho, también la revolución de la Sorbonne llegó luego a un impasse por la profunda inquietud que su radicalidad impía provocó en la población francesa, de modo que sus agitadores e inspiradores tuvieron que replegarse, para desarrollar en la penumbra un largo proceso de fermentación y corrosión teniendo en vista ataques futuros. Sin embargo, en los violentos disturbios desarrollados en varias ciudades francesas los marcusianos lograron contaminar y seducir con su ideología a jóvenes de otras latitudes, quienes, siguiendo esas aberraciones, años después traumatizarían a sus propios países. Entre ellos había algunos camboyanos que luego se harían conocidos mundialmente como líderes del Khmer Rouge y luego como los peores criminales de toda la Historia. La revolución genocida en Camboya


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En efecto, en 1975, terminado el conflicto del sudeste asiático, cuando Occidente abandonó esas naciones a la saña comunista e hizo posible que ésta las dominase totalmente, Camboya fue víctima de una revolución cultural, en la cual confluyeron las ideas nefastas de la ya verificada en China y de la revolución de la Sorbonne, llegando a un paroxismo de brutalidad criminal. Esa revolución cultural también quiso eliminar todo lo que recordase la civilización preexistente, para lo cual realizó masacres gigantescas que exterminaron a más de un tercio de la población del país -entre 2 y 3 millones de personas, de un total inferior a los 8 millones- para llegar así a profundidades inéditas en su régimen antinatural. También entonces poseer cualquier elemento de superioridad -social, intelectual, económico, cultural, etc., aunque fuese mínima- significaba para quien la tuviese la muerte inmediata, porque se buscaba lanzar a su población en un total primitivismo, obligándoles a abandonar las ciudades rumbo a la selva, donde imperaba el poder secreto brutal del Khmer Rouge. Pese a los crímenes, la barbarie y la postración causada, la revolución camboyana fascinó –declaradamente o no– a izquierdistas de todo el mundo, por ser un experimento en el que se prescindió de siglos de historia, de todos los preceptos de la ley natural, y de todas las jerarquías. Desde entonces, los revolucionarios quedaron encantados con ese nuevo ejemplo de perversión, que les parecía prometer una irreversible paganización. Sin embargo, una vez más, pasado el paroxismo de la violencia, los revolucionarios camboyanos retrocedieron, porque a pesar de todo, en los pequeños y dispersos restos de civilización que no lograron destruir, encontraron alguna resistencia, volviendo palpable que para ellos el problema del estancamiento revolucionario grosso


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modo se mantenía, y que para esto los millones de crímenes cometidos de poco les habían servido. Al mismo tiempo, pasada la inercia inicial de Occidente frente a ese genocidio, debida en parte a la desinformación, empezó a circular por el mundo –primero de modo tímido, después de forma caudalosa– el relato de los horrores perpetrados, haciendo imposible a mediano plazo que otras naciones pudiesen ser impulsadas por ese sendero. A medida que esto sucedía, una nueva corriente de ideólogos socialistas continuó buscando apariencias nuevas y slogans atrayentes para los errores de siempre; imaginando nuevas tácticas para reanimar simpatías extinguidas; reviviendo mitos caducos; concibiendo nuevos sofismas; seduciendo nuevos cómplices y dándoles esperanzas de avanzar, más allá del estatismo, hacia la meta anticristiana a la vez igualitaria y libertaria, sin jerarquías ni leyes. No obstante esta larga historia de fracasos y de metamorfosis para imponer la utopía marxista, sus adeptos no abandonaron los sueños de subvertir integralmente el orden natural instituido por Dios. Para esto la vía abierta por la revolución cultural de la Sorbonne pareció promisoria, pues a través de ella podrían superar el estancamiento crónico en que se encontraban. Una alianza inédita para impulsar viejas aberraciones: el “nuevo proletariado”

La lucha de clases no podía ser, por tanto, de proletarios contra propietarios, pues casi todos los de la primera categoría querían incorporarse a la segunda. Muchos de los que eran considerados como explotados en el fondo no se consideraban tales. En último análisis, el grado de odio resultaba insuficiente para impulsar el proceso revolucionario.


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Nació entonces la idea de buscar un “nuevo proletariado”, basado en la alianza de los sectores supuesta o realmente excluidos, no tanto de la posesión de bienes, sino de expresión en la sociedad, para hacer un frente común que sumase todos los odios y desórdenes morales, para abatir las barreras y derogar todos los principios. Para ello, había que reclutar y articular a las huestes contestatarias, a las minorías étnicas o sociales que se creían reprimidas o marginadas, a los emigrantes, a los “sin techo”, “sin tierra”, “sin empleo” o “sin documentos”; a los homosexuales, prostitutas, travestís y adeptos de otras aberraciones; a los enfermos de Sida, lisiados y otras categorías de enfermos incurables; a los punks, rockeros, pseudo artistas o intelectuales “de vanguardia”; a los drogadictos, traficantes y presidiarios; hubo incluso quienes desearon incorporar a ese frente a los estudiantes, para luchar contra los profesores y a los hijos para que enfrentasen a sus padres. En suma, se trataba de realizar una demolición moral en la que el conjunto de la sociedad adoptara todas las aberraciones morales, por más chocantes que estas pudiesen parecer, impregnando con ellas todas las manifestaciones de la vida y pensamiento y acabando con los restos de civilización cristiana que aún persistían. España resistió a la violencia comunista, pero se dejó arrastrar por la revolución cultural

Este proceso de transformación cultural fue aplicado durante los años 80 y parte de los 90 en la otrora católica España, donde el pueblo había resistido heroicamente el brutal y sanguinario intento de hacerla comunista a fines de los años 30. Décadas después, más o menos olvidadas la furia satánica de los rojos y las glorias de la reacción católica que despertaron, un gobierno socialista asumió un new look moderno y distensivo para


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realizar una revolución que transformó por entero esa nación, sobre todo del lado moral y cultural. La revolución cultural española

Conviene insistir en la definición del socialista francés Pierre Fougeyrollas, ”la expresión revolución cultural significa verdaderamente una revolución de las formas de sentir, de actuar y de pensar, una revolución de las formas de vida colectiva e individual, en suma, una revolución de la civilización”.. (14) Sin nunca ir más allá de lo que lo opinión pública española podía aceptar en el momento, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) llevó a cabo en España una revolución silenciosa y tranquila, que acabó, según declaró el dirigente socialista Rodríguez de la Borbolla, “cambiando al país" y dándole la vuelta “como a un calcetín”. El propio clima político se transformó, para dar la impresión que los principios no tenían mayor importancia: “Las costumbres políticas se desarrollan aquí en una excepcional atmósfera de convivencia. No importa ser dirigente del Partido Comunista, Socialista o de Alianza Popular; entre ellos conversan, se tutean, se invitan, organizan coloquios y seminarios. Todo ello da la impresión, poco común, en este sur de Europa, de que no ha sido transmitida ninguna herencia ideológica”.(15) Por su parte el Cardenal Tarancón, entonces presidente de la Conferencia Episcopal española declaró: “Ya no acierta uno a comprender quiénes son los verdaderamente conservadores y quiénes son los auténticamente avanzados” (16) El comentarista de ABC, Jaime Campmany, por su parte hace notar que: “Han hecho una campaña aburrida, vacía de contenidos.


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No han explicado su programa. (...) se evitó cuidadosamente el debate público. (17) Demolición de la Familia

Sin embargo, el PSOE tenía muy claro qué pretendía hacer con relación a la Familia, “fábrica de estructuras mentales conservadoras” y “taller ideológico del orden social”, según el ya citado autor freudo-marxista Wilhelm Reich. El 28 Congreso del Partido Socialista, en 1979, definió algunas de sus propuestas: - Introducción de la democracia en la Familia, con “igualdad de oportunidades, derechos y responsabilidades para todos los miembros que la componen” - “Asumir” la revolución feminista, acabando con la concepción tradicional de la mujer como fundamentalmente esposa y madre de familia. - “Asumir la lucha reivindicativa de los homosexuales”. - Eliminación virtual de la Patria Potestad. - Equiparación del matrimonio con las uniones ilegítimas - Divorcio rápido y sin excepciones -“Educación sexual” desde el preescolar; control de la natalidad; aborto. “La sexualidad debe ser considerada una dimensión placentera, la comunicación humana, independiente de la reproducción. Por lo tanto, no habrá una auténtica entrega al placer sexual mientras exista el temor al embarazo no deseado”. (18) El Ministerio de Educación, por su parte, transformó la enseñanza en una escuela pública “pluralista”, “donde se convive en la tolerancia y la igualdad” para “liberar energías transformadoras” que modificaron en la sociedad el “rumbo y sus reglas de conviven-


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cia” (19) El PSOE inició un proceso de “progresiva desaparición de la enseñanza privada [promoviendo la] enseñanza laica, desapareciendo las materias religiosas de centros y planes de estudio” (20) “Cultura liberadora”

El PSOE promovió la realización de obras de teatro blasfemas y libertinas, varias de las cuales presentadas en la vía pública. La revista “Renovación”, órgano de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas, incentivó los llamados “comandos del amor” que realizaban shows públicos “para que todo el mundo contemple el acto de amor, niños incluidos”. Se trataba de imponer “una moral sin religión y sin ley...contra los moralistas del pecado y del infierno.” (21) Coincidió con estas iniciativas un verdadero terrorismo de sacrilegios y blasfemias en toda España: destrucción o profanación de imágenes, robos sacrílegos, etc. Despenalización de la droga

La reforma del Código Penal dejó de penar la tenencia de drogas, considerando delito exclusivamente el cultivo, fabricación y el tráfico de las mismas. Nudismo

El estímulo al nudismo, primero con la generalización del uso del topless en las playas y luego con la inauguración de piscinas por el Ayuntamiento de Madrid exclusivamente dedicadas al nudismo, fueron algunos de los pasos dados hacia esta nueva cultura socialista. Relativización de la propiedad privada


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Fieles a su táctica de reformas paulatinas, los socialistas españoles no atacaron la propiedad privada de frente sino que iniciaron un proceso de “relativización funcional de la propiedad privada que, sin ser de carácter expropiatorio, pondría en manos del socialismo un instrumento material poderoso”. (22) Al mismo tiempo, el Ministro del Trabajo inició un proceso de introducción de la cogestión obrera en las empresas públicas, con vistas a introducirla paulatinamente en la empresa privada “negociándose por la vía de los convenios colectivos”. (23) La disgregación del Estado

Bajo la inspiración socialista, el Estado fue siendo paulatinamente disgregado. Por una parte, se estimuló el separatismo de minorías étnicas y, por otra, se hicieron concesiones de los derechos de soberanía a acuerdos internacionales. Marx explicó que después de una etapa de poder omnímodo del Estado, éste tendería a desaparecer. Chile, tras los pasos de España

De un modo que guarda cierta analogía con lo sucedido en la Madre Patria en los años 30, Chile fue traumatizado en los 70 por una verdadera guerra de conquista lanzada por el comunismo, con apoyo –para usar los infames pero elocuentes términos de Marx– de cómplices e “idiotas útiles” de diversos estilos, la cual, sin llegar a los extremos sufridos por España, suscitó en grandes sectores de nuestra población, una reacción realmente salvadora. Ante las evidencias de la índole violenta y anti-cristiana de los marxistas y la visceral indolencia de los “idiotas útiles”, sucedió en la opinión chilena algo semejante a lo que acontece cuando se intenta disolver en un líquido cantidades desproporcionadas de una


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sustancia, o sea, que la solución se satura y provoca una cristalización que separa por completo los elementos que se intentó juntar. De ahí se originó, en virtud del total descrédito de los socialistas de todos los matices, un fuerte impulso nacional de restaurar los principios e instituciones que los marxistas habían combatido, en especial en materia socio-económica. Este impulso brotó en grandes sectores de la Nación con mucho más coherencia y firmeza que la habida anteriormente. Esas verdades que Chile comprendió durante el régimen marxista y que se consolidaron a la caída de éste, se volvieron patentes para todo el mundo occidental, quince años después, cuando cayó la cortina de hierro, y se vio el mar de miseria, descontento y decadencia de esas poblaciones que ésta escondía. Desde entonces, la necesidad para los promotores de la descristianización de sustituir la revolución proletaria por la revolución cultural se volvió ineludible. Al menos mientras no se produzcan crisis socio-económicas de grandes magnitudes que arrasen el orden social, demuelan en los pueblos las esperanzas de progreso y den ocasión a sembrar en ellos el odio, el desorden moral y la rebelión sin los cuales las revoluciones difícilmente estallan.

1 Germán Bravo G., Documento de Trabajo FLACSO Programa Chile – Serie Educación y Cultura Nº 13, Santiago, Octubre 1991. 2

Soledad Larraín, “Prácticas segregatorias: del domicilio a la sociedad” in Ver desde la Mujer, pág. 75 79, Ediciones “La Morada”

3 María Josefina Bilbao M., 2º y 3º Informe de Chile sobre el estado de cumplimiento del CEDAW en la ONU, 22 de Junio de 1999, pág.38. 4

Revista “Rocinante”, Año III, No. 18, Abril 2000, pág. 8.

5

La encuesta informa que el 83% considera malo el aborto, el 88%


44 reprueba la infidelidad y el 91% considera la homosexualidad como un comportamiento incorrecto. “El Mercurio”, 22 de Noviembre de 2001. 6

Francisca Pérez, in Seminario ¿Intolerantes y discriminadores? Diálogo académico y social, Ministerio Secretaría General de Gobierno, Departamento de Estudios, Santiago, 1999, pág. 92.

7

Revista “Rocinante”, Año III, N°. 19, Mayo 2000, pág. 15

8

Ibídem, pág 17

9

Plinio Corrêa de Oliveira, “Trasbordo Ideológico Inadvertido y diálogo”, Santiago, Mayo 1985, págs. 21-22

10

Jacques Ellul, “Changer de révolution –L´inéluctable prolétariat”, Ed. Seuil, París, 1982, pp.106 -107

11

Gunter Bartsch, “Kommunismus, Sozialismus, Anarchismus, Bundeszentrale für politische Bildung”, Bonn, 1975, 6 ed., pp. 108109.

12

Herbert Marcuse, “La sociedad carnívora”, 2ª. Ed. Galerna, Buenos Aires, 1969, pág. 45 y ss.

13

Pierre Fougeyrollas ,”Marx, Freud et la révolution totale”, Anthropos, París, 1972, págs. 390 y 630. 14

Ibídem, pág. 390

15

Claudel Tréan, “Le Monde“, 7 de Febrero de 1986

16

“Vida Nueva”, 5 de Abril de 1986.

17

“ABC“, 1 de Julio de 1986, “El silencio”.

18

PSOE, Resoluciones, 28 Congreso del PSOE, Madrid, 1979, págs. 16-17 19

Ministerio de Educación y Ciencia (España), Proyecto para la reforma de la enseñanza, 1987, pág. 21 20 PSOE, 27 Congreso del PSOE, Ed. Avance, Barcelona, 1977, pág. 200 21

Revista “Renovación”, 27 de Septiembre de 1977, pág. 45.

22

Ramón García Cotarelo, “El Modelo de Sociedad”, en Alfonso Guerra y otros, “El futuro del socialismo”, Ed. Sistema, Madrid, 1986, pág. 169 23

“El País“, Madrid, 14 de Enero de 1986.


Capítulo III

La “no discriminación”: nuevo pretexto para la lucha de clases

En agosto de 1999, el restaurante “El Club” fue objeto de dos reclamaciones por no atender a menores de edad; y un conocido lugar juvenil fue denunciado por negar el ingreso a dos jóvenes que usaban zapatillas, porque exige a sus usuarios presentarse con zapatos. Para la jefa de la unidad judicial del Servicio Nacional del Consumidor, esas denuncias serían justas porque poner requisitos de vestuario o de edad sería discriminatorio, violando los derechos del consumidor a un trato igual para todos, incluso si se pone un aviso de que la norma se aplica a todos. De donde se deduce que, para ella, exigir buena presentación es un atropello a la dignidad humana. Sin embargo, esas limitaciones de ingreso son razonables. El propietario de uno de los establecimientos señaló que “en todas las áreas hay una tendencia a la especialización” y que “la ley debiera permitir, por ejemplo, que un restaurante pudiera orientarse a un segmento determinado”. Y el representante del otro expuso que el pro-


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curar “un perfil especial” explica la exigencia de usar zapatos: “más que discriminación, son normas de convivencia”, señaló. (1) Estas afirmaciones serían en el pasado calificadas como de sentido común, pero hoy son tachadas por los promotores de la “democratización cultural” de contrarias a la igualdad y a la libertad, “los dos parámetros básicos de la convivencia moderna” (2). En esa línea, la periodista Marcela Espíldora escribió: “si bien en Chile no se ven manifestaciones xenófobas al estilo skin head o cazas de grupos a lo Ku Klux Klan, persisten alarmantes niveles de intolerancia y discriminación (…) Alumnos expulsados del colegio por usar pelo largo, exigencias de edad y presencia para postular a puestos de trabajos o locales que se reservan el derecho de admisión, son algunos de los ejemplos más claros. Esto, sin mencionar lo que sufren grupos como homosexuales, discapacitados, indígenas, pobres, enfermos de Sida, mujeres y confesiones religiosas minoritarias, entre otros” (3). Esa discriminación se extendería, según la Fundación Ideas, “a los pueblos indígenas, a las personas que han sido encarceladas, a las mujeres, a los homosexuales, a las lesbianas, a los drogadictos, a los seropositivos, a las confesiones religiosas minoritarias, a los discapacitados, a los pobres, a los jóvenes, a los extranjeros, al pensamiento diverso” (4). O sea, a todos los que, a uno u otro título, sean considerados inferiores o minoritarios. A fin de cuentas, ¿qué es discriminar y cuándo es injusto hacerlo?

1. Sentidos de la palabra “discriminación” Discriminar viene del latín discrimen, derivado de discernere: separar, dividir. María Moliner, en su Diccionario de Uso del Español, señala que la primera acepción es “diferenciar, discernir, distin-


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guir. Apreciar dos cosas como distintas o como desiguales”. Por tanto, quien raciocina, discierne, distingue u ordena, necesariamente discrimina. Ese sentido originario fue siendo substituido por otro peyorativo, como explica María Moliner: “acepción recientemente aceptada por la Real Academia para la inclusión en el Diccionario (...) Específicamente, dar trato de inferioridad en una colectividad a ciertos miembros de ella, por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.” 2. ¿Cómo evolucionó este concepto de discriminación? Así, el criterio de “no-discriminación” dejó de ser objetivo: la existencia de cualquier jerarquía es considerada como un intento de disminuir a otros; renace la idea socialista según la cual toda diferencia hace sufrir al inferior, aunque éste sea tratado dignamente; y, para evitar tal sufrimiento, habría que suprimir toda desigualdad. Danièlle Lochak, de la Universidad de Nanterre, proclama este prejuicio al afirmar que toda jerarquía es ilegítima y arbitraria, pues cualquier distinción implica tratar mal al inferior: “Discriminar, en el lenguaje corriente, ya no es más simplemente separar, sino separar jerarquizando, tratando más mal a aquellos que precisamente serán llamados víctimas de una discriminación. El adjetivo ‘discriminatorio’ designa, así, exclusivamente un comportamiento o un acto que tiende a distinguir un grupo humano o una persona de los otros, en su detrimento (…) La discriminación es la distinción o la diferencia de trato ilegítima: ilegítima porque arbitraria, y prohibida por ser ilegítima”.(5) Según eso, los menos favorecidos son discriminados por el nacimiento o por la vida, y la sociedad debe corregir tal desventaja. Lo afirma Michael Banton, del Comité de la ONU para la eliminación de la discriminación racial: “La desventaja es frecuentemente transmitida de una generación a la otra. Puede crear imágenes desfavo-


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rables de ciertos grupos y éstas pueden, a su vez, ser causa de una desigualdad de trato. Habrá entonces discriminación, aunque no sea percibida como tal”. (6.) 3. Las nuevas minorías privilegiadas Se cuentan también entre las víctimas quienes son excluidos de los “espacios simbólicos”, o sea, de los valores culturales aceptados por la sociedad, por practicar estilos de vida “alternativos”, contra las normas vigentes: drogadictos, travestís, homosexuales, prostitutas, etc. (7), a quienes entonces se procura promover. Tal criterio absurdo de “no-discriminación” que favorece a esos “grupos minoritarios”, para compensar la desventaja de que serían víctimas, en el fondo los transforma en una clase privilegiada, no en razón de sus méritos, derechos, necesidades o roles en la sociedad, sino por causa de sus desviaciones morales, transformándolos en agentes de la degradación. 4. Pascal Allende y la nueva lucha de clases Así, el concepto marxista de “explotado” va siendo sustituido por los de “postergado”, “excluido” y “marginado”, los cuales incluyen a todos los que de algún modo se creen menos beneficiados por la sociedad, por encontrarse en una posición inferior, aunque sea digna. Es lo que señala Andrés Pascal Allende: “estamos empezando a vivir un proceso en que se va a producir una confluencia de organizaciones sociales, políticas que van a tender a generar una nueva corriente de movimientos revolucionarios en Chile (...)” (8) 5. La nueva “lucha de clases” promovida por la Concertación En este marco de la nueva lucha de clases, se entiende por qué el diputado Nelson Ávila dijo en la Cámara que la existencia de


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colegios particulares pagados constituye una discriminación, puesto que por razones de tipo económico no todos pueden acceder a ellos. En el mismo sentido se pronunciaron los diputados Velasco (DC), Valenzuela (PS), Gutiérrez (DC) y Letelier (PS) (9). Para ellos, aunque todos los niños estudien, si algunos reciben una educación mejor, es una discriminación intolerable. Asimismo, para Jaime Aymerich, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, la jerarquía social tradicional revelaría un “racismo de la desigualdad”, que “asociado a la división de la sociedad en clases sociales y sus modalidades de estratificación social”, “genera prejuicios de raza fuertemente imbricados con los prejuicios de clase”. (10) El mismo rechazo a la existencia de una clase tradicional aparece en las palabras de Jorge Arrate, ex Ministro Secretario General de Gobierno, en uno de los Foros sobre discriminación: “Una sociedad sin discriminación es una utopía, pero hay que intentar acercarse a ella. Y una de las cosas que hay que hacer es desenmascarar. Por ejemplo, un país donde según las encuestas se discrimina a los que no son rubios y que, por lo mismo, discrimina a la mayoría, [es] un país que se discrimina a sí mismo. Lo que indica que unos pequeños grupos de personas imponen una hegemonía en el modo de ser, en la manera de pensar, con cosas tan absurdas como preferir a mujeres rubias y no morenas para un trabajo. (…) Tenemos que propender a sancionar las discriminaciones por edad, las de clase social, las de género, las de lugar de residencia que se dan muy fuertes en el mercado de trabajo”. (11) Igual retórica usa Francisco Estévez, para quien “en Chile el racismo asocia el color de la piel a un status socioeconómico”, pues “a las personas que están cerca del biotipo nórdico las oportunidades les resultan más asequibles que a quienes, en sus rasgos fisionómicos,


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se aproximan al biotipo indígena”(12), mientras el diputado Navarro afirma que “en Chile hay discriminación, pero no como la de Europa”, pues “aquí es oculta, inconsciente, silenciosa”. (13) Como se ve, pese al fracaso mundial de la utopía socialista, quienes la impulsaban no renunciaron al igualitarismo radical, pues en toda forma de distinción, aunque sea legítima y proporcionada, ven un perjuicio o una injusta discriminación. 6. La “no-discriminación” niveladora es contraria a la doctrina católica Ese igualitarismo radical es contrario a la doctrina católica tradicional, la cual propicia una armoniosa jerarquía entre las clases sociales. En efecto, Pío XII afirmó la legitimidad de las desigualdades de cultura, riquezas y situación social, que derivan de la naturaleza misma de las cosas, e indicó que ellas “lejos de menoscabar en modo alguno la igualdad civil, confieren a ésta su legítimo significado”; y agregó que “cada ciudadano tiene el derecho de vivir honradamente su propia vida personal en el puesto y en las condiciones en que los designios y las disposiciones de la Providencia le han colocado”. (14) A su vez, San Pío X enseñó que “en la sociedad humana, es conforme a la ordenación de Dios que haya gobernantes y gobernados, patronos y empleados, ricos y pobres, sabios e ignorantes, nobles y plebeyos, los cuales, unidos todos por un vínculo de amor, se ayuden mutuamente a conseguir su último fin en el Cielo y, sobre la tierra su bienestar material y moral”. (15) Ese vínculo de mutua caridad es contrario a la envidia y la lucha de clases, como Juan Pablo II denunció en su discurso a los estudiantes de Belo Horizonte (Brasil): “Aprendí que un joven comienza peligrosamente a envejecer, cuando se deja engañar por el principio fácil y cómodo de que ‘el fin justifica los medios’, cuando


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pasa a creer que la única esperanza para mejorar la sociedad está en promover la lucha y el odio entre grupos sociales, en la utopía de una sociedad sin clases, que se revela bien temprano en la creación de nuevas clases”. (16) Además, Juan XXIII afirmó que “quien osa negar la diversidad de las clases sociales contradice el propio orden de la naturaleza” y que “los que se oponen a esta colaboración amistosa y necesaria entre las clases buscan, sin duda, perturbar y dividir la sociedad para mayor daño del bien público y privado”. (17) El bien común exige, pues, que se asegure a todos los habitantes sus derechos esenciales y condiciones de vida suficientes, dignas y estables, y que los más capaces tengan, además de aquello que produjeron o recibieron de sus mayores, la preeminencia y autoridad que les corresponde. La constitución desigual de la sociedad favorece decisivamente el progreso de ésta y cohibirla acarrea el estancamiento y la decadencia general. Pío XI enseñó que “así como en un organismo viviente no se atiende suficientemente a la totalidad del organismo si no se da a cada parte y a cada miembro lo que éstos necesitan para ejercer sus funciones propias, de la misma manera no se puede atender suficientemente a la constitución equilibrada del organismo social y al bien de toda la sociedad si no se da a cada parte y a cada miembro, es decir, a los hombres, dotados de la dignidad de persona, todos los medios que necesitan para cumplir su función social particular”. (18) De esa reciprocidad de servicios entre la sociedad y las personas, familias y clases que la forman, resulta una desigualdad proporcionada de deberes y privilegios: quienes ocupan posiciones superiores, que son los que más dan a la sociedad y al Estado, deben recibir mayores honras y medios proporcionados para cumplir su


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tarea; y los que ocupan posiciones inferiores deben ser especialmente protegidos por los primeros. No es, por tanto, una discriminación ilegítima que, en función de la diversidad de posiciones, haya desigualdad de derechos accidentales entre los miembros de la sociedad. Así lo enseña Pío XI, al advertir que “es errónea la afirmación de que todos los ciudadanos tienen derechos iguales en la sociedad civil y no existe en el Estado jerarquía legítima alguna”. (19) Podemos comprender, pues, que la “democratización cultural” promovida por la Concertación es profundamente injusta y contraria al orden natural, y que tiende a transformarse en un factor permanente de conflicto social. Ello se volverá aún más evidente en los próximos capítulos, al analizar en detalle los diferentes proyectos legislativos en curso.

1 “La Tercera”, Crónica, 10 de Agosto de 1999: “Ley pone en jaque al ‘derecho de admisión’”. 2

“Primera Encuesta Intolerancia y Discriminación — Informe y Análisis”, Fundación Ideas y Depto. de Sociología de la Universidad de Chile, pág. 14. Informe Unidad Consultora, Diciembre de 1996 3

“La Tercera”, 22 de Agosto de 1999, Artículo: “La solapada discriminación de los chilenos”

4

Sección Historia del sitio web de la Fundación Ideas, www.ideas.cl

5

Danièlle Lochak, “Réflexions sur la notion de discrimination”, in Droit Social, N° 11, Noviembre de 1987, pág. 778 6

Coloquio “ Exclusión, igualdad ante la ley y no discriminación”, Secretariado General del Consejo de Europa, pág. 34 7 Consejo de Estado francés, Informe Sur le principe d’égalité, La Documentation française, 1997, pág. 45 8

Revista “Rocinante”, Año III, N° 19, Mayo 2000, pág. 17.


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Legislatura 341, 5 de Octubre de 1999

10

Seminario “¿Intolerantes y discriminadores? Diálogo académico y social“, Ministerio Secretaría General de Gobierno – División de Organizaciones, Departamento de Estudios, Santiago, Enero 1999, pág. 25 11

Ibídem, pág. 16

12

Revista “ Mensaje”, N° 483, Octubre de 1999, pág. 481-33

13

Legislatura 341, Sesión 51, 11 de Mayo de 2000.

14

Doctrina Pontificia – Documentos Políticos, Ed. BAC, Madrid, 1958, pág. 876 15

San Pío X, Fin dalla prima nostra enciclica, Doct. Pontificia — Docs. sociales, Ed. BAC, Madrid., 1964, pág. 402-403.

16

Insegnamenti, Vol. III, 2, pág. 8 in “Nobleza y Elites Tradicionales Análogas…” Plinio Corrêa de Oliveira, Madrid 1993

17

Juan XXIII, Enc. Ad Petri Cathedram. Parte II, n° 24 wwwvatican.va

18 19

Pío XI, Divini Redemptoris, Parte IV, n° 51 - www.vatican.va.

Pío XI, Divini Redemptoris, Doc. Pontificia — Docs. sociales, Ed. BAC., Madrid., 1964, pág. 779.


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La tolerancia: una “hospitalidad” abierta a todos los vicios Según el dirigente socialista, Osvaldo Puccio, una vez superada la vía armada para imponer sus designios a la sociedad chilena, “la función de la política (...) es fundamentalmente buscar cómo una sociedad que es muy conservadora, se hace más liberal. Una sociedad que es muy desigual, se hace más igual”. (1) El primer paso para impulsar a Chile en ese sentido es convencerlo de que está enfermo, pues nadie sigue un tratamiento si se cree sano. ¿Cuál sería, entonces, la enfermedad de Chile? -Según esos ideólogos, nuestra población padece de “intolerancia aguda”. La ya mencionada Encuesta sobre la Intolerancia y la Discriminación, hecha por la Fundación Ideas, diagnosticó en qué consistiría tal intolerancia: “se acepta la necesidad y hasta la conveniencia de la censura”; “se rechaza de modo concluyente a los eventos del consumo de drogas y a las alternativas no clásicas en identidades sexuales”; “la homofobia es consonante con un rechazo mayoritario a la diversidad como tal” y “se otorga un alto valor al orden moral y social como autoridad”. (2)


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Al dar sus resultados, Francisco Estévez advirtió: “hay temas donde la intolerancia y la discriminación es gravísima, como son los casos de las drogas, la censura, la pena de muerte, el aborto y la homosexualidad”(3), mostrando una vez más que su meta es que todas estas conductas sean aceptadas por la población, sin tomar en cuenta ningún criterio moral. Por su parte, el sociólogo Manuel Canales, responsable de la misma encuesta, habló en análogo sentido: “Veo a nuestra sociedad fuertemente orientada por el principio de la norma. (...) Nadie sabe mayormente de la droga, pero el ‘no’ a la droga es muy fuerte, porque nos constituimos en ese no. O esta imagen de alarma pública frente a la delincuencia, se anda viendo delincuentes en todas partes (...)Y, en ese sentido, mi impresión es que más allá de alguna inseguridad ciudadana real, lo que se juega es discriminación e intolerancia”. (4) Ambos responsables de la encuesta, debieron constatar que parte importante de la población aún tiene parámetros morales que derivan de su adhesión a la tradición católica. Estos parámetros, que llevan a aceptar ciertas conductas y a rechazar otras, serían, según ellos, discriminatorios y anómalos. Para saber quién es de veras el enfermo, conviene comparar el modelo que la Concertación quiere imponernos con lo que manda el Decálogo. Es lo que haremos en este capítulo. ¿En qué consiste la tolerancia, según la doctrina católica?

En su acepción corriente, la tolerancia consiste en una disposición y una conducta de indulgencia hacia ideas o hechos que chocan las convicciones propias o afectan ciertos derechos. Así, los padres toleran ciertas rebeldías de sus hijos adolescentes; un pro-


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pietario tolera el bullicio de los vecinos, etc. En su significado originario, la tolerancia es una “autorización negativa del mal”, para explicar lo cual dividiremos el concepto en varias proposiciones: 1. Normalmente, la verdad y el bien deben ser buscados y promovidos, el error y el mal deben ser evitados y combatidos Por su naturaleza espiritual, el hombre, por un imperativo natural, busca la verdad y el bien, y siente la obligación moral de seguirlos fielmente, cuando los encuentra. Pues, como dice el Papa León XIII: “si la inteligencia se adhiere a opiniones falsas, si la voluntad elige el mal y se abraza a él, ni la inteligencia ni la voluntad alcanzan su perfección; por el contrario, abdican de su dignidad natural y quedan corrompidas”. (5) Ese amor a la verdad y al bien, así como la caridad hacia el prójimo, nos incita a querer difundirlos entre nuestros semejantes, combatiendo el error y el mal. Lo contrario sería la tibieza, que es un defecto de la voluntad que lleva a ser indiferente frente al bien y al mal. En este sentido, el Papa San Pío X recuerda que: “la doctrina católica nos enseña que el primer deber de caridad no está en tolerar las opiniones erróneas, por muy sinceras que sean, ni en la indiferencia teórica o práctica ante el error o el vicio en que vemos caídos a nuestros hermanos, sino en el celo por su mejoramiento intelectual y moral no menos que en el celo por su bienestar material”. (6) Así, habitualmente debemos ser “intolerantes” con el error y el mal. 2. En ciertas circunstancias, el error y el mal pueden o deben ser tolerados Existen ciertas circunstancias en las cuales no se puede impedir un mal, lo que puede obligar, sin entrar en complicidad, a tener que contemporizar para evitar un mal mayor. Por eso afirma Pío


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XII: “el deber de reprimir los desvíos morales y religiosos no puede ser, por tanto, una última norma de acción. Debe estar subordinado a normas más altas y más generales, las cuales en determinadas circunstancias permiten o incluso hacen a veces aparecer como mejor camino no impedir el error, a fin de promover un bien mayor”. (7) 3. La tolerancia ni la intolerancia deben ser sistemáticas La tolerancia no debe ser siempre querida ni siempre rechazada, pues hay que considerar las circunstancias del ambiente en que el mal existe y actuar según los accidentes del terreno. Ella no puede ser catalogada entre las virtudes, pues tiene como objeto un mal; pero, en la medida en que es necesaria, resulta de la prudencia, de la caridad, de la paciencia, etc. Cuando es forzoso contemporizar con el mal, se debe limitar lo más posible sus efectos dañinos y preparar una situación en que, sin perjuicio mayor, éste pueda ser erradicado. Esta doctrina es de uso corriente en la medicina: si el paciente sufre de un tumor incurable que no puede ser extraído de inmediato, el médico tratará de limitar lo más posible sus malos efectos en el organismo y preparará al enfermo para que pueda soportar la intervención quirúrgica cuanto antes. ¡Hasta el más tolerante de los hombres rechazaría que su médico procediese de otro modo! 4. La tolerancia no da derechos al error o al mal, ni los iguala a la verdad y al bien Así, según la doctrina católica, tolerar es permitir un mal, con vistas a evitar otro mal aún mayor. Esto implica reprobación, al menos interior, e impide igualarlo al bien o concederle la libertad de acción debida a éste. La tolerancia es sólo una indulgencia temporal hacia los que hacen algún mal o profesan un error. (8)


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La doctrina católica rechaza, pues, el concepto liberal de libertad, que atribuye al hombre el derecho de actuar como quiera. Ella rehusa también la existencia de derechos de la conciencia subjetirelativismo democrático va, el llamado “relativismo democrático” y que la diversidad de opciones, sin distinguir buenas o malas, sea una riqueza para la sociedad. Al respecto Juan Pablo II fue taxativo: “Nunca es aceptable confundir un error ‘subjetivo’ sobre el bien moral con la verdad ‘objetiva’, racionalmente propuesta al hombre en virtud de su fin, ni considerar que el valor moral del acto realizado con una conciencia verdadera y recta equivalga al del acto realizado siguiendo el juicio de una conciencia errada”. (9) El relativismo moral da un nuevo sentido al diálogo y a la tolerancia

El racionalismo decimonónico, después de exaltar la razón sobre la Religión, dudó que aquella pudiese conocer cualquier tipo de verdad, con lo cual esa corriente entró en decadencia. Después, con Hegel –para quien el pensamiento y la Historia son movidos por la fricción de doctrinas o fuerzas al mismo tiempo medio verdaderas y antítesis, de la cual nacería la síntesis síntesis– el medio falsas, la tesis y la antítesis relativismo tomó mucha más fuerza. Por la influencia de esos errores, la tolerancia se convirtió en una actitud psicológica que llevaba a tomar distancia de los propios principios, a la espera de que el diálogo irenista con las opiniones contrarias condujera a “verdades” sucesivas, siempre relativas. Esa mentalidad penetró en los medios católicos y fue denunciada en 1966 por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en su libro“Trasbordo ideológico inadvertido y Diálogo”, como dañina para las convicciones de los católicos.


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Tiempo después, el documento “Dominus Iesus” de la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmó: “en un pensamiento relativista, diálogo significa poner en el mismo plano la propia proposición o la propia fe y las convicciones de los otros, de manera que todo se reduce a un intercambio entre posiciones fundamentalmente iguales y por tanto relativas entre ellas, con el objetivo superior de alcanzar el máximo de colaboración y de integración entre las diversas concepciones religiosas (...) El diálogo en las nuevas concepciones ideológicas, introducidas lamentablemente al interior del mundo católico y de ciertos ambientes teológicos y culturales, es más bien la esencia del ‘dogma’ relativista y lo opuesto a la ‘conversión’ y a la ‘misión’”.(10) La tolerancia relativista dejó así de ser una actitud intelectual y se hizo “vital”: aceptar la posición del otro, no en razón de sus argumentos, sino como renuncia a los propios; las opiniones o conductas del otro no son excluidas, sino asumidas para producir una síntesis. Curiosamente, según el manual de la Unesco “La tolerancia: umbral de la paz”, este criterio va aún más lejos, pues “el budismo determina las tres causas egocéntricas que conducen a la gente a la intolerancia, al conflicto y al desasosiego: el deseo egoísta, el afán impetuoso de dominar y la insistencia en las ideas, la fe y la ideología propias, el egocentrismo”. (11) La tolerancia se transforma así en “un ‘festival de diversidades’, que multiplica las posibilidades de materializar la riqueza humana más allá de la aceptación o la tolerancia de las diferencias”(12). Más que tolerar, se trata “de aceptar, al mismo título que la propia, la diversidad de otro, como el otro debe aceptar la nuestra (…) ver en el otro un semejante en su expresión diversa y concreta; respetar, comprender la diversidad es extender nuestra propia identidad diversa; es enriquecerla en el contacto con el otro, como el otro se enriquecerá al comprendernos y respetarnos”. (13)


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Ese respeto a la diversidad se aplica sólo a las aberraciones ideológicas y a las conductas amorales, pero no favorece a los más débiles de la sociedad, como los bebés por nacer, los ancianos improductivos, los minusválidos, los enfermos incurables, etc., salvo que algunos de ellos acepten transformarse en una fuerza contestataria y revolucionaria. Al respecto Juan Pablo II denunció: “La pérdida del sentido de Dios ha coincidido, en los últimos decenios, con el avance de una cultura nihilista que empobrece el sentido de la existencia humana y relativiza en el campo ético hasta los valores fundamentales de la familia y del respeto a la vida. Todo esto a menudo se realiza, no de modo visible, sino bajo la sutil metodología de la indiferencia que hace pasar por normal todos los comportamientos, de modo que no se suscite ningún problema moral. Se exige paradójicamente que el Estado reconozca como ‘derechos’ muchos comportamientos que atentan contra la vida humana, sobre todo contra los más indefensos y los más débiles” . (14) Al fin del proceso, una radical negación de la Fe

Esa “tolerancia” fue señalada por el Pontífice como la causa del hedonismo moderno: “La raíz común de todas estas tendencias es el relativismo ético que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea. No falta quien considera este relativismo como una condición de la democracia, ya que sólo él garantizaría la tolerancia, el respeto recíproco entre las personas y la adhesión a las decisiones de la mayoría, mientras que las normas morales, consideradas objetivas y vinculantes, llevarían al autoritarismo y a la intolerancia”. (15) Asimismo, enseñó: “La doctrina de la Iglesia y, en particular, su firmeza en defender la validez universal y permanente de los preceptos que prohiben los actos intrínsecamente malos es muchas veces


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considerada como la señal de una intolerable intransigencia, sobre todo en las situaciones extremamente complejas y conflictivas de la vida moral del hombre y de la sociedad de hoy, intransigencia que contrastaría con el carácter maternal de la Iglesia. A Ésta, se dice, le falta comprensión y compasión. Pero en realidad el carácter maternal de la Iglesia no puede nunca estar separado de la misión de enseñanza que Ella siempre debe cumplir como Esposa fiel de Cristo, que es la Verdad en persona”. (16) Esta tolerancia que se quiere imponer a los católicos, supone que la Iglesia cese su enseñanza o la presente como una propuesta entre muchas, lo cual la apartaría gradualmente de la defensa de la virtud y de la condena al pecado –lo que sería abandonar su misión salvífica– para no sufrir la persecución de los relativistas, tal como se insinuó recientemente en la polémica sobre la esterilización y la “píldora del día siguiente”. Más allá de la tolerancia: la ideología libertaria de la Concertación

Este relativismo fue postulado muchas veces por políticos de la Concertación. Uno de ellos fue el diputado Ignacio Walker: “En un sentido más amplio hablo de la democracia misma, del pluralismo y la tolerancia. La ética cristiana es mucho más profunda y compleja que un simple decálogo de certezas. Apela a la libertad humana y a la razón, la que, lejos de abominar, abre un amplio espacio para la duda y la incertidumbre (‘ama la incertidumbre y serás democrático’, dice un teórico contemporáneo de la democracia)”. (17) Para medir los efectos funestos que ya ha tenido en nuestra Patria esta ideología, basta pensar en lo diferente que hubiera sido la historia de Chile si la Democracia Cristiana no hubiera primero relativizado y luego abandonado la doctrina católica tradicional,


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durante los años 60 y 70. Así lo hizo en materia de propiedad privada y libre iniciativa, de modo enteramente indiscutible, como la Historia muestra al tratar de su colaboración con el régimen marxista. Pasadas varias décadas, muchos líderes de la Democracia Cristiana continúan su política relativista, ahora en favor del divorcio, de la píldora abortiva, de la no-discriminación ante toda especie de prácticas inmorales. El fin de esta “revolución cultural” lo definió el filósofo Humberto Giannini en las Jornadas Regionales sobre tolerancia, auspiciadas por el Departamento de Estudios de la División de Organizaciones Sociales de la Secretaría de Gobierno, al declarar que se podía decir que la mera tolerancia ya es un valor cuestionado, que debe ser trascendido, proponiendo, como conceptos alternativos, el “respeto activo” o el de “hospitalidad”. (18) Asimismo, en el Seminario “¿Intolerantes y Discrimi-nadores?”, Giannini afirmó que, para que la tolerancia no sea “un mero aguante de los otros”, debe incluir una “capacidad intrínseca de recepción (…) un acto receptivo (…) va acompañado o seguido por una reordenación interna de la unidad que recibe o acoge. No hay tolerancia si yo no reordeno mi manera de ver”. (19) O sea, la conciencia es hospitalaria sólo cuando acoge lo extraño y abandona los que considera “sus principios intransables”. Sólo en el diálogo “el hombre puede ejercer la virtud de hacer espacio en su intimidad al argumento ajeno, potenciando así la vida comunitaria”. (20) Según esta ideología de la hospitalidad hospitalidad, el católico -ante el error o el vicio- debe atenuar la fuerza de sus propias convicciones, ir abandonando las normas morales y aceptando una mutación que lo deje a medio camino de los nuevos valores que está en vías de


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asumir, con lo cual pasará a considerar la verdadera Fe pasa como “fundamentalista” y sus efectos prácticos síntomas de intolerancia y discriminación. Para Manuel Canales la tolerancia no acaba ahí: “La hospitalidad es un modo de acoger la diferencia, en el intercambio, en el juego de coexistir en la diversidad, de cambiarse papeles, de aprender, como quien cambia su esquema para poder absorber lo que antes no lograba ver, absorber al nuevo modo tuyo”. (21) Funcionarios gubernamentales explican la transformación cultural

Según ese concepto de tolerancia, la vida y el pensamiento evolucionan en forma dialéctica, por síntesis sucesivas de elementos opuestos entre sí. Por esa vía hegeliana, el actual Gobierno quiere llevar al País. Para lo cual capacita a sus funcionarios para transformar la mentalidad de los chilenos. El ex Ministro de Planificación, Germán Quintana, afirmó en 1999 en el foro de Valdivia que “la tarea de una sociedad más tolerante (…) implica el cambio de una mentalidad esquemática y rígida por otra que permita apreciar y valorar la diversidad del otro y de los otros en la familia, en la escuela, en el trabajo, en síntesis, en todos los espacios de libertad que la democracia abre”. Para no quedar sólo en la teoría, el Ministro ejemplificó: “el deber ciudadano llama a cuidarse de prácticas cotidianas que no por frecuentes dejan de ser discriminatorias, como es (…) imputar o hacer notar una determinada orientación sexual para descalificar”. (22) Los diputados de la Concertación han comenzado a legislar orientados por esta doctrina relativista de la tolerancia. Sergio Ojeda, DC, expuso ese pensamiento sin hacer distinciones entre conductas buenas y malas: “Las diferencias son necesarias y hay que convivir


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con ellas, aceptarlas, valorarlas y respetarlas. Sólo se convive con lo que es diferente. No debemos molestarnos ni incomodarnos con lo que es distinto, porque lo diferente enriquece y debe fortalecer (...) Se debe proteger la no-discriminación, la convivencia y la tolerancia con los diferentes, con los que se ven mal, o aparentemente mal, con los que se ven bien, con las minorías, con los distintos”. (23) Para el diputado Rosauro Martínez (DC), la democracia se enriquece en la convivencia con los que tienen modos de vida distintos: “Profundizaremos nuestra democracia sólo si formamos y educamos para ella; de lo contrario, tendremos una democracia acotada exclusivamente desde una perspectiva electoral y no por un estilo de vida que nos haga respetar y valorar la diversidad, compatibilizar las distintas visiones y compartir las diferencias. En definitiva, desarrollar una de las virtudes más valiosas de todo grupo humano maduro y responsable: la tolerancia. (…) Sólo será posible conseguir una cultura de paz y tolerancia si se educa a los futuros ciudadanos en la integración, el respeto y la valoración de las diferencias; si ellos tienen oportunidad de conocer y convivir con personas que presentan dificultades, situaciones y modos de vida distintos y establecen lazos de cooperación y solidaridad que beneficien y enriquezcan a todos”. (24) Exigencias más radicales de las minorías marginales

Obviamente, las minorías marginales y contestatarias, beneficiarias de la promoción de la diversidad, adoptan un discurso aún más extremado que el de los políticos y académicos, para abrir caminos a exigencias cada vez más amorales. Es lo que hace Marco Ruiz, del Movimiento de Liberación Homosexual, en su ponencia en el ya aludido simposio sobre tolerancia: “De alguna manera, los propios homosexuales sentimos que cuando se apela a que seamos tolerados, se está apelando a que la


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sociedad nos haga un favor, cuando en realidad lo que se quiere es que la sociedad haga una autocrítica respecto a la forma en que ha percibido históricamente a los homosexuales y la forma humillante e indigna en la cual se nos ha expuesto.(…) Los homosexuales aceptamos la heterosexualidad, porque la comprendemos, así como la comprende la sociedad, y no intentamos modificarla.”(...) “Miramos con sospecha al individuo tolerante, porque en el fondo su actitud no deja de ser homofóbica y la homofobia implica una negación de sí mismo, una autorepresión. (…) Una sociedad integrada requiere la aceptación. Buscamos la integración de la sociedad y no nuestra integración a la sociedad. Ello implica necesariamente un ejercicio de reeducación de los individuos y de la sociedad en su conjunto. Reeducar para nosotros implica un proceso de aprendizaje acerca de cada uno de nosotros mismos.” (25) También Soledad Lathrop, del Movimiento Unificado de Minorías Sexuales, mostró dónde quieren llegar con el concepto de tolerancia: “Concuerdo con lo que planteaba Marco, no hablar más de tolerancia. Lo que necesitamos es aceptación. (...) Lo que significa es que hay una diferencia con la cual yo debo convivir. No puedo seguir asumiendo la tolerancia como la máxima respuesta que puede dar la sociedad a la diferencia. Hablemos de aceptación. Somos personas, con derechos, más allá de cualquier diferencia que nos separe”. (26) A eso se sumó Francisca Pérez, de La Morada: la tolerancia es “otra manera de estar en un problema con la diferencia, de no tener como inscribir la diferencia (…) como abrir un espacio para la diferencia”, agregando que la mera tolerancia “es la dictadura del consenso, la ilusión de que no hay cosas en conflicto, en tensión que nos separan, como efectivamente ocurre cada vez que hay diferencia, es decir, siempre”. (27)


Capítulo IV

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Según la lógica evolucionista de este proceso, cuando la sociedad haya asimilado la “hospitalidad abierta”, surgirá una nueva contestación a ese consenso, la cual abrirá un nuevo conflicto, rumbo a una nueva síntesis aún más radical. Abyssus abyssus invocat, un abismo atrae a otro abismo, dicen las Sagradas Escrituras.

1

Osvaldo Puccio, “Creí en la violencia como instrumento”, en “El Mercurio”, 28 de Agosto de 2000. 2 Manuel Canales, Primera Encuesta intolerancia y discriminación, Depto. de Sociología de la Universidad de Chile - Fundación Ideas, págs. 14-15 3

Ibídem, Francisco Estévez, pág. 27

4

Simposio “¿Intolerantes y Discriminadores?, Diálogo Académico y Social“, Ministerio Secretaría General de Gobierno (2), Ed. Enero 1999, pág. 53. 5

Encíclica Inmortale Dei, 1 de Noviembre de 1885, § 15.

6

San Pío X, “Notre Charge Apostolique” - Docs. Pol. Ed. BAC, Madrid, 1958, pág 418 7 “Comunidad Internacional y Tolerancia” , Doc. Pont. - Docs. pol., Ed. B.A.C., Madrid., 1958, págs. 1012-1013. . 8

León XIII, Enc. “Libertas Praestantissimum” , Doc. Pont. - Docs. pol. Ed. BAC., Madrid., 1958, pág. 246.

9

Enc. “Veritatis Splendor” , § 63

10

“Dominus Jesus” , Congregación para la Doctrina de la Fe, Septiembre 2000 11

“Informe final de la reunión de expertos de la Unesco sobre la contribución de la Mujer a una Cultura de la Paz”, Manila, abril de 1995, in La tolerancia: umbral de la paz, Ed. Unesco, 1999, vol. 1, pág. 33. 12

Así dice la “Declaración de principios sobre la tolerancia”, firmada por los Estados miembros de la Unesco en 1995: “La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas


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de expresión y medios de ser humanos. (…) La tolerancia consiste en la armonía de la diferencia. “Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás. “La tolerancia (…) supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos. “Significa aceptar el hecho de que los seres humanos, naturalmente caracterizados por la diversidad de su aspecto, su situación, su forma de expresarse, su comportamiento y sus valores, tienen derecho a vivir en paz y a ser como son” (Betty A. Reardon, “La tolerancia: umbral de la paz““, Ed. Unesco, 1999, vol 1, pág. 141). 13

Leopoldo Zea, “Le Droit à la différence: au-delà de la tolerance”, in “Tolerance J’ écris ton nom”, Unesco 1995 14

Audiencia General Pontificia del 15 de Diciembre de 1999.

15

Encíclica “Evangelium Vitae”, § 70.

16

Encíclica “Veritatis Splendor“, § 95.

17

Ignacio Walker, en “Certezas y DC”, “El Mercurio“, 18 de Junio de 1999

18

Humberto Giannini, “Ciclo de Jornadas Regionales de Reflexión y Diálogo - Tolerancia y No Discriminación“, Secretaría General de Gobierno, Santiago Junio 1999, págs. 11-12

19

Humberto Giannini, en “Seminario ¿Intolerantes y Discriminadores?, Ministerio Secretaría General de Gobierno, Ed. Enero de 1999 20

Ibídem, págs. 44-46

21

Manuel Canales, Ibídem, pág. 55

22

Germán Quintana, “Ciclo de Jornadas Regionales de Reflexión y Diálogo - Tolerancia y No Discriminación", Secretaría General de Gobierno, Santiago, Junio de 1999, pág. 26. 23

Leg. 341 Debate 51, 11 de Mayo del 2000, pág. 16

24

Leg. 342 Ses. 10, 5 de Julio de 2000, pág. 25-26

25

Marco Ruiz, "Seminario ¿Intolerantes y Discriminadores?",


Capítulo IV Secretaría General de Gobierno, Ed. Enero de 1999, págs. 81-82. 26

Ibídem, pág. 93.

27

Ibídem, pág. 86.

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Capítulo V

El delito de “discriminación”, una espada de Damocles selectiva

Como vimos, las desigualdades justas y proporcionadas resultan de la propia naturaleza humana. Cuando se intenta eliminarlas, no tardan en aparecer bajo otras formas. Sin embargo, para contrariar esta ley natural, los socialistas buscan un nuevo mecanismo de imponer la igualdad, reprimiendo todo lo que pueda ser arbitrariamente calificado de discriminación. La idea provino del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Chile, cuyo director, Ricardo Israel, creyendo que nuestro país “ha retrocedido mucho en materia de diversidad y tolerancia”, abordó “el tema de la discriminación en su conjunto”, contactando “especialistas” y convocando a los supuestos afectados, en especial indígenas e inmigrantes. “El resultado de estas reuniones fue de Ley sobre Discriminación Racial y Étnica”, que –como su nombre indica– se limitaba al aspecto racial de la cuestión. Según Israel, el proyecto era moderado pues “incorporar todas las formas de discriminación aseguraba su fracaso; (...) nos propusimos reformar lo hoy día existente, para asegurar posibilidades de éxito, para tipificar el delito de racismo, que no existe [en las leyes] y


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asegurar la pena correspondiente”. Así, entregó el proyecto al Ministro de Planificación y a los Presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados. En la época, este último era el diputado Gutenberg Martínez, quien lo presentó, proponiendo tres alteraciones a nuestras leyes: - agregar al Código Penal una norma que castigue los “actos de discriminación, de violencia moral o física, o de menosprecio contra una o más personas en razón de su raza, su religión, o su origen nacional o étnico”, con “reclusión menor en su grado mínimo y multa de 6 a 12 ingresos mínimos”; - modificar la Ley de Abusos de Publicidad para penar del mismo modo a los que “realizaren publicaciones o transmisiones que conciten el odio, la hostilidad o el menosprecio respecto de personas o colectividades en razón de su raza, religión u origen nacional o étnico”; - y reemplazar un artículo de la Ley Indígena, que considera simple delito “la comisión de actos discriminatorios manifiestos en contra de los indígenas en razón de su origen y cultura”. (1) Del anteproyecto moderado a la versión radical

El proyecto atrajo la simpatía de muchos que, por la índole pacífica y cristiana del alma nacional, rechazan la violencia, el odio y el menosprecio, máxime por motivo de raza o religión. En la exposición de motivos, el proyecto especificaba que “una de las razones que llevaron a crear el actual sistema universal de protección de los derechos humanos fue una experiencia histórica de discriminación y genocidio racial llevada a cabo durante la II Guerra Mundial”. El proyecto también afirmaba que “el odio racial y étnico se está extendiendo en países desarrollados”, que esto “puede inducir a


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ciertos sectores extremos a emular conductas que contravienen los valores de la tolerancia y las normas jurídicas a este respecto”. Su propósito era, pues, prevenir situaciones poco frecuentes en nuestro país. Sin embargo, la propuesta fue radicalizada en la Cámara por presión de un lobby formado por varios académicos, grupos homosexuales y miembros de la Fundación Ideas, quienes distribuyeron a manos llenas la Encuesta sobre Intolerancia y Discriminación. Impactados por ésta -de la que ya vimos su parcialidad- los diputados creyeron que “Chile es un país muy discriminador”, que esa acción es “muy variada y, aunque no haya estadística, basta la envidia cotidiana o andar por la calle y conversar con la gente, para darse cuenta que la sociedad es altamente discriminatoria”. Así, la Comisión Parlamentaria de Derechos Humanos concluyó: “hace falta que se consulte un delito cuanto mejor estructurado y tipificado, que contemple las actividades discriminatorias, de cualquier índole que sean las discriminaciones”. (2) En abono de la penalización se pronunció el penalista Manuel De Rivacoba, quien sostuvo que la tendencia discriminatoria nacional se encuentra en una de las leyes penales aprobadas por el Congreso, “pues se sigue considerando delito a la sodomía”: si un varón, mayor de 14 años, “tiene relaciones o acceso carnales con una mujer, que no sea en condiciones de violación, es un acto lícito”; mientras que “si ese mismo varón tiene relaciones libremente propuestas, aceptadas y consentidas con otro varón, incurre en delito”, lo que para él sería una “discriminación por su orientación sexual”. De Rivacoba sugirió poner la discriminación entre los delitos contra los derechos garantizados por la Constitución, y crear, para cualquier delito, una agravante por motivos discriminatorios, “concibiendo tanto el delito como la agravante en los términos más am-


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plios, para que no se escape ninguna discriminación: hay que buscar una fórmula lo más genérica y lo más amplia posible -con el riesgo de equivocarse equivocarse, por cierto- en que quepan todas las formas de discriminación” para “que queden todas desvaloradas y condenadas penalmente (...) y así puestas como ejemplo, esas condenas, se logre el respeto a las diferencias”.(3) Así, “en el marco de la discusión se incorporaron otras causas de discriminación, y una de ellas es la discriminación por orientación sexual, que viene siendo planteada por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual desde 1991. (4) El tratadista de Derecho Penal Sergio Politoff destacó que en otros países no todas las discriminaciones son punibles, sino sólo las que atentan contra la dignidad de las personas o el orden público, y que en ellos las leyes definen precisamente lo que debe entenderse por discriminación –como expresiones ofensivas, incitación al odio o negación de servicios a los que se tiene derecho– para que ésta sea castigada. la tendencia actual Sin embargo, la Comisión concluyó que “la es buscar soluciones mediante fórmulas genéricas, y no a través de fórmulas muy casuísticas casuísticas”, para que “la ley le permita [al juez] moverse y captar las ocurrencias más comunes”. (5) ¡Y el relator agregó que “las legislaciones actuales adoptan fórmulas genéricas y elásticas”! Esa elasticidad, en el entender de la Comisión, debería agregar una agravante de carácter general, que vaya desde el homicidio hasta los meros daños, o sea, desde el primero al último delito del Código Penal. Debates surrealistas en el plenario de la Cámara de Diputados

En la discusión del proyecto en la Cámara se hicieron referencias a la Encuesta de la Fundación Ideas, incluso con comentarios


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absurdos, como el del diputado Navarro quien propuso la reescritura de la historia nacional para eliminar la discriminación que existiría en los textos “cuando nos referimos al conflicto bélico entre Chile, Perú y Bolivia”.(6) Por su parte, el diputado Ascencio (DC) señaló, como casos graves de discriminación, el uso de adjetivos como “pelao”, “petiso”, “guatón”, “chascón” y otros, agregando que la discriminación se percibe “en el tono de voz”; además, sería preciso luchar por “la igualdad entre todos nosotros (...) en el amplio sentido de la palabra: en la dignidad de todo individuo; en nuestra condición de sujetos de derecho; en la participación de todos los derechos humanos; ante la ley; en la política; en las condiciones materiales de vida; en oportunidades”. Y consideró discriminatorio el “imputar o hacer notar determinada orientación sexual, sea homosexualidad o lesbianismo, para descalificar” y que “el homosexual no pueda tener los mismos derechos que el heterosexual”. El mismo diputado Ascencio hizo propaganda del proyecto de reforma de la Constitución que está en Comisión, de que ésta deje “claramente consagrada (...) la ‘no-discriminación’”, en términos aún más extremos que la iniciativa antes referida. En este sentido propuso calificar como discriminación arbitraria cualquier distinción “en razón de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones o preferencias, origen nacional o socioeconómico, nacimiento, edad, imagen personal, enfermedad, discapacidad, estado civil o cualquier otra condición social o individual, sin perjuicio de las limitaciones que esta Constitución establece”. (7) El diputado Bustos declaró que el proyecto debería ser aprobado apenas en general, pues lo cree aún demasiado moderado: “A pesar de que en apariencia la definición [de discriminación] es muy amplia, implicaría una restricción enorme, pues si se trata de los de-


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rechos esenciales, por éstos siempre se ha entendido sólo la vida y la libertad”. (8) A juzgar por esas opiniones, la nueva tipología penal que se está elaborando busca imponer en el siglo XXI, por la fuerza, la utopía socialista que fue la pesadilla del siglo XX. Sin embargo, es necesario consignar que en la Cámara se oyeron también algunas voces que llamaron a los diputados al sentido común. El diputado Díaz (UDI) destacó que la igualdad ante la ley ya está garantizada en la Constitución, y que “desde el momento en que se asegura la igualdad ante la ley a todos los habitantes de la República, quedan todos los casos cubiertos”, (9) siendo superfluo penalizar la discriminación. Y el diputado Ibáñez declaró que votaría contra el proyecto, pues “se basa sobre supuestos falsos falsos, como que el imnuestro es un país tan discriminador” y porque su aprobación “implica crear el germen de un verdadero clima de terror en el país país”. (10) Pese a estos llamados a la cordura y a varios pedidos de que el proyecto pasase por la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara (lo que fue rechazado), el texto fue radicalizado por la Comisión de Derechos Humanos y aprobado por 29 votos a favor, 1 en contra y 11 abstenciones. (11) El arma penal “genérica y elástica” fabricada por la Cámara

El proyecto crea el delito de discriminación, sancionado con la pena de presidio menor en su grado mínimo y multa de 6 a 10 ingresos mínimos (y presidio menor de medio a máximo, en el caso de un funcionario público en el desempeño de su cargo); los delitos de incitar a la discriminación y de asociarse para discriminar, sancionados con presidio menor en su grado medio a máximo; el delito


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de injuria discriminatoria, castigado con reclusión menor en su grado mínimo a medio y multa de 6 a 10 ingresos mínimos; la inclusión de una agravante, para todos los delitos, por motivo de discriminación; y una reforma a la ley de abusos de publicidad contra la incitación al odio o la violencia por motivos discriminatorios. Además, incluye una amplia gama de contravenciones, agregando que “se entenderá por discriminación arbitraria todo acto u omisión que signifique una distinción, exclusión, limitación, restricción o preferencia contraria a la razón, a la justicia o a la legislación, basada en motivos de raza, color, cultura, linaje, ascendencia u origen nacional, social o étnico, de idioma o características lingüísticas, de credo religioso o de convicciones, de opiniones políticas, de posición económica, de sexo, comportamiento sexual, enfermedad o minusvalía que padezca, en contra de personas o grupo de personas que tenga por objeto anular o menoscabar la igualdad de oportunidades o el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos esenciales de la persona humana”. (12) La radicalidad del proyecto se ve claramente en que:

– no sólo sanciona la violación de los derechos esenciales de la persona humana (lo que sería correcto), sino que castiga hasta un simple “menoscabo” de una indefinida “igualdad de oportunidades”, lo que deja el campo abierto para reclamaciones sin fin, hasta que se implante a viva fuerza la igualdad material soñada por los socialistas; – se incluyen causales que corresponden a desigualdades accidentales, en función de las cuales es legítimo tratar de modo diferente en ciertos casos a las personas (por ejemplo, en función de la cultura, el credo religioso, la posición económica, etc.) y hasta un


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caso (el comportamiento sexual) en el cual a veces es necesario discriminar; – bastaría demostrar una simple preferencia o hacer una delito, y quemera distinción entre personas para incurrir en delito da al arbitrio del juez si una acción u omisión es contraria o no a la razón o a la justicia, lo que da margen a interpretaciones absurdas. Esa formulación “genérica y elástica” tendrá graves efectos, pues en las relaciones sociales, evaluar si una distinción es o no arbitraria depende del concepto que las personas tienen del grado legítimo de desigualdad y de libertad en la sociedad en que viven. Para quienes son movidos por la utopía igualitaria, todo lo que concurre a mantener las desigualdades económicas, sociales u otras, es una discriminación arbitraria. Ser conservador o católico será para los igualitarios motivo para presumir que se discrimina, con lo que se preparará el terreno para una “caza de brujas”. Un caso concreto: la discriminación de la homosexualidad

Para apreciar los efectos de tal ley, estudiemos un caso concreto. El diputado Ojeda (DC) destacó que la “novedad importante” del proyecto es que introduce nuevos elementos “como el comportamiento sexual”. (13) Analicemos el caso de la homosexualidad. Hasta hace poco tiempo, la opinión pública aceptaba que las prácticas homosexuales son contrarias a la naturaleza. Inclusive, en la antigua legislación penal, vigente hasta 1997, la sodomía simple era un delito. Sin embargo, la degradación de las costumbres y la pérdida gradual del sentido moral, por una parte, y la compasión hacia los enfermos de Sida, por otra –utilizados ambos factores por el activismo homosexual– hicieron que ese rechazo categórico diese paso a una creciente tolerancia frente a esas conductas contra natura.


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Cuando se discutió en el Congreso la reforma a la legislación sobre el delito de violación, parlamentarios de la oposición, en parte debido a la presión del ambiente, dijeron que ellos son “legisladores y no moralistas” (14), que “el Estado no tiene por qué entrometerse en las relaciones sexuales entre dos adultos” (15) y que por eso, “no puede configurarse como delito el que personas mayores de edad mantengan relaciones libremente y sin escándalo” (16). Así, se eliminó la sodomía del Código Penal, excepto si envuelve a menores de 18 años. No contentos con esto, los movimientos homosexuales exigieron que se elimine otra “discriminación”: que las relaciones homosexuales con menores, a partir de los 14 años, con libre consentimiento, no constituyan delito, tal como sucede con las relaciones heterosexuales. Si se aprueba el proyecto de ley –y más aún la reforma constitucional promovida por el diputado Ascensio y otros– se eliminará esa vaga protección de los menores contra la seducción homosexual. Por fin, como ya ocurre en países europeos, se accederá a crear un contrato de unión civil entre homosexuales, que regule el derecho de herencia, la seguridad social y la vivienda, como en los matrimonios. El proyecto pretende además penalizar cualquier distinción en razón del comportamiento sexual que menoscabe la igualdad de oportunidades de los homosexuales. De modo que si un colegio católico hace un concurso para llenar una vacante de profesor y un candidato se declara homosexual, los responsables del establecimiento podrán ser sancionados –hasta con pena de prisión– si lo rechazan por esa causa. Por las mismas razones, una dueña de casa con hijas menores que descubre que su empleada es lesbiana, será multada y podrá ir a la cárcel si rescinde unilateralmente el contrato de trabajo.


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Los términos del proyecto son tan amplios –sancionando todo acto u omisión que establezca una distinción o preferencia– que el propietario de un departamento en arriendo que, viendo que sus potenciales arrendatarios son una pareja de homosexuales, se niegue a alquilárselo, podrá ser denunciado ante los tribunales. Asimismo, un bar no podrá expulsar de su recinto a una pareja de homosexuales que estén dando escándalo con escenas chocantes, pues los estaría discriminando con relación a los clientes normales. Ahora bien, todas éstas son situaciones en que un católico no puede ser tolerante y en las cuales está obligado a discriminar, so pena de ser cómplice de un pecado que, según la fórmula de los catecismos tradicionales, “clama al cielo y pide a Dios venganza”. Alertada por estas situaciones, la Congregación para la Doctrina de la Fe advirtió en 1992 que “se han hecho propuestas de ley en algunos estados americanos que harían ilegal la discriminación basándose en la orientación sexual” y que “una de las tácticas utilizadas [por los grupos homosexuales] es la de afirmar, en tono de protesta, que cualquier crítica, o reserva en relación con las personas homosexuales, con su actitud y con su estilo de vida, constituye simplemente una forma de injusta discriminación”. Afirma el referido documento que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados y en ningún caso aprobables” y que no se debe “proteger un comportamiento al cual nadie puede reivindicar derecho alguno”, establece que “la orientación sexual no constituye una cualidad comparable a la raza, el grupo étnico, etc., con respecto a la no-discriminación”, pues “a diferencia de éstas, la orientación homosexual es un desorden objetivo (...) No existe el derecho a la homosexualidad y por tanto no puede constituir la base judicial para reclamaciones”.


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Por ello, concluye el documento que: “existen áreas en las que no es una discriminación injusta tener en cuenta la inclinación sexual, por ejemplo, en la adopción o cuidado de niños, en empleos como el de maestros o entrenadores de deportes y en el reclutamiento militar”. Y, si bien “toda persona tiene el derecho al trabajo, a la vivienda, etc.”, estos derechos “no son absolutos”, pudiendo “ser limitados legítimamente ante desórdenes externos de conducta”. “Esto a veces es no sólo lícito, sino obligatorio, sobre todo en el caso de conducta culpable”. (17) Así, un chileno que sea fiel a los imperativos de la Fe, está obligado en conciencia, en ciertos casos, a condenar las conductas homosexuales, de donde resulta que incluir esta discriminación entre las penables iniciará un conflicto religioso, pues la Jerarquía de la Iglesia no puede dejar de enseñar los preceptos de la Moral. Al hacerlo, los Pastores se expondrán a procesos criminales por “incitar a otros a causar daño a personas (…) motivados por una discriminación arbitraria en perjuicio de esas personas”, según uno de los artículos del proyecto. Y si los obispos o párrocos dicen que la conducta homosexual no debe ser tolerada pues es una “abominación” (18) o una “depravación” (19), podrán ser demandados por injuria por individuos o asociaciones de homosexuales, según el artículo que estipula que “el que de palabra o por escrito, se manifieste de manera injuriosa en contra de la dignidad de una o más personas, en razón (…) de su comportamiento sexual (…) será castigado con reclusión menor en su grado mínimo a medio y multa de seis a diez ingresos mínimos”. (20) El movimiento homosexual no sólo pide tolerancia, sino reconocimiento, y señala que lo exigirá de la Iglesia Católica. En ese sentido, Marco Ruiz, del Movimiento de Liberación Homosexual, fue claro: “Nuestra dignidad exige la aceptación”, pues la homose-


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xualidad “es parte de la naturaleza humana” y la sociedad la rechaza injustificadamente, “quizás debido a intereses que se ocultan en los púlpitos de las catedrales”. (21) Algún lector podrá objetar que estas situaciones, por ser extremas, no ocurrirán. En realidad, ya están sucediendo. Recientemente, Juan Pablo II fue denunciado ante un tribunal de Holanda por protestar contra la marcha homosexual en Roma, porque había recordado la doctrina católica a respecto de esas conductas. El proceso no siguió su curso sólo porque el Papa pronunció tales palabras en el Vaticano, Estado del cual es soberano. (22) En nuestro país, cuando la Procesión de Nuestra Señora del Carmen “coincidió” con la “Fiesta de la Cultura” organizada por el Gobierno, “La Segunda” ilustró el hecho con las fotografías de ambos eventos: en una, se ve la procesión y la Imagen de la Santísima Virgen; en la otra, tomada en el mismo momento y a cuadras de distancia, dos lesbianas se abrazan, celebrando la “fiesta de la cultura y la diversidad”. Sugestivamente, el Secretario General de Gobierno se refirió a esta coincidencia de horarios y lugares con un simple “no nos dimos cuenta”. (23) ¿Quién garantiza que, si tal proyecto es aprobado y hubiere una queja de la Iglesia por hechos de esta índole, no se iniciará ante los tribunales chilenos una demanda semejante a la presentada contra el Papa? ¿O qué pasará si el Episcopado envía una circular a los colegios católicos que diga que no pueden aceptar profesores homosexuales, o si un Párroco afirma en el sermón que la práctica homosexual es un pecado que clama a Dios por venganza? (24) De esta persecución se encargará el poderoso lobby anti-familia, que, instalado en los organismos del Estado y en las ONGs, tiene sus comandos equipados para ello. El escenario ya está listo para que comience el proceso de transformación mental de Chile,


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sólo falta adormecer o corroer un poco más las convicciones de la gente. Para eso servirá la nueva ley sobre educación, como veremos en el próximo capítulo. En la hora de la tolerancia, una discriminación oficial y mortal

Junto con introducir las penas arriba señaladas contra cualquier forma de supuesta discriminación, el Gobierno acaba de presentar un proyecto de ley que es un primer paso hacia una de las más crueles discriminaciones: la eutanasia. En efecto, alegando que “los médicos tienen como misión salvar vidas, pero también asegurar calidad de vida”, el Ejecutivo envió a la Cámara un proyecto sobre “los derechos y deberes del paciente”, que contempla que, “si la voluntad del paciente de rechazar los procedimientos y cirugías (...) puede implicar su muerte, dicha voluntad será acatada siempre que (...) se trate de un paciente en estado terminal, esto es cuando padezca un precario estado de salud, producto de una lesión corporal o una enfermedad grave e incurable, que haga prever que le queda muy poca expectativa de vida...”. (art.18). Como se ve, el Proyecto es de una vaguedad inadmisible, tratándose de un tema que afecta el derecho a la vida de muchas personas. A ese respecto, representantes del Colegio Médico afirmaron que “consideran que aprobar la normativa, tal como está planteada, significa abrir las puertas a práctica de la eutanasia pasiva en Chile”. (25) Es lo que indica la propia noticia del Proyecto: “¿Qué hacer por ejemplo si se necesita con urgencia un respirador artificial para salvar la vida de un niño o una persona joven si el aparato está conectado, desde hace varias semanas, a un anciano que no podrá recupe-


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rar su salud? ¿Quién o quiénes deberán tomar la decisión al respecto?” (26) Según el artículo 17 del cuestionado Proyecto, las respuestas a estas preguntas quedarán al arbitrio del médico de turno: “la voluntad del paciente no es necesaria cuando la no-aplicación de los procedimientos o intervenciones suponga un riesgo para la salud pública, en cuyo caso se entenderá que el paciente se somete a las decisiones que al respecto adopten los profesionales tratantes”. A los ideólogos de la no-discriminación no les preocupan los derechos de quienes están por nacer y de los que están próximos al fin de sus vidas. Contra los primeros valen las “píldoras del día siguiente”, contra los segundos ya se lanza la eutanasia pasiva. Esta incoherencia -tanta preocupación con los supuestos derechos de las minorías de pervertidos y tanta frialdad con quienes están indefensos- hace recordar la condenación de Nuestro Señor Jesucristo al cinismo de los fariseos: “¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!” (San Mateo, 23, 24).

1

Ricardo Israel, "Seminario ¿Intolerantes y Discriminadores?", Secretaría General de Gobierno, Ed. Enero de 1999, pág. 20 a 23. 2

Leg. 341, Ses. 42, 18 de Abril del 2000, pág. 159 Boletín 2142 - 17

3

Rivacoba, Ibídem, págs. 160-161-163

4

Leg. 341, Op. Cit. Pág.. 163

5

Ibídem, pág. 164

6

Leg. 341, Ses. 51, 11 de Mayo del 2000, pág. 29

7

Ibídem, págs. 18 a 21

8

Ibídem, pág. 14

9

Ibídem, pág. 26

10

Ibídem, pág. 30


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11 El diputado Ibáñez fue el único que votó en contra. Los diputados de la UDI declararon que votarían a favor “a pesar de [no] estar persuadidos de que los actos de discriminación puedan inhibirse con la sola utilización de esta herramienta”. Se abstuvieron los diputados Alessandri, Álvarez-Salamanca, Bartolucci, Bertolino, María Angélica Cristi, Fossa, Pía Guzmán, Molina, Osvaldo Palma, Prokurica y Vilches. 12

Leg. 341, Ses. 42. 18 de Abril de 2000, pág.169

13

Leg. 341, Ses. 51, 11 de Mayo de 2000

14 Alberto Cardemil en Legislatura 338 , Sesión 8. 16 de Junio de 1998, pág. 39 15

Lily Pérez, Ibídem, pág. 40

16

Francisco Bartolucci Ibídem, pág. 17.

17

Congregación para la Doctrina de la Fe, “ Consideraciones para la respuesta Católica a propuestas legislativas de no discriminación a homosexuales”, 23 de Julio de 1992. La Declaración establece que el problema no se pone con relación a las personas que, sin culpa propia, tienen una tendencia homosexual, pero que quieren ser castas, pues tales personas no tienen ninguna razón para que esa tendencia sea de conocimiento público. Por tanto, el problema de la discriminación en términos de empleo y vivienda para los homosexuales sólo surge para los que se jactan de esa perversión.

18

Levítico 18, 22; 29; 20, 13.

19

Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2357.

20

Leg. 341, Ses. 42, 18 de Abril de 2000, pág. 170

21

Marco Ruiz, ¿Intolerantes y Discriminadores?, Secretaría General de Gobierno, Ed. Enero de 1999, pág 81-82 22

“La Tercera”, 12 de Julio de 2000.

23

“La Segunda”, 25 de Septiembre de 2000.

24

A ese respecto, conviene recordar las palabras de San Pablo: “Dios los ha librado a pasiones de ignominia: porque sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por relaciones contra la naturaleza; e igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se han encendido de deseo unos por los otros, teniendo hombres con hombres un comercio infame” (Romanos I, 24-27) 25

“La Tercera”, 7 de Julio de 2001

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“El Mercurio”, 20 de Julio de 2001


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Capítulo VI

¿Derecho a la educación o incitación a la rebeldía? La educación es un medio fundamental para formar las mentalidades. Al inicio de la vida del hombre, se empieza a formar la visión de la realidad. La noción que el niño adquiera de Dios, de la familia, del Estado, del derecho, etc., será vital para los principios que después tenga. No extraña que la Concertación, en su afán de transformar la mentalidad de los chilenos, se interese tanto en la educación. En este capítulo veremos los efectos que podrán tener para la juventud chilena los proyectos de reforma a la Ley Orgánica de Educación en curso en el Congreso. Educación cristiana versus “educación subversiva”

Entre los derechos básicos establecidos por la doctrina católica, está el de participar en los bienes de la cultura y, por lo tanto, el derecho a la instrucción. El Magisterio Pontificio enseña que el derecho de los niños y jóvenes a la educación corresponde al deber que tienen los padres, que les dieron la vida, de formarlos para que sean personas de bien y alcancen el fin último para el que fueron creados. (1) Según Pío XI, “La familia recibe, por tanto, inmediata-


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mente del Creador la misión, y por esto mismo, el derecho de educar a la prole; derecho irrenunciable por estar inseparablemente unido a una estricta obligación”. (2) Entre los medios educativos, el más importante es la escuela, que orienta el recto juicio, cultiva las facultades intelectuales, transmite la cultura y promueve la sociabilidad, de modo que, más tarde, los alumnos puedan progresar espiritual y materialmente y contribuir al bien de la sociedad. Para eso la escuela debe desarrollar las cualidades morales, intelectuales y físicas de los jóvenes, de manera que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad y de este modo alcancen la verdadera libertad. (3) A propósito de cómo debe ser impartida la educación escolar, Pío XI enseña que es “erróneo todo método de educación que se funde, total o parcialmente, en la negación o en el olvido del pecado original y de la gracia”, en especial “todos esos sistemas pedagógicos modernos que, con diversos nombres, sitúan el fundamento de la educación en una pretendida autonomía y libertad ilimitada del niño o en la supresión de la autoridad del educador. (...) En lugar de liberar, como ellos dicen, al niño, lo hacen en definitiva esclavo de su loco orgullo y de sus desordenadas pasiones, las cuales, por lógica consecuencia de los falsos sistemas pedagógicos, quedan justificadas como legítimas exigencias de una naturaleza que se proclama autónoma”. (4) A su vez, el Papa Juan Pablo II enseña que se debe evitar que los jóvenes caigan en “la tentación del criticismo exasperado que pretende discutir todo y revisar todo; (en) el escepticismo respecto de los valores tradicionales”, y se abandonen “a las fuerzas incontroladas de los instintos” para lo cual les advierte “Estado en guardia contra el engaño de un mundo que quiere aprovecharse o desviar vuestra enérgica y potente búsqueda de la felicidad y del sentido de la vida”(5),


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La disciplina en el colegio y aún las sanciones adecuadas, lejos de cohibir el desarrollo de las personalidades, son necesarios para que la voluntad se fortalezca y el espíritu se cultive y fructifique. Las vidas de los santos prueban que eso no produce espíritus pusilánimes, sino personalidades vigorosas. En cambio, las utopías de Rousseau, la obsesión igualitaria socialista y los errores freudianos subversiva, propician prácticas pedagógicas, como la educación subversiva que construyen cada personalidad a partir de su singularidad original y de sus reacciones libres ante el ambiente, para que cada una reconozca o cree sus propios valores. Estas corrientes reducen a un mínimo el papel del profesor y de la disciplina, transfiriendo la función educativa a las potencialidades del educando y a la influencia del grupo sobre cada alumno. Según Joseph Leif, tal pedagogía es subversiva por conducir al educando a “cuestionar la naturaleza y los fines de la acción de que es objeto”, así como a ‘cuestionarse a sí mismo’ para ajustar la autodisciplina a los valores personales y a la evolución de la sociedad”. (6) Entre 1970 y 1980 hubo varios intentos de implantar ese tipo de educación en colegios de Europa y Estados Unidos, pero todos ellos fracasaron. En Francia, François Mitterrand tuvo que exigir el retorno a los métodos clásicos de enseñanza, pues el rector de la Universidad de París, Raymond Polin, denunció: “la institución escolar es hoy la víctima de un frenesí de pedagogos lanzados a teorías extravagantes, cuyos resultados se han revelado catastróficos: el profesor-amigo, la escuela-lugar-de-vida, el niño que decide lo que debe aprender, la lectura global, las nuevas matemáticas, la primacía de lo oral sobre lo escrito”, con el resultado de que, al fin de la experiencia, “20% de los alumnos de sexto año básico en Francia no sabían leer”. (7)


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La no-discriminación favorece la rebeldía de la juventud chilena

En Chile, la educación subversiva irrumpió en marzo de 1997 con la noticia de que 34 alumnos de dos colegios de la zona sur de Santiago podrían perder el año escolar pues los directores no les permitirían que asistiesen a clases ni diesen pruebas si no se cortaban el pelo, lo cual fue aprovechado por las juventudes de los partidos de la Concertación, que alegaron que ésa era “una visión mediocre, trasnochada y añeja” y “un ejemplo de discriminación”. Dos meses después, la “Comisión Nacional pro Derechos Juveniles” exigió al Ministerio de Educación que anulase esa supuesta discriminación. (8) Y un año más tarde, los diputados Letelier (PS), Palma (DC), Montes (PS), Bustos (PS), Leal (PPD) y María Antonieta Saa (PPD) presentaban un proyecto de ley para modificar la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza en el sentido de prohibir prácticas discriminatorias, pues “se han registrado una serie de situaciones en que de una u otra forma, jóvenes estudiantes han sido discriminados”. Para ellos, “una sociedad (...) democrática debe aceptar y respetar la vida privada de los individuos, y a ese ámbito pertenece, entre otras cosas, el aspecto externo de cada joven”. Citaban un fallo de la Corte de Apelaciones de Valdivia que condenó a un colegio cuyo reglamento prohibía el cabello largo y el uso de aros por los varones, ciertas tinturas en el pelo de las mujeres y hacerse caricias entre los jóvenes. Según esa Corte, el colegio “transgredió la disposición constitucional del artículo 19 N° 4 que dispone el respeto y protección a la vida privada y pública y a la honra de su persona y de su familia”, así como la Declaración de los Derechos del Niño que entrega la responsabilidad de la educación y orientación de los niños, en pri-


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mer lugar, a sus padres. El fallo estipulaba que los educadores deben limitarse a enmarcar la enseñanza “dentro de lineamientos básicos de orden técnico pedagógico” y a poner normas “que apunte[n] a una mejor organización del establecimiento, en cuanto a horario, comportamiento y conductas”. Sin embargo, los diputados omitieron decir que esa decisión judicial había sido posteriormente revocada por la Corte Suprema, un mes antes de que presentaran el proyecto... No les importó mayormente, pues les dio pretexto para una moción de Reforma constitucional con el fin de extender el recurso de protección al derecho a la educación. Además, los diputados fueron aún más lejos que los jueces de Valdivia: El respeto por el niño -dijeron- “implica aceptarles sus formas de vestir, de peinar, y de convivir cuando corresponden a un consenso social entre sus pares que lo identifica y le da seguridad; el largo de la cabellera, el uso de adornos en su cuerpo, el tipo de vestimenta, el empleo de un mayor o menor colorido para adornar su rostro o cabellera, forman parte de la rebeldía propia de la juventud, que necesita canalizarse en alguna forma, siendo estas modas o costumbres transitorias una de las formas en que expresan tal rebeldía”. (9) Así los parlamentarios, al promover este proyecto de ley, seguían teorías pedagógicas freudo-marxistas, proponiendo dar una garantía legal a expresiones anti-sociales. Es claro que si se prohibe dar normas de presentación a los alumnos, a fortiori se impedirá hacer respetar principios morales. Frente a una imposición legal de esta naturaleza, un educador o padre de familia podría preguntarse: ¿qué personalidad adquirirán los jóvenes? ¿De ciudadanos responsables o de delincuentes? ¿Dar libre curso a las pasiones y a la rebeldía es dar a los jóvenes la educación que tienen derecho a recibir?


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La moción fue estudiada por la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, que oyó a don Mario Vargas Gutiérrez, Director del Departamento de Educación de la Municipalidad de Santiago y asesor de la Comisión de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades. Éste señaló que el proyecto no definía qué sería discriminación y que, como el principio de la “no-discriminación” está consagrado en la Constitución, no hay razón para establecerla a nivel educacional. Además, sobre el aspecto físico de los alumnos, recordó que la garantía constitucional de la libertad de enseñanza y la ley Nº 19.070 permiten a los colegios que establezcan un reglamento, por lo cual esas normas de conducta no son discriminatorias. A su vez, don Guido Crino Tassara, Vicepresidente de la Fide, insistió en que tales normas debían ser analizadas en función del tipo de personas que el colegio quiere formar, pues serán procedentes si se adecuan al proyecto curricular y al reglamento interno. (10) Pese a esas objeciones, la Comisión aprobó sin mayor debate y por unanimidad la idea de legislar, haciendo sus disposiciones aplicables también a todos los colegios particulares, incluso los no subvencionados, lo que no estaba en la moción inicial. En el debate, los diputados Letelier (PS), Ortiz (DC), Rocha (PRSD), Velasco (DC), Jarpa (PRSD) y Bustos (PS) adujeron que la ley no debe contener normas atentatorias contra la manera de vivir, actuar y pensar de los alumnos, mostrándose indulgentes con la indisciplina escolar, pues provendría de la personalidad “hiperactiva” de los alumnos con mala conducta, pese a que ésta llega hoy a actos graves, como el consumo de alcohol o drogas en los mismos colegios. En respuesta, el diputado Bartolucci defendió a los colegios particulares afirmando que “no corresponde al Estado, a los legisla-


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dores ni a los políticos, sino a los educadores, señalar a los colegios particulares que tienen un proyecto educativo, cuáles deben ser las normas respecto de la presentación y el comportamiento de sus alumnos”. (11) Por su parte, el diputado Sergio Correa de la Cerda (UDI) denunció la índole subversiva de la reforma, pues la disciplina es necesaria para formar jóvenes con principios: “Sólo colegios con un proyecto educativo valórico, libre, creativo y progresista pueden cambiar la actual cultura relativista, proponiendo la formación del carácter por medio de un espíritu y de un ambiente propicios, dentro de los cuales destacan la presentación personal, la vestimenta, los hábitos, las virtudes y otros. (…) Si se permite la modificación de la ley orgánica constitucional de Enseñanza, estará prohibido prohibir en los colegios de Chile. (...) Con ello queda claro que este Gobierno intenta cambiar la mentalidad de nuestra juventud yy,, en lo posible, acercar la educación al estilo propugnado por la fenecida Unidad Popular Popular,, de la que la ENU, Escuela Nacional Unificada, podría ser el modelo hacia donde se orienta la actual LOCE LOCE”. (12) Derecho de los colegios católicos: condicionar el ingreso y la permanencia en ellos a la práctica religiosa

Durante la discusión, los diputados Tuma (PPD), Vilches (RN) y Velasco (DC), todos favorables al proyecto- atacaron a los colegios católicos por condicionar la admisión a que los postulantes acepten los valores religiosos y luego tengan buena conducta, por considerarlos requisitos discriminatorios. En sentido opuesto se pronunció el diputado Correa de la Cerda, afirmando que la Constitución no puede ser interpretada en el sentido de que “un colegio religioso no podría evitar la intervención


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gubernamental, y (que) los ateos, comunistas, homosexuales, drogadictos” (13) puedan exigir su ingreso a ellos. Ambas cosas distorsionan la Ley fundamental y van contra el derecho de la Iglesia Católica a establecer centros educativos de acuerdo a la Fe. La Iglesia –y quienes funden colegios de inspiración católica– tienen derecho de poner determinados requisitos de ingreso, con vistas a que el respectivo ambiente facilite la transmisión a los alumnos de los valores religiosos y morales. Conviene recordar al respecto los derechos de la Iglesia en esta materia lo enseñado por el Papa Pío XI: “La educación pertenece de un modo supereminente a la Iglesia por dos títulos de orden sobrenatural, exclusivamente conferidos a Ella por el mismo Dios, y por esto absolutamente superiores a cualquier otro título de orden natural.(...) El primero [título] consiste en la expresa misión y autoridad suprema de Magisterio, que le dio su divino Fundador (…) El segundo título es la maternidad sobrenatural con que la Iglesia, Esposa inmaculada de Cristo, engendra, alimenta y educa las almas en la vida de la Gracia, con sus sacramentos y su enseñanza. Con razón, pues, afirma San Agustín: ‘No tendrá a Dios por padre, el que rehusare tener a la Iglesia por madre’.(…) Así por necesaria consecuencia la Iglesia es independiente de cualquier potestad terrena, tanto en el origen como en el ejercicio de su misión educativa, no sólo respecto a su objeto propio sino también respecto a los medios necesarios y convenientes para cumplirla.(…)”. (14) La doctrina católica y la coeducación obligatoria

Preocupa también que el proyecto en referencia ponga trabas a los colegios que optan por la educación separada para niños y niñas, pues según la doctrina pontificia tradicional, la coeducación está lejos de ser el ideal de formación, al confundir “la legítima


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convivencia humana con una promiscuidad e igualdad de sexos totalmente niveladora”. El mismo Papa Pío XI enseñó a ese respecto que “La naturaleza humana, que diversifica a los dos sexos en su organismo, inclinaciones y aptitudes respectivas, no presenta dato alguno que justifique la promiscuidad y mucho menos la identidad completa en la educación de los dos sexos”. Esa diversidad “debe ser respetada en la formación educativa; más aún, debe ser fomentada con la necesaria distinción y correspondiente separación, proporcionada a las varias edades y circunstancias” (15), según las normas de la prudencia cristiana. Las instituciones educativas tienen derecho a decidir si sus esfuerzos se destinarán exclusivamente a la educación de varones o de niñas, y los padres de familia pueden escoger para sus hijos uno de esos establecimientos. Impedir el ejercicio de este derecho constituye una interferencia indebida del Estado. Fue precisamente lo que propuso el diputado Valenzuela (PS) cuando, al atacar la discriminación por sexos, afirmó que el proyecto se justifica porque transformar un colegio mixto en uno exclusivo “constituye también una infracción al artículo 6º, que tratamos de modificar” (16). La diputada Saa no fue menos enfática: “Puede ser (...) que haya un colegio que ha sido coeducacional desde hace treinta años y el cual pretende expulsar a las niñas en virtud de una pseudo-teoría técnica, que dice que la coeducación produce agresividad y conductas antisociales en los niños. Eso me parecería un atropello flagrante”. (17) La promiscuidad y la educación sexual sin valores

Las actitudes de estos parlamentarios son preocupantes pues, a propósito de las alumnas que quedan embarazadas durante los estudios, varios diputados de la Concertación llegaron a expresar su


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entera conformidad con las relaciones sexuales libres. El diputado Ortiz (DC) llegó a decir que el embarazo escolar es la mera consecuencia “de un acto normal entre un hombre y una mujer cuando existe amor” (18). De modo no muy diferente se pronunció el diputado Juan Pablo Letelier (PS), para quien los colegios no tienen derecho de tomar medidas en función de simples “ciclos de la naturaleza, como es estar embarazada y ser madre”. (19) Así, no causan sorpresa los millares de embarazos escolares por año: ¡quien siembra vientos cosecha tempestades! Otros diputados, aunque deseando que se facilite a las alumnas grávidas que sigan sus estudios –entre otras razones, para que no aborten– expresaron el deseo de que esas ayudas tengan la forma de subsidios y no de imposiciones a los colegios. El diputado Bartolucci (UDI) expresó que a esas alumnas “deben dársele las facilidades académicas del caso”, pero que no desea “que una ley imponga a los establecimientos educacionales la obligación de aceptar la matrícula de una alumna embarazada o su permanencia física en el establecimiento”, pues atenta contra la libertad de enseñanza, la cual incluye “el derecho de los establecimientos a tener un proyecto educativo, un sentido de la educación y un canon de valores”, en lo cual “el Estado no tiene derecho a intervenir”. (20) Pese a esas importantes razones, el Parlamento aprobó una ley que obliga a los colegios, incluso a los religiosos y particulares, a matricular a las adolescentes embarazadas que postulen a los mismos, y a aceptar su asistencia a clases, y rechazaron fórmulas alternativas para permitirles continuar sus estudios en casa. De este modo, por la convivencia habitual con alumnas embarazadas, irá disminuyendo la noción de la maternidad como fruto exclusivo del matrimonio, lo cual incentivará aún más las relaciones sexuales precoces.


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Tal ley entró en vigencia y, en un primer caso, dos niñas de 14 y 15 años fueron reintegradas rápidamente a su escuela, debido a la intervención de las diputadas Allende (PS) y Pollarolo (PS) (21), ocasión que éstas aprovecharon para promover la promiscuidad sexual entre los jóvenes, en nombre del llamado “sexo seguro”. La diputada Pollarolo sostuvo: “está pendiente entre nosotros el tema de la educación sexual, de entregar a nuestros adolescentes los elementos informativos y formativos que les permitan iniciarse a la vida sexual con madurez, pero también con seguridad” (22) para concretar lo cual, las diputadas anunciaron que presentarán otra moción legal para gaderechos sexuales y reproductivos rantizar los “derechos reproductivos”. Al respecto, María Antonieta Saa (PPD) dijo que, para que no enhaya embarazos adolescentes, habría que reforzar las Jocas y “entregar una educación sexual a nuestros niños y niñas desde el período preescolar preescolar”, con base en una idea de la sexualidad “como una parte importante de los seres humanos, de su desarrollo personal, y no como un pecado”. Y presentó como modelo a Suecia, donde desde la etapa preescolar los niños se acercan a la sexualidad “desde de una manera natural, ‘no pecaminosa’, sintiendo que se está acercando a un tema del cual puede hablar de una manera abierta, libre, clara, humana, madura madura”. (23) El diputado Leal (PPD) atacó a “determinados sectores –aludiendo a los colegios católicos que– tienen un cierto integrismo medieval desde el punto de vista valórico” y “no aceptan una educación verdadera respecto del tema sexual”. Reconociendo que “en la actualidad, hombres y mujeres de la sociedad chilena tienen relaciones sexuales a los 14 años”, no ve en esto una crisis moral, sino un fenómeno relacionado con “las revoluciones comunicacionales”, por lo cual bastaría “garantizar que haya educación sexual en los colegios y prevención del embarazo”, (24) para que el problema sea “solucionado”.


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Así, los parlamentarios que defienden estos postulados, pretenden resolver la crisis que produjeron, introduciendo nuevas medidas licenciosas, de modo comparable a una alguien que propusiese apagar un incendio con bencina. Un ejemplo del tipo de educación sexual

Una muestra de lo que son los programas de educación sexual está en el manual “Cambio de Piel”, publicado por la Corporación de Desarrollo de la Mujer ‘La Morada’, con patrocinio del Sernam y de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, financiado por el Instituto de la Mujer de España y por la Unesco, y recomendado por el Ministerio de Educación como texto guía para los profesores de enseñanza media. Su chocante procacidad y su absoluta falta de principios morales se vuelve obvia al considerar las preguntas que siguen, las cuales suscitarán continuos debates deformantes: “– ¿Cómo se maneja hoy el concepto de virginidad entre las parejas de jóvenes?” “– ¿Qué sientes y piensas en relación a la homosexualidad? ¿Qué se dice de una ‘loca’?” – ¿Podrías hacer una pregunta en relación a cómo tú percibes o entiendes la homosexualidad? “– ¿Crees que podrías entablar amistad con un/a homosexual? ¿Cuáles serían las condiciones para que ello ocurriera?” “– ¿Qué opinión te merece el estereotipo del homosexual y de la lesbiana que se ha creado en nuestra cultura (personaje de teleserie, peluqueros famosos, personaje creado en los chistes, personaje de la ‘marimacho’?”)


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“– ¿Conoces algún personaje famoso que tú sepas que es o ha sido homosexual? ¿Corresponden al estereotipo creado por el imaginario cultural?” “– ¿A qué factores atribuyes tú que en nuestra cultura la homosexualidad femenina sea menos tolerable que la homosexualidad masculina?” “– ¿Cuáles crees tú que son los prejuicios de las mujeres en relación a las lesbianas?” “– ¿Te relacionas tú con tu propio cuerpo para experimentar sensaciones placenteras?” “–¿La masturbación es un saber espontáneo o un saber aprendido?” “– ¿Qué piensas de la masturbación: se da tanto en hombres y en mujeres?” “– Se ha afirmado, muchas veces que la masturbación es dañina. ¿Qué crees tú respecto de esto?” “– ¿Según la lectura del texto qué aparatos sociales han generado el tabú y la prohibición de la masturbación?” “– ¿Piensas tú que la sexualidad de los animales es más libre que la de los seres humanos?” Y entre las sugerencias, como parte del programa de educación sexual, se encuentra ésta, que incita a los jóvenes a ponerse en contacto con centros de perversión: “Conéctate con alguna persona homosexual que tú u otra persona conozcan. Si puedes invítalo a conversar con el curso en el colegio. Existen movimientos que agrupan a los homosexuales en nuestro país, tales como: MOVILH (Movimiento de Liberación Homosexual), el PAFALH (Padres, Familiares y Amigos de los Homosexuales) y el Colectivo Lésbico”.(25)


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En coherencia con este tipo de enseñanza, el Ministerio de Educación concedió patrocinio oficial al Seminario realizado por el “Movimiento Unificado de Minorías Sexuales”, integrado por homosexuales y lesbianas, que se desarrolló el 26 y 27 de Noviembre de 2001, en Santiago. (26) La libertad de enseñanza bajo la aplanadora socialista

Como dijimos, la moción inicial destinada a impedir la discriminación en la educación se limitaba a prohibirla en los colegios públicos o municipales, tanto en el acceso como en la aplicación del reglamento. Sin embargo, en el primer trámite, la iniciativa fue ampliada a todo el proceso educativo, desde el ingreso a la escuela primaria hasta el término de la educación universitaria, lo que primaría sobre la libertad de enseñanza. Así, pasó al Senado. El proyecto establece que “ningún establecimiento educacional podrá realizar actos o prácticas discriminatorios en perjuicio de sus alumnos, ya sea en el ingreso o durante el proceso de enseñanza. Se considerarán como tales, entre otros, los que se funden en el aspecto físico del alumno o alumna, en el embarazo de ésta, en alguna enfermedad o discapacidad que éste o ésta padezcan, en el rendimiento académico o en la capacidad económica de sus familias”. (27) El texto añade que, en los colegios que no perciben subvención del Estado, no se considerarán discriminatorios los cobros de matrícula y derechos de escolaridad o colegiatura, lo que deja claro que se les aplicarán todas las demás normas que el proyecto contiene. En cuanto a los colegios que reciben subvención estatal, cuando uno incurra en algún acto discriminatorio, será causal para que la pierda. Por tanto, la libertad de enseñanza, consagrada en la Constitución, está siendo violada en dos puntos importantes.


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Varios diputados de la oposición calificaron el proyecto, con razón, como contrario a la Constitución. El diputado Bartolucci explicó: “Queremos que los establecimientos educacionales puedan determinar su proyecto educativo, sus normas de funcionamiento, sus códigos valóricos, su sentido de la educación, su declaración de principios, y que eso pueda plasmarse en la vida diaria del establecimiento. Eso es libertad de enseñanza. Cada colegio puede hacer su propio proyecto; pero una vez hecho, lo plasma en un reglamento, el cual debe ser conocido y aceptado por los apoderados, conocido por los alumnos y aplicado sin discriminación alguna a todo el establecimiento. Ése es el sentido exacto de la no-discriminación”. (28) Y también el diputado Correa mostró el riesgo de mutilar la libertad de enseñanza: “Atentar contra la libertad de enseñanza es ayudar a poner la enseñanza en manos del Estado. La familia tiene el derecho fundamental y preferente a educar. Aceptar que el Estado se adueñe de ella es renunciar a un derecho natural. Hoy podría ser la supresión de la enseñanza libre; mañana, la aceptación del divorcio, del aborto, de la homosexualidad”. (29) Y el diputado Ibáñez ponderó: “Nuestra Constitución prohibe las discriminaciones arbitrarias, con lo cual deja establecido que hay discriminaciones o diferenciaciones, mejor dicho, que no son arbitrarias, que no son perjudiciales y que son justas. La justicia nos manda dar a cada uno lo suyo, y no a todos lo mismo, porque precisamente las personas no somos todas iguales. Por eso, en algunos casos las diferenciaciones constituyen actos de justicia, y el no establecerlas implica un acto de injusticia y de discriminación (…) Por tal razón, la iniciativa es contraria al espíritu de nuestra Constitución”. Además, impugnó que se dé autonomía a los alumnos y se le quite a directores y profesores: “(...) no tendremos que tratar a direc-


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tores de tales establecimientos como menores de edad o como gente descriteriada, a la cual todo se le tiene que decir mediante leyes. (...) Si un director incurre en algún acto de injusticia, en un acto de discriminación arbitraria, se le retirará de su puesto; pero obligarlo a aceptar, como parámetro común, determinadas normas, es atentatorio contra su dignidad de director de un establecimiento educacional, contra la posibilidad de establecer principios de formación de los alumnos y establecer proyectos de formación de juventudes, que son perfectamente válidos”. (30) Ataque a los colegios privados

Tampoco faltaron en los debates parlamentarios ataques al sector privado educativo, por considerarlo discriminador. En efecto, para Nelson Ávila (PPD), “la sola existencia de colegios particulares pagados envuelve una discriminación, puesto que por razones de tipo económico no todos pueden acceder a ellos” (31); el diputado Velasco afirma que, “Citemos algunos ejemplos patéticos relacionados con la materia: la educación particular para los ricos; la educación subvencionada con una doble discriminación, puesto que se divide en dos: con financiamiento compartido o sin él”. (32) Y el diputado Gutiérrez (PDC), a su vez, declara: “debemos encaminarnos hacia una sociedad más tolerante, solidaria e igualitaria” (...) hay “un proceso de segmentación muy grave en nuestro sistema educacional”, pues “existen escuelas para los pobres, para los ricos y para la clase media”. (33) Lo que dice la doctrina católica sobre el papel del Estado es precisamente lo contrario a lo sostenido por los parlamentarios citados. En materia de educación, el Estado debe: “defender los derechos y obligaciones de los padres y de todos los demás que intervienen en la educación y colaborar con ellos”, y “completar la obra de la educación según el principio del deber subsidiario cuando no es sufi-


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ciente el esfuerzo de los padres y de otras sociedades, atendiendo los deseos de éstos” (34). El Poder Público, lejos de monopolizar la educación, debe ayudar a los colegios y dejar que los padres escojan para sus hijos los que juzguen convenientes, pues aquellos son los primeros colaboradores de la familia en la educación. Tal ayuda no es un favor inmerecido, pues auxilian al Estado a cumplir con su deber. Mons. Ricardo Ezzati, Presidente de la Comisión de EducaLa ción de la Conferencia Episcopal, recordó en el documento “La Iglesia católica frente a la discriminación en la educación educación”, que “los Estados no conceden estos derechos”, sino que les “corresponde protegerlos y desarrollarlos, pues pertenecen al hombre por su naturaleza”.(...) “Como el derecho a educarse implica escoger libremente el contenido de la propia educación y la institución que haya de educar, en tanto los hijos estén bajo el cuidado de sus padres, es a éstos a quienes corresponde el ejercicio de tales prerrogativas de elegir para sus hijos.”. (35) Sin embargo, la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, al analizar el proyecto, consideró los colegios subvencionados con un criterio estatista, diciendo que “son esencialmente subvencionados y, por lo mismo, colaboradores de la función educacional del Estado, debiendo sujetarse a las orientaciones que éste les imparte”. (36) La Concertación busca, pues, una quimera: cambiar la estructura social a través de la educación. En sus proyectos “antidiscriminatorios” y en los discursos de sus diputados surge continuamente el tema de la igualdad de oportunidades en la educación, como si redujese las desigualdades y diese más oportunidades en la vida, siendo que “iguales oportunidades de acceso no conducen automáticamente a iguales resultados escolares y que iguales


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resultados escolares no necesariamente conducen a iguales posiciones sociales”. (37) Sin embargo, el proyecto fue aprobado en la Cámara. No sorprende que los diputados del Gobierno, cegados por su ideología igualitaria, votasen en su favor. Pero es lamentable que también haya sido aprobado con votos de la oposición, tal vez amedrentados por la presión de la izquierda, un diputado declaró: “entiendo el alcance y la intención de los autores del proyecto (…) aun cuando tiene ciertas aprensiones que no dicen relación con el fundamento ni con el objetivo que persigue” y que anunciase desde la tribuna: “Renovación Nacional lo votará favorablemente”. (38) Gracias al apoyo de una parte de la oposición, el proyecto sigue su curso, amenazando a la educación chilena. Así, la Familia perderá uno de sus principales derechos: educar a sus propios hijos, del modo y en el ambiente que prefiera. y esa función se la arrebatará el Estado, que indicará los modos y costumbres que ellos deben adoptar.

1

Encíclicas Divini illius Magistri y Mit brennender Sorge, y la Alocución del 8-9-1946. 2

Encíclica Divini illius Magistri, Ed. BAC, pág. 540.

3

“Ser verdaderamente libres no significa en modo alguno hacer todo aquello que me gusta o tengo ganas de hacer. La libertad contiene en sí el criterio de la verdad, la disciplina de la verdad. Ser verdaderamente libres significa usar la propia libertad para lo que es un bien verdadero” (Carta Apostólica de Juan Pablo II a los jóvenes y a las jóvenes del mundo con ocasión del Año Internacional de la Juventud, nº 13). 4

Enc. Divini illius Magistri, BAC, pág. 554 y ss.

5

Juan Pablo II. Carta cit., nº 13.

6

Joseph Leif, "Pour une éducation subversive – de l´identification à


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la libération”, Ed. Armand Colin, pág. 9. 7 Comentario sociológico, basado en informe del Ministerio de Educación francés, pág. 98. 8

“La Tercera”, 13 de Julio de 1997, “Exigen fin a discriminación juvenil”.

9 Boletín Nº 2252-04 – Leg. 339, Ses. 5, 14 de Octubre de 1998, págs. 142 a 147 10

Informe de la Comisión de Educación, Bol. 2252-04, 7 de Septiembre de 1999. 11

Leg. 342, Ses. 10, 5 de Julio del 2000, pág. 28

12

Leg. 341, Ses. 4, 14 de Octubre de 1999, págs. 12-14

13

Ibídem.

14

Pío XI, Enc. Divini illius Magistri, parte I, b, n° 5 y 6 - www.clerus.org

15

Pío XI, Enc. Divini illius Magistri, Docs. Pol., BAC, Madrid, 1958, págs. 558-559. 16

Leg. 341, Ses. 4, 14 de Octubre de 1999, pág. 19

17

Ibídem. pág. 25

18

Ibídem. pág. 21

19

Leg. 342, Sesión 1. 6 de Junio de 2000, pág. 19.

20

Leg. 342, Sesión 1. 6 de Junio de 2000, pág. 16

21

“La Tercera”, 8 de Julio de 2000.

22

Leg. 341, Ses. 36. 4 de Abril de 2000, pág. 35

23

Ibídem, pág. 26

24

Leg. 342, Sesión 1. 6 de Junio de 2000, pág. 23

25

Olga Grau y Gilda Luongo, en “Cambio de Piel”, Ed. "La Morada", Julio 1997, págs. 65-78-103-108 26

Gobierno de Chile, Ministerio de Educación, Departamento Jurídico, Res. N° 946, 21 de Noviembre de 2001. 27

Leg. 341, Ses.1, 5 de Octubre de 1999, pág. 206

28

Leg. 341, Ses. 4, 14 de Octubre de 1999, págs. 23-24

29

Ibídem, pág. 13

30

Leg. 342, Ses. 10, 5 de Julio de 2000, págs. 19-20-21


106 31

Leg. 341 Ses. 1, 5 de Octubre 1999 pág.204

32

Leg. 341 Ses. 51, 11 de Mayo de 2000, pág. 22

33

Leg. 341 Ses. 4, 14 de Octubre 1999, págs. 15-16

34

Gravissimum educationis § 3

35

Mons. Ezzati, “La Iglesia Católica frente a la discriminación de educación”, CECh, Area de Educación, Agosto 2000, puntos 5 y 6 36

Leg 341 Ses. 1, 5 de Octubre de 1999, pág. 198

37

Kjell Eide, “A Comment on Husén”, in "Education, Inequality and life chances", OCDE, 1975, pág. 347.

38

Leg. 342 Ses. 9, 4 de Julio de 2000, pág. 28


Capítulo VII

Proyecto de “derechos sexuales y reproductivos”: grave golpe a la familia cristiana

No sería coherente que quienes desean la no-discriminación en los colegios, se detuvieran allí, sin querer promoverla también en el seno de las familias. Así como los ideólogos de esta revolución cultural pretenden imponer la nivelación entre profesores y alumnos, del mismo modo tienden a abolir toda desigualdad entre padres e hijos, a socavar la patria potestad e imponer un osado permisivismo sexual. Para alcanzar este objetivo, las diputadas Fanny Pollarolo (PS) y Antonieta Saa (PPD) presentaron el Proyecto de Ley Marco sobre Derechos sexuales y reproductivos reproductivos, que implanta en la práctica el amor libre y el aborto. Deseando avanzar sin romper consensos ni producir demasiados escándalos, la iniciativa fue presentado con la firma de diputados de todas las corrientes, desde el PS hasta un IndependienteUDI (1). Los autores, el diagnóstico y la justificación política Participaron en la elaboración del Proyecto varias ONGs antifamilia cristiana, tales como “Aprofa”, “La Morada”, “Católicas por el derecho a Decidir” (sic!), el “Colectivo que Vive y Trabaja con Sida”,


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“Vivo Positivo” y la “Fundación Ideas”, todas las cuales han defendido las posiciones más osadas en pro de la disolución de las costumbres. Los autores de la moción parlamentaria, al tratar de los derechos sexuales en Chile, afirman que hubo “adelantos” desde los años 90 en las políticas públicas, pero dicen que “aún son insatisfactorios” para alcanzar las transformaciones culturales y sociales a que “la sociedad civil aspira”. Llama la atención que no expliquen cómo, ni cuándo ni a través de qué canales la sociedad civil expresó estas insatisfacciones. Para apreciar la gravedad de esta iniciativa basta ver su definición de los “derechos sexuales y reproductivos”: son “derechos y libertades fundamentales que corresponden a todas las personas, sin discriminación, y que permiten adoptar libremente, sin ningún tipo de coacción o violencia, una amplia gama de decisiones como son la sexualidad y la reproducción”. Esto significa “de(...)como cidir por sí mismo cuándo y con quién tener relaciones sexuales (...) sin otro límite que la no-trasgresión de la libertad sexual de otras personas. También conlleva el derecho (...) de alcanzar el máximo de placer (...), significa autodeterminar la vivencia, experiencia y significación de la propia sexualidad, tenga ésta o no una finalidad procreativa”. (2) Como se verá, los postulados socialistas conduce a que los padres sean privados del derecho natural a la educación de sus hijos. En otras palabras, todas las prácticas sexuales, aun las más aberrantes, podrán ser practicadas con quien, donde y cuando se quiera, con el único fin de alcanzar el máximo placer. La búsqueda del placer, por encima de todas las normas morales, está en coherencia con el pensamiento del socialismo internacional. Así, el 29º Congreso del Partido Socialista español estable-


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ció que: “La sexualidad debe ser considerada como una dimensión placentera, la comunicación humana, independiente de la reproducción. Por lo tanto no podrá haber una auténtica entrega al placer sexual mientras exista el temor al embarazo no deseado deseado”. (3) Para impulsar al País por ese rumbo los autores del Proyecto pretenden que se exija “a todos los órganos y agentes del Estado (...) elaborar, ejecutar y evaluar sus acciones en esta materia (…) promoviendo el ejercicio de los Derechos Sexuales y Reproductivos”. (4) Y que «el Poder Judicial (...) debe asegurar y garantizar que los derechos aquí establecidos sean respetados, adoptando todas las medidas conducentes a su efectivo ejercicio, declarando como ilegales o arbitrarias todas aquellas prácticas que transgredan tales derechos». Más aún, esto implica que proceder en sentido contrario será considerado “una flagrante violación a los instrumentos internacionales de Derechos Humanos que Chile ha suscrito y que son además parte de nuestro ordenamiento jurídico”. (5) “Sexo desde temprana edad” El socialismo real usaba guarderías infantiles para adoctrinar a los niños con las ideas de Marx. El socialismo renovado es más sutil en la reeducación de los jóvenes. Con este Proyecto de ley, quieren obligar a los poderes del Estado, como en España, a desarrollar una política de “cambios culturales, sociales, económicos, políticos e institucionales necesarios para el pleno ejercicio de estos derechos”. (6) Todos los aspectos de la vida diaria serán impregnados por el pansexualismo. Con una obsesión mórbida, los promotores del Proyecto se empeñan en que tales “derechos” sean ejercidos sin límite de edad. En su artículo 15, el Proyecto señala: “todas las personas tienen derecho a acceder a una educación integral para la vida afectiva y sexual desde temprana edad edad, posibilitando el bienestar, (...) y el


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ejercicio de la sexualidad en forma plena, libre e informada informada”. Esta información sobre todo tipo de prácticas sexuales y mecanismos de control de la natalidad deberá ser proporcionada a partir de una edad cada vez más precoz. Es decir, será instaurado en Chile un sistema de corrupción de la niñez. Además, el Proyecto prohibe “toda forma de discriminación en el ejercicio de estos derechos, sea que provenga del Estado o de los particulares, entendiéndose por discriminación cualquier exclusión, menoscabo, restricción o diferenciación arbitraria basada en (...) la edad edad” (7), lo que denota un deseo de empujar a la niñez a la práctica prematura de la sexualidad. Ya en 1980, el Partido Socialista Obrero Español, en su 28º Congreso declaraba estos mismos objetivos: “Para conseguir esta dimensión placentera de la comunicación humana son necesarias unas condiciones previas: 1- Una educación sexual a todos los niveles de enseñanza (preescolar, EGB, etc.)”. (8) En el mismo sentido, y con el descaro de los “rojos” españoles, el socialista Rodolfo Llopis declaró: “Para mí no hay revolución simplemente porque se lleve a efecto un cambio de régimen político. Ni siquiera hay revolución cuando junto al cambio político hay un cambio social. Para mí, el ciclo revolucionario no termina hasta que la revolución no se haga en las conciencias. Y ésa es la labor que tiene que hacer la escuela escuela. Porque yo no concibo un revolucionario que no sea algo educador, y un educador que no sea revolucionario. (...) Esa revolución ha de ser obra de los educadores, de la escuela (...) Hay que apoderarse del alma de los niños niños”.. (9) De acuerdo a esa consigna socialista, el Partido Socialista francés distribuye masivamente preservativos en los colegios. Y en Enero del año 2000, fue publicado en el Boletín Oficial de Educación


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Nacional de Francia, que en los botiquines de todas las escuelas deberá estar a disposición de las alumnas la píldora abortiva. (10) Así, no será extraño que en Chile el Ministerio de Educación termine distribuyendo de modo gratuito preservativos en los colegios, como ocurre en algunos países europeos. Las alumnas que no contraquieran tener un embarazo, podrán recurrir a la llamada “contracepción de emer gencia emergencia gencia”, que es garantizada por el Ministerio de Salud. Según el Proyecto, quien ejerza “discriminación que implique menoscabo, restricción o limitación al ejercicio de este derecho (...) podrá ser sancionado, incluso con la pérdida de su trabajo. El funcionario que niegue acceso a la información y a los servicios señalados en el inciso primero, será acusado de una infracción al artículo 55 letras a, b, c del Estatuto Administrativo y será sancionado conforme a dicho Estatuto”. (11) De este modo se castigará al funcionario que haga respetar las normas de la moral, y quien las viole será considerado inocente. ¡Según los autores del Proyecto, sólo así se hará posible el “desarrollo personal” de los niños y adolescentes chilenos! Limitación a la Patria Potestad Para lograr esos objetivos, es necesario arrancar a los hijos de la influencia de sus padres. Con tal fin, los autores del Proyecto pretenden instaurar un régimen en las familias por el cual los padres no puedan transmitir los valores morales. Si quieren hacer valer sus deberes de educadores, podrán ser considerados enemigos de los derechos sexuales de sus hijos y, por tanto, discriminadores, incurriendo en las penas que el Proyecto establece. Además, según el Proyecto, la información y consejos de los funcionarios públicos, así como las consultas hechas por los menoSe rreconoce econoce a los usuarios de los ser res, serán confidenciales: “Se ser-vicios de salud pública y privada el derecho a la confidencialidad


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de la información (...) entre los cuales se incluye la confidencialidad de la infor mación en complicaciones de abor abor-información 12 to y acceso a métodos anticonceptivos anticonceptivos”. ( ) El Proyecto declara ser “deber deber preferente del Estado orientar e informar sobre la sexualidad y reproducción (...) desde temprana edad edad”. (13) Así, los padres quedarán al margen del ejercicio de los «derechos sexuales y reproductivos» de sus hijos. Si alguno pretende prohibir a su hijo de mantener relaciones peligrosas, podrá ser demandado por coacción o discriminación o por violar los Se prohibe toda disderechos sexuales, pues según el artículo 14: «Se criminación que implique menoscabo, restricción o limitación al ejercicio de este derecho por razones de edad edad». El incentivo de la promiscuidad sexual corresponde al programa de la Internacional Socialista. El Gobierno de Suecia propuso en 1987 al Parlamento de ese país otorgar a los niños, desde los 12 años, la independencia de sus padres en asuntos como toxicomanía, alcoholismo, control de la natalidad, aborto, etc., no pudiendo los padres ejercer derecho alguno de tutela sobre ellos en esos asuntos. (14) Los socialistas suecos impusieron esta independencia de los menores en materia sexual a partir de los 12 años. Sus secuaces chilenos fueron aún más allá, según ellos no debe existir una edad mínima: el ejercicio de estos derechos sexuales deberá iniciarse desde temprana edad, lo que queda al arbitrio de funcionarios del Estado. Este Proyecto puede ser considerado como un crimen contra la Humanidad, según Pío XII: “La dignidad, los derechos y los deberes del hogar familiar, establecido por Dios mismo como célula vital de la sociedad son, por ello mismo, tan antiguos como el mundo; son independientes del poder del Estado, que debería protegerlos y defen-


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derlos si se hallan amenazados. (...) Precisamente porque es el elemento orgánico de la sociedad, todo atentado perpetrado contra ella es un atentado contra la Humanidad”. (15) Introducción paulatina del aborto Como dijimos, el Presidente Lagos, cuando era candidato, consideró perjudicial para él declararse a favor del aborto terapéutico y, temiendo una derrota en la segunda vuelta electoral, se abstuvo de insistir en él. Este retroceso táctico obligó a los promotores del aborto a disimular que tratan de legalizarlo. Sin embargo, el Proyecto de derechos sexuales y reproductivos disminuye gravemente las defensas del derecho a la vida del que está por nacer, al punto de que, en la práctica, se abren las puertas al homicidio en el seno materno. Los tres derechos sexuales aludidos en el Proyecto y relacionados con el aborto son “el completo bienestar biológico, social y emocional vinculados a la sexualidad y a la reproducción. No se trata solamente de la ausencia de enfermedades, ni de una esfera meramente médica, sino de una noción integradora de las múltiples facetas humanas comprendidas en las decisiones, comportamientos y vivencias sexuales y reproductivas” (art.7). Más adelante el proyecel derecho a decidir libre mente sobre el to establece también, “el libremente ejercicio de la sexualidad, autonomía y control corporal corporal” (art.10). Por último se incluye entre tales derechos los “servicios de prevención del embarazo no deseado” (art. 16), como son los llamados “anticonceptivos de emergencia”. (16) Veamos qué entienden los redactores de la iniciativa por cada uno de ellos. a) A respecto del primero, del “bienestar biológico”, ya dijimos que una de las autoras del Proyecto, la Dra. Isabel Matamala, incluye el aborto: “Para mí, todo aborto es terapéutico (...) yo preferiría que en adelante pudiésemos hablar del aborto reglamentado, que


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es despenalizarlo cuando esté en peligro la vida o la salud de la madre.” (17) Por otra parte, es conocida la posición pro-aborto de las que se hacen llamar Católicas por el derecho a decidir, coautoras del Proyecto, a las cuales el Vaticano censuró en varias ocasiones por utilizar el título de católicas en el nombre de esta entidad, pese tener una posición totalmente opuesta a la moral. Por su parte Josefina Hurtado declaró que: “En el documento que se discutió (en El Cairo + 5), se establece la obligación de los servicios públicos de ofrecer, dentro de la planificación familiar, los ‘anticonceptivos de emergencia’ y los métodos sub-utilizados de ‘vasectomía y preservativos masculinos’. Esta mención salió porque hubo una cantidad de países, liderados por el Vaticano, que no estuvieron dispuestos a aceptar la inclusión de la píldora abortiva abortiva, postcoital, como método anticonceptivo. La ‘píldora de la mañana siguiente’ ha sido ideada para los países donde el aborto quirúrgico no es legal, como forma de evitar el embarazo no deseado”. (18) ¡En otros términos, se reconoce que esa píldora es una forma de burlar la ley en las naciones, como la nuestra, donde el aborto es prohibido, pese a lo cual aún hay voces que insisten en que la misma no sería abortiva! b) El “derecho a decidir sobre el propio cuerpo” es el sofisma empleado los abortistas para tratar de legitimar el aborto. Según esta ideología el niño que está por nacer es análogo a un tumor de la madre y, por tanto, parte de su cuerpo y no un ser vivo con derechos propios. Así, al hacer uso del derecho sobre el propio cuerpo, la madre podría eliminarlo, sin responsabilidad penal por el homicidio. El PSOE alegó precisamente ese “derecho” para despenalizar el aborto en España. A su vez, los ideólogos del Partido Socialista francés, Rocard, Fabius y Badinter sostuvieron en un estudio con prefacio de Mitterrand, titulado “Liberté, libertés”, que el pretendido


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derecho a la libre disposición del cuerpo tiene como corolario el derecho al placer. Sostiene el referido estudio que el derecho a la libre disposición del cuerpo considera que “cada uno es libre de tener las actividades sexuales que escoja. Cada uno es libre de mantener relaciones sexuales con quien lo quiera, con la condición al menos tácita del consentimiento mutuo mutuo. (...) En consecuencia, ninguna represión, ninguna difamación, ninguna inquisición pública o privada, deberá ser exigida contra quienquiera que sea a propósito de su sexualidad”. (19) c) Por último, el derecho a la “anticoncepción de emergencia”, conocido como la píldora del día siguiente, fue catalogado por estudios médicos de renombre mundial, como un recurso que tiene una probabilidad cercana al 70% de producir un aborto. En este sentido, los Doctores Mauricio Besio, del Departamento de Ginecología de la Universidad Católica y Fernando Orrego, de la Universidad de Los Andes, dieron públicamente argumentos médicos concluyentes sobre las efectos abortivos de este sistema. Dejando patente la intención de legalizar el aborto, Josefina Hurtado afirmó en la ya citada entrevista: “Lo que decimos es que todo lo relativo a la salud sexual y reproductiva debe ser visto desde las necesidades específicas de los individuos, las que la Conferencia de El Cairo puso en el centro de todas las políticas de población. Y en ese contexto de las personas lo que sur ge es que el abor to debe surge aborto 20 ser despenalizado en Chile ”. ( ) Es obvio, pues, que, alegando Chile”. estos supuestos derechos, se quiere imponer la masacre de los inocentes. Equiparación de las relaciones hetero y homosexuales El Proyecto también equipara las relaciones hetero y homosexuales: “se reconoce el derecho a toda persona a elegir con quien


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vivir la sexualidad.” (art. 9) Así, los formadores estatales deberán explicar a los niños que pueden optar por tener relaciones homosexuales o lesbianas y que por tales conductas no podrán sufrir ninguna discriminación ni coacción. Para que las opciones homosexuales sean asumidas y practicadas sin ningún tipo de discriminación, el Ministerio de Educación recomienda a los profesores de enseñanza media un texto editado Cambio de Piel por la ONG “La Morada” titulado “Cambio Piel”, del cual tratamos en el capítulo V. La “Fundación Ideas”, coautora del Proyecto, afirma que hay más de 100 niños en diversos colegios del País, adiestrados para promover entre sus compañeros de estudio la tolerancia y la no-discriminación por motivos de orientación sexual. Es decir, para ir acostumbrando a los niños, desde la infancia, a aceptar las perversiones anti-naturales. (21) Es significativo el hecho de que, tres meses antes del desfile homosexual de Octubre del año 2000, el Intendente de Arica prohibiera por decreto a las Bandas de Guerra de los estudiantes secundarios desfilar por las calles de la ciudad, como es tradición allí, con ocasión de la Semana Ariqueña. Como los alumnos insistieron en realizarla, fueron detenidos 75 de ellos. (22) Así es la lógica de la “no discriminación” gubernamental: mientras los homosexuales son protegidos y estimulados, las manifestaciones patrióticas y ordenadas de los jóvenes, son prohibidas y reprimidas. No extraña que, con este apoyo oficial, las organizaciones homosexuales preparen, con el auxilio de las diputadas Pollarolo y Saa, un Proyecto de legalización de sus uniones. “En concreto, el mencionado proyecto de ley apuntaría a reconocer la existencia legal de la pareja homosexual (...) La idea es que dicha voluntad se exprese


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en un acta ante el oficial de registro civil o notario del domicilio de una de las partes, y ante dos testigos hábiles”. (23) Erosión de la soberanía nacional por la imposición de acuerdos internacionales Los autores del Proyecto, conociendo nuestras leyes y la índole conservadora de los chilenos en materia de costumbres, ya preparan la represión de quienes se nieguen a aceptar estos derechos sexuales, amenazándolos con los tribunales internacionales de Derechos Humanos y los Acuerdos firmados por Chile en convenciones de la ONU, como es el caso del Protocolo Facultativo del CEDAW. Otra muestra del carácter tiránico de estos tolerantes es que las posiciones asumidas por Chile en esas convenciones internacionales –en especial las reuniones de Beiging y Beiging + 5– no fueron dadas a conocer con anticipación a la opinión pública, para no generar una polémica que dejase al descubierto las intenciones antifamilia de los representantes oficiales. Varias entidades pro-familia impugnaron, poco antes del último congreso de las Naciones Unidas sobre Población en Nueva York, el inaudito sigilo mantenido por el Gobierno sobre la posición oficial que Chile asumiría en el evento, lo cual fue agravado por el hecho de que tampoco fueron consultadas las organizaciones pro familia que existen en el País y que representan el sentir de la gran mayoría de las familias chilenas. En este sentido, se pronunciaron la senadora Evelyn Mathei (UDI) y la diputada María Angélica Cristi (RN), quienes hicieron ver a la Ministra del Sernam, Adriana Delpiano, que “no es posible que el gobierno promueva, redacte y firme protocolos que pueden modificar nuestra Constitución y nuestras leyes, sin consultar ni informar al Congreso, y que luego nos pongan en una situación de aceptar o rechazar lo que ellos ya han negociado”.


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En esa ocasión las parlamentarias expresaron que el “ProtocoConvención para la eliminación de todas lo Facultativo” de la “Convención las for mas de discriminación contra la mujer formas mujer” (CEDAW), “reconoce la competencia de un tribunal internacional para investigar las transgresiones a la Convención, con lo cual puede hacer investigaciones en el país, establecer el pago de indemnizaciones e, incluso, disponer la modificación de la legislación chilena”. (24) A su vez la señora Ismini Anastassiou censuró “que mientras internamente el gobierno se declara contrario al aborto, afuera defiende los derechos sexuales (…) que en el lenguaje feminista incluyen el aborto y el derecho a elegir la ‘orientación sexual’”. (25) Los defensores de este Proyecto ya amenazan al Poder Legislativo con recurrir a los organismos internacionales de Derechos Humanos si no es aprobado según sus deseos. Finalmente, el “Protocolo Facultativo” del CEDAW, fue aprobado por la Cámara de Diputados, el 14 de Agosto de 2001, por 42 votos a favor y 20 en contra. En la exposición de motivos del Proyecto de derechos sexuales, se argumenta que éste se atiene a los acuerdos internacionales firmados por Chile. “El Estado de Chile ha hecho expreso reconocimiento que los Derechos Sexuales y Reproductivos son un conjunto de Derechos Humanos, ya recogidos en instrumentos internacionales y el ordenamiento jurídico nacional”. (26) Sin embargo, cuando el Gobierno prepara estos acuerdos, lo hace consultando sólo a las mismas ONGs que prepararon el Proyecto de ley que estamos analizando. Es decir, los artífices del Proyecto se constituyen al mismo tiempo como legisladores -son ellos quienes redactan los llamados documentos sombra- supervisores de su aplicación y, por último, jueces, puesto que los organismos internacionales fallarán de acuerdo al


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parecer de estas entidades. ¡Y este procedimiento despótico es presentado como exigido por la democracia! Confirmando los temores de esas parlamentarias de oposición, la ex-ministra del Sernam, Josefina Bilbao, por ocasión de la Conferencia Regional sobre la Mujer, realizada en Lima, celebraba el Protocolo para la eliminación de todas las formas de discriminación a la mujer, de la siguiente forma: “...las organizaciones o personas particulares podrán denunciar ante el Comité Cedaw a aquellos Estados que no hubieren tomado las medidas necesarias para evitar las discriminaciones”. (27) Como se sabe, tanto la difusión masiva de anticonceptivos como la aprobación de la píldora del día siguiente son una realidad, pese a las fuertes razones dadas en su contra. Este Proyecto, con el pretexto de defender los derechos sexuales y reproductivos, producirá una completa promiscuidad sexual, disminuyendo en forma drástica la fecundidad. Chile se volverá, en virtud de esta y otras iniciativas, en el país más envejecido del Continente. (28) El por qué de este Proyecto: las dos velocidades de la Revolución Ante la extrema iniquidad de estas posiciones, el lector se preguntará cuál es el propósito de los diputados que presentaron semejante Proyecto. Políticos como son, saben perfectamente que su aprobación no será fácil, aunque pueda llegar a darse. Sin embargo, no dudaron en lanzarlo. Ello obedece a la táctica revolucionaria de establecer metas que de inmediato son inalcanzables. El papel de los “radicales” consiste precisamente en clavar la bandera de los fines culturales, políticos o sociales más allá de lo que hoy puede ser aceptado por la mayoría, sabiendo que de esta forma se producirá un “shock” revolucionario. Cabrá después a los “moderados” elaborar una fórmula


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practicable... Así se terminará llegando, por pasos sucesivos, hasta la completa aceptación de las metas más osadas de esta revolución cultural. Es éste el papel de los “radicales” a que se refiere el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira en su libro “Revolución y Contra Revolución”, al describir el papel que cumplen las dos velocidades en el proceso revolucionario: “Se diría que los movimientos más veloces son inútiles. Sin embargo, no es verdad. La explosión de esos extremismos levanta un estandarte, crea un punto de mira fijo que, por su propio radicalismo, fascina a los moderados y hacia el cual éstos se van encaminando lentamente (...) Ellos colaboran indirecta, pero poderosamente, con la Revolución, atrayendo en forma paulatina a la multitud incontable de los ‘prudentes’, de los ‘moderados’ y de los mediocres, para la realización de sus culpables y exacerbados devaneos”. (29) Los autores del Proyecto, en el lenguaje cifrado típico del feminismo radical, explican así esta estrategia: “En muchos casos, la construcción de nuevos derechos es precedida por el empoderamiento. Esto acontece sobre todo cuando los nuevos derechos encuengen opositran dificultades para ser consagrados puesto que sur surgen ciones y resistencias resistencias. En estos casos el empoderamiento no sólo precede los derechos, sino que debe perdurar después que estos han sido promulgados”. (30) Dicho de modo más simple, cuando se prevé que una proposición, por ser muy extremada, provocará una reacción pública, sus defensores la lanzan para crear una discusión dirigida por ellos e ir así erosionando las mentalidades de la mayoría, como, en el tiempo de la Unidad Popular, la “toma” de una empresa o de un fundo precedía a menudo su expropiación. Sólo que, como ahora los socialistas se han renovado, la “toma” es cultural y psicológica.


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El Gobierno no espera a la aprobación del Proyecto y procede sin más Antes que el Parlamento iniciase siquiera el estudio del Proyecto que comentamos, el Gobierno impuso una política en esa líPropuesta Gubernamental: Hacia una sexuanea, aplicando su “Propuesta lidad responsable” responsable”. No cansaremos al lector con su descripción y análisis, pues guarda estrecha semejanza con el Proyecto de Ley ya examinado. Conviene destacar que esa Propuesta fue puesta en práctica a partir de Abril de 2001 en carácter “piloto”, en las comunas de San Bernardo, Calama, Valparaíso y Temuco, y que, antes de conocer sus resultados y la reacción del País, ya se anuncia que a lo largo del período 2002-2006 será impuesta a todo el País ( 31). Como se ve, un ejemplo de democracia. Un mes y medio después de esa publicación, en respuesta a las objeciones que la Propuesta suscitó, portavoces del Gobierno afirmaron que a ese respecto “el Estado no exigirá nada” y que dejará en libertad a las comunas para que procedan como les parezca, para que no suceda como en los casos de las “Jocas” o de “la píldora del día después”, en que se produjo una aguda reacción nacional; pero que, en todo caso, sobre este nuevo aspecto de la acción oficial, “la evaluación es hasta el momento mayoritariamente crítica.” (32) O sea, esos portavoces reconocen que las aludidas medidas oficiales de índole amoral, lejos de responder al deseo de la opinión pública, la contrarían frontalmente, y que el problema de las autoridades es que desean continuar en la misma línea, pero sin desafiar con demasiada claridad las convicciones morales de la mayoría, es decir, burlándolas de modo sistemático.


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Establecer en cada municipio de modo autónomo las prioridades en materia sexual no resuelve absolutamente nada, pues las líneas de acción del Gobierno, los mecanismos que utiliza, todo está concebido -como hemos demostrado- para impulsar un movimiento de amoralidad, de manera que las autoridades municipales que se plieguen a esa tendencia serán estimuladas, y las que no, serán reprimidas, según lo comentado en este libro. La aplicación de esta “Propuesta Gubernamental” ha sido un característico ejemplo de la estrategia zigzagueante seguida por las autoridades nacionales para ir imponiendo sus políticas culturales. En efecto, después de las críticas que se hicieron oír desde varios sectores con respecto “a la forma y fondo” de la “Propuesta Gubernamental”, el Gobierno, decidió a última hora cancelar su lanzamiento. (33) Menos de un mes después, sin mediar ninguna explicación, la misma “Propuesta Gubernamental” fue lanzada de forma oficial en la ciudad de Ovalle por los Ministerios de Educación, Salud y Sernam. La Ministra de Educación, presente al acto, no explicó si las objeciones “de forma y fondo”, expresadas tanto por la autoridad eclesiástica como por organizaciones pro-familia, habían sido resueltas en ese corto lapso. Sin embargo, la “Propuesta” fue iniciada y cuenta con los recursos necesarios. Según la Ministra Aylwin, hay “más de treinta millones de pesos para material educativo, capacitación y difusión de la política de sexualidad”, para los dos meses que quedan de este año. Para el año 2002 “los definiremos más bien conforme a las demandas de las Comunas” (34) De este modo, el Gobierno va sorteando los escollos del camino para imponer su revolución cultural cultural.


Capítulo VII

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Pedimos al lector, después de tomar conocimiento de este capítulo, que piense en sus hijos o nietos y los imagine asediados por una masiva información de sus derechos sexuales y reproductivos. ¿Resistirán a esa presión, ya no sólo del ambiente erotizado presente, sino de aquellos agentes del Estado que tratarán de introducirlos en este permisivismo moral y los perseguirán si se niegan a ceder? ¡Cómo no recordar aquí la maldición lanzada por Nuestro Señor Jesucristo a quienes corrompen a los niños!: “Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños” (San Lucas 17,1-2).

1

Firmaron el Proyecto Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos, (Boletín No. 2608-11), además de las diputadas Pollarolo (PS) y Antonieta Saa (PPD), Isabel Allende (PS), Víctor Barrueto (PPD), Carlos Jarpa (PR), Jaime Mulet (PDC), Gabriel Ascencio (PDC), Osvaldo Palma (RN), Marina Prochelle (RN) y Rosa González (Independiente UDI).

2 Proyecto Marco sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, págs. 39-40 3

Partido Socialista Obrero Español, Resoluciones 29 Congreso del PSOE, pág. 234. 4 Proyecto Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos, Introducción, parte IV, pág. 46 5

Ibídem, Parte III, n° 3, pág. 41

6

Ibídem, Parte IV, Título I, Artículo 2, pág. 47

7

Ibídem, Parte IV, Título I, Artículo 5, pág. 48

8

PSOE , Resoluciones del 28 Congreso del PSOE, pág. 16

9

Apud Javier Tusell, “Maravall no sabe”, en “Ya”, Madrid, 14 de Octubre de 1983. 10

Agencia Zenit, 7 de Enero de 2000.


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La Revolución Cultural... 11

Proyecto Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos, Título III, Artículo 14, pág. 50

12

Ibídem, Artículo 17, pág. 51

13

Ibídem, Artículo 15, págs. 50-51

14

“Il Corriere de la Sera”, 17 de Abril de 1987

15

Pío XII, “Alocución a los delegados de la Unión Internacional de Organizaciones Familiares”, 20 de Septiembre de 1949. 16

.Proyecto Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos, Artículos 7, 10 y 16

17 “El Mercurio”, 21 de Noviembre de 1999, Cuerpo D, pág.22. “Dos médicos dos visiones en colisión” 18

“El Mercurio”, 27 de Junio de1999, “El Choque Cultural”

19

Badinter, “Liberté, libertés”, págs. 272-274

20

“El Mercurio”, 27 de Junio de 1999, “El choque cultural”

21

Revista “Sociedades” n° 6, Fundación Ideas

22

“El Mercurio”, 27 de Mayo de 2000

23

“El Mercurio”, 28 de Junio de 1999.

24

“El Mercurio”, 19 de Junio de 2000, “Parlamentarias alertan por firma de protocolo”. 25

“El Mercurio”, 4 de Junio de 2000. “El Gobierno ante Beijing”.

26

Proyecto Marco sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, Parte III, punto 2. 27

Discurso ante la VIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, Lima, 8 de Febrero de 2000. 28 “El Mercurio”, 1 de Diciembre del 2001, “Chile se prepara para un envejecimiento acelerado”. 29

Plinio Corrêa de Oliveira, “Revolución y Contra-Revolución”, págs. 58 y 59. Santiago, 1992. 30

Proyecto Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos, Parte III, n° 2, 3.3, pág. 36.

31

“El Mercurio”, 3 de Junio de 2001.

32

“El Mostrador”, 20 de Julio de 2001.

33

“El Mercurio”, 23 de Agosto de 2001


Capítulo VII 34

“La Segunda”, 6 de Noviembre de 2001.

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Capítulo VIII

El Programa de Tolerancia y no Discriminación 2001-2006: ¿una persecución religiosa en gestación? Si el lector cree que las teorías de la no-discriminación y de la tolerancia quedarán en el mundo de las ideas abstractas, se equivoograma de T oleca. Para impedir esto, el Gobierno elaboró un Pr Programa Tolerancia y no Discriminación en que participarán todos los organismos del Estado y que se extenderá por todo el período presidencial de Ricardo Lagos. Este Programa fue preparado por el Ministerio de la Secretaría General de Gobierno, a través de la División de Organizaciones Sociales (DOS), y su primer Informe fue presentado en Septiembre de 2000, dando los antecedentes del Programa y sus Objetivos y señalando las actividades de los diversos organismos y ministerios, contra las supuestas discriminaciones. “Antecedentes y Justificación del Programa”

Siguiendo el rumbo indicado por la Encuesta sobre Tolerancia y No-discriminación hecha por la Fundación Ideas y el Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, el Programa del Gobierno indica que es “deber del Estado y los gobiernos que lo ad-


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ministran, resguardar la ciudadanía (...) en lo cultural, contra la intolerancia y la discriminación, tendiendo a implementar políticas que superen el déficit ciudadano...” (1) Este rol del Estado de luchar contra la discriminación no es claro, pues ¿qué significa resguardar la ciudadanía en lo cultural ral? ¿Tendrá el Estado que definir una o varias culturas oficiales para ser "resguardadas"? ¿Qué culturas deben serlo, cómo y según qué principios? ¿No sería esto una actitud discriminatoria del Poder Público, mucho más grave que las intolerancias que se dice combatir? Estas interrogantes hacen temer una intervención abusiva del Estado sobre los individuos y la sociedad chilena. Así lo afirma el afamado pensador católico Plínio Corrêa de Oliveira, en su libro “Projeto de Constituição angustia o País” (1987), en el que analiza una moción anti-discriminatoria similar que se había introducido en la Carta fundamental brasileña: “Si así fuera, estamos ante un ápice de dirigismo utópico. Pues la cultura de un país no es producto principal de la acción del Estado, sino de la sociedad. Y como tal, la elaboración de la cultura constituye un fenómeno vivo y orgánico. También en un país policultural, la elaboración de la cultura se da en función de los factores históricos, sociológicos, psicológicos y otros, con los cuales el Estado poco o nada tiene que ver. De suerte que la ‘garantía’ dada a todos de una igual participación, sólo podrá ser obtenida por medio de una tiránica, metódica, meticulosa y continua intervención del Estado en la elaboración de la cultura”. (2) Los promotores del Programa anti-discriminatorio chileno, movidos por sus afanes igualitarios y libertarios, poco se preocupan de garantizar verdaderamente los derechos de las personas y de la sociedad en su conjunto; peor aún, quieren convertirse en árbitros supremos que decidan quiénes son víctimas, quiénes son culpables y quiénes son inocentes.


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Abandonar los criterios de bien y de mal.

El Programa Red Ciudadanía Multicultural sobre Tolerancia y No Discriminación, dependiente del mismo Ministerio, da la siguiente se entiende como la disposidefinición de No Discriminación: “se ción cultural a reconocer iguales derechos a las personas, independientemente de su grupo socioeconómico de pertenencia, étnico, edad, orientación sexual” (3) De nuevo, encontramos la ambigüedad y la confusión. Hay derechos que son desiguales, como los vinculados a la edad. En virtud de esa diferencia, los padres pueden mandar a sus hijos y éstos deben obedecer. Negarlo significa acabar con la patria potestad. Sin embargo, el Plan, lejos de distinguir situaciones diferentes, hace generalizaciones simplistas y condena todas las diferencias porque provocan la arrogancia de unos sobre otros. Conviene destacar que el Programa es ambiguo sólo al definir las discriminaciones. Al indicar las “soluciones”, es muy claro: no sólo se debe abandonar los conceptos de bien y mal, sino que hay que explorar y comprender los beneficios que los males pueden traer y los perjuicios que los bienes pueden causar. Aplicando la tesis de Hegel, la solución se encontraría en la resultante del choque entre la tesis y la antítesis antítesis, el cual daría una síntesis no discriminatoria. Nada es bueno ni malo y las conductas que aún causan rechazo deben ser entendidas introduciéndose en ellas, según un criterio enteramente amoral. De acuerdo al Programa, los conceptos de bien y mal implican desconocer los aspectos positivos que todas las conductas tienen. Ellos deberán ser superados por una especie de inmersión o exploración en el mundo diferente. Ahí surgirá la “comprensión” de esas conductas y, junto con ella, el fin de la “discriminación” “discriminación”.


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Es decir, de acuerdo a esta teoría, una madre de familia honesta “comprenderá” a una mujer pública en la medida en que haga “inmersión” en el mundo de la prostitución. Después de esta “exploración” de la prostitución, ella abandonará sus convicciones “discriminatorias”. Objetivos del Programa de Tolerancia del Gobierno

Los promotores de esta transformación cultural saben que no pueden alcanzar tales metas de modo inmediato. Pretenderlo sería, además de utópico, peligroso para el éxito del proceso, pues fácilmente despertaría reacciones de la población. El fracaso de la Unidad Popular les aconseja impulsar un proceso gradual para evitar conflictos. 1° objetivo: Creación de una moral estatal El “Documento de Organizaciones Sociales”, dependiente de la Secretaría General de Gobierno, bajo el título de “Discriminación y Tolerancia, algunas propuestas” señala los fines y prioridades del Gobierno: “el primero de estos objetivos apunta a una coherencia interna del discurso estatal, (...) unificando una visión valórica en el accionar del Estado” (4). Es decir, se pretende que el Estado determine una nueva “moral”. Si esa “visión valórica unificada” se inspirase en la doctrina católica, estos ideólogos de la tolerancia calificarían al Estado de dogmático y medievalista, pero como ella es relativista y amoral, directamente la promueven. Es el primer paso hacia constituir una especie de policía política laica y amoral. 2° objetivo: La Red Ciudadana Multicultural El segundo objetivo es lograr “el apoyo de una base social en la aplicación de estas políticas”.(5) O sea, se reconoce que el Estado no posee una base social que apoye este Programa. Por eso hay que crearla, promoverla y hacer creer que ella representa el anhelo de la


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Nación. Lo dice el Documento Borrador: “De lo que se trata entonces, es de considerar esta posibilidad como una política de legitimación mación, vale decir, acciones integradas como promotoras de construcción de ciudadanía, promoviendo las expresiones organizadas”.(6) De esto se encarga la Red de Ciudadanía Multicultural, el segundo órgano agente de la estrategia del Gobierno. No se sabe quién formó este organismo, ni cuándo se constituyó, ni siquiera qué representatividad tiene. A estas importantes interrogantes el Ministerio Secretaría General de Gobierno no responde. Lo concreto es que tal Red existe y está constituida por homosexuales, mujeres que ejercen el comercio sexual, representantes de indígenas, discapacitados, cesantes, etc. en un frente común de agitación. “Un verdadero circo”, como la calificó una periodista que presenció sus reuniones. Un ejemplo de la “promoción de las expresiones organizadas” fue el “Mes del Orgullo Homosexual” celebrado, con el apoyo del Ministerio Secretaría General del Gobierno, en Septiembre de 2000. 3er. objetivo: las propuestas anti-discriminatorias. El tercer objetivo es realizar “las acciones concretas en el plano de la cultura, (...) la conformación de un derecho a ser diferente, sin que esto sea visto como una desventaja, sino como un aporte y ganancia social”(7). O sea, esas “acciones concretas” del Gobierno tienen por fin cambiar la mentalidad del País por otra que acepte todas las aberraciones. Para ilustrar en qué consiste esa transformación, basta reproducir a modo de ejemplo algunas acciones concretas propuestas por la Red Ciudadana Multicultural en el Programa Tolerancia y No Discriminación - Algunas Propuestas: “Promover y promulgar la ‘diferencia’ como una ganancia social. Generar nuevos sistemas valorativos y normativos de formas ciudadanas (…). El uso de las


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emociones para conservar el poder. El sistema educativo debe incorporar nociones, contenidos y prácticas que permitan reconocer que la sociedad chilena no es homogénea (…). Revisar los procedimientos de acceso a la justicia, entendiendo que la cultura institucional asociada al sistema judicial tiende hacia la segregación y la discriminación de las personas. Crear un ‘Observatorio’ de análisis y detección de situaciones evidentes de discriminación”. (8) La insistencia en promover a los homosexuales se debe a que, según los ideólogos de la “revolución cultural”, la sociedad chilena es especialmente contraria a ese tipo de conducta, que es rechazado por el 60% de la población. Por eso habría que acabar con tales “estereotipos”, promoviendo a homosexuales y lesbianas como una nueva elite cultural. Así como el lobby homosexual internacional atacó a la Iglesia, con ocasión del desfile homosexual en Roma, al punto de presentar “una demanda en contra del Papa Juan Pablo II en un tribunal de Amsterdam, acusándolo de discriminación. (…) Y se basa en las palabras que el domingo pasado tuvo el Pontífice contra los participantes de la llamada Marcha del Orgullo Gay” (9). Así la “Red Ciudadanía Multicultural” se prepara para hacer otro tanto contra quienes pretendan mantener los principios morales contrarios a tales conductas. 4° objetivo: Utilizar los recursos del Estado para imponer su ideología El cuarto objetivo “es la utilización de los medios de comunicación modernos en la transmisión y expansión de un discurso que tienda hacia la tolerancia y a la no- discriminación”(10) . Es decir, disponer de los enormes recursos del Estado chileno para promover la nueva cultura de la “tolerancia”. Excede los límites de este estudio detallar cómo se están utilizando los recursos públicos para promo-


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ver esta cultura a través del Fondart, del Ministerio de Educación, de la Secretaría General de Gobierno y otros organismos estatales. Consecuencias del Programa estatal: ¿una persecución religiosa en gestación?

¿Qué efecto podrá la aplicación de estos recursos públicos en las actividades anti-discriminatorias propuestas por el Gobierno de la Concertación? Para responder conviene citar nuevamente al Prof. Plínio Corrêa de Oliveira en su libro “Projeto de Constituição angustia o País”, cuando trata de proyectos constitucionales anti-discriminatorios para Brasil: “Con eso, incluso la libertad de la Iglesia Católica corre el riesgo de ser desde ya alcanzada. En efecto, según enseñó San Pío X, la Iglesia es una Institución esencialmente jerárquica, en la cual se distinguen (o sea, se discriminan) dos clases, una a la cual incumbe gobernar, enseñar y santificar, y otra a la que cabe ser gobernada, enseñada y santificada. (...) Ésta es la distinción clásica entre la Iglesia jerárquica y docente, y la Iglesia discente. Ahora bien, de la primera no pueden formar parte las mujeres. ¿No constituye esto una ‘discriminación’ ‘discriminación’? “A su vez, los libros apologéticos -en que la Iglesia defiende contra los adversarios externos la doctrina que recibió de Nuestro Señor Jesucristo, o defiende su ortodoxia contra desvíos doctrinarios que se infiltran al interior de sus filas- ¿serán también prohibidos, por discriminar la verdad del error? Y los sermones en que el pecado y el vicio son censurados, ¿continuarán siendo permitidos? En efecto, ellos también discriminan el bien del mal y parecen estar en la mira del referido artículo”.


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“Esto puede, pues, dar fundamento a una verdadera persecución religiosa”. (11) Es justamente lo que podrá ocurrir con el “Programa Tolerancia y No Discriminación” del Gobierno. Se podrá objetar que esta campaña contra la discriminación no es sino un barniz de modernidad que el Gobierno pretende darse, y que, por tanto, no tendrá los efectos aquí previstos. No piensa así el Presidente Lagos, quien afirmó con ocasión de su discurso en la “Cumbre del Milenio” realizada en Nueva York: “Sabemos que esta es una revolución que abarca (…) la cultura y que afecta la vida diaria de todos los habitantes del planeta (…) no tenemos miedo a esta gran transformación. Muy por el contrario, la miramos con ojos llenos de esperanza (…) nos hemos comprometido (…) en la lucha contra el racismo, la xenofobia y otras formas de discriminación”. (12) Antes de ser elegido Presidente, Lagos declaró: “Ellos (los homosexuales) tienen derecho como cualquier otro sector de la sociedad. (...) Para mí, y a estas alturas del siglo, toda forma de discriminación es odiosa y nociva para la sociedad en su conjunto”. (13) Según estos postulados, las autoridades del Ejecutivo podrán dictar al País las conductas que crean ser “respetables” y prohibir aquellas que consideren discriminadoras. Como neo-comisarios políticos de esta ideología laica y libertaria, ellos promoverán las primeras y perseguirán a las segundas, o sea, a las inspiradas en la moral natural y cristiana. Para impulsar el proceso de transformación cultural, el Gobierno auspició un “masivo encuentro” continental para hacer de la capital americana contra la intolerancia Santiago “la intolerancia”, que reunió en el edificio Diego Portales a más de 1500 representantes de ONGs provenientes de treinta países americanos. (14)


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Otro significativo ejemplo de esta política promovida por el Gobierno fue el apoyo inmediato otorgado al mundo homosexual con ocasión de las declaraciones de Acción Familia contra tales conductas. En esa oportunidad, “Alejandra Díaz, Jefa del Programa tolerancia y No-Discriminación, dependiente del Ministerio Secretaría General de Gobierno y con sede en La Moneda, sostuvo que (…) ‘vamos a seguir apoyando a los movimientos homosexuales en general, a las minorías sexuales y también a las trabajadoras sexuales, por que el cambio que requiere nuestro querido Chile es cultural y de aceptación a lo diverso”.(15) Nuevas castas privilegiadas: homosexuales, punks, enfermos de Sida, etc.

Para concluir este capítulo, debemos señalar que, además del peligro de persecución religiosa que hemos señalado, el Gobierno va constituyendo una nueva casta de privilegiados, formada por los que a algún título alegan ser discriminados, o sea, homosexuales, punks, travestís, enfermos de Sida, etc. Ellos podrán procesar a quienes los discriminen: en un empleo en que no sean aceptados; en un colegio donde sean reprobados o sancionados por su conducta o apariencia chocantes; en un liceo en el cual no se les permita ejercer la docencia, en un hospital, etc. Podrán recurrir a la oficina de “igualdad de oportunidades”, la cual certificará que pertenecen a una minoría, lo cual les otorgará ipso facto la condición de “discriminados” y por lo tanto de “protegidos” por el Estado. El resto de la Nación, que no forma parte de estas minorías, no contará con las simpatías de la oficina gubernamental y sus quejas caerán en el vacío. Así, la política de no-discriminación y tolerancia disgregará el País en facciones que a uno u otro título se dirán discriminadas por


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los demás chilenos. Y Chile dejará de ser unido por la misma religión, la misma lengua, la misma historia y la misma cultura, convirtiéndose, gradual pero rápidamente, en un campo de batalla de todos contra todos.

1 Programa de Tolerancia y No Discriminación, (DOS) Secretaría General de Gobierno, Programa año 2000, pág 3. 2

Plinio Corrêa de Oliveira en “Projeto de Constituição Angustia o País”, parte IV, punto 6, pág. 189, Ed. Vera Cruz, Octubre de 1987 3

Programa Red Ciudadanía Multicultural sobre Tolerancia y No Discriminación, Anexo 2, punto 2 4

Borrador Documento DOS, Discriminación y Tolerancia, Algunas Propuestas, parte II, a., Junio-Noviembre 2000 5

Ibídem.

6

Ibídem, parte II, b

7

Ibídem, parte II, a

8

Ibídem, parte III

9

“La Tercera”, Miércoles 12 de Julio de 2000

10

Borrador Documento DOS, parte II, a

11

Plinio Corrêa de Oliveira, “Projeto de Constituição angustia o País”, cap. IX., pág. 193 12

“El Mercurio” 10 de Septiembre de 2000

13

“Revista Epoca” de México, No. 424, 19 de Julio de 1999

14

“La Tercera”, 6 de Diciembre de 2000

15

“Las Ultimas Noticias”, 29 de Noviembre de 2001


Conclusión

A lo largo de estas páginas hemos comentado algunas de las principales características de la revolución cultural que se está promoviendo en Chile. Sin embargo los hechos aquí narrados no agotan el tema de esta profunda transformación cultural. En realidad resultaría casi imposible tratar de todas sus manifestaciones en forma exhaustiva, pues ella pretende no sólo modificar profundamente la vida cotidiana de los chilenos, sino también sus criterios y los modos de reaccionar delante de ella. Hemos querido indicar cómo esta transformación se va desarrollando, quiénes son sus promotores y agentes, y cuál es la filosofía que los dirige, de modo que el lector pueda trazar una línea coherente que le permita analizar los hechos cotidianos a la luz de este proceso de cambio cultural. Conociendo sus modos de actuar y sus principales características, algo de su eficacia queda disminuida. Esta no es una revolución que intente convencer ni tampoco suscitar entusiasmos que desemboquen en movimientos guerrilleros. Ella quiere adormecer las conciencias e ir transformándolas sin sobresaltos ni traumas; actuar sobre las emociones; mostrarse com-


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pasiva y sentimental; presentarse como portavoz de todos los débiles, los postergados, maltratados u oprimidos y, finalmente, neutralizar a sus opositores calificándolos de egoístas, poco respetuosos de las opiniones ajenas y “fundamentalistas” Sin embargo, como ha quedado demostrado, la realidad es muy diferente. Se trata de la imposición de una contra-cultura, que en nombre del relativismo moral, promueve la aceptación de nuevos hábitos, nuevas leyes y nuevas costumbres. Hoy día se trata de abrir vías fáciles a la confusión, al desorden y en definitiva a las conductas viciosas. Mañana se tratará de crear condiciones cada vez más difíciles a la práctica de la Ley de Dios. Algún lector optimista, podrá objetarnos que de esta apertura, igualmente comprensiva hacia todas las conductas, -sean ellas buenas o malas- vendrá inevitablemente una época de paz y de armonía entre todas las personas. Una época en que nadie podrá criticar ni censurar ninguna conducta y cada uno podrá comportarse conforme a sus propios modos de ser y de pensar. Esta objeción de nuestro supuesto lector optimista, afirma implícitamente que la paz es el fruto del relativismo y que las guerras serían el fruto de las convicciones firmes. De este modo, mientras más relativistas sean las personas, más cerca estaríamos de alcanzar la paz. Lo que la doctrina católica nos enseña al respecto es precisamente lo opuesto a esta objeción. “Opus justitiae, pax”, la paz es el fruto de la justicia. Es decir, la paz no se alcanza por medio de la equiparación moral de la virtud con el vicio. Esta equiparación es precisamente lo contrario de la justicia, que manda dar a cada cual según lo que cada uno merezca. La justicia exige que el vicio sea condenado y la virtud sea premiada. La paz no se obtiene dando a todos por igual, como siempre han pregonado los socialistas. Por lo demás el fruto de las naciones socialistas, lejos de ser el


Conclusión

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alcanzar la paz, ha sido el de pasar a la Historia como “ la vergüenza de nuestro tiempo”. Afirmar que la paz y armonía puedan surgir del “prohibido prohibir”, es tan absurdo como imaginar que los accidentes de tráfico se eliminarían acabando con todas las señalizaciones y permitiendo que cada automovilista se comporte según sus propios caprichos o preferencias. La mentalidad relativista que inspira esta revolución cultural, sólo puede conducir a un resultado: el caos social. Y del caos no brota la armonía sino las desavenencias y el choque de los distintos egoísmos, de lo que resulta más caos. Acción Familia Familia, quiere contribuir a evitar que nuestra Patria sea conducida a estos triste situación en la que hoy se debaten tantas naciones de Occidente. Para ello ofrece este estudio a sus compatriotas, en especial a todos aquellos que tienen una particular responsabilidad en orientar a Chile por los rumbos que la conduzcan a ser cada vez más una Nación auténtica en sus características, cristiana en sus principios morales y fuerte en sus convicciones. Creemos que en las últimas elecciones parlamentarias, la opinión pública nacional se manifestó favorable a que se legisle oyendo la voz de las familias chilenas. Ellas no piden sino el respeto a sus derechos y la seguridad de su reconocimiento como célula básica de la sociedad. La coherencia de sus representantes deberá llevarlos a promover una revisión de las leyes aquí comentadas, de modo que se aseguren los derechos de los padres en la educación de sus hijos, así como a mantener una seria y metódica fiscalización de las medidas gubernamentales que se opongan a la estabilidad y firmeza de la Familia cristiana. Concluimos estas consideraciones ofreciéndolas a la Virgen del Carmen, Reina de Chile y Generala de sus Fuerzas Armadas


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con el deseo de que puedan contribuir a hacer mรกs efectiva su realeza sobre cada una de las personas y familias que pueblan nuestra querida Patria.

Santiago, 28 de Diciembre del 2001, Fiesta de los Santos Inocentes


Apéndice

Los Derechos Humanos: un concepto en constante evolución

Para entender el alcance de los conceptos de tolerancia y nodiscriminación promovidos por los ideólogos de esta revolución cultural, importa conocer lo que éstos entienden por derechos humanos manos. Como sobre ellos se ha escrito y hablado mucho, haremos primero una breve síntesis de lo que al respecto enseña la doctrina católica tradicional. La doctrina católica sobre la dignidad y los derechos de la persona humana

La doctrina católica nos muestra que, siendo Dios el Creador de todo lo que existe, es el verdadero y supremo Señor, a Quien corresponde un derecho absoluto sobre todo lo creado. Nuestro Señor Jesucristo, como Verbo de Dios y Redentor, es verdadero Rey del Universo por naturaleza y por conquista, y todos los hombres individual y colectivamente- están bajo su autoridad. Fueron creados a Su imagen y semejanza, con inteligencia y voluntad libre, de donde provienen sus derechos y deberes, los cuales son universales y también fundamentales.


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Entre esos derechos están los de profesar privada y públicamente la verdadera Religión, de buscar la verdad y, dentro de los límites del orden moral y del bien común, a manifestar y defender sus ideas; el derecho a la existencia, a la integridad física y a los medios indispensables para un nivel de vida digno; a constituir una familia y educar a sus hijos; a participar de la cultura y, por tanto, el derecho a la instrucción; de reunirse y asociarse, a la propiedad privada sobre los bienes, incluso los productivos; al trabajo y a un salario justo en condiciones que no dañen la salud ni las buenas costumbres. Todos esos derechos derivan de la naturaleza humana, pero ellos no son absolutos. En efecto, Dios dispuso que el hombre viva en sociedad, formando una comunidad a partir de la familia, célula matriz de toda la vida social, por lo cual el ejercicio de esos derechos debe ser regulado y limitado por las necesidades del bien común. La sociedad para alcanzar el bien común necesita la existencia de una autoridad. Tanto la sociedad cuanto la autoridad que ella escoja, provienen de la naturaleza y, por tanto, de Dios mismo. (1) Tutelar los derechos de la persona humana y facilitarle el cumplimiento de sus deberes es el oficio esencial de todo poder público, para lo cual es esencial un orden jurídico que le sirva de apoyo externo, defensa y protección. Por esto, el orden legal tiene un poder de coacción. La libertad de los ciudadanos debe ser limitada al imperativo moral de hacer el bien y evitar el mal. Los hombres tienen impresa en sus corazones la Ley, y de su cumplimiento es testigo su propia conciencia.(2) Sin embargo, la autoridad no está libre de toda ley, pues su facultad de mandar nace de la recta razón, por lo cual sólo debe ser obedecida si se armoniza con la ley moral. Si las leyes u órdenes de


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los gobernantes la contradicen y se apartan así de la voluntad de Dios, no obligan en conciencia, pues “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. (3) En tal caso, la autoridad deja de ser tal y degenera en tiranía. La doctrina católica sobre el orden desigual y jerárquico de la creación

La misma naturaleza nos muestra que existen notables diferencias entre los hombres: de sabiduría, virtud, capacidad intelectual, situación social, posesión de bienes, etc., lo cual es deseado por Dios para que, cada uno en su lugar y ayudando a los demás, contribuya con el esfuerzo común y alcance su propia perfección. Dice León XIII: “Así como en la Iglesia [Dios] ha instituido la variedad de grados jerárquicos y diversidad de ministerios, para que no todos fuesen apóstoles, ni todos doctores, ni todos pastores (I Cor. , 12, 29), así también ha determinado que en la sociedad civil haya distinción de órdenes diversos en dignidad, en derechos y en poder, para que el Estado, como la Iglesia, forme un solo cuerpo, compuesto de gran número de miembros, unos más altos que otros, pero todos necesarios entre sí y solícitos del bien común”. (4) A su vez Pío XII enseñó: “En un pueblo digno de este nombre, todas las desigualdades, derivadas, no del capricho, sino de la naturaleza misma de las cosas, desigualdades de cultura, de riquezas, de posición social -sin perjuicio, naturalmente, de la justicia y de la mutua caridad- no son, en realidad, obstáculo alguno para que exista y predomine un auténtico espíritu de comunidad y de fraternidad. Más aún, esas desigualdades naturales, lejos de menoscabar en modo alguno la igualdad civil, confieren a ésta su legítimo significado, esto es, que, frente al Estado, cada ciudadano tiene el derecho de vivir honradamente su propia vida personal en el puesto y en las condicio-


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nes en que los designios y las disposiciones de la Providencia le han colocado”. (5) Esa desigualdad de dignidad, poder, riqueza y derechos debe ser proporcionada y armónica, pues todos los hombres son iguales por naturaleza y diferentes sólo por sus accidentes. Por esta razón, las desigualdades que atenten contra los derechos fundamentales de la persona humana ya mencionados, son contrarias al orden natural establecido por Dios. 1- La doctrina liberal sobre derechos humanos: la “primera generación”

Con la ruptura de la unidad católica causada por la Reforma Protestante surgieron las primeras reivindicaciones libertarias contra toda autoridad y especialmente contra Dios. León XIII sintetizó la secuencia de este afán de rebelión, explicando cómo surgió de ahí un “nuevo derecho” laicista, igualitario y liberal, contrario a las enseñanzas de la Iglesia: “Sin embargo, el pernicioso y deplorable afán de novedades promovido en el siglo XVI [el Protestantismo], después de turbar primeramente la religión cristiana, vino a trastornar como consecuencia obligada la filosofía, y de ésta pasó a alterar todos los órdenes de la sociedad civil. A esta fuente hay que remontar el origen de los principios modernos de una libertad desenfrenada, inventados en la gran revolución del siglo pasado [la Revolución Francesa] y propuestos como base y fundamento de un derecho nuevo, desconocido hasta entonces y contrario en muchas de sus tesis no solamente al derecho cristiano, sino incluso también al derecho natural. “El principio supremo de este derecho nuevo es el siguiente: todos los hombres, de la misma manera que son semejantes en su naturaleza específica, son iguales también en la vida práctica. Cada hom-


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bre es de tal manera dueño de sí mismo, que por ningún concepto está sometido a la autoridad de otro. Puede pensar libremente lo que quiera y obrar lo que se le antoje en cualquier materia. Nadie tiene derecho a mandar sobre los demás. En una sociedad fundada sobre estos principios, la autoridad no es otra cosa que la voluntad del pueblo, el cual, como único dueño de sí mismo, es también el único que puede mandarse a sí mismo. (...) De este modo, como es evidente, el Estado no es otra cosa que la multitud dueña y gobernadora de sí misma. Y como se afirma que el pueblo es en sí mismo fuente de todo derecho y de toda autoridad, se sigue lógicamente que el Estado no se juzgará obligado ante Dios por ningún deber”. (6) En el plano social, el primer error de esta concepción laica de los derechos humanos es el individualismo, que ofrece al ciudadano autonomía en el sentido que el Estado no pueda interferir en sus asuntos privados. Al mismo tiempo, desconoce los grupos sociales naturales intermedios, como la familia y el municipio, bajo el supuesto de que el sujeto de los derechos es el ciudadano, como un todo absoluto y aislado, por lo cual se habla a veces de “derechos individuales”. Esta tesis aún aceptaba que los derechos humanos eran “naturales”, lo que fue contestado posteriormente por los círculos filosóficos y políticos revolucionarios del siglo XIX, dando lugar a la segunda generación de los derechos humanos. 2- La doctrina socialista de derechos humanos: “segunda generación”

La búsqueda creciente de la igualdad, anhelada por los socialistas, introdujo la “segunda generación” de derechos humanos: los derechos económicos, sociales y culturales, también llamados “derechos-prestación”, los cuales, para “corregir” las desigualdades


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sociales, exigen las prestaciones (bienes o servicios) en el ámbito económico-social. Si la igualdad jurídica era un axioma del individualismo liberal, la igualdad material, obsesión del socialismo, es el objeto de los derechos económicos, sociales y culturales de la “segunda generación”. El paso de la igualdad liberal a la igualdad socialista, se produjo dando al Estado un poder declaradamente interventor. Durante la Revolución Francesa, el movimiento pre-comunista de Babeuf sostenía que “la igualdad no es sino una bella y estéril ficción legal” y reclamaba “la igualdad real o la muerte”. Exigía así una igualdad socio-económica. Con posterioridad, por las aberrantes doctrinas de Marx, bajo cuya influencia el Estado dejaría la neutralidad deseada por el liberalismo y pasaría a ejercer una función “correctora de las desigualdades sociales”, fue impuesta la igualdad de modo totalitario. Así, los regímenes comunistas sacrificaron la libertad pretendiendo asegurar a su población la igualdad en el alcance de los bienes materiales. Los resultados producidos a lo largo del siglo XX fueron más de 100 millones de muertos, por guerras y revoluciones que de modo más o menos próximo tuvieron su origen en el concepto totalitario del Estado. Sin embargo, la igualdad total siguió siendo la utopía más anhelada por los revolucionarios. 3- La filosofía tribalista de derechos humanos: tercera generación

A partir de los años 70, la izquierda evolucionó hacia un nuevo concepto de los derechos humanos. Las exigencias de la mayoría oprimida cedieron lugar a los planteamientos de las minorías marginadas y contestatarias, que fueron llamadas derechos humanos en situación, o sea, propios de las categorías de hombres situados en


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una condición específica, a quienes se decía proteger. Para la conquista de esos derechos, se enfatiza la defensa colectiva de los intereses comunes de los varios grupos en cuestión. Así se constituyen los “frentes amplios” que presionan en conjunto al Poder Público en favor de sus reivindicaciones. El primer grupo que reclamó derechos situados fueron las feministas, que exigían que se reconociesen los derechos de la mujer. Esto derivó hacia la perspectiva de género de la ideología feminista radical, según la cual las diferencias entre hombres y mujeres no provienen de la naturaleza, sino de las condiciones culturales impuestas por los estereotipos machistas de la sociedad patriarcal tradicional. Al declinar la lucha de clases, la perspectiva de género inició una lucha de sexos en toda la escala social, enunciando -con apoyo de gobiernos, organismos internacionales y medios de comunicación- nuevos derechos humanos, como los derechos sexuales y reproductivos, que incluyen los supuestos derechos al aborto, a la contracepción artificial y a la esterilización. Otros grupos minoritarios que se creen marginados y que reclaman supuestos derechos son las prostitutas (libertad de comercio sexual), los drogadictos (derecho a recibir drogas gratuitas, jeringas y tratamientos médicos), los travestís (derecho a cambiar de sexo y registro de nacimiento), los homosexuales (a constituir una pareja con derechos análogos al matrimonio, cuando no a la adopción de niños por esas parejas) y los jóvenes rebeldes (a la autonomía frente a sus padres, acceso a la “educación sexual” y a los anticonceptivos, etc.). Hasta los niños fueron incluidos en los grupos marginados y la Unicef promueve la difusión de sus derechos, obviamente no en el sentido de la Moral católica. ¡El único grupo del cual casi nadie


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defiende los derechos -y que al mismo tiempo sufre una constante amenaza, concretada incontables veces de forma criminal- es el niño que está por nacer! Según esta ideología, los titulares de los derechos humanos de la tercera generación, derechos de solidaridad o derechos de los pueblos, ya no son los individuos, sino ciertos grupos sociales que buscan crear una conciencia planetaria, así como instrumentos jurídicos y medios universales de control, por encima de la competencia de los Estados nacionales (7). Las principales “conquistas” de la tercera generación de los derechos humanos

El mundo soñado por los defensores de esta tercera generación de derechos humanos, corresponde a la utopía de los partidos verdes de una sociedad planetaria, en la cual los Estados nacionales serían desmantelados, dando lugar a pequeñas comunidades en contacto con la naturaleza, inspiradas en la vida tribal de los indígenas. La transformación de la sociedad actual en ese conjunto de comunidades ecológicas supone el abandono de los patrones culturales y de los valores perseguidos por la sociedad occidental durante los Tiempos Modernos -el progreso, el Estado, el bienestar, la democracia representativa, la homogeneización de la humanidad a través de la educación y la cultura racionalista, etc., para lo cual propugnan una profunda modificación del propio hombre. En 1951, el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, en un texto titulado Raza e Historia, que le fue encargado por la UNESCO, criticó el etnocentrismo colonialista de los europeos, por creerse superiores a los demás pueblos y no abrir terreno a la diferencia. Para él, el género humano no se conjugaría en un singular abstracto (el hombre, según el modelo racionalista occidental), sino en el plu-


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ral concreto de la diversidad de etnias y culturas, porque “la identidad cultural es el núcleo vivo de la personalidad individual y colectiva”. Tal contestación a los valores de la modernidad se abrió paso en las décadas siguientes, tomando fuerza social y política con la Revolución de la Sorbonne, en Mayo de 1968. Más tarde se convirtió en opción política con la fundación de los partidos verdes, que propician una sociedad de talla humana, sin complicaciones ni obligaciones, en el fondo derivada del perfil del bon sauvage de Rousseau. En los años 70, el conocido pensador católico, Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, casi veinte años antes del derrumbe de los llamados “socialismos reales”, describía el paso siguiente hacia el cual se encaminaba la revolución igualitaria:: “En las tribus, la cohesión entre los miembros es asegurada, sobre todo, por un pensar y sentir comunes, del cual derivan hábitos comunes y un querer común. En ellas la razón individual queda circunscrita a casi nada, es decir, a los primeros y más elementales movimientos que su estado atrofiado le consiente. ‘Pensamiento salvaje’ (cfr. Claude Lévy-Strauss, La pensée sauvage - Plon, París, 1969), pensamiento que no piensa y se vuelve sólo hacia lo concreto. Tal es el precio de la fusión colectivista tribal. Al hechicero le incumbe mantener, en un plano místico, esta vida psíquica colectiva, por medio de cultos totémicos cargados de ‘mensajes' confusos, pero 'ricos' en fuegos fatuos o hasta en fulguraciones provenientes muchas veces de los misteriosos mundos de la transpsicología o de la parapsicología. Por medio de la adquisición de esas 'riquezas' el hombre compensaría la atrofia de la razón. De la razón, sí, otrora hipertrofiada por el libre examen, por el cartesianismo, etc., divinizada por la Revolución Francesa, utilizada hasta el más exacerbado abuso en toda la escuela de pensamiento


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comunista, y ahora, por fin, atrofiada y hecha esclava al servicio del totemismo transpsicológico y parapsicológico.” (8) De la conjunción de ambas corrientes -la corriente antropológica defensora de la cultura primitiva de las sociedades aborígenes y la corriente ecológica defensora del medio ambiente- resultó una nueva ideología diferencialista (al mismo tiempo tribalista y planetaria) que promueve el desmantelamiento gradual del Estado-Nación a través de la concesión de crecientes derechos y autonomías a nuevas minorías de todo tipo (étnicas, lingüísticas, sexuales, de derecho a la diferencia inmigrantes, etc.) en nombre del “derecho diferencia”. En efecto, los derechos humanos de la tercera generación buscan introducir en los instrumentos jurídicos internacionales el “derecho a la diferencia” de las minorías, en especial de los pueblos Declaración sobre indígenas. Son particularmente relevantes la “Declaración Minorías Minorías”, de la ONU, la Convención nº 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Estados Independientes, de la Organización Internacional del Trabajo y, sobre todo, el proyecto de Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, también de la ONU.(9) En el seno de dos organismos muy influyentes de las Naciones Unidas -los grupos de trabajo sobre los derechos de las minorías y sobre los derechos de los pueblos indígenas- hay una clara evolución a favor de considerar tanto a las diversas minorías, cuanto a los pueblos aborígenes, como titulares de un derecho a la autodeterminación. Por ejemplo, en un reciente documento de trabajo, preparado por Asbjørn Eide y Erika-Irene Daes, se reconoce que “mientras en la Declaración sobre Minorías y otros instrumentos a respecto de personas pertenecientes a minorías tienden a asegurar un espacio de pluralismo en integración, los instrumentos a respecto de los pueblos indígenas son destinados a permitir un alto grado de desarrollo autó-


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nomo. Mientras la Declaración sobre Minorías coloca bastante énfasis en su participación efectiva en la sociedad más vasta de la cual la minoría hace parte (arts. 2.2 y 2.3), las medidas a respecto de los pueblos indígenas buscan transferir autoridad a dichos pueblos para que puedan tomar sus propias decisiones (Convención Nº169, arts. 7 y 8; proyecto de Declaración indígena, arts. 4, 23 y 31). El derecho a participar en la sociedad más vasta desempeña un papel secundario en el proyecto y es expresado apenas como un derecho opcional. Los pueblos indígenas tienen el derecho a participar plenamente, si así lo quieren”. En un comentario que muestra claramente el cambio de rumbo en esta tercera generación, el documento observa que mientras “los derechos humanos en general tienen una función claramente integradora”, “los derechos de las minorías son formulados como los derechos de los individuos a preservar y desarrollar su propia identidad de grupo dentro del proceso de integración” y “los derechos indígenas (…) tienden a consolidar y fortalecer la separación de esos pueblos de otros grupos dentro de la sociedad”.(10) Con los derechos humanos de tercera generación se incluye entre los instrumentos jurídicos internacionales el derecho a la diferencia de esas minorías, siendo relevantes diversas declaraciones sobre minorías indígenas emitidas por órganos de la ONU, que están en trámite para ser incorporadas a la legislación chilena mediante la ratificación por el Congreso. Llevada a sus últimas consecuencias, tal reinterpretación de los derechos de las minorías en los Estados produce una erosión de la soberanía nacional, la cual es carcomida desde abajo por la autonomía de las minorías internas y desde arriba, por el deber de injerencia de los organismos internacionales en los asuntos internos internos.


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De allí resulta una fragmentación de la sociedad, los cuales se subdividen, formando pequeños clanes y tribus urbanas o rurales, de la cual un efecto es la proliferación de tribus de barrio en diversas ciudades, no pocas veces conectadas con la delincuencia común. La ideología de los derechos humanos: una ética en constante evolución

Es probable que con esta descripción de la ideología de los derechos humanos, algún lector se pregunte si con esta tercera generación habrá terminado su evolución, a lo cual debemos responder que, según sus defensores, éste es un proceso evolutivo sin fin y, por lo tanto, el actual paso no es más, que una etapa de él. En suma, es una concepción radicalmente relativista. En este sentido, el Curso del Instituto de Estudios Políticos para América Latina y África (IEPALA), de Madrid, afirma que: “— No existe un concepto apriorístico de los Derechos Humanos. El concepto de los Derechos Humanos está siempre en proceso de creación, enriqueciéndose con los cambios históricos y dependiendo al mismo tiempo de ellos. “— Sólo se puede dar un concepto y una definición de los Derechos Humanos, que sea en consecuencia situacional: desde una determinada perspectiva histórica y desde una determinada cultura. “— Los Derechos Humanos corresponden a unas determinadas estructuras político-sociales y culturales, propias de un determinado momento histórico, en una sociedad determinada. Son, por tanto, derechos culturalmente determinados.” Por tanto, “no existe un catálogo definitivo de derechos”. A pesar de tal relatividad, según ese manual, “los Derechos Humanos tienden a constituirse en ese código ético o macroético, de


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carácter universal, que hoy se siente como necesario, vinculando a la humanidad en su conjunto, considerada como un todo unitario”(11), evidentemente pasando por encima de la nacionalidades y obligando a los países a modificar su legislación interna. Ricardo Lagos saluda con esperanza este nuevo orden universal

Las iniciativas de la Concertación, con el pretexto de combatir la intolerancia y la discriminación, se inspiran en la versión más extrema de la ideología de los derechos humanos, o sea, en la que promueve los llamados derechos humanos de la tercera generación. Esta interpretación de los derechos humanos fue defendida por el Presidente Lagos en el ya citado discurso pronunciado por el Mandatario en la pasada “Cumbre del Milenio”: “La globalización implica responsabilidades y Chile las ha asumido sin vacilaciones. Prueba de ello es que nos hemos comprometido (...) en el Tribunal Penal Internacional; en los estatutos regionales y universales para defender los derechos humanos y la democracia; en la lucha contra el racismo y otras formas de discriminación...”. Por fin, Lagos afirmó la necesidad de establecer leyes y jueces universales para defender los derechos humanos: “Porque apostar a la globalización no significa aceptar la ley de la selva o la anarquía (...) La globalización no tendrá un rostro humano si no establecemos normas e instituciones globales capaces de regularla en sus distintos planos: financieros, tecnológicos, jurídicos, medioambientales, comerciales, etc.”(12). La ideología diferencialista de los derechos humanos y los portavoces de la Concertación


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En el mismo sentido se pronunció el ex Ministro de Planificación y Cooperación Germán Quintana, quien propuso en la Cámara de Diputados el reconocimiento constitucional de los pueblos indíEn la concepción moderna de los derechos humanos hay genas: “En un reconocimiento a los derechos propios de los entes colectivos, tales como la familia y las minorías or ganizadas organizadas ganizadas. Junto a los derechos civiles y políticos clásicos de carácter individual y los derechos económicos, sociales y culturales de carácter colectivo, tales como el derecho al trabajo y a la educación, se incorporaron una serie de nuevos derechos, también de carácter colectivo, como el derecho al medio ambiente, el derecho a la paz y el derecho de los pueblos indígenas. Estos últimos se denominan derechos de la tercera generación ”. (13) generación”. Por su parte, la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, al tratar de la ratificación del Convenio Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales, declaró: “Según expresan estos especialistas, en la doctrina de los derechos humanos y también en los instrumentos que los definen y consagran, se pueden diferenciar dos principales grupos: por una parte se distinguen los derechos civiles y políticos individuales, o clásicos, llamados ‘derechos de primera generación’ (...) Y por otro lado, los derechos económicos, sociales y culturales, a los que se clasifica como derechos colectivos o de ‘segunda generación’”. “La necesidad de reconocer la íntima relación del individuo con la cultura del pueblo al que pertenece, y de respetar la identidad cultural de ese individuo junto a la de todos los que conforman ese grupo, hace surgir la concepción de un nuevo derecho humano colectivo, cuyo sujeto receptor es el pueblo o grupo étnico del cual forma parte. Este derecho humano colectivo, por constituir un desarrollo doctrinario nuevo, ha sido llamado de ‘tercera generación’”(14).


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Asimismo, el diputado Alejandro Navarro (PS), al defender ese proyecto, se inspiró en la misma fuente: “Afortunadamente, la doctrina de los derechos humanos (…) ha ido evolucionando, y hoy día la legislación internacional reconoce tres generaciones de derechos. (…) Debido a la globalización y a la mayor evolución y reflexión de echos, gido una ter cera generación de der surgido tercera derechos, todo el mundo, ha sur que también son de carácter colectivo, tales como la libr libree deter deter-minación de los pueblos -reconocido por la Carta Fundamental de la ONU- el derecho al desarrollo, al medio ambiente y a la paz. Esto implica reconocer el derecho a la diversidad al interior de los Estados, a determinados grupos, a veces llamados minorías, que también tienen derechos que deben ser reconocidos reconocidos”. (15) Otro exponente de esta corriente es el diputado socialista Juan Pablo Letelier: “El gran problema de algunos es no querer aceptar que la diversidad es sana, que es buena (...) Como concepto, hasta ahora, la integración ha sido domesticación, asimilación, uniformidad, lo que hace muy mal, a mi juicio, a los pueblos y a las culturas. Necesitamos asumir la pluralidad de nuestra sociedad en materias etarias, de género, étnicas, culturales, políticas y sociales y no decir, como lo hacen tantas veces los medios de comunicación, que todos somos iguales. No somos todos iguales, y en buena hora. A partir de nuestras diversidades, todos debemos tener derechos), y la ley y los tratados internacionales tienen que garantizarlos”.(16) Otros portavoces de esta ideología

José Antonio Bengoa, ex Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (1997-2001), muestra en un documento escrito para la ONU la penetración de esa ideología diferencialista en la Concertación y en importantes organismos internacionales de hoy: “No es coincidencia que en gran parte de los continentes los


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jóvenes están asumiendo con entusiasmo las causas de las minorías, de los pueblos indígenas, de las tribus urbanas, de las minorías sexuales, de los objetores de conciencia y otras estructuras de reforzamiento de la personalidad; entre éstos, no faltan grupos esotéricos o similares”. “La diversidad cultural aparece ahora como uno de los mayores desafíos del siglo entrante. Un mundo cada vez más intercomunicado requiere un mayor respeto por la diversidad de sus habitantes. Las personas gozan simultáneamente de derechos globalizados, como ciudadanos del mundo, y derechos nacidos de la pertenencia a comunidades locales, minorías y diferentes grupos sociales. (...) La diversidad debe ser vista como un factor constructivo y no como una amenaza al orden, a la unidad y a la autoridad” y “como un gran paso rumbo a mayor libertad y a formas más variadas de socialización”.(17) Las ONGs, una maraña de diversidades para “deconstruir” a Chile

Esa reivindicación de igualdad más diferencia también es sostenida por los grupos feministas y por las minorías sexuales alternativas. Francisca Pérez, dirigente de “La Morada”, varias veces mencionada en el presente estudio, explica el proceso evolutivo que siguió la ideología del género hasta el feminismo de la deconstrucción deconstrucción: “En Chile y en otras partes del mundo (…) las mujeres se enfrentan con un doble standar que es muy complicado.(...) Es decir, la protesta de las mujeres por la igualdad de acceso a los derechos que les son vedados. (…) Este feminismo de la igualdad comienza, con el tiempo, a encontrarse con unas trabas significativas, como el hecho de pedir la igualdad en un derecho en el que no se cree totalmente o que no se ha cuestionado. (…) Surge, entonces, el feminismo de la


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desigualdad, el que no aspira sólo a lograr la igualdad dentro de un sistema establecido, una igualdad con el referente masculino, sino que aspira a cambiar las relaciones de ese sistema en su conjunto, apelando, recogiendo y reconociendo las cuestiones propias de las mujeres. (…) Las mujeres dicen, entonces, tenemos que considerar la diferencia de nuestras vidas e incorporar esa diferencia a la política. Surge así el feminismo de la diferencia.(…) Sin embargo, este feminismo también se encuentra con un límite. Y es que en algún sentido esta tendencia puede llevar a un mundo alternativo, distinto, pero quizás con la misma pretensión de totalidad que el otro. (…) Así surge lo que se ha llamado el feminismo de la deconstrucción, o sea, aquel que ya no se plantea una cosa o la otra, sino que dice que el problema es que la diferencia a partir de la cual las mujeres han sido discriminadas no significa nada en la realidad. Ese razonamiento es el que lleva a la elaboración del concepto de género”. (18) Esa deconstrucción social a través del abandono de cualquier visión globalizante y de toda norma universal, es también la meta del sociólogo responsable de la Encuesta sobre intolerancia, Manuel Canales. Para él, el abandono del enfoque de la mayoría posibilitaría la emergencia de un tipo de sociedad circular, multicéntrica y plurimórfica. En ella, cada sujeto, por primera vez en la Historia, gozaría de entera autonomía, sin que se produjera ninguna desigualdad ni ningún “escándalo de la transgresión”. “¿Es posible una sociabilidad no constituida desde el enfoque de la mayoría y no constituida desde el principio de la norma? No está claro que pueda haberla, no conozco casos. Pero creo que es una búsqueda que hay que hacer”. (19) La utopía que Canales describe, se parece a una comunidad hippie que hubiese puesto en práctica el slogan prohibido prohibir, pero cuya libertad absoluta no produjese ninguna forma de desigualdad. En definitiva, la tercera generación de los derechos huma-


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nos se aproxima mucho a la concepción utópica del anarquismo marxista. Hacia allí pretende conducirnos la “democracia cultural” promovida por el gobierno de la Concertación, en nombre de la tolerancia y de la no-discriminación.

1

Rom. 13, 1-6

2

Rom. 2, 15

3

Hec. Apost. 5, 29

4

Enc. “Quod Apostolici Muneris“, Doc. Pont.- Docs. Pol., Ed. B.A.C., Madrid., 1958, pág. 67. 5

Doctrina Pontificia – Docs. Políticos, Ed BAC, Madrid, 1958, pág. 876. 6

León XIII, “Inmortale Dei“, Doc.Pont.- Doc. políticos, Ed. BAC, Madrid., 1958, págs. 203-204.

7

“Curso sistemático de Derechos Humanos”, Instituto de Estudios Políticos para América Latina y Africa (IEPALA), accesible a través del site Internet www.iepala.es

8

Plinio Corrêa de Oliveira, “Revolución y Contra-Revolución”, Editorial Apóstol Santiago, Santiago, Oct. 1992, pág. 171 9 Sobre esta materia consultar: Proyecto de Reforma Constitucional de Reconocimiento de Pueblos Indígenas, Boletín 2526-07 y 253407. Ver también, Proyecto de Reconocimiento Convención 169 ONU, Boletín 233-10. Otro Proyecto de Reforma Constitucional relativa a los Pueblos Indígenas, Boletín 00513-07, fue rechazado en la Cámara de los Diputados el 17 de Octubre de 2000. 10

Erika-Irene Daes y Asbjørn Eide, “Working paper on the relationship and distinction between the rights of persons belonging to minorities and those of indigenous peoples“, COMMISSION ON HUMAN RIGHTS, Sub-Commission on the Promotion and Protection of Human Rights, Doc. Nº E/CN.4/Sub.2/2000/10., apartados 8 y 23

11 “Curso sistemático de Derechos Humanos”, Instituto de Estudios Políticos para América Latina y Africa (IEPALA), www.iepala.es apartado B.3 “Caracteres de los derechos humanos” 12

“El Mercurio” 10 de Septiembre de 2000, cuerpo D, pág 22


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13 Leg 340 Debate 37 – 7 de Septiembre de 1999, págs. 17 y 18. Reconocimiento Constitucional de los Pueblos Indígenas. Primer trámite constitucional. 14

Informe Comisión de Derechos Humanos y Relaciones Exteriores, Leg. 341, Sesión 14, Cuenta 5, 1 de Noviembre de 1999 15 Leg. 341 Debate 34 – 22 de Marzo de 2000, págs. 25 y 26. Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes. Primer trámite constitucional. 16 Leg. 341, Debate 39 - 11 de Abril de 2000, pág. 23. Acuerdo Aprobatorio del Convenio 169 17 Grupo de trabajo sobre Minorías de la Subcomisión para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos, dependiente de la ONU 18

Seminario “¿Intolerantes y Discriminadores? - Diálogo Académico y Social”, Secretaría General de Gobierno, Ed. Enero 1999, págs. 84 y 85. 19

Ibídem, págs. 37 y 38.


Índice general Prólogo ..................................................................................... 3 “Seguir corriendo la cerca”: acabar con las nociones de verdad y error ......................................................................... 4 Gradualidad ................................................................................... 6 Promoción legal del amor libre "desde la más temprana edad" ........................................................................................ 7 ONGs ayudan al Gobierno, incluso a implantar el aborto ..... 8 El Programa de Tolerancia estimula las conductas inmorales 10

Capítulo I ................................................................................ 15

Un sugestivo show para inducir a la tolerancia 15 Un show para derribar principios ............................................ 16 Propaganda de las conductas homosexuales ......................... 18 Encuesta falaz para abrir camino a la revolución cultural .... 22 Intolerancia de los tolerantes .................................................. 24

Capítulo II .............................................................................. 27

La Revolución Cultural: gradual en la estrategia y radical en las metas .......................................... 27 La estrategia de desmontaje gradual de la mentalidad conservadora ............................................................................... 27 A los revolucionarios les pesa que la sociedad chilena sea conservadora ............................................................................ 28 Antecedentes de la revolución cultural ................................. 30 El estancamiento mundial de la revolución marxista ........... 31 La Revolución Cultural china .................................................. 32 La revolución de la Sorbonne .................................................. 34 La revolución genocida en Camboya ...................................... 35 Una alianza inédita para impulsar viejas aberraciones: el “nuevo proletariado” ........................................................... 37


España resistió a la violencia comunista, pero se dejó arrastrar por la revolución cultural ............................................. 38 La revolución cultural española .............................................. 39 Demolición de la Familia .......................................................... 40 “Cultura liberadora” ................................................................. 41 Despenalización de la droga ..................................................... 41 Nudismo ...................................................................................... 41 Relativización de la propiedad privada ................................... 41 La disgregación del Estado ...................................................... 42 Chile, tras los pasos de España ............................................... 42

Capítulo III ............................................................................. 45

La “no discriminación”: nuevo pretexto para la lucha de clases ................................................... 45 A fin de cuentas, ¿qué es discriminar y cuándo es injusto hacerlo? .................................................................................. 46

1. Sentidos de la palabra “discriminación” ...................... 46 2. ¿Cómo evolucionó este concepto de discriminación? . 47 3. Las nuevas minorías privilegiadas ............................... 48 4. Pascal Allende y la nueva lucha de clases ................... 48 5. La nueva “lucha de clases” promovida por la Concertación ................................................................. 48 6. La “no-discriminación” niveladora es contraria a la doctrina católica ........................................................... 50 Capítulo IV ............................................................................. 55

La tolerancia: una “hospitalidad” abierta a todos los vicios ............................................................. 55 ¿En qué consiste la tolerancia, según la doctrina católica? 56

1. Normalmente, la verdad y el bien deben ser buscados y promovidos, el error y el mal deben ser evitados y combatidos .................................................................... 57 2. En ciertas circunstancias, el error y el mal pueden o deben ser tolerados ...................................................... 57


3. La tolerancia ni la intolerancia deben ser sistemáticas58 4. La tolerancia no da derechos al error o al mal, ni los iguala a la verdad y al bien .......................................... 58 El relativismo moral da un nuevo sentido al diálogo y a la tolerancia ............................................................................... 59 Al fin del proceso, una radical negación de la Fe ................. 61 Más allá de la tolerancia: la ideología libertaria de la Concertación ......................................................................... 62 Funcionarios gubernamentales explican la transformación cultural.................................................................................... 64 Exigencias más radicales de las minorías marginales ......... 65

Capítulo V .............................................................................. 71

El delito de “discriminación”, una espada de Damocles selectiva ............................................ 71 Del anteproyecto moderado a la versión radical .................. 72 Debates surrealistas en el plenario de la Cámara de Diputados ........................................................................................... 74 El arma penal “genérica y elástica” fabricada por la Cámara 76 La radicalidad del proyecto se ve claramente en que: ....... 77 Un caso concreto: la discriminación de la homosexualidad 78 En la hora de la tolerancia, una discriminación oficial y mortal............................................................................................. 83

Capítulo VI ............................................................................. 87

¿Derecho a la educación o incitación a la rebeldía? ...................................................................... 87 Educación cristiana versus “educación subversiva” ........... 87 La no-discriminación favorece la rebeldía de la juventud chilena .................................................................................... 90 Derecho de los colegios católicos: condicionar el ingreso y la permanencia en ellos a la práctica religiosa ................. 93 La doctrina católica y la coeducación obligatoria ................. 94 La promiscuidad y la educación sexual sin valores .............. 95


Un ejemplo del tipo de educación sexual .............................. 98 La libertad de enseñanza bajo la aplanadora socialista ...... 100 Ataque a los colegios privados .............................................. 102

Capítulo VII ......................................................................... 107

Proyecto de “derechos sexuales y reproductivos”: grave golpe a la familia cristiana .................. 107 Capítulo VIII ........................................................................ 127

El Programa de Tolerancia y no Discriminación 2001-2006: ¿una persecución religiosa en gestación? .............................................................. 127 “Antecedentes y Justificación del Programa” .................... 127 Abandonar los criterios de bien y de mal. ........................... 129 Objetivos del Programa de Tolerancia del Gobierno ....... 130

1° objetivo: Creación de una moral estatal .................... 130 2° objetivo: La Red Ciudadana Multicultural ............... 130 3er. objetivo: las propuestas anti-discriminatorias. ...... 131 4° objetivo: Utilizar los recursos del Estado para imponer su ideología ................................................................. 132 Consecuencias del Programa estatal: ¿una persecución religiosa en gestación? ...................................................... 133 Nuevas castas privilegiadas: homosexuales, punks, enfermos de Sida, etc. ................................................................. 135

Conclusión ............................................................................ 137 Apéndice ............................................................................... 141

Los Derechos Humanos: un concepto en constante evolución ...................................................... 141 La doctrina católica sobre la dignidad y los derechos de la persona humana .................................................................. 141 La doctrina católica sobre el orden desigual y jerárquico de la creación ............................................................................ 143 1- La doctrina liberal sobre derechos humanos: la “primera


generación” ......................................................................... 144 2- La doctrina socialista de derechos humanos: “segunda generación” ......................................................................... 145 3- La filosofía tribalista de derechos humanos: tercera generación .................................................................................... 146 Las principales “conquistas” de la tercera generación de los derechos humanos .............................................................. 148 La ideología de los derechos humanos: una ética en constante evolución ......................................................................... 152 Ricardo Lagos saluda con esperanza este nuevo orden universal ............................................................................... 153 La ideología diferencialista de los derechos humanos y los portavoces de la Concertación ......................................... 153 Otros portavoces de esta ideología ...................................... 155 Las ONGs, una maraña de diversidades para “deconstruir” a Chile ..................................................................................... 156


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