REHABILITACIÓN DEL PACIENTE CON ICTUS. Los pacientes con daño neurológico reversibles, suelen presentar una recuperación motora espontánea y completa en el primer mes, por tanto, no suelen necesitar tratamiento rehabilitador, los de banda media son capaces de seguir de forma activa un programa rehabilitador, y los pacientes con muy poca capacidad de recuperación funcional, ya sea por falta de colaboración, incapacidad para realizar esfuerzos físicos o imposibilidad para mantener una sedestación estable durante más de 2 horas, precisan de cuidados paliativos, cambios posturales frecuentes, movilizaciones pasivas, etc.. El programa rehabilitador consta de dos fases: FASE AGUDA:
Es importante que nosotros como Técnicos en Cuidados de Enfermería de la unidad de rehabilitación, ayudemos al paciente y a su familia a identificar las repercusiones que su enfermedad tiene sobre la vida cotidiana, así como aportar los conocimientos y habilidades básicas para afrontarlas. Dentro del tratamiento rehabilitador tenemos que buscar la forma de minimizar los déficit o discapacidades experimentadas por el paciente que ha sufrido un ictus, así como facilitar su reintegración social. Todo es un proceso activo que requiere la colaboración y capacidad de aprendizaje del paciente y de su familia. El objetivo fundamental es ayudar al paciente a adaptarse a sus déficit y no a librarse de ellos, ya que en la mayoría de los casos, la lesión neurológica se recupera en todo o en parte espontáneamente en un periodo de tiempo variable o no se recupera nunca, todo depende de la gravedad del Ictus. No existe una indicación generalizada de rehabilitación para todos los enfermos con secuelas. Hay que hacer una selección adecuada de ellos en función de la evaluación de los déficit y las discapacidades.
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Cuidados posturales.
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Movilización pasiva de los miembros afectos.
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Fisioterapia respiratoria, drenajes posturales, clapping, etc..
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Iniciar sedestación lo más precozmente posible (48-72 horas después del ACV) con miembro superior en cabestrillo mientras esté flácido.
FASE CRÓNICA: ●
Intentar conseguir el equilibrio sentado.
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Adaptación de la verticalidad.
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Inhibición de la espasticidad mediante técnicas de relajación movilizaciones articulares, calor-frío, etc. Reeducación de la marcha. Terapia ocupacional, para mejorar la coordinación y destreza manual. Logoterapia. Las de mejor pronostico son aquellas con una buena compresión auditiva y un lenguaje fluido.
A todos los pacientes se les enseña una serie de ejercicios que, una vez agotadas las posibilidades rehabilitadoras, deben seguir realizando en su casa. Son muy sencillos y con esta pauta consiguen mantener en el tiempo la recuperación funcional conseguida: ●
Con los dedos entrelazados, codo estirado, subir y bajar los brazos.
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Con los brazos elevados, moverlos lateralmente.
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Flexión y extensión del codo.
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Flexión y extensión de la muñeca y dedos.
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Ejercicios de extensión de la rodilla para potenciar el cuadriceps..
Es importante estimular al paciente a realizar todas las actividades que él pueda hacer, aunque le lleve más tiempo, vestirse, comer, asearse, pequeños trabajos caseros, de la forma en como se les ha enseñado en el servicio de rehabilitación, así como realizar las adaptaciones domiciliarias que precisen.
Isabel Ruíz Olmo, Serafín Pintor Román, Mª José Fernández González, Rosario Serrano Sánchez, Mª Francisca Rico García, Mª Del Carmen Villar Gallego, Josefa Gónzalez Gil. HOSPITAL COMARCAL DE LA AXARQUÍA.