Autoridades, representantes, profesores, compañeros, familiares asistentes, señoras y señores. Muy buenas tardes a todos. Para mí es un verdadero honor dar este discurso de graduación a nombre de mis compañeros y amigos, quienes oficialmente, pasamos a formar parte de la gran familia de Ingenieros Forestales e Ingenieros en Industrias de la Madera.
Hoy, 8 de noviembre de 2013, damos término con uno de los caminos más importantes de nuestras vidas, el cual concluye satisfactoriamente, con una alegría inmensa en nuestros corazones tras varios años de esfuerzo, dedicación y compromiso.
Cuando recién comenzábamos este desafío, muchos dudábamos y no estábamos seguros de si esta carrera era lo que realmente queríamos, pues recibíamos muchos comentarios por parte de los alumnos de otras carreras. Nos molestaban, diciendo cosas, como por ejemplo, “¿Forestal? Ah, ¿Son los que cortan los bosques?”, “¿Ingeniería en Madera? ¿Qué es eso? ¿Hacer muebles?”, o bien decían, “Ustedes, los Forestales, no tienen futuro como carrera porque no tendrán donde trabajar”. Comentarios que hoy, tras haber culminado esta etapa de formación, podemos asegurar que son sólo eso, comentarios, que no guardan relación alguna con lo que es el concepto de trabajo y aportes que podemos otorgar como profesionales en diferentes áreas, no sólo bosques y maderas.
Durante el trascurso de estos años, hemos ido acumulando experiencias, momentos y gratos recuerdos en cada rincón de nuestra Facultad, en sus aulas, escaleras, pasillos y las múltiples salidas a terreno, donde cada conversación con los profesores nos dejó alguna enseñanza, y de paso, fomentaba nuestro interés y amor hacia la carrera. También estaban las conversaciones con nuestros compañeros, que si bien muchas veces, no tenían un contexto pedagógico, generaban risas, momentos agradables y fortalecían lazos, los que aún se mantienen a pesar de los años y la distancia.
A lo largo de este recorrido, cada uno de nosotros ha dejado su propia huella, ya sea por hacer presentaciones magistrales en clases, o por alguna respuesta innovadora y
fuera del alcance para los otros ante la pregunta del profesor, o bien, por la obtención de alguna nota que nadie creía posible. Pero lo más importante, es la marca que hemos dejado los unos en los otros, tal vez como ayudantes, ayudados, consejeros sentimentales, o como los mejores amigos, marcas que han aparecido sólo por el hecho de habernos conocido.
Para ninguno de nosotros fue fácil recorrer el camino para llegar hasta acá. Todos tuvimos más de algún contratiempo. Algunos se enredaban, mientras que otros teníamos problemas con compañeros y/o profesores. A su vez, varios nos veíamos con problemas para llegar a fin de mes, entre otros tantos de la vida universitaria. Afortunadamente, los aquí presentes, así como también los que ya han pasado por esta etapa, hemos aprendido a manejar las dificultades y situaciones comprometedoras con coraje y valor. También aprendimos que no hay problema que no tenga solución alguna, es más, ahora sabemos que todo problema siempre tiene más de una solución.
Y por supuesto, tras mencionar aquello, no puedo dejar de agradecer de corazón a todas esas personas que nos han ayudado tanto en ésta difícil misión, comenzando por nuestras familias. Ellas han contribuido enormemente a que este camino haya sido mucho más fácil, pues nos han dado el apoyo incondicional cuando todo se veía negro y nos han dado más que un empujón para seguir adelante. De verdad, muchas gracias por su apoyo y confianza incondicional.
Así también agradecer a nuestros amigos, tanto a los que teníamos antes de llegar aquí, como a los que conocimos a lo largo de nuestra formación, y a aquellos que han partido del mundo terrenal pero que siguen apoyándonos. Ellos nos han brindado no sólo apoyo y entrega, sino que además nos han animado cuando hemos fallado en alguna asignatura, nos han aconsejado cuando hemos estado en crisis vocacionales o sentimentales. Igualmente, con ellos guardamos los mejores recuerdos de fiestas y viajes inolvidables, repletos de anécdotas y cañas infernales. Tal como dice la popular frase: “es muy difícil encontrar un buen amigo, más difícil aún es dejarlo, pero es imposible olvidarlo”.
Agradecer además a nuestras secretarias de escuela y a nuestros profesores, quienes a base de mucha exigencia y a muchas conversaciones, lograron sacar a relucir lo mejor de nosotros, otorgándonos de paso una infinidad de herramientas, las que permitirán desarrollarnos profesionalmente.
Somos una facultad pequeña, con pocos alumnos y profesores, pero ello nos ha beneficiado a todos, pues esa particularidad nos hace sentir que estamos dentro de una gran familia, y que la universidad no es sólo venir a un par de clases al día e irnos a casa, sino que es venir a aprender y a pasar un buen rato juntos.
Está llegando ya el momento de despedirse, de decir adiós a la facultad y a la vida universitaria. Llega una nueva etapa de mirar, avanzar hacia adelante pero sin olvidarnos de nuestro pasado, del cual debemos estar orgullosos a pesar de cómo este haya sido. Cuando nos pregunten ¿Qué has estudiado?, debemos decir “Estudié Ingeniería Forestal” o “Estudié Ingeniería en Industrias de la Madera”, estoy contento y orgulloso de haberlo hecho.
Para finalizar, quisiera personalmente hacer un llamado a mis compañeros a que no seamos hijos del mercado, sino que seamos hijos de nuestro propio destino. Que miremos en nuestro interior antes de emprender cualquier actividad, pues estamos llamados a dejar una huella, que quizás no tenga impacto mundial, pero sí tendrá impacto en nuestro entorno cercano, en quienes viven y dependen de él. Por último, debo acotar compañeros, que el estudiar en la universidad es más que sacar un título y trabajar. El estudiar en la universidad es aprender a ser una persona íntegra, que sabe pensar, que tiene ideas, metas y proyecciones claras.
Un abrazo muy fuerte a todos los que hoy emprendemos esta nueva etapa.
¡Muchísimas gracias!