HOMENAJE A ENRICO CARUSO CICLO EN HOMENAJE A CUATRO TITANES DE LA ÓPERA: ENRICO CARUSO (1873-1921), GIUSEPPE DI STEFANO (1921-2008), FRANCO CORELLI (1921-2003) Y MARIO LANZA (1921-1959)
Programa Homenaje a Caruso Francesco Paolo Tosti (1846-1916)
Ideale
Georges Bizet (1838-1875)
"La fleur que tu m’avais jetée…" De la ópera Carmen Libreto en francés de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, basado en la novela homónima de Prosper Mérimée
José Manuel Chu, tenor
José Manuel Chu, tenor Gaetano Errico Pennino (1892-1952)
Pecché?
Franz Liszt (1811-1886)
Paráfrasis de concierto sobre Rigoletto S. 434 Sobre el cuarteto Bella figlia dell’amore, de la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi
José Manuel Chu, tenor
Sergio Vázquez, pianista
Giacomo Puccini (1858-1924)
"E lucevan le stelle…" De la ópera Tosca Libreto en italiano de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en el drama La Tosca, de Victorien Sardo José Manuel Chu, tenor
Ruggero Leoncavallo (1857-1919)
Intermezzo "Vesti la giubba…" De la ópera Pagliacci Con libreto en italiano del mismo compositor, basado en un hecho ocurrido en Montalto, Calabria, Italia José Manuel Chu, tenor
INTERMEDIO Giacomo Puccini
"Ch’ella mi creda…" De la ópera La fanciulla del West Libreto en italiano de Guelfo Civinini y Carlo Zangarini, basado en una pieza de David Belasco José Manuel Chu, tenor
Stanislao Gastaldón (1861-1939)
Musica proibita
Ernesto Lecuona (1895-1963)
Malagueña De la Suite Andalucía
José Manuel Chu, tenor
Sergio Vázquez, pianista
Ruggero Leoncavallo
Mattinata José Manuel Chu, tenor
Salvatore Cardillo (1874-1947)
Core ‘ngrato
Arturo Buzzi-Peccia (1854-1943)
Lolita: Serenata spagnola
José Manuel Chu, tenor Sergio Vázquez, piano
José Manuel Chu, tenor
José Manuel Chu, tenor
Duración aproximada: 90 minutos
Forum Cultural Guanajuato Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña Viernes 25, 20:00 hrs. Junio 2021
El Centenario de Enrico Caruso Durante un mes Enrico Caruso, quien fuera considerado uno de los más grandes tenores del mundo en el siglo XX, visitó la Ciudad de México y se presentó en el Teatro Arbeu, el Esperanza Iris y la Plaza el Toreo, además de una función de gala y en dos homenajes en su honor, entre el 26 de septiembre y el 30 de octubre de 1919. De voz excepcional y cálido temperamento, Caruso nació en Nápoles en 1873 y había debutado en su tierra natal en 1894 con la ópera L’amico Francesco, de Morelli, pero sería su gran presentación en el Teatro Lírico de Milán interpretando Fedora, de Umberto Giordano, en su estreno mundial. Mucho se ha escrito sobre su impresionante trayectoria artística por los más notables escenarios alrededor del mundo, pero aquí vamos a referirnos a su visita a México. “El mismo día que Caruso cruzaba la frontera y se internaba en territorio mexicano, el empresario Pepe del Rivero respondió a los murmuradores con una entrevista que le hizo en nombre de El Heraldo de México... El presupuesto de esta cortísima temporada -dijo del Rivero- llegará a trescientos mil pesos, y si en las funciones que se organizan sobre la base de artistas mexicanos, con un presupuesto aproximado de dos mil pesos, los precios son de tres pesos la luneta, en esta proporción yo debería cobrar la luneta a treinta pesos. Así por ejemplo, el teatro Iris, a una compañía de Zarzuela cobra la renta a seis o siete mil pesos mensuales; por tratarse de Caruso cobra diez mil pesos no obstante que sólo se darán seis funciones en el mes. El señor Sigaldi, propietario del vestuario y decorado que se usa, ha estado cobrando para las funciones de ópera que últimamente se han organizado ciento cincuenta pesos por función, y ahora no se pudo conseguir que alquilara su material sino en trescientos pesos semanarios... La orquesta que, antaño, costaría cien o doscientos pesos, ahora cuesta setecientos en cada función del Iris y mil seiscientos en cada una de El Toreo. El gasto de anuncios es formidable, porque los periódicos han aumentado, por sus muy crecidos presupuestos, la tarifa de anuncios... Me atreví a insinuarle, por cuenta propia cuál era el sueldo de Caruso por función. Del Rivero me dijo, cortante y satisfecho: ¡Siete mil dólares! Los cantantes mexicanos esperaban a Caruso con curiosidad, impaciencia e ilusión. Desde hacía meses se había formado la Unión de Cantantes Mexicanos de Ópera, la que para recibir al famoso
divo organizó un concierto extraordinario para la noche del 26 de septiembre, en el Teatro Arbeu. Fue una especie de presentación colectiva, algo así como para pasar lista ante Caruso... Aplaudió con verdadero entusiasmo a todos los cantantes mexicanos, y al salir, se detuvo unos instantes en los dos pórticos del teatro para platicar con quienes querían acercársele, estrechando efusivo cuantas manos se le tendieron... En todos los sitios céntricos de la capital los carteles anunciadores detenían el tránsito con sus grandes gritos de color: ¡Caruso! 29 de septiembre. Elixir de amor...” (Armando de María y Campos. El Canto del Cisne, editorial Arriba el telón, México, 1952). En el Arbeu se organizó un concierto con los cantantes más selectos de México que deseaban ser escuchados por el Rey de los tenores. Sucedió el 26 de septiembre, cuatro días después de haber arribado a la Ciudad de México. Fue hospedado en una residencia de la calla de Bucareli 85. Su presentación oficial fue en el Teatro Esperanza Iris el 29 de septiembre interpretando el papel de Nemorino en L’elisir d’amore, de Donizetti, bajo los auspicios de la empresa de José del Rivero, con la concertación de Gennaro Papi y acompañado en el reparto por la soprano Adda Navarrete, el barítono David Silva y el bajo Ramón Blanchart. Armando de María y Campos da cuenta de esa presentación. “Por la noche, Caruso triunfó ante el mejor público de ópera de México en forma rotunda, absoluta Quiero hacer justicia a un gran crítico de ópera, don Eduardo Macedo y Arbeu, quien escribía graciosamente insupera bles crónicas de ópera en el semanario Mefistófeles…’Es inútil despertar el interés por admirar a Caruso sirviéndose del bluff. Lo importante es explicar la razón de su triunfo mundial. En esta primera impresión pasaré por alto, por baladí, el comento de la desconfianza de nuestro público la noche del debut del gran tenor en el Iris. Caruso supo lo que hizo al debutar con L’elisir d’amore. Para algunos desorientados es una zarzuelilla; y al debutar así concedió al público de México la intuición y probidad que los caracterizan. Si en Caruso la casualidad que más se le admira es su privilegiada voz y con reconocerle que la posee aún potente, completa y bien timbrada, se justifica su renombre merecido, comprobando que es un artista consciente, se afirma su reputación y se le proclama indiscutible. Su Nemori no es una sorpresa y una creación de arte moderno humanizando un personaje convencional: no es la interpretación impecable de un divo que ostenta maravillosas facultades ajustadas a las reglas del bel canto: es un alma, y un alma en la que se siente una época y un estilo que ya han pasado. El campesino inocente, intensa y notablemente enamorado a quien engaña con egoísta pérfida el
charlatán, nos divierte con la interpretación de Caruso, que vuelve risas y lágrimas las notas de Donizetti, infiltrándolas en nuestro corazón con su voz de timbre de oro, emitiéndolas al impulso suyo que siente toda la belleza que deben expresar. En Caruso no existe la afectación, el esfuerzo y el artificio y estando él en todo lo que hace tiene interés Siguieron dos representaciones de Un ballo in maschera, de Verdi, los días 2 y 12 de octubre, la primera en el Iris y la segunda en la Plaza el Toreo. Siempre bajo la dirección musical de Gennaro Papi, Caruso compartió el escenario con las sopranos Clara Elena Sánchez y María Luisa Escobar, que compartieron funciones, el barítono Augusto Ordóñez como Renato, Gabriella Besanzoni en la Ulrica y María Teresa Santillán en el rol de Óscar.” Es el mismo Caruso quien, en una carta dirigida a su esposa Dorothy, en la madrugada del 3 de octubre, narra los detalles de la representación de Un ballo in maschera: “Doro mía, sólo mía: No me digas que me acueste porque es tarde. No siento deseos de acostarme porque necesito hablar contigo. Sé que es tarde y más aún después de la representación, pero tengo que cumplir con un deber y no quiero acostarme antes de hacerlo. En consecuencia, aquí me tienes. Procederé por orden. Después que te dejé en mi última carta, empecé a hacer mi tocado y me fui al teatro. Estaba a reventar. La ópera era Un ballo in maschera. Sentíame un poco nervioso por no haber recibido cable tuyo, porque sé que tú no sabes cuándo canto. Llegué al teatro a las 8 p.m., me maquillé y vestí en poco tiempo. Mi primera intervención fue aplaudida pero noté que el público estaba desfavorablemente prevenido. El primer acto concluyó con dos llamadas a escena. El segundo acto comenzó bien porque la señora Besanzoni tiene una hermosa voz. Luego vino un dúo conmigo y con la soprano. La soprano tiene una voz insignificante, y adolece de un vibrato que al público no le agrada. Después llegó mi barcarola y en la primera parte agarré al público de las narices, y se produjo una tempestad de aplausos. El “scherzo od è follia” estuvo bien cantado pero el público no entiende. En el acto tercero yo no tomo parte; pero aquí pasan sin interrupción de la primera a la segunda parte, contra lo que yo estoy acostumbrado. Así pues, la primera parte del cuarto acto terminada, empezaron la segunda sin hacerme la menor advertencia. Al oír la música salté de mi camerín como una bomba. El público comprendió lo que ocurría, y como la orquesta repitió dos veces, ataqué oportunamente mi canción. Todo acabó con felicidad, pero la soprano fue un auténtico desastre. Dispénsame que me vaya a acostar, y permíteme que me duerma. Te amo. Rico.” Nuevamente en la Plaza El Toreo, bajo una lluvia abundante, se escenificó Carmen, de Bizet el 5 de octubre con Besanzoni, Adda Navarrete en Micaela y Ordóñez como Escamillo.
Armando de María y Campos, expone lo ocurrido en la función de la ópera Carmen en la Plaza El Toreo: “La representación de Carmen en El Toreo fue en verdad tormentosa. Llovió copiosamente, Caruso estuvo mal y el público por poco destruye el escenario.” Caruso nos dejó la mejor crónica de esta singular efeméride en la carta que al día siguiente -6 de octubre- le dirigió a su esposa a Nueva York. Es la siguiente: “Queridísima Doro: Hasta hoy me es po sible tomar la pluma y escribirte. Espero no te disgustes conmigo porque tengo que ser breve, pues de otra manera esta carta no saldría hasta mañana por la mañana. Así pues, empezaré a partir de ayer y precisamente desde el instante en que te dejé. Copiosa lluvia. Se abrieron miles de paraguas que cubrieron el área de la Plaza. Nosotros no veíamos ni una cabeza ni escuchábamos la orquesta. Seguíamos esperando la suspensión, pero el público seguía allí, como si nada. Comienzo a cantar mi romanza, y a la mitad, ignoro si por efecto de la lluvia o por las condiciones en que estaba, a lo que más bien atribuyo la causa, se me quiebra una nota. Inmediatamente pensé: ‘Ahora va a estallar la revolución’; pero nadie dijo pío y llegué al final con más entusiasmo y más calor y el público me dio una gran ovación. “En el tercer acto la cosa fue peor y nosotros lo mismo, pero al fin aquello fue insoportable. Pregunto: ‘¿Cuándo vamos a terminar?’ Alguien me contesta: ‘Cuando el público diga’. Al concluir este acto tuve una gran ovación y estaba en buenas condiciones, porque mi voz había entrado en calor. Alguien tuvo la mala idea de decir al público que la representación se daba por terminada, porque los artis tas no querían seguir cantando en tiempo semejante. Estaba yo en mi camerín con objeto de prepararme para el último acto, cuando escucho un ruido ensordecedor. Debes saber que nuestros camerinos quedan bajo las graderías de la Plaza, y precisamente en los corrales de los toros. Cuando escuché aquel ruido me pareció el de una verdadera revolución. Mandé averiguar qué lo provocaba y me informaron de lo que sucedía. Inmediatamente mandé avisar al público que la representación continuaría. Con esto volvieron todos a ocupar las localidades, pues ya se habían lanzado a despedazar el escenario. Dimos término a la representación hechos una sopa, y la mitad del público sin escuchar nada, por el estrépito que el chaparrón producía sobre los paraguas. Estábamos remojados y a esto únicamente se debió nuestro éxito, porque todos los artistas estuvimos mal. Esta mañana la prensa no mostró rigor; un sólo periódico se refirió a mi contratiempo, pero en buenos términos. Buenas noches mi novia querida, y hasta mañana. Con toda mi alma te mando mi amor, Rico.”
Continuó la temporada con Samson et Dalila, de Saint-Saëns (Octubre 9 y 19*, Iris y Plaza el Toreo), cantada en italiano, con Caruso, Besanzoni, Ordóñez, además de Salustio Civai, Bolesalo de Corabi, Juan Martínez, Alejandro Panciera y José Mojica. Gabriela Besanzoni, estuvo maravillosa en su dificilísima parte de Dalila; a ella le corresponde principalmente el triunfo; ¡con qué arte dijo su primera aria, y de qué modo tan magistral cantó el dúo de segundo acto!... Caruso venció ese cúmulo de dificultades, con positivo arte; y por más que el Sansón resulte un tanto inferior a la Dalila, es tremendamente duro, y de prueba, para un cantante. Compartió con la Besanzoni el gran triunfo del dúo del segundo acto, y en la deliciosa aria del tercero, estuvo a la altura de su reputación, por la delicadeza y maestría con que la cantó... Ordóñez estuvo perfectamente en su parte, y los coros, magníficos. La concurrencia fue tan numerosa como escogida, y sin exageración podemos asegurar que no había una sola localidad vacía en todo el teatro. (Dharma. El Demócrata, 10 de octubre de 1919). Martha, de Flotow, ópera poco habitual en el repertorio, se ofreció en el Iris el 16 de octubre con el siguiente reparto: Harriet: Adda Navarrete, Lyonel: Enrico Caruso, Nancy: Gabriella Besanzoni, Lord Tristan: Ramón Blanchart, Plumkett: Augusto Ordóñez. MARTHA EN EL IRIS. ÉXITO CLAMOROSO DE CARUSO. Por más que estemos acostumbrados ya a considerar a Caruso como un gran artista, por lo que le hemos visto en las cinco audiciones que van de la temporada, la dificilísima parte de Leonel, dificilísima por la interpretación que requiere, la dijo de un modo verdaderamente admirable. Cada escena, cada detalle, sólo, o en conjunto, lo comprendió y lo dijo deliciosamente. Esas melodías, que según hemos dicho, tienen a veces un carácter de místico, las “sintió” el gran cantante, y conmovió profundamente al público. Parece increíble que un tenor pueda recorrer de modo tan extraordinario la gama del canto; cada papel suyo ha constituido una verdadera creación, no sólo por lo que atañe a la voz, sino por ese estilo que le es tan propio... (Dharma. El Demócrata, 18 de octubre de 1919). La noche del 21 del mismo mes se celebró la Noche mexicana en honor de Enrico Caruso con la participación de distinguidos artistas con un variado programa que incluyó la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional, el pianista Carlos del Castillo, el poeta Xavier Sorondo, el violinista Pedro Valdés Fraga, además de los cantantes Adda Navarrete, María Teresa Santillán, Josefina Llaca, Diana Martínez Milícua, David Silva, José Mojica y Manuel Romero Malpica. La segunda parte consistió más popular, tomando parte María Conesa, las tiples Laura Marín, Lupe Rivas Cacho, Lucina Joya y Concha Bustamante, el primer actor Leopoldo Beristain (el popular
“Cuatezón”), los actores Eduardo Rugama, Leopoldo Legorreta y Humberto Rodríguez, y la celebrada Orquesta Típica Torreblanca. (El Universal, 21 de octubre de 1919). Dos días después Caruso interpretó uno de los roles más celebrados en su carrera, Canio en Pagliacci, de Leoncavallo con Santillán, Ordóñez, Silva y Mojica. Caruso, que por una feliz excepción entre los artistas líricos reúne las cualidades que hemos citado; que jamás descuida la parte del actor cuando canta; que subraya con la mímica y el gesto la frase cantabile, tenía necesariamente que entrar de lleno en el Canio... Ese tipo del payaso de feria, rudo en su psicología, apasionado de un modo feroz en sus sentimientos; sombríamente grotesco en sus manifestaciones, debe detallarse con lineamientos excepcionales, para que resulte... No obstante que Payasos es una de las partituras más vistas y de las más choteadas, es de las menos conocidas en el sentido artístico de la palabra. En la mayor parte de los cantantes falta esa armonía que hemos citado, y con mucha facilidad se llega a la exageración, y por ende, al ridículo. Muchos, aparecen fríos e inexpresivos, y otros han tenido que recurrir a la puntatura para salir avantes en sus partes. Caruso dominó la obra; nos la dio a conocer tal como está escrita y en ella se manifestó tal cual es: un gran actor y un gran cantante... No nos cansaremos de repetir que el Canio de Caruso, constituye una creación asombrosa de genio artístico, y la representación de anoche, por parte de él, será una nota magna en los anales de nuestro teatro lírico. Los demás artistas, desempeñaron su cometido con la mejor voluntad y entusiasmo, y contribuyeron no poco al éxito de la representación. (Dharma. El Demócrata, 24 de octubre de 1919). Aida, otro de los grandes éxitos de Caruso se representó el 26 que cantaron María Luisa Escobar, la Besanzoni y Ordóñez, alcanzado gran éxito todos los artistas. Una función de gala, organizada por el H. Ayuntamiento de México, “para mejoras materiales de la ciudad y atenciones de Instrucción Pública” y a doce pesos luneta, se llevó a cabo el martes 28 de octubre tomando parte Caruso, Besanzoni, Clara Mayer, Augusto Ordóñez, el pianista Miguel Cortázar y la Orquesta Sinfónica Nacional. El programa se compuso de la siguiente manera: Primera parte de la sinfonía Fausto, de Liszt con la Orquesta Sinfónica Nacional; aria de Mignon, de Thomas, cantada por Clara Mayer, acompañada al piano por Alfonso Aguilar; dúo de La Favorita, de Donizetti, que cantaron Besanzoni y Ordóñez; Fantasía húngara, de Liszt, para piano y orquesta cuyo solista fue Antonio Gomezanda.
Participación de Caruso (no especifica el programa que interpretó); obertura Leonora núm. 1, de Beethoven con la Orquesta Sinfónica Nacional; canción española, cantada por Clara Mayer; “Credo”, de Otello, de Verdi, cantado por Ordóñez; participación de Caruso (no especifica el programa que interpretó); aria de Santuzza de Cavalleria rusticana, cantada por Besanzoni y obertura de Tannhäuser, de Wagner con la Orquesta Sinfónica Nacional. Concluyó la temporada el día 30 con Manon Lescaut, de Puccini, acompañado por la Santillán, el barítono Silva y el bajo Blanchart. UNA INCOLORA MANON. Por otra parte, musicalmente considerada, la ópera de Puccini es de lo más flojo, de lo más tedioso que pueda darse. Nos produce una alarmante impresión de vaciedad. Hay muchos requilorios y brilloteos en la orquesta; pero ni una idea... Menos mal si Caruso hubiera alcanzado en la velada de anteanoche uno de los grandes sucesos a que nos tiene habituados. Pero, desgraciadamente, no ocurrió así. Desde el principio, pudo advertirse que el cantante se hallaba fatigado; tosía a menudo, esquivaba los escollos de la partitura. Apelando a sus buenas mañas de viejo lobo de la escena. El público lo acogió fríamente al caer por primera vez el telón. Y no corrió después con mejor suerte, artísticamente hablando. Durante la apasionada escena del segundo acto, observamos que la voz no estaba en plenitud, como otras veces; que las facultades decrecían; que el efecto substituía a las proezas de buena ley. Pero donde el cantante estuvo menos feliz fue en el tercer acto; precisamente aquél en que esperábamos que estuviese mejor. Yo no he oído ovación más injustificada que la que le tributó el público. ¡Cómo! ¿Caruso, en vez de cantar, gritaba? Pues, sí, señor. En vez de notas se escuchaban gritos, gimoteos, mucho abrazar a Manon, y mucho abrazarse a las rodillas del piadoso jefe de la expedición cortesanesca. Pero de canto ¡nada! ¡Lástima grande que se haya despedido así, enfermo -y de esto no cabe culparlo,- en el escenario del Iris, el maravilloso tenor a quien debemos tantas inolvidables emociones de arte, y de quien perdurará en México noble recuerdo! (Carlos González Peña. El Universal, 1 de noviembre de 1919). Entre otros actos sociales, Caruso fue invitado a colocar la primera piedra de la construcción del Cine Olimpia, que estaba ubicado en Av. 16 de septiembre y San Juan de Letrán, además de un concierto en el Teatro Juárez de El Oro, Estado de México, así como una visita al Palacio de Bellas Artes del que existe un registro fotográfico en la cortina Tiffany. Caruso murió en el Hotel Vesuvio de Nápoles el 2 de agosto de 1921, víctima de cáncer pulmonar. Octavio Sosa M. Junio 2021
José Manuel Chu Tenor Egresado del Conservatorio Nacional de Música en la Ciudad de México, ha cantado en diferentes partes del mundo óperas completas, conciertos, y concursos internacionales en las ciudades de Barcelona, Buenos Aires, Trujillo (Perú), Portland, Nueva York, Los Ángeles (Premio a lo mejor del Cine latino) Dallas (Texas), Milán, Padova, Latina (Italia), Roma, Boloña, Bucarest, Dresde (Alemania), Fukushima (Japón), Río de Janeiro y México. Ha tomado cursos de perfeccionamiento vocal y clases con Gianfranco Cecchele, Enrique Jaso, Eric Steinman, Susan Young, Enrique Patrón de Rueda, Bonaldo Giagiotti, Daniel Hendrick, Danielle Orlando, Justino Díaz, Sherley Verret, Rogelio Riojas, Graciela Araya, Francisco Araiza, Flavio Becerra, Martha Félix, David Ramírez, Daniel Villegas, Claude Courbeil, Mateo Pais, Bernardo Villalobos y en la Sociedad Internacional de Arte Mexicano (SIVAM), para becados del maestro Placido Domingo. Ha sido ganador en cuatro Concursos de Ópera Internacional: primer lugar en la categoría Zarzuela y segundo lugar en la categoría Ópera, en el Concurso Internacional “Giacomo Lauri Volpi” en Italia; finalista y ganador del premio especial en el prestigiado concurso “Magda Olivero” en Milán; segundo lugar en la Ciudad de Forlì, Italia (Concurso Internacional Forlivese); ganador del tercer lugar y premio del público en el Concurso Internacional de Ópera en la Ciudad de Trujillo, Perú; ganador del segundo lugar y premio del público en el Concurso Operístico en San Miguel de Allende, Guanajuato y finalista en el concurso “Iris Adami Corradetti” en Padua, Italia donde cantó con la Orquesta Sinfónica de Venezia. El Gobierno de Sinaloa y el Congreso del Estado le otorgaron el Premio al Mérito Juvenil y el galardón como “Sinaloense Ejemplar en el Mundo”. Ha cantado en los principales escenarios operísticos de México como el Palacio de Bellas Artes, Teatro Degollado, Teatro Ángela Peralta, Sala Manuel M. Ponce, Sala Nezahualcóyotl, Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña y en el Auditorio Nacional. Entre su repertorio se encuentran las óperas La Bohème, Tosca, Il tabarro y
Madama Butterfly, de Puccini; Cavalleria Rusticana, de Mascagni; Pagliacci, de Leoncavallo; Mefistófeles, de Arrigo Boito; Un ballo in maschera y Aïda, de Verdi y Carmen, de Bizet; la zarzuela Luisa Fernanda y la Novena Sinfonía, de Beethoven. Ha cantado como solista principal en la Ópera Nacional de Bucarest los roles de Rodolfo en La Bohème y Pinkerton en Madama Butterfly, de Puccini; Faust en Mefistófeles, de A. Boito y Conde Riccardo en Un ballo in maschera, de Verdi. En Río de Janeiro canto el rol de Don José en la ópera Carmen, de Bizet. En su discografía cuenta con una grabación dedicada a “Pedro Infante Sinfónico”, a manera de tributo con la orquesta sinfónica Sinaloa de las Artes; y con una segunda grabación que constituye un homenaje: “De Gardel a Piazzolla”, realizada en Buenos Aires, Argentina con los tangos que los hicieron tan queridos por el mundo.
Sergio Vázquez Pianista y coach vocal Considerado uno de los pianistas más activos y versátiles de México, su actividad va del recital como solista a la ópera, pasando por la música de cámara y el coaching vocal, así del repertorio barroco al contemporáneo. Inició sus estudios pianísticos a temprana edad con Elizabeth Guerrero en su natal Torreón y, posteriormente, en la Ciudad de México con Alberto Cruzprieto y Jorge Federico Osorio. También ha tomado cursos y master classes con Pierre Laurent Aimard, Alfons Kontarsky y Guadalupe Parrondo, entre otros. Desde inicios de su carrera y motivado por su gusto hacia lo vocal, ha colaborado tanto con importantes figuras del mundo de la ópera como con los principales coaches del Metropolitan Opera House, Covent Garden y Teatro alla Scala, entre otros, así como con cantantes como Ramón Vargas, Francisco Araiza, Ainhoa Arteta, Verónica Villaroel y Georges Petean, entre otros.
Su actividad pianística lo ha llevado a tocar en los teatros más importantes de México, tales como el Palacio de las Bellas Artes, Teatro Degollado y Teatro Juárez, así como en los Festivales Cervantino, el del Centro Histórico de la Ciudad de México y el de Mayo en Guadalajara, entre otros, y en algunas ciudades y países como Londres, París, Madrid, Palma de Mallorca, Ibiza, Hungría, Zagreb, Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica. Ha tocado con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, la Camerata de Coahuila, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Nuevo León, la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, Orquesta Sinfónica del Estado de México, Orquesta Sinfónica de Michoacán, Orquesta Sinfónica de Aguascalientes y Orquesta Carlos Chávez, entre otras. Su discografía comprende los discos La mélodie mexicaine; Canciones de Jalisco; Así es mi tierra con el tenor Gustavo Cuautli y Soirée musicale con la mezzosoprano Carla López-Speziale, entre otras colaboraciones discográficas. Actualmente, es pianista de la Compañía Nacional de Opera de Bellas Artes y del Sistema Nacional de Fomento Musical.
Supertitulaje Francisco Méndez-Padilla Asistente de supertitulaje Jorge Cervantes
FORUM CULTURAL GUANAJUATO Consejo Directivo Presidente Jorge Enrique Hernández Meza, Secretario de Educación Lic. Roberto Plasencia Saldaña, in memoriam Secretario Ramón Ignacio Lemus Muñoz Ledo, Director General del Forum Cultural Guanajuato Consejeros: Mauricio Usabiaga Díaz Barriga, Secretario de Desarrollo Económico Sustentable; Juan José Álvarez Brunel, Secretario de Turismo; Luis Felipe Guerrero Agripino, Rector General de la Universidad de Guanajuato; María Adriana Camarena de Obeso, Directora del Instituto Estatal de la Cultura; Carlos Salvador Martínez Bravo, Secretario de Transparencia y Rendición de Cuentas Consejeros Culturales Ciudadanos: Ricardo Torres Álvarez, Armando Luis Rodríguez Tirado, María de Lourdes Alvarado de Medina, David Ramírez Chávez Dirección General del Forum Cultural Guanajuato Ramón Ignacio Lemus Muñoz Ledo Dirección del Museo de Arte e Historia de Guanajuato Magdalena Zavala Bonachea Dirección Administrativa José Luis Chagolla López Dirección de Vinculación y Programación Marco Antonio García González Coordinación Jurídica Angélica Elisa de las Mercedes Morales Fuentes Coordinación de Comunicación Social Karla P. Martínez Trejoluna Titular del Órgano Interno de Control Ricardo Adrián Morado Ruiz TEATRO DEL BICENTENARIO ROBERTO PLASENCIA SALDAÑA Comité Técnico Presidenta Ma. de Lourdes Alvarado de Medina Secretario Jaime Ruiz Lobera, Director del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña Integrantes: María Adriana Camarena de Obeso, Directora del Instituto Estatal de la Cultura; Carlos Salvador Martínez Bravo, Secretario de Transparencia y Rendición de Cuentas; José Luis Chagolla López, Director Administrativo del Forum Cultural Guanajuato; Angélica Elisa de las Mercedes Morales Fuentes; Coordinadora Jurídica del Forum Cultural Guanajuato Representantes Culturales Ciudadanos: Mariano González Leal, Carlos Mauricio Rentería López, Laura Eraña Díaz Rivera Dirección Jaime Ruiz Lobera Coordinación de Programación Salvador García Gutiérrez Coordinación de Promoción y Vinculación Felipe Reyes Barragán Coordinación Técnica de Producción Iván Jorge Dorado García Coordinación de Operaciones Yolanda Tovar Hernández Dirección del Coro del Teatro del Bicentenario Jaime Castro Pineda Jefe de Foro Vicente de Jesús Hinojosa Guzmán Jefa de Difusión Elida Prisilla Márquez Sifuentes Jefe de Mantenimiento Ricardo Romero Reyes Jefe de Administración Armando Méndez Rocha Pianista Preparadora Judith Campos Galeana
Asistentes Alma Quesada Torres, María del Rocío Hernández Araiza, Selene Sthepany Soto Machain, Ricardo García Pérez Iluminación Ernesto Cervantes Aguilar, César Omar Ramírez Gómez Audio Carlos Fabián Campos Serrano, Mario Óscar Niño Gómez Tramoya Luis Armando Ávila Ramírez, Gutberto Eliseo Barrón Mata, Isaí Camacho Belman, Carlos Mauricio Frausto Martínez, Aline Fabiola Gómez Saucedo, Patricio González Méndez, Pedro Alejandro Hernández Rodríguez, Juan Carlos Navarrete Pérez, Paulina Romero Martínez Servicios Generales Manuel Alejandro Andrei Valtierra Pratz, Gustavo Guillermo García Juárez, Florentino López Rodríguez Taquilla Estela Andrade Pompa, Lucila Sánchez Sánchez
PRÓXIMAMENTE TEATRO DEL BICENTENARIO ROBERTO PLASENCIA SALDAÑA
CICLO EN HOMENAJE A CUATRO TITANES DE LA ÓPERA: ENRICO CARUSO, GIUSEPPE DI STEFANO, FRANCO CORELLI Y MARIO LANZA ÓPERA - TEATRO El acompañamiento, de Carlos Gorostiza Adaptación de Jorge Cervantes, como homenaje a Giuseppe di Stefano. Presentada por Alebrijes Teatro Enrique González, dirección Con Marco Vinicio Estrello, Jorge Cervantes y José Luis Velázquez Pieza teatral que se enmarca dentro del llamado Nuevo Realismo Argentino, esta adaptación de El Acompañamiento muestra la situación dramática que vive un hombre a punto de jubilarse, quien abandona lo que hasta entonces ha constituido su vida (trabajo, familia, amigos…) para cumplir su sueño: convertirse en cantante de ópera y emular a Pippo (el gran tenor Giuseppe di Stefano), su ídolo. En un desesperado esfuerzo por dar forma a sus quimeras, es capaz de soñar y desprenderse de cualquier atadura en preparación para el imposible triunfo. Espectáculo presentado en formato de cámara en el que el público ocupa el escenario con los actores, con el fin de hacer vivir a los espectadores toda la gama de emociones que experimentan los personajes Tuco y Sebastián, y que los hace ser lo que son: seres humanos complejos y disímiles. En homenaje al tenor italiano Giuseppe di Stefano, quien fuera un auténtico ídolo del público mexicano por más de 30 años, al conmemorarse el primer centenario del nacimiento de este artista legendario. Sábado 26 de junio / 17:00 horas y 20:00 horas* Duración aproximada: 60 minutos sin intermedio Teatro Estudio del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña Acceso a partir de 7 años. *Actividad presencial con aforo limitado y sujeta a disposiciones del Semáforo Estatal para la Reactivación en Guanajuato